DESVÍO TEMPORAL. LOLA VALLS

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EXPOSICIÓN Organizan Ayuntamiento de Almería | Fundación de Arte Ibáñez Cosentino Producción Fundación de Arte Ibáñez Cosentino Colabora Diputación Provincial de Almería Coordinación Lola Valls | Elena Pérez-Ardá | Luis Matilla Coordinación técnica Juan Manuel Martín Robles Montaje e iluminación Blanca Mañas

CATÁLOGO Editan Ayuntamiento de Almería | Fundación de Arte Ibáñez Cosentino Colabora Diputación Provincial de Almería Textos © Lola Valls | Ginés Cervantes | Elena Pérez-Ardá Fotografía © Luis Matilla | Francisco Bonilla Impresión digital Fundación de Arte Ibáñez Cosentino Depósito Legal AL 2140-2020 Impreso en España

AGRADECIMIENTOS DE LA ARTISTA Ginés Cervantes Elena Pérez-Ardá López Francisco Bonilla Antonio Carmona Juan Manuel Martín Blanca Mañas


ÍNDICE

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DESVÍO TEMPORAL | Lola Valls

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DE LA VORÁGINE A LA MEDITACIÓN | Ginés A. Cervantes Ballesta

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DE LA BOSSA NOVA AL SON CUBANO | Elena Pérez-Ardá López

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TEMPORAL

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SON

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ANUNCIACIÓN

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PIERO

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SCROVEGNI

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EL GRAN SILENCIO

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OBRA EXPUESTA

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BIOGRAFÍA


DESVÍO TEMPORAL Lola Valls El nombre de la exposición, Desvío temporal, responde al tránsito entre dos modos de afrontar la pintura muy distintos: uno, muy expresivo y directo, al que sucede otro meditativo y sereno; pero siempre desde la curiosidad, la libertad y la incertidumbre de lo que será. Este es el juego.

En la serie que llamo El gran silencio domina el peso de lo negro, la oscuridad que precede a la luz, o bien, la oscuridad que hace destacar la luz. “Sumergirse en lo desconocido de lo que luego se emerge con mayor ligereza”, como dice José Ángel Valente en El ángel de la creación.

El término temporal tiene dos acepciones: la de tiempo: intangible, efímero, siempre presente y cambiante. La otra, sinónimo de tempestad, símbolo de amenaza y peligro, de lo que arrasa y desestabiliza, pero que también precede a la calma.

Final de una etapa y comienzo de otra.

A finales del 2019 comenzaba a disfrutar de una nueva y necesaria etapa vital, más relajada y meditada, después del agotamiento de un periodo circunstancial convulso y violento. Entre la opción de enseñar la obra anterior -inédita- y la última, tomé la decisión de mostrar el proceso de cambio entre ambas y adoptar el nombre de Desvío temporal como referencia tanto al carácter del proyecto anterior como a la transición hacia uno nuevo que se está gestando. Se inicia un tiempo y termina otro. Tiempo. Punto. Tiempo. Ahora. Luego ya no, pero otra vez tiempo. Tiempo pasado sobre tiempo presente. Persistencia del tiempo. Siempre el tiempo, pero ya no. Atropellando el tiempo. Es, era, pero ya no es. De las obras que se muestran de la etapa anterior: Corazonada, Cardiopatía, y Friso melancólico, excéntricas, que gritan y se expanden, paso a otras obras más armoniosas, silenciosas y serenas. Desde unas manchas convulsas, donde el color se precipita en el soporte con la curva dirigiendo las formas, giro hacia una austeridad formal y serena no exenta de la firmeza que aporta la línea recta. Del movimiento propio de lo barroco a la estabilidad del clasicismo. Las líneas mantienen la estructura de las obras, permaneciendo siempre con mayor o menor rigor. Lo que era mancha adquiere ahora un carácter expresamente lineal.

Busco nuevas combinaciones de color, bocetos para formatos mayores y más complejos; me dispongo a experimentar libremente lo que asoma o lo que se entrevé como alternativa al proyecto anterior. Descubro múltiples y sorprendentes juegos de color mezclando distintas piezas en distintas posiciones y formatos. Las posibilidades son infinitas. Tiempo. A este nuevo proyecto lo llamo SON. Son: afirmación de la existencia de algo. Las líneas como elementos básicos de la sintaxis visual; verticales u horizontales, aportando afirmación o reposo y alteradas con pequeños movimientos que enriquecen con variaciones la uniformidad lineal, como vibraciones del sonido que expande el ser. Trabajo las piezas intuitivamente y, como en una meditación, me veo inmersa en lo desconocido. Son módulos básicos que enlazados entre sí en distintos sentidos, número y escala alteran significativamente la unicidad de cada una de ellas dando lugar a distintos significantes y significados según las combinaciones elegidas. Son: sonido agradable al oído. Se puede introducir el término belleza como armonía. Son: música popular de pautas rítmicas, repetición y número. Como las líneas que estructuran las obras a veces atravesadas por otras, que, en diferentes direcciones, rompen la uniformidad dando lugar a tensiones sincopadas, a movimientos centrífugos de transmisión de energía. Al igual que la palabra SON, contundente, concentrada en sí misma, que implacablemente resuena y vibra por su propia fuerza. Ser. Sonido. Música. Número. Tiempo.


Busco en los maestros del pasado. “Seguir el vuelo de los grandes o morir”, nos recuerda Hölderlin. La geometría soporta la forma proporcionando estabilidad. El color inspirado en obras de maestros del Quattrocento y del Trecento italianos son el punto de partida. La Anunciación de Fra Angelico, sus colores y los de sus coetáneos, de los que acababa de disfrutar en el Prado, provocan el deseo de trabajar sobre ellos. Los frescos de Piero della Francesca, de la capilla Bacci en la basílica de San Francisco de Arezzo, que aparecen en la inolvidable escena de El paciente inglés, donde una Juliette Binoche extasiada giraba y giraba, suspendida de una cuerda, ante las pinturas iluminadas por la luz de una antorcha. En el último espacio indago en los frescos de la capilla de los Scrovegni de Giotto, en Padua, sobre los que continúo trabajando. El proceso se va dulcificando, los colores son más suaves y se diluyen hacia el blanco, como sugiere la técnica del fresco: la cal, el agua y el pigmento. “La atmósfera habla a una sensibilidad emocional, una percepción que funciona a una increíble velocidad y que los seres humanos tenemos para sobrevivir”, dice Peter Zumthor en su libro Atmósferas. Sigue el juego creativo superponiendo el impulso creador, genuino, a lo aprehendido de otros artistas. La libertad y la sorpresa completan el juego. El azar como primordial materia prima que nos mantiene unidos al mundo de las sensaciones, como escribe Antón Patiño en su Manifiesto de la mirada. En fin… el salto a lo desconocido. Encontrar la expresión de lo indecible y la belleza. El embelesamiento de la mirada, la permeabilidad de fuera hacia dentro. La contemplación y el respeto a lo que expresa la naturaleza son formas de acceder a lo bello. Todo arte ofrece una manera de enfrentarse al mundo. En ese entramado de posiciones nos movemos unos junto a otros. Se trata de pensar en abrir y compartir espacios donde respirar más y mejor. La abstracción, en este sentido, permite hacer más perceptible, llamémosla así, la realidad íntima, y, por tanto, más accesible su verdad.

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DE LA VORÁGINE A LA MEDITACIÓN Ginés A. Cervantes Ballesta El espacio del museo, las pequeñas dimensiones destinadas a exposiciones temporales, impide que podamos gozar en plenitud de la grandeza y espectacularidad de cuadros pertenecientes a épocas cercanas, tales como Infierno o Tres suertes y azul, por citar sólo dos de las que, en gran medida, contribuirían a clarificar el concepto básico que pretende la muestra y que no es otro que referenciar la transición entre lo antiguo y lo nuevo. Lola inicia su itinerario mostrándonos en la primera sala en que se subdividen las zonas disponibles, sólo tres obras de la que denominaremos su época anterior. Se trata de dos grandes trípticos (Corazonada y Cardiopatía) y el excelente Friso melancólico, pintado en un periodo que ocupa los años 2017-2018, donde nos muestra el estado anímico en que se hallaba sumida; el negro, surcado por indefinidos asomos de otros colores apenas perceptibles, nos permite advertir el carácter luctuoso que invade la obra. En referencia a los trípticos antes mencionados, cabe decir que la artista se nutría de la observación del paisaje que la ventana de su estudio enmarca, verdadera atalaya que permite una amplia panorámica donde los elementos de la naturaleza: tierra, mar, cielo y éter (entendido como espíritu), contribuyen a la contemplación de amaneceres y crespúsculos cuya singular belleza, emanada de la propia visión, la ha de llevar a la búsqueda de lo espiritual, idealizando la concreción de la realidad hasta convertirla en abstracciones de saturados colores. En 1901, Emil Nolde pintaba óleos y acuarelas que se prolongan hasta el año siguiente. Muchas de estas obras semejan banderas desplegadas y, aunque los tonos predominantes no coincidan en general, guardan ciertas similitudes con los trabajos que ocupan a la artista, si bien difieren en los tonos, más luminosos y vívidos en Lola Valls. Siempre he pensado en la influencia que puede ejercer sobre su pintura la visión del mar, que se expande bajo su terraza al amparo de los caprichosos aspectos que generan los atardeceres almerienses. Como otros artistas, Lola iniciaba sus cuadros adentrándose en una aventura desconocida, sin previas intenciones ni bocetos, entendiendo el acto de pintar como un juego y, por tanto, expuesta a los avatares del azar. Para elevar el misticismo de aquellas imágenes, una vez concluida la obra, procedía a aumentar la irrealidad girando el cuadro noventa grados. Esta nueva estructura, apoyada por las ilimitadas combinaciones que produce el aunar unos paneles

con otros, modifica sensiblemente el discurso. El color fluye ahora como un fulgor, como encendidas llamas en busca de lo etéreo. Lo que en origen fuera paisaje cercano a la abstracción, se descontextualiza y su misión es ahora otra: elevar en el espectador su estado de conciencia para hacerlo partícipe del propio sentir de la autora. Creo conveniente la inclusión aquí, por pertenecer a la primera etapa, de las piezas que constituyen la sala llamada por la autora El gran silencio, que presenta grandes connotaciones de las que también participa el Friso melancólico. Se trata de la especial referencia con que la artista alude y da homenaje a la ausencia de seres queridos que nos dejaron SEGUNDA ETAPA “Se inicia un tiempo y termina otro”. “Es, era, pero ya no es”. Son pensamientos que Lola sostiene en un soliloquio en el que parece hablar consigo misma. Efectivamente, el giro que produce en su nueva búsqueda es, a mi juicio, radical y lo que antes fuera desasosiego se convierte, por mor de la reflexión y el estudio, en una situación de templanza y calma, de paz, en suma. Sólo conserva memoria del color en el inicio de su nueva etapa que ella define con el nombre de SON y que ocupa el segundo espacio, constituido por cuatro cuadros, cuya principal característica es, sin duda, la aparición de líneas que, transversalmente, invaden el cuadro con el propósito de romper la monotonía, enaltecer la estética y crear el ritmo que requiere. Es decir, elevar su dinamismo. SON viene sugerido por la música popular de pautas rítmicas de ascendencia caribeña y hace alusión a las líneas rupturistas que quiebran el cuadro. Espacio y tiempo se evidencian ahora notablemente. Ella, fiel admiradora de Patinir, cuyo estudio e influencia devienen en su cuadro Grieta Estigia, de 2015, origen y fundamento de toda su producción anterior, desiste sustancialmente de su ascendencia para sumirse, a partir de SON, en otros maestros cuya aportación será desde ahora de suma importancia. Da, así, con autores pertenecientes al Trecento y Quatrocentto italianos que van a llamar poderosamente su atención y, como antes sucediera con El paso de la laguna Estigia, otros cuadros, concretamente La Anunciación de Fra Angélico y La leyenda de la Cruz, de Piero della Francesca, serán ahora fuentes de su inspiración.


¿De qué modo influirán los maestros antiguos en su quehacer? Lógicamente no en una deriva de consideraciones estilísticas –Lola es siempre una pintora abstracta-, pero sí en la indagación del color como base para sus nuevos propósitos. A medida que avanza, el cromatismo se atenúa sensiblemente de una a otra Sala, hasta desembocar en la que ella define con el nombre de Scrovegni, en honor de la Capilla Scrovegni, también llamada Capilla de la Arena, en Padua, cuyo seno alberga un célebre ciclo de frescos de Giotto considerados una de las cumbres del arte occidental; realizados a principios del siglo XIV por encargo de Enrico Scrovegni. Para ocupar este último lugar que va a cerrar la exposición, Lola ha creado tres obras, de gran formato, que bien merece, por la elegancia y frescura que de ellas emana, que hagamos unas breves consideraciones. Sin duda, los cuadros que nos ocupan son la confirmación de que el camino elegido es el adecuado. La depuración del nuevo estilo alcanza aquí su zenit y la delicadeza y lucidez que presentan nos conducen hacia un estado de paz, de sereno misticismo más propio, tal vez, de otras culturas que de la nuestra. El gran friso Scrovegni 1, que cumple con todas las premisas de las necesidades místicas, ha derivado mi pensamiento hacia la figura de Rothko, lógicamente no en el aspecto colorista en el que ambos artistas son antagónicos, aunque no siempre, sino como finalidad, -quizás no consciente-, de hacer partícipe al espectador de una experiencia psíquica, afín a lo espiritual. Ante su contemplación, cuánto sentido cobran las palabras de Schumann: “Proyectar la luz de las profundidades del corazón humano es la vocación del artista”.

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DE LA BOSSA NOVA AL SON CUBANO Elena Pérez-Ardá López Desvío Temporal nos muestra lo que la pintura persistente puede hacer, y cómo tan francamente se puede manifestar. Desviarse temporalmente alude al cambio, a la situación del tiempo atmosférico y personal, a la evolución de una trayectoria, a idas y venidas y a los giros dentro de un itinerario. Nos desviamos cuando queremos buscar algo nuevo, pero el camino ya explorado siempre nos sirve de impulso. En Desvío Temporal Lola Valls nos presenta un recorrido incesante y orgánico indagando en lo primigenio del color y la forma. Este trabajo hace recordar lo importante de la esencia de pintar, de lo matérico y visual. De alguna manera estas obras se encuentran entre la vieja mancha de pintura y la estructura cada vez más pensada. De otra manera, estos cuadros son la flecha que apunta a una visión cada vez más íntima de la producción de la artista, los colores cada vez más característicos se reconocen en su paleta. El paisaje se abre, las opciones se expanden, la pintura se renueva. Al adentrarnos en Desvío Temporal sentimos una corazonada. Literalmente, la primera obra que capta nuestra atención se titula Corazonada y nos llama, como si nos recordara que dentro de nosotros late un corazón, ese músculo que bombea nuestra sangre y nos hace emocionarnos mandando la señal adecuada al cerebro. La obra que tenemos delante conversa con Friso melancólico, los dos en la sala a pocos metros, nos enseñan que la vida es un confrontamiento continuo, entre sentir y pensar. Pensar, sentir y expresar. Esas tres palabras se traslucen en el juego visual de capas donde Lola va conformando delicados engranajes de una coloración nueva, a cada momento de extenderla. Nuestro tiempo demuestra que el progreso en la pintura ya no se puede medir históricamente, sino que es cada vez una manera nueva de acercarse a ella, defendiendo cada artista sus propios intereses. Algunas de sus obras son producto de negaciones, pero Lola Valls ha trabajado de manera constante y autocrítica hasta que se ha hecho dueña de lo que tiene, almacenando un conocimiento personal único de la pintura en su mente y su mirada. Siguiendo el eje circular de la sala, realizamos nuestro propio recorrido personal descubriendo la obra de Valls, y nos topamos con el grupo melódico SON.

Estas obras suponen un paso hacia delante, un proceso de cambio tajante, entre la pintura de series como Desafinado, o Blot, donde el color desborda energía y fuerza de manera más subjetiva, a otra más técnica, si se quiere más segura, como SON. Cada pieza puede funcionar aislada o agrupada con otras de su serie de diferentes modos. No necesariamente suman o restan entre sí. Continuamos el camino, desviándonos a propósito, mirando, y entablando una conversación con cada línea de color, reencontrándonos con el pasado de la pintura, pero la artista no alude a ello directamente. Uno de los gestos de Lola en esta nueva etapa es sustraer lo básico de las primeras obras renacentistas del Trecento y Quattrocento italianos. Buscando lo esencial de las tonalidades de las obras de Fra Angelico o Piero della Francesca Lola se guía trazando líneas que marcan un ritmo diestro. En sus palabras: “Trabajo las piezas intuitivamente y, como si de una meditación se tratase, me veo inmersa en lo desconocido.” Estas dos salas contiguas a SON, son conversaciones con estos dos autores. En el proceso de buscar el lenguaje del color vibrante Lola coincide con numerosos otros artistas, entre ellos Howard Hodgkin, pero más allá del soporte y de intuir la veta de la madera en sus obras, los dos se pueden reconocer en lo que Susan Sontag comentaba sobre el poder del cromatismo: “La sublimidad del color (…) puede considerarse, en primer lugar, como una expresión de gratitud por el mundo que resiste y sobrevive al ego y sus descontentos”. La sublimidad del color en la obra de Valls se expone al máximo en Mar y en El gran silencio. Estas series representan también el espacio y el vacío arquitectónico. El negro absorbe la luz de la sala, dejando al visitante que se aleje lo necesario para mantener la tensión. El mar, como siempre, nos recoge y nos serena ante la inmensidad. A continuación El gran silencio, “los negros, la oscuridad que precede a la luz, o bien la oscuridad que hace destacar la luz”, expresa Valls. Como un asidero tranquilo y horizontal nos encontramos con el último desvío, la última pared, la última pregunta que vuelve al pasado, de nuevo el proceso se dulcifica y se inicia el juego creativo…


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OBRA EXPUESTA

TEMPORAL 16 | 17 Friso melancólico 18 | 19 Corazonada 20 | 21 Cardiopatía SON 24 | 25 26 | 27 28 | 29 30 | 31

Son 1 y 2 Son 3 y 4 Son. Bocetos Son. Bocetos

ANUNCIACIÓN 34 | 35 Anunciación I y II 36 | 37 Anunciación III y IV 40 | 41 “¡Oh, my God!” I y II PIERO 44 | 45 Piero I y II 46 | 47 Piero III y IV 48 | 49 Piero V 50 | 51 Piero VI SCROVEGNI 54 | 55 Scrovegni I 56 | 57 Scrovegni II 58 | 59 Scrovegni III EL GRAN 62 | 63 64 | 65 66 | 67 68 | 69 70 | 71 72 | 73 74 | 75

SILENCIO MED 1 Y 2 El Gran Silencio El Gran Silencio El Gran Silencio El Gran Silencio El Gran Silencio MED

1 3 5 7 9

y y y y y

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LOLA VALLS

Nacida en Almería en 1958, Lola Valls se licencia en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona tras iniciar sus estudios en la Universidad de Sevilla. Su vida profesional transcurre entre la docencia y la pintura. Ejerce como profesora de dibujo en diferentes centros de educación secundaria de Granada y Almería y posteriormente como catedrática de dibujo en la Escuela de Arte de Almería. Al mismo tiempo pinta y dibuja, participando en muestras colectivas e individuales. Recientemente participa en la colectiva Valente y la unidad de las artes, en la Universidad de Santiago de Compostela (2020); anteriormente en El Mar, en la Sala Arte 21 de Almería (2019); Trazos que encienden horizontes, en el Museo de Arte de Almería (2017); Exposición Internacional de Artes Plásticas de Valdepeñas (2015); In a landscape, en la Sala Arte 21 de Almería (2015); Obra Gráfica y Pintura, en la Sala Arte 21 de Almería (2014); Itinerarte, Museo de Almería (2013); Arte Gira City, en la Escuela de Arte de Almería (2010); El Grupo de los 80, en la Escuela de Arte de Almería (2010); ALBIAC, Bienal Internacional de Arte Contemporáneo Parque Natural Cabo de Gata Níjar (2006); Colección Las Menas, en Almería (1999); Abierto 94 en la Sala del BB de Almería (1994); Grabado en Almería, en el Museo del Grabado Español Contemporáneo de Marbella (1994); Bienal Internacional de Almería (1994); A Mano 13+1, Escuela de Arte de Almería (1993); Bienal Internacional de Almería (1992); Pintura Almeriense Hoy, Valencia, Sevilla, Madrid y Murcia (1991); Sala Unicaja (con Rafael Gadea y Francisco Egea) (1989); Obra Gráfica en la Casa Murillo de Sevilla y en Almería (1989). Individualmente, Lola Valls expone Desafinado en Matadero-Madrid (2015) y Sala Arte 21 de Almería (2014); Romper el tejado de la casa en la Sala Carmen de Burgos en Rodalquilar, Níjar, (2005). También realiza ilustraciones para las revistas literarias Ínsula (2013, núm. 803, y 2016, núm.834) y Quimera, núm.246-247 (2004); colabora con el Aula de Poesía de Almería (2000) y con el ciclo de lecturas de poesía Piedra y Cielo en Almería (2018); el cartel de las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro (2013); las cubiertas para los libros La Oposición al Franquismo en Andalucía Oriental de Hartmut Heine y José María Azuaga (2005), Sombras del Tiempo de Fernando Valls (2016) y Valente Vital de Claudio Rodríguez Fer, Fernando García Lara y Manuel Fernández Rodríguez (2017).


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Este libro se editó con motivo de la exposición LOLA VALLS. DESVÍO TEMPORAL celebrada del 8 de octubre al 15 de noviembre de 2020 en el Museo de Arte de Almería - Espacio 2





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