LA ASERTIVIDAD Y LA EMPATÍA COMO HABILIDADES PARA MEJORAR LAS RELACIONES INTERPERSONALES
LA ASERTIVIDAD Y LA EMPATÍA COMO HABILIDADES PARA MEJORAR LAS RELACIONES INTERPERSONALES
Objetivo Dotar a los jóvenes de las herramientas necesarias a través de la asertividad y empatía como habilidades imprescindibles para mejorar las relaciones interpersonales.
La empatía la empatía es una habilidad personal que le permite a una persona tener la capacidad de ponerse en el lugar del otro y comprender y experimentar sus puntos de vista sin llegar a adoptar de manera necesaria esa perspectiva. Las personas empáticas escuchan a los demás con atención y son capaces de captar muchísima información acerca del otro a través, no solo de sus palabras, sino también de su tono de voz, expresiones faciales, gestos, postura corporal, etc. A partir de toda esta información, pueden intuir lo que esa persona está sintiendo y, además, tienen la capacidad de influir o modular sobre las emociones ajenas, procurando comunicar y transmitir aquellas palabras que saben que en ese momento puede servir de ayuda al otro. En definitiva, son personas que se preocupan mucho por los demás, saben escuchar, respetuosas, flexibles de pensamiento, solidarias y con una gran capacidad de autocrítica.
Ser empático Cuando una persona es empática: Se ajusta a las situaciones, Sabe escuchar, pero mejor aún sabe cuándo hablar, Influencia y regula las emociones del otro, Escucha con atención y está dispuesta a discutir los problemas, Es abierta y flexible a las ideas, Apoya y ayuda, Es solidaria, Recuerda los problemas y le da solución, Propicia el trabajo en equipo, Alienta la participación y la cooperación, Orienta y enseña, No se impone a la fuerza, Confía en el grupo y en los individuos, Estimula las decisiones de grupo, Se comunica abiertamente, Demuestra capacidad de autocrítica. Ser empáticos es simplemente ser capaces de entender emocionalmente a las personas, lo cual es la clave del éxito en las relaciones interpersonales. Cuando las personas carecen de esta habilidad tienen dificultades para poder interpretar de manera correcta las emociones de los demás. No saben escuchar, muchas veces son
ineficientes, son sujetos fríos, son personas insensibles. Estos individuos dañan las emociones de quienes los tratan. Cuando se presenta una grave carencia de esta habilidad las personas se hacen incapaces de expresar los propios sentimientos, pudiendo incluso a dejar a percibir adecuadamente los de los demás Se convierten en elementos asociales, y lo más grave aún pueden llegar a convertirse en psicópatas, individuos desequilibrados que no tienen ninguna consideración por los sentimientos ajenos y que pueden llegar incluso a manipularlos en propio beneficio.
Signos que delatan la falta de empatía A continuación, indicamos algunos signos que reflejan la presencia de una dificultad o ausencia de empatía, independientemente de su motivo de aparición. Hay que tener en cuenta que la falta de empatía puede darse a nivel cognitivo (es decir no saber cómo puede sentirse el otro), a nivel emocional (aunque se sabe cómo se puede sentir el otro ello no tiene ningún impacto emocional) o en ambos sentidos. Asimismo, además de todo ello hay que tener en cuenta que la falta de empatía puede ir asociada a diferentes características en función de otras facetas de la personalidad y cognición, no siendo aplicables todos los ítems que siguen a todos los sujetos con falta de empatía.
1. Inmersión en uno mismo Una característica que suelen tener en común las personas con falta de empatía, especialmente aquellas que tienen características autistas, es la sensación de que están centrados en su mundo interior y que no tienen total conciencia de las personas a su alrededor.
2. Problemas de comprensión No poder ponerse en el lugar de los demás hace que para muchas personas con problemas de empatía pueda ser complicado comprender las acciones y palabras de los demás, así como la reacción a las propias acciones. Ello puede generar sufrimiento en el propio sujeto o ser algo indiferente, dependiendo de si existe deseo de relación (como por ejemplo en personas con Asperger) o esta resulta indiferente.
3. Teoría de la mente distorsionada La teoría de la mente es la capacidad que tenemos para darnos cuenta que las otras personas tienen su propia mente, motivaciones y deseos, y que estas pueden ser diferentes a las nuestras. La existencia de una falta de empatía puede llevar o estar relacionada con algún problema en esta capacidad, existiendo cierta incapacidad de separar el propio punto de vista del que pueden tener los otros.
4. Egocentrismo Algo habitual en todas las personas con falta de empatía es el egocentrismo: todo lo ven desde su punto de vista, siendo este el único válido y no planteándose la validez de otros. También puede haber egoísmo: lo único o lo más importante es lo que uno mismo quiere, la defensa de sus derechos y la consecución de sus objetivos. Quizás te interese: "Personalidad egocéntrica: 15 rasgos característicos"
5. Narcisismo Si bien no es algo imprescindible es frecuente que quienes tienen falta de empatía desarrollen cierto grado de narcisismo, considerándose superiores o más valiosos que el resto y haciendo de sus necesidades algo por encima de los derechos de otras personas. Este aspecto se vincula fuertemente con el punto anterior.
6. Falta de tacto e inadecuación contextual En el contacto con los demás, alguien que no tenga empatía se va a caracterizar por una comunicación que no tiene en cuenta o para la que resulta indiferente cómo pueden reaccionar los demás. Así, pueden dejar de lado aspectos pragmáticos del lenguaje y enviar
mensajes de gran dureza sin tacto alguno hacia sus emisores. Este signo podría no ser evidente en caso de intentos de manipulación, si la persona posee una gran inteligencia y es capaz de saber a nivel cognitivo cómo afectan las cosas a los demás.
7. Impaciencia Otra característica habitual en personas no empáticas es la impaciencia para con los demás: no pueden comprender o no valoran las necesidades ajenas y les resulta irritante tener que repetirse o invertir tiempo en hacer cosas con los demás, integrándoles.
8. Siguen estereotipos y prejuicios El hecho de no tener capacidad para la empatía hace que sea habitual que estas personas utilicen para guiarse estereotipos y prejuicios, actuando a nivel cognitivo y empleando las etiquetas con el fin de guiar su conducta y pensamiento. No son capaces tampoco de ver cómo éstas afectan al comportamiento ajeno.
9. Relaciones superficiales, destructivas o evitadas Algo común a la mayoría de personas con falta de empatía es el hecho de que, al no ser capaces de identificar y valorar las emociones y pensamientos del otro como algo valioso o interesante y no poder ponerse en su lugar, generalmente mantienen relaciones poco profundas y superficiales. Es posible que este tipo de relaciones sea simplemente cordial o que exista una conducta seductora para autosatisfacer sus necesidades, o bien que directamente sean evitadas por resultar incomprensibles.
10. Conductas utilitaristas Una persona con gran falta de empatía va a tender a emplear a las demás personas como recurso para conseguir sus fines. El hecho de no ser capaz de ponerse en el lugar del otro hace que se desvalorice y se cosifique al otro, utilizándolo sea de manera directa o indirecta para cumplir los objetivos personales independientemente de sus sentimientos.
11. Agresividad y violencia Si bien no todas las personas que no tienen empatía desarrollan actitudes violentas (por ejemplo, las personas con autismo tienen problemas con la empatía y no suelen ser violentas), lo cierto es que no tener empatía hace que resulte más sencillo recurrir a estilos de solución de problemas agresivos o incluso violentos al no existir conciencia de lo que ello implica por el otro o el sufrimiento que pueden causar.
12. Falta de remordimientos Hacer algo que haga daño a los demás suele generar en la mayoría de personas cierto remordimiento. Sin embargo, en aquellos que tienen falta de empatía los remordimientos son inexistentes o mucho menores de lo habitual, si bien pueden disculparse si tienen la cognición de que los demás han sufrido o si les conviene para sus fines.
La asertividad
En primer lugar, veamos cuál es la definición de asertividad. Este término hace referencia a la habilidad social que desarrolla una persona internamente y que le permite comunicarse de una manera efectiva con las demás personas, sabe expresar sus sentimientos, pensamientos y opiniones de la forma más adecuada y en el momento apropiado sin ningún tipo de hostilidad ni agresividad. Una persona asertiva tiene la capacidad de ser clara, franca y directa en cualquier situación social siendo respetuosa y sin llegar a herir los sentimientos de los demás en ningún
momento. Así mismo, también reacciona y gestiona adecuadamente cualquier conflicto o discusión a la que tenga que hacer frente. Ser asertivo le proporciona a la persona que posee dicha habilidad beneficios como los siguientes: Satisfacción personal al llevar a cabo las cosas con la capacidad suficiente. Aumento de la propia seguridad y autoconfianza. Mejora de la autoestima. Proactividad. Comunicación eficiente con todo tipo de personas. Aceptación social y respeto de los demás. Afianzamiento de los derechos personales.
LA PERSONA NO-ASERTIVA La persona noasertiva no defiende los derechos e intereses personales. Respeta a los demás, pero no a sí mismo. Comportamiento externo: Volumen de voz bajo Huida del contacto ocular Inseguridad para saber qué hacer y decir Patrones de pensamiento: Consideran que así evitan molestar u ofender a los demás. Sentimientos / emociones: Impotencia La persona noasertiva hace sentirse a los demás culpables o superiores: Las personas noasertivas presentan a veces problemas somáticos
PERSONA AGRESIVA
Defiende en exceso los derechos e intereses personales, sin tener en cuenta los de los demás: a veces, no los tiene realmente en cuenta, otras, carece de habilidades para afrontar ciertas situaciones. Comportamiento externo: volumen de voz elevado contacto ocular retador Patrones de pensamiento: Ahora sólo yo importo. lo sitúan todo en términos de ganarperder Emociones / sentimientos: ansiedad creciente. soledad / sensación de incomprensión / culpa / frustración. baja autoestima (si no, no se defenderían tanto). sensación de falta de control FORMAS TÍPICAS DE RESPUESTA NO ASERTIVA 1. BLOQUEO Conducta: ninguna, "quedarse paralizado". Pensamiento: a veces, no hay un pensamiento claro, la persona tiene "la mente en blanco". 2. SOBREADAPTACION Conducta: el sujeto responde según crea que es el deseo del otro. Pensamiento: atención centrada en lo que la otra persona pueda estar esperando: "tengo que sonreírle", "si le digo mi opinión, 3. ANSIEDAD Conducta: tartamudeo, sudor, retorcimiento de manos, movimientos estereotipados, etc. Pensamiento: "me ha pillado" "¿y ahora qué digo?" "tengo que justificarme", etc. 4. AGRESIVIDAD Conducta: elevación de la voz, portazos, insultos, etc. Pensamiento: "ya no aguanto más", "esto es insoportable", "tengo que decirle algo como sea", "a ver si se cree que soy idiota".
Asertividad y empatía: comunicación ideal Una vez definidos ambos términos, debemos aclarar lo siguiente: Tanto la asertividad como la empatía son dos habilidades sociales que todos los seres humanos podemos desarrollar a lo largo de nuestra vida, ya sea de forma intencionada o espontánea a partir de nuestras experiencias diarias. No se da una exclusividad racional entre ambas, es decir, una persona puede ser asertiva pero no empática y a la inversa. Son habilidades sociales totalmente complementarias que un mismo individuo puede poseer. En cierto modo, podemos considerar que la empatía correspondería a la asertividad más humana y emocional. Cuando ambas habilidades se unen y se complementan a la perfección en una persona, se puede llegar a lograr un modelo ideal de comunicación con las demás personas. Y es que, por un lado, se tiene la claridad y seguridad de la asertividad, lo cual es clave para expresar y satisfacer las propias necesidades, y, por otro lado, se posee la comprensión y generosidad de la empatía, que permite practicar la escucha activa y ayudar al prójimo.
DIFERENCIAS EMPATIA
Y
SEMEJANZAS
ENTRE
ASERTIVIDAD
Y
Cuando un individuo es asertivo ha de expresar sus opiniones y sentimientos sin restricciones estén errados o no, permitiendo a la otra persona opinar sobre ellos. Cuando una persona es empática, deja que los demás les expresen sus opiniones y sentimientos sin restricciones, estén errados o no, ofreciéndole la posibilidad de hablar sobre ellos. Cuando eres asertivo defiendes tus convicciones. Cuando eres empático entiendes las convicciones de otros seres humanos. En ambos casos se deben respetar las opiniones y convicciones de los demás.
LA ASERTIVIDAD Y LA EMPATIA COMO HABILIDADES PARA MEJORAR LAS RELACIONES.
Investigaciones recientes han demostrado que cualquier tipo de relación puede verse afectada por estas capacidades (familiares, maritales, de trabajo), ya que son habilidades esenciales en muchos campos, inclusive en actividades laborales, pero muy especialmente en aquéllas áreas que tienen que ver con el trato directo al público, (ventas, relaciones públicas, administración, recursos humanos). Sus aplicaciones pueden ser diversas, y pudiesen ser empleadas con éxito en: La formación de líderes, Estudios de necesidades organizacionales, Estudios de posicionamiento del mercado, Psicoterapia, Medicina, entre otros. Algunos altos ejecutivos creen que el desarrollo de las habilidades sociales no es un aspecto importante dentro de las funciones que deben desempeñar.
Deben saber que para vender (ideas, productos, servicios) se requiere captar con mayor precisión los sentimientos de las personas, sin dejar de lado las propias convicciones. Si se tiene una comprensión precisa entre las necesidades y sentimientos de los empleados, los clientes y los de cada quien, se hará mucho más fácil poder identificar y encontrar la forma de motivación a aplicar. Esto permitirá conocer qué tan duro se puede trabajar sin tener que llegar al colapso.
Característica de las personas afectivas y empática Podemos concluir, entonces, que la asertividad empática es la habilidad que nos permite tanto entender y comprender las necesidades de las demás personas, al mismo tiempo que nos permite ser a nosotros entendidos y comprendidos por los demás. A continuación, mostramos cuáles son las principales características de las personas asertivas y empáticas: Aceptan a cada persona tal y como es, con sus virtudes y sus defectos. Son muy respetuosas. No intentan proyectar sus puntos de vista ni modo de vida en los demás. Son comprensivas, tienen una actitud conciliadora y están dispuestas al entendimiento. Saben gestionar correctamente los conflictos, poniendo los medios necesarios para su solución. Para ellas, su finalidad ante un conflicto es llegar a un acuerdo y encontrar la mejor forma de solventar la situación. Confían en la comunicación como el mejor método para entender y comprender las necesidades de los demás, así como para saber cómo actuar posteriormente. Prefieren resolver y tratar los asuntos y conflictos cara a cara. Evitan herir los sentimientos de los demás, por ello, primero, comunican el reconocimiento hacia la otra persona y, a posteriori, plantean sus necesidades, derechos y opiniones sin ningún tipo de hostilidad ni agresividad. Practican la escucha activa, es decir, primero, intentan ponerse en el lugar del otro para comprenderle, pero después también reivindican sus derechos y expresan sus pensamientos para ser igualmente escuchados y comprendidos. Cuando se comunican con alguien, además de prestar mucha atención a lo que esa persona dice, también tienen en cuenta de qué manera se expresa, qué tono de voz utiliza y qué lenguaje corporal adopta. Durante las conversaciones, evitan llevar sus opiniones o reflexiones al terreno personal y centran el diálogo en los acontecimientos. Así, previenen que la otra persona pueda sentirse atacada o herida por juicios de valor. No incurren en descalificaciones ni provocaciones para desarmar los argumentos de los demás. Son personas muy agradecidas. No les cuesta pedir disculpas ni aceptar sus errores. Se sienten cómodas expresando sus sentimientos y pensamientos y lo hacen siempre de un modo firme, razonado y justificado. Transmiten amabilidad, optimismo y buena energía a las personas de su alrededor.