Y no le creyeron

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Y no le Creyeron Escrita por Nahum Rodea M., para la INPC “Bethel”, San Andrés Totoltepec, DF 2015

PERSONAJES:

Y NO LE CREYERON (Autor: Ruby E. Gonzalez)

______________________: Malhechor 1 ______________________: Malhechor 2

Volvió del desierto, y entro en el pueblo Hablaba a la gente mil cosas de Dios. Contaba a los pueblos que había venido Para rescatarlos de la esclavitud.

______________________: Soldado 1 ______________________: Soldado 2 ______________________: Hebreo _________________: Príncipe de los Sacerdotes ______________________: Escriba ______________________: Juan ____________________: María madre de Jesús ______________________: María Magdalena ______________________: Centurión ______________________: Voz de malhechor 1 ______________________: Voz de malhechor 2 ______________________: Voz de Jesús

CORO: Y no le creyeron, y no le creyeron; Subió pues al monte, cargando la cruz. Qué extraño ese hombre, parece un profeta; Quizás es Elías, o es el mismo Juan, Mira como llora arriba de un monte Por el cruel destino de Jerusalén. Qué humilde ese hombre, come con los pobres Y a los pecadores hermanos llamó. Mira cómo habla, palabras tan sabias, Levanta a los muertos, y a un ciego sanó. Lloraba esa noche, por sus seguidores, Por sus enemigos, y por todos a Dios. Lo traicionaron, después lo apresaron Y a la mañana, fue puesto en la cruz. Mira sus heridas, profundos los clavos La sangre que corre, es un rio de amor Te invita a la Gloria, no importa tu historia Si lo que interesa, es que vengas a Él.


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Acto 1 Al abrirse el telón, entran en escena los dos malhechores cargando su cruz y dos soldados quienes los azotan e insultan. Bajan sus cruces y los soldados los preparan para crucificarlos. Se escuchan gritos de dolor mientras la voz del malhechor 1 narra lo sucedido fuera de escena. VOZ DE MALHECHOR 1: Hemos llegado al final de este camino tormentoso. Cada paso que daba solo acrecentaba el dolor y la culpa en mi alma, pues en el fondo se que merezco este castigo. He sido muy malo y me he quedado solo, mi familia ha negado mi existencia y aquí es donde vengo a terminar mis días, en este monte que es usado como un basurero en donde solo se respira muerte y dolor. Este es el Gólgota y hemos sido traídos aquí tres sentenciados a muerte: dos malhechores y un nazareno. Nosotros merecemos esta maldita forma de morir, pero aquél que llaman Jesús se ve gente buena. Alguna vez escuché sus enseñanzas, incluso lo vi sanar a un ciego. No sé por qué lo han traído aquí de la forma más cruel. Lo veo a lo lejos venir, lo han azotado tanto que han desfigurado su rostro. Mucha gente curiosa le acompaña, algunos lo insultan y otros lloran. Pero no creo que Él merezca este castigo. Parece que su cruz es más pesada. Algunos decían que este tal Jesús es el Mesías por tanto tiempo esperado, pero… no le creyeron… Algo me dice que este no es su final, ni tampoco el mío. Fuera del escenario se escuchan gritos -Crucifíquenle…! -Denle muerte…! -Si es el Cristo que se salve así mismo…! Por la entrada se asoma en el escenario una tercera cruz, solo hasta el travesaño, y se cae. La gente fuera del escenario se ríe y se burlan. Telón

Al cerrarse el telón se escucha el himno: “Y no le creyeron” (algunas estrofas), mientras dentro del escenario se acomodan las 3 cruces para el acto 2. VOZ DEL MALHECHOR 1 (con el telón cerrado, después del himno): Esta es la obra de la crucifixión, narrada por el malhechor que se convirtió (inicia acto 2).


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Acto 2 A partir de este acto no se cierra el telón. Al abrirse el telón se observan 3 cruces de pie, las cuales deben ser altas y colocadas de tal modo que se entienda que están los crucificados pero sin que aparecer en ellas. Aparecen en escena 2 soldados husmeando entre la ropa de Jesús. VOZ MALHECHOR 1: El dolor es insoportable, a pesar de que nos dieron a beber vinagre mezclado con hiel y mirra. Solo Jesús se negó a tomarlo. Ahora, los soldados husmean entre la ropa de Jesús. Es la forma en que estos verdugos cobran su trabajo, malditos romanos… SOLDADO 1: Hey, Rómulo, el único letrero que pusiste derecho fue este de en medio. No entiendo por qué Pilato escribió su causa como: “Este es Jesús Nazareno, rey de los Judios”, ni ellos lo aceptan como tal. SOLDADO 2: ¿Jesús es un rey? Míralo, ha quedado tan demacrado después de los azotes que le dimos. Fue buena tu idea de colocarle esa corono de espinas. SOLDADO 1: (toma los vestidos de Jesús y se dirige a la cruz de en medio) Hey tú, ¿así que eres el rey de los miserables judíos? Jajaja. Pues no vestías mal para ser uno de ellos jajaja. Creo que me quedaré con algo de esto, tú ya no los necesitarás jajajaja (ambos soldados ríen). VOZ MALHECHOR 1: Malditos soldados, yo soy un malhechor, búrlense de mí, pero ¿Jesús qué ha hecho…? Con todo lo que le dicen Él parece no ofenderse, incluso tiene una mirada de amor en ellos… VOZ DE JESÚS: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” SOLDADO 2: Que si no sabemos lo que hacemos…! Jajaja ahora verás cómo nos repartimos tus vestidos (le arrebata a soldado 1 las ropas y rompe una en dos) SOLDADO 1: Espera, recuerda que somos cuatro soldados, no seamos envidiosos y partamos este manto en cuatro partes (le quita las 2 partes de ropa y los va partiendo a la mitad). SOLDADO 2: ¿Y qué haremos con esta preciosa túnica? No podemos partirla, es de una sola pieza. Nada mal para un hebreo, como que es de mi talla. SOLDADO 1: Rómulo, espera (le arrebata la túnica), mejor echemos suertes para ver quién se la queda. (Se inclina y toma una dos piedras) Marca esta piedra y échala en mi casco, yo haré lo mismo. La piedra que salga de ese será esta preciosa túnica interna, que ellos llaman “chetonet”. (Echan las piedras en el casco y lo agitan, sale una piedra, la buscan y se dan cuenta quién ganó) SOLDADO 2: Ahhh…! Gané, gané, la túnica es mía… (sale corriendo) SOLDADO 1: Hey, Rómulo, espera, dos de tres… además tenemos que cuidar a los crucificados (sale persiguiendo al soldado 2). VOZ MALHECHOR 1: Este tomento es insoportable. El sol consume aún más las pocas energías que nos quedan. A la gente parece no importarle que sea la víspera de la pascua, han preferido estar aquí y venir a insultar a Jesús…


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Entra en escena un Hebreo. HEBREO: (entra meneando su cabeza) Tú el que derriba el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo: si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz… Danos razones para creer en ti. Supe de los milagros que hiciste, ¿por qué ahora no te salvas a ti mismo? Le diste vista a un ciego, levantaste a un cojo ¿y ahora no puedes bajar de una cruz? Esta es tu oportunidad para demostrar al imperio romano quién aseguras decir quién eres... No, no creo que seas nuestro Libertador… tan bonito que hablabas, estuve en el monte cuando predicaste tus doctrinas y a todos nos dejabas impactados. Nunca habíamos escuchado tales enseñanzas ni a alguien hablando con tal autoridad. Confrontaste nuestra forma de pensar y de ver la vida. Tú nos enseñabas a amar a nuestros enemigos y nunca se halló en ti falta. Pero nos has decepcionado. Por eso yo también grité: “Suelten a Barrabás y crucifiquen a Jesús”. Sí, yo estuve ahí e incluso clamé ante Pilato que tu sangre fuera sobre nosotros y sobre nuestros hijos. Y ahora que te veo en estas condiciones me convenzo más de que lo que nos decías eran puras mentiras. Aseguraste ser la verdad y que nos libertarías. Y ¿esta es la forma en la que terminas? Veo que jamás seremos libres, de lo contrario te hubieras levantado como nuestro líder y como capitán de un gran ejército para levantarnos en contra de Roma, yo hubiese sido el primero en alistarme dentro de tus tropas, pero ahora toda esperanza parece rota… yo no creo que seas el Mesías que tanto tiempo hemos esperado… no lo creo… (sale decepcionado). VOZ MALECHOR 1: Ese fue Bani, un pastor de ovejas. Supe que su hijo nació sordomudo y que Jesús lo sanó, ahora no recuerda ese milagro. ¡Qué gente tan ingrata…! Recibimos cosas buenas de Dios y pronto lo olvidamos, yo hice lo mimos y ahora sufro las consecuencias... Oh, ahí vienen esos religiosos, el príncipe de los sacerdotes y un escriba. Ellos que conocen tanto de la ley de Moisés debían comprender a Jesús, pero parece que no, se acercan burlonamente, pienso que ellos planearon matar a Jesús. (Entra el Príncipe de los Sacerdotes y el escriba con actitud burlona) PRÍNCIPE DE LOS SACERDOTES: Mira, Azareel, a otros hizo salvos, ahora que se salve así mismo. ESCRIBA: jajajaja Así es príncipe, si éste es el Mesías, el escogido de Dios, que baje de la cruz y nos lo demuestre…! PRÍNCIPE DE LOS SACERDOTES: Seguro puede pedirle a “su Padre Dios” que envíe una legión de ángeles para que lo ayuden a desclavarse. ESCRIBA: jajajaja Bien merecido se tiene este castigo por contradecirnos tantas veces y descubrir nuestras faltas ante el pueblo. Por fin logramos nuestro cometido…! PRÍNCIPE DE LOS SACERDOTES: Parte se lo debemos a ese miedoso de Judas que anduvo con él pero paceré que nada de lo que vio creyó, ni nada de lo que escuchó aprendió. Finalmente nos lo vendió por treinta monedas de plata. ESCRIBA: Qué astutos fueron, lo atraparon muy rápido. Ahora nadie nos estorbará en nuestros planes y hemos comprobado que éste es un impostor. PRÍNCIPE DE LOS SACERDOTES: Podremos seguir en el templo moviendo las cosas conforme a nuestros intereses y obteniendo ganancias cuantiosas, sin que venga éste a echar el comercio dentro del templo.


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ESCRIBA: Y no volverá a hacer esos milagros que hacía que lo siguieran tantos. Seguro serán dispersos, sólo mira a tu alrededor príncipe, lo han dejado solo… jajajaja PRÍNCIPE DE LOS SACERDOTES: ¿Dónde están los que se llamaban tus discípulos? Todos han sido esparcidos como ovejas que no tienen pastor. ¿A eso le llamas amistad? En las peores condiciones te han dejado y Judas te ha traicionado jajajaja ESCRIBA: Esto le enseñará al pueblo a no meterse con nosotros. Este es el triunfo de los religiosos que buscamos más nuestro bienestar y comodidad a costa de lo que sea, incluso si eso implica, condenar con mentiras a un revoltoso como tú, Jesús… PRÍNCIPE DE LOS SACERDOTES: Dejemos que muera y que la gente observe quién tenía razón. Jesús: tú no eres el Mesías, no, yo no lo creo jajajaja… solo mírate jajaja… no lo creo… (Salen Príncipe de los Sacerdotes y Escriba riéndose) VOZ DE MALHECHOR 1: Con la actitud de estos dos religiosos me doy cuenta que no todos los que están dentro del Templo son sinceros, ni todos lo que asisten a los cultos y llevan a cabo los rituales son gente que teme a Dios, solo aparentan piedad pero por dentro tienen un corazón lleno de maldad… algo me dice que Jesús si es el Mesías… VOZ DE MALECHOR 2: Ahora veo cuánto te odiaba esa gente Jesús. Si que te metiste en problemas, ahora mírate, crucificado en medio de dos malhechores. Este no es el final de un Rey… Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros… VOS DE MALHECHOR 1: ¿Ni aun tú temes a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros a la verdad, justamente padecemos; porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos: mas éste ningún mal hizo… (con emoción exclama) ¡Jesús: acuérdate de mí cuando vinieres a tu reino…! VOZ DE JESÚS: De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso… VOS DE MALHECHOR 1: (con gratitud) Ahhh, ciertamente no merezco tanta bondad, pero creo ahora en ti Jesús. En medio de tanto dolor físico, puedo experimentar una paz que no puedo explicar. Mis ojos te ven crucificado, pero mi corazón te ve victorioso. Te recibo en mi corazón y ahora tengo la certeza de que después de esta vida, inicia una nueva historia en tu reino. Es como si tú hubieras elegido morir para encontrarte conmigo y perdonar todo lo malo que he hecho. Ahora conozco que tu amor es perfecto y tu perdón no tiene límites. Tú eres Santo y en mi condición no podría entrar en el paraíso, pero ahora me siento lavado con esa preciosa sangre que se derrama en el madero, entonces mi pasado no importa más. Gracias Jesús, gracias… (Entra Juan, María y María Magdalena) VOZ DE JESÚS: Mujer, he ahí a tu hijo… Juan, mi amado amigo… he aquí tu madre. MARÍA: Jesús…! El Señor me eligió entre todas para ser la madre del Mesías, ahora una espada traspasa mi alma, pero estoy cierta que los pensamientos de muchos corazones serán manifestados, tal como me lo


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dijo el viejo Simeón cuando te cargó en sus brazos. Dios me concedió de tener a mi Salvador desde el vientre por obra maravillosa del Espíritu Santo y ahora mis ojos te ven dar la vida… JUAN: Maestro, te debo mi lealtad, cuidaré de María como si fuera mi misma madre. Guardo tus enseñanzas, tus actos de amor y de bondad grabados con cincel en mi corazón. Nunca se borrarán, sino serán las directrices que rijan mi vida para darte honra hasta el final de mis días. Nos enseñaste a no temer y nos aseguraste que aquél que cree, todas las cosas le son posible, viviré para dar a conocer tus verdades al mundo. MARÍA MAGDALENA: Señor Jesús…! Me rescataste de una vida pecaminosa, expulsaste de mí demonios y cuando yo creía que no había solución a mi vida desgraciada, tú me mostraste un nuevo comienzo. Desde que te conocí ha sido como si hubiera vuelto a nacer, soy una nueva criatura. Mi manera de darte las gracias será servir a mi prójimo, tal como si te estuviera sirviendo a ti mismo en persona. Ofrendo mi vida en completa devoción a ti porque con nada podré pagar lo que tú obraste en mí. MARÍA: Jesús, mi Señor, cuando el ángel Gabriel fue enviado para darme la noticia de la bendita elección, me dijo: “Jesús será grande y será llamado Hijo del Altísimo: y le dará el Señor Dios el trono de David su padre” Yo no comprendía porque era virgen, pero con fe acepté las palabras del ángel que dijo que: “ninguna cosa es imposible para Dios” y mi respuesta sigue siendo la misma hasta el día de hoy: “He aquí la sierva del Señor…”…(pausa breve)… Jesús, mi Señor… JUAN: Vamos María, se hace tarde, a lo lejos se avecinan nubes, es raro en ésta época del años. Parece como si la misma naturaleza guardase luto por nuestro amado Jesús. Con el dolor en nuestra alma, no podemos hacer nada… MARÍA MAGDALENA: Juan, no nos tenemos que ir de aquí, vayamos a un lugar más retirado. María tiene que descansar, puede sentarse en aquella parte y desde ahí estaremos pendientes del Maestro… (Juan lleva a María del brazo hacia la salida, Magdalena se voltea antes de salir y se dirige a la cruz de en medio) Jesús, mi vida será ejemplo de tu amor y de tu poder transformador, se que pronto nos volveremos a ver (sale). VOZ MALHECHOR 1: Mirad cuánto le amaban, estos están dispuestos a dar su vida por Jesús. Ojalá hubiese aprovechado mi juventud en servirle también. Hice malas elecciones y viví las consecuencias de ellas… (se atenúa la luz del escenario) ¡Oh, pero qué es lo que sucede…! han caído tinieblas sobre nosotros y apenas será como la hora sexta, eso no es normal. Es como si diera a entender la oscuridad en la que el mundo vive, sin Dios… la gente debería considerar esto, Jesús es el Salvador, pero… no le creyeron… Se escucha el canto de: “Y no le creyeron”, mientras siguen las tinieblas… VOZ DE JESÚS: (a gran voz, poner énfasis) “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” VOZ DE MALHECHOR 1: Jesús clama…! Hasta los rayos del sol, que sale sobre buenos y malos, le han sido negados… “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto: y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.


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Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados…” (Entran los soldados con un vaso con vinagre y sus lanzas…) SOLDADO 1: He aquí, este llama a Elías… VOZ DE JESÚS: Sed tengo Soldado 1 mojan una esponja de vinagre, lo sujetan y se lo hacen llegar con una lanza. SOLDADO 2: Deja, veamos si viene Elías a quitarle jajajajaja SOLDADO 1: Qué extraño ambiente se respira a pesar de estos crucificados, como que hay algo aquí que no es normal… SOLDADO 2: Es como si algo sobrenatural estuviera sucediendo, quizá a eso se deben las extrañas tinieblas… VOZ DE JESÚS: “Consumado es…” (Los soldados se quedan viendo confundidos) SOLDADO 1: ¿A qué se referirá éste? ¿Qué es lo que ya acabó? SOLDADO 2: Quizá está delirando… VOZ DEL MALHECHOR 1: Romanos malvados, no están comprendiendo que Jesús ha cumplido con el propósito para el cual vino a nacer en esta tierra. Está dando su vida para que los pecadores seamos hechos justos y santos delante de Dios... pero no le han creído ni ustedes ni su pueblo. SOLDADO 1: (se dirige a la primera cruz) ¿Cómo te atreves a hablarle así a un soldado romano? Maldito infeliz… SOLDADO 2: Muere hebreo sucio, sufre como bien te mereces (le da una punzada con la lanza) VOZ DE MALHECHOR: (grita con dolor) Ayyyy…! Yo sufro aquí, pero lo que ahora sus ojos ven no es de comparar con lo que me espera en el paraíso cuando de mi último suspiro… (Entra el Centurión Romano) CENTURÍON ROMANO: (habla con autoridad y soberbia) ¡Soldados…! (los soldados se cuadran) ¿Qué hacen dialogando con un maldito malhechor? ¿Se rebajan a su condición conversando con un gusano moribundo como éste? Deben estar pendientes para quitar los cuerpos cuando estos tres mueran. Vayan por el gran mazo, les romperemos las rodillas para que mueran más pronto… SOLDADOS: Si gran Centurión, a sus órdenes (salen rápidamente).


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CENTURÓN ROMANO: (se dirige a las tres cruces con soberbia y burla) Les haremos un favor a ustedes tres, aceleraremos su muerte para que no sufran más y para ello les fracturaremos las rodillas… ojalá pudieran agradecer este gesto de misericordia jajajaja… VOZ DE JESÚS: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” En ese momento se simula un temblor, las piedras se hienden CENTURIÓN ROMANO: (confundido)… Verdaderamente este hombre era justo Se escuchan voces exclamando fuera del escenario: -El velo del templo se ha roto…! -Unos sepulcros han sido abiertos y algunos han resucitado…! CENTURIÓN ROMANO: Hemos matado a un hombre justo. La sangre del inocente ha sido derramada por nosotros los pecadores. Dios habitó entre nosotros y no lo quisimos reconocer por guiarnos según nuestro entendimiento y seguir pecando a nuestro gusto. Cuántas veces trató de llamar la atención a su pueblo judío y no le conocieron que venía a librarles del yugo del pecado. ¿Hasta cuándo viviremos según nuestra opinión? Solo a lado de nuestro Creador podremos comprender para qué estamos aquí en la tierra. Y así como a estos hombres, un día moriremos y ¿qué será de nosotros?... Este es Jesús, el que salva a los que creen en él de sus pecados… (Sale) Llegan los soldados con un gran mazo y le fracturan las piernas al primero malhechor y luego al segundo, se escuchan quejidos de dolor. Se acercan a la cruz del centro, Soldado 1 hace como que va a golpear, soldado 2 se lo impide. SOLDADO 2: Espera… (toma su lanza y hace como que se la entierra) Ambos soldados hacen como que les salpicó y exclaman: SOLDADOS: ¿Agua con sangre…? VOZ MALHECHOR: (con profundo dolor) Ahhhh…! Podrán haber matado a este cuerpo, pero Jesús no fue vencido y todo aquél que en Él cree aunque esté muerto vivirá… vivirá…! Los soldados enfurecidos hieren al malhechor, luego voltean a ver a la cruz de en medio, se desconciertan y salen corriendo. TELÓN FINAL.


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