Mayo/Agosto 2018
EXPOSICIONES
DIRECTORIO Gobierno del Estado de Yucatán Lic. Rolando Zapata Bello Gobernador Constitucional
Mtro. Roger Metri Duarte
Secretario de la Cultura y las Artes
Mtro. Jorge Esma Bazán
Director General del Instituto de Historia y Museos de Yucatán
Fundación Cultural Macay A.C. Ing. Fernando Ponce García Presidente
C. Elba García Villarreal Directora General
C. Carlos García Ponce Coordinador Ejecutivo
Pasaje Revolución entre 58 y 60 Centro C.P. 97000 Mérida, Yucatán www.macay.org
EXPOSICIONES Mayo/Agosto 2018
Gabriel Ramírez, hoy Gabriel Ramírez Aznar
Salas 1 y 2
La forma del caos
Francisco Barajas Sala 8 BIS
La liturgia de las piedras Alberto Bañuelos
Salas 9, 10, 11, Expoforo y Pasaje Revolución
Gabriel Ramírez, hoy Gabriel Ramírez Aznar Salas 1 y 2
Obra última Esta obra última está al día en lo que a mí se refiere: no es de afuera, en la moda, donde encuentro el principio de cambio sino en mí mismo, en una necesidad íntima de renovación natural. Para mí, sigue siendo un hecho que un cuadro tiene comienzo y un medio, pero no un final. Este absurdo frecuente se convierte en una de las obsesiones mayores del pintor: la certeza de que un cuadro jamás está terminado. Hay pintores fascinados por estar bajo reflectores. Por confrontarse, discutir, polemizar. Hablar y opinar de todo como suelen hacer los políticos o escritores. Yo soy sólo un pintor muy pocas veces satisfecho con su trabajo y con resultados que no son nunca los esperados. Es por eso que para mí, la pintura es un amargo camino que jamás se logra recorrer completo. Un pintor tiene este conflicto nunca resuelto y que mil reflectores no solucionan. Hoy, a mis ochenta años, no está de más recordar algo que me ocurrió con mi único hermano vivo y lo entrecomillo: “Uno vivía obsesionado por el éxito, el otro por el fracaso y a cada uno le había ido así. Uno de ellos, que pretendía una optimista e ilusoria relación fraternal, preguntó al otro, pintor de setenta años con obra intrascendente: ¿Y tú qué, cómo va todo, sigues con eso de la pintada? Y sí, ahora a mis ochenta sigo con eso de la pintada. Ni modo.
GRA
Paisaje aéreo 2, 2018 Gabriel Ramírez Aznar Acrílico sobre tela 95 x 90.5 cm.
Construcción rojazul, 2018 Gabriel Ramírez Aznar Acrílico sobre tela 155 x 94 cm.
Sala 8 BIS
La forma del caos Francisco Barajas
Es a partir de lo impredecible, de un accidente en el estado primigenio de la memoria que se abre un portal, un atajo en la curvatura del tiempo-espacio por donde el espíritu transita hacia un mundo alterno de complejas e inteligentes composiciones en donde se cumple lo dicho por Kandinsky: “la promesa de la libertad creativa absoluta.” Guiado por su espíritu de voluntad inquebrantable, una constante búsqueda de matices armónicos que determinan la unidad y la pericia adquirida con la práctica durante su larga e interesante trayectoria dentro de las artes plásticas, Francisco Barajas rompe el caos y crea todo un universo bien estructurado de formas geométricas metafóricas, de colores profundos, dinámicos y planos espaciales superpuestos sobre el cosmos de múltiples probabilidades del lienzo. Los trazos dinámicos realizados por el pintor cobran vida en cada pincelada: fragmentos de texturas color naranja vibran y sostienen a los cálidos ocres, palidecen los amarillos en golpes de luz que definen esculturas vivientes dentro del cuadro “los juegos bajo el sol”. Los azules, negros y blancos se fusionan al lienzo en “persistencia de la memoria”. Aportan fuerza los marrones intensos ante los planos cortados e interrumpidos del predominante
blanco en “la forma del caos”. Se entrecruzan las finas líneas que el artista ha dibujado hábilmente en blanco y negro por debajo o encima de la mirada en “escritura automática”. Francisco Barajas conforma en su obra, con un estilo por demás definido, una nueva manera de percibir el mundo a través del color y la composición, un mundo misterioso y profundo, que habita en el interior de cada ser, sin perder el que nos rodea. Universos que se fusionan y nos observan a través de la obra con la que más nos identificamos. Sólo entonces; sin pensar, con la mirada prendida al lienzo y la imaginación dispuesta, el caos va tomando forma de lo que se nos es revelado en la intimidad y te reconoces como parte integral del Universo Barajas.
ZM Abreu B Abril 2018
Juegos bajo el sol Francisco Barajas Ă“leo sobre tela 140 x 140 cm.
Signos I Francisco Barajas Ă“leo sobre tela 90 x 80 cm.
Visiones Francisco Barajas Ă“leo sobre tela 90 x 70 cm.
Salas 9, 10, 11, Expoforo y Pasaje Revolución
La liturgia de las piedras Alberto Bañuelos
Mi labor escultórica que comenzó en 1982, hace ahora 36 años, en un fructífero trabajo en soledad, me ha llevado a la realización de cientos de esculturas en piedra. Éstas, la investigación con diferentes materiales y mi pasión de lector infatigable, a su vez, me han conducido a la incursión en varios tipos de lenguajes escultóricos que, aunque en una primera y somera lectura parecen diferentes o dan la falsa impresión de que estoy en cambio continuo, hay debajo de todos ellos una sutil pero decisiva y enérgica línea que todo lo hilvana. Una urdimbre en la que se estructura o trama todo el discurso escultórico: LA SEMIÓTICA, el signo de las cosas; el resultado de expresar las ideas y sentimientos en formas lo mas simples, sencillas y limpias posibles. Encaja en esa urdimbre, mi última forma de proceder que sería
“LA DECONSTRUCCIÓN” en la que he trabajado los últimos quince años y que se desarrolló releyendo al desaparecido Jacques Derrida y abundando en su hacer y rehacer, en su deconstruir el pensamiento... Con esa “Deconstrucción” trato de expresar una renovada forma de ver el mundo; de volcar una fresca y nueva mirada, de rehacer una vez más la vida, de desmantelarla para buscar otras formas de expresión, con el fin de que siendo siempre la misma… surja nueva.
Alberto Bañuelos
Deconstrucción Nº 239 Alberto Bañuelos Canto Rodado 24 x 48 x 48 cm.
Deconstrucción Nº 322 (Guerrero caído) Alberto Bañuelos Canto Rodado 31 x 58 x 40 cm.
GABRIEL RAMÍREZ
AZNAR
Gabriel Ramírez: confluencia y libertad1 Confluencia y libertad son dos palabras que conviene aplicar a la obra y a la personalidad de Gabriel Ramírez. Confluencia con otros ámbitos, otros universos pictóricos. En los años sesenta los pintores de la “ruptura” abren puertas y ventanas. Prefiero hablar de confluencias que de influencias: en el caso de Ramírez ésta se da con el grupo Cobra, especialmente con Corncille. Se trata de una pintura abstracta, lírica, donde los elementos que guardan cierta referencia con la realidad externa convencional quedan apenas visibles, subsumidos como parte de un todo que como tal predomina sólo en su fuerza visual de colores definitivos, casi sin matices. Desde luego, y sin menoscabo de la alegría festiva del color (a cargo de su Yucatán nativo) lampazos de expresionismo
concentrado: fuerza que va en profundidad de conciencia y elimina cualquier elemento decorativo. Confluencia, también en su concreto hacer compositivo. En general sus cuadros se estructuran de tal manera que las formas, estas formas indefinibles o vagamente recordantes de objetos, confluyen hacia una zona fragorosa. Ahí se produce una especie de guerra florida: un espacio de conflicto en la superficie, por el encuentro de esas formas y colores diversos que se confrontan en un intento imposible de reducción, área que suele dar – con sus sentidos confluyentes – sentido a la composición toda. Libertad: ese fue el grito, no heroico si se quiere, pero sí empecinado de la generación de Gabriel Ramírez. Se trataba, en esos tempranos sesentas en que él empieza a pintar, de sacudirse toda imposición, toda escuela, de pintar como a cada quien le da la gana, de recoger donde fuera cualquier cosa que pudiera ser útil para cada uno. Pero a ese primer grito siguió el discurso personal de cada uno para ir dando con sus diversos y sucesivos modos. El de Ramírez parece haber sido reiterativo: la libertad, libertad ganada cuadro a cuadro. A la vuelta varias décadas, su carrera por la pintura muestra dos caras de un mismo empeño. Por una parte, la indudable maestría, maestría de torero viejo, que tiene un buen hacer porque lo tiene, porque lo ha cultivado parsimoniosamente. Por otra, y sin duda apoyando en esa templanza, una libertad llevada siempre adelante, libertad nunca fácil, pero a la que se entrega con fácil elegancia.
1 Jorge Alberto Manrique, Gabriel Ramírez: confluencia y libertad, México, Galería Pecanins, junio de 1996.
Serpientes de días de lluvia Gabriel Ramírez Aznar Acrílico sobre tela 92 x 125 cm.
En el taller del medio día Gabriel Ramírez Aznar Acrílico sobre tela 80 x 101 cm.
Inofensivos de asilo II Gabriel RamĂrez Aznar AcrĂlico sobre tela 165 x 138.5 cm.
Diseño Jorge Vázquez Mújica