Vasconia. Hechos, episodios y sucedios

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VASCONIA: HECHOS, EPISODIOS Y SUCEDIDOS


© Nabarralde Corrección de estilo: José Miguel Mtz. Urmeneta Diseño y Fotocomposición: Nabarralde Nabarralde. Bidankoze, 3. 31014 Pamplona - Iruñea Teléfono: 948 21 10 57 Fax: 948 206 047 E-mail: nabarralde@nabarralde.com ISBN:978-84-615-4544-5 Depósito legal: SS-1563-2010 Impreso por Gráficas Antza Zirkuitu ibilbidea, 2 20160 Lasarte-Oria (Gipuzkoa) Printed in Navarre


VASCONIA: HECHOS, EPISODIOS Y SUCEDIDOS

Iñaki Egaña

SAILA - COLECCIÓN



ÍNDICE VASCONIA: HECHOS, EPISODIOS Y SUCEDIDOS

01.- OTSOZELAIA Y SANTIMAMIÑE, SANTUARIOS DE LA PREHISTORIA ..................................................................11 02.- LA FUNDACIÓN DE POMPAELO ......................................14 03.- AGER Y SALTUS, CUENCA CANTÁBRICA, CUENCA MEDITERRÁNEA ..............................................17 04.- DOMUIT VASCONES ............................................................20 05.- EL DUCADO DE VASCONIA ..............................................23 06.- LA BATALLA DE ORREAGA ..............................................25 07.- ENEKO HARITZA Y EL REINO DE PAMPLONA ..........28 08.- VIKINGOS EN BAIONA Y PAMPLONA ............................31 09.- LOS BANU QASI ....................................................................34 10.- BENJAMÍN DE TUDELA Y OTROS VIAJEROS ............37 11.- RICARDO CORAZÓN DE LEÓN ........................................40 12.- ARABA, GIPUZKOA Y EL DURANGUESADO BAJO CASTILLA....................................................................43 13.- LOS BANDERIZOS ................................................................46 14.- HOMBRES DE MAR, BALLENAS Y TERRANOVA ......49 15.- LA BATALLA DE NOAIN ......................................................51 16.- AMAIUR, EL CASTILLO NEGRO ......................................54 17.- LA VUELTA AL MUNDO DE ELCANO ............................57

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18.- FRANCISCO JASO EN LAS INDIAS ORIENTALES ......60 19.- LOPE DE AGUIRRE, PRÍNCIPE DE LA LIBERTAD ....63 20.- LA GUERRA DE LA RELIGIÓN ........................................66 21.- LOS ALBRET, LA CULTURA VASCA ESCRITA Y ETXEPARE ..........................................................................69 22.- AGOTES, JUDÍOS Y GITANOS ..........................................72 23.- LA INQUISICIÓN, LAS BRUJAS Y ZUGARRAMURDI ..............................................................74 24.- EL MOTÍN DE LA SAL ..........................................................77 25.- LA REVUELTA DE MATALAZ ............................................80 26.- LA ILUSTRACIÓN ................................................................83 27.- LA REVOLUCIÓN FRANCESA ..........................................86 28.- LAS MATXINADAS ................................................................89 29.- LOS FUEROS ..........................................................................92 30.- LA PESTE..................................................................................94 31.- NAPOLEÓN ..............................................................................97 32.- LA DIÁSPORA ......................................................................100 33.- EL EJÉRCITO DE ZUMALAKARREGI ..........................103 34.- LOS VIAJEROS QUE LLEGARON A EUSKAL HERRIA ................................................................106 35.- INSUMISIÓN Y DESERCIÓN ............................................108 36.- IPARRAGIRRE, EL BARDO QUE CANTÓ A UN PUEBLO ............................................................................111

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37.- LA EMBOSCADA DE LORCA ..........................................115 38.- EL CURA SANTA CRUZ ......................................................118 39.- LOS CONCIERTOS ECONÓMICOS Y LA GAMAZADA ....................................................................120 40.- SABINO ARANA Y LOS ABERTZALES ..........................123 41.- LA HUELGA Y LA ORGANIZACIÓN OBRERA ..........126 42.- MORT POUR LA PATRIE ..................................................129 43.- LAS IKASTOLAS ..................................................................132 44.- LOS BOMBARDEOS DE GERNIKA Y DURANGO ......135 45.- VIOLETAS DE PARMA ......................................................139

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I

Otsozelaia y Santimamiñe, santuario de la prehistoria En ocasiones pensamos que la última edificación modernista es la médula de nuestra ciudad, la referencia de una generación. Algo de razón tendremos pero, como en todo, hay que relativizar. El mundo no empezó ayer. Si retrocedemos un poco, lo comprobaremos. La cueva de Santimamiñe, en el término de Basondo de la localidad vizcaína de Kortezubi, ofrece uno de las pinacotecas prehistóricas más espectaculares de la costa atlántica. Descubiertas sus pinturas en 1916, Telesforo Aranzadi, Joxemiel Barandiaran y Enrique Eguren publicaron los primeros estudios de las mismas unos años más tarde: bisontes, uros, caballos, cabras montesas, algún oso... salpicaban las paredes de una cueva que conoció la presencia humana desde el Paleolítico Superior hasta la época romana. Lo que traducido a cifras significaría que en Santimamiñe vivieron nuestros antepasados durante más de 20.000 años. Es decir, la cueva de Basondo sirvió de morada a los humanos durante más tiempo que las ciudades “modernas” de Bilbao, Tolosa, Balmaseda, Iruñea o Atharratze. Un poco más al norte, en la localidad bajonavarra de Isturitz, las cuevas de Otsozelaia, Erburua y la del mismo nombre que la población, se engarzan bajo el monte que ya avanzó su condición durante la historia, Gaztelu. En 1912 Emmanuel Passemard comenzó a excavar sus secretos. En los años siguientes, Otsozelaia conoció el expolio de miles de instrumentos de piedra y de hueso hallados en sus galerías, herramientas que fueron llevadas a un museo cercano a París, ubicado en Saint Germain-en-Laye, ciudad real en la que Alejandro Dumas compuso Los Tres Mosqueteros y El Conde de Montecristo. Entre lo expoliado, Passemard descubrió un extraño artilugio musical. Poco después, el hallazgo fue identificado como un hueso de ave agujereado en una de sus caras, con tres orificios hechos a distancias proporcionadas, es decir una flauta. Según Passemard, que bautizó su descubrimiento como el txistu de la cueva de Isturitz, éste se trataría del instrumento musical más antiguo de la humanidad. En Isturitz, donde las cavernas reflejan, como en Santimamiñe, lo mejor del llamado arte

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rupestre, la presencia humana se prolongó durante miles y miles de años, desde el Paleolítico Medio, más aún que en Basondo. La ubicación de hombres y mujeres, incluidos los llamados presapiens, en este territorio europeo que ahora poblamos los vascos aparece acreditada desde el Paleolítico Inferior, con asentamientos en todo el país, desde Tudela hasta Biarritz, concentrados precisamente en estas dos poblaciones que representan a las orillas del Ebro y a la costa lapurtana. Este período se remonta a más de 150.000 años atrás, época de la que existen testimonios en forma de hachas de sílex. En el Paleolítico Medio, en plena glaciación würmiense, apareció la especie Neanderthal, de la que existen restos fósiles en Dima y Lezetxiki, (los restos de una mujer por cierto, son los encontrados en este recinto de Arrasate). Sobre el Neanderthal, el debate actual es muy sugerente ya que los últimos descubrimientos de esta especie, similar a la nuestra, la de los cromagnones, anuncian la posibilidad de un cruce genético o incluso la progresión de su especie. Neandertales fueron quienes construyeron esa flauta que descubrió Passemard en Isturitz. En el Paleolítico Superior que se extiende entre 33.000 y 9.000 años bp y con la intermitencia entre los fríos glaciales y las épocas templadas, el hombre descendió hasta los valles por debajo de los 400 metros. Apareció el homo sapiens sapiens y entre ellos el Cromagnon, que inició una evolución autóctona hacia el tipo vasco con sus características raciales específicas descritas por los antropólogos. La cantidad de armas y herramientas de trabajo halladas en las cuevas de nuestro entorno es tan significante que, en algunos casos, se han podido identificar hasta las canteras que suministraban a los langiles las piedras. Los pobladores de Santimamiñe, por ejemplo, utilizaban las cercanas de Pedernales. De estas épocas y de las posteriores, en especial de las más templadas, no se puede hablar de la especifidad de un territorio vasco. Las gentes que poblaban los dos lados del Pirineo, en el norte hasta el Garona y en el sur hasta el Ebro, eran todo menos sedentarias. Dependían de la caza y más adelante del pastoreo, lo que les llevaba a recorrer increíbles distancias para asegurar su supervivencia. Este fue, sin duda, el motivo general que posibilitó en la tierra la expansión de la especie humana y la expansión de los primeros y rudimentarios útiles tanto de defensa como de cultura.

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A pesar de los movimientos migratorios y de la transhumancia posterior, la mayoría de los estudiosos de la época, entre ellos Bosch Gimpera, anuncian con respecto al pueblo vasco que “no es posible explicarse la presencia del pueblo pirenaico en sus hogares más que como habiendo vivido allí desde tiempo inmemorial, procediendo de los antiguos grupos paleolíticos de la región”. Joxemiel Barandiaran, una de los padres de la arqueología y la etnografía vascas, fue de los que siguió esta hipótesis de trabajo hasta convertirla, después de su descomunal tarea, en tesis: “hay una singularidad ininterrumpida de la cultura de nuestro país desde aquellos lejanos tiempos hasta los albores de la historia”. De los albores nos trasladamos hasta al Mesolítico, el Neolítico y el Eneolítico con las llamadas Edades de los Metales (2.000 años bp). Para Jesús Altuna, “la formación de la raza vasca había concluido ya para el Eneolítico. La cultura de esta época y la del Bronce arraigaron fuertemente en el país. El euskara data, al menos, de entonces. Durante ellas se va perfilando la etnia vasca, a partir de elementos autóctonos por una lado y alóctonos por otro. Estos se introdujeron, fundamentalmente, por la trashumancia que la intensa vida pastoril de esta época traía consigo”. El Neolítico fue la primera de las grandes revoluciones que conoció la humanidad. Hasta su proyección, los historiadores se refieren a quienes poblaban entonces el territorio actual de Euskal Herria como “tribus franco-cantábricas” o “aquitano-cantábricas”, por utilizar un término diferenciador, más que por referencia a un nombre exacto. Desde el Neolítico, sin embargo, la referencia es la de la “cultura pirenaica”, con diversas fases perceptibles y el asentamiento de lo que Altuna llamaba “etnia vasca”. Resumir es una tarea ingrata que deja demasiado sin comunicar, más en este caso cuando se trata de miles de años de historia, de épocas de frío intenso y de otras de bondad, de cremaciones y de enterramientos, de migraciones y sedentarismos. Estamos tratando con los restos de los restos que sobrevivieron a la glaciación: las costas de entonces hoy están sumergidas. Las poblaciones eran escasas, con relación a las de hoy en día, la endogamia habitual y la esperanza de vida poco que ver con la que tendrán nuestros hijos.

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Xabier Peñalver, en un trabajo reciente, ha profundizado en muchas cuestiones de la vida cotidiana de entonces. Nada fácil. Y entre sus numerosas y novedosas aportaciones presenta un mapa del tiempo histórico con 439 poblaciones asentadas en lo que hoy es territorio vasco, todas ellas datadas cronológicamente. Desde el primer asentamiento en Lezetxiki, hace nada menos que 300.000 años, hasta el último en Onddi, en las cercanías de Urnieta, antes de la llegada de la colonización romana. II

La fundación de Pompaelo En el año 2001 la Sociedad de Ciencias Aranzadi fue requerida para investigar los restos arqueológicos aparecidos en las obras para la construcción de un aparcamiento subterráneo en la Plaza del Castillo, en la capital navarra. Las ruinas que se dejaron entrever se remontaban a los dos mil años: un menhir, una necrópolis musulmana, unas termas romanas y una gran muralla. Se sugirió que los sueños de la vieja Iruñea reposaban en esos lugares. El Ayuntamiento de Pamplona, sin embargo, prefirió la especulación urbanística y prohibió a Aranzadi, a pesar de las ordenes judiciales, el acceso a las obras. En el vertedero de la localidad de Beriain, durante una inspección realizada en febrero del año siguiente, aparecieron “abundantes restos arqueológicos, datados entre los siglos I-II de nuestra Era hasta el XVI”. Provenían de la Plaza del Castillo que el consistorio pamplonés entregó a los constructores del aparcamiento. Fueron los romanos de Cneo Pompeyo quienes habían fundado, precisamente, Pamplona, Pompaelo. La primera expansión romana histórica lo fue a través del Ebro, remontando su curso por su orilla derecha. Las riberas del Ebro, desde Cantabria hasta su desembocadura en el Mediterráneo, diferenciaron claramente dos espacios naturales diversos. Los griegos, antes que los romanos, hablaban de un territorio peninsular desde el estrecho de Gibraltar hasta el Ebro e incluían a los habitantes al norte del río en un territorio al que también pertenecían los aquitanos. Cuando los romanos administraron sus primeras jurisdicciones hispanas, el norte del Ebro quedó sin catalogación.

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