Andrés García Ibáñez
Imágenes de la Semana Santa de Almería
Andrés García Ibáñez y la Semana Santa almerienses. Imágenes para el recuerdo Juan Manuel Martín Robles
Artista realista especialmente conocido por sus guiños a la tradición pictórica europea –re-
cuperada como enseñanza y modelo de pervivencia clásica–, su apuesta por la reinterpretación en clave actual de géneros como el retrato, el paisaje o el bodegón, y su postura crítica frente a la “intrahistoria” patria, los poderes institucionalizados y la importancia que la sociedad actual, en una suerte de continua impostura, concede a ciertos elementos de nuestra cultura contemporánea –temas todos ellos contenidos en la serie, en continuo desarrollo, Los Putrefactos–, Andrés García Ibáñez (Olula del Río, 1971) también es uno de los pintores almerienses cuyos pinceles se han puesto al servicio de la Iglesia en numerosas ocasiones con el objetivo de, atendiendo a los distintos encargos recibidos, ornar templos y catedrales. Concretamente, y al margen de obras conservadas en colecciones privadas o no expuestas al culto –como los Trípticos del Apocalipsis (2000), custodiados en el Museo Ibáñez de Olula del Río, o el Retrato del obispo don Rosendo Álvarez Gastón (1993), realizado para el episcopologio almeriense–, en la producción del pintor olulense se cuentan hoy un total de ochenta obras de temática religiosa, realizadas entre 1986 y 2021. Un importante corpus de pinturas de caballete y murales creadas desde postulados estéticos contemporáneos –atento nuestro artista a las indicaciones que desde el Concilio Vaticano II se estableciesen respecto al Arte y la aceptación por parte de la Iglesia de las «formas de cada tiempo»–, influenciadas por las pinturas religiosas de Goya –y por tanto alejado de propuestas tardo o neo barrocas– y siempre rigurosas en la interpretación iconográfica del asunto representado. Unas obras que se conservan en las catedrales de Almería, Guadix (Granada) y San Salvador (República de El Salvador) –donde llevó a cabo los ocho lienzos que conforman el programa cristológico del retablo mayor (1996) y el mural La salvación del mundo (1998) que ocupa la totalidad de la cúpula que hay sobre el presbiterio–; la basílica de la Esperanza de Málaga –para la que, entre 1992 y 1993, realizó las cinco escenas de
exaltación de la Virgen que decoran la bóveda y los cuatro murales con los Profetas mayores que ocupan el ábside–; la Casa Generalicia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Valencia; la capilla del Hospital Provincial de Almería –obras hoy conservadas en la iglesia capitalina de san Juan Evangelista–; los templos de santa María Magdalena –donde, entre otras, se conservan los cuatro frisos (1991-1994) en los que, por encargo de don Alfredo Gallego Fábrega, resumiese la historia martirial contemporánea de la provincia almeriense– y Montserrat en Almería; o el santuario de la Virgen del Saliente en Albox (Almería). Diferentes lugares de culto a los que hemos de sumar otros ocho templos distribuidos por la geografía provincial almerienses, como las iglesias de san Sebastián –donde se conservan algunas de las primeras pinturas religiosas del artista y para la que en 2014 realizó el San Sebastián de gran formato que ocupa el altar mayor– y La Asunción de Olula del Río (Almería); o las parroquiales de santa María de las Angustias de Benizalón, santa Ana de Illar, Virgen del Rosario de Macael, Nuestra Señora del Rosario de Fines, La Concepción de Albox –templo para el que en 1999 realizó diversas pinturas con destino a la capilla del Sagrario y el presbiterio, espacios sobre los que el artista ha vuelto a intervenir entre los años 2019 y 2021 completando, visual e iconográficamente, los trabajos iniciados a finales del siglo XX por encargo de don Tomás Cano– y La Anunciación de Berja, para donde el sacerdote don Francisco Escámez le encargaba en 2002 la ornamentación del baptisterio y el presbiterio. Semana Santa de Almería. Una serie proyectada como «una apoteosis de conjunto» En línea con su producción religiosa, aunque con un matiz distinto en su concepción como idea – más cercana en el caso que nos ocupa a las escenas costumbristas de procesiones andaluzas captadas por Joaquín Sorolla, José Pueyo o Joseph Saint-Germier a finales del siglo XIX y principios del XX–, y coincidiendo en el tiempo con un momento especialmente importante en la recepción de encargos desde cofradías e instancias eclesiásticas (1990-1998), durante la Semana Santa de 1991 García Ibáñez comenzaba, por iniciativa propia e influido por los estudios que entonces llevaba a cabo sobre ideología barroca como paso previo a la materialización de la decoración de la malagueña basílica de la Esperanza, la ejecución de la nueva serie que un año después, el Miércoles Santo de 1992, se inauguraría en la Sala de exposiciones que Unicaja tenía en el céntrico Paseo de Almería: Semana Santa de Almería. Un conjunto de pinturas de técnica libre e influencias sorollescas, tanto en la pincelada, rápida y amplia, como en la luminosidad de las escenas, a través del cual presentaba al público, partiendo de una propuesta esteticista, alejada del culto y la devoción, su particular
visión, contemporánea en su concepto y ejecución –alejado de fórmulas manidas y tópicos recurrentes–, de los desfiles procesionales que en Almería se celebraban durante las jornadas de Pasión. Aunque siempre se había sentido atraído por el fenómeno de la Semana Santa y el mundo cofrade –calificado por el joven artista, con motivo de la entrevista que en 1992 concedía para el Boletín de la Archicofradía malagueña de La Esperanza, como un hecho social y cultural «apasionante»–, no eran los aspectos religiosos o celebrativos, ni siquiera aquellos más cercanos a la tradición como Patrimonio inmaterial, los que entonces interesaban a García Ibáñez. Para él, tal y como quedaba plasmado en sus lienzos, la Semana Santa era un exuberante espectáculo visual y estético. El asombro del público asistente al discurrir de los pasos procesionales; los dorados reflejos de las velas encendidas, cuyo continuo tililar concede un halo especial a las escenas que la teatralidad del momento sugiere; la belleza, arropada por mil detalles y elementos complementarios, de la imaginería procesional; el fulgor del pan de oro y la alpaca, relucientes en la oscuridad de la noche; y, sobre todo, la figura «obsesiva y bellísima», según la definiese el propio artista, de los nazarenos, se convertían entonces en objetos de atención prioritaria del joven, absorto ante la fugaz belleza del momento vivido. Unos elementos, configuradores todos ellos del discurso de raíz barroca que durante las primaverales jornadas pasionistas transforman las calles de nuestras poblaciones, que, como se puede comprobar en el luminoso, colorista e “impresionista” lienzo dedicado al paso de María Santísima del Amor y la Esperanza, titular de la popular cofradía almeriense de Los Estudiantes, quedarían fielmente atrapados en los lienzos de medio y gran formato en los que García Ibáñez plasmó las escenas que vivió durante la Semana Santa de 1991, y de las que dejó puntual constancia en sus blocs de dibujo ante el asombro de los que, durante aquellos días, compartieron con él su entusiasmo estético por la manifestación religiosa popular. Unos cuadernos de apuntes a través de los que, con trazo firme y preciso cuya inmediatez sugiere movimiento y acción –demostración de la habilidad adquirida durante años de continuado estudio y práctica del dibujo, iniciada en su más tierna infancia junto a su abuelo materno, José Ibáñez Fábrega (1905-1992)–, dejaría constancia de todo aquello que captaba su atención a través de rápidos apuntes del natural en los que, como unos años después señalase el poeta Domingo Nicolás –testigo de excepción de aquellas jornadas–, «iban quedando atrapados los penitentes, la imaginería, la luz, el movimiento, en suma, todo aquel abigarramiento en su esplendor».
Más de doscientos bocetos previos fueron realizados por el artista durante las noches de Semana Santa vividas en Almería. Unos apuntes y dibujos que serían el germen de los cuadros que, durante el verano y Navidad de 1991, el artista creaba en la soledad del estudio. Un conjunto concebido, «ante la imposibilidad de dar una visión puntual de todas y cada una de las cofradías», como una «apoteosis de conjunto», tal y como García Ibáñez confesaba en 1992 en el diario La Voz. Treinta años después de aquellas maratonianas jornadas en las que, por la propia naturaleza del hecho, cada momento se convertía en único e irrepetible, exigiendo del artista toda su atención para elegir el encuadre y momento idóneo, así como rapidez de ejecución y capacidad de abstracción de lo esencial, como recuerdo del germen de lo que fue una exitosa muestra de público y crítica, recuperamos una pequeña parte de aquellos rápidos apuntes a lápiz capturados en Almería y otras localidades de la provincia durante la Semana Santa de 1991 –apuntes y bocetos de nazarenos, mujeres vestidas de mantilla e imágenes procesionales, así como escenas en las que se resumen parte de los momentos vividos durante la semana de Pasión, todos ellos inéditos hasta ahora– para mostrarlos junto al único óleo que de aquella serie ha mantenido el autor en su colección particular durante años –hoy depositado en el Museo Ibáñez de Olula del Río– y un dibujo al carboncillo y pastel de formato medio, también inédito, del Cristo de la Escucha que procesiona en la madrugada del Viernes Santo.
BIBLIOGRAFÍA «Entrevista. Andrés García Ibáñez», Esperanza. Boletín de la Pontificia y Real Archicofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso y María Santísima de la Esperanza, 7 (1992) | MARTÍN ROBLES, J. M. (2008). «Contemporaneidad y arte sacro en la iglesia parroquial de Berja (Almería). Andrés García Ibáñez y la decoración pictórica del templo de La Anunciación: alegorías, virtudes y evangelistas», Farua. Revista del Centro Virgitano de Estudios Históricos, 11 | MARTÍN ROBLES, J. M. «La temática religiosa en los inicios de García Ibáñez», La Voz de Almería, 17/09/2011 | MARTÍN ROBLES, J. M. (2011). Andrés García Ibáñez y el arte contemporáneo almeriense (1971-2010). Biografía inacabada. Almería: Instituto de Estudios Almerienses | MARTÍN ROBLES, J. M. (2012). Andrés García Ibáñez. Pintura religiosa (1986-2004). Catálogo razonado. Almería: Mancomunidad de Municipios del Valle del Almanzora | NICOLÁS, D. «Ibáñez muestra en Unicaja su visión distinta de la Semana Santa a través de la pintura», La Voz de Almería, 22/04/1992 | NICOLÁS, D. (1993). Ibáñez. La mirada universal. Málaga: Galería Benedito.
Cristo de la Escucha (1991) Carboncillo y pastel/cartulina. 51x47 cm. Col. del autor
Dibujos y bocetos [13] (1991) Lápiz/pael. 29x21 cm. Col. del autor
Virgen del Amor y la Esperanza (1991) Óleo/lienzo. 200x200 cm. Col. Museo Ibáñez
EXPOSICIÓN Marzo / Abril 2021 Produce: Fundación de Arte Ibáñez Cosentino Organizan: Ayuntamiento de Almería | Fundación de Arte Ibáñez Cosentino Colabora: Diputación Provincial de Almería | Museo Ibáñez (Olula del Río, Almería) Comisariado y diseño expositivo: Juan Manuel Martín Robles Montaje: Blanca Mañas
CATÁLOGO Editan: Ayuntamiento de Almería | Fundación de Arte Ibáñez Cosentino Colabora: Diputación Provincial de Almería Texto: © Juan Manuel Martín Robles Dirección de Arte: Juan Manuel Martín Robles Diseño y maquetación: © Fundación de Arte Ibáñez Cosentino Impresión: Alprint Soluciones Gráficas (Santomera, Murcia) Depósito Legal: AL 707-2021