El científico del colegio Hola, me llamo Nauzet y tengo 11 años, pero como me gusta tanto dormir no sé ni qué hora es, es más, no sé si es sábado o viernes, ahí está lo malo de mí. Estaba como un tronco hasta que… ¡RIING! -Ya sabía yo que no era sábado-me dije con voz de muerto de sueñoademás, seguro que tengo que volverme a hacer el desayuno porque mi madre Laura se habrá ido a trabajar y mi padre Francis tampoco estará. -¡Venga Nauzet, llegarás tarde! Como no, mi amigo Harry, cada vez que pasa por aquí-vive al lado-me dice lo mismo, y yo que le respondo, lo de siempre:¡ESPERA! sin contar lo que Harry siempre me dice después de decirle lo mismo de siempre: – recuerda que el científico se enfadará y te hará algo terrible-,de ahí viene que Harry todo lo que le cuentan se lo cree, en clase de
Historia nos contaron una historia de el colegio al que vamos de un científico que antes estaba siempre en la biblioteca y que algún día se murió misteriosamente, de ahí sonidos y espantos provienen de nuestro cole. El se lo cree sin más, mientras que yo no me creo esas burradas que dicen para asustarnos, ya sabéis como se ponen los profesores cuando hay un examen cerca, ¡igualitos! Partimos desde mi casa, sin tener menor detalle de la historia que Harry me contaba con detalles incluidos que el profesor no dijo y cosa que no me extraña de Harry sobre lo que le interesa. -¡Para Harry!, algún día te vas a quedar sin cuerdas vocales de tanta historieta que… -¡Cómo que historieta!, que palabra tan vulgar para una historia famosa como esta…
-Una historia que nadie se acuerda salvo yo de tantas veces que me la has contado, hasta me sé las comas de todos sus renglones, sin nombrar que ni si quiera haces sus pausas, ¡ni cortas!-intervine dándole una lección que olvidará pronto. -Lo dirás tu listillo, pero yo no hago cuentos, ¡los digo como la ley! -Ni escribirlos ni decirlos, vamos, es que ni vocalizas… -¡Que sí enterado de la caja del agua! - …ni tiene sentido-dije murmurando intentando que no me ollera para que no repitiera: ¡recuerda que el científico se enfadará y te hará algo terrible!, cosa que no quería volver a oír. Llegamos al colegio donde Harry ponía cara espeluznante-como siempre-y yo de idiota, como si sintiera vergüenza pero vergüenza de la que todos te miraban y se reían,
claro, por culpa de Harry, esa cara de atontado. Nada más sonar la sirena Harry fue el primero de la fila para entrar, ya que aprovecha tiempo para ir a la biblioteca a investigar sobre el “científico muerto”, hasta a veces me cuenta que ha oído ruidos cuando estaba solo-cosa que no me creo-pero cosa que puede ser cierta ya que a pesar del terror que sienten todos a ya bajo, ¡hasta yo!, escalofríos terribles. Llegamos a clase, hasta que apareció nuestro profesor Ramírez, en realidad se llama Juan Ramírez, lo que es muy serio e informal prefiriendo Ramírez. Llevaba unas hojas en su mano… -¡Chas, el examen! -Veo que te has acordado Nauzet-dijo riéndose con risa de malvado pero más corta.-Será de Historia. Y, en cuanto dijo eso, sabría que Harry sacaría 100 seguro, pero a
Harry se le da mal la ortografía, en cambio, a mí; sin comentarios. Terminamos el examen y empezó a corregirlos mientras hablábamos en susurro. -Psche, Harry-grité en susurro rompiéndome las cuerdas vocales sin pensar en las de Harry-¿te pareció difícil el examen?-pregunto porque si Harry dice que sí, yo estaría perdido, pero si dice que no, al menos un 50 sacaría, al menos… -No, estaba de rechupete. -Menos mal. Sonó la sirena del recreo, pero yo tenía que bajar a la biblioteca para ordenar libros, sin embargo, Harry estaría allí, porque todos, toditos los recreos Harry va allí para seguir investigando de el científico perdiéndose la diversión que pasan todos en el recreo, cosa que yo no haría.
Bajamos y Harry tomaba la delantera bajando las escaleras y yo detrás cargado de libros. Llegamos y empezamos a sentir escalofríos, pero Harry seguía caminando en busca de la estantería que pone “Libros de Historia”. Cuando llegué yo me tropecé: -Ya sé porque me cuentan que eres gafe-dije mientras me levantaba a recoger los libros esparramados por el suelo. -¡No soy gafe!, ha sido el científico que te ha tirado ya que no crees en el. -¡Mentira!-le grité. -A quién llamas mentiroso, mentiroso-dijo con una forma de chulo increíble, aunque Harry siempre se pone así cuando alguien le lleva la contraria en sus palabras del científico-únicas palabras que dice-pensé. Empecé a ordenar los libros hasta que llegue a la estantería de
historia donde Harry miraba el libro como si estuviera hipnotizado. -Harry, ¿te gusta lo que lees? -¡Shh!-dijo enfadado-¡no estoy leyendo!-
ves
que
Me acerqué al libro y empecé a leer con curiosidad mientras leía: “El científico se dice que aún merodea por la villa especialmente por el pueblo de Moya en el colegio de ese pueblo en la biblioteca, ¡cuidado!” Tras leer eso me quedé boquiabierto mientras pensaba que a lo mejor antes, cuando me caí, Harry podría tener razón. Harry seguía leyendo con curiosidad el libro y yo le miraba sorprendido, era la primera vez que leía con los ojos puestos en la lectura, porque nunca había leído con la vista en la lectura, si no, mirando para los celajes.
Cuando terminó de leer se fue como buscando algo por la parte profunda de la biblioteca donde hay libros viejos. No entiendo a que viene lo de ir para allá en esta ocasión. -Harry, ¿a dónde vas?-le dije mientras le miraba fijamente¿¡buscas libros antiguos o sobre ti!?-dije con una voz burlona. -¡No! Vengo aquí porque en el otro libro pone que el Científico merodea por la parte profunda ya que allí no hay nadie. -¡Bobadas de la persona que escribió eso!-le grité atónico. -¿Tú que sabrás?, aquí pone que se puede contactar con el si crees en el. -Que contacto si ni si quiera existe-dije murmurando-¡además, eso es mentira! -Léete el cómic de Los Pingüinos Mentirosos y te enseñan lo de mentir.
-Esos idiotas que se disfrazan y dicen mentiras enseñando a los pequeños que no hay que mentir, ¡pues qué bobada!
Seguí a Harry mirando hacía a un lado y a otro extrañado por esa parte. <<Como alguien nos vea aquí te mato Harry>>pensaba yo. Caminamos juntos en busca de pistaso bobadas-para encontrar al científico. Bum, bum Bum, bum Me asusté por completo. Mi corazón iba a cien y mis piernas estaban tan pálidas como la piel de alguien quemado por el sol. Bum, bum Bum, bum Otra vez estaba a cien, no podía caminar, pero Harry estaba boquiabierto. ¿Qué le habría pasado?
Estaba petrificado, paralizado. Lo peor era que Harry era el que sabía del científico y allí no podía dejarlo tirado. Me recorrió otro escalofrío. ¿Qué haría?, ¿por qué estaría petrificado? No sabía qué hacer hasta que llego Alonso, desde la otra esquina de la biblioteca con una sonrisa de oreja a oreja y unas carcajadas de burla. Harry se empezó a aguantar la risa hasta que la soltó y resonó en toda la biblioteca. Me habían engañado. -Te da miedo la petrificación o las estatuas-dijo con voz burlona que como la vuelva a decir se queda sin boca. -¡No!, si no que me da miedo tu cara-le dije, << ¡ja, ja!, que risa lo de tu cara, ¿verdad?>>pensé. Me di la vuelta para ver que no había ningún otro chico para gastarme una broma. Otra vuelta y… ¡pum! Petrificados los dos. Una
sombra pasó ante mis ojos dejando una nota detrás de su rostro. La cogí: “Nauzet, créeme y podrás verme y conseguir un mundo mejor. Te espero en el descampado a las doce en punto. Si no vas, empeoraré aún más tu vida.” Me quedé de piedra al ver eso. No me quedaba otra que ir porque no quería más problemas. Pero Harry y Alfonso seguían petrificados. Otra sombra y otra nota pasaron ante mí. La leí: “Cuando yo te esté hablando y esté presente los demás se paralizaran. Tú tienes suficiente cerebro para descubrir como des-petrificarlos.” Ni cerebro ni nada, yo no tengo ni neuronas, ¡venga ya! A ver quién es el burro que me está dejando las notas. Otro de los cómplices de Harry y Alfonso. O es Antonio o es Alejandro. Seguro que Silvia también está detrás de todo esto. Sin hacer mucho caso a eso Harry vino hacia mí, simplemente me dijo:
-¡Venga Nauzet! Tenemos que ir a clase que va a empezar la primera hora, ¡Inglés!-me dijo como si acabaramos de entrar. -¡Si falta cuarto de hora para que empiece Educación Física, quinta hora mi niño! Me da que la petrificación le dejó sin memoria, bueno, la poca que tenía. -Harry, ¿en qué mundo estas? -Yo, en la Tierra, ¿porqué? -Simplemente porque te perdiste. -Yo sigo aquí-me replicó por segunda vez- y si me fui no lo recuerdo. Nada. Harry le había dado en el cerebro una petrificación cerebral, como para el poco cerebro que tenía era bastante listo. Al día siguiente, me desperté a medianoche para algún aperitivo, no cené, y de repente sonó el teléfono,
me quedé paralizado. Un teléfono a las cuatro de la mañana. Lo cogí, intentando contenerme, tragué la saliva. Apreté el auricular al oído. -Di-diga-tartamudeé-¿qui-quién es? -Sólo ocúpate en mí-sonó susurrante y hueca.
una
voz
-¿Quién es? -No te importa NAUZET -¡Cómo sabe mi nombre! -Vivo en el colegio… ¿Colgué? ¿O había colgado ese…? Oh, no creía que hubiera bromistas de programas de tele para llamar por la noche a números al azar, aunque eso era muy poco probable, era no, ¡es poco probable! Estaba muerto de miedo, y, y si era… el científico… Da igual eso ahora, lo importante era que debería volver a dormir o mañana escucharía el triple las historias de Harry. Cuando estoy dormido, me cuenta aún más
curiosidades del científico encantado, ja, ja, me parto. Aunque no fue así… -Nauzet…-sonó una algo tronadora.
voz
susurrante,
Me quedé quieto donde mismo estaba, a tres pasos del teléfono. Yo lo colgué, ¿no? Me di la vuelta y el teléfono estaba descolgado, colgando de la mesa. Más y más <<Nauzet, Nauzet…>> susurrantes. Lo cogí. -Ven al descampado, la otra vez no viniste… -Ya-ya lo sé ci-ci-cien…-la atronadora me cortó.
voz
-¡Científico! Jugaremos a un juego en el descampado. -¿Qué tipo de juego? -Un juego… -¿¡Que juego?! -Trata de sobrevivir-¡ala! Sobrevivir. Siempre que juego a la guerra en el descampado o en el
recreo siempre soy el primero en morir-mañana a las seis en el descampado. -¿Y-y si no quiero ir? -Irá a buscarte. -¿Irá, no sería iré? -Piiip…piiip… Colgó. ¿Es posible jugar monstruo al escondite?
con
un
No creo. A la mañana siguiente-como no-sonó el despertador como todos los días, tarde. Nada más bajé vi las tostadas encima de la mesa junto con leche, gofio y ColaCao. Un lujo. Pero hoy la voz de Harry: -Nauzet, el profe llegas tarde.
se
enfadará
si
Qué raro. No me había mencionado nada de que si llego tarde el científico se enfadará, ¿qué pasa aquí? Abrí la puerta y bajé las escaleras. Me acerqué a la barra de
bicicletas, la de Adrián, mi otro vecino y uno de mis mejores amigos, no estaba. La cadena estaba suelta. -Harry, la de Adri no está. -Ya se habrá ido al cole. -¿Al cole? Si son las siete de la mañana. ¡Qué vamos a la acogida temprana memo! -¡Ay, sí! Qué raro. -¡Eh chicos, que tal! -¿¡Adri!?-gritamos estabas?
a
coro-¿dónde
-Ah, sí, por lo de la bici ¿no? Es que me apunté a la acogida temprana. ¿En serio?-dije yo, con la alegría aún guardada por si acaso. -Yes I do-me respondió en Inglés. A Adri se le da genial todo, el Inglés, Mates, todo. Es el más listo de la clase. En cambio, yo, soy el más tonto.
Nos fuimos juntos en la bici. Qué raro, Harry no me había pronunciado al científico durante todo el camino. Cuando llegamos le expliqué lo que me pasó anoche. -Harry, a media noche, o sea, a las cuatro de la madrugada, alguien me llamó. Dijo que era el científico, que jugaría con él hoy a las seis en el descampado para jugar a algo de supervivencia o algo así-les dije. -¿Que científico ni que científico?respondió Adri. -Ninguno-respondí. -Eso es una farsa-me comentó Harry-, me lo inventé para poder hacerte la risa, ¡ja, ja! -Serás…-dije mirándole con ojos entrecortados.-, pero si tú te lo inventabas, ¿qué leías? -Cosas de coches. -¿En la estantería de historia? -Sí, la historia de los coches.
-¿Y por qué científico?
yo
leí
algo
del
-Estaba debajo. -¿Y por qué fuiste a la parte de atrás?-volví a preguntarle. -Para buscar una maqueta de alguno. Te dije que buscaba al científico por lo mismo, para reírme un ratito. -Entonces yo leí otra cosa-murmuré. -¡Sí cegato!-me respondió. El científico me había tendido, o eso creía yo, una trampa. A Harry le pasaba algo, eso era indiscutible. ¿O no? A las seis en punto, comprendí que Harry me había engañado, tanto con el teléfono como con las historias. De repente, abrirse.
se
oyó
la
puerta
-¿Qui-quién es? -Soy yo…Harry -Y, ¿qué hacía la puerta abierta?
-No sé. Oía pasos acercarse a mí. Hombre, claro, los de Harry. Al ponerse en frente mía, le noté los ojos algo raros, eran azules, ahora los tenía blancos, aunque no sabía que la iris podía ser blanca. Lo que sí era raro era que tenía una C en el centro de los ojos. -Harry, ¿te pasa algo? -Cómo que. descampado…
Ven
conmigo
al
Lo seguí hasta el descampado. ¡El descampado! ¡Harry! A eso se refería el científico cuando dijo “Irá a buscarte…”. Harry era el que más sabía de él, o sea que lo hipnotizó la última vez que se petrificó haciéndole creer que era una farsa, para que no supiera quién me dejaba las cartas, me llamaba… Estaba claro que contra mi mejor amigo y un monstruo no podré ganar
la batalla. En parte sentimental porque no podía hacerle daño a mi mejor amigo, defensa del monstruoamigo y su ataque el científico, la inteligencia, ¡soy un bobo! No podía ganarlo y puede que haya llegado mí hora y la hora, de, jugar… -Ven, cuenta mil y ven a buscarme-me dijo Harry. -Va-vale-le nervioso.
respondí
un
poco
-Si es que me encuentras vivo…-dijo entre dientes. -¡¿Qué acabas asustadísimo.
de
decir?!-grité
-Nada, nada. Tú cuenta. Empezé a contar hasta mil deseando no llegar pronto. Cuando terminé de contar intenté darme la vuelta. -A ver donde asustadísimo.
se
a
escondido-dije
El descampado era algo grande pero muy vacío de cosas como para poder
jugar al escondite. Pero a lo que miedo tenía era de entrar en el bosque que está al lado, porque podría esconderse en él. Pero pensé que si esta escondido no podrá verme y entonces aprovecharé para irme a casa. Empecé a caminar en dirección a mi casa mirando hacia todos los lados por si veía a Harry, o al científico. Lo único en lo que podía pensar era si estababan escondidos o si me estaban siguiendo cómo si fuera un rehén. A la entrada de mi casa no había rastro de Harry-Científico. Me dispuse a abrir la puerta cuando una mano me toco por la espalda. Estaba muy asustado siempre y cuando no fuera Harry. Me di la vuelta y ahí estaba Alonso. -¿Qué hay Alonso? -No nada. Vengo a verte porque no me acordaba la página que marcó Ramírez de Ciencias.
-Oh, claro. Creo que es la página 61. -Gracias Nau. -Oye(...)-miré hacia los lados para ver si estaba Harry -ya que estas aquí, ¿porque no te quedas y hacemos los deberes juntos? -Vale. Entramos en mi casa. Nos dirigímos a mi habitación para hacer los deberes. Al terminar bajamos a merendar y luego fuimos a jugar a mi jardín. -¡Pásala! -¡Toma Nau! -¡Toma ya, triple! Nos estábamos divirtiéndonos tanto que no me había acordado de Harry y el científico. De pronto la puerta de casa se abrió y se cerró de golpe. -Has oído eso Alonso...
De repente Alonso ya no estaba. Yo me estaba mareando, pero de repente caí. -Claro, ¡Alonso! Lo han planeado todo para que yo estuviera mas asustado que nunca. Pero si me estaban gastando una broma (como es de esperar) estarían esperando que adivinara el misterio para luego reírse delante de mis narices. Como soy tan tonto, habrán querido hacer eso. Pues como eso es mentira-que soy tonto-, les demostraré que soy listo. Fui a la entrada-de muy listos-para ver que ocurría. Vi que estaba unida. Entré. Empecé a caminar por el pasillo cuando vi la puerta de la cocina medio abierta. Entré en una puerta por enésima vez. Allí estaba Alonso, comiendo. -¿Que haces aquí? -Se supone que merendando. -¿Sin mi permiso?
-Te dije que si íbamos a merendar, pero tu estabas en la luna de no se dónde-por supuesto, no en la luna de estudiar-y no me oíste. Así que entré y aquí estoy. -Ahhh... Entonces, ¿tu diste el golpe con la puerta? -Sabes que está rota, y no se cierra fácilmente. -¡Ah, claro! Y llegó la hora de decir la gran pregunta-¡gran hora la de merendar!-Oye, ¿y dónde está Harry? -¿Dónde está quién? -Harry. -¡Y yo que sé quién es jarro! -Harry. -Eso. -Harry, el que está en nuestro cole, mi mejor amigo, el súper científico...
-No se de que me estas hablando, ni que científico me cuentas. Entonces, el científico se ha llevado a Harry con el, y los recuerdos de todos los que conocían a Harry... -¡Oh, no! -¡Oh, no! ¿Enserio? -Sin bromitas porfa. En ese momento, estaba asustadísimopor no decir que fui al baño y... ¡vaya lo que hice!-. Él no sabía nada de Harry. No me quedó otra que ser valiente y demostrar que no soy un gallina, mi hora de ser valiente (“algún día demostraré que soy valiente”). En ese momento sonó el timbre de la casa. Me asomé a la puerta y vi a Adrián entrar. Fui corriendo hacia el y le dije: -¡Adri, tu sabes quien es Harry!, ¿verdad?
-Emmmmmm… ¿debería saberlo? -¡No, maldición!-grité exhausto. -Vamos al descampado-dije como un experto aventurero. Nos dirigimos al descampado. Adri y yo íbamos con la bici, y el pobre Alonso; corriendo. Al llegar, nos encontramos a Harry allí sentado. Me miró enfadado. -¿Dónde estabas? Llevo esperando una hora. -Chicos. Este es Harry, ¿os acordaís? -No-dijeron a coro. -Ay, ay, ay Nau. Les he borrado la memoria temporalmente. -¡Cuánto es temporalmente! ¡Cuándo volverás a ser tú otra vez!-le grité. -Sólo te responderé a una. Temporalmente es… ¡hasta que no exista!
<<Tiene que haber otro modo de que vuelvas a la normalidad sin que desaparezcas>>pensé. -Chicos, intentad recordarlo, por favor. Se pararon a pensar mientras Harry prendía llamas. Empezó a lanzarnos bolas de fuego, pero no teníamos donde escondernos ni protegernos. -Harry. Recuérdame a mí y a todos los demás. A tu familia, a Alonso, Adri, Silvia, Ale… Se le apagaron las llamas un instante y calló al suelo. Pero se incendió y se levantó otra vez y siguió lanzándonos bolas y rayos de fuego. Adri y Alonso seguían ahí parados pensando. Ni se inmutaban que estaba un feroz monstruo-amigo ahí delante. De repente vi una bola de fuego que me golpeó. Desperté en el suelo, pero no en el del descampado, si no delante del
colegio. Oí la sirena. Una avalancha de niños pasó por encima de mí. Me levanté dolorido. No sabía que estaba pasando. No me quedaba otra que entrar a clase. Al entrar en clase no vi ni a Alonso, Silvia, Adri, pero lo más extraño es que vi a alguien muy parecido a Harry, o mejor dicho; demasiado parecido. -Oye,-susurré-¿tu te llamas Harry? -No, me llamo Jarro. -¿Jarro? -¡Es broma! Me llamo Horry. -¡Ah! Otra broma, ¿no? -No, pues no. Me quedé asombrado. Nombre raro, demasiado parecido a Harry… -¡Au!-grité al haberme pinchado con un lápiz afiladísimo. (…) Vi varias luces segadoras pasar ante mí. Parpadeé y me encontré otra vez
en el descampado con HarryCientífico y ahora nuevo: Fuego. -Todo ha sido un sueño… (…) -¡Cuidado Nau!-me gritó Alonso. Me agaché y vi otra bola de fuego pasar en frente. Alonso, Adri y yo salimos corriendo de allí y fuimos a la casa de Alonso. -Chicos: una bola de fuego me alcanzó, ¿verdad? -Sí-respondieron a coro. -Después me desmayé y soñé. -Que soñaste no lo sabíamos. -Pero en el sueño me pinché con un lápiz y me dolió. -¿Enserio?-volvieron a decir a coro. Todo eso era muy raro. ¡Un sueño en el que me doy y me duele y Harry en llamas! -Pero sigo sin saber quién es Harryme preguntó Adri.
-Lo sabrás pronto. Nos dirigimos corriendo hacia el descampado. -¡Porque vamos hacia el tío en llamas!-gritó Alonso. -¡Tengo un plan! -¡Espero que funcione!-dijo Adri jadeando. Al llegar, Harry seguía ahí, ardiendo. Me acerqué y le dije: -Harry, intenta recordarme a mí y a los demás. Me disparó una bola de fuego y salí despedido. Se acercó a mí y dijo: -¿Unas últimas palabras? -Sí-dije muy dolorido-Best Friends Forever-y caí. Best Friends Forever era nuestra frase.
Harry dejó de arder y cayó al suelo. Se levantó y Alonso y Adri inmediatamente se acordaron de él. -¡Harry!-dijeron a coro Adri y Alonso. -¿Dónde está Nau? Se acercó corriendo a mí y me levanto. -Lo siento amigo-se disculpó. -Lo siento yo por no haberte creído en lo del científico. Nos levantamos y nos fuimos hacia mi casa todos felices. En un instante miré hacia atrás y vi una sombra nada familiar…