Correspondencia

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Introducción

El Día de Muertos y las tradiciones mexicanas

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n el territorio mexicano cada Estado de la República e incluso cada comunidad tiene sus particulares tradiciones, sus costumbres y modos de vida más arraigados. No obstante hay una tradición que se distingue de las demás por su fama y colorido. Se trata del Día de Muertos. Sin embargo pensar en el Día de Muertos no se limita solamente al sentido que le otorga al día 2 de noviembre la Iglesia católica. También se refiere al profundo misticismo relacionado con los altares, las ofrendas, los adornos y las tradiciones culinarias propias de estas fechas en México. Pero todo ello es algo superficial, algo muy atractivo y fascinante, pero que se fundamenta en una intensa sensibilidad muy mexicana ante la inminencia de la muerte y cómo se afronta su llegada en el territorio nacional. Todo lo anterior nos releva una perspectiva al mismo tiempo festiva, religiosa, irónica y al mismo tiempo solemne.

Según el calendario católico los días establecidos para recordar a los muertos son el 1 y 2 de noviembre en el Día de Todos los Santos y Fieles Difuntos. No obstante, de acuerdo a ciertas tradiciones indígenas la celebración inicia la última semana de octubre y termina al inicio de noviembre. De modo que en ciertos lugares del territorio nacional los festejos inician el día 25 o 28 de octubre y terminan el 2 o 3 de noviembre. Hay elementos bastante representativos del Día de Muertos. En las ofrendas mexicanas es frecuente hallar la presencia del agua, por simbolizar la fuente de la vida. También suele incluirse la sal, elemento purificador que ayuda al alma para que no se corrompa en su tránsito de un mundo a otro. Por lo que se refiere al pan de muerto tiene un significado dual; en primer lugar es una representación de la cruz de Cristo y en segundo lugar las tiras que incluye son los huesos y el ajonjolí las lágrimas de las almas que no han hallado el reposo eterno. Son infaltables las calaveritas de azúcar, amaranto y chocolate así como también otros de los llamados alfeñiques, los cuales además de hacer referencia de la muerte, en cierto modo se burlan de su inminencia. Las flores de cempasúchil y los adornos de papel de china son elementos que nunca faltan en los altares y ofrendas del Día de Muertos. Una costumbre adicional es incluir en la ofrenda una escultura de un perro azteca, denominado 2

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“Las familias mexicanas se preparan para reencontrarse de manera simbólica con las almas de los seres queridos que se les han adelantado”


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como Xoloizcuintle, que ayude a las almas a llegar al otro mundo, Mictlan, el ámbito de los muertos. Pero los Xoloizcuintles también simbolizan la alegría de los niños fallecidos. Otro aspecto esencial en la celebración del Día de Muertos es la visita a las tumbas de los fallecidos, para limpiarlas y colocarles adornos como veladores y flores. Acudir a los cementerios en familia para comer, cantar, reír y llorar en compañía de los difuntos es una de las tradiciones más importantes que se realizan en estas fechas. No pueden faltar las oraciones grupales, la música de banda y mariachi, las estudiantinas y los tríos haciendo sonar su música entre las lápidas. En la comunidad michoacana de Janitzio se cultiva una costumbre muy especial relacionada con el Día de Muertos. Luego de colocar una gran ofrenda sobre la tumba que incluye flores, veladoras y alimentos que eran de los predilectos de sus parientes fallecidos, los familiares pasan el tiempo orando y recordando experiencias de vida compartidas con el difunto. Y aunque la celebración del Día de Muertos es diferente de una región a otra del territorio mexicano, en todos los casos se comparte un aspecto esencial: se reúne la familia para recibir a las almas que llegan de visita en su día. Tras haber pasado la celebración la ofrenda es levantada puesto los objetos que incluye que han perdido su sabor y aroma. De acuerdo a las tradiciones relacionadas con esta festividad, los difuntos se han alimentado con su esencia.

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Orígen

El origen de la ofrenda de muertos

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a ofrenda en México es una tradición prehispánica que se modificó con la llegada de los españoles. Se tiene documentado que durante el periodo precolombino el ritual de la ofrenda no existía como tal, pues era parte de los entierros colocar vasijas, figurillas de dioses y elementos que acompañaran a los muertos en su paso por el inframundo para llegar a su destino final. La creencia era que si marcaban un camino establecido para sus muertos durante cuatro años (el tiempo en que tarda en descomponerse el cuerpo humano según la idea náhuatl) éstos encontrarían su lugar final, ya que al descomponerse el cuerpo hasta quedar solo los huesos, éste queda purificado. Los mexicas principalmente, creían en las “regiones de la muerte” tales como inframundos y cielos, donde para poder alcanzar estos estados era necesario proveer a los muertos de sal, agua y copal, elementos que hasta la fecha siguen siendo la base principal de lo que hoy conocemos como ofrenda. Durante la colonia, el sincretismo se dio cuando se les obligó a los indígenas a realizar este tipo de rituales de manera individual; los españoles celebraban el día de los “Santos Difuntos” el primero de noviembre de cada año; por lo que se les hizo una fecha ideal para que la población americana pudiera llevar a acabo sus rituales ya que para los españoles el culto a la muerte no era correcto. La ofrenda se ha ido modificando de acuerdo a las regiones del país por lo que los elementos que la conforman pueden variar de acuerdo a la región, las condiciones geográficas y hasta los recursos naturales de cada estado del país. En nuestro país cada primero y dos de noviembre se celebra el día de “los fieles difuntos” y “todos los santos”, respectivamente, parte de éstos rituales se acompañan con la Ofrenda, muchas casas suelen poner altares de muertos u ofrendas, en muchas ciudades del país hay celebraciones que conservan las tradiciones prehispánicas, tales como Oaxaca, Michoacán, Veracruz, Ciudad de México entre otros.

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Orígen

Actualmente además de los festejos tradicionales, se montan ofrendas muy grandes dedicadas a personajes de la historia, la política y las artes, así como a sucesos que han marcado la vida social y cultural de nuestro país. Es interesante conocer como se celebran estas fechas en los diversos estados del país, por lo que puedes consultar que tipo de actividades son las que más llaman tu atención y planear tu viaje.

Significado de la ofrenda de muertos “Las ofrendas del Día de Muertos,

son un caleidoscopio de referencias y detalles folclóricos de raíces prehispánicas y novohispanas”

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a tradición del día de muertos es uno de los referentes de México de cara al mundo. El colorido, el exotismo, la magia atávica y sabia que se desprende de las ofrendas mexicanas del Día de Muertos es algo innegable y por ello atrae mucho la atención de todos quienes se acercan los diferentes destinos de México. Pero tantos detalles y referencias no son casuales ni gratuitos, sino que, las ofrendas de muertos tienen un sentido bien definido, un mensaje articulado a partir de los distintos objetos que incluyen. Es interesante saber más de ello de acuerdo a lo siguiente. Las ofrendas deben incluir un conjunto de símbolos y elementos que animan al espíritu a transitar desde el ámbito de los muertos, para que conviva con sus familiares durante un día completo. De entre los elementos infaltables de las ofrendas de muertos se pueden mencionar los siguientes: la imagen del difunto, la cual se instala en la parte más elevada del altar. Se acostumbra ponerla de espaldas y con un espejo frente a ella, para que el difunto únicamente pueda ver el reflejo de sus deudos y estos también solo vean el reflejo de su pariente fallecido; la cruz, símbolo utilizado por los evangelizadores españoles para introducir la doctrina del catolicismo en el México indígena posterior a la Conquista. Esta cruz puede estar elaborada de ceniza o de sal. De igual manera es importante la imagen de las ánimas del purgatorio, la cual se incluye en la ofrenda por si el difunto se extravía en el purgatorio, para que pueda escapar de allí; copal e incienso, un elemento de raíces prehispánicas que sirve para purificar lugares y personas que lo utilicen; papel picado, representación del entusiasmo festivo del Día de Muertos y de la fuerza divina del viento; agua, flores, calaveras de azúcar, yeso o barro y comida, en especial la que más le gustaba al difunto. En cada mes de noviembre los interesados en la cultura más auténticamente mexicana, tienen una estupenda oportunidad de conocerla a fondo, al admirar las ofrendas del Día de Muertos que se colocan en distintos puntos de la nación. Vale la pena visitarlas ahora ya teniendo presente lo que les hemos comentado de manera previa. Gracias a ello podremos “leerlas”, interpretar correctamente sus sentidos variados y comprender a cabalidad su atractivo y tradicional mensaje.

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Altar

El altar de Muertos en los Pueblos de México

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uando llega el Día de Muertos, una fecha de las más importantes en el calendario festivo de México, se llevan a cabo ciertas actividades de corte tradicional cuyos orígenes se remontan a los tiempos prehispánicos. Precisamente la celebración del Día de Muertos surgió en durante el esplendor de las grandes culturas precolombinas, pero con el arribo de los españoles se transculturizó y actualmente se le denomina como el Día de los Santos Inocentes y de los Fieles Difuntos. Dentro del conjunto de tradiciones relacionadas con la celebración que comentamos sobresale la del altar de muertos. Es una instalación que se realiza en los hogares mexicanos y que tiene un gran simbolismo. Incluye elementos variados y es tan representativo de estas fechas como las flores de cempasúchil y el pan de muerto. No obstante, ¿Cuál es el significado del altar de muertos? En general, el altar de muertos parte del deseo de contar con un sitio que sirva de homenaje o que ayude a recordar a amigos y parientes que se nos han adelantado en el destino que a todos nos aguarda. Montar un altar de muertos es una costumbre muy practicada en el territorio mexicano, en especial en los Pueblos de México, por ser lugares pintorescos y de arraigadas tradiciones. Con el propósito de evocar mejor a ese ser especial que hemos perdido, se añaden al altar cosas que le eran muy personales, queridas o de uso cotidiano. No obstante, el altar de muertos también incluye elementos provenientes de añejas tradiciones cuyo simbolismo no es demasiado conocido. En este caso, el objetivo de estas prácticas u añadidos es ayudar a esa persona fallecida a llegar al otro mundo más fácilmente para que pueda finalmente descansar.

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Altar

Los altares del Día de Muertos están colocados con varios niveles, mismos que simbolizan las distintas etapas que el difunto debe de transitar hasta llegar al eterno reposo. Dos de esos niveles corresponden al cielo y la tierra; otros tres simbolizan el cielo, el purgatorio y el inframundo y por último siete niveles adicionales son representaciones de los distintos ámbitos que integran el mundo de los muertos. Habitualmente los altares de muertos incluyen ofrendas dedicadas a los difuntos, por lo cual es frecuente hallar cosas, adornos, bebidas alcohólicas, alimentos y prendas de ropa pertenecientes a esa persona que se nos adelantó. Además, en los altares de muertos que se instalan en las viviendas de los Pueblos de México es habitual hallar complementos como copal, así como también aromas e incienso para purificar el alma y el lugar donde se recuerda al difunto; flores, como principal ornamento del altar, por lo general el tradicional cempasúchil, y también calaveras, las tradicionales golosinas de azúcar o amaranto que llenan de ese atractivo tan especial a los altares. Representan esa actitud tan mexicana de mofa ante la muerte, como algo inevitable para todos que no tiene porqué recibirse sin un poco de buen humor. Pero además los altares del Día de Muertos tienen velas, por su intensa asociación religiosa y la imagen del fuego como representación de un alma apartada de las demás. Con frecuencia las veladoras en los altares son colocadas en forma de cruz. Las imágenes fotográficas de los difuntos tampoco pueden faltar en los altares y para ello se colocan retratos de los mismos, aunque también se suelen usar para este fin retratos pintados y dibujos. Por lo que se refiere a la flor de cempasúchil, inconfundible por su color anaranjado intenso y su singular aroma, se le atribuye la capacidad de atraer a las almas delos muertos por su olor y su belleza triste. También suelen ser colocadas en los altares con forma de luz o en forma de sendero que simplifica el tránsito de los difuntos al más allá. En algunos Pueblos de México también se acostumbra utilizar en los altares de muertos flores de color blanco o morado. Lo mismo sucede con el papel picado también conocido como papel de china. Es un elemento que aparece en los altares en forma de cortes con figuras como lápidas, calaveras o palabras apropiadas para la ocasión. De la misma manera no pueden faltar el pan de muerto, la sal y el incienso.

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Dulces

Dulces típicos para el Día de Muertos en los Pueblos Mágicos

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a celebración tradicional del Día de Muertos tiene raíces precolombinas, incluso de hace más de tres mil años. Se trata de una festividad que ha sido declarada como Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la UNESCO, por tratarse de una de las manifestaciones culturales que mejor representan lo más puro de la mexicanidad. Además, es una celebración de hondo simbolismo, especialmente entre varias etnias importantes de la nación. En los Pueblos Mágicos tiene un especial colorido y atractivo el famoso Día de Muertos. Aunque el Día de Muertos se celebra en el mes de noviembre, en los tiempos prehispánicos tenía lugar en agosto. En este caso coincidía con la conclusión del ciclo agrícola de la calabaza, frijol, garbanzo y maíz. Es importante saber que tales productos eran ofrendados a los muertos. Con el arribo de los españoles fue que la fecha cambió para que coincidiera como las celebraciones del calendario católico de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos. Si bien es verdad que la cultura indígena de nuestro país ha experimentado un notable sincretismo, hay varios sitios del territorio nacional en los que aún se puede experimentar el singular atractivo del Día de Muertos, por la exótica combinación de tradiciones prehispánicas y elementos de las conmemoraciones de la Iglesia Católica. En muchos de los Pueblos Mágicos de México se puede tener una plena experiencia del Día de Muertos y de cómo se vive en su más pura expresión esta celebración que ha hecho destacar a nuestro país a nivel mundial.

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“Los cementerios y altares públicos se convierten de manera temporal en lugares de convivencia, con música de mariachi, tequila y los aromas de la tradicional flor de cempasúchil, adornando las tumbas”


Dulces

Ahora bien, los mexicanos obsequian golosinas a sus difuntos los días 1 y 2 de noviembre. Y no se trata de cualquier dulce, sino los más coloridos y pletóricos de simbolismo. El Día de Muertos ofrece una grWan oportunidad para que los creadores de dulces artesanales comercialicen sus productos en los mercados populares y tianguis, sino que además, los postres y golosinas que elaboran tienen valiosas referencias simbólicas dignas de resaltar. Todas ellas apuntan a la sensibilidad propia de la cultura indígena mexicana de que la muerte es algo que se debe celebrar, en especial como un paso a otro espacio, el tan enigmático más allá. Quienes partieron retornan en el marco del Día de Muertos y con nuestros seres queridos que se adelantaron siempre es un gusto volver a compartir la comida, bebida, flores y música. De la misma manera, en el Día de Muertos se acompañan estos festines en los panteones con variados dulces tradicionales. Son singulares caramelos que tienen como objetivo que las almas de nuestros muertos respondan al llamado que les hacemos para gozar de las ofrendas, repletas de antojitos, veladoras, adornos de papel, flores y recuerdos de quienes se nos fueron. De entre los dulces típicos que se acostumbran incluir en las ofrendas del Día de Muertos en muchos de los Pueblos Mágicos de México destacan los alfeñiques de azúcar, amaranto, pepita de calabaza, chocolate, cocadas, calabazates, camotes, jamoncillos (dulce de leche), calabaza en tacha, peras e higos cristalizados, tamarindo, arroz de leche, conservas de tejocote, guayaba , durazno, higos, biznagas, caña, etc. Para la elaboración de las tradicionales calaveritas de dulce se utilizan moldes de barro a los que se les añade azúcar fundido. Tras haberse enfriado el azúcar se cristaliza y de ese modo se crean las divertidas calaveritas comestibles que nunca faltan en los altares de muerto y que llevan en la frente nombres de diferentes personas. Los hay de diferente tamaño y se les puede hallar también elaboradas con amaranto o chocolate. También hay que mencionar el delicioso Pan de Muerto, las peras e higos cristalizados, el chocolate, dulce de leche, camote, tamarindo, arroz con leche, cocadas y diferentes clases de conservas: de caña, higo, guayaba, etc. Durante la celebración del Día de Muertos los dulces se colocan en los altares de muertos a fin de honrar a aquellas personas que nos eran sumamente valiosas y que se adelantaron en el destino que a todos nos aguarda.

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Fiestas

Fiestas indígenas dedicadas a los muertos

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a celebración a los muertos se efectúa entre las poblaciones indígenas esparcidas por todo el país. Tiene como motivo la conmemoración del retorno temporal al mundo de seres queridos y parientes. Los festejos se realizan año con año a inicios de noviembre, época que a la vez, señala la culminación del ciclo de cosecha del maíz. Las familias que participan en las fiestas indígenas facilitan el retorno al mundo de los vivos de las almas de los difuntos, colocando diferentes elementos, todos ellos de gran valor simbólico, como velas, flores y ofrendas en todo el camino que lleva del cementerio a los hogares de estas familias. En la medida en que se desarrollan estos festejos de la menor manera posible, se cree que los difuntos aseguran la prosperidad de sus familiares, por ejemplo, con una generosa cosecha. En cambio, si no se llevan a cabo correctamente, pueden acontecer desgracias para las familias. El encuentro entre los vivos y los muertos que simbólicamente propician las fiestas indígenas dedicados a los difuntos, sirven para reafirmar el rol del individuo en las sociedades rurales y consolidan notablemente los rituales sociales en las poblaciones indígenas. Esta fascinante tradición fue inscrita por la UNESCO en su listado de Patrimonio de la Humanidad, en el año 2008. Los criterios que se siguieron para este reconocimiento, fueron los cinco mencionados en la lista representativa de patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Algunas de las comunidades provinciales en donde se celebra de manera interesante y pintoresca el Día de Muertos, son las que se encuentran en el estado de Puebla, camino al Pueblo Mágico de Cuetzalán, como Nopalucan o San José Chiapa.

Pueblos y ciudades mexicanas para pasar el Día de Muertos

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l Día de Muertos siempre es un magnífico pretexto para visitar atractivos destinos vacacionales en el territorio mexicano. Es así que entidades como San Luis Potosí, Michoacán, Puebla y Ciudad de México se perfilan como alternativas excelentes para experimentar como nunca antes las tradiciones del Día de Muertos. Entre flores de cempasúchil y veladoras, antojitos mexicanos y antiguas leyendas, los viajeros conocerán mucho de lo mejor de México, aprovechando la celebración de los fieles difuntos. En lo que sigue les recomendaremos algunos excelentes pueblos y ciudades mexicanas para pasar el Día de Muertos.

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“Los guisos predilectos de los fallecidos se ubican en el altar y encima de las tumbas, junto con arreglos florales y bellas artesanías”


Fiestas

Pueblos mexicanos en el entorno del lago de Pátzcuaro

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ichoacán es la entidad que tiene más arraigada la tradición del Día de Muertos y eso se hace manifiesto en las comunidades purépechas que se encuentran cerca del lago de Pátzcuaro y la atrayente Isla de Janitzio en donde se llevan a cabo diversos rituales como la velación. En el pueblo de Jarácuaro los adornos más llamativos se encuentran en el Templo de San Pedro y en la Capilla de la Natividad. En tales lugares los lugareños colocan ofrendas y afuera se instalan puestos donde se ofrecen tamales y ponche caliente.

La magia de Huquechula, Puebla

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n una localidad situada a unos 45 kilómetros de la ciudad de puebla, pueden hallarse otras interesantes tradiciones y costumbres relacionadas con el Día de Muertos. Su nombre es Huquechula, donde los días 1 y 2 de noviembre se instalan grandes altares de estilo ornamental. De entre las ofrendas más destacadas hay que mencionar la de “cabo del año”, montada en honor de aquellas personas que fallecieron en los días anteriores al Día de Muertos. Las ofrendas se instalan en estructuras piramidales de entre tres y cuatro niveles, los cuales se ubican en las entradas de las viviendas. Las ofrendas de Huquechula están dotadas de un hondo simbolismo, lo que aumenta considerablemente su valor turístico y cultural.

Las tradiciones de la Huasteca Potosina

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n la región oriental de San Luis Potosí a la Fiesta del Día de Muertos se le conoce como Xantolo. Para los lugareños es la celebración tradicional más relevante del año, puesto que les permite mantenerse en contacto con sus antepasados, por medio del recuerdo y la veneración. Todo ello se mantiene así durante el transcurso de la noche. Los indígenas de la Huasteca Potosina, por ejemplo, los Teenek, acompañan las ofrendas con danza y música que se toca especialmente para estas fechas. Para el Día de los Fieles Difuntos, el 2 de noviembre, en las comunidades nahuas y teenex, es habitual que se lleven flores y ofrendas a los panteones. Otras poblaciones indispensables de visitar como parte de la ruta Xantolo son: Aquismón, Axtla de Terrazas, Ciudad Valles, Huehuetlán, San Martín Chalchicuautla, San Vicente Tancuayalab, Tancanhuitz, Tanlajás, Tanquián, Tamazunchale, Tampacán, Tampamolón, Tamuín, y Xilitla. Son Pueblos de México de gran interés durante estas fechas por sus variadas exposiciones, ofrendas y tradiciones culinarias.

Día de muertos en la Ciudad de México

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un cuando la capital mexicana es moderna y cosmopolita, no renuncia a sus más arraigadas tradiciones, de entre las que destaca por supuesto, el Día de Muertos.

Les recomendamos experimentar al máximo el colorido de esta antigua festividad en el Barrio Mágico de Mixquic, en la zona sur de la Ciudad de México. Allí se encuentra el Panteón de San Andrés, donde los días 1 y 2 de noviembre las tumbas se llenan de flores, guisos típicos y calaveras de azúcar como ofrenda para los fallecidos.

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Mixquic

Día de muertos en San Andrés Mixquic

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e sabe que en México, el día de muertos tiene un significado profundo y especial, pero, aun con ello, en ciertas comunidades del territorio nacional, este sentir se hace más patente. San Andrés Mixquic es una muestra de lo anterior y en el marco del día de muertos, en este poblado se llevan a cabo diferentes actividades tradicionales y culturales, como, por ejemplo: exposiciones, conciertos musicales, obras de teatro, espectáculos de danza, muestras gastronómicas y principalmente el montaje de bellas ofrendas de muertos. Por ello, este atractivo pueblo mexicano destaca como un interesante destino turístico, que todos merecen conocer. San Andrés Mixquic, se encuentra a tan solo una hora de distancia de Xochimilco, otro sitio favorito de los turistas. Año con año, los festejos del día de muertos que se llevan a cabo en este pintoresco pueblo, exponen una combinación entre antiguos cultos prehispánicos y los ritos católicos dedicados a la muerte.

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Mixquic

Múltiples eventos

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os festejos del día de muertos que se celebran en San Andrés Mixquic, son organizados por el Patronato del Pueblo, en mancuerna con la delegación Tlahuac. Estos eventos dan inicio el día 30 de octubre y finalizan con la sugestiva “Alumbrada” en el cementerio, el 2 de noviembre, ya por la noche. Esta última tradición se lleva a cabo de la siguiente manera: los habitantes de San Andrés Mixquic ofrecen un sentido tributo a sus difuntos, llenando de cirios y flores el panteón del pueblo. Allí conviven con sus seres fallecidos en un ambiente de recuerdos, emotividad y música. El día 3 de noviembre, los vecinos del lugar intercambian, fruta, pan, dulces y otros complementos de la ofrenda, con lo cual se concluyen los festejos de esta fecha tan especial.

Entorno mágico y colorido

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as ofrendas del día de muertos en San Andrés Mixquic, se caracterizan por su mágico colorido. Algunos de los elementos tradicionales que incluyen son: sal, agua, veladoras, flores de cempazuchitl y flores de alhelí. A veces suelen incluirse hojaldras, flores blancas- símbolo de la inocencia de los niños fallecidos- y flores amarillas- símbolo de la luz que guía a los adultos en su ruta hacia el más allá-. Todo lo anterior constituye una vivencia turística sumamente grata para los visitantes nacionales e internacionales. Quienes asistan a los festejos del día de muertos en San Andrés Mixquic, pueden complementar su paseo con un recorrido en las áreas de chinamperías que existen en el lugar, o efectuando una comida campestre en zonas al aíre libre destinadas expresamente para este fin.

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Catrina

Origen e historia de La Catrina

“La muerte es democrática, ya que a fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera”José Guadalupe Posada

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Catrina

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anto se burla el mexicano de la muerte que entre sus artefactos populares también le ha dado nombre y forma, y se llama La Catrina.

La Catrina como símbolo popular de la muerte (o uno de los símbolos dentro de toda la cosmovisión y cultura mexicana frente a la muerte) fue bautizada como tal por el muralista Diego Rivera (1886-1957), y aunque en sus obras encontramos representaciones de esta dama blanca elegante y delgada, no fue el primero en incluirla en su obra, ya que fue José Guadalupe Posada (1852-1913) el precursor de esta representación. La historia de La Catrina empieza durante los gobiernos de Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz. En estos periodos, se empezaron a popularizar textos escritos por la clase media que criticaban tanto a la situación del país como de las clases privilegiadas. Los escritos, redactados de manera burlona y acompañados de dibujos de cráneos y esqueletos se empezaron a reproducir en los periódicos llamados de combate.

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Catrina

José Guadalupe Posada (1852-1913) fue un célebre grabador, caricaturista e ilustrador que colaboró en medios como El Padre Cobos, El Ahuizote y La Patria Ilustrada. Sus críticas sociales que evidenciaban situaciones de desigualdad e injusticia en el país y en la sociedad porfiriana, le hicieron famoso además dentro del arte popular por sus dibujos de “calacas”; las calacas o calaveras ilustraban corridos, historias de crímenes, a políticos, damas, toreros… Es por ello que sus calaveras, bautizadas en un principio y por él mismo como “La Calavera Garbancera” representan al pueblo, a su carácter desenfado y festivo, y a la situación de la época, aunque hoy se les asocie más al día de muertos. El garbancero era aquel que a pesar de tener sangre indígena pretendía ser europeo y renegar a su propia cultura; situación que el ilustrador condenaba. Por ello, su calavera con sombrero, sin nada más, representa al garbancero: al que pretende aparentar lo que no es.

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Catrina

Las Catrinas también estuvieron acompañadas en los periódicos por las famosas calaveras. Las calaveras literarias, son composiciones en verso tradicionalmente mexicanas que en vísperas del día de muertos se suelen escribir como otra de las manifestaciones de la cultura popular para hacer burla tanto a los vivos como a los muertos, y recordar que todos nos vamos a morir. Están escritas con un lenguaje satírico o burlesco y son textos muy breves pero que reflejan todo el espíritu y festividad del mexicano frente a la muerte. Hoy en día se acostumbra que desde que los niños son pequeños, en la escuela, hagan burla o crítica de algún personaje o situación de interés general o moda con este formato. La influencia de la obra de Posada le llegó posteriormente a Rivera, quien re-adaptó el concepto, la bautizó como Catrina, como anteriormente menciono, y le añadió nuevos atributos, ropa, porte y elegancia, como se puede ver en Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, convirtiéndola en Catrina. Después de estos dos grandes precursores de la Calavera Garbancera o Catrina, muchos artistas han re interpretado y adaptado a su labor la esencia de la figura esquelética. Por ejemplo, Andrew Gallimore:

Frida Kahlo también añadió la figura a algunas de sus obras:

Hoy en día, la catrina, siendo una invención popular, se ha vuelto un artefacto popular y ha salido de los límites del lienzo o el grabado para ser parte de la cultura viva mexicana, de sus usos y costumbres. Parte de “lo mexicano” y de su posición frente a la muerte. La observa, se la acerca, la hace parte de su entorno, de su arte y es una artesanía que simboliza el mestizaje. Se ha vuelto artesanía que resalta la riqueza formal y espiritual del país.

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Película

Una película que rescata la tradición del Día de Muertos

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orge Gutierrez se la rifó con ‘El Libro de la Vida’, película de animación producida por Guillermo del Toro que se estrena este 16 de octubre en todo México y que ya teníamos rato esperando.

Esta es una historia de amor triangular: dos amigos enamorados de la misma mujer. Pero, no es cualquier drama barato telenovelero, es más bien una invitación a recordar, practicar y no olvidar una costumbre mexicana que nos distingue en todo el mundo, la celebración del Día de Muertos.

¿Cómo? Pues a través de la historia de Manolo, un chico obligado a seguir el oficio familiar por su padre, cuando él lo único que quiere es cantar y conquistar a María, la chica más guapa del pueblo, de quien también está enamorado Joaquín, su mejor amigo. ¡Ouch! 18

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Película

Claro que la rivalidad es un problema, pero no tan grande como en el que se va a meter Manolo al tratar de conseguir el corazoncito de María. Problema que lo llevará a recorrer tres mundos: el de los vivos, el de los muertos y el de los olvidados. Es así como nos acercamos a la famosa costumbre que estamos por celebrar acá en nuestro país, pues se hace una explicación de qué es y cómo funciona. Claro, de manera divertida. Peeeero, antes de que empieces a decir que no rescatan nada mexicano porque no va para mexicanos y mil cosas que se te vengan a la cabeza, es importante que tomes en cuenta que la película es una producción estadounidense y es claramente pensada para el público gringo, para que ellos conozcan la tradición. Lo hacen saber desde el inicio de la película y lo recalcan al final. Así que no te espantes si de repente ves ingredientes totalmente gabachos, como alguna que otra canción en inglés. Respira y piensa en esto: lo que sí hacen es respetar la costumbre del día de muertos, presentarla como lo que es, una tradición que nos mantiene unidos con quienes ya pasaran al otro lado. Perdón, no a Estados Unidos, sino a la tierra de los muertos. Antes de quejarte y de que la veas, estas son las razones de Garuyo por las que ‘El libro de la Vida’ vale la pena verse: 1. La animación es única y la simulación de cada personaje hecho de madera es maravillosa. 2. Tiene un gran soundtrack. En la peli escucharás canciones como Creep (sí, la de Radiohead), El Aparato de Café Tacvba, Más de Kinky, Cielito Lindo en la voz de Plácido Domingo, entre otras. 3. Tiene un buen mensaje: sigue tu corazón, haz lo que quieras hacer y no lo que te impongan. 4. Es una manera de resaltar una de las tradiciones más practicadas en México: la celebración del Día de Muertos. 5. Es divertida y muy colorida. Además, presenta personajes mexicanísimos como La Catrina. 6. Es una película gringa hecha por mexicanos. Es la primera cinta de Jorge Gutiérrez, destacado animador. Y como ya sabemos, es producción de Guillermo del Toro, lo que le da sello de garantía. 7. Porque te vas a reír.

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Libros

6 Libros básicos para el Día de Muertos

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roponemos seis lecturas fundamentales para conocer por qué la muerte es tan especial para nuestro país. Antropología, historia y ficción, conviven en un poker de títulos que nos revelan la relación nuestra cultura con la muerte. Las indagaciones van desde tiempos prehispánicos hasta la actualidad. Si quiere descubrir el origen, las implicaciones y repercusiones del Día de Muertos, lo invitamos a atender este conjunto de libros. Sirva el recuento para invitarlo e incorporar más obras a la lista.

Claudio Lomnitz. La idea de la muerte en México. Fondo de Cultura Económica.

Historia social, cultural y política de la muerte en una nación que hizo de ella su símbolo tutelar. Mediante el examen de la historia y del símbolo de la muerte, el estudio del antropólogo marca un hito en la comprensión del rico y singular empleo que hacen los mexicanos de la imaginería de la muerte. A diferencia de los europeos y estadounidenses contemporáneos, cuya negación de la muerte impregna sus culturas, el pueblo mexicano muestra y cultiva una familiaridad jovial, una intimidad que se ha convertido en piedra angular de su identidad nacional. Lomnitz nos guía en compañía por un recorrido que va de la España medieval a la América precolombina; del México colonial al independiente, pasando por el reformista, el revolucionario y el institucional; del México actual a la Europa y los Estados Unidos contemporáneos; de la “buena muerte” a la Santa Muerte.

Eduardo Matos Moctezuma. La muerte entre los mexicas. Tusquets. Para los mexicas la causa de muerte era un marcador importante para definir el siguiente destino de las entidades anímicas. Ellos veían en este fenómeno un paso transitorio dentro de un ciclo que tenía que ver con un sistema universal. Desde la creación del hombre, cuya parte esencial se tomó el Mictlan o inframundo, hasta alguna de las moradas responde a la observación de los ciclos vitales como la agricultura y los astros. Luego de un largo proceso de sincretismo tras la Conquista, símbolos, rituales y ciertas formas de entender el mundo siguen vigentes en el México actual. Mitos mexicas y mayas son enfrentados, en este libro a narraciones sumerias, grecorromanas y renacentistas, a través de una dinámica comparativa que saca a la luz un tejido constante hasta nuestros días.

Jaime Nulart. La festividad indígena dedicada a los muertos en México: obra maestra del patrimonio oral e intangible de la humanidad. Unesco. El 7 de noviembre de 2003 la UNESCO dio a conocer la proclamación de La festividad indígena dedicada a los muertos en México como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, con el objeto de apoyar los esfuerzos nacionales dedicados a promover y difundir uno de los complejos culturales más 20

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Libors

importantes de las poblaciones indígenas contemporáneas. La obra que aquí se presenta contiene las principales tesis que México aportó para sustentar la candidatura sobre dicha manifestación cultural ante la UNESCO, así como el estudio especializado que se realizó para documentar su importancia y las particularidades que ésta tiene en los distintos espacios de celebración ritual.

Juan Rulfo. Pedro Páramo 1954. Editorial RM. El hijo de ‘Pedro Páramo’, ‘Juan Preciado’ llega a Comala para buscar a su padre, al que no ha conocido, en un viaje que tiene su esencia en el hecho de ser una búsqueda de la propia identidad. Al llegar al pueblo se encuentra con un lugar deshabitado, lleno de fantasmas, ánimas en pena de los que allí vivieron. Pocas novelas han retratado con tal profundidad la relación del mexicano con la muerte, como la escrita por Juan Rulfo. La publicación de esta edición especial, viste una nueva aproximación a un clásico. Infantil

“En cada noviembre / que Ivar Da Coll viene la abuela / El día de muertos nos trae, como Lectorum El día de muertos es un canto a esta fiesta mexicana, un canto a las tradiciones y, siempre / historias, en especial, a la importancia de la familia. Porque el 2 de noviembre se celebra justamente eso: nuestras historias familiares. sorpresas”, así La abuela del cuento llega cargada de bolsas que traen comida, flores y decoraciones para el altar de los muertos. Pero además de “papeles picados / con mil comienza este calaveras. / Pan rosa endulzado / y atole de fresa”... los niños esperan los cuentos. cuento, ilustrado y Una vez preparado el altar, se sentarán junto a la abuela para escuchar historias de esqueletos que dan mucha risa. escrito en verso por Los cuentos de muertos y la imaginación de los niños, nos llevan a un cementerio donde los esqueletos bailan enredando sus huesos, a una boda entre dos muerel colombiano Ivar en tos vestidos de negro que se van de luna de miel en un coche que vuela por las nubes de huesos, y a una cocina, en donde el muerto se parece a un muñeco de Da Coll.

jenjibre que se ahoga en una taza de chocolate. Pero los esqueletos de estos cuentos no dan susto, porque sus huesos están hechos de harina y pasta de azúcar, para decorar el pan de día de muertos. La abuela cocina, los niños la ayudan y juntos comparten esta fiesta. El libro está escrito en un verso que rima y que vuelve la lectura ágil, musical y divertida. Las ilustraciones están cargadas de detalles, que hacen que cada página se convierta en una historia completa. Para ampliar la lectura, los niños podrían inventar sus propias historias observando solamente algunos de los detalles presentes en estas coloridas y emotivas ilustraciones. Bilingüe infantil

Bob Barner El día de los muertos / The Day of the Dead (Spanish Edition) Holiday House Calaberas de azúcar, flores y panecillos… la familia se prepara para celebrar El día de muertos. La famosa fiesta mexicana que recuerda a quienes ya no están con nosotros, se respira en cada una de las páginas de este libro. Las ilustraciones que usan la técnica del collage encantarán a los niños y les enseñarán los símbolos y elementos esenciales de esta fiesta, y si quieren saber más, un apartado al final del libro ofrece más información. Un libro que no puede faltar en las biblioteca de la familia latina.

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Cavalera: de la Música a la Moda

C

omo la perfecta fusión entre la música y la moda, Cavalera es actualmente una de las marcas más destacadas dentro de la moda brasileña.

Creada en 1995 como un negocio que podría resultar más rentable que una banda de rock, Igor Cavalera quien para ese entonces se tomaba un receso de Sepultura (donde tocaba la batería), puso el nombre y la cara a una marca que nace del trash metal.

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De hecho cuando la marca arrancó en los ‘90, estaba dedicada única y exclusivamente a la confección de poleras. Más tarde se incoporó el diseño de ropa streetwear, con un estilo skater, y hip hop que adornaba con gran estilo las calles de Sao Paulo. Lentamente, Cavalera fue promocionándose entre compañeros de banda y rockeros internacionales de la talla de Metallica y Rage Against the Machine, algunos de sus clientes. Así, la marca fue creciendo y ocupando mayor prioridad en la vida del músico, quien ahora se dedica casi al 100% a la confección y diseño de colecciones que realmente destacan por su originalidad. La nueva colección de Cavalera tiene por inspiración la imagen de Frida Kahlo escuchando a Janis Joplin en el Día de los Muertos, homenajeando así a la cultura mexicana con un desfile plagado de esqueletos, trenzas y luchadores enmascarados.

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