CUENTOS COMPLETOS DE EDGAR

Page 67

los techos, en aquellas siete estancias no había lámparas ni candelabros. Las cámaras no estaban iluminadas con bujías o arañas. Pero en los corredores paralelos a la galería, y opuestos a cada ventana, se alzaban pesados trípodes que sostenían un ígneo brasero, cuyos rayos proyectábanse a través de los cristales teñidos e iluminaban brillantemente cada estancia. Producían en esa forma multitud de resplandores tan vivos como fantásticos. Pero en la cámara del poniente, la cámara negra, el fuego que, a través de los cristales de color de sangre, se derramaba sobre las sombrías colgaduras, producía un efecto terriblemente siniestro, y daba una coloración tan extraña a los rostros de quienes penetraban en ella, que pocos eran lo bastante audaces para poner allí los pies. En este aposento, contra la pared del poniente, se apoyaba un gigantesco reloj de ébano. Su péndulo se balanceaba con un resonar sordo, pesado, monótono; y cuando el minutero había completado su circuito y la hora iba a sonar, de las entrañas de bronce del mecanismo nacía un tañido claro y resonante, lleno de música; mas su tono y su énfasis eran tales que, a cada hora, los músicos de la orquesta se veían obligados a interrumpir momentáneamente su ejecución para escuchar el sonido, y las parejas danzantes cesaban por fuerza sus evoluciones; durante un momento, en aquella alegre sociedad reinaba el desconcierto; y, mientras aún resonaban los tañidos del reloj, era posible observar que los más atolondrados palidecían y los de más edad y reflexión se pasaban la mano por la frente, como si se entregaran a una confusa meditación o a un ensueño. Pero apenas los ecos cesaban del todo, livianas risas nacían en la asamblea; los músicos se miraban entre sí, como sonriendo de su insensata nerviosidad, mientras se prometían en voz baja que el siguiente tañido del reloj no provocaría en ellos una emoción semejante. Mas, al cabo de sesenta minutos (que abarcan tres mil seiscientos segundos del Tiempo que huye), el reloj daba otra vez la hora, y otra vez nacían el desconcierto, el temblor y la meditación. Pese a ello, la fiesta era alegre y magnífica. El príncipe tenía gustos singulares. Sus ojos se mostraban especialmente sensibles a los colores y sus efectos. Desdeñaba los caprichos de la mera moda. Sus planes eran audaces y ardientes, sus concepciones brillaban con bárbaro esplendor. Algunos podrían haber creído que estaba loco. Sus cortesanos sentían que no era así. Era necesario oírlo, verlo y tocarlo para tener la seguridad de que no lo estaba. El príncipe se había ocupado personalmente de gran parte de la decoración de las siete salas destinadas a la gran fiesta, y su gusto había guiado la elección de los disfraces. Grotescos eran éstos, a no dudarlo. Reinaba en ellos el brillo, el esplendor, lo picante y lo fantasmagórico —mucho de eso que más tarde habría de encontrarse en Hernani—. Veíanse figuras de arabesco, con siluetas y atuendos incongruentes; veíanse fantasías delirantes, como las que aman los maniacos. Abundaba allí lo hermoso, lo extraño, lo licencioso, y no faltaba lo terrible y lo repelente. En verdad, en aquellas siete cámaras se movía, de un lado a otro, una multitud de sueños. Y aquellos sueños se contorsionaban en todas partes, cambiando de color al pasar por los aposentos, y haciendo que la extraña música de la orquesta pareciera el eco de sus pasos. Mas otra vez tañe el reloj que se alza en el aposento de terciopelo. Por un momento todo queda inmóvil; todo es silencio, salvo la voz del reloj. Los sueños están helados, rígidos en sus posturas. Pero los ecos del tañido se pierden —apenas han durado un instante—, y una risa ligera, a medias sofocada, flota tras ellos en su fuga. Otra vez crece la música, viven los sueños, contorsionándose de aquí para allá con más alegría que nunca coloreándose al pasar ante las ventanas, por las cuales irrumpen los rayos de los trípodes. Mas en la cámara que da al oeste ninguna máscara se aventura, pues la noche avanza y una


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook

Articles inside

El aliento perdido El duque de l’Omelette................................................................................................501 Cuatro bestias en una .................................................................................................504 Autobiografía literaria de Thingum Bob, Esq. ..........................................................509 Cómo escribir un artículo a la manera del Blackwood .............................................522 Una malaventura.........................................................................................................529 Los leones ....................................................................................................................535 El timo .........................................................................................................................539 X en un suelto..............................................................................................................546 El hombre de negocios................................................................................................550 Notas............................................................................................................................556

3hr
pages 493-578

Por qué el pequeño francés lleva la mano en cabestrillo

9min
pages 489-492

Nunca apuestes tu cabeza al diablo

18min
pages 477-482

Mixtificación

18min
pages 483-488

El sistema del doctor Tarr y del profesor Fether

29min
pages 466-476

El diablo en el campanario

16min
pages 460-465

Los anteojos

42min
pages 445-459

El Ángel de lo Singular

17min
pages 396-401

«Tú eres el hombre»

24min
pages 425-433

Tres domingos por semana

12min
pages 420-424

El hombre que se gastó

18min
pages 413-419

Cuento de Jerusalén

6min
pages 410-412

El Rey Peste

23min
pages 402-409

Bon-Bon

29min
pages 434-444

La esfinge

9min
pages 393-395

La isla del hada

9min
pages 386-389

El alce

6min
pages 390-392

El cottage de Landor

24min
pages 378-385

El dominio de Arnheim, o el jardín-paisaje

29min
pages 368-377

Mellonta tauta

28min
pages 358-367

Conversación con una momia

31min
pages 347-357

El camelo del globo

24min
pages 339-346

La incomparable aventura de un tal Hans Pfaall

1hr
pages 293-322

El misterio de Marie Rogêt

1hr
pages 251-280

El cuento mil y dos de Scheherazade

33min
pages 328-338

La carta robada

34min
pages 281-292

Von Kempelen y su descubrimiento

15min
pages 323-327

Los crímenes de la calle Morgue

1hr
pages 229-250

El escarabajo de oro

1hr
pages 206-228

Silencio

7min
pages 203-205

El coloquio de Monos y Una

16min
pages 197-202

El poder de las palabras

6min
pages 190-192

La conversación de Eiros y Charmion

9min
pages 193-196

Morella

11min
pages 152-155

Revelación mesmérica

18min
pages 183-189

Ligeia

30min
pages 161-170

La caída de la Casa Usher

33min
pages 171-182

Eleonora

11min
pages 148-151

Berenice

13min
pages 156-160

La cita

20min
pages 138-145

El hombre de la multitud

18min
pages 132-137

Metzengerstein

16min
pages 119-124

La caja oblonga

20min
pages 125-131

Hop-Frog

15min
pages 113-118

Sombra

5min
pages 146-147

El entierro prematuro

27min
pages 104-112

El demonio de la perversidad

9min
pages 100-103

El tonel de amontillado

11min
pages 84-88

La máscara de la Muerte Roja

10min
pages 89-92

Un cuento de las Montañas Escabrosas

20min
pages 93-99

Un descenso al Maelström

32min
pages 73-83

La verdad sobre el caso del señor Valdemar

16min
pages 61-66

El pozo y el péndulo

31min
pages 38-47

El corazón delator

13min
pages 69-72

El gato negro

17min
pages 55-60

William Wilson

36min
pages 26-37

Vida de Edgar Allan Poe

1hr
pages 4-25

El retrato oval

4min
pages 67-68

Manuscrito hallado en una botella

19min
pages 48-54
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.