Reportajes y Entrevistas

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Reportajes y Entrevistas Periodismo Feminista para Volcánica 2018-2019 y Latfem 2019-2020. Natalia Andrea Mera Sandoval


¿Qué está pasando con el aborto en Colombia? En el país cafetero el aborto es legal bajo el sistema de causales desde 2006. El año pasado, la abogada antiderechos, Natalia Bernal Cano, demandó las normas sobre las que la Corte Constitucional decidió para ratificar la legalidad de la interrupción voluntaria del embarazo: Código Civil y Penal. La semana pasada el magistrado de la Corte Constitucional, Alejandro Linares, en respuesta a esa demanda que tienen que tratar, presentó una ponencia en la que propone: despenalizar el aborto hasta las 16 semanas de gestación sin que haya causales de por medio. Sus planteamientos se debatirán en los próximos días. Mientras tanto, las feministas se organizaron alrededor de #CausaJustaXElAborto, un movimiento de, al menos, 45 organizaciones que busca que el aborto sea eliminado del Código Penal. Colombia puede hacer historia en este 2020.

NATALIA ANDREA MERA febrero 26, 2020 El 2020 en Colombia empezó con una ponencia histórica del magistrado Alejandro Linares en la Corte Constitucional sobre aborto. El documento expone sobre el derecho a interrumpir el embarazo sin ninguna causal antes de los cuatro meses. Linares repasa las más de 30 propuestas que se presentaron al Congreso desde 1975 sobre este tema: “Es indudable que para evitar los abortos clandestinos y amparar los derechos de las mujeres, Colombia requiere una despenalización mucho más amplia que la que actualmente existe de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE)”, dice el documento que ya está en manos de sus pares. El magistrado expresó las conclusiones de la comisión de Política Criminal del Estado, en 2012 recomendó que el Estado dejara de perseguir a las mujeres que decidieran abortar y atendieran a las campañas de formación en prevención y educación sexual integral. En Colombia, una persona que aborte de manera clandestina por fuera de las causales de la IVE puede ser condenada a una pena de hasta cuatro años de cárcel. De 2005 a 2017, 2300 mujeres fueron procesadas, de esas, unas 500 eran menores de edad, según la Fiscalía General de la Nación. La propuesta es la respuesta a las dos demandas sobre el aborto que hizo el año pasado Natalia Bernal Cano. Una abogada antiderechos que considera “las prácticas abortivas


como tratos crueles, inhumanos y degradantes tanto para la mujer como para el feto”. La primera de las demandas apunta a los artículos del Código Civil que dicen que la vida comienza al nacer, y la segunda al artículo del Código Penal que tipifica el delito de aborto y las excepciones que dispuso la Corte Constitucional en 2006. En Colombia, una persona que aborte de manera clandestina por fuera de las causales de la IVE puede ser condenada a una pena de hasta cuatro años de cárcel. De 2005 a 2017, 2300 mujeres fueron procesadas, de esas, unas 500 eran menores de edad, según la Fiscalía General de la Nación. ¿Cómo sigue la discusión en la Corte? La propuesta de Linares se estará discutiendo en los próximos días en la Sala Plena del alto tribunal. Al parecer Linares cuenta con cuatro votos, incluyendo el suyo de los cinco que son necesarios para conseguir que su propuesta sea una sentencia de obligatorio cumplimiento. El lobby antiderechos se puso en marcha frente a esta posibilidad histórica. Y el actual senador Álvaro Uribe Vélez (acusado de paramilitarismo por su protagonismo como principal artífice de los miles de desaparecidos durante su gobierno como presidente) se atrevió a manifestar como respuesta al panorama actual sobre el tema: una propuesta de referendo en contra del aborto.

14 años de IVE El aborto en territorio colombiano es legal bajo el sistema de causales. En 2006 la Corte Constitucional ratificó que “los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres han sido finalmente reconocidos como derechos humanos, y como tales, han entrado a formar parte del derecho constitucional, soporte fundamental de todos los Estados democráticos” reconociendo este derecho como la Interrupción Voluntaria del Embarazo por medio de la Sentencia C 355 en tres causales. Es decir: cuando la continuación del embarazo constituya peligro para la vida o la salud de la persona gestante con certificación médica; cuando exista grave malformación del feto que haga


inviable su vida, con certificación médica y cuando el embarazo sea el resultado de violación debidamente denunciada, inseminación artificial o transferencia de óvulo fecundado sin consentimiento, o en caso de incesto. Aún así, la IVE sufre constantes dificultades para ser efectiva en las entidades prestadoras del servicio de salud (EPS), como en otros países de la región, las causales siguen siendo un sistema que obstaculiza la garantía por el derecho a decidir de niñas, adolescentes, mujeres cis y varones trans. Varias instituciones han sido protagonistas de tutelas por negar o demorar este procedimiento.

En 2018, una mujer de 33 años, puso una tutela a la EPS Compensar. El caso también citado por la periodista feminista Catalina Ruiz-Navarro en El Espectador (octubre de 2018) trata cómo la entidad actuó con más de 15 días de retraso, tiempo que tuvo fuertes consecuencias psicológicas en la mujer. Cuando este caso llegó a oídos de Cristina Pardo magistrada de la Corte Constitucional, ésta hizo “pública su postura en contra de las tres causales del aborto legal. Es más, frenó el trámite de la sanción presidencial de la Ley 1719 de 2014 que establecía medidas de protección para las víctimas de violencia sexual, incluida la interrupción de un embarazo no deseado.” América Latina será toda abortera y feminista: #CausaJustaXElAborto En los últimos años la red feminista que se ha tejido en todo el continente evidenció las cifras de niñas y personas que mueren a causa de abortos clandestinos. La discusión ardió especialmente en 2018, pues Argentina se convirtió en referente de lucha por medio de los pañuelos de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. La marea verde traspasó las fronteras geográficas del país sudamericano y el aborto salió del clóset. La región se hizo eco en las discusiones respecto de los derechos sexuales y reproductivos. Colombia no fue la excepción: hoy se pueden encontrar


conversaciones en redes sociales, encuentros de formación en centros culturales de distintas ciudades del país, y también la presencia de los colectivos feministas es cada vez más representativa en las marchas que se organizan alrededor de distintas luchas por la conquista de derechos y la justicia social. En ese marco surgieron, por ejemplo, Las Viejas Verdes.

Hoy, en Colombia existen más de 45 organizaciones feministas y colectivos militantes por los derechos de las personas gestantes que se han puesto el pañuelo verde del aborto, una insignia que representa la lucha por el Aborto Legal Seguro y Gratuito en toda la región. Los colectivos se han organizado en las calles de todo el país y siguen construyendo redes a través del hashtag #CausaJustaXElAborto para que la IVE pueda garantizarse eximida del sistema de causales y el aborto en Colombia sea posible SIN BARRERAS. En este sentido es importante reconocer el impulso que le ha dado a esta coalición, la organización Católicas por el Derecho a Decidir – Colombia, que considera la lucha por el aborto desde una mirada libertaria y se define como un movimiento autónomo de personas católicas, feministas, comprometidas con la búsqueda de la justicia social y el cambio de patrones culturales y religiosos vigentes. El movimiento Causa Justa Por El Aborto nace como un hilo para llevar adelante campañas de información desde todos los colectivos feministas de Colombia y como iniciativa comunicacional y pedagógica para hablar con enfoque de género sobre la propuesta que la Corte Constitucional debatirá en los próximos días.


Arde Colombia contra la brutalidad policial El asesinato del abogado Javier Ordoñez a manos de la policía desató protestas en varias ciudades de Colombia. Un vídeo registra cómo dos policías someten al hombre de 44 años con pistolas Táser. La represión a las protestas terminaron con, al menos, 11 muertes. El presidente Iván Duque defendió el accionar de la policía.

NATALIA ANDREA MERA septiembre 11, 2020 Fotos: SEBASTIÁN COMBA Colombia se estaba quemando y sólo pudieron salvar una cosa. Decidieron salvar el fuego. “Lanzaron una granada, directo a mi cabeza, pero me moví rápido”, dice Magaly en un chat de Whatsapp pendiente de las señales de vida. Magaly es lideresa social y milita por los derechos humanos en la ciudad de Cali al suroccidente de Colombia. Esta mujer, así como muchas otras personas autoconvocadas y de colectivos que militan por una Colombia sin guerra, estuvo presente en las protestas del pasado 9 de septiembre. Un día antes, dos policías presionaron contra el piso al abogado bogotano, Javier Ordoñez, hasta matarlo. El ataque quedó registrado en un vídeo que se viralizó en redes sociales donde se evidencia cómo ambos policías lo someten a varias descargas eléctricas con una pistola Teaser.“Por favor, me ahogo”, suplica el hombre de 44 años en las imágenes. Los policías no se detienen ante la advertencia de quienes registran la tortura. Luego lo llevaron al Comando de Acción Inmediata (CAI). El asesinato de Ordoñez no es el primero en manos de la policía. Ante esta última muerte, las redes sociales se encendieron en alerta: #NosEstánMatando y #Nomáslíderesasesinados. Y esto detonó en el estallido social que el 9 de septiembre


ocupó las calles de distintas ciudades del país. Pero durante esta movilización, la policía volvió a funcionar como un órgano de represión y hasta el momento se conocen algunas cifras que van aumentando: al menos 11 personas muertas y más de 400 heridas. La policía del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) reprimió pese a que la ciudadanía protestaba manera legítima. Hubo manifestaciones a lo largo y ancho del país. Es que el objetivo principal de estas movilizaciones es el actual estado de emergencia social y de violencia en el que se encuentra Colombia es un estado de guerra que lleva más de cincuenta años. Más de 700 lideresas y líderes defensoras de derechos humanos han sido asesinadas sistemáticamente. Las calles de las ciudades y zonas rurales son cada vez más peligrosas para la ciudadanía, constantemente aparecen personas asesinadas en los barrios populares. En Colombia, la gente lleva muchos años preguntándose ¿quién dio la orden esta vez? Además del Ejército Nacional y los grupos identificados como criminales al margen de la ley, otras instituciones del Estado también son responsables de estos excesos de violencia: el Escuadrón Móvil Antidisturbios y la policía. Las masacres en Colombia demuestran la ausencia de protección y de garantías de derechos por parte del gobierno. Los asesinatos cometidos en los últimos años propiciados por militares, policías y grupos al margen de la ley tampoco han sido explicitados a la ciudadanía. Hasta el momento ningún referente del Gobierno Nacional en Colombia ha dado un informe claro donde expliquen las desapariciones forzadas a las que el Presidente Iván Duque se refiere como “homicidios colectivos”.

Fuente: Estudios para el Desarrollo y la Paz


(Indepaz)

Fuente: Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) En el último mes fueron asesinadas muchas personas en distintas zonas rurales y urbanas de Colombia. Un repaso de las matanzas: 5 niños en Llano Grande, uno de los barrios más empobrecidos de la ciudad de Cali. Seis personas más en Tumaco, 6 en el Tambo, 5 en El Caracol, 4 en Ricaurte, 8 en Samaniego, 3 en Corinto, 2 en Leiva y la cuenta sigue creciendo. Estas 8 masacres ocurrieron en regiones abandonadas por el Estado y una de las razones de que se haya perpetuado este crimen atroz es la falta respeto de las políticas públicas sobre la voluntad de paz que existe en los pueblos del territorio nacional. Durante el 2020, la ONG de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) se ha encargado de investigar las cifras y los responsables de estas muertes. Leonardo González, coordinador del Observatorio de Derechos Humanos de Indepaz ha explicado que: “Si bien la Defensoría del Pueblo, que es la entidad estatal para los derechos humanos, no se ha pronunciado específicamente sobre las razones de las masacres, ha advertido sobre las características del conflicto en Zaragoza, Simití y Carmen de Bolívar, donde se perpetraron las últimas matanzas.” Además de esto González explicó en un medio internacional que “los motivos de las matanzas varían dependiendo del contexto conflictivo de cada región donde ocurren y asegura también que unas fueron por un ajuste de cuentas en las que grupos ilegales mataron a personas que estarían vinculadas con otros grupos armados con los que se disputan el control del territorio y la droga. En otros casos, ha sido por asesinar a migrantes venezolanos y en algunas ocasiones se ha tratado de ejercer un control político para obligar a los habitantes de ciertos lugares a que cumplan con los toques de queda y las cuarentenas que han impuesto los grupos ilegales en medio de la pandemia”. Lo indudable de esta situación es que la razón particular que se repite como causal de las 55 masacres de este año en el país, es la mala implementación del Acuerdo de Paz. La fuerza encendida de las actuales movilizaciones es consecuencia de los paros nacionales que se dieron a finales del 2019 y continuaron a lo largo de este año antes de que se declararan los toques de queda como solución implementada por el gobierno nacional para el control de la cuarentena por la pandemia. La movilización en las calles


se interrumpió por un tiempo, pero los movimientos sociales defensores de derechos humanos y también los colectivos militantes feministas, travestis y trans como: Las Viejas Verdes, La asociación para la investigación y la acción social Nomadesc, el portal Desinformémonos y Primera Línea Colombia entre otros, continuaron durante estos meses con la divulgación de información a través de sus redes sociales repudiando estos hechos con el fin de resistir con organización. Estos colectivos en su mayoría dedicados al periodismo y activismo, también empujaron convocatorias a través del hashtag #SOSColombia para denunciar y hacer un llamado especial a la comunidad internacional con el fin de visibilizar y denunciar el recrudecimiento de la Guerra en Colombia. Ante la represión y brutalidad policial de los últimos días, el senador Gustavo Petro no sólo convocó a la movilización para el 9 de septiembre sino que después de conocer el abuso de poder del ESMAD durante esta protesta, solicitó al día siguiente y ante el Congreso de la República, la renuncia inmediata del ministro de Defensa Carlos Holmes Trujillo. Además, sugirió que “la policía nacional debe pasar al Ministerio del Interior para quedar supeditada al control ciudadano y no al revés, porque los dueños de lo público son la ciudadanía(…) y después también aseguró: (…)Una policía que controla a la ciudadanía y la mata, es algo que solo ocurre en un régimen dictatorial”. El fuego encendido en las calles por la ciudadanía organizada para luchar en contra de la brutalidad policial es un hecho que no puede enmarcarse en planos aislados de la guerra que vive Colombia. Las cifras demuestran que todos los territorios nacionales están atravesados por la injusticia social y ausencia de derechos. La ciudadanía que decidió encender el fuego de la vida a través de la movilización en las redes y en las calles sabe de los alcances de corrupción, la crueldad, la guerra clandestina al interior de los barrios y también de la disputa por las tierras que aún genera personas desplazadas. El pueblo que se organiza para la movilización tiene conocimiento de la responsabilidad del Estado y sus instituciones públicas en las masacres.


¿Qué está pasando en Argentina? Informe de hechos urgentes para convocar a

Latinoamérica La absolución de Matías Farías y Juan Pablo Offidani por el abuso sexual y femicidio de Lucía Pérez, la denuncia pública que hizo la actriz argentina Thelma Fardin sobre el abuso sexual del actor Juan Darthés hace diez años y hace dos días, la aprobación de la Ley Micaela tienen a Argentina revuelta y los movimientos feministas están haciendo temblar la tierra. POR NATALIA ANDREA MERA SANDOVAL / 21 DICIEMBRE, 2018

VOLCÁNICA ES LA REVISTA FEMINISTA DE NÓMADA.

Foto: Natalia Andrea Mera Sandoval/ Archivo Movilización Ni Una Menos 2017


En el último mes en Argentina han sucedido al menos tres hechos que se convierten en eje para abrir conversaciones y debates sobre las agendas urgentes del feminismo, hechos que también han puesto en evidencia la hipocresía del Estado, su carácter psicopático y por supuesto, los distintos comportamientos de la sociedad, que al menos en la Latinoamérica de los últimos tiempos, le ha sido funcional al sistema heteropatriarcal según los resultados electorales y las elecciones de sus referentes. Estos hechos son: la absolución de Matías Farías y Juan Pablo Offidani por el abuso sexual y femicidio de Lucía Pérez (octubre de 2016). La primera semana de diciembre, la denuncia pública que hizo la actriz argentina Thelma Fardin sobre el abuso sexual del actor Juan Darthés hace diez años y hace dos días, la aprobación de la Ley Micaela. Impunidad en el feminicidio de Lucía Pérez El repudio a la absolución de los abusadores y femicidas de Lucía Pérez de parte de la colectividad de los movimientos de mujeres se hizo notar en redes sociales, programas de radio, de televisión y por supuesto en documentos escritos por organizaciones como #NiUnaMenos que pusieron de manifiesto en varios espacios periodísticos que a Lucía la mataron dos veces, la primera vez sus violadores y la segunda vez la justicia donde rige el patriarcado: “Quieren decirnos que su vida no cuenta, que las relaciones de poder que son la base de la violencia machista no existen, que el enorme movimiento feminista que llevó su sonrisa como bandera de lucha a todos los rincones del país tiene que callarse.” No podemos olvidar que el primer paro de mujeres en Argentina (2016) se realizó pidiendo justicia por Lucía y las que no volvieron y que a este documento manifiesto, adhirieron cientos de personalidades destacadas del movimiento de mujeres, de derechos humanos y de organizaciones políticas y estudiantiles. #MiráCómoNosPonemos La denuncia pública que hizo la actriz argentina Thelma Fardin sobre el abuso sexual del actor Juan Darthés hace diez años se realizó en un espacio convocado por las #actricesargentinas, #periodistasargentinas y #abogadasargentinas, todas colectivas de mujeres organizadas por distintos temas, uno principal, el que denunció Thelma en aquella rueda de prensa, otro tema importante que las convoca a organizarse, la precarización laboral. Detrás de la denuncia pública de la actriz hay una historia que atraviesa los relatos de otras mujeres que ya habían denunciado pública y judicialmente al actor, detrás de este caso también hay una decisión política que le permite a Thelma encontrarse con su dolor en el abrazo y las palabras de sus pares para construir un mundo sin más víctimas, un contexto justo. Entonces, detrás de la denuncia de Thelma también hay una estrategia política que cuida su cuerpo y su mente y por supuesto, que nos cuida a todas las que fuimos o no víctimas de abuso sexual. El caso de Thelma ha generado una tendencia altísima en redes sociales y medios. Las denuncias públicas de otras mujeres a las líneas de atención a mujeres víctimas de abuso y por supuesto, las puestas en palabras hacen parte de un archivo muy valioso que esta época dejará en las redes sociales, esos no-lugares donde parece que la gente habla sola,


donde a veces el espacio personal se traslada y por supuesto permite que las palabras vehiculicen cualquier relato que ese cuerpo -ausente en la red- que sufrió usos y abusos pueda expresar. Estas denuncias públicas también son consecuencia de un sistema donde los medios de comunicación únicamente sirven para replicar el dolor y no la transformación de ese dolor en lucha y en reclamo de derechos. Por supuesto, los medios de comunicación, especialmente la televisión hace juego proponiendo espacios a las feministas, que por supuesto ocuparemos a nuestro modo y desde nuestras decisiones propias. Haciéndole el quite a los Viale que entrevistan a violadores en sus cocinas pretendiendo que su supuesta mirada objetiva nos va a convencer, los Viale invitan para llenarse sus bolsillos por el rating que puede generar nuestra presencia ahí y se enojan cuando una es capaz de decir: no. No es no y entre menos cómplices de abusadores tengamos cerca, más protegidas estamos. Este sistema mediático, que revictimiza a las mujeres que han sido valientes y no callaron más, es cómplice también de la “justicia” que mató de nuevo a Lucía Pérez, la misma impune que permitió que Darthés demandara a Calú Rivero para detener su denuncia. Es el mismo sistema hipócrita que proyectaba en la televisión las propagandas en contra del abuso, esos clips pagados por el gobierno a éste mismo violador (Darthés el actor). Sin duda, el poder que ejercen los medios, invita a plantear nuevas discusiones vinculadas con la construcción de un discurso de cuidado de parte de los éstos, ya que el uso de los relatos o denuncias está siendo usado desde la moral, apelando a las emociones y esto revictimiza a las mujeres, nos retrasa como sociedad, nos sumerge en el llanto de la víctima que no sale más de ese lugar. Los casos de abusos suceden porque en el mundo que habitamos existen alianzas, pactos corporativos, heteronormativos y heteropatriarcales que permiten la existencia de abusadores. La violación es un acto de poder y de dominación, que no tiene finalidad sexual, dice la socióloga feminista Rita Segato. Un violador ejerce poder sobre una persona y a partir de eso, la cuerpa y la mente quedan contaminadas de miedo, angustia y culpa. La decisión de abandonar el silencio y plantear la denuncia pública, es un acto político que toman las personas que han sido abusadas y esta acción debe garantizar un estado distinto a ese de víctimas, y ahí, después de la denuncia pública y judicial, la justicia debe garantizar derechos y por supuesto, la sociedad también debe hacerse cargo. La Ley Micaela Esta presión social generó que el Poder Ejecutivo permitiera desempolvar la Ley Micaela, un documento que ni siquiera se encontraba en la agenda de debates en los recintos de Diputados ni Senadores de la Nación. Pues bien, hace dos días esta ley fue aprobada. Si vamos a hablar de la aprobación de esta ley, es necesario al menos repetir quién era Micaela García. Pues bien, Micaela tenía 21 años cuando la mataron, fue una joven feminista y militante del movimiento Evita, la joven mujer fue asesinada el 1 de abril del 2017 después de salir de un boliche en una localidad entrerriana. La ley que hoy lleva su nombre propone un Programa Nacional Permanente de Capacitación


Institucional en Género y Violencia contra las Mujeres, en la cámara, tuvo 171 votos a favor y uno en contra por parte del Senador Olmedo. Una de las dificultades que presenta esta Ley, es la falta de presupuesto para el proyecto. En este momento no se conoce el equipo que capacitará a los funcionarios públicos y el Instituto Nacional de las Mujeres (INAM) que supuestamente es la institución encargada de llevar adelante el proyecto, cuenta con un presupuesto para el 2019 que se generó sin tener en cuenta las condiciones de inflación, en cifras, el INAM contará con 234,3 millones de pesos, es decir, $ 11,36 por mujer. Durante el debate, Nancy González (FpV, Chubut) denunció que desde hace un año y medio está cajoneada la ley de emergencia en materia de género. Lo que de nuevo pone en jaque las decisiones que gobiernan en un Estado hipócrita y mentiroso.

Foto: Natalia Andrea Mera Sandoval/ Archivo Movilización Ni Una Menos 2017 La revolución es ahora La revolución es ahora, dijo Lohana Berkins, la activista trans, en la última carta que dejó a Marlene Wayar. Sus palabras las citó Luli Sánchez, una activista del aborto y el misoprostol desde hace más de 10 años. “La he venido leyendo porque es abogada y me explica muchos datos necesarios para estos últimos días. Le tomé sus palabras para pensar en este tiempo, porque sí, el feminismo es revolucionario, es ahora.” Las palabras de todas las mujeres unidas y organizadas que he podido leer y escuchar últimamente resuenan y proponen ejes. Estas palabras son urgentes y las que permanecen escritas en espacios como ésta revista son documentos que sirven para cuestionar la Historia hegemónica, la que escriben los machos. De este modo, aquí la escritura es un trabajo que propone interpelar las ideas para no caer en dogmas y para recordar que además de luchar por los derechos, por la conquista de espacios, en el


feminismo estamos para llamar a cuestionar esa matriz de masculinidad que es funcional a un sistema generador de violencia. Lo personal también es político. Uno de mis pensamientos más recurrentes en la cotidianidad está vinculado con intentar recordar en qué momento empecé a cuestionar el sentido común y al sistema que lo propone. Las respuestas que me he dado a mí misma me plantean recuerdos de la infancia y también momentos vividos en los últimos años, junto a feministas, activistas y militantes que me han abrazado por medio de palabras y ahí, en el lenguaje de lo colectivo y de la unión es donde recuerdo mis privilegios, porque esos espacios de reflexión, incluso éste de expresión y permanencia de la palabra, a muchas/a la mayoría les ha sido negado. En esta época la violencia está narrada también por muchas víctimas sobrevivientes y el sistema mediático es una polifonía que se dedica a la revictimización a partir de la repetición de las emociones a las que apelan esos relatos y no, a lo que generó dichas decisiones de la puesta en voz de dichas denuncias. En este ahora, lo revolucionario del asunto es compartir en colectividad los relatos que nos permiten atravesar el dolor de lo que el mundo heteropatriarcal nos negó, en esas historias de vida que van saliendo de nuestros cuerpos usados es que encontramos un compartir constante del lenguaje para que la lucha por la justicia social siga atravesando cualquier muro. El feminismo es una tela de araña, es una planta rizomática y también es un tejido. El feminismo es para todas las personas, cada uno de los casos de violencia devenida de los pactos corporativos del heteropatriarcado, se parecen en su estructura. El miedo también nos ha enseñado a saber qué métodos usar para no ser violentadas, por eso conocemos cómo es que actúan los abusadores. El abrazo de la unión con otras, sus palabras y la colectividad nos permiten articular acciones para que el mundo en el que vivimos sea mejor y la personas puedan pensarse desde otro lugar, el que deciden y no el que les otorga el patriarcado.


Niegan derecho al aborto a niña de 12 años y a cambio le practican peligrosa cesárea Una niña de 12 años fue violada en Jujuy, Argentina. El pasado viernes 11 de enero mamá y papá la acompañaron al Hospital Central de la localidad de San Pedro porque tenía dolores fuertes. Después de examinar a la joven, les informaron que estaba embarazada. Solicitó un aborto y los directivos le negaron el servicio. La mañana del miércoles 16 de enero, notificaron a la familia la decisión arbitraria de practicarle una cesárea. De la niña nació una beba que murió el 22 de enero a las 20.30hs. POR NATALIA ANDREA MERA SANDOVAL / 24 ENERO, 2019

VOLCÁNICA ES LA REVISTA FEMINISTA DE NÓMADA.

(...)la historia de la violación es una historia de sexismo. Este sexismo se observa en la «ley redactada por los legisladores, la interpretada por los tribunales, la aplicada por los fiscales y la que produce efectos sobre las víctimas.


Shneider y S. Estrich Las niñas, adolescentes y mujeres no somos incubadoras, estamos organizadas para reclamar por el derecho al aborto legal porque SÍ es un protocolo a favor de la vida. Una niña de 12 años fue violada en Jujuy, Argentina. El pasado viernes 11 de enero mamá y papá la acompañaron al Hospital Central de la localidad de San Pedro porque tenía dolores fuertes. Después de examinar a la joven, les informaron que estaba embarazada. La madre solicitó un aborto legal. Los directivos que intervinieron en todo el proceso de atención a la menor le negaron el servicio. El martes 15, la trasladaron al Hospital Materno Infantil Héctor Quintana, de la capital de Jujuy, ahí le practicaron algunos estudios. Después de tanto retraso, la mañana del miércoles 16 de enero, notificaron a la familia la decisión arbitraria de practicarle una cesárea. De la niña nació una beba que murió el 22 de enero a las 20.30hs. Aborto legal en el hospital. Jujuy adhirió en 2013 al protocolo ILE (Interrupción Legal del Embarazo), generando equipos humanos en varios hospitales de la provincia dedicados exclusivamente a la atención para la protección de estos casos, los mismos protocolos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El caso de la niña de Jujuy, así como el de muchas otras que murieron o tuvieron que parir sin haber elegido la maternidad, nos permite de nuevo, darnos cuenta que negar el aborto legal es un acto de crueldad que por el contrario, provoca un problema de salud pública y que el Estado es responsable. Recordemos que desde 1921, el código penal de la Argentina establece que la violación es una causal y no habrá plazos determinados por el tiempo de gestación, aunque en este país el aborto es un delito. ¿Qué acciones tomaban los sectores conservadores a los que hoy llamamos antiderechos? Sistemáticamente dudaron de la causal violación por la que había pasado cada mujer que solicitaba el servicio en el sistema de salud. Si la mujer llegaba a abortar, entonces la judicializaban. Siempre se cuestionaron las razones por las cuales iba a abortar, porque supuestamente el tiempo gestacional superaba los tiempos para el aborto. Pero en el año 2012 la Corte Suprema de Justicia de la Nación, dictamina el Fallo FAL, donde se explicita que no hay que judicializar cualquier caso de aborto por causales, e insta a las provincias a adherir a los protocolos que desarrolla el Ministerio de Salud de la Nación para esta medida. La Iglesia y el Estado: asuntos separados. Hoy, el sistema de salud y sus representantes siguen abusando de su autoridad como en el siglo pasado, pese a tener en sus manos las medidas preventivas para garantizar el derecho a la vida. Saltarse los protocolos de ILE es un acto de tortura que además, sí debería judicializar a los responsables, empezando por el Ministro de Salud Gustavo Bouhid, que en principio, violó el derecho a la privacidad y la intimidad de la paciente y el secreto profesional cuando salió en varios medios de comunicación a hablar del caso


convocando organismos antiderechos a través de sus afirmaciones en contra del aborto legal y seguro. Todos estos días, el escrache por parte de los sectores antiderechos tomó fuerza para evitar que se aplique el protocolo de ILE. Las personas que conforman el movimiento Salvar las dos vidas, antes de tener en cuenta las leyes vigentes y los tratados internacionales a los que Argentina ha adherido, ponen por encima sus convicciones religiosas. La situación de la joven de Jujuy, es otro caso de revictimización que sufrimos las mujeres por parte de los funcionarios públicos de la salud, debido a la falta de prácticas previstas, a la violencia institucional y sometimiento en este caso, al parto quirúrgico que terminó con la muerte de la beba nacida de la menor de edad. Según el artículo 86 del código penal, la negación del servicio y las dilaciones se tipifican como delitos de tortura. El cuento de la criada no es una distopía. Un embarazo en el cuerpo de una niña de 12 años es una situación de riesgo, además cuando un bebé nace antes de los 9 meses, se aplican corticoides para que su sistema respiratorio termine de desarrollarse. Situaciones que le sirven al patriarcado para ensayar en los cuerpos de las personas gestantes como incubadoras. “Una familia importante de Jujuy está interesada en adoptar al recién nacido”, dijo el gobernador Gerardo Morales el otro día a algún medio de comunicación. Las intervenciones médicas que sufren estos casos de personas gestantes, se asemejan a los procesos de medicación e intervención -también tortuosa- que sufren animales en las corporaciones dedicadas a comercializar alimentos. El movimiento de mujeres, la Campaña por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito, entre otras organizaciones disidentes y feministas, reclaman abiertamente y mediante un comunicado del 20 de enero garantías del protocolo de ILE, así como también la implementación de de la Educación Sexual Integral (ESI) en todas las escuelas de la provincia donde es censurada y por supuesto la judicialización de quienes obstruyen y niegan estos derechos a las personas gestantes que son doblemente violentadas por el sistema patriarcal del Estado.


“Voy a ser estigmatizada, perseguida, quizá me maten, pero no puedo dejar de ser lo

que soy”: Marlene Wayar “Si nos podemos situar por un lado, desde una posición empática con el dolor de les otres y con aquello que no podamos empatizar, hacer un esfuerzo por la solidaridad, yo creo que vamos a tener un mayor impacto en focalizarse en quién genera la mayor violencia y evitar esa violencia.” POR NATALIA ANDREA MERA SANDOVAL / 29 ENERO, 2019

VOLCÁNICA ES LA REVISTA FEMINISTA DE NÓMADA.

Marlene Wayar Marlene Wayar nació en Córdoba en (1968) es activista travesti, cursó estudios en cerámica, es psicóloga social y además dirige el primer periódico travesti de Latinoamérica: El teje. También trabaja en otros proyectos sociales coordinando Futuro


Transgenerico, es Co-fundadora de la Red Trans de Latinoamérica y el Caribe “Silvia Rivera” y una de las fundadoras de la Cooperativa Textil Nadia Echazú. Cuando me atiende el llamado dice: voy en tren hacia Bolougne, si me escuchás bien, está perfecto. Entrevistar a Marlene Wayar en movimiento fue una linda metáfora de lo que ella propone como identidad. Para Marlene las personas nos construimos todo el tiempo, vamos siendo todos los días, nos vamos tejiendo al lado de otres. Yo no sé muy bien lo que soy, sí puedo decir qué no soy dice Marlene en Travesti, una teoría lo suficientemente buena su última publicación editada por la Cooperativa Muchas Nueces. Volcánica (V): ¿Por qué crees que nuestros discursos de lucha y resistencia deben emerger de una teoría que encuentra asidero en la infancia? Marlene Wayar (MW): Son varias razones, digamos. Una de las que aflora más fácilmente es que estamos superfragmentadas, somos microsociedades dentro de la porción de la sociedad que está en contra, en oposición o de situación crítica frente al sistema heteropatriarcal. Somos de izquierdas político-partidarias, de organizaciones civiles, de organizaciones identitarias, étnicas y entonces, se produce una microfragmentación en donde lo primero que surge es que nadie puede hablar por mi y mi situación es totalmente particular y en esto, vamos perdiendo el pacto crítico. Si nos podemos situar por un lado, desde una posición empática con el dolor de les otres y con aquello que no podamos empatizar, hacer un esfuerzo por la solidaridad, yo creo que vamos a tener un mayor impacto en focalizarse en quién genera la mayor violencia y evitar esa violencia. Uno de los puntos donde más se halla es la infancia, todes podemos abordar nuestra propia infancia, no una infancia abstracta; yo niña, viendo cómo el heteropatriarcado me violentó, yo niña viendo, en un grupo de niños y niñas, cómo ellos y ellas fueron violentades y desde ahí creo, que podemos identificarnos muy bien más allá de que luego los recorridos hayan sido hetero-étnicos, hayan sido de izquierda o socialdemócrata o lo que fuere. Entonces ahí podemos encontrarnos, la infancia nos permite hacer consensos mínimos, porque a veces lo que se está escuchando es que tenemos muchas más diferencias entre sectores con los que deberíamos estar en alianza, en red contra ese gran enemigo heteropatriarcal que se basa en el fundamentalismo ideológico-religioso, en lugar de focalizarnos en la lucha contra ellos, somos mucho más beligerantes entre nosotras y nosotres, no podemos consensuar marchas mínimas, encuentros mínimos...Algo de esto se va mostrando en contraposición por ejemplo con el movimiento de mujeres hoy y el movimiento feminista y el movimiento de las disidencias sexuales en la calle por ejemplo en Argentina y en toda Latinoamérica. Y digo con esto, hay una cosa ahí que tenemos que defender en común que es la autonomía sobre el propio cuerpo y todas y todos vamos por eso. V: Respecto a eso que mencionas del cuerpo, no podemos olvidar todos los testimonios e historias que actualmente se visibilizan en medios y redes sobre el abuso y la violencia , relatos de adolescentes y de mujeres que han sido abusadas en su infancia también. Aquí se evidencia muy fuerte esa ausencia de lo que llamas atender al yo niña, les otres niñes para poner en palabras las violencias, ¿no? Entonces, el escrache al abusador ha sido una respuesta a otras ausencias, como por ejemplo a la de hacer


justicia a falta de los mecanismos de acompañamiento por parte de los Estados y también esto ocurre por falta de una Educación Sexual Integral en las escuelas. MW: Claro ese sería otro de los aspectos por los cuales la infancia es importantísima, porque a pesar de todo el ejercicio de los marxismos y feminismos, nos alejamos. La emergencia nos distrae de terminar de entendernos como sujetas y sujetos históricos con procesos y caemos en la cuenta de que una mujer de 37 años dice “tal cosa” respecto del patriarcado o lo dice en forma general. Ahora, cuando decimos: No, yo niña fui abusada, cuando vemos las estadísticas—al menos en América Latina— muy cercano del 90% de todos los abusos que se dan sobre niñas, niños y adolescentes, son intrafamiliares, esto sin duda, muestra el mundo adulto más cercano y sobre todo que somos infancias maltratadas, tenemos que visibilizar esto. En la experiencia —radicalmente diferente—que tiene la comunidad travesti, al menos en Argentina, pero esto se puede intuir a lo largo de toda Latinoamérica, pero por estadísticas concretas, al menos acá, entre los 8 y los 13 años asumimos nuestra identidad, en ese mismo recorte de edad esos hogares heterosexuales cristianos, patriarcales, capitalistas, neoliberales, demócratas, de izquierda, obreros, obreras y demás, nos dejan en situación de calle en vulnerabilidad absoluta, a niñes. Hay toda una gran sociedad adulta que a esos niños tirados a la calle —para sobrevivir— les ofrece una transacción, totalmente neoliberal para usar su cuerpo como beneficio sexual, para poder pagar su sanguchito, su café con leche, su techo diario. Entonces, no tiene problemas en vendernos estupefacientes, drogas ilegales, en cobrar alquileres carísimos entre los 8 y los 13 años. Esto es, la infancia de manera flagrante, usufructuada, violentada, prostituída, “proxenetiada” por este mundo adulto. Entonces, dejemos de hablar de eufemismos y generalidades y pongamos cuáles son los casos y en qué medida suceden; ahí están las estadísticas para decirnos, cómo suceden en realidad: la infancia es violentada y no somos personas adultas en situación ahistórica, aclasista, aétnica, decidiendo de manera autónoma si prostituirnos o no, sobre si abortar o no, si tener una familia o no. Somos formateados por una pedagogía del odio constante que abusó de niños y niñas adolescentes, esto es terrible. Somos hoy, el movimiento feminista y el movimiento de mujeres está pudiendo evidenciar eso: no sólo he sido violada por mi marido, he sido violada de niña. Por eso, después se hace posible una construcción subjetiva que se deja usar en otros aspectos y busca tanto el empoderamiento que es muy fuerte y se está logrando a partir del coraje de muchas que están logrando poner en palabras, gracias a un sistema de comunicación que se está dando por otras vías y no solamente las vías hegemónicas. Aquí también podemos visibilizar cómo el sistema patriarcal, a través de su sistema jurídico actúa de manera violenta para sancionar cada una de nuestras puestas en voz. Cuando la mujer va a denunciar los policías que la reciben le dicen que va a ser duro, las tratan y las miran mal, con violencia, les hacen repetir la situación y eso la revictimiza. Entonces, son un montón de pasos pedagógicos de cada instancia social que muestra cómo somos sistemáticamente violentadas las feminidades en particular. V: En Travesti, una teoría lo suficientemente buena aparece una afirmación muy potente respecto a la deconstrucción. ¿Por qué deconstruir la heterosexualidad?, este


cuestionamiento que, no recae sólo hacia la decisión o el autopercibimiento del género, que no está simplemente cuestionando el gusto sexual, sino que va por el sistema que nos conduce nuestros deseos y nos obliga a cumplir con la heteronorma... MW: Exacto, ese sistema de imposición y de manera velada que nos empobrece. Porque es como la vieja metáfora de Caín y Abel. Es decir, no trabajar para ser buena en tanto mis propios conceptos éticos o morales, sino que mis acciones van en desmedro de las demás personas. Construyendo de ellos, monstruosidades, escarnio, oprobio para yo sentirme buena en mi pobreza. Este mundo adulto del que estamos hablando, de patriarcales, colonialistas, neoliberal, heterocentrado, fija una fantasía totalmente cruel que entre otras cosas, tiene grandes paradigmas que parece el ordenador de toda la cultura: somos el no matarás, sin embargo para la sociedad, el mejor negocio es matar, con la guerra, la hambruna, la desatención sanitaria, la fabricación de armas, la exclusión de vías y de posibilidades de desarrollo, alimenticias, laborales, todo esto es muerte. Sin embargo, y de manera muy tajante, este mundo heteropatriarcal dice, tu elegiste por este paradigma que es el no matarás. Y estamos siendo cómplices del asesinato social y cotidiano. V: La propuesta que plantea tu libro es hacia una Teoría que nos pone a pensar en las metodologías de ese sistema de pensamiento heteronormativo y occidental que por supuesto dirige nuestro sistema educativo actual. En este sentido, la teoría que propones hace parte de un gran tejido donde otres también la construyen, sus voces, la presencia de espectadores como público y el lugar que evidencia la colectividad hace parte del andamiaje de esta metodología de la compilación, ¿es posible estructurar esta teoría? MW: Quizá esto sea una intuición y sólo una intuición. Tiene que ver con la convicción de que la construcción de conocimiento debe ser colectiva. A veces las maneras parecen colectivas pero siempre hay una firma, hay un copyright, alguien factura y alguien cobra el rédito. Vamos e investigamos en el campo de —por ejemplo—la travesti en prostitución. Ahora, una sola persona recibe un título gracias a esa tesis de investigación y, ni siquiera esa persona vuelve a esa prostituta a agradecer, a compartir ese conocimiento para poder avanzar. Entonces para mí es importante que esta conclusión sea colectiva y, por un lado tratar de combatir el problema endémico, hoy en día para la comunidad travesti que es, por ejemplo si Claudia Rodríguez está en Chile y yo estoy en Buenos Aires, se nos hace casi imposible juntarnos y ver en qué sentido estamos produciendo. Con las chicas de Córdoba también o Guatemala, Colombia, Brasil, en últimas, los lenguajes también son distintos. Entonces, poder sumarnos y dejar el registro de eso con todo el respeto que tengo por lo oral, dejar el registro escrito es importante para circular las reflexiones y lo conversado. Por otro lado en interacción con voces jóvenes, con las y los jóvenes a las que estamos formando como en el caso de los talleres de formación de Universidad de La Vaca en comunicación social. Poder certificar la producción de conocimiento en clase, en exposición de qué hablo yo en clase. Me tomo la responsabilidad de la energía joven instituyente porque con 50 años, quiero ser un puente y no una voz acrítica desde lo instituido. Hoy los paradigmas son la feminización del pensamiento, de las acciones de las experiencias pero también de lo joven y de lo niñe.


V: Hablando de espacios ocupados por las colectividades disidentes, por el movimiento de mujeres y los feminismos, otro punto de encuentro lo tenemos ahí donde la producción documental hace parte de la historia a la que sólo nosotres podemos darle voz porque los relatos. Los relatos y las reflexiones puestas en voz y en palabras documentadas, hacen parte de los registros que ese otro discurso hegemónico histórico censuró. Hablemos de El teje Marlene, un producto cultural y periodístico donde sin duda es evidente el amor como motor de la deconstrucción constante... MW: Bueno, El Teje fue un proyecto con el que interpelamos con el área de tecnología y género del Centro Cultural Rojas de la Universidad de Buenos Aires a la institución, a la Universidad. Diciéndoles, bueno, hay un derecho a la educación del cual la comunidad trans y travesti ha sido excluida. Entonces, en qué medida se va a hacer cargo la Universidad y ahí surgieron estas capacitaciones para estas crónicas y esta investigación periodística. A partir de talleres se fueron trabajando las notas que iban a ser impresas en la revista de papel. El Teje duró alrededor de 8 números y se empezaron a gestionar subsidios, pero de todos modos fue una situación totalmente enriquecedora donde pudimos trabajar en el proceso pedagógico, donde pudimos trabajar sobre el trabajo de rescatar lo oral sobre la cultura escrita. Fue una experiencia donde pudimos hablar en primera persona sobre nuestra colectividad. De la que hoy puedo decir que estamos trabajando para subir estos números históricos, todo esto que se produjo a la web para que se puedan leer en cualquier formato digital. Pero a la vez, esto invita a que volvamos a conformarnos en un grupo para que a lo largo de este año podamos ver que realmente sea un medio periodístico con actualidad que se actualice poco a poco. La verdad que es un proceso pedagógico maravilloso, poder trabajar de la mano con mis compañeros y compañeras. V: Haces parte de la generación de Lohana Berkins, Susy Shock, Nadia Echazú, Diana Sacayán. Todas líderes travestis que pudieron levantar la voz por la silenciadas y asesinadas. Una generación que a través del arte y del amor conquistó espacios académicos, culturales, judiciales... ¿Cuáles son los hitos simbólicos en la Historia de la colectividad Travesti? MW: Algunas personas que hicieron parte de esta historia que estamos reescribiendo no puedo nombrar, porque aún están perdidas en esa otra historia, es un trabajo casi inabordable. Tengo que remitirme a las que existieron en este continente previo a la Conquista, ¿no? Dibujadas por Theodoro de Bry y relatadas por los cronistas de Indias y están en las bibliotecas europeas del colonizador holandés, francés, inglés, portugués, español, esto es algo que todavía se nos debe. Tenemos relatos de Álvar Núñez Cabeza de Vaca que cuenta cómo las laceraron en plaza pública, las devoraron sus perros y a esas no las podemos nombrar. A Silvira Rivera y sus compañeras en Stonewall, pudiendo hacer una gesta que realmente empezó a transformar el mundo, y ahí está esa potencia que es Latinoamericana, travesti y lesbiana. Después en nuestro contexto más cercano y que a mí me tocó compartir, que hace parte de mi recorrido vital, estar con Nadia Echazú en lucha por los delitos policiales junto a Lohana Berkins y de todo esto, Lohana termina haciendo la Cooperativa Nadia Echazú que no solo implica el cooperativismo, la alianza para el trabajo por fuera de la institución sino también la posibilidad de empezar a nombrarnos, rescatarnos como nuestras propias heroínas. Este


lugar para honrarnos a nosotras mismas porque había mucho esto de no creernos dignas de hacer otra cosa. A esta ocurrencia de Lohana se suma Diana Sacayán con su movimiento territorial, también con Maite Amaya en Córdoba, todos estos movimientos en donde se puede visibilizar de una mejor manera todo lo que nos cruza en el barrio, en el campo, en la familia, nosotras no queremos dejar de tomar la bandera de desocupades, de ecologistas. Estas luchas también nos duelen, más allá de quién las represente, Diana la piquetera, trabajadora por los barrios contaminados, Maite elegida por las doñas de los barrios para que las represente, hoy estas compañeras no están, pero hay otras chicas y chicos trans que están capacitándose y recibiendo formación en la universidad para recuperar estas luchas totalmente territorializadas, ya están teniendo herramientas teóricas para poder juntarnos en momentos para ver qué estamos produciendo en común y en conjunto y esto es muy importante porque la producción de conocimiento como la conocemos es en solitario y en estos lugares de convocatoria colectiva se nos permite trabajar con otres. V: Y para terminar, Marlene: ¿Por qué piensas que la Revolución es hoy? MW: Porque es urgente. Yo soy de una generación que va entrando a la secundaria cuando Argentina va entrando en la democracia después de la Dictadura Cívico Militar. Y ahí me estoy enterando que en mi infancia, mientras yo me desarrollaba de manera bastante feliz, en mi país habían desaparecido, torturado, encarcelado y robado niñes. Después me toca pasar esta realidad de hoy, donde la mayoría de mi colectivo, mientras yo estaba estudiando, ellas se estaban prostituyendo. Entonces nosotras nos propusimos que no nazcan niñes en el mundo como nacimos nosotras. Hemos visto mucha transformación pero bueno, es urgente que no sigan naciendo niñes en un campo minado donde sus familiares les violan, sus hermanos, el tío, el padre, el profesor. Por eso la Revolución es hoy porque nos implica autorevolucionarnos, dejar de pedir la Revolución a otros. Poniendo en palabras, tomando acciones que en alguna medida cambien nuestro pequeño contexto. Después vemos cómo impacta en lo macropolítico, pero si no trabajamos en nosotras mismas la esperanza es imposible ponerla ahí. Como dice cada una de las travestis que viene a este mundo está bien, voy a ser estigmatizada, perseguida, quizá me maten a los 32 años (promedio de vida de las travestis), pero es mi vida y es hoy. No puedo dejar de ser lo que soy. Y este es un llamado a todos y todas, para que no se dejen alienar por ese sistema. Lo que necesitamos es amor, abrazos concretos y redes de amor así sea desde las catacumbas, por lo bajo, como nos sea posible.


La Marea Verde argentina quiere que América Latina sea toda feminista El libro de María Florencia Alcaraz relata la movilización masiva del pueblo argentino a las calles en 2018 cuando el Congreso de la Nación debatió la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IV). POR NATALIA ANDREA MERA SANDOVAL / 17 OCTUBRE, 2019

VOLCÁNICA ES LA REVISTA FEMINISTA DE NÓMADA.

Fede Closs Fotos, 19 de febrero de 2018, Primer pañuelazo nacional en Argentina, publicada en @PorAbortoLegal La Entrevista que leerás a continuación tuvo lugar el 8 de Mayo de 2019, día del centenario de una de las mujeres más importantes en la historia política de nuestros países latinoamericanos: Eva Perón. Haberme sentado a hablar de feminismo con la periodista María Florencia Alcaraz fue una forma de homenaje y celebración.


¡Que sea ley! La lucha de los feminismos por el aborto legal, publicado por Marea Editorial y presentado como parte de la colección Historia Urgente en la reciente Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, es el libro en el que la periodista argentina María Florencia Alcaraz narra en caliente la historia del debate sucedido en Argentina en 2018 cuando, después de casi cien años sin hacerlo, el Congreso de la Nación argentina volvió a revisar la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). La movilización masiva del pueblo a las calles que comenzó en marzo de ese año también está registrada en su texto. En su libro la periodista sistematiza un archivo de conocimiento compuesto por relatos diversos como los discursos de mujeres, diputadxs, y citas de investigaciones de escritoras extranjeras, filósofas y literatas. La reconstrucción que hace de las historias de vida de personas que hoy hacen parte de las cifras de mortalidad por causa del aborto clandestino e inseguro, sumado a las preguntas con las que va cuestionando a la historia oficial dan cuenta de la metodología minuciosa con la que demuestra que en Argentina el Aborto ya salió del clóset y que verlo habitando la calle es un logro del movimiento de mujeres. El feminismo organizado es entonces responsable de dos hechos que sí propician transformaciones sociales: la democratización de la información y, por tanto, la conquista de derechos. El debate del 2018 por la despenalización del Aborto fue sin duda un cúmulo de acciones colectivas que desde distintos brazos del feminismo se propusieron conquistar múltiples espacios. La Marea Verde, que generó la movilidad e integración de los feminismos, causó no sólo la despenalización social del aborto sino que consiguió la media sanción de la Ley en la Cámara de Diputados, en donde consiguieron 129 votos a favor y 125 en contra luego de una maratónica sesión parlamentaria que durante 22 horas ininterrumpidas se debatió uno de los temas sociales más importantes desde el retorno de la democracia en Argentina. VOLCÁNICA (V): ¿Cómo entendés el movimiento feminista Argentino desde 2018? ¿Lo pensás como un movimiento político? Florencia Alcaraz (FA): Sí. Y pienso que el feminismo ha sido un movimiento político desde antes, aunque siga siendo subestimado por la política tradicional. A partir del año 2015, cuando tuvimos el primer “Ni Una Menos”, empezó a ser visto por el resto de la política y actores sociales como un emergente social importante que daba cuenta de lo que pasaba en Argentina. Y la historia de nuestro movimiento ha sido la suma de muchas partes, esto para mí es fundamental, como los Encuentros Nacionales de Mujeres (ENM) sin los cuales no habríamos tenido movimientos como “Ni Una Menos” ni coyunturas para discusiones como el debate por el Derecho al Aborto del año pasado. Otra parte es la tradición de lucha por los Derechos Humanos de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, que son la columna vertebral de la fuerza que tiene erguida a los feminismos hoy. Entonces no me gusta cuando se refieren al debate como una “derrota” porque hubo un montón de conquistas como haber sacado de una vez por todas el aborto del clóset y que se esté hablando de esto en distintos espacios más allá del activismo. El debate de 2018 significó dos cosas para los feminismos: un saldo de organización y un salto de organización. Un saldo legislativo importante porque se conquistó la media sanción en la cámara de diputados y diputadas, que fue histórica, y además se logró la despenalización social del Aborto.


Después hubo un bloqueo de la posibilidad de ese derecho por parte del Senado, sí. Creyeron que no íbamos a llegar hasta ahí y entonces subestimaron nuestro proceso político. Desconocían al feminismo como fenómeno político de incidencia y desconocían la historia sobre la que se remonta el feminismo. Y la verdad es que nuestra articulación, transversalidad y forma de hacer política feminista no fue tan efectiva en el Senado como lo fue en la Cámara de Diputados. En el Senado nos encontramos con el fuerte obstáculo de los poderes más fácticos: fundamentalismos religiosos, grupos antiderechos representados por Marta Gabriela Michetti (Vicepresidenta de la Nación que preside el Senado) y otros actores que bloquearon totalmente la discusión en cualquier espacio. Entonces hacer política feminista se hizo aún más difícil. De hecho, a mi compañera y a mí no nos dejaron entrar al recinto el día de la discusión. Nos prohibieron la entrada con un llamado de atención y una alerta de seguridad por supuestamente “haber hecho disturbios en una de las audiencias”. No nos dejaron pasar porque no querían que estuviéramos ahí ni haciendo periodismo ni haciendo política feminista. Hasta nos prohibieron sacar los pañuelos verdes y nos los confiscaron en la entrada. No nos dejaban tomar agua libremente en el recinto y nos miraban los celulares. El Senado fue muy hostil con todas porque representábamos una amenaza y de eso no tengo duda: si era Ley, rápidamente se iban a lograr procesos de despenalización o de discusión legislativa en otros países de América Latina, porque todos los países de la región nos estaban mirando. V: Ahora que mencionás a los países de la Región, no puedo dejar de hablar de lo que ha estado pasando en Colombia. La discusión que se está dando sobre Aborto en mi país es de un absoluto retroceso que pasa por encima de nuestros derechos conquistados. La intención que se presentó a finales del 2018 en la Sala Plena de la Corte Constitucional por parte de la magistrada Cristina Pardo es sin duda un ejemplo del poder que pueden tener los grupos antiderechos, y los movimientos religiosos, dentro de los espacios políticos. Y sorprendentemente mantienen los mismos protocolos para todas sus manifestaciones: ¡el bebito ingeniero llegó hasta Colombia! FA: Para mí eso tiene que ver con una atmósfera regional, relacionada también con la asunción de Trump en Estados Unidos, Bolsonaro después en Brasil y Duque en Colombia. Hay toda una representación política que empodera peligrosamente a los movimientos antiderechos. Y también hay algo muy tramposo que nos dicen y es que los grupos antiderechos, o los fundamentalismos religiosos, están apareciendo como respuesta a la nueva fuerza del feminismo cuando en realidad estaban aquí de antes, pero con la cabeza baja, sin el mismo poder. Con esta atmósfera de gobiernos de derecha, neoliberales y de varones en el poder, para mí no es un dato menor que no haya ninguna mujer presidenta en América Latina y el Caribe. Hace algunos años teníamos a cinco mujeres: Mireya Moscoso en Panamá, Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, Michelle Bachelet en Chile, Laura Chinchilla en Costa Rica y a Dilma Rousseff en Brasil. Había mujeres en el poder y ahora no hay ninguna y esa ausencia empodera los grupos que representan los intereses antiderechos. Entonces el debate ponía en jaque no solo el derecho que debemos tenemos las mujeres, niñas, varones trans, y demás personas gestantes a decir que no en este país, sino en toda la región, pero fallaron. La Marea Verde se extendió más allá de la Argentina y se reactivaron campañas que habían


empezado aquí. El ejemplo de Argentina hizo que reverdecieran los verdes que siempre estuvieron ahí, latentes en otros países. Armaron sus campañas, hicieron sus pañuelos, algunos son verdes, otros son de otros colores pero, para mí, se abrió una conversación pública sobre el aborto a nivel internacional. El 8 de agosto de 2018, jornada de debate en el Senado de Argentina, hubo casi 60 países haciendo pañuelazos por Argentina por un tema tan controvertido como el aborto. ¡Por el aborto!. Porque yo no niego que el aborto es un tema que genera controversias personales, individuales, políticas y sí, hay posturas. El problema es cuando los gobiernos toman una postura antiderechos que va en contra de la vida de las personas gestantes. Pero a pesar de ser un tema controvertido, se logró una conversación internacional, global y transnacional. V: ¿Por qué es importante que la historia de las luchas feministas sea contada por una multiplicidad de voces que sistemáticamente han sido censuradas por la historia heteronormativa y escrita por hombres? ¿Por qué debe ocupar la mirada de género los espacios en donde no se nos han garantizado ni reconocido nuestros derechos? FA: Me parece que el periodismo feminista viene justamente a disputar un relato, una narrativa, una historia heteronormativa, y no solamente heteronormativa, sino vista desde la perspectiva de los varones. Hay dos cosas que me obsesionan como periodista: Una es la construcción de un archivo y una memoria feminista, para que quede un registro para las generaciones futuras de todo lo que hicimos para vivir de una forma más digna, y la otra es hacer de nuestras vidas, y de las que vengan, una vida más vivible. Entonces el rol del periodismo y de la comunicación feminista es fundamental porque necesitamos dejar registro de todas las luchas que hemos dado y para eso necesitamos muchas narradoras, muchas escritoras. Y aunque este libro fue escrito por mí deberían existir múltiples libros por cada jurisdicción de la Argentina para que nos cuenten cómo fue tomado el tema en cada lugar y quiénes fueron las pioneras de la lucha en cada región. Cómo sucedió todo en Salta, en Tucumán, en Santa Fé, etcétera. Porque mi libro tiene una limitación: está contado desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Sin embargo traté sumar voces de las provincias y traté de contar algunas historias que no se limitan a la capital. El desafío es abrir el juego a diversas voces, a diversas protagonistas. A mí me interesó contar lo intergeneracional, por ejemplo. En uno de los capítulos hay pibas, viejas, y también hay un varón trans. Luciana Peker habla de La revolución de las hijas en su nuevo libro, pero para mí no solo hay una revolución de las hijas sino también una Revolución de todas, entrelazadas. Un tejido intergeneracional porque el feminismo es intergeneracional. Nosotras aprendemos de las más viejas que nos dejan una herencia, un legado. Las más jóvenes tienen otra forma de encarar el feminismo, más disruptiva, más irreverente, y a mí me toca estar en la generación del medio, en un sanguchito en donde hay tantas feministas como feminismos. V: Como lectora sentí que fuiste muy respetuosa de los espacios que otres han ocupado y que deben ser narrados con sus voces y desde su experiencia. El feminismo también nos debe servir para exigir o evidenciar eso: la ausencia de voces que puedan narrar sus propias historias y el problema de hablar por las demás. FA: Sí, debemos empezar una nueva forma de hacer periodismo y de escribir. Yo no soy solamente periodista sino también activista y tengo un gran respeto por las


organizaciones y por mis compañeras activistas porque yo también me siento parte de esa Marea Verde. Escribí sobre algo que no me es ajeno porque me movilizó. Y vi en la tele que el 8 estaban todas las chicas en la calle, o sea, yo estaba ahí, y en momentos me fue difícil decidir si estar presencialmente con ellas o escribir sobre ellas. Y bueno, el libro es un mapa de afectos, de cosas que quiero y que me afectaron también en mi vida como activista. V: Claro, porque lo personal es político, ¿no? FA: Sí. El año pasado, cuando comenzó el debate, me entusiasmé con la posibilidad de que existiera este libro porque si no lo escribía yo a lo mejor iba a venir una persona de afuera, que mirara el feminismo como un fenómeno, a escribirlo por nosotras. Y este libro tenía que existir pero con nuestra voz. Mi aporte activista fue hacer este libro, cubrir las audiencias, estar trabajando en torno a este tema con el interés de dejar una herramienta y un registro de lo que estaba pasando para las feministas del futuro. Eso me obsesionaba el año pasado, que nadie estuviera registrando todo ese proceso, sobre todo para las más jóvenes que tal vez no conocen a las más viejas, que no conocen la historia de la campaña, no conocen de dónde viene el pañuelo verde, no saben la historia de los encuentros. V: Después de transitar la Marea Verde y corroborar que sí hay un pueblo feminista, ¿cómo explicarías la potencia de los feminismos populares? ¿Cómo se evidencia la transversalidad en los feminismos latinoamericanos? FA: Argentina es un país muy particular y por eso creo que para explicar la Marea Verde hay que entender primero Argentina. La lucha de las madres y de las abuelas de Plaza de Mayo que hicieron de su búsqueda personal e individual un ejemplo internacional de la búsqueda de Justicia y de la No venganza, la historia obrera de la Argentina, la fuerza que tienen acá los sindicatos, lo que pudo construir el peronismo, el movimiento piquetero y tantos más movimientos sociales. Y los feminismos populares se nutren de todo eso. No conozco la realidad de otros países tan profundamente como conozco la realidad de la Argentina, pero todo eso forma parte del Feminismo Popular. Ahí se inscribe el feminismo y de hecho el pañuelo verde rima con el pañuelo blanco de Las Madres. Entonces ahí hay una inscripción, una herencia, una historia que lo hace potente y particular. Y hay algunas experiencias interesantes que quisiera destacar: lo que está sucediendo en Chile con respecto al aborto y como las chilenas se estuvieron tomando las universidades el año pasado. Las Viejas Verdes en Colombia también me parece un proyecto súper creativo que está abriendo la conversación sobre el aborto a través de redes sociales, usando la ilustración y haciendo alianzas con el conocimiento académico. Y creo que el espíritu y el deseo de la experiencia que vivimos el año pasado sí es exportable a otros países de la región y la posibilidad de transversalizar en Argentina la tenés. Los organismos de Derechos Humanos que hacen acompañamiento, las mujeres en los sindicatos dando la pelea, todo eso va confluyendo y se derrama de algún modo en forma de activismo. Los centros de estudiantes de universidad acá son muy fuertes, los de los secundarios también. Hay mucha movilización social y hay mucha historia de ocupar la calle. Todo eso para entender esas dos jornadas y por qué la gente durmió esperando por una ley. En otros países no existe esa masividad. Ni en Brasil que son un montón de personas. Simultáneamente, en Brasil el Tribunal Superior de Justicia tenía que resolver una


cuestión judicial vinculada con el Aborto, cuestión que se reactivó en seguida con lo que pasó en Argentina, y la verdad que no era el contexto para que se diera ese debate que fue bastante complejo. V: El movimiento de mujeres en Argentina, sus acciones históricas y su articulación con distintos aliados, permitieron que la Ley se presentara en ambas cámaras, frente a Diputados y ante el Senado. Esos escenarios invitaron a la participación de la ciudadanía, ¿Por qué es importante que esto suceda? FA: Un tema que hace parte del libro es el de la televisión, que acá fue una aliada y nos abrió una puerta a lo popular. La televisión llegó a personas a las que nosotras no interpelamos como activistas y posibilitó que el debate legislativo real se diera en otros lugares, sin que pareciera una propuesta de la televisión. La fuerza la hizo el feminismo con todo el trabajo previo, pero la tv fue una aliada insólita. Durante mucho tiempo las feministas argentinas fueron invitadas a la televisión. Nos sentaban con curas, el padre Grassi (un cura pedófilo que hoy está preso por abuso sexual) y con representantes antiderechos. Pero en el 2018, cuando aparece el debate en el programa Intrusos, no nos enfrentamos a esa misma situación. Cinco mujeres tuvieron lugar para hablar sobre este tema. Plantear argumentos fue una forma muy estratégica de abordar el problema desde la televisión. De hecho a la primera invitada, Florencia Freijó, no la llevaron a hablar de aborto sino de una cuestión de chimento. Después siguieron Malena Pichot, Julia Mengolini, Señorita Bimbo y finalmente Luciana Peker, que nombró explícitamente el tema del aborto y ahí, recién Jorge Rial se compromete a tratar el tema, fue progresivo. Y al debate del año pasado llegamos muy preparadas con argumentos científicos, teológicos, de salud pública y Derechos Humanos. Y del otro lado nos encontramos con discursos de hace treinta años. Para mí eso caló en la sociedad. Por más que no fue ley, y que hay un sector grande de la sociedad que no está a favor de la despenalización, creo que los argumentos quedaron expuestos. Es decir, nadie con inteligencia aceptaría que una mujer muera por practicarse un aborto inseguro y mucho menos negaría que existe esa realidad. V: Claro, la insistencia del feminismo consiste en eso: generar una conversación, un diálogo, un intercambio. FA: Y con esto que me decís, y la idea del feminismo popular, pienso en la diversidad de argumentos durante las exposiciones en la Cámara de Diputadxs. Quieren llevarnos por el tema de la religión pero acá hay católicas por el Derecho a decidir, mujeres católicas que abortan y mujeres que acompañan a otras mujeres para que aborten. Quieren llevarnos por el tema de la salud pero aquí hay medicxs. Quieren llevarnos al tema de la justicia y así sucesivamente vamos respondiendo. O sea, en las exposiciones que se hicieron hubo una amplia diversidad de argumentos: diversidad de edad, de formación académica, de procedencia geográfica porque vinieron de casi todas las provincias a exponer. Vinieron mujeres de las villas, personas trans, actrices y personas del mundo del espectáculo. Mientras del otro lado nos encontrábamos con homogeneidad: eran casi todos varones, médicos de la Universidad Austral, blancos y heterosexuales. Tenían pocas mujeres, otrxs de la Universidad Católica y algunas personas que vinieron de otros países. Esta diversidad nuestra nos permitió acercarnos más al debate público y fue una de las características más interesantes y valiosas del debate.


V: El 28M de este año La Campaña por el Derecho al Aborto Seguro Legal y Gratuito presentó el texto de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). ¿qué sigue en agenda? FA: Hay que ampliar los imaginarios legislativos. Es muy importante que esa parte se discuta, pero también hay que ampliar los temas pendientes que están vinculados con el Aborto. Tenemos pendiente una modificación a la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) que la haga más compleja, integral y obligatoria y que aporte a la educación laica, científica y obligatoria de la ESI. Esta debe ser una modificación específica que limite el ideario de conciencia porque algunas escuelas y colegios eligen no adoptar ESI dentro de su currículo por su ideario institucional. Después hay otras legislaciones que se pueden pensar desde la producción pública de Misoprostol, también debemos pensar en una reparación económica a lxs hijxs y familiares de mujeres que murieron por causa de abortos clandestinos y hacer un registro fiel de las mujeres que murieron abortando en Argentina. Digo, hay propuestas legislativas que se pueden pensar en relación al aborto y a los Derechos Sexuales y Reproductivos y creo que el desafío del Feminismo es seguir ampliando la imaginación política. Estamos en un país que decidió no tener más Ministerio de Salud, lo rebajó a Secretaría, y una de las banderas populares del feminismo hoy en Argentina es poder sacar al macrismo de este gobierno. Necesitamos un Ministerio de Salud y hay que garantizar el funcionamiento del Ministerio de Educación porque sin Ministerio de Salud no hay aborto legal, no hay “Ni Una Menos”, no hay posibilidad de una ciudadanía sexual Integral para las mujeres, niñas, adolescentes y para ningún oprimidx. Entonces me parece que el feminismo, no solo en Argentina sino en toda la región, es el fenómeno que más se opone a los gobiernos contemporáneos conservadores, neoliberales y de derecha. El feminismo es el fenómeno más dinamizador de la política hoy en día. Tenemos como desafío transformar esa fuerza que está en las calles, que estuvo en Brasil cuando las compañeras salieron a decir Ele Nao antes de que ganara Bolsonaro; que está en Chile haciendo resistencia frente a toda avanzada que comience a aparecer; que está en Colombia cuando alguien sugiere reprimir nuestros derechos; esa fuerza que está en todos lados y que se expresa de diferentes maneras: en acciones legislativas, representativas, parlamentarias y ejecutivas. Y por una cuestión de justicia social necesitamos más feministas en el poder político para que tengamos acceso a espacios de poder real, no solamente a cupos, y discutir la nueva agenda regional que corresponde al tema del cuidado. Necesitamos discutir la economía del sistema capitalista, pensar el la repartición de los recursos, los trabajos domésticos no remunerados, el aporte que hacemos a todo el sistema productivo es discutir el sistema capitalista y el neoliberalismo. Es bastante ambicioso, pero vamos a transformarlo todo. No solo vamos a conquistar algunos derechos sino que vamos a lograr una transformación total del sistema.


Entrevista a Mónica Benicio: a seis meses del asesinato de Marielle Franco, su lucha sigue viva Hace 6 meses Marielle Franco, la concejala más votada de Río de Janeiro y compañera de vida de Mónica Benicio, fue asesinada. Desde entonces Benicio emprendió una cruzada para que no quede en la impunidad este crimen de Estado. POR NATALIA ANDREA MERA SANDOVAL / 17 SEPTIEMBRE, 2018

VOLCÁNICA ES LA REVISTA FEMINISTA DE NÓMADA.

Foto: Emergentes El proyecto Diálogos de Resistencia, organizado por el Colectivo Passarinho de Buenos Aires, se llevó a cabo del 5 al 8 de septiembre. Las actividades se articularon en compañía de La Ría Feminista, Ni Una Menos, Columna Orgullo en Lucha (COEL), CELS, Seamos Libres, y La Poderosa, organizaciones feministas y LGBTI que propusieron jornadas de formación, intercambio y acompañamiento en la lucha por los derechos humanos que emprendió Mónica Benicio hace 6 meses después de perder a su compañera de vida Marielle Franco, la quinta concejala más votada de Río de Janeiro en 2017 representante del PSOL (en portugués: Partido Socialismo e Liberdade). La concejala y el conductor del coche Anderson Gomes fueron asesinados la noche del 14 de marzo después de haberse reunido con un grupo de mujeres jóvenes en la Casa de las Negras en la zona de Lapa de Rio de Janeiro. Las mochilas con las que Marielle Franco cargaba en su cuerpo representaban la lucha de los marginales, quienes sufren la violencia institucional de los Estados


Latinoamericanos, pero todo ese peso Marielle lo soportaba empoderandose a través del afecto que brindaba a cualquier persona que encontraba en su camino. Esta militancia del afecto de la mujer favelada, madre, negra y lesbiana que asesinaron hace seis meses, empezó a renacer en el camino que Mónica Benicio ha transformado en lucha durante este tiempo. Mónica ha visitado varios países del mundo denunciando las fuerzas represoras de Brasil y por supuesto, la impunidad del caso de Marielle y Anderson, dos asesinatos que se suman a las muertes impunes a causa de los abusos de poder a manos de los Estados Latinoamericanos.

Foto: Emergentes Así como este crimen de Estado, podemos nombrar algunos más que hacen parte de la realidad de nuestros países latinoamericanos: Las constantes víctimas del llamado gatillo fácil en las villas bonaerenses. El asesinato de Santiago Maldonado en agosto de 2017, un joven con ideales cercanos al anarquismo, viajero incansable y defensor de las luchas indígenas en Argentina, el asesinato de referentes del movimiento lgbti, el asesinato indiscriminado de líderes sociales en Colombia, un país donde las estadísticas muestran que cada día se registra una muerte de personas defensoras de Derechos Humanos, un territorio donde han asesinado más de 200 líderes y lideresas en lo que va de este año. La violencia de Estado es una condición que trasciende las fronteras de este continente, un flagelo que por supuesto sufren mujeres, niños y cualquier persona disidente y pobre. Mónica Benicio es una arquitecta que creció en la favela de Mare, en Río, en su visita por Buenos Aires visitó diversos espacios y tuvo la oportunidad de encontrarse con activistas referentes de distintas luchas. Los caminos que esta mujer está construyendo, son caminos semejantes a los de otrxs personas que también reclaman justicia recorriendo territorios por donde narran una y otra vez la historia de las personas que han perdido. En Latinoamérica los referentes de la defensa por los derechos


humanos comparten la condición de mártires, personas que han conseguido transformar su dolor en lucha a través de la construcción de redes en colectivo. Ejemplo de ello son las Madres y abuelas de Plaza de Mayo, quienes hace más de 40 años empezaron a reunirse en la Plaza del Congreso en Buenos Aires para construir una fuerza colectiva de denuncia por los hijos y nietos desaparecidos durante la Dictadura Cívico Militar en Argentina. Otro caso es el de Sergio Maldonado, hermano de Santiago Maldonado, él y Mónica se encontraron el día en que Marielle cumpliría 39 años, un años después de la desaparición de Santiago, dos personas a las que las une la ausencia de un ser amado en un solo camino y que aún siguen preguntándole a los gobiernos de turno de su país ¿Quién es el responsable de sus muertos?

Foto: Natalia Mera Diálogos de Resistencia inició con un encuentro en el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) donde recibieron a Mónica varios defensorxs de Derechos Humanos. Esa misma tarde se rindió homenaje póstumo a Marielle Franco en el Senado, este evento fue organizado por el despacho del Senador Pino Solanas, primer político que semanas atrás, abrió las puertas de sus despachos a algunas organizaciones feministas para escuchar y aprehender los argumentos con los que después construyó su discurso, que por supuesto, expuso con el voto a favor de la Legalización del aborto en Argentina. Esa tarde estuvieron Nora Cortiñas, referente de la línea fundadora de Madres de Plaza de Mayo y el Premio Nobel de Paz; Adolfo Pérez Esquivel también ambos hicieron parte de este homenaje donde todxs levantaron su voz para exponer su posición frente a las realidades compartidas del contexto que vive hoy Latinoamérica. Mónica Benício visitó otros lugares donde también se encontró organizaciones con las que mantuvo diálogos de intercambio para la formación e intercambio de experiencias. Estuvo en lugares emblemáticos y simbólicos de Buenos Aires. Una plaza construida por vecinos del barrio Boedo: La Plaza AVEFA, donde tuvo lugar la Asamblea Cuerpos Disidentes, Territorios con memoria en la que se pusieron en debate temáticas


relacionadas con la lucha LGBTI y los feminismos, dentro de la agenda también se reunió en un conversatorio con colectivos de mujeres Afro, estuvo en el parque de la Memoria Ex ESMA, predio donde las fuerzas represoras de la Dictadura Cívico Militar torturaba personas que después asesinaban, lugar que se ha transformado en monumento a la memoria, donde los nombres de aquellos desaparecidos están escritos en muros para no ser olvidados jamás.

Foto: Emergentes Un día antes de partir de vuelta a Brasil, Mónica participó de actividades en el Centro Cultural Trama, jornada de Educación popular diseñada por maestros de un Bachillerato barrial donde tuvimos la oportunidad de proponer la siguiente entrevista. Nos sentamos en la terraza del edificio junto a su intérprete. Mónica aún no habla fluido el español, pero me entiende cuando le pregunto de forma pausada, me responde de la misma manera en portugués y la mujer que nos acompaña traduce en simultáneo: Volcánica: ¿Qué sientes que aporta toda esta experiencia a tu construcción? Monica Benicio: Sin duda fue una experiencia muy rica, así como este momento también. Como dice tu pregunta, son diferentes movimientos, distintas luchas con un sentimiento de resistencia y de esperanza en la construcción de un nuevo modelo de sociedad, lo que todos tienen en común. Mirar la historia de cada une, entender la lucha, incluso con tanto dolor. El caso de Madres de Plaza de Mayo, es una inspiración para mí. Salgo de Buenos Aires y vuelvo a Río de Janeiro sin duda con mucha más esperanza, muchas más ganas de seguir luchando porque hoy tengo un sentimiento más fuerte que nunca y sé que no camino sola, fue muy importante para mí estar con lxs activistas y escucharles hablar, participar de las conversaciones, fue una experiencia muy enriquecedora. V: ¿Qué reflexiones tienes en relación al vínculo entre el movimiento LGBTIQ y los feminismos?


MB: Como feminista y lesbiana creo que eso tiene que caminar como una lucha única. Entendiendo que el feminismo en el que creo quiere construir un modelo de sociedad más igualitario, más justo para todxs. La población LGBT es siempre discriminada, tratada con mucha violencia en este modelo de sociedad que tenemos hoy, que es el machismo. Entonces, para que nuestras vidas sigan teniendo significado y podamos ejercer libremente nuestro derecho a amar, el feminismo es fundamental. V: ¿Qué balance haces de la perspectiva de clase en nuestros discursos aquí en Argentina y en los contextos Latinoamericanos? MB: Yo creo que podemos hablar de un contexto general incluso de América Latina en ese sentido, tenemos un proceso de construcción histórica parecido que lo atraviesan muchas violencias, la esclavitud, violencias que sufrieron los pueblos que ocuparon estas tierras antes. Entonces el modelo de sociedad fue construido sobre muchas violencias segregacionistas y de exclusión, de marginación sufrida por nuestra población negra, nuestra población indígena. Entonces hay una sumatoria de problemas en esto que entiendo como una lucha de clases. V: En ese mismo sentido, ¿Qué repercusión tiene esto en la lucha anti-racista en nuestros discursos y lucha? MB: Si eres mujer, sufres con el machismo, pero si a eso le agregas que eres lesbiana sufres también con la lgbti-fobia y si le sumas que eres pobre tienes prejuicio de clase y además que eres una mujer indígena o negra, estás jodida. Entonces, es mucho peso en un único cuerpo, yo me pregunto: ¿cómo hacer que ese cuerpo resista y resignifique su propia historia a punto de lograr construir una identidad de la cual se pueda enorgullecer? En el caso de Argentina en donde la Historia niega la existencia de esos pueblos, que ni siquiera reconoce la existencia por ejemplo...es algo muy doloroso. Pasa en Brasil con la población negra. Brasil es un país extremadamente racista, a pesar de tener mayoría de población negra. Creo que el gran desafío, lo que he dicho ya desde hace tiempo es mirar hacia un nuevo modelo de sociedad con empatía y solidaridad hacia los nuestros. Si miramos al otrx con indiferencia sin reconocer su dolor, no podremos siquiera entender que somos indiferentes con el dolor del otrx. Ese es el racismo, en un contexto machista en que matamos mujeres por el simple hecho de ser mujeres, matamos a la población negra por su color de piel, matamos a la población lgbt por el simple hecho de querer amar a quien quieran, en todo este contexto de violencia eso es muy grave. Y no tengo una respuesta de cómo se puede construir diferente, a no ser que lleguemos a tener empatía y solidaridad para visualizar nuestra sociedad, entender los problemas y construir algo diferente. Esto no pasa siquiera por reconstruir nada, porque lo que tenemos está fallido, no nos sirve más en tanto humanidad, creo que necesitamos resignificar lo que ya aprendimos y entender que antes de cualquier diferencia posible nosotrxs estamos en el mismo lado porque somos humanos, creo que es eso.


Foto: Vivian Ribeiro V: ¿Qué otras acciones políticas con la colectividad brasileña te propones después de trazar todos estos caminos viajeros de aprendizajes? Mónica se detiene y suspira cuando le hago la pregunta. Su intérprete me pregunta: “¿en Brasil…?” Pienso un segundo en la condición de migrante, en el lugar que tienen las luchas por los derechos humanos y la justicia social. Les digo lo que pienso, que las luchas se dan en todos los caminos que nos trazamos cotidianamente, “yo vivo acá y soy Colombiana, y estoy dando la pelea desde mi condición de migrante”. Las tres sonreímos y nuestras miradas se encuentran en la complicidad y la esperanza. MB: En Brasil tenemos un problema, la falta de articulación y de organización incluso de la misma izquierda. Es muy diferente de lo que pasa en Argentina, percibo que existe una articulación organizada de los sindicatos, me parece que eso es extremadamente valioso, una construcción de otro modelo de política diferente a lo que tenemos en Brasil. No sé cómo puedo contestarte, ya que no soy una figura política, creo que una de las contribuciones que puedo dar en ese sentido es este tipo de acciones, donde participó en rondas de conversaciones, con la articulación de otras organizaciones y movimientos sociales para compartir esas experiencias y pensar un nuevo tipo de construcción en el cual podamos lograr acciones efectivas, sin necesariamente ser una figura política, una persona con pluma para firmar leyes y autorizar. Pero creo que esta articulación es mucho más valiosa que la pluma misma. En ese sentido, creo que hay que seguir generando espacios como estos que vi acá. V: ¿Cuáles son los temas en agenda del Feminismo en Brasil? MB: Todos los que puedas imaginar. Tenemos pautas en agenda que tienen que ver con los índices crecientes en los casos de femicidios, índices que aumentan y aumentan. La visibilidad lésbica, lgbt de manera general. La verdad es que toda latinoamérica está jodida, es más fácil decirlo así. El feminismo, en realidad tiene que hacer una deconstrucción de algo muy poderoso que es el


patriarcado y que está articulado con algo muy poderoso también que es el capitalismo, es una lucha larga y dura, pero creo que la revolución está en curso. Estamos acá, presenciamos este Tsunami verde que las mujeres argentinas hicieron por la legalización del aborto y reverberó en toda Latinoamérica, no sólo nos unimos desde la solidaridad, al mirar esto pensamos, esta lucha también es nuestra. Somos solidarias con las compañeras argentinas pero también con ánimo porque entendemos que no estamos solas y que somos muchas y que sí podemos hacer la diferencia, sí podemos construir algo más. V: El camino feminista es una lucha también por nuestros espacios personales, privados, que también son políticos. Tu lucha nace desde un vínculo que ocupa tu intimidad. ¿Qué sentido tiene el viaje en el tejido de tu lucha, que a su vez es legado de Marielle? MB: Es poesía tu pregunta. La intérprete me dice, mirá creo que es la pregunta más bonita que le traduje en todo este viaje. Mientras tanto, Mónica traza algunas líneas en un papel intentando buscar alguna respuesta en la tinta verde de su lapicera, hace movimientos con la mano, intenta algo que le ayude a impedir el llanto para escapar de la respuesta, por supuesto, es una pregunta que la atraviesa, la ubica en el lugar propio donde convive con la ausencia de Marielle, su intimidad. MB: No sé cómo responder, dice. Pero de hecho encontré más que nunca dentro del feminismo una acogida muy grande no sólo acá, sino en otros países también. Alrededor del mundo he encontrado una red de solidaridad y un afecto muy grande en el Feminismo. Mujeres que no sólo se identifican con la lucha de Marielle sino que al mirar nuestra historia de amor, fueron solidarias a mi dolor. Ellas hicieron un esfuerzo muy grande para decirme que no estoy caminando sola. Paremos acá, así no nos ponemos a llorar las dos, le dice a su intérprete.



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