La construcción del espacio público frente al miedo

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I N S T I T U T O U N I V E R S I TA R I O D E A R Q U I T E C T U R A Y C I E N C I A S D E L A C O N S T R U C C I Ó N TRABAJO FIN DE MÁSTER EN CIUDAD Y ARQUITECTURA SOSTENIBLES 2008-2009

LA CONSTRUCCIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO FRENTE AL MIEDO

I D E N T S E G U R I D A D Y E N L A S C I C O N T E M P O

I

D C O N U D A R Á N

A T R O D E E A

D L S S

ARQ: Natália De´Carli da Costa Lima Tutor: Dr. Arq. Mariano Pérez Humanes

DTO. DE TEORÍA Y COMPOSICIÓN ARQUITECTÓNICA, GRUPO DE INVESTIGACIÓN OUT_ARQUIAS E T S A R Q U I T E C T U R A U N I V E R S I D A D D E S E V I L L A _ 2 0 0 9


I N S T I T U T O U N I V E R S I TA R I O D E A R Q U I T E C T U R A Y C I E N C I A S D E L A C O N S T R U C C I Ó N TRABAJO FIN DE MÁSTER EN CIUDAD Y ARQUITECTURA SOSTENIBLES 2008-2009

LA CONSTRUCCIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO FRENTE AL MIEDO

I D E N T S E G U R I D A D Y E N L A S C I C O N T E M P O

I

D C O N U D A R Á N

A T R O D E E A

D L S S

ARQ: Natália De´Carli da Costa Lima Tutor: Dr. Arq. Mariano Pérez Humanes

DTO. DE TEORÍA Y COMPOSICIÓN ARQUITECTÓNICA, GRUPO DE INVESTIGACIÓN OUT_ARQUIAS E T S A R Q U I T E C T U R A U N I V E R S I D A D D E S E V I L L A _ 2 0 0 9


AGRADECIMIENTOS Al master de Arquitectura Sostenible por la posibilidad de conocer otra realidad. A mi tutor Mariano Pérez Humanes, por haberme enseñado otra forma de investigar e interpretar la realidad; por su dedicación, atención y compromiso, sin el cual no sería posible realizar este trabajo. Al Grupo de Investigación Out_arquias, especialmente a Carmen Guerra y Calos Tapia. A mi familia, siempre presente, por su apoyo y amor incondicional, imprescindibles para el desarrollo de esta investigación. En especial, a mi padre y madre, vida entera, por el despertar de la curiosidad investigadora, por el incentivo y confianza en todo, siempre. Y a mi hermana, por el cariño y soporte internacional. A los amigos, de cerca y de lejos y a los colegas de profesión, con quiénes comparto grandes sueños. Por último, a Jesús, por su compañerismo y amor; por intentar siempre el otro lado, el otro método, la otra forma.

A todos, muchísimas gracias.


Resumen La presente investigación tiene como objetivo explorar la construcción del espacio público en la ciudad contemporánea como reacción frente al miedo. Nos situamos en el marco del estudio de los procesos socio-espaciales. Operaremos desde la elaboración genealógica y de la instrumentación interpretativa. Para clarificar la problemática actual de estos procesos socioespaciales producimos dos genealogías – del espacio público y del miedo- para acabar cruzándolas. Extraemos de dichas genealogías aquellas problemáticas que se hacen más presentes en esa interacción identificadas como identidad, seguridad y control. Después de haber reflexionado sobre estas problemáticas nos profundizamos sobre dos situaciones en concreto – el Programa de Rescate de Espacios Públicos del Gobierno Federal de México y los eco-limites en las favelas de Rio de Janeiro - que sirvieron para mostrar cómo se está construyendo el espacio público de nuestras ciudades frente al miedo. Comprobamos que la construcción de espacios públicos está siendo planeada en base a las tecnologías de poder, que acaban por planificar la ciudad, y, los espacios urbanos con los paradigmas del control y bajo la justificación de la seguridad, que antes de promover políticas públicas volcadas a una mejoría de la calidad de estos espacios, generan territorios cada vez más simples, previsibles y privatizados con la intención de facilitar la actuación y el ejercicio del poder. Así, el miedo en los espacios públicos impulsa las acciones y reacciones en los procesos de privatización, agudizados también por la individualización que lo que produce es el aislamiento, segmentación, desigualdad y exclusión. Palabras clave: construcción urbana, espacio público, miedo, identidad, seguridad, control, procesos socio-espaciales, privatización urbana, exclusión social.

Abstract This research aims to explore the construction of public space in the contemporary city as a reaction to fear. We place ourselves under the study of social-spatial processes arising from the relationship between the produced actions on the public space and the fear that is experienced, built and shared by people. We will operate from a genealogical and interpretative instrumentation. So, to clarify the current problems of these social-spatial processes we have produced two genealogical studies – the public space and the fear genealogical study - to in to the end across it. Within this context, we draw from the genealogical studies those problems that are more present in this interaction between each other which we have identified as identity, security and control. Having reflected on these issues we delve on two specific situations - The Rescue Program of Public Spaces of the Federal Government of Mexico and the eco-limits in the favelas of Rio de Janeiro - which served to show how public space is being built in our cities as a reaction to fear. Thus we concluded that the construction of public spaces is being planned based on technologies of power control, which influence the city, the public space and are done under a paradigm of control to justify security, that rather than promote public policies facing a improvement in the quality of those public spaces, generates territories simpler, predictable and privatized, with the intention of facilitate the action and reactions around the privatization process, amplified also for the individualism, that isolated promote segmentation, inequality and exclusion. Keywords: urban construction, public space, fear, identity, security, control, social-spatial processes, urban privatization, social exclusion.


Sumario

Prólogo.................................................................................................................................................. 13 Introducción …………………………………………………………………………………………………… 15 Comprendiendo la problemática de estudio……...…………………………...………………………... 15 Metodología……………………..………………………………………………………………………….. 17 Estructura de la investigación ……………………………………..…………………………………….... 18 Bibliografía - [Introducción] …………………………………………………………………………………. 21

PARTE I: Hacia las Genealogías del Espacio Público y del Miedo…………………….…………… 25 1. Hacia una Genealogía del Espacio Público……………………………………...…………………… 29 1.1 El espacio de conflicto vs. el espacio de consenso: mantener la tensión………........................ 30 1.2 El hombre público: del ciudadano transeúnte al territoriante…………...……..…………….…... 36 1.3 La producción del espacio público: espacio practicado vs. espacio mercantilizado …………... 44 1.4 Espacio Público y Poder: de la Sociedad Disciplinaria a la Sociedad de Control…………….... 48 1.5 Hacia la privatización de lo público: segregación, fragmentación, … ……...…….................... 57 1.6 Bibliografía – [Hacia una Genealogía del Espacio Público]…..………………………..…........... 69 2. Hacia una Genealogía del Miedo……………………………………………………………………… 77 2.1 El miedo a lo desconocido: la autodestrucción y la muerte……………………………..…….…. 77 2.2 El miedo al otro y a si mismo: amenaza, conflicto, delito y agresión………..……..................... 91 2.3 El miedo a la exclusión: poder, consumo, lujo y aislamiento…….................…………………... 99 2.4 Bibliografía - [Hacia una Genealogía del Miedo]………….……….……………………….......… 103

PARTE II: Encuentros vs. Des-encuentros: Espacio Público y miedo en las ciudades…...…….. 111 1. Identidad en los Espacios Públicos: el sentido de la ciudad…………………….………........….... 111 1.1 La identidad cosmopolita transnacional en la sociedad de riesgo global: 111 espacios com-partidos…………………………………………………………………………................ 1.2 Identidad, mixofilia, confianza y miedo: espacios de diálogo vs. espacios de terror…..…….… 117 1.3 Espacios de identidad e identidad de los espacios…………………………….……………..…... 121 2. Seguridad en los Espacios Públicos: la ciudad defendida………………………………………….. 126 2.1 Nuevos cambios de paradigma: de la disciplina de la seguridad a la libertad segura………..... 126 2.2 La búsqueda de la seguridad humana……………………………………………..……………….. 130 2.3 Diseño Urbano y seguridad: el espacio defendible frente al miedo…………………………….. 133 3. Control en los Espacios Públicos: la ciudad vigilada ……………………..………………………... 142 4. Bibliografía – Parte II..…………………………………………………………………………........... 154


Parte III: La Construcción del Espacio Público Frente al Miedo: Situaciones de análisis…… 163 1. La seguridad y el crimen en Latinoamérica: Espacios para la supervivencia…………………… 164 2. Acciones y Situaciones: Construyendo el espacio público frente al miedo…………………...... 173 SITUACIÓN 1: El Programa Rescate de Espacios Públicos – México …………..………………...... 173 SITUACIÓN 2: El eco- límite inhumano en las favelas de Rio de Janeiro - Brasil………................ 182 3. Una última reflexión sobre estas situaciones: ciudadanía y democracia frente a las políticas urbanas de control ……………………...…………………........................ 191 4. Bibliografía Parte III………………………………………………………………………………….. 193

Parte IV: Conclusiones y Reflexiones …………..………………………………….………………….. 199 APÉNDICE I: Hacia la futura investigación……………………………...……………………………….

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Lista de Gráficos e imágenes ………………………………………………………………………………. 209


LA CONSTRUCCIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO FRENTE AL MIEDO IDENTIDAD, SEGURIDAD Y CONTROL EN LAS CIUDADES CONTEMPORÁNEAS


PRÓLOGO Crecí en una calle de tierra batida, sin asfalto ni aceras. En ella inventábamos nuestras mejores historias: jugábamos al escondite, a la bandera, al quemado. Jugábamos al fútbol, corríamos en bicicleta, danzábamos y cantábamos. De dos árboles surgía una red de voleibol, donde jugábamos los niños de todo el barrio y alrededores, que esperaban su turno para entrar. Poco a poco fui acompañando las transformaciones de esa calle, que era tan mía como de tantos otros. En aquel tiempo, la calle era un gran espacio donde se realizaba una parte importante de nuestro proceso de socialización. No existían limites fijados, la calle se extendía y expandía hasta las parcelas y jardines de las casas vecinas, adonde nos atrevíamos a saltar para disfrutar del delicioso sabor de las frutas frescas que robábamos de los árboles: mangos, acerolas, saputis, cajus, cajas,... Utilizábamos la calle como extensión de nuestra propia casa, y la casa como continuación de la calle. No se identificaba cuando se entraba y cuando se salía de una a otra, donde comenzaba o donde terminaba. Era un ir y venir libre e ilimitado, donde nuestros pies descalzos sentían la tierra mojada, donde el aroma a verde traspasaba los jardines y llegaban a una dimensión más íntima, donde podíamos experimentar nuevas emociones: la solidaridad, la sexualidad, las distinciones sociales, los antagonismos. Cuantos y cuantos encuentros, desencuentros, conflictos y accidentes ocurrieron allí. La calle siempre tenía algo de inesperado, de incierto, de novedoso. Hoy, aquella calle de tierra se ha transformado en una negra y ardiente línea de asfalto, el barrio se desarrolló y las antiguas casas, con sus inmensos jardines pasaron a configurar esbeltos edificios en altura con sus propias pistas de voley internas, piscinas, salones de fiestas y otros servicios ultra-seguros para los niños y adultos propietarios de estas nuevas comunidades cerradas. Los árboles fueros talados poco a poco, entre la calle y los jardines brotaron altos muros protegidos por vallas eléctricas, casetas de seguridad y cámaras de videovigilancia. Ya no se ven niños por la calle, ni bicicletas ni nada. Ya no sé quienes son mis nuevos vecinos, no los veo, no los escucho, no me relaciono con ellos. Con los años los pequeños perdimos el control de aquel espacio que había sido nuestro. Progresivamente los coches lo invadieron todo. El único sonido que se escucha ahora es el de los coches que entran y salen de sus garajes hiper-seguros. Actualmente se vive una situación de apartheid, de miedo. Existe un sentimiento de desprotección, segregación, aislamiento y pérdida de escala, cuando vemos las escasas casas que han sobrevivido a un proceso de verticalización que ha colapsado el barrio de rascacielos que monopolizan y se imponen al paisaje. Los muros y aparatos de seguridad han dominado el uso público de la calle y configuran un espacio residual, un simulacro impersonal de flujos motorizados, un no-lugar donde quien reina es el miedo: un miedo a la muerte o al daño físico, un miedo al otro, un miedo a perder lo que se tiene. En la actualidad, mi calle pertenece a dos ciudades diferentes: aquella de mi memoria, de mi infancia, de los pies descalzos, y esta otra que se esconde, que se defiende, que me expulsa, me oprime, me aparta. Que me infunde miedo. En realidad sé que este discurso nostálgico no traerá mi calle de vuelta. Ya no nos podemos basar en un rescate del pasado. La discusión del espacio público tiene que fundamentarse en una reflexión acerca de las desigualdades y segregación urbana y social. Una reflexión no solo sobre la violencia urbana, sino también sobre la violencia urbanística de los empresarios y promotores, de los órganos públicos y de los especuladores acerca de como se están planeando y construyendo nuestras ciudades. La manera en la que estamos interviniendo en el espacio público renegando la ciudadanía y la integración social: los encuentros y desencuentros, los conflictos y consensos, el ir y venir. El sonido de los niños jugando, el aroma a verde, la fruta madura del árbol.

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INTRODUCCIÓN Comprendiendo la problemática En el mundo actual y particularmente en los espacios públicos de las ciudades contemporáneas los discursos sobre el miedo se han integrado a la vida cotidiana. Vivir la ciudad, en la actualidad, es vivir el miedo, la incertidumbre y el riesgo. Cada vez más, el miedo y el espacio público se combinan en un proceso de transformación social que generan nuevas formas de segregación espacial y discriminación social. Crecen las amenazas de una sociedad que deja de ser puramente industrializada, dentro de un proceso histórico de modernización – cuya fase mas reciente llamamos globalización. Asociadas a la seguridad pública y al bien estar humano las nuevas tecnologías de control, ante la inseguridad y el crimen de las grandes ciudades, configuran el escenario urbano y agudizan aún más los temores. El intento de protección produce la fragmentación y segregación en el espacio urbano, aumentando la inseguridad colectiva, la incertidumbre y el riesgo social (BECK, 1998). Así que cuanto más modernos nos hacemos, más peligrosa e incierta resulta la modernidad y más se incrementa la probabilidad de que ocurran crisis, catástrofes y desastres, como ya viene ocurriendo. Nuestra sociedad de riesgo actual – individualista y fragmentada - busca cada vez mas sentirse segura. Frente a la falta de seguridad, los que tienen el control (en cuanto a ingresos, poder y educación) son los que pueden comprar la seguridad respecto del riesgo. Esa “compra” puede afectar tanto al espacio público como al espacio privado (BECK, 1998). La potenciación de los riesgos, la imposibilidad de evitarlos, la abstinencia política y la proclamación y venta de posibilidades privadas de protección genera un nuevo nivel de desigualdad social y exclusión (GIL CALVO, 2003). En este sentido, la construcción del espacio publico vinculado a la integración e interrelación de diferentes sujetos urbanos en el escenario de las ciudades está amenazada. Este deterioro del espacio público, por lo tanto, está transformando las condiciones de convivencia, mezcla y heterogeneidad urbana (JACOBS, 2000: SENNETT, 1978; 1997; DEUTSCHE, 2001; DAVIS, 1998;2003). No faltan quienes prefieran hablar de la muerte del espacio público, de la pérdida de significado, del fin de la esfera pública (NOBEL, 1999; HANSEN, 2002; SORKIN, 2004). Actualmente, el énfasis se encuentra en el egoísmo y en la separación, en vez de basarse en interrelaciones y comunidades. En este nuevo tipo de desarrollo social, y por consiguiente urbano, las actividades que tradicionalmente se sobreponen son organizadas con el objetivo de maximizar los lucros para los especuladores y comerciantes, disminuyendo así la complejidad en lo urbano y homogeneizando los espacios de las ciudades que pasan a ser cada vez más clasificados, privatizados y segregados. Los negocios se aíslan y agrupan en centros empresariales, las tiendas en centros comerciales con sus calles internas, las viviendas en urbanizaciones o comunidades cerradas, cada vez más lejanas del centro. Inevitablemente la ciudad va perdiendo su complejidad y los espacios públicos se van quedando muertos - perdiendo el sentido que deberían tener - la vida y los conflictos que antes se desarrollaban en este espacio público, dejan de ocurrir.

Introducción

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Entretanto, las características más relevantes del espacio público de la ciudad moderna – la inclusión y el libre acceso, la aceptación de lo extraño y la coexistencia de usos y funciones diversas están desapareciendo, o se vuelven cada vez menos evidentes. Así, las ciudades contemporáneas se convierten, cada vez más, en conjuntos desarticulados de espacios segregados, y en este escenario de desigualdad y fragmentación social y espacial es donde el tema de la inseguridad se hace cada vez más presente. De la misma forma, la ciudad contemporánea se va configurando en base a espacios a menudo monofuncionales, homogéneos en cuanto a su uso y función y sobre todo seguros y protegidos, en la medida que privatizan, segregan y proponen dispositivos de cierre, a la vez que deniegan el espacio público (CALDERA, 2007;DAVIS,2003). En ciudades como Los Ángeles, Ciudad de México y en la mayor parte de las ciudades brasileñas como Rio de Janeiro y Sao Paulo, diferentes grupos sociales, especialmente de las clases mas altas, están utilizando el miedo a la violencia y al crimen para justificar nuevas tecnologías de exclusión social que acaban por fragmentar aún mas el espacio publico de las ciudades y las relaciones entre sus habitantes. Así, la desaparición de los espacios públicos multifuncionales va generando terribles consecuencias sociales, dando inicio a un proceso de declive de la esfera pública. A medida en que la vitalidad de los espacios públicos disminuye perdemos el hábito de participar de la vida urbana en la calle. La vigilancia natural o espontánea de las calles, producida por la propia presencia de las personas, es sustituida por la seguridad privada y hostil, y la propia ciudad se vuelve menos hospitalaria y más alienante. Por esto, los espacios públicos pasan a ser percibidos como realmente peligrosos y el miedo entra en escena. ¿Son los espacios públicos realmente peligrosos y por eso tenemos miedo, o es porque tenemos miedo por lo que los espacios públicos se vuelven peligrosos? Miedo o Espacio Público ¿Cuál es la causa y cuál el efecto? En este sentido, si entendemos el espacio público como resultado de la producción social, y nos preguntamos por las instancias desde las cuales este se produce, debemos cuestionar por qué es el espacio publico donde esas situaciones de inseguridad, incertidumbre y riesgo actual se perciben con mayor intensidad, cuando idealmente el espacio público había sido el encargado de acoger el diálogo y el encuentro entre los diversos ciudadanos. ¿Qué ha ocurrido y qué está ocurriendo para que ese espacio se esté convirtiendo en un espacio de terror y miedo? ¿Siempre ha sido así o se han agudizado los temores y peligros? Desde estas inquietudes, el presente trabajo tiene como objetivo explorar la construcción del espacio público en la ciudad contemporánea como reacción frente al miedo. Nos situamos, pues, en el marco del estudio de los procesos socioespaciales surgidos de la relación entre las acciones que se realizan en los espacios de la ciudad (leídas desde sus diversas manifestaciones: ocupaciones, huellas del habitar, destrucciones, mensajes gráficos, instalaciones, etc y el miedo colectivo o individual de aquellos que las realizan. Concientes de los límites de nuestra investigación en el marco de un trabajo fin de Master, esta investigación o no intenta aportar medidas de prevención del miedo social ni de la violencia ciudadana, ni establecer modelos espaciales donde lo público se desarrolle sin miedo; solo pretende reflexionar sobre esos espacios de conflicto y confrontación para comprender mejor nuestros comportamientos cuando operamos contra el miedo.

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LA CONSTRUCCIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO FRENTE AL MIEDO Identidad, Seguridad y Control en las ciudades contemporáneas


De la interpretación de esas manifestaciones socioespaciales podremos aprender los límites de nuestra acción como arquitectos a la hora de intervenir en los espacios destinados a lo público. Dichos procesos socioespaciales ponen en juego a dos agentes: las administraciones públicas y los ciudadanos. Intentaremos abordar como se produce el encuentro de sus propuestas, el diálogo o su ausencia en los procesos participativos y en sus diversas respuestas frente a ese problema del miedo. Por último, intentaremos evaluar dichas prácticas y reflexionar sobre las futuras intervenciones en la ciudad. Así, partimos de la hipótesis de que el espacio público urbano puede potenciar, general, agravar y/o inhibir el sentimiento de miedo sufrido por las personas en la ciudad contemporánea dependiendo de la forma en que es producido y construido, tanto por los habitantes que lo utilizan, como por los órganos públicos que lo planifican, gestionan y mantienen. Por último, esperamos que esta investigación pueda contribuir para un mayor entendimiento de la forma en que se están construyendo estos escenarios urbanos como reacción frente al miedo. Tener una mayor comprensión de la realidad actual a la hora de planificar nuevas formas de intervenir en estos espacios, y así poder formular nuevos paradigmas para el futuro de las sociedades de riesgo global y entender mejor la forma que se están planeando las ciudades contemporáneas.

Metodología Para el desarrollo de este estudio operaremos desde la elaboración genealógica y desde la instrumentación interpretativa. En primer lugar, para clarificar la problemática actual de estos procesos socioespaciales realizaremos dos genealogías –del espacio público y del miedo- para acabar interpretándolas de forma transversal. En este sentido, utilizaremos fuentes documentales y bibliográficas que provienen de los campos de la sociología, filosofía, geografía urbana y antropología, como también de las artes visuales, economía y ciencias políticas. Para ello estudiaremos todos aquellos materiales -textos teóricos, noticias, imágenes (fotografías, documentales y películas) etc.- que nos hablen de la constitución de lo público y del miedo en la ciudad contemporánea. Somos conscientes de la amplitud de la problemática elegida en esta investigación y de la diversidad de situaciones con las que nos podemos encontrar. No obstante, no queremos descartar ninguna de ellas con el objetivo de continuarla en una futura tesis doctoral. Los procedimientos seguidos derivaron de la lectura de textos y de la interpretación de imágenes y documentación audiovisual. Esta práctica nos ha hecho encontrar una serie de fenómenos socioespaciales que nos daban indicios de cómo se estaba configurando el espacio público en la ciudad contemporánea como reacción frente al miedo. Asociados a los artículos, películas, exposiciones y noticias de la actualidad hemos podido ir configurando las genealogías, definiendo los parámetros e identificando las problemáticas más frecuentes derivadas de la relación entre el espacio público y el miedo. En este sentido tratamos de extraer del cruce de dichas genealogías aquellas problemáticas que se hacen más presentes en esa interacción. En un principio hemos detectado tres: Identidad, Seguridad y Control. Aunque es posible que nuestra investigación nos desvele otros temas que ahora no consideramos y estos nos apunten a nuevas problemáticas para su análisis en una futura tesis doctoral. Para finalizar, profundizaremos sobre algunos casos concretos que nos sirvan de referente para mostrar cómo se está construyendo el espacio público de nuestras ciudades frente al miedo.

Introducción

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Estructura de la Investigación Desde el inicio nos dimos cuenta de que la problemática elegida para nuestro trabajo fin de Master era excesivamente ambiciosa. Sin embargo, planteamos la problemática con la intención de abordar los temas que, en este primer momento, nos parecieron más evidentes en la interacción del espacio público y del miedo, lo que, con la ayuda de las genealogías del espacio público y del miedo, nos permitieron acotar las cuestiones que se hacían más frecuentes. En este sentido, el trabajo fin de Master que ahora presentamos está dividido en cuatro partes donde se intenta reflexionar sobre la relación que existe entre la construcción de lo público y del miedo y que se encuentran descritas a continuación. Así, en la primera parte del trabajo, la genealogía del espacio público tiene como función la identificación y entendimiento del proceso de construcción/destrucción de la concepción del espacio público urbano en las ciudades contemporáneas. En este sentido, desarrollaremos los siguientes aspectos para la realización de esta genealogía: 1- Espacio de Consenso vs. Espacio de Conflicto: el simulacro de los lugares públicos; 2- El hombre urbano: del habitante (como ciudadano, transeúnte, flanêur) hacia el territoriante; 3- La producción del espacio público; 4- Espacio Público y Poder: de la Sociedad Disciplinaria a la Sociedad de Control; 5- La Pérdida de Sentido del Espacio Público: segregación, fragmentación, blandificación: hacia la privatización de lo público. Tras haber desarrollado la genealogía del espacio público abordaremos la genealogía del miedo desde tres puntos de vista: La cultura como el miedo a lo desconocido – la autodestrucción y la muerte; El sujeto como el miedo al otro y a si mismo – amenaza, conflicto, delito y agresión; y la Sociedad como el miedo a la exclusión – poder, consumo, lujo y aislamiento. Tras esto, llegamos a la segunda parte del trabajo, que analiza los Encuentros y Desencuentros divididos en los tres grandes temas detectados a partir de ambas genealogías: Identidad, Seguridad y Control. La identidad en los Espacios Públicos se puede dividir en tres dimensiones; la primera trata de La identidad cosmopolita transnacional en la sociedad de riesgo global, donde reflexionamos sobre los peligros y amenazas globales, la segunda dimensión aborda La identidad defensiva: confianza y miedo en la sociedad liquida y la tercera trata acerca de Los espacios de identidad – poder, seguridad y lucha: resistir frente al miedo, donde definimos los espacios de identidad legitimadora, de identidad para la resistencia y de identidad de proyecto. En el tema de la seguridad estamos trabajando desde tres perspectivas: Nuevos cambios de paradigma: de los mecanismos disciplinarios a la sociedad de la seguridad - ¿libertad o seguridad?; La búsqueda de la seguridad humana y por último, Diseño Urbano y seguridad: el espacio público defendible. Tras esto se analizará el concepto de “control” donde tratamos la problemática de la ciudad videovigilada. En la tercera parte del trabajo abordamos, después de haber reflexionado sobre estas problemáticas, dos situaciones en concreto – el Programa de Rescate de Espacios Públicos del Gobierno Federal de México y los eco-limites en las favelas de Rio de Janeiro - que sirven para mostrar cómo se está construyendo el

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LA CONSTRUCCIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO FRENTE AL MIEDO Identidad, Seguridad y Control en las ciudades contemporáneas


espacio público de nuestras ciudades frente al miedo en el ámbito de Latinoamérica, donde sacamos algunas conclusiones y nuevas preguntas, cuestionamientos e inquietudes que nos hacen querer seguir investigado este tema en una futura tesis doctoral. Así, la investigación de la tesis doctoral estaría más comprometida en el estudio de las relaciones, de los cruces, encuentros, similitudes, diferencias e interacciones que existen entre las problemáticas que surgen en la construcción del espacio público como reacción al miedo en las ciudades de América Latina, y la transformación de este en las ciudades europeas.

Introducción

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BIBLIOGRAFIA - [Introducción] Libros BECK, Ulrich (1998): La sociedad del riesgo: hacia una nueva modernidad. Barcelona: Paidós. GIL CALVO, Enrique; (2003), El miedo es el mensaje. Riesgo, incertidumbre y medios de comunicación. Madrid: Alianza CALDEIRA, Teresa (2007): Ciudad de Muros [2000]. Barcelona: Gedisa DAVIS; Mike (2003). Ciudad de Cuartzo – Arqueología del futuro en Los Ángeles. Madrid: Ediciones Lengua de Trapo. DAVIS, Mike (1998): Ecology of Fear: Los Angeles and the Imagination of disaster. New York: Vintage Books. JACOBS, Jane. (2000): Morte e vida de grandes cidades [1967]. Sao Paulo: Martins Fontes. SENNETT, Richard. (1997) Vida urbana e identidad personal [1970]. Barcelona. Ed. Península. SENNETT, Richard. (1978). El declive del hombre público [1976]. Barcelona: Ed. Península. SORKIN, Michael (2004): Variaciones sobre un parque temático. La nueva ciudad americana y El fin Del espacio público.[1992] Barcelona, Gustavo Gili

Artículos CAPEL, Horacio (1975) La definición de lo urbano. Revista de Estudios Geográficos No 138/139. Febrero –Mayo. pp. 265-301 DAMMERT, Lucía (2004): ¿Ciudad sin ciudadanos? Fragmentación, segregación y temor en Santiago. EURE (Santiago), Santiago, v. 30, n. 91, dic. 2004 . En: < http://www.scielo.cl/scielo.php? script=sci_arttext&pid=S0250-716120040091 00006 &lng =es& nrm= iso> pagina consultada el 23.06.2009 DEUTSCHE, Rosalyn (2001): Agorafobia En: AAVV 'Modos de hacer. Arte crítico, esfera pública y acción directa' Ediciones de la Universidad de Salamanca. GIGLIA, Angela (2001): La Nueva segregación urbana, México:Perfiles latino americanos, FLACSO n.19, diciembre de 2001. HANSEN, Rodrigo Salcedo (2002): El espacio público en el debate actual: una reflexión crítica sobre el urbanismo post-moderno. Eure Santiago V.28 No. 84. Septiembre de 2002. En: <http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/196/19608401.pdf> pagina consultada el 10.07.2009 NOBEL, Walter A.; (1999): El espacio público ha muerto. Vivir el espacio público. En: AA. VB. La arquitectura del espacio público. Formas del pasado formas del presente. Sevilla, Consejería de OPT. Junta de Andalucía

Introducción

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PARTE I. HACIA UNA GENEALOGÍA DEL ESPACIO PÚBLICO Y EL MIEDO


PARTE I Genealogía del espacio público y del miedo El miedo se combina de forma directa con los procesos de cambio social en las ciudades contemporáneas, de esa forma, configuran nuevas situaciones de segregación espacial y discriminación social que llegan a entrelazarse con otros procesos de transformación socio-espacial. La interrelación del espacio público y de la nueva forma de vida de la sociedad contemporánea empieza a generar conflictos. Es cuando, en general, los grupos que se sienten amenazados por ello transforman simbólica o físicamente el espacio para atender a las funciones y actividades de su nueva forma de vida en las ciudades: residencia, trabajo, ocio y consumo. De esta forma, las elites de todo el mundo optan por reconfigurar la segregación espacial de sus ciudades, y sin embargo, el miedo llega a justificar las nuevas tecnologías de exclusión social que dañan, aún mas, la relación entre espacio publico y sociedad (CALDEIRA, 2007). Este capítulo del trabajo se basa en un estudio genealógico sobre el espacio público y sobre el miedo respectivamente. Foucault caracteriza la genealogía como lo opuesto a la búsqueda del origen, añadiendo a su concepto la necesidad de rastrear hacia atrás, empíricamente, para acabar encontrando, no la esencia entera del concepto, sino su génesis contingente, su problemática. En ese sentido, el autor acredita que el análisis de los límites y la reflexión sobre ellos garantizan un estudio crítico. Esto trae como consecuencia que esta crítica no se ejercerá por la búsqueda incansable de estructuras formales que tengan un valor pré-determinado y universal, sino que se presentará “como una investigación histórica a través de los acontecimientos que nos condujeron a constituirnos, a reconocernos como sujetos de lo que hacemos, pensamos, decimos” (FOUCAULT, 2002:87). Así, la genealogía propone mostrar no sólo cómo se originan y se desarrollan los valores, sino hacia dónde conducen, qué significan y cuáles son sus implicaciones para la vida. Se trata de hacer entrar en juego los conocimientos locales, discontinuos, descalificados, no legitimados, contra la instancia teórica unitaria que pretende filtrarlos, jerarquizarlos y ordenarlos en nombre del conocimiento verdadero. En definitiva, Foucault señala: “Esta crítica no es trascendental y no tiene como fin hacer posible una metafísica: es genealógica en su finalidad y arqueológica en su método. Arqueológica –y no trascendental- en el sentido de que no procurará extraer las estructuras universales de todo conocimiento o de toda acción moral posible; sino que tratará los discursos que articulan lo que pensamos, decimos y hacemos como otros tantos acontecimientos históricos. Y esa crítica será genealógica en el sentido de que no deducirá de la forma de lo que somos lo que nos es imposible hacer o conocer; sino que extraerá de la contingencia que nos hizo ser lo que somos la posibilidad de ya no ser, hacer o pensar lo que somos, hacemos o pensamos.” (FOUCAULT, 2002:88)

Por lo tanto, la genealogía para Foucault nos enseña a rechazar la búsqueda de la estructura universal, de los orígenes y sus líneas causales, así como de una cronología que nos priva también de toda posibilidad de hacernos cargo de una nueva forma de concebir los valores, más crítica, basada en una implicación comprometida con los cruces de conflictos y relaciones de dominación, que al interpretarlos y confrontarlos, formulan una critica de las interpretaciones de esos mismos valores. En el caso de esta investigación, el método genealógico defendido por Foucault será utilizado para la producción de la Genealogía del Espacio Publico y la Genealogía del Miedo.

Genealogía del espacio público y del miedo

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HACIA UNA GENEALOGÍA DEL ESPACIO PÚBLICO 1.1

EL ESPACIO DE CONFLICTO VS. EL ESPACIO DE CONSENSO: MANTENER LA TENSIÓN.

1.2

EL HOMBRE PÚBLICO: DEL CIUDADANO TRANSEÚNTE HACIA AL TERRITORIANTE.

1.3

LA PRODUCCIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO: ESPACIO PRACTICADO VS. ESPACIO MERCANTILIZADO.

1.4

ESPACIO PÚBLICO Y PODER: DE LA SOCIEDAD DISCIPLINARIA A LA SOCIEDAD DE CONTROL.

1.5

HACIA LA PRIVATIZACIÓN DE LO PÚBLICO: SEGREGACIÓN, FRAGMENTACIÓN,...

1.6

BIBLIOGRAFÍA _HACIA UNA GENEALOGÍA DEL ESPACIO PÚBLICO.


1. Hacia una Genealogía del Espacio Público. El objetivo de esta genealogía del espacio público es identificar y entender el proceso de construcción y diseminación de la producción del espacio público urbano en las ciudades contemporáneas: sus transformaciones, su pérdida de identidad, su empobrecimiento, agotamiento o transferencia, así como su manifestación y/o producción hasta convertirse en lo que tenemos ahora: el simulacro de los lugares públicos, la fuga hacia lo privado, y la pérdida de una concepción de vida pública. No es mi intención, en esta genealogía, realizar un análisis conceptual del término espacio público. Tampoco me propongo resolver la tarea nada fácil de rastrear su significado histórico y sociológico. Sólo pretendo resaltar algunos aspectos de lo público que son relevantes para el propósito de la investigación acerca de la construcción del espacio público frente al miedo y que han ido surgiendo a medida que avanzábamos en la investigación. El primero de ellos tiene que ver con el espacio público de consenso en contraposición al espacio público de conflicto, donde los ideales modernos de la esfera pública, de democracia y libertad, presentan un discurso en el que se defiende el espacio publico como espacio de construcción de ciudadanía, integración y consenso, confrontándose fuertemente con la producción del espacio público contemporáneo, que se caracteriza como un lugar de conflicto, de tensión, separación, discriminación, exclusión y sospecha (CALDEIRA, 2007:301). El segundo aspecto que estudiaremos se centrará en el carácter del hombre público. En un intento por explorar como el hombre moderno ha ido adquiriendo a lo largo de los dos últimos siglos un comportamiento diverso en su relación con lo público, pasaremos del transeúnte decimonónico al territoriante del siglo XXI. Así, la observación y extrañeza del flanêur, el consumo rápido y distraído del visitante-turista, o el continuado flujo del territoriante contemporáneo nos servirá de figuras para pensarnos en ese espacio público donde el anonimato, la aceleración y la indiferencia están propiciando nuevos modos de ser y de estar que cada vez más producen miedo, soledad, aislamiento e inseguridad. Reflexionar sobre la relación que establecemos con los lugares y los nuevos espacios urbanos será el reto de este apartado donde escenarios e individuos interactúan en la construcción o destrucción de lo público. El tercer punto trata de un intento de aproximación al concepto de producción social del espacio público, donde este es comprendido desde las relaciones de producción, que a la vez expresan relaciones de dominación y de exclusión. La construcción del espacio público pasa, por lo tanto, por las dimensiones de esas representaciones de poder y de capital, pero también se configuran como el espacio concebido, vivido y el espacio practicado. El cuarto punto de reflexión que destaca el ámbito de poder y la sociedad de control. El paradigma de una sociedad disciplinaria frente a una sociedad cada vez más controlada por tecnologías y mecanismos de dominación. El panóptico, las practicas de aislamiento vigilante, la privación de la libertad, las esferas, los sistemas de inmunidad, el sinóptico y los aparatos de seguridad. Por último la pérdida de sentido del espacio público – segregación, fragmentación y blandificación: hacia la privatización de lo público – que consiste en analizar y reflexionar sobre las transformaciones en la cultura urbana y en la nueva forma de vivir en las grandes ciudades que ocasionan consecuencias brutales en la configuración espacial y social, generando por esto, altos niveles de exclusión social.

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1.1 Espacio de Conflicto vs. Espacio de Consenso: mantener la tensión El entendimiento de la esfera pública, del espacio público, de la opinión pública y de la vida pública debe llevar en consideración la expresión colectiva, la visibilidad de los diferentes grupos sociales, las manifestaciones cívicas, los encuentros y conflictos que se desarrollan en el escenario urbano. El término público tiene connotaciones distintas. Para Rosalyn Deutsche lo público puede ser entendido como la cualidad que habita el espacio externo, inherente a los sujetos sociales. La condición de estar expuesto al exterior, de estar fuera, supone además una “condición de vulnerabilidad” en las relaciones de conflicto que se desarrollan en el espacio público de las ciudades contemporáneas (DEUTSCHE, 2001:36). Esta condición de vulnerabilidad de la que nos habla Deutsche se refiere a los conflictos, a la incertidumbre y a la sospecha que emergen en el espacio urbano de las grandes ciudades, que son causa y efecto de la calidad de la vida pública y de un cambio en la forma de pensar la ciudad contemporánea (DEUTSCHE, 2001).

Imagen 1: El uso de la esfera pública moderna generaba a los que podían disfrutar de ella una especie de encanto por gozar de un espacio realmente libre. En contraposición el espacio público contemporáneo refleja las transformaciones socioespaciales en el modelo de ciudad y una vulnerabilidad producidos por el cambio de paradigma de la esfera pública moderna. FUENTE: Paris, 1964 http://labola.wordpress.com/category/post-estructuralismo-frances/ (izquierda) Rui Palha, 2007 En: http://www.flickr.com/photos/ruipalha/360850448/sizes/o/in/set-72157594486755854/ (derecha)

A partir de la década de los 80, y aun más en los 90, numerosas publicaciones1 abordan el tema de los espacios públicos urbanos desde el punto de vista socio-político, relacionándolos con la esfera pública, esfera privada, opinión pública, vida pública, haciendo referencia a las concepciones situadas en el campo y en la filosofía política de Jürgen Habermas y Hannah Arendt. Hannah Arendt en La condición Humana relaciona el espacio público con la pluralidad, con las diferencias generadas entre uno y otro ser humano. Observaba que la plenitud humana es una condición

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ABRAHÁO, S. L. en su libro titulado Espacio Público: do urbano ao político aborda el proceso de significación y contínua resignificación del espacio público y el intento de revalorización de los espacios libres en el urbanismo de pós-guerra, trabajando con referencias como Habermas, Hannah Arendt y Lefebvre. (ABRAHAO, 2008: 16 -32). Se puede tambien encontrar en el articulo de GUILLAMÓN, I.M..La producción del Espacio Público: Fundamentos teóricos y metodológicos para una etnografía de lo urbano - un analisis de la distinción de los términos ciudad, lo urbano y espacio público, la construcción metodológica relacionada con la investigación profunda de eses términos referenciando a Hannah Arendt, Lefebvre, Isaac Joseph, Manuel Delgado, Lewis Mumford ,Simmel, pionero en el estudio microsociológico y Robert Ezra Park, de la primera etapa de la Escuela de Chicago.

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básica tanto de la acción como del discurso, para la construcción de lo público – y que es, por lo tanto, en lo público donde se revelan y confrontan los hombres iguales y distintos. Así, Arendt afirma que: “Si los hombres no fueran iguales, no podrían entenderse ni planear y prever para el futuro las necesidades de los que llegarán después. Si los hombres no fueran distintos, es decir, cada ser humano no se diferenciase de cualquier otro que exista, haya existido o existirá, no necesitarían el discurso ni la acción para entenderse. Signos y sonidos bastarían para comunicar las necesidades inmediatas e idénticas”. (ARENDT 1998:200).

Así, esta calidad que nos distingue de los demás es la que conforma el discurso y la acción, pues estos surgen del intento de hacernos entendibles. Este discurso y acción son los elementos que permiten prever y planear situaciones futuras, son lo que configura la comunicación entre los diversos. Sólo donde las cosas puedan ser interpretadas sobre una variedad de puntos de vistas distintos que no cambien su identidad, de forma que quienes se agrupan sepan que ven lo mismo pero de una forma completamente diversa, sólo ahí aparece la auténtica y verdadera dimensión del espacio público para la autora. En ese sentido, lo público para Arendt hace referencia a lo que es propio del mundo común a todos, pero diferente del lugar privado en él. Es decir: no se trata de la interacción entre iguales sino de un lugar en el que la igualdad pasa por la posibilidad de expresar las diferencias mediante el discurso (ARENDT, 1998).

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Imagen 2: ¿Qué vidas son reales y qué es real en esta imagen? En un primer plano, los monjes budistas representan una imagen de una cultura y una creencia que contrasta con la imagen de la mujer urbana (trabajadora, estudiante, madre, hermana, mujer y/o hija). Ambos esperan el autobús, representando una acción rutinaria de la ciudad. ¿Podríamos pensar este lugar como un espacio de relación, de experiencia, de acción y de imaginación? Como fondo, en un cartel publicitario se nos muestra, de forma repetida, una mujer que representa la imagen y el patrón de belleza, felicidad y sensualidad propia de la sociedad occidental. Todos comparten el mismo espacio público, aunque en planos diferentes, nos transmiten mensajes de quien son o de quien quieren o deben ser. Bangkok, Tailandia FUENTE: DODD, Philip; DONALD, Ben. El libro de las ciudades. Editorial: Blume. 2004:237

Varios autores reconocen2 que la visión habermasiana de la esfera pública no tiene en cuenta las dimensiones preformativas de la acción humana y de la posibilidad de revelar y constituir la identidad personal que el espacio público permite. Sus ideales no están basados en la pluralidad y diversidad, y por esto mismo, se distancia del espacio público formulado por Arendt3. En este sentido, Arendt intenta repensar la acción política a partir de la capacidad de la diversidad de juicios, entendiéndolo como el poder y discernimiento de cada ser humano, algo completamente susceptible a intercambio, a partir de la posibilidad de comunicación entre individuos distintos, lo que 2 Vease VILLA, Dana. (1996): Arendt and Heidegger: The Fate of the Political. Princeton: Princeton University Press. Y tambien VILLA, Dana. (1997): Hannah Arendt: modernity, alienation and critique. In: CALHOUN, C., McGOWAN, J. (Org.) Hannah Arendt and the Meaning of Politics. Minneapolis:University of Minnesota Press. ORTEGA, Franciso. (2001): Hannah Arendt, Foucault e a reinvenção do espaço público. Revista Trans/Form/Ação, São Paulo, No 24, 2001:225-236 3 Todavía no existe un consenso en la interpretación del espacio público en Arendt. Recientes interpretaciones feministas de la obra la autora (Bonnie ONG, Mary G. Dietz, Susan Bickford) planean un nuevo abordaje interpretativo, como también en la obra de Calhoun (1997) se presenta una forma de interpretación alternativa. Vease: CALHOUN, C. (1997): Plurality, promises, and public spaces. En: CALHOUN, C., McGOWAN, J. (Org.) Hannah Arendt and the Meaning of Politics. Minneapolis: University of Minnesota Press.

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confiere un carácter intersubjetivo a la esfera pública, ampliada cuando sucede la confrontación de diferentes ideas y acciones (ARENDT, 1998 In: SERPA, 2004).

Imagen 3: El espacio público como espacio de acción política. Aquel capaz de garantizar la posibilidad de expresarse, manifestarse, de ser diferente entre los demás. La capacidad de expresar opiniones diversas y de hacerse escuchar. En este caso, la calle se presenta como un lugar intermedio entre la sociedad y el Estado, entre los ideales de un grupo y la sociedad civil, entre lo que están desnudos y los que no lo están. Barcelona, 27/01/2008, la manifestación contra la utilización de las pieles. FUENTE: gmarlas, 2008 En: http://www.flickr.com/photos/mgmalras/2311379368/

Por ello, es importante destacar que el espacio público en cuanto “espacio político, de formación y expresión de voluntades colectivas, (es) un espacio de la representación pero también del conflicto” (BORJA, 2003:29). Para Habermas, la esfera pública moderna surge en el momento en el que se separan el Estado y la esfera de los intereses particulares o privados, y cuando los individuos, se reúnen para intercambiar informaciones y opiniones sobre asuntos de interés general. Es decir, la esfera pública es entendida como un sector específico de lo social, distinto del Estado y de la vida privada (HABERMAS, 1991 apud SAAVEDRA, 1995). Según Habermas: “la substancial separación de esas dos esferas (pública y privada), significa por lo pronto tan sólo la desconcentración de dos elementos que estaban articulados por el tipo de formas de dominación propias de la alta Edad Média: la reproducción social y el poder político. Con la extensión de las relaciones de mercado surge la esfera de lo «social», que rompe las relaciones del dominínio señorial – estamental obligando a la adopción de formas de relación pública”. 4 (HABERMAS, 1994:172)

Así, se puede decir que, en la medida que la sociedad y el Estado se integran, la esfera íntima y privada comienza a transformarse. En la era liberal, el protótipo de vida privada burguesa se desarrollaba en el ámbito familiar y profesional «el ámbito del tráfico mercantil y del trabajo social» y es posible afirmar que a esa altura, la familia fortalece sus lazos de vida privada cada vez más crecientes, mientras que el mundo del trabajo profesional se vuelve cada vez más público (HABERMAS,1994:182). El concepto de esfera pública ocupa una posición central en la teoría de Habermas como escenario de formación de la voluntad colectiva. Es, por lo tanto, el espacio de la discusión y el debate público. La esfera pública habermasiana es entendida como un espacio autónomo, donde se desarrollan, por un lado - los procesos de formación de una democracia de la opinión pública y de la voluntad política - y 4 Se sabe que en los países de Sudamérica, como es el caso de Brasil, la formación de la sociedad civil burguesa no ha seguido el modelo descrito por Habermas, ya que, no hubo feudalismo en el país, no existieron las condiciones para la formación de una burguesía a partir de la evolución de las relaciones feudales. En ese sentido, según Leite (1998:31 apud SERPA, 204:34) no es importante discutir el proceso de la formación del orden social burgués en los países de Sudamérica, pero sí cuestionar las condiciones presentadas pelas ciudades de abrigar representaciones de ese orden.

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por otro - se relaciona a un proyecto de praxis radical, donde la sociedad se transforma en deliberante y legitimadora del poder político, y los ciudadanos ejercen sus derechos públicos mas subjetivos. (HABERMAS, 1989,1991;1994;1997),

Imagen 4: El espacio público como lugar de la acción política, de manifiesto. Es en lo público donde se configura la expresión de la diferencia o de las similitudes ideológicas y culturales, donde las aspiraciones, valores y propuestas pueden ser defendidos, demostrados e incluso criticados. ¿Sería este un espacio de conflicto? Casi siempre la interpretación del consenso se aproxima a una visión ingenua y limitada de un paradigma que supone que sólo lo que existe es un censo común: los partidarios, los cómplices, los que están de acuerdo, los que están de un lado, los que son iguales. FUENTE: erdosain 2008. En: http://www.flickr.com/photos/erdosain/2365589108/

Según Habermas, la construcción del espacio público se da desde una perspectiva emancipatoria, donde se contemplan procedimientos discursivos, racionales, pluralistas y participativos, permitiendo a los actores de la sociedad civil una autorregulación y un mayor consenso comunicativo por la legitimidad de las normas y leyes. Sigue afirmando, que ni el espacio privado, doméstico, ni el espacio de producción, contienen este potencial democrático que el espacio público presenta. Es, sin duda, esa autonomía del espacio público participativo la que valoriza la primacía de la comunidad frente al control sistémico del Estado y de las imposiciones económicas del mercado. (HABERMAS, 1991:123130) ¿Será posible, en las condiciones sociales contemporáneas, definir una esfera pública, integrada, comprensiva y unitaria como Habermas postula? Y por otro lado, ¿será deseable reconstruir tal esfera con este ideal regulador? En este sentido, Ortega afirma que la esfera pública de Habermas no fornece la oportunidad para desarrollar una existencia más auténtica, pues la identidad de cada sujeto es constituida antes de la entrada en la esfera pública, lo que representa una diferencia profunda y fundamental a la teoría de Arendt, que defiende la formulación de discursos acerca de la acción política de diferentes atores sociales con cuestionamientos diversos – la pluralidad y diversidad genuina de lo público. Así, Ortega sostiene que el discurso de Habermas no considera la pluralidad, pues su teoría apunta a la superación de la diferencia entre los agentes, los cuales son considerados como pertenecientes a la esfera del interés privado. Luego, las divergencias son suprimidas para defender la idea de que el discurso debe ser evaluado según los méritos y no según la identidad de los sujetos (ORTEGA, 2001).

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De la misma forma, la contribución de Rosalyn Deutsche en Agorafobia (2001) consiste en el cuestionamiento de la tendencia homogeneizadora del ideal habermasiano y de su esfera pública singular y unificada que transciende la particularidad concreta en alcanzar un consenso racional y no coercitivo. Enfatiza, por lo tanto, la existencia de otras concepciones acerca de la esfera publica “menos hostiles a las diferencias o al conflicto, menos deseosas de dar la espalda a las críticas de la modernidad y más escépticas sobre la inocencia de la razón o del lenguaje” (DEUTSCHE, 2001:24). Hasta hoy, la constitución de una esfera pública y democrática, realmente libre, constituye una promesa no cumplida de la modernidad. Otro factor destacado por la autora es que según el punto de vista de Habermas, la esfera pública comienza su declive con la entrada de grupos no burgueses en la esfera supuestamente abierta y accesible, además del crecimiento de los medios de comunicación y el ascenso del Estado del bienestar. Esos fenómenos acabaran por erosionar la esfera pública de Habermas y la frontera existente entre vida privada y vida pública, que según Deutsche, es el origen y condición de existencia de la esfera pública y se concretiza en el no cumplimento de los ideales de vida pública previstos por Habermas (DEUTSCHE, 2001). La esfera pública de Habermas existía para una pequeña fracción burguesa de la sociedad, y cuando otros grupos no burgueses empezaron a tomar parte, comenzó el declive de la misma. Justo lo opuesto del ideal de espacio público y esfera pública defendido por Arendt y Deutsche, cuyo principio fundamental de existencia parte de la participación y la integración de la diferencia. Para Rosalyn Deutsche, las diferenciaciones que dependen de ciertas exclusiones, que tienen como objetivo situar algo fuera, son características de la esfera pública democrática de Habermas. Y este planteamiento aunque prometa apertura y accesibilidad, nunca podrá conformar una comunidad plenamente constituida e inclusiva. Así, afirma que “el conflicto, la división y la inestabilidad no arruinan la esfera pública democrática, son las condiciones de su existencia” (DEUTSCHE 2001:25). En 1997 se publicó una entrevista de Mikael Carlehedem a Jurgen Habermas titulada Una conversación sobre cuestiones de la teoría política en la que el autor enfatiza la necesidad de una esfera pública liberal que para existir “necesita naturalmente de una vida asociativa libre, de un poder de los medios refrenado y de la cultura política de la población habituada a la libertad; necesita del concurso de un mundo de la vida mas o menos racionalizado” (HABERMAS, 1997: 93-94). Al final, el discurso utópico de la esfera pública democrática y libre de Habermas está condicionado, contradictoriamente, por la racionalización de los espacios y acciones, y por el control y la normalización de grupos y relaciones entre individuos. Sin embargo, para Deutsche, la esfera pública sólo puede ser entendida como democrática, cuando los conflictos y exclusiones puedan ser contestados. Así dice: “cuando las exclusiones que gobiernan la constitución del espacio público político son naturalizadas y la contestación se elimina mediante la fórmula de declarar que determinadas formas de espacios son públicas de manera inherente, eterna o autoevidente, (sólo así) se ha producido una apropiación del espacio público” (DEUTSCHE, 2001:25).

Es evidente que el discurso de la esfera pública habermasiano propone un espacio público de consenso y apartado de conflictos, un lugar de debate y construcción de la ciudadanía (aunque fuera apenas para la clase burguesa), pero, no se puede olvidar, que el espacio público siempre ha sido marcado por la presencia de conflictos, escenario de confrontación, de diversidad y control.

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Según David Harvey, en su entrevista al periódico El País en 2007, el espacio público sólo existe porque existe el conflicto. Y afirma que: “una idea de consenso que no contemple la diferencia no tiene sentido. El espacio público ideal es un espacio de conflicto continuo y con continuas maneras de resolverlo, para que éste después se vuelva a reabrir.” (HARVEY, 2007. En: http://www.elpais.com/articulo/ensayo/espacio/publico/ideal/conflicto/)

En este sentido, el espacio público solo tendrá sentido cuando contemple la diferencia, el conflicto y el debate para reformular nuevas formas de convivencia, y nuevas acciones e interacciones en el escenario urbano. No obstante, mantener viva esa tensión es cada vez más difícil y observamos como esa idea de ciudad como espacio de celebración de las diferencias e interacción está cada vez más amenazada. Ahora, la ciudad muestra como negativo ese espacio de conflicto, de desorden e inseguridad, donde la diferencia se transforma en un elemento de peligro y riesgo que requiere ser excluido, apartado o segregado. En este sentido, la imagen de la ciudad se consolida como expresión de un espíritu de desprotección frente a lo desconocido, a lo diferente, a lo extraño, proponiendo modelos de homogeneización y consenso en una frenética y consoladora simulación de lo público.

1.2 El hombre público: del ciudadano transeúnte al territoriante Lo que nos preocupa en este apartado es estudiar como es el comportamiento del individuo en el espacio público, cual es su experiencia espacio-temporal y que tiene que ver esa experiencia con el miedo y la construcción y producción del espacio público. Las ideas y acepciones acerca del espacio público pueden cumplir diferentes funciones en la ciudad y es factible encontrar posiciones distintas y contradictorias a la esfera pública de Habermas y al espacio de conflicto de Deutsche. Más cerca de lo defendido por Arendt en su discurso sobre el espacio de la diferencia, hablaremos del espacio público como lugar de los extraños– del anonimato (BAHRDT, 1970; SENNETT, 1978,1997), de la actitud blasé (SIMMEL, 1997), del lugar de aprendizaje, de recorrido y miradas (JOSEPH, 1984; DE CERTEAU 2000; GOFFMAN, 1971). Según Innerarity (2006) los sociologos han definido la ciudad como lugar para los extraños. Simmel y Bahrdt y Sennett consideran la ciudad como el espacio donde pueden coincidir las diferentes culturas, percepciones del mundo y modos de vida distintos. Para Innerarity: “El prototipo de ciudadano es el extraño, el extranjero; la ciudad es un conjunto de desconocidos. El espacio donde el encuentro con extraños se convierte en rutina, donde la proximidad física coexiste con la distancia social” (INNERARITY, 2006:98).

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Imagen 5 : El lugar de los extraños, rostros desconocidos se cruzan en el espacio público, se miran desatentos y casi indiferentes, siguen su camino, su dirección, su destino. La imagen de la izquierda se aproxima a un no-lugar de flujos y transito de personas que casi como puntos aislados en el espacio configuran su vida independiente de los demás. Por otro lado, la imagen de la derecha nos aproxima a un lugar, donde se pueden identificar las huellas del tiempo y de las personas en el territorio, en el muro, en el suelo. Pueden que se conozcan, puede que pasen indiferentes, puede que sientan miedo, pueden que se incomoden con la simple presencia del otro. FUENTE: Sriklad, 2009. En: http://www.flickr.com/photos/sriklad/3427167011/ (izquierda) Rui Palla, 2008 En: http://www.flickr.com/photos/ruipalha/2833479249/ (derecha)

Así, pese a todas las tensiones y conflictos, el espacio público para el autor es un lugar de encuentro, de heterogeneidad. Un lugar donde los extraños se cruzan de manera regular y rutinaria, de manera que se produce y configura una comunidad de extraños, que comparten el mismo espacio y también las mismas distancias. Georg Simmel5 describe la cultura urbana6 y el hombre público en un análisis que se podría considerar dentro del campo de la psicología urbana. En su obra La filosofía del dinero, destaca que la economía del dinero estimula al hombre público y la tendencia a la abstracción, favoreciendo el desarrollo de las facultades intelectuales que provocan una despersonalización de las relaciones humanas (SIMMEL, 1977). De la misma forma, Simmel - en su descripción de la vida en la gran ciudad, realizado en Las grandes ciudades y la vida del espíritu - afirma que el espacio público “es el continuo amontonamiento de imágenes cambiantes, la rapidez con la que uno se distancia de lo que acaba de ver, el carácter inesperado de las impresiones que se nos imponen” (SIMMEL, 1997:192). 5 Simmel, em 1903, escribe « Die Grosstädte und das Geistesleben » La grandes urbes y la vida del espíritu, un documento que explica las grandes consecuencias culturales de vivir en una gran ciudad – los efectos, el cambio de mentalidad y de comportamiento de sus habitantes - teniendo en cuenta la ciudad de Berlín en esa época. Presenta una mirada más optimista hacia la ciudad moderna y deja claro que los encuentros que ocurren en esa ciudad son impersonales y la comunicación es puramente funcional, enfatiza la existencia de círculos sociales y de las funciones que estructuran y limitan las relaciones. En 1927 Walter Ruttmann dirigirá la película “Berlín. Die Symphonie der Grosstädte (Berlin. Sinfonia de una ciudad) donde se aprecia perfectamente el estado de “vida nervios” estudiado por Simmel. Ya en 1929 Dziga Vertov nos presenta una mirada más real y autentica acerca de la ciudad y de los acontecimientos en lo urbano a través del “Cine-ojo”, en su película El hombre con la cámara”. Más tarde, en 1982 Godfrey Reggio comienza la trilogía titulada Koyaanisqatsi (“vida fuera del equilibrio”) donde nos presenta la imagen del no lugar en que se ha convertido el escenario urbano de la modernidad. Vease: PÉREZ HUMANES, Mariano (2008): La Imagen Poética de la Ciudad Contemporánea: entre la Ausencia y el Vacío. En: Revista República de las Letras nº 108, Madrid, Jul-Ago 2008, pp. 71-98 Recientemente, en 2005, haciendo referencia a la lógica de las anteriores películas, el director Ron Fricke y el cineasta Koyaanisgatsi nos presenta Baraka, el primer film de la trilogía Qatsi, donde representan imágenes de 24 países y escenas urbanas de estas ciudades contemporáneas en que se puede ver la aparente fragilidad de la vida humana y la desigual relación entre hombre y naturaleza. 6

Acerca de la importancia del concepto de “cultura urbana” y de la existencia de la sociología urbana véanse los trabajos de Manuel CASTELLS: "¿Hay una sociología urbana?" y "Teoría e ideología en sociología urbana", incluidos en su libro Problemas de investigación en sociología urbana, Madrid, Siglo XXI, 1971: 17-71.

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Así, la multitud de excitaciones que se producen en la gran ciudad determinan que el hombre sea incapaz de reaccionar sobre ellas y dan lugar al hombre-hastiado, producto de la gran metrópoli. Para Simmel la ciudad ofrece una libertad que no se encuentra en el campo, libertad que va unida también a la soledad y al aislamiento. Lo urbano, por lo tanto, es un lugar que estimula la individualización de los rasgos de personalidad. Una de las causas de ello puede ser la división del trabajo y de una actividad cada vez más dividida. Así, Simmel defiende que en la gran ciudad se produce una atrofia de la cultura individual, consecuencia de la hipertrofia de la cultura objetiva, que aplasta al individuo.

Imagen 6: La muchedumbre se hace homogénea. Las personas renuncian a su propia individualidad, y bajo los paraguas, hacen desaparecer su propia personalidad y subjetividad, anunciando así su identidad comunitaria como forma de expresión urbana. Se pierde la unidad de cada individuo y se configura la unidad de un grupo - un conjunto de puntos azules – que recorren la calle como forma de manifestación y uso colectivo del espacio urbano. Taipei, Taiwan FUENTE: DODD, Philip; DONALD, Ben. El libro de las ciudades. Editorial: Blume. 2004:237

Según Capel, fueron los autores de la Escuela de Chicago, concretamente Louis Wirth7, los que analizaron con más originalidad el término de cultura urbana y estudiaron con mayor profundidad las nuevas formas de comportamiento en el ámbito de la gran ciudad y las transformaciones en la forma de vida urbana del hombre público (CAPELL, 1975).

7 Ver WIRTH, Louis: "Urbanism as a way of life", American Journal of Sociology, 1938: 27-30. (Trad. cast. Buenos Aires, Ediciones Tres, 1962).

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Louis Wirth intentaba distinguir, desde un punto de vista sociológico, el modo de vida urbano y de la cultura urbana donde ambos deberían ser comprendidos como un “sistema específico de normas o valores, o – por lo que concierne a los actores – de comportamiento, actitudes y opiniones” (CASTELLS, 1971:50). Ese sistema de normas y valores descritos por Wirth y señalado por Castells son: el anonimato, el aislamiento social, la secularización, las relaciones sociales caracterizadas por la superficialidad, la segmentación, el carácter transitorio, especialización funcional y de trabajo, competencia, economía de mercado, gran movilidad, debilitación de las estructuras familiares y desaparición de las relaciones con parientes lejanos; paso de la comunidad a la asociación; disminución del individuo respecto a las asociaciones; control de la política por asociaciones de masas. Estas características descritas anteriormente, pueden ser encontradas también en los escritos de Simmel. La base de esas características del cambio de modo de vida urbano en la gran ciudad se clasifican y varían de acuerdo con estos tres ámbitos: el tamaño y el crecimiento de las aglomeraciones urbanas, que conlleva a la segregación, a la sustitución de lazos de solidaridad por la competición entre grupos sociales y al desconocimiento mutuo; la densidad, y por último la diversificación y heterogeneidad que potencia la interacción, la movilidad y el ascenso social. Así, el espacio público presenta una intensidad imprevisible de impresiones e instantes algunas veces intensos, otras veces cortos y hay otros que simplemente pasan desapercibidos, lo que Goffman llama «desatención educada», como esa especie de relación informal y relativa indiferencia de las interacciones en el espacio público (GOFFMAN, 1971). Sin embargo, esta manera de proceder en el espacio público: la actitud de indiferencia, desinterés o insensibilidad que nos habla Goffman era lo que Bahrdt llamaba de «tolerancia resignada», que se refiere al hecho de respetar la individualidad del otro cuando no hay esperanza de entenderlo. (BAHRDT, 1970: 164). En la misma línea de Simmel, Bahrdt describe la pérdida de características de la vida urbana en la metrópolis. Afirma que la problemática de la gran ciudad moderna, y por consiguiente, de su espacio público urbano, no es el hecho de urbanizarse aceleradamente y sin control, sino la pérdida de principios esenciales en la vida urbana, ya que las esferas privadas y públicas han sido destruidas. Todo esto porque, como nos dice: “ya no es posible contemplar la cada vez mas complicada vida global de la ciudad de modo que le resulte público. Cuanto más la globalidad de la ciudad se convierte en una jungla difícilmente penetrable, más se recluye el hombre en su esfera privada – cada vez mas ampliada- acabando, no obstante, por percibir que no es motivo menor de la disgregación de la publicidad urbana la conversión del espacio público en mal organizada superficie de un tráfico tiránico“ (BAHRDT, 1971: 36)

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Imagen 7: El aislamiento y la pérdida de los principios de integración en la ciudad y en la vida urbana. Se puede ver una imagen del nuevo tipo de encuentro social que termina por producirse. Ahora, en la ciudad contemporánea, la necesidad de alejarse del extraño limita los encuentros solo entre los iguales. Así, la forma con que los espacios están previamente configurados – tanto en espacios privados de uso colectivo como en lo público - indica esta relación “clasificatoria”, donde lo diverso y lo diferente se quedan fuera. Es como si el diseño de las butacas pretendiera garantizar la privacidad y la intimidad ante los ajenos. “Este sentimiento agobiante del “nosotros” mortalmente amenazado es inevitable cuando los hombres moldean sus vidas comunes de tal modo que su único sentido de afinidad es el sentido de creerse parecidos o semejantes…” (SENNETT, 1978:42) FUENTE: Jurgen Bey En: SCHIMIDT, Petra; TIETENBER, Annette;WOLLHEIM, Ralf. Patterns in Design, Art and Architectura. Boston:Basel. 2003:54

Imagen 8: La nueva cultura urbana y la individuación como proceso de des-socialización del sujeto. Así, el hombre social se aparta progresivamente de la sociedad y de su entorno convirtiéndose en un “hombre cápsula” - aislado y separado – que convierte la vida privada e intima en un bien de consumo, en un espacio mediatizado, minimizando cada vez más las relaciones entre individuos. Osaka, Japón FUENTE: DODD, Philip; DONALD, Ben. El libro de las ciudades. Editorial: Blume. 2004:223

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De la misma forma, para comprender la decadencia de la vida pública, Sennett, en su libro El declive del hombre público, hace un análisis de la formación, presencia, juicios y consecuencias de la vida urbana en Londres y Paris, hacia mediados del siglo XVIII. Describe al hombre público en el paisaje urbano de la ciudad como un extraño, que con la interacción en las relaciones sociales se transforma en un actor que configura el theatrum mundi de la vida urbana. Para Sennett, “Una ciudad constituye un medio donde es probable que los extraños se encuentren. Sin embargo el extraño puede ser una figura de dos especies muy diferentes” (SENNETT, 1978:64) En este caso, el extraño descrito por Sennett es un forastero y se destaca en el paisaje de las ciudades donde las gentes tienen un sentido suficiente de la propia identidad y pasa a establecer normas y reglas que distinguen entre quién pertenece y quién no pertenece a ese paisaje urbano. El extraño de Sennett también puede ser entendido como el desconocido que camina por la ciudad, con sus preocupaciones, cada vez mas confuso respecto de su propia identidad, ya que está perdiendo las imágenes tradicionales sobre si mismo y sobre los nuevos grupos sociales que se forman (SENNETT 1978:64). Aun así, Sennett habla de una capacidad de sociabilidad cuando determina que cuantas más relaciones se establezcan entre las gentes, más dependientes se vuelven entre ellas. Esta forma de sociabilidad y consecuente dependencia que Sennett denomina como públicas, Rousseau las consideraba como «relaciones sociales de dependencia mútua» (ROUSSEAU, 1978:149). ¿Se podría decir entonces, que en el ámbito del hombre urbano contemporáneo, cuanta menos interacción exista, mayor será el individualismo y aislamiento? Por esto Sennett va a buscar en Rousseau una explicación sobre la naturaleza del hombre urbano: “En una ciudad grande, colmada de gentes programadas, ociosas, sin religión, ni principio, cuya imaginación, pervertida por la pereza, la inactividad, el amor al placer, y las grandes necesidades, sólo engendra monstruos e inspira solamente crímenes: en una gran ciudad, donde las costumbres y el honor no significan nada porque cada uno escondiendo fácilmente su conducta a los ojos del público se muestra a sí mismo solamente a través de su reputación” (ROUSSEAU apud SENNETT, 1978:151)

Lo que Rousseau detecta, por lo tanto, es un comportamiento cínico burgués basado en la imagen y en la visibilidad. Un comportamiento en lo público que intenta esconder nuestra conducta, cambiar nuestro perfil, ocultar nuestros defectos y formar una reputación ante los demás en base a una imagen construida en función de los prejuicios y/o aceptaciones de la sociedad. ¿Cómo se adquiere una reputación? Por qué tiene tanto valor conseguir una reputación ante los demás si a cambio tenemos que ceder parte de nuestra libertad ¿El vivir en sociedad implica tener una reputación? ¿No sería esta una condición demasiado fútil? ¿No se convierte esto en una alienación de la personalidad? Por otro lado, Isaac Joseph elaboró a lo largo de sus trabajos una gran aportación para el entendimiento y reflexión del espacio público. Desarrolla el concepto de espacio público que lo entiende como un espacio de “copresencia y visiblidad mutua”, como una realidad “conceptualmente inestable” con dos reglas fundamentales: el «uso público» y la «libre circulación» (JOSEPH, 1984). La comunicación generada en este espacio es capaz de producir adaptación y cooperación. Establece un «orden de visibilidades» y un «orden de interacciones» en el espacio público: el primero está destinado a acoger la diversidad de usos y perspectivas del espacio urbano, y el segundo enuncia los encuentros y presupone una «reciprocidad de las perspectivas» (JOSEPH, 1984:28). “Esos dos acuerdos hacen del espacio público un espacio sensible, en el cual evolucionan cuerpos, perceptibles y observables, y un espacio de competencias, es decir, de saberes prácticos detentados no sólo por quienes operan y conceptúan (arquitectos o urbanistas), sino también por los usuarios ordinarios. En suma, habría que comprender el espacio público como espacio de saberes” (JOSEPH, 1984: 28, las cursivas son mías).

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Joseph recupera para el análisis urbano la figura del transeúnte como actor central de la ciudad, de esa ciudad que cotidianamente es inventada por los caminantes que atraviesan sus calles y plazas. El espacio público se constituye entonces no sólo en un espacio físico de expresión comunitaria y de dominio colectivo, sino que también debe ser considerado como aquel donde lo desconocido es aceptado, aunque que no tenga un lugar o no haya abandonado «su libertad de ir y venir» (JOSEPH, 1984:46).

Imagen 9: El desconocido paseante, extraño, ajeno, indiferente. Son sombras marcadas del anonimato, rostros del bien y del mal que caminan en un ir y venir desatento. FUENTE: lorenzodom, 2006. En: http://www.flickr.com/photos/lorenzodom/266645529/

Joseph va buscar en Michel de Certeau la esencia del caminante. Para este autor el andar configura el espacio de enunciación (DE CERTEAU, 2000:110), una enunciación peatonal que presenta tres características distintas entre si: lo presente, lo discontinuo y lo “fáctico”. En ese sentido, el orden espacial organiza un conjunto de posibilidades (de apertura y acceso a la circulación) y de prohibiciones (de cierre como en el caso del muro que impide avanzar). De este modo, los recorridos y movimientos del caminante son determinados por barreras y accesos que definen los usos y circulaciones creando derivaciones e improvisaciones del caminar. Así, De Certeau hace una comparación del proceder en el espacio público con la forma con que Charlie Chaplin multiplica la variedad de movimiento que puede hacer con su bastón, sobrepasando los límites que del propio objeto se podrían suponer. Del mismo modo, el caminante transforma y crea posibilidades y movimientos infinitos vinculados al significado de espacio público. En resumen, para De Certeau: “Andar es no tener un lugar. Se trata del proceso indefinido de estar ausente y en pos de algo propio. El vagabundeo que multiplica y reúne la ciudad hace de ella una inmensa experiencia social de la privación de lugar; una experiencia, es cierto, pulverizada en desviaciones innumerables e ínfimas (desplazamientos y andares), compensada por las relaciones y los cruces de estos éxodos que forman entrelazamientos, al crear un tejido urbano, y colocada bajo el signo de lo que debería ser, en fin, el lugar, pero que apenas es un nombre, la Ciudad” (DE CERTEAU, 2000:116)

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Para De Certeau, la identidad provista por el espacio público es simbólica, y pese a la diferencia de clases entre ciudadanos (títulos, poder, status), en ese espacio hay solamente una población de transeúntes, una red de circulación de caminantes, que con su experiencia con el espacio, construyen el lugar.

Imagen 10: El transeúnte en la ciudad, el flaneur, el ciudadano desconocido y que a la vez desconoce a los otros, el transeúnte pasajero Así, la distancia que se cultiva en la vida urbana sirve, no solo para protegerse de los demás, sino también como presupuesto para el desarrollo de la personalidad, produciendo de esta forma una cultura de la diferencia.”La posibilidad de que los hombres actúen juntos sin la compulsión de ser idénticos” (SENNETT, 2001:563) FUENTE: sriklad, http://www.flickr.com/photos/sriklad/3427188195/

Es importante destacar que el transeúnte descrito por Joseph posee las características básicas del hombre moderno señaladas por Simmel: la actitud de reserva frente a lo extraño, ante un número elevado de interacciones, la necesidad de diferenciar lo cualitativo de lo cuantitativo, todas facultades que se aplican en el diario caminar de un lugar a otro, donde fácilmente olvidamos la mayor parte de interacciones que hemos establecido. Tal vez la aportación de Francesc Muñoz con la figura del territoriante nos explique mejor lo que está ocurriendo en los nuevos espacios públicos. Muñoz plantea como el territorio de la ciudad se ha convertido en un soporte de múltiples temporalidades. Ya no podemos hablar de habitantes, reconociendo un único comportamiento espacio-temporal, sino de territoriante. Así, la edad, la etnia, la cultura, el género y, sobre todo, el nivel socioeconómico de este nuevo territoriante definen la multiplicidad de experiencias que queremos desvelar y que casi siempre es pasajera: somos infinitos pasajeros que usamos y atravesamos la ciudad en un tránsito continuado pero segregado, donde la temporalidad tiene que ver más con la dimensión del tiempo real de las máquinas y cámaras de videovigilancia que con la dimensión temporal propia de los lugares en las que estas mismas máquinas, y nosotros, estamos localizados eventualmente (MUÑOZ, 2008).

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Así, proclama Francesc Muñoz proclama el manifiesto del territoriante: “Los territoriantes constituyen poblaciones metropolitanas que, gracias al cambio de escala de los trasportes y de las telecomunicaciones, pueden desarrollar diferentes actividades en puntos diversos del territorio de forma cotidiana. El territoriante - no es sólo el habitante o residente de un lugar; también es usuario de otros lugares, visitante – intensivo o extensivo – de otros lugares. - establece su relación con el espacio metropolitano a partir de un criterio de movilidad – los lugares donde desarrolla actividades- más que a partir de un criterio de densidad– el lugar que estadísticamente lo fija al espacio según dónde se localice su residencia principal. - es habitante de geografías variables en ciudades con geometría variable. - es territoriante entre lugares más que habitante en un lugar. - es el prototipo de habitante de la ciudad post-industrial. “(MUÑOZ, 2008:28).

El territoriante de Muñoz es el habitante de la ciudad multiplicada, estando hoy más cerca de los no lugares8 descritos por Augé y más próximos de las fortificaciones privadas de la esfera íntima. Es también proclive a producir más imágenes que significados como producto de su relación con lo urbano. Estamos pues ante un transeúnte cuya característica principal es la permanencia esporádica o el simple paso. La relación temporal que se construye con el espacio público es radicalmente opuesta a aquella que podía concebirse en la ciudad tradicional e, incluso, en el nacimiento de la metrópoli decimonónica, donde el flanêur era todavía capaz de encontrar sentido desde de una intensificación de la mirada. Pero, ¿estamos todavía a tiempo para revindicar al transeúnte como actor principal de la ciudad? ¿ Es posible que desde nuestra nueva actitud post-moderna en estos nuevos espacios urbanos todavía sea el transeúnte una nueva figura clave para poder seguir construyendo la comprensión del espacio público y sus usos contemporáneos? Sea como sea, tenemos la necesidad de confiar en un nuevo transeúnte, porque estamos convencidos de que sin el transeúnte, no hay producción del espacio público: el espacio público se muere, potenciando el aumento del temor y de la criminalidad, o la sensación de inseguridad frente a la posibilidad de ser victima de algún crimen o delito, estos son elementos que oscurecen la vida urbana de las ciudades contemporáneas y chocan con los pilares económicos, sociales y políticos. Esos fenómenos son claves para interpretar la esencia del espacio público y de la vida urbana en las ciudades contemporáneas: la presencia de la diferencia, el encuentro y el diálogo ciudadano, que generando o no conflictos urbanos, producen y construyen el espacio público de las ciudades. Quedaría por ver hasta que punto el territoriante tiene capacidad de convertirse en un nuevo transeúnte para invertir el proceso de mercantilización del espacio que se nos presenta como inestable.

1.3 La producción del espacio público: espacio practicado vs. espacio mercantilizado

Edward Soja, en su libro Thirdspace, plantea el concepto de espacialidad relacionándolo con la concepción de espacio público, que solo puede ser entendido desde una perspectiva trialéctica, donde el espacio público surge de la intersección de lo vivido, de lo percibido y de lo concebido.

8 Si un lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede definirse ni como espacio de identidad, ni como relacional, ni como histórico, definirá un no lugar. La hipótesis aquí defendida es que la sobremodernidad es productora de no lugares, es decir, de espacios que no son en sí lugares antropológicos y que, contrariamente a la modernidad baudeleriana, no integran los lugares antiguos: éstos, catalogados, clasificados y promovidos a la categoría de 'lugares" de memoria", ocupan allí un lugar circunscrito y específico.” (AUGË, 2000:83)

Marc Augé (2000) defiende que una de las características de nuestra época es la producción incesante de “no lugares”: autopistas, aeropuertos, shoppings. Los no-lugares serian series idénticas, reproducidas modularmente en cualquier lugar del mundo, sin raíces que lo vinculen a su territorialidad: lugares del anonimato. Ver AUGÉ, Marc. Los no lugares. Lugares del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad. Barcelona:Ed. Gedisa. 2000.

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Imagen 11 : La trialéctica del la espacialidad: lo vivido, lo percibido y lo concebido se integran e interconectan configurando la experiencia del espacio público descrito por Soja en base a Lefebvre. FUENTE: REMESAR, A. Reflexiones sobre el espacio público contemporáneo. Public Art Observatory Project: Universitat de Barcelona, 2002:2

Desde este planteamiento la experiencia del espacio, su vivencia y percepción configuran las lógicas de producción del espacio, que responden a conceptos y percepciones históricamente determinados, en el que el espacio público refleja/reproduce/representa el modo de desarrollo y las relaciones sociales que en él se producen (LEFEVBRE, 1969; 1976;1984; HARVEY, 2007). Es por lo tanto ese sentido de la construcción del espacio público lo que se tratará en este apartado de la investigación: como se establecen los procesos de producción del espacio urbano y como los nuevos sistemas de dominación y poder acentúan la segregación social prevaleciendo la inestabilidad y la inseguridad. David Harvey diagnostica cómo la estructura social de las sociedades capitalistas avanzadas – extremadamente fragmentada –está generando consecuencias sobre la disposición, el dominio y los usos del espacio público, y está produciendo una creciente distancia social entre los distintos segmentos que conforman la estructura social, configurando la separación y la segregación espacial. Este fenómeno, a su vez, implica la imposibilidad – o al menos una dificultad – significativa en el encuentro y en el intercambio de las experiencias vitales de diferentes redes sociales, haciendo de ellas estructuras endogámicas, encerradas en si mismas, donde la confianza interna contrasta con la desconfianza con el exterior. Así que cuanto mayor es la separación de las funciones urbanas, de los colectivos, de las actividades, más se debilitan el capital social, las relaciones sociales de confianza y la producción del espacio público (HARVEY, 2007) Para Borja y Muxí, el espacio público es aquel capaz de organizar un territorio, sus diferentes funciones y usos, el espacio de la continuidad y de la diferenciación. En el ámbito político, el espacio público es la expresión colectiva de la vida comunitaria, del encuentro y del intercambio cotidianos. Por lo tanto, es una determinación político-jurídica, pero también un producto social. En esa misma línea argumentativa, Lefebvre, en Reflexiones sobre la Política del Espacio, sostiene que: “El espacio no es un objeto científico separado de la ideología o de la política; siempre ha sido político y estratégico. Si el espacio tiene apariencia de neutralidad e indiferencia frente a sus contenidos, y por eso parece ser puramente formal y el epítome de abstracción racional, es precisamente porque ya ha sido ocupado y usado, y ya ha sido el foco de procesos pasados cuyas huellas no son siempre evidentes en el paisaje. El espacio ha sido formado y modelado por elementos históricos y naturales; pero esto ha sido un proceso político. El espacio es político e ideológico. Es un producto literariamente lleno de ideologías” (LEFEBVRE, 1976:31).

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El concepto de espacio público como lugar de producción social, lo encontramos en Lefebvre (El derecho a la ciudad, 1969) donde reflexiona sobre el espacio público no sólo como el marco de la acción social, sino como orden del conocimiento. Para él, el espacio es el estructurante de la acción social. Esta doble concepción, del espacio como determinante de una localización y de relación como elemento clave del conocimiento ordena las percepciones que se tienen de esa acción social y se convierten en importantes estructuras para poder comprenderlo. Ambas concepciones son inseparables. Lefebvre concibe el espacio como un producto social, lo que tiene dos implicaciones. La primera es que la naturaleza no es más que la materia prima sobre la que operan las fuerzas productivas de las sociedades para producir su espacio. La segunda implicación es que cada sociedad produce un espacio diferenciado (LEFEBVRE, 1969).

Imagen 12: Existen varias maneras de concebir un espacio. Es la tesis del espacio relativo9 entendido como una relación entre objetos, que existe sólo porque los objetos existen y se relacionan entre sí. El espacio es configurado y producido a través de las prácticas humanas con relación a él. Así, la pregunta que nos inquieta es ¿a que se debe el hecho de que prácticas humanas diferentes produzcan distintas conceptualizaciones del espacio? En este caso de la India, esta escalinata se convierte literalmente en el escenario donde se representan las costumbres y la cultura de una sociedad. La construcción de este lugar supone claramente la unión entre la ciudad y su entorno natural, promoviendo la relación entre personas en el espacio publico. Varanasi, India. FUENTE: DODD, Philip; DONALD, Ben. El libro de las ciudades. Editorial: Blume. 2004:277

El espacio social para Lefebvre contiene las relaciones sociales de reproducción: las relaciones entre géneros, entre las edades, las relativas a la organización específica de la familia, etc. Esta concepción del espacio es una concepción dialéctica que se manifiesta de forma diversa: por un lado es un medio para el conocimiento de las acciones sociales, pero a la vez es un producto de esas acciones (LEFEBVRE, 1969).

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Para una visión más profundizada sobre espacio relativo, absoluto, relacional ver HARVEY, David. (2007): Urbanismo y desigualdad social [1997]. Madrid: Ed. Siglo XXI de España. 2007:5

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Henri Lefebvre en su obra La producción social del espacio, plantea la producción del espacio de la misma forma que una mercancía y nos habla de las tres dimensiones de esta producción. La primera es aquélla que está asociada a las representaciones del poder y del capital, se trata del espacio concebido por el Estado, por quienes lo proyectan: urbanistas y arquitectos, estaríamos en la tecnocracia. La segunda es el espacio vivido por sus habitantes producido a través del intercambio de imágenes y símbolos, donde la imagen de la ciudad es construida colectivamente a partir de la experiencia y del diálogo entre las observaciones de cada ciudadano y de la forma en que se apropian de lugares específicos para cargarlos o no de sentido y significado; y la tercera es el espacio practicado, es decir, los modos en que cada individuo habita y recorre el espacio de la ciudad. En este sentido, lo que Lefebvre propone en esta obra es desfetichizar el espacio para dejar de percibirlo como dimensión inerte y predeterminada: el espacio es algo vivo y dinámico, que se produce e instituye no sólo desde la normatividad del Estado y el diseño de urbanistas y arquitectos, sino también desde los modos de vida de sus ciudadanos, de sus vivencias a través de los símbolos e imágenes, de sus práctica y sus observaciones. “Esos espacios poseen un carácter visual cada vez mas pronunciado. Son fabricados por lo visible. Esos trazos dominantes, la visualización (más importante que la espectacularización, implícita) enmascara la repetición. Las personas miran, confundiendo la vida, las miradas, las visiones. Se construyen sobre planos y proyectos. Se compran imágenes. Las miradas y la visión se vuelven intercambiables. Estos espacios permiten el simulacro de la transparencia”. (LEFEBVRE, 1984:92)

Así, este carácter urbano de nuestra sociedad de la imagen y de lo visible presenta una tendencia a convertirse en un simulacro, donde la multitud de impresiones visuales de estas imágenes cambiantes son cada vez más rápidas, fugaces y por esto mismo, aparentemente transparentes. Al mismo tiempo, la realidad vivida, percibida y experimentada es materialmente invadida por la contemplación del espectáculo. ¿Cómo podemos pertenecer a un simulacro de la transparencia en una sociedad mediática de la imagen de lo visible, del espectáculo? Las reflexiones de Lefebvre son fundamentales para el análisis del espacio público en las ciudades contemporáneas. Principalmente, desde del punto de vista de que el espacio público contiene las representaciones de las relaciones de producción, que a su vez, expresan relaciones de poder y configuran los espacios públicos urbanos. Actualmente puede decirse que en casi todas las grandes ciudades, el espacio público ha pasado de ser el lugar de encuentro y socialización, a transformarse en uno de simple tránsito entre uno y otro punto de la ciudad; su diseño parece más orientado a optimizar los flujos de producción de un sistema decididamente capitalista que se expande sin resistencia aparente y expresan cada vez más las estructuras de orden y poder. El hombre va dejando de producir el espacio una vez que pierde su relación con él. Las prácticas sociales y las representaciones de ese espacio dejan de ocurrir porque el hombre habita en un simulacro de la transparencia. La privatización, el aislamiento y la exclusión desmantelan la producción del espacio urbano social y generan, poco a poco, una especie de amputación de lo humano que acaba con la paralización de todas las funciones y acciones sociales. De este modo, el hombre deja de actuar en la esfera social de su ciudad y se recluye cada vez más en el aislamiento íntimo y sin interacciones. Así lo diagnosticaba Lefebvre en esos momentos convulsos vividos en el 68: “Si el hombre ha muerto, ¿para quién entonces vamos a construir? ¿Cómo construir? Poco importa que la ciudad haya o no desaparecido, que sea preciso -pensarla- de nuevo, reconstruirla sobre nuevos fundamentos, o bien rebasarla. Poco importa que reine el terror, que sea o no lanzada la bomba atómica, que el planeta Tierra explote o no. ¿Quién importa? ¿Quién piensa? ¿Quién actúa?...” (LEFEBVRE, 1969:126).

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Un cuarto de siglo más tarde, Jordi Borja habla de las fuerzas de orden donde se configura una ciudad completamente compartimentada, segregada, una ciudad de guetos de ricos y pobres, de zonas industriales y de centros abandonados, suburbios chaletizados como caracterización de la nueva forma de producir el espacio urbano de nuestras ciudades. La producción social de los espacios públicos ahora es producto de la agorafobia urbana, del temor al espacio público, que se intenta combatir con el automóvil y con el hábitat súper protegido. No es que no exista producción del espacio público, sino que esa producción esta relacionada de forma directa a las relaciones sociales y económicas, y son producto de la sociedad fragmentada actual. En esta misma línea, Borja argumenta sobre la promoción de estrategias para sugerir/potenciar/promover la producción de los nuevos espacios públicos para que puedan ir al encuentro de las nuevas formas de segregación espacial y social. Para ello expone tres tácticas a desarrollar en ese sentido: la regeneración, la reconversión y la producción. Así, afirma que: “la producción de espacios públicos no solamente ha de formar parte principal de toda operación de desarrollo urbano, sino que ha de ser, como ya hemos dicho, el elemento ordenador, tanto por lo que respecta a la articulación con el resto de la ciudad metropolitana como por lo que atrae a la ordenación interna. […]En resumen, producir espacio público no es fabricar un equipamiento o un lugar especializado, sino crear paisaje urbano significante.” (BORJA, 1993:182-183)

El espacio público, así concebido, no sólo es la resultante de la evolución y el producto de la historia, sino que también es la consecuencia de la capacidad de los seres humanos de proyectar y producir nuevos espacios de relaciones para el futuro. Por esto, “la producción social del espacio y la creación del espacio urbano es una conquista permanente que se produce a través de las sucesivas revoluciones democráticas” (BORJA, 2003:33) De esta manera, el redescubrimiento y la identificación de las necesidades por parte de los propios sujetos en la producción del espacio urbano están relacionados a los procesos sociales de las ciudades contemporáneas, y desde el punto de vista de la participación, esa producción tiene que estar relacionada con los derechos de ciudadanía, con el acceso al conocimiento y a la comunicación, y, sobre todo, con la transformación del espacio urbano en un auténtico espacio político de producción social.

1.4 Espacio Público y Poder: de la Sociedad Disciplinaria a la Sociedad de Control

Está claro que la búsqueda de un nuevo modelo de ciudad y el cambio de forma de la vida urbana hacia una nueva sociedad no carece de ambigüedades. Simplemente con una mirada hacia la trágica historia de nuestras ciudades es posible identificar que éstas siempre estuvieron sujetas a formas de dominación y poder, donde el control se expresa y es ejercido, y donde las esperanzas emancipatorias de la ciudad y de sus ciudadanos en la producción del espacio público coinciden con el riesgo, la desprotección y la incertidumbre. En ese escenario, con la denominación de «sociedades disciplinarias», Foucault designa el tipo de configuración social que, a través de tecnologías y mecanismos de poder, distribuye espacial y temporalmente los cuerpos en aras de la vigilancia, del castigo, de la eficacia y de la productividad. Mientras que en la sociedad anterior, reinaba la soberanía que se ejercía dentro de los límites de un

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territorio, la sociedad disciplinaria, en cambio, se ejerce sobre el cuerpo de los individuos, con su aceptación y connivencia (MATTELART, 2009:18). En su entrevista con Jean- Pierre Barou titulada el Ojo del Poder, Foucault reflexiona sobre el panorama del miedo en siglo XVIII, y nos ofrece esta descripción: “Un miedo obsesivo ha recorrido la segunda mitad del siglo XVIII: el espacio oscuro, la pantalla de oscuridad que impide la entera visibilidad de las cosas, las gentes, las verdades. Disolver los fragmentos de noche que se oponen a la luz, hacer que no existan más espacios oscuros en la sociedad, demoler esas cámaras negras en las que se fomenta la arbitrariedad política, los caprichos del monarca, las supersticiones religiosas, los complots de los tiranos y los frailes, las ilusiones de ignorancia, las epidemias. Los castillos, los hospitales, los depósitos de cadáveres, las casas de corrección, los conventos, desde antes de la Revolución han suscitado una desconfianza o un odio que no fueron subestimados; el nuevo orden político y moral no puede instaurarse sin su desaparición.” (FOUCAULT, 1980:6)

Son por ello los rincones oscuros y ocultos del hombre y de sus relaciones los que el Siglo de las Luces intenta hacer desaparecer. Se configura por lo tanto un espacio basado en la visibilidad, la corrección, la vigilancia para así controlar los comportamientos, prever las conductas y facilitar el ejercicio del poder. Con eso hemos tocado el tema que Foucault perseguirá con intensidad creciente: el arquétipo de la institución cerrada, las prácticas de aislamiento vigilante y las tecnologías de dominación. En su libro Vigilar y Castigar, Foucault ejemplifica el cambio hacia el poder disciplinario a través de la transformación del sistema penal: las tecnologías de dominio y las correspondientes formas de ejecución de las penas sirven de hilo conductor para su investigación, en cuyo centro está el «nacimiento de la prisión» (FOUCAULT, 2000) Lo que si es importante en la obra de Foucault es como destaca la construcción de un aparato administrativo centralizado público y un saber dominatório organizado. La modernidad requiere disciplinar el cuerpo, no al ciudadano con sus deberes y derechos, sino al súbdito que entrega su cuerpo y vida pasando a ser objeto de la nueva dominación. La ejecución pública y la tortura fueron eliminadas y sustituidas por una industria carcelaria donde el individuo era observado y sometido a penas de privación de libertad en un establecimiento cerrado sobre sí mismo. Se continua el castigo, pero de un modo completamente distinto. Son ahora las relaciones entre saber, poder y cuerpo las que se vuelven inherentes al ejercicio del castigo, y será la disciplina la gran responsable por la nueva economía física de los cuerpos, de la producción de control, de la vigilancia y de la normalización. Para Foucault : “La "disciplina" no puede identificarse ni con una institución ni con un aparato. Es un tipo de poder, una modalidad para ejercerlo, implicando todo un conjunto de instrumentos, de técnicas, de procedimientos, de niveles de aplicación, de metas; es una "física" o una "anatomía" del poder, una tecnología” (FOUCAULT, 2000,199).

Es por tanto la disciplina la responsable de la distribución de los individuos en el espacio. El principio de localización elemental o de la división en zonas es una de las características de la disciplina, donde cada individuo corresponde a un lugar. Los principios disciplinarios pretenden evitar las distribuciones por grupos para descomponer las relaciones colectivas. “El espacio disciplinario tiende a dividirse en tantas parcelas como cuerpos o elementos hay que repartir” (FOUCAULT, 2000:131). En este sentido, se trata de establecer la presencia y ausencia del individuo, de saber como encontrarlos, impedir la comunicación entre diferentes sujetos, vigilar la conducta de cada cual. Todos estos procedimientos para dominar, sancionar y utilizar son aceptables; la disciplina ordena el espacio analítico, funciona como un dispositivo que permite el juego de la mirada. Un sistema en el que las

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técnicas de la mirada inducen efectos de poder y de rechazo (FOUCAULT, 2000:131/158). Así describe Foucault las nuevas técnicas del poder disciplinario: “El viejo esquema simple del encierro y de la clausura —del muro grueso, de la puerta sólida que impiden entrar o salir—, comienza a ser sustituido por el cálculo de las aperturas, de los llenos y de los vacíos, de los pasos y de las transparencias. (FOUCAULT, 2000:159)

Esta tecnología de dominación fue difundida velozmente, a finales del siglo XVIII, y la prisión no es el único elemento de disciplina del cuerpo. Esta misma forma de estructura disciplinaria visible y abierta para el control, se puede encontrar, en la misma época, en las fábricas y casas de trabajo, en las escuelas, cuarteles y hospitales. Las instituciones disciplinarias presentan una maquinaria de control que funciona como un regulador de la conducta. “¿Qué aparato disciplinario perfecto permitiría a una sola mirada verlo todo permanentemente?”, se pregunta Foucault. Se necesitaba un punto central desde donde se pudiera ver todo, un lugar de convergencia para observar y descubrir lo que debía ser sabido, se buscaba una especie de «ojo perfecto» donde estuviesen presentes todas las miradas (FOUCAULT, 2000:161). Así que la vigilancia pasa a ser una función definitiva para la disciplina y la normalización, pasa a formar parte integrante del proceso de producción del aparato disciplinario. El dominio sobre los cuerpos y el poder que se efectuaban sobre las leyes de la óptica y de la mecánica componiendo un juego de espacios, de pantallas y de líneas sin recurrir a la violencia o a la fuerza física. Este objetivo disciplinario, de dominación y poder, requiere una nueva organización espacial, caracterizada por el panóptico10, que constituye el paradigma de la sociedad disciplinaria, “el subsuelo profundo y sólido del que seguimos dependiendo” (FOUCAULT, 2000:203). De esa forma, Foucault busca en la prisión panóptica el dispositivo de transformación de los presos. El influjo normalizador de un poder disciplinario omnipresente, que penetra y abarca, a través del adiestramiento del cuerpo, los comportamientos cotidianos, produciendo un cambio en la actitud moral y fomentando el trabajo ordenado y la vida regulada. El panóptico se basa en un poder único: el poder central. Cada uno, según su puesto, está vigilado, y la torre central vigila pacientemente cada una de las celdas. “El Panóptico de Bentham es la figura arquitectónica de esta composición. Conocido en su principio: en la periferia, una construcción en forma de anillo; en el centro, una torre, ésta, con anchas ventanas que se abren en la cara interior del anillo. La construcción periférica está dividida en celdas, cada una de las cuales atraviesa toda la anchura de la construcción. Tienen dos ventanas, una que da al interior, correspondiente a las ventanas de la torre, y la otra, que da al exterior, permite que la luz atraviese la celda de una parte a otra. Basta entonces situar un vigilante en la torre central y encerrar en cada celda a un loco, un enfermo, un condenado, un obrero o un escolar” (FOUCAULT, 2000:184).

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Jeremy Bentham escribe el libro titulado Panopticon, obra publicada en 1791 en Londres. Como fundador del utilitarismo jurídico y autor de varios proyectos de reforma penitenciaria fundamenta el concepto de panóptico en la teoría del derecho penal como el derecho de castigar. El panóptico de Bentham es una edificación arquitectónica, dividida en tres alvéolos, en la que desde una torre central, el vigilante controla con total visibilidad el conjunto espacial del círculo del edificio. Los vigilados se localizan en celdas individuales y son vistos sin ver quien los observa.

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Imagen 13: El plano del panóptico de J. Bentham donde se verifica la estructura circular de control del espacio, donde el ojo vigilante y atento de la torre central puede controlarlo todo . Tanto en los accesos, como en las celdas, quien se encuentre dentro de esta maquina nunca podra sentirse libre de su mirada. FUENTE: The Works of Jeremy Bentham En: FOUCAULT, 2000:.289

En ese sentido, Jean- Pierre Barou en la entrevista referida “Ojo del Poder” (1980) pregunta a Foucault: “¿a quién mete en la torre? ¿Al ojo de Dios?” Con esta pregunta Bentham no ve muy claro a quien confiar el poder. Y Foucault le contesta: “no se puede confiar en nadie cuando el poder está organizado como una máquina que funciona según engranajes complejos, en la que lo que es determinante es el puesto de cada uno, no su naturaleza” (FOUCAULT, 1980:8). El dispositivo panóptico invierte el principio de la clausura y del calabozo, ya que permite que se entre a plena luz y para facilitar así la mirada del vigilante. En ese sentido “la visibilidad es una trampa” (FOUCAULT 2000:185). Al preso le pueden ver, pero él no ve a nadie, puede llegar a ser objeto de una información, pero jamás sujeto de ninguna comunicación. La división de las celdas en anillo impide la visión lateral del preso, que depende sólo de su visión axial hacia la torre central. Así, el objetivo del Panóptico es inducir el preso a “un estado consciente y permanente de visibilidad que garantiza el funcionamiento automático del poder” (FOUCAULT, 2000:185).

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Imagen 14: El Interior de la penitenciaría de Stateville, Estados Unidos, siglo XX donde se puede ver el modelo de panóptico defendido por Bentham, donde la torre central tiene el control de todas las celdas y del espacio interior de la prisión. El ojo absoluto que todo lo ve y todo lo controla. FUENTE: FOUCAULT, 2000, pp.303

El Panóptico de Bentham prescribe un orden muy distinto de la simple privación jurídica de la libertad, consiste, por lo tanto, en el aislamiento con el exterior y con los demás, la pena es individual e individualizante, centralizada, un instrumento de relación de poder complejo donde cuerpos y fuerzas son sometidos a dispositivos de encarcelamiento múltiple, siempre vigilados. Foucault en “El ojo del poder” compara Bentham con Rousseau, y afirma: “Yo diría que Bentham es el complemento de Rousseau. ¿Cuál es, en efecto, el sueño rousseauniano que ha animado a tantos revolucionarios?: el de una sociedad transparente, visible y legible a la vez en cada una de sus partes; que no existan zonas oscuras, zonas ordenadas por los privilegios del poder real o por las prerrogativas de tal o tal cuerpo, o incluso por el desorden; que cada uno, desde el lugar que ocupa, pueda ver el conjunto de la sociedad; que los corazones se comuniquen unos con otros, que las miradas no encuentren ya obstáculos, que la opinión reine, la de cada uno sobre cada uno.” (FOUCAULT, 1980:5)

Uno es complemento del otro, pues Bentham plantea el problema de la visibilidad – pensando en una visibilidad totalmente organizada alrededor de una mirada dominadora y vigilante, haciendo funcionar la visibilidad universal planteada por Rousseau –el lirismo de la Revolución – y que en este caso articula la idea técnica del ejercicio del poder “omnicontemplativo” que es una de las obsesiones de Bentham en el Panoptico. “Bentham es a la vez esto y todo lo contrario“ destaca Foucault concluyendo que .” los dos se unen y el todo funciona: el lirismo de Rousseau y la obsesión de Bentham” (FOUCAULT,1980). No obstante, en el dispositivo espacial del Panóptico existe una excesiva dependencia de esta maquina espacial. Y habrá que esperar un poco para que la nueva sociedad de control haga su aparición con su sofisticado dispositivo de vigilancia. Gilles Deleuze describirá esta nueva sociedad de control como aquella en la que la vigilancia no es únicamente comandada por un único individuo, porque en ella esta labor es asumida por todos los ciudadanos, y éstos, a su vez, son objetos de esta vigilancia (DELEUZE,1996: 277-282). Dicho control, y consecuentemente, vigilancia, difieren completamente del ejercicio interior de las sociedades

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disciplinarias: no requieren de la estructura vigilante-vigilado defendida por Bentham, y tal como dice Claudia Maria Maya Franco «no precisan de infraestructuras reconocibles sino que, más bien, son efecto de la explosión de la institucionalidad (política, escolar, familiar, religiosa) y su legitimidad» (FRANCO, 2008:5). En la sociedad de control, los muros, rejas y cadenas han sido sustituidos por hilos invisibles, contraseñas, tarjetas de créditos, bancos de datos, satélites e información digital que permiten el acceso a determinados sitios y la imposibilidad de acceder a otros, puesto que no se tiene la clave exigida. Las sociedades de control, son a su vez, sociedades de la información, virtuales, donde según Deleuze todo es virtualmente posible: encuentro y acceso a lugares lejanos, eventualmente inexistentes donde se caracteriza la asunción por parte del simulacro, del lugar de lo real e indiferencia social respecto de dicho ascenso.

Imagen 15: La sociedad de control funcionando en redes flexibles, como un molde auto-deformable que cambia constante y continuamente, de un instante a otro, que controlan, que comandan, que ejercen el poder. La parafernalia de botones, códigos, contra-señas, huellas digitales, bancos de datos que aparecen como tecnología de poder y dominación representan nuestra sociedad de control contemporánea. Central Nuclear, Asco. FUENTE: BERNARDÓ, Jordi : Good news, bad news. Publicación: Barcelona : Actar, 2002

Para Deleuze este tipo de sociedad de control constituye el escenario donde los grupos humanos formados por miembros reales y localizables, son representados por «redes sociales», son virtuales, etéreos, móviles, y dentro de la subjetividad e intersubjetividad de sus creencias colectivas y concepciones de todo orden, configuran un nuevo tipo de organización social, que según Franco ha llevado a diversos teóricos a definirlo con el problemático termino de Postmodernidad. La contribución a este debate de Armand Mattelart es muy importante para el entendimiento de la transformación de la ciudad y del uso y producción del espacio público. Este autor afirma que actualmente existe otra sociedad que se esta configurando, definida por la sociedad de la seguridad, que no elimina la sociedad disciplinaria, sino que “la integra, la completa, sin suprimirla. Ambas se articulan. Cada una a su manera fomenta la producción de un nuevo conocimiento de los individuos como objetivos de una anatomía y una economía de las formas de poder. Cada una tiene sus propios dispositivos, un conjunto heterogéneo de mecanismos que la naturalizan: discursos, instituciones,

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arquitecturas, técnicas, decisiones reglamentarias, leyes y medidas administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales y filantrópicas” (MATTELART, 2009:20). La sociedad de control convertida en la sociedad de la seguridad, ya que garantiza la instrumentalización y las herramientas necesarias para su existencia. Aún así, la mayor diferencia existente entre la sociedad disciplinaria y la nueva sociedad de la seguridad defendida por Mattelart, esta en que en la primera el poder se ejerce sobre los cuerpos, mientras que en la segunda se ejerce sobre el conjunto de la sociedad: “La primera es centrípeta; el individuo, encerrado en su alvéolo, que es visto pero que no ve. La segunda es centrífuga; rompe el aislamiento; su modo de comunicación ensancha el horizonte físico y mental.” (MATTELART, 2009:19)

Las ciudades contemporáneas se convierten cada vez más en conjuntos desarticulados de espacios separados, fragmentados, segregados, con una relativa importancia de los dispositivos de cierre, a menudo agresivos. El espacio público también acompaña esa misma lógica, la privatización de los espacios, las rejas, los muros, donde el transeúnte no puede pasar sin previa exhibición de credenciales de acceso o después de pagar el boleto que le permita ingresar. ¿Será que nuestros espacios públicos se están convirtiendo en objetos de esa sociedad de control y seguridad? ¿Siempre han pertenecido a las reglas y normas de dominación? ¿Quién nos vigila? Los espacios públicos de la sociedad de control y seguridad son en su mayoría, monofuncionales, homogéneos en cuanto a su función y uso, y sobre todo, están equipados con las mejores tecnologías para garantizar un espacio seguro, ya que en ellos hay un selecto y predeterminado tipo de gente que pertenece al mismo grupo social. Ahí quedan eliminados muchos de los riesgos típicos de las plazas y calles abiertas, que cada vez más se convierten en vías de transito exclusivamente automotriz y/o ocupados por la esfera marginada de la sociedad. En este ámbito de la sociedad de poder y de control cuestionar los nuevos sentidos del espacio público en las ciudades contemporáneas adquiere una dimensión antropológica/filosófica. Reflexionar acerca de la ciudad es preguntarse sobre el ser humano y su particular modo de ser en el mundo, esto quiere decir, intentar conocer a los habitantes que son cobijados en estos espacios y como son proyectados (ROOCA, 2007). En este sentido, Peter Sloterdijk retomará la gran inquietud de Heidegger: ¿dónde estamos cuando decimos que estamos en el mundo? El autor desarrolla su respuesta bajo la teoría de que somos(o estamos en) burbujas, esferas, invernaderos, incubadoras, donde el hombre se protege, se construye y cambia. Afirma que la vida humana se auto-organiza siempre creando espacios protegidos e inmunes desde la experiencia del protoplasma en la vida intrauterina, hacia la consolidación o afianzamiento del hombre en su identidad, su configuración de espacios íntimos, sus casas, sus ciudades, sus espacios imaginarios y simbólicos (SLOTERDIJK, 2003). En este sentido, Sloterdijk desarrollará un análisis de la conexión entre las crisis vitales y los intentos fracasados de generar espacios habitables, examinando el estallar de la esfera. Plantea la teoría de que el hombre ya no es capaz de construir el todo a partir de su posición en el mundo, porque hacia donde mire, encuentra una extrañeza inquietante y absoluta. Las esferas de Sloterdijk convocan las sensaciones, los sentidos y el entendimiento de lo cercano: el espacio vivido. Así la experiencia del espacio está siempre vinculada a la primaria experiencia del existir. El autor describe y analiza la primera esfera a la que estamos vinculados e inmersos, y que está

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relacionada a la clausura de la madre, el constante drama de la vida en el que siempre hay que abandonar espacios donde uno esta inmerso y seguro, sin la certeza de que se vaya a encontrar otro recinto habitable. Es lo que él designa como primer traslado (extrañamiento, exilio) al primer acto de drama que ocurre con el nacimiento. Vivimos por lo tanto en burbujas y el intento de Sloterdijk es comprender la conexión entre una burbuja y otra.

Imagen 16: Las espumas como proceso en el interior del caos. Las múltiples celdas producen constantemente transformaciones y saltos - se acoplan, se segregan, cambian su formato. Mientras mas vieja sea una burbuja, más grandes se hacen las celdas supervivientes y con más fuerza actúan sobre las otras. En esta geometría de grandes poliedros se alcanza un alto grado de tensión interior entre los espacios co-aislados, y por ello presentan un estado de co-fragilidad (SLOTERDIJK, 2006:44). FUENTE : Cliofix 2009, En :http://www.flickr.com/photos/cliofix/3494246867/

La burbuja de Sloterdijk representa una ausencia de la visión panóptica y de su metáfora integradora de espacios controlados. En ella todo es centro, y por eso no se puede identificar el verdadero centro de la esfera. Mediante las conglomeraciones de burbujas el autor describe el concepto de espuma. A ese concepto relaciona los sistemas agregados de vecindades esféricas, en los que cada una de las “células” conforma un espacio de sentido íntimo, o un “hogar” que bulle en una inquieta acción propia, solamente experimentable por él y en él mismo (SLOTERDIJK, 2006:47). Cada una de esas burbujas-hogares, alianzas o simbiosis son un invernadero de relaciones sui generis. Así que Sloterdijk afirma: “En la espuma rige el principio del co-aislamiento, según el cual una y la misma pared de separación sirve de límite en cada caso para dos o más esferas. Tales paredes, que se apropian ambos lados, son las interfaces originarias. El hecho de que en la espuma físicamente real una burbuja concreta limite con una pluralidad de globos vecinos, que le condicionan la repartición del espacio, puede deducirse una imagen prototípica para la interpretación de acciones sociales: también en el campo humano las células concretas se aglutinan unas con otras por inmunizaciones, separaciones y asilamiento recíproco” (SLOTERDIJK, 2006:48).

A diferencia del panóptico de Bentham analizado por Foucault, la metáfora de la espuma de Sloterdijk es, por lo tanto, un agregado de múltiples y frágiles celdillas, desiguales, permeables y aisladas, sin una efectiva comunicación entre si. Así se compone el mundo de la espuma, que deja atrás la imagen morfológica del mundo poli-esférico para convertirse en este espumoso encuentro de burbujas desiguales de movilidad decreciente o expansiva, con una ausencia de centro y una fragilidad impotente. Esas características conforman la nueva estructura posmoderna que mantiene una

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“estabilidad por liquidez” y que conforman la íntima metáfora de la teoría de la espuma. “Pertenece a las particularidades de esa región de objetos el hecho de que el co-aislamiento múltiple de los hogares-burbujas en sus divisas vecinales pueda describirse como cierre y como apertura el mundo. Por eso la espuma constituye un interior paradójico, en el que la mayor parte de las co-burbujas circundantes son, a la vez, desde mi emplazamiento, vecinas e inaccesibles, y están, a la vez, unidas y apartadas. (SLOTERDIJK, 2006:51)

En este ámbito, nos encontramos con un nuevo paradigma de producción del espacio público que ya no está basado en el panóptico de Bentham, sino en lo que Bauman caracteriza como sinóptico, donde “en lugar de unos pocos mirando a muchos (como sucedía en el control vigilado del panóptico), ahora, tenemos a muchos mirando a pocos siendo el objeto de ese control no ya los asuntos públicos, sino la vida privada del vigilado” (BAUMAN, 1999:75). Bauman nos describe como ocurrió la transición del panóptico – dispositivo de poder propio de las sociedades disciplinarias - al sinóptico – propio de las sociedades de control, en las que el fin principal de los individuos es el consumo. El sinóptico de Bauman es un mecanismo que genera normas de comportamiento que nos informan sobre lo que es y lo que no es importante socialmente, y principalmente, construyen y reducen el ámbito público a la gestión de impresiones y a un simulacro de las relaciones sociales y de los espacios, cada vez más caracterizados por modelos de privacidad, donde se fomenta una imagen de lo que se entiende por ámbito público y de los comportamientos y acciones humanas en los mismos. Según Eva Patricia Gil Rodríguez, en su artículo titulado El simulacro en las sociedades de control, el sinóptico está relacionado con una concepción del deseo como placer inmediato, característica de nuestra sociedad de consumo actual. En él aparecen como potentes mecanismos reguladores de la subjetividad – subjetivando lo público y controlando los deseos, los consumos y normalizando la sociedad. Ya no se da la existencia de deseos a largo plazo como en los dispositivos disciplinarios, sino un modelo hegemónico de satisfacción caracterizados por pequeñas e intensas chispas de placer inmediato (GIL RODRÍGUEZ, 2004). Por lo tanto, el sentido del sinóptico invierte los términos que Baudrillard defendía como un simulacro que devenía en espectáculo. Ahora el sinóptico convierte el espectáculo en simulacro, e impone, mediante la seducción, un conjunto de normas y patrones donde destaca un modelo de consumo y control en el que ya no importa la figura del individuo como transeúnte, sino la imagén que produce y vende de si mismo, y donde se goza de la experiencia de un placer inmediato de consumo que conforma el simulacro de la sociedad actual (LOPEZ PETIT, 2003). Por esta razón, la producción del espacio público contemporáneo pasa por el sinóptico de Bauman, de las espumas y sistemas de inmunidad de Sloterdijk, por la sociedad de control de Deleuze y de la seguridad con Mattelart, que contiene en su principio características de la sociedad disciplinaria de Foucault y de la sociedad de riesgo defendida por Beck desde el punto de vista de la incertidumbre, la inseguridad colectiva y el riesgo social. Todo ello se manifiesta en las acciones derivadas del cambio de cultura y de la nueva forma de vida y de hábitat, del nuevo modelo de ciudades que segregan, fragmentan y blandifican el espacio con el objetivo de generar otros espacios que respondan a las necesidades de esa nueva sociedad sinóptica e individualista. Estamos, pues, en una sociedad que busca cada vez más protegerse de las amenazas y que acaban por producir el simulacro de los lugares públicos.

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1.5 Hacia la privatización de lo público - segregación, fragmentación... En las últimas décadas de este siglo se ha producido una acelerada transformación de las ciudades y de los espacios de nuestra cotidianeidad como resultado de una serie de nuevos fenómenos sociales, culturales y tecnológicos asociados al llamado capitalismo tardío. Si se toma en cuenta la difusa transformación de la cultura urbana y de las transformaciones en el ejercicio de la ciudadanía, esta claro que tales transformaciones sientan las bases de una nueva forma de organización socio-espacial y un nuevo modelo de vida urbana, distantes de la mezcla social y más próximos a la estandarización, no sólo de las personas y sus viviendas, sino también de sus patrones culturales y de sus costumbres (BORSDORF ;HIDALGO, et. al , 2007:115).

Imagen 17: La nueva imagen de las ciudades. Por un lado, la ciudad “marca”, blandificada, donde la distribución difusa y dispersa de elementos aislados van componiendo el territorio urbano contemporáneo, que aparece como un lugar especializado y orientado hacia el consumo. Así, el propio paisaje urbano deviene, en parte, de este escenario de consumo - seguro, simple y controlado. Estos centros comerciales, cada vez más frecuentes en la ciudad, presentan un espacio divertido, limpio y suave, ya que las aventuras que se experimentan han sido planificadas y sometidas a una programación y control. Casi siempre estas piezas desarticuladas de la ciudad tradicional están situadas cerca de espacios con una elevada capacidad de atracción de movilidad motora – excluyendo a aquellos que no tienen vehículos. Por otro lado, la imagen de la ciudad de los flujos, del nolugar, donde se tiene en cuenta la creciente importancia de la movilidad como atributo indispensable para el espacio urbano. Un urbanismo que no genera un tejido urbano, ni establece soluciones de continuidad, que se sobrepone al territorio sin necesidad de integrarse, que caracteriza los flujos automotores como elemento sustancial del territorio. En ambas imágenes, no se consigue identificar el lugar donde estos elementos están integrados. Un territorio hecho de objetos independientes. ¿Cuál es el tiempo de estos territorios? A la izquierda la Plaza Centralworld en el centro de negocios de Bangkok, Tailandia y a la derecha las vías 404 y 407 en Markham, Ontário, Canada. FUENTE: PúykamoThao, 2009. En: http://www.flickr.com/photos/puykamo/3389292425/ Tom Podolec, 2007. En: http://www.flickr.com/photos/news46/830365922/

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Las transformaciones morfológicas en el territorio de las ciudades son elementos de gran importancia para comprender los cambios que ocurren en él. En el caso de las ciudades contemporáneas se están generando nuevas formas de segregación espacial, discriminación y exclusión que son producidos principalmente por las personas de clases mas altas, que utilizan el miedo al crimen y a la violencia para justificar el uso de nuevas tecnologías de exclusión y el aislamiento en barrios cerrados lejanos del centro. (CALDEIRA, 2007). Según Caldeira, en Ciudad de Muros, las comunidades cerradas son sólo un ejemplo de segregación residencial, pero hay una multiplicidad de estructuras urbanas que siguen esas mismas características de fragmentación que ella denomina como «enclaves fortificados» (CALDEIRA, 2007:258). La construcción de grandes autopistas que conectan áreas cada vez mas lejanas, el notable aumento de la altura de las edificaciones, la expansión periférica por usos preferentemente residenciales y la construcción de malls que agrupan comercios y servicios con sus calles internas representan el ideal de la ciudad segura, ofrecen la comodidad de oscuros aparcamientos gigantescos donde el contacto con el otro es casi nulo. También están los centros empresariales súper protegidos, rascacielos que se imponen en el paisaje, que se comunican a través de redes de túneles para evitar el mínimo contacto con lo desconocido, lo imprevisto, lo diferente.

Imagen 18: Red de túneles privados en el centro de Houston, que comunica el centro empresarial con el comercial. Un pasaje subterráneo para trabajadores de los centros empresariales, que deja la calle exterior para la población más pobre. Esta segregación generada es causa y efecto de la búsqueda de la seguridad y consecuente privatización. La primera es pretexto para la segunda. Estos pasajes simbolizan la negación del espacio urbano, de la interacción, participación, contacto y experiencia en lo público, donde los usuarios pasajeros de estos túneles se desligan del espacio social, con el que ya no se identifican, o del cual quieren y pueden separarse, creando estas islas protegidas donde se puede estar tranquilo al no tener que encontrarse con gente diferente a ellos. FUENTE: ROGER, Richard. Grandes Ciudades Para un Pequeño Planeta. Ed. Gustavo Gili. 2003: 13.

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Estos «enclaves fortificados» representan un proceso de clasificación y homogenización de lo urbano y del territorio de la ciudad. Configuran la pérdida de la complejidad y de la mezcla. El encuentro sólo existe porque existen características socioeconómicas, étnicas, religiosas, etc, comunes. Todo eso viene configurando la transformación del panorama de la ciudad, de su patrón de segregación espacial y del carácter del espacio público y de sus interacciones urbanas entre clases. Como hemos dicho, Caldeira considera las comunidades cerradas como la versión residencial del problema de la segregación, puesto que existen otras formas de segregación. Nos advierte como las comunidades cerradas están trasformando completamente la interacción entre clases, el uso público del espacio, e imponiendo el patrón de segregación. Se constituyen en propiedades privadas para uso colectivo, y en la medida que valorizan el sentido restringido y privado, desvalorizan lo que es abierto y público en las ciudades (CALDEIRA, 2007). Para Arrigada y Vingoli es en Estados Unidos11 donde la investigación empírica sobre la segregación residencial ha tenido mayor alcance y se pueden encontrar cinco dimensiones de la misma. Los estudios se vinculan algunas veces al componente racial de la segregación residencial y otras a la localización (proximidad o distancia) en zonas céntricas de las minorías étnicas y los pobres12. (RODRIGUEZ, 2001 apud ARRIGADA; VIGNOLI, 2003).Otros estudiosos acaban priorizando elindicador de la proximidad espacial y definen la segregación residencial como: “el grado de proximidad espacial o de aglomeración territorial de las familias pertenecientes a un mismo grupo social, definiéndose en términos étnicos, de edad, de preferencias religiosas o socioeconómicos, entre otras posibilidades” (SABATINI, CÁCERES et. al. 2001:27) Según Caldeira esas comunidades cerradas que caracterizan la segregación residencial son físicamente demarcadas y aisladas por rejas, muros, espacios vacíos. Son proyectadas hacia el interior del solar y no en dirección a la calle, cuya vida pública rechazan explícitamente. Así afirma que las comunidades cerradas “son controladas por guardias armados y sistemas de seguridad, imponen reglas de inclusión y exclusión. Son flexibles: debido a su tamaño, a las nuevas tecnologías de comunicación, organización del trabajo y a los sistemas de seguridad, son espacios autónomos, independientes a su entorno y pueden ser situados prácticamente en cualquier lugar.” (CALDEIRA, 2007:259). Caldeira deja muy claro que aunque esas estructuras cerradas, consideradas como enclaves socialmente homogéneos, suelen ser espacios de las clases mas ricas de la sociedad, pueden ser ubicados en zonas rurales, alejadas del centro, en la periferia o justo al lado de una favela. Aquellos que optan por vivir en estos espacios y en estas tipologías de viviendas eligen vivir entre personas selectas (del mismo grupo

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“La forma más común de muralla defensiva, cada vez más de moda son los barrios cercados, en cuya entrada nunca faltan los guardias y las pantallas de video. Los barrios cercados, en los Estados Unidos, supera ya el numero de 20.000, mientras que sus habitantes rebasan los 8 millones de personas. El significado de cerca se vuelve más complejo cada año que pasa. La arquitectura del miedo y la intimidación se extiende por los lugares públicos de las ciudades trasformándolos, incansable aunque furtivamente, en zonas vigiladas y controladas a todas horas” (BAUMAN, 2006:50).

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Los cinco indicadores de las segregaciones residenciales estudiadas por Arrigada y Vingoly son las siguientes: distribución que apunta el grado de redistribución de la población entre las subdivisiones territoriales de la ciudad que habría que efectuar para que en cada una hubiese una composición social idéntica a la que registra la ciudad en su conjunto; el aislamiento que hace referencia a la probabilidad de que un miembro de un grupo social de medio o alto poder adquisitivo habite en zonas de la minoría; concentración geográfica cuyo indicador relaciona la superficie de la ciudad que ocupan minorías y mayorías sociales, centralidad, cuyo indicador captura la probabilidad de que miembros de la minoría étnicas, y/o sociales pueda habitar zonas centrales ( en el caso de los Estados Unidos y América Latina, típicamente deterioradas) y por último, proximidad espacial, cuyo indicador se relaciona a la media entre mayoría y minoría en lo que se refiere a la ocupación en un territorio( ARRIGADA; VINGOLI, 2003:9).

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social) “lejos de interacciones indeseables, movimiento, heterogeneidad, peligro y de la imprevisibilidad de las calles” (CALDEIRA, 2007:259). Manuel Castells, ha demostrado que la globalización y la fragmentación social y espacial son procesos complementarios. Por esa razón, el autor afirma que “con la fragmentación de la ciudad, el acelerado proceso de segregación espacial puede estar socavando nuestra capacidad de convivencia. El fin del contrato urbano puede ser el fin del contrato social”( CASTELLS: 2001, 472-473). Para Castells cuanto más segregada y excluyente se configura la ciudad, menos interacciones entre individuos diferentes van a existir, ya que el principio de la segregación es la relación restringida y controlada, únicamente establecida con los individuos comunes entre si. Las ciudades de los Estados Unidos, en general, están abarrotadas de suburbios, guetos, barrios dormitorio y centros empresariales, comunidades cerradas, donde se demuestra la dinámica de separación y división territorial. En California, el sociólogo Mike Davis describe Los Ángeles como un escaparate de la ciudad segregada. De la misma manera que Caldeira describe el agotamiento del espacio público debido a la fragmentación urbana y social de la ciudad de São Paulo, Mike Davis nos enseña una ciudad de Los Ángeles llena de contradicciones. Así, inicia su descripción sobre la Fortaleza LA: “Bienvenido al LA posliberal, donde la defensa del lujo se traduce en la proliferación de nuevas represiones espaciales y de movimiento, adornada con la ubicua «respuesta armada». Esta obsesión por los sistemas de seguridad física y, colateralmente, por el control arquitectónico de las fronteras sociales se ha convertido en el verdadero espíritu de la reestructuración urbana…” (DAVIS, 2003:194)

Para Davis el verdadero espíritu de la reestructuración urbana se basa en el control arquitectónico de las fronteras sociales y en la obsesión de los sistemas de seguridad física a escala faraónica que consiguen no más que reemplazar las esperanzas de reforma urbana e integración social. Richard Nixon, en 1969, hizo algunas predicciones para la Comisión Nacional sobre las Causas y la Prevención de la Violencia, que Davis, mas tarde analizaría, afirmando que se habían cumplido de forma terrible. Explica: “vivimos en ciudades fortaleza brutalmente divididas, en «celdas fortificadas» para la sociedad de los ricos y en «lugares de terror» en los que la policía lucha contra los pobres, considerados criminales” (DAVIS, 2003:195). Mike Davis representa la distribución espacial de la ciudad de Los Ángeles donde se especifica el tremendo cambio de los modos de producción del territorio y, consecuentemente, del espacio público de esta ciudad. En el esquema conceptual (Imagen 19 y 20) la ciudad de L.A es descrita en zonas concéntricas segmentadas donde se encuentran áreas destinadas al uso residencial, una zona de transición que articula los barrios de ChinaTown, Deutschland, Little Sicily y a los cinturones negros que se separan de la zona restringida residencial y de los Bagalows (DAVIS, 1998). De esa manera, Davis presenta la distribución espacial de la ciudad de Los Ángeles donde describe la organización espacial fragmentada a partir de la «ecología del miedo» generando el siguiente esquema:

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Imagen 19 : La organización de LA se desarrolla a partir de núcleos segregados concéntricos que acaban por aniquilar el espacio urbano, potenciando las infraestructuras viarias y la dependencia del automóvil. Imagen 20: La “vigilanopolis” descrita por Mike Davis, basada en el esquema de Burgess. FUENTE: DAVIS, Mike. La Ecología del Miedo. Procedencia, 1998: 363-365

En el esquema se puede ver como en los alrededores de Los Ángeles, Davis describe el llamado Cinturón Toxico. Un gran desastre sanitario, lugar de basura radioactiva y polución. En dirección al centro se atraviesan los suburbios residenciales, con puertas rígidamente controladas impidiendo el acceso del extraño, y más adelante, una zona auto-vigilada con viviendas de lujo hasta llegar al área central de guetos dominados por las bandas. Aparte de esos sectores, encontramos el sector empresarial, completamente controlado por cámaras de vigilancia y otros equipamientos de seguridad que monitorizan cualquier peatón que camine por esta zona. Emerge así un nuevo tipo de ciudad que no se sostiene solo por sus límites físicos, barreras, muros y altas rejas, sino por equipamientos electrónicos invisibles. Según Davis la ciudad de Los Ángeles se esta convirtiendo en un espacio decididamente controlado y vigilado como consecuencia de las nuevas relaciones espaciales y sociales que se desarrollan en este nuevo modelo de ciudad. La segmentación del territorio viene a recordar las ciudades amuralladas europeas del siglo XVIII donde los espacios son cada vez más monofuncionales, vigilados, controlados, homogéneos y encerrados en si mismos (DAVIS, 1998). Así, el autor de Ecología del miedo realiza un estudio de interpretación de los trabajos hechos por la Escuela de Chicago, en particular, los análisis desarrollados por Ernest W. Burgess que lideró en los años veinte una crítica a la ecología social de las ciudades norteamericanas. El diagrama de Burgess, creado a partir de la transposición de las teorías de Darwin en las ciencias sociales, es reinterpretado por Davis que lo adapta al caso de Los Angeles: los factores determinantes de la supervivencia (ingresos, clase, raza, etc.) que se complementan por un nuevo temor actual y futuro, dando lugar a lo que él define como vigilanopolis como demuestra el esquema (Imagen 20). En Los Ángeles, el coche se transformo en una fortaleza móvil. Los vidrios tintados y a prueba de balas, y las puertas con cierre automático, creando una distancia todavía mayor entre el individuo y la ciudad. Como se puede verificar en las interpretaciones de Caldeira y Davis, la ciudad se segmenta buscando

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cada vez mas la seguridad y la protección, donde esta última pasa a ser un articulo de valor relativo para detectar el patrón social al que pertenece los que la utilizan, pues de acuerdo con la renta e ingresos se puede acceder a aparatos de seguridad, servicios de protección o ser miembros de enclaves fortificados residenciales en una zona de acceso restringido (DAVIS, 2003; CALDERA, 2007). Según Mike Davis, la seguridad: “tiene menos que ver con la protección personal que con el grado de aislamiento personal, en los entornos de residencia, trabajo, consumo o viaje, con respecto a los grupos e individuos indeseables o incluso a las multitudes en general” (DAVIS, 2003:195). En este sentido, la percepción social de la amenaza está más relacionada a una función de movilización de la seguridad que en las tasas de delincuencia reales. Así que cuanto más invertimos en prácticas de seguridad, más estamos contribuyendo en la generación del miedo en el espacio público urbano. Davis en Ciudad de Cuarzo, habla de unos medios de comunicación que en principio podrían oscurecer o ocultar la violencia cotidiana de las ciudades, pero al contrario, estos agitan sin cesar el fantasma imaginario de los marginados, de los crímenes, de los psicópatas. El fomento del pánico justifica el apartheid urbano. Sin duda, las ciudades contemporáneas se están convirtiendo en una reproducción a gran escala del apartheid espacial, donde la mezcla entre poblaciones de distintos niveles sociales ya no ocurre. “De hecho, la semiótica totalitaria de las fortificaciones y amenazas, los cristales de espejo y los pasos elevados rechaza cualquier afinidad o simpatía entre órdenes arquitectónicos o humanos diferentes” (DAVIS, 2003:202). El resultado de esta tendencia es un declive en la vitalidad de nuestros espacios públicos. A medida que esa vitalidad disminuye perdemos el hábito de participar de la vida urbana en la calle. La vigilancia natural o espontánea de las calles –producida por la propia presencia de las personas es sustituida por la seguridad privada y por los aparatos de control. En este sentido, nuestros espacios públicos pasan a ser percibidos como realmente peligrosos y el miedo entra en escena. Como respuesta a este miedo, las actividades y usos se vuelven todavía más segregados y divididos en el territorio. El mercado de la calle se vuelve menos atractivo que el centro comercial considerado como seguro, y las universidades son alejadas del centro y agrupadas en campus cerrados. A medida que este proceso se desarrolla por toda la ciudad crece el dominio de los espacios monofuncionales. Las personas con más condiciones económicas se encierran, se protegen y hasta cambian de ciudad. Buscan esos espacios cerrados y privatizados, a los que los pobres no pueden acceder. Desaparece la ciudadanía, la noción de responsabilidad compartida se diluye y la vida en la ciudad pierden su complejidad y heterogeneidad, emergiendo cada vez más zonas segregadas: suburbios, guetos, barrios dormitorios fuertemente protegidos, favelas y malls. Los espacios públicos pasan a ser utilizados por la parte marginada y excluida de la sociedad, y acaban convirtiéndose en espacios del terror.

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Imagen 21: Estas son imágenes frecuentes en el ámbito de los espacios urbanos contemporáneos. Donde lo público es habitado por los que no tienen otras oportunidades o condiciones. ¿Existe alguna estructura espacial que maximice la equidad en el sistema urbano? Estas personas, son las que, de verdad utilizan y configuran el actual espacio público, una vez que los que tienen más ingresos prefieren y pueden ocupar otros espacios planificados y pensados para ellos. Mientras tanto, el espacio público se va degradando porque ya no interesa planearlo, planificarlo, gestionarlo o mantenerlo. Sao Paulo. FUENTE: Francismar Feitosa, 2005. En: http://www.flickr.com/photos/francismarfeitosa/ (izquierda) Harrycruz, 2008. En: http://www.flickr.com/photos/juancruz11/ (derecha)

Así, según Caldeira las características de los enclaves segregacionistas pueden ser descritos desde cuatro estrategias distintas: la primera hace referencia a la separación a través de las barreras físicas, muros y rejas y grandes espacios vacíos que crean distancias e imposibilitan la proximidad del peatón (Imagen 22). En la segunda estrategia, la separación se consigue con la tecnología de sistemas privados de seguridad refiriéndose al control y a la vigilancia como condiciones para el aislamiento y la homogeneidad social interna (Imagen 23). La tercera se refiere a la condición de organización y diseño de esos tipos de desarrollos que se encierran en si mismos y rechazan completamente el contacto con la ciudad y la calle (Imagen 24). Por último, la cuarta estrategia pretende que el mundo del interior sea un mundo positivo, feliz, armónico y sin miedo, completamente independiente y diferente a la vida externa y urbana.

Imagen 22: Cada vez más frecuentes, los aparatos de seguridad configuran la nueva imagen de la ciudad. Rejas, vallas, muros, barreras físicas agresivamente son impuestas al paisaje urbano configurando una nueva forma de establecer una frontera entre grupos sociales, creando nuevas jerarquías entre ellos , limitando y organizando explícitamente la diferencia y desigualdad social. Av. Paulista, Sao Paulo FUENTE: Panoptico, 2008 En:http://www.flickr.com/photos/panopticosp/2432054964/

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Imagen 23: Las cámaras de videovigilancia pertenecen ya al mobiliario de la ciudad. Su progresiva implantación en el escenario urbano provoca una serie de fricciones entre las libertades y derechos, y la búsqueda incansable por la seguridad. Funcionan como mecanismo de control con una creciente expansión en la esfera pública y privada.¿Cómo reacciona la gente frente a estos aparatos?¿Lo aceptan como algo natural? Av. Paulista, São Paulo FUENTE: Panoptico, 2008 En:http://www.flickr.com/photos/panopticosp/2430984964/

Imagen 21: Aquellos que eligen habitar esos espacios valoran vivir entre personas selectas, del mismo grupo social, y lejos de interacciones indeseables, del movimiento, del peligro, de la heterogeneidad, diversidad y de la imprevisibilidad de las calles Gated Comunnity en Texas. FUENTE: DEAN TERRY, 2005 En: http://www.flickr.com/photos/therefore/page2/

Para Caldeira, la obra de Mike Davis está marcada por una indignación que se sostiene en las numerosas evidencias que él presenta sobre la ciudad de Los Ángeles. El autor entiende la realidad social como producto directo de las intenciones de las elites, y por eso consigue elaborar una severa crítica a la segregación social y espacial asociándola a la configuración urbana de Los Ángeles y a los temas de la desigualdad social. Así, la “arquitectura-fortaleza” analizada por Davis es una realidad inevitable que tiene consecuencias profundas en las interacciones y en el espacio público de las ciudades contemporáneas. En ese sentido, con relación al espacio público de las dos ciudades descritas por esos autores, Los Ángeles y Sao Paulo, el orden público creado por los «enclaves de estilo defensivo» se apoya en la reproducción de la desigualdad, de la fragmentación, de la privatización y del aislamiento (DAVIS,2003 ;CALDEIRA, 1997, 2007). En ese contexto, el contrato social universal, los ideales de igualdad y derechos que caracterizaban la concepción moderna de espacio público dejan de existir. La problemática derivada de la fragmentación residencial periférica también conlleva una segregación social. En su mayoría, las casas son construidas todas iguales, con sus mismos jardines, buzones y calles en fondo de saco, como en el caso de la Barriada de McMansiones cerca de Union, Kentucky, EEUU (Imagen 25). Esa tipología de edificación vende un mejor estilo de vida seguro y segregado del resto de la ciudad, alimentan la arquitectura-fortaleza defensiva y de protección, pero agudizan el miedo, y proponen una homogeneidad fictícia.

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Imagen 22: No deja de parecer curiosa la foto aérea de este conjunto de piezas (de mismo tamaño y geometría) repetida en el territorio. Entre ellas, líneas gruesas desproporcionadas contornan y diseñan la barriada. Estos conjuntos de clones, desde cerca configuran una comunidad de casas hechas para un mismo patrón social, donde la gente necesita y dispone de un vehículo para poder desplazarse. Así, al optar por vivir en este barrio sus vecinos están ya condicionados por un modo de vida en el acabaran encajonados y dependientes. Estas comunidades privadas para uso colectivo enfatizan el valor de lo restringido a la vez que desvalorizan la componente pública y abierta de la ciudad. Barriada de clones domésticos o McMansiones cerca de Union, Kentucky, EEUU FUENTE: LACUESTA, 2003:2

Es cierto que los enclaves privados y la segregación que producen niegan los elementos básicos que constituyen la experiencia moderna de vida pública burguesa: la libre circulación de personas y de vehículos, la prioridad a la apertura de las calles, los encuentros impersonales y anónimos entre peatones, el ocio y los encuentros en calles y plazas, y sobre todo, la presencia de personas de diferentes orígenes sociales circulando y observando a los que pasan, mirando los escaparates, haciendo compras, frecuentando cafés, tomando parte en manifestaciones políticas y utilizando el espacio que fue diseñado para este fin13. El fantasma al que debe enfrentarse el ciudadano es el miedo originado por el crimen, la violencia y el terrorismo. Un temor a lo desconocido, a lo incierto, que cada vez más se ve aumentado por las barreras físicas y/o simbólicas, los límites y las fronteras. Si por un lado la sociedad de control hace que desaparezcan algunas de las barreras físicas que antes existían, debido principalmente al fenómeno global de Internet (que proponen otras barreras más sofisticadas: contraseñas), por otro lado, las vemos proliferar con la instalación de vallas, muros y aparatos de seguridad cada vez mas frecuentes en la ciudad. Todavía el número de fronteras interestatales valladas es enorme en todo el mundo. Tras haber transcurrido veinte años desde la caída del Muro de Berlín, hecho que pareció marcar un importante hito en el urbanismo de control, siguen existiendo en otras partes del mundo grandes barreras que distancian, excluyen y separan. Para Lacuesta, no hace falta ir lejos, España tiene dos fronteras con sendas empalizadas que configuran los enclaves de Ceuta y Melilla, que fueron muy conocidas por los tristes intentos masivos de migración a finales de 2005; los 700 kilómetros de longitud de barrera de seguridad alrededor de Cisjordania; la muralla que separa las dos Coreas desde de 1953 que aún no se ha 13 Son numerosos los análisis de las dimensiones de la experiencia moderna en la vida burguesa destacados en los apartados anteriores de esta investigación: Simmel (1997), Bahrdt (1970), Sennett (1978, 1997), Goffman (1971), Isaac Joseph (1984), Augé (1994), Francesc Muñoz (2008)

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derribado, etc., etc. Los muros de la vergüenza son interminables: Marruecos, Sahara Occidental, Arabia Saudita y Yemen, Botswana, Zimbabwe, Tayikstán y Uzbekistán, a parte de México y Estados Unidos, Rió de Janeiro.

Imagen 23: El muro representa en el territorio los mismos conflictos que separan a ambas culturas. Quiebra, oprime, rasga, rompe, limita y fragmenta dos realidades yuxtapuestas. Esta fragmentación, como vemos en la imagen, representa dos situaciones muy diferentes. Este gran bloque de hormigón continuo separa dos sentimientos, dos culturas, sueños y esperanzas. A la izquierda un pueblo que se segrega, que se distancia, que tiene miedo y, por otro lado, a la derecha, un pueblo encerrado, limitado y ahogado, sin posibilidad de crecimiento o escape. Muro en la franja de Gaza, Palestina. FUENTE: Kashiklick, 2006. En:http://www.flickr.com/photos/kashklick/146985127/in/photostream/

La barrera que separa Tijuana de San Diego, existe desde de 1994 y forma parte de la denominada “Operación guardián”. Las vallas protegen al ciudadano norteamericano del extraño advenido del sur, de la misma forma que el gueto voluntario de las comunidades cercadas protegen a sus vecinos de los peligros del mundo exterior y de los extraños de las clases mas bajas (LACUESTA, 2003).

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Imagen 24: En esta imagen, a pesar de existir diversas analogías con la imagen anterior, lo que este muro representa claramente es el concepto y la esencia de frontera entre dos realidades, donde la separación se debe más a un miedo a perder una estabilidad económica y social, que a un miedo a una violencia fundado sobre conflictos políticos y religiosos. Esta frontera ejerce con fuerza su papel de límite cuando vemos como miles de inmigrantes pierden la vida en el intento de cruzarlo. Frontera entre Estados Unidos y México. A la derecha de la valla, la colmada Tijuana. A la izquierda, la protegida San Diego FUENTE: LACUESTA, 2003:.7

Pero, el espacio de control, segregado y privatizado, no se trata de un fenómeno exclusivamente norteamericano. Las ciudades sitiadas surgen en todo el mundo, y especialmente en lugares donde existen claras diferencias económicas y sociales entre la población donde es mayor la posibilidad de encontrar esa morfología de ciudad fragmentada. Por lo tanto, no es causal que el desarrollo de ese modelo de ciudad haya crecido principalmente en países como Brasil, India, Sudáfrica, China, Rusia o Arabia Saudita. A medida que los valores neoliberales se consolidan en el mundo globalizado, las comunidades cerradas y los desarrollos que potencian la segregación urbana y social se propagan mediante la promesa de un estilo de vida seguro ante cualquier riesgo exterior (CALDEIRA, 2007). De entre todas las transformaciones que han afectado el espacio urbano de las ciudades contemporáneas, se evidencia la pérdida de sentido del espacio público, su depreciación física y simbólica. ¿Qué nuevos espacios han venido a ocupar el del espacio público?, ¿Cuáles son las nuevas fuerzas sociales que han pasado a dirigir estos espacios? y, ¿cómo ha afectado esto en la vida cotidiana, en las relaciones sociales, la cultura, la política, las tecnologías del cuerpo y el imaginario social de la ciudad? La fragmentación de la ciudad conlleva una fragmentación simbólica y una falta de identidad general de la población. Este proceso se asocia a un complejo sentimiento de temor frente a los espacios no conocidos o no utilizados, e incluso expresa una percepción de desconfianza y amenaza frente a los vecinos que hoy también son vistos como ajenos, extraños. El temor al delito, la privatización, segregación y fragmentación urbana son fenómenos que se refuerzan mutuamente y van configurando un modelo de no-ciudad, donde los espacios del anonimato y el peligro son mayores que aquellos de intercambio y diferencia. Así que la construcción socio-espacial del miedo está relacionada a un conjunto de procesos interiores y exteriores dialécticamente interdependientes, vinculados a la elaboración de normas, valores, códigos morales, prácticas, lógicas, discursos, etc. La vivencia colectiva e individual del miedo genera diferentes

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formas de apropiación y segregación del espacio público de la ciudad y una significativa transformación de su entorno socio-espacial, cambiando las condiciones de producción y reproducción tipificada de la vida del espacio urbano, que pueden negar o asumir estructuras, creando aparatos de protección cada vez mas excluyentes, y configurando la nueva arquitectura del miedo. Una ciudadanía activa y una vida urbana vibrante son los componentes esenciales para la identidad cívica de una ciudad. Así que para recuperar esos procesos, los ciudadanos deben involucrarse en el planeamiento y la evolución de su ciudad y comunidad, pues la ciudad solo refleja los valores, compromisos y decisiones de la sociedad que abriga. Por lo tanto, el éxito de una ciudad depende de la prioridad de sus habitantes y del poder público, de la lucha participativa de la comunidad y del compromiso político en la creación y manutención de un ambiente urbano que garantice la calidad de vida de sus habitantes.

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Audiovisuales LUCRECIA, Martel - guión y dirección - (2007): La ciudad que huye - Buenos Aires http://www.youtube.com/watch?v=LeUvjPIJm_s&feature=related ________ (2008): Des-plazados http://www.youtube.com/watch?v=ZEDEM9Wq7n8 ________ (2009: Rejas y especulación urbanística http://www.youtube.com/watch?v=4hUaBka2RIk ________ (2007): Siéntate como te sientes http://www.youtube.com/watch?v=n2r3griPmsc&feature=related ________ (2007): Enrejados - Buenos Aires http://www.youtube.com/watch?v=fb_3_B0Ozv0&feature=related

________ (2009): Enrejados documental - parque - buenos aires http://www.youtube.com/watch?v=sdlzaSrsa_k

Genealogía del espacio público

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HACIA UNA GENEALOGÍA DEL MIEDO

2.1

EL MIEDO A LO DESCONOCIDO: LA AUTODESTRUCCIÓN Y LA MUERTE.

2.2

EL MIEDO AL OTRO Y A SI MISMO. AMENAZA, CONFLICTO, DELITO Y AGRESIÓN.

2.3

EL MIEDO A LA EXCLUSIÓN. PODER, CONSUMO, LUJO Y AISLAMIENTO.

2.4

BIBLIOGRAFÍA _HACIA UNA GENEALOGÍA DEL MIEDO


2.

Hacia una Genealogía del Miedo

En este apartado, produciremos un acercamiento hacia una genealogía del miedo dividido en tres dimensiones relacionadas al miedo cultural, al miedo sujetivo y al miedo social, aunque sea posible que algunos términos tratados en cada dimensión se extiendan a las otras. El primer punto estudiado se refiere al miedo a lo desconocido: la autodestrucción y la muerte. En este ámbito reflexionamos sobre el avance de la ciencia y de la tecnología que nos atemoriza en la medida en que desconocemos sus propios límites - o mejor – en la medida en que desconocemos hasta donde el ser humano es capaz de llegar. La figura amenazadora del hombre es la que crea y potencia los riesgos y la sensación de desprotección ante la violencia en sus distintas formas: guerras, atentados, barbaries y muertes. El segundo ámbito estudiado es el miedo al otro y a si mismo: amenaza, conflicto, delito y agresión, donde cuestionamos sobre el temor al otro, a lo extraño, a lo diferente. El miedo a los de fuera, al extranjero, al potencial agresor. La construcción de estereotipos del rostro del miedo. En este momento de la investigación intentamos entender el problema del miedo desde la perspectiva de la otredad. Por último, el miedo a la exclusión: poder, consumo, lujo y aislamiento, donde cuestionaremos sobre el miedo a la pérdida material, de ingresos o de poder, la pérdida de la comodidad, del lujo y del estatus social.

2.1

El miedo a lo desconocido - la autodestrucción y la muerte “La diferencia entre ser perseguido por dragones o imaginarlo no modifica para nada la situación, ni mucho menos modifica a los dragones. Que no existen, eso es justamente lo único que se sabe acerca de la existencia de dragones” ABELARDO CASTILLO, Crónica de un iniciado, 1991.

Autodestrucción y riesgo global ¿Cuántas y cuántas escenas de cine-ficción fueron rodadas alrededor de una trama donde la acción que se desarrolla son catástrofes imprevisibles, conflictos bélico, autodestrucción, ciudades completamente tomadas por el pánico y el caos, por alguna gran epidemia, personas corriendo, ciudades destruidas, invasiones, enfermedades, bombas atómicas, guerras, crímenes, muertes? Gil Calvo destaca la gran cantidad de películas contra el equilibrio del terror, del imaginario del riesgo, las pandemias, el avance de la tecnología en detrimento del medio ambiente, las crisis de confianza en el progreso y en la técnica, la pérdida de control del hombre sobre su propia tecnología, el terrorismo y los peligros de las bombas atómicas, la fobia antinuclear (GIL CALVO, 2003). Se destacan las películas Fail Safe (1963), de Sydney Lumet y On the Beach (1959) de Stanley Kramer que denuncian el pánico y el terror colectivo ante el riesgo de un holocausto atómico. Describe la realidad de un grupo de personas que intenta sobrevivir en sus últimos momentos antes de morir tras una guerra nuclear, ya que no les queda otra opción sino la de esperar su propia muerte debido a la fuerte contaminación radioactiva. Sin embargo, para el director de cine Stanley Kubrick la película Strangelove, or how I learned to stop worrying and love the bomb (1963) demuestra una lucha contra la energía nuclear, principalmente el uso de esa energía por los civiles, y de cómo se pueden agravar los riegos de una explosión o contaminación entre las poblaciones vecinas. Otra producción es Pánico en las Calles (Panic in the Streets, 1950) dirigida por Elia Kazan donde el miedo y el pánico inundan la ciudad de Nueva Orleáns tras confirmarse que el doctor responsable por el

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Servicio Público de Salud, en una autopsia, descubre un caso de peste negra. El temor a que el pánico colectivo se desate esconde y silencia la verdad al resto de la población que podría entrar en colapso y pánico, y para evitar la epidemia catastrófica, se deben encontrar quienes hayan tenido contacto con el muerto y aislarlos. Así, podríamos seguir describiendo otras películas que tienen el miedo como protagonista, aunque este no es el objetivo del trabajo. Por esta razón, tomaremos esos ejemplos como forma de reflexión sobre el uso del miedo y del pánico en el cine y en la comunicación - como producto social, control o alarmismo - y de cómo muchas de esas historias-ficción se vuelven realidades factibles. No se puede decir que el siglo XX haya sido pobre en catástrofes reales, algunas, que el cine ya había anticipado. Catástrofes históricas que acompañan la memoria de este tiempo con sus dos guerras mundiales, Hiroshima y Nagasaki, Harrisburg y Bhopal y Chernobil (BECK, 1998). El paisaje de las Torres Gemelas derrumbándose en el 11 de Septiembre de 200114 recordaron las escenas más pavorosas de las grandes producciones del cine Hollywoodiense, un acontecimiento mediático mundial, en todas las pantallas del mundo se veía y se escuchaba hablar de los aviones suicidas que se estrellaron en el icono de la economía y estabilidad mundial de los Estados Unidos. Afirma Gil Calvo: “A partir de ese instante el acceso de pánico inundó gobiernos, empresas y hogares, fluyendo a chorros de tinta desde todas las redacciones de prensa. Enseguida advino la guerra de castigo contra el talibán afgano, como operación de imagen para calmar la sed de venganza de la opinión estadounidense” (GIL CALVO, 2003:44)

Los atentados del 11S en Nueva York y sus posteriores correlatos en Madrid (2004) y en Londres (2005) tienen consecuencias directas en lo que se refiere al cambio de paradigma en la vida de las ciudades del mundo occidental, bien como las otras bardadas terroristas en Túnez, Bali, Riad, Estambul, Casablanca, Mombasa, Sharm El Sheij y Yakarta, que en total, según el Departamento de Estado norteamericano, registran la cifra de 651 atentados terroristas merecedores de mención, todos en 2004 (MUÑOZ, 2004). De ellos, 198 tuvieron lugar en Irak, país que supuestamente se habían enviado tropas con la finalidad de poner fin a la amenaza terrorista (BAUMAN, 2007:133).

Imagen 25: Esta imagen, repetida y difundida, tantas y tantas veces por los medios se asemeja a otras tantas producidas por el cine de ficción que llegan a no parecer real de todo, aunque hayan sido vistas en directo en todo el mundo. Es cuando, la imagen mediatizada asume un papel de icono banalizado, que sirve y se utiliza de excusa para muchas acciones posteriores a este hecho. Sin duda, la imagen más emblemática del inicio del siglo XXI, que representa también el temor al futuro, la inestabilidad económica, el mundo globalizado de la sociedad de riesgo actual. FUENTE: http://www.islamicmediacity.com/cms_files/news_images/1236594060.jpg 14

Nos referiremos a partir de ahora a ese acontecimiento del atentado a las Torres Gemelas con las siglas 11S

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La aversión al riesgo, el temor al futuro y la desconfianza es una de las pruebas de que el estado de ánimo y las expectativas colectivas han cambiado completamente. Eso no es responsabilidad única de la inestabilidad económica y la incertidumbre que asolan el mundo global, y sí de un completo clima de pesimismo que reina en las ciudades contemporáneas. No se sabe lo que puede ocurrir, hay un ambiente social totalmente negativo, en la espera que lo peor pueda pasar a cualquier momento (GIL CALVO, 2003). Para Bauman denomina el momento que vivimos como «globalización negativa», un momento que marca todo el clima de pesimismo y de dudas que están representados por el comercio y el mercado, por el capital, la vigilancia y la información, el armamento, la coacción, la delincuencia y el terrorismo, todos elementos que ya no respetan ninguna frontera estatal y que se extienden por todo el planeta. Para él, en este “mundo de la modernidad líquida, los peligros y los miedos tienen también consistencia líquida….¿o acaso gaseosa? Fluyen, calan, se filtran, resuman…No se han inventado todavía paredes capaces de retenerlos, aunque sean muchos los que intenten construirlas” (BAUMAN, 2007:127) Sin embargo, después del 11-S queda claro que los discursos sobre el miedo se han globalizado y que hoy ya es casi imposible sustraerse de esa comunidad de amenazados que, como dice Ulrich Beck, teje lazos de solidaridad, parámetros de comportamiento, usos del espacio y políticas públicas en torno al sentido compartido del miedo. También cabe destacar, que todo esto se alimenta y agrava, entre otras cosas, por el enorme crecimiento de las potentes industrias armamentisticas que basan su producción en la oferta de seguridad, justamente en la perpetuación del miedo. No cabe duda que en esta modernidad avanzada la producción social de la riqueza va acompañada de la producción social de los riegos (BECK, 1998:25). Según Beck, el riesgo no es un invento de nuestra modernidad tardía. El riesgo siempre ha existido pero lo que antes existía eran los riesgos personales, sobrevenidos como opción y decisión individual por aventurarse o descubrir nuevos horizontes. Ahora, además de estos riesgos existen, los de las situaciones globales, amenazas que surgen en toda la humanidad por la fisión nuclear, por el almacenamiento de basura atómica o por el imprevisible atentado en cualquier lugar del mundo. En este sentido, las palabras de Beck, dejan clara la diferencia alrededor de este concepto: “La palabra «riesgo» tenía en el contexto de esa época la connotación de coraje y aventura, no la de posible autodestrucción de la vida en la tierra” como existe hoy (BECK, 1998:27). Esta autodestrucción está vinculada a los riesgos artificiales de los que habla Beck. Producidos por causas humanas o antropogénicas, surgen como subproducto de tecnologías complejas introducidas en nuestra sociedad post-industrial cuyos efectos no pueden ser asegurados por las instituciones públicas ni privadas, ya que son inciertos, desconocidos e imprevisibles. Ya sabemos que de todos los riesgos antropogénicos el más triste invento fue la bomba atómica. Desde entonces cualquier lugar del mundo es inseguro por definición, y los espacios públicos por su carácter eminentemente abierto los más frágiles de todo el planeta.

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Imagen 26: “Vi una gran luz que me impactó y cuando recobré mis sentidos me encontré acostado en el suelo, de espaldas a donde provenía la explosión. Puse mis manos sobre los ojos para ver y podía ver los huesos de mis dedos, era como una radiografía. (…) Además pude escuchar un gran rugido y sentí que la tierra temblaba. Luego vi una gran bola de fuego levantándose en el cielo, que se hacía cada vez más grande. Todos simplemente nos quedamos ahí, viendo (…) Habíamos inventado la muerte, el destructor de los mundos. (…) Sabíamos que el mundo no volvería a ser igual.” J. Robert Oppenheimer. Físico estadounidense y director científico del Proyecto Nuclear Manhattan Bomba atómica en Hiroshima. Japón FUENTE: Simplemente KORGAN, 2008. En: http://www.flickr.com/photos/korgan75/3114701276/

Los discursos del miedo y de la incertidumbre se han basado en la convicción de que “abría que abolir las guerras por hacerlas imposibles de ganar, dado el peligro cierto de extinción de la especie a causa del Apocalipsis nuclear” (GIL CALVO, 2003:24). Todo se inició con la primera explosión experimental llevada a cabo en julio de 1945 en Nuevo México en un lugar llamado Los Álamos. Exactamente un mes más tarde y en plena Segunda Guerra Mundial, se arrojaban desde el aire bombas atómicas sobre la población de Hiroshima y Nagasaki (Japón), ocasionando uno de los más lamentables genocidios del siglo XX. Era sin duda, la mayor demostración de fuerza y poder intimidatorio que marcaría la nueva era estadounidense de hegemonía y poderío militar. Desde entonces, los Estados Unidos mantuvieron el monopolio de la bomba, ejerciendo su dominio con la amenaza de utilizarla, hasta que poco más tarde, los científicos soviéticos lograran hacer la réplica atómica, iniciándose así lo que Gil Calvo llama la era del terror bipolar, que desde el marco de la Guerra Fría, desataría una gran escalada del armamento nuclear, perseguido por todas las grandes potencias del mundo, y que ha producido el arsenal actual, capaz de destruir toda la humanidad, varias veces y sin fecha prevista (GIL CALVO, 2003). Pero, la fobia antinuclear es sólo el marco del paradigma de todos los otros peligros antropogénicos que justifican el pánico y aumenta la incertidumbre de la sociedad contemporánea. Ahora la contaminación ambiental y el cambio climático – banderas de lucha de los ecologistas so nuevos riesgos a añadir a una lista que parece no tener fin. En estos momentos se está luchando contra los riegos que se pueden prevenir, pero hay que poner en evidencia otros riesgos - inciertos e imprevisibles - que pueden causar la destrucción de todos, y que están siendo controlados por unos pocos. Unos riesgos que hablan el leguaje del poder, del progreso y de la tecnología. El concepto de sociedad de riesgo desarrollado por Ulrich Beck subraya el sentimiento de incertidumbre

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y temor vigentes en nuestra sociedad globalizada. Según este autor, el proceso de modernización conduce a una situación en que la probabilidad de desastres y trastornos es mayor que en otras épocas, debido principalmente a los factores de riesgo que se generan a medida que la complejidad de las relaciones institucionales aumenta y a medida que la ciencia y la tecnología introducen nuevos procedimientos cuyos efectos son difíciles de prever tanto como de controlar. Beck plantea que el mundo moderno “incrementa al ritmo de su desarrollo tecnológico la diferencia entre dos mundos: el del lenguaje de los riesgos cuantificables, en cuyo ámbito pensamos y actuamos, y el de la inseguridad no cuantificable, que también estamos creando” (BECK, 2003:16). Se puede estar de acuerdo con Beck cuando señala que “las biografías personales y la política mundial se están haciendo arriesgadas en el mundo global de incertidumbres fabricadas” (BECK, 2002;8). Sus análisis sobre la sociedad del riesgo han abierto una importante línea de pensamiento y discusión en torno a los desafíos que la sociedad global habrá de enfrentar. Beck reconoce que estas nuevas “incertidumbres fabricadas” acentúan la distribución del riesgo y aumentan las distancias, que ya son grandes, entre ricos y pobres. Así, el debate en torno a la globalización y sus consecuencias, que resulta fundamental para afrontar el futuro, puede terminar por ocultar sin embargo la historicidad de ciertos procesos cuya explicación no se agota o no debiera agotarse en la emergencia del “nuevo” orden global y neoliberal (REGUILLO, 2000). En ese sentido, Gil Calvo argumenta que “el capitalismo democrático no conduce al happy end neoliberal sino a la jaula del riesgo15, entendida como acumulación de creciente incertidumbre y complejidad imprevisible. Es decir, a la proliferación de contraproducentes efectos perversos, cada vez más imposibles tanto de prevenir como de controlar” (GIL CALVO, 2003:28). De hecho, la globalización se ha convertido en el mayor responsable del aumento del malestar y alarma social. Pues alienta al capitalismo tecnológico-financiero actual, al que Beck considera situado en un nuevo estado de desarrollo que le ha permitido unificar todo el mundo, en un solo mercado global.16 Así, es conveniente restringir el sentido del vocablo «globalización» al actual proceso de creciente integración internacional de los mercados y del incremento de los flujos e información, de mercancía y sobre todo de los flujos financieros, mercados de capitales, tecnología, desarrollo de redes de comunicación y transporte, todo eso, gracias al avance de las tecnologías de la información, de las redes, Internet. Se debe, sobre todo a la productividad en las comunicaciones, físicas, sociales o digitales – información y transportes – la facilidad de desplazarse con facilidad, y todo eso multiplica la densidad de frecuencia de interacciones colectivas e individuales, reduciendo las distancias social y física que las hacia extremadamente costosa. De ahí que todos los componentes del sistema se encuentran intensamente relacionados entre si y este factor casual de interdependencia múltiple conlleva a efectos contradictorios entre sí, que forma parte de lo que Beck llama como proceso lineal del riesgo. Sin embargo, para Gil Calvo la hipótesis de Beck sobre el incremento lineal del riesgo no se puede demostrar en términos generales, ya que no se puede postular la existencia de una ley evolutiva del progreso lineal o de un incremento del riesgo causado por el proceso lineal. Lo que sí se puede afirmar, es que a lo largo de la historia hay tiempos en los que existe mas progreso que riesgo, y en otros, más riesgo que progreso, y se puede incluso destacar que en algunos casos llega a suceder de forma 15 Ya hace un siglo que Max Weber propuso su concepto de “efectos perversos” que era, nada más que la - consecuencia no querida de los actos – y aportaba una teoría de la secularización o de la racionalización. Paradójicamente, todos esos principios fueron resumidos en la metáfora de la “jaula de hierro” a la que Gil Calvo referencia como la “nueva jaula contemporánea”, la del riesgo global. GARCÍA, José Maria González. (1992): Las huellas de Fausto. La herencia de Goethe en la sociología de Max Weber, Madrid: Tecnos. 16 Eso implica ignorar que la mundialización de la economía no se inició con los descubrimientos geográficos de los navegantes españoles, genoveses o portugueses como defienden algunos autores.

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sincrónicamente alternada. El autor prosigue su crítica a Beck afirmando que la única conclusión sólida a la que se puede llegar acerca de la teoría de los riesgos es la existencia de los riesgos naturales y riesgos artificiales – de causa humana o antropogénica – donde los primeros cada vez pueden ser más y mejor controlados por las instituciones de la ciencia y del Estado; mientras que los segundos son clasificados como un subproducto imprevisto y socialmente construido, creciendo sobre medida y fuera de cualquier control (GIL CALVO, 2003). En una línea argumentativa similar, Giddens distingue los riesgos naturales tradicionales de los riesgos manufacturados – es decir, aquellos producidos por el propio avance de la modernidad – y sostiene que la proliferación de estos últimos constituye uno de los elementos que definen la atmósfera de nerviosismo de la civilización contemporánea (GIDDENS, 2000). Este punto de vista, resulta insuficiente para explicar la propagación global del miedo. La sociedad se globaliza y, consecuentemente cambia el marco para la interpretación de los riesgos que le acechan, pero todavía hace falta saber cómo funciona la relación entre los riegos y su percepción por parte de la sociedad. De hecho, según Ordóñez la relación entre riesgo y miedo no puede ser considerada directamente proporcional. El miedo, a menudo, puede alcanzar fácilmente niveles desproporcionados en relación con los riesgos reales, mientras que situaciones de alto riesgo pueden ser asumidas con tranquilidad y sangre fría (ORDÓÑEZ, 2006). Giddens afirma que en las culturas anteriores a la modernidad existía el concepto del miedo, pero no el del riesgo, eso, según el autor, ocurre porque este último designa amenazas o eventualidades que se analizan en relación a posibilidades futuras. En términos de Giddens, la idea de riesgo “solo alcanza un uso extendido en una sociedad orientada hacia el futuro”, ya que “supone una sociedad que trata activamente de romper con su pasado – la característica fundamental de la civilización industrial moderna –“ (GIDDENS, 2000:35) Así, numerosos autores analizan la importancia de la elaboración social y cultural del miedo y del terror. La autora Rossana Reguillo, en su articulo titulado Los laberintos del miedo. Un recorrido para fin de siglo muestra cómo el miedo es sentido en el universo individual de cada persona, aunque sea la sociedad la que lo construya. Sostiene, por lo tanto que “es la sociedad la que construye las nociones de riesgo, amenaza, peligro y genera unos modos de respuesta estandarizada, re-actualizando ambos, nociones y modos de respuesta, según los diferentes períodos históricos” (REGUILLO, 2000:65). La importancia de distinguir la globalización de los riesgos de la globalización del miedo se pone en evidencia cuando consideramos el diagnóstico de la situación actual realizado por Zygmunt Bauman. Para Bauman es la tardía modernización fluida y sus viejas estructuras sociales la que ha dado lugar a esa atmósfera en la que los individuos experimentan sensaciones de aislamiento y desamparo que los vuelven más vulnerables frente a los embates del miedo. Bauman afirma que “la inseguridad nos afecta a todos, inmersos como estamos en un mundo fluido e impredecible de dersregulación, flexibilidad, competitividad e incertidumbre endémicas” (BAUMAN, 2003:169). Sin embargo, tendríamos que poner en evidencia los factores directos e indirectos de esta situación actual de incertidumbre, pavor y pánico de la que la sociedad actual esta siendo víctima. Por un lado, la globalización aparece como responsable directo dentro de la estructura social del miedo actual, aumentando la alarma social, ya que en la medida que crece la frecuencia de las interconexiones e interacciones más se incrementa la probabilidad de que ocurran crisis, catástrofes y desastres, generando un estado de malestar y riesgo. Por otro lado, los medios de comunicación de masa aparecen,

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según Gil Calvo, como responsables indirectos del incremento de alarma social al difundir las informaciones sobre el peligro, la inseguridad y los riesgos. Cada vez más, la prensa, el cine, la televisión, la radio, Internet, venden y difunden imágenes y noticias sobre atentados, crisis, desastres y catástrofes naturales o humanas. Al final, uno es agravado por el otro, la opinión pública , a escala local o global, deriva de la globalización y esta, por consiguiente, difunde a través de la densidad de interacciones y las nuevas conexiones en red las noticias y las imágenes de la sociedad del riesgo, configurando un ciclo incesante que Gil Calvo denomina como «epidemiología del alarmismo», donde las redes de interacción están interconectas a las redes de comunicación y alimentan los riesgos reales y los riegos percibidos, y estos, a su vez, alimentan las redes de comunicación (GIL CALVO 2003:35).

Imagen 30: La epidemiología del alarmismo puede ser visualizada en las dos imágenes que nos representan las dimensiones y repercusión que ha tomado el fenómeno de la Gripe A y cómo los medios de comunicación y el Estado utilizan el mensaje para potenciar el miedo y la alarma social. La lectora del periódico se protege de la gripe, obediente al mensaje de alarma de los periódicos, donde se informa de como protegerse. ¿Qué hay por detrás de los titulares de los periódicos? Por otro lado, la sede del gobierno en México amplia el mensaje en su fachada y dice: “No beses, no des la mano, di hola - En prevención de la Gripe A”. ¿Prevención o controle? FUENTE: http://media.elnuevoherald.com/smedia/2009/04/24/16/778-889-gripe.embedded.prod_affiliate.84.jpg (izquierda) http://4.bp.blogspot.com/_uXunTXDwLYk/SpO8xd0dbRI/AAAAAAAAA2o/sskz-qs9Iys/s400/Eslogan_fachada.jpg (derecha)

Además de estos factores indirectos y directos, Beck lanza un análisis de naturaleza crítica en su discurso sobre la sociedad de riesgo deteniéndose el papel de la ciencia y tecnología. La idea central de la ciencia en las transformaciones institucionales de la modernidad tardía se resume en la idea de que esta se “ha convertido en (con) causa, instrumento de definición y fuente de solución de riesgos” (BECK, 1998:203). Así, la ciencia causa los riesgos que amenazan la destrucción del planeta, ya que muchos de estos riesgos tienen su origen en el desarrollo tecnológico. De esa manera, Chernobyl se convierte en el ejemplo paradigmático de la tragedia y del panorama de la sociedad del riesgo. A su vez, el autor argumenta que la ciencia, como definidora de los riesgos, construidos social y científicamente, también es la solución de los problemas que ella misma genera, aspecto que Beck considera importante desde el punto de vista de la ampliación del ámbito de la cientificación y de una mudanza de paradigma de sus principios y fines. Por otro lado, Robert Castel en su análisis sobre la profusión de temores que nacen de la inseguridad y se nutren de ella, afirma que en los países más desarrollados es donde se pueden encontrar una de las sociedades más seguras del planeta y según Bauman es también esa sociedad desarrollada, mimada y

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consentida, la que se siente más amenazada, insegura, asustada, en estado de pánico y son los que alimentan el mercado de la protección y de la seguridad17 (CASTEL, 2004 apud BAUMAN, 2007). Para Bauman, hemos esperado al dramático auge del terrorismo mundial para darnos cuenta del grado de inseguridad y de aflicción que sentimos en un mundo negativamente globalizado. El autor sostiene la idea de David Lyon de que “la cultura del control acabará colonizando más ámbitos de la vida – con nuestro permiso o sin él – debido al comprensible deseo de seguridad unido a la presión para adoptar determinados tipos de sistemas. Los habitantes normales y los espacios urbanos, los ciudadanos (es decir, las personas sin aspiración terrorista alguna), notarán que sus oportunidades vitales se verán más circunscritas dentro de las categorías en las que sean clasificados. Para algunos de ellos, tales categorizaciones resultarán especialmente perjudiciales, ya que restringirán algunas de sus opciones como consumidores afectando a su clasificación crediticia, o, de forma aún más alarmante, los relegarán a un estatus de ciudadanos de segunda clase basado en el color de su piel o en su origen étnico. No es más que la historia de siempre revestida del ropaje de la alta tecnología” (LYON, 2004 apud BAUMAN, 2007:159). Así que las amenazas mismas del terrorismo se convierten en la fuerza de inspiración para más acciones terroristas, vertiendo volúmenes inmensos de terror y miedo dejando masas de gente cada vez más asustadas, aterrorizadas. El miedo constituye uno de los peores demonios que todavía acompañan nuestra época, pero sin duda alguna, son la inseguridad del presente y la incertidumbre del futuro las culpables de nuestros temores mas profundos. La incertidumbre y la inseguridad nacen de la impotencia que sentimos al no saber propiciar soluciones ni poder controlar las transformaciones del planeta ni de nuestra comunidad. Sumisos, seguimos aislados en nuestra rutinaria e individualista vida e individualista, que fragmenta la sociedad en partes desiguales y genera un ciclo interminable de situaciones conflictivas e imprevisibles. Todo ello demuestra que no tenemos control sobre nada, ni siquiera sobre nosotros mismos. El miedo continua latente, en forma de terrorismo, de epidemias o de catástrofes naturales cada vez más inciertas e imprevisibles. Todas estas formas llevan a sentirnos amenazados, impotentes, inmóviles y proclaman el estado de malestar, de riesgo global y agudizan el miedo a la muerte. Es evidente que nuestra sociedad del riesgo el proceso de modernización tiene la semilla de la autodestrucción, pues «la sociedad del riesgo es una sociedad catastrófica» (BECK, 1998:30). Como también lo es que los riesgos generados por la modernización – ciencia, tecnología, globalización, medios de comunicación de masa - tienen un carácter antropológico, pues es el hombre quien, con el desarrollo de la técnica y de la ciencia modernas, así como a través del crecimiento económico, crea los riesgos. Y en este sentido, la sociedad del riesgo se diferencia de otras etapas históricas por ser el desarrollo de sus mismas estructuras y las instituciones las que ponen en peligro la continuidad de la misma. Por lo que sólo una revisión profunda de nuestras estructuras sociales podrías comenzar a paliar este miedo que se extiende de manera generalizada por todo el planeta.

17

Desde mi punto de vista, aquellos países considerados «desarrollados» que durante largos años han podido disfrutar del estado del bienestar, cuya histórica fortuna se remite a los tiempos de las colonias donde la explotación, la miseria y la esclavitud imperaban (dejando vestigios y cicatrices irreversibles) no son los únicos responsables que alimentan el sistema de protección y de seguridad. Son precisamente todos los individuos que tienen poder y/o ingresos, pertenecientes o no a países o bloques «desarrollados» que corroboran con el aumento y el abuso de esos sistemas de seguridad. En países periféricos o en vías de desarrollo como Brasil, Caldeira (2001) ya demostró que las elites brasileñas, y por cierto, también las latinoamericanas, son las que pueden gozar de tecnologías y aparatos de seguridad. Mientras mas ingresos uno tenga, más se suele invertir en mecanismos de protección para sentirse seguro, aislado y lejos de los extraños. Sin embargo, en las “favelas” y barrios más humildes la población encuentra tecnologías alternativas para protegerse, como botellas rotas y cascos de vidrio que funcionan como protección en los muros, ventanas y rejas. De hecho, todos quieren protegerse, unos pueden comprar tecnologías para su seguridad, otros inventan formas creativas de protección, y al final, nadie se siente realmente seguro.

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El miedo a la muerte

“…el mejor de los descansos es el sueño; y tú a menudo lo buscas; sin embargo, temes torpemente la muerte, que es la misma cosa.” (HUXLEY, Aldous, Un mundo feliz, 2007:163)

«lasciate ongi speranza» (Dante Alighieri) ¿Dónde está entonces ese Yo, si no está ni en el cuerpo ni en el alma? (Blaise Pascal)

Aldous Huxley se imaginó Un Mundo Feliz en el que los niños eran preparados contra el miedo a la muerte. En ese mundo, el amor era un concepto ridículo, la figura de Dios se había sustituido por la del arquitecto de ese sistema, y esos niños eran concebidos en probetas genéticamente manipuladas contra el pavor a la muerte. Nuestros cuentos morales están tratando de vacunar a las generaciones contra el miedo a la muerte. Las profecías de Huxley en su Mundo Feliz, escritas en 1931, comienzan a hacerse realidad más pronto de lo que imaginó el autor, que escribirá posteriormente El Regreso a un Mundo Feliz (1948). En este libro, Huxley no esconde su alarma frente a la situación de su sociedad al describir que el terrorismo sistemático, en 1931, cuando escribió el Mundo Feliz, no era todavía el obsesionante hecho contemporáneo en que se convirtió en 1948, y lo confirma diciendo que su “mundo imaginario era mucho menos brutal que la futura dictadura tan brillantemente vivida en esos tiempos” (HUXLEY, 2007:8). Sigue sosteniendo que en Occidente, hombre y mujeres todavía disfrutan de libertad, y que hay países, donde la tradición de gobierno democrático parece que esta desvaneciendo esa libertad. Afirma que “la libertad de los individuos ha desaparecido ya o está desapareciendo manifiestamente” (HUXLEY, 2009:7). Para Bauman la muerte es temible por una cualidad distinta, ya que todos los acontecimientos de los que tenemos noticia – salvo la muerte – están dotados de un pasado y un futuro. “La muerte, sin embargo, solo lleva una inscripción: lasciate ogni speranza (abandonar toda esperanza!)” (BAUMAN, 2007:46). Ninguna experiencia humana, por más espectacular y rica que sea, puede promocionar alguna pista que es lo que uno siente cuando nada más sucede, cuando todo deja de existir. Philippe Ariès ha producido una gran investigación con relación a la concepción de la muerte. El discurso estructuralista del autor no es profundizado en esta genealogía pero sirve para reflexionar acerca de las transformaciones de nuestra cultura y sociedad. Ariès defiende que las etapas históricas de la muerte se han originado en el concepto de una conciencia de la muerte nacida de la creencia de una mentalidad común y producida diferentemente por cada sociedad. 18 Así, Philippe Ariès divide las diferentes concepciones por las que ha pasado la muerte en la cultura occidental: a. La primera es la muerte domada, ubicada en la Edad Media, donde el poder de la Iglesia Católica hacía que el dogma de la vida después de la muerte fuera reconocida y creída sin dudas. Se teme a la condena al infierno, pero de inmediato, la empresa eclesiástica pasa a vender indulgencias para garantizar el lugar de cada individuo pagador por el cielo. Es el nacimiento del purgatorio, de la penitencia transitoria, de la vida eterna. b. La segunda es la muerte propia, presente en el Renacimiento, donde el dogma escatológico cristiano ya no existía con tanta fuerza y el hombre toma conciencia de su 18

En este caso vamos a limitarnos al estudio de la sociedad Occidental.

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individualidad y de su propia muerte, es el tiempo de libertad en el mundo, de libre arbitrio, de la vida única, fugaz. Sin embargo, se pierde la seguridad de la creencia y la muerte asume un paradigma de incertidumbre. El consejo socrático-platónico de que filosofar es meditar sobre la muerte durante la vida fue seguido por la mayoría de los humanistas del Renacimiento. c. La muerte ajena hace referencia a un tiempo en que la muerte había dejado de ser encarada con valentía, y el siglo XVII y XVIII es el marco del miedo a la muerte como hoy le conocemos. El pánico cultural ante la muerte estimula algunas fobias, como el hecho de ser enterrado vivo. El sentimiento se desplaza de la muerte propia hacia la muerte ajena, se piensa únicamente en la muerte de los otros. Por fin, la muerte invertida o prohibida, propia del siglo XX, es la muerte escondida de la conciencia cultural de la modernidad, que se refleja por una ausencia completa de signos y significados de muerte, que caracterizan un rechazo a pensar en la muerte como algo significativo para la vida (ARIÈS, 1983:44). Según Rivera en la ruptura posmoderna se encuentra un rechazo radical e inconsciente a la concepción mecanicista de la vida y de la muerte, que rige la modernidad. Así, el discurso racionalista positivista desprende de la dimensión de la muerte cualquier significado, valor, símbolo racional o espiritual: la muerte es comprendida como una nada, imposible de ser pensada, o compartida. Por otro lado, también presente en la posmodernidad el discurso religioso ortodoxo cristiano le quita todo valor trascendente a la vida en la tierra y sitúa los símbolos y valores verdaderos en un reino más allá. Según la autora, atravesamos un dualismo multicultural entre vida/muerte que produce una alienación, fuga, desprendimiento de una sociedad presa de las cuestiones inmediatas, palpables y materiales, cada vez más ausente de creencias y significado (RIVERA, 2004). Así que la metáfora del niño sin defensas que vive aislado en una burbuja plástica para evitar el contacto con nuevas situaciones, personas o enfermedades extrañas y desconocidas, se encaja perfectamente en el discurso de una posmodernidad, enferma e incierta, cuyo hombre-niño-mujer siente el miedo a morir, pero lo esconden. Cuanto más miedo a la muerte tienen, más escondidos quieren estar. Buscan la seguridad y la invulnerabilidad aislándose en sus caparazones y a la espera de que algo ocurra, tienen miedo de lo que no dominan ni controlan, y por eso, tiene pavor a la muerte. Gracias a la complejidad tecnológica, alejado del mundo real de los virus, de los asesinatos, de los delincuentes, de las enfermedades, crímenes, el niño va creciendo, y se convierte en la figura representativa de nuestra sociedad contemporánea: un niño-hombre, con infinitas fobias, trastornos y dificultades para relacionarse con lo que no es conocido, un hombre que deja de luchar, apático y acomodado a un sistema vicioso e incierto, que vive su vida y espera la muerte, sin entusiasmo ni expectativas. Octavio Paz en su libro El laberinto de la soledad analiza de manera muy profunda la actitud del pueblo mexicano y de algunos países de Centroamérica ante la muerte. Defiende que en ellos no se ha producido una ruptura entre lo que conocemos como sentido de la muerte y el sentido de la vida. Describe que la manera de exorcizar el miedo a morir se hace a través de un sentido de ironía y humor negro en la celebración del Día de Los Muertos y de todos los Santos (PAZ, 1989). El primero de noviembre, la población mexicana sale de sus casas a bailar en la calle con sus disfraces de esqueletos y monstruos y comen panes calientes, dulces y gominolas en formas de huesos humanos (Imagen 27).

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Imagen 31: Secuencia de fotos del Día de Los Muertos, México, 2008 1. La catrina 2. Los panecillos en forma de huesos humanos y 3.La muerte que da Vida. Estas imágenes culturales representan una sutil ironía e incorporación de la temática de la muerte como expresión y manifestación social y cultural de un pueblo. FUENTE: Momoztla, 2008 Flickr: http://www.flickr.com/photos/momoztla/2999761549/in/set-2157604595156715/

Por otro lado, Beriain en el editorial titulado La violencia colectiva y extrañeidad desarrolla un discurso donde la muerte aparece sometida al arbitrio violento humano. Para el autor “el interés de nuestras reflexiones no es tanto la consideración de la vida como un préstamo a corto plazo de la muerte (Schopenhauer), ni el que la meta de toda vida sea la muerte ( Freud) o el que la existencia humana esté orientada auténticamente hacia la muerte (Heidegger) sino el hecho de que la muerte en muchos casos esté sometida al arbitrio violento humano” (BERIAIN, 2009 apud BERIAN, 2004:7). Beriain deja claro que este arbitrio violento es fruto de la barbarie, y ésta está relacionada con normas de mediación que existen entre lo que él considera “el adentro y el afuera”. Sostiene que las construcciones sociales de límites diferencian lo que definimos como ámbito interno y lo que consideramos como una variedad de extraños y desconocidos del ámbito de fuera – los «otros», «ellos» - y por lo tanto, estigmatizados y temidos como bárbaros y salvajes. Definidos estos dos ámbitos, se traza una consciente distancia territorial y física ante la que se construye y se solidifica una enorme distancia social.

Imagen 32: Este proyecto representa el arbitrio violento fruto de la barbarie de unos sobre otros. Supone una forma diferente de acercarse al concepto de monumento como comúnmente lo conocemos, ya que consiste en la total ocupación de una plaza mediante una gran cantidad de prismas que únicamente se diferencian por su altura. Se crea una especie de laberinto urbano, que convierte al espacio público en una red confusa de recorridos que potencian la sensación de estar perdidos, solos y aislados, como en el camino que nos lleva a todos por igual hacia la muerte. Monumento al holocausto judío, proyecto de Peter Eisenman. Berlín FUENTE: Luis Echanove, 2007. En: http://www.flickr.com/photos/luisechanove/904385185/

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En la sociedad contemporánea, el miedo a la muerte está relacionado al miedo al otro, a lo extraño, a lo desconocido, a la incertidumbre de la ciencia y de la tecnología, que nadie sabe de lo que será capaz. Ahí están el miedo al terrorismo, que no tiene ni fecha ni hora para actuar y el miedo al conflicto social y a la violencia. Beriain sostiene que la subjetividad del miedo a la muerte no es sino una discapacidad, una impotencia, una pérdida de control o un debilitamiento del mismo. Enfatiza que todo eso es capaz de liberar tendencias, afectos e impulsos más o menos instintivos que pueden llevar a la agresividad amenazando y atemorizando al prójimo. Por tanto, cualquier individuo puede sentir la proximidad de la muerte y por consiguiente, tener miedo a ella (BERIAIN, 2009). Siguiendo esa línea argumentativa, Lechner dice que hay gente que se muere de miedo y Delemeau cuestiona que las civilizaciones puedan morir de miedo como las personas aisladas. En un intento de responder a esas cuestiones nos dicen que cada individuo reacciona de manera distinta a los tipos de amenazas a los que se enfrentan, y que la producción social del miedo en una población, comunidad o nación no depende únicamente de la sumatoria de temores individuales19 (LECHNER, 1990; DELEMEAU, 2002). De la misma forma, Rossana Reguillo contribuye a las inquietudes descritas por Lechner y Delemeau cuando afirma que las respuestas ante a los temores y peligros que afrontan los individuos son asimilados como amenaza y constituye una emoción cuyos efectos son posiblemente variables de acuerdo a la persona que lo sienta. Estos efectos pueden ser reacciones bioquímicas, reflejos y respuestas motoras inmediatas o más lentas, dependiendo de la situación. Y afirma que “el miedo libera un tipo de energía que tiende a constituir una defensa frente a la amenaza percibida. Todo esto, supondría que el miedo, en las personas, es una reacción natural, espontánea, prerreflexiva“(REGUILLO, 2000:2). Lo que nos hace suponer que el organismo humano está dotado de un dispositivo de alarmas que le permite reaccionar inmediata y espontáneamente frente a una amenaza. El fin de todo, el último punto sin retorno, definitivo, irreversible, irreparable, irrevocable, el futuro de todos los futuros: la muerte. El nacimiento y la muerte pertenecen igualmente a la vida. “uno es la condición de la otra” (SCHOPENHAUER, 2007:107). Componen los dos polos, los dos extremos de todas las manifestaciones de la vida. Según Bauman “conocemos la inexorabilidad de la muerte y nos enfrentamos, por tanto, a la imponente tarea de sobrevivir a la adquisición de tal conciencia, es decir, a la tarea de vivir con (y pese a) la constancia que tenemos del carácter ineludible de la muerte” (BAUMAN, 2007:46). Considerando la sociedad contemporánea líquida de Bauman, esa moderna máquina de consumidores, es interesante poner en evidencia otros factores de la naturaleza más cultural. A partir del momento en que la incredulidad y la incertidumbre toman cuerpo en esta sociedad fluida, ocurre un proceso de marginación de las preocupaciones por lo definitivo, por aquello que no se consigue dominar o prever. Es un síntoma de la vida materialista y desechable, la facilidad cómoda de no preocuparse con lo que no se puede resolver. Este nuevo comportamiento se basa en la estrategia de la marginación, que, según este autor, consiste en un esfuerzo sistemático en disminuir o desahuciar la preocupación por la eternidad, por lo que viene después, inhibir “la conciencia humana y desposeerla de su poder para dominar, condicionar y racionalizar el curso de la vida individual” (BAUMAN, 2007:57). Así, el sentimiento de marginación, no es nada mas que programar la mente para no sufrir, amputando desde la raíz las preocupaciones ante la vida y la inmortalidad, regalando al momento presente la importancia que anteriormente caracterizaba el «más allá», caracterizando este momento como transitorio, efímero y sin vuelta. 19

En cuanto a los temores de la sociedad del riesgo actual ver apartado de Autodestrucción y riesgo global.

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Para los sofistas, el miedo a la muerte contraviene la razón, ya que cuando la muerte está presente, ya no se está, y cuando se está, es, por lo tanto, la muerte la que no está. Para Bauman este argumento sofista esta completamente equivocado y sostiene que “cuando quiera que yo sea o esté, estaré siempre acompañado de la conciencia que tengo de que, tarde o temprano, la muerte ha de poner fin a mi existencia/estancia aquí” (BAUMAN, 2007:47). Errado o cierto, el argumento sofista ya no es representativo de la sociedad posmoderna. Esta, hace regimenes para adelgazar, no por una cuestión de salud, simplemente por una cuestión comercialestética-rejuvenecedora, buscando no la inmortalidad del alma, pero si la longevidad del cuerpo. Así, la tecnología y la ciencia alimentan un mercado consumidor de la vida eterna, aunque transitoria. ¿Será qué los avances de la medicina están propiciando disminuciones en los índices de mortalidad ocasionando una mayor confianza en los mecanismos (recomendaciones, sugerencias) científicos capaces de retardar la muerte? ¿O se están produciendo nuevos virus en laboratorios para vender más alternativas de cura para la enfermedad que ellos mismos se han inventado? ¿Progreso tecnológico y científico: amenaza o cura? Toda la superficialidad de la modernidad fluida e individualista desaparece cuando quien muere es alguien próximo. El hilo conductor de las relaciones entre personas que se hacen familiares, íntimas, amistosas o vecinales, personas a quienes estamos vinculados por afecto, simpatía, amor, se rompe cuando alguien que queremos se muere, llevándose consigo sus propios mundos, y una parte del nuestro. En ese momento, nos encontramos con la imposibilidad de sustitución y se marca el carácter único y definitivo de la muerte (FREUD, 1980). A este respecto, es significativa la referencia de Bauman a Freud del El malestar en la cultura, y cómo éste resume los sufrimientos y amenazas del hombre. Dice Freud: “ Nos amenaza el sufrimiento desde tres direcciones distintas: desde nuestro propio cuerpo, que está condenado al deterioro y la descomposición, y que no puede siquiera subsistir sin la presencia del miedo y de la ansiedad como señales de advertencia; desde el mundo exterior, que puede lanzar enfurecido contra nosotros toda clase de apabullantes e implacables fuerzas de destrucción; y finalmente, desde nuestras relaciones con los otros hombres. El sufrimiento que emana de esta última fuente es, quizás, más doloroso que ningún otro. Tendemos a considerarlo como una especie de añadido gratuito, pero, sin embargo, no puede ser menos fatídicamente inevitable que el sufrimiento de cualquier otra procedencia” (FREUD, 1970:264 apud BAUMAN, 2007:73).

Por tanto, el deterioro de nuestras relaciones con los otros nos produce un enorme sufrimiento, un sufrimiento y un miedo que podrían ser superados en la medida en que somos nosotros los que lo hemos producido. En cambio, el sufrimiento del cuerpo del que habla Freud, condenado a la descomposición y al deterioro, incapaz de vivir sin la presencia y sentimiento de ansiedad y de miedo a la muerte, es el que acaba por transformarse en el objeto de estudio perseguido por el pintor Francis Bacon (1909 1992). Fragmentación, hibridación, desgarro, el cuerpo se descompone, casi orgánico, se pudre y los detritus lo invaden todo. “La muerte infecta la vida”, dice Francis Bacon en una entrevista registrada en el libro de Ficacci, y por esa razón se necesita presenciar la muerte, descomponer el cuerpo para aproximarse a ella (FICACCI, 2003:21). Bacon trata el cuerpo como objeto mutilado, desfigurado, violentado para hacernos despertar de ese sueño de la razón de poseer un cuerpo que ignore la muerte y el sufrimiento. Reivindicando una corporalidad desde de su dimensión mas trágica y terrorífica. Así, el cuerpo es representado irónicamente como carne, como lo humano mutilado que regresa a su animalidad, que se aísla, y se encierra en si mismo desdoblando los estereotipados discursos de la proximidad con la muerte y de su semejanza al cadáver que llegan a disolverse, a devenir, a desaparecer o a transformarse en monstruos.

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En la Pintura 1946 se puede observar el nivel de violencia expresiva, característica de los años 19441945 del pintor. Demuestra la angustiosa inspiración marcada por la presencia de caracteres escabrosos y agrios. El tema recurrente de su obra – el humor violento cuyo objeto es el cuerpo humano, a menudo grotesco – se hace más verosímil y descarado en esa pintura que según Ficacci expresa el sentido general de repulsa macabra y el horror por una violencia perversa y nociva a si mismo con el intento de encontrar la razón de la vida o de la muerte, o talvez de exponer el drama al que nuestra propia sociedad nos ha abocado. Una muerte descarnada y violenta, aislada y al mismo tiempo social, que todos los días ocultamos tras los noticiarios de televisión.

Imagen 33 : El cuerpo, la carne, el cura, la muerte, los monstruos. Las piezas fragmentadas de un cuerpo muerto que transciende a la monstruosidad formal e inmaterial del alma. El cura, con su paraguas, se posiciona la imagen en un tiempo real que contempla y asiste la descomposición del cuerpo, que caracteriza la muerte y el pasaje hacia otra dimensión quizás desmaterializada. No se trata de una relación puramente formal sino de un proyecto de descomposición que actúa como radiografía del cuerpo como solo carne. Francis Bacon, Pintura 1946. Óléo sobre lienzo, Nueva York: MOMA - The Mueseum of Modern Art FUENTE: FICACCI, Luigi. Francis Bacon 1909-1992, Hohenzollernrig: Taschen. 2003:23 Imagen 34: El grabado titulado El sueño de la razón produce monstruos de la serie Los Caprichos de Francisco Goya, 1799, nos presenta en el primer plano un hombre iluminado por la razón. Al desviarse de ésta, mediante el sueño, se produce la aparición de sus propios monstruos, que provienen del último plano formado por una total oscuridad. En este caso, podríamos interpretar este grabado como la representación de los miedos convertidos en monstruos y la muerte como el mayor de los temores dentro de la concepción occidental, esa oscuridad de fondo. Francisco Goya, El sueño de la razón produce monstruos. Grabado. Madrid: Museo del Prado. FUENTE: httpelproyectomatriz.files.wordpress.com200909sueno.jpg

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2.2 El miedo al otro y a si mismo: amenaza, conflicto, delito y agresión “Bienvenida, en definitiva, toda reivindicación de a diferencia, pero siempre que, en lugar de alejamiento, esté al servicio del anclaje en lo real, permitiéndonos conocer y potenciar mejor lo específico de nuestra existencia; y que, en relación con los demás, asuma la posibilidad de tornarse oposición o conflicto, al igual que ocasión de felices encuentros (puesto que, sin un mínimo de separación, tampoco sería posible los abrazos)”. (SABORIT, 2006:39)

“En la ciudad, no se teme a la naturaleza, sino a los otros”, así inicia Jordi Borja inicia su texto sobre Miedos urbanos y demandas de seguridad (BORJA, 2003:201). La aflicción de vivir, o el temor a la llegada súbita de la muerte, la angustia por la precariedad que nos rodea, el sentimiento de seguridad son hechos actuales de dimensiones individuales, colectivas y urbanas. Para Reguillo la formulación de los miedos aparece con nitidez en una oposición entre el adentro y el afuera20 cuando enfatiza que de la calle es de donde provienen las amenazas de fuerzas animadas: lo extraño, lo diferente, lo que no forma parte del mismo patrón social (REGUILLO, 1996). En las grandes ciudades contemporáneas se teme a la agresión personal, al robo, al delito, a la amenaza. Es una paradoja compleja, pues el temor es tanto a las muchedumbres y a las grandes concentraciones humanas como también a las ciudades completamente vacías, por vacaciones o fines de semana. La soledad, el anonimato, lo extraño, la excesiva homogeneidad, la normalización de los usos urbanos y la pérdida de complejidad generan un ambiente urbano cada vez más insípido y sin mezcla: aterrorizante (BORJA, 2003). El ciudadano, portador de la cultura cívica y habitante de la ciudad es representado por excelencia como el tipo ideal de sujeto socializado y responsable, que comparte valores, establece relaciones contractuales, y que debe actuar e interactuar con algunas normas y leyes que hacen posible una convivencia pacífica tanto en las relaciones profesionales como económicas de la vida pública cotidiana. Es esta normalización el individuo se considera miembro de la sociedad solamente si se cumple con algunos de los prerrequisitos que puedan servir para clasificarlos en un sector o en otro de la sociedad. Así, el individuo que no puede ser clasificado, incapaz de pertenecer a ningún grupo del estrato social, es excluido porque amenaza la tranquilidad de los demás. Por esta razón, la gran ciudad multiplica las libertades, sólo para una minoría, creando riesgos para todos los sectores excluidos o no de la sociedad. Michel Wieviorka afirma que ser sujeto es tener la capacidad de actuar, de constituir su propia existencia, de hacer elección y de comprometerse. Es también “la capacidad que uno tiene de no hacerse prisionero de las normas, de la ley, del grupo” (WIEVIORKA, 2001:4). Igualmente, es la capacidad de estar en relación con los demás, aunque se trate de una experiencia conflictiva con los otros y pueda generar violencia y miedo sin justificación. Sin embargo, para Reguillo el miedo está mas allá de ser únicamente un sentimiento individual, experimentado de manera subjetiva. En ese sentido, “la sociedad es la que construye las nociones de

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Rosana Reguillo, asume la misma línea que Josetxo Beriain (citado en el apartado anterior). Beriain sostiene en su texto Modernidad, barbarie y violencia colectiva que “una primera delimitación de la estructura de la barbarie estaría relacionada con las formas de mediación que existen entre el adentro y el afuera. Las construcciones sociales de límites diferencian entre el ámbito interno de una comunidad una variedad de extraños que viven fuera de tal ámbito y son considerados como radicalmente ellos u otros” (BERIAN, 2007:7-8).

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riesgo, amenaza, peligro; y genera modos de respuesta estandarizada, reactualizando ambos, según los diferentes periodos históricos” (REGUILLO, 2000:65). De este modo, es posible ver el miedo como una construcción social, que variando de cultura en cultura puede generar diferentes rostros. Las diferentes manifestaciones del miedo al otro y a si mismo aparecen principalmente relacionadas al delito, y sobre todo, a la violencia, ya que ésta se presenta como un atentado contra la vida, y pone en evidencia la fragilidad de la existencia humana. Por eso, Beriain nos habla de las conductas violentas como consecuencia de alguna crisis (o desorganización) social o política. Desde esta perspectiva, algunos autores insisten en una pérdida de control que puede llegar a liberar impulsos y tendencias más o menos instintivas de agresividad del ser humano. El terrorismo, la violencia de genero, con violencia contra la naturaleza, contra los niños, contra los jóvenes, o contra los políticos; conllevan un significado profundo de la crisis social, ecológica y espiritual que atraviesa la civilización occidental como expresión global de la postmodernidad (BERIAIN, 2009).

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Imagen 35: La exposición del artista plástico Jurgen Klauke, titulada Faces, registra noventa y seis fotografías en blanco y negro de rostros, máscaras, personas, ahí estamos todos representados: los otros, ellos, nosotros…. “The wealth of self-created masks expresses the variety of personalities who display their diference” (KLAUKE, 2002:197). Los rostros enmascarados ya indican un perfil amenazante, ¿pero sin las mascaras? Cruzamos diariamente por una infinidad de rostros desconocidos, cruzamos miradas, algunos nos llaman la atención, otros pasan completamente desapercibidos, indiferentes. De algunos sentimos miedo. ¿Algunos de ellos pueden ser estos enmascarados de las imágenes de Klauke? Los perfiles estigmatizados del rostro del miedo construidos por la sociedad puede que no sea tan obvio y evidente como estos. Aún así, seguimos creando estereotipos de personas amenazantes. ¿Somos nosotros uno de ellos? ¿Representan estos rostros el miedo? FUENTE: Jurgen Klauke (1972-2000) En CTRL SPACE: Rhetorics of Surveillance from Bentham to Big Brother. Edited by Thomas Y Levin, Ursula Frohne and Peter Weibel. ZKM Center for Art and Media; Massachusetts Institute of Technology. Karlsrube, Germany. 2002:197.

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Eduardo Subirats nos dice que: “La violencia del mundo contemporáneo sólo puede comprenderse, en lo más pequeño y en lo más grande, a partir de la perspectiva intelectual. Se trata, en primer lugar, de una violencia inherente tanto a los sistemas normativos de culpa y represión, como a los sistemas industriales de desarrollo de las armas, y a las redes mediáticas que difunden e inducen las fantasía de frustración y agresividad. Se trata, en una palabra, de la violencia constituyente de la ley y de una violencia inherente al orden de la civilización. Pero, en segundo lugar, nos confrontamos con los efectos masivos de esta violencia constituyente bajo la forma de conflictos sociales, de desintegración cultural, de caos y destrucción. En la confluencia de la violencia constituyente y de la violencia constituida, en el punto de choque del orden moral y tecnológico de la civilización, y la violencia social y biológica que genera, se abre una tercera dimensión: el progreso infinito de la violencia” (SUBIRATS apud BERIAN, 2009:5)

Este proceso constante de violencia que vivimos en la ciudad global, hace referencia a los sistemas normativos de la represión y de la culpa, de la producción de armas, de los medios de comunicación que la difunden masivamente. Se constituye también por una violencia de las normas, de las leyes, del sistema y otra que deriva de esta, inherente a un orden de civilización. Por otro lado hay también otra violencia, aquella que es consecuencia de la ausencia de normas, bajo la forma de conflictos culturales y sociales, de la destrucción y del caos. Es del encuentro y choque de estas dos violencias definidas por Subirats: la constituida y la constituyente, donde se configura la violencia social. Así que el miedo construido socialmente se configura en esta tercera dimensión referida por Subirats. Este progreso creciente de la violencia que atemoriza a todos, cuando se ven como posibles victimas de ese proceso continúo de conflictos y amenazas, es cada vez más frecuentes en el espacio urbano de nuestra ciudad y todo lo que hace es agudizar el miedo percibido y la sospecha en el ámbito urbano. El video titulado Urban Paranoia21 (2008) producido y dirigido por Paolo Unger Dvorchik es un buen ejemplo para destacar las relaciones entre extraños en el contexto de la ciudad contemporánea, el miedo al otro, el miedo a relacionarse, los símbolos e imágenes que generan cada individuo y que reverberan informaciones acerca de quienes son, o quienes les gustaría ser. Explora la sensación de paranoia que afecta de manera creciente nuestros centros urbanos. De la misma forma, el video también aborda otras cuestiones, como la elaboración de perfiles raciales, étnicos o sociales que son entendidos como personajes sospechosos y amenazadores para la sociedad. El director también describe las repercusiones de la vigilancia en el contexto de las grandes ciudades y de las relaciones de control y protección en la sociedad.

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En: Urban Paranoia <http://www.youtube.com/watch?v=ZHANuyzVWzg>

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Imagen 36: Imágenes capturadas del video Urban Paranoia (2008), donde se presenta la temática del miedo al extraño, a lo desconocido, al otro. La sensación de constante sospecha, el intento fallido de clasificación, la inhibición ante lo diferente, a lo ajeno, el miedo ser víctima de un delito, de una agresión. En la era de la continua sospecha transformamos constantemente al otro en una diversidad de figuras que expresan amenazas y frustraciones ocultas. Estos símbolos e imágenes que genera cada individuo construyen la idea de quienes son, quien les gustaría ser o quién no nos gustaría que fueran ¿Quién teme a quien? FUENTE: http://www.highimpactart.org, 2008.

Según Lechner el informe sobre desarrollo humano en Chile (PNUD,1998) desprende pistas para una reflexión sobre algunas inseguridades que subyacen y constituyen el malestar social. En ese sentido, el autor, analizando el material empírico distingue tres tipos de miedos: “el miedo al otro – que suele ser visto como un potencial agresor; el miedo a la exclusión económica y social; y el miedo al sinsentido a raíz de una situación social que parece estar fuera de control” (LECHNER, 1998:136). Para Lechner el miedo al otro tiene una manifestación sobresaliente: el miedo al delincuente. La delincuencia es percibida como la principal amenaza que agudiza el sentimiento de inseguridad. El autor llama la atención de que la percepción de la violencia es muy superior a la criminalidad real de los centro urbanos y atestigua que “el miedo al delincuente parece cristalizar un miedo generalizado al otro” (LECHNER, 1998: 137). Sin duda, el miedo al otro está completamente relacionado a la increíble fragilidad del ser humano22. Y en la medida que desconfiamos del otro, desconfiamos de nosotros mismos. Ya que “si el extraño causa alarma, es porque desconfiamos de nuestras propias fuerzas.” (LECHNER, 1998: 139). La potenciación de las amenazas es debida al cambio de estructura socio-espacial en la ciudad contemporánea, donde la mayoría de las relaciones son anónimas y fugaces, donde apenas se conoce el vecino. Los procesos de 22

Uno de los miedos que refuerza esta fragilidad es el que Elías Canetti denomina como miedo a ser tocado. Vease: CANETTI, Elias. (1972): Masa y Poder[1960]. Barcelona: Muchik Editores.

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mercantilización, diferenciación y secularización de la sociedad moderna, potenciados por la globalización, socavan las identidades colectivas, debilitándose los contextos habituales de confianza y sentido. En palabras de Julia Kristeva, es como se hubiésemos pasado a ser “extranjeros para nosostros mismos” (KRISTEVA apud SABORIT, 2006:14). A medida que se erosionan las identidades colectivas, se dificulta la identidad personal, por eso Giddens nos dice que “la promesa de individualidad, que adelantó la modernidad, parece revocada a diario por el individuo atemorizado, aislado, anestesiado de nuestra sociedad. Al hablar de nuestros miedos hay que hablar también de las dificultades de ser individuo en medio de un “individualismo negativo” (GIDDENS, 1995:77). Así, esta individualidad construida por el sujeto encuentra en el miedo su justificación. Lo que Giddens llama como “individualismos negativo” dificulta la posibilidad de ejercicio de las identidades personales que a su vez destruyen las identidades colectivas. En ese sentido, el individuo racional y autónomo sigue siendo el fundamento de la convivencia diaria, demostrando la precariedad del ser humano. El hogar y la familia aparecen como el último refugio contra las fuerzas hostiles del mundo exterior. También se le imputa a la familia la responsabilidad y el deber de socializar las normas y valores de cohesión de la vida social. Por lo tanto, el hogar deviene en una fortaleza asediada de cualquier inseguridad ajena (LECHNER,1998 En: A.A.V.V.V, 2002)). Jaramillo Arbelaesz en el artículo Rostros del miedo (2003) nos dice como la angustia es generada por un peligro indefinido, inaprensible. Mientras que Jean Delumeau nos habla del miedo como algo más concreto. En este sentido nos dice: “El miedo tiene un objeto determinado al que se le puede hacer frente: la angustia no lo tiene, y se vive como una espera dolorosa ante un peligro más temible ya que no está claramente identificado; es un sentimiento global de inseguridad: por eso es más difícil de soportar que el miedo” (DELUMEAU, 1989:31).

Así, el hombre no es capaz de soportar un estado donde no sea posible identificar las fuentes de temor. Quizás, por esa razón, a lo largo de la historia, en diferentes culturas, se han nombrado y clasificado determinados personajes o lugares como responsables y causantes del mal: el extranjero como portador de las pestes en la Edad Media, o la mujer como demonio, los judíos en la Alemania Nazista, los comunistas en la Guerra Fría, los inmigrantes que llegan a Europa desde países subdesarrollados, o los musulmanes como terroristas. Lo que se puede observar, es que para entender el miedo en su dimensión social hay que conseguir interpretar esos procesos de personificación de las amenazas que existen y que cada vez se vuelven más evidentes. Estamos asistiendo a la construcción de la imagen del otro como pura identificación y semejanza de la imagen del miedo. En este sentido, e insistiendo de nuevo en la diferencia entre angustia y miedo, Capdequí apunta la angustia como una experiencia que encara lo amorfo para un objeto indefinido, mientras que el miedo siempre será el miedo al otro, otro que se pueda delimitar. Pero vivimos tiempos de contingencia, la certeza absoluta se tambalea. El miedo definido como algo en concreto puede también relacionarse a la nada, al horror vacui, a la angustia descrita por Heidegger como experiencia de la sociedad contemporánea: “el miedo al otro es el correlato necesario de una actitud/mentalidad que necesita afirmarse y revindicarse ante las fugas y quiebras que detecta en su horizonte. Su gesto grandilocuente hace pie en una fractura irreconciliable. La necesidad de enemigos y adversarios forma parte de una

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cosmovisión que, para no convertir el vacío constitutivo, reafirma su autoridad y consistencia con un golpe sobre la mesa. Tras esta huida hacia delante late el miedo a no ser, al deterioro y a la extinción” (CAPDEQUÍ, 2009:146). Por otro lado, según Reguillo el miedo al otro se trata de una construcción social basada en una representación que busca “otro al que se puede culpar de los miedos provocados por la biogenética, otro al que puede culparse del deterioro ambiental; otros responsables de la inseguridad y de la violencia creciente de la sociedad; otro a quién atribuirle la culpa por la pérdida de valores y por el deterioro moral de las sociedades” (REGUILLO, 2000:69). Así, cuando identificamos este otro como sujetos culpables nos eximimos de nuestra propia culpa, de nuestra propia omisión y atribuimos a otros individuos la responsabilidad de los problemas de la sociedad. Se trata, por tanto, de entender el problema del miedo desde de una perspectiva de la otredad más que de la alteridad, en la que lo importante es la forma como se construye ese «otro» amenazante y las relaciones de exclusión e inclusión social y simbólica que se establecen en la sociedad. De esa forma, cuando nos acercamos a esta relación miedo-otredad es importante reflexionar sobre como se sucede la relación y construcción de este «otro» amenazante y de un «nosotros» protector. A todo eso Lechner lo denomina como la cara banal del miedo o la “sociedad desconfiada”23. Como derivación de la erosión de la sociabilidad cotidiana las inseguridades van conformando patologías del vínculo social. Al final, configuran un ciclo que acentúa cada vez más el miedo al otro. Así, “la imagen de sociedad desconfiada nos habla de la desconfianza en nosotros mismos” nos habla de la fuerza o fragilidad de nuestras relaciones que potencia una visión individualista del mundo, de las oportunidades y del riesgo (LECHNER; 1998:141). De hecho, los procesos de individualización se transforman en procesos de privatización. Esas privatizaciones de normas y conductas, privatizan también los riesgos y responsabilidades. Jaramillo Arbelaesz dice que hay un rostro para cada fuente de miedo. Así titula un apartado de su investigación donde a través de cuestionarios clasificó las figuras sociales que los habitantes de Medellín tenían como estereotipos del miedo. De las 21 figuras sociales, 7 fueron clasificadas como malas: atracador, guerrilla, narcotraficante, paramilitar, miliciano, político y drogadicto. Sin embargo, en Guadalajara, de las 16 figuras analizadas, 9 alcanzaron este rango: narcotraficante, drogadicto, borracho, judicial, político, indigente, prostituta, militar y policía. Lo que es interesante destacar es que de entre las figuras calificadas como malas la gran mayoría utilizan armas y/o no pertenecen a la institucionalidad (ALBELAESZ, 2004). Niño Murcia presenta un estudio en Bogotá que indaga también las figuras a las que se asocia la amenaza. Así, se distinguen los personajes relacionados con actividades delictivas (ladrones, secuestradores), de los que ellos llaman “habitantes de la calle” (vagabundos, mendigos, indigentes), o de los que desarrollan actividades relacionadas a la seguridad (policías, paramilitares, militares, escoltas), o de los trabajadores sexuales y los grupos jóvenes (roqueros, raperos, bandas) (NIÑO MURCIA, 1998). 23

Fitoussi y Rosanvallon (1997) analizan la realidad de la sociedad moderna a partir de la experiencia francesa y propone una reflexión de la creciente desigualdad social y de los cambios posibles para solucionarla. Denuncia la actual desconfianza de la sociedad individualista y destaca caminos para posibles cambios de paradigma. De la misma forma Puramio (1998) hace también referencia a las sociedades modernas y al nuevo malestar que experimentamos. Describe el temor por el futuro, la desconfianza cada vez mayor en los dirigentes, en si mismo y en los otros. Habla del individualismo contemporáneo y de las nuevas formas de desigualdad consecuencias de esas acciones actuales. Los autores sostienen que este momento actual está marcado por el miedo extremo, una terrible desconfianza e incertidumbre presentada en sus mas diversas dimensiones: políticas, sociales y culturales. Sobre la sociedad desconfiada ver :FITOUSSI, Jean Paul; PIERRE, Rosanvallon (1997): La nueva era de las desigualdades. Buenos Aires: Manantial ; PARAMIO, Ludolfo (1998): La sociedad desconfiada. En: Nexos 229, enero. PNUD, 1998.

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Por lo tanto, el sentido atribuido al miedo puede ser cambiante según los grupos sociales de los que uno forma parte, o de los que los otros forman parte. En este caso, la forma de referirse al otro, de estereotiparlo o denominarlo, vislumbran diferentes expresiones de poder y de exclusión. Cada denominación está caracterizada de una alta carga de discriminación y segregación que muestra las distancias sociales y las diferentes distribuciones de poder. Goffman, en El estigma. La identidad deteriorada afirma que los individuos estereotipados son considerados, muchas veces, como “desviados sociales” por el grupo a quienes les califican, en donde se incluyen “prostitutas, drogadictos, delincuentes, criminales, músicos de jazz, bohemios, gitanos, comparsas de carnaval, vagabundos, borrachos, gente de circo, jugadores empedernidos, vagabundos de las playas, homosexuales, y a los mendigos impenitentes de la ciudad. Es ésta la gente a quien se considera comprometida en cierto tipo de rechazo colectivo de orden social” (GOFFMAN, 1995:165166). Es ésta gente a la que se considera como los otros, los extraños, los salvajes, los diferentes. En este proceso de construcción primaria del otro como enemigo que evoca y da sentido a nuestros miedos, tiene un papel destacado el posicionamiento del individuo dentro del grupo social, su socialización, su carácter de grupo, su ubicación en la ciudad, su movilidad en el espacio público y las relaciones que establece con los demás. Reguillo revela que los miedos son experimentados por la sociedad y configuran su propio programa de acción: a cada miedo una respuesta. En ese sentido, la autora habla de los “manuales de supervivencia urbana” que son “códigos no escritos que prescriben y proscriben las prácticas en la ciudad“(REGUILLO, 2000:73): los caminos que no cogemos, los lugares a los que no vamos, los sitios que no recomendamos caminar. Estas prácticas en la ciudad nos remiten a una obediencia territorial porque sólo circulamos por los lugares recomendados en estos manuales imaginarios del miedo urbano. Así, cada miedo se relaciona a un agente productor: sujeto, espacio o situación, y también hay un miedo particular que se caracteriza por la no identificación del productor del miedo. Es más bien un miedo sin objetivo conocido que aparece como ansiedad. El otro, por lo tanto, es considerado como una mancha para la sociedad, a quien se le atribuye el ser responsable de problemas relacionados con la inseguridad, la violencia y el miedo. Niño Murcia dice: “El miedo se siente, todos lo hemos experimentado, pero pocas veces pensamos en que también lo producimos a otros.” (NIÑO MURCIA, 1998). Miedos que nos hacen sospechar, evitar el encuentro, evadir al otro, aislarnos, encerrarnos, bloquear los lazos de solidaridad, no relacionarnos. Y aunque sabemos que la ciudad es de todos, nadie se relaciona, nadie se mezcla ni se comunica. Se trata, con todo, de potenciar y preservar otra forma de comprender lo común y lo compartido, en el ámbito público, que no redujera los vínculos y no produjera un desarraigo total, sino que intentase asumir el espacio público recordando su carácter determinante de diversidad y de cambio. De hecho, este intento de escapar de la mezcla de determinaciones y de las clasificaciones que somos y que hacemos, de nosotros mismos, y en relación con los demás, acaba siempre introduciendo una paradoja de discriminar aquellos que asumen su diversidad o aquellos que intentan huir de ella. Lo que sí está claro es que para disminuir los miedos sociales es necesario aumentar y potenciar las políticas y acciones colectivas destinadas a satisfacer lo que tienen de legítimo, y a destruir todo el autoritarismo y la intolerancia. Hay que reducir esos miedos o su reverberación hará desaparecer las libertades.

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2.3 El miedo a la exclusión - poder, consumo, lujo y aislamiento Según Lechner los miedos se expresan en las relaciones interpersonales, y aún más, entre la relación de personas con los sistemas funcionales. El autor afirma que la modernización amplió el acceso a empleos y a educación, agilizó el funcionamiento de diversos sistemas y mejoró los indicadores económicos donde la situación laboral, provisional, educacional y de salud produjo crecientes mejorías en algunas ciudades del mundo. Sin embargo, también sostiene que la población que participa en la construcción de esta sociedad desconfía del funcionamiento del sistema, no se siente segura de lograr una capacitación y educación adecuada, incluso los que tienen empleo temen quedar excluidos de un mercado laboral competitivo y dinámico. Temen la exclusión de los sistemas de salud y previsión; temen la pérdida de poder adquisitivo y el ser excluidos del consumo de bienes y servicios, lo que Lechner caracteriza como el temor a ser “excluidos del futuro” (LECHNER, 1998:143). El flujo de movimientos que conforma nuestra realidad se mueve en el espacio controlado por el miedo. Hoy la realidad se compone de fragmentos conectados, de vidas fragmentadas puestas en conexión, pero aisladas (CASTELLS, 1998). El miedo a ser excluido genera una fragmentación y una separación cada vez más evidente de nuestra sociedad. Para Bauman el temor a quedarse atrás - o lo que él llama como miedo a la exclusión – es pensado como una constante muerte terrenal. Una pérdida relativa de algo profundo y material. Este miedo es ejemplificado por el autor a través de los relatos televisivos de los reality shows como Gran Hermano, donde llevan consigo la constante del miedo a la exclusión. La exclusión, en este caso, es sinónimo de la muerte terrenal, de la pérdida de lo futuro y muchos programas televisivos simulan esta muerte temporal. Así el autor afirma que “lo que vemos es a personas que tratan de excluir a otras personas para evitar se excluidas por éstas.” (BAUMAN, 2007:32). Esa realidad ficticia nos hace vivir en un constante simulacro de ansiedad, provocado por la posibilidad de ser excluidos, de no ser aceptado, o de no pertenecer un grupo social. Así, a medida que los temores a la exclusión aumentan, más proliferan las empresas que producen aparatos para aliviar la inseguridad, transformando el capital del miedo en algo rentable, ya sea política o comercialmente. En ese sentido “la economía de consumo depende de la producción de consumidores y los consumidores que hay que producir para el consumo de productos «contra el miedo» tienen que estar atemorizados y asustados, al tiempo que esperanzados de que los peligros que tanto temen puedan ser forzados a retirarse y de que ellos mismos sean capaces de obligarlos a tal cosa” (BAUMAN, 2007:17). La economía de consumo alimenta el ciclo del miedo producido y de la protección consumida, que configuran la nueva industria del miedo actual. El temor y el miedo han devenido en rutina, en el mal necesario extremado y presente de la sociedad de riesgo. Cada vez más los individuos aislados, en su actitud individualista comparten soledades que os hacen sentirse en sociedad, formando parte de un todo. En este sentido, el miedo característico de la sociedad de riesgo es el miedo a la exclusión (BECK, 1998a). Sin embargo, Castells afirma que este miedo a la exclusión también está relacionado al sentimiento de que actualmente el estar protegido es también estar amenazado, y por eso es conveniente instalar la omnipresencia del miedo para garantizar el consumo de la protección (CASTELLS, 1998). De esa forma, Balboa afirma que el miedo es el instrumento de dominación de la sociedad actual y se agrava por su fuerza y capacidad movilizadora (BALBOA, 2007). Esa dinámica de dominio producida por el miedo conlleva una tendencia hacia la individualización extrema, la atomización constante y

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fracturas en los grupos sociales. El miedo a la exclusión puede determinar el crecimiento del perfil negativo de la diferencia entre habitantes. Por más que las prácticas políticas y culturales intenten promover la inclusión y evitar actitudes discriminatorias en el espacio urbano Lazcoz revela que esas prácticas son claramente excluyentes y lo que configura es un escenario urbano fragmentado y una cada vez más extrema separación de diferentes grupos sociales: los que tienen el poder (que sufren el miedo a la exclusión y temor a la pérdida de ese poder) y los que no tienen condiciones económicas y están excluidos de la sociedad (que se presentan como amenaza para la clase mas acomodada) (LAZCOZ, 2006). En ese sentido, no es posible hablar de miedo a la exclusión, sin hablar de la excusión social y de la pobreza propiamente dicha, de los grupos minoritarios y de las diferencias y grado de consumo de cada individuo. Para Reguillo esa disparidad social se expresa no sólo a través de indicadores económicos, sino, principalmente a través de la biopolítica24 que relaciona la exclusión social a categorías socioculturales vinculadas a la pobreza, como la dimensión étnica, el género y la edad. La segregación residencial, la discriminación racial, y el incremento de la violencia en las ciudades son apenas indicadores que subrayan que el tejido sociocultural se está configurando en diferentes “formas de interacción, de integración y de gobernabilidad” (REGUILLO, 1998). Así, la autora sostiene que la exclusión crece a través de mecanismos autoritarios y de represión. En el ambiente urbano se aumenta la sospecha y la desconfianza de la vida cotidiana, se disminuyen los lugares de sociabilidad y de encuentro, lo que ocasiona una pérdida de la experiencia urbana, donde cada vez mas los que tienen miedo a ser excluidos, excluyen a los diferentes. Al respecto Martín-Barbero señala que los miedos son elementos clave de los nuevos modos de habitar y de comunicar, son la expresión de una angustia humana mas honda, cultural, que proviene, en primer lugar, “de la pérdida de arraigo colectivo y de la exclusión social en las ciudades.” (MARTÍN-BARBERO, 2000:24). La exclusión social y el miedo a ser excluido también se relacionan de manera directa con el reparto de la riqueza y el reparto de los riesgos. Según Beck: “el tipo, el modelo y los medios del reparto de los riesgos se diferencian sistemáticamente de los del reparto de la riqueza. Esto no excluye que muchos riesgos estén repartidos de una manera específica de las capas o clases. En este sentido, hay amplias zonas de solapamiento entre la sociedad de clases y la sociedad del riesgo” (BECK, 1998:40)

Aunque las sociedades de riesgo estudiadas por el autor no difieren de las sociedades de clases, ya que sus situaciones de conflicto, peligro, temor y miedo no son las mismas. Sin embargo, los riesgos de daños, los miedos y temores se presentan de diferentes maneras y con más o menos intensidad de acuerdo con la clase a que se pertenezca. Así que la “ley” de reparto de los riesgos, para Beck, es específica para cada clase. La concentración de los riesgos en la esfera más pobre de la población sigue siendo injusta, pues el reparto de esos riesgos es bastante desigual. Beck ejemplifica que en el caso de las capas mas desfavorecidas, el riesgo de no conseguir un empleo, o el riesgo de la radiación e intoxicación vinculados al trabajo en empresas industriales corresponden en mayor parte a quienes no han estudiado frente aquellos que están más cualificados. Y aunque no descubrimos nada, es de justicia ser consciente de que el reparto de los riesgos está relacionado a ingresos, poder y educación. También las sociedades de clases y de riesgo encuentran ideales muy diferentes en lo que se refiere a sus proyectos de futuro, donde las esperanzas para la transformación y el cambio son bastante dispares. Por 24

En ese contexto, sobre bio-política seguiremos la línea de Foucault (1978) cuando se refiere al “bio-poder”, y al sometimiento del cuerpo a una disciplina que lleva la mejoría y optimización de sus capacidades y al incremento de su utilidad. Véase FOUCAULT (2009).

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un lado, en el caso de las sociedades de clase, hay una dinámica de desarrollo que busca el ideal de igualdad que ha tenido diferentes formulaciones: “desde la igualdad de oportunidades hasta las variantes de los modelos socialistas de sociedad”. Esto no sucede en el caso de la sociedad de riesgo, cuyo proyecto normativo fundamental se basa en la seguridad. Mientras que la utopía de la igualdad contiene una magnitud de fines positivos vinculados a ideales de colectividad y mejora social (busca el cambio social desde de la igualdad), la utopía de la seguridad es excluyente, defensiva e individual, de ahí su negatividad social. En el caso de la sociedad de riesgo “ya no se trata de alcanzar algo bueno, sino sólo de evitar lo peor” (BECK,1998:55). Si en el sueño de la sociedad de clases juega un papel importante la participación colectiva para la construcción y transformación social, en cambio, la sociedad de riesgo no tiene más sueño que la seguridad individual y solo intenta protegerse mediante el consumo de aquellos productos que garanticen al menos el sentimiento de estar protegido respecto a los demás. Para Beck la situación se resume en dos frases que caracterizan cada una de las sociedades. En el caso de la sociedad de clases, la frase se puede resumir en: ¡Tengo hambre! Mientras que en la sociedad de riesgo se expresa por la frase: ¡Tengo miedo! Como él mismo dice, “en lugar de la comunidad de la miseria aparece la comunidad del miedo. En este sentido el tipo de la sociedad del riesgo marca una época social en la que la solidaridad surge por miedo y se convierte en una fuerza política. Sigue sin estar nada claro cómo opera la fuerza adhesiva del miedo. ¿Hasta qué punto pueden resistir las comunidades del miedo? ¿Qué motivaciones y energías e actuación las ponen en movimiento? “(BECK, 1998:56). Pero si estas reflexiones de Ulrich Beck ponen en evidencia que nuestras sociedades parecen abocadas a convivir con el miedo y que la tendencia generalizada es que progresivamente los dispositivos para paliar el miedo se centran en los diversos modos de exclusión, también parece necesario, tal y como nos dice Félix Vásquez, reelaborar el concepto de exclusión y su carácter relativo en el sentido de que varía en el espacio y en el tiempo. Para el autor este concepto se refiere al alejamiento o limitación formal del disfrute por parte de la sociedad de los deberes y derechos civiles, y a su vez determinan las condiciones que inhabilitan las oportunidades y posibilidades de integración en los ámbitos de la esfera pública (VASQUEZ, 2004). En la misma línea argumentativa, José Félix Tezanos, en su libro titulado Tendencias en Desigualdad y Exclusión Social, sostiene que para que exista la exclusión, tiene necesariamente que existir un sector «integrado» y otro sector «excluido». E insiste en que la construcción teórica del concepto está relacionada a la dinámica del «dentro-fuera»25. Esta lógica analítica se encuentra con problemáticas como las de “marginación social”, “aislamiento”, “segregación” y “desviación” y está presente en algunas elaboraciones conceptuales mas complejas como en las nociones de «sociedad» y «comunidad»26 (TEZANOS, 1999). Evidentemente, los grupos que pertenecen al “dentro”, aquellos que se sienten incluidos en la sociedad, gozan de mejores oportunidades vitales, mayor bienestar y riqueza que aquellos que son considerados desviados sociales o marginados, tan solo porque están fuera y no se ajustan a las normas o valores predominantes. Este proceso descrito por Tezanos es detallado por Robert Castel27 que desarrolla un estudio bastante interesante, ofreciéndonos una imagen que recoge el espectro que va de la integración a la exclusión social. Este proceso lo divide en tres zonas, siendo la primera la que él llama como zona de 25

Argumentado anteriormente por Berian (2007) y Reguillo (1996). Para encontrar la definición de dentro-fuera relacionada a concepción teórica de sociedad y comunidad ver José Félix Tezanos. Comunidad y Sociedad como paradigmas políticos. Revista de Estudios Políticos, No 91, marzo 1996:83-97 27 Ver también Robert Castel. Trabajo y utilidad para el mundo, Revista Internacional del Trabajo, Vol.115, No 5-6 1992:671-676 y también Robert Castel, La inserción y los nuevos retos de las intervenciones sociales. En: Fernando Alvarez-Uría (ed.), Marginación e Inserción, Endimión, Madrid, 1992:25-36 26

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integración. En esta zona se encuentran los individuos normalizados, que tienen un trabajo estable y una inscripción relacional sólida. La segunda zona descrita por Castel es la zona de vulnerabilidad que se caracteriza por su inestabilidad. En ella existe una cierta fragilidad en los aspectos relacionales y en se realizan actividades caracterizadas por la precariedad: pequeñas chapuzas, trabajos ilegales o intermitentes. Por último, nos encontramos con la zona de marginalidad y exclusión, producto de la ausencia de trabajo y que conlleva irremisiblemente a un completo aislamiento social (CASTEL, 1997). En nuestra sociedad capitalista la defensa por conservar los privilegios obtenidos en cada zona se convierte en encarnizadas luchas de poder donde el miedo a ser excluido coincide con el miedo a ser desposeído. Evidentemente, pasar a una zona de mayor seguridad no se considerará nunca una exclusión sino una integración y una mejora de las condiciones de vida. Sólo el perder la posición que se posee, la situación de privilegio sobre los otros y las condiciones materiales, morales y sociales que se detentan será leído y sufrido como una auténtica exclusión. Pero tampoco la pertenencia a una de las zonas implica igualdad entre los individuos. En cada sector de la población hace su aparición la exhibición del gasto innecesario, del lujo, que marca las diferencia entre ellos. No obstante, tendremos que distinguir entre exclusión no deseada y exclusión deseada. La gente del grupo que pertenece a la zona de marginalidad y exclusión son aquellos individuos que generalmente no han tenido oportunidades (ni laborales, ni educativas, ni culturales, ni de salud). Padecen problemas económicos serios y casi nunca han tenido una vida estructurada ni normalizada. Por lo tanto, a la ausencia de ingresos se le une esta desestructuración, marginación y aislamiento que se siente como destino. Sin embargo, lo que se viene demostrando28 en las ciudades contemporáneas es que los individuos que pertenecen a la zona de integración, y que disponen de un alto grado de estabilidad buscan protegerse cada vez más de los peligros y amenazas de la sociedad, y son ellos los que van ahora a buscar herramientas y aparatos de seguridad para aislarse de los riesgos. Por tanto, acaban conscientemente optando por excluirse, aislarse, distanciarse y marginalizarse, excluyendo en este proceso a aquellos que no pertenecen a su mismo grupo, zona o estrato social. Aparentemente podríamos argumentar que sólo pueden sentir miedo a ser excluidos los que están de alguna forma incluidos en el sistema, los que temen perder su poder y sus ingresos. Y que los marginados, excluidos y apartados del sistema no llegan a sentir miedo a la exclusión, pues ya sufren el sentimiento de exclusión no como algo incierto que pudiera ocurrir, sino como un hecho real. Sin embargo, y tal como hemos dicho cuando nos referíamos al lujo, en todos los estratos sociales existen niveles y puede existir el miedo a ser desposeídos de lo mucho o poco que se tiene. Por esto, es interesante reflexiones acerca de la exclusión opcional y consciente promovida y consumida por los que pertenecen a la zona de integración, o sea, aquellos individuos que gozan de la posibilidad de aislarse de las relaciones sociales y buscan la protección y la seguridad cada vez más apartados de los demás grupos o personas. En ese caso, de manera consciente, esos individuos optan por excluirse, por alejarse y aislarse, pero no tienen miedo a ese tipo de exclusión; el miedo a ser excluidos, en este caso, está más asociado a una cuestión de pérdida material, de relaciones sociales y de poder, influencia y comodidad. La fuga opcional por la exclusión socio-espacial garantiza la seguridad y la protección de sus ingresos, de su comodidad, de su trabajo, de su estabilidad, de su calidad de vida y de su confort. Es, por lo tanto, ese tipo de exclusión voluntaria la que los protege y asegura frente al miedo a la pérdida de sus bienes materiales y/o simbólicos. Es casi un ciclo interminable de hechos y acciones, donde la exclusión voluntaria de los más ricos garantiza la protección frente al miedo a ser excluidos, mientras que excluyen al diferente y aumentan cada vez más las distancias sociales que ya son grandes. 28

Caldeira (2007); Castells (2001), Davis (2003); Lacuesta (2003)

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PARTE II. ENCUENTROS vs. DES-ENCUENTROS: ESPACIO PÚBLICO Y MIEDO EN LA CIUDAD 1. IDENTIDAD EN LOS ESPACIOS PÚBLICOS: EL SENTIDO DE LA CIUDAD 1.1 1.2 1.3

LA IDENTIDAD COSMOPOLITA TRANSNACIONAL EN LA SOCIEDAD DE RIESGO GLOBAL: ESPACIOS COM-PARTIDOS IDENTIDAD, MIXOFILIA, CONFIANZA Y MIEDO: ESPACIOS DE DIÁLOGO vs. ESPACIOS DE TERROR ESPACIOS DE IDENTIDAD E IDENTIDAD DE LOS ESPACIOS

2. SEGURIDAD EN LOS ESPACIOS PÚBLICOS: LA CIUDAD DEFENDIDA 2.1 2.2 2.3

NUEVOS CAMBIOS DE PARADIGMA: DE LA DISCIPLINA DE LA SEGURIDAD A LA LIBERTAD SEGURA. LA BÚSQUEDA DE LA SEGURIDAD HUMANA DISEÑO URBANO Y SEGURIDAD: EL ESPACIO DEFENDIBLE FRENTE AL MIEDO.

3. CONTROL EN LOS ESPACIOS PÚBLICOS: LA CIUDAD VIGILADA 4. BIBLIOGRAFÍA - PARTE II


PARTE II Encuentros vs. Des-encuentros: espacio público y miedo en la ciudad Hasta ahora sólo hemos iniciado un camino genealógico que ha intentado explorar la filiación de algunos aspectos del presente de nuestros espacios públicos y nuestros miedos en la ciudad. A medida que se desarrollaba este trabajo fuimos detectando ciertas problemáticas que en los procesos socioespaciales estudiados aparecían como encuentros y/o desencuentros entre el espacio público urbano y el miedo, fuese este real o imaginario, latente o construido, en definitiva, sentido por los propios ciudadanos. De todo ello, hemos destacado tres grandes conceptos alrededor de los cuales parecen girar buena parte de los proceso de construcción del espacio público frente al miedo: identidad, seguridad y control. En este apartado nos ocuparemos de ellos en la medida que están condicionando no solo los modos de diseñar nuestras ciudades sino también los comportamientos de acción y reacción en las mismas.

1. Identidad en los Espacios Públicos: resistir frente al miedo Reflexionar sobre la identidad en los espacios público urbanos supone indagar sobre el sentido que las ciudades otorgan a estos espacios. Ya hemos visto en la investigación genealógica que hemos realizado, cómo estos espacios son espacios de conflicto y confrontación donde los diversos grupos que lo ocupan terminan por dotarles de significado. Desde la contemplación de ese sentimiento de miedo que emerge en la sociedad cuando las personas y grupos se encuentran intentaremos mostrar como existe una relación mutua e interdependiente entre la construcción de las identidades y la construcción de los espacios públicos en la ciudad, y cómo el miedo se convierte en un detonante de las acciones u omisiones urbanas. 1.1 La identidad cosmopolita transnacional en la sociedad de riesgo global La liberalización relativa de las fronteras nacionales a través de los procesos de globalización (internacionalización, migración, difusión de los medios de comunicación), ha propiciado que todo el mundo sienta su identidad cada vez más amenazada frente al poder global (BECK, 2003a). Estos dispositivos globalizadores que están modificando las fronteras nacionales destacan por su capacidad de construir nuevas configuraciones culturales, que muy difícilmente pueden ser comprendidas o asimiladas en un solo territorio nacional (ORTIZ, 1998). Estas identidades territoriales denominadas por Beck como “neonacionalistas” difieren de las identidades nacionalistas fascistas que se produjeron en el siglo XX, pues no se orientan a campañas militares de conquista ideológica más allá de sus propias fronteras, sino que se caracterizan como un “nacionalismo introvertido” que se encuentran a la defensiva frente a la invasión del mundo global(BECK, 2003a).

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Imagen 37: En el Barrio de “a Liberdade” las franquicias americanas se adaptan, en este caso, a la gran comunidad japonesa que reside en esta ciudad. El espacio público también se globaliza y vemos como las multinacionales manipulan la imagen para que la gente, aún estando lejos de su país, se identifique con una marca americana. La identidad en este caso se produce mediante una mezcla manipulada de culturas y conceptos. Sao Paulo, Brasil. FUENTE: Bito Teles, 2007. En: http://www.flickr.com/photos/bito/762677489/

Así, inicia Beck su discurso sobre la identidad cosmopolita29 y afirma que ya no es posible entender la globalidad sin una mirada cosmopolita, sin la distinción entre lo interior y lo exterior, entre nosotros y ellos y mediante los flujos culturales asociados a los procesos de globalización. También nos dice que todavía, en la actualidad, hay una tendencia por limitar lo propio frente a lo extraño para que se mantengan la identidad, la política, la comunidad, la sociedad y la democracia, y titula esta acción como la teoría de la identidad excluyente (BECK, 2003a). Por lo tanto, el paradigma de la teoría territorial de la identidad, vinculada a estas actitudes nacionales de cierre, defensa y protección de si mismas es denominado por Beck como la prisión de la propia identidad y afirma que “no se debe separar y organizar a las personas unas contra otras para que sean conscientes de sí mismas y puedan actuar políticamente” (BECK, 2003a:3). En el caso específico de la identidad cosmopolita, Beck nos habla de la ampliación de los espacios de integración transnacionalizados, cuando a través de los medios de comunicación nos aproximamos a imágenes conmovedoras que nos generan una compasión cosmopolita y que nos llevan a posicionarnos y a actuar frente a las problemáticas globales tras ver como niños y civiles sufren y mueren injustamente en África, Irak, Palestina o Israel. Pero el autor deja muy claro que es una actitud equivocada la de suponer que esta empatía cosmopolita llegue a sustituir a la empatía nacional. Esta empatía cosmopolita es descrita por las frases de Wideman y Preston: “Os veo, 100 hombres Negros (…) Os veo encarcelados. Os veo enjaulados. Os veo domados. Veo vuestro dolor. Os veo luchando. Os veo en alerta. Veo lo que queréis. Veo lo que necesitáis. Os veo rechazados. Veo vuestra Sangre. Veo vuestra Enfermedad. Te veo, hermano. Te veo sobrio. Te veo 29 Norbert Bilbeny, en la misma línea de Beck (2003), habla de una condición cosmopolita que ya no puede ser negada en ningún lugar del planeta. Hoy se trata de un discurso apriori o trascendental que exige otra mentalidad. Véase BILBENY, Norbert. La identidad cosmopolita: Los límites del patriotismo en la era global. Barcelona: Ed. Kairos. 2007: 44.

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amado. Veo tu paz. Veo tu hogar. Te veo escuchar. Veo tu amor. Te veo en él. Te veo. Te veo. Te veo. Me veo…Definitivamente, quiero ser tú “(WIDEMAN ; PRESTON, 1995: 21)

Los autores expresan mediante estos versos el sentimiento de ponerse en el lugar del otro, de sentir por el otro, de sufrir como el otro, y hasta querer ser el otro, porque se conmueven, sienten compasión y sufren la injusticia, aunque después se olviden, se conformen y se acomoden frente a la situación. Así, en la raíz de la globalización política, económica, o cultural, la propia realidad se ha vuelto cosmopolita (ALVAREZ DIAZ, 2008). Así, ante estas circunstancias, Beck plantea la adopción de esta nueva mirada cosmopolita con un sentido global donde no existan fronteras. Reivindica ”una mirada cotidiana, históricamente despierta y reflexiva, una mirada dialógica a las ambivalencias que existen en el entorno caracterizado por las diferenciaciones en el proceso de desaparición y las contradicciones culturales. No sólo nos muestra los “desgarramientos”, sino también las posibilidades de conformar la propia vida y la convivencia en la mezcolanza cultural. Es al mismo tiempo una mirada escéptica, sin ilusiones y crítica consigo misma (BECK, 2003:12). De esta forma, en la concepción cosmopolita descrita por Beck, “nuestra propia vida se convierte en un espacio de nuevas experiencias que se vinculan a la globalización”, así que es necesario reconocer las múltiples identidades que coexisten en cada uno de nosotros. La mirada cosmopolita posee un “sentido del mundo, es lúcida y busca establecer un diálogo con las numerosas ambivalencias que se dan en la época actual, que se caracteriza por las diferenciaciones en vías de desaparición y las contradicciones culturales” (ALFIERI, 2006:2). Ya no se pueden analizar los fenómenos que se están desarrollando en el mundo actual con una mirada nacional, ya que estos son, en esencia, fenómenos cosmopolitas: los peligros de la gripe A, el cambio climático y la nueva competencia global en el mercado laboral, entre otros riesgos globales.

Imagen 38: Las problemáticas locales contienen dimensiones globales en la sociedad de riesgo actual. Las mascarillas que protegen del virus de la gripe A. ¿Quien teme a quien? ¿Quién lleva la mascarilla la utiliza porque tiene miedo del contagio, o quien no la lleva debe tener miedo de los que la usan? Hasta la propia pertenencia de un temor se diluye, añadiendo más confusión a la ya inquietante sensación de desprotección ante lo desconocido, ya que al final, nadie tiene claro a que atenerse tras un cuestionable tratamiento mediático a gran escala basado en el miedo. Mexico D.F. FUENTE: Eneas, 2009. En: http://www.flickr.com/photos/eneas/3471986083/sizes/l/

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En este sentido Delanty dice que “hablar de cosmopolitismo es hacer referencia a la transformación de la autocomprensión como resultado de un compromiso con otros sobre temas de relevancia global. El cosmopolitismo está, por tanto, involucrado en la identificación de procesos de autotransformación originados en el contexto del encuentro con otros” (DELANTY, 2008:37). Se refleja en el pensamiento de Delanty como ya no se pueden intentar resolver aisladamente los problemas de una nación, ya que estos adquirieron dimensiones globales, rompieron las barreras y límites territoriales hasta el punto de que para resolverlos es necesario un diálogo y una acción global. Este diálogo y acción global se tienen que desarrollar a través de formas de cooperación política positivas en una dirección cosmopolita, es decir, se han de desarrollar más allá de las preocupaciones económicas y de seguridad para poder tratar las injusticias globales. Por eso, el cosmopolitismo no puede ser interpretado como un producto directo de la globalización, sino mas bien como el resultado de las relaciones de tensión y de las dinámicas transformadoras del encuentro entre lo local y lo global. Delanty nos propone un cosmopolitismo crítico, que consiste en la creación y articulación de modos comunicativos de apertura mundial en los que las sociedades experimenten una autotransformación donde se configuren nuevas formas culturales y espacios para el discurso que conduzcan hacia una cambio en el mundo social. Por su parte, Ghalioun utiliza el término cosmopolítica para hablar de nuestro mundo contemporáneo, y sostiene que la cosmopolítica supone, la superación de la visión nacionalista deviene de la condición de toda aproximación que quiera ser eficaz en la lucha contra los peligros ecológicos, el terrorismo, la inseguridad y el desarrollo económico (GHALIOUN, 2008:112). Por esta razón, la cosmopolítica, en Ghalioun, es sinónimo de esta aproximación global percibida como condición del establecimiento de una estrategia planetaria. Pero, ¿a que se debe este boom del cosmopolitismo y esta necesidad de la cosmopolítica? ¿Cómo es que de repente nos hemos dado cuenta de que todos vivimos en el mismo planeta y que podemos y debemos compartir los espacios? Sin duda, el desarrollo de la tecnología de la imagen nos ha abierto una ventana que nos ha dispuesto en la posibilidad de verlo casi todo y ponernos en el lugar de los otros; pero también el desarrollo de los medios de comunicación nos ha facilitado una movilidad mundial hasta ahora desconocida. Según Beck, nos encontramos en un momento de cosmopolitismo forzado, donde se diluyen las fronteras nacionales. Lo lejano y lo distante se está convirtiendo en lo inclusivo, y la vida cotidiana se está haciendo más amplia. La gente busca encontrar un sentido a su propia vida en el intercambio e influencia con personas de otras partes del mundo. En estas relaciones que configuran la cultura global, las diásporas, los diferentes movimientos transnacionales en los cuales las identidades y culturas se acaban mezclando y representan el cosmopolitismo diverso e híbrido descrito por Urry. Este autor sostiene que la movilidad se expresa en procesos diferentes como la modernidad reflexiva y la complejidad global, donde personas, mercancías, tecnologías y culturas son móviles, y ya no son sólo flujos, sino relaciones en red organizadas como nuevos tipos de espacios y procesos temporales. En este sentido, la movilidad y la hibridación aparecen como las características principales del cosmopolitismo(URRY, 2002).

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En este sentido, Beck destacará que este momento cosmopolita puede construir un sistema basado en el reconocimiento de la dignidad del otro y de la diversidad cultural. Sin embargo, lo que le asusta es que en el siglo XXI los principios fundamentales de la modernidad, como la racionalidad, la democracia y la libertad se están convirtiendo en algo opcional. Están siendo cuestionados y retados y deben ser renegociados. Por ello nos dice que “estaría bien si la racionalidad vigilante mantuviera realmente las cosas bajo vigilancia; estaría bien si realmente sólo el consumo y el humanismo nos aterrorizaran; estaría bien si la posibilidad de colapso de nuestros sistemas pudiera restaurarse con reformas en el marco de los estados-nación y con "ofensivas de innovación tecnológica"; estaría bien si las fórmulas repetidas de más mercado, más tecnología, más crecimiento, más flexibilidad pudieran aliviar a los corazones intranquilos. Pero hay muchas más cosas en juego. Es la tentación y el horror del anti-modernismo; el miedo a que el tejido de nuestras dependencias materiales y obligaciones morales pueda rasgarse, y a que el sensible sistema operativo de la sociedad del riesgo mundial pueda colapsarse” (BECK, 2008:7). El colapso de la sociedad del riesgo ya está ocurriendo, cuando los temores y miedos en una lógica transnacional cosmopolita derribaron las fronteras y los muros de los territorios nacionales y avanzaron en una velocidad hacia todos, por todas partes. Estamos vinculados a una tenue red de interrelaciones y riesgos globales, y dependemos de las predicciones o soluciones de los riesgos calculables para, por lo menos, vivir una incertidumbre para los riesgos impredecibles. Aun así, delimitar el espacio o el territorio del miedo en este escenario de riesgo global ya se torna imposible. El ciudadano cosmopolita se enfrenta al miedo en su solitaria introspección, pero lo comparte socialmente con otros ciudadanos, próximos o lejanos. Si quisiéramos identificar cual es la identidad del espacio en la sociedad de riesgo global, empezaríamos por describir el espacio global que ya une y articula a todos en esta red de flujos. Sin duda, los medios de comunicación, Internet, el no-lugar caracterizado por la movilidad de personas y mercancías, y el mercado financiero global aparecen como espacio identitario de la sociedad de riesgo global, que unifica los miedos a la vez que segrega las personas. Por eso, identificar los espacios identititarios de la sociedad actual nos lleva a reflexionar sobre cuál es el territorio del miedo en esos espacios globales. ¿Hacia dónde va? ¿Dónde empieza y donde termina? ¿Cómo reacciona el ciudadano cosmopolita ante el miedo?

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Imagen 39:¿Cuáles son los temores de los ciudadanos cosmopolitas? Los espacios públicos nos depararán imágenes peculiares como esta, donde de una forma literal podemos ver representada la estratificación social. Las paredes y escaparates se destinan a la representación de una imagen feliz y cosmopolita del nuevo hombre urbano que se quiere vender e imponer. El suelo, como contraste, es ocupado por personas cuya imagen no esta reconocida dentro de los cánones de una sociedad que los clasifica como marginados. Por esto, el miedo de este hombre cosmopolita es perder su estatus, su posición en el escaparate. El temor a verse obligado a sentarse en el suelo. FUENTE: Mariole, Paris, 2007 En: http://www.flickr.com/photos/mariole/742337798/

En estas preguntas esenciales se mezclan datos contradictorios a la teoría de identidad cosmopolita y a la sociedad de riesgo global. No obstante, sus respuestas son fundamentales, aunque no completamente definitivas para comprender el miedo y como este dialoga, condiciona y define nuestra actuación en los espacios de las ciudades globales. Según Castells los territorios nacionales se desintegraron en contacto con las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación y, en lugar de ser capaces de dominarlas, estas ahora controlan y dominan con su poder las interconexiones y la descentralización, socavando realmente la lógica centralizadora de las instituciones nacionales. Así, en el intento de responder y reflexionar sobre los territorios del miedo en los espacios globales, encontramos el poder de la tecnología como refuerzo de nuevas herramientas de vigilancia y control sin fronteras. En este sentido, frente a la paradoja de la identidad cosmopolita, que unifica el mundo tanto como lo fragmenta, lo divide y lo destruye – de la misma manera que funda nuevas solidaridades y conmociones transnacionales – la búsqueda del entendimiento de los espacios identitarios globales no podría consistir en un retorno forzado hacia el pasado nacional, y aun menos a un cierre defensivo mediante nuevas fronteras globales. Así que los límites del territorio del miedo en esos espacios globales acompañan la lógica de la identidad cosmopolita: sin límites trazados, sin lugar determinado, sin comienzo ni final - el ser humano mediante esta identidad adquieren alas y raíces al mismo tiempo que la destruyen. Cuando

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los Estados-nación son ya incapaces de ordenar o controlar la convivencia humana, o los temores individuales, o los riesgos globales y la vida pública, recomponer por sí mismo un mosaico identitario y sus lazos queda en manos de las personas, lo que a su vez genera un panorama de individualización segmentada del mundo actual (BECK, 2003). Así que en la constelación postnacional es importante definir y fijar las oposiciones, diferencias y fronteras en el conocimiento de la semejanza fundamental de los otros – a los que nos aproximamos cada día más - sujetos a la velocidad cosmopolita de los flujos identitarios (BECK, 2003). En este sentido, las fronteras con los otros dejan de ser oscurecidas o bloqueadas, haciéndose cada vez más transparentes – ora por la velocidad de información, ora por la vigilancia. En este ámbito, para que la identidad cosmopolita se legitime como paradigma de la sociedad de riesgo es necesario que la ciudadanía alcance también una dimensión mundial, para que la integración, interconexión e interrelación del mundo o su unificación no signifiquen marginalización o exclusión a escala planetaria. Hay que hacer posible un proceso de igualación progresiva y consciente de las tecnologías de información y comunicación en un impulso de democratización de la vida internacional que tenga en cuenta los riesgos, temores e incertidumbres globales. Una reconstrucción desde la base, acerca de quien controla los aparatos de dominación para redemocratizarlos, redistribuirlos y homogeneizarlos en su diversidad. A falta de tal programa, es de temer que esta identidad cosmopolita alcance dimensiones utópicas en el escenario intelectual mundial, pero que no llegue a aportar nada más que una alienación sensibles ante los problemas de los pueblos y naciones víctimas de la cosmopolitización impuesta por una lógica de poder y dominación económica y comercial que destruye, fragmenta y excluye a los que no son capaces de defenderse. 1.2 Identidad, mixofilia, confianza y miedo: espacios de diálogo vs. espacios de terror

Según Bauman las características de nuestras sociedad moderna liquida es la velocidad, el hibridismo y la inmaterialidad. Así que en el cuadro de esta modernidad liquida “la disolución de la solidaridad señala el final de la lucha contra el miedo adoptada por la modernidad sólida” (BAUMAN, 2006:16). En este sentido, los intentos políticos-económicos por parte de cada comunidad nacional en disminuir los efectos negativos del proceso de desarrollo económico a través de mecanismos universales de seguridad, salud y educación son cada vez menos eficaces en la medida que los procesos de globalización se expanden y se profundizan. En Confianza y Temor en las ciudades, Bauman estudia el miedo al crimen y a la violencia y los efectos de fragmentación y privatización de las ciudades contemporáneas descrito por la socióloga Teresa Caldeira30 (BAUMAN, 2006:35-39) e introduce los conceptos de la Mixofobia (el miedo de estar en copresencia física con desconocidos) y de la Mixofilia (justamente lo opuesto, o sea, el placer de compartir el espacio y la presencia con el otro, la experiencia de convivencia con el extraño). El discurso de Bauman es claro: la ciudad es producto de la Mixofilia y la Mixofobia, que existen simultáneamente. Para él, “la paranoia mixofóbica es un circulo vicioso que actúa como una profecía portadora de un germen de su propia realización (BAUMAN, 2006:46). O sea, cuanto mas se practica la mixofobia, más vuelve a producirse, continua e incesantemente. 30 Discutidos también en la Genealogía del Espacio Público en el apartado 1.5 Hacia la privatización del espacio público segregación, fragmentación, … de esta investigación.

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Sin embargo, Bauman busca una esperanza en el argumento humanista de Hans-Geog Gadamen cuando nos dice que “el entendimiento mutuo nace de la fusión de horizontes, dos horizontes cognitivos, esto es, de aquellos que se delinean y se expanden en la medida que la experiencia vital se va acumulando. La fusión exigida por el entendimiento mutuo solo puede existir desde una experiencia compartida, y compartir la experiencia es inconcebible si primero no se comparte el espacio.” (GADAMEN apud BAUMAN, 2006:47) En este sentido, lo urbano para Bauman es un escenario privilegiado para la experiencia transcultural compartida en un territorio: una experiencia tan importante como frágil (a luz de las persistentes tendencias racistas, xenofóbicas y de cerramiento social), ya que debería ser una experiencia de entendimiento mutuo. Al final, lo que de verdad importa en el discurso de Bauman es como se pueden clarificar las condiciones necesarias para que el espacio público de nuestras ciudades contemporáneas pueda efectivamente desempeñar funciones menos mixofóbicas. El panorama no es simple. Diken y Laustsen sostienen que “el vinculo milenario entre civilización y barbarie se invierte. La vida urbana se transforma en una jungla donde impera el temor, acompañados de un miedo omnipresente” (DIKEN; LAUSTSEN apud BAUMAN; 2006:59). En este contexto, ¿Cómo es posible eliminar el miedo suprimiendo el tedio? En su reflexión, Bauman hace defensa del espacio público como esencia del diálogo, de la apertura y contacto con el otro. En esta línea, la mixofilia debe ser estimulada e incentivada por los Estados, urbanistas y órganos públicos. Para eso deben renunciar a la “ambición moderna de apagar las diferencias, como la tendencia postmoderna de fosilización de estas mismas diferencias a través de la separación y alejamiento recíprocos” (BAUMAN, 2006:68). La apología del espacio público, seria, por lo tanto, más bien una apología a la vida con los extraños. Para Bauman el desafío de nuestro tiempo es el ser capaces de vivir junto a un número sin precedentes de desconocidos, en lugares influenciados por fenómenos globales que no podemos controlar. La ilusión de control que se vende – rápida e inmediata – de las comunidades cerradas o cápsulas defendibles, viene acompañada de la exclusión y fragmentación que agrava aún más el problema, corroborándose el ciclo de la paranoica mixofobia que se auto-reproduce y expande a una velocidad cada vez mayor. En la misma línea de Bauman, Giannini sostiene que: “el espacio público posibilita que nuestra pobre identidad domiciliaria se enriquezca con la opinión del otro, con la visión del otro, con el peligro, con el encuentro con el otro. En lo público, en la calle, me encuentro con quien deseaba encontrarme y también con quien no” (GIANNINI apud ROSENMANN, 2004:3).

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. Imagen 40: En una parada de autobús en el campo estadounidense, los niños están atentos escuchando al marido de la mujer contar una historia con su acento hindú (según el fotógrafo). Es por tanto en este espacio público donde la identidad personal puede ser sumada a otras identidades, a otras visiones de mundo, otros acentos, otras culturas, gestos y trazos. Así el encuentro y el diálogo en lo público promueven este enriquecimiento de la identidad individual. FUENTE: MissyV110, 2008. En:http://www.flickr.com/photos/missyv110/2635613371/

En este sentido, Rosenmann argumenta que la identidad social del ser humano urbano solo puede existir en la medida que haya un espacio y un dominio público que la configure – un espacio público que permita el conflicto, la interacción y el diálogo con el extraño. La identidad se produce, por lo tanto, en esa relación de los extraños en un territorio, consecuencia también de las relaciones de fuerza de una estructura social determinada. El conocimiento de si mismo y las experiencias en lo urbano pasan a tener una connotación de peligro, ya que cualquiera es una potencial víctima de las amenazas imprevisibles del espacio público, o un potencial agresor. La desconfianza en el futuro, la incertidumbre respecto a las instituciones políticas y la caducidad de las redes de protección generan una identidad basada en la percepción del riesgo y en las vivencias subjetivas del miedo. Así, tanto las amenazas imaginarias como el miedo difuso de ser la próxima víctima, se funda como verdad común y configuran la identidad de víctima, o la identidad defensiva de nuestra sociedad líquida. En una entrevista de Glenda Vieites titulada Cultura e Identidad, Bauman habla de una identidad provisoria y vulnerable, característica de la modernidad liquida que obliga repetidamente a los sujetos a revisar los planes a largo plazo (o lo que Jean-Paul Sartre llamaba “Project de la vie”). Así que la identidad presagia un peligro mortal para la colectividad y para el individuo, aunque ambas recurran a ella como arma de autodestrucción. Para Bauman “el camino a la identidad es un interminable campo de batalla entre el deseo de libertad y la demanda de seguridad. Por esta razón, la guerra de la identidad permanecerá siempre inconclusa y sin ganadores” (En: VIEITES, 2008:2). Sin embargo, tener una provisoria e inestable identidad no es un estado de libertad, sino más bien una interminable, obligatoria e incesante guerra por la libertad. Bauman compara la identidad de la modernidad liquidad con la marcha de un ciclista, para el que frenar significa la caída, y por eso debe seguir pedaleando para mantenerse en pie. Hay que seguir adelante, aunque se quiera frenar. Avanzar con dificultades es un compromiso sin ninguna alternativa. La identidad, a partir de la cual podrá emerger un cambio incólume y continuo, pasa por la elección del hombre, en la cual se elige para sí mismo un estado de permanente no resistencia, de auténtica inautenticidad (En: VIEITES, 2008).

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Los espacios públicos de la sociedad liquida van conformando su propia identidad, configurando imaginarios de miedo y amenaza en quién los utilizan o se abstienen de hacerlo debido a una construcción subjetiva. Distinguimos pues, entre potenciales víctimas que se aventuran en su rutinaria experiencia urbana, de los meros espectadores-cápsulas que se defienden de este espacio y de cualquier interacción socioespacial. Así, la nueva identidad urbana se configura con la percepción del miedo, la sensación de amenaza y los comportamientos espaciales que los sujetos sociales desarrollan en los espacios públicos y dependen, en gran medida, de su edad, etnia, sexualidad, habilidades físicas (DAY, 2001; MADGE, 1997) y principalmente del grado de acceso a los medios de información y de comunicación (GIL CALVO, 2003; GROYS, 2008). A pesar de la heterogeneidad de experiencias y la diversidad de posiciones de los sujetos sociales, la violencia urbana, con sus múltiples caras, es quizás uno de los temores más compartidos por todos (ORTIZ GUITARTI, 2004), sea cual sea su procedencia. Sea uno victima o espectador-cápsula. En este escenario de apartheid, fragmentado y dividido entre los que pueden ser cápsulas y los que necesariamente tienen que ser víctimas, el imaginario del miedo en el espacio público es también relatado, descrito, noticiado y sobre todo construido por los medios de comunicación y las tecnologías de información. La identidad de los espacios públicos en este contexto mediático líquido va cargada de una dimensión cultural del riesgo que a través del alarmismo crea, publicita y anuncia espacios estigmatizados como escenarios opresores para una actuación y conducta violenta. Oscuros, silenciosos, vacíos y poco visibles al ojo vigilante humano, esos espacios adquieren una identidad bárbara y una carga terrorífica de atributos y características que inhiben su uso, vacían su función y conforman prejuicios. Este último se expande de su dimensión espacial hacia su condición de prejuicio social, como es el caso de las bandas o grupos étnicos que para reunirse ocupan áreas públicas. Personajes que por la propia imagen que expone son clasificados en el rol de posibles agresores, marginales y vagabundos que adquieren ese estigma amenazador. Desde un punto de vista urbanístico, Bowlby considera que la planificación y el diseño urbano tienen un papel decisivo en la seguridad objetiva (la que se constata) y subjetiva (la que tiene que ver con la percepción) de los ciudadanos, ya que los factores que influyen en la sensación de inseguridad de estos sujetos en el entorno urbano tienen que ver tanto con la falta de civismo (destrucción de instalaciones urbanas, barrios deteriorados, conductas agresivas, presencia de individuos percibidos como amenazadores) como con determinados elementos del entorno urbano (oscuridad, lugares desiertos o vacíos urbanos, escondites, callejuelas) (BOWLBY, 1996 apud ORTIZ GUITART, 2004). Así, esta autora afirma que la planificación de un espacio equilibrado no pasa sólo por eliminar los usos monofuncionales acercando el ocio, la producción, la residencia y el consumo, con la finalidad de evitar áreas funcionalmente segregadas, sino que deben crear espacios de calidad, accesibles y con visibilidad, que ayuden a disminuir y evitar la agorafobia de la modernidad liquida. Sin embargo, Castells especifica que el intento de marcaje de nuevos espacios instrumentales en los que se intenta recrear una nueva identidad simbólica apartada de los riesgos y del imaginario negativo del miedo, actualmente se producen mediante la privatización de usos públicos o la construcción de un espacio público defensivo. Es decir, son nuevos espacios que intentan reproducir funciones de centralidad urbana, pero que en verdad privatizan y se defienden de los riesgos. Es el proyecto y diseño urbano consciente del apartheid el que, con el intento de alejar a los individuos pre-identificados como

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amenazadores, objetiva evitar los encuentros y normalizar la conducta humana (CASTELLS, 1998ª). En general, según Jacques, estos proyectos que buscan transformar la identidad y el imaginario del miedo de los espacios públicos configuran escenarios repetidos de otros espacios bien conocidos, simulacros de lo público: espacios uniformizados, desencarnados, pacificados y consensuales - fachadas sin cuerpo. (JACQUES, 2009). En rarísimas excepciones, las imágenes simulacros consensuadas de estas intervenciones en el espacio público logran apagar el imaginario de temor de estos espacios, pues en su mayoría, son propuestas dictatoriales de planificación y que usan la “limpieza” de grupos indeseables del escenario de la vida urbana. Aceptar que estos espacios son la única solución para luchar contra los espacios del terror, es mantener viva la desconfianza y el temor en la ciudad. Todavía hay que esperar que una identidad basada en la mixofilia pueda proponer espacios de diálogo para la comprensión de los diferentes. 1.3 Espacios de identidad e Identidad de los espacios. “la ciudad muere cuando destruye su memoria, cuando la gente le roba las referencias de su identidad (...). Yo llegué a esta ciudad en 1963, y cuando ahora la recorro con mis hijos me doy cuenta que habitamos dos ciudades distintas: la que ven ellos y la que yo recuerdo” (ROTCKER, 2000:30).

El espacio urbano está compuesto por una multitud de elementos que configuran una compleja estructura socioespacial donde interactúan individuos, grupos y comunidades en una compleja red de interrelaciones y comportamientos. La expresión de la identidad de un espacio público adquiere diferentes contrastes entre individuo,grupo y comunidad y las relaciones que estos desempeñan en el escenario urbano: proximidad, aislamiento, defensa, interrelación, indiferencia, extrañeza, resistencia, legitimación y producción. ¿Qué significa la expresión de una identidad?, ¿quién determina qué tipo de identidad? ¿Desde donde? ¿Por quien? y ¿Para qué? Una cuestión previa y necesaria consiste en establecer la relación que existe entre los espacios públicos del miedo y los procesos de identificación social vividos por los sujetos y grupos urbanos. Según Castells la identidad con relación a los actores sociales “es el proceso de construcción del sentido atendiendo a un atributo cultural, o a un conjunto relacionado de atributos culturales, al que se da prioridad sobre el resto de las fuentes de sentido” (CASTELLS, 1998:28). Sin olvidarnos de las aportaciones realizadas por Durkheim31, Simmel32, Freud y Sennett33, nos centraremos en el enfoque de Castells sobre la identidad colectiva: “quién construye la identidad 31

Durkheim habla del concepto de anomia (ausencia de normas, falta de guías de comportamiento) y con este argumento se refería tanto a un padecimiento del conjunto de la sociedad, como a la situación de angustia del individuo. Angustia debida a la falta de encaje en las normas de la sociedad31(DURKHEIM, 1995;1982). 32 Georg Simmel habla del intento de formar una personalidad que destaque en el conjunto de la sociedad. La idea de que la identidad del individuo en el espacio público de la ciudad tiene la contrapartida de un coste personal de renuncia, e incluso consecuencias psíquicas individuales debe también mucho a Sigmund Freud, para quien la civilización es el resultado de una represión de los instintos. 33

El ensayo de Sennett sobre la identidad personal aparece en un contexto en el que existía una fuerte necesidad de replantearse y reconstruir la vida urbana tras las llamadas “crisis” de los años sesenta. El autor hace una crítica a la idea de comunidad como término social engañoso, diciendo que las comunidades están basadas en un convencimiento de cohesión emocional y valores que tienen poco que ver con las experiencias reales de “vivir juntos”. Destaca la desaparición de la identidad y de la vida de barrio en el centro de las ciudades, y la desaparición de muchas actividades públicas (SENNETT, 1975).

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colectiva, y para qué, determina en buena medida su contenido simbólico y su sentido para quienes se identifican con ella o se colocan fuera de ella” (CASTELLS, 1998:29). Estas identidades, son fuentes de sentido para los propios sujetos y son construidas mediante un proceso de individualización. En ese sentido, Valera afirma que la identidad social deriva de la afiliación o pertenencia a determinadas categorías tales como grupos sociales, étnicos, religiosos, nacionales y socioprofesionales, lo que Castell clasifica como rol de identificación: el proceso de autodefinición e individualización que suponen. También señala que no hay que confundir los roles y los conjuntos de roles con las identidades: “las identidades organizan el sentido, mientras que los roles organizan las funciones” (CASTELLS, 1998:29). Para Castells la identidad siempre tendrá lugar en un contexto marcado por las relaciones de poder, y desde de esta consideración distingue tres identidades distintas que emergen de esas diversas relaciones: identidad legitimadora, identidad de resistencia y identidad proyecto (CASTELLS, 1998:30). La identidad legitimadora está vinculada a las instituciones dominantes de la sociedad, que normalizan y racionalizan su dominación frente a los sujetos sociales (SENNET, 1997 apud CASTELLS, 1998:30). La identidad de resistencia es producida por aquellos sujetos que se encuentran en condiciones/posiciones devaluadas o estigmatizadas debido a la práctica de dominación, por lo que construyen y configuran trincheras de resistencia (o supervivencia) basándose en principios diferentes de aquellos previstos y normalizados por las instituciones de la sociedad (CALHOUN, 1994:17 apud CASTELLS, 1998:30). Por último, la identidad de proyecto ocurre cuando los sujetos sociales construyen una nueva forma de identidad, que reconfigura su posición en la sociedad, y ésta reconfiguración acaba por transformar toda la estructura social. En resumen, según el autor, las identidades legitimadoras generan una sociedad civil 34, las identidades de resistencia conducen a la formación de comunidades o comunas,35 y la tercera, la identidad de proyecto produce sujetos. En el sentido de la ruptura o de la lucha contra el oprimido y opresor, Castells considera la identidad de resistencia como una de las más importantes, en la medida en que produce una resistencia colectiva contra las fuerzas de dominación e invierten el juicio de valor, a la vez que refuerzan aún mas las fronteras entre oprimidos y opresores. Es lo que Castells denomina como “la exclusión de los exclusores por los excluidos” (CASTELLS, 1998:31). Por otro lado, en el caso de la identidad de proyecto los sujetos sociales se basan en la construcción de un proyecto de vida diferente. Aunque es evidente que estos tres tipos de identidades conllevan tres modos disintos de dotar de sentido a los espacios que habitamos, también somos conscientes de que tanto estos sentidos como las relacions de poder de las que provienen, están en continuo cambio y yuxtaposición. Es decir, que los tres tipos de identidades conviven o pueden coexistir en nuestros espacios, produciéndose así acuerdos y desacuerdos entre ellos. Intentaremos contemplar estos procesos de construcción de sentido en el espacio público y cómo los diversos conflictos de poder se sienten mediados como acción o reacción frente al miedo: precisamente porque es en el espacio público donde con mayor claridad se vislumbran esos procesos de identificación.

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Castells (1998) va a buscar en Gramsci el concepto de sociedad civil, que es entendida como conjunto de instituciones, organizaciones y sujetos sociales estructurados que reproducen la identidad racionalizada por las fuentes de dominación. 35 Castells(1998) se basa en el sentido de comunidad de Etzione (1993).Ver Etzioni, Amitai (1993): The Spirit of COmmunity: Rigths, Responsibilities, and the Communitarian Agenda, Nueva York, Crown.

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Primeramente, y siguiendo a Castells podríamos decir que como producto de la identidad legitimadora los espacios públicos acaban configurándose en los escenarios de una ciudadanía que los aceptan como propios. Aunque no podemos olvidar que estos espacios públicos son introducidos o producidos por las instituciones dominantes para extender su dominación, autoridad y normalización frente a los que utilizan este espacio. En este caso, el sujeto social no es nada más que un simple actor que obedece las normas, leyes y decisiones de las instituciones de poder sobre el uso, conducta y comportamiento en este espacio público. Este proceso iniciado en el siglo XVIII con la modernidad ilustrada no ha cesado hasta hoy y no ha estado falto de conflictos. En la actualidad, ante la dificultad del control de los espacios públicos abiertos se está produciendo una tendencia, cada vez más extendida, de trasladar estos espacios al interior. Así, los programas públicos-privados para mega proyectos de malls o de nuevos barrios (suburbios) de lujo, son ahora los que proponen las nuevas normas de conducta y comportamiento en estos pseudo-espacios públicos, condicionando y marginando la libre acción, movilidad y acceso en los otros espacios de las ciudades contemporáneas. De la misma forma descrita por Gramsci, estos nuevos ámbitos de la identidad legitimadora se proponen desde los nuevos «aparatos»36 - ahora multinacionales y entidades financieras – que son los que dominan, gestionan, planifican y normalizan el nuevo espacio público: el poder público, los constructores, los arquitectos/urbanistas, los especuladores y los consumidores (GRAMSCI apud CASTELL, 1998). También podríamos decir que en la ciudad los espacios también se legitiman de manera informal. Existen espacios de la ciudad que por pertenecer a un nivel social de exclusión considerable, no obedecen a normas, ni leyes de las estancias formales. Sea por falta de interés económico, por negligencia política, o porque no se encuentran soluciones adecuadas para intervenir, esos escenarios complejos son olvidados y marginados, pasando a ser dominados por otros aparatos informales de poder. La mayoría de esos espacios son barrios marginados, dominados por el narcotráfico, alejados de la ciudad monumental-formal-turística y de los parques, plazas o calles dominadas por bandas, y donde imperan aparatos no formales de poder, con sus reglas de convivencia y sus leyes no escritas y a menudo severas: «ojo por ojo, diente por diente». Continuando con la lógica de Castells nos referiremos a los espacios generados desde la resistencia, que acaban convirtiéndose en paraísos comunales que se niegan a ser barridos por los flujos y por las problemáticas globales. En estos espacios, construidos desde una identidad defensiva37, el intento de aislarse para resistir/sobrevivir refuerza aún más las fronteras existentes entre quién excluye y quién es excluido. Se configuran así arquitecturas-fortalezas, comunidades cerradas, enclaves fortificados segregados y supervigilados, generados por sujetos que se sienten amenazados. Tanto da que los que se excluyen sean unos marginados socialmente como que sean personas integradas y reconocidas por la sociedad, en ambos casos se está dando un proceso de exclusión producido por el miedo.

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“En la concepción de Gramsci, la sociedad civil está formada por una serie de «aparatos», como la Iglesia, los sindicatos, los partidos, las cooperativas, las asociaciones cívicas, etc., que, por una parte prolongan la dinámica del estado pero, por otra, están profundamente arraigados entre la gente. Precisamente este doble carácter de la sociedad civil es el que la hace un terreno privilegiado para el cambio político al posibilitar la toma del estado sin lanzar un asalto directo y violento.” (CASTELLS,1998:31). 37 Castells (1998) nos habla de cómo esta “producción de sentido o identidad defensiva se explicita reclamando los que nos pertenece: mí barrio, mí comunidad, mi ciudad, mí escuela, mí río, mí playa, mi capilla, mí paz, mí entorno. Pero es una identidad defensiva, una identidad de atrincheramiento de lo conocido contra el carácter impredecible de lo desconocido e incontrolable. Indefensa de improviso frente a un torbellino global, la gente se encerró en sí misma; lo que tuvieron o lo que fueron se convirtió en su identidad.” (1998:84).

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Imagen 41: La frontera, la resistencia, la reja, la protección de unos y la exclusión de otros. Los que estan dentro y los que estan fuera. Los límites impuestos, la segregación. Esta imagen nos habla por un lado, de un espacio de identidad defensiva y por otro de una identidad de resistencia. Cuando se cruze la frontera, cuando se salte la reja, estas personas podrán experimentar ese espacio con una identidad y característica distinta. ¿Llevarán consigo algo de la identidad del otro lado? ¿ Podrán transformar la identidad del nuevo suelo que pisan? FUENTE: Nachik, 2009 En: http://www.flickr.com/photos/9373835@N05/3798620072/in/pool-foto_periodismo

Es una paradoja compleja que tiene interpretaciones diferentes de acuerdo a la perspectiva que se analiza: ¿el espacio de la exclusión es configurado por quién excluye o por quien es excluido? En este proceso de doble cara lo que si está claro es que estamos asistiendo a un proceso de segregación espacial que acaba distribuyendo por el territorio una “constelación de tribus, a las que algunas veces se vuelve a llamar eufemísticamente comunidades” (CASTELLS, 1998:32). Aunque si siguen encerradas en las fronteras de sus propias comunas excluyentes, talvez acaben transformando esos “paraísos comunales en infiernos celestiales” (CASTELLS, 1998:90) como ya está ocurriendo. En la misma línea argumentativa, Colhoun justifica que puede haber divisiones fatales entre comunidades y la esfera pública que imposibiliten la vida en común. En su mayoría son consecuencias de disputas sobre valores, donde la gente no encuentra el camino de la reconciliación y por eso busca cada vez más una identidad defensiva. Así, el autor destaca la importancia de mantener la conexión social para que se puedan apuntalar los fundamentos del diálogo entre la gente, aún cuando existe un profundo desacuerdo y conflicto entre ellos (COLHOUN apud GAMPER, 2005). Es importante mencionar que la identidad de resistencia tiene la posibilidad de convertirse en identidad de proyecto. En este caso, Castells afirma que “los sujetos, cuando se construyen, ya no lo hacen basándose en las sociedades civiles, que están en proceso de desintegración, sino como una prolongación de la resistencia comunal” (CASTELLS, 1998:33-34).

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Si la conformación de los espacios se basa en la identidad de resistencia, hay una gran probabilidad de que terminemos construyendo espacios que respondan a una conducta individual y defensiva contra el miedo. Pero, podemos interpretar de manera positiva la hipótesis defendida por Castells. Si la prerrogativa de la identidad de proyecto se basa en los sujetos sociales (excluidos o excluyentes) que construyen una nueva identidad para redefinir su posición en la sociedad y al hacerlo buscan la transformación de la estructura social, aún podemos tener la esperanza de que los espacios públicos puedan tornarse menos agresivos y puedan ser repensados desde un proyecto político-participativo que garantice espacios mas justos, menos segmentados y menos opresores. Aunque ello, demandaría una confianza en el otro que parece estar aún muy lejos de nuestro horizonte social.

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2. Seguridad en los Espacios Públicos: los espacios defendibles “Cada nueva cerradura que instalamos en la puerta principal, ante una secesión de rumores sobre las tropelías de ciertos delincuentes de rasgos extranjeros; cada cambio en nuestra alimentación debido a las reiteradas noticias alarmantes acerca de «alimentos peligrosos», no hace sino agudizar nuestra creencia de que el mundo es cada vez más peligroso y temible, y nos induce a adoptar mas medidas defensivas, un proceso que lamentablemente, se irá reproduciendo. Nuestros temores han terminado por perpetuarse y afirmarse por su cuenta, y además han ido tomando impulso”(BAUMAN, 2006: 43-44).

La idea de búsqueda de la seguridad ante el peligro ha estado presente en todas las sociedades independientemente del marco histórico en el que se han producido o del nivel de complejidad tecnológica o de organización institucional que las sociedades han sido capaces de desarrollar. El miedo a lo desconocido, a la autodestrucción, a la muerte, el miedo el otro y a si mismo, al sufrimiento físico, a la exclusión, al hambre, a la pérdida de los bienes propios, a la catástrofe natural, a la usurpación del territorio, etc., es decir, a todo el conjunto de conflictos y situaciones que se escapan del control del propio individuo, ha tenido siempre como respuesta el establecimiento de mecanismos sociales legitimados para intentar solucionarlos o minimizarlos. En este sentido, el primer punto de reflexión nos intenta aproximar a las raíces de este proceso, los cambios de paradigma de una sociedad que atraviesa los aparatos y mecanismos disciplinarios y se proyectan hacia una sociedad postdisciplinaria, de control y/o sociedad de la seguridad: la pérdida de libertades hacia una búsqueda extrema de la seguridad y protección. ¿Libertad o seguridad? El según punto de reflexión nos habla del surgimiento de nuevos conceptos ante los escenarios globales frente a la búsqueda de una seguridad humana, una seguridad en base al individuo y no al Estado. Y por último, las consecuencias de estos cambios de paradigma a la hora de producir y construir los espacios públicos de las ciudades contemporáneas. Los nuevos ideales de ciudad segura configuran diseños urbanos seguros y nuevas prácticas a la hora de intervenir en estos espacios, conocidos como espacios urbanos seguros, que vienen transformando el uso, el comportamiento y la conducta de los individuos en estos espacios públicos (¿Públicos?) con la intención de bajar los índices de delincuencia y peligrosidad. 2.1 Nuevos cambios de paradigma: de los mecanismos disciplinarios a la sociedad de la seguridad – libertad y seguridad “La seguridad es la garantía del futuro bienestar”38. (Laurence Martin, 1983:12)

Michel Foucault, en el curso titulado como Seguridad, Territorio y Población, entre enero y abril de 1978, en el Collegé de France, lanza un análisis sobre los mecanismos disciplinarios y los dispositivos de seguridad. En este sentido, Foucault se cuestiona como “podemos decir que en nuestras sociedades la economía general de poder está pasando a ser del orden de la seguridad” (FOUCAULT, 2008:23). Para responder a esta cuestión, el autor analiza los espacios de seguridad, la forma de normalización que es específica de la seguridad y qué diferencia hay entre las normalizaciones disciplinarias. Para Foucault la principal diferencia entre la sociedad disciplinaria – que se ejerce sobre los cuerpos y la sociedad de la seguridad, es que esta última se ejerce en el conjunto de la sociedad. Los 38

MARTIN, Laurence, Can there be national security in an insecure age?En Encounter, 60:3, 1983: 12.

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mecanismos disciplinarios, proteccionista en su esencia, concentran y encierran, funcionan aislando espacios, determinando un segmento, circunscribiendo un lugar del cual su poder actuará plenamente y sin límites (FOUCAULT, 2008). Por otro lado, los dispositivos de seguridad tienen la tendencia a ampliarse, se integran, se organizan, permiten el desarrollo de circuitos cada vez mayores. Sin duda, la principal diferencia entre disciplina y seguridad está en la distinta manera que una y otra aborda lo que cabe denominar normalización. Al intentar analizar el sistema de leyes que siempre se remite a un sistema de normas, procedimientos, métodos, técnicas de normalización, Foucault sostiene que: “La disciplina, desde luego, analiza, descompone a los individuos, los lugares, los tiempos, los gestos, los actos, las operaciones. Los decompone en elementos que son suficientes para percibirlos, por un lado y modificarlos, por otro” (FOUCAULT, 2008:65).

Así, la disciplina fija a los procedimientos de adiestramiento progresivo y control permanente del individuo. Por tanto, es en este momento en el que se distinguen quienes serán calificados como incapaces o no de ajustarse sus gestos y actos, comportamientos y conductas a ese modelo, donde, precisamente, quien lo sigue es visto como normal y quien es incapaz de hacerlo es clasificado como extraño, foráneo, anormal. En otras palabras, lo fundamental en los mecanismos disciplinarios es el conjunto de normas que este propone, así, las técnicas disciplinarias se tratan mucho más de una normación que de una normalización, esta última está relacionada a los mecanismos de seguridad. En este sentido, Foucault afirma que: “la ley prohíbe, la disciplina prescribe y la seguridad, sin prohibir ni prescribir, y aunque eventualmente se den algunos instrumentos vinculados con la interdicción y la prescripción, tiene la función esencial de responder a una realidad de tal manera que la respuesta la anule: la anule, la limite, la frene o la regule. Esta regulación en el elemento de la realidad es lo fundamental en los dispositivos de la seguridad” (FOUCAULT, 2008:59).

En este sentido, ¿Qué podemos entender por seguridad? El argumento de Foucault empieza por una simple ley penal «no matarás, no robaras» y el consecuente castigo relacionado a la infracción de este orden: la horca, la multa, o el destierro. A la medida que las variaciones del mismo ejemplo generan diferentes panoramas, el autor va construyendo conceptualmente lo que entiende como mecanismos de seguridad. La segunda modulación del mismo ejemplo sería la misma ley penal «no matarás, no robaras», siempre asociadas a una serie infinita de castigos, pero en este momento, se utiliza toda una serie de aparatos de control, miradas, vigilancias, cuadrículas que permiten advertir, aún antes del ladrón o asesino actuar. Sin embargo, la tercera modulación del mismo ejemplo: la misma ley penal, los mismos castigos, los mismos controles de vigilancia por una parte y de corrección por otra. Pero, en este caso, la supuesta aplicación de esa ley penal, el ordenamiento de la prevención, la organización del castigo correctivo, estarán ahora gobernados por una serie de cuestiones como por ejemplo: el índice de criminalidad, el control estadístico sobre la cantidad de robos, en un momento determinado, y en una sociedad dada, ¿Cuánto cuesta la represión de esos robos?, ¿Cuál es el coste del robo y de su represión?, ¿Es mas costoso una represión severa o una blanda? ¿Merece la pena el castigo y cual es su coste? ¿Cómo se podría castigar y a la vez educar? ¿Cuánto costaría? Al final, todas esas cuestiones llegan a unirse en una únicao: como se puede mantener un tipo de criminalidad dentro de límites que se considere social y económicamente aceptables y alrededor de una media que sea aceptable para el funcionamiento social determinado (FOUCAULT, 2008:16-17). Pues bien, el primer ejemplo analizado por el autor consiste en una ley y un castigo a quien la infrinja, y un sistema de códigos legales de partición binaria entre lo vedado y lo permitido, lo que remite a una

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acción prohibida y un tipo de castigo. Se trata, por lo tanto, del mecanismo legal o jurídico. El segundo ejemplo definido por Foucault en este análisis se refiere a la ley encuadrada y a los dispositivos de corrección y de vigilancia definidos por el mecanismo disciplinario, que dentro de este código binario genera un tercer elemento relacionado al personaje del culpable, y además, al acto judicial que castiga al culpable, el acto legislativo que fija la ley, y toda una serie de técnicas adyacentes, médicas, psicológicas, policiales, que corresponden a la vigilancia para una eventual transformación de los individuos. Por último, el tercer ejemplo tratado es el que no caracteriza más el código binario, ni tampoco los dispositivos disciplinarios, sino que determina los mecanismos de seguridad. Estos dispositivos van a insertar el fenómeno en cuestión (acción delictiva, infracción de las leyes, etc.) dentro de una serie de acontecimientos probables y que, según las reacciones de poder frente a ese fenómeno, se producirá un cálculo que predecirá los costos. Así, los mecanismos de seguridad, en lugar de establecer una división binaria entre lo permitido y lo vedado, se fijan en una media considerada como óptima y otra para los límites aceptables, las cuales no se podrán ultrapasar. De esta forma, se esboza otra definición y distribución de los mecanismos y dispositivos, nuevas formas de penalización y cálculo de costes, donde la cuestión fundamental es la economía y la relación económica entre el coste de la delincuencia y el coste de la represión: la seguridad propiamente dicha. Esta, entonces, tiene como objetivo hacer funcionar – además de sus propios mecanismos de seguridad– la disciplina y la ley. Así que, no se puede decir que hay una sucesión lógica: ley, obligaciones disciplinarias y seguridad. Por esa razón, es importante aclarar que no hay mecanismos de seguridad que tomen el lugar de los mecanismos disciplinarios, ni de esos que tomen lugar de los mecanismos jurídicos-legales. Ambos coexisten39 (FOUCAULT, 2008:22). Foucault elabora un argumento sobre la ciudad, la escasez y la epidemia para tratar de destacar la problemática que encuentran los mecanismos de seguridad alrededor del problema de la circulación: desplazamiento, contacto, intercambio, distribución, dispersión. O sea, ya no era el problema de proteger la frontera del territorio con las murallas, sino de intentar resolver los problemas de esa circulación. Según Pérez de Armiño la concepción tradicional de la seguridad se ha centrado siempre en el Estado, en su integridad e independencia territorial, frente a las agresiones armadas externas logradas mediante el incremento de las capacidades militares (PEREZ DE ARMIÑO, 2006). Sin embargo, para Foucault el cambio de paradigma de la seguridad como control territorial y defensa se da en el mercantilismo o cameralismo40, cuando tener un territorio bien controlado en el plano de la obediencia al soberano seria lograr una buena disposición espacial, donde la eficacia política de la soberanía estaría asociada a la idea de una intensidad de las circulaciones: circulaciones de voluntades, de ideas y de órdenes, así como la circulación comercial, es decir, la superposición del Estado soberano, el Estado territorial y el Estado comercial, entrelazados y fortalecidos. Así que en el siglo XVIII la figura del soberano se había convertido en el arquitecto del espacio, disciplinado y regulador del medio, en el cual ya no se trataba de imponer límites y fronteras, sino de 39

En su libro Imperio (2002), Michael Hardt y Toni Negri van tratar la ley, los mecanismos disciplinarios y la seguridad dentro de una secuencia cronológica de hechos y acciones, apareciendo, a lo largo de la historia de manera sucesiva, aunque se basen también en Foucault. Vease : HARDT, Michael ;NEGRI, Toni. (2003): Imperio. Buenos Aires: Paidós 40 La ciencia cameral (Cameralwissenschaft) o el cameralismo es entendida como la ciencia de las finanzas y la administración que se desarrolló en las “cámaras” de los príncipes a partir del siglo XVII. Esos órganos de planificación y control burocrático poco a poco reemplazaron los consejos tradicionales. Esa disciplina se convierte en sumario principal de enseñanza para los futuros funcionarios estatales donde el objeto de toda teoría social consistía en asegurar el bienestar (welfare) del Estado.(FOUCAULT, 2008:27).

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esencialmente garantizar, permitir y asegurar tipos diferenciados de circulación – de gente, mercancía, aire, etc. De esta forma, en el Nacimiento de la biopolítica, Foucault afirma que el centro de la nueva razón gubernamental es la cuestión de la libertad, y sostiene que el liberalismo, en el siglo XVIII, se pudo caracteriza como el nuevo arte de gobernar y en su esencia implicaba una relación de producción/destrucción de la libertad. A la vez que era preciso e imprescindible producir la libertad, esto implica también establecer limitaciones, controles y obligaciones que se apoyaran en esas amenazas (FOUCAULT, 2007:84). En este sentido tenemos una nueva forma de gobernabilidad que está, en este momento, obligada a producir la libertad, pero también obligada a organizarla y controlarla. ¿Sigue siendo libertad? Para el autor, la libertad en el liberalismo es algo que se fabrica a cada instante. De modo tal que el liberalismo no es lo que acepta la libertad, y si el que se propone fabricarla. Todo cual traerá aparejado el problema del costo de producción de la libertad cuyo principio de cálculo vendrá a ser la seguridad (FOUCAULT, 2007:84). La libertad siempre se relacionó con el tema de la seguridad, la búsqueda de una, conlleva y condiciona la privación de la otra.

Imagen 42: El nuevo paradigma de la sociedad de la seguridad -individualista defensiva, aislada, sitiada. La que se protege, la que se aleja, la que busca cada vez más seguridad en contra de la libertad. Las cápsulas seguras y protegidas que separan los que están dentro de los que están fuera. La seguridad como forma de alienación, de exclusión, de no tocar y no permitir ser tocado por el exterior. ¿Libertad o seguridad? FUENTE: Imagen publicada por Sofia Vargas, 2007. En:http://sentadosenelbalcon.blogspot.com/2007/03/pnico.html

Así que promover la seguridad siempre exigirá el sacrificio de la libertad, en tanto que la libertad sólo podrá ampliarse a expensas de la seguridad. Bauman hace un análisis de la sociedad actual en su libro Comunidad: seguridad en un mundo hostil, y nos habla que la vida en comunidad exige una obediencia y una lealtad incondicional a cambio de los servicios que esta puede ofrecer o que promete ofrecer: “¿Quieres seguridad? Dame tu libertad, al menos buena parte de ella. ¿Quieres confianza? No confíes en nadie fuera de nuestra comunidad. ¿Quieres entendimiento mutuo? No hables a extraños ni utilices idiomas extranjeros. ¿Quieres esta acogedora sensación hogareña? Pon alarmas en tu puerta y cámaras de circuitos cerrados de televisión en tu calle. ¿Quieres seguridad? No dejes entrar a extraños, y abstente de actuar de forma extraña y de tener extraños pensamientos. ¿Quieres calidez? No te acerques a la ventana y no abra nunca una. La desventaja es que si sigues este consejo y mantienes selladas las ventanas, el aire de dentro pronto se viciará y terminara haciéndose opresivo (…) El precio se paga en la moneda de la libertad, denominada de formas diversas como “autonomía”, “derecho de autoafirmación” o derecho de ser uno mismo” (BAUMAN, 2003:VIII).

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En este sentido, la seguridad sin la libertad equivale a esclavitud, de la misma forma que la libertad sin la seguridad equivale a estar perdido y abandonado. Esos dos valores son igualmente codiciados y preciosos y pueden estar peor o mejor equilibrados, pero que muy difícilmente se reconciliarán sin fricción y de forma plena. Para David Harvey “los hombres necesitados no son hombres libres”. ¿Hay requisitos para ser libre? ¿Quien puede ser libre? ¿Quién puede sentirse libre y seguro al mismo tiempo? La actual privación de la libertad por aquellos que buscan la mayor seguridad y la simultánea ausencia de libertad e inseguridad de aquellos que no pueden pagar para sentirse seguros resulta en una paradoja contradictoria y de difícil entendimiento (HARVEY, 2007). Es esta situación paradójica - de pérdida de libertad y búsqueda de la seguridad extrema- que se desarrolla en nuestra “sociedad post-disciplinaria”, cuando hace referencia a una configuración social en la cual la disciplina deja de ser el tipo de poder dominante. Lo que es importante destacar en nuestra reflexión es que más que profundizar en el despliegue de estrategias normalizadoras, inclusivas, de control social y propias de la vieja sociedad disciplinaria, se verifica actualmente una proliferación significativa de intervenciones puntuales, locales, orientadas únicamente a la gerencia/administración de situaciones de riesgo y de peligro, abandonando las intenciones pasadas universalizantes de erradicación del delito como el mal social por excelencia. En este sentido, las nuevas ambiciones de la seguridad y el combate a la criminalidad han confluido configurando nuevas estrategias de regulación para los distintos niveles de peligrosidad. Esta claro que las viejas prácticas de la sociedad disciplinaria y las nuevas actuaciones de la sociedad de control coexisten, se refuerzan mutuamente, se contradicen, se complementan, se corrigen, anulan o aumentan sus efectos recíprocos y tienen campos diferentes de aplicación. En este nuevo contexto de mezcla de lo disciplinario y de la sociedad postdisciplinaria, de control o de la seguridad, el mercado y el Estado, por separado, ofrecen diferentes tipos de garantías y servicios de venta de tecnologías privadas de protección que segregan aun más a los que no pueden pagar por ella. Así, se genera otro tipo de desigualdad social, aquella vinculada a la compra de la seguridad y de la protección. No obstante, cabe a la comunidad saber articular efectivamente sus demandas al Estado, y para ello deben hacerlo de manera reivindicativa y a través de la participación o lucha ciudadana. De la misma forma, las comunidades también son responsables de seleccionar en el mercado aquellos servicios que mejor respondan a las necesidades colectivas, y no solamente individuales. Para ello, se requiere un conjunto de cualidades peculiares por parte de los ciudadanos, que no sería únicamente relativa a un nuevo sujeto activo y participativo en el gobierno de su propia seguridad41 , sino una nueva comunidad activa y participativa en el gobierno de su seguridad y la de los demás. 2.2 La búsqueda de la seguridad humana

En 1944, Karl Polanyi escribe una crítica al liberalismo económico en su libro La gran Transformación. En él aborda la cuestión de la seguridad sobre tres puntos de vista distintos (POLANYI, 1980). El primer abordaje más tradicional se refiere a la seguridad de las naciones frente a otras naciones. Es, por tanto, lo que Foucault denomina como dominio clásico del soberano, de la seguridad militar, del arte de guerra y paz, objeto de preocupación común a todas las sociedades.

41 DE MARINIS, Pablo. In/Seguridad/es sin sociedad/es: cinco dimensiones de la condición postsocial. In: MUÑAGORRI, Ignacio; PEGORARO, Juan. La relación seguridad-inseguridad en centrs urbanos de Europa y América Latina. Estratégias, políticas, actores, perspectivas y resultado. Instituto Internacional de Sociología Jurídica de Oñati. Madrid: DYKINSON, 2004.

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El segundo abordaje se refiere a la seguridad de la colectividad frente a los miembros transgresores. Esta colectividad es la sociedad y los desvíos de conducta ocurren excepcionalmente, no llegando a constituir una amenaza al orden social. En este caso, la destrucción y el desorden proveen, en general, de fuerzas externas a la sociedad: las catástrofes naturales, epidemias, escasez, guerras, contacto con otras culturas o colonización. Sin embargo, la seguridad de las sociedades que poseen un cuerpo institucional dirigente – el Estado, el Rey o el Partido –se presenta subdivida: por un lado la seguridad del Estado y por otro la seguridad de los ciudadanos. La seguridad de la sociedad frente a los miembros transgresores asume, en la sociedad actual, la forma ficticia de “seguridad individual ínter-miembros” lo que acaba por autorizar a cada ciudadano para establecer sus propias reglas de conducta y juicio” (POLANYI, 1980). El tercer abordaje tiene que ver con la seguridad de los miembros transgresores frente a la sociedad. Nos referimos a aquellas ideas y practicas sociales semimarginadas – aunque toleradas – sobre las cuales la sociedad no posee reglas rígidas, otorgando a sus miembros la libertad de establecer sus propios criterios de valoración. La seguridad, en estos casos, está íntimamente relacionada a la libertad de divergir, a la protección, y a la no-conformidad (POLANYI, 1980). Los movimientos antidiscriminatorios, - raciales, sexuales, religiosos, políticos, etc. – que luchan por la obtención de seguridad, reconocimiento social y derechos a la ciudadanía se incluyen en este abordaje de la seguridad. La seguridad, circunscrita a las políticas tradicionales, a la aplicación de leyes y al mantenimiento del orden – en el interior de los Estados-nación – y de protección de las fronteras exteriores ante las posibles agresiones de otros Estados no parece ser la única teoría acerca de la seguridad en el mundo de este inicio. Recientemente, las discusiones sobre la seguridad se ampliaron y dejaron de destacar el único y tradicional enfoque de la seguridad nacional, territorial y del Estado. Surge, por lo tanto, un nuevo concepto que intenta abordar las problemáticas de seguridad vinculadas al ser humano. Mientras la noción de seguridad nacional apunta a la defensa y seguridad de un Estado o nación, la seguridad humana se centra en el usuario final de la seguridad, el ser humano. Por esta razón, el concepto de seguridad humana no se agota con la protección del Estado al ser humano, sino que también incorpora nuevos instrumentos que protejan al ser humano de abusos, controles y normalizaciones por parte del Estado. Uno de los puntos de partida en la discusión de la seguridad humana fue el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, 1994) a través de su Informe sobre el Desarrollo humano (1994) en el que se introdujo el argumento de que la mejor forma de luchar contra la inseguridad global es a través de la garantía de las libertades o de la ausencia de necesidades y miedo (“freedom from want” y “freedom from fear”). Perez de Armiño nos habla del concepto y uso de la seguridad humana42 que puede tener un enfoque amplio y otro restringido. El autor toma como referencia en su discusión las dos interpretaciones y propuestas que se han conformado en torno a este término. El primer enfoque se centra en la “libertad frente a la necesidad”, es decir, se relaciona a la satisfacción del desarrollo humano y un mínimo de bienestar43. Por otro lado, el enfoque restringido del concepto de seguridad humana44 se centra en la

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Para el concepto de seguridad humana verse CONTERAS, Carlos. (2008): Seguridad humana. Revista Quorum 18. 2008:140163En:http://www.revistaquorum.es/quorum-18/Quorum_18/Carlos%20Contreras.pdf y MACK, Andrew. El concepto de seguridad humana. Papeles. No 90 (2005). P. 11-18. 43 El desarrollo humano y el bienestar, referentes al enfoque “libertad frente a la necesidad” Se corresponde a la formulación inicial de la seguridad humana realizada por el PNUD en su Informe sobre Desarrollo Humano de 1994, sostenida también por la Comisión de la Seguridad Humana, liderada por Japón, y su relevante informe La seguridad humana ahora , publicado en 2003. 44 En gran medida, la gestación del concepto de “libertad frente al temor” y su expansión está relacionada a la Red de Seguridad Humana, organizada por Canadá e integrada pro varios estados.

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“libertad frente al temor”, esto es, en la garantía de protección frente a la violencia física, en el contexto de conflictos. Baldwin, en su articulo titulado The concept of security, estructura el contexto de la seguridad en base a cuatro preguntas: 1) ¿Para quién es la seguridad? O sea, cual es el sujeto que debe o no ser asegurado, cuál es “objeto de referencia de la seguridad”. Sobre esto, habría que hablar de las distintas formas y “niveles” de seguridad: seguridad nacional o del Estado, seguridad internacional o global y la seguridad común, que se refleja en la seguridad humana; 2) ¿Qué valores hay que asegurar o proteger? – Lo que antes era la tradicional concepción de seguridad nacional centrada en la protección de los valores y la integridad territorial del Estado pasa a abarcar desde el bienestar económico hasta la salud de los individuos; 3) ¿Qué amenazas a la seguridad se perciben? Antes las amenazas se centraban en potenciales agresiones militares y territoriales desde otros Estados. Actualmente, la sociedad de riesgo global presenta nuevas amenazas (crisis económica, desastres naturales, epidemias); 4) ¿Con qué medios se puede garantizar la seguridad? Variará de acuerdo con los diferentes conceptos de seguridad: defensa militar en la concepción clásica, desarrollo humano en el enfoque de la seguridad humana y cooperación internacional en la seguridad cooperativa (BALDWIN, 1997:13). Precisamente en los años noventa se ha acercado la concepción de seguridad a la de desarrollo social, muy influenciado por las nuevas amenazas de la sociedad de riesgo global, de carácter no solamente militar, como económico, político, social, medioambiental, producido por las red de flujos que pasan a integrar, interrelacionar e interconectar todos los países en una línea tenue de acción y reacción en cadena (BECK, 1998; PEREZ ARMIÑO, 2006). En este sentido, la agenda actual de la seguridad humana ha replanteado que sea el Estado el objeto de referencia de la seguridad, habiendo una inversión en el eje de atención desde el Estado hacia el individuo, de tal manera que el nuevo concepto de seguridad humana erige a la persona – a sus derechos, su bienestar, su libertad, y no al Estado. Pasa de la soberanía a los derechos humanos de los individuos, del control y necesidades del Estado hacia las libertades personales. Estos argumentos se podrían ver anticipados en Foucault cuando sostiene que "la soberanía se ejerce en los límites de un territorio, la disciplina se ejerce sobre el cuerpo de los individuos y la seguridad se ejerce sobre el conjunto de la población" (FOUCALT, 2008:23). Sin embargo, Mack destaca que ese intento de conversión del individuo como punto de referencia, por parte de las bases de la seguridad humana, no está exento de críticas. Para algunos autores, y sobretodo gobiernos, esta concepción no pasa de una visión occidental e individualista de la sociedad contemporánea para justificar su omisión y fragmentación (MACK, 2005). Utópico o no, el concepto defendido por Pérez de Armiño de que la seguridad humana se relaciona de forma directa al desarrollo humano, consiste, en esta perspectiva, en que las personas puedan ejercer tales opciones de forma libre y segura. En la misma línea argumentativa, tal como definió el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), la seguridad humana tiene una dimensión cuantitativa que se refiere a la satisfacción de las necesidades materiales para garantizar la subsistencia física de las personas tales como la alimentación, vivienda, educación, salud, siendo estas bases el núcleo de la seguridad humana, una condición indispensable aunque no completamente suficiente. Por otro lado, la dimensión cualitativa se refiere a

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una serie de aspectos relacionados a la dignidad humana, tales como el control sobre la propia vida, la autonomía personal, y la participación en los asuntos de la comunidad. En este sentido, la seguridad humana tiene la función de integrar las dimensiones locales y globales, tanto en las actuaciones para promoverla, como en las consecuencias de su ausencia (PNUD, 2004). Por otro lado, existe un riesgo muy eminente en el enfoque amplio de la seguridad humana, y que cada vez más viene siendo manipulado y utilizado como excusa para la militarización de diferentes políticas públicas, tanto nacional como internacionalmente. En la medida que este concepto abarca una multitud de aspectos relacionados a salud, alimentación, bienestar social y medioambiente, pasa también a cobrar una dimensión en términos de seguridad donde las fuerzas armadas se sienten legitimadas a incidir en áreas que presenten problemas conflictivos. Este riesgo de manipulación o de excusa es aún más perceptible en el caso de políticas de cooperación al desarrollo y de acción humanitaria, reflejadas en la prevención de conflictos y en la construcción de la paz. Esta tendencia ha generado un creciente miedo global y ha contribuido con una creciente supeditación de la acción humanitaria y de la cooperación al desarrollo a criterios vinculados únicamente a cuestiones geopolíticas y de seguridad, algo que no ha hecho sino aumentar tras los atentando del 11-S y el comienzo de la "guerra global contra el terrorismo". Resulta particularmente preocupante el caso de la acción humanitaria, pues se va erosionando en los principios de neutralidad e independencia que históricamente han formado sus bases. Este riesgo de que la seguridad humana se utilice como justificación para realizar “intervenciones humanitarias” por parte de países occidentales ricos en países periféricos en crisis humanitaria o en conflicto, crece a la medida que la sensación de riesgo se difunde. Tales intervenciones se han difundido con el fin de la Guerra Fría, se caracterizan por una naturaleza militar y se justifican con el objetivo de garantizar el reparto de asistencia humanitaria y frenar graves violaciones de los derechos humanos, entre otros. Al final, se ha desvirtuado el concepto de seguridad humana defendido por Pérez Armiño y se ha limitado a una seguridad que se centra fundamentalmente en la protección ante la violencia física, particularmente en contextos de conflicto armado y crisis humanitaria en Estados frágiles y fallidos. Así, limitarse a la “libertad frente al temor” olvidando la “libertad frente a la necesidad” es un error sin vuelta atrás. Las amenazas tienen que ser interpretadas mas allá de la violencia física (o riesgo de daño físico/material), contemplando otros factores socioeconómicos y medioambientales esenciales para la dignidad y supervivencia humana. Sin embargo, es una relación paradojica si asumimos que el eje de la seguridad es la persona ¿Cómo se puede garantizar al individuo su subsistencia con dignidad? ¿Cómo puede el individuo protegerse - él sólo - de la exposición a epidemias infecciosas, la hambruna, la miseria, el agotamiento del medio natural, la crisis y el caos en las ciudades? Con tantos efectos y causas condicionantes, la seguridad humana se ve atrapada en la red de flujos globales de la sociedad de riesgo, de forma que no se puede pensar la seguridad sólo a través del individuo, aunque sea este la figura clave de la cuestión. 2.3. Diseño Urbano y seguridad: el espacio defendible frente al miedo

“La inseguridad produce miedo, por lo que no es de extrañar que los urbanistas atribuyan la máxima urgencia a intentar combatirla. Lo malo es que además de la inseguridad, es posible que también desaparezcan de las calles las principales atracciones de la vida urbana, como la espontaneidad, la flexibilidad, la capacidad para sorprender y ofrecer aventura”. (BAUMAN, 2006:54)

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La prevención del crimen a partir del diseño ambiental emergió en la década de 60 con el trabajo de Jane Jacobs. Muerte y vida en grandes ciudades americanas fue el primer trabajo influyente que sugería que la vida activa en las calles podría disminuir los crimenes. Jane Jacobs sostiene que la seguridad en el espacio urbano está asociada al nivel de contacto y lazos de confianza que puedan establecer las comunidades entre si. Ella acuña el término “ojos en la calle” para definir aquella característica del medio ambiente urbano de proveer la facilidad para que se realice el mecanismo de vigilancia natural por parte de la comunidad que habita el espacio. Así, Jacobs es la precursora de una de las posturas frente al mecanismo de vigilancia natural que se traduce en una solución arquitectónica permeable y de espacio urbano integrado (JACOBS, 1962). Sin embargo, su teoría fue criticada y debatida por diferentes autores provenientes de diversas especialidades. Rick Linden en su libro Building a Saffer Society: Crime Prevention in Residencial Environments afirma que las observaciones de Jacobs son simplistas y cargadas de gran romanticismo, ya que la autora defiende el mecanismo de vigilancia natural y de la diversidad de usos como el determinante para la seguridad del espacio público, argumento que Linden no considera suficiente para la producción de ambientes seguros (LINDEN, 1997). A principios de los 70 surgió un interés acerca de la posibilidad de manipular el ambiente construido para la prevención de la delincuencia y del crimen. Fueron Ray Jeffery y Oscar Newman los autores que se adquirieron protagonismo al posicionarse de ese modo. Oscar Newman con el libro titulado Defendible Space realiza una teoría del espacio defendible donde explica que la territorialidad y la distinción entre el espacio público y privado son cruciales para mantener el orden en un área residencial. Según el autor, la territorialidad genera un sentido de propiedad que aumenta la responsabilidad personal, la vigilancia y un sentimiento protector por parte del residente para prevenir el crimen. A partir de análisis de conjuntos residenciales en altura, Newman postula que son tres las causas de surgimiento de conductas antisociales: el anonimato de sus habitantes, debido al gran tamaño de los conjuntos; la falta de vigilancia, que antes se daba naturalmente desde el interior de los edificios; y la inexistencia de rutas alternativas por diseños tipo laberinto. Así, los cuatro aspectos relacionados al espacio defendible han sido: territorialidad, vigilancia natural, imagen y lugar, y zonas seguras. Sus postulados promueven conjuntos habitacionales con una graduación tipológica de espacios: espacio público, semi-público, semi-privado y privado (NEWMAN, 1996). Las teorías de Newman generaron mucha polémica, para Lewyn, sus soluciones arquitectónicas reforzaron las barreras entre lo público y lo privado y, sobretodo, sus intervenciones arquitectónicas en base a la teoría del espacio defendible no favorecieron la reducción del crimen, que era su mayor objetivo (LEWIN, 2008). Otra de las propuestas arquitectónicas desarrolladas preliminarmente por Newman es el concepto inicial de comunidades cerradas. En su diseño, estas comunidades cerraban su perímetro definiendo sólo un acceso posible. De esta manera, se buscaba controlar a quien entraba o salía de la comunidad. Obviamente, Newman no tendría previsto que este intento puntual en controlar la circulación y el acceso generaría graves consecuencias inmediatas para las ciudades, con la gradual transformación de la morfología de las ciudades contemporáneas, a través de la especulación y oferta cada vez más creciente de comunidades cerradas que garantizasen la seguridad frente a los riesgos externos. Es curioso, por tanto, observar que de un intento puntual en generar un diseño urbano seguro se consolidan conceptos que actualmente son entendidos como segregacionistas y excluyentes, y ya no es posible asociarlos a la inicial idea de control de acceso.

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Tras la publicación de Defendible Space, Newman ha sido ampliamente criticado, principalmente por promover un determinismo arquitectónico, por ignorar fenómenos contextuales y sociales, y por sus desajustes metodológicos (MAYHEW, 1981). Esta relación entre diseño urbano y prevención de la delincuencia ha sido durante bastante tiempo casi únicamente patrimonio de los sociólogos (empezando por la Escuela de Chicago), aunque, últimamente ha empezado a despertar el interés por profesionales del diseño urbano. Casi siempre los intentos de prevención de la delincuencia relacionados al diseño urbano se han basado en dos premisas esenciales: la llamada “vigilancia informal” u “ojo vigilante” (caracterizado por el ver y ser visto) defendido por Jacobs, y también el “control del espacio urbano”. Estos dos principios vinieron acompañando la evolución de la teoría del espacio defendible de Newman, destacando la transformación del espacio público en busca de un “diseño urbano seguro”. De esta corriente de pensamiento surgen el modelo norteamericano de Crime Prevention Through Environmental Design (CPTED – Prevención del crimen a través del diseño ambiental) y los modelos ingleses de Prevención situacional cuyo foco central es el refuerzo de espacios sociales, cuya potencialidad en cuanto a facilitadores de la conducta desviada aumenta en la medida que en dichos lugares existen mecanismos deficitarios de control social. El trabajo de Ray Jeffery titulado Prevención del Delito a través del Diseño del Ambiental (CPTED) se refleja en la idea de que el delito es en parte un resultado de las oportunidades45 presentadas por el entorno físico. Básicamente, la aportación de Jeffery propone que el ambiente físico y social urbano puede generar oportunidades para que se cometan los delitos y que las oportunidades para la violencia urbana pueden reducirse al modificar ciertos parámetros ambientales (JEFFERY, 1971). El concepto CPTED de Jefferys junto con los principios de “Espacio Defendible” propuesto por Oscar Newman, aproximadamente al mismo tiempo, fueron el punto clave en la concepción y evolución del diseño urbano para la prevención del crimen, o simplemente “diseño urbano seguro”. La orientación de la metodología del CPTED propone la necesidad de entender los objetivos de conducta antes de considerar una estrategia de prevención del delito. Este enfoque reconoce la necesidad de apoyar inicialmente, dentro de los diferentes tipos de espacios urbanos, a los comportamientos deseados, incidiendo en ellos por medio del diseño, del uso y de la administración de los entornos físicos, y solo después aplicar las estrategias para reducir los comportamientos no deseados o antinormativos (MOFFAT, 1982). De acuerdo con Ray Jeffery, la metodología cuenta con cinco conceptos primarios interrelacionados que están destinados a reducir las oportunidades de propensión al delito y al crimen: control de acceso, vigilancia y refuerzo territorial, manutención del espacio público y participación comunitaria. El control natural de accesos se refiere a la apropiación territorial de los accesos por parte de los ciudadanos, de manera espontánea por su uso o demarcación. Dicho control se puede producir a través de barreras simbólicas o físicas para restringir, alentar o canalizar el desplazamiento de personas o vehículos dentro y fuera de las áreas urbanas consideradas. Este control de acceso contribuye en gran medida a definir el territorio al que los individuos tienen acceso y a potenciar las expectativas de que existirán respuestas a los comportamientos violentos generados dentro de ese espacio. Este control de

45

Esta “Teoría de la Oportunidad” en la prevención y control del crimen fue expandida también por Mayhew, Clarke, Sturman y Hough (1976) y por los investigadores canadienses Brantingham y Brantingham (1981).

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acceso para Ray Jeffery ayudaría a definir el “espacio vivido” y contribuir al acercamiento del refuerzo territorial. El segundo tópico para la conquista de la prevención del delito a través del diseño ambiental es la vigilancia natural, aquella ya defendida tan intensamente por Jacobs y Newman. En este momento, la metodología CPTED reflexiona sobre la mejoría de las perspectivas de visión, de iluminación y usos adyacentes compatibles. Como el control de acceso, la vigilancia también contribuye a la definición de los territorios personales y al aumento de las expectativas de respuesta frente a los comportamientos indeseables. El refuerzo territorial hace alusión a los lazos afectivos que establece el habitante de un área urbana con su entorno y que, por lo tanto, se identifica y cuida de una manera especial. Las huellas en el territorio que simbólica o subjetivamente son productos de la relación del ser humano con el espacio público forman parte de los conceptos primarios para la prevención del delito cuando hay un intento de tener en consideración esas memorias subjetivas del espacio urbano para sacar provecho en la futura recalificación o intervención en este espacio. Por otro lado, el concepto de mantenimiento de los espacios públicos hace relación a la instrumentalización de los tres términos descritos anteriormente, en el diseño y elaboración de planes para asegurar el éxito de la estrategia y en su continuación a lo largo del tiempo. En paralelo a eso, se destaca un aspecto ineludible en la estrategia de prevención del crimen a través del diseño ambiental, que es la participación comunitaria. Sin la incorporación genérica de la comunidad, y de los individuos que la configuran en particular, no hay garantías de asegurar el éxito de la estrategia. La CPTED ha sido implantada en bastantes lugares del mundo pero no es la única metodología que permite mejorar la seguridad modificando adecuadamente el ambiente urbano y arquitectónico. Ciudades como Toronto y países como Inglaterra, Holanda, Sudáfrica y Chile han intentado buscar sus propios sistemas. En general podríamos decir que estas relaciones entre diseño urbano y prevención de la delincuencia se han producido de forma bastante recurrente en los últimos años destacando, sobre todo, algunos países como el Reino Unido. Incluso la Unión Europea, a través del Comité Europeo de Normalización, tiene en funcionamiento el Comité Técnico 325 con la misión de reducir la delincuencia a través del diseño y la planificación urbana. La finalidad del Comité es la propuesta de estándares europeos en diseño y planeamiento urbano para conseguir la prevención del crimen en áreas residenciales de nueva creación. En el caso específico de Chile, la Fundación Paz Ciudadana, en el año 2002 lanzó un manual sobre Espacios Urbanos Seguros que se basa en la metodología de Prevención de la delincuencia mediante el diseño ambiental (CPTED -Crime Prevention Through Environmental Design). Esta estrategia de prevención de la delincuencia ha formado parte de muchas iniciativas integrales de prevención del delito en países de Sudáfrica donde los principios de control y vigilancia de la metodología CPTED son bien asegurados por parte de estas políticas. El intento del manual es apuntar elementos del diseño urbano y de acción colectiva que inhiban o favorezcan las acciones delictivas y de que como otros procedimientos estratégicos y de diseño pueden generar y producir un espacio urbano más seguro y protegido (FUNDACIÓN PAZ CIUDADANA [et.al], 2002:57). Por otro lado Baeza sostiene que los años de 1999 y 2000 fueron tiempos de una crisis económica muy grande para Chile. Gran parte de las empresas terminaron con saldos negativos, con excepción de las empresas que se dedicaban a la seguridad. Estas incrementaron sus ganancias: guardias de seguridad,

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cámaras de vigilancia, alarmas, rejas metálicas y eléctricas y armas de fuego (BAEZA, 2001). Estas son algunas de las paradojas que nos muestran cómo, por un lado se invierte en una metodología de prevención del delito mediante el diseño ambiental, y por otro, se amplia el consumo de los aparatos de seguridad. ¿Tienen algo que ver? Estos procesos de búsqueda de la seguridad, para Muñoz, no tienen tanto que ver con la necesidad de protección, sino con una ansiedad de consumo. La seguridad urbana no deja de ser un objeto de consumo más, y de acuerdo con esta propuesta de oferta y demanda de la seguridad frente a los riesgos, vivir seguro (protegido, defendido, vigilado) se ha convertido en un valor añadido para la vida urbana, un estilo de vida urbano actual, y por esa razón también se genera y potencia otra forma de desigualdad social (MUÑOZ; 2004). Esta proliferación de mecanismos de seguridad es sólo el rostro más explícito y grosero del control: normaliza la distribución del cuerpo social y su respectiva conducta en el espacio urbano además de privatizarlo y fragmentarlo. Por ello, el diseño arquitectónico de las ciudades contemporáneas, cada vez más, se parece al de una ciudad sitiada. El concepto de “espacio defendible” o “espacio urbano seguro” prima sobre el de espacio comunitario. Estamos lejos de las consideraciones humanistas sobre el espacio público como un lugar de esparcimiento, socialización e intercambio. De la misma forma, Juaristi sostiene que muchas de las medidas de defensa y vigilancia física frecuentes en estos tipos de técnicas y metodologías de prevención han llevado a lo que Flusty llamó la “construcción de la paranoia”: encerrarse en viviendas o vecindarios fortificados, llenar el espacio público de videocámaras, enrejar los parques, plazas, calles y viviendas para apartar los sujetos amenazantes (JUARISTI, 2004).

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Imagen 43: Por detrás de una reja, otra reja, lo privado – ya encerrado en si mismo – que prolonga aún más sus tentáculos hacia el espacio público. En primer plano, la reja mayor, la que impide el paso hacia la propiedad privada ¿A quien pertenece el espacio entre la calle y el edificio? ¿Qué ocurriría si no existiera esta reja? Son escasos los bancos, las sombras, los sitios donde se pueda estar a gusto y encontrar a los demás: sentarse, hablar, descansar - estar. Son las rejas las que impiden que esos tipos de encuentros se desarrollen en la ciudad contemporánea. El miedo a la delincuencia y al delito, y la degradación de los bienes públicos y privados, encierra, protege y programa soluciones para impedir esos encuentros. Estas variables de diseño urbano seguro en el espacio público no sólo impiden la delincuencia, sino que impiden el uso y disfrute de este espacio a todos los ciudadanos. FUENTE: SOLÀ -MORALES, Manuel. Espacios públicos y espacios colectivos. Revista Universitaria Nº 46. Ediciones Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, 1994:4

Bajo estas condiciones de paranoia el espacio público da las ciudades contemporáneas lanza pistas de que las planificaciones en base al discurso del diseño defendible y seguro, más que potenciar la seguridad, aparta a los ciudadanos de su uso y disfrute. Estos espacios son denominados por Steven Flusty como “espacios de interdicción”, lugar casi siempre inaccesible, bloqueado, dividido, repelente a extraños, lo que el autor describe como monumento urbano celebratorio de la desintegración de la vida en comunidad. Steven Flusty en Building Paranoia hace un catálogo de estos espacios que considera proyectados en base a este diseño “anti-delito”: espacios vedados, bancos individuales e incómodos para evitar que los mendigos lo utilicen. Pinchos en los muros, bancos y espacios que sugieran el encuentro de grupos o la practica de skate y bicicleta, rampas o barreras en rincones para evitar que se utilicen como urinario (FLUSTY, 1997).

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Imagen 44: El diseño urbano seguro – defendible – anti-delito. Un espacio incomodo y repelente, que inhibe a la estancia, al abrazo. Imposibilita la proximidad, el libre acceso. Restringe, protege, limita. Excluye, defiende, impone. Controla, vigila, normaliza. Se quieres sentarte, adáptate a la forma que se indica. Se quieres huir de la lluvia en un rincón- olvídate - los rincones son lugares prohibidos. FUENTE: caribb, 2007 En: http://www.flickr.com/photos/caribb/808691115/sizes/o/ nicolasnovas, 2008. En: http://www.flickr.com/photos/nnova/2359286420/sizes/l/

Por más desarrollado que se encuentre el discurso de la seguridad urbana con relación al diseño urbano anti-delito o normalizador, el espacio público a través del diseño “defendible”, llega a convertirse en un espacio completamente opresor desde de su raíz, que inhibe, excluye y segrega, de manera que lo público queda como residual, no deseado y al servicio de quien no tiene otra alternativa (y de quien menos puede contribuir físicamente a su mantenimiento).

Imagen 45: Este espacio público defendible, seguro o anti-delito intenta apartar, distanciar, impedir el uso, la proximidad, el contacto, el encuentro, creando una textura más agresiva al tacto, a la vista. Aun así, estos niños insisten en enfrentarse a los pinchos que les impiden sentarse y que intenta expulsarlos de este espacio público. ¿Quién ha puesto estos pinchos? ¿Porque? FUENTE: Presentación En: PEÑALOSA, Guillermo. Parques Urbanos y Espacios públicos – Creando comunidades saludables y competitivas. Secretaria de Desarrollo Social (SEDESOL), México, 2008:156.

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El mobiliario defendible o seguro se transforma en un simple adorno agresivo, debido a la ausencia de uso, donde ya no hay ni la intención ni la invitación para que las personas realicen sus actividades y encuentros en este espacio. ¿Es posible revertir la tendencia a la fragmentación de la vida urbana? ¿Es posible contener esta ansia desenfrenada por un diseño urbano seguro? Esta protección extrema del espacio público, con sus estrategias de diseño urbano seguro, consigue apartar de lo público al individuo y sus acciones, producciones, encuentros y conflictos, configurando un espacio vacío de relaciones, de actividades, de presencia y co-presencia. ¿Qué actividades diferentes del simple paso de peatones y vehículos están permitidas en los espacios públicos de las ciudades contemporáneas? Parece que existe una confusión acerca de cual es el objetivo de está protección. No queda claro si se intenta proteger al espacio público, o al ser humano. Si el intento es la protección del espacio público contra las acciones delictivas parece que la lógica que se utiliza es la del vaciamiento de lo público, para que una vez sin el uso colectivo y los conflictos que se desarrollan en estos espacios, se logren espacios públicos seguros, o mejor dicho, se logren no-lugares ultra-seguros, protegidos y vigilados, donde la presencia de las personas es cada vez más controlada y su paso cada vez más reducido (MUÑOZ, 2004).

Imagen 46: De un lado los postes de hierro que protegen el muro de la delincuencia de los vándalos, grafiteros, marginales. Son materiales distintos que componen el elemento protegido – la primera más agresiva que la segunda. Se quieren proteger frente las huellas de las personas en el territorio, se pretende configurar un espacio público limpio, sin marcas del tiempo ni del uso de las personas. Un lugar sin identidad, ni valor: un no-lugar seguro. ¿Para quién? Imagen 47 ¿Un banco? ¿Cuál es su función? ¿Quién lo utiliza? Un elemento de hormigón en medio a una plaza estadounidense cubierto por elementos metálicos que indican que en este espacio ya no se pueden producir actividades de ningún tipo. En este caso específico, el diseño del espacio público seguro protege al banco de la utilización y contacto de las personas, de las huellas del uso. ¿Quién debería estar protegido, el ser humano o el banco? FUENTE: nicolasnovas, 2009 En: http://www.flickr.com/photos/nnova/3349485841/sizes/l/in/set-72157607804538009/ nicolasnovas, 2009 En: http://www.flickr.com/photos/nnova/244955543/in/photostream/

Parece pues que existe una movilización por parte de los Estados y organizaciones para crear agendas, manuales y marcos sobre la relación entre diseño urbano y prevención para la construcción de un espacio urbano seguro. Se invierte en la recalificación de los espacios públicos desde esta lógica, con la premisa de volverlos seguros, decidiendo quien puede utilizar los espacios de la ciudad y quien no, una vez que grupos de jóvenes, mendigos o cualquier persona que se aproxime de la caracterización de una figura delictiva, son expulsados del contexto urbano. Así, se normaliza la conducta de las personas, se configuran patrones de comportamiento en el espacio público, que pasan a ser vigilados por sistemas de

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seguridad y control que roban la privacidad del individuo a la vez que privatizan el espacio público. Resulta que parece optarse conscientemente por denegar los principios del espacio público moderno libre y abierto por una serie de puntos de paso controlados y normalizados, donde las metodologías de diseño para la prevención y las técnicas arquitectónicas y de vigilancia asumen una ideología que lucha por la seguridad sin darse cuenta de que la culminación/ejecución o puesta en práctica de sus ideales, más que garantizar la prevención de la delincuencia están construyendo ciudades extremadamente excluyentes y desiguales que generan más temores y peligros. En este sentido, parece más que claro que la solución frente a los problemas de inseguridad de la ciudad contemporánea no puede pasar por la negación de la misma, por la limitación de elementos que forman parte de su esencia – convivencia, conflicto, capital social, cambio – por huir de ella, bloquearla y obviarla. ¿Cuándo se parará de pensar que para adquirir la seguridad es preciso suprimir la libertad? En definitiva, pensamos que para vencer o reducir el miedo en la ciudad hace falta más ciudad, más ciudadanía y más espacio para una política que organice las diferencias y matice las desigualdades.

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3. Control en los Espacios Públicos: la ciudad vigilada “Ver es un acto divino” (FEUERBACH, Ludwing. apud LEVIN, T ; FROHNE, U.; WEIBEL, P., 2002:17) “¿Liberación? Resulta sorprendente darse cuenta de lo intensos y poderosos que son los instintos delictivos de la humanidad. Y lo digo a plena conciencia: delictivos. Pues los conceptos de libertad y delito están tan estrechamente vinculados como….digamos, por ejemplo, como el movimiento de un avión con su velocidad: si la velocidad de un avión es cero, entonces éste no se mueve; lo cual es absolutamente cierto. Si la libertad del hombre es cero, entonces no comete delitos. El único medio de preservar al hombre del crimen es salvaguardarle de la libertad.” (ZAMIATIN, E. Nosotros. 1970:38).

A través de estas palabras el escritor soviético Yevgueni Zamiatin empieza a desarrollar su novela titulada Nosotros, escrita en 1920. Esta novela, censurada en la URSS, sirvió de modelo para la obra más conocida de George Orwell titulada 1984, que parece haber tomado prestada la estructura de la menos conocida obra soviética. Ambas obras nos hablan de un poder controlador, totalitario, vigilante y de un hombre-número, alienado, pasivo y obediente (ORWELL, 1948). La obra 1984 demuestra un entendimiento y un discurso en base al modelo panóptico inspirado en Bentham, con un carácter político que destaca el instrumento de control social en una red de vigilancia que combina tipos diferenciados de información. La obra de Orwell, publicada al principio de la Guerra Fría, fue muy bien recibida por los medios de comunicación más conservadores en tanto que advertía a la civilización occidental sobre el riesgo comunista. Sin embargo, la novela de Zamiatin es más atrevida y novedosa que la de Orwell, porque escribe a través de la perspectiva subjetiva de un grupo de personas “concienciadas” por la colectivización, que no entienden ni aprueban el individualismo. El enfoque más importante de ambos escritores es cómo describen y cómo enseñan el totalitarismo, donde el poder está centralizado en un partido único estatal que acaba con cualquier disidencia sin permitir oposición. El poder totalitario es personificado por el Estado Unido en la obra de Zamiatin, donde es presidido por el “Bienhechor” y en el caso de la novela de Orwell, la Oceana, presidido por el “Gran Hermano”. En este sentido, el poder se mantiene mediante la constante y precisa vigilancia sobre todos los ciudadanos (“números”, en la obra de Zamiatin). Nadie escapa al siempre atento ojo del Gran Hermano o del Bienhechor, de la misma forma que también se utilizan los medios como forma de control y alarma social. Constantemente, esos medios eran invadidos por mensajes del partido, conformando un poder unidireccional, regulador, dominante y jerárquico de la comunicación de masas. La obra de Zamiatin ilustra de forma impresionante la disciplina constantemente aplicada a los ciudadanos, expresada también mediante la descripción de la arquitectura de las viviendas y de los lugares de trabajo: la ciudad del futuro era una ciudad de cristal, que hacia transparente la vida de todo el mundo a todos los demás, con excepción, del Bienhechor y de los guardias del Estado Unido – era la ciudad de cristal unidireccional. Por otro lado, con 1984, George Orwell se convierte en un profeta que nos habla de cómo el poder se va implantar en la realidad futura, y que vivir en este mundo orwelliano significa vivir afligido por el temor a que este poder se implante como realidad total, de tal forma que defina lo que es verdad y lo

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que no lo es. Así, el Estado totalitario e imaginario de 1984 tiene como principio la disciplina y el adiestramiento que consiste en una tecnología política que induce al sujeto a un “estado de conciencia y visibilidad permanente que aseguran el funcionamiento automático del poder” (FOUCAULT, 2000:207208).La profecía de Zamiatin y posteriormente la de Orwell apuntan a la lógica panóptica que se materializa actualmente en el contexto de la sociedad de la seguridad o la de control trazada por Foucault y Deleuze. La tecnología de la vigilancia se configura en la sociedad actual bajo la forma de la videovigilancia y sobre los aparatos de control cada vez más estandarizados. El alcance de estos ojos electrónicos es mucho más penetrante y omnipresente en el contexto de las ciudades contemporáneas, fortalecidos por otras tecnologías como la del reconocimiento facial y de la digitalización de la información, conectada a una base de datos central que nos ofrece la posibilidad de controlar los accesos y desplazamientos desde los propósitos defensivos o de la seguridad. Así, el actual uso generalizado de sistemas de control en el espacio público de nuestras ciudades está justificado por un modelo de ciudad fragmentada e insegura y a una búsqueda incansable por la protección frente al miedo urbano. ¿Será esta de verdad la razón por la que existen tantos aparatos de control en las ciudades contemporáneas? En este momento de la investigación se pretende reflexionar, por tanto, sobre cuanto estamos dispuestos a ceder sobre nuestra libertad a cambio de la seguridad?

Imagen 48: ¿Quién nos mira? ¿Por qué nos vigila atentamente? ¿Quién es este ojo vigilante? ¿Será que hay alguien también vigilando a quien nos mira? ¿Por qué le importa lo que hago o lo que dejo de hacer? ¿Por qué me reprimen, me imponen, me amenazan? ¿Como pueden esos ojos condicionar mi libertad? ¿Porque me dejo normalizar por este poder? ¿Porque me domestico? FUENTE: Eco Truly. http://farm4.static.flickr.com/3624/3288458938_187aeb0651.jpg?v=0

La vida en la gran ciudad combina el vértigo de una libertad que es percibida como ficticia por la falta de medios para utilizarla con una ampliación generalizada de los sistemas de seguridad: vigilancia, control, norma, ley, conducta, clasificación, exclusión, pérdida de libertades y derechos. La proliferación de los mecanismos de control recorta libertades y derechos. Cedemos nuestra subjetividad a las máquinas y al poder que las controla. Proliferan las tecnologías de la vigilancia que neutralizan el sujeto, lo transforma en objeto y rehén del control normalizador. ¿Quién nos vigila? ¿Por qué? Por lo

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tanto, se trata de comprender los factores que recogen la implantación de estos sistemas de control en el espacio público de las ciudades contemporáneas, la aceptación o negación por parte de los ciudadanos, la instrumentación progresiva del estado de seguridad y vigilancia permanente de nuestra sociedad actual y la transformación del sentido del espacio público: el aire que nos hace libres y el miedo que nos acecha. Estas tecnologías de control permiten el creciente establecimiento de nuevas fronteras, nuevos espacios y accesos controlados por la información, por contra-señas, huellas digitales. Hoy en día, estas tecnologías presentan un papel significativo en la construcción de nuevas formas de control social, en lo que Deleuze y Kim podrían denominar como una verdadera revolución del control y de las formas de poder, posible a través del incremento de la capacidad de procesar y manejar la información y, principalmente, por la creciente producción de nuevos aparatos más modernos y específicos de control social (DELEUZE, 1996; KIM, 2004). Por esto, la vida en las ciudades contemporáneas se ha convertido en un transitar continuo entre aparatos electrónicos que registran el ingreso y la salida de las personas, ya sea en lugares públicos como parques y avenidas, como en zonas habitacionales, estadios, hoteles, tiendas, centros educativos, estaciones de metro y, por supuesto, aeropuertos (aún más controlados después de los eventos del 11 de Septiembre).

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Imagen 49: Este régimen de control está presente en cualquier aeropuerto: visibilidad, vigilancia y seguridad. Todo el que pasa hoy en día por uno está familiarizado con la escena siguiente: antes de montarse en el avión, el pasajero se somete a una serie de inspecciones que tienen como objetivo asegurar y ampliar el ámbito de la visibilidad mediante un borrador de todos los últimos restos de la invisibilidad - arrastrando todos los objetos que están ocultos a la luz de la visibilidad. Un aparato complejo, una red de detectores y cámaras bajo los principios dictados por la visibilidad absoluta. Esta visibilidad absoluta se legitima en la demanda y la garantía de seguridad absoluta. Así, en el aeropuerto, los principios del panóptico reinan: todo debe ser visto y todo debe ser mostrado. La foto de arriba es un documento de la serie El equipaje facturado (Hanover-Langenhagen, 1987) del fotógrafo Timm Ulrichs, donde la vida interior de los pasajeros aparece articulada en conjuntos rectangulares radiografiados por medidas de seguridad. Ulrichs se somete al mismo tratamiento de control del equipaje y revela lo que yace debajo de su piel: las entrañas, los huesos, las vísceras. FUENTE: LEVIN, Thomas Y.; FROHNE, Ursula; WEIBEL, Peter. (2002): CTRL SPACE: Rhetorics of Surveillance from Benthm to Big Brother. ZKM Center for Art and Media, Cambridge : The MIT press: Massachusetts Institute of Technology. 2002:206

De esta manera, la vigilancia sistemática de las actividades de la vida diaria - de lo íntimo - se ha vuelto controlada por pantallas, videocamaras y sistemas de información que clasifican el individuo como amenazante o no, lo vigila y controla sus conductas (ABE, 2004). En este sentido, los temas referentes a la vigilancia como aparato de control y poder siempre han sido perseguidos como objeto de producción y reflexión artística a lo largo del tiempo. Probablemente sea la muestra CTRL [SPACE], Rhetorics of Surveillance, from Bentham to Big Brother, realizada entre 2001 y 2002, la exposición que de manera más amplia y profunda haya tratado el tema del control social que ejerce la vigilancia en nuestra sociedad de la seguridad. Así, recurrimos a algunos materiales expositivos de esta muestra para intentar reflexionar sobre la problemática de los aparatos de poder que aparecen

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matizados como crítica a la videovigilancia en las ciudades contemporáneas. Una de las obras “clave” de la exposición ha sido la exhibición de la película Der Riese (The Giant, 1983), de Michael Klier. Esta película, introducida por el artista James Hoberman en el catálogo de la exposición, fue rodada con cámaras de vigilancia donde las distintas grabaciones se van yuxtaponiendo, produciendo cruces y relaciones espacio-tiempo, cuando nos sitúan y se recrea un nuevo lugar como espectador, y se recalifica un estatuto completamente nuevo para la posición que ocupa y la relación que establece entre el espectador y la película46. Der Riese se abre con el aterrizaje de un avión en el aeropuerto de Berlín. A partir de ahí, las historias y las imágenes se multiplican en flujos visuales sucesivos, donde los conflictos en la calle, seguimientos de peatones, gente en la playa. Crean una composición de la cara del prototipo criminal tras la conformación de un mirada hacia lo rutinario, hacia lo urbano, una mirada controlada por monitores de vídeos por donde se opera y se clasifica las personas, como un Gran Hermano. No hay guión, ni director, ni protagonistas, ni operador de cámara. Lo que existe es una mirada controlada e imperceptible a los individuos situados en un paisaje remoto, conseguida a través de una “cámara-dispositivo” robótica. Un intento de ser fiel a la vida en movimiento, sin intermediarios. Una mirada donde la individualidad es sustituida por “dividuales” externas, que se desplazan en un espacio virtual, como destaca Deleuze. La profusión de espacios públicos y privados que conforman el paisaje de la película incide principalmente sobre la diseminación del control como temática principal, donde la videovigilancia es un apéndice de este sistema de control general y ampliado a la vida cotidiana y a todas las transacciones, donde el papel de los ciudadanos en el espacio público ya no se ejerce a través del cuerpo subjetivo, sino que son interpretados como un dato que se procesa detectando una cifra que marca o prohíbe el acceso a la información, a la comunicación, a los lugares - a la vida urbana contemporánea. Así, en la sucesión de mensajes que la película transmite, cabría pensar que Der Riese de Klier anticipa de alguna manera la actual situación en la que los mecanismos de control inciden y se expanden sobre los espacios públicos de las ciudades, provocando nuevos planteamientos frente al uso y comportamiento en esos espacios. Actualmente se reconstruye el concepto de vigilancia en la sociedad, llegando a clasificar esta época como la era de la post-videovigilancia. En este sentido, trataremos de reflexionar sobre el objeto de análisis de la película de Klier - la videovigilancia y su actual expansión en base a sistemas electrónicos de control – los aparatos de poder como forma de «domesticación del cuerpo»47 y sus diferentes interpretaciones en la defensa de los espacios públicos de nuestras ciudades contemporáneas: hacia las ciudades vigiladas o hacia la era de la postvideovigilancia (RODRIGUEZ, 2007). Se podría decir que estos sistemas de vigilancia que provienen de las tecnologías de poder sufrieron gran expansión en su oferta y demanda en el marco del terrorismo, de la inseguridad urbana actual o del riesgo de la violencia presente en las ciudades y a los cuales se enfrenta con el establecimiento de estos 46

Es importante destacar un antecedente alemán, Berlín, sinfonía de una gran ciudad, de Walter Ruttmann ( (Berlin: Die Symphonie der Großstadt, 1927). Es también un ejemplo experimental, en la misma ciudad de la mirada robótica de Klier, pero con un argumento “documental” donde se retrata la vida cotidiana, el ritmo de movimiento de la capital Alemana, su desarrollo y el avance de las nuevas tecnologías. Un viaje a lo cotidiano de la ciudad que nos hace reflexionar sobre la evolución de la condición disciplinaria en el ámbito urbano hacia los nuevos aparatos de seguridad de la nuestra sociedad de control actual. 47

“Vemos crecer en el ejército, los colegios, los talleres, las escuelas, toda una domesticación del cuerpo, que es la domesticación del cuerpo útil. Se ponen a punto nuevos procedimientos de vigilancia, de control, de distribución del espacio, de notación, etc. Hay toda una investidura del cuerpo por mecanismos de poder que procuran hacerlo a la vez dócil y útil. Hay una nueva anatomía del cuerpo” (FOUCAULT, 1975:181).

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dispositivos48 electrónicos cada vez más frecuentes, sea en el ámbito público, sea en el ámbito privado (LYON, 2001; HANSEN, 2004). Según Clive Norris y Gary Armstrong49, la mirada específica de la cámara de videovigilancia en el contexto del espacio público no se enfoca a todos los individuos de la calle de igual manera, sino a aquellos quienes están predeterminados o preclasificados – de forma estereotipada – a través de sus apariencias o maneras de ser, vestir o comportarse. El aparato vigilante no discierne entre tipos de infracciones, no sabe valorar un contexto o una circunstancia. Parece que las acciones se equipararan, de hecho, para considerarlas como acciones desafiantes que dependen de qué hora, con qué intención y cuántos individuos formen el grupo, para en su caso considerarlo como un acto delictivo e incluso como crimen organizado. La videovigilancia se basa en la domesticación del cuerpo y se refleja en la psicología del individuo, pues, una vez que exista la mera posibilidad de ser vigilado (clasificado – acusado – juzgado) ya se condiciona la libertad de acción en el espacio público. O sea, ante los ojos de la cámara, buena parte de los ciudadanos cumplen el papel que les ha sido asignado – normalizados, actúan en el escenario público de las ciudades como meros coadyuvantes, gestionando su marca y el mensaje que quieren transmitir (LOPÉZ PETIT, 2007). ¿Puede esta videovigilancia potenciar e incentivar la seguridad y buena conducta en el espacio publico, o por el contrario, dichos medios favorecen la opresión simbólica y se constituyen en un nuevo y refinado mecanismo de ejercicio del poder hegemónico y, por ello, en un instrumento de opresión? ¿De que forma la videovigilancia está transformando los espacios públicos de las ciudades? Según Mattelart los atentados de Londres de 2005 representaron un paso decisivo en las medidas de injerencia permanente de la tecnología de la vieovigilancia en la vida privada. Para el autor, la fulgurante identificación por Scotland Yard de los cuatro presuntos autores de los intentos de asesinato en el metro y en un autobús a través de las imágenes de las cámaras de videovigilancia ha deslumbrado a las policías europeas que aumentan en un ritmo frenético la implantación del parque de videovigilancia en los transportes, y sobre todo, en los espacios públicos de las ciudades (MATTELART, 2007).

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A parte de aquellos otros ya mencionados en esta investigación como la privatización, la segregación, los aparatos de seguridad como muros y rejas, la política de espacios urbanos seguros, entre otros.

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Estos dos autores escribieron el libro titulado The unforgiving Eye: CCTV surveillance in public space (El ojo que no perdona: Vigilancia CCTV en el espacio público) producido por el Centre for Criminology and Criminal Justice at Hull University, UK y citado en el documento conocido como "Guide to Closed Circuit Television (CCTV) destruction" escrito en 2001 por rtmark. La traducción de este último documento forma parte del proceso de investigación llevado a cabo por el colectivo ZEMOS98 y Fundación Rodríguez de cara a la exposición PANEL DE CONTROL. Interruptores críticos para una sociedad vigilada. Vease: http://www.zemos98.org/spip.php?article239

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Imagen 50: De las cámaras de videovigilancia se dice que son medidas de limpieza, de prevención y de gestión de una nueva complejidad social que debe controlar el uso inadecuado e impropio del espacio público. Nos hablan de un mayor y mejor uso del patrimonio y de la vía pública, y tienen el papel de registrar estas acciones acabando por promover un ambiente conflictivo en nombre de la seguridad FUENTE: Rafael Peñaloza En: DIAZ, Ruben. Pensar la videovigilancia como debate para una construcción colectiva del espacio público. Sevilla: ZEMOS98. 2008 (Izquierda) Thorsten Thees En: DIAZ, Ruben. Pensar la videovigilancia como debate para una construcción colectiva del espacio público. Sevilla: ZEMOS98. 2008 (Derecha)

Es importante destacar que el Reino Unido se encuentra muy por delante de otras ciudades del mundo en el empleo de este recurso de identificación y disuasión. Actualmente ostenta el récord del 10 % de las cámaras de videovigilancia instaladas en todo el mundo, lo que quiere decir que un londinense puede ser filmado más de 300 veces al día, son 4,2 millones de cámaras de circuito cerrado de televisión (CCTV), lo que equivale aproximadamente a una cámara por cada 14 personas (ANGULO, 2008). Según Diaz Lopez, recientemente en Londres – considerada la ciudad más videovigilada del mundo – una amplia parcela de la sociedad y del gobierno ha denunciado el total fracaso de la utilización de esta tecnología de control en materia de seguridad, pues el 80% de incidentes grabados (relacionados a cuestiones delictivas, asesinatos, atracos, etc.) siguen sin resolverse, tras los 500 millones de libras invertidos en la red de cámaras de Circuito Cerrado de Televisión – CCTV (DIAZ LÓPEZ, 2008). Un caso resuelto al año para cada mil cámaras y esas pruebas grabadas le sale al contribuyente por cinco millones de libras, “un gasto enorme para una eficacia mínima”, defiende el diputado conservador David Davis50. Aunque los casos grabados por las cámaras de videovigilancia en Reino Unido no tengan éxito, en España, siete de cada diez ciudadanos se muestran a favor de la instalación de cámaras de seguridad en los lugares públicos, ya que consideran que proporcionará más seguridad y protección. Sólo un 10% de los encuestados está en contra de la videovigilancia, debido fundamentalmente a la perdida de intimidad y privacidad que conlleva51. En Francia el control vigilante cuenta con 1 millón de cámaras, aunque en la ciudad de Paris hasta ahora no existe una intención de invertir en este parque tecnológico de la videovigilancia. De la misma forma, Nueva York ha ampliado su red de videocontrol con más de 10.000 cámaras en espacios públicos. En 50 :http://www.publico.es/internacional/246184/cctv/londres/videovigilancia/scotlandyard?orden=VALORACION& asc=&aleatorio=0.5 51 http://www.publico.es/ciencias/260089/siete/ciudadanos/favor/videovigilancia/lugares/publicos

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general, todo el territorio de los Estados Unidos cuenta con 40 millones de cámaras, con excepción del estado de Califórnia y Maine donde esta práctica está prohibida en defensa de los derechos de privacidad de sus habitantes. En diciembre de 2003, después de los eventos de 11 de Septiembre de 2001, el número de cámaras de videovigilancia en la zona de Manhattan aumentó de 129 cámaras por milla cuadrada a 396.5 cámaras por milla cuadrada52 en 2003. Artistas y activistas aumentaron su producción creativa frente a la crítica a este fenómeno, así que grupos que ya actuaban antes como The Surveillance Camera Players (SPC) siguieron realizando actividades teatrales frente a las cámaras de lugares públicos. El trabajo de estos artistas está basado en el uso de las mismas cámaras con las que nos vigilan para conseguir que el espectador sea consciente de ellas y de la vigilancia a la que están sometidos, además de establecer contacto con los vigilantes para que entiendan lo que es ser vigilados. Surgieron nuevas resistencias en E.E.U.U. como la del Institute for Applied Autonomy (IAA) que desarrolló un mapa interactivo de Manhattan disponible en su web donde ofrece al peatón el itinerario menos vigilado de la ciudad (ANGULO, 2007).

Imagen 51: El colectivo The Surveillance Camera Players, a través de la actividad teatral, se comunica con los vigilantes de los circuitos cerrados de televisión pasándoles un mensaje crítico y reivindicatorio sobre la cuestión de la videovigilancia. También se comunican con los transeúntes que pasan por allí y con los telespectadores que los observan por los monitores cámaras de la estación de metro. En las imagenes las escenas de la adaptación de la obra “1984” de George Orwell , en Washington Square Park, 15 April 1999. FUENTE: ANGULO, Ana Garcia. Intervenciones en el Arte Contemporáneo – CCTV. Facultad de Bellas Artes de Madrid. Departamento de Pintura. Septiembre 2007:15-16

El tema de la videovigilancia en Europa y Estados Unidos es más fuerte y consolidado que en el caso de las ciudades de Sudamérica. La red de cámaras de circuito cerrado de televisión es más utilizado por empresas privadas en espacios de uso colectivo como bancos, escuelas, centros comerciales y restaurantes. Quizás por falta de recursos y de los altos índices de deterioro del mobiliario urbano, la videovigilancia en los espacios públicos de las ciudades sudamericanas todavía no aparece de manera destacada cuando se compara a las ciudades europeas o norteamericanas.

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Una milla cuadrada equivale a 2.589 Km2.

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Imagen 52: Las cámaras invaden los espacios públicos de nuestras ciudades, estamos cansados de encontrarnos con carteles como este. Bancos, supermercados, centros comerciales, plazas, parques, estaciones de metro o autobús, como si con eso nos garantizasen la seguridad frente a los riesgos. Es importante reflexionar si de verdad es por nuestra seguridad o si es en contra de nuestra propia libertad. Estos carteles son obligatorios según la reciente Ley de Protección de Datos, que no ha venido acompañada de una autentica protección de nuestros derechos, ya que asume y respalda este control indiscriminado. FUENTE: En: http://portuseguridad.org/?p=6

En el caso específico de las ciudades brasileñas, debido al aumento de la criminalidad, la Policía de Rio de Janeiro instaló 16 cámaras en puntos estratégicos del paseo marítimo de la ciudad, en la zona más turística y visitada. De la misma forma, en la ciudad de Sao Paulo el ayuntamiento instaló 35 cámaras en la parte central de la capital. La elección de los puntos para la instalación de las cámaras obedeció a criterios que tuvieron en cuenta el numero de incidentes registrados por la policía, el gran numero de

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circulación de personas, y el hecho de ser una zona turística o un monumento histórico(ROSA, 2006; RT INFORMA, 2006). Esta vigilancia también está ocurriendo de manera informal. En Sao Paulo, la policía descubrió una central de videovigilancia perteneciente a los narcotraficantes en una Favela de la Zona Este. Nueve monitores de televisión transmitían imágenes de nueve micro-cámaras distribuidas en puntos estratégicos de la favela, que controlaban la llegada y salida de mercancías, y alertaban ante la presencia de la policía.

Imagen 27: La arquitectura singular y humilde de este barracó53 - construido ciertamente por las manos de los propios habitantes - contrasta con el uso de la tecnología de cámaras de circuito cerrado de televisión. Esta central de vigilancia de los narcotraficantes presenta características similares a los antiguos castillos medievales, con la presencia de túneles para las posibles fugas. Los diversos tipos de ladrillo utilizados en su construcción indican que la obra fue siendo levantada con los materiales que se iban adquiriendo sobre la marcha, de la misma forma que los televisores y cámaras distribuidos por la favela. Así la tendencia que se sigue es que conforme se pueda, se van adquiriendo más cámaras, más televisores y se van construyendo otras centrales de vigilancia para ir fortaleciendo su poder frente al ejercito y al gobierno. Se van preparando para lo que es conocida como una guerra no declarada. Es una tecnología de poder contra la otra. El poder y el control de los narcotraficantes contra el poder y control del gobierno y de la policía. Lo curioso es que esta vez, quien se siente violado por el aparato de vigilancia es el poder formal, los que utilizan los mismos aparatos contra nosotros. Sao Paulo, 31 de Octubre de 2008 FUENTE: http://www.flickr.com/photos/choquephotos/3444165704/

La cuestión principal es por qué se continúa invirtiendo en esas tecnologías vigilantes cuando ya se comprobaron que son ineficaces. Seguramente, la privacidad del ciudadano se ha visto reducida. Nos aproximamos cada vez más a la distopía54 de Orwell, donde nos roban la intimidad a la vez que se enriquece la industria del control. 53 barraco. Vivienda simples y espontánea, de ladrillo o de madera, normalmente situadas en las favelas de Brasil Diccionario Informal Portugués En: http://www.dicionarioinformal.com.br/definicao.php?palavra=barraco&id=592. 54 Distopía: utopía perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal. Sociedad ficticia. Oxford English Dictionaire.

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¿Hacia donde llegaremos con la búsqueda incansable por la seguridad? LA BBC de Londres nos informa sobre los últimos avances para lograr la seguridad deseada contra el terrorismo. El control se establece por un escáner que desnuda a los pasajeros en el aeropuerto de Manchester. Las autoridades justifican que esta acción tiene la finalidad de acelerar los controles de seguridad ante posibles armas ocultas o explosivos. Sin embargo, los escáneres de cuerpo entero enseñan también ampliaciones del pecho, perforaciones del cuerpo, y la silueta de los genitales de los viajeros.

Imagen 284: ¿Hacia donde llegaremos para atingir la seguridad deseada? ¿Hasta donde vamos a llegar cediendo nuestra privacidad, nuestra intimidad, nuestro cuerpo, nuestra esencia? ¿Hay de verdad una pérdida de privacidad, un ambiente normalizador de conducta? ¿Quien es responsable por estas imágenes? ¿Para donde van? ¿Quien las controla? Aeropuerto de Manchester,2009 FUENTE: http://news.bbc.co.uk/2/hi/uk_news/8303983.stm

Para David Lyon, autor del libro titulado El ojo electrónico, el desafío de la vigilancia electrónica pasa por comprender las visiones más optimistas, que consideran que esta revolución tecnológica nos está proyectando hacia un futuro prometedor, y por supuesto, más seguro, mientras que los más pesimistas ven en estos cambios la sombra de una amenaza de una sociedad de la vigilancia que se esconde tras un omnipresente ojo electrónico. El autor intenta reflexionar sobre el alcance y las limitaciones de ambas propuestas, tratando de presentar un discurso claro que revele en qué medida son adecuadas los enfoques analíticos e históricos y en qué medida son necesarias nuevas propuestas para abordar el desafío de la videovigilancia. Lyon intenta presentar una integración a partir de un estudio de casos empíricos de la vigilancia electrónica dentro de un marco socio-cultural e histórico. En esta línea realiza un primer intento por aplicar los esquemas clásicos de la tradición marxista, la weberiana y la foucaultiana, mostrando las limitaciones de aplicar estos esquemas a nuevas problemáticas de la sociedad contemporánea. Sin duda, lo que queda claro en el libro de Lyon son los tres temas que se deben tener en cuenta si se quiere alcanzar una interpretación satisfactoria de la vigilancia: totalitarismo, intimidad y personalidad (LYON, 1995).

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Siguiendo la misma línea, el autor nos presenta una valoración de las respuestas al desafío de la problemática de la videovigilancia en la sociedad contemporánea. La estrategia de Lyon se basa en un apoyo a la intimidad y en un intento de abandono de las interpretaciones distópicas que impiden un análisis adecuado de la cuestión. Esta defensa destaca dos agentes: las leyes de protección de la intimidad y la lucha contra la privacidad por parte de los movimientos sociales. Ambos frentes de reacción no han dado el resultado esperado en la lucha contra la videovigilancia y a favor de los derechos y libertades, pero han servido para despertar la discusión entre los diversos ciudadanos y órganos públicos. En un principio, se podría pensar que el camino para instaurar un fundamento profundo en lo que se refiere a la contravigilancia, pasaría, necesariamente, por una reivindicación y exploración de la cuestión de la intimidad55. Pero, al final, David Lyon hace una apología “Contra la distopía, la distancia, la división y Más allá de la paranoia postmoderna” donde se recoge la genuina propuesta de la contravigilancia defendida por el autor. Una vez comprobada la esterilidad para superar los desafíos de un discurso basado únicamente en la intimidad, y analizadas y revisadas las limitaciones explicativas para el análisis de la vigilancia sobre el punto de vista de las teorías clásicas basadas en figuras como la del Gran Hermano o el Panóptico, es necesario replantear el tema de la contravigilancia teniendo en cuenta criterios como la participación, la reivindicación y la revisión del concepto de personalidad, y el concepto de los fines, este último basado en criterios dinámicos que permitan su evaluación y que sometan a los sistemas de vigilancia a un continuo escrutinio y a la atención política (LYON, 1995). Así, repensar el tema de la contravigilancia a la luz de la participación, de un discurso sobre la personalidad y los fines permite elaborar una estrategia transformadora que ofrezca como fruto una ciudadanía lo suficientemente bien formada, informada y motivada para utilizar los mecanismos de protección disponibles de una manera responsable. Debemos saber cuales son los limites que deben ser impuestos y los beneficios de la videovigilancia en el ámbito de la ciudad contemporánea, así como los posibles ataques a los derechos y garantías fundamentales que pueden ser generados por este aparato de control. Debemos repensar y reconstruir su función y su uso. Estos temas tienen que formar parte de un debate por parte de la sociedad y del Estado a fin de que en el futuro los individuos no se sientan marionetas de un sistema de control dominante que domestica, normaliza, clasifica y excluye - para evitar este simulacro transparente, vigilado y opresor de la conducta y del comportamiento humano, que se justifica por el terrorismo y por el crimen, para esconder las otras fuerzas de interés presentes en práctica. El precio por la seguridad – de los ojos vigilantes de la ciudad panóptica y del control permanente del Gran Hermano - es demasiado alto, pues configura ciudades tecnificadas, enyesadas y desprovistas de cualquier construcción social libre manifestación espontánea, uso y circulación en el espacio público de las ciudades. Por esta razón, el visible, no se puede asociarse ni restringirse únicamente a este control vigilante, pues extrapola esta dimensión de poder y relacionase de forma directa con la comunicación (aunque olvidada), esta que apunta a la posibilidad de participación. Así, este mismo instrumento de control – este ojo electrónico vigilante y atento – puede y debe convertirse en una instrumento de diálogo comunicativo que nos aproxime y nos transforme en figuras más vigilantes que vigiladas, o mejor dicho, más cuidadoras del espacio público y de nosotros mismos que vigilados, y que a través de esta nueva tecnología de visibilidad comunicativa se permita construir espacios más espontáneos y menos controlados y previsibles. 55

La lucha contra la vigilancia basada únicamente en la cuestión de la intimidad es un poco contradictoria en el sentido que a esta palabra se atribuí conceptos relacionados a la propiedad: patriarcado y privilegio, cuando la autoprotección solo está al alcance de quien pode negociarla.

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Encuentros vs. Des-encuentros: espacio público y miedo en la ciudad

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PARTE III. SITUACIONES DE ANÁLISIS

1. LA SEGURIDAD Y EL CRIMEN EN LATINOAMÉRICA: ESPACIOS PARA LA SUPERVIVENCIA 2. ACCIONES Y SITUACIONES: CONSTRUYENDO EL ESPACIO PÚBLICO FRENTE AL MIEDO SITUACIÓN 1: EL PROGRAMA RESCATE DE ESPACIOS PÚBLICOS - MÉXICO SITUACIÓN 2: EL ECO-LÍMITE INHUMANO EN LAS FAVELAS DE RIO DE JANEIRO.

3. UNA ÚLTIMA REFLEXIÓN SOBRE ESTAS SITUACIONES: CIUDADANÍA Y DEMOCRACIA FRENTE A LAS POLÍTICAS URBANAS DE CONTROL 4. BIBLIOGRAFIA- PARTE III


PARTE III La construcción del Espacio Público Frente al Miedo: Situaciones de análisis En esta etapa de la investigación intentamos profundizar sobre algunas situaciones concretas que nos sirven de referente para analizar, reflexionar y mostrar cómo se está construyendo el espacio público de nuestras ciudades frente al miedo. Las situaciones de análisis elegidas para esta reflexión están situadas en América Latina y por esto, se hace necesario un acercamiento y una reflexión hacia esta realidad: la desigualdad, la pobreza extrema, la criminalidad y los intentos de búsqueda de la seguridad y de cómo las relaciones entre estos procesos vienen configurando los espacios públicos de las ciudades y la percepción del miedo entre los ciudadanos. De esta forma, comprender las relaciones de poder global y local y así conseguir situar las situaciones de análisis en su contexto geo-político. Estudiaremos el caso de algunas ciudades mexicanas en el ámbito del Programa de Rescate de Espacios Públicos y también la situación de Rio de Janeiro (Brasil) – sobre la actual política urbana del Estado para controlar el crecimiento y el crimen en las favelas. Así, reflexionaremos sobre la forma que los órganos públicos están reaccionando frente a las cuestiones de violencia urbana y del miedo en estas ciudades latinoamericanas: cómo están interviniendo en esos espacios urbanos, cuales son las tendencias en el ámbito de las relaciones de poder y de control, y cómo la población participa o no de estos procesos de construcción del espacio público en estas ciudades. Las situaciones elegidas – tanto la de México, como la de Rio de Janeiro – no pueden ser consideradas como estudio de caso específico y detallado en el ámbito de esta investigación, fueron simplemente situaciones que surgieron a lo largo del trabajo y que sirven para reflexionar acerca de la construcción del espacio público frente al miedo en el caso de Latinoamérica y que nos ayudan a identificar problemáticas semejantes entre las diferentes políticas de intervención urbana como reacción frente al miedo, a la vez que también nos sugieren instrumentos y herramientas que bien o mal utilizados cambian el propósito, la solución y la función de esta construcción social del espacio público. El análisis de estas situaciones también servirá para lanzar nuevas cuestiones y proyectar nuevas confrontaciones y relaciones acerca del espacio público y del miedo en las ciudades contemporáneas, apuntando para la continuación de la tesis doctoral, donde se intentará entender de un modo transversal el cruce de problemáticas de los espacios urbanos y su reacción frente al miedo en las ciudades de América Latina y de Europa.

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1. La seguridad y el crimen en Latinoamérica: Espacios para la supervivencia “¿Es América Latina una región del mundo condenada a la humillación y a la pobreza? ¿Condenada por quién? ¿No será la desgracia un producto de la historia, hecha por los hombres y que por los hombres puede, por lo tanto, ser deshecha? ¿No ha sido, la nuestra, una continua experiencia histórica de mutilación y desintegración disfrazada de desarrollo? (…) El sistema ha multiplicado el hambre y el miedo; la riqueza continuó concentrándose y la pobreza difundiéndose. Así lo reconocen los documentos de los organismos internacionales especializados, cuyo aséptico lenguaje llama «países en vías de desarrollo» a nuestras oprimidas comarcas y denomina «redistribución regresiva del ingreso» al empobrecimiento implacable de la clase trabajadora. (…) Aunque sonrían las estadísticas, se jode la gente. En sistemas organizados al revés, cuando crece la economía también crece, con ella, la injusticia social. (…) Las ciudades se van hinchando hasta el estallido. En 1950, América Latina tenía seis ciudades con más de un millón de habitantes. Las vastas legiones de trabajadores que el campo expulsa comparten, en las orillas de los grandes centros urbanos, la misma suerte que el sistema reserva a los jóvenes ciudadanos «sobrantes». Se perfeccionan, picaresca latinoamericana, las formas de supervivencia de los buscavidas.(…) ¿Cómo ahogar las explosiones de rebelión de las grandes mayorías condenadas? ¿Cómo prevenir esas posibles explosiones? ¿Cómo evitar que esas mayorías sean cada vez más amplias si el sistema no funciona para ellas? Excluida la caridad, queda la policía.” (GALEANO, 2005: 341-355).

En Las venas abiertas de América Latina, Eduardo Galeano cuenta la historia de los pueblos latinoamericanos y lanza un análisis profundo y crítico sobre las relaciones de poder, de explotación, de dependencia y de exclusión de esta región. Nos habla de una pobreza del hombre como resultado de la riqueza de la tierra y de otros hombres - la desintegración y mutilación social y política disfrazada de desarrollo. El autor argumenta sobre el miedo y el hambre derivados del libre mercado económico, sobre la injusticia social, el hinchamiento de las ciudades cada vez más acelerado y el intento de supervivencia por parte de los buscavidas en los centros urbanos de América Latina. Con todo eso, Galeano reflexiona sobre las posibles explosiones por parte de la mayoría excluida - ¿Qué explosiones? – Las que ya vienen ocurriendo – la confrontación entre quien excluye y quién es excluido - esta barbarie - esta violencia – ojo por ojo, diente por diente – esta supervivencia que tiene hambre, que tiene sed, que no tiene recursos, que teme a la muerte y que mata por la vida. Actualmente, la búsqueda por la supervivencia en estos escenarios urbanos latinoamericanos se enfrenta a las persistentes dinámicas de desigualdad que ahondan sus raíces en la exclusión y la discriminación social, que a su vez generan grandes complejidades socio-espaciales, pérdidas de derechos y libertades, violencia, crímenes, y una constante sensación de miedo (AYUSO, 2001). En este sentido, se observa un aumento del crimen violento en los últimos quince años, lo mismo ha ocurrido con el miedo al crimen. La vida cotidiana y las ciudades latinoamericanas cambiaran por causa del crimen y del miedo, y se refleja en las conversaciones diarias, en el que el crimen es el tema central. En este universo, las barreras están completamente enraizadas, no solo en lo que se refiere a los discursos sobre el crimen, sino también materialmente en los muros de la ciudad, en las comunidades cerradas, en las viviendas de las personas de todas las clases sociales y en las tecnologías y aparatos de protección. Desde las Ciencias Sociales, generalmente, se ofrecen tres tipos de explicaciones para la criminalidad y sus variaciones. La primera es relacionar el crimen a factores como urbanización, migración, pobreza,

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industrialización y analfabetismo, y en segundo lugar se asocia el crimen al desempeño y características de las instituciones encargadas de mantener el orden, sobretodo la policía, el sistema jurídico y las prisiones. Hay también explicaciones psicológicas que apuntan a la personalidad del criminal, pero que se concentran mucho más en fenómenos individuales y no sociales (CALDEIRA, 2007:126). Estudios recientes56 sobre patrones criminales en E.U.A y en Europa cuestionan seriamente la relación directa entre pobreza y criminalidad. Estos estudios reconsideran la asociación convencional entre el aumento del crimen y el rápido crecimiento de las ciudades y la pobreza urbana. En este apartado relacionaremos la pobreza a la violencia y asociaremos a otros factores relacionados a la descreencia en las instituciones públicas y el Estado como mediadores de conflictos y la privatización de los procesos de venganza que proliferan aún más la violencia urbana. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en el año 2005, un 40,6% de la población vivía en situación de pobreza y hasta un 18% en la pobreza extrema, lo que acercaría a la cifra de los 100 millones de personas en situación de indigencia (CEPAL, 2006:21). Este rasgo ha hecho, según el Banco Mundial57 (2003) que América Latina sea considerada la más rezagada del mundo en el aspecto de la desigual concentración de ingresos - incluso cuando comparada a regiones de menor desarrollo social y con niveles de pobreza más elevados. Así, según el gráfico (Gráfico 01) siguiente se puede observar que los países con mayor porcentaje de pobreza extrema son Brasil, Chile, Ecuador y México, seguidos de Perú, Venezuela y Panamá. Para legitimar todavía más los datos relatados, los estudios recientes del Banco Mundial toman como medida de la pobreza el umbral de un dólar por persona por día, pues bien, según estos cálculos, el 24% de la población de América Latina y el Caribe vive con menos de un dólar por día, es decir, uno de cada cuatro latinoamericanos. (WORLD BANK, 2001). Así, en Latinoamérica se presencian diariamente las profundas contradicciones políticas. Se construyen espacios urbanos que se resienten del crimen, el miedo y la violencia, la tensión medioambiental, el acceso a la educación, a la salud, a la nutrición, a la vivienda, a lo cultural, a lo legal y a los medios de comunicación. Ni la más pobre ni la más culturalmente dividida región del mundo, hace a América Latina estar lejos de ser la más desigual.

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CHESNAIS, Jean-Claude. (1981): Histoire de la Violence en Occident de 1800 à nos Jours. Paris : Pluriel.; LANE, Roger. (1989): Urban police and violence in nineteenth century America. En: Normal Morris & Michael Tonry (org.), Crime and Justice: An annual Review of Research, vol. 2. Chicago: University of Chicago Press, 1980:1-43 ; GURR, Ted Robert. (1979): On the history of violent crime in Europe and America. En Hugh Davis Graham & Ted Robert Gurr (org.), Violence in America: Historical and Comparative Perspectives, ed. Revista. Beverly Hills: Sage, 1979:354-374 57 Conforme las cifras del Banco Mundial (2003), el índice de Gini * promedio de América Latina en los años noventa superó al de toas las demás regiones, incluida el África subsahariana. * El índice de Gini es una medida de la desigualdad ideada por el estadístico italiano Corrado Gini. Normalmente se utiliza para medir la desigualdad en los ingresos, pero puede utilizarse para medir cualquier forma de distribución desigual.

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Grafico 1: Pobreza extrema, América Latina

FUENTE: http://www.monografias.com/trabajos58/pobreza-america-latina/pobreza-america-latina2.shtml pagina consultada el 20.09.2009

De este modo, se puede decir que los efectos nocivos de tal desigualdad se multiplican en la medida que provocan grandes consecuencias para el conjunto de estas sociedades. Por un lado la desigualdad social dificulta los avances en la reducción de la pobreza y por otro, esta desigualdad de ingreso dificulta también el crecimiento económico58 de las poblaciones. La inversa también es verdadera: cuanto más se reducen la desigualdad y la pobreza, mayor será la tasa de dicho crecimiento. El panorama social de América Latina, en lo que se refiere a la estructura distributiva de los países de la región a partir del porcentaje del ingreso total que reciben es extremadamente dispar. Se observa que el 40% de la población más pobre se ubica en torno al 13,6% de los recursos totales de su país, en cuanto que la zona media de la distribución recibe un 23% de ellos, la clase media-alta capta 27,3% de estos recursos y los más ricos recibe en promedio el 36,1% del todos los ingresos de los países, aunque en algunos de ellos, como es el caso de Brasil, este porcentaje supera el 45% de los recursos del país por parte de la clase más favorecida. Estas cifras nos muestran una peculiaridad: un 10%, la clase más rica, se queda con la mayoría de los recursos totales de América Latina. Este hecho queda en evidencia cuando se compara la enorme distancia existente entre el ingreso medio por habitante de la franja más rica y de la más pobre (NACIONES UNIDAS, 2005). En el caso específico de Brasil, en 2001, el 40% del sector más bajo percibía solo el 10,2% del total de ingresos del país, mientras que la parcela más rica recibía cerca de la mitad de los recursos de la nación, un 46,8%(NACIONES UNIDAS, 2005). Esta situación se repite casi en todos los países de Latinoamérica, con escasas excepciones. En el grafico de cociente de ingreso desarrollado por la Comisión Económica para América Latina y Caribe (2004) los países que presentan la peor distribución de sus recursos son Brasil, Bolivia y Colombia, seguidos de Honduras, Paraguay, Argentina, Rep. Dominicana y Chile y, por otro lado, los que ocupan los primeros puestos en la distribución de los ingresos del país son Uruguay, Costa Rica, Venezuela, Panamá y México, respectivamente (Grafico 02).

58 Estudios del Banco Mundial reconoce que desigualdad del ingreso dificulta el crecimiento económico. Ver en: WORLD BANK (2001) World Bank Development Report 2000/2001. Attacking Poverty,Washington D.C. World Bank.

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Grafico 2: Cociente de Ingresos entre el sector más rico y los cuatro sectores más pobres

FUENTE: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas de hogares de los respectivos países.

Esta disparidad se refleja en las pésimas condiciones de habitabilidad de la población. Muchas personas recurren a viviendas informales, espontáneas e irregulares, en situaciones insalubres y/o de riesgo ambiental. Se refleja también en los altos índices de criminalidad y violencia en los centros urbanos, en la legitimación de la pobreza extrema, del incremento de la exclusión y discriminación social y por tanto, en un conflicto físico y simbólico de ambas clases – la más y la menos favorecida. Las diferencias también se extienden a la cantidad y calidad de la educación que reciben, al número de hijos de las familias, los barrios donde habitan, el tipo de viviendas, la esperanza de vida, sus actividades comerciales y de ocio, su accesos a los servicios que ofrece el Estado y su capacidad para influir políticamente59. Esta brutal desigualdad social limita por esto las posibilidades de que todos los segmentos de la población gocen de un bienestar aceptable. Una de las cuestiones más importantes de este panorama social es el debate económico relacionado a la política de desarrollo, que cuestiona hasta qué punto la pobreza es simplemente el resultado de la ausencia o escasez de crecimiento económico y, por lo tanto, el crecimiento económico como la herramienta más poderosa para acabar con ella, o si, al contrario, la erradicación de la pobreza exige actuaciones complementarias al crecimiento. De esta manera, América Latina ha sido durante el siglo XX el continente con la distribución de ingresos más desigual del mundo, y su democracia recién reconquistada es sustentada en un orden económico que está basado en un desequilibrio donde la pobreza se presenta con un rostro de violencia. Sin embargo, para Dirk Kruijt, autora del artículo Violencia y pobreza en América Latina: Los actores armados, la relación entre pobreza y los altos niveles de violencia no es tan simple. La pobreza, que hasta la primera parte del siglo XX se había manifestado en el ámbito rural, a partir de los años cincuenta pasa a ser un fenómeno también de carácter urbano, especialmente en las grandes metrópolis. La exclusión masiva en el ambiente urbano empezó, por tanto, a ser sinónimo de conflictos sociales y radicalización política en las dos últimas décadas. En la cultura de la pobreza existe una verdadera desconfianza en las instituciones formales de la democracia como los partidos políticos, el sistema legal y jurídico y los servicios ofrecidos por el Estado como los de seguridad, salud y educación. 59

Descripciones que puso de manifiesto el Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (2004)

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En otras palabras, una de las consecuencias sociales y políticas de la pobreza y de la exclusión social ha sido la gradual erosión de la legitimidad del orden civil, político y público (KRUJIT, 2004). Otros fenómenos que se suman a la extrema desigualdad y la persistente pobreza se asocian a la violencia política, a la insuficiencia de los servicios sociales, a la consolidación de organizaciones criminales internacionales, la expansión del consumo y el tráfico de drogas (especialmente la llegada al mercado del crack), la desintegración de las familias y la facilidad para la disponibilidad de armas de fuego60. Estas últimas se consideran las principales causas del recrudecimiento de la violencia y la criminalidad en América Latina (AYRES, 1998). Hay una gradual expansión de la diferencia entre lo formal y lo informal, la decencia y la ilegalidad, la sociedad civil y la incivil. Este límite de indiferencia e indefinición entre estos factores genera formas híbridas e injusticias dentro de la legalidad, del marco de la ley, de la seguridad y principalmente dentro de las instituciones del orden. Así Krujit defiende que el actual aumento de la violencia urbana y criminalidad en el contexto de las ciudades latinoamericanas tiene que ver con este orden económico, social, político y cultural heterogéneo: sectores económicos, estructuras institucionales y jerarquías sociales paralelas que recrean escenarios formales e informales, de la legalidad e ilegalidad o de criminalidad (KRUJIT, 1999). Así, ese aumento de la criminalidad y violencia urbana mencionado por Krujit deriva también, según Caldera, de elementos culturales, como la concepción dominante sobre la diseminación del mal, del papel de la autoridad, del apoyo a prácticas violentas y a la deslegitimación de los derechos individuales. Se opta así por una adopción diseminada de medidas ilegales y privadas para combatir la criminalidad, cuyos efectos atingen el papel regulador y/o mediador del sistema jurídico y alimentan un sentimiento de venganza privada. Por último, la autora acrecienta la necesidad de destacar las políticas/acciones relativas a la seguridad pública y a los patrones tradicionales de desempeño de la policía, que actúa con una política violenta de represión y control de la criminalidad que lo que hace es acentuar esa sensación más que ayudar en su disminución. En este contexto, el trabajo del antropólogo peruano Matos Mar titulado Desborde popular y crisis del estado. Veinte años después analiza el colapso efectivo de las instituciones que tradicionalmente funcionaron como sostén del orden democrático: el declive de los partidos políticos, la erosión del sistema judicial y del poder legislativo, el colapso de las centrales y confederaciones de los sindicatos de trabajadores y el debilitamiento de otras entidades de la sociedad civil como los colegios profesionales y las cámaras de industria, y la consecuente aparición de nuevas instituciones y sectores paralelos informales como el narcotráfico, el comercio y el transporte informal que adquirieron muchísima fuerza en la última década y que emergieron en el cauce de las líneas divisorias de la pobreza y la exclusión social. Así, el autor relaciona el desborde de la violencia y su nueva cara en la América Latina post dictatorial, donde esta profunda desigualdad antes hablada y esta pérdida de credibilidad de las instituciones configura una consolidación de poderes informales diversos y una constante falta de seguridad humana, donde la pobreza suele coincidir con la violencia. Así que a la falta de autoridades confiables o capaces de actuar en un territorio urbano segregado y desigual, la violencia se expande amputando libertades,

60 Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, el 63% de los homicidios que ocurren en el mundo son ocasionados por armas de fuego, pero esta cifra es muy superior en América Latina, donde supera al 80% y en algunos países como Venezuela es mayor del 90% (Londoño y Guerrero, 2000).Vease: LONDOÑO, J. L.; GUERRERO, R. Violencia en América Latina: Epidemiología y Costos. In: J. Londoño, A. Gaviria y R. Guerrero (Eds.). Asalto al Desarrollo: Violencia en América Latina. Washington: Banco Interamericano del Desarrollo, p. 11-57

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matando inocentes y produciendo una sociedad completamente aterrorizada y desesperanzada (MATOS MAR, 2004). En este sentido, según Sanchez esta expresión social de la violencia urbana en Latinoamérica debido a esta creciente desigualdad, exclusión social y pobreza extrema persistente es permanentemente mantenida por las políticas económicas de orden neo-liberal (SANCHEZ, 2005). Por lo tanto, el autor nos habla de dos tipos de violencia que emergen de este panorama: una de orden político y otra de orden criminal. En algunos países la situación ha generado un círculo vicioso en el que los ajustes estructurales de orden neo-liberal han generado más desigualdad, más exclusión, pobreza y alienación, que a su vez conlleva un crecimiento de la violencia criminal y radical. Al final, la desesperanza en el poder central hablada por Matos Mar y el círculo vicioso descrito por Sanchez se unifican en un intento por parte del Estado de reaparecer con más fuerza para restablecer el control utilizando modelos de represión autoritaria frente a la violencia urbana, sin pensar que esta deriva de este desequilibrio político, económico y social potenciado por el sistema neo-liberal. Como consecuencia, una situación de violencia estructural es marcada por la pobreza y la exclusión, que conlleva una situación de urgencia creciente y de respuestas radicales, obligando a la gente a interconectarse e integrarse a las diferentes formas de la economía perversa de la violencia y a la vez a la economía perversa de la seguridad como única vía de superar esta exclusión. ¿Hay otros caminos? Para encontrar estos posibles caminos, la pregunta clave que sería necesario responder es cuanto tiempo más la estabilidad del orden económico, social y político en América Latina puede ser garantizada con este precario equilibrio entre niveles “aceptables” de exclusión y niveles “aceptables” de violencia. ¿Hasta cuando la violencia será aceptable? ¿Cuando se empezará a intentar solucionar asociándola a los procesos de desigualdad, exclusión, deconfianza en el Estado y en el modelo de orden neo-liberal? Este fenómeno de la exclusión-con-violencia, compartida principalmente por las masas pobres urbanas, y en menor escala por las otras clases, contribuye a la destrucción de los fundamentos morales del orden democrático y los parámetros de la ciudadanía. Es necesario repensar esos valores y entender la violencia urbana en América Latina para comprender la configuración de los espacios urbanos de sus ciudades, para reflexionar porque cada vez más se busca la seguridad frente al miedo y como esta lógica atinge a la producción y construcción de los espacios urbanos. Es por esto imprescindible relatar que en los últimos años en América Latina se ha producido un aumento tanto de la inseguridad ciudadana como de la violencia. Si bien ambos fenómenos se han elevado, la percepción de inseguridad y miedo es mayor que el nivel de violencia real. Por otra parte, la inseguridad ciudadana y la delincuencia son fenómenos que se distribuyen desigualmente en la ciudad, asociándose a diferencias sociales y de localización espacial en el contexto urbano (SABAT, 2004). No en tanto, existe bastante controversia respecto al concepto de violencia. Según Sabat hay varias interpretaciones que la relacionan con factores biológicos. Otros estudios la relacionan con los factores socio-culturales, otros psicológicos, o a una interdependencia entre todos estos factores. Sin embargo hay cierto consenso en relacionarla con el uso de la amenaza o de la fuerza física o psicológica con intención de hacer daño y como una forma de resolver los conflictos. Algunos otros la clasifican según la naturaleza de la agresión (física, psicológica, sexual), según la persona que la sufre (violencia contra los niños, ancianos, mujeres), según el motivo (política, racial o religiosa) o según el lugar donde ocurre (urbana, doméstica o laboral).

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Según el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos 2009 (ONU-HABITAT), América Latina es la región más afectada por la criminalidad. Homicidios, robos con fuerza y robos con violencia se asocian y son mucho más frecuentes y cotidianos en el espacio urbano de las ciudades que en otras partes del mundo, aunque según Caldeira, la mayoría de los robos y agresiones físicas no son relatados a la policía. Esto deriva de la opinión que las personas tienen de la policía: no creen en su capacidad de solucionar conflictos y crímenes, o la temen por su conocido patrón de brutalidad – de la misma forma que se asocia al colapso del sistema judicial, a la fortificación de las ciudades, a la privatización de la justicia y la destrucción de los espacios públicos (CALDERA, 2007). Aún así, entre el año 1995 y 2007 el porcentaje de personas que declaran haber sido víctimas de un delito aumentó significativamente. Mientras que en el año 1995 el porcentaje en la región ascendía al 29%, en el año 2007 el porcentaje subió a un 38% de personas que ha sido víctima de algún delito (ONU-HABITAT, 2009). Con menos de una quinta parte de la población mundial, América Latina presenta un cuadro dramático de homicidios por armas de fuego, concentrando más del 40% de los que ocurren en todo el mundo. Venezuela se presenta en el primer puesto de la lista de víctimas, seguido de Argentina, Honduras, Perú y Brasil. Grafico 3: Víctimas de un delito, América Latina, 2007

FUENTE: Latinobarómetro, 2007

La situación es verdaderamente alarmante. Los números son asombrosos. En América Latina y el Caribe, basta con leer los titulares de los periódicos y escuchar las conversaciones que tienen lugar a diario para darse cuenta que el tema de la violencia y de la criminalidad es la principal preocupación para la mayoría de los ciudadanos. Poca gente en la región ha escapado de los efectos de lo que se reconoce como un problema multidimensional y multifacético. Casi todos tienen una historia que contar, encuesta tras encuentra sólo se resalta la gravedad y la frecuencia de este problema. Aunque existen muchos otros

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factores que las encuestas ni siquiera consiguen cuantificar, los relacionados a los daños sociales y psicológicos son los que afectan a una región que teme a la muerte, a la agresión y a ver destruido sus sueños y esperanzas. Según los datos más recientes, los homicidios triplican a los de Europa y siguen en ascenso. Las estadísticas de la Organización Panamericana de la Salud enseñan un panorama realmente difícil: una tasa de homicidio que se ha duplicado en el último cuarto de siglo (ONU-HABITAT, 2009: 26). Los países de América Latina presentan una media de 25,6 homicidios por cada 100 mil habitantes, lejos de la tasa mundial que es de 9,2. Si esta estadística mirara hacia la población joven de 15 a 29 años la tasa se eleva a 68,6 por cada 100 mil habitantes. La media de Latinoamérica es ultrapasada por los países con mayor índice de homicidio como Colombia (84,6), El Salvador (43,4), Venezuela (32,4) y Brasil (31) (ONU-HABITAT, 2009:16). El dato es realmente indignante cuando es la población mas joven - la capaz de reconstruir una nación, o por lo menos de luchar por ello - la mayor victima de la violencia en las ciudades latinoamericanas.

Grafico 4: Tasa de mortalidad por homicidio 2000-2005, América Latina

FUENTE: Latinobarómetro, 2007

Así, frente a tal panorama no queda otra opción que la de invertir en estudios y diagnósticos criminales en estas áreas para que los efectos del crimen y de la violencia sobre el crecimiento económico no sea tan fuerte como lo es actualmente. Algunos países de la región han llevado a cabo estudios de cuantificación de los costes económicos que el crimen y la violencia generan. De esta forma, por ejemplo, en México el precio que conlleva la inseguridad supone un 15% del PIB, mientras en Brasil es equivalente a un 5%. A parte de esto, según el Latinobarómetro de 2007, la violencia ha adquirido relevancia en la subjetividad de la ciudadanía, factor que antiguamente no se tenía en cuenta y que es imprescindible para los estudios relacionados a la violencia urbana en las ciudades y espacios públicos. Según este estudio, el 73% de los latinoamericanos declaró que siente “temor” de ser víctima de un delito violento, mientras que un 63% declaró que su país es “muy inseguro”.

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Grafico 5: Temor a ser victima, Latinoamérica.

FUENTE: Latinobarómetro, 2007

Esta sensación de injusticia social derivada de los altos índices de inequidad provoca conflictos, violencia e inseguridad en el conjunto de la sociedad, debilitando las bases de la democracia, minando la credibilidad de las instituciones y principalmente el Estado de derecho. Este crecimiento de la violencia deteriora los derechos de los ciudadanos, pues ofrece un campo en el cual las relaciones frente a la violencia se vuelven violentas e irrespetuosas con los derechos humanos, contribuyendo en un deterioro del espacio público de estas ciudades latinoamericanas y a una segregación de los grupos sociales. Así, la democracia tendrá que enfrentarse y neutralizar los procesos de violencia, de la mala distribución de ingreso, pobreza extrema, discriminación y segregación que el universo del crimen articula. La profunda desigualdad que caracteriza la sociedad latinoamericana, ciertamente sirve de escenario para el crimen y la violencia cotidiana. La asociación de la pobreza y el crimen es inevitable, sin embargo, la pobreza y la desigualdad siempre caracterizaron la sociedad latinoamericana y por esto es difícil argumentar que solamente ella es la responsable por el aumento creciente del crimen violento. El factor más importante a tener en cuenta es la desigualdad, no solo por que genera pobreza y esta, consecuentemente criminalidad, sino que es la desigualdad la que reproduce la criminalización y victimización de los pobres, a su falta de acceso a la justicia y derechos. Si hemos destacado el papel definitivo de la policía en el proceso de la violencia de Latinoamérica, no ha sido simplemente para hablar del numero de una mejoría en sus equipamientos o en un aumento policial, sino para destacar sus patrones de comportamiento cada vez más violentos e ilegales en los últimos tiempos. Por eso, esta violencia y criminalidad en los países de Latinoamérica derivan de esta injusticia social desigual a los pobres victimizados, a la descreencia en las instituciones de justicia y del Estado y al sistema policial violento. Por esto, replantear la geografía de la desigualdad en América Latina significa replantear y redireccionar la geografía del desarrollo y permitir “desmitificar el desarrollo y enfocarse sobre el crecimiento a través

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de la igualdad en lugar de la igualdad vía crecimiento” (POWER, 2003:218). Por lo tanto, no podemos reflexionar sobre la violencia y el crimen asociándolos únicamente a los procesos de desigualdad y pobreza mediante el discurso del desarrollo, sino pensando acerca de la relación entre poder, conocimiento y lenguaje que produce el enriquecimiento de otros países. No se puede mirar a Latinoamérica sin reflexionar acerca de las relaciones entre el Norte y el Sur, el primer mundo y el tercer mundo, lo local y lo global, el imperialismo y la resistencia, el desarrollo y el subdesarrollo, el oprimido y el opresor, la hegemonía y la contra-hegemonía y muchos otras relaciones posibles entre quien excluye y quien es excluido.

2. Acciones y Situaciones: Construyendo el espacio público frente al miedo Como ya hemos dicho, esta parte de la investigación tratará sobre dos situaciones en ciudades latinoamericanas que nos ayudarán a comprender como se está construyendo el espacio público frente al miedo. La primera situación es el Programa de Rescate de Espacios Públicos en el ámbito del Gobierno Nacional de México que tiene como objetivo la reestructuración de espacios públicos degradados y zonas donde el crimen y la violencia son predominantes a través de la recalificación del espacio público asociada a una política de participación y seguridad que pueda disminuir los índices delictivos en estas zonas. La segunda situación elegida es el reciente programa del Gobierno de Rio de Janeiro, Brasil que prevé el cerramiento de las “favelas” para controlar y contener la expansión de estas ocupaciones ilegales en las áreas protegidas de Bosque Atlántico de la ciudad. A partir de la descripción y análisis de ambas situaciones queremos reflexionar sobre cómo los órganos públicos de estas ciudades están interviniendo en estos espacios públicos y de que forma la población participa y contempla dichas acciones. Cuestionar los instrumentos y las herramientas utilizadas en ambas intervenciones contra el miedo e interpretar las relaciones de poder y de resistencia que se establecen en estos nuevos escenarios urbanos, serán también otros de nuestros objetivos.

SITUACIÓN 1: El Programa Rescate de Espacios Públicos - México El programa de Rescate de Espacio Públicos es un programa de cobertura nacional del Gobierno Federal de México iniciado en el año 2007 bajo la coordinación de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), a través de la Subsecretaría de Desarrollo Urbano y Ordenación del Territorio y la Dirección General de Equipamiento e Infraestructura en Zonas Urbanas Marginadas. El objetivo general del programa es “contribuir a mejorar la calidad de vida y la seguridad ciudadana, preferentemente de la población en condición de marginación, mediante el rescate de espacios públicos en ciudades y zonas metropolitanas”61. Así que su prioridad es actuar a nivel nacional en el rescate de espacios públicos que presenten señales de deterioro, abandono e inseguridad dentro de ciudades y localidades urbanas “para el uso y disfrute de la comunidad y, con ello, propiciar la sana convivencia”.

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Programa Rescate de Espacios Públicos (SEDESOL): http://www.sedesol.gob.mx/index/index.php?sec=801583

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En este sentido, según el Acuerdo de las Reglas de Operación del Programa de Rescate de Espacios Públicos (2009) el Programa tiene los siguientes objetivos: “- Promover acciones que respondan a las necesidades de las localidades beneficiarias para el fortalecimiento de la organización y participación social, la seguridad comunitaria, así como la prevención de conductas de riesgo en los espacios públicos y su entorno. - Impulsar que los beneficiarios intervengan en las distintas etapas del proyecto integral para el rescate de los espacios públicos. -Contribuir a mejorar la identidad comunitaria y la cohesión social.” (SEDESOL, 2008b:81)

Para ello, se actúa bajo dos modalidades: Mejoramiento Físico de los Espacios Públicos y Participación Social y Seguridad Comunitaria. Estas dos modalidades definen así sus propósitos: “A) MEJORAMIENTO FÍSICO DE LOS ESPACIOS PÚBL ICOS Construir, recuperar, remozar o rehabilitar plazas, áreas verdes, bosques, jardines, espacios deportivos, así como otros espacios públicos dedicados al desarrollo de actividades recreativas y culturales de uso comunitario con la construcción, ampliación y mejoramiento de alumbrado, accesos, banquetas, guarniciones, rampas para discapacitados, mejoramiento de accesos para el transporte público, senderos y paraderos seguros, colocación de luminarias en áreas de riesgo y establecimiento de módulos y sistemas remotos de vigilancia. B) PARTICIPACIÓN SOCIAL Y SEGURIDAD COMUNITARIA Sus acciones se orientan al diseño de proyectos para el rescate, rehabilitación, conservación y expresión artística, cultural, cívica y deportiva, así como a la prevención de conductas de riesgo e integración social de grupo, servicio social de estudiantes vinculados con la recuperación y aprovechamiento de espacios, entre otras.” ((SEDESOL, 2008a:83 )

Además, para el rescate de espacios públicos se plantean dos tipos de intervención: la general y la de consolidación. La intervención general contempla a los espacios públicos que son beneficiados por primera vez, y las áreas anexas a los espacios públicos que no hayan sido contempladas en la primera intervención del Programa. Por otro lado, la intervención de consolidación se refiere a aquellos espacios públicos que ya han sido apoyados y beneficiados por el Programa en los años anteriores y que requieran obras físicas o acciones sociales para potenciar su funcionamiento, seguridad y continuidad a los trabajos realizados. El Programa se aplica en ciudades y zonas metropolitanas mayores de 50 mil habitantes o municipios que integren una zona metropolitana, según el Sistema Urbano Nacional. Los subsidios federales no podrán exceder de $500,000.00 (quinientos mil pesos 00/100 M.N.) por proyecto de la modalidad Participación Social y Seguridad Comunitaria y de $3’000,000.00 (tres millones de pesos 00/100 M.N.) por proyecto de la modalidad Mejoramiento Físico de los Espacios Públicos. Del total de los recursos distribuidos a cada municipio que reciba los beneficios del Programa, se tendrá que destinar al menos un 20% a los programas de la Modalidad de Participación Social y Seguridad Comunitaria. La Modalidad de Participación Social y Seguridad Comunitaria se estructura en cuatro subprogramas que se relacionan a la Organización Comunitaria y Participación Social; a la Seguridad Comunitaria; a la Sensibilización y prevención de conductas de riesgo y, por último a la Elaboración de Estudios y Proyectos. La propuesta de los subprogramas es relacionar a los vecinos con los ámbitos de decisión del proyecto de rescate de espacios públicos, en el cual la red social pueda puntualizar los aspectos relacionados a la identificación del lugar a rescatar, definición de la problemática imperante, programación de acciones, estrategias para la conservación y mantenimiento del espacio y también mecanismos de seguimiento y evaluación (SEDESOL, 2009:89).

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En el caso específico de la Modalidad de Mejoramiento Físico de los Espacios Públicos uno de los factores fundamentales a tener en cuenta son los principios del programa para el diseño de espacios públicos. Estos principios son los que van estructurar las normas y los criterios de creación y desarrollo de estos espacios públicos del miedo que se basan en el cumplimiento de cuatro criterios: Espacios Públicos Incluyentes, Espacios Públicos Sustentables, Espacios Públicos Seguros y Espacios Públicos con Identidad Propia. En el apartado sobre los criterios de los Espacios Públicos Incluyentes, estos deben ofrecer “alternativas de esparcimiento y recreación a la población de distintas edades, género y capacidades, por lo que su planteamiento debe considerar los aspectos de accesibilidad y habitabilidad”. Sobre la misma línea de actuación los criterios de los Espacios Públicos Sustentables apuntan a que los espacios públicos proyectados permitan ser ambiental, económica y socialmente sostenibles, y sobre los criterios de Espacios Públicos con identidad Propia el programa se sitúa en el marco de la participación y del diálogo entre la comunidad y los técnicos que lo planean y proyectan (SEDESOL, 2009:87). Llama la atención, dentro de estos criterios como se anuncian los de Espacios Públicos Seguros. Estos criterios tienen como finalidad realizar los proyectos con una línea de normas y prohibiciones para promover “espacios públicos seguros” bajo la justificación de que cuando “un espacio público es seguro, el uso por parte de la comunidad es mayor, ayudando a crear una conciencia de conservación, elemento indispensable para que un espacio sea concebido como habitable” (SEDESOL, 2009:89). Para promover estos espacios públicos seguros el PREP62, sugiere en sus bases algunos aspectos que considera relevantes para la garantía de esos nuevos espacios. Así, considera relevante la inversión en los alumbrados públicos, el diseño de espacios que tengan “accesos bien controlados y visibles” y “sin puntos ciegos ni hondonadas sin iluminar”. También se recomienda espacios “con mantenimiento constante”, que permitan actividades comerciales, sociales y culturales a la vez, así como un espacio público que no cuente con barreras visuales como vegetación densa. Se sugiere que se “eviten en la medida de lo posible huecos grandes o lugares que puedan servir como escondite para malhechores” y en “el caso de espacios muy grandes hacer uso de instalaciones que prevengan las conductas antisociales como sistemas de vigilancia, alertamiento remoto, estaciones de vigilancia, botones de pánico, etc” (SEDESOL, 2009:89-90). Además, dentro de la modalidad de Mejoramiento Físico de los Espacios Públicos nos encontramos con un subprograma titulado Seguridad y Prevención Situacional. En este sentido, la prevención situacional se refiere “a todas aquellas obras y acciones que permiten crear o mejorar las condiciones para disminuir las conductas violentas y tienen, por eso, como propósito, impulsar una cultura de identidad y de seguridad comunitaria”. Así, a través de este subprograma “será posible dotar al espacio público de sistemas de seguridad, sistemas remotos de vigilancia y estaciones de vigilancia que permitan la prevención de conductas de riesgo. Al respecto es importante proponer un botón de pánico, restringiéndose su rehabilitación” (SEDESOL, 2009:91-92). Con estas intenciones y estos planteamientos se han veniendo desarrollando el Programa en los últimos años. Según la SEDESOL, hasta el noviembre de 2008 fueron rescatados 89563 espacios públicos en todo México, y según la coordinadora del Programa de Rescate de Espacios Públicos, Martha Beatriz Rivera Fernández, en Agosto de 2009 ya se habían intervenido en más de 2500 espacios públicos en 32 estados de la República Mexicana.

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Llamaremos así al Programa de Rescate de Espacios Públicos. Este número no incluye espacios consolidados (intervención de consolidación).

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Imagen 55: Área de Actuación del Programa Rescate de Espacios Públicos – México. FUENTE: SEDESOL, 2008

Como primera aproximación a estos proyectos, hemos elegido dentro del PREP algunos casos de recalificación del espacio público degradado en algunas ciudades: en México DF, más específicamente en la delegación de Venustiano Carranza y en Durango. De ellos analizaremos cómo se vienen desarrollando esas prácticas en la construcción del espacio público frente al miedo en las ciudades mexicanas. La delegación de Venustiano Carranza se encuentra en la zona centro-oriente de la Ciudad de México y en los dos últimos años inauguró veintiún espacios públicos recalificados por el Programa Federal, dentro de los cuales vamos abordar cuatro: El Parque del Niño quemado, el Parque de Convivencia Valentin Gomez Fariaz, La Plaza Cívica y Recreativa “El Triangulo”, y La Plaza Cívica y Cultural “La Federal”. El Parque del Niño quemado, situado en el barrio del Peñon de los baños, al lado del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, tras su recalificación inaugurada en el 27 de noviembre del año 2007, cuenta ahora con nuevo alumbrado público y nueva pavimentación, así como una zona para juegos infantiles que antes no existía. También fue colocada una nueva garita de vigilancia y las rejas que ya existían fueron repintadas y complementadas en algunas áreas que no poseían esta protección.

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Imagen 56: El parque del Niño quemado con rejas que rodean todo el espacio público, iluminado por focos y con los accesos controlados por casetas de seguridad, con horario de apertura y cierre. ¿Podemos considerarlo como un Parque Público? FUENTE: * 64 http://www.vcarranza.df.gob.mx/comunicacion/videoteca/nin_quemado/principal.html

Siguiendo esta misma lógica de recalificación de los espacio públicos de las ciudades mexicanas, La Plaza Cívica Cultural “La Federal” fue rescatada en el ámbito del PREP y inaugurada el 20 de agosto de 2008. Está tendencia a crear espacios públicos defendibles parece ser prioridad en los planeamientos de este Programa, que en el caso de la Plaza “La Federal” son visibles por la opción del nuevo mobiliario público anti-delito, como los bancos individuales de hormigón instalados en la plaza.

Imagen 57: Más de 1 millón de pesos fueron invertidos en la recalificación de La Plaza Cívica y Cultural la Federal, asentadas sobre las calles de Guerra y Marina en la Colonia La Federal en el ámbito del Programa de Rescate de Espacios Públicos del Gobierno Federal de México. Está plaza cuenta ahora con un nuevo mobiliario urbano que refleja la política de espacios urbanos seguros, bancos individuales anti-delito y nuevos aparatos de videovigilancia posicionados en puntos estratégicos de la plaza. FUENTE *: http://www.vcarranza.df.gob.mx/comunicacion/videoteca/federal/index.html

En esta misma línea de espacios urbanos seguros, el Parque de Convivencia Valentin Gomez Fariaz presenta su recalificación en el ámbito del PREP. El 25 de octubre de 2008 abrió sus puertas para la población. Además de remozar las áreas verdes y proyectar nuevos puntos de alumbrado público, fueron recualificados los campos de fútbol rápido y la palapa. También fueron creadas nuevas pistas para correr y se ha dado prioridad a un único acceso restringido y controlado por una nueva cabina de seguridad.

*

Imágenes capturadas en base a los videos de la Delegación Venustiano Carranza En: ww.vcarranza.df.gob.mx/comunicacion/videoteca

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Imagen 58: Parque de Convivencia Valentin Gomez Fariaz, México D.F. Está también cercado por nuevas rejas de protección, caseta de seguridad y cámaras de videovigilancia. Cabe preguntarse si realmente se están rescatando estos espacios o si se están privatizando ¿Para rescatar es preciso privatizar? FUENTE*: http://www.vcarranza.df.gob.mx/comunicacion/videoteca/valentin_gomez/index.html

Quizás la Plaza Cívica del Triangulo sea el ejemplo más claro de esta lógica de planificación de los espacios públicos recualificados por el PREP, la lógica de una arquitectura segura que privilegia los diseños urbanos defendibles. La Plaza cívica de la Colonia Arenal 1ª Sección fue inaugurada en el 28 de noviembre del año 2008. En el video de publicidad de la Delegación de Venustiano Carranza, en la Ciudad de México, se enseña el alto muro construido en el margen izquierdo de la plaza para garantizar la “seguridad de los vecinos”. También se invierte en iluminación pública, en una zona para juegos infantiles y en un arenal donde los niños pueden jugar sin “peligro”, este último espacio también cercado con un murete.65

Imagen 59: Plaza Cívica y Recreativa El Triangulo, inaugurada recientemente por el Programa de Rescate de Espacios Públicos. La imagen de la derecha es la del muro exterior que circunda la plaza, donde se puede leer: Plaza Cívica y Recreativa. Una forma de avisar a quien pasa, que por detrás de estos muros, hay una plaza segura donde sus hijos pueden jugar. ¿Merece la pena crear un espacio público que no se percibe desde fuera? FUENTE*: http://www.vcarranza.df.gob.mx/comunicacion/videoteca/triangulo/index.html

Dentro del programa de Rescate de Espacio Público, el caso que el propio programa defiende como más exitoso, en la línea de esta construcción de espacios públicos frente al miedo, es El Parque Recreativo, Deportivo y Cultural situado en Durango, en la comunidad de Héctor Mayagoitia. El lugar elegido fue un vacío urbano, donde según el diagnóstico de los propios habitantes, se producian problemas de delincuencia, deterioro del espacio físico, inseguridad social y drogadicción. Este diagnóstico

65

Videoteca Veustiano Carranza: http://www.vcarranza.df.gob.mx/comunicacion/videoteca/triangulo/index.html)

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participativo toma un papel importante dentro de las bases del programa, de forma que la comunidad pueda identificarse con la intervención, adquiriendo un sentimiento de propiedad y pertenencia. Esta actuación ayudó a bajar los índices de delincuencia de esta comunidad, pasando del primer al décimo lugar, resultado que posibilita que el municipio consiga lograr nuevas inversiones por parte de dicho programa para nuevas intervenciones.Del resultado final cabe destacar que a pesar de las buenas intenciones, de conseguir un descenso en la delincuencia, y de dotar al barrio de espacios verdes y equipamientos deportivos, se vuelve a caer en un diseño urbano que requiere de elementos de protección como rejas, muros, cámaras de seguridad y horarios de apertura y cierre.

Imagen 60: Solar elegido para el Proyecto del Parque Recreativo, Deportivo y Cultural situado en la comunidad de Héctor Mayagoitia en Durango. Antes era un vacío urbano que era utilizado como improvisado campo de fútbol y donde la delincuencia y marginación constituyan el mayor problema. FUENTE: 2008:3

DELEGACIÓN

DE

DURANGO,

Imagen 61: Ahora, el antiguo solar es el Parque Recreativo, Deportivo y Cultural Eloísa Chiquis Cabada que se impone en el tejido urbano de la colonia de Hector Mayagoitia. Sus muros, rejas, cámaras de videovigilancia y casetas de seguridad controlan y limitan las posibilidades de uso, normalizan comportamientos y restringen actividades y accesos. Victoria de Durango, Durango, Mexico FUENTE: 2008:13

DELEGACIÓN

DE

DURANGO,

Imagen 62: La línea del muro demarca el territorio de control donde se ejerce el poder en nombre de la seguridad. Existen dos accesos pero uno siempre se encuentra cerrado para facilitar el control de quién entra y quién sale, obligando a las personas que viven en el otro lado a rodear el parque para entrar. FUENTE: DELEGACIÓN DE DURANGO, 2008:13

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Está claro que la segregación socio-espacial causada por estas rejas, por este acceso único controlado, por estos muros, por este mobiliario excluyente y por este diseño urbano defendible, lo único que consigue es segregar y privatizar los espacios públicos, y no rescatarlos como era su intención. Indudablemente la racionalidad económica se mueve mucho más rápida que la racionalidad ciudadana. Estos pocos ejemplos de espacios urbanos seguros demuestran como lo público se ve conquistado y transformado en espacios privados, fundamentalmente publicitarios y listos para funcionar como campaña política. Así, el concepto de “espacio público defendible” o seguro que prima en las bases y en los principios de este Programa de Rescate de Espacios Públicos de México, está lejos de las consideraciones más humanistas sobre el espacio público como lugar de esparcimiento, socialización e intercambio. La utilización de rejas, casetas de guardias, focos de alumbrados y cámaras de vigilancia son sólo el rostro más explícito y grosero de un dispositivo general que apunta hacia el control y el ejercicio del poder mediante parámetros espaciales, de diseño urbano y de mobiliario prefijados por un modelo y un orden de seguridad. Además de este análisis socio-espacial, hay un análisis aún más complejo que también necesita ser mencionado. Este se refiere al Parque Ramón López Velarde, ubicado en la Av. Cuauhtémoc, en la Ciudad de México. El parque, recalificado el año de 2008 por el Programa de Rescate de Espacios Públicos, sufrió un incendio recientemente en su zona de juegos infantiles. Según una entrevista concedida al periódico Contra Línea66, la limpiadora del parque declaró que éste está lejos de ser un espacio para la convivencia familiar y el desarrollo infantil, pues se ha convertido en un lugar donde se cometen asaltos continuos, punto de venta de droga y se sufren acosos sexuales y es el punto de droga más importante de la zona. Según el reportaje, los trabajadores del parque aseguran que ellos ya tienen identificados a los “mañosos” y “rateros”: “Les hemos dicho a los policías que luego andan por aquí, pero no les hacen nada. Lo que sí hacen los policías, cada vez que aparecen, es pedirles dinero a las parejas que andan besándose” 67. A estos problemas habría que sumar los expedientes abiertos por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) que ha encontrado un desfalco por más de 137 millones de pesos en los recursos del PREP que ejecuta la Secretaria de Desarrollo Social (SEDESOL). Esta claro que este es un problema mucho más complejo del ámbito de las planificaciones urbanas, que se ven envueltas por la corrupción urbanística y que también está salpicando a la construcción de espacios públicos, pero en el que no trataremos en esta investigación. El documento de la institución educativa El Colegio Mexiquense, coordinado por la investigadora Carola Conde Bonfil, señala que el programa no tiene idenificado correctamente el problema o la necesidad prioritaria al que va dirigido. “ Aunque su normatividad identifica situaciones como la falta de infraestructura y seguridad en las zonas urbanas, y establece que el rescate de espacios públicos tiene una vinculación estrecha con el mejoramiento del entorno y el desarrollo comunitario, el programa surgió de las demandas captadas durante la campaña presidencial (de Felipe Calderón) y la premura para su ejecución impidió elaborar un diagnóstico inicial que identificara la problemática y sus necesidades específicas, así como establecer las áreas potenciales a intervenir”68.

66 Periódico Contralínea- materia del 31.05.2009 En: http://contralinea.info/archivo-revista/?p=2231&wpmp_tp=2 pagina consultada el 08.09.2009 67 Actualmente, por la alarma de la Gripe A hay un nuevo decreto en México que regula los contactos físicos entre las personas para “evitar” el contagio. ¿Evitar? o ¿Controlar? 68 En: http://contralinea.info/archivo-revista/?p=2231&wpmp_tp=2 pagina consultada el 08.09.2009

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Ante la carencia de un diagnóstico, el programa no cuenta con una base para desarrollar las herramientas que le permitan incrementar el impacto en la construcción de la identidad comunitaria y en la cohesión y tejido social. De este modo, el mayor problema tal vez sea que el Programa de Rescate de Espacios Públicos no procede metodológicamente para llegar a la sociedad, quedándose los beneficios restringidos a la infraestructura (y a los diseños de un espacio urbano seguro), y no contribuyendo al objetivo: el combate de la delincuencia y el miedo en los espacios públicos de las ciudades mexicanas. Así, las similitudes de cada proyecto mostrado, sea por las características que lo definen como un espacio urbano seguro, sea por su búsqueda de un diseño anti-delito, se enmarcan dentro de una normativa que en sus principios “de espacios urbanos seguros” ya habian previsto la existencia de estos aparatos y tecnologías de poder. Así, la normativa base para la realización de estos proyectos ya impone, de alguna manera, la forma que estos espacios públicos van a tener: un espacio que facilite el ejercicio del control y de la vigilancia en nombre da una seguridad pré-dictada. De hecho esta regularización del espacio público no es más que un requerimiento básico para garantizar las condiciones de seguridad. En la medida que el espacio público de las ciudades mexicanas se modela de acuerdo con los requerimientos de las políticas de seguridad, estos van perdiendo grados de diversidad y complejidad que los podrían caracterizar como un escenario variado en términos de función y uso. De esta forma, los criterios técnicos de las bases del Programa de Rescate de Espacios Públicos asociados a las políticas de seguridad no persiguen otra opción que la de asegurar soluciones previsibles, regulares y lineales en el carácter y uso de estos espacios. Por otra parte, obligan a una gestión en cuanto a seguridad complicada y costosa que, cuando no funciona, aumenta la posibilidad de que ocurran actos delictivos. Se podría considerar por esto una buena opción a corto plazo pero, en verdad, representa claramente un riesgo a largo plazo: la ciudad se reduce a una suma de espacios simples y predecibles, donde solo importa como serán vigilados. Por esto, aparte de trabajar una política urbana que priorice una búsqueda extrema por la seguridad frente a la delincuencia y la criminalidad, se debería tratar de mejorar la infla-estructura y diseño en estos nuevos espacios urbanos para que no se generen espacios segregados y controlados, donde, más tarde o más temprano, se volverán a padecer los mismos problemas ya comentados. Así es importante repensar sobre los principios en los que se han basado estas intervenciones y volver a plantearse como será su manutención a lo largo del tiempo, para que no sea solamente utilizado como arma política de cara a ganar votos, y no se olvide reflexionar más a fondo acerca de la función y el objetivo que, al final, es la búsqueda por un espacio urbano libre y democrático, lejos de la violencia urbana.

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SITUACIÓN 2: El eco- límite inhumano en las favelas de Rio de Janeiro “El laberinto-favela no puede ser captado en una sola mirada cuando se está dentro, cuando se está perdido. Cada callejuela que aparece puede ser un camino sin salida, pero, cuando se trata de favela de colina, de favela piramidal, es más fácil salir que entrar, ya que, para salir, es necesario bajar siempre y, descendiendo, las salidas son mas evidentes. Es preciso, por lo tanto, segur los límites con la ciudad formal; es al entrar en la ciudad planeada cuando se sale de la favela. Subir es mucho más difícil. Un extraño tiene que estar acompañado de un hilo-guía , un ariadne-favelado69 que le enseñe el camino que lleva hacia arriba, evitando, sobre todo, los escondites de los minotaurostraficantes. La experiencia de subir o bajar en una favela se revíste de una percepción espacial única. A medida que se va pasando por las primeras “quebradas” se va descubriendo un ritmo de caminar diferente, impuesto por los propios recorridos de las callejuelas. Es lo que se llama ginga. Paseando por el laberinto de la favela, entendemos cómo los niños ya saben bailar la samba, incluso antes de saber andar.” (JACQUES, 2003:66)

El segundo estudio de caso elegido para reflexionar sobre la construcción del espacio público frente al miedo se refiere a los eco-límites en las favelas de Rio de Janeiro, lugar en el que podemos encontrar un fuerte contraste entre la ciudad formal, normalmente situada en las áreas planas junto al mar, y las favelas, que se adaptan a la fuerte orografía de las múltiples colinas que rodean la costa. La proliferación de asentamientos precarios realizados por la población más pobre constituye el mayor problema urbano a lo largo del siglo XX. Estamos ante “la ciudad partida” según Zuenir Ventura (apud SEGRE, 2004). Actualmente hay un total de 5,5 millones de asentamientos precarios distribuidos por todas las áreas de la ciudad de Rio de Janeiro (SEGRE, 2004). Contrario a los esquemas de las tipologías urbanas tradicionales en los cuales la pobreza y la riqueza poseen zonas distintas y alejadas, estas favelas de Rio se asientan sobre las colinas centrales de la ciudad, próximas a las áreas “nobles”, como el caso de la ocupación de Dona Marta en Hamaitá, Vidigal en São Conrado, Rocinha en la Gávea y Pavão-Pavãozinho junto a Copacabana

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favelado: quien habita y pertenece a la favela.

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Imagen 63: ¿Lo formal o lo informal? En el interior de las favelas hay una red de conexiones habitualmente incompletas y laberínticas que conforman ese germen de lugar. Esta, es limitada por la ciudad formal, aparece y crece espontáneamente y cuya forma la diferencia de la ciudad tradicional. No hay una norma urbana que la regule, lo que hay son códigos urbanos creados por sus habitantes -símbolos e imágenes – que se enfrentan al control legal de la ciudad formal. Control, descontrol, las dos ciudades conviven y completan la composición morfológica y la esencia de la ciudad. Cabe cuestionarnos: ¿Cómo es la ciudad que no controlamos, está ciudad descontrolada y espontánea, tan propia, que supuestamente no tiene forma y que se extiende orgánicamente? ¿Cómo se puede regular el crecimiento de nuestras ciudades y de estos asentamientos humanos sin contar con el instrumento de regulación normativo? ¿Qué otros instrumentos podrían existir? FUENTE: Minha Cidade En: http://www.vitruvius.com.br/minhacidade/mc255/mc255.asp pagina consultada el 25.06.2009

En este sentido, a partir de los años noventa se puede decir que fueron superadas definitivamente las tesis de erradicación de las favelas de Rio de Janeiro que, a pesar de ser asumidas como un “cáncer urbano” de la ciudad, los gobiernos de los alcaldes Cesar Maia (1993-1996 y 2001-2004) y Luiz Paulo Conde (1997-2000), optaron por intégrarlas al sistema formal de la ciudad (SEGRE, 2004). En este contexto, se implementó el Programa Favela-Barrio, dirigido por la Secretaria de Vivienda, con el objetivo de crear espacios públicos en las favelas otorgándoles los atributos de urbanidad: infraestructura básica de saneamiento, recogida de basura, agua potable, luz y también sistemas viarios que eliminaran el aislamiento de estos asentamientos. O sea, hubo un intento de superar la antitesis entre ciudad formal y informal a través de una recualificación estética de los suburbios ocultos y de la eliminación del concepto de “gueto” segregado. El resultado de todo esto fue una experiencia importante y significativa, pues por primera vez, obligaba a los urbanistas a asimilar estas lógicas formales y espaciales desconocidas hasta entonces, para adaptarlas a los complejos condicionantes orográficos y ecológicos, y a identificar los significados simbólicos y culturales de las comunidades para adecuar las propuestas a los sistemas de valores de cada asentamiento (BURGOS, 1998). Estas intervenciones, hipotéticamente, habían facilitado la reducción de conflictos sociales al lograr la articulación espacial de estos asentamientos con los barrios circunvecinos. Sin embargo, la fuerte presencia de narcotraficantes, y su gran influencia en la dinámica económica de la ciudad, no

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permitieron mejorar las contradicciones existentes, ni tampoco reducir la aguda violencia urbana presente en estas zonas. La discusión sobre las políticas públicas en las favelas esta asociada a una compleja relación retórica que no se puede transponer: ¿se debe potenciar la seguridad o la igualdad social, los derechos humanos o la legalidad? En este sentido, la problemática de las Favelas en el tejido urbano de Rio no se puede encarar como un asunto puntual, ya que en ella vive una gran parte de la población, y estas comunidades, se encuentran enclavadas entre los considerados barrios nobles de la ciudad. Dada la exclusión y desigualdad social que se produce en estos núcleos, la delincuencia y el narcotráfico se presentan como los elementos que imperan en su estructura jerárquica, y a su vez, se convierten en los principales temores a los que se enfrentan los vecinos de los barrios de la clase media. Contra esto, por parte del gobierno se ha respondido históricamente mediante intervenciones prácticamente militares, que no han conseguido llegar a controlar la situación. En su lugar, lo que se genera es una constante sensación de miedo y amenaza, en lo que se podría interpretar como una guerra no declarada.

Imagen 64: ¿Democracia en las favelas? Allí, la libertad está siempre en el filo de la navaja. La Policía Militar intenta asumir el control de las favelas (Realengo, Jacarepaguá y Catete) enfrentandose a los narcotraficantes. La fuerte presencia policial en las comunidades ocupadas por a UPPs (Unidades de Políca Pacificadora) llevó a un estado militar donde entra en escena el poder paralelo de los delincuentes – cuyo lema es el ojo por ojo, diente por diente. Entra así, de manera contundente, el control opresor militar de la ley y de la normalización, generando tensión entre los habitantes y la policía. ¿Al final, que se gana con esto? FUENTE: Paulo Enrique Amorim En: http://www.paulohenriqueamorim.com.br/?p=15844 pagina consultada el 29.05.2009

A su vez, el crecimiento descontrolado de las “Favelas” llega a ocupar los espacios no contemplados como urbanizables, normalmente, las áreas de protección ambiental formadas por la conocida como “Mata Atlántica”(Bosque Atlántico), que coincide usualmente con las citadas colinas. Esta se ha convertido en la excusa del gobernador Sergio Cabral para rodear estos nucleos con un muro que no permita su crecimiento, y que desde la administración se ha querido denominar como “eco-límite”. Así, en la primera etapa del proyecto se pretenden cerrar 11 favelas de la Zona Sur mediante 14,6 kilómetros de hormigón que alcancen unos 3 metros de altura. En total, una inversión de R$ 40 millones (unos 13 millones de Euros), indiscutiblemente, una de las mayores obras de arquitectura pública-estatal de los últimos tiempos. Aproximadamente un R$ 1.2000,00 por metro cuadrado (CANÇADO, 2009).

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9 1 6 4 8 Imagen 65: En esta imagen se pueden ver las 11 ocupaciones que serán amuralladas por el “eco-límite”. 1.Pavão-Pavãozinho; 2. Ladeira dos Tabajaras; 3.Chapeu Mangueira; 4. Rocinha; 5. Babilônia; 6. Cantagalo; 7. Morro dos Cabritos; 8. Vidigal; 9.Parque da Cidade; 10. Benjamin Constant; 11. Dona Marta. FUENTE: http:/wwwl.folha.uol.com.br/fsp/cotidian/ff0305200907.htm consultado el 25.06.2009

¿Contribuye la controvertida barrera física en la defensa del patrimonio ecológico de Rio de Janeiro? ¿Justifica este beneficio ambiental su impacto y coste socio-cultural? ¿Necesita esta expansión territorial de las ocupaciones unos límites tan rígidos como los de un muro para preservar los bosques?¿Porque un muro? La justificación del gobierno se basa en el crecimiento y expansión de estas favelas horizontalmente, ocupando áreas ambientales protegidas.

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Imagen 66: El eco-limite inhumano. Preservación ambiental y prioridad de inversión son los pilares del proyecto del Gobierno de Rio de Janeiro para contener la expansión horizontal de las favelas hacia los bosques Atlánticos. ¿Preservación o segregación? FUENTE: http:/wwwl.folha.uol.com.br/fsp/cotidian/ff0305200907.htm consultado el 25.06.2009

De esta forma, estas ocupaciones irregulares se expanden de una forma desenfrenada y veloz, y según el estudio del Instituto Pereira Passos, de 1999 a 2008 hubo un crecimiento general de cerca de tres millones de metros cuadrados, correspondientes a un aumento del 6,8% en el área ocupada por las favelas de la ciudad. Sin embargo, este crecimiento es diferente dependiendo de la zona. Las favelas de la Zona Oeste de Rio de Janeiro tuvieron una expansión horizontal del 12%, mientras que en la periferia del Municipio y en la Baixada de Jacarepaguá, el crecimiento fue de un 9%. La Zona Sur permaneció prácticamente “estable, presentando un pequeño decrecimiento” y la Zonas Central y Norte entre un 3 y un 4% aproximadamente. Otro factor importante a destacar es que este crecimiento está relacionado a la expansión horizontal, mientras que la expansión vertical también se da de forma descontrolada y frecuente (INSTITUTO PEREIRA PASSOS, 2009:2). Curiosamente, según estas estadísticas, el crecimiento de las favelas que serán amuralladas, las de la Zona Sur, no ha sido tan considerable como en otras áreas de la ciudad. Incluso se demuestra como una de las comunidades, Dona Marta, ha decrecido, y el resto de los asentamientos apenas ha crecido en un 1,18% en los últimos 10 años (INSTITUTO PEREIRA PASSOS, 2009:2). Es por tanto, imposible no relacionar estas comunidades a sus barrios nobles cercanos: como Copacabana, Ipanema, São Conrado, Gávea, Leblon, Hamaitá. Así, si la preocupación del Gobierno está relacionada a la expansión de estas ocupaciones precarias hacia la Mata Atlántica, entonces, ¿porque no empezaron por controlar el crecimiento de las ocupaciones de la Zona Oeste que presentan mayores índices de expansión en los últimos años, y que afectan aún más a los bosques Atlánticos?. Por ello, esto nos deja la sospecha de que existen otros factores por detrás de las acciones del Estado, ya que este pretende cercar específicamente las 11 favelas que se ubican junto a la zona más noble de ciudad, principalmente cuando sabemos que existen otras posibilidades viables para conseguir el mismo fín.

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Imagen 67: Las 11 favelas que serán rodeadas por un muro de 3 metros de altura suponen una de las menores expansiones horizontales en el conjunto de la ciudad. Aún así, por estar situadas en la zona sur, fueron las primeras en ser intervenidas. Como se puede ver, la favela Dona Marta (11) tuvo un descenso en su expansión horizontal y la del Parque de la Ciudad (9) y la Benjamín Constant (10) permanecieron estables. FUENTE: http://www1.folha.uol.com.br/folha/cotidiano/ult95u547715.shtml pagina consultada el 17.05.2009

En este sentido, la geógrafa Tereza Coni se pregunta: “el muro que se pretende construir es un proyecto para solucionar ¿que problema? ¿Cercar es la mejor opción para este problema? (CONI, 2009). No hay duda de que el asunto es extremamente complejo y que divide opiniones, especialmente por la fuerte carga simbólica de aislamiento que el muro representa. En medio de tanto debate, el presidente de la asociación de vecinos de la Favela de Vidigal dijo que “utilizar dinero público en este proyecto es un desperdicio. La favela necesita más proyectos sociales, no un muro”.70De la misma forma la presidenta de la asociación de vecinos, Regina Chiaradia, considera inocua la construcción del muro si los moradores no están concienciados de la necesidad de preservar el bosque, y sostiene que “ el eco-limíte es positivo para la propia comunidad. Pero solo va a tener efecto si fuera una medida pactada entre gobierno y comunidad. No debe ser una cosa impuesta desde arriba. El eco-límite no puede ser nunca

70 NOGUEIRA, ITALO. Em cima do muro para Folha de Sao Paulo- Cotidiano. En: http://wwwl.folha.uol.com.br/fsp/cotidian/ff0305200907 pagina consultada en 04.10.2009

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un muro de segregación, como en la franja de Gaza. Cuando hay pacto social, puede ser un espacio vivo”. 71 En este sentido, los líderes vecinales reclaman ante una ausencia de diálogo y organizan acciones para protestar principalmente por la imposición de la propuesta por parte del Gobierno, realizada sin intención de pacto social o acuerdo con la comunidad. Las propias comunidades ven la posibilidad de construir otros espacios que delimiten y protejan la Mata Atlantica de una forma más humana y colectiva. Incluso la mayor favela de América Latina, la Rocinha, se pretende cercar. El muro ya ha producido controversia, y dada la fuerza que su cantidad de habitantes representa, el gobierno del estado ha tenido que replantearse la decisión.

Imagen 68: La línea que contorna la ocupación de la Rocinha es una proyección de cómo quedaría si fuera puesto en marcha el cerramiento completo de la ocupación. Esto no es una imagen real, pero nos habla de este asentamiento haciendo referencia a las antiguas villas medievales amuralladas y defendibles que se protegían de los extraños agresores bárbaros del exterior, los de fuera. Esta misma lógica defendible de arquitectura fortaleza está siendo realizada en la actualidad con la justificación de servir como eco-límite a los bosques atlánticos que tienen que ser preservados. ¿Llegará a ser así la Rocinha? Si esta pregunta se confirma queda claro que de la época medieval hasta ahora las murallas han cambiado de función y de sentido. Lo que antes servia para protegerse de las amenazas externas, hoy intenta contener las amenazas internas para con el exterior, bien al bosque, bien a la población más favorecida que vive en el entorno. Además se busca controlar el tráfico y facilitar las intervenciones pseudo-militares de la policía. FUENTE: SEGRE, Roberto. (2004): Rio de Janeiro Metropolitano: Saudades da Cidade Maravillosa. Arquitexto – Vitruvius En: http://www.vitruvius.com.br/arquitextos/arq046/arq046_01.asp pagina consultada el 20.08.2009

Como respuesta ante esta decisión de amurallar por parte del Gobierno del Estado, las asociaciones vecinales de la Rocinha junto con urbanistas colaboradores han propuesto otras soluciones para el ecolímite que no fuesen tan opresivas. Aunque ingenua y lejana a una realidad práctica, la propuesta define un limite para la favela que consiste en espacios públicos y nuevos usos que a la vez de inhibir la expansión de construcciones informales, consiguiera una mejora en la calidad de vida de la comunidad, al contrario que la solución impositiva y fragmentaria del muro.

71 TORRES, Sergio. Rio tenta evitar expansao de favela com muro de 650m. En: http://www1.folha.uol.com.br/fsp/cotidian/ff051200923.htm

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La propuesta, bautizada como Ecoruta de la Rocinha (Ecotrilha da Rocinha), desarrollada por el grupo del arquitecto Luiz Carlos Toledo, responsable de los proyectos de urbanización en colaboración con los líderes comunitarios locales, está más cerca de una preocupación por la comunidad y por la prioridad de un espacio público que pueda transformar la calidad de ese entorno urbano y generar actividad. El arquitecto organizador de la propuesta sostiene que hay diversas formas para contener el crecimiento horizontal y la degradación de los bosques, y que su decepción mayor es que se invierta en la construcción de un muro, que no proporciona beneficio ninguno para una población que ya no tiene privilegios. Así, la cuestión que el arquitecto plantea es que hay que aprovechar los espacios entre las construcciones consolidadas y el bosque, y a partir de esos vacíos generar espacios de ocio, y actividades de comercio y servicio que potencien el área y así generar empleo. La función de la propuesta y del diseño urbano elegido intenta reorganizar y consolidar texturas, caminos y recorridos, logrando crear nuevas conexiones, aumentando la diversidad y creando nuevas centralidades. Es indiscutible la necesidad de invertir en educación ambiental hacia una conciencia ecológica, pero la construcción de un muro no hará que la población tome más conciencia sobre este problema. En realidad, la propuesta fue llevada a la reunión que tenía como pauta el acuerdo entre la comunidad, la Empresa de Obras Públicas y el Gobierno del Estado de Rio de Janeiro sobre la construcción del muro en la Rocinha, y ha servido por lo menos para generar un debate sobre otras posibilidades que no requieran de un muro.

Imagen 69: La propuesta titulada Ecorutas de la Rocinha (Ecotrilhas da Rocinha), desarrollada por el grupo del arquitecto Luiz Carlos Toledo en colaboración con la asociación de vecinos de la Rocinha intenta ampliar el discurso sobre la construcción del muro con un proyecto de espacios públicos que garantice la no ocupación del bosque y que cuente con una red de espacios públicos que la comunidad sienta como propios, generando así mayor movilidad, actividad y ocio. FUENTE: http://picasaweb.google.com.br/lucasfranco/EcotrilhasDaRocinha#slideshow/5339419142598850290 pagina consultada 08.09.2009

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La movilización social, al final, solo ha conseguido bajar la altura de este muro, que en algunas partes de la Rocinha tendrá 0.90m y en otros permanecerá con 3 metros. La opción perversa del muro, además de eliminar cualquier otro posible proyecto para el área, traza un limite en lugar de un espacio público. Impone una barrera que limita la accesibilidad y la permeabilidad, potenciando una división cuando, precisamente en estos lugares, lo que se necesita es una integración que termine con su fragmentación y exclusión.

Imagen 70: Imagen de la construcción del muro de la favela Dona Marta en Botafogo, zona Sur de Rio de Janeiro, y que es el primer asentamiento donde se ha ejecutado el programa. Esta favela, según el Gobierno de Rio, es la primera comunidad en la que la policía ha acabado con el tráfico de drogas, y ahora está tomada por agentes de seguridad que regulan y controlan la vida de los vecinos. FUENTE: http://wwwl.folha.uol.com.br/fsp/cotidian/ff051200923.tml consultado el 25.06.2009

Así que, a pesar de la polémica generada, el muro sigue adelante, representando una nueva barrera que se une a las ya existentes, fomentando la desigualdad, y por consiguiente, el miedo. De este modo, continuamos sin salir de estos modelos urbanos caracterizados por la construcción impositiva de un muro y por la negación de los principios de participación y vida pública en cuanto a diálogo y construcción colectiva. El proyecto del muro no considera las consecuencias de esta segregación socioespacial en el contexto de la ciudad. Deniega la legitimidad de los asentamientos informales como parte de la ciudad y amplia las posibilidades de que el cáncer urbano sea maligno en lo que se refiere a los conflictos entre ciudad formal y ciudad informal, esta última, ahora más definida y más delimitada por el trazado del muro ¿Si ya eran considerados guetos, ahora, con la construcción del muro, qué serán?. La justificación ambiental oculta tras de sí un intento de controlar la violencia urbana en estos asentamientos, facilitar la entrada de la policía e impedir la fuga de los delincuentes. Es un símbolo agresivo para aumentar aún más las profundas desigualdades que existen, ahora estigmatizadas, entre los que viven dentro y los que viven fuera. En los límites de un planeamiento defensivo, el proyecto del eco-límite, en vez de evitar el conflicto, lo promueve. Se discrimina, se encierra y se oprime en nombre de la protección medioambiental. ¿Es el muro la única forma de preservar los bosques en Rio de Janeiro? La respuesta que nos hace posicionarnos todavía más en contra de estos procesos que se construyen basados en la relación y ejercicio del poder y también en una gestión urbana basada en el control, es el hecho de ser ejecutadas

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sin ninguna posibilidad de debate. Así, de manera autoritaria y represiva imponen una situación de dominio social y territorial, que crea un paisaje simbólico – social – y físico de segregación, a la vez que se demuestra una tendencia opresora en la forma de planificar la ciudad: creando supuestos espacios seguros, mientras que realmente son espacios de y para el ejercicio del control.

3. Una última reflexión sobre estas situaciones: ciudadanía y democracia frente a las políticas urbanas de control “El Muro de Berlín era la noticia de cada día. De la mañana a la noche leíamos, veíamos, escuchábamos: el Muro de la Vergüenza, el Muro de la Infamia, la Cortina de Hierro... Por fin, ese muro, que merecía caer, cayó. Pero otros muros han brotado, siguen brotando, en el mundo, y aunque son mucho más grandes que el de Berlín, de ellos se habla poco o nada.” Muros, Eduardo Galeano, 2006

Las situaciones de análisis elegidas en este trabajo – tanto el Programa de Rescate de Espacios Público en México, como la construcción de los muros en las favelas de Rio de Janeiro - nos sirven para comprobar que la búsqueda incansable por un espacio urbano seguro y controlado viene amputando la esencia de lo público en el caso de estas ciudades latinoamericanas. Cabe por tanto reflexionar hasta donde estas formas de “control securizado” logran resolver su principal objetivo: la búsqueda de la seguridad frente al miedo urbano. ¿Será este el principal objetivo? ¿O será el control en los espacios públicos de las ciudades? ¿Es posible un espacio público seguro? ¿No es incompatible el concepto de espacio público con el de seguridad? ¿Qué ciudadanía y qué sistema político podría construir un verdadero espacio público y sustituir a la actual sociedad de control? Cuando en México, el Programa de Rescate de Espacios Públicos plantea la recalificación de espacios marginales e inseguros se intentan llevar a cabo buenas prácticas para el desarrollo y la recualificación del espacio público. Lo que no se tiene en cuenta es que esta tendencia de “Espacios Urbanos Seguros” (defendibles – protegidos – vigilados) crea otra esfera pública: una esfera que es fragmentada en su esencia, articulada en base al control, la separación y a toda una parafernalia técnica de vigilancia en la que la igualdad, la apertura y la libre accesibilidad no son valores básicos. En la medida en que el Programa está pensado desde de sus bases para controlar, vigilar y proteger, las propuestas de intervención y de rescate de estos espacios no escapan del uso de las tecnologías de seguridad para crear espacios cada vez más controlados, y lo que es más preocupante, quizás, es la amplitud del Programa y la precipitación en ejecutar las obras en función de las citas electorales. Así, no deja de ser curioso que en el escenario político se interprete como un “logro” de la política urbana relacionada con el espacio público, sin tener en cuenta sus consecuencias y efectos sobre las comunidades. El programa carece de un planeamiento a largo plazo y de un pensamiento articulado a las necesidades y prioridades del territorio y de la comunidad como conjunto. Lo que se están construyendo (o rescatando) son espacios públicos cerrados en si mismos, privatizados, vigilados, controlados y normalizados. Se configuran paisajes de seguridad donde se acaba por limitar y gestionar la vida social urbana, que se apoyaba de una forma – más o menos problemática – en estos espacios públicos de la ciudad. Así, se regulan los espacios públicos como requerimiento básico para garantizar las condiciones de seguridad. La seguridad se ha convertido en necesaria para mantener el funcionamiento de los espacios urbanos antes marginados, y acaba eliminando las posibilidades de producción social del espacio público, ya que estos son impuestos mediante normativas y reglas de conducta, uso y comportamiento.

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En el caso específico de Rio de Janeiro, el planeamiento defensivo se fundamenta sobre la excusa de la protección medioambiental, para crear así un muro alrededor de las favelas que discrimina, oprime y encierra. Es un aislamiento de lo que ya está absolutamente marginado, cuando, por el contrario, lo que seria necesario es encontrar y materializar los puntos de enlace, aquellos capaces de constituir un nexo social y una integración socio-espacial en el tejido urbano de la ciudad para conseguir difuminar los límites entre lo que se considera ciudad formal y ciudad informal. Los espacios públicos construidos con muros, rejas y aparatos de control generan nuevas formas de desigualdad y opresión que son contrarias a los ideales de lo público y sus libertades democráticas. Si pensamos acerca de la problemática a la que se enfrentan estas favelas en la actualidad, la mayoría se encuentran controladas por grupos criminales a los que las fuerzas de seguridad no consiguen hacer frente. Con la construcción del muro, podrían darse dos posibilidades: una, que los propios criminales asuman el control de estos espacios, y otra, que sea la policia la que domine, podiendo desarrollar detrás de esos muros políticas de mayor control que incluso no respeten los derechos humanos. En cualquiera de los dos escenarios, esta es una medida que atenta contra el sentido de lo público en la ciudad. Y es muy posible, además, que con el cerramiento de las favelas el conflicto termine en una auténtica batalla campal. Por otra parte, cuando se destaca que el objetivo es proteger la naturaleza, no tenemos más remedio que preguntarnos, ¿pero a qué precio y con qué consecuencias? Sin duda, una medida como esta, apunta hacia una mayor segregación. Al final, no solamente la clase más privilegiada se encontrará encerrada entre muros (dentro de sus comunidades cerradas, protegidas y seguras, o en sus centros empresariales y comerciales), sino que ahora la clase menos favorecida tendrá también sus propia muralla, aunque en este caso no será por opción propia, sino por imposición. Comprobamos pues como la planificación urbana representa un poder controlador que gestiona la seguridad sin medir las causas y efectos para las comunidades que sufrirán dicha intervención. Con estos casos sólo hemos querido mostrar la articulación entre violencia, pobreza y exclusión social, asociada a los procesos de privatización y segregación, que se ven enfatizados por las políticas urbanas que dan prioridad a la seguridad y al control social. Queda claro que estas intervenciones inhiben los propios derechos de ciudadanía y terminan por reproducir un ciclo de vulnerabilidad económica y social, como también de fragilidad política, donde lo unico que se consigue es agudizar la sensación y la percepción del miedo en las ciudades. Por tanto, lo importante sería dejar de planificar la ciudad de una forma defensiva, evitando construir arquitecturas fortalezas que desplacen a ciertos grupos sociales. Es necesaria una acción política organizada para resistir a los muros y a los nuevos patrones de segregación. Es necesario repensar la forma de construir las ciudades. Por lo tanto la cuestión es en realidad derrumbar todos los muros que impiden un pensamiento y planeamiento libres a la hora de construir los espacios públicos de nuestras ciudades en base a un ejercicio de ciudadanía plural y democrática.

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Situaciones de análisis

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http://wwwl.folha.uol.com.br/fsp/brasil/fc0705200914.htm FOLHA DE SAO PAULO 20.05.2009 – Brasil – Cabral recua e reduz altura de muro na Rocinha - página consultada el 25.06.2009 – http://wwwl.folha.uol.com.br/fsp/cotidian/ff2005200921.htm FOLHA DE SAO PAULO 20.05.2009 – Cotidiano – Barreiras de concreto “fecham pobres em guetos” no Rio, diz “Times” - página consultada el 25.06.2009 – http://wwwl.folha.uol.com.br/folha/bbc_ult272u571665.shtml FOLHA DE SAO PAULO 18.09.2009 – Cotidiano – Muro em favela é “ espaço delimitador”, diz Tarso Genro – página consultada el 04.10.2009 – http://wwwl.folha.uol.com.br/fsp/cotidian/ffl020500907.htm Periódico CONTRALÍNEA- Fracasa Sedesol en rescate de espacios públicos - pagina consultada el 08.09.2009 http://contralinea.info/archivo-revista/?p=2231&wpmp_tp=2

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LA CONSTRUCCIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO FRENTE AL MIEDO Identidad, Seguridad y Control en las ciudades contemporáneas


PARTE IV. CONCLUSIONES Y REFLEXIONES


PARTE IV Conclusiones y reflexiones “La familia de palabras vinculadas a la seguridad – protección + defensa + vigilancia- habría dejado ya de ser un elemento excepcional, que podía caracterizar un territorio o un tiempo concretos, para, como se decía antes, convertirse en un requerimiento para la producción del paisaje urbano.” (MUNOZ, 2008:78)

La inquietud que me hizo aproximarme a la temática del espacio público y del miedo derivó de la experiencia y de la observación de cambios estructurales en el espacio público de mi ciudad, Recife, y de cómo estos espacios se estaban convirtiendo en espacios cada vez más controlados, segregados y privatizados por la búsqueda incansable hacia una seguridad que poco a poco iban amputando mi vivencia y experiencia en lo público. Asociados a la constante y creciente sensación y percepción del miedo - causados por el aumento de la violencia y de la criminalidad, o por la creciente construcción de enclaves fortificados, arquitecturas-fortalezas y aparatos de vigilancia y control, estos espacios públicos se estaban quedando vacíos, perdiendo el uso que deberían tener. Así, la ciudad cambiaba a la medida que el espacio público desaparecía. Me resultaba curioso encontrar similitudes entre los cambios de paradigma sobre la forma de planear y gestionar la ciudad, que sugería un urbanismo defensivo y cada vez más fragmentado, y la repetición de la misma tendencia de diferentes políticas públicas en otras ciudades del mundo. Esta investigación que hemos presentado me posibilitó comenzar una aproximación hacia estas problemáticas. Desde el inicio, conscientemente, sabíamos de la amplitud y complejidad que suponía un estudio de este tipo. Es en este momento de acercamiento a la temática donde las incertidumbres y reflexiones acerca del problema empezaron a surgir y necesitaban de una base metodológica y de una forma de acotarse para poder organizar los diferentes puntos de vista e iniciar una reflexión un poco más profunda acerca del tema. Somos conscientes de la ambiciosa tarea de elaboración de las dos genealogías – tanto la del espacio público como la del miedo – que, en este inicio, nos permitió acceder a las corrientes teóricas acerca del espacio público y entender la infinidad de efectos y causas de esta relación con el miedo. Queda todavía un campo enorme por delante que no ha podido ser contemplado en esta etapa de la investigación. Hemos descubierto la herramienta de la genealogía como un método de gran utilidad para analizar y reflexionar sobre la problemática estudiada, y esta fue determinante para la identificación de las relaciones entre identidad, seguridad y control en estos espacios públicos del miedo. Quizás, nos surgen más preguntas que respuestas a lo largo de este estudio, preguntas que quisiéramos seguir intentando responder en la continuación de este trabajo. En este sentido, a lo largo de esta investigación comprobamos que la construcción de espacios públicos está siendo cada vez más planificada y configurada en base a unas tecnologías de poder que diseñan aparatos de control y que normalizan estos lugares. Crean perfiles estigmatizados de posibles amenazas, a la vez que excluyen y fragmentan el uso público de estos espacios, cada vez más privatizados, cerrados y vigilados. Es un ciclo interminable de hechos y acciones que, cuanto más se agudizan y expanden en estos escenarios de la ciudad, más se alejan de una reconstrucción democrática y libre de lo público.

Conclusiones y reflexiones

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Podemos concluir entonces que la construcción del espacio público ya no permite más las diferencias, la desigualdad es cada vez más determinada y condicionada por las fuerzas del poder, que destruyen una cultura de la vida urbana, de la diversidad y de la mezcla, configurando espacios que sirven solamente para protegerse – de los riesgos impredecibles de la sociedad global, de los extraños, de los de fuera y de los diferentes. Es como si el miedo en los espacios públicos impulsara a una velocidad impensable las acciones y reacciones en los procesos de privatización, agudizados también por la individualización de la “modernidad líquida”, produciendo cada vez más aislamiento, masificación, segregación, desigualdad y exclusión. En cualquier caso, se trata de las relaciones de poder y control que vuelven una y otra vez, que reaparecen y que insisten en seguir existiendo, limitando la discusión pública y las prácticas de producción social del espacio público, generando a su vez este carácter identitario de control defensivo. Sin embargo, el miedo al otro, a la exclusión, a la autodestrucción y a la muerte y la falta de respeto a los derechos de la ciudadanía también se asocia a las nuevas transformaciones urbanas y a la producción de un nuevo patrón de segregación espacial en nuestras ciudades. Concluimos que, tanto material como simbólicamente, estás nuevas estrategias operan de manera muy similar, pues establecen diferencias, construyen separaciones, imponen distancias y divisiones, multiplican reglas de normalización y exclusión y restringen los movimientos en la ciudad. Por lo tanto, acaban originado la pérdida de vínculos, el aislamiento y la destrucción de los supuestos de vida pública. La ciudad no puede seguir organizandose desde presupuestos fijos que intenten reducir a sus ciudadanos. Posiblemente haya que pensar la urbaneidad desde categorías contradictorias y en el movimiento mismo de estas contradicciones: entre el caos y el orden, entre lo privado y lo público, entre la indiferencia y el compromiso ciudadano, entre la alienación y la identificación. Porque el derecho a una ciudad segura no puede amputar libertades y derechos, no debe generar espacios públicos controlados que imposibiliten la inclusión y el dinamismo cultural. Se debe encontrar el equilibrio entre las obvias acciones de seguridad que la geopolítica global impone actualmente a las ciudades y los riesgos de minimización de los contenidos y calidades urbanas. Este es un reto futuro sobre todo para la cultura y sociabilidad en las ciudades que deben tener como prioridad la producción de un espacio público que permita, en definitiva, escapar del estrecho margen comprendido entre la normalización y la buena conducta, entre la vigilancia y el control, y donde lo privado abra nuevas dimensiones en los cuales nos permita la oportunidad de participar de la construcción social y colectiva de este espacio público. Por esta razón, fue de suma importancia el acercamiento a situaciones y casos concretos que se estaban desarrollando en las ciudades contemporáneas, tanto en el caso del Programa de Rescates de Espacios Públicos en las ciudades mexicanas, como la construcción de los muros en las favelas de Río, para comprobar que esta construcción del espacio público frente al miedo se estaba produciendo mediante un modelos donde las relaciones de poder acababan por planificar la ciudad, y por consiguiente, los espacios urbanos sobre las bases del control y bajo la justificación de la seguridad. De este modo, antes de promover políticas públicas volcadas en una mejoría de la calidad de estos espacios, generan territorios cada vez más simples y previsibles con la intención de facilitar la actuación y ejercicio del poder. Espacios que en lugar de ser construídos para posibilitar el encuentro y el diálogo entre los hombres, on diseñados para el consumo rápido y el negocio seguro.

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En este sentido, es importante destacar que estas situaciones y casos elegidos fueron surgiendo a la medida que la investigación avanzaba. Son situaciones muy recientes y de actualidad que fueron identificadas a la vez que se estaba desarrollando la investigación teórica. Por ello, somos conscientes de que esta investigación no se termina en si misma. Está abierta a nuevas reformulaciones y nuevos estudios que posibiliten agregar valor a lo ya investigado y seguir completándola con los planteamientos que se hayan quedado en el tintero, e incluso con nuevos estudios de caso que seguramente surjan en los próximos tiempos. Por lo tanto, podemos decir que el tema está en constante producción, mutación, transformación y por ello, vivo, contemporáneo y presente en la actualidad. Todavía nos surgen preguntas. ¿Debemos seguir construyendo nuevos espacios públicos seguros, hiper-protegidos, ultra-controlados, defendibles y vigilados que legitimen el poder de unos pocos frente a la privación de libertades de la ciudadanía, evitando una construcción social de la ciudad? Este trabajo y este breve acercamiento a estas situaciones, nos debe ayudar a responder y a continuar preparandonos para identificar, estudiar y plantear nuevos casos, situaciones y estudios que surjan de aquí en delante relacionados con la construcción de lo público frente al miedo. El principal resultado es haber iniciado y preparado un soporte de conocimiento para seguir reflexionando sobre los nuevos temas. Nuestra intención será ir completando y calificando las lagunas dejadas por este investigación a través de una mayor aproximación a las situaciones en América Latina que nos permita, en el ámbito de las futuras investigaciones, entender como se están desarrollando estos procesos en Europa. Comparar, cruzar e intercambiar experiencias y prácticas que ya hemos identificado en Latinoamérica y que nos pueden ayudar a entender estos procesos en el ámbito de las ciudades europeas. Hemos podido encontrar situaciones, procesos, hechos y acciones relacionados a la construcción de los espacios públicos frente al miedo en las ciudades latinoamericanas que se están empezando a detectar en Europa, como por ejemplo la creciente expansión de los comunidades cerradas; la plaga de los centros comerciales y empresariales cada vez mayores, mas impactantes en el tejido urbano de la ciudad y más frecuentados; la privatización de los espacios públicos mediante enclaves fortificados, rejas, muros y barreras debido a la delincuencia y a los altos índices de criminalidad; el total dominio de los coches relacionados a una política pública que le da prioridad e invierte en su crecimiento y permanencia; la segregación y exclusión social derivada de una desigualdad y un miedo a lo extraño, y otros procesos advenidos de la globalización y del individualismo de la modernidad liquida. El análisis y el estudio de estos factores nos pueden ayudar a interpretar prácticas, estrategias y tendencias urbanas a la hora de planificar la ciudad y los espacios públicos, a la vez que comparar estas situaciones de ambas regiones puede resultar de gran relevancia, ya que las malas y buenas prácticas ejercidas pueden servir de base para una formulación, a escala local, de una política urbana más comprometida con las cuestiones sociales y con la construcción de un espacio público más libre y abierto. Así, entender estos diferentes procesos que están ocurriendo tanto en las ciudades latinoamericanas como en las europeas nos puede permitir aproximarnos a otros factores de causa y efecto, y abrir la posibilidad de renovar nuestra búsqueda de otros instrumentos y métodos para seguir analizando la construcción del espacio público frente al miedo. Cruzar, e interconectar y consolidar las diferentes dimensiones de un y otro territorio para la formulación de un pensamiento más consciente y profundo acerca de la producción de ciudades más dignas y humanas.

Conclusiones y reflexiones

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Por lo tanto, es imprescindible que estos estudios, investigaciones y análisis futuros nos lleven a cuestionar la necesidad de un cambio en los aspectos relacionados a la seguridad, pasando a relacionarlos más con la calidad de vida. Por esto mismo, es necesario relativizar la imagen real y simbólica de las normas y de las leyes, y así mismo reconocer la diversidad de modelos de habitar y su relación con una nueva formulación del escenario público. Es preciso subvertir los espacios de poder en la ordenación territorial e introducir nuevos parámetros de partida en el planeamiento y en la arquitectura que generen espacios donde las personas, cualquiera que sea su condición y circunstancia, puedan desarrollar su vida con los otros. Así, evidenciar los valores olvidados que se ocultan bajo las supuestas necesidades políticas o deseos especulativos, denunciar los casos de violencia, genocidio y exclusión, para de esta forma reclamar espacios de relación donde el poder y el control no sean las únicas bases determinantes en la construcción de los espacios públicos con el miedo como excusa para la opresión, la injusticia y la sospecha.

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APÉNDICE HACIA LA FUTURA INVESTIGACIÓN


APÉNDICE Hacia la Futura Investigación Como forma de continuar el desarrollo de esta investigación, realizaremos un análisis dentro de otros ámbitos para poder realizar una futura tesis doctoral, donde apuntaremos algunas inquietudes y líneas de actuación, con la intención de acercarnos a la realidad de las ciudades de América Latina y Europa, cerrando el objetivo principal que hemos propuesto en este estudio. Así, el objetivo general de esta continuación de la investigación en el ámbito de la tesis doctoral es confrontar la construcción de los espacios públicos como reacción frente al miedo en las ciudades contemporáneas de América Latina y de Europa. ¿Los procesos de construcción de los espacios públicos de ambas regiones se asemejan o se distancian? ¿Obedecen a un mismo orden global en la forma de planificar y gestionar las ciudades, o adquieren características locales propias? ¿Agudizan el miedo urbano o intentan difuminarlo? ¿Se generan beneficios o restringen y controlan?

Imagen 71: Picadilly Circus en Londres y la blandificación de las ciudades globales. FUENTE: http://www.london-sightseeing.net/picadilly%20circus%20.jpg (izquierda) Imagen 72: El interior del Sony Center de la Postdamer Platz, Berlin y el ocio global FUENTE:http://www.gardenvisit.com/assets/madge/sony_center_am_potsdamer_platzsony_platz_1926_jpg/600x/sony_center_am_potsdamer_platz-sony_platz_1926_jpg_600x.jpg (derecha)

Imagen 73: La ocupación masificada en el territorio del Morumbi, São Paulo (Brasil). FUENTE: http://3.bp.blogspot.com/_sKaouND_vJQ/Sb4wggUEPBI/AAAAAAAAAaw/7HyqqrEEgkQ/s400/favela-morumbi-saopaulo.jpg Imagen 74: Los diferentes modos de habitar y la configuración de nuevos espacios públicos, Recife (Brasil). FUENTE: Natália De' Carli

Hacia la futura investigación

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ÍNDICE DE GRÁFICOS E IMAGENES PARTE I: Hacia una Genealogía del espacio público y del miedo [Hacia una Genealogía del espacio público] Imagen 01: El uso de la esfera pública moderna en contraposición al espacio público contemporáneo…………….……........... 30 FUENTE:Paris, 1964 http://labola.wordpress.com/category/post-estructuralismo-frances/ (izquierda) Rui Palha, 2007 En: http://www.flickr.com/photos/ruipalha/360850448/sizes/o/in/set-72157594486755854/ (derecha) Imagen 02: Parada de autobús en Bangkok, Tailandia………………………………………………………………………..………. 32 FUENTE: DODD, Philip; DONALD, Ben. El libro de las ciudades. Editorial: Blume. 2004:237 Imagen 03: El espacio público como lugar de libre expresión. Barcelona, manifestación contra la utilización de pieles............ 33 FUENTE: gmarlas, 2008 En: http://www.flickr.com/photos/mgmalras/2311379368/ Imagen 04: El espacio público como lugar de la acción política……………………………………………………………...……… 34 FUENTE: erdosain 2008. En: http://www.flickr.com/photos/erdosain/2365589108/ Imagen 05 : El lugar de los extraños……………………………………………………………………………………………...…….. 37 FUENTE: sriklad, 2009. En: http://www.flickr.com/photos/sriklad/3427167011/ (izquierda) Rui Palla, 2008 En: http://www.flickr.com/photos/ruipalha/2833479249/ (derecha) Imagen 06: La muchedumbre en Taipei, Taiwan…………………………………………………..………………………….………. 38 FUENTE: DODD, Philip; DONALD, Ben. El libro de las ciudades. Editorial: Blume. 2004:237 Imagen 07: El aislamiento y la pérdida de los principios de integración en la ciudad……………………………………….……. FUENTE: Jurgen Bey En: SCHIMIDT, Petra; TIETENBER, Annette;WOLLHEIM, Ralf. Patterns in Design, Art and Architectura. Boston:Basel. 2003:54

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Imagen 08: La nueva cultura urbana y la individuación como proceso de des-socialización del sujeto………………….……... 40 FUENTE: DODD, Philip; DONALD, Ben. El libro de las ciudades. Editorial: Blume. 2004:223 Imagen 09: El desconocido paseante…………………………………………………………………………………………….…….. FUENTE: lorenzodom, 2006. En: http://www.flickr.com/photos/lorenzodom/266645529/

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Imagen 10: El transeúnte en la ciudad…………………………………………………………………………………………..……... FUENTE: sriklad, http://www.flickr.com/photos/sriklad/3427188195/

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Imagen 11 : La trialéctica del la espacialidad: lo vivido, lo percibido y lo concebido…………………………………………….. FUENTE: REMESAR, A. Reflexiones sobre el espacio público contemporáneo. Public Art Observatory Project: Universitat de Barcelona, 2002:2

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Imagen 12:El espacio público en Varanasi, India……………………………………………………………………………………... FUENTE: DODD, Philip; DONALD, Ben. El libro de las ciudades. Editorial: Blume. 2004:277

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Imagen 13: El plano del panóptico de Jeremy Bentham…………………………………………………………..………………… FUENTE: The Works of Jeremy Bentham En: FOUCAULT, 2000:.289

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Imagen 14: El Interior de la penitenciaría de Stateville, Estados Unidos……………………………………………………........... FUNTE: FOUCAULT, 2000:.303

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Imagen 29: La sociedad de control en la Central Nuclear, Asco. …………………………………………………………………. FUENTE: BERNARDÓ, Jordi : Good news, bad news. Publicación: Barcelona : Actar, 2002

Imagen 16 Las espumas como proceso en el interior del caos…………………………………………………………….………... FUENTE : Cliofix 2009, En :http://www.flickr.com/photos/cliofix/3494246867/

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Imagen 17 La nueva imagen de las ciudades. A la izquierda la Plaza Centralworld en el centro de negocios de Bangkok, Tailandia y a la derecha las vías 404 y 407 en Markham, Notario, Canada…………………………………………….. FUENTE: PúykamoThao, 2009. En: http://www.flickr.com/photos/puykamo/3389292425/ Tom Podolec, 2007. En: http://www.flickr.com/photos/news46/830365922/

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Índice de gráficos e imágenes

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Imagen 18: Red de túneles privados en el centro de Houston………………………………………………………………………. FUENTE: ROGER, Richard. Grandes Ciudades Para un Pequeño Planeta. Ed. Gustav Gili. 2003:13

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Imagen 19: Esquema de la organización espacial de LA por Davis…………………………………………………………............ FUENTE: DAVIS, Mike. La Ecología del Miedo. Procedencia, 1998: 363-365

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Imagen 20: La “vigilanopolis” descrita por Mike Davis, basada en el esquema de Burgess……………………………………….. FUENTE: DAVIS, Mike. La Ecología del Miedo. Procedencia, 1998: 363-365

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Imagen 21: El marginado y el espacio público en São Paulo…………………………………………………………………………. 63 FUENTE: Francismar Feitosa, 2005. En: http://www.flickr.com/photos/francismarfeitosa/ (izquierda) Harrycruz, 2008. En: http://www.flickr.com/photos/juancruz11/ (derecha) Imagen 22: Los aparatos de seguridad como elemento frecuente en el paisaje urbano. São Paulo.......................................... FUENTE: Panoptico, 2008 En:http://www.flickr.com/photos/panopticosp/2432054964/

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Imagen 23: Las cámaras de videovigilancia y el nuevo mobiliario urbano de la ciudad. São Paulo……………………............. 64 FUENTE: Panoptico, 2008 En:http://www.flickr.com/photos/panopticosp/2430984964/ Imagen 24: Comunidad Cerrada en Texas……………………………………………………………………………………………… 64 FUENTE: DEAN TERRY, 2005 En: http://www.flickr.com/photos/therefore/page2/ Imagen 25: Barriada de clones domésticos o McMansiones cerca de Union, Kentucky, EEUU………………………..………..... 65 FUENTE: LACUESTA, 2003:2 Imagen 26: Muro en la franja de Gaza, Palestina……………………………………………………………………………………… FUENTE: Kashiklick, 2006. En:http://www.flickr.com/photos/kashklick/146985127/in/photostream/ Imagen 27Frontera entre Estados Unidos y México -Tijuana y San Diego…………………………………………………………. FUENTE: LACUESTA, 2003:7

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[Hacia una Genealogía del miedo] Imagen 30: El atentado de 11 de Septiembre………………………………………………………………………………………….. FUENTE: http://www.islamicmediacity.com/cms_files/news_images/1236594060.jpg

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Imagen 29: Bomba atómica en la población de Hiroshima y Nagasaki……………………………………………………………... 80 FUENTE: Simplemente KORGAN, 2008. En: http://www.flickr.com/photos/korgan75/3114701276/ Imagen 30: La epidemiología del alarmismo…………………………………………………………………………………….......... 83 FUENTE: http://media.elnuevoherald.com/smedia/2009/04/24/16/778-889-gripe.embedded.prod_affiliate.84.jpg (izquierda)http://4.bp.blogspot.com/_uXunTXDwLYk/SpO8xd0dbRI/AAAAAAAAA2o/sskz-qs9Iys/s400/Eslogan_fachada.jpg (derecha Imagen 31: Secuencia de fotos del Día de Los Muertos, México, 2008……………………………………………………………... 87 FUENTE: Momoztla, 2008 Flickr: http://www.flickr.com/photos/momoztla/2999761549/in/set-2157604595156715/ Imagen 32: Monumento al holocausto judío, Berlin………………………………………………………………………………….. FUENTE: luis echanove, 2007. En: http://www.flickr.com/photos/luisechanove/904385185/

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Imagen 33 : Francis Bacon, Pintura 1946. Nueva York: MOMA - The Mueseum of Modern Art............................................... 90 FUENTE: FICACCI, Luigi. Francis Bacon 1909-1992, Hohenzollernrig: Taschen. 2003:23 Imagen 34: El grabado titulado El sueño de la razón produce monstruos de la serie Los Caprichos de Francisco Goya……….. FUENTE: httpelproyectomatriz.files.wordpress.com200909sueno.jpg

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Imagen 35: La exposición del artista plástico Jurgen Klauke, titulada Faces…………………………………………….................. 93 FUENTE: Jurgen Klauke (1972-2000) En CTRL SPACE: Rhetorics of Surveillance from Bentham to Big Brother. Edited by Thomas Y Levin, Ursula Frohne and Peter Weibel. ZKM Center for Art and Media; Massachusetts Institute of Technology. Karlsrube, Germany. 2002:197 Imagen 36: Imágenes capturadas del video Urban Paranoia (2008)…………………………………………………………........... FUENTE: http://www.highimpactart.org, 2008.

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PARTE II: Encuentros vs Desencuentro: espacios de diálogo vs. espacios de terror [Identidad] Imagen 37: La franquicia americana en el Barrio de “a Liberdade”. São Paulo, Brasil............................................................... 112 FUENTE: Bito Teles, 2007. En: http://www.flickr.com/photos/bito/762677489/ Imagen 38: Las gripe A en Mexico D.F……………………………………………………………………………...…………………. 113 FUENTE: Eneas, 2009. En: http://www.flickr.com/photos/eneas/3471986083/sizes/l/ Imagen 39: El escaparate de la sociedad cosmopolita…………………………………………………………..……...…................ FUENTE: Mariole, Paris, 2007 EN: http://www.flickr.com/photos/mariole/742337798/

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Imagen 40: En una parada de autobús en el campo estadounidense..…………………………..………………………................ 119 FUENTE: MissyV110, 2008. En:http://www.flickr.com/photos/missyv110/2635613371/ Imagen 41: La frontera, la resistencia, la reja, la protección de unos y la exclusión de otros…………………………................. FUENTE: Nachik, 2009 En: http://www.flickr.com/photos/9373835@N05/3798620072/in/pool-foto_periodismo

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[Seguridad] Imagen 42: El nuevo paradigma de la sociedad de la seguridad -individualista defensiva, aislada, sitiada………………………. 129 FUENTE: Imagen publicada por Sofia Vargas, 2007. En:http://sentadosenelbalcon.blogspot.com/2007/03/pnico.html Imagen 43: Por detrás de una reja, otra reja, lo privado – se encierra en si mismo…………………………..…………………….. 138 FUENTE: SOLÀ -MORALES, Manuel. Espacios públicos y espacios colectivos. Revista Universitaria Nº 46. Ediciones Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, 1994:4 Imagen 44: El diseño urbano seguro – defendible – anti-delito……………………………………………………………………… FUENTE: caribb, 2007 En: http://www.flickr.com/photos/caribb/808691115/sizes/o/ nicolasnovas, 2008. En: http://www.flickr.com/photos/nnova/2359286420/sizes/l/

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Imagen 45: :Este espacio público defendible, seguro o anti-delito...………………………………………………………………… 139 FUENTE: Presentación En: PEÑALOSA, Guillermo. Parques Urbanos y Espacios públicos – Creando comunidades saludables y competitivas. Secretaria de Desarrollo Social (SEDESOL), México, 2008:156 Imagen 46: Muro Protegido……………………………………………………………………………………………………………… 140 FUENTE: nicolasnovas, 2009 En: http://www.flickr.com/photos/nnova/3349485841/sizes/l/in/set-72157607804538009/ Imagen 47: Banco anti-delicto………………………………………………………………………………………………................. 140 FUENTE: nicolasnovas, 2009 En: http://www.flickr.com/photos/nnova/244955543/in/photostream/

[Control] Imagen 48: ¿Quién nos mira? ................................................................................................................................................... 143 .FUENTE: Eco Truly. http://farm4.static.flickr.com/3624/3288458938_187aeb0651.jpg?v=0 Imagen 49: El equipaje facturado (Hanover-Langenhagen, 1987) del fotógrafo Timm Ulrichs……………………….................. 145 FUENTE: LEVIN, Thomas Y.; FROHNE, Ursula; WEIBEL, Peter. (2002): CTRL SPACE: Rhetorics of Surveillance from Benthm to Big Brother. ZKM Center for Art and Media, Cambridge : The MIT press: Massachusetts Institute of Technology. 2002:206 Imagen 50: Cámaras de videovigilancia en Londres………………………………………………………………………................. 148 FUENTE: Rafael Peñaloza En: DIAZ, Ruben. Pensar la videovigilancia como debate para una construcción colectiva del espacio público. Sevilla: ZEMOS98. 2008 (Izquierda) Thorsten Thees En: DIAZ, Ruben. Pensar la videovigilancia como debate para una construcción colectiva del espacio público. Sevilla: ZEMOS98. 2008 (Derecha)

Índice de gráficos e imágenes

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Imagen 51: El colectivo The Surveillance Camera Players en la obra “1984” de George Orwell………………………………… 149 FUENTE: ANGULO, Ana Garcia. Intervenciones en el Arte Contemporáneo – CCTV. Facultad de Bellas Artes de Madrid. Departamento de Pintura. Septiembre 2007:15-16 Imagen 52:Las cámaras invaden los espacios públicos de nuestras ciudades…………………………………………................... 150 FUENTE: http://portuseguridad.org/?p=6 Imagen 53:La vigilancia informal en favela de São Paulo……………………………………………………….……………………. 151 FUENTE: http://www.flickr.com/photos/choquephotos/3444165704/ Imagen 54: Aeropuerto de Manchester, 2009………………………………………………………………..…………….................. 152 FUENTE: http://news.bbc.co.uk/2/hi/uk_news/8303983.stm

PARTE III: La construcción del espacio público frente al miedo: Situaciones de análisis [América Latina] Gráfico 1: Grafico de pobreza extrema, América Latina……………………………………………………………..………………. 166 FUENTE: http://www.monografias.com/trabajos58/pobreza-america-latina/pobreza-america-latina2.shtml pagina consultada el 20.09.2009 Grafico 2: Cociente de Ingresos entre el sector más rico y los cuatro sectores más pobres……………………………………….. FUENTE: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas de hogares de los respectivos países.

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Grafico 3: Víctimas de un delito, América Latina, 2007…………………………………………………………………..………….. 170 FUENTE: Latinobarómetro, 2007 Grafico 4: Tasa de mortalidad por homicidio 2000-2005, América Latina………………………………………..………………… 171 FUENTE: Latinobarómetro, 2007 Grafico 5: Temor a ser victima, Latinoamérica………………………………………………………...……………………………… 172 FUENTE: Latinobarómetro, 2007

[México] Imagen 55:: Área de Actuación del Programa Rescate de Espacio Públicos – México…………………………………..…………. 176 FUENTE: SEDESOL, 2008 Imagen 56:El parque del Niño quemado, México, con rejas que rodean todo el espacio público…...……………….…………. 177 FUENTE: http://www.vcarranza.df.gob.mx/comunicacion/videoteca/nin_quemado/principal.html Imagen 57: La Plaza Cívica y Cultural la Federal, México……………………………………………………………………………. 177 FUENTE: http://www.vcarranza.df.gob.mx/comunicacion/videoteca/federal/index.html Imagen 58: Parque de Convivencia Valentin Gomez Fariaz, México D.F………………………………………………................. 178 FUENTE: http://www.vcarranza.df.gob.mx/comunicacion/videoteca/valentin_gomez/index.html Imagen 59: Plaza Cívica y Recreativa El Triangulo, México……………………………………………………………..………….. FUENTE: http://www.vcarranza.df.gob.mx/comunicacion/videoteca/triangulo/index.html

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Imagen 60: Solar elegido para el Proyecto del Parque Recreativo, Deportivo Eloísa Chiquis Cabada …………......................... 179 FUENTE: DELEGACIÓN DE DURANGO,2008:3 Imagen 61: El Parque Recreativo, Deportivo y Cultural Eloísa Chiquis Cabada ……………………………………….…………… 179 FUENTE: DELEGACIÓN DE DURANGO,2008:13 Imagen 62: La línea del muro demarca el Parque Recreativo, Deportivo y Cultura Eloísa Chiquis Cabada…………................ FUENTE: DELEGACIÓN DE DURANGO,2008:13

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LA CONSTRUCCIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO FRENTE AL MIEDO Identidad, Seguridad y Control en las ciudades contemporáneas


[Rio de Janeiro] Imagen 63: ¿Lo formal o lo informal? La ciudad formal vs la informal en Rio de Janeiro. …………………………….................. 183 FUENTE: Minha Cidade En: http://www.vitruvius.com.br/minhacidade/mc255/mc255.asp pagina consultada el 25.06.2009 Imagen 64: La Policía Militar en las favelas Realengo, Jacarepaguá y Catete Rio de Janeiro…………………...……................... 184 FUENTE: Paulo Enrique Amorim En: http://www.paulohenriqueamorim.com.br/?p=15844 pagina consultada el 29.05.2009 Imagen 65: Las 11 ocupaciones en ortofoto de Rio de Janeiro que serán amuralladas por el “eco-límite……….......….............. 185 FUENTE: http:/wwwl.folha.uol.com.br/fsp/cotidian/ff0305200907.htm consultado el 25.06.2009 Imagen 66: El eco-limite inhumano. Rio de Janeiro…….....................................................................................…..….............. 186 FUENTE: http:/wwwl.folha.uol.com.br/fsp/cotidian/ff0305200907.htm consultado el 25.06.2009 Imagen 67: Las 11 favelas que serán rodeadas por un muro de 3 metros de altura……..................................…..…….............. 187 FUENTE: http://www1.folha.uol.com.br/folha/cotidiano/ult95u547715.shtml pagina consultada el 17.05.2009 Imagen 68: La línea que contorna la ocupación de la favela de la Rocinha (Rio de Janeiro) …….............................................. 188 FUENTE: SEGRE, Roberto. (2004): Rio de Janeiro Metropolitano: Saudades da Cidade Maravillosa. Arquitexto – Vitruvius En: http://www.vitruvius.com.br/arquitextos/arq046/arq046_01.asp pagina consultada el 20.08.2009 Imagen 69: La propuesta titulada Ecorutas de la Rocinha (Ecotrilhas da Rocinha)…….............................................................. 189 FUENTE: http://picasaweb.google.com.br/lucasfranco/EcotrilhasDaRocinha#slideshow/5339419142598850290 pagina consultada 08.09.2009 Imagen 70: Imagen de la construcción del muro de la favela Dona Marta en Botafogo, Rio de Janeiro. ................................... 190 FUENTE: http://wwwl.folha.uol.com.br/fsp/cotidian/ff051200923.tml consultado el 25.06.2009

APÉNDICE [Hacia la futuras Investigación] Imagen 71: Picadilly Circus en Londres y la blandificación de las ciudades globales. …………………………........................... 205 FUENTE: http://www.london-sightseeing.net/picadilly%20circus%20.jpg (izquierda) Imagen 72: El interior del Sony Center de la Postdamer Platz, Berlin y el ocio global…………………………........................... FUENTE:http://www.gardenvisit.com/assets/madge/sony_center_am_potsdamer_platzsony_platz_1926_jpg/600x/sony_center_am_potsdamer_platz-sony_platz_1926_jpg_600x.jpg (derecha)

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Imagen 73: La ocupación masificada en el territorio del Morumbi, São Paulo (Brasil). …………………………......................... 205 FUENTE: http://3.bp.blogspot.com/_sKaouND_vJQ/Sb4wggUEPBI/AAAAAAAAAaw/7HyqqrEEgkQ/s400/favela-morumbi-saopaulo.jpg Imagen 74: Los diferentes modos de habitar y la configuración de nuevos espacios públicos, Recife (Brasil)…………………. FUENTE: Natália De' Carli

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Índice de gráficos e imágenes

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SEVILLA_2009


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