Sumario ¿Qué fue la revolución rusa?
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Las primeras medidas del gobierno revolucionario El viaje en el “vagón precintado”
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Revista de la UIT-CI
El rol decisivo de Lenin
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Unidad Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional
Las “Tesis de Abril”
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La confluencia entre Lenin y Trotsky
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Edición especial • Junio 2017
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Octubre derrotò al primer “frente popular” de la historia La anécdota del soldado de John Reed
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Nahuel Moreno: Febrero, octubre y la conciencia de las masas 12 Mujeres en la revolución El congreso campesino de noviembre La creación artística en los primeros años de la Rusia Soviética
13 15
No llegó a cumplir una década
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La Tercera Internacional
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Trotsky y la posible debacle de la URSS
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Las medidas socialistas siempre fueron eficaces Las consecuencias de la restauración capitalista
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Putin: La
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falsificación histórica 29
¿Hubo exceso de “estatismo”? La vigencia de las enseñanzas de octubre
33 37
¿Por qué no hubo una nueva revolución de octubre?
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La Cuarta Internacional 45 Cronología 46
En la tapa, sobre la foto de Lenin y Trotsky hemos superpuesto partes de este célebre afiche realizado para alentar la lucha durante la guerra civil Golpea a los blancos con la cuña roja, por Lazar Lissitzki, 1919.
Asamblea en la fábrica Putilov. Petrogrado. 1917
Presentación Esta es una edición especial de Correspondencia Internacional dedicada a los 100 años de la Revolución Rusa de octubre de 1917. Por primera vez en la historia, con una insurrección armada que fue organizada y dirigida por los bolcheviques y el Comité Militar del soviet, se echó del poder a la burguesía y a los dirigentes reformistas. El nuevo gobierno revolucionario, encabezado por Lenin y Trotsky, proclamó de inmediato su objetivo: el socialismo en Rusia y en el mundo. Las masas movilizadas de millones de campesinos se unían con la joven clase obrera de las ciudades en un hecho inédito e inesperado para la tradición marxista, el inicio de la revolución obrera y socialista en un país atrasado como Rusia. La clave de ese logro lo daba la conducción del partido bolchevique. Contáctenos
Las páginas de esta edición especial recuerdan como pudo triunfar la revolución, el protagonismo del proletariado, de los campesinos, los soldados y las mujeres. El rol decisivo de Lenin y la confluencia con Trotsky. Los primeros pasos de la revolución. Tratamos de abordar y responder a los debates que cruza a la izquierda mundial. ¿Por qué pudo imponerse la camarilla burocrática de Stalin? ¿Por qué terminó disolviéndose la URSS y se restauró el capitalismo? ¿Qué fracasó? ¿Por qué a 100 años no se ha repetido aún una nueva revolución de octubre? Las respuestas que damos a estos interrogantes no harán otra cosa que ratificar que las enseñanzas de la revolución rusa siguen más vigentes que nunca. Sin socialismo y democracia para los trabajadores no habrá salida al drama social que vive la humanidad.
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¿Qué fue la revolución rusa?
Toma del Palacio de Invierno. Octubre 1917
Por Mercedes Petit
Hace un siglo, en 1917, triunfaba la “revolución de octubre”. Apenas ocho meses habían transcurrido desde la caída del viejo imperio de los zares en febrero. Dirigía el nuevo gobierno revolucionario y socialista el partido bolchevique y se asentaba en la movilización y la democracia de las masas obreras y campesinas organizadas en los soviets. ¿Cómo fue aquella revolución, de la que nació la desaparecida 2
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y que hasta ahora no se ha vuelto a repetir? ¿Siguen vigentes las enseñanzas de aquella experiencia?
El triunfo de los soviets y los bolcheviques, con Lenin a la cabeza, sin duda conmovió al mundo. La burguesía en todo el mundo inició de inmediato su campaña contra una supuesta “dictadura de Lenin y los bolcheviques” y la respuesta militar de los rusos “blancos” apoyados por tropas imperialis-
tas. Comenzó una sangrienta guerra civil con el objetivo de recuperar el poder y las propiedades perdidas. Y fueron derrotados. En medio de enormes sacrificios y penurias, y sin lograr el acompañamiento de nuevas revoluciones socialistas triunfantes en Europa, el gobierno y el pueblo revolucionarios de la joven república soviética habían comenzado a dar los pasos iniciales hacia el socialismo1. 1. Nos basamos para estos trazos gruesos en la Historia de la Revolución Rusa, escrita por León Trotsky en 1930, ya exiliado en Turquía. Para no aburrir al lector, omitimos poner comillas y números de página, y recomendamos la lectura de esta obra insustituible.
Revolución Rusa
Plenario del soviet de Petrogrado. 1917
La caída de los zares A comienzos del siglo XX el imperio de los zares (la dinastía Romanov) de Rusia dominaba el territorio más extenso del mundo, con una población de 150 millones de habitantes, mayoritariamente campesinos muy pobres y analfabetos. Era un país muy atrasado, con aun cercanos rasgos feudales. Pero al mismo tiempo, en la capital, Petrogrado, en Moscú y algunas otras ciudades se había desarrollado un proletariado industrial relativamente pequeño, pero de varios millones, muy moderno y concentrado. La mayor parte de las fábricas y los bancos pertenecían a empresarios extranjeros, ingleses y franceses. La guerra inter imperialista de 1914 significó penurias enormes y crecientes para el pueblo ruso. Nicolás II, aliado a Inglaterra y Francia, mandó a la muerte a millones, arrasados en las trincheras enfrentando a la poderosa Alemania. El ejército se fue desmoronando. El anhelo de lograr la paz fue creciendo en el frente y todo el pueblo, mientras Inglaterra
y Francia presionaban al zar para que siguiera enviando tropas cada vez más descontentas y exhaustas. Desde fines de 1915 se reiniciaba en Rusia el ascenso revolucionario que se había interrumpido en 1914 al iniciarse la guerra. En febrero de 1917, la policía reprimió una enorme movilización en Petrogrado. Estalló una insurrección que luego de cinco días de combates logró la caída de la dictadura de Nicolás II. Se formó un “gobierno provisional” encabezado por el partido de la burguesía liberal y “democrática”, los kadetes (por sus siglas en ruso, los “demócratas constitucionalistas”), y apoyado por los dos grandes partidos de los obreros y los campesinos. Estos eran los social revolucionarios (SR), con mucha influencia en el campo, y los mencheviques, el ala reformista y pequeño burguesa de la socialdemocracia, el partido marxista fundado en 1898. El partido kadete había acompañado a la monarquía hasta su caída, y los generales de la cúpula del ejército zarista se pasaron al bando de la “democracia” de un día para otro, apoyando y algunos integrando al nuevo gobierno.
El doble poder Retomando la experiencia de la revolución de 1905, rápidamente resurgieron los soviets (o concejos). Eran organismos democráticos representativos de las masas en lucha, donde deliberaban y decidían los delegados elegidos por los obreros, los soldados y campesinos. El ala revolucionaria de la socialdemocracia, el partido Bolchevique encabezado por Lenin, era por entonces una ínfima minoría en los soviets. En una situación revolucionaria muy aguda, había un “doble poder”. Por un lado, las masas seguían las decisiones de los soviets. Por el otro, el gobierno provisional burgués se sostenía con el apoyo que le daban desde la dirección de los soviets los dirigentes reformistas, aun con amplia mayoría. Mencheviques y SR tenían la política de conciliación de clases: apoyar e integrar al gobierno de la burguesía liberal, totalmente débil y pusilánime, con el supuesto objetivo de que durante toda una etapa se desarrollara en Rusia el capitalismo. En otra etapa 3
Revolución Rusa
lejana y futura, llegaría la hora del “socialismo”. Lenin desde el exilio en Suiza reclamó al partido desde el primer momento que no diese apoyo ninguno al gobierno burgués (y en particular al ministro social revolucionario Kerensky). Llamó a rechazar la concepción reformista menchevique de conciliación de clases, a combatir al gobierno burgués y a “los conciliadores” (ver página 6 sobre Lenin). El triunfo de la revolución de febrero impuso amplias libertades políticas, siempre cercenadas por la dictadura de los zares. Al mismo tiempo no se avanzaba en la solución de los graves problemas de los obreros, campesinos y soldados. El pueblo ruso exigía la paz inmediata, y el gobierno pretendía mantener el esfuerzo bélico. Mientras los campesinos exigían la tierra e iban contra los terratenientes, estos apoyaban al gobierno y algunos integraban su gabinete. Los obreros hacían huelgas exigiendo las ocho horas, aumentos de salarios, devorados por la inflación y los patrones les pedían paciencia y más sacrificios. La miseria generalizada golpeaba sin misericordia a la población del antiguo imperio. El gobierno prometía cumplir con esos anhelos con una asamblea constituyente cuya convocatoria electoral iba postergando. Las masas fueron perdiendo la expectativa en los “conciliadores”. La influencia en los soviets de los menches y los SR fue debilitándose a medida que asumían crecientes responsabilidades en el gobierno burgués, cada vez más odiado por el pueblo. Preocupados por el crecimiento de la influencia de los bolcheviques, conciliadores y kadetes los perseguían e impulsaron una feroz campaña de calumnias contra ellos, tildándolos de supuestos agentes 4
Las primeras medidas del gobierno revolucionario • El mismo día que asumió, el gobierno soviético decretó una paz inmediata, sin anexiones, y la abolición de la diplomacia secreta y sus tratados. Al día siguiente, el decreto sobre la tierra abolió, sin indemnización, la propiedad terrateniente y de la iglesia. Las construcciones e instrumentos de labranza también pasaban a los soviets campesinos. Al mismo tiempo no se cuestionaban la propiedad y los bienes de los campesinos. En las ciudades hubo moratoria de alquileres y medidas para garantizar la provisión de alimentos. • En noviembre se dio igualdad de derechos a todos los pueblos oprimidos por el imperio ruso, incluyendo la separación (como lo hizo Finlandia, que optó por la independencia). Se abolieron los privilegios religiosos y se dio libertad a todas las minorías nacionales o étnicas. Se estableció el control obrero sobre las empresas. Se fijó el salario de los ministros igual al del obrero industrial promedio. Se tomaron las imprentas y el papel, para garantizar las
del enemigo, comprados por “el oro alemán”. Atacaban en particular a Lenin (que actuaba escondido en la clandestinidad en un barrio obrero) y a Trotsky, que ingresó al bolchevismo en mayo cuando volvió a Petrogrado. Pero las masas iban haciendo la experiencia, y las calumnias iban cayendo en saco roto (ver página 11 la anécdota de John Reed y el soldado). El partido bolchevique denunciaba al gobierno, criticaba duramente a los reformistas, impulsaba las luchas y llamaba a los soviets a tomar el poder en sus manos para lograr la paz, el pan y la tierra. Esta correcta política les fue abriendo el camino hacia transformarse en la mayoría de los comités de fábrica, los sindicatos, los regimientos y
publicaciones de los soviets, y comenzó la organización de milicias. • En diciembre se formó un Consejo Superior de Economía Nacional para coordinar las gestiones de las empresas que pasaban a manos de los obreros, cuando eran abandonadas por sus antiguos dueños. Se confiscaron empresas imperialistas (por ejemplo las de electricidad, establecimientos industriales metalúrgicos y textiles). Se estableció la educación pública (estaba en manos de la Iglesia hasta entonces), el matrimonio civil, el divorcio y medidas de protección a la maternidad y la infancia. Se estatizó el sistema bancario y se abolieron los títulos de nobleza. • En enero de 1918 se anuló toda la deuda externa. Se aprobó la formación del Ejército Rojo, y los primeros regimientos comenzaron a marchar contra los “blancos” en febrero. En marzo los bolcheviques adoptaron el nombre de Partido Comunista. • En noviembre de 1919, en medio de los combates de la guerra civil, se fundó en Moscú la Tercera Internacional.
finalmente, en setiembre y octubre, entre los delegados soviéticos. La insurrección Comencemos por señalar que ni los bolcheviques ni los soviets tomaron el poder a través de un “golpe de estado” del tipo que le conocemos a la burguesía con sus fuerzas militares y represivas. Esto lo intentaron a fines de agosto los ex zaristas, los terratenientes, los empresarios y el partido kadete, con el general Kornilov, de larga trayectoria bajo el zarismo, nombrado “generalísimo” por Kerensky. Pero fracasaron estrepitosamente. Los obreros y sus milicias, los regimientos y los marineros, con los soviets, y con un papel decisivo de
Revolución Rusa
la dirección y la política bolchevique, fulminaron el intento de golpe contrarrevolucionario. Kornilov no logró salir ni de su cuartel general. Al año siguiente se pegó un tiro en medio de la guerra civil. La consigna bolchevique ¡todo el poder a los soviets! desde setiembre se fue instalando en las votaciones y anhelos de las masas en lucha. Así, la dualidad de poderes si fue inclinando cada vez más hacia el lado del proletariado y los campesinos, dejando a Kerensky y sus ministros cada más en el aire, mientras los bolcheviques ganaban la mayoría en los soviets. Entre el 24 y el 25 de octubre en Petrogrado se llevó a cabo una insurrección armada que contó con un apoyo masivo.
La insurrección para destituir al gobierno burgués y trasladar el poder a los soviets fue cuidadosamente organizada y dirigida por los bolcheviques y el comité militar del soviet (dirigido por Trotsky, que presidía el soviet de Petrogrado). También se hizo en Moscú. Actuaron milicias armadas desde las fábricas y los barrios obreros, los regimientos y los marinos de la flota del Báltico. El último operativo fue el bombardeo del Palacio de Invierno desde las aguas del río Neva por el acorazado Aurora y su ocupación por cientos y cientos de milicianos y soldados. La movilización de las masas revolucionarias y la firme conducción bolchevique, encabezada por Lenin y Trotsky, permitieron echar
del poder político a la burguesía y sus lacayos, los dirigentes reformistas, con poco derramamiento de sangre. Lo poco que quedaba de apoyo militar al gobierno burgués se deshizo rápidamente ante la fuerza arrolladora de la revolución. Las cúpulas del gobierno, burguesas y reformistas, se desbandaron sin pena ni gloria. El 25 de octubre se abrió el segundo congreso de los soviets de toda Rusia, donde miles y miles de delegados inauguraron el primer gobierno revolucionario de la historia, proclamando de inmediato su objetivo: el socialismo en Rusia y el mundo. Había triunfado la primera y hasta ahora única revolución socialista consciente (ver página 12 definiciones de Moreno).
El 3 de abril de 1917, Lenin, Krupskaia y los demás exiliados llegaron de noche a la estación Finlandia, en Petrogrado. Miles de obreros y soldados los esperaban pero no hubo fotos. En 1935 Stalin ordenó hacer este cuadro (el que reproducimos a la derecha) representando la escena. Detrás de Lenin se hizo pintar él, que no estuvo. El “realismo socialista” daba para todo.
El viaje de Lenin en el “vagón precintado” Para que Lenin pudiera volver a Rusia, luego de idas y venidas, se logró una solución audaz e impactante: la monarquía de los Hohenzollern que gobernaba Alemania pactó un acuerdo con unos cuarenta exiliados, encabezados por Lenin, que les permitiría atravesar su territorio desde Suiza hasta la ciudad portuaria Sassnitz, en el norte del país, para abordar un barco que los trasladaría a Suecia, para desde allí entrar al territorio ruso vía Finlandia. No se les pedirían pasaportes, no se revisarían sus equipajes ni tendrían ningún tipo de contacto con funcionarios alemanes, de allí el célebre
nombre del vagón “precintado”. Los revolucionarios rusos se comprometían a su arribo a gestionar la liberación de un número semejante de prisioneros civiles alemanes y austro-húngaros. El gobierno alemán apostaba a que el regreso de los revolucionarios internacionalistas sería un “presente griego” que perjudicaría a su enemigo ruso. Lenin confiaba en que los costos del arriesgado operativo serían compensados ante las grandes tareas que estaban en juego luego de la revolución de febrero. La historia le dio la razón. El partido kadete inició de inmediato una campaña contra
Lenin como “agente de los alemanes”. Luego se sumaron menches y los SR, pero eso no le impidió encabezar la revolución de octubre. De todos modos, para “curarse en salud”, antes de subirse al tren Lenin y todo el grupo firmaron una declaración donde declaraban que viajaban a ponerse al servicio de la revolución en Rusia para ayudar a los proletarios de los demás países, en primer lugar de Alemania y Austria, a luchar contra sus gobiernos. Varios dirigentes de la socialdemocracia de izquierda de Francia, Alemania, Suiza y Polonia acompañaron esa declaración pública en Zurich. 5
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El rol decisivo de Lenin
Lenin fue el fundador y máximo dirigente del ala revolucionaria de la socialdemocracia rusa, conocida desde 1903 como los bolcheviques. En 1917 vivía exiliado en Suiza con su compañera Natalia Krupskaia. Durante más de dos décadas había participado activamente en la política y actividades de los revolucionarios rusos y la internacional, con largos años de exilio. Al enterarse de la caída del zar, Lenin comenzó de inmediato comenzó a buscar algún camino de regreso a Petrogrado. En medio de la guerra interimperialista, entre Suiza y Rusia se interponía el frente militar de las tropas alemanas y austro-húngaras contra el ejército zarista. La solución fue el legendario “vagón precintado” con el que atravesó Alemania (ver página 5). Confusión y errores oportunistas en la dirección bolchevique
La militancia bolchevique participó en forma activa y protagónica en las 6
cinco jornadas de la insurrección de febrero y todos los acontecimientos que le siguieron, pero en medio de una gran confusión y vacilaciones de su dirección1. Según las memorias de Sujanov2, en la sesión del comité ejecutivo del soviet del 1º de marzo, donde entre treinta y nueve delegados había once bolcheviques, ninguna voz cuestionó al nuevo gobierno encabezado por los burgueses Guchkov y Miliukov. Al mismo tiempo, los bolcheviques en el barrio de Viborg, en mitines con miles de obreros y soldados, hacían votar casi por unanimidad que el soviet tomara en sus manos el poder. El numero uno del periódico bolchevique Pravda decía: “La misión fundamental consiste […] en la instauración del régimen democrático republicano”. Y en el mandato a sus diputados al soviet, el comité de Moscú declaraba como objetivo: “El luchar por el socialismo, que es su objetivo final”, la tradicional formulación del reformismo socialdemócrata. Por su parte Lenin envió el 6 de marzo a los bolcheviques que esta-
ban en Estocolmo un telegrama que entró en la historia. “Nuestra táctica: desconfianza absoluta, ningún apoyo al nuevo gobierno; sospechamos especialmente de Kerensky […] Telegrafíen esto a Petrogrado”3. A mediados de marzo regresaron del exilio en Siberia dos miembros del comité central, Kamenev y Stalin, quienes dieron una orientación más consistente hacia la derecha, de apoyo a los conciliadores mencheviques y SR y al gobierno burgués, y a la participación en la guerra (el socialpatriotismo), llamado el “defensismo revolucionario”. 1. También en este artículo nos basamos en gran medida en la Historia… de Trotsky, sin aburrir al lector con citas en comillas y números de páginas. En 1924 Trotsky escribió Lecciones de Octubre, dando a conocer por primera vez la lucha interna en la dirección bolchevique iniciada con el regreso de Lenin. Está reeditado por Cehus, 2017. 2. Sujanov era un socialista sin partido, fanático del apoyo al gobierno burgués, mitad político y mitad periodista, que logró estar en la conducción del soviet en los primeros meses, y escribió luego sus memorias. 3. Este telegrama fue leído en la dirección bolchevique el 13 de marzo en Petrogrado, pero apenas en 1930 fue incluido por primera vez en una “recopilación leninista” en la URSS.
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Desde el 15 de marzo desplazaron a la dirección del Pravda, que encabezaba el ex estudiante Molotov, por “izquierdista”. En el número del 15 de marzo, en una nota de presentación de la nueva redacción, decía que los bolcheviques apoyarían decididamente al gobierno provisional “en cuanto luchase contra la reacción y la contrarrevolución”. En relación a la guerra, decían que el soldado ruso “deberá permanecer firme en su puesto, contestando a las balas con las balas”. Y agregaba: “Nuestra consigna no debe ser un ¡Abajo la guerra! sin contenido. Nuestra consigna debe ser: ejercer presión sobre el gobierno provisional con el fin de obligarlo […] a tantear la disposición de los países beligerantes respecto de la posibilidad de entablar negociaciones inmediatamente. Entre tanto, todo el mundo debe permanecer en
su puesto de combate.” Con estas palabras se sumaban por completo al defensismo de la burguesía y los partidos conciliadores. Lo opuesto al “derrotismo” de Lenin y los bolcheviques. Desde agosto de 1914 dijeron “transformar la guerra imperialista en guerra civil” y “la derrota de Rusia es el mal menor”, por lo que fueron ferozmente perseguidos. Fue tan escandaloso este artículo que Pravda debió publicar en sus páginas un enérgico rechazo de los bolcheviques de Viborg a esa capitulación. Las tendencias conciliadoras se hacían cada vez más fuertes en la dirección bolchevique, y se propuso directamente una fusión con los mencheviques. Mientras las bases obreras pasaban de la confusión a la indignación, en las cúpulas del soviet y el gobierno se celebraba con alegría cada paso de los bolcheviques hacia
Las “tesis de abril” El texto de las tesis marcó un antes y después en la política bolchevique. Lenin planteaba al partido la inmediata ruptura con la burguesía y su gobierno, apoyados por los conciliadores, y llamaba a la toma del poder por los soviets obreros y campesinos. Veamos una mínima síntesis. 1. La guerra para Rusia sigue siendo imperialista, de rapiña, dado el carácter burgués del gobierno provisional; ninguna concesión al “defensismo revolucionario”. Dada “la buena fe” de grandes sectores de las bases que lo siguen, explicarlo de manera muy minuciosa, paciente y perseverante. 2. La revolución ha dado el poder en esta primera etapa a la burguesía por la falta de conciencia y organización del proletariado. Hay que avanzar a la segunda, que debe poner el poder en manos del proletariado. 3. Ningún apoyo al gobierno provisional; explicar la falsedad de sus promesas. Desenmascarar al gobierno
de los capitalistas, en vez de propugnar la ilusoria exigencia de que deje de ser imperialista. 4. En la mayor parte de los soviets nuestro partido está en una reducida minoría, por el momento, frente al bloque de todos los demás elementos oportunistas y pequeñoburgueses. Explicar a las masas que los soviets son la única forma posible de gobierno revolucionario. Mientras estemos en minoría, haremos una labor de crítica y esclarecimiento de los errores, propugnando que todo el poder del estado pase a los soviets, para que en base a sus propias experiencias, las masas corrijan sus errores. 5. No a una república parlamentaria. Supresión de la policía, el ejército y la burocracia. Sustitución del ejército regular por el armamento general del pueblo. 6. Confiscación de las tierras de los latifundistas. Nacionalización de las tierras. Impulsar los soviets de campesinos pobres.
el oportunismo. Lenin, por el contrario, el 26 de marzo, en su carta de despedida a los obreros suizos decía “no queremos nada con un gobierno Guchkov-Miliukov” y reafirmaba el derrotismo. El 29 de marzo se realizó una conferencia de los bolcheviques de todo el país en Petrogrado, donde se planteó dar apoyo condicional al gobierno burgués. Decía Stalin es su informe: “Hay que apoyar al gobierno provisional en la medida que éste consolide los avances de la revolución; por el contrario, no se le deberá apoyar en aquello que sea contrarrevolucionario”. Y entonces volvió Lenin El 3 de abril a la noche, luego de ocho días de larga travesía, Lenin, Krupskaia, Zinoviev y otros
7. Fusión de un banco nacional único, bajo control del soviet. 8. No “implantación” del socialismo como tarea inmediata, sino comenzar por el control obrero de la producción y distribución de los productos por los soviets. 9. Realización inmediata de un congreso partidario para modificar el programa en particular sobre el imperialismo y la guerra, la posición hacia el estado, la reforma del ya anticuado programa mínimo, y el cambio de nombre para pasar a denominarse partido comunista. 10. Constituir una nueva internacional. Estas breves tesis llevaban a un cambio político muy profundo. Fueron publicadas con la firma solamente de Lenin. En Pravda del 8 de abril, la nota de la redacción decía: “Por lo que se refiere al esquema general del camarada Lenin, lo juzgamos inaceptable, en cuanto él presenta como acabada la revolución democráticoburguesa y se orienta en el sentido de transformarla inmediatamente en revolución socialista”. 7
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exiliados arribaron a Petrogrado, a la estación de trenes de Finlandia. Varios miles de obreros y soldados se habían convocado para recibirlos. El menchevique Chjeidse, presidente del soviet de Petrogrado, estaba presente como representante oficial del comité ejecutivo. Con un ramo de flores en las manos, Lenin hizo un breve discurso en uno de los salones de la estación, evocando a Carlos Liebknecht y su llamado a que los pueblos volverían sus armas contra sus explotadores y que finalizó ¡viva la revolución socialista mundial! De allí, rodeado de manifestantes emocionados y entusiastas, se dirigió en un carro blindado (de esos que los obreros y soldados revolucionarios habían confiscado en febrero en los cuarteles) al local central del partido bolchevique, en el palacio Kchesinskaya, que había pertenecido a una bailarina palaciega. Allí, sobreponiéndose al cansancio y la emoción, en la madrugada del 4 de abril, durante dos horas hizo un discurso ante los obreros bolcheviques petersburgueses, que no quedó registrado. No eran momentos para actas taquigráficas ni eran aún habituales las filmaciones o grabaciones. Pero seguramente hizo allí su primera presentación de las “tesis” que había redactado breve y cuidadosamente en los largos días de la travesía de regreso. El infaltable Sujanov, invitado por Kamenev, se había metido con la multitud bolchevique en el palacio, y escribió luego en sus memorias: “No olvidaré nunca aquel discurso, parecido a un trueno, que me conmovió y asombró. […] Puedo afirmar que nadie esperaba nada parecido.” Lenin, según Sujanov, había dicho: ¡No tenemos necesidad de una república parlamentaria, no tenemos necesidad de una democracia burguesa, no tenemos necesidad de ningún gobierno fuera de los soviets.” 8
Carnet de identificación a nombre K. P. Ivanov, obrero de la fábrica Sestroretsk, que usaba Lenin en clandestinidad en julio de 1917
Pocas horas después, ese mismo día 4 de abril, Lenin presentó un informe con sus ideas resumidas en las célebres “tesis” ante la asamblea de delegados bolcheviques de todo el país que participaban en la primera conferencia de los soviets de toda Rusia. El 7 de abril apareció el texto en el Nº 26 del Pravda, con la solitaria firma de Lenin (ver página 7) . A fines de abril Lenin ganó la mayoría en su partido Había que hacer un giro decisivo, ya que el sector Kamenev-Stalin no solo venía capitulando a los mencheviques, sino que directamente estaban en negociaciones para reunificarse. Al respecto, en la asamblea de los bolcheviques de Petrogrado el 4 de abril, Lenin había cerrado su discurso diciendo: “He oído que en Rusia hay una tendencia unificadora, la unificación con los defensistas. Esto es una traición al socialismo. Considero que es mejor quedarse solo, como Liebknecht: solo contra 110.” Sin dar nombres, agregó que estaba dispuesto a “romper con
quien sea”. Pero no quedó solo. A lo largo del mes de abril fue reorientando a los cuadros y las bases y discutiendo en la dirección. Stalin se replegó silenciosamente. Kamenev defendió sus posiciones con su habitual blandura. Entre el 24 y el 29 de abril se hizo en Petrogrado la primera conferencia legal de los bolcheviques de toda Rusia. Las célebres “tesis” fueron aprobadas por una mayoría de 71 votos, con 38 en contra y 8 abstenciones. Si Lenin había ganado en forma fulminante su batalla política no era solo por su influencia personal y su prestigio en el partido. En casi dos décadas, con avances y retrocesos, e incluso crisis internas, los cuadros y las bases obreras bolcheviques se educaban en una sólida tradición revolucionaria. En medio de la represión, las deportaciones y cárceles, la clandestinidad, vivían cotidianamente la lucha contra el zarismo, la burguesía y el imperialismo. Contra todos los demás partidos obreros reformistas y conciliadores (en primer lugar al ala menchevique), por la intransigente independencia política de
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La confluencia entre Lenin y Trotsky Desde 1905 se había desarrollado un debate dentro de la socialdemocracia rusa sobre el carácter de la revolución que acabaría con la dictadura de los zares. El ala menchevique sostenía que sería una revolución democrático-burguesa, y que por ende debía encabezar un nuevo gobierno republicano la burguesía liberal. Los revolucionarios le deberían dar apoyo político a ese gobierno burgués. Era la concepción de la “revolución por etapas”: primero el desarrollo capitalista, y luego el “objetivo final” del socialismo. Lenin, por su parte, combatía duramente este planteo oportunista y de conciliación de clases de los reformistas mencheviques. Aunque la revolución por venir fuese democrático-burguesa, había que rechazar la unidad política y el apoyo a la burguesía, mantenerse en la independencia de clase. Levantaba la consigna de “dictadura democrática de obreros y campesinos” e impulsaba desde 1903 su concepción de partido para tomar el poder que forjó al bolchevismo. Trotsky, por su parte, rechazaba el reformismo de los mencheviques, pero también la concepción del partido de Lenin. Desde una posición independiente de las dos alas de la socialdemocracia, respecto del carácter de la revolución Trotsky coincidía con Lenin –contra los menches- en la incapacidad de la burguesía para encabezar y desarrollar una revolución contra el zarismo. Pero Trotsky avanzaba un poco más allá, y sostenía que la
los trabajadores, y la perspectiva de tomar el poder. Cuando en la realidad se abrió esta última perspectiva, las bases y cuadros comenzaron a percibirlo, se lanzaron con entusiasmo a la lucha, y rápidamente Lenin pudo así reorientar sólidamente el rumbo que los llevaría en los meses siguientes a
Lenín y Trotsky junto a Kamenev. 1919
revolución democrático-burguesa sólo podía ser encabezada por los obreros con el apoyo de los campesinos, y que rápidamente se transformaría en socialista, en un proceso de “revolución permanente”. Los dos coincidían por completo en que el destino de una revolución triunfante en Rusia estaría íntimamente ligado al avance de la revolución socialista en los países más avanzados de Europa. La revolución de febrero abrió la rápida confluencia entre ambos. En mayo, cuando volvió a Petrogrado con su compañera Natalia Sedova, Trotsky
transformarse en la mayoría dirigente de los soviets y a la toma del poder. El debate de Lenin en 1917 sigue en la actualidad A lo largo del siglo XX los partidos comunistas estalinistas hicieron lo
comenzó de inmediato a impulsar el ingreso de su organización (los “interdepartamentales”) al partido bolchevique. Naturalmente coincidió con la orientación aprobada en las tesis de abril de Lenin, que había dejado por completo de lado la vieja fórmula de “dictadura democrática de obreros y campesinos”, y tomaba el mismo enfoque que tenía Trotsky desde 1905, sobre la necesidad de impulsar la dictadura del proletariado apoyada en los campesinos y la revolución socialista, que se concretataba en la toma del poder por los soviets y su extensión mundial.
opuesto a la política que exigía Lenin a su partido bolchevique: ruptura con la burguesía y a los partidos que conciliaban con ella. En las últimas décadas aquellos partidos comunistas burocráticos se han visto muy debilitados o directamente han desaparecidos. Pocos son los que se animan 9
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a reivindicar a Stalin. Sin embargo, desde aquellos restos reciclados o los nuevos movimientos políticos, nadie apela a aquel debate de abril de 1917 para retomarlo en un sentido leninista. Tanto los sandinistas en Nicaragua (aconsejados por el castrismo), Lula y el PT en Brasil y Chávez en Venezuela, y más recientemente en Europa, en Grecia Syriza (o en el Estado Español con Podemos que aún no ha gober-
nado), todos estos partidos aplicaron o aplican la política antileninista de pactar con la burguesía, o directamente gobernar para ella, rechazando la pelea por una salida socialista. Muchos de estos partidos actuales seguramente harán distintos homenajes a los cien años del triunfo de octubre y a su dirigente Lenin. Pero su política es la continuidad de aquellos conciliadores mencheviques y social
revolucionarios, opuestos al leninismo y que fueron derrotados. Ninguno de esos partidos neoreformistas, igual que Kerensky en 1917, cumplió sus promesas de progreso para sus pueblos. Más bien todo lo contrario. La realidad sigue dándole la razón a Lenin y los intransigentes bolcheviques, que fueron consecuentes y para lograr la paz, el pan y la tierra encabezaron la toma del poder por los soviets.
Según Trosky, la revolución de octubre derrotó al primer “frente popular” de la historia En 1935, Stalin, jefe supremo de la URSS, hizo aprobar en el séptimo congreso de la Tercera Internacional burocrática la política de los “frentes populares”. Esta orientación ordenaba a todos los partidos comunistas en el mundo que se unieran políticamente a los partidos reformistas de la socialdemocracia y a partidos burgueses “democráticos”,“antifascistas” o “radicales”, es decir, la conciliación de clases programática, organizada y obligatoria. La subordinación a la burguesía ya se había aplicado, por ejemplo, en la revolución china de 1925-27, llevándola a una sangrienta derrota. Trotsky y sus seguidores, perseguidos y siendo minúsculos grupos, combatieron de inmediato la capitulación a la burguesía con los “frentes populares”.Así lo denunciaron ante las traiciones a la huelga general francesa y a la revolución española, países donde habían triunfado en las urnas los partidos del “frente popular” en 1936. La burocracia soviética transformaba en “ley universal” en 1935 aquella equivocada política que Lenin había rechazado de plano contra Stalin y Kamenev en abril de 1917 en Petrogrado, y que le permitió orientar a los bolcheviques y los soviets al triunfo socialista de octubre. Recordemos algunos fragmentos del combate al frentepopulismo –es decir, la conciliación de clases- que 10
hacía Trotsky en un artículo escrito “La verdadera política bolchevique en el vigésimo primero aniversario de comenzó con la llegada de Lenin (4 de octubre, en 1938.1 abril), con su oposición irreconciliable “La revolución de febrero la hi- al ´frente popular` de febrero. […] cieron los obreros y los soldados, es Lenin quería la unidad de las masas decir los campesinos que estaban en revolucionarias basada en la lucha de el ejército. Los obreros de Petrogrado clases, no la unidad de los charlatanes asentaron al zarismo un golpe mortal. ´socialistas` con los capitalistas liberales Pero ellos no sabían todavía que el gol- para engañar a las masas. Cualquiera que pe había sido mortal.A menudo sucede no entendiese la diferencia entre estas que los oprimidos no pueden gozar de su triunfo porque no se dan cuenta de su importancia. El poder que las masas insurrectas no fueron capaces de tomar cayó en manos de una coalición de liberales, mencheviques y social revolucionarios, es decir de la burguesía y de la pequeña burguesía. “Stalin escribió y Kerensky encabezó el gobierno burgués dijo [en marzo 1917] surgido en febrero de 1917 ´hay que apoyar al gobierno provisional porque…` Lenin lle- dos formas de ´unidad` tenía que ser gó del extranjero y declaró ´el menor barrido del movimiento obrero. […] apoyo al gobierno provisional es una “La revolución de octubre fue el traición`. Stalin dijo en la conferencia triunfo de los bolcheviques, el partido bolchevique de marzo ´tenemos que de los obreros y los campesinos pounirnos al partido de Tseretelli` (los bres, sobre el ´frente popular` […].” mencheviques). Lenin declaró `cualquier idea de unidad con los defensistas 1. Escritos (14/11/1938), tomo X, vol.1. Pluma, Bogotá, 1979 mencheviques es una traición´.
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La anécdota del soldado de John Reed*
John Reed (1887 - 1920)
Nos encaminamos a la ciudad. A la salida de la estación había dos soldados armados de fusiles con la bayoneta calada. Los rodeaba un centenar de comerciantes, funcionarios y estudiantes, que los atacaban con apasionados argumentos e increpaciones. Los soldados se sentían molestos, como niños castigados injustamente. Dirigía el ataque un joven alto de uniforme estudiantil y expresión muy altanera. «Creo que está claro para vosotros -decía insolente- que, al levantar las armas contra vuestros hermanos, os convertís en instrumento en manos de bandidos y traidores». «No, hermano -respondía seriamente el soldado-, vosotros no comprendéis. En el mundo hay dos clases: proletariado y burguesía. ¿No es eso? Nosotros...» «¡Me sé yo esas estúpidas charlatanerías! -le interrumpió con rudeza el estudiante-. Los mujiks ignorantes como tú os habéis hartado de consignas, pero no sabéis ni quien lo dice ni lo que eso significa. ¡Repites como un papagayo!..» La gente se echó a reír... «¡Yo mismo soy marxista! Te digo que eso, por lo que vosotros peleáis, no es socialismo. ¡Eso no es más que anarquía al servicio de los alemanes!». «Bueno, sí, comprendo -respondía el soldado. A su frente asomaba el sudor-. Usted, por lo visto, es un hombre instruido y yo soy muy simple. Pero me figuro que...» «¿Crees en serio -le interrumpió con desprecio el estudiante- que Lenin es un amigo verdadero del proletariado?»
John Reed fue un periodista revolucionario norteamericano, célebre por su testimonio de la revolución rusa en su libro Diez días que estremecieron el mundo. Reed ya era un apasionado militante socialista del movimiento obrero antes de viajar a Rusia en 1917. Apoyaba las huelgas en su país.Viajó a México y acompañó a Pancho Villa en sus ataques por el norte del país, convivió con los soldados y campesinos revolucionarios. Recogió todas sus impresiones sobre la revolución mexicana de 1911, en un libro titulado México insurgente. En el prefacio para la edición norteamericana de 1919, de Los diez días ..., Lenin escribía: “Yo quisiera ver este libro difundido en millones de ejemplares y traducido a todos los idiomas, pues ofrece una exposición veraz y escrita con extraordinaria viveza de acontecimientos de gran importancia para comprender lo que es la revolución proletaria”. Agotado por el trabajo y afectado por el tifus, murió en Rusia el 17 de octubre de 1920. Fue enterrado en la Plaza Roja con una piedra de granito que decía: “John Reed, delegado a la Tercera Internacional, 1920”.
«Sí que lo creo» -respondió el soldado, que estaba pasando un gran apuro. «Bien, amigo. ¿Pero sabes tú que a Lenin lo mandaron de Alemania en un vagón precintado? ¿Sabes que a Lenin le pagan los alemanes?» «Bueno, eso yo no lo sé -respondió terco el soldado-. Pero a mí me parece que Lenin dice lo que yo quisiera escuchar. Y toda la gente del pueblo dice lo mismo. Porque hay dos clases: burguesía y proletariado...» «¡Imbécil! ¡Yo, hermano, me pasé dos años en [la cárcel de] Schlüsselburg por actividades revolucionarias cuando tu todavía disparabas contra los revolucionarios y cantabas el Dios salve al Zar! Me llamo Vasili Gueórguievich Panin. ¿No has oído nunca hablar de mí?» «Nunca, y perdone... -respondió humilde el soldado-. Yo no soy un hombre de muchas luces. Y usted debe ser un gran héroe...» «Así es -dijo el estudiante en tono convincente-. Y me opongo a los bolcheviques porque están destruyendo Rusia y nuestra libre revolución. ¿Qué dices ahora?» El soldado se rascó la nuca. «¡No puedo decir nada! -el esfuerzo mental contraía su rostro-. Para mí la cosa está clara, pero no tengo instrucción. Parece que es así: hay dos clases, el proletariado y la burguesía...» «¡Y dale con tu necia fórmula!» -gritó el estudiante. «...dos clases nada más -prosiguió tozudo el soldado-. Y el que no está con una clase, está con la otra...»
* John Reed: Diez días que estremecieron al mundo. Hyspamerica, Buenos Aires, 1985, pág. 195 a 197. Capítulo VII: «El frente revolucionario». Recomendamos ver la película “Reds” sobre la vida de Reed. 11
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Moreno y la revolución rusa
Nahuel Moreno (1924 - 1987)
En las elaboraciones teóricas y propuestas políticas del fundador de nuestra corriente, Nahuel Moreno, estaban presentes siempre las referencias a la revolución de octubre. Polemizaba contra quienes la consideran “una excepción irrepetible” y contra los distintos ataques y cuestionamientos por izquierda y por derecha “al modelo de la revolución de octubre”. Y mantenía las definiciones que habían sido elaboradas por Lenin y Trotsky sobre la conciencia de las masas y la importancia del partido. Esto escribía de aquella revolución que dio nacimiento al primer gobierno obrero y campesino revolucionario y socialista: “Como toda revolución, la de octubre es un proceso esencialmente político–social con consecuencias económicas. Tiene dos características que la diferencian tajantemente de todas las demás revoluciones. La primera es el surgimiento de organizaciones revolucionarias de poder obrero y de masas, como los soviets. La segunda está íntimamente ligada a la anterior y es la determinante: la existencia de un partido marxista revolucionario que dirija la insurrección y la lucha armada y tome el poder sólo como un medio para desarrollar la movilización de las masas y la revolución socialista internacional. Faltando estas dos condiciones, no hay revolución de octubre.” Y esto se ha dado hasta ahora una sola vez. 12
Febrero, octubre y la conciencia de las masas
Moreno señalaba que la gran diferencia entre la insurrección espontánea de febrero de 1917 y la posterior toma del poder en octubre fue “el nivel de conciencia de las masas” y qué organizaciones las dirigen. En febrero las masas protagonizaron una “revolución inconscientemente socialista”. Echaron al odiado zar, no percibieron que podían ser los dueños del poder político, y siguieron mayoritariamente a los dos grandes partidos conciliadores y reformistas: los mencheviques y social revolucionarios. Los bolcheviques, los revolucionarios internacionalistas, eran una ínfima minoría. Las masas no eran conscientes de que el nuevo gran enemigo era el gobierno capitalista, sostenido por los dirigentes en quienes ellas confiaban. Pero los obreros, soldados y campesinos fueron haciendo la experiencia con las medias tintas y falta de soluciones de los conciliadores. El avance de la conciencia se iba plasmando en que el partido bolchevique –con avances y retrocesos- fue ganando la mayoría en los comités de fábricas, los sindicatos, los regimientos, la flota y entre los delegados soviéticos. Las masas iban entendiendo y contrastando la actuación cotidiana de los bolcheviques, y su llamado a la ruptura con la burguesía y a que los soviets tomaran el poder para lograr la paz, el pan y la tierra. Con el triunfo de octubre los bolcheviques y los soviets protagonizaron la primera –y hasta ahora única- “revolución socialista consciente”.
Decía Moreno: “La excepcionalidad de la revolución de octubre está dada, hasta la fecha, por la existencia de un partido como el bolchevique. […] sin una revolución de octubre y sin un partido bolchevique no se hubiera podido fundar la Tercera Internacional, ni impulsar como tarea esencial y más importante de la revolución, como lo plantearon los bolcheviques, el desarrollo de la revolución socialista europea e internacional. Gracias a la lucha de la izquierda revolucionaria antes y durante la primera guerra imperialista, la Tercera Internacional, guiada por Lenin y Trotsky, comenzó a superar la crisis de dirección del proletariado [instalada desde 1914 por la traición de la segunda internacional socialdemócrata. M.P.]. Es el primer intento desde la existencia del imperialismo, de fundar una internacional centralizada y revolucionaria, es decir un partido mundial para dirigir la revolución socialista internacional.” A partir de estas definiciones, Moreno afirmaba que “no hay ninguna razón para que no se produzcan nuevas revoluciones de octubre”. Con esa convicción fue que Moreno dedicó su vida a la construcción de los partidos revolucionarios obreros e internacionalistas y de la Cuarta Internacional. M. P. *Actualización del Programa de Transición [1980]. Véase la página www.nahuelmoreno.org y también el anexo de la edición de Lecciones de Octubre, de León Trotsky, Cehus, 2017.
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Mujeres en la revolución El 23 de febrero (8 de marzo en el calendario occidental) de 1917 en Petrogrado nadie esperaba vivir el primer día de la revolución que acabó con el zarismo. Estaban convocadas actividades tradicionales para homenajear a las mujeres trabajadoras, tipo asambleas, declaraciones y discursos. Ese día, sin embargo, obreras de varias fábricas textiles se declararon en huelga y enviaron delegadas a los metalúrgicos, para que se sumaran. Hubo 90.000 huelguistas. Fueron los primeros pasos, espontáneos, nacidos desde abajo y aun pacíficos, del sector más oprimido de la sociedad. Las mujeres ya estaban cansadas de las largas colas cada vez más largas en las puertas de las panaderías. Muchas de ellas tenían a sus maridos e hijos en el ejército, y sufrían directamente todos los flagelos provocados por la guerra. Numerosos manifestaciones de mujeres recorrieron las calles. Empezaron a aparecer banderas exigiendo pan y rechazando al zar y a la guerra. Al día siguiente, estaban en huelga casi la mitad de los obreros y las obreras industriales de Petrogrado. Muchos soldados se plegaron a la insurrección arrastrados por las mujeres. En cinco días de lucha creciente, y con algo más de mil muertos, el viejo imperio había caído. Entre febrero y octubre, muchas mujeres se destacaron en las primeras filas del movimiento. Recordemos, entre otras, a la más importante líder campesina María Spiridónova, del ala izquierda del partido social revolucionario (ver página 15). En el soviet de Petrogrado participaba
Alejandra Kollontai, que se había incorporado al bolchevismo por su rechazo a la guerra inter imperialista y tenía una larga trayectoria dirigente en el terreno del feminismo y las luchas por la liberación de la mujer. Ella integró el gobierno soviético y el comité central bolchevique. Barbara Yakovleva participó en Petrogrado en los preparativos de la insurrección de octubre. También en el comité central de 1917 estaba Elena Stassova. Destellos del nuevo mundo Decía Trotsky en La revolución traicionada en 1936: “La revolución de octubre cumplió honradamente su palabra en lo que respecta a la mujer. El nuevo régimen no se contentó con darles los mismos derechos
jurídicos y políticos que al hombre, sino que hizo –lo que es mucho mástodo lo que podía, y en todo caso, infinitamente más que cualquier otro régimen para darle acceso a todos los dominios culturales y económicos.” Las concepciones de los revolucionarios bolcheviques apuntaban a lograr cuanto antes un amplio sistema de maternidades, casas cuna, jardines de infancia, comedores colectivos, lavanderías, hospitales, centros deportivos, cines y teatros, junto con una sólida educación desde la temprana infancia. Esto no solo sería un beneficio para toda la población, sino que concretaría en los hechos las oportunidades de igualdad y desarrollo de las mujeres, liberándolas de la opresión doméstica. Las intenciones y los proyectos del gobiernos soviético avanzaron en la medida en que lo permitió el atraso del país y la devastación de la guerra civil. Desde los primeros días se estableció el matrimonio civil (quitándoselo de manos de la iglesia), el divorcio con un trámite sencillo y a solicitud de cualquiera de los
Trabajadoras marchando en San Petersburgo exigiendo al gobierno “alimentar a los hijos de los defensores de la patria” en 1917 13
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cónyuges, y diversas medidas para la protección de la maternidad y la infancia. Nadia Krupskaya Ulianova, compañera de Lenin y de larga experiencia militante, asumió el vice comisariado (ministerio) de Educación en 1917. La erradicación del analfabetismo y la educación de niños y jóvenes era una prioridad esencial. Krupskaya encabezó el armado del sistema educativo soviético, que llegaría a ser uno de los más grandes del mundo. Su papel fue fundamental en los métodos de alfabetización masiva y en el desarrollo de la bibliotecología. Vera Schimidt, pedagoga y psicoanalista, fue una pionera en desa-
rrollar una educación psicoanalítica de avanzada. Entre 1921 y 1924 dirigió el “Hogar Experimental de Niños” en Moscú, una experiencia innovadora que buscaba abolir la educación tradicional y al modelo de familia patriarcal para sustituirlos por un modelo educativo que privilegiaba el desarrollo de valores colectivos, y proponía la ausencia de la represión de las manifestaciones sexuales. En 1925 el hogar de niños fue clausurado por el gobierno. Freud fue prohibido por la dictadura de Stalin. En la década del treinta, Trotsky denunciaba el retroceso que se producía en la URSS en las condiciones de vida de las mujeres en los lugares
El aborto legal, gratuito y en el hospital En noviembre de1920 se estableció el derecho al aborto. Era el primer país del mundo que otorgó a las mujeres la posibilidad legal y gratuita de interrumpir el embarazo. En su declaración, el decreto decía: “Durante los últimos 10 años, el número de mujeres que se realizan abortos ha estado creciendo en nuestro país y en el mundo entero. La legislación de todos los países lucha contra este mal mediante el castigo de las mujeres que se deciden por el aborto y de los médicos que lo practican. Este método de lucha no logra ningún resultado positivo. Empuja la operación a la clandestinidad y convierte a las mujeres en víctimas de abortistas avaros, y a menudo ignorantes, que se aprovechan de esta situación clandestina.” Casi un siglo después, estas palabras mantienen total y trágica vigencia en todos los países en los cuales se mantiene la ilegalidad. Brevemente, el decreto resolvía: 14
“I. El aborto, la interrupción del embarazo por medios artificiales, se llevará a cabo gratuitamente en los hospitales del estado, donde las mujeres gocen de la máxima seguridad en la operación.” Valga la aclaración de que este derecho fundamental no se otorgaba en función del derecho de cada mujer a disponer libremente de su propio cuerpo. Era la respuesta necesaria a un “mal” provocado por la pobreza. A pesar de ello, fue un paso inmenso y de avanzada en el terreno del feminismo y de mejorar las condiciones de vida de las mujeres. En junio de 1936, una ley criminalizó nuevamente el aborto. Las cúpulas estalinistas estaban preocupadas por la caída de la natalidad en la URSS. No resolvieron ese problema, pero agravaron la represión al sumarle los abortos clandestinos. En 1939 a pesar de la prohibición, la incidencia del aborto era más alta que en 1926, cuando estaba legalizado.
de trabajo, los hogares y las zonas rurales, como la criminalización del aborto (ver recuadro). Flagelos como la prostitución y las esclavas domésticas para ocuparse de las tareas hogareñas en casa de los funcionarios se instalaban en el país donde oficialmente se decía “que se había construido el socialismo” y que se avanzaba hacia “el comunismo”. M.P.
La Tercera Internacional y el trabajo entre las mujeres Las actividades y resoluciones de la Tercera Internacional entre marzo de 1919, cuando se fundó, y 1922, son toda una escuela para desarrollar las posiciones del marxismo revolucionario entre las mujeres. Desde la fundación se condenó la doble opresión sufrida por las mujeres y se valoró su participación en las luchas y la construcción de los nacientes partidos comunistas. Entre otras, se destacaron la alemana Clara Zetkin y Alejandra Kollontai. En junio de 1919 se realizó, junto con el tercer congreso mundial, la primera conferencia internacional de mujeres. Se formó un secretariado femenino y se exigía a los partidos afiliados que las mujeres militantes tuvieran los mismos derechos y deberes de los hombres y que se impulsara la acción y organización partidaria entre las mujeres trabajadoras. En 1922, en el cuarto congreso (y último realizado con la conducción de Lenin y Trotsky) se constataron los avances en la mayor parte de los partidos, y se reclamó que aquellos que no habían tomado está actividad lo hicieran de inmediato.
El congreso campesino de noviembre El libro de John Reed Los diez días que conmovieron al mundo (ver página 11) culmina con el capítulo “El congreso campesino”. Es una crónica apasionante de cómo se soldó la alianza entre la ciudad y el campo que sentó las bases sociales del nuevo gobierno soviético. La presencia de Lenin fue decisiva en el debate con los delegados. Intentamos reflejarla en una apretada síntesis1.
“Aunque los campesinos estaban políticamente poco desarrollados, tenían sus propias ideas y, además, constituían más del 80% de la población de Rusia. Los bolcheviques contaban con relativamente pocos adeptos entre los campesinos y una firme dictadura en Rusia de los obreros industriales nada más era imposible… El partido tradicional de los campesinos era el de los socialistas revolucionarios (S R). Por eso la dirección de los campesinos había pasado lógicamente a los SR de izquierda y no a cualquier otro de los partidos que respaldaban al gobierno soviético. Y los SR de izquierda, que se hallaban a merced del proletariado organizado de la ciudad, necesitaban muchísimo el apoyo de los campesinos…” Los bolcheviques eran muy conscientes del peso del campesinado. Su 1. Indicamos entre comillas las partes textuales, y lo demás es resumen.
segundo decreto, el 26 de octubre, había abolido la gran propiedad terrateniente. Se emitieron una serie de reglas para implementar el decreto de la tierra en los campos y aldeas, a través de comités agrarios, y el 3 de noviembre miles de emisarios gubernamentales comenzaron a viajar para impulsar esa nueva política. Y rápidamente adelantaron para el 5 de noviembre la convocatoria al congreso campesino de todo el país, que ya había sido fijada para fin de mes. “Los miles de soldados campesinos revolucionarios que regresaban del frente… acogieron con particular alegría la convocatoria del congreso campesino.” El congreso campesino El 5 de noviembre nevó en Petrogrado. La ciudad se puso blanca y había alegría porque quedaban atrás los meses de lluvia y barro. Al iniciarse
el congreso fue elegida como presidente María Spiridónova, líder de los SR de izquierda. La primera votación mostró que más de la mitad de los delegados eran SR de izquierda, una cuarta parte de los SR conservadores, y apenas una quinta parte bolcheviques. Había un constante griterío, y una profunda hostilidad dividía a los delegados en grupos antagónicos. En medio de violentos debates, a fines del primer día se aprobó por aplastante mayoría el criterio de representación más amplio, incluyendo a los comités agrarios, tal como había ocurrido en el congreso de obreros y soldados. En relación al nuevo gobierno sovietico, la mayoría se manifestaba abiertamente hostil. Cuando intentó hablar el dirigente bolchevique Zinoviev, se lo impidieron en medio de insultos y abucheos. Entre gritos, los SR de izquierda dijeron que no reconocerían al llamado gobierno obrero y campesino hasta que estuvieran re15
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La voz de Lenin ante los delegados campesinos La argumentación de Lenin fue sencilla: “Decidme francamente, vosotros los campesinos a quienes hemos entregado las tierras de los terratenientes: ¿queréis impedir ahora que los obreros implanten el control en la industria? Es la lucha de clases. Los terratenientes, claro está, luchan contra los campesinos y los fabricantes luchan contra los obreros. ¿Queréis que se dividan las filas del proletariado? ¿En qué lado queréis estar? “Nosotros, los bolcheviques somos el partido del proletariado, tanto del proletariado campesino como del proletariado industrial. Nosotros, los bolcheviques, estamos a favor de los soviets, tanto de
presentados en el mismo los propios campesinos. Los delegados reaccionarios directamente hacían circular la versión de que el gobierno iba a disolver por la fuerza el congreso. El tercer día se presentó inesperadamente Lenin en la tribuna. Soportó con tranquilidad diez minutos de gritos furiosos. Cuando se empezó a calmar el tumulto, aclaró que hablaría no como representante oficial del gobierno, sino como miembro de la fracción bolchevique electa al congreso… agregando irónicamente que era más o menos lo mismo. El sector derechista arrancó a los gritos otra vez, pero ya el centro y la izquierda sentían curiosidad y se dispusieron a escucharlo en silencio (ver recuadro en esta página). “Tomar las tierras…” Al noveno día de sesiones, el 14 de noviembre, se discutió el problema de la tierra. Los SR de izquierda buscaron criticar a los bolcheviques, pero siendo cuidadosos y reivindicando medidas del gobierno. Entre otras cosas, su dirigente Kachinski dijo: “Los bolcheviques, en general, han adoptado una actitud correcta en el problema de la tierra; pero, al aconsejar a los cam16
los soviets campesinos como de los soviets de obreros y soldados. El gobierno actual es el gobierno de los soviets y nosotros no solo hemos propuesto a los soviets campesinos tomar parte en este gobierno, sino que hemos invitado también a los representantes de los socialistas revolucionarios de izquierda a entrar en el consejo de comisarios del pueblo…. “Los soviets son la representación más perfecta del pueblo, tanto de los que trabajan en las fábricas y en las minas como de los que trabajan en el campo. Todo el que intenta minar los soviets es culpable de un acto antidemocrático y contrarrevolucionario. […]”
pesinos tomar la tierra por la fuerza, han cometido un profundo error… Los bolcheviques declararon ya en los primeros días que los campesinos debían tomar la tierra ´mediante la acción revolucionaria de las masas`. Eso es pura anarquía. La tierra puede ser tomada organizadamente…” Esos llamados a combatir la “anarquía” ya caían en saco roto. Los campesinos habían comenzado a tomar las tierras desde febrero. Y los bolcheviques eran quienes consecuentemente venían convocando a todo el pueblo a tomar en sus manos las soluciones de todos los problemas. Eran ellos quienes correctamente interpretaron el curso de la revolución e indicaron un camino. Y así llegaron a tomar el poder con los soviets. Aceleradamente, esto mismo se fue expresando en el propio congreso campesino, donde día a día los bolcheviques ganaban creciente espacio. Por eso, esta vez, cuando luego habló Lenin, lo escucharon con profunda atención: “En el momento actual intentamos resolver no sólo el problema de la tierra, sino también el problema de la revolución social, y no solo aquí, en Rusia, sino en el mundo entero. El problema de la tierra no puede ser resuelto indepen-
Izvestia (periódico del soviet) publicó el decreto de la tierra del 25 de octubre
dientemente de los demás problemas de la revolución social… Por ejemplo, la confiscación de las grandes haciendas provocará la resistencia tanto de los terratenientes rusos como del capital extranjero al que está unida la gran propiedad agraria por intermedio de los bancos… […] No puede haber ninguna conciliación con la burguesía; su poder debe ser derribado definitivamente. “Nosotros los bolcheviques […] queremos cumplir la voluntad del pueblo por el mismo medio que ha escogido para ello el propio pueblo y estrechar así la alianza de todos los elementos que luchan por la revolución socialista. “Invitamos a los SR de izquierda a entrar en esta alianza, pero insistimos en que dejen de mirar atrás y rompan con el ala conciliadora de su partido…” Luego el propio Lenin leyó la propuesta de resolución que presentaban los bolcheviques al congreso y cuyos lineamientos fueron aprobados. En ella se apoyaba el decreto de la tierra y las demás medidas que había tomado el gobierno para el campo. Y exhortaba a elegir como representantes exclusivamente a quienes habían demostrado en los hechos, y no en
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palabras, la más absoluta fidelidad en la defensa de los intereses de los campesinos trabajadores y explotados. Y agregaba: “Por eso, el congreso campesino, al apoyar sin reservas la revolución del 25 de octubre, y al apoyarla precisamente como revolución socialista, expresa su inquebrantable decisión de aplicar, con la necesaria gradación, pero sin vacilaciones, las medidas de transformación socialista de la república de Rusia. “Una condición indispensable de la victoria de la revolución socialista –única capaz de asegurar el éxito firme y el completo cumplimiento de la ley sobre la tierra- es la plena alianza del campesinado laborioso, explotado y trabajador con la clase obrera –el proletariado- en todos los países avanzados. […] Barriendo todos y cada uno de los intentos directos e indirectos, descarados y ocultos de retornar a la conciliación –condenada por la vida- con la burguesía y con los ejecutores de la política burguesa, esta alianza es la única capaz de asegurar la victoria del socialismo en todo el mundo”. “Nace un mundo nuevo” Cuando en la sesión del 15 se anunció el acuerdo sobre la formación del gobierno integrando a los campesinos fue ovacionado (ver recuadro). Al día siguiente, jueves 16 de noviembre a la tarde hubo una sesión extraordinaria y final en un
ambiente de fiesta y caras sonrientes. Todas las cuestiones prácticas pendientes se arreglaron rápidamente. Un venerable y anciano líder de los SR de izquierda dio lectura oficial a “la alianza matrimonial” de los soviets campesinos con los soviets de obreros y soldados. Por la tribuna desfilaron un obrero, un soldado y un marino, saludando. Finalmente, Sverdlov, el dirigente bolchevique que presidía el comité ejecutivo soviético, hizo un saludo y todos salieron a la calle. Era de noche y en la nieve helada se reflejaban los pálidos destellos de la luna y las estrellas. La banda de música del regimiento de Pavlovsk tocaba “La Marsellesa”. Los campesinos formaron una columna. Una enorme bandera roja tenía bordado en oro “Viva la unión de las masas trabajadoras revolucionarias”. Se fueron sumando más banderas de los soviets de distritos. En la de la fábrica Putilov decía “Nos inclinamos ante esta bandera para crear la fraternidad de todos los pueblos”. Aparecieron antorchas. Se juntó numeroso público. Un gentío avanzaba cantando “Viva el ejército revolucionario”, “viva la guardia roja”, “vivan los campesinos”. Esa inmensa procesión desfiló por toda la ciudad, hasta llegar al Smolny, sede del soviet. Unos cien diputados bajaron corriendo las escaleras y se abrazaron y besaron con los campesinos. En la inmensa sala blanca de sesiones esperaba el
comité ejecutivo central en pleno, todo el soviet de Petrogrado y miles de espectadores, en un ambiente solemne. Todos se percataban de la grandeza del histórico momento. Luego de leído el acuerdo gubernamental, comenzó la sesión, con unas palabras de Sverdlov. Subió a la tribuna María Spiridónova, delgada y pálida, con pequeños anteojos, el cabello peinado hacia atrás, parecida a una maestra de escuela. La mujer más popular e influyente de Rusia dijo: “Nace un mundo nuevo”. Luego habló Trotsky, lleno de ardor: “¡Bienvenidos, camaradas campesinos! ¡No venís aquí como huéspedes, sino como dueños de casa… De hoy en adelante la tierra rusa no conoce más que un dueño: la unión de obreros, soldados y campesinos…” La sesión siguió hasta entrada la noche. La última resolución que se adoptó decía: “Esta unión fraternal de todos los trabajadores explotados, después de consolidar el poder estatal conquistado, adoptará por su parte todas las medidas revolucionarias para acelerar el paso del poder a manos de las masas trabajadoras de otros países más avanzados y asegurará de esta manera la firme victoria de la causa de una paz justa y de la causa del socialismo.” Había nacido el primer gobierno obrero y campesino revolucionario de la historia. M. P.
La composición del nuevo gobierno Durante esos días se venían desarrollando arduas y trabajosas negociaciones entre las direcciones de los bolcheviques y SR de izquierda, sobre la composición del nuevo gobierno. Finalmente, en la mañana del miércoles 15 de noviembre se anunció el acuerdo. Según Reed, se decidió aumentar el
comité ejecutivo central, que tenía 108 miembros, con otros 108 miembros del congreso campesino, elegidos proporcionalmente; 100 delegados elegidos directamente por el ejército y la marina y 50 representantes de los sindicatos (35 de las uniones generales, 10 de los ferroviarios y 5 de los empleados de
correos y telégrafos). Contra lo que pretendían inicialmente los SR, no se integraron las antiguas dumas y “zemstvos” (especie de concejos municipales), quedaron al frente del gobierno Lenin y Trotsky y no se disolvió el comité militar revolucionario que había organizado la insurrección de octubre. 17
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La creación artística en los primeros años de la Rusia Soviética Por José Castillo El triunfo revolucionario fue detonando una explosión de la creación artística en todos los terrenos. Y el gobierno soviético la alentó y le dio total libertad, en el contexto de la lucha contra la contrarrevolución y los padecimientos de la guerra civil. También el triunfo de octubre de 1917 despertó en otros países el interés de muchísimos escritores, pintores, escultores, arquitectos e intelectuales en general. Ya citamos a John Reed, el escritor y militante revolucionario estadounidense. La bailarina Isadora Duncan viajó a Moscú en 1921 invitada por el gobierno y puso su arte al servicio de la revolución. Un fenómeno particular se dio en el terreno de la experimentación artística, que entonces se llamaba “de las vanguardias”. Se trataba de un amplio y heterogéneo campo que, desde fines del siglo XIX venía criticando el “estrecho horizonte de miras de la burguesía”. Un amplio sector de este movimiento vanguardista apoyó la victoria soviética, y tomó impulso planteándose un nuevo modo no sólo de ver sino también de construir el mundo, en asociación con la producción y la técnica, y la vida cotidiana. El cine soviético fue uno de los avances más conocidos e hizo escuela. Nacionalizado tras la revolución y con dos lemas “un cine revolucionario
para la revolución” y “la experimentación como sistema”, tuvo durante los primeros años la más amplia libertad y apoyo para desarrollarse. Así fue sobresaliendo un genio como Serguei Eisenstein (El acorazado Potemkin, La Huelga, La Línea General, Octubre y tantas otras). Por primera vez en las películas Afiche de Alexsandr Ródchenko y Varvara (aún mudas y en blanco Stepanova para la campaña “¡Libros!” de promoción y negro) aparecía el prode la lectura en las fábricas en 1925 tagonismo de las masas, campo del diseño gráfico, industrial y sus penurias y sus luchas. También en la fotografía de vanguardia. Siguen se avanzó en la técnica del montaje, siendo célebres sus afiches callejeros se desarrollaron los “noticieros” y el sobre los más diversos temas. Y se Cine-Ojo y el Cine-Verdad de Dziga transformaron en antecedente de la Vertov, avanzando en la experimencélebre escuela de diseño alemana tación en los límites entre ficción y conocida como el Bauhaus. documental. Avanzando en esa libre creatividad En plena guerra civil, con atroces se rompían los límites entre los hasta sacrificios, el gobierno soviético dio entonces compartimentos estancos: leyes, edificios y dinero para los artistas el gran poeta Maiakovski utilizaba el y sus actividades. Surgieron talleres fotomontaje para ilustrar sus poemas, experimentales donde debatían y se al mismo tiempo que participaba en el entrecruzaban las más diversas codiseño de estructuras vanguardistas. rrientes. Uno de los más conocidos y Lamentablemente, toda esta prifigura central del “constructivismo” mavera de libre creatividad tuvo su creando una estética basada en el fin pocos años después. El estalinismo fotomontaje, absolutamente revoluimpuso el más estricto control bajo la cionaria para su tiempo, fue Alejandro única línea del denominado “realismo Rodchenko. Los Talleres Superiores socialista”, y reprimió a todo este Artísticos y Técnicos del Estado movimiento de vanguardia. (VKHUTEMAS), sobresalieron en el
En julio de1924 Trotsky publicó una recopilación Trotsky de textos en un libro llamado Literatura y revolución. En su introducción,Trotsky decía que jamás existiría un sobre “arte proletario”. Explicaba que la grandeza histórica y el arte: moral de la revolución consistía en que comenzaba a sentar “las bases de una cultura que no será ya una cul“libertad tura de clase, sino la cultura verdaderamente humana”. política del gobierno soviético hacia los artistas total” y susLacreaciones debía arrancar de una “prueba decisiva 18
-a favor o en contra de la revolución”. Para quienes no se sumaran a la contrarrevolución burguesa e imperialista, se debía concederles “una libertad total de autodeterminación en el terreno artístico”.Así fue en los primeros años, hasta que quienes aplastaron la revolución también liquidaron toda libertad artística e impusieron el dogma totalitario de un único “arte proletario”.Todo lo demás fue perseguido como “arte burgués”.
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La guerra civil Rápidamente, los generales del viejo ejército de los zares Kaledin y Kolchak comenzaron a preparar una respuesta militar contra el nuevo poder de los soviets. En la cuenca del río Don, Krasnov preparaba fuerzas de los cosacos, junto a los cuales se había refugiado Kerensky. Menches y social revolucionaron se sumaron a los preparativos de la contrarrevolución burguesa imperialista. Desde Londres y Paris mandaron una temprana señal de apoyo cuando el 12 de diciembre de 1917 desembarcaron en un lejano puerto del Artico, Murmansk, tropas inglesas y francesas. En febrero de 1918 comenzó la formación de los primeros regimientos del Ejército Rojo, que fue dirigido por Trotsky. Con el inicio de la guerra civil se produjo la total expropiación de la burguesía. Durante tres años el pueblo soviético y su ejército, en medios de colosales sacrificios, tuvieron que enfrentar los ejércitos de la burguesía rusa (los “blancos”), apoyados por el imperialismo con tropas inglesas, francesas, japonesas, estadounidenses, alemanas, checoeslovacas, polacas, entre otras. Al mismo tiempo, los obreros de distintos países se solidarizaban con la URSS. Las huelgas y movilizaciones de trabajadores franceses e ingleses dificultaban el abastecimiento de las tropas invasoras. Con enormes sacrificios por parte de la población soviética y la firme conducción revolucionaria del partido comunista encabezado por Lenin y Trotsky permitieron que en 1921
Durante tres años Trotsky (en el centro de la foto) dirigió las operaciones del Ejército Rojo
ya estuviera aplastada la contrarrevolución militar burguesa e imperialista. El país quedó al borde de la desintegración. Murieron casi 10 millones de rusos en la guerra, y además tremendas hambrunas. Regiones enteras estaban casi en un estado de barbarie. La producción industrial ha caído a menos del 20% en relación a 1913, y mucho más en los rubros de acero y hierro. Más de la mitad de las locomotoras y las vías férreas están inutilizadas y se ha reducido la tierra cultivada. En tres años Petrogrado perdió más de la mitad de la población. En 1919 había 3 millones de obreros industriales, y en 1921 son apenas un millón 250 mil.
La “revolución de octubre”
No llegó a cumplir una década Por Mercedes Petit Puede resultar llamativo este título, y sin embargo, así fue. Este es uno de los hechos más importantes, complejos y tergiversados del siglo XX. El régimen socialista, democrático e internacionalista conquistado en 1917 fue liquidado a los pocos años por un sector de la dirección del propio partido comunista, encabezado por Stalin. La burocracia aplastó a la revolución.
Cuando tomaron el poder, los bolcheviques consideraban que empezaban a dar un primer paso hacia el socialismo en el mundo. Lenin y Trotsky estaban convencidos de que
La enfermedad y temprana muerte de Lenin fueron decisivas para el avance de Stalin 19
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La Tercera Internacional
Lenin y Trotsky eran internacionalistas consecuentes. Desde 1914 no solo denunciaron la traición de la mayoría reformista de la Segunda Internacional. Comenzaron a bregar por la formación de una nueva organización que diera continuidad al internacionalismo revolucionario. Por eso, en marzo de 1919, en medio de las tremendas exigencias y penurias de la guerra civil, fundaron en Moscú la Tercera Internacional, agrupando a los partidos comunistas que se iban formando. Fueron pasos muy grandes para avanzar en la superación de la crisis de dirección revolucionaria. Decía Nahuel Moreno (en Actualización...) que fue “el primer intento desde la existencia del imperialismo de fundar una internacional centralizada y revolucionaria, es decir, un partido mundial para dirigir la revolución socialista internacional”. El triunfo del estalinismo en el Partido Comunista soviético se extendió a todos los partidos de la Tercera, que se fueron transformando en aparatos burocráticos que aplicaban disciplinadamente las políticas contrarrevolucionarias de Stalin. Los distintos textos y resoluciones de los cuatro primeros congresos, hasta 1922, siguen siendo una orientación fundamental en la actualidad para avanzar en la construcción de los partidos revolucionarios y de la Cuarta Internacional.
de no ser así, la naciente república soviética sería aplastada, borrada del mapa por la contrarrevolución burguesa capitalista. Toda su expectativa en esos primeros años estaba puesta en obtener nuevos triunfos de revoluciones socialistas en la oleada revolucionaria que sacudía a Europa, y muy particularmente en Alemania. La URSS de Lenin quedó aislada Hubo revoluciones obreras y surgieron organismos de tipo soviético en Alemania, Italia, Hungría, Bulgaria y otros países de Europa. Pero la socialdemocracia traidora logró sofocarlas o canalizarlas y salvar el dominio capitalista. La inmadurez de los nuevos partidos comunistas que fueron surgiendo al calor de esas luchas les impidió ser una alternativa de dirección como se había dado en Rusia con el bolchevismo. Al mismo tiempo, la contrarrevolución burguesa fue aplasta en tres años de increíbles sacrificios y el nuevo régimen soviético se salvó. Cuando en 1921 terminó la guerra civil, el país estaba solo y devastado. Los obreros, campesinos y soldados desmovilizados estaban totalmente agotados. La mayor parte de los 20
revolucionarios experimentados en la lucha contra el zarismo y en el triunfo de octubre de 1917 murieron en la guerra civil (ver página 19). Las cosas no ocurrieron según los vaticinios de Lenin y Trotsky. No avanzó la revolución socialista mundial y tampoco triunfó en Rusia la contrarrevolución burguesa. Esta fue una situación nueva. La URSS sobrevivió, pero aislada. Al mantenerse y ampliarse las bases económicas surgidas de la eliminación de la propiedad privada burguesa, en la década del veinte comenzaron a mostrarse los cambios que empezaban a sacar al enorme país del atraso de siglos. Pero el dominio imperialista mundial se cobró una víctima decisiva: el aplastamiento de la dirección revolucionaria e internacionalista que había encabezado el triunfó de octubre y que gobernó en la URSS e impulsó la Tercera en los primeros años. La muerte de Lenin y el fatídico año 1924 Luego de la guerra civil comenzó a abrirse paso un proceso de burocratización del aparato del nuevo estado, los soviets y el propio Partido Comunista, que se alimentaba en ese
cansancio de las masas, la pobreza y el aislamiento. Lenin comenzó a estar cada vez más limitado en sus actividades desde 1922. Ya muy enfermo, trabajando estrechamente con Trotsky, se dedicó a combatir políticas equivocadas que alentaba el sector de la dirección que en 1917 había sido de derecha y promenchevique. Lo encabezaba Stalin. Este manejaba el aparato administrativo del partido y los soviets, usándolo como motor hacia la burocratización de esas nuevas instituciones estatales. La enfermedad de Lenin se fue agravando. En medio de esa pelea estaba cada vez más limitado para intervenir, y murió en enero de 1924 1. La desaparición física de Lenin despejó el camino para que Stalin, junto con Kamenev y Zinoviev impusieran su dirección en el Partido Comunista y cambiaran definitivamente el rumbo en la URSS liquidando al leninismo. En setiembre de 1924 Stalin lanzó la concepción reaccionaria y utópica del “socialismo en un solo país”. Entre las cansadas masas soviéticas y la militancia del propio partido dirigente golpeaba el aislamiento de la URSS y la ausencia de nuevos triunfos, en particular en Alemania. La promesa utópica de la conducción stalinista sonaba como música celestial. En la política del partido dirigente fue avanzando el abandono del internacionalismo y el viraje hacia el reformismo y la conciliación con la burguesía y el imperialismo. El aparato burocrático fue generalizando y ampliando la represión. Triunfó una contrarrevolución política interna, en manos de sectores burocráticos y privilegiados del partido comunista. De la penuria generalizada que engendró el esfuer1. Véase El último combate de Lenin, por Moshé Lewin. Lumen, Barcelona, 1970.
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zo de la guerra civil se fue pasando a una creciente diferenciación social, con sectores minoritarios que iban acumulando beneficios materiales en detrimento de la mayor parte de la población. Así fue que el régimen totalitario de la burocracia fue construyendo un aparato y una base social conservadora y aplastó a la conducción revolucionaria que encabezó la toma del poder en 1917, y al régimen revolucionario de democracia obrera e internacionalista de los soviets2. En poco tiempo, cientos de miles de revolucionarios que se oponían a ese viraje, fueron perseguidos y aplastados. Trotsky, que los encabezaba, fue expulsado primero del partido en 1927 y luego de la URSS. El viraje político y la represión burocrática se fue expandiendo a los partidos comunistas de los demás países, dando lugar a la bancarrota de la tercera internacional y a importantes derrotas en otros países. La crisis de dirección revolucionaria se reinstaló con una fuerza nunca antes vista. La URSS de Stalin, el mayor fraude del siglo XX Desde mediados de la década del 20 el stalinismo fue imponiendo su nefasta política de coexistir con el capitalismo imperialista y conciliar con la burguesía y su represión. Dentro de la URSS, la burocracia acrecentaba sus privilegios materiales. Para un sector, los jugosos sueldos, los buenos autos y limusinas con chofer, casas grandes y confortables y buena ropa, así como las ventajas en espectáculos, vacaciones, hospitales, casas de descanso, las 2. En Stalin, el gran organizador de derrotas, Trotsky polemiza contra este viraje del “socialismo en un solo país” y denuncia las políticas equivocadas en Alemania, Inglaterra y China de la Tercera Internacional entre 1923 y 1927
instalaciones deportivas, y un largo etcétera. Para la amplia mayoría, la vida en “el socialismo” significaba escasez de comida, vivienda y ropa, carestía y bajos salarios, todo tipo de penurias cotidianas. Era la “miseria socializada”. Trotsky calculaba en su gran obra de 1936 La revolución traicionada, sobre la situación política, económica y social en la URSS, que un 15 o 20% de la población tenía la posibilidad de disfrutar de tantos bienes materiales como el 80 u 85% restante. Toda la represión y el vuelco al reformismo estaban al servicio de defender y fortalecer al aparato burocrático y sus privilegios. En los primeros años de la década del treinta la dictadura de Stalin protagonizaba un genocidio contra la población de la Unión Soviética. Trotsky denunciaba en su obra ya citada que las pérdidas humanas a consecuencia del frío, el hambre, las epidemias y la represión, ascendían a varios millones. Trotsky y los trotskistas dentro y fuera de la URSS siguieron peleando por la continuidad del programa revolucionario y enfrentando a los burócratas. El colmo de la represión fueron los célebres “juicios de Moscú”, en 1936-37. Varias decenas de antiguos dirigentes bolcheviques de la vieja guardia fueron juzgados por acusaciones totalmente fraudulentas, condenados y muchos de ellos fusilados. Así fueron asesinados Kamenev y Zinoviev, estrechos colaboradores de Stalin en su ascenso al poder. Trotsky en 1938 fundó la Cuarta Internacional, y finalmente cayó asesinado en México en 1940. Todos estos hechos tremendos fueron tergiversados o directamente escondidos por los partidos comunistas, en primer lugar el todopoderosos PCUS. Se divulgaba una
La expulsión de Trotsky del Partido Comunista de la URSS fue una noticia mundial. Facsimil de la tapa de la revista norteamericana Time, 21 de noviembre de 1927
“historia oficial” de falsificación total. Historiadores de derecha y de izquierda (como lo hizo hasta su fallecimiento el célebre y muy reconocido Eric Hobsbawm, afiliado al partido comunista inglés hasta 1986) han sostenido desde entonces el mito “oficial” que pregonaba “la construcción del socialismo”. La burocracia que usurpó el poder soviético logró apropiarse de la continuidad de Lenin y de las banderas de aquel octubre, del cual fueron sus verdugos. Su poderío se acrecentó en la posguerra. Los logros económicos de las economías basadas en la expropiación de la burguesía, la propiedad estatal y planificadas, que confirmaban la necesidad y vigencia de las medidas socialistas, fortalecían a la burocracia contrarrevolucionaria que las dominaba (ver página 24). Por su parte, los falsos “socialistas” reformistas pudieron montar su propia campaña política contra “el comunismo”. Sin ningún esfuerzo, al igual que los voceros directos de la burguesía, pudieron tomar los sinónimos falsos entre leninismo 21
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= stalinismo que le daba la burocracia, para ampliarlos a los de “socialismo” = dictadura genocida = partido único monolítico y burocrático, para embellecer y apuntalar al capitalismo. De la mano de la burocracia, un camino sin retorno… hacia la restauración La burocratización de la URSS y la derrota de la “revolución de octubre”, es el marco histórico de los grandes cambios que se dieron en el mundo a partir de que en 1989. Entonces, el pueblo de Alemania oriental se levantó contra la dictadura estalinista del partido único y tiró abajo el muro que dividía Berlín. Toda Europa del Este fue sacudida por aquellas revoluciones. Recordemos al pueblo rumano que acabó con el dictador “comunista” Ceauscescu, fusilado junto a su esposa. Y en medio de huelgas y movilizaciones en 1991 finalmente cayó la dictadura del PCUS y se disolvió la URSS.
Stalin: Trotsky lo definió como “el gran organizador de derrotas” y “estrella gemela de Hitler”
Había caído finalmente el aparato estalinista, pero no existían nuevas direcciones revolucionarias. Así, los trabajadores de lo que se llamó el “socialismo real” no lograron frenar y revertir el avance a la restauración capitalista que los burócratas implementaban de tiempo atrás. En La revolución traicionada, que ya hemos mencionado, Trotsky señalaba que el destino de la Unión Soviética, con sus trabajadores oprimidos por la
burocracia, era alternativo: el triunfo de una nueva revolución contra Stalin y su aparato o la restauración capitalista. Convocaba a construir nuevos partidos revolucionarios en la URSS y el mundo. Sigue planteada la gran tarea de construir la dirección consecuentemente socialista e internacionalista que retome el camino de aquel triunfo de la primera y hasta ahora única revolución socialista de 1917 y los primeros años del poder soviético.
Trotsky y la posible debacle de la URSS Trotsky sostuvo categóricamente que era absolutamente imposible lograr el “socialismo en un solo país”.Y adelantó que si se mantenían durante un tiempo prolongado en el poder, los burócratas abrirían las puertas al retorno del capitalismo. Llamaba a una nueva revolución política para tirar abajo a esa casta privilegiada encabezada por Stalin y a retomar el camino revolucionario, como única salida para salvar a la URSS. Sobre ese enfoque impulsó la fundación de la Cuarta Internacional en 1938. En su texto El Programa de Transición decía: “La Unión Soviética ha salido de la revolución de octubre como un estado obrero. La propiedad del estado de los medios de producción, condición necesaria del desarrollo socialista, ha abierto la posibilidad de un crecimiento rápido de las fuerzas productivas. El aparato del estado obrero, aislado, sufrió mientras tanto una completa degeneración, transformándose
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de instrumento de la clase obrera, en instrumento de violencia burocrática contra la clase obrera y en forma creciente, en instrumento de sabotaje de la economía. La burocratización de un estado obrero, atrasado y aislado y la transformación de la burocracia en casta privilegiada omnipotente, es la refutación más convincente -no solamente teórica sino práctica- de la teoría del socialismo en un solo país. “Así, el régimen de la URSS encierra contradicciones amenazantes. Pero continúa siendo un régimen de estado obrero degenerado. Tal es el diagnóstico social. “El pronóstico político tiene un carácter alternativo: o la burocracia se transforma cada vez más en órgano de la burguesía mundial dentro del estado obrero, derriba las nuevas formas de propiedad y vuelve el país al capitalismo; o la clase obrera aplasta a la burocracia y abre el camino hacia el socialismo.”
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La escuela estalinista de falsificaciones El lanzamiento de la campaña por el “socialismo en un solo país” en setiembre de 1924 que hizo Stalin incluía la manipulación de numerosas citas de Lenin y Trotsky. Las de Lenin se “acomodaban” para darle cobertura a la nueva política contrarrevolucionaria, distorsionando y evitando una polémica seria. Las de Trotsky, para comenzar a calumniarlo y denigrarlo. A Lenin se lo transformó en un mausoleo en la Plaza Roja.Trotsky fue perseguido hasta eliminarlo en 1940.
El estalinismo tergiversó por completo la actuación protagónica de Trotsky como estrecho compañero de Lenin y dirigente de la toma del poder en 1917 y los primeros años de la revolución. Había que borrarlo de aquellos hechos y de la memoria de las masas rusas, para las cuales era en los años veinte un dirigente muy querido y respetado. Comenzó la campaña “contra el trotskismo”, y en pocos años ya se lo mencionaba de manera calumniosa como “agente contrarrevolucionario”
y cosas parecidas. Trotsky lo denunció como “la escuela estalinista de falsificaciones”.Así, fue borrado de la “historia” de la URSS. Tuvo también su expresión en los llamados “Juicios de Moscú” de 1936-37 que se juzgó a todos los que se oponían a Stalin sobre acusaciones falsas, que llevó al fusilamiento de los acusados. Las falsificaciones también se plasmaron en el cine y en las fotografías. Damos este conocido y muy divulgado ejemplo luego de la caída de la URSS.
Foto 1: Lenin hablando en Moscú el 5 de mayo de 1920, a las tropas que parten hacia el frente contra el ejército polaco en la guerra civil. A la derecha en la tarima está Trotsky
Foto 2: Después que Trotsky fue expulsado de la Unión Soviética en 1929, Stalin suprimió su imagen de la foto original
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A pesar de los burócratas
Las medidas socialistas siempre fueron eficaces La propaganda imperialista divulga que “en la URSS fracasó el socialismo”. Nosotros decimos lo opuesto. Fracasaron los burócratas traidores. Las medidas socialistas, por el contrario, mostraron su utilidad toda vez que se aplicaron. A pesar de todas las deformaciones producidas por la burocracia stalinista, el sólo hecho de expropiar a la burguesía y planificar la economía permitió a la Unión Soviética alcanzar logros impresionantes.
Por José Castillo Muchos compañeros, al leer sobre el primer centenario de la revolución rusa pueden legítimamente preguntarse: ¿para qué sirvió? ¿Acaso no fracasó el socialismo, como lo mostraron la caída del muro de Berlín y la disolución de la antigua URSS, en 1989-91? Con el triunfo de la revolución de octubre de 1917, el sólo hecho de que la clase obrera accediera al poder por medio de los soviets y la expropiación a terratenientes primero y al resto de la burguesía después, permitió empezar a cumplir con los anhelos más inmediatos de obreros y campesinos: retirarse de la guerra interimperialista, el pan y la tierra (ver “Las primeras medidas del gobierno revolucionario”, en página 4). Pero a Lenin, Trotsky y los revolucionarios bolcheviques no se les escapaba que eso no era “el socialismo”. Era, sencillamente, los primeros pasos un gobierno revolucionario obrera y campesino que apostaba a nuevos triunfos socialistas revolucionarios en países más avanzados de Europa. Para eso, fundaron la Tercera Internacional en 1919. 24
Primeros tractores ensamblados en la URSS en 1930
A pesar de las terribles consecuencias de la guerra civil y también de la derrota de la revolución en Europa, el gobierno revolucionario, aun aislado, gracias a las medidas socialistas logró avances impresionantes para los trabajadores en todos los campos. Lenin y Trotsky siempre sostuvieron que solos y aislados no podrían construir el socialismo, sino dar pasos parciales y transitorios, ya que éste era un nuevo sistema mundial. Muchos años después, un León Trotsky ya desplazado del poder y
desterrado por Stalin, diría en una conferencia desarrollada en Copenhague en 1932: “Queridos oyentes, permitidme pensar que conozco las contradicciones, las dificultades, las faltas y las insuficiencias del régimen soviético tan bien como cualquiera. […]Pero en la Unión Soviética todavía no existe el socialismo. Un estado de transición, lleno de contradicciones, cargado con la pesada herencia del pasado, y además, bajo la presión enemiga de los estados capitalistas: esto es lo que allí predo-
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mina. La revolución de octubre ha proclamado el principio de la nueva sociedad. La república soviética solo ha mostrado el primer estadio de su realización. La primera lámpara de Edison fue muy imperfecta”1. Los logros económicos Será el propio Trotsky, en esa misma conferencia y en La Revolución Traicionada, en 1936, de modo muchos más extenso, quien demostrará con datos estadísticos irrefutables los notables avances producidos desde la revolución, a pesar de los retrocesos y trabas generados por el acceso al poder de la burocracia estalinista. Rusia había llegado a la revolución no sólo como un país atrasado, con altísimos niveles de miseria y analfabetismo. La primera guerra mundial y luego la guerra civil que siguió a la revolución habían producido una devastación sin precedentes. Sobre ese piso de destrucción, un estado obrero aislado, con las únicas herramientas de haber expropiado a la burguesía, es decir, la eliminación de la propiedad privada capitalista en las tierras, las fábricas y los bancos, de haber empezado –muy lentamente y con enormes contradicciones- a planificar la economía y de poseer el monopolio del comercio exterior, comenzó a levantarse y obtener notables resultados en el terreno económico. Démosle nuevamente la palabra a Trotsky: “en cifras de índole global, la curva de desarrollo industrial de Rusia se expresa como sigue: pongamos, para el año 1913, el último año de anteguerra, el número 100. El año 1920, fin de la guerra 1. Trotsky, León, “¿Qué fue la revolución rusa?”, en Lecciones de Octubre, Cehus, Buenos Aires, 2016 2. Ídem.
civil, es también el punto más bajo de la industria: 25 solamente, es decir, un cuarto de la producción de anteguerra; en 1925, un crecimiento hasta 75; en 1929, aproximadamente 200; en 1932, 300, es decir, tres veces más que en vísperas de la
guerra. El cuadro aparecerá todavía más claro a la luz de los índices internacionales. De 1925 a 1932 la producción industrial de Alemania disminuyó alrededor de una vez y media; en Norteamérica, alrededor del doble; en la Unión Soviética
Yuri Gagarin el primer hombre en el espacio
El desarrollo atómico y aeroespacial La planificación estatal y el poderío económico que engendró permitió que la Unión Soviética se transformara en líder en energía atómica. En diciembre de 1946 se puso en marcha el primer reactor nuclear. En agosto de 1949 la URSS experimentó con éxito la detonación de su primera bomba atómica.Y fue una avanzada en el uso pacífico de la energía nuclear: ya en 1950 se construyó la primera central para proveer energía eléctrica, que rápidamente se multiplicaron. La mano irresponsable de la burocracia estuvo presente también, por supuesto, en este campo, como lo podemos mostrar con el desastre de Chernobyl en abril de 1986 y sus consecuencias. Otro logro fue el impresionante desarrollo espacial donde durante
años estuvo más adelante que Estados Unidos.Al construir un cohete ultrapotente, en 1957 la URSS pudo colocar en el espacio al Sputnik, el primer satélite del mundo colocado en órbita y que comenzó a enviar mensajes de radio a la tierra, y al primer ser vivo en el espacio, la perra Laika. Finalmente, el 12 de abril de 1961, llegará el primer ser humano en el espacio, el cosmonauta Yuri Gagarin. Le siguieron a posteriori, la primera mujer en el espacio (Valentina Tereshkova, 1963) y el primer ser humano que realizó una caminata espacial (Alexei Leonov). En 1969 finalmente los yanquis recuperaron terreno con la misión Apolo que aterrizó en la luna. Los soviéticos siguieron siendo pioneros en estaciones orbitales habitadas (Salyut 1, en 1971) y, ya en 1986, la primera estación espacial permanente (MIR).
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ha ascendido a más del cuádruple: las cifras hablan por sí mismas”2. Mientras las principales potencias imperialistas se hundían en medio de la crisis económica capitalista comenzada en 1929, la URSS seguía creciendo a tasas aceleradas. Por supuesto, esto no significaba ninguna confianza en la posibilidad de realización de la utopía reaccionaria del “socialismo en un solo país”. Trotsky agregaba que ese crecimiento de la economía soviética partía de un nivel “espantosamente bajo”, en comparación con cualquiera de los países imperialistas. Y al mismo tiempo hacía una detallada denuncia del crecimiento de la desigualdad entre una minoría de funcionarios burocráticos y otros pequeños sectores privilegiados ligados al aparato del poder, y la mayoría con bajos salarios y distintos tipos de penurias. Las capacidades de crecimiento económico de una economía planificada y con propiedad estatal de los medios de producción volvió a demostrarse luego de que la Unión Soviética pasara por una nueva prueba de destrucción: la Segunda Guerra Mundial. A los 27 millones de muertos (el 15% de la población), hay que agregarle la destrucción casi total de 1.710 ciudades, 70.000 aldeas y pueblos campesinos, 31.850 empresas, de la mitad de las vías férreas y los puentes existentes, y la demolición de seis millones de viviendas. Pero a la finalización del cuarto plan quinquenal (realizado entre 1945 y 1950), abocado centralmente a la reconstrucción, la producción industrial era superior en un 71% a la de 1940. En términos comparativos la URSS crece a una tasa del 15% del PBI entre el fin de la guerra y 1947 y luego acelera hasta un extraordinario 23% entre 1948 y 1951, mientras en la misma época el promedio de crecimiento 26
de los Estados Unidos es del 4% (aunque con un PBI cuatro veces más grande que el soviético). El siguiente plan (quinto, desarrollado entre 1951 y 1955), elevó la producción industrial otro 70%: La Unión Soviética se va ir transformando en una potencia en varios rubros de la industria pesada, como desarrollo nuclear, siderurgia y metalurgia, con la instalación masiva de altos hornos y fundiciones, petróleo, si bien siempre permanecerá por debajo del nivel del imperialismo yanqui. Y la población siempre siguió sufriendo las consecuencias de la planificación burocrática. Nunca en la antigua URSS la burocracia pudo desarrollar armónicamente la producción rural y la agricultura sistemáticamente caía en períodos de crisis y escasez. Y los planes quinquenales priorizaban las grandes obras de infraestructura, dejando muy por detrás la producción de los productos de consumo cotidiano de las masas, tan elementales como el jabón y demás productos de limpieza y la vestimenta. Los logros en educación, salud, seguridad social y deporte La URSS pudo combatir exitosamente el analfabetismo. En 1917, aproximadamente el 60% de la población (particularmente la inmensa mayoría campesina) era analfabeta. En vísperas de la segunda guerra mundial, esa tasa ya se había reducido a menos del 10% y luego sería erradicado totalmente. La educación laica, obligatoria y gratuita, que incluía la provisión a todos los estudiantes de material de estudio, becas, subsidios, residencia, asistencia médica y condiciones ventajosas o directamente gratuitas en el transporte público, la construcción de miles de bibliotecas,
salas de lectura y laboratorios, las promociones de la educación de adultos, hicieron que la Unión Soviética, en particular a partir de la década del 60, produjera una enorme cantidad de profesionales en muchas áreas de la ciencia: médicos, físicos, químicos, matemáticos, que se insertaban e investigaban en instituciones científico-técnicas que serían reconocidas como de primer nivel a escala internacional. Además, la Unión Soviética se convirtió en el país donde más libros se vendían (y también al precio más barato) y donde se celebraban más conciertos en un sinnúmero de óperas, teatros, salas de cines y edificios culturales.3 La contracara de estos logros era el control totalitario y la represión. Cuesta creerlo, pero en la antigua URSS su máxima academia de ciencias desde 1935 prohibió a la genética por ser “ciencia burguesa” y estableció no existían los genes. El comité central lo refrendó con su voto unánime… Y los libros estaban totalmente reglamentados por el aparato policial. La literatura disidente circulaba en lo que se llamó los “samizdat”, manuscritos que pasaban clandestinamente de mano en mano. Para combatirlos, en la antigua URSS no existió el uso comercial y popular de las fotocopiadoras, las “Xerox” capitalistas… Sus autores eran recluidos en hospitales psiquiátricos o en los “gulags”, siniestros campos de trabajos forzados en las regiones más inhóspitas y lejanas. También hubo grandes logros en el campo de la salud. La atención médica gratuita, que incluía la entrega de los medicamentos, masivas campañas preventivas, permitió que se vayan erradicando varias enfermedades que asolaban a 3. Law, David, Russian Civilization, Ardent media, 1975,
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la población rusa, como el paludismo, la poliomielitis, la encefalitis, las enfermedades parasitarias o las venéreas. La medicina soviética lideró la campaña mundial para erradicar la viruela, creó el primer banco de sangre del planeta y realizó por primera vez un transplante de córneas, entre muchos otros logros. Un rasgo fundamental fue la protección integral de la madre y el niño desde la gestación, con la puesta en funcionamiento de infinidad de centros gineco-obstétricos y pediátricos, con jardines de infancia que permitían a los padres trabajar. Lo mismo sucedía con la ancianidad, donde la Unión Soviética tenía el sistema de jubilaciones más extendido del planeta, que incluía hasta transporte gratuito para los ancianos. Así, la URSS al momento de su disolución había alcanzado una esperanza de vida de 71 años, cuando al comienzo de la revolución, apenas alcanzaba a 40 y, gracias a los cambios en la alimentación, la estatura media había crecido de 1,60 a 1,80 metros.4 Pero dentro de las contradicciones que venimos señalando podemos mencionar el creciente alcoholismo que comenzó a hacer estragos entre la población trabajadora, particularmente los varones, desde la década de los setenta, como consecuencia de la vida totalmente regimentada por el totalitarismo. En el campo del deporte también se notaron los avances. La URSS, qué empezó a participar de las Olimpíadas a partir de 1952 en Helsinki, obtendría hasta su disolución un total de 1.010 medallas (395 de oro, 319 de plata y 296 de bronce), destacándose particularmente en las disciplina atléticas.5 En otro campo, los soviéticos también se transformarán en los mejores jugadores de ajedrez del planeta, con varios campeones mundiales.
Las medidas socialistas no fracasaron; la burocracia sí Todo este recorrido nos lleva a una respuesta clara frente a la pregunta del comienzo de este artículo: no fracasó el socialismo. Los que fracasaron y terminaron destruyendo la URSS fueron los burócratas herederos del estalinismo, que, aún en la implosión del propio estado soviético, se aprovecharon de sus privilegios y hoy constituyen la capa superior de la nueva clase capitalista rusa. Para la clase trabajadora rusa, que recibió con tantas esperanzas la revolución de octubre de 1917, para las generaciones posteriores, que vivieron las conquistas de una economía estatal planificada que
había expropiado a los capitalistas, pero también, contradictoriamente, sufrieron la opresión de un régimen dictatorial, y que hoy están sometidos nuevamente a la explotación capitalista, el camino sigue siendo el de los bolcheviques, el de Lenin y Trotsky: una nueva revolución, la democracia obrera y el socialismo. La experiencia de un siglo muestra que sin expropiación, propiedad estatal y planificación no puede haber progreso sólido, y que para mantenerlo y desarrollarlo es totalmente imprescindible la democracia plena y la extensión mundial. 4. Lane, David, Soviet Society under Perestroika, Routledge, 1992. 5. Unión Soviética en los Juegos Olímpicos, SportReferences.
Los logros de las revoluciones china y cubana La experiencia del siglo XX es tajante. Cada vez que una revolución triunfante avanzó hasta expropiar a la burguesía y comenzar a planificar la propiedad estatal de su economía, obtuvo éxitos inmensos, que repercutieron inmediatamente en forma positiva en la vida de sus trabajadores. Estos son hechos, aun en el marco de las desigualdades y contradicciones dadas en esos países dominados por sus burócratas, que los llevaron al desastre y el retroceso al capitalismo Así, en la revolución china triunfante en 1949, que venía de décadas de terribles hambrunas, fue el propio Mao quien definió claramente los objetivos de la revolución: “garantizar que cada chino tenga su tazón de arroz diario”. Y efectivamente, lo lograron, además de otros grandes avances en educación, salud y desarrollo industrial. El país más poblado del planeta dejó de ser noticia por sus muertos por inanición, mientras que su vecino India todavía hoy nos muestra los horrores
de los miles de muertos dejados tirados en las calles Calcuta, víctimas de la inanición o las enfermedades. Años después, la revolución cubana también impactó con sus avances en educación y salud, que convirtieron a la isla en pionera en esos rubros en Latinoamérica. El éxito en la erradicación del analfabetismo primero y el elevado número de profesionales universitarios después, más los logros de la medicina cubana, contrastan dramáticamente con el resto de los países de la región. Ambos países han demostrado lo que se puede lograr si se avanza en serio contra el capitalismo, expropiando a la burguesía, por contraposición a los discursos de la economía mixta, al estilo del “socialismo del siglo XXI”, que no pueden mostrar ninguno de estos logros. Nos remitimos a un solo y trágico ejemplo: la Venezuela gobernada por el chavismo, donde se mantuvo el capitalismo y el pueblo está sufriendo el hambre, las enfermedades y la represión.
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La clase obrera china sufre una tremenda super explotación
En la segunda mitad de la década del 80 la conducción soviética en manos de Gorbachov viró decididamente hacia la restauración e inició con las llamadas glasnot y perestroika, el camino hacia el capitalismo. Las primeras consecuencias, en términos de deterioro de la calidad de vida, los servicios estatales, los salarios y el empleo se vieron en esos primeros años. La Unión Soviética se disolvió en diciembre de 1991, en medio de huelgas y movilizaciones de masas comenzadas en 1989 que derribaron al régimen de partido único. Los planes de shock que ajustaron la economía a partir de enero de 1992 completaron la restauración capitalista. Los salarios se pulverizaron y los servicios sociales prácticamente quedaron paralizados. Las grandes ciudades quedaron convertidas en un gigantesco mercado al aire libre donde la población trataba de vender todo lo que tenían en su casa para tratar de sobrevivir. El alcoholismo y la delincuencia crecieron a niveles astronómicos. Las muertes violentas pasaron a ser cosas de todos los días. Dramáticamente, la esperanza de vida rusa que, como explicamos en la nota central había crecido hasta estar en una de las más altas del mundo, descendió hasta los 57 años. Una encuesta en los primeros años 90, dónde se les preguntaba a las adolescentes cuál era su profesión favorita recibía una escalofriante respuesta: “prostituta”. Rusia y las inmensas riquezas creadas en las décadas anteriores se transformaron en un territorio de saqueo. Así, mientras los trabaja-
capitalismo chino” se construyó sobre la base de la supexplotación de los trabajadores, que con los salarios más bajos del mundo se los sometió a jornadas brutales, con millones de obreros durmiendo en las propias fábricas, sin derecho a huelga ni a elegir sus representantes sindicales. Son millones los obreros venidos de sus pueblos, en situación de virtual ilegalidad, sin derecho a acceso a ningún servicio social público, que tras cumplir larguísimas jornadas en condiciones de semiesclavitud, duermen en las mismas fábricas, comen en ellas, para enviar unos pocos dólares a su familia en el campo, a la cual mantienen. Millones de obreros y campesinos quedaron desempleados. Se generó además una enorme caída en los sistemas de salud, donde un 45% de la población urbana del país y un 80% de la rural ya no tiene ningún tipo de cobertura médica Lo mismo sucede con la educación. Y se da la reaparición de graves problemas sociales asociados a la pobreza como la prostitución. Así se amasó el crecimiento “a tasas chinas” del nuevo capitalismo, con transnacionales que se aprovecharon de la represión política del gobierno del PC Chino para garantizar sus una extracción de plusvalía sustancialmente superior a la que podrían obtener en el resto del planeta. La restauración capitalista, y sus terribles consecuencias de aumento de la desigualdad, la explotación y la pobreza son el mejor contraejemplo de la superioridad del socialismo con respecto al capitalismo. J.C.
Las consecuencias de la restauración capitalista
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dores y los jubilados eran sumidos en la miseria, y millones de jóvenes quedaban convertidos en masas de marginados sin futuro, por el otro lado se desarrollaba la nueva clase capitalista rusa. Hoy, basta mirar la biografía de los principales de entre ellos (denominados popularmente “los oligarcas”) o del mismo Putin y su equipo de gobierno, para confirmar una realidad: todos ellos iniciaron sus “carreras profesionales” y ganaron sus primeros privilegios en los últimos años del aparato de estado soviético. Todos ellos se aprovecharon de sus posiciones para apropiarse de porciones de la propiedad estatal de los medios de producción, ahora reconvertidos en su propiedad privada. Lo mismo sucedería en China. En este caso continúa existiendo y conduciendo el país el partido comunista chino. Lo hace por medio de una feroz dictadura, cuya expresión más violenta fue la “masacre de Tiananmen en 1989. Fueron ellos mismos los que condujeron al país a la restauración capitalista. Así, se han perdido muchas de las conquistas logradas por la revolución de 1949. El “nuevo
En Rusia se conmemora la revolución de 1917
La falsificación histórica Vladimir Putin
Por Miguel Lamas El presidente Vladimir Putin creó en diciembre un comité organizador de los actos conmemorativos de la revolución de 1917. El comité incluye figuras independientes, ministros y responsables de la Iglesia ortodoxa. Y prevé más de 500 manifestaciones, conferencias, mesas redondas, exposiciones o festivales de cine que pondrán en relieve los acontecimientos “contradictorios” de 1917, según el copresidente del comité, el historiador Anatoli Torkunov. Putin afirmó posteriormente “Es nuestra historia y hay que respetarla… Las lecciones de historia sirven ante todo para la reconciliación y el fortalecimiento de la armonía política, social y civil”, agregó el jefe de estado, llamando a dejar atrás “las divisiones, la cólera y las ofensas” del pasado. El presidente se ha expresado abundantemente sobre el legado soviético y ha llegado a decir que “quien no lamente la caída de la URSS no tiene corazón y el que desee su restauración carece de razón”. También ha dicho que considera la desaparición de la URSS “la mayor catástrofe geopolítica” del siglo pasado. Además, ha descartado la idea de enterrar a
Vladímir Lenin y cerrar su mausoleo en la Plaza Roja de Moscú. Putin, reivindicando y, a su vez, negando a la revolución, intenta capitalizar en su favor la llamada “nostalgia” por la Unión Soviética. El 56% de los rusos dice en encuestas que desearía volver a vivir en la Unión Soviética. Por supuesto Putin no tiene ningún plan de restablecer lo que fue socialmente la Unión Soviética (es decir la expropiación de la burguesia, trabajo, salud y educación pública aseguradas). Pero además la rehabilitación histórica es totalmente engañosa y tramposa. Putín, ex agente de la policía política KGB de la Unión Soviética, heredera directa del estalinismo, tiene además entre sus planes rehabilitar a los Romanov, ¡es decir a la dinastía de los zares! Para el periodista e historiador Nikolai Svanidze, miembro del comité organizador de los actos conmemorativos, designado por Putin, lo más importante es lo que el imperio zarista y su sucesor soviético tenían en común: “el estado primaba sobre el individuo”. Es decir después de todas las falsificaciones históricas
de Stalin, que borró a Trotsky de la historia oficial y canonizó a Lenin como una especie de santo, borrando su verdadero contenido socialista, ahora Putin intenta otra falsificación, aún más burda. Que es algo así como que al final los zares y Lenin eran más o menos lo mismo. Como si la revolución contra una dictadura zarista que esclavizaba bárbaramente a las masas del inmenso imperio ruso, que aplicaba corrientemente los latigazos contra los campesinos y mandó a la muerte en la guerra mundial a millones de pobres campesinos y obreros, fuera lo mismo que la revolución agraria entregando la tierra a los soviets campesinos, y la expropiación y estatización de los grandes medios de producción capitalistas nacionales y extranjeros. Como si hubiera sido todo poco menos que un “malentendido” y que ahora, un siglo después, hay que “reconciliar” a ambos bandos, revolución y contrarrevolución, obreros y campesinos de 1917, con sus verdugos y explotadores, los Romanov y el capitalismo. Una revisión histórica apta para alimentar la ideología de la restauración capitalista y el nacionalismo subimperialista ruso. 29
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¿Putin “antiimperialista”? Por Miguel Lamas
Los castristas, chavistas y neoestalinistas, en general, presentan a Vladimir Putin como si fuera un “antiimperialista”, que enfrentaría las pretensiones hegemónicas del imperialismo yanqui. Este año decretó la conmemoración de las revoluciones de 1917 (febrero y octubre), lo que alimentaría ese relato. Sin embargo es una enorme falsedad. Los hechos, más allá de algunas palabras, muestran que Putin no es antiimperialista, ni progresista en ningún sentido.
Una encuesta de diciembre del 2016, realizada por el instituto Levada, indicó que el 56% de las personas lamenta la caída de la Unión Soviética, un 28% que no, y un 16% no se pronuncia. Según algunas interpretaciones esto sería de alguna forma un sentimiento estimulado por Putin, en base a una idealización de la antigua Unión Soviética. Sin embargo, los propios encuestadores dicen que “muchos todavía se sienten engañados con las posteriores reformas económicas que de la noche a la mañana hicieron pobres a millones de personas”. Putin desde antiguo oficial de la KGB (policía política estalinista), fue escalando posiciones desde la caída de la Unión Soviética, hasta llegar a la presidencia en el 2000. Desde entonces gobierna como presidente, o como primer ministro, convirtiéndose en la figura más poderosa del régimen. Putin es el articulador de la nueva burguesía rusa, los que se adueñaron a toda velocidad de las empresas públi30
cas durante los años 90, con métodos mafiosos en la mayoría de los casos. Se creó una de las sociedades capitalista más desiguales del mundo. Aunque los admiradores de Putin dicen que tendió a remediar esto y bajó la pobreza, un informe del 2013, del banco suizo Credit Suisse, precisa que Rusia presenta actualmente el nivel más alto de desigualdad económica, si descontamos los pequeños paraísos fiscales del Caribe. “El 35% de las riquezas de Rusia se concentran hoy en las manos de 110 milmillonarios”, señala el Informe de Riqueza Mundial. De acuerdo con el informe Credit Suisse Global Wealth Report 2016, un 1% de la población de Rusia está en posesión del 74,5% de la riqueza nacional. En contraste, hoy el salario mínimo en Rusia es de 112 dólares. ¡Es uno de los más bajos del mundo! ¡El ingreso mínimo para no ser pobre es de 150 dólares al mes, según el estado ruso! Los años 90 fueron caóticos, con despidos masivos, empresas privatizadas, cierre y disolución de empresas públicas, hiperinflación que destruyó los ahorros de millones de trabajadores y jubilados, derrumbe de salarios y jubilaciones. Muchos economistas lo
han calificado de la transferencia de riquezas más gigantesca de la historia. Putin encabezó una estabilización, basada en los altos precios de las materias primas, en especial el gas. La situación tuvo una mejora relativa, respecto a los noventa, pero consolidando la miseria de una gran parte de la sociedad rusa. “Un 30% de la población vive en umbrales de pobreza y depende de los subsidios sociales” (Germán Gorraiz, en Telesur, 244/17)). Esto explica la “nostalgia”, que obviamente no es por la dictadura del PC estalinista, sino por las conquistas que venían de la revolución, básicamente salud gratuita y de calidad, educación pública gratuita y trabajo garantizado. Hoy todo eso no existe. Rusia es una sociedad capitalista atrasada, semicolonial respecto a Europa y Estados Unidos (EE.UU.) Los magnates rusos invierten en Europa en turismo, clubes de futbol y cuestiones suntuarias, llevándose así de Rusia una buena parte de la plusvalía (lo que producen los trabajadores rusos y las riquezas naturales). La caída de los precios del gas y del petróleo de los últimos dos años, afectó severamente la economía rusa, como ocurrió en América
Bombardeos en Alepo, Putin es gran sostén del genocida Al Assad
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Pegarle a la mujer una vez al año no es delito penal Latina, ya que la recuperación económica rusa desde el 2000 se basó en la exportación de materias primas principalmente (según datos del ministerio de Desarrollo Económico, en 2015 la producción del ámbito de combustible y energía ascendía a un 63% de todo lo que Rusia había vendido al extranjero). En cambio, la inversión extranjera crece. “Entre los países que más contribuyeron al aumento, se destaca Alemania, que cuadruplicó sus inversiones directas en 2015, lo que demuestra el atractivo del mercado ruso tras la devaluación del rublo” (diario ruso RBC). La devaluación del rublo fue en primer lugar una devaluación del salario, por eso estos inversores van tras el “atractivo” de mano de obra baratísima y educada (algunas fuentes destacan que el salario industrial promedio en Rusia es inferior al de China). Subimperialismo y acuerdos con Estados Unidos Putin, como jefe de la oligarquía semicolonial rusa, trata de restaurar parte del poderío industrial, militar, para tener una esfera de influencia política y económica, con métodos de saqueo y militares similares a los del imperialismo. Para eso le sirve la reivindicación de la antigua Unión Soviética e incluso del imperio zarista ruso. Por eso actúa como “subimperialismo”, es decir por una parte sometido al imperialismo de la Unión Europea y Estados Unidos, y por el otro tratando de tener, en menor escala, una esfera de influencia económica y militar de países sometidos. Una de las acciones fue la brutal represión contra la pequeña Chechenia, una de las repúblicas, que es parte de la Federación Rusa, y que trató de independizarse tras la disolución
El carácter ultrareaccionario de Putin y su régimen, también se manifiesta en relación a la mujer, como no podría ser de otra manera. A iniciativa de los diputados y senadores del partido de Vladimir Putin, Rusia Unida, se discute un proyecto de ley que señala que una agresión en el ámbito familiar no es delito penal, si no se repite en un año. Solo sería castigada con una multa de unos 500 euros. El argumento de una reforma absurda es que la justicia no debe
de la Unión Soviética. Pero que fue aplastada militarmente. De igual forma Putin intervino en Ucrania e invadió Crimea, sobre el Mar Negro. El operativo más exitoso fue en Siria, adonde Rusia tiene una base militar heredada de la antigua Unión Soviética, sobre el mar Mediterráneo. La aviación rusa dio un apoyo directo que impidió la caída de la dictadura de Al Assad. Este apoyo incluyó como una de las acciones principales el devastador bombardeo que redujo a escombros al sector rebelde de Alepo. Pero esta intervención en Siria, realizada con la excusa de “combatir al terrorismo” fue en el marco de un acuerdo semipúblico con Estados Unidos y la Unión Europea. Mientras aviones y tropas rusas y de Irán destruyeron Alepo y otras ciudades rebeldes, la Unión Europea y Estados Unidos no movieron un dedo en defensa de los rebeldes a los que en teoría apoyaban, tampoco les dieron armas de defensa antiaéreas. E incluso Estados Unidos firmó con Rusia un pacto de coordinación aérea, para evitar hacerse daños entre ambos y, en los hechos, garantizar que solo se ataque a los combatientes y a la población siria. El bombardeo de los yanquis a una base siria, después de la utilización por parte de Al Assad de armas químicas, causaron roces políticos pero no alteraron el acuerdo de fondo.
“invadir” el ámbito familiar. Esta ley dejaría indefensas a las víctimas, ya que tendrían que denunciar la primera agresión, que no tendría consecuencias penales.Y luego denunciar si hay una segunda agresión. Pero es fácil de entender que la mayoría de las mujeres ni siquiera denunciarán la primera agresión, dado que saben que no tendrá mayores consecuencias.Y, para hacerlo, tendrán que peregrinar ante una justicia basada en una ley que legitima una paliza al año… por un módico precio.
Según apunta el diario madrileño El País “La circunstancia de que Moscú no protegiera la base de Shayrat ante los Tomahawk norteamericanos indica que el presidente Vladímir Putin no está dispuesto a enfrentarse militarmente con EE.UU. por Siria ni a utilizar sus baterías de misiles S-300 y S-400 contra los norteamericanos” (El País, 9 abril 2017). Además los yanquis le avisaron antes a los rusos de su ataque, en cumplimiento del “pacto de coordinación aérea”. Y, por último, el bombardeo no tuvo gran efecto sobre la capacidad bélica del régimen sirio, que siguió con sus bombardeos sin mayor problema. Rusia no sólo mantiene su presencia militar en Siria, sino que ésta no es objetada en absoluto por Estados Unidos. Por eso esa intervención, en favor de un dictador sanguinario que produjo un inmenso genocidio, asesinando a medio millón de sirios, no tiene absolutamente nada de “antiimperialista”. No está defendiendo a un país atacado por el imperialismo, como quieren hacer creer algunos falsos izquierdistas, sino a la dictadura siria que bombardea a su propio pueblo. En suma, Putin no es ni progresista ni antiimperialista. Por el contrario ejerce una semidictadura capitalista, explotadora de los trabajadores y el pueblo ruso y además subimperialista hacia lo que considera su periferia. 31
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Esclavos coreanos para construir estadios del Mundial 2018 El Mundial 2018 se hará en Rusia. Como sucedió en otros mundiales, particularmente en el último en Brasil, en Rusia la construcción de estadios es un gran negocio para grandes empresas constructoras y una jugosa fuente de coimas para los funcionarios que conceden los contratos. Pero además, las obras del mundial destaparon otro escándalo: el trabajo esclavizado de obreros de Corea del Norte. En febrero, el propio presidente Vladimir Putin organizó una fiesta de inauguración del gran estadio del Zenit Arena de San Petersburgo, que tuvo cerca de 10.000 invitados, acróbatas, cantantes y animales de circo. Sin embargo, el sitio oficial del estadio dice que las obras están terminadas en un 85 por ciento. Comenzó a construirse hace once años, No sólo aún no fue terminado, sino que además su precio final será de más del doble de su precio estimado inicial (USD 1.200 millones).Ya es el estadio más caro en la historia del futbol. Habría que agregar, con los obreros peor pagos. Los 1500 trabajadores del Zenit Arena proceden en un 80% de ex repúblicas soviéticas pobres como Tajikistán, Uzbekistán, Kirguizstán o Bielorrusia. Pero hay 110 obreros que llegaron de Corea del Norte, como parte de un multimillonario acuerdo entre Rusia y el país asiático. Los trabajadores ganan cerca de USD 8 por día, en una jornada laboral de 17 horas, y no cuentan días libres, ni con ningún tipo de derecho. Pero, además, el 90% del sueldo de los obreros coreanos es destinado al gobierno de Corea del Norte (AP). Es decir, que en realidad cobran 80 centavos de dólar al día. Ya son cuatro los obreros que fallecieron en la construcción del estadio Zenit Arena, según los registros, que datan desde agosto de 2016. Estas muertes destaparon el siniestro pacto esclavista entre Rusia y Corea del Norte que llegó hasta las Naciones Unidas (ONU). 32
Además, los trabajadores duermen hacinados en containers. Su alimentación diaria es una manzana, un huevo y un puñado de arroz. No tienen agua corriente y la mayoría están cubiertos de piojos. Una revista noruega, Josimar, destapó el escándalo, relatando que los norcoreanos no tienen días libres ni cuentan con ningún tipo de derecho laboral. Su jornada comienza a las 5 de la mañana y la finalizan a las 23 horas, de lunes a domingo. El lugar de trabajo está rodeado con alambre de púas. Los obreros norcoreanos están completamente agotados, mental y físicamente. Trabajan y viven en condiciones terribles. Saben que si se quejan sufrirán represalias, ellos y sus familias en casa. “Están sujetos a un contrato con el régimen de su nación. Las compañías de Rusia crecen gracias al gobierno norcoreano, que vende a sus trabajadores como potenciales empleados”, detalló el abogado y antropólogo ruso Andrey Yakimov, en declaraciones citadas por el diario The Sun. Se les retiene el 90% de su salario y están las 24 horas del día bajo vigilancia.
Su contrato establece que deben trabajar en el exterior diez años. Pero el pacto es más amplio que la construcción del estadio; unos 30.000 coreanos están esclavizados en Rusia, especialmente en los aserraderos de Siberia, con condiciones similares. El 90% de su salario es para el dictador norcoreano.Y nadie sabe cuánto de esa parte irá a los bolsillos de los gobernantes rusos, que a su vez los revenden a empresas privadas. El dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un, les asegura su “gratitud” a los obreros en el contrato. Hay que señalar que, aunque el caso de los coreanos es muy extremo, hay millones de migrantes extranjeros, en general de las ex repúblicas soviéticas (tártaros, kazajos, ucranianos, azerbaijanos, etc), también vietnamitas, en condiciones muy difíciles, con empleos siempre temporales y sujetos a que no les renueven la visa. E incluso hay denuncias de algunos a los que le retienen sus documentos (como es el caso de los coreanos) para tenerlos semiesclavizados. M.L.
El Zenit Arena pasó a ser el estadio más caro del mundo
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¿Hubo exceso de “estatismo”? Por Simón Rodríguez Porras
Bloques de apartamentos típicos de Moscú, construídos por el estado
La caída de la URSS y el Muro de Berlín, así como la restauración del capitalismo en China, Vietnam, Corea del Norte y Cuba, abrió un debate sobre el fracaso de las economías burocráticamente planificadas, atribuido por reformistas y estalinistas a un supuesto “exceso de estatismo”. Mientras que las principales críticas al “estatismo” encubren el abandono estratégico del socialismo, desde el marxismo revolucionario
ofrecemos otra interpretación sobre el fracaso económico estalinista. Uno de los hechos fundamentales de la revolución de octubre fue la expropiación de los medios de producción en poder de la burguesía por parte del naciente estado obrero. Liberales, posmodernos, socialdemócratas, anarquistas, autonomistas, consejistas, estalinistas y todo tipo de reformistas han aterrizado por diversas vías en la misma conclusión de que la expropiación de la burguesía y el “estatismo” resultante fue lo que determinó el fracaso de la URSS. En realidad, estas transformaciones en transición al socialismo
emprendidas audazmente por la revolución permitieron ganar la guerra civil contra los guardias blancos y las potencias invasoras y emprender la reconstrucción del país luego de ella, como observó Trotsky: “Concentrando al mismo tiempo la propiedad y los medios de producción en manos del estado, la revolución permitió aplicar nuevos métodos económicos de una enorme eficacia. Solamente gracias a la dirección fundada sobre un plan único se pudo reconstruir en poco tiempo lo que había destruido la guerra imperialista y la guerra civil, y crear nuevas empresas grandiosas, nuevas industrias, ramas enteras de industria […] En los diez últimos años (1925-1935), la industria 33
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pesada soviética ha aumentado su producción por más de diez […] En 1925, la URSS tenía el undécimo lugar en el mundo desde el punto de vista de la producción de energía eléctrica; en 1935, sólo era inferior a Alemania y a los Estados Unidos […] la revolución proletaria fue lo único que permitió a un país atrasado obtener en menos de veinte años resultados sin precedentes en la historia”1. Las críticas al “estatismo” Diversas corrientes de izquierda consideran un error la expropiación de la burguesía por parte de la revolución de octubre. Frei Betto, cura católico brasileño de la Teología de la Liberación que trabajó como asesor del gobierno cubano y del gobierno de Lula, concluyó que “la estatización de la economía no permitió la modernización de los bienes de capital, acentuando el atraso científico y tecnológico en relación a Europa occidental […] las catastróficas consecuencias de la planificación centralizada forzaron la reducción de la oferta de bienes y servicios, estimularon el éxodo de profesionales calificados y favorecieron el crecimiento de la economía subterránea”2. Nuevamente, se adjudica a la estatización y la planificación centralizada los problemas de la economía estalinista, no a los métodos burocráticos y la ausencia de controles democráticos por parte de los trabajadores. El connotado historiador Eric Hobsbawm, quien militó por cincuenta años en el PC inglés, al hacer un balance sobre la caída de 1. Trotsky, León. La revolución traicionada. 1936. Marxists.org 2. Betto, Frei. “El fracaso del socialismo alemán y los desafíos a la izquierda latinoamericana”. Revista Pasos No. 29. Mayo-Junio 1990.
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la URSS en su obra Historia del Siglo XX, plantea que lo que fracasó fue “el intento de basar una economía entera en la propiedad estatal de todos los medios de producción, con una planificación centralizada que lo abarcaba todo y sin recurrir en absoluto a los mecanismos del mercado o de los precios”. En el campo intelectual posmoderno la reacción al “estatismo”, fue soslayar la revolución y apostar a “movimientos” o “multitudes” sin perspectiva de ejercicio del poder estatal, en otros casos más bien volcar la atención a problemas “cotidianos” como ejercicio político. Por ejemplo, Antonio Negri y Michael De Hardt sostienen en “Commonwealth: el proyecto de una revolución del común” (2011) que “el socialismo y el capitalismo nunca fueron opuestos […] En última instancia el socialismo es un régimen para la promoción y la regulación del capital industrial, un régimen de disciplina del trabajo impuesto a través de instituciones gubernamentales y burocráticas […] La incapacidad de la ideología y del dominio socialista para ir más allá del paradigma industrial es un elemento importante, por ejemplo, que condujo al desplome de la Unión Soviética”.
y Hungría, y el enquistamiento de una casta burocrática, base social de la contrarrevolución estalinista que puso fin a la democracia obrera y liquidó a la dirigencia histórica de Octubre, permitieron el desarrollo de desigualdades económicas y sociales. En vez de una planificación democrática de la economía, se desarrolló una planificación burocrática plagada de distorsiones y al servicio de los privilegios de la casta gobernante. Como observaba Trotsky en La revolución traicionada, “[el estado] se ha transformado en una fuerza incontrolada que domina a las masas […] La fantasía más exaltada difícilmente concebiría un contraste más vivo que el que existe entre el esquema del estado obrero de Marx-Engels-Lenin y el Estado a cuya cabeza se haya Stalin actualmente […] Si el estado, en lugar de agonizar, se hace cada vez más despótico; si los mandatarios de la clase obrera se burocratizan, si la burocracia se erige por encima de la sociedad renovada, no se debe a razones secundarias como las supervivencias psicológicas del pasado, etc.; se debe a la inflexible necesidad de formar y de sostener a una minoría privilegiada mientras no sea posible asegurar la igualdad real”3.
El rol de la burocracia
Antiestatismo y restauración capitalista
Pese a los logros de la economía estatizada y planificada, la deformación burocrática del Estado soviético supondría un lastre decisivo para el desarrollo económico de la URSS. La estatización solo podía ser un modo de socialización de los medios de producción en el contexto de un Estado bajo el control democrático de los trabajadores. El aislamiento de la URSS ante la derrota de la revolución en Alemania
Al igual que en China y Vietnam, regímenes sobrevivientes del estalinismo que restauraron el capitalismo alegando que avanzaban hacia un “socialismo” con peculiaridades nacionales o “de mercado”, el gobierno cubano encubrió el restablecimiento de relaciones de producción burguesas y la reintro3. Ídem.
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ducción de capitales transnacionales como una adecuación del socialismo a los nuevos tiempos. Un socialismo sin los “vicios” de un excesivo “igualitarismo” o “gratuidades indebidas”, como por ejemplo planteó Raúl Castro en 2008, al propugnar “que cada cual reciba según su trabajo, y para ello deben cumplirse las siguientes premisas insoslayables […] eliminar las gratuidades indebidas y el exceso de subsidios […] Socialismo significa justicia social e igualdad, pero igualdad de derechos, de oportunidades, no de ingresos. Igualdad no es igualitarismo”4. Como parte de este proceso, el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, realizado en 2016, se propuso redefinir el concepto mismo del socialismo. El resultado se plasmó en el documento “Conceptualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista”. En el sexto apartado, titulado “Forma de propiedad no estatal”, se lee: “la inversión extranjera directa constituye una fuente de desarrollo y vía de acceso a capitales, tecnologías, mercados y experiencia gerencial, que tributa a la solución de importantes desequilibrios estructurales y a encadenamientos productivos, en correspondencia con el desarrollo económico y social, a la vez que se garantiza el uso racional de los recursos, la salvaguarda del patrimonio de la nación y el medio ambiente”. Palabras elogiosas de las relaciones de explotación capitalistas que se pueden conseguir en cualquier manual del Banco Mundial o el FMI. Lo singular en este caso es que 4. “Discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en las conclusiones de la primera sesión ordinaria de la VII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Palacio de las Convenciones, La Habana, 11 de julio de 2008”. Diario Granma, 13 de julio de 2008. http://www.granma. cu/granmad/2008/07/13/nacional/artic06.html
Hugo Chávez impulsor de la economía mixta asociado a las multinacionales
“conceptualiza” un socialismo en el que las relaciones de producción capitalistas ocupan un lugar central. Se llega al extremo de considerar “socialista” la privatización de la gestión de una empresa, mediante concesiones. Alfonso Regalado Granda, miembro de la Comisión Permanente para la implementación y desarrollo los Lineamientos, explica que “de la propiedad socialista sobre los medios fundamentales de producción no se excluye que haya un determinado medio que transitoriamente pueda ser operado por una forma no estatal, digamos, una inversión cien por ciento extranjera para una tecnología que nosotros no tenemos”5. Como admite su colega Miguel Limia David en la misma entrevista, “la conceptualización propone otra visión del socialismo distinta a la tradicional”. Para decirlo más claramente, se trata del abandono del socialismo manteniendo 5. Elizalde, Rosa Miriam. “A debate la Conceptualización del modelo cubano: ¿A cuál socialismo aspiramos?”, 26 de junio de 2016, Cubadebate.
una fraseología hueca para encubrir la restauración del capitalismo. Esta es la instrumentación concreta de la “desestatización del socialismo” de la que tanto hablan reformistas y estalinistas. Economía mixta chavista y capitalismo andino Los nuevos reformismos, gobiernos como el de Chávez en Venezuela que nunca fueron más allá de algunas compras estatales de empresas, beben de esta misma ideología. Se trata de gobiernos autoproclamados “socialistas” en la primera década de este siglo han administrado en Latinoamérica unos capitalismos semicoloniales, penetrados y saqueados por el capital transnacional, mientras dicen evadir los errores del bolchevismo. Chávez se proclamó socialista en el sexto año de su gobierno, llevó a cabo programas de asistencia social que denominó “Misiones” y realizó la compra estatal a precio 35
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de mercado de la principal empresa de telecomunicaciones, un banco, la siderúrgica, varias empresas cementeras y agroindustriales, entre otras. En la industria petrolera estableció un sistema de empresas mixtas con capitales transnacionales como socios. Al igual que la burocracia cubana, Chávez consideraba que el socialismo podría incluir la propiedad privada de los medios de producción. En su programa “Aló Presidente” del 20 de marzo de 2005, Chávez aseguró que “el socialismo, como lo vemos en China, no tiene por qué erradicar la propiedad privada, no. Siempre y cuando la propiedad privada y los productores privados trabajen en función del interés social”. En otras palabras, el manoseado discurso de la responsabilidad social empresarial transformado en la base fundacional de un falso socialismo del siglo XXI. La descripción del intelectual y vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, de su proyecto denominado “capitalismo andinoamazónico”, es quien mejor combina las preocupaciones posmodernas acerca de la “subsunción industrial” y la contradicción entre “lo moderno” y “lo comunitario”, por un lado, y por otro el esquema estalinista de la “revolución por etapas”, que antepone un largo período de desarrollo capitalista a la posibilidad de una revolución socialista. Para García Linera, la función de la izquierda en el poder en Bolivia consistiría en transferir renta “al ámbito comunitario para potenciar formas de autoorganización y de desarrollo mercantil propiamente andino y amazónico […] Hoy pensamos que, al menos, podemos idear un modelo para que lo comunitario deje de estar subsumido de manera brutal a la economía industrial, evitando que lo moderno exprima y quite todas sus energías a lo comunitario, potenciando su desarrollo autónomo 36
[...] Actualmente hay dos razones que no permiten visualizar la posibilidad de un régimen socialista en nuestro país. Por un lado existe un proletariado minoritario demográficamente e inexistente políticamente; y no se construye socialismo sin proletariado. Segundo: el potencial comunitarista agrario y urbano está muy debilitado […] El capitalismo andino-amazónico es la manera que, creo, se adapta más a nuestra realidad para mejorar las posibilidades de las fuerzas de emancipación obrera y comunitaria a mediano plazo”6. Al cabo de una década de gobierno del MAS en Bolivia, no hubo un desarrollo “comunitario” significativo sino la continuidad del saqueo de las transnacionales de los hidrocarburos en ese país. En Venezuela, donde el discurso oficial planteaba que el cooperativismo era uno de los pilares de su “socialismo”, ese sector representa menos del 1% de la economía luego de largos años dilapidando recursos subsidiándolo. El estrepitoso fracaso económico y social del chavismo, al cabo de la mayor bonanza petrolera mundial en treinta años, demuestra los estrechos límites para el nacionalismo-burgués en un país semicolonial en la economía capitalista mundial actual. Reforma o revolución Como hemos visto, la discusión que subyace a los debates sobre el balance de la economía burocratizada de los países gobernados por el estalinismo, es la vieja confrontación entre perspectivas reformistas, que critican o reniegan de la expropiación de la burguesía, y la perspectiva revolucionaria que concibe la estatización de los medios de producción como un paso necesario en la transición al socialismo, en el marco de una economía 6. García Linera, Álvaro. El capitalismo andino-amazónico, Rebelión.org, 9 de enero de 2006.
planificada democráticamente y un Estado bajo la dirección y el control democrático de los trabajadores y los sectores populares. Las posturas contrarias a la expropiación de los medios de producción encubren tanto las estrategias de “revolución por etapas” y desarrollo de “capitalismos nacionales”, propias del chavismo y su “socialismo del siglo XXI”, como la restauración del capitalismo en los países que siguen bajo el yugo de regímenes de partido único estalinista. No son excepción en esta tendencia de adaptación al capitalismo quienes promueven una economía privada bajo la forma de asociaciones cooperativas. Como advertía Rosa Luxemburgo en su libro Reforma o revolución de 1899, “la supuesta reforma de la sociedad mediante cooperativas deja de ser una ofensiva contra la producción capitalista. Esto es, deja de ser un ataque directo a las bases fundamentales de la economía capitalista”. No se puede cambiar superar el capitalismo sin abolir sus mecanismos de explotación. Si realmente se quiere erradicar las taras de un aberrante sistema económico mundial que condena a millones al hambre y la enfermedad, donde la explotación es tan intensa que ocho capitalistas tienen más riqueza que la mitad de la humanidad7 , lo decisivo es que la planificación de la economía pase a estar bajo el control democrático de la sociedad. Y el primer paso en esa dirección es el que tomaron los revolucionarios rusos en 1917 al emprender la expropiación de los medios de producción. 7. Los 8 millonarios que tienen más dinero que la mitad de la población del mundo”, BBC Mundo, 16 de enero de 2017. “Las ocho personas más ricas del mundo, todos hombres, acumulan en sus carteras más riqueza que la mitad de la población del mundo más pobre, unos 3.600 millones de personas. Así lo muestra un nuevo informe de la organización contra la desigualdad Oxfam, el cual afirma que la brecha entre ricos y pobres es “más grande de lo que se temía”.http://www.bbc.com/mundo/ noticias-38632955
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La vigencia de las enseñanzas de octubre Por Mercedes Petit
Enero 2011. La revolución tunecina es una de las grandes revoluciones de este siglo
Pasados 100 años puede surgir la duda sobre si siguen vigente sus enseñanzas. Son muchas las voces que desde la propia izquierda responden negativamente a esta pregunta. O que la recuerdan con nostalgia, solo como una vieja y querida utopía. Es un debate que ya lleva mucho tiempo, pero se actualizó desde la caída del muro de Berlín. Nuestra corriente responde positivamente. Sabemos, por supuesto, que nada se repite igual. Vigencia no significa ni copia ni esquema dogmático. Y mucho menos defender un “modelo” falso impuesto por los burócratas comunistas que llevaron al fracaso a la URSS. Las “enseñanzas de octubre” se pueden resumir en que bajo el capitalismo no hay progreso para los
trabajadores y los pueblos, y que la única salida es que estos gobiernen, para avanzar en el socialismo con democracia obrera en cada país y el mundo, derrotando a los patrones y al imperialismo. Y derrotando también a los modernos “menches” y “socialrevolucionarios”, los actuales dirigentes neoreformistas que conciliando con ellos han sido sus grandes salvadores. Se trata del desafío de retomar el camino iniciado hace 100 años por las masas rusas con aquellos bolcheviques y aquellos soviets democráticos. El capitalismo es más miseria y devastación planetaria La carnicería de la primera guerra mundial fue el síntoma de que el
capitalismo imperialista era un cáncer incurable, un flagelo para toda la humanidad. El triunfo de 1917 abrió la nueva época de la revolución socialista mundial. Aunque no se extendió, aunque se burocratizó, aquella experiencia mostró en sus pocos años que podía existir un “mundo nuevo”, una alternativa posible a la barbarie capitalista. Desde entonces siguió habiendo todo tipo de revoluciones. Algunas fueron derrotadas, y las que triunfaron se frenaron por el camino, se frustraron, pero en todas ellas las masas siguieron y siguen enfrentando a la miseria y barbarie capitalistas. En la actualidad son abrumadores los datos y las informaciones sobre las calamidades que se viven en todo el mundo y fogonean las luchas. 37
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Un tercio de la población del planeta está en la pobreza. Y la desigualdad sigue creciendo año a año en lo que va del siglo XXI. Un puñado de menos de cien megamillonarios tiene la misma cantidad de dinero que la mitad más pobre de la humanidad. El calentamiento global sigue afectando cambios climáticos que provocan inundaciones y situaciones extremas de frío o de calor que golpean sin piedad a los sectores más desprotegidos, mientras los gobiernos capitalistas siguen agravando esa situación. Casi la mitad de la población mundial, según datos de la OMS, están expuestas a enfermar de paludismo. En 2015 murieron casi medio millón de los que enfermaron. En 2014 hubo un millón y medio de muertos de tuberculosis (enfermedad que había casi desaparecido). Hay 663 millones de personas que no tienen acceso al agua potable Así podríamos seguir, con los datos de desempleo y falta de perspectivas para millones, no solo en los países más pobres, sino en las potencias imperialistas como Estados Unidos o Francia, fundamentalmente para los jóvenes, que no encuentran un futuro. Avanzar hacia nuevos “octubres” En muchos aspectos los debates que se desarrollan hoy dentro de la izquierda y los luchadores revolucionarios tienen aspectos semejantes a lo que hemos recordado en las páginas anteriores. Ya nos hemos referido a las políticas equivocadas de chavistas, castristas, Syriza, etc. cuando recordábamos la pelea de Lenin por reorientar al partido bolchevique hacia la ruptura con los conciliadores y la burguesía y hacia la toma del poder (páginas 6 a 10). Para avanzar en el mismo debate, podemos tomar la 38
experiencia de la “primavera árabe” iniciada en el 2011 en el norte de Africa. Triunfaron grandes revoluciones en Túnez, Egipto, Libia, donde los trabajadores y los sectores populares tiraron abajo dictaduras de décadas, como la de Mubarak. Salvando las distancias, las podemos comparar con la caída del zarismo en febrero de 1917. Peleaban por libertad, trabajo, salarios, educación, salud, esas necesidades elementales que no tienen ni pueden tener las masas bajo el capitalismo. Pero confiaron en partidos y dirigentes conciliadores y reformistas que dieron su apoyo a gobiernos burgueses. En el caso de la revolución tunecina, en donde existe una izquierda fuerte y un movimiento obrero organizado, sectores como el PCOT (partido comunista obrero de Túnez, que proviene del maoísmo) apostaron a una versión de la revolución por etapas, coincidiendo con los mencheviques rusos que ya comentamos, considerando que la revolución árabe es “solo democrática” . Con esa concepción conformaron el Frente Popular, una alianza de centroizquierda que se quedó en el parlamentarismo y no desarrolló los comités de defensa de la revolución que habían surgido. Tampoco apoyo ni apoya las huelgas ni las reiteradas rebeliones populares que se dan en Túnez desde el 2011, para desarrollarlas hacia el camino revolucionario de ruptura con la burguesía y pasar a un cambio socialista. En Egipto sectores de la izquierda y de la juventud revolucionaria directamente confiaron en una conducción burguesa y apoyaron a los militares “laicos” contra el mal gobierno de la burguesía islámica de los Hermanos Musulmanes, haciendo una falsa opción. Las movilizaciones revolucionarias se fueron desgastando y se produjo una nueva
frustración. No se lograron mejoras sustanciales en las condiciones de vida, y peor aún, se comenzó a retroceder en las libertades conquistadas, con un golpe dictatorial. Es una alternativa de hierro. Octubre de 1917 demuestra que hay que seguir avanzando en la lucha revolucionaria, para orientar a las masas a la toma del poder y el socialismo, aplicando las medidas de expropiación y planificación de la economía que comiencen realmente a redistribuir la riqueza, a atacar la desigualdad y la miseria. Los neoreformistas se niegan a avanzar, concilian con la burguesía y engañan a las masas, y así inexorablemente se retrocede, como ocurrió desgraciadamente en las revoluciones árabes y tantas otras. Por ausencia de direcciones revolucionarias, allí se mantienen o incluso se agravan los desastres provocados por el capitalismo. Y no se avanza, como lo definía Nahuel Moreno (ver página 12), hacia revoluciones socialistas conscientes. Esta es la vigencia de “octubre”. La gran enseñanza dejada hace un siglo en 1917 por las masas y los revolucionarios rusos es que hay que dejar atrás los “febreros”, para avanzar hacia los nuevos octubres. No es fácil, no se ha vuelto a repetir en un siglo, pero sigue siendo el único camino. Aquel triunfo y las posteriores frustraciones o incluso derrotas dan un mensaje contundente. Es imprescindible avanzar en las luchas y en la construcción de las nuevas direcciones y partidos revolucionarios. Retomar la tarea que quedó inconclusa cuando la burocracia estalinista desplazó a Trotsky y a los bolcheviques leninistas de la conducción de la URSS y de la Tercera Internacional. Ese será el más útil homenaje a los 100 años de la revolución rusa. M.P.
Soviet de Petrogrado de los diputados de los trabajadores y de los soldados, palacio de Tauride, Rusia, 1917.
¿Por qué no hubo una nueva revolución de octubre? Por Miguel Sorans
Han pasado 100 años y no se ha repetido un triunfo similar. ¿Cuál es la causa? ¿No va más la lucha por el poder obrero y popular? ¿Es utópico luchar por gobiernos de los trabajadores y el socialismo? El problema no es la falta de revoluciones ni de luchas. Sino la subsistencia de los aparatos reformistas y la no superación aún de la crisis de dirección revolucionaria.
Indudablemente este es el debate crucial en la izquierda mundial y fuera de ella. Y se ha agudizado desde los 90, luego de la caída del Muro de Berlín y la disolución de la ex URRS. Justamente el imperialismo y sus voceros usaron la caída del falso socialismo del aparato estalinista para poner un signo igual con el “fin del socialismo” y el triunfo del capitalismo. La confusión creada en la conciencia de millones favoreció el discurso de las direcciones de
izquierda reformista mundial para levantar diversas consignas como la “lucha por lo posible”. Sin embargo, no habrá progreso ni cambios de fondo para los trabajadores y los sectores populares sin triunfos de nuevas revoluciones socialistas. ¿Utopía o necesidad histórica? Tanto desde los políticos patronales como desde la izquierda reformista tradicional o los neoreformistas enrolados en corrientes chavistas,“nacionales y populares” o las variantes europeas de “nueva izquierda” como Podemos, nos acusan de “utópicos”, de defender “cosas antiguas” o de “ultrasectarios”. Y que ha llegado la hora de la “renovación” de los programas y de la izquierda y sus políticas. De allí el mensaje de “lo posible” y de cambiar o actualizar las consignas. La experiencia ha demostrado que todos los proyectos “renovadores” y “realistas” del marxismo y la izquierda han terminado en
un rotundo fracaso para los trabajadores, la juventud, las mujeres y las masas empobrecidas. Veamos dónde quedaron el “Socialismo del Siglo XXI” del chavismo, el modelo social de Lula-Dilma-PT en Brasil o el de Syriza en Grecia. Prometiendo “lo posible” y “realista” terminaron todos pactando con las multinacionales, pagando deudas fraudulentas y hambreando a sus pueblos con ajustes y recortes sociales. La única salida “realista” para lograr un cambio real en la vida de las masas es que triunfe una revolución socialista y que asuma un gobierno de los trabajadores con democracia obrera y popular. Nunca hemos dicho que sea fácil pero es el único cambio de fondo como lo ha demostrado la experiencia histórica. Solo las medidas socialistas, la expropiación de la burguesía y las multinacionales y la planificación de la propiedad estatal de la economía desde un nuevo estado gobernado por los trabajadores, podrán traer 39
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conquistas sociales cualitativas. Hasta una planificación socialista burocrática y nacional se demostró superior al capitalismo, como se vivió, por ejemplo, en los primeros años de las revoluciones de Cuba o China. Hubo revoluciones triunfantes pero no se repitió una nueva revolución de “octubre” Desde hace 100 años se ha demostrado que no hay posibilidad de cambios de fondo por la vía reformista. Solo las revoluciones sociales han provocado cambios. Durante el siglo XX y lo que corre del siglo XXI ha habido grandes revoluciones, muchas triunfantes, que derribaron dictaduras genocidas o liberaron a pueblos de su situación colonial. Pero ninguna de esas revoluciones llegó a ser una nueva revolución socialista como la de 1917. La experiencia de la revolución rusa sigue siendo una excepción. La revolución rusa se caracterizó por dos cosas: 1) que surgieron organizaciones revolucionarias de poder obrero y de masas como los soviets y, 2) la más importante: la existencia de un partido revolucionario, como el bolchevique de Lenin, de influencia tal que pudo dirigir la movilización de masas para tomar el poder e iniciar los cambios socialistas con democracia para los obreros y los campesinos. Sin estas dos condiciones y, en especial, sin un partido revolucionario que dirija a las masas, no hay nueva revolución de octubre. Y, lamentablemente, esto es lo que no volvió a repetirse. No es que faltaron revoluciones en estos 100 años. Hubo muchas revoluciones, triunfantes y derrotadas. Pero ninguna tuvo a su frente a un partido como el de Lenin y Trotsky. Todas ellas fueron encabezadas por 40
En abril de 1974 triunfó en Portugal la llamada “revolución de los claveles” que terminó con una dictadura de 50 años. Fue clave la unidad de los trabajadores con los soldados
partidos y direcciones reformistas, burocráticas y traidoras de la revolución socialista. Incluso triunfaron dos grandes revoluciones como la china (1949) y la cubana (1959) que llegaron expropiar a la burguesía y rompieron con el imperialismo, pero no tuvieron el protagonismo de las organizaciones obreras y fueron encabezadas por direcciones burocráticas como la del PC chino o el castrismo. Esto llevó a que surgieran “estados obreros” burocráticos, donde sus dirigentes congelaron la revolución y terminaron pactando con el imperialismo culminando con la restauración del capitalismo. La clave para que no se repitiera un nuevo “octubre” no fue la falta de heroísmo y de capacidad de acción de las masas sino la falta de una dirección revolucionaria. El triunfo del estalinismo fue una catástrofe En todos los procesos revolucionarios citados y en tantas otras revoluciones que hubo en estos 100 años, faltó una alternativa revolucionaria del peso y las características de lo que fue el partido bolchevique de Lenin en 1917.
Trotsky que decía que la “crisis de la humanidad es la crisis de la dirección revolucionaria”. La fundación del IV Internacional en 1938, por Trotsky, tuvo el objetivo de preservar el marxismo revolucionario, su programa y por esa vía reconstruir partidos revolucionarios que enfrentaran a los aparatos contrarrevolucionarios socialdemócratas y estalinistas. ¿Por qué no se logra aún superar esa crisis de dirección? ¿Porque no surgieron fuertes partidos revolucionarios con influencias de masas al estilo del partido bolchevique? La causa central de todo esto tiene una explicación que no podemos cansarnos de repetirla: el estalinismo triunfó por sobre los revolucionarios desde mediados de la década del 20 del siglo pasado y todo eso significó una catástrofe para el movimiento obrero mundial. Ese triunfo de Stalin, que perduró después de la segunda guerra mundial, provocó un inmenso retroceso en la conciencia de millones que, de diversas formas, llega a nuestros días. Moreno lo calificó de “la sífilis del movimiento obrero”. El estalinismo distorsionó todo el marxismo y las enseñanzas de la revolución de oc-
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La claudicación del trotskismo revisionista
La revolución de Bolivia del 52 pudo ser un nuevo octubre En 1952 se perdió en Bolivia la gran oportunidad de repetir un segundo octubre, que puedo haber cambiado mucho la historia del movimiento obrero y de la izquierda mundial.Al punto tal que el trotskismo y la Cuarta Internacional se pudieron haber convertido en una corriente de masas y ser alternativa revolucionaria ante el estalinismo. Se hubiera podido iniciar la superación de la crisis de dirección mundial. La responsabilidad de que eso no ocurriera se debió al rol nefasto y capitulador de la dirección de la Cuarta en manos de Michel Pablo y Ernest Mandel. El POR (Partido Obrero Revolucionario) boliviano, sección de la internacional, llevado de la mano de Michel Pablo, cometió una de las traiciones más tremendas contra una revolución obrera. En abril de 1952 se desató una insurrección obrera que terminó destruyendo al ejército burgués. El protagonismo lo tuvieron los mineros y la clase obrera boliviana que había sido formada en el trotskismo. Ya en noviembre de 1946 la Federación de Trabajadores Mineros votó las famosas Tesis de Pulacayo que levantan la lucha por el socialismo y un gobierno de los trabajadores. En abril de 1952, los mineros llegaron a La Paz armados con dinamita, asaltaron el arsenal central y luego la base aérea, consiguieron armas y resistieron el bombardeo de la ciudad por el ejército. Un sector de la policía se plegó a la insurrección. A los tres días, el ejército se había desmoronado ante el poder de las milicias armadas, obreras y campesinas que dominaban La Paz, Oruro y el país. Los trabajadores tenían las armas, fuertes sindicatos, fundan la COB (Central Obrera Boliviana) y decidían sobre el abastecimiento de alimentos
La base de la revolución fueron las milicias obreras
y el transporte. El principal dirigente de la COB era Juan Lechín, que compartía la dirección con el POR (Partido Obrero Revolucionario). Estaban dadas todas las condiciones para que la COB asumiera formalmente el poder. Pero su dirección convocó a Víctor Paz Estenssoro, del MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario), que volvió del exilio el 14 de abril, a quien le regalaron la presidencia. La corriente de Moreno había propuesto que la consigna fuera “¡Todo el poder a la COB!” Se considera a la de Bolivia como una de las revoluciones más perfecta desde la revolución rusa. Se destruyó al ejército burgués, se constituyeron milicias obreras y campesinas como único poder real en el país, y se organizó la Central Obrera Boliviana para centralizar al movimiento obrero y a las milicias. La burocracia que dirigía la COB entregó el poder -que estaba en sus manos- al partido nacionalista burgués, al MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario). El trotskismo boliviano era una potencia, tenía gran influencia en el movimiento obrero y de masas, había participado como codirección en
la insurrección obrera y popular que había destruido al ejército. El Secretariado Internacional (SI) de la Cuarta, dirigido por Pablo, dio la línea traidora de apoyar críticamente al gobierno burgués. El principio revisionista era siempre el mismo: el MNR, presionado por el movimiento de masas, iba a verse obligado a hacer una revolución socialista. La conquista de todo el poder por la COB y una revolución socialista en Bolivia hubiera desatado una revolución latinoamericana. Todo se daba antes del triunfo de la revolución cubana. Le hubiera dado un carácter obrero a la revolución continental y encabezada por el trotskismo desde Bolivia. O sea era un nuevo octubre. La crisis del trotskismo boliviano, la crisis del movimiento trotskista, la fortaleza posterior del estalinismo en Bolivia y de todos los movimientos nacionalistas pequeñoburgueses en América latina, arrancaron de esa política criminal de colaboración de clases que el revisionismo de Pablo-Mandel obligaron a practicar en Bolivia. M.S. 41
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tubre. Cambio y distorsionó hasta las palabras. La palabra revolución pasó ser “revolución por etapas”, es decir, conciliación y pactos con sectores burgueses “progresistas”. El partido pasó ser “partido único” burocrático que podría expulsar a todos aquellos que se opusieran a la “disciplina comunista”. Socialismo pasó a ser una sociedad controlada dictatorialmente por una casta burocrática llena de privilegios por sobre la mayoría de sus pueblos. El drama se amplió cuando luego de la segunda guerra mundial el estalinismo se fortaleció y se hizo de masas en el mundo. Millones creyeron en la figura de Stalin. La derrota del nazismo y la entrada del Ejército Rojo a Berlín en 1945 hicieron que millones atribuyeran eso a las virtudes “socialistas” de Stalin y del Partido Comunista de la URSS. Trotsky apostaba a que la caída del nazismo en manos de los trabajadores y el pueblo soviético terminaría con la burocracia estalinista. Haciendo un paralelo con lo ocurrido con la socialdemocracia luego de la primer guerra. Pero no fue así. Por el contrario, Stalin y la burocracia de la URSS capitalizaron el inmenso triunfo que significó la derrota de Hitler. Los partidos comunistas se hicieron de masas, en especial en Europa. Por esa vía entregaron la revolución en Francia, Italia, Grecia y pactaron la reconstrucción del capitalismo imperialista en Europa en la posguerra. Esta confianza en los aparatos estalinistas significó un extraordinario retroceso en la conciencia de las masas. Millones creyeron que Stalin era un revolucionario, cuando en realidad era un traidor, verdugo de la revolución. Millones de trabajadores salieron a las calles de Paris o de Roma con carteles de Stalin. Los trabajadores franceses siguieron la consigna del PC francés de “producir primero” 42
China 1950. Millones en el mundo creyeron en la figura de Stalin
para frenar la oleada de huelgas y liquidar la movilización revolucionaria del movimiento obrero francés, que estaba armado y podría haber tomado el poder, así como el italiano. El PC italiano llegó a tener 9 millones de afiliados, siendo el partido comunista más grande fuera de la URSS y China. Millones de obreros comunistas italianos confiaban en la línea de cogobernar con la democracia cristiana y reconstruir la Italia burguesa. El estalinismo o el comunismo de Moscú, se transformó en un movimiento de masas. Gran parte de la intelectualidad y los artistas progresistas se hicieron simpatizantes de Stalin y los PC. Hasta Diego Rivera y Frida Khalo, que habían simpatizado con el trotskismo, se pasaron al estalinismo. Otro tremendo triunfo de Stalin y sus aparatos es que borraron a Trotsky de la historia de los primeros años de la URSS, lo convirtieron en un “contrarrevolucionario” y lo asesinaron en 1940. Millones de militantes comunistas se educaron en la convicción de que los trotskistas eran divisionistas agentes del enemigo. Luego de la muerte de Stalin en 1953, la “desestalinización” que encabezó desde 1956 Nikita Kruschev solo fue una lavada de cara ante la crisis que tenía ya el aparato estalinista y la figura de Stalin, mani-
festado en el levantamiento obrero en Berlín del 53. Pero las políticas de la “coexistencia pacífica” con el imperialismo, la revolución por etapas y la distorsión del marxismo continuaron. Tal fue la presión del estalinismo y la confusión que creó, que hasta sectores del trotskismo capitularon. La Cuarta Internacional era muy débil, con unos miles de militantes en distintos países. Su dirección, encabezada por el “pablismo”, nombre que se le dio a la corriente que encabezaban Michel Pablo y Ernest Mandel, entre otros, analizó a comienzo de los años cincuenta que se venía la tercera guerra mundial y que los partidos comunistas, obligados a defender a la URSS, se harían revolucionarios, Y decidieron que los trotskistas hicieran entrismo en ellos. Esto duró veinte años. Esta capitulación al estalinismo provocó que por muchos años el trotskismo desapareciera de Europa. Recién en 1968, con el Mayo Francés, los mandelistas rompieron con el PC y fundaron la Liga Revolucionaria Comunista (LCR). Este sector mandelista, oportunista y revisionista, cedió a las grandes presiones de los poderosos partidos comunistas y de los movimientos nacionalistas burgueses. Por eso el trotskismo perdió
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la gran oportunidad de la revolución boliviana de 1952, que pudo haber sido un nuevo octubre y hubiera significado un cambio cualitativo para la reconstrucción de la Cuarta Internacional y en especial en un continente de revoluciones como Latinoamérica (ver recuadro). El revisionismo en nuestras filas fue un factor muy destructivo. El impacto de las revoluciones china y cubana y el factor de la guerrilla aisló más a los revolucionarios Los triunfos de las revoluciones de China y Cuba, con sus líderes Mao y Fidel Castro, impactaron sobre las masas e hicieron que miles de elementos de vanguardia en el mundo se hicieron maoístas, castristas y guerrilleristas. Esos movimientos canalizaron en los años 60-70 la crisis de desprestigio del aparato de Moscú. La dirección de Mao en China, aunque eran estalinistas declarados, rompió con Moscú a comienzos de los sesenta. Aparecían como los que querían impulsar la revolución internacional vía la “guerra popular prolongada”. Con el tiempo fue quedando más claro que la dirección maoísta, por ser estalinista, también aconsejaba la unidad con “burgueses nacionales” como, por ejemplo, el peronismo en Argentina. Y traicionaba la revolución de Indonesia, en 1965, por su pacto con el burgués Sukarno. En Latinoamérica el impacto de Cuba fue absoluto. Los comandantes guerrilleros no eran los “secretarios generales” del aparato del Kremlin, sino gente que se jugaba la vida por una revolución. De esa forma se puede decir que la guerrilla maoísta y cubana amortiguaron o canalizaron la crisis de la burocracia soviética y sus partidos comunistas satélites. El trotskismo volvió a quedar aislado.
Cuba 1959. Fidel Castro y la revolución cubana acapararon el apoyo de miles
Maoísmo y castrismo opusieron, en una primera etapa, el método guerrillero al desarrollo de la movilización obrera y popular y a la formación de partido obreros con un programa revolucionario. La dirección cubana, salvo el Che Guevara, capituló rápidamente a la burocracia de Moscú y pasaron a acompañar sus políticas de “coexistencia pacífica” con el imperialismo. Fidel Castro dejó de apoyar revoluciones y pactó con los gobiernos burgueses regionales. Pero lo hacía desde su autoridad de “comandante” de una revolución. Incentivando la confusión en miles y miles de luchadores. Así cuando se dio la revolución nicaragüense de 1979 aconsejó a los sandinistas que “no hicieran una nueva Cuba”. Un gran traición, que los trotskistas morenistas denunciamos, pero no fue vista así por miles y miles de luchadores que siguieron confiando ciegamente en Fidel. Nahuel Moreno señalaba esta relación entre atraso de la conciencia de las masas y la existencia los aparatos contrarrevolucionarios: “Casi todas las revoluciones surgen cuando sus profundas necesidades objetivas se tornan para el movimiento de masas en una situación intolerable. Pero en relación a esta situación objetiva que lleva a la revolución, su nivel de conciencia [...] sigue siendo atrasado. A pesar de este atraso, las revolucio-
nes se producen. […] El bajo nivel de conciencia que tiene este movimiento obrero aun durante la revolución, permite a los aparatos contrarrevolucionarios y a las corrientes pequeñoburguesas (reformistas por su programa y concepción) empalmar con él y dirigirlo durante una etapa” (Tesis XV, Actualización del Programa de Transición). En este marco, pese a las grandes revoluciones del siglo XX, la crisis de los aparatos no terminó de estallar y no pudo ser superada la crisis de dirección revolucionaria. Causas de una crisis que se prolonga después de la caída del Muro de Berlín Finalmente en 1989 se cumplieron los pronósticos de Trotsky, seguidos luego de la segunda guerra por Nahuel Moreno, de que el aparato contrarrevolucionario con cabeza en Moscú iba a estallar en una tremenda crisis y que podría tumbarse con la movilización. La caída del Muro de Berlín simbolizó la caída del régimen dictatorial comunista de Alemania Oriental, fruto de una movilización revolucionaria. Luego siguieron la insurrección rumana contra Ceasescau y finalmente la disolución de la ex URSS, en 1991, en medio de grandes movilizaciones. La destrucción del aparato estalinista 43
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por la movilización fue un triunfo enorme de las masas. Pero fue un triunfo con muchas contradicciones que no permitió aún superar la crisis de dirección revolucionaria. La primera de ellas es que esas movilizaciones, sin dirección revolucionaria, no pudieron cortar el proceso de restauración capitalista en curso. Volver al capitalismo significó una contrarrevolución social. Setenta años de represión hicieron que no pudiera desarrollarse la formación en esos países de un partido revolucionario trotskista que pudiera tomar la dirección del proceso. Se generó un vacío político enorme que fue rápidamente ocupado por fuerzas restauracionistas burguesas como los Yeltsin y luego Putin. Se abrió un período de grandes confusiones en la conciencia de las masas en el mundo. Penetró la campaña imperialista de que había “fracasado el socialismo” y que ya se había terminado la lucha por esa “utopía”. La caída del aparato estalinista no podía dar automáticamente una nueva dirección revolucionaria. En el siglo XXI hay que constatar que existe una prolongación inesperada de la crisis de dirección revolucionaria. No se dieron los pronósticos de nuestra corriente morenista de que el triunfo de una revolución política en el ex URRS y la caída revolucionaria del aparato contrarrevolucionario estalinista podría dar paso al surgimiento de corrientes de izquierda revolucionaria o centristas revolucionarias que alimentaran la construcción de nuevos partidos revolucionarios. Esas corrientes de izquierda revolucionaria, por ahora, no se han dado. Esto es un hecho. Pero el aspecto positivo de la caída del aparato estalinista está dado en que abrió un proceso de revolución política mundial. Un proceso 44
La caída del muro de Berlín derrotó a la burocracia, pero trajo nuevas confusiones en la conciencia
de rebelión de las bases contra sus dirigentes políticos o sindicales. Este es un fenómeno mundial actual. Y se da en casi todos los países de diversas formas. Se manifiesta un descreimiento generalizado en los viejos partidos tradicionales burgueses, se rompen los bipartidismos, se crean situaciones de inestabilidad política, crece el voto castigo, la abstención y, en lo más positivo, crecen las huelgas y movilizaciones populares contra los gobiernos que aplican los ajustes y recortes sociales. Este proceso es el que alimenta la pelea por lograr superar la crisis de dirección revolucionaria. En ese proceso de cambios se volvieron reciclar corrientes neoreformistas que lograron canalizar circunstancialmente esas rupturas. Se autopostularon, de hecho, como los continuadores con “críticas”, del aparato soviético pero con formas aggiornadas como el “Socialismo del Siglo XXI” o la “Revolución bolivariana”. Chávez siempre citaba a Lenin y a veces, hasta a Trotsky. Así surgieron el chavismo, estrechamente ligados a la dirección cubana, Evo Morales, en Bolivia, Lula y el PT en Brasil, o variantes similares en Europa como Syriza o Podemos. Es un neoreformismo o neoestalinismo que sostienen las mismas concep-
ciones contrarrevolucionarias de los mencheviques en 1917, de conciliación y pacto con las burguesías, la revolución por etapas, sus políticas antiobreras y que ya han empezando a entrar en crisis. Pero vuelve a crear nuevas confusiones ensuciando el socialismo. Miles y miles empiezan a preguntarse si estos no son “otros fracasos del socialismo”. Estos nuevos aparatos neoreformistas en el gobierno han entrado en su crisis final: con mayores o menores confusiones, las masas y su vanguardia harán su experiencia. Es parte del proceso general de revolución política antiburocrática, de rebelión desde abajo. La lucha por construir nuevos partidos revolucionarios es el desafío del siglo XXI Seguimos viendo en los hechos la necesidad de los nuevos octubres y por lo tanto, planteamos la tarea estratégica de construir partidos revolucionarios, bajo el modelo de los bolcheviques, y desde una perspectiva internacionalista. La misma visión que nos legaron Lenin y Trotsky. En ese sentido seguimos en el camino de reconstruir la Cuarta, buscando la unidad con otras fuerzas revolucionarias. No es un imperativo moral. Tampoco somos una iglesia.
Revolución Rusa
Seguimos viendo que no hay otra alternativa para las masas explotadas. Se tarde más o menos tiempo. Pero la lucha es la misma. Por eso seguimos combatiendo a todos aquellos que ceden a la confusión en la conciencia y a las presiones de las modas de “lo posible”. O del estilo del Sub comandante Marcos de poner todo en duda y “caminar preguntando”. O de tentarse por construir partidos o movimientos amplios “anticapitalistas”, por internet, con programas lavados y sin palabras como “expropiación”, “estatización”, “partido burgueses”, “centralismo democrático” o “gobierno de trabajadores”. Para reemplazarlas por “economía mixta”, la “propiedad social”, “la casta política”, “construir poder popular desde abajo” o “gobiernos populares en disputa”. Por eso venimos combatiendo las nuevas variantes reformistas como el falso “Socialismo del Siglo XXI” o los nuevos engaños de variantes de “nueva izquierda” como Syriza o Podemos. La tarea sigue siendo luchar por superar la crisis de dirección revolucionaria en cada país y en el mundo. Eso pasa por construir partidos revolucionarios en base a un programa de lucha por el poder de los trabajadores y por el triunfo de una nueva revolución de octubre. La crisis de los aparatos políticos reformistas y burocráticos continúa. La rebelión de las bases contra los gobiernos y sus dirigentes políticos crece. Esto abrirá nuevas oportunidades para seguir peleando la dirección. Hay que estar abiertos a los nuevos fenómenos políticos y sindicales que puedan surgir a izquierda, para que los revolucionarios intervengamos, sin sectarismo y con toda audacia, para construir los partidos revolucionarios.
León Trotsky en México
La Cuarta Internacional La Cuarta Internacional se fundó en 1938 en condiciones muy difíciles, en medio de grandes derrotas y el avance de los nazis sobre Europa. Los grupos que seguían a Trotsky eran muy pequeños y perseguidos en todo el mundo. En especial en la URRS. Finalmente Stalin hizo asesinar a Trotsky en México en 1940 debilitando cualitativamente más la construcción de la nueva internacional. El trotskismo, extremadamente debilitado sin la dirección de Trotsky y con dirigentes muy jóvenes e inexpertos, empezó a reorganizarse desde posturas marginales. Sin embargo en lugares como Bolivia, el trotskismo creció y tuvo gran presencia en el movimiento obrero. Pero en la dirección de la Cuarta fue adquiriendo peso un sector revisionista que abandonaba en los hechos el programa y la razón de ser del trotskismo, e iba cediendo a las grandes presiones de los poderosos partidos comunistas y de los movimientos nacionalistas burgueses. Por eso el trotskismo perdió la gran oportunidad de la revolución boliviana. El revisionismo hizo mucho daño cayendo en posturas oportunistas y de seguidismo a las direcciones y fueron abandonando la construcción de partidos revolucionarios al estilo leninista. Otros sectores del trotskismo adoptaron posturas sectarias. Por eso la Cuarta desde los años 50-60 se dispersó en distintas alas con una mezcla de oportunismo y sectarismo. Y siguió siendo marginal. El sector que encabezó Nahuel Moreno fue uno de los pocos que se opuso al curso revisionista desde sus inicios.
Moreno impulsó la construcción de partidos trotskistas en el movimiento obrero, combatiendo tanto el revisionismo de Mandel como al sectarismo. En Argentina, el trotskismo creció mucho, primero con el PST en los 70 y luego con el MAS, en los 80, llegó transformarse en uno de los partidos trotskistas más grandes del mundo que llenaba estadios de futbol. Luego de la muerte de Moreno hubo respuestas políticas equivocadas que abrieron lugar a una crisis que frustró aquel desarrollo. Hoy Izquierda Socialista-UIT-CI, retoma esa experiencia y es un puntal del Frente de Izquierda (FIT) que agrupa a tres partidos trotskistas , que está logrando tener peso en el movimiento sindical y llegar a un millón de votos, obteniendo varios parlamentarios. Con lo cual el FIT es uno de los polos trotskista más fuertes del mundo. La UIT-CI, unificada en 2014 con organizaciones de Europa y México, busca darle continuidad a esa trayectoria de lucha de Moreno. Somos cuartitas pero no nos reivindicamos ya ser la Cuarta Internacional. Creemos en un proceso de refundación de la Cuarta. Abiertos a la unidad revolucionaria con otros sectores trotskistas o no trotskistas. Seguimos creyendo en la hipótesis de que la crisis de los viejos aparatos libere fuerzas tendencias o corrientes revolucionarias o centristas de izquierda con las cuales podamos actuar juntos y buscar confluir en un frente único revolucionario para avanzar en la tarea de construir los partidos revolucionarios. M.S. 45
Cronología Revolución Rusa
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1916 En el otoño (setiembre-octubre) la participación del zarismo en la guerra mundial inter imperialista ya era casi insostenible. Aunque la burguesía hacía enormes ganancias, percibía que se aproximaba el momento de hablar de una paz por separado. La indignación de las masas amenazaba desbordarse. En el frente crecían a ojos vistas las deserciones y la desmoralización. Los oficiales respondían con malos tratos y castigos corporales. En el interior del vasto imperio la tensión en los campos y las ciudades era cada vez más notable. Sólo el zar y la zarina bailaban y reían, aconsejados por un borracho “santo”, Rasputin. Inglaterra y Francia los presionaban para mantener y acrecentar el esfuerzo bélico. Las masas venían en ascenso desde el año anterior. Las huelgas obreras se duplicaron en relación a 1915, superando los 300.000 huelguistas en 1916, una proporción única en el mundo. El año termina en medio de la inflación vertiginiosa, la desorganización del transporte y desde octubre no paran las huelgas en Petrogrado. En el campo también se va haciendo insostenible la situación. En esos dos años el zarismo había movilizado a más de 10 millones de labriegos y confiscado dos millones de caballo. En octubre de 1916, las autoridades de la gendarmería informaban en Petrogrado que ya nadie en el campo creía en la guerra.
1917
Enero-febrero En solo estos dos primeros meses, el número de huelguistas alcanza los 575.000, con centro en Petrogrado. Proliferan núcleos de activistas en las fábricas, con creciente presencia de los obreros bolcheviques. El 8 de enero hay una batalla campal entre la policía y los trabajadores frente a la fábrica Putilov. El 16 ponen bonos de racionamiento para el pan y crece el nerviosismo. En los días siguientes se forman muchedumbres en las * Nos basamos en la mayor parte de esta mínima cronología en la obra de Trotsky Historia de la Revolución Rusa, de lectura imprescindible. Utilizamos el viejo calendario bizantino, trece días atrasado en relación al calendario utilizado en el resto del mundo. Según éste, la revolución que tiró al zar se producía en realidad en marzo, no en febrero. Y la toma del poder por los soviets se producía el 7 de noviembre.
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panaderías y tiendas de alimentos, mayoritariamente de mujeres. El 20 hay saqueos por pan. 23 al 27 de febrero Durante cinco días se fue desarrollando una insurrección, que comenzó con las obreras textiles (era el día internacional de la mujer) saliendo a la huelga en Petrogrado y convocando a los metalúrgicos, que se sumaron. Se impone el grito: ¡abajo el zar! Van creciendo los enfrentamientos, pero los regimientos y la flota se suman a los huelguistas y manifestantes, hasta que la ciudad queda en sus manos. En Moscú también se movilizan. La burguesía liberal y algunos nobles comienzan negociaciones para formar un gobierno. Marzo Nicolás II, último zar de la dinastía Romanov, renuncia a “un trono que ya no poseía”. Se forma el primer gobierno provisional, encabezado por el príncipe Lvov y por dirigentes del partido burgués kadete Miliukov y Guchkoy. Lo apoyan los partidos conciliadores mencheviques y social revolucionarios (SR). En Justicia asume Kerensky, un abogado con facilidad de palabra del insignificante grupo “trudovniki” (mezcla de liberalismo burgués y antiguo populismo “narodniki”). También se empiezan formar los soviets (concejos), retomando la experiencia de la revolución de 1905. La mayoría de las conducciones y de los delegados pertenecen a los mencheviques y SR. Los delegados bolcheviques son una ínfima minoría. Se instala un régimen de dualidad de poderes. El gobierno provisional es reconocido por Francia, Italia e Inglaterra. Se imponen amplias libertades y una amnistía general. Van regresando desde Siberia y el extranjero los numerosos deportados y exiliados. 23 de marzo Un mes después del inicio de la revolución, se realizan los funerales de los caídos en Petrogrado en la insurrección de febrero. Cientos de féretros rojos eran llevados por obreros y soldados al Campo de Marte. Del barrio de Viborg llegan cincuenta y un cuerpos. Más de 800.000 personas desfilaron ese día.
Revolución Rusa
Abril A la noche del 3 de abril llegan a la estación de Finlandia Lenin, Krupskaia y Zinoviev, luego de un largo viaje que arrancó en Suiza y pasó por Alemania y Suecia. Esa misma noche, a la madrugada del 4, Lenin expone por primera ante su partido sus “Tesis de Abril”. Allí sostiene que el gobierno provisional es burgués, que no hay que depositar ninguna confianza en él, y que el proletariado y demás sectores populares deben prepararse para la toma del poder desarrollando sus organismos democráticos, los soviets. Se publican en Pravda solo con su firma. Los kadetes, con la complicidad de los menches y los SR, comienzan la compaña contra Lenin como agente alemán. 18 de abril (1º de Mayo) Multitudinarios actos y manifestaciones en todo el país. En Petrogrado, en el Palacio Marinski, sede del gobierno provisional, los bolcheviques colgaron una banda roja que decía “¡Viva la Tercera Internacional!” Al mismo tiempo, Miliukov buscaba dar pasos hacia una nueva ofensiva en el frente. Se producen algunas movilizaciones de apoyo al gobierno, y muchas más en contra y rechazando la ofensiva, hasta el 21 de abril. Aparecen carteles diciendo “Abajo Miliukov!” y también contra el gobierno provisional. Las “jornadas de abril” culminan sin que el enfrentamiento llegue a mayores, pero en un ambiente cada vez más caldeado. 24 al 29 de abril Conferencia del bolchevismo en Petrogrado. Es la primera actividad legal y de toda Rusia. Las propuestas de las tesis de Lenin ganan la mayoría de los delegados. Mayo El 1º de mayo, la conducción del soviet aprueba ocupar seis de los quince ministerios, ampliando la coalición con la burguesía liberal, manteniendo al príncipe Lvov como primer ministro. Renuncia Miliukov. Kerensky pasa al ministerio de Guerra y de Marina. El SR Chernov (que se autodenominaba ministro campesino) ocupa Agricultura. Tseretelli, menchevique, Correos y Telégrafos. De todos modos, cada vez más las masas se inclinaban hacia responder a los soviets e ignorar al gobierno de coalición. El día 5 Trotsky y Natalia Sedova llegan a Petrogrado, luego de un largo y accidentado viaje desde Nueva York. Coincide totalmente con las propuestas de Lenin en sus tesis (que son coincidentes con los planteos de Trotsky desde 1905), y comienza las discusiones para unificar su organización (los “interdepartamentales”) con el bol-
chevismo, que se produce poco después en el congreso a fines de julio. Junio Hay cada vez más desabastecimiento y cierre de fábricas por los patrones. Kerensky prepara una ofensiva en el frente, aprobada el 3 de junio por el primer congreso de los soviets de toda Rusia para mediados del mes, que se irá postergando semana a semana. Al día siguiente, 4 de junio, por primera vez ganan los bolcheviques la mayoría en una conferencia de comités de fábrica en Petrogrado y alrededores. Allí se aprueba por aplastante mayoría una resolución que dice que solo el poder de los soviets podrá salvar al país. Crece rápidamente su influencia en los sindicatos y los soviets locales. Se convoca en Petrogrado una manifestación para el 10 de junio, que no es permitida por el gobierno y se suspende. Sin el apoyo de menches y SR, los bolcheviques, los comités de fábrica y soviets barriales impulsan la convocatoria para el 18 de junio. Es multitudinaria, y las consignas más vistas dicen: “¡Fuera los ministros capitalistas!”, “¡Abajo la ofensiva!” y “¡Todo el poder a los soviets!”, en miles y miles de banderas bolcheviques. En el barrio de Viborg un gran telón sobre la fachada de una fábrica dice: “El derecho a la vida está por encima del derecho a la propiedad privada”. Julio Ante el empeoramiento de la situación económica y en el frente, se producen las “jornadas de julio”. Manifestaciones espontáneas exigen la renuncia de los ministros burgueses y el poder para los soviets. Los bolcheviques, considerándolas prematuras, buscan evitar una dinámica insurreccional y se ponen a la cabeza. Lvov dimite de su cargo de primer ministro y es reemplazado por Kerensky. El partido bolchevique es reprimido y sus principales dirigentes acusados de “agentes alemanes”, en una feroz campaña de calumnias. Trotsky va preso y Lenin se refugia en casas de obreros en distintos barrios. La actividad de los soviets languidece, aunque se mantienen las huelgas y movilizaciones. Entre el 26 de julio y el 3 de agosto se realiza el sexto congreso de los bolcheviques. Trotsky, que estaba preso, es uno de los cuatro más votados al comité central. Agosto El 10 Lenin se traslada clandestinamente a la capital de Finlandia, Helsingfors (luego Helsinki). Ante la debilidad del gobierno de Kerensky y su incapacidad para contener la movilización obrera y popular, la burguesía y las cúpulas militares comienzan 47
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a conspirar, preparando un golpe de estado. Kornilov, el comandante en jefe del ejército (quien había sido nombrado por el propio Kerensky un mes antes) lo encabeza. Pretenden acabar con los bolcheviques y la propia revolución. Los menches y SR perciben que la contrarrevolución se dispone a barrerlos también a ellos, y se suman al rechazo al golpe. Este, a fines de agosto, es derrotado en forma fulminante, por la movilización de obreros y soldados, dirigidos fundamentalmente por los bolcheviques. Los menches y SR convocan a la “conferencia democrática” para dar alguna salida a su situación de creciente debilitamiento. El doble poder comienza a inclinarse cada vez más hacia los soviets, que se fortalecen nuevamente y con creciente influencia bolchevique. Setiembre Entre el 14 y el 22 de setiembre se realiza la conferencia democrática, que convoca al preparlamento. Los bolcheviques ya dominan por entonces los soviets de Petrogrado y Moscú y tienen una creciente influencia en el ejército. Lenin escribe “El marxismo y la insurrección” el 14-15 de setiembre, poniendo el rumbo efectivo hacia la toma del poder. El 17 deja Finlandia y se instala clandestinamente en el poblado de Viborg, a poco más de cien kilómetros al norte de Petrogado. Octubre El 7 de octubre Lenin vuelve a Petrogrado, donde sigue ocultándose en barrios obreros. El 10 la fracción bolchevique se retire del preparlamento y ese mismo día la dirección aprueba por mayoría la decisión de proceder a la insurrección armada para entregar el poder al segundo congreso de los soviets. Kamenev y Zinoviev escriben al partido el 11 una carta de rechazo. El 16 el soviet crea el comité militar revolucionario, que será la conducción efectiva de la toma del poder, bajo la dirección de Trotsky. El 18 Kamenev y Zinoviev hacen público en el periódico de los menches internacionalistas su rechazo a la decisión del partido de implementar la insurrección. 24 y 25 de octubre En vísperas de la apertura del segundo congreso de los soviets de toda Rusia, la organización militar de los bolcheviques y el comité militar del soviet de Petrogrado, dirigen la insurrección armada que destituye al gobierno provisional, con Trotsky, Sverdlov y Antónov Ovséyenko a la cabeza. Por su clara planificación, contundencia y masividad, casi no hay muertos. Culmina 48
con la toma del Palacio de Invierno y la detención de los ministros que aún estaban allí. Kerensky estaba recorriendo el frente desde días antes y no fue detenido. El comité militar revolucionario a las 10 de la mañana del 25 informa el derrocamiento del gobierno. En el Smolny (donde ya se había instalado Lenin desde la tarde del día anterior), el congreso de los soviets abre sus sesiones asumiendo el poder. Ha triunfado la primera revolución socialista de la historia. Los primeros decretos de ese mismo día tienen que ver con encarar negociaciones inmediatas de paz, abolir la propiedad privada de la tierra en manos de la nobleza, y el control obrero en las fábricas. 12 de diciembre Desembarcan en el puerto ruso de Murmansk, en el ártico, tropas inglesas y francesas, dando las primeras señales de la inminente guerra civil que deberá enfrentar la contrarrevolución armada burguesa e imperialista.
1918
31 de enero Por última vez se utilizó el viejo calendario del imperio zarista. Al día siguiente, la nueva república de los soviets amaneció en el 14 de febrero, acorde al resto del mundo. Como dijo Trotsky en 1930 en la introducción a su historia de la revolución de 1917, para hacer esa simple operación aritmética, el pueblo ruso tuvo que derrocar al zarismo primero y luego al gobierno burgués surgido en “febrero”. Y la revolución de “octubre” ya había entrado en la historia, aunque triunfó ante el mundo un 7 de noviembre.
El zar Nicolás II junto a su familia. 1913
Lenin dando un discurso en la Plaza Roja . 1º de mayo de 1919
Soldados protestando en Petrogrado durante la revolución. 1917
Trotsky encabeza un desfile en la Plaza Roja, Moscú. 1918
Una marcha del partido bolchevique ante el Palacio de Invierno de Petrogrado. 1917
Miembros de los guardias rojas. 1917
Vehículo blindado para la guerra civil
Imagen de contratapa: Afiche durante la guerra civil “Vos, ¿te alistaste?” Dimitri Moor.1922