Catalogo raymond depardon

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Ministerio del Poder Popular para la Cultura Ministro Fidel Ernesto Barbarito

Embajada de Francia en Venezuela Embajador Excmo. Jean-Marc Laforêt

Fundación Museos Nacionales Presidenta (E) Vivian Rivas Gingerich

Consejera de Cooperación y Acción Cultural Alexandra Bellayer-Roille

Museo de Bellas Artes Director General Rubén Wisotzki Directora de Procesos Museológicos María Jesús López Director de Investigación y Estudios Culturales Francisco Ardiles

3

Alianza Francesa de Caracas Director General Alain Villechalane




La Embajada de Francia y la Alianza Francesa en Venezuela, con el apoyo de la

expresa una mirada que más que afirmar, escudriña.

Fundación Museos Nacionales y el Museo de Bellas Artes, se complacen

El paisaje no es una preocupación nueva en la obra de Raymond Depardon,

en presentar la exposición de Raymond Depardon dedicada a Francia, en

ya que tuvo la ocasión de explorar el paisaje francés en los años 80, durante

una versión inspirada en la presentada en la Biblioteca Nacional, en París,

la Misión fotográfica de la Delegación de Planificación y Acción Regional en

entre los años 2010 y 2011.

Francia (DATAR), que le permitió especialmente redescubrir su región natal.

Exponer en Caracas la obra reciente de uno de los más grandes fotógrafos

En 2004, decidió emprender un proyecto fotográfico de gran envergadura:

franceses de hoy constituye un evento único. No olvidemos que Raymond

una travesía de Francia en solitario, sobre las huellas de una cotidianidad sin

Depardon comenzó su carrera en Venezuela hace 50 años, cuando fue en-

relieves, la de las pequeñas ciudades y las zonas periféricas que fotogra-

viado a Caracas en el marco de su primer reportaje y filmó las manifestaciones

fió metódicamente con la cámara de gran formato 20 x 25. Las imágenes

que precedieron las elecciones presidenciales de 1963, como lo muestran las

presentadas en el Museo de Bellas Artes son el resultado de ese largo viaje

primeras imágenes del documental Journal de France, realizado por su es-

itinerante.

posa y cómplice, la directora Claudine Nougaret. El público podrá descubrir

Fiel a sí mismo, Depardon escogió lugares en apariencia banales que se

esta película, que será proyectada paralelamente a la exposición, así como

vuelcan lentamente hacia la modernidad pero que aún conservan ciertas

una selección de documentales realizados por Raymond Depardon.

características “locales” modeladas por la cultura y la rutina. No se trata

Esta combinación resume bien la trayectoria de Depardon, quien ocupa un lugar

de la Francia de los monumentos, ni de la historia o la de los sucesos. Es

destacado en el panorama de la fotografía contemporánea francesa. Como

la Francia del día a día, que evoca -muchas veces sin mostrarla- a la gente

documentalista y fotógrafo, Depardon se ha forjado un estilo particular, en

sin historia. Como lo subraya el fotógrafo, ya no se trata del paisaje, sino del

el que mezcla cierta curiosidad paciente y una marcada independencia de

territorio sobre el cual se posa una mirada atenta y tolerante.

enfoque.

Invitamos a nuestros amigos venezolanos a descubrir “la Francia de Depardon”,

Nacido en una granja de Beaujolais, Depardon se mantuvo sensible al mun-

que quizás los asombre, pero donde sin duda reconocerán las tendencias

do campesino y a las poblaciones marginadas o en dificultad, sin dejarse

globales y las resistencias locales que atraviesan a otros países. A través de

encerrar en las corrientes llamadas “humanistas”. Tanto en sus fotografías

este recorrido por pequeñas ciudades y aldeas de Francia, Raymond Depardon

como en sus películas, se ha dedicado sin prejuicios al destino de los indi-

nos habla también de nuestra propia percepción del mundo.

viduos y de los lugares, dejando entrever dudas, incertidumbres, e incluso desazones, tal es el caso de su película Reporter. Depardon ha impuesto poco a poco su concepción de una fotografía de “tiempos débiles”, que

Jean-Marc Laforêt

no relata ningún evento espectacular, ni devela verdades absolutas, pero que

Embajador de Francia

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Diez paradas

1.

7.

Si quieres saber de ti, húndete en poesía, y viaja.

Si aspiras a descubrir por qué eres un descolocado (como dijo un día Julio

2.

Cortázar), nunca dejes de buscar al Otro, y viaja.

Si te preguntas por qué giras con el mundo, viaja.

8.

3.

Si anhelas saber de dónde procedes vuelve a tu pueblo, así como se vuelve

Si quieres encontrarte con otra persona, -elegida o no-, esconde todos los

a René Char: Me encanta el pueblo de los prados. Su belleza frágil y carente

espejos de la casa, y viaja.

de veneno no me canso de recitármela. Viaja, viaja.

4.

9.

Si pretendes hoy poseer algo, desoye a Thoreau (el paisaje no pertenece a

Si eres quien dice ser, viaja.

nadie), no compres nada, y viaja.

10.

5.

Pero si lo dioses, esos caprichosos, te lo impiden, si no puedes viajar, llégate

Si deseas ver; es decir, hablar; es decir, estar; es decir, pronunciarte (recuer-

al Museo de Bellas Artes. Todo, absolutamente todo esto, en preguntas, lo ha

da el poema de René Char: Solo los ojos son todavía capaces de emitir un

reunido Raymond Depardon en sus fotos. Tú tienes las respuestas.

grito), viaja. 6. Si crees estar hecho de fronteras, -Marc Augé señaló que una frontera no es una barrera sino un paso que señala la presencia del Otro y la posibilidad de reunirse con él-, traspásalas: viaja.

Rubén Wisotzki Director General Museo de Bellas Artes

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El universo personal de Raymond Depardon No quiero hacer un elogio a la nostalgia, sino simplemente reflexionar sobre el tiempo, que es un elemento importante en el trabajo del fotógrafo.

Raymond Depardon, La ferme du Garet, Éditions Carré, France, 1997.

y los paisajes retratados, son el producto de ese sublime viaje a los orígenes. Si la fotografía se erige como una manera de revelar y entender al mundo, la de Raymond Depardon es consecuencia de eso que George Simmel llamaba el principio de la aventura. Motivación ineludible que se desprende de la incómoda relación entre el artista y la continuidad homogénea de la vida. In-

9

El proceso de mutación que el sistema entero ha estado viviendo en los últimos

disposición anímica y predisposición ética que lo lleva a transgredir ciertas

cien años ha sido de dimensiones gigantescas. A veces da la sensación

convencionalidades, a preferir la indeterminación de los enclaves visibles de

de que todo está más allá del control de la gente. Algunos artistas se han

la geografía imaginaria de una nación, que más se asemejan a la cartografía

tomado el trabajo de dejar constancia de lo bueno y lo malo de tal estado de

personal de su subjetividad. Forma de resistencia, movimiento autónomo,

mutación constante, dado que no es un secreto para nadie que en la misma

que lo impulsan a posar su vista en esos lugares de descanso que se sub-

medida que el desarrollo ha ido tomando por asalto las formas particulares

sisten en el retiro de la morada interior.

de vida de las ciudades y las provincias del mundo contemporáneo, sus

Dicen que en la fotografía de Raymond Depardon hay una historia subya-

habitantes se han vuelto cada día más solitarios.

cente que proviene de su cinematografía, a este respecto pensamos lo con-

Por tal razón, el paso del tiempo no ha dejado de seguir imponiéndose como

trario, porque si su sentido descansara sobre esa supuesta anecdótica de

un agente destructor que acaba con los rasgos temporales de la diversidad

lo narrativo audiovisual, lo que viéramos ante nosotros no serían fotografías

de nuestras sociedades y el sentido de sus monumentos menos evidentes

sino extractos de una serie de películas jamás rodadas. Creemos que lo que

pero más significativos. Esos silenciosos garantes del tiempo que representan

separa sus fotografías de sus historias, es que no necesitan de una anécdota

la única fuente segura y permanente de recuerdos, que necesita la memoria

que las sostengan, sino de lo que son: imágenes, en que en vez de contarnos

de una nación para asegurarse la permanencia en el tiempo.

un relato, simplemente muestran -desde una perspectiva intimista- el perfil

Consciente de esta enorme contradicción y personalmente conmovido

poético de un conjunto de espacios de tránsito y uso cotidiano, aislados en

por las consecuencias de esta cadena interminable de cambios, Raymond

el anonimato de las periferias provincianas. Es así como se reconsidera la

Depardon tuvo en el 2004 la magnífica idea de llevar a cabo un viaje por la

resonancia semántica de la puerta de un establo, la desolación de una piscina,

Francia de su niñez, con un cámara de gran formato, para tratar de compren-

la fatiga de un viejo automóvil aparcado, el abandono de una bicicleta, la

derla y dar con su retrato cotidiano. La serie de fotos que conforman el grupo

soledad de los maniquíes, la frialdad de las vitrinas de ciertos villorrios, la

de la muestra llamada, La Francia de Raymond Depardon, en la que ante

simetría de un rayado de paso peatonal, la armonía cromática de un edificio

todo nos encontramos con la transparencia absoluta del mundo reseñado

deshabitado en paz y sin ruido.

y la belleza solitaria, objetiva y profundamente poética de los lugares

Sin el alboroto de las grandes ciudades se nos guía por la quietud de los


pueblos para revelarnos la silueta verdecida de las carreteras de la campiña,

y salvarlo de la transitoriedad temporal de los días.

la nostalgia de los avisos descoloridos de las charcuterías y el orden escolar

Al mirar esta serie fotográfica de Depardon pienso inmediatamente en esos

de los carritos de los automercados, la soledad de la costa, la prometida

espacios y momentos de vida entrañables e irrecuperables que Proust lla-

charla de las ventas de vino, la elegancia retrógrada de las sastrerías, el so-

maba los paraísos perdidos. También me atrevo a considerar que este grupo

nido del mar, la visible melancolía de los balnearios sin niños, la gracia de las

de fotos nos enfrenta de nuevo con el viejo dilema del silencio y la muerte,

frutas, la sencilla belleza de algunas casas, avisos, señales, edificios y esta-

pues lo que está tratado en el colorido entorno de cada imagen, es el asunto

tuas de la Francia más lejana pero más entrañable. Un catálogo autónomo y

de la desaparición no del lugar, la calle, la ventana retratada o el objeto en sí,

personal de lugares y momentos, de cosas y objetos que se bastan a sí

sino de ese instante en el que se ha mirado esa piscina a las tres de la tarde o

mismos, y que subsisten a pesar del frío desinterés de las guías de turismo,

esa casa colorida perfectamente simétrica y techo de dos aguas, donde

porque más que lugares son rincones de la memoria.

aún perdura la belleza. El asunto es el tiempo y su fugacidad, la vida y su

Esta exposición se plantea como un adiós o como una presentación, un

fragilidad. El tema se reduce a ese momento efímero donde la memoria se

acto de visibilización o de justicia. Desconozco en realidad la intenciona-

reconcilia y los recuerdos de nuevo cobran vida. Para dar con este milagro

lidad primera pero estoy seguro de que se presenta como un diario visual,

irremisiblemente perdido, cada fotografía permanece fija, atenta y frontal,

una bitácora iconográfica de encuentros subjetivos, mediante los cuales el

esperando por nosotros, a una distancia que nos permita compartir el espa-

fotógrafo, o quien haya estado detrás de la cámara, nos ha presentado su

cio de gracia donde aún habita el tiempo.

Francia, su niñez, su mundo interior. Aquí también se pone de manifiesto la conciencia deliberada de un artista que ha apostado por la fotografía pura y sin truco, casi pictórica, más cerca del caballete, el silencio y el aire libre que del estudio. Una fotografía que al igual que el poema, deviene de la lenta integración macerada del tiempo, el espacio y la materia del color en el plano de la contemplación. La aparente sencillez de los tópicos tratados en las fotos de Depardon responde a varios objetivos conceptuales: transgredir el estereotipo de los espacios sofisticados, cuestionar la manía efectista del montaje gratuito y recuperar el sentido primigenio del gesto fotográfico. Esta es una manera de

Francisco Ardiles Director de Investigación y

proponerle a los espectadores que todavía es posible dirigir la mirada, con

Estudios Culturales

naturalidad, hacia cualquier objeto, con la intención de aislarlo de su contexto

Museo de Bellas Artes

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Una mirada palpitante. Depardon y sus 40 fotografías Nunca era una comunidad tan grande como para imposibilitar el conocimiento y reconocimiento mutuo de todos sus miembros. La comunicación integral de persona a persona estaba así asegurada y era practicada como forma normal de comunicación.

José Manuel Briceño Guerrero Elogio de las culturas primitivas

y el paisaje abierto como parte de un planeta altamente impactado por procesos de globalización heterogéneos que tienden a fragmentar los perfiles culturales. En este sentido, el fotógrafo pone de manifiesto que su propuesta discursiva surge de una afinidad latente hacia su objeto de estudio, desde una serie de premisas esencialmente documentales, territoriales, como quien necesita expresar, proyectar y potenciar desde los pliegues de su alma el valor y las manifestaciones de su realidad circundante, de su

Entre los grandes desafíos que los oficiantes del lenguaje de la fotografía tienen como compromiso personal más allá del impacto visual y los encantos propios de esta plataforma de comunicación, existe en la actualidad una tendencia que coloca de nuevo la conciencia autoral del fotógrafo como punto de partida. A través de un acercamiento basado mayoritariamente en planos generales a color representados desde las pausas lumínicas de quien sabe esperar todo el tiempo que sea necesario para lograr sus propósitos, Raymond Depardon trae a Caracas una Francia intermedia, aquella que no es efectista ni abrumadoramente estética. Depardon adopta la postura de un relator contemporáneo que sintetiza agudamente las relaciones interepocales de su país por medio de la materia arquitectónica, la ausencia, el paisaje, el silencio, la luz directa que separa los objetos entre sí sobre el plano bidimensional, la media sombra y las perspectivas profundas sin desenfoques. En la aparente frialdad europea (vista desde la vociferante exuberancia caribeña) de algunas de las imágenes presentes en esta muestra, subyacen tal vez las claves o eslabones que permiten compendiar una relación directa entre la historia y el desarrollo material de una nación industrializada que

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lucha por mantener sus tradiciones, su identidad, sus nexos con el campo

familia humana particular, la que da cuerpo, en este caso, a la nacionalidad francesa. Las constantes compositivas, frontales y ligeramente laterales, son el resultado de desplazamientos milimétricos, llevados al punto donde se justifica plenamente el uso de una cámara de gran formato (con tomas sobre película de 20 x 25 cm) para la ejecución de este proyecto donde la memoria dicta la distancia entre las cuarenta obras que conforman la edición venezolana de La France de Raymond Depardon. El fotógrafo se refugia en las cosas mismas y acude oportunamente a una nueva escritura de la fotografía directa -esa que no es modificada por ninguna vía-, extrayendo de este invento unas virtudes que coinciden con el punto de foco donde el espacio tangible es más interesante y útil que la ficción, para reiterar que el mundo tiene la estructura de un discurso. Quizás como nunca antes en su historia, el recurso de la fotografía tiene hoy, como lo ejemplifica esta elocuente exposición, el reto de establecer nuevas conexiones interculturales que permitan renovar, para todas y todos, el acceso pleno hacia otros campos y posibilidades de la vida y el conocimiento.

Rodrigo Benavides Director General Museo Nacional de la Fotografía


Biografía

14

Un destino fotográfico

16

Una idea loca

26

Fotografiar el país, pero ¿qué paisaje?

32

El método

38

Amar el color

44

Eliminar la anécdota

52

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« La France de Raymond Depardon » © Simon Depardon

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Raymond Depardon Biografía

Libros

Nace en Francia en 1942. Hijo menor de una familia de labradores, a los 12 años fotografía su granja familiar del Garet. En 1958, viaja a París y forma

Notes, Arfuyen, 1979 / Correspondance new-yorkaise, Editions de l’Etoile Libération, 1981 / Le désert américain, Editions de l’Etoile,

parte como reportero de la agencia de noticias Dalmas. En 1966, co-funda

1983 / San Clemente, Centre National de la Photographie, 1984 / Les fiancées de Saigon, Les Cahiers du Cinéma, 1986 / Depardon

la agencia Gamma. Multiplica los reportajes. De 1974 a 1977, cubre como

Cinéma, Les Cahiers du Cinéma, 1993 / La ferme du Garet, Carré, 1995 / En Afrique, Le Seuil, 1996 / Voyages, Hazan, 1998 / Errance,

fotógrafo y cineasta la toma como rehén de la etnóloga Francoise Claustre,

Le Seuil, 2000 / Détours, Paris Audiovisuel, 2000 / Désert. Un homme sans l’Occident, Le Seuil, 2002 / Paris-Journal, Hazan, 2004

al norte de la República de Chad. Luego filmaría sus primeros documentales:

/ 7x3, Actes Sud-Fondation Cartier pour l’art contemporain, 2004 / Photographies de Personnalités Politiques, Le Seuil, 2006 / Villes-

1974, una parte del campo y San Clemente. Miembro de Magnum Photos

Cities-Städte, Steidl-Actes Sud, 2007 / Manhattan Out, Steidl, 2008 / La Terre des Paysans, Le Seuil, 2008 / Donner la parole, Steidl

desde 1979 continúa el gran reportaje y la publicación de libros. En 1981,

- Fondation Cartier pour l’art contemporain, 2008 / La France, Le Seuil, 2010 / Repérages, Le Seuil, 2012.

la película Reporteros es un gran éxito en las salas. En 1984, participa en la Misión fotográfica de la Delegación de Planificación y Acción Regional en Francia (DATAR) sobre el paisaje francés, y continúa su carrera de cineasta

Trayectoria expositiva

(Hechos diversos, Urgencias, La cautiva del desierto). Cabe destacar que en 1981, recibe el César a la mejor película documental por Delitos flagrantes.

“Détours” - 2000, primera gran exposición en la Casa Europea de la Fotografía. Obtiene el premio Nadar 2000 por el catálogo

En 1998, comienza el primer capítulo de una serie de tres películas dedi-

homónimo / “7 x 3” – 2004, instalación presentada en la Fundación Cartier para el Arte Contemporáneo en París con videos de

cadas al mundo rural francés: Perfiles campesinos: El acercamiento (2001),

siete ciudades: Río de Janeiro, Shanghái, Tokio, Moscú, Berlín, Adís-Abeba y El Cairo. A este proyecto se le suman 5 ciudades más:

Perfiles campesinos: Lo cotidiano (2005) y La vida moderna (2008). En el año

Johannesburgo, Nueva York, París, Dubái y Buenos Aires, para la muestra “Suite 7 x 3” en la Berlinae - 2007 / “Villes-Cities-Städte” –

2000, en la Casa Europea de la Fotografía en París presenta una importante

2007 en el Museo de la Fotografía de Berlín, con 12 cortos de 5’ / En el marco de la exposición “Terre natale ailleurs commence ici” – 2008,

exposición de sus numerosas publicaciones y de su trabajo sobre el viaje.

presenta la instalación “Donner la parole”co-realizada con Claudine Nougaret, la muestra fue organizada junto con Paul Virilo en la

La continuación de su corpus sobre la justicia francesa (10ª habitación, Ins-

Fundación Cartier para el Arte Contemporáneo en París. Obtiene el premio Nomad’s 2009 por el catálogo homónimo. “Terre natale”

tantes de audiencias) fue presentada en Cannes entre 2004 y 2007. En 2006,

/ “La France de Raymond Depardon” – 2010, en la Biblioteca Nacional de Francia François Mitterrand / En el marco de la exposición

es invitado al festival Encuentros de Arlés como director artístico. Sigue en

“Mathematiques, un dépaysement soudain” - 2011, presenta “Au Bonheur des Maths” co-realizada con Claudine Nougaret en la

curso su misión fotográfica sobre el territorio francés hasta 2010. Ha reali-

Fundación Cartier para el Arte Contemporáneo en París.

zado diecinueve largometrajes y ha publicado más de cincuenta libros. En 2012, realiza el retrato oficial del presidente François Hollande, y culmina, con Claudine Nougaret, la película Journal de France.

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Un destino fotográfico

película La vida moderna, demuestra su atención a los seres y a su relación orgánica con los lugares, el paisaje, la naturaleza. El «momento débil» del silencio, de vacilación del lenguaje, de cese de movimiento, adquiere en su trabajo cinematográfico un poder tan contundente como el de las palabras.

En 1954, Raymond Depardon vive en la granja del Garet. Allí toma sus primeras fotografías. «Una navidad, mis padres le obsequiaron a mi hermano

En 1958, Raymond Depardon deja la granja y, provisto de direcciones toma-

una cámara fotográfica muy rudimentaria: una Lumière 6 x 6. Yo estaba muy

das de un anuario, «sube» a París. Al comienzo es asistente en un estudio de

joven, mi hermano la tenía descuidada y no tardé en tomarla prestada. Co-

fotografía de la isla de San Luis, se vuelve fotógrafo en la agencia Dalmas,

mencé a fotografiar los gatos y los terneros. Más tarde, me atreví a fotogra-

cubriendo pequeños partidos de fútbol o siguiéndole la pista a las vedettes

fiar a mis padres en la cocina un día entre semana, luego un domingo justo

en boga. Luego de este breve tiempo de aprendizaje se encarga de reporta-

antes de ir a visitar a unos primos en la Bresse…»1.

jes en el extranjero. Su carrera se pone verdaderamente en marcha con un reportaje sobre la expedición SOS Sahara (1960), con el que obtiene un por-

La calidad de sus fotografías de juventud y su habilidad innata para compo-

tafolio de diez páginas en Paris Match. Lo que viene después, se conoce.

ner, para captar en el cuadro lo esencial de una situación, el juego de miradas, la dirección y el significado de los gestos, son absolutamente asombro-

Gran reportero, ha cubierto cantidad de acontecimientos políticos importan-

sas. Tiene 12 años y decide que trabajará en el área de la imagen, «fotografía

tes (la elección del presidente Richard Nixon), ha acudido a los escenarios

o cine». Esa vocación tiene la fuerza de un flechazo que sus padres -aunque

de guerra (Líbano, Afganistán), ha documentado los problemas étnicos y

preocupados por el traspaso de la granja-, tuvieron la grandeza de no con-

humanitarios de finales del siglo XX, y ha recorrido en todas direcciones un

trariar de ninguna manera. Ellos, por el contrario, lo animarán a aprender el

África donde se siente «en su casa».

oficio de fotógrafo. En 1967, co-fundó la agencia de fotoperiodismo Gamma, la dirigió por un El universo personal de Raymond Depardon ha girado por mucho tiempo

tiempo y luego la confió a otras manos, para unirse, en 1979, a la coope-

en torno a ese lugar fundador: la granja del Garet, cerca de Villefranche-sur-

rativa Magnum.

Saône. La influencia del lugar donde pasa su infancia tranquila y soñadora

Su recorrido sería el de un fotógrafo combativo como Gilles Caron, su amigo

está presente en filigrana en gran parte de su obra. El conocimiento de la

desaparecido en Camboya, si no estuviera habitado por la melancolía que

vida campesina hecha de trabajo incesante y duro, de fusión con la naturaleza, le

le ayuda a mantenerse a distancia de los mitos flamígeros del oficio, de «la

da la facultad de acercarse pacientemente a las personas y de comprender-

excitación de las primicias y su carga espectacular, de la fascinación por la

las en pocas palabras. Su trilogía dedicada a los campesinos, en particular la

aventura».

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Su obra no cesa de poner en balanza la preocupación del testimonio y la

tenece propiamente, ese apego carnal a la región de la que paradójicamen-

ambigüedad inherente a su trabajo, la carga de información y el voyerismo

te el gusto por el viaje es un efecto. Deleuze señalaba que para el nómada,

que las imágenes pueden suscitar al mismo tiempo, voyerismo que él des-

el lugar sedentario tiene una función de apoyo y de albergue que reactiva el

pista hábilmente y que siempre repudiará con firmeza. Uno de sus aportes

movimiento. Raymond Depardon se encuentra entonces compartido entre

más innovadores a la fotografía de reportaje se presenta gracias al encargo

lo estable y lo cambiante, lo centrado y lo descentrado, es llevado a expre-

de Correspondencia Neoyorquina, pedido en 1981 por Christian Caujolle,

sar una visión del mundo nacida en y para el movimiento.

por entonces encargado de la fotografía del diario Libération. Raymond Depardon, eligiendo un tipo de texto intermedio entre la leyenda y el co-

La representación del paisaje constituye por lo tanto un aspecto importante

mentario, sitúa al fotógrafo -en calidad de sujeto observante y parte de la

de esa parte de la obra que se despliega desde la Misión fotográfica de la

observación- en el corazón mismo del dispositivo fotográfico. El fotógrafo

DATAR. Nostalgia de la tierra natal, quizás: «Inconscientemente yo me dete-

encuentra un nuevo modo de decir «Yo», una forma de narración íntima en-

nía delante de los lugares que se acercaban a los recuerdos de mi infancia,

gendrada por y para la imagen. Introduce una forma inédita de contextualizar

como los cafés, por ejemplo. Cuando yo estaba chiquito pasaba todos los

que hará época.

días delante del “Café de las Acacias”. Todavía hay muchos cafés como ese…» 3. Pero sobre todo un rechazo por lo pintoresco y lo folclórico. «Estas

Raymond Depardon, consciente de los límites y de los peligros inherentes a

fotos son políticas», declara el fotógrafo, y agrega: «Yo no estaba ahí para

la fotografía, se interroga incesantemente y desde siempre sobre la ética.

mostrar el museo de horrores o la belleza de la Francia eterna» 4.

«En la fotografía, incluso más que en el cine, lo que cuenta es el rigor. Porque la fotografía no tiene fuera de campo, porque no tiene ni siquiera, como

Raymond Depardon posee un carácter complejo, muestra gusto por el viaje

en una secuencia, un comienzo y un final. Entonces hay que aumentar la

y apetito por la soledad: «Yo quisiera ser solitario. Solitario, soltero y nómada» 5.

vigilancia y buscar sistemáticamente la legibilidad y el máximo de transpa-

O incluso «Yo he estado solo, y lo reivindico en mis leyendas, estoy orgulloso

rencia» 2. De allí viene su costumbre de acompañar las imágenes con sus

de estar solo» 6. Melancolía de soñador activo: «Yo no estaba muy a gusto

propios textos.

con la vida. Era tímido y melancólico. Lo cierto es que estar cerca de la gente no era mi estilo: me gustaba sobre todo hacer fotos a cinco, diez metros de

Reconstruir la carrera tanto de fotógrafo como de cineasta de Raymond

distancia, no digo que yo tenga razón, no tiene ninguna importancia. Es mi

Depardon lleva a considerar un número impresionante de fechas, eventos,

distancia» 7.

lugares; requiere que se analicen, en toda su amplitud y sus implicaciones,

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sus idas y venidas fecundas entre cine y fotografía, el uno alimentando

Voluntad también para «existir fotográficamente» y alejarse de la corriente

constantemente la otra. También conviene interrogarse sobre lo que le per-

dominante de la fotografía humanista. Para Raymond Depardon se trataba


de seguir el camino poco frecuentado en Francia, abierto por los fotógrafos americanos que él admira, como Walker Evans, se trataba de realizar libros fotográficos que no fueran solamente bellos álbumes «anodinos» sino verdaderas obras en las que la relación texto/imagen prevaleciera. «A mí me gustaba ese juego de texto e imagen» 8. Raymond Depardon evoca, entre otros, Travelog de Charles Harbutt, el cual lo marcó. Él tiene, ciertamente, la sencillez de citar siempre sus fuentes, de evocar a los contemporáneos que lo han influenciado: «Me gustó mucho El viaje mexicano de [Bernard Plossu]. Es un libro raro...» 9. Raymond Depardon aparece constantemente como un hombre determinado, de una voluntad templada por el respeto a los seres, la comprensión de los contextos, y dotado de un espíritu de los más traviesos.

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Para mí hay tres tipos de Francia: la Francia del centro urbano, con sus franquicias y sus estacionamientos, la Francia de los suburbios, la Francia de las ciudades pequeñas y de las aldeas. La Francia que quise fotografiar es aquella de la que yo vengo, la del Tour de Francia, de las redomas, de los pueblos o las ciudades promedio, con pequeñas zonas industriales o urbanas, todas parecidas, que son muy poco fotografiadas.

Pour moi il y a trois sortes de France: la France du centre-ville avec ses commerces franchisés et ses parkings; la France des banlieues; la France des petites villes et des petits villages. La France que je voulais photographier, c’est celle d’où je viens, celle du Tour de France, des ronds-points et des villages ou moyennes villes, avec des petites zones industrielles ou urbaines qui se ressemblent toutes et qui sont très peu photographiées. Raymond Depardon y Claudine Nougaret. C’est pas tout ça mais on n’est pas d’ici.

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Yo no estaba muy a gusto con la vida. Era tímido y melancólico. Lo cierto es que estar cerca de la gente no era mi estilo: me gustaba sobre todo hacer fotos a cinco, diez metros de distancia, no digo que yo tenga razón, no tiene ninguna importancia. Es mi distancia. Je n’étais pas très à l’aise dans la vie. J’étais timide, mélancolique. Il est certain que d’être très près des gens ce n’était pas mon genre: j’aimais plutôt faire des photos à cinq, dix mètres, je ne dis pas que j’ai raison, je n’en tire aucune conséquence. C’est ma distance.

Raymond Depardon. Introd. por Michel Guerrin, París, Nathan, 1999, Photo poche 81, p.5.

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Una idea loca

En 2004, decide lanzarse solo en un proyecto fotográfico de gran envergadura, valiéndose de sus trabajos pasados para la DATAR, el Observatorio del paisaje, o de los encargos de revistas y de colectividades públicas. Así, en 1997, «Yo trabajé para los archivos regionales de Corte: realicé treinta fotografías de Córcega. Pasé allí dos largas temporadas y elegí fotografiar en blanco y negro. No era la Córcega turística la que me interesaba, sino la Córcega interior y rural de las pequeñas aldeas» 10. Los arcanos del proyecto actual nacen de un fuerte deseo de renovar la técnica de la cámara gran formato, de 20 x 25. Él tuvo una en sus comienzos. En 1998, declara, «Me vino una idea loca: fotografiar Francia, solo, durante un período relativamente corto. Era un desafío posible» 11. De nuevo, en 1999, durante una misión en Italia, comunica: «Yo me he preguntado qué es lo que vine a hacer en los alrededores de Torino, en pleno mes de julio mientras me sentía cada vez más urgido de fotografiar Francia». La dinámica del proyecto estaba engranada, y los apoyos de mecenas y de colectividades no tardaron en permitirle emprender su retrato de Francia en las condiciones que él deseaba, es decir, con la libertad requerida.

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Me vino una idea loca: fotografiar Francia, solo, durante un período relativamente corto. Era un desafío posible.

Une idée folle m’est venue: photographier la France, seul, sur une période relativement courte. C’était un défi possible.

La France de Raymond Depardon (Preámbulo), París, Editorial du Seuil, 2010.

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Fotografiar el país, pero ¿qué paisaje?

fotografiados, aunque captemos aquí o allá algunos monumentos característicos (iglesias pequeños castillos, puentes, monumentos funerarios). Él trabaja sobre un paisaje más bien banal, que podemos calificar de verná-

La Convención de Florencia, emitida en 2000, enuncia cierto número de definiciones del objeto paisaje y cierne las modalidades de su gestión. Precisa, por ejemplo, que «El paisaje designa cualquier parte de territorio, tal como es percibida por las poblaciones, cuyo carácter resulta de la acción de factores naturales y/o humanos de sus interrelaciones». El objeto es, entonces, más complejo de lo que parece y permite tomar en cuenta una multitud de parámetros geográficos o arquitectónicos. La

culo. Los pensadores del espacio sabrán encontrar, por su parte, un rico nutriente en el corpus constituido por el fotógrafo. Sus reflexiones sobre el espacio, el vínculo entre el espacio y las interacciones con los individuos, las interacciones de los diferentes tipos de espacio, incluso las relaciones entre los individuos; todos esos estudios podrán ciertamente ser informados por este trabajo de gran amplitud.

concepción tradicional, inculcada en la tradición pictórica, se encuentra singularmente expandida; es lo que presintieron tanto los americanos del movimiento de los New Topographics como los fotógrafos de la Misión de la DATAR. Lo hemos visto, Raymond Depardon, durante la Misión de la DATAR, hizo un regreso a su región natal, mostró el campo bajo el aspecto de un ideal de lo rústico, inmemorial, por decirlo así, pero en el momento crucial de su vuelco hacia una modernidad ineludible, de consecuencias más o menos previsibles. Su trabajo reciente amplía singularmente el registro. Raymond Depardon no establece una teoría, una escala de valores o una calidad de paisajes, pero desglosa lo que le interesa de lo real circundante, no en virtud de cualidades pintorescas o patrimoniales particulares, sino en razón del interés fotográfico de esas «deducciones». Al mostrar esos segmentos de territorio según su punto de vista personal, no los califica, no estudia las transformaciones así como ha podido hacerlo para el Observatorio del paisaje. Su trabajo actual no convierte en patrimonio los lugares

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Cuando me propuse fotografiar Francia, supe que había que fotografiarla de otro modo: no ir al encuentro de la gente con mi Leica, no imitar los Fragonard sobre las colinas, sino reencontrar ese camino que va de la casa a la escuela, a la tabaquería, estacionarme en algún sitio, esperar, no mucho tiempo, irme, y mis primeras ideas sirvieron para el material. Lorsque j’ai projeté de photographier la France, j’ai su qu’il fallait la photographier autrement: ne pas aller à la rencontre des gens avec mon Leica, ne pas collectionner les Fragonard en haut des buttes, mais retrouver ce chemin qui va de la maison à l’école, le bar-tabac, stationner quelque part, attendre, pas trop longtemps, partir, et mes premières pensées furent pour le matériel.

Raymond Depardon y Claudine Nougaret. C’est pas tout ça mais on n’est pas d’ici.

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El método

luz. Es de color negro en el interior y rojo en el exterior. Cierro el obturador. Tomo un chasis con una placa montada. Abro su tapa corrediza. Aprieto sobre mi disparador flexible. La foto está hecha. Cierro la tapa del chasis y lo saco del aparato. Solo necesité varias decenas de segundos. La gente no

El corpus presentado en el libro y mostrado en parte la exposición, responde

ha tenido el sentimiento de que he tomado una foto sobre la marcha. Esta

a un deseo ante todo fotográfico -el de trabajar con la cámara gran formato y

postura de la cámara de gran formato apoyada sobre una pata, como un

a color- y a un tropismo profundo de este fotógrafo: andanzas, soledad, de-

caballete, es la esencia del acto fotográfico» 13.

seo de «viajar como un niño». Una pulsión de movimiento y descubrimiento, una curiosidad innata por lo desconocido o por lo incomprendido siempre

Si el deseo de volver a trabajar con la cámara de gran formato fue la funda-

ha guiado sus pasos.

ción de un proyecto, el hecho de trabajar en color no tenía, en cambio, nada de sencillo. Raymond Depardon, al comienzo del trabajo, manifiesta dudas

El trabajo con la cámara de gran formato no permite la soltura ni la rapidez

e inquietudes de las que son testimonio algunas pruebas fotográficas mos-

de desplazamiento y de reacción que ofrece la Leica, la cámara preferida por

tradas en la exposición. Una fuerte duda entre el blanco y negro y el color le

los reporteros. Pero aporta, en cambio, una cualidad de estupefacción, es

preocupa por mucho tiempo. El paso lo da cuando reproduce las fotografías

una invitación a la contemplación. Ninguna ambigüedad: el visor se encuen-

en el Norte-Paso de Calais.

tra exactamente en el lugar del fotógrafo y toma su «punto de vista», como decía Niepce. Los movimientos no se registran, o se registran muy poco, y

«Había neblina. Yo caminaba por las calles, como de costumbre, con mi

el paisaje, aunque esté lejos de estar inhabitado, se despuebla. «Cuando me

Polaroid, para ver qué fotos hacer. No sé si es la luz suave sin contraste o los

propuse fotografiar Francia, supe que había que fotografiarla de otro modo:

colores chillones de esos cafés, en todo caso mi decisión estaba tomada, yo

no ir al encuentro de la gente con mi Leica, no imitar los Fragonard sobre

optaba 100 % por el uso del color» 14.

las colinas, sino reencontrar ese camino que va de la casa a la escuela, a la tabaquería, estacionarme en algún sitio, esperar, no mucho tiempo, irme, y

El cuaderno de registro llevado desde el inicio del proyecto, en Norte-Paso

mis primeras ideas sirvieron para el material» 12, precisa el fotógrafo.

de Calais, contiene un texto esclarecedor. «Amar el color. Para mí es todo un tema, rara vez me ha gustado fotografiar en colores...» 15. Durante estos

Él agrega esclarecedoras precisiones sobre el proceso en sí: «Para empezar

reportajes, Raymond Depardon ponía la película a color en la caja de segu-

me concentro en el emplazamiento, es aquí que hay que hacer la foto, luego

ridad y generalmente no veía los resultados hasta varias semanas después.

le sigue cierto número de gestos mecánicos. Abro el obturador, apunto y

La maestría y la afición por el color eran, por lo tanto, otra faceta del desafío

hago el enfoque en la parte trasera de la cámara. Un velo me protege de la

que el fotógrafo se proponía.

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Amar el color

Él no hace un regreso al romanticismo pictorialista de la luz o un realismo del deterioro. Para él, el arte del paisajista no consiste de ningún modo en volver a lo pintoresco. Fotografiar la ancha falda de un campo reverdecido no diluye la imagen en lo bucólico. Sin embargo, la calidad del aire, el soplo del viento, el olor de la hierba, el calor del verano... nos procuran una corres-

El color aparece como novedad en la obra de Raymond Depardon, no como

pondencia sutil y baudeleriana de sensaciones. Él no hace su obra sobre la

un suplemento de realismo, sino como un trabajo en sí, exigente y difícil,

deploración ecológica o la nostalgia romántica. Si él fotografía una casa de

sobre la gama cromática y las construcciones visuales, muy diferentes de

una arquitectura de las más banales, no es para denunciar a priori el sistema

aquellas en blanco y negro, que éste hace posibles en el interior del en-

de urbanización, a la manera de un Lewis Baltz, sino en virtud de la tonalidad

cuadre. Este trabajo toma en cuenta de manera diferente la calidad de la

rosa-chicle del asombroso y chillón mocárabe de signos pintados sobre el

luz frente a la materia de la superficie sensible. Raymond Depardon hace

asfalto. Todo el elemento es, en su enfoque, el soporte de una verdadera

resaltar aquello que no siempre se nota al mirar las fotografías, que las pe-

búsqueda plástica. «A veces usted ve mil fotos en cada mirada, a veces

lículas calibradas por la luz o el gusto americano o japonés no concuerdan

ninguna, usted espera, busca, y todo se vuelve posible...» 17.

exactamente con la luz que él busca, y que introdujo en parte importante de su concepción del trabajo sobre Francia. Hacer visible «la felicidad de la luz», según su fórmula, es en efecto uno de los motivos capitales de esta serie. Pero se trata de reencontrar la luz de Francia. Así, una charcutería rojo escandaloso se desprende de las tonalidades minerales de una calle, golpea al ojo como un puñetazo. Una declinación de matices pasteles al borde del mar guía la mirada hacia un personaje inmóvil en el centro de una piscina vacía, luego hacia un columpio de tonos chillones. El embotamiento de espacios creado por una multitud de matices de castaño que se sitúa en la línea visual de un estudio cubista da una sorprendente impresión de volumen. Raymond Depardon trabaja -en principio- para el color de la imagen, que habita por naturaleza en un documento. «Yo dije en el laboratorio, para que comprendieran bien mi procedimiento, que yo estaba haciendo “un reporte policial” y que no «había que retocar nada» 16.

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Yo dije en el laboratorio, para que comprendieran bien mi procedimiento, que yo estaba haciendo ‘un reporte policial’ y que no había que retocar nada.

J’ai dit au labo pour qu’il comprenne bien ma démarche que je faisais « un rapport de gendarme » et qu’il ne fallait rien retoucher.

Raymond Depardon y Claudine Nougaret. C’est pas tout ça mais on n’est pas d’ici.

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Eliminar la anécdota

El proyecto de Raymond Depardon es, desde el principio, ambicioso. «Ustedes ya no fotografían el paisaje sino el territorio; ustedes saben que si uno permanece puede lograr una gran foto que nadie podrá volver tomar, porque todo está allí, delante, y basta esperar el momento clave» 18. Sus distintas etapas han dado lugar a una serie de bellas exposiciones en las regiones donde efectuó sus tomas fotográficas. Raymond Depardon, en el libro y en la presente exposición, atraviesa una etapa suplementaria, la de una forma de deconstrucción tanto de la entidad como de la identidad geográfica. Los topónimos desaparecen y el fotógrafo, en la edición del libro o en la presentación de los tirajes, procede a acercamientos arbitrarios y mudos. ¿Qué es transversal a Francia? («el geranio», responde él con humor) ¿Qué cambia, qué no cambia? («el rojo desciende hacia el sur», agrega él con el mismo humor). Le importa menos registrar a primera vista el lugar de origen que detenerse ante el paisaje mudo y leer, de alguna manera, para ellas mismas, las riquezas geográficas del país, profundizar en la representación fotográfica del paisaje, en su escala, en su sustancia, como temas per se. El concepto de identidad -asunto del campo de la psicología- se encuentra singularmente neutralizado en la concepción innovadora de Raymond Depardon. Él nos muestra que la naturaleza de la fotografía es el mutismo. Si bien la fotografía responde a unos códigos, si bien ella es un indicio, ella no es lo real y, liberada de los vínculos del texto, no tiene más sentido por sí misma que los otros objetos del mundo.

Notas: 1 La terre des paysans, Editorial du Seuil, París, 2008. 2/5 Raymond Depardon. La solitude heureuse du voyageur; precedida de Notas, París, Editorial Points, 2006. 3/4/12/16/17/18 Raymond Depardon y Claudine Nougaret. C’est pas tout ça mais on n’est pas d’ici. 6 Raymond Depardon y Alain Bergala. Nueva York, Cahiers du cinéma, 2006, p.14. 7 Raymond Depardon. Introd. por Michel Guerrin, París, Nathan, 1999, Photo poche 81, p.5. 8/9 Raymond Depardon y Alain Bergala. Nueva York, Cahiers du cinéma, 2006. 10/11/13/14 La France de Raymond Depardon. (preámbulo), París, Editorial du Seuil, 2010. 15 Cuaderno de registro de Raymond Depardon

Anne Biroleau Conservadora General del Departamento de Estampas y Fotografía de la Biblioteca Nacional de Francia Encargada de la fotografía para la presentación de la exposición en la BnF

Eva Molina Traducción

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Ustedes ya no fotografían el paisaje sino el territorio; ustedes saben que si uno permanece puede lograr una gran foto que nadie podrá volver tomar, porque todo está allí, delante, y basta esperar el momento clave. Vous ne photographiez plus du paysage, mais du territoire; vous savez que si vous restez vous parviendrez à prendre une très grande photo, derrière laquelle personne ne pourra repasser, parce que tout est là, devant, et qu’il suffit d’attendre le temps fort.

Raymond Depardon y Claudine Nougaret. C’est pas tout ça mais on n’est pas d’ici.

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Lista de obras

Bajo Rin, Selestat

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Mosa, Commercy

Vandea, San Hilario de Riez Sena Marítimo, Le Tréport

Paso de Calais, Le Portel 24

Alpes Marítimos, Canes

Paso de Calais, Calais

Alpes Marítimos, Antibes

Mosa, Commercy

Alpes Marítimos, Antibes, Cap Gros Gard, Le Vigan

56

50

Hérault, Bédarieux

48

Doubs, Maiche

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Hérault, Le Bosc

46

Charente Marítimo, Santo Tomás de Conac

30

Aude, San Lorenzo de la Cabrerisse

Bajo Rin, Wissemburgo Jura, Champagnole

Hérault, Lodeve

Jura, Lajoux

Nievre, Nevers

Ardecha, Lamastre Tarn, Albi

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40

Nievre, Neuvy-sur-Loire Alta Saboya, Chamonix

Jura, San Claudio Deux-Sevres, Bressuire

28

Mediodía Pirineos, Tarn, Albi

Cher, Fussy

20

Dordoña, Périgord

Loiret, Bellegarde

Franco Condado

Alta Saboya, Talloires

Poitou-Charentes

Saboya, Bonneval-sur-Arc

Sena Marítimo, Varengeville-sur-Mer

Sena Marítimo, Diepa

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Lot y Garona, Casteljaloux

Sena Marítimo, Criel-Plage

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Waben, región Norte-Paso de Calais

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EXPOSICIÓN La France de Raymond Depardon 28 de junio de 2013 – 19 de enero de 2014 Sala 12 Museo de Bellas Artes Asesoría curatorial Anne Louyot - Embajada de Francia Coordinación expositiva Rosario Cuba Registro Miguel Galián Carmen Poleo Esmir Soto Conservación Ernesto Burguillos Henry Cuevas Tulio Quintero Marisela Ramírez Pavel Ruiz

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Museografía José Betancourt Rosmarvi Zambrano Con la asesoría de Magnum Photos: Emmanuelle Hascoët, responsable de exposiciones. Clarisse Bourgeois & Karin Friesenbichler productoras Montaje José Fernández Hilarión Martínez Richard Pacheco Johnny Sánchez Servicios Generales Roalvys Abreu Santiago Blanco Amado González Jesús Mátima Diseño gráfico Adriana Cadena Castro (Pasante) Juan García Coiman Crisbet Rangel Rivas (Pasante) Isleyer Salas Angel (Pasante)


Textos Anne Biroleau Raymond Depardon Excmo Embajador. Jean-Marc Laforêt ________________ Francisco Ardiles Rodrigo Benavides Rubén Wisotzki Prensa Jorge Nativo Nicolás Baillais - Embajada de Francia Corrección de textos, producción y coordinación editorial Rosana Blanco Jorge Nativo Sofía Rodríguez - Embajada de Francia Imagen gráfica y diseño de catálogo Juan García Coiman Traducción de textos

Catálogo 002/ 2013 Tipografía Arte Tip C.A. Tiraje: 1000 ejemplares © Fundación Museos Nacionales Museo de Bellas Artes Caracas, 2013 Hecho el depósito de ley Depósito legal If8522013770197 Museo de Bellas Artes Plaza de los Museos, Los Caobos Caracas, 1010, Venezuela Teléfonos: +58 - 212- 5762908 / Fax: 5710169 http://www.fmn.gob.ve museodebellasartesccs@gmail.com museodebellasartesccs @mbaccs

Eva Molina Fotografías « La France de Raymond Depardon » © Raymond Depardon/Magnum Photos/CNAP Impresión de las fotografías Jacques Hénaff, laboratoire DUPON.

Horario de salas expositivas Martes a viernes: 9 am – 5 pm Sábados, domingos y feriados: 10 am – 5 pm RIF: G-200054328

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Con el aporte especial de

Con el patrocinio de y la colaboración de

El proyecto La France de Raymond Depardon fue realizado con el apoyo de HSBC Francia como socio fundador, de la compañía de seguros Mutuelle des Architectes Français y del Centro Nacional de Artes Plásticas; y contó con la participación de la agencia Magnum Photos y de la fundación Palmeraie et désert. La muestra fue producida en colaboración con Magnum Photos, la Biblioteca Nacional de Francia y el apoyo de la compañía de seguros Mutuelle des Architectes Français.

Palmeraie et désert

Bibliothèque nationale deFrance



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