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aplicaciones de SIG

EL DISEÑO PARA SUAVIZAR LOS IMPACTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO PASA POR EL BIG DATA Y LAS APLICACIONES DE SIG

Juan Iglesias | Urbanista ambiental. El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC en sus siglas en inglés) afirma que muchos riesgos globales del cambio climático se concentran en las zonas urbanas. El hecho de tener mayores concentraciones de población aumenta la vulnerabilidad de las ciudades al cambio climático. El estrés térmico, la precipitación extrema, las inundaciones continentales y costeras, la contaminación del aire, la sequía y la escasez de agua plantean riesgos en las zonas urbanas para las personas, los activos, las economías y los ecosistemas. Conscientes del desafío que enfrentan, muchas ciudades plantean estrategias para mejorar su capacidad de respuesta y reducir los impactos ocasionados por los eventos climáticos adversos como las olas de calor e inundaciones. La complejidad de “lo urbano” implica que el reto sea mayor, debido a la multitud de información que debe tenerse en cuenta a la hora de abordar una estrategia de adaptación al cambio climático. La diversidad económica y social de las ciudades, por ejemplo, hace que ciertas comunidades sean más vulnerables a los efectos más que otras. O, en el caso de inundaciones no tiene el mismo impacto que se inunde una parcela vacía o una zona de elevada actividad económica. La manera de abordar la complejidad de las variables climáticas con las socio-urbanísticas se realiza a través de indicadores de riesgo, definidos por el IPCC. El riesgo incorpora información sobre el peligro (amenaza), la exposición (receptor) y la vulnerabilidad (sensibilidad y capacidad de adaptación).

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La planificación que debe realizarse en estas cuestiones pasa, por tanto, por el uso de gran cantidad de información, “big data” y los sistemas de información geográfica (SIG) como herramienta de trabajo. Esta combinación permite hacer uso de grandes cantidades de bits de información (que pueden ser alimentadas por los sensores e indicadores de la ciudad) organizados en torno a un sistemas capaz de visualizar diferentes parámetros de la urbe dentro de un mismo modelo espacial. Los resultados que se obtienen permiten ver y analizar la ciudad tanto a nivel de pequeñas cuadrículas como en su totalidad a vista de pájaro. Se consigue identificar zonas sensibles a los impactos climáticos resultante de la interrelación de los indicadores incluidos en el modelo. Así, donde prevalecen espacios pavimentados sin superficies verdes ni arbolado, y donde existe una mayor proporción de población vulnerable, o zonas cercanas a colegios u hospitales, entre otras cuestiones, el riesgo de impacto por las olas de calor se agudiza. En el caso de las inundaciones, tendremos un mayor riesgo cuando el evento afecta a un mayor número de personas, con una mayor sensibilidad en función de las actividades económicas o cuando son ejes viarios principales los que están afectados. A partir de aquí la planificación urbana se alinea con la realidad más detallada de la ciudad, donde la toma de decisiones se puede acometer desde la comprensión de la complejidad urbana-climática y la conjugación de los sistemas de información a tiempo real del territorio.

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