Natalia Oreiro: "Me gusta ser una actriz que canta”
Foto: Revista¡HOLA!
Está ensayando dos películas en simultáneo y casi no tiene tiempo para descansar. A los 33 años, Natalia Oreiro vive un fin de año caótico, desdoblada entre su vida privada y los personajes de Infancia clandestina, la ópera prima de Benjamín Avila que empieza a filmar en enero, y Mi primera boda, la comedia romántica negra de Ariel Winograd que se filmará en marzo. “Entre mi vida y los personajes, estoy pensando en tres personas al mismo tiempo. ¡Es un caos!”, dice Natalia, quien estuvo ensayando en un campo de Brandsen con el equipo de Infancia… y quiso aprovechar el fin de semana para escaparse a una chacra a quince kilómetros de Carmelo junto con Ricardo Mollo, su pareja desde hace nueve años. “Me parece un lugar precioso para venir a descansar, súper cerca de Buenos Aires. Es soñado.”
Pero Natalia no sólo aprovechó para dormir hasta tarde y salir a caminar por el campo. El sábado al mediodía pasó por la inauguración de Tierra de caballos, un hipódromo que donará parte de sus ganancias al Hospital de Carmelo, y que fue ideado por el empresario Eduardo “Pacha” Cantón, flamante dueño del hotel Four Seasons. “Soy cero burrera, no entiendo mucho, pero me pidieron que fuera la madrina y quise participar de onda porque creo que es genial que exista un lugar así para toda la gente del pueblo.”
El sábado, Natalia llegó puntual para cortar la cinta que dejaba inaugurada la pista y participar del festejo que reunió a vecinos de la ciudad uruguaya y empresarios de Buenos Aires. “No sabía muy bien qué ponerme, no quería venir de blanco, porque es obvio que todo el mundo usa ese color para los eventos en el campo”, cuenta. El outfit que eligió la actriz fue perfecto: un vestido largo con un estampado búlgaro, una chaqueta verde militar y botas texanas color marrón. “Cuando llegué, me saqué los aros porque me pareció demasiado”, confiesa Natalia, aunque al momento de las fotos corrió hasta el auto a buscarlos para darle un toque dorado a su look.
–¿Cómo planeás festejar Navidad y Año Nuevo? –El plan es siempre súper familiar. Para Navidad, volvemos a Uruguay con Ricardo para pasarlo con mi familia. Y Año Nuevo lo festejamos con la familia de él, aunque todavía no sabemos muy bien dónde. Quiero aprovechar para descansar un poco; como me agarró justo el verano con dos proyectos cinematográficos, voy a tener cero vacaciones. –¿Cuáles son tus deseos para 2011? –Paz, trabajo, salud y solidaridad. Parecen palabras muy frecuentes pero, por el momento que estamos viviendo en Argentina, creo que es importante reflexionar y pedir por una Latinoamérica más unida, trabajo para todo el mundo y solidaridad, que no siempre es suficiente. –¿Y en lo personal? –Seguir así, me gusta mucho mi profesión y estoy agradecida por la posibilidad que me da el cine de hacer distintos personajes.
–Veo que todavía no pedís un hijo… –No sé, vamos a ver, por ahora no. Sólo deseo seguir enamorada, es lo más importante. –¿Qué balance hacés de 2010? –Fue un año muy bueno, de muchos riesgos, porque hice dos películas, Francia y Miss Tacuarembó, muy distintas entre sí. Pero estoy contenta porque volví a cantar, siempre me gustó mezclar la música con la actuación. –Tu último disco, Turmalina, fue lanzado en 2002, ¿Tenés ganas de sacar otro? –Por ahora, no. Hoy estoy más abocada a la actuación. También me ofrecieron muchas veces hacer musicales en teatro, pero nunca me animé. Me gusta ser una actriz que canta, es un buen complemento.
–¿Cuál sería tu asignatura pendiente? –No siento que me falte algo concreto. Cuando recién llegue a Argentina, tenía muchas ansias de hacer y de conquistar. Y eso es algo que todavía sigo sintiendo, es como un motor que llevo adentro. Siempre tuve mucha suerte, pero también trabajé mucho para que las cosas sucedieran. Nunca me fijé en lo que me faltaba. Hasta cuando no contaba con nada, sentía que tenía un montón. Texto: Julia Talevi Fotos: Federico De Bartolo