emilioai-caravana-de-esperanza-enfoque-25sep11

Page 1

Caravana de esperanza Un balance a seis meses del surgimiento del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Emilio Álvarez Icaza L. Ciudad de México (25 septiembre 2011).- Organizar a más de 700 personas, 14 autobuses y cerca de 30 vehículos –el convoy llegaba a medir más de dos kilómetros de largo– para viajar durante 11 días (entre el 9 y el 19 de septiembre), no es cosa menor. Además, hay que tomar en cuenta la escasez de recursos y que se depende de la generosidad y hospitalidad de los anfitriones locales para contar con alimento y refugio. ¿Cuánto dinero se requeriría para mover a esa gente? Sólo la gratuidad, generosidad y compromiso de quienes van a las caravanas ("caravaneros/as") lo hacen posible. Esto es uno de los sellos más significativos y profundos del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD). Luego de recorrer casi 4 mil kilómetros; visitar ocho entidades federativas (Morelos, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Veracruz, Puebla y el Distrito Federal) y la frontera con Guatemala; concentrar a miles de personas en la Ciudad de México, Topilejo, Cuernavaca, Iguala, Chilpancingo, Acapulco, Huajuapan de León, Oaxaca, Monte Albán, Juchitán, Ixtepec, Tapachula, Ciudad Hidalgo, Frontera con Guatemala, Tonalá, San Cristóbal las Casas, Acteal, Oventic, Ocosingo, Palenque, Villahermosa, Coatzacoalcos, Xalapa, Puebla y nuevamente Ciudad de México; y de haber realizado más de 50 actividades entre caminatas, mítines, conferencias y ceremonias que congregaron a miles de personas, la Caravana por la Paz al sur del país dejó su huella de esperanza. Las marchas en Acapulco, Chilpancingo, Xalapa o Palenque fueron impresionantes. Aunque en realidad la fuerza de las caravanas no consiste en que llene plazas; no es un ejercicio electoral, no es campaña, no hay lógicas corporativas detrás. Su fuerza, su sentido, radica en que visibiliza a las víctimas, les pone nombre a los números, genera condiciones para que ellas –las víctimas– puedan salir y hablar. En ocasiones sólo salir es muy importante, recuperar aunque sea simbólicamente y por un momento, el espacio público y alzar la voz. Su fuerza radica en la fuerza ética de ese grito, en su alto contenido moral, en movilizar a la reserva moral de la República para la construcción de la paz en todos los ámbitos. En esta ocasión, no sólo tomaron la voz las víctimas del delito, también se visibilizaron aquellas que sufren la violencia estructural como la pobreza, la desigualdad o la discriminación (por razones étnicas, color de la piel, identidad, nacionalidad, etcétera). La Caravana al Sur dialogó con organizaciones sociales, campesinas, civiles, zapatistas y migrantes, entre otros. Se trata de dialogar con izquierdas y derechas; arriba y abajo; aquí y allá y con quien se requiera para construir una gran alianza para la construcción de la paz y por justicia para las víctimas. Se trata de reconstruir el tejido social. Por supuesto que hay quienes se alarman de esto, quienes tienen sus reservas, sospechas y/o diferencias (de izquierdas y derechas). Pero lo importante es que, con este ejercicio desde la no violencia activa con carácter auténticamente ciudadano, se dan pasos significativos.


Casi al término de la Caravana, en Xalapa, Javier Sicilia agradeció a los "caravaneros" su presencia, esfuerzo, entusiasmo y colaboración. La reacción fue hermosa, quienes ahí estaban rompieron en aplausos por más de cinco minutos. Se formó un ambiente mágico que terminó en abrazos, llantos, porras y gritos de alegría. Fue la explosión de emociones, tensiones y presiones que cerraban simbólicamente y celebraban la Caravana al Sur. El MPJD se fortaleció. Cientos de organizaciones por los lugares por los que pasó se encontraron y actuaron juntos. Miles de personas, a su paso, pudieron salir a las calles y gritar a gobiernos la exigencia de justicia y seguridad y a reclamar a la delincuencia el daño que hace. En seis meses de existencia el MPJD ha logrado mucho. Cuenta con una agenda clara (en tres pistas: justicia, política pública y acciones por la paz); viajó más de 11 mil kilómetros al norte y al sur; inició un diálogo con dos de los tres poderes federales y con diversos actores sociales y ha logrado trabajar con expertos, académicos, organizaciones civiles y universidades. Aunque tal vez lo más importante es que contribuyó a visibilizar a las víctimas desde la no violencia activa. Por eso el MPJD se ha constituido en un referente en la discusión sobre la problemática de seguridad y justicia. Sin embargo, existen grandes pendientes, como el diálogo con el Poder Judicial, los gobernadores y muchos otros actores, pero sobre todo no ha logrado convencer al presidente Calderón de modificar su estrategia ni detener la emergencia nacional que, producto de la violencia y la corrupción, se vive en nuestro país. Falta mucho, pero mucho más por hacer, no sólo al MPJD, sino y sobre todo a gobiernos y partidos políticos y a la sociedad toda para lograr la paz en nuestro querido México. __________________ El autor es sociólogo e integrante del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Artículo publicado en Enfoque de Reforma disponible en: http://www.reforma.com/enfoque/articulo/626/1250744/default.asp?plazaconsulta=reforma


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.