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Oficios Artesanales

Fundaci贸n Erigaie


Oficios Artesanales Como parte de las tradiciones culturales del departamento de Bolívar, están los oficios artesanales. Actividad que se da por tradición familiar y que refiere a los conocimientos, prácticas y técnicas relacionadas con la elaboración artesanal de objetos utilitarios, en su mayoría elaborados en fibras naturales. Tradiciones asociadas a la producción de tejidos, cestería, talla en madera, así como la producción relacionada con la alfarería y la orfebrería. El trabajo artesanal, es la destreza manual calificada, el conocimiento heredado y representado a partir de una memoria y unas relaciones con el entorno natural. A su vez, se constituye en una fuente de economía familiar.


Filigrana Momposina La filigrana es una técnica de orfebrería tradicional considerada como uno de los oficios o saberes artesanales más importantes de Mompox, el cual ha sido heredado y transmitido de generación en generación desde la época colonial hasta nuestros días. Esta técnica consiste en la elaboración de delicadas joyas tejidas a mano con hilos finísimos de metales preciosos como el oro y la plata, que se entrelazan o enrollan en forma de espiral para crear figuras que son posteriormente encajadas dentro de un marco o armazón del mismo metal. Este saber artesanal es resultado de la fusión entre técnicas de orfebrería indígenas prehispánicas y elementos árabes, africanos y europeos que llegaron a América en el siglo XVI. Durante la Colonia, Mompox fue puerto y centro de acopio del oro y la plata que se enviaba como impuesto a la corona Española. Esto generó que muchos maestros orfebres abrieran sus talleres y perfeccionaran la técnica. El proceso de elaboración de la filigrana momposina consta de diferentes pasos operativos: limpieza y aleación; fundición y forjado; laminación y estiramiento; torcida, escarchado y ensamble; soldadura y terminado; que son realizados por el maestro o el aprendiz orfebre de manera minuciosa hasta lograr piezas de joyería de increíble belleza, con diseños inspirados en la fauna y flora de la región de la Depresión Momposina y en formas geométricas ricas en ornamentación. La filigrana de Mompox se destaca por su perfección en la técnica fina y delicada, donde se elaboran calibres de hilos que son del grosor de un cabello. Muchos de los diseños tradicionales de los orfebres momposinos, como la candonga momposina, el anillo esclava, la candonga de taco, y otras más, son reconocidos mundialmente. Sin embargo, en la actualidad se trabaja en mayor medida piezas y joyas en plata; las que se elaboran en oro se hacen por encargo debido al alto costo y a la dificultad para adquirir el metal. Aún así, hay familias dedicadas por entero, de generación en generación, a la fabricación de joyas, verdaderos maestros en este arte, cuyos descendientes han seguido su trayectoria.


La alfarería de Juana Sánchez La alfarería es un oficio artesanal en el que se elaboran objetos, vasijas y recipientes de diferente tipo a partir de la utilización de barro o arcilla, que al atravesar por un proceso de cocción se convierte en material cerámico. Este saber, es uno de los oficios más tradicionales del corregimiento de Juana Sánchez en el municipio de Hatillo de Loba. Su tradición alfarera se relaciona con la abundancia de yacimientos de arcilla en la región, que han posibilitado el desarrollo del oficio. Los artesanos de este corregimiento utilizan el barro que les da la tierra, para realizar, vasijas, materas, tinajas, que les permiten purificar y conservar el agua fresca, crisoles y objetos decorativos. Para la elaboración de estos utensilios se emplean diferentes técnicas, como el torneado o elaboración de piezas a partir de un torno y el modelado manual a través de la técnica de rollos en la cual se ensamblan una serie de rollos que son unidos a mano. Este oficio fue heredado de épocas prehispánicas, siendo la cerámica uno de los legados culturales más importantes de las comunidades indígenas que habitaron la sub-región de la Depresión Momposina. Para el corregimiento de Juana Sánchez, la alfarería ha sido una de sus principales actividades económicas, ya que su oficio es conocido especialmente por la elaboración de tinajas, alcarrazas, lebrillos, entre otros. Estos objetos, se hacían con el fin de satisfacer necesidades de almacenamiento, alimentación y transporte de productos. Sin embargo, con la inclusión de nuevos materiales como el plástico y la invención de electrodomésticos como la nevera, dichos objetos perdieron utilidad y fueron reemplazados poco a poco, lo que implicó una disminución significativa en la demanda de los mismos. En la actualidad las pocas familias que aun conservan el oficio alfarero, elaboran estos utensilios tradicionales por encargo y para fines meramente decorativos, también han optado por fabricar alcancías y diferentes figuras decorativas. Pero lo que más producen, son cucharas o crisoles para fundir oro, y que son comercializados en algunos lugares de la región Caribe, y en zonas mineras de Antioquía y Chocó.


Sombreros de palma sará La sombrerería es una actividad que hace parte de los oficios asociados a la tejeduría, y se caracteriza por la confección de sombreros a partir de diferentes técnicas como la elaboración de trenzas unidas mediante hilado con fibras vegetales como la paja de iraca, la palma de coco, la palma tetera y la palma sará entre otras. El corregimiento de Cascajal en el municipio de Magangué, es un pueblo dedicado al tejido de sombreros y recientemente a otro tipo de objetos utilitarios como bolsos, monederos, tapetes y abanicos, producidos con palma sará, especie que se da en la región. La tradición artesanal de Cascajal proviene de la elaboración del llamado sombrero concha e jobo, utilizado por los pescadores y los agricultores para protegerse del sol durante las jornadas de trabajo. En la actualidad, además del concha e jobo, se elaboran sombreros con diferentes diseños tanto para hombre como para mujer. También se han incluido otros materiales como la palma de coco, implementando nuevas técnicas con el fin de mejorar la calidad y la competitividad de sus productos. Este oficio realizado con experticia por las mujeres, se ha transmitido de generación en generación y se constituye en el sustento familiar de muchos hogares en el corregimiento de Cascajal. Sin embargo, uno de los riesgos a los que está expuesta esta labor se relaciona con la dificultad de transmitir los conocimientos a las nuevas generaciones, ya que niños y jóvenes no se interesan por aprender el oficio y esto puede conllevar a que a futuro no haya portadores de la tradición. Por otra parte, esta expresión se ve amenazada por la escasez de la fibra, que se ha presentado de manera reciente en la región. Esto debido a que muchos de los terrenos en dónde abundaba la palma sará han sido utilizados para sembrar algodón, lo que ha conllevado a la insuficiencia de la materia prima para la elaboración de los sombreros. Según las tejedoras y los recolectores de la fibra, en la actualidad se dificulta obtener los cogollos de palma sará porque ya no son tan abundantes como antes.


Talla de imágenes religiosas De acuerdo con su tradición católica, la Villa de Mompox celebra cada año la Semana Santa, ritual que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Una manifestación que se alimenta con la rica imaginería religiosa tallada en madera. Un saber artístico y artesanal legado de las costumbres españolas. Desde épocas coloniales, el uso de la madera en la construcción de vivienda, en la elaboración de utensilios y muebles favoreció en Mompox, la consolidación de un grupo de artesanos dedicados al oficio de la ebanistería y a la talla escultórica de imágenes religiosas. El imaginero o escultor es quien ocupa el grado más alto en el proceso de aprendizaje en el trabajo de la madera. Domina el dibujo, las proporciones de la figura humana, la perspectiva y manejo del volumen, además conoce las técnicas y procesos propios del arte religioso, como el estofado, la policromía y el esgrafiado. Una formación generalmente empírica pero que se perfecciona con los años a través de la práctica y la habilidad artística del artesano, que se expresa en las proporciones armónicas de la figura anatómica y en la finura de los acabados, especialmente en manos y rostros, lo que permite valorar la calidad artística de la obra escultórica de imaginería religiosa. En el proceso de la talla es importante la elección de las maderas adecuadas. Las más utilizadas en la región son el tolú, el naranjuelo y el cedro. La madera se corta en época de verano, de árboles maduros, porque si la madera es demasiado joven es muy blanda para trabajar, y de la parte central del tronco, porque es la zona más fina, con mejor color y dureza para que no se vaya a astillar fácilmente. Muchas de las figuras religiosas que se siguen elaborando con las técnicas y conocimientos de la imaginería colonial de los siglos XVII y XVIII hacen parte del santoral de algunas de las iglesias de Mompox, así como de numerosos templos y altares privados de personas provenientes de diversos lugares del país, que encargan las obras a los reconocidos escultores de la región.


Tejido de hamacas, pellones y bolsos Los tejidos en hilos de algodón son una forma de vida y un oficio ancestral de los habitantes del municipio de San Jacinto, cuyas hamacas, elaboradas en telar vertical, son las más reconocidas en el país, por su destacado tejido ornamental, donde se entretejen texturas y líneas de llamativos colores. Una labor que se ha transmitido de generación en generación convirtiéndose en una verdadera obra de arte donde se combina la destreza manual con la creatividad de los tejedores. El tejido de hamacas es de origen precolombino, herencia de pueblos indígenas Zenú que ocuparon la región. Sus actuales habitantes han sabido conservar este saber artesanal como una importante tradición, en cuya expresión artística encuentran su medio de sustento. Esta era una labor primordialmente femenina, pero en la actualidad también es ejecutada por los hombres. Los artesanos tejen como lo hacían sus ancestros indígenas, con hilo de algodón y en rudimentarios telares verticales de cuatro palos. El tiempo de elaboración de una hamaca, depende de la dedicación de cada artesano. Generalmente es un proceso de muchos días porque no es una labor exclusiva, en el caso de las mujeres, ellas tienen que alternar los oficios domésticos con el tejido. Los bolsos y pellones, también hacen parte de la tradición de tejeduría en San Jacinto. Los bolsos elaborados totalmente a mano se hacen en distintas técnicas, desde el macramé, hasta el bordado tradicional, pasando por el tejido en nudos y el croché, que es tal vez uno de los más comunes. Los bolsos de cabeza de hamaca, son tejidos con la misma técnica de la hamaca, solo que en tamaño más pequeño. Lo mismo pasa con los pellones, que son adornos para montar los caballos, que entre más adornos y borlas tenga, más llamativo y costoso será. Los artesanos sanjacinteros señalan su capacidad de poder copiar o dibujar cualquier diseño que el cliente pida en sus bolsos, aunque los más tradicionales se quedan con los diseños clásicos en patrones que recuerdan la cultura zenú.


Aguaderas y catabres, cestería de tradición En municipios del medio y bajo Magdalena bolivarense, como Simití, El Peñón, Tiquisio, entre otros, se elaboran objetos de cestería, como aguaderas, balays, catangas y catabres, con fibras vegetales que proporciona el medio, como el bejuco de monte llamado catabrero. Muchos de sus habitantes, saben tejer estos cestos utilizados en actividades productivas como la agricultura y demás labores de la vida cotidiana, en los que se incluyen diferentes recipientes contenedores de alimentos y objetos. Las aguaderas se caracterizan por su tejido ralo, fabricado en bejuco grueso. Estas van adosadas a las angarillas de los burros, para transportar productos, recipientes y enseres. También se usan para transportar tinajas con agua. Las aguaderas se tejen con tiras de bejuco ancho y plano, su borde es un aro de bejuco entero y duro, que ayuda a dar su forma redondeada en la parte superior. Estos canastos se fabrican de a dos, pues se requiere así para equilibrar el trabajo de carga de los burros. Los catabres, elaborados en bejuco del mismo nombre, son otros canastos fuertes de tejido tupido usados para recolectar y transportar las cosechas de maíz, arroz, yuca, cacao, frutas, entre otros. Se fabrican en distintos tamaños, los más pequeños se hacen para transportar las semillas para la siembra. La creación de estos cestos es un oficio principalmente masculino, porque implica ir al monte a recolectar la fibra, además por su dureza, se requiere de fuerza para templar el tejido, y la aspereza de la materia prima lastima las manos. La producción de estos utensilios domésticos ha disminuido, por el uso de otros recipientes de tipo industrial, como el plástico, no obstante, los portadores de este saber persisten en su oficio de tejer estos fuertes cestos. Generalmente se hacen para consumo propio o por encargo. No es una actividad rentable, así que no es un oficio del cual dependa el sustento de quienes lo fabrican.



ATLÁNTICO

El Guamo San Juan Nepomuceno

M AR

CA R I B E

San Fernando Margarita

MAGDALENA

Ubica con los stickers en el mapa, los diferentes oficios artesanales según el municipio que corresponda

Magangué Cicuco Mompós

Talaigua Nuevo

San Jacinto Cármen Zambrano de Bolivar Córdoba

Marialabaja

Bahía Barbacoas

Clemencia CARTAGENA Sta. Rosa Villa Nueva D.T. y C. San Estanislao Sopla viento I. Tierra Bomba San Cristóbal Bahía de Cartagena Turbaco Arroyo Hondo Turbaná Calamar Arjona Mahates Pta. Barú

Sta. Catalina

Pta. de la Garita

Departamento de Bolívar


SUCRE

ANTIOQUIA

San Jacinto del Cauca

Regidon

Cantagallo

San Pablo

Simití

Morales

Arenal

Río Viejo

Sta Rosa del Sur

Tiquisio

Montecristo

Archí

Altos del Rosario

El Peñón Barranco San Martín Pinillos de Loba de Loba

Hatillo de Loba

CESAR

COLOMBIA

SANTANDER

RíO MAGDALENA


CENTRO REGIONAL PARA EL DESARROLLO DE LAS ARTES, LA CULTURA Y LAS ARTESANÍAS GOBERNACIÓN DE BOLÍVAR Gobernador Juan Carlos Gossaín Consorcio Casas del Cabildo Alberto Samudio Trallero Maria Ximena Avilán Díaz FUNDACIÓN ERIGAIE Coordinadora General Monika Therrien Investigación y textos Sandra Marcela Durán Grace Mc Cormick Andrés Peñarete Edición Sandra Marcela Durán Diseño gráfico y diagramación Nahidú Ronquillo Valencia Ilustraciones Erika Piñeros Fotografías Andrés Peñarete Camilo Ruíz Freddy Mc Cormick Grace Mc Cormick Juanita García Sandra Marcela Durán Agradecimientos Agradecemos a todos los habitantes de los municipios de Bolívar, por compartir generosamente sus prácticas y saberes culturales. Sin sus valiosos conocimientos, no hubiera sido posible la realización de este trabajo.


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