Universidad de Panamá Facultad de Bellas Artes Escuela de Artes Teatrales Historia de Panamá-Hist.100
El Panamá de los años 30
Por:
Nadia N. Ríos A. Sofía (Edgar Sagel De Gracia Barría)
Facilitadora: Prof. Rosalia Castillo
Primer Semestre de 2015
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Índice Contenido
Página
Introducción……………………………………………………………………..
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Presidentes de Panamá en durante los años 30´s….……………..……………....
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Golpe de Estado en Panamá de 1931…………………………………………….
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Movimiento Inquilinario 1932…………………………………………………..
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Fundación de la Universidad de Panamá 1935………………………………….
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Tratado Arias –Roosevelt 1936 ……………………………….………………...
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Eventos Importantes para la Medicina en Panamá durante los Años Treintas......
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El Teatro en Panamá durante los Años Treintas…………………………………
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Conclusión………………………………………………………………………
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Bibliografía……………………………………………………………………….
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Introducción La historia de los primeros años de la República de Panamá está llena de sucesos extraordinarios que marcaron con gran relevancia nuestro presente, algunos de ellos fueron planificados con acierto y otros debido al desorden de la propia época desembocaron en grandes fiascos que sólo beneficiaron a unos pocos. Debido a la transcendencia de los hechos ocurridos en la década de 1930 en la vida del panameño contemporáneo, es importante que los mismos se estudien y se analicen para que logremos aprender de ellos y usar ésta información en nuestro beneficio, buscando siempre equidad, justicia y solidaridad con el resto de nuestros hermanos ciudadanos. El objetivo de este trabajo de investigación es presentar los hechos más relevantes sucedidos en el Panamá de los años treinta, estudiar sus consecuencias y aprender cómo podemos mejorar nuestra vida futura aplicando los aciertos y desechando los errores. Nuestra investigación es presentada en orden cronológico y los sucesos presentados constituyen los más importantes de nuestra historia nacional vividos durante esa época.
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Presidentes de Panamá durante los años 30´s Florencio Harmodio Arosemena Guillen: Fue el 14º presidente de Panamá del 1 de octubre de 1928 al 3 de enero de 1931.
Nació el 17 de septiembre de 1872 en el
departamento de Panamá durante la época de Nueva Granada o La Gran Colombia. Perteneció al Partido Liberal, Falleció el 30 de agosto de 1945, a los 72 años en Nueva York, Estados Unidos. Fue un ingeniero civil y político panameño. Estudió y laboro como ingeniero civil en Alemania. En Panamá construyó varias obras como el Palacio Nacional, el Instituto Nacional, el ferrocarril de Puerto Armuelles, entre otros. Era reconocido como políglota al dominar siete idiomas. Asumió la presidencia en medio de una crisis política y económica y fue derrocado por un golpe de estado de parte de Acción Comunal, encabezado por Arnulfo Arias Madrid y Harmodio Arias Madrid, a comienzos de 1931. Harmodio Arias Madrid: Fue el 15º presidente de Panamá del 03 de enero de 1931 al 16 de enero de 1931 y 17º presidente de Panamá del 05 de junio de 1932 al 01 de octubre de 1936. Nació el 3 de julio de 1886 en Penonomé, Panamá y falleció el 23 de diciembre de 1962 a los 76 años en Estados Unidos. Perteneció al Partido PLD. Sus padres fueron: Carmen Madrid y Antonio Arias. Su esposa fue Rosario Guardia. Fue Político, embajador, abogado. Estudió derecho en Southport, Inglaterra, y se graduó de la Universidad de Cambridge como abogado, cuando ya trabajaba desde hace varios años en la firma Fábrega y Arias.
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Ricardo J. Alfaro o Ricardo Joaquín Alfaro Jované, fue el 16º presidente de Panamá de 16 de enero de 1931 al 5 de junio de 1932. Nació el 20 de agosto de 1882, en el departamento de Panamá, Colombia y falleció el 23 de febrero de 1971 a los 88 años en Panamá, Panamá. Formó parte del
Partido Liberal. Sus padres
fueron Hortensia Jovan y Luis Ramón Alfaro. Fue un estadista, escritor y diplomático panameño. Asumió el cargo en funciones de Presidente de Panamá el 16 de enero de 1931, después del golpe de estado de Acción Comunal y desempeñó dicho cargo hasta el 5 de junio de 1932. Fue hijo de Luis Ramón Alfaro y Hortensia Jované y nieto del teniente coronel José Alfaro, quien era un militar venezolano. Realizó sus primeros estudios en su ciudad natal. En 1898 ganó una beca para estudia en el Colegio Mayor Fernández Madrid, en donde obtuvo el título de bachiller en 1900. Su intención de estudiar en la Universidad fue cancelada por la Guerra de los Mil Días, de cualquier forma ciudad natal, trabajó como funcionario en la Secretaría de Gobierno y en la Secretaría de Relaciones Exteriores. En 1908, fue nombrado cónsul general en Barcelona. En 1912, fue consejero jurídico de la Legación de Panamá en Washington En 1918, obtuvo un doctorado en Derecho y Ciencias Políticas en la Facultad Nacional de Derecho, de la República de Panamá. Las intervenciones de Ricardo J. Alfaro en el foro internacional, con relación a la teoría y la práctica de los derechos humanos fueron aplaudidas internacionalmente. En 1918 gracias a su iniciativa se crea en la ciudad de Panamá la “Facultad Nacional de Derecho” que constaba con su “Escuela de Derecho y Ciencias Políticas”, considerada como su obra más valiosa para la patria, fue aquí donde él impartió las clases de Derecho Civil y en dónde profundizó en esta rama del Derecho. En 1918 publicó un trabajo titulado “El Divorcio” que era el tema de actualidad para la época. Juan Demóstenes Arosemena (Panamá, 24 de junio de 1879 Penonomé, 16 de diciembre de 1939) fue un político y escritor panameño. Asumió constitucionalmente el cargo de Presidente de Panamá desde el 1 de octubre de 1936 hasta el 16 de diciembre de 1939, cuando falleció.
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Durante su juventud vivió en Ecuador. Después de la Separación de Panamá de Colombia regresa a Panamá. Durante el gobierno de Manuel Amador Guerrero trabajó en la Secretaría de Instrucción Pública. Ocupó varios ministerios tales como el de Relaciones Exteriores, Agricultura y Obras Públicas. También fue gobernador de la provincia de Colón, Secretario de la Corte Suprema de Justicia y Secretario de la Asamblea Nacional. Durante su gestión presidencial, se realizaron en Panamá, los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, construyendo para esto, el Estadio Nacional y la Piscina Olímpica. También fue declarada la flor del Espíritu Santo, como flor nacional de la República de Panamá. En 1936 fue elegido Presidente Constitucional de la República y concluyó la construcción de La Escuela Normal de Santiago que lleva actualmente su nombre, reorganizó la policía, fundó el Colegio Liceo de Señoritas, entre otras obras. También fue creador de la Orden Vasco Núñez de Balboa, máxima distinción meritoria en Panamá. En 1939 fallece de manera natural aún siendo presidente de la república. También se le llamó así a un corregimiento de Arraiján en su honor.
Ezequiel Fernández Jaén (Penonomé, 3 de marzo de 1886 - 26 de marzo de 1946) fue un abogado y político panameño. Ejerció provisionalmente, por tres días, como presidente de Panamá desde el 16 hasta el 18 de diciembre de 1939. Fue un abogado y político panameño de gran prestancia y liderazgo. Nació en la ciudad de Panamá el 3 de marzo de 1886, pero fue criado en Penonomé, provincia de Coclé. Fallece el 26 de marzo de 1946. Su vida profesional se inicia desde muy joven como funcionario dentro del Órgano Judicial llegando a ser juez en la ciudad de Colón, hasta alcanzar ser nombrado Magistrado de la Corte Suprema de Justicia. También ocupó el cargo de Registrador General del Estado Civil (1920-1923), miembro de Acción Comunal, participa en el primer golpe de Estado que derroca al Presidente Florencio Harmodio Arosemena del 2 de enero de 1931. Forma parte del Gabinete Ejecutivo dentro de los gobiernos de Ricardo J. Alfaro y Harmodio Arias Madrid en calidad de Ministro de la Presidencia y Ministro de Hacienda. Fue Segundo Designado (Vice-Presidente), del Presidente Juan Demóstenes Arosemena, pero a la muerte de éste tuvo que asumir el cargo de manera provisional hasta que Augusto 7
Samuel Boyd, quien era el Primer Designado y se encontraba en Estados Unidos en calidad de Embajador, regresara a Panamá a asumir la Presidencia de la República. Tomó posesión de la Presidencia de la República como segundo Vicepresidente del 16 al 18 de diciembre de 1939. Bajo el liderazgo de Ezequiel Fernández Jaén, se funda el Partido Nacional Revolucionario (PNR) que posteriormente se transformó en el Panameñismo, movimiento político y social mayoritario de Panamá por varias décadas que llevó a la Presidencia de Panamá a quien posteriormente se convirtió en su máxima figura de referencia histórica Arnulfo Arias Madrid, al igual que a Guillermo Endara Galimany (1989-1994), y a Mireya Moscoso Rodríguez (1999-2004). Considerado el mentor de Arnulfo Arias Madrid, don Ezequiel Fernández Jaén, fue el primer líder y Presidente del movimiento panameñista y bajo su liderazgo su movimiento llega por primera vez al poder cuando es elegido Segundo Designado (Segundo VicePresidente), en la nómina presidencial de Juan Demóstenes Arosemena quien fallece durante el ejercicio de su cargo. Augusto Samuel Boyd Briceño fue el 20º presidente de Panamá del 18 de diciembre de 1939 hasta el 1 de octubre de1940. Nació el 1 de agosto de 1879 Panamá, Colombia y falleció el 17 de junio de 1957 a los 77 años. Perteneció al Partido PNR Ocupación Político, fue un cirujano y político panameño. Ejerció con funciones como Presidente de Panamá desde el 18 de diciembre de 1939 hasta el 1 de octubre de 1940, tras la muerte de Juan Demóstenes Arosemena. Fue hijo de Federico Boyd, prócer de la república. Realizó estudios superiores en Europa y Estados Unidos y se graduó como Doctor en Medicina y Cirugía.
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Golpe de Estado en Panamá de 1931 El Golpe de Estado de 2 de enero de 1931 o La revolución de 2 de enero de 1931 fue el movimiento armado que tuvo lugar en la ciudad de Panamá, República de Panamá en la noche del 1 de enero de 1931 y el amanecer del día 2 de enero de 1931 cuando un grupo de jóvenes pertenecientes a la organización cívico-política Acción Comunal, inspirada en normas cívicas y en un sentimiento de patriotismo dieron un golpe de Estado contra el gobierno del presidente constitucional de Panamá Florencio Harmodio Arosemena. Antecedentes El 1 de octubre de 1928 Florencio Harmodio Arosemena asumió la presidencia de la República de Panamá. Fue un continuador de la administración de Rodolfo Chiari (19241928) político e industrial liberal, que organizó un fuerte partido personalista de mucha influencia, que lo designó candidato oficialista para las elecciones presidenciales de 1928. El expresidente pasó a ser el poder real detrás de la silla presidencial de Panamá, porque la mayoría del gabinete de Arosemena respondía a sus directrices y en ocasiones las decisiones políticas incluso eran contrarias al sentir del presidente Arosemena. "Hombre de trabajo y no político", subió al poder con el lema: Orden, trabajo y economía. A Arosemena le correspondió dirigir los destinos de la nación panameña en la época de la Gran Depresión del año 29 que lo obligó a tomar medidas y decisiones impopulares. Gestión de gobierno del presidente Arosemena De sus 27 meses de gobierno se puede señalar que, a pesar de la crisis económica, realizó diversas obras de interés en el campo económico, social y fiscal, entre las que se destacan la ampliación de la Escuela de Artes y oficios. el impulso a la agricultura, la inauguración del ferrocarril de Chiriquí, la finalización de la construcción del Estadio Nacional, el comienzo de la construcción del hospital José Domingo de Obaldía y la aprobación de la ley por la cual ninguna trabajadora embarazada podía ser despedida y podía separarse de su empleo ocho semanas antes del parto y regresar ocho semanas después. Política criolla y acusaciones de corrupción Durante gran parte del siglo XX la política criolla panameña estuvo enmarcada en el interés de favorecer a la clase privilegiada que en función del poder político aseguraba sus 9
intereses económicos. No existían programas de gobierno, ni principios ideológicos, sino lemas de campaña con el supuesto interés de atender los problemas populares. Los actos de corrupción de los que se acusaban al gobierno de Arosemena en realidad correspondían a destacadas figuras del partido en el poder. Arosemena trató de mejorar la imagen del gobierno aunque la culpa recayó sobre él por la falta de carácter al actuar contra los corruptos. Arosemena había continuado una práctica del gobierno de Porras de contratar a extranjeros para la administración pública nacional, en perjuicio de los profesionales panameños; así como había tomado medidas económicas difíciles de entender debido a la crisis económica, por lo que las denuncias de corrupción y la falta de respaldo político facilitaron el golpe de estado.
Albert Einstein y su esposa había visitado al presidente Arosemena apenas unas semanas antes en Diciembre de 1930, durante su visita al Canal de Panamá.
Acción Comunal Los organizadores de esta revuelta fueron los jóvenes de "Acción comunal" una asociación de jóvenes profesionales, fundada el 19 de agosto de 1923 entre los que se destacaban Ramón E. Mora, Germán Gil Guardia, Víctor F. Goytia, Rubén D. Conte, Harmodio Arias, José Pezet y José Manuel Quirós. El 3 de septiembre en un comunicado al país declaraban a la ciudadanía su carácter nacionalista y que actuaban en defensa de las instituciones nacionales. Abogaba por el adecentamiento de la cosa pública, la transparencia de los políticos y un nacionalismo a ultranza que rechazaba cualquier modelo extranjerizante y
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sobre todo la injerencia norteamericana. Además, de los miembros de Acción Comunal, secundaron el golpe elementos de la oligarquía que se oponían a Chiari y querían retomar el control político. Entre ellos, Francisco Arias Paredes quien financió la compra de armas. Habida cuenta que Acción Comunal no era un Partido político y, por lo tanto, carecía de la disciplina partidista no resultó difícil para la oligarquía permear el movimiento y finalmente dividirlo. 2 de enero de 1931 Mientras la ciudad celebraba el arribo del año nuevo, en la madrugada del 2 de enero, un grupo de jóvenes asaltaron a mano armada los cuarteles de policía, los cuales se rindieron. A continuación acudieron al palacio presidencial donde miembros de Acción Comunal se habían infiltrado en la fiesta de año nuevo, donde habían embriagado a parte de la guardia presidencial. Tomaron también el Palacio de las Garzas, sede de la Presidencia en Panamá, aunque allí tuvieron mayor resistencia. Apresaron al presidente y exigieron la renuncia. Este renunció convencido de la inutilidad de su negativa nombrando antes secretario de Gobierno y Justicia a Harmodio Arias Madrid. ---Titulares de la Época Estados Unidos A pesar de tener el respaldo del artículo VII del tratado Hay-Bunau Varilla y de la Constitución Nacional que permitían la intervención armada de Estados Unidos, estos permanecieron a la expectativa al pensar de algunos miembros de Acción Comunal pudieran hacer algo que no hicieron, por lo que USA exigió una salida constitucional a la crisis; lo que se hizo nombrando
a
Ricardo
J.
Alfaro,
primer 11
designado por la Corte Suprema de Justicia, después de su llegada al país. Cuando Acción Comunal dio el golpe tomó el control de la situación y protegió las compañías y bancos norteamericanos para evitar cualquier ataque violento contra estos comercios. Consecuencias Fue el primer levantamiento armado en la historia republicana de Panamá, revolución cruenta porque a pesar de su poca duración hubo algunos muertos y heridos. Con la entrada al poder de Ricardo J. Alfaro al gobierno interino, la unidad de Acción Comunal empezó a desmoronarse por las aspiraciones políticas y personales de algunos de sus miembros. La falta de ideología y de un programa de gobierno facilitaron su división, como se vio en la campaña electoral de 1932, cuando el grupo se partió en tres corrientes: una apoyando a Harmodio Arias, otra a Víctor Florencio Goytia y otra que se mantuvo neutral.
Como suele suceder en casos de golpes de Estado, las consecuencias del derrocamiento del presidente Arosemena en 1931 fueron mayoritariamente negativas. El nacionalismo comenzó a incidir con más ímpetu en la política panameña, pero el adecentamiento propuesto por Acción Comunal no se logró. Los fraudes electorales continuaron definiendo la identidad de presidentes y diputados y, salvo honrosas excepciones en 1932 y 1960, el ejecutivo siguió empleando los recursos del Estado para favorecer al oficialismo. Para resguardarse contra los golpes que Washington ya no sofocaría mediante el desembarco de infantes de marina, los gobiernos posteriores se dedicaron a adular a la fuerza pública y a sus jefes, lo que condujo a su militarización. La administración de justicia, a su vez, adquirió licencia para emitir fallos contra derecho cuando así lo requiriesen sectores influyentes. Los acontecimientos del 2 de enero de 1931 dejaron lecciones útiles. Aunque la rebelión popular es válida en casos de tiranía, mejor es no planear ni ejecutar golpes a la ligera, porque el tiro puede salir por la culata. Los gobernantes, a su vez, deben evitar dejarse persuadir por aparentes señales de tranquilidad y la lisonja de los manzanillos. Más les valdría desterrar las prácticas y evitar 12
las medidas que exasperan a la ciudadanía, porque estas pueden ser caldo de cultivo para golpes de Estado que, a la larga, producen efectos perniciosos sobre el desarrollo de los pueblos. Movimiento Inquilinario de 1932 Antecedentes En el año de 1925 los propietarios de casas de alquiler aumentaron las rentas en un 25 a 50% para hacer fracasar la ley sobre las reformas fiscales impuesta por el Dr. Eusebio A. Morales (Secretario de Hacienda) que cambiaba el sistema tributario y los obligaría a pagar más impuestos. La violencia del alza causa hondo y vasto descontento los inquilinos. Sin embargo, pudieron a duras penas pagar porque la mayoría de los inquilinos eran obreros del ramo de las construcciones, en Panamá y Colón y el nivel de los salarios escaló alturas que sólo han sido superadas en décadas recientes. El Sindicato General de Trabajadores, entidad proletaria que se había constituido a fines de 1924, atiende el clamor de las masas, organizando la Liga de Inquilinos y Subsistencias. De junio a octubre de 1925, la Liga asume el carácter de una poderosa organización de masas. Es la primera en su género que se ha visto en Panamá. A principios de octubre tiene seis mil miembros inscritos y cotizantes. El gobierno y los propietarios de casas no entienden las protestas y la agitación de la organización inquilinaria por lo que 10 de octubre de 1925 el Gobierno nombra precisamente a un dueño de casas, Julio Quijano, Jefe del Primer Batallón de Voluntarios para combatir la "intransigencia" de los inquilinos. En el país se habla una supuesta conspiración internacional y el Gobierno solicita la intervención de las fuerzas norteamericanas para que sofocaran la agitación popular. Aparentemente con la sofocación por la fuerza a que había sido sometido el movimiento, el problema quedaba diferido y extinto la protesta de los inquilinos.
Inquilinos siendo despojados de sus cuartos de alquiler, 1925
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La Huelga de 1932
Después de 1925, las quejas formales de los inquilinos, recogidas por los comités de la Liga de Inquilinos y Subsistencias, permiten aseverar que de 1925 a 1932, los alquileres aumentaron en una proporción del 50% al 75% sobre las cifras existentes en el cuatrienio de 1920-1924. De 1925 a 1930, el Banco Nacional introdujo al país cuatro millones de dólares de capital extranjero distribuido mediante el sistema de cédulas hipotecarias. Algo de ese numerario se dedicó al mejoramiento de empresas rurales. Pero la cuota mayor se empleó en nuevas construcciones en las ciudades de Panamá y Colón. Los propietarios o inversores fueron individuos o compañías capitalistas que disponían de propiedades garantes del préstamo. Surgieron en toda la ciudad las llamadas "casas de apartamientos" y con ellas el tipo de alquiler subió todavía más. Pero lo importante es que el alza repercutía sobre los inquilinos más pobres. Analizando el problema desde este ángulo, se comprende que había de llegar un momento en que la intensidad del alza de los alquileres hiciese saltar en pedazos la resistencia económica, la capacidad de pago de las grandes masas inquilinarias. Y el momento llegó. Mientras la situación económica en general se mantuvo a cierta altura, en tanto duraron los efectos de la inyección monetaria extranjera, el trabajador tuvo ocupación estable y percibió jornales que le posibilitaron el pago del arriendo caro.
Extensión de Apartamentos en el Chorillo circa 1930.
Pero en el año de 1930 se sintieron
en
Panamá
los
primeros estremecimientos de la crisis que agarrotó al mundo para esa época. Eran las repercusiones del gran desastre, de la gran depresión que sacudió los cimientos del edificio de la economía mundial La caída de los precios en el mercado 14
universal hizo bajar presurosamente el monto de los impuestos aduanales que constituían la primera renta del fisco nacional. El estado panameño se precipitó al desfiladero sin salida de las reducciones presupuestarias. Las obras públicas se suspendieron. Miles de obreros quedaron aprisionados por el paro. De otra parte, el derrumbe del mercado de valores neoyorquino en octubre de 1929 había sepultado millones de pesos puestos en juego bursátil por los capitalistas panameños. El crédito se contrajo violentamente. El Banco Nacional imposibilitado para adquirir nuevos empréstitos, dejó de prestar grandes sumas a los constructores y caseros. Los trabajos privados de edificación se paralizaron casi totalmente. Nuevos contingentes proletarios engrosaron el ejército de desocupados. El Standard general de vida descendió bruscamente. La capacidad adquisitiva de la masa obrera cayó por debajo del mínimo posible para la satisfacción de sus necesidades. Mientras tanto, la tasa de alquiler permanecía remontada en la alta atmósfera a donde había llegado en los días de la inflación. Los capitalistas endeudados no encontraban otro medio de aminorar sus obligaciones que el de arrancar a los inquilinos una renta altísima que, lejos de reducir, procuraban aumentar. La masa inquilinaria sintió caer sobre sus hombros todo el peso de la crisis general que sufría el país. El descontento, la protesta, la organización de combate contra la vivienda cara fueron resultante general y natural de tal situación. Los objetivos económicos de la Liga de Inquilinos en la rebaja de los alquileres y la abolición de los rasgos ominosos del sistema de inquilinato, constituyeron el fondo de la famosa huelga de "no pago" de 1932. Volvió el clima de desasosiego que se puso de manifiesto en el año 25. Las agitaciones populares se multiplicaron a despecho de la indiferencia del gobierno y la resistencia de los propietarios de casas. Pero a diferencia de aquella ocasión, se contempló ya la necesidad de normar especialmente la cuestión inquilinaria. Se plantearon también soluciones de carácter general, que si bien no llegaban al fondo del problema, eran, sin duda, un paso hacia adelante en la conquista de los inquilinos y un triunfo sin precedentes en la regulación jurídica del negocio.
Ventajas y desventajas de las soluciones aplicadas
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Cuando el problema surge con caracteres definidos en 1926 se producen los disturbios callejeros y la sofocación sangrienta del movimiento por las fuerzas nacionales y extranjeras, el Órgano Ejecutivo quiso restarle méritos al movimiento. En realidad, no había intención alguna del poder central en liquidar el problema por la vía positiva La finalidad gubernamental estaba disparada a su extirpación por la fuerza, considerando que ello constituiría el fin de un problema que estaba tomando lineamientos nacionales. La razón se explica en el hecho que hemos apuntado antes: la estructura económica sobre la cual se asentaba la economía panameña. Eran precisamente los caseros y los terratenientes los que sostenían al gobierno de Don Rodolfo Chiari y claro está, cualesquier fórmula que se buscara tenía que estar supeditada a esos intereses. Pero era tan intensa la protesta, tan combativo el movimiento en las calles, que pese a todo ello el gobierno tuvo que asumir una posición. Se nombró para el efecto, una Comisión Mixta de Reclamos compuesta por representantes de inquilinos y propietarios. Esta Comisión tenía como propósito atender las reclamaciones que una y otra parte hicieran de las querellas inquilinarias. Además, debía informar al Sr. Presidente del estado de la situación y llegar a conclusiones que pudieran poner fin a la agitación popular. Sin comentarios, porque se explican por sí solas, vamos a enunciar las recomendaciones sugeridas por la mencionada Comisión. Ellas eran: 1. Mayor cortesía en el cobro de los alquileres de parte de los propietarios. 2. Retrotraer los alquileres a enero de 1925 y una rebaja del 5% para los inquilinos que eran jornaleros. 3. Rebaja del agua. 4. Rebaja de la luz. El Gobierno, por su parte, anunció las siguientes: 1. Aumento de los trabajadores en el Hospital Santo Tomás. 2. Construcción del Manicomio. 3. Construcción de la Escuela de Medicina. 4. Activar los trabajos de las escuelas agrícolas. 5. Arriendo de 200 habitaciones para subarrendarlas a precios de costo a los obreros que no tenían trabajo. 16
6. Levantar un censo y hacer una inspección de las condiciones higiénicas de las viviendas. Puede apreciarse que las recomendaciones de la Comisión no eran otra cosa que el resultado de un clima de terror en donde primaban los intereses del grupo económicamente más poderoso. Basta sólo subrayar aquello de "mayor cortesía para el cobro de los alquileres", para percatarse que la desigualdad en la discusión era obvia y no se adentraba en la médula del problema. En cambio, las medidas adoptadas por el Ejecutivo, flanqueaban el ataque del problema creando fuentes de trabajo para los obreros en el Hospital Santo Tomás, la construcción del Manicomio y las escuelas agrícolas en el interior de la República. Las medidas que se adoptaron en 1932 no se diferencian mucho de las dispuestas en 1926. Es cierto que se dictaron disposiciones legales tendientes a regular la cuestión inquilinaria. Es cierto también que fue ésta la primera ocasión que la presión popular impuso al gobierno la necesidad de legislar sobre materia tan controvertida como ésta; pero también es obvio que volviera a insistir en la cuestión del arriendo y subarriendo de viviendas para inquilinos pobres, lejos de construir viviendas el Estado que garantizara una protección efectiva al arrendatario.
DEMETRIO PORRAS Demetrio Porras fue uno de los líderes del movimiento inquilinario durante la huelga de no pago de 1932 sirvió como abogado mediador durante las negociaciones para bajar el precio de los alquileres. Porras relata la situación de las casas de alquiler en 1932: El problema de la vivienda en Panamá es muy complicado debido al sistema de construcción; las casas de inquilinato son colectivas y constituyen una lacra y una vergüenza. Los capitalistas panameños saben cómo explotar sus capitales construyendo casas-pueblos, incómodas, antihigiénicas, pero que les producen un alto tipo de interés que llega hasta el dieciséis por ciento al año, y ni industrias, ni cultivos, ni almacenes llaman su atención. ¡Solamente casas de alquileres! Estas inmensas jaulas, que podríamos llamar, se componen de unos setenta o más cuartos que, a lo sumo, miden doce metros cuadrados y allí se 17
aglomeran las numerosas familias de los trabajadores panameños. Los cuartos están separados por un tabique delgado y en lo alto, hay una rejilla para la ventilación; hay además dos excusados y un baño que únicamente necesidades urgentes pueden obligar a usarlos. Las casas son de madera y techo de zinc: algunas veces pintadas. Una tremenda promiscuidad reina en ellas; allí viven mujeres de la vida airada, aves pálidas, hijas del arroyo. En otros cuartos contiguos, viven familias numerosas con hijos, quienes oyen hasta los suspiros que exhalan, escuchan las blasfemias, ven por las rendijas las obscenidades que allí se desarrollan y, en este ambiente, aprenden y se transforman en niños viejos, carne de prostíbulo y de cabaret, de correccional y de presidio. Estas casas que son verdaderos pueblos, tienen cuartos que dan a callejones indecentes y malolientes en los que no entra el sol, ni siquiera el aire; están infestadas de tuberculosis, pero su alquiler es de ocho, diez, y hasta quince dólares al mes. Allí crecen el vicio y las epidemias; allí se asesina un pueblo: se corrompe a su niñez y se la empuja a la delincuencia y a la prostitución sin que esto preocupe, emocione o inquiete a nuestros gobernantes dueños de casa. Chorrillo, Granillo, Santa Ana, Guachapalí, Marañón, Calidonia y San Miguel, barrios pobres de los trabajadores panameños, barrios sucios y humillantes, trágicos y pestilentes, en donde el obrero paga su tributo de sangre al Dios Capitalismo, nuevo Moloch insaciable de víctimas; la tuberculosis, sífilis, blenorragia, alcoholismo y demencia son la secuela de esta situación. Pero el casero o su cobrador, impasibles antes esos cuadros de miseria, recorren bien temprano por la mañana cada casa y cada cuarto cobrando y amenazando al que no paga; echándose como verdugos sobre esas pobres gentes, que a veces no tienen ni con qué desayunarse ni con qué "encender el fogón". Pero si no paga, el gendarme y el Juez vienen pronto a lanzarles a la calle sus pobres muebles y sus desvencijados "trastos".
En septiembre de 1932 esta situación provocó las primeras revueltas pacíficas, la protesta cívica de las masas inquilinarias de la capital. Se formó un Comité que convocó a un Congreso y este Congreso se transformó en la liga de Inquilinos. La Liga ordenó la "huelga de no pago". Los Comités de Santa Ana, Guachapalí, Calidonia, Granillo, fueron asaltados por la policía que, revólver en mano y tolete en alto, rompían cabezas, detenían "comunistas", "anarquistas", "terroristas"; sin embargo, en todo el curso de la lucha, no hubo ni un atentado ni amago de incendio, nada, absolutamente nada; todos los inquilinos 18
mantuvieron orden y compostura. El Presidente Alfaro convocó una reunión en la presidencia a la cual asistieron delegados de los inquilinos, entre los cuales figuraban: Cristóbal Segundo, Samuel Casis, Pío Guerrero González y F. Lara, y por parte de los caseros: Anastasio Ruíz, Carlos Muller entre otros. Esta conferencia directa fracasó, a pesar de los esfuerzos del Presidente, y fracasó debido a la intransigencia de los propietarios. La huelga siguió su curso hasta que el Presidente Alfaro dictó un decreto-ley declarando suspendidas las garantías constitucionales y rebajando los alquileres en un treinta por ciento.
Con todos los directores de la Liga de Inquilinos detenidos, y con las garantías constitucionales suspendidas se abrió la segunda etapa de la lucha, que consistía en poder conseguir una ley justa que protegiese los intereses de los inquilinos. Se reunió un gran congreso en la calle 3 de Noviembre, del barrio del Marañón, y allí se discutieron y se aprobaron las reivindicaciones de los inquilinos y se me entregaron para Demetrio Porras planteara ante la Asamblea Nacional. La liga de inquilinos pedía la reducción de los alquileres en un 50% y mejorar las infraestructuras de los edificios con el 3% de las ganancias anuales de las rentas, exigiendo a los propietarios que mantuvieran condiciones higiénicas óptimas, que se hicieran responsables en el caso de que un inquilino sufriera un accidente por las malas condiciones del edificio y que las deudas atrasadas fueran perdonadas entre otras peticiones. El Presidente Dr. Ricardo J. Alfaro tuvo que rendir un informe especial a la supresión de las garantías constitucionales y de los sacrosantos derechos individuales y así llevó el problema inquilinario al Parlamento. La Ley fue presentada y el informe discutido según se podrá ver en el Diario de Panamá de esa época. Demetrio Porras y otros diputados como Víctor Florencio Goytía, José Daniel Crespo, Raimundo Ortega Victo la expusieron. Las masas esperaban a que su candidato el "candidato de los pobres", resolviera el caso favorablemente; olvidaban que el Dr. Harmodio Arias era también casero y que la lucha era clasista y no política. Pronto se dieron cuenta de eso: el 24 de octubre de 1932 tuve un incidente con el presidente de la Asamblea, bastante grave, debido quizás al acaloramiento de la discusión. El 25 se aprobaron, después de una reñida batalla, varios artículos 19
presentados y aprobados por la Liga de Inquilinos. El día 26 se aprobó el artículo sobre el canon de alquiler por el que se hacía una justa rebaja en los alquileres. Sin embargo, en la mañana del día 27 la Asamblea estaba reunida sin haber citado a los diputados defensores de la ley inquilinaria. Diez mil almas rompieron los cordones de la policía y llegamos frente al Palacio de las Garzas. El Dr. Harmodio Arias, pálido y nervioso, al balcón de la presidencia y las masas, al verlo, irrumpieron en gritos. Por la tarde, se congregaron alrededor del Palacio Nacional y del Teatro miles y miles de individuos que esperaban ansiosos la sesión de la Asamblea; pero fue en vano. Los diputados, temerosos, no quisieron reunirse. Pocos de ellos paseaban nerviosos por el salón de sesiones. El teatro estaba completamente lleno, y afuera, en la plaza de Bolívar la muchedumbre era compacta. Los camaradas improvisaban tribunas y hablaban al pueblo. Frente a la Iglesia de San Francisco, el gentío era impenetrable; querían entrar en el teatro, pero no era posible puesto que en él había ya más de tres mil hombres. El capitán Ardito Barletta, quiso desalojar a los que estaban dentro del salón de sesiones y comenzó a disparar tiros al aire como un loco, y violando así la Constitución y las leyes del país. Inmediatamente, los que estaban afuera empezaron a arrancar hierros de los albañales y armarse contra un grupo de oficiales; la policía mientras tanto permanecía neutral e impasible. De una pedrada, fue derribado el capitán Luti, quien sangrando de la frente, gritaba al pueblo que él era su amigo y que le escucharan. Ante esta situación, salí yo a la calle en compañía de los valientes diputados Goytía y Crespo y como sabía que en esos momentos centenares de soldados yanquis, en trajes de compaña, estaban alineados en la Calle 4 de Julio, esperando una llamada del Presidente de la República (quien para honor suyo no la utilizó, salvando así al país, a su gobierno y a sí mismo de una afrenta y de un nuevo bochorno) .Al día siguiente de estos acontecimientos, la mayoría de la Asamblea. Más tarde, Harmodio Arias presentó un proyecto de artículo nuevo para reemplazar el que había sido derogado. Este artículo establecía una moratoria parcial en lugar de la rebaja. En el fondo, era cuestión de palabras solamente, de forma. Este artículo fue aprobado. El día 29 por la mañana, Demetrio Porras fue atropellado por un colega diputado que pertenecía al Bloque Nacional, sobrevivió a duras penas.
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La ley No. 18 del 15 de noviembre de 1932 por el Presidente de la República, por el cual en vez de conceder la rebaja de alquileres como establecía el artículo primitivo se decreta la moraría en el pago de una parte del precio de los arrendamientos. Ciudad de Panamá en los años 30. En ésta foto está incluía toda el área urbana de la ciudad en esos días. Se aprecia la piscina del Club Unión.
Fundación de la Universidad de Panamá Luego de varios intentos y una meditada planificación la Universidad de Panamá inició las clases el día 7 de octubre de 1935, con 175 estudiantes en las carreras de Educación, Comercio, Ciencias Naturales, Farmacia, Pre Ingeniería y Derecho. Fue fundada bajo la administración del presidente de la República, Dr. Harmodio Arias Madrid, mediante decreto presidencial del 29 de mayo de 1935. Su fundador y primer rector fue el Dr. Octavio Méndez Pereira quien pronunció el discurso de inauguración que convertía en realidad el afán panameño de superación cultural a través de una institución que, según sus palabras, daría albergue a todos los credos e ideologías en pro de la consolidación nacional. El discurso inaugural de Octavio Méndez Pereira, pone en manifestó el idealismo que lo caracterizó y profetiza en forma admirable el destino cultural de tan importante institución del saber. Inicialmente empezó a funcionar en uno de los pabellones del Instituto Nacional y no fue sino hasta 1947 que se coloca la primera piedra en el campus que ocupa actualmente en El Cangrejo, Bella Vista, Panamá. Este campus fue diseñado por la firma de arquitectos de Ricardo J. Bermúdez, Octavio Méndez Guardia y Guillermo De Roux. Los primeros cuatro edificios construidos fueron el de Administración y Biblioteca,
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Humanidades, Ingeniería y Arquitectura; y el de Laboratorio de ciencias. Octavio Méndez Pereira Tratado Arias – Roosevelt 1936 El Tratado General de Amistad, también conocido como el tratado Arias – Roosevelt fue firmado el 2 de marzo de 1936 y ratificado por el congreso estadounidense el 24 de diciembre de 1939 entre el gobierno de Panamá y Estados Unidos. Debido al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el tratado no repercutió mucho en la situación que se vivía en Panamá. Los panameños exigían un aumento en la anualidad económica al igual que una revisión y eventual devolución de las tierras de la Zona. En el tratado la anualidad se incrementaba a 430,000 Balboas y también se implementaron medidas para controlar el contrabando de bienes de la Zona del canal, los cuales eran dañinos para la economía panameña. Respecto al tema de las tierras controladas por los Estado Unidos, el tratado limita la expropiación de tierras, pero no especificaba ninguna devolución. El tratado también comprometía a Panamá como un aliado militar de los Estados Unidos. Mediante dicho tratado se anuló también el principio de la intervención militar norteamericana en los asuntos internos panameños. Antecedentes Transcurridos 4 meses desde que el Tratado Alfaro-Kellogg de 1926 fuera rechazado por la Asamblea Nacional de Panamá, el gobierno de Panamá intentó negociar con los Estados Unidos un nuevo tratado que resolviera las quejas que se tenían sobre la zona del Canal. El presidente Harmodio Arias Madrid consideraba que si Panamá compartía los beneficios derivados del Canal, podría resolver sus dificultades económicas. Por su parte, los panameños planteaban que su país tenía el derecho de disfrutar y aprovechar las ventajas de su posición geográfica y que el gobierno norteamericano debía dejar a Panamá resolver sus propios conflictos.
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El 17 de octubre de 1933, los presidentes Arias y Franklin D. Roosevelt dieron a conocer una declaración conjunta destinada a remover cualquier causa de conflicto entre ambas naciones. El mencionado documento contenía los siguientes principios:
Restricciones en la venta a los barcos por parte de los comisariatos;
Medidas para evitar las ventas a precios “debajo de lo normal” en artículos tales como cigarrillos y cerveza que no generaran ingresos por impuestos;
Instrucciones para prevenir las actividades de contrabando por aquellas personas autorizadas a utilizar los comisariatos y restricciones en el uso de restaurantes, casas club y la admisión a los cines en la Zona del Canal.
Además, el documento señalaba la necesidad de eliminar la cláusula que obligaba a los arrendatarios o contratistas de restaurantes a comprar sus provisiones en los comisariatos de la zona canalera o a través de ellos. Estas fueron las bases para la posterior firma del tratado Arias-Roosevelt, donde se concluyeron las negociaciones de la zona del Canal entre Estados Unidos y Panamá.
En lo político el tratado garantizaba la soberanía de la República de Panamá, al eliminar la cláusula que autorizaba a los Estados Unidos a intervenir en los asuntos panameños. También se acordó que la defensa del canal por parte de los norteamericanos sería remplazada por una cooperación y responsabilidad compartida en el funcionamiento y protección del Canal. En los aspectos económicos los Estados Unidos se comprometían a cooperar para eliminar el contrabando; también se autorizó a los productos panameños el libre acceso a la zona del canal, dándoles la oportunidad a los comerciantes de vender directamente a los barcos que estuvieran en la zona de canal. En otros aspectos, el gobierno de los Estados Unidos se comprometió a hacer cumplir las leyes de la aduana e inmigración de la República de Panamá, y también a facilitar oficinas para la Aduana de Panamá en los puertos terminales del canal. Otra significativa conquista para Panamá fue el aumento en el pago anual por el arrendamiento del Canal, desde
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250,000 dólares hasta 430,000. Los Estados Unidos renunciaban al mantenimiento y funcionamiento del Canal, pero sin dejar de brindar cierto nivel de seguridad. Otro temas de interés Se ofrecían disposiciones generales para la regulación de las comunicaciones por radio en Panamá y en la Zona del Canal, transfiriéndose dos estaciones navales de radio al país. Se construiría una carretera que conectaba la zona de Colón con el resto del país, acabándose así con el monopolio norteamericano en el transporte terrestre interoceánico.
Los presidentes Arias y Roosevelt durante la visita de este último a Panamá en 1934
Firma y ratificación El tratado fue firmado el 2 de marzo de 1936 por los presidentes Harmodio Arias y Franklin D. Roosevelt. Panamá lo aprobó el 24 de diciembre de ese mismo año; sin embargo, hubo que esperar hasta 1939 para que el Senado de Estados Unidos lo ratificara. Fue conocido bajo diferentes nombres: Tratado Arias-Roosevelt, Tratado Alfaro-Hull, Tratado General de Amistad y Cooperación, o Tratado de Amistad y Cooperación. Importancia Panamá sacó un provecho enorme de este tratado, mejorando su imagen a nivel internacional como país independiente (hasta ese momento se pensaba en Panamá como un 24
protectorado norteamericano). El Tratado también declaró culminadas las obras de construcción del canal, con lo cual se puso fin a las pretensiones de Estados Unidos de ocupar predios adicionales a los de la Zona del Canal, con la excusa de que eran necesarios para la puesta en funcionamiento de la vía acuática. Otra de las ventajas fue la de una defensa compartida de la Zona del Canal: tanto Estados Unidos como Panamá tenían el deber de defender el Canal. El tratado no fue muy bien visto por los norteamericanos, puesto que eliminó el derecho de los Estados Unidos a intervenir en los asuntos internos de Panamá. El traspaso de autoridad en las áreas de las comunicaciones inalámbricas y también del transporte terrestre se vio como un debilitamiento de los Estados Unidos en el control del Canal. Del lado panameño, si bien tuvo mucho apoyo en la población en general, las organizaciones y partidos políticos de oposición se opusieron a este tratado, argumentando que no satisfacía por completo las aspiraciones de un Panamá independiente, puesto que la presencia militar norteamericana y la concesión a “perpetuidad” seguían en vigencia. Tratado Arias - Roosevelt. Biblioteca Nacional de Panamá, Parque Omar, consultada el 10 de mayo de 2015 Construcción de la carretera Boyd-Roosevelt o Transístmica Este tratado tiene tres convenciones suplementarias: una sobre las comunicaciones radiofónicas, otra para el traspaso de dos estaciones navales radioeléctricas y una más para la terminación de una carretera transístmica entre las ciudades de Panamá y Colón. La carretera representa la extensión de la carretera Madden, desde la represa hasta Colón, lo que representa una distancia de casi 44 kilómetros (27 millas). La construcción de la carretera se inició en octubre de 1940 y se inauguró oficialmente el 15 de abril de 1943. Algunos tramos de la carretera fueron utilizados desde 1942; y en su totalidad en 1943. Empero, su construcción fue completada en 1949. Fue formalmente entregada a Panamá el 30 de junio de 1949.En 1939, aún en construcción, fue bautizada como Boyd- Roosevelt en homenaje a los presidentes de ambos países Augusto Samuel Boyd y Franklin Delano Roosevelt. Ese mismo año se ratificó el tratado de 1936 conocido como Tratado Arias Roosevelt. La vía solo era utilizada para asuntos oficiales y militares, y no fue sino hasta el 25
30 de junio de 1949, cuando es entregada de manera formal, el mismo día en que tanto Panamá como la Zona del Canal adoptaron las regulaciones de manejo generales en Estados Unidos y otros países. El Tratado General de Amistad y Cooperación, significó para Panamá importantes conquistas económicas, como el aumento de la anualidad y el derecho de los comerciantes panameños a vender sus productos en el mercado de la Zona. Asimismo, se elimina cláusulas que permitían la intervención de los Estados Unidos en los asuntos internos de Panamá, y las que otorgaban a los estadounidenses el derecho de expandir la Zona del Canal de forma unilateral. En contraposición, mantuvo de manera explícita el principio de que la franja canalera era un territorio aparte, con sus propias leyes y autoridades. A pesar de un balance que los historiadores consideran “mas bien positivo” para Panamá, el tratado no obtuvo el apoyo unánime de la población panameña, por el contrario, gran parte de los formadores de opinión pública se le opone, entre los que figura, el doctor Demetrio Porras, diputado por el partido socialista. Para la nueva generación, es tema para deslindar, tal vez, en las aulas de clases en la cátedra de Historia; pero para quienes han vivido un poco más, es un importante capítulo en la relación panameño estadounidense; dos naciones unidas por un cordón umbilical que se llama Canal de Panamá, el cual avivó el nacionalismo generación tras generación, sin distingo de raza, credo o clase social. Esa lucha generación se traduce hoy en el disfrute pleno de la soberanía panameña en cada kilómetro cuadrado, metro, pulgada y centímetro del territorio alrededor de la vía acuática; y lo que es timbre de orgullo para todos: la administración panameña eficiente, segura y rentable del Canal, con todos los beneficios que ello representa para el país. Eventos Importantes para la Medicina durante los Años Treintas Entre otros sucesos importantes de la época debemos mencionar la inauguración de Hospital Matías Solano el 26 de junio de 1933, que inició funciones con 609 pacientes en las instalaciones del Hospital de Corozal, en la antigua Zona del Canal y comprendía dos edificios cuyos terrenos fueron donados por Matías Solano. El hecho más significativo de la década fue sin lugar a dudas la promulgación de la nacionalización de la profesión médica, el 5 de octubre de 1938, promovida por los 26
doctores Antonio González Ruíz y Alberto Navarro, que además reglamentó el sistema de Internados desde entonces se limitó el ejercicio de la medicina a los panameños o extranjeros de aquella época que ya estuvieren ejerciendo la medicina. Así se aplicó la obligatoriedad del internado, el primer año en Panamá o Colón y el segundo año en el interior del país. La promulgación de esta Ley despejó nuevos horizontes a los médicos panameños dejando aún más a la medicina como una profesión liberal, de elevado prestigio social en nuestro país que motivó la vocación de muchos jóvenes, que viajarían en las próximas décadas a la capital para realizar sus estudios profesionales. El Teatro en Panamá durante los años 30´s Debido la gran depresión mundial de los años 30 a raíz de la Primera Guerra Mundial, las tablas panameñas sufren un decline de su apogeo inicial. A pesar de las pocas producciones que se presentaron durante esa época, el teatro se vio beneficiado por más nacionales involucrados en la actividad teatral. No es sino hasta finales de esa década, específicamente en 1937, cuando se presentó por vez primera La Cucarachita Mandinga de Rogelio Sinán y con música del profesor Chiricano Gonzalo “Chalo” Brenes, justo cuando el Teatro Nacional atravesaba su periodo más crítico. La puesta en escena de La Cucarachita Mandinga entre 1937 y 1938, marcando un suceso sin precedentes en la historia del arte nacional por su mérito artístico y la acentuación de lo vernacular y lo folklórico. Sinán, cuyo verdadero nombre fue Bernardo Domínguez Alba, representó una forma de rebelión contra las formas a tradicionales de la poesía existente y la primera manifestación dramatúrgica que logro plasmarse escénicamente en la primera mitas del siglo XX. La labor de Sinán fue determinante en años siguientes en el fomento de nuestro teatro y la literatura.
Rogelio Sinán
Profesor Gonzalo Brenes 27
Conclusión Esta investigación dio como resultado un profundo conocimiento sobre las personas que vivieron en el Panamá de los años treinta y cómo los gobiernos de la época modificaron para siempre sus vidas. Durante la búsqueda de información y su análisis posterior fue de nuestro agrado encontrar que hubieron personas que lucharon por la justicia y la igualdad en nuestro país como Demetrio Porras que no dejo de pelear por las personas pobres que vivían en las casas de inquilinato durante la huelga de no pago de 1932 y Ricardo J Alfaro que habló en la Organización de las Naciones Unidas sobre la violación de los derechos humanos en Panamá durante esa misma década. Siempre será importante que un estudiante universitario conozca la historia de su País, porque éste conocimiento incrementará el aprecio que tiene por su patria y por las personas que lucharon porque llegará a ser libre y soberana, además de solidificar el sentimiento de arraigo por su lugar de origen y hacerlo sensible a los problemas que enfrenta su país.
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