Rivcra Garcia, como todo expositol`, se ha expuesto;
se ha expuesto a que yo, espectadora y amiga, le diga que ha dicho. Tal vez, porque lo que ha dicho Rivera Garcia pertcnece a su mag entrafiable intimidad, ha hccho falta esta mi condici6n de amiga suya para dar tono oficial a la opini6n de log eBpectadoi`es.
Porque
ningdn amigo cs del todo cspcctador y ningrin espectador es dcl todo amigo; del mismo modo ninguna cxposici6n cs del todo una confesi6n, aunque, tat vez, toda confesi6n tiene algo de exposici6n. El tema,, lo cstamos viendo y atin seguimos con la vieja necesidad, 1a que surgi6 aquel dia del afro 33 a la, hora nona: la de saber que significa la respuesta terrible al terrible crucif icale.
Muy hombre de su 6poca, Rivera Garcia se ha fijado cn el silencio; y gisi vamos de palabi.as a silencio hasta reconstruir lag frases del G6lgota. Pcro el silencio es silencio de Dios, es decir, que estan dentro de cste silcncio cuadros que mos cstfln diciendo palabras humanas; el qua calla es el Verbo y cuando calla el Verbo lan palabras dc los hombres no alcanzan la digna condici6n de dccires, apenas si son gritos brutales o ruidos conque llenar el tiempo que mos asusta.
Empezamos I)or el grito. En realidad el grito esta fucra de la exposici6n, esta en el cartel que mos decia
que esta cxposici6n iba a ocurri[`. No niego mi sorpresa,
casi en desacuerdo con este perro y esta luna del cartel cuando lo vi por pl.imera vez. Y es que pens6, que si algo estaba carente del sentido de esfuerzo intitil, dcsproporcionado, que tiene los ladridos de log perros a la luna, era este Oficaz momento del G6lgota. Pero tampoco niego, como fueron aclarandose despu6s lag f iguraB del perro y de la luna y ca]ando muy hondo log ladridos hasta
vel`1o, hasta oirlos, mcjor, en este primer cuadro sin perros, en este ruidosisimo y antihist6I.ico primer cuadro. Yo no quiero decir Rafael, que tti no sepas historia, 6sto ci dltima hora no es ser antihist6rico, yo quiero dccir, que tti, Rafacl, en uBo de tu perfectisimo derecho has mii`ado la historia desde ti, y has querido decirnos con s6lo cinco hombres la prescncia terrible de la fuerza, dcl que pucdci pedir, porque lo dejan, los d6biles siempre dejan estas cosas, quc se crucifique a Cristo. Tal vez alguien mds convencional hubiese puesto muchos, pero
tti, hombre de un tiempo sacrificado por herencia, al ndmcro, Babes que para tener la fuerza brutal de la mass amorfa nos ba,sta con pedir cosas injustas, y entonces la petici6n se hace ladrido, si tenemos la suerte de que quien mos escuche sea indigno y se lave lag manos con el c6modo "lo hnn pedido todos..." Tu antihist6rico primer cuadro, en el quci log hombres ladran, es una buena critica hist6rica. Y ademfs, ya tencmos al perror rabioso
ÂŽ conti`a la luna alta, limpia y bi.illante.
La primera palabra, la simple palabra del aqui estoy, Cristo el justo, cl que no ladra nunca, el que no mos pei'mite triunfar ladrando. "Perd6nalos Sefior..." Me
gusts 6sto, Rafael, dc que tu primer silencio sea un grito y tu primera palabra una presencia viva. Este Crucificado tiene a]go do pr6logo, nada ha pasado atin, s6lo EI sabe, y nosotros tambien,, que aquellos ladridos llegarfn alcanzar a la luiia on cl sentido de que haran realidad su contenido.
Y despu6s viene cl primer par6ntesis, la primera personal redcnci6n, el primer gesto dc Dios, de Dios s6lo que tiene Ci.isto, el ``en verdad os digo".„ Yo no s6 si sontistc entonces lo que todo hombre honrado siente ante cl G6lgota, que es un poco ladr6n y un poco bueno. Per.o la csperanza del "acu6rdatc de mi" trasciende al Cristo y lo hace formidable. En este cuadro, con s6lo la figui`a de Cristo, has logrado hacernos sentir que es el refugio seguro, al que hemos llegado ya, antes de tiem-
Y mientras llcga, tu humanidadu la nuestra, busca un refugio donde apoyar §u cansada, su culpable, su prcocupada cabcza:
la
Madrc,
la filiaci6n. Su mandato m5s dulce, su orden mag facil. Lo que Cristo nos dice es tan deseando, que no tienes que subrayar su presencia, es como si supi6ramos scr hijos sin qua el Maestro estuviera delante. Me gusta tu espe-
ranzada, tu exigente y real manera de vernos; capaceB
de saber crucificar, capaces de ladrar, somos tambi6i` capaces para cumplir lo bueno, lo entrahablc. Y de nuevo el silencio, el dificil. Log aut6nticos
po, porque fuimos capaces de pedirle que mos recuerde.
mag
Y de nuevo el silcncio, un silencio con ruidos. Ahi estf el perro dici6ndonos que ladra, porque el perro es eso, el animal que ladra, y ahi estan los dos, la luna y el Cristo, esfumado el C'risto, alejado tal vez de log ladridos, poi.quc cstf llcgando pero Bun no es la hora nona.
puntos suspensivos de tu colccci6n sobre el G6lgota. EI cabalistico y ci.istianisimc. ndmero siete, me ha dejado
I)ensando,
que
es
verdad,
que es a veces f6cil ver en lo negro, e imposible ver claro a plena luz. Porque es terriblemente clara la oscul'idad del lobo y de la mancha sobre la luna, y dificil saber qu6 mos dice el misterio de la figura, qua no quiere vcr lo que tiene delante, y la paloma que sc
qued6 pal.ada porque no hay sombra no es lo mismo que rcsultara ££cil de recorrcr y intitil para ellos .... Por cso,
paz por la que volar. La el misterio, para los cicgos de sabcrsc, pcro la luz es cste cuadro adquicre el jn-
Viene un silencio, que es mag que un silencio, un vacio. Es la cspcra del dcsespei.ado, es el doscflnso del pLli.ro fatig.adoi, cs solo un mormento eterno: cl que sc-
pal.a la vida de la muerte. Yo no s6 si has sabido deciulo, yo lo qua s6 es, que eg muy dificil decir lo que no dice nada, nada m&s quc ausencia, cansancio, es-
Pera..-
Y ahora, Rafael, la Sed, la Bed ha vencido a tu Cristo, tu Cristo tiene sod desde todo su cuerpo, pot.
quictflnte signo de lag interrogaciones, cs un 6por qu6? no un 6por qu6 est5n ahi esas figuras? sin6 un 6pol.
pi`imel.a vez hay algo que puede parecei'se al dialogo cntre el pcrro y la luna, tu Cristo cuerpo I.cspondc al
qu6? que lo contestar6 tu Pel`d6nales Dios mio, quc no sabian.
gesto vulgai., triunfador y bruto del soldado.
Ya estamos en el drama, ya cs ineludible, ya hemos conseguido la dificil hazal~ia, el incrcible desorden de ha-
cer que Dios, este Dios Cristo, siente en Eil lag dos partes
que forman su mister.io y se vuelva hacia el Padre y I)regunte "6Por qu6 me has abandonado"? No se si cste Cristo tuyo es demasiado humano, si lo es, para mi estaria justificado, porque no creo que es la humanidnd de Cristo lo que tti plasmas, sino el peso de la culpa de los humanos; el drama de la Pasi6n lo inter-
pretas aqui recargando el acento mfs en la culpa del pecador que en la divinidad del Redcntor.
Todo
se
ha acabado...
memos lo
infinito.
Se mos
picrde el cuerpo de este Cristo, queda su divina manera de ser su for.rna humana sin tormentos, trascendido, al oti.o lado dc todo di.ama, en la sercnidad que d& el triunfo: hal)er sido capaz de hacer justicia, la de salvallo divino dcl hombi.e.
Y "Padre cn tus manos„."
ya no est£ Cristo, ya
esta cl muerto, y Dios g]oiioso ascendiendo en un gesto de abi.azo o dc Ci'uz. Tat vez porque has sabido vcr, Rafacl, que pai'a abi'azai- todo lo I.edimido tuvo que abi`ir los brazos hasta ponel.sc en Cruz.
Maria
Tei.esa Hoyo
NOSOTROS EN EL MOMENT0 DHL GOLGOTA No es uno casualidad que cstemos aqui dentro de la Univel`sidad
pi`eocupados con
el momento
del G6l-
gota. Hace siglos que Pilato pregunt6 "6Qu6 es la verdad?". La Universidad cs una comunidad que tiene la misi6n de buscar la verdad y dc` comunicarla. Par eso estamos aqui. "6Que es la verdad?" lo pregunt6 Pilato casi por casualidad, y con muy I)oco inter6s en la respuesta. Nosotros cn la Universidad no pai`ticipamos en la com-
placencia de Pilato. Llenos de inquietud buscamos la verdad. Buscamos la vcrdad no como espectadores sino como pal`ticipantcs. Buscamos la verdad para poseerla vitalmente.
Ahora sentimos juntos con el espiritu creador del plan ai.tista que mos presenta el momento del G6lgota, o sea doce facctas de la totalidad de este momento. Vemos a un ser humano muriendo y rccordamos que estc hombre se identifica con la vei`dad - "Yo soy la verdad". Vemos la cara llena de agonia y de paz y oimos las palabras de gracia, "Padre, perd6nalos". Y vemos al cuci`po mucrto recordando el amor vibrante
de Dios
-
"Que nadie ticne amor mas grande que el
que da su vida„.". Comunicfndonos en el momento del G6lgota entendcmos que la verdad total y vivificantejamaB es neutral.
|Cufntos hay en el mundo prescntc que buscan la verdad, pero ncuti.almente! ]Cudntos hombi'es intelectualcs tienen miedo de cualquier "compromiso total" con la verdadl Confortados con la necesidad de comulgar
personalmente en la verdad, tiemblan y buscan refugio cn cl "bomb shelter" de la neutralidad. Para ellos la verdad se hace un es|)ectficulo, jamas ul`a vida. En los doce paneles aqui prcsentcs participamos,
gracias al genio crendor del artista, en el "com|)romiso total" dc Cristo. Entendemos perfcctamentc que la cruz no cs neutral. De hecho, la muorte dc Cristo ha dividido el mundo. |Claro! El amor total dc Cristo es para todo cl mundo, pero "el mundo no le conoci6. Vino a su I)ropia casa, y log suyos no le recibici.on". La vcrdad total y vivificante que es Crislo neccsita mfs qua una btisqueda; necesita urn decisi6n vital. La cruz asi rcprcscnta la confrontaci6n entre los hombres y la verdad como cuesti6n de vida o muerte. Hl momento del G6lgota mos muestra el 6xito tem-
poral (lc lag tinieblas del mundo en oscurecer la verdad. in que se identifica con la verdad muri6. Pero en la blancura de log paneles recordamos la luz de la Resurrecci6n.
Elm la presencia del Cristo vivo mos encon-
tramos la vcrdad y mos sentimos libres.
Carlos Frankenhoff, S. J.
GOLGOTA asi se llama cl conjunto de pinturas
quc forman la nueva exposici6n de nuestro dinfmico artista Rafael Rivera G`arcia, y digo dinfmico, porque 6sta cs la tercera dcl afro si no me equivoco. Este prolifico artista mos habia ofrecido anteriormente con su intensa producci6n pict6rica, el resultado de una preocupaci6n pldstica no sujeta a canones de rigor, mezclada con otra mag o memos acentuada por las materias a empleal`
quc ayudadas 6stas por el color y efectismos sensibles vcnian a facilital.le expresividad. Algunas veces logros
y otras no. La visi6n de nuestro artista o mejor dicho, la mancra pldstica de expresar, aceptando y desarrollando todos fiquellos medios de pastas y voltimenes de materia, de sensaci6n efectista y conformes a la rapidez
que cxige su temperamento, muchas vcces ocultaban lo qua siempre he creido que Rivera Garcia es a priori; artista de impetu, atrevido y apasionado en su rondo,
qua gI'acias a no poseer ninguna t¢cnica rigida en particular que lo formalice un estilo, su desbordante fuego y energia le esth ya desarrollando lo m&s ambicionable pars un artista que es la personalidad por el temperamento. Y en efecto, me encuentro delante de su G6l-
gota que verifica este pensamiento.
La vcrdad es que Rivera Garcia me ha sorprendido. Yo esperaba que en su desarrollo gradual eliminaria una caiitidad de efectismos producto del desco de querer
1ograi. y que tanto le ham detenido su mai`cha hacia un ambiente pict6rico mas verdadero o memos frivolo, Oho-
gandole esta condici6n truculenta en muchos caยงos, su propia fuerza expresiva, tan viva en el artista que mos ocupa. Coma dije anteriormente yo esperaba que en pi`oceso gradual seria eliminado eBte aspecto, pero nunca crci que se pl`odugera asi como en G6lgota, de rna-
nera tan diffana y formal como lo hacc ahoi'a. Parecome un alto reflexivo surgido de su propia convicci6n,
y lo qua ayer era una pintura cargada de lo que yo califico de insinceridades, hoy estoy delante de todo lo conti.ario. Amanece una simple, pul`a y oxpresiva, dinamica y fuerte. su impacto es expectante, imponi6ndose la obra a los sentidos del que la mira trasmiti6ndole el sagrado furor con que se I.ealiz6. Su versi6n mfstica en algunos de los paneles es admirable y su realizaci6n es simple, nerviosa y espontanea. Rivera Garcia en G6lgota parece que ha hecho su confesi6n de fe y se ha despojado de todo lo truculento, su t6cnica se reduce a la expresividad que impone su pasi6n, porque 61 cs asi rapido como la llama, su trazo obedcce al dolor o a la furia que lo mueve. No hay malicia ni laboratorio.
For tanto resulta que su obra, aunque pars unos cobre solamente categoria de esbozo o boceto, para muchos la tcndrd de obra pTofunda y suficiente. A mi entender, el pintor roza log limites de la idea sin que
]a cnfrie la tecnica.
Es un ditilogcr sincero de 61, que
coma buen cristiano lleva muy adentro de su alma el sublime dolor dc Jesucristo y que por lo mismo, habrÂŁ .qofiado con la Pasi6n del G,6lgota y como eB natural, ha vivido como todos vivimoB cuando sofiamos. La evocaci6n dei los actos, el dolor de log hechos, como un desfile de imagenes atormentadas e incoloreB se ham Bus-
t)endido en su imaginaci6n. La obra que mos presenta el pintor es monocroma, lag evocaciones suelen serlo y log suefios tambi6n, creo un acierto el haberlo realizado asi.
Aparto dc la seducci6n que tiene cl tema pars todos log que amamos y que en alguna forms seguimos a Nuestro Sefior Jesucristo, la manera de expl.egarse, y
que con la cual se inicia nuestro joven artista es una I)romesa que sinceramente creo puede ser precursora de grandes realizaciones. Ismael D'Alzina