Activismo y autocuidado o cómo sobrevivir mientras transformamos el mundo

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COLECTIVA LA PLAGA

CUADERNILLO DE TALLERES N°1 ACTIVISMO Y AUTOCUIDADO O cómo sobrevivir mientras transformamos el mundo.


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ACTIVISMO Y AUTOCUIDADO O cómo sobrevivir mientras transformamos el mundo. “Si nos preguntasen cómo empezar un abecedario feminista, lo haríamos con la A de Autocuidado.” Es complejo hablar de temas que nos remiten a nuestras prácticas cotidianas, dado que en primer lugar es mucho más fácil visualizar al enemigo en el exterior, lejos, haciendo de él un otro; y por otra parte, porque existe un temor permanente a interpelarnos y a reconocer que podemos estar equivocades. Hablo de autocuidado porque lo necesito, porque nunca he sido un experto en la materia; pero sé de los costos políticos, emocionales, sociales y físicos que se presentan cuando hacemos caso omiso a esta práctica de supervivencia. En un artículo publicado por Primera Vocal, proyecto de difusión de contenido en salud mental crítica, mencionan el activismo sostenible y la astenia, entendida esta última a partir del libro: Career Burnout – Causes and Cures:

1.- Activist Trauma Support, (2013). (Toma la Tierra, trad.) “Activismo sostenible: Cómo evitar quemarse.” Primera Vocal. Extraído de https://primeravocal.org/activismo-sostenible-como-evitar-quemarse/ el 12 de Septiembre de 2016.


3 “La astenia se define y se experimenta de modo subjetivo, como un estado de agotamiento físico, emocional y mental causado por la implicación en situaciones emocionalmente exigentes. Las exigencias emocionales suelen ser causadas por la combinación de grandes expectativas y tensiones situacionales crónicas. La astenia está acompañada de varios síntomas como el agotamiento físico, sentimientos de impotencia, desesperanza y desilusión, el desarrollo de un concepto negativo de sí mismo y actitudes negativas hacia el trabajo, la gente y la vida misma. En su forma extrema, la astenia representa un punto de ruptura con la realidad por el que se hace considerablemente duro el seguir luchando por cambiar este mundo”.

2.- Pines and Aronson, (1998). “Career Burnout – Causes and Cures”, The Free Press.


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ACTIVISMO Y AUTOCUIDADO O cómo sobrevivir mientras transformamos el mundo. Con este enfoque pueden surgir discusiones a raíz de la necesidad de patologizar situaciones y conflictos cotidianos con el fin de hacerlos visibles y relevantes; las contradicciones que aparecen a partir del uso del discurso médico-psiquiátrico son recurrentes. Pero frente a esto personalmente digo que en situaciones de crisis e incertidumbre, la capacidad de nombrar aquello que nos aqueja es un elemento extremadamente terapéutico. Recuperar la posibilidad de enunciar nuestras problemáticas es un paso básico para comprenderlas, desenredarlas e intervenir sobre ellas. Caso similar ocurre cuando visitamos a un psicólogue y nos afirma que tenemos depresión; el hecho de hacer concreto y definir aquellas sensaciones aparentemente abstractas que vivimos cotidianamente nos ayuda para canalizar nuestra acción; no por esto digo que el discurso médico sea la herramienta para solventar estas dificultades, de ninguna manera, pero hay que entender estos contextos en donde la situación ya no se pudo contener, donde nuestras redes no son capaces de brindar apoyo o derechamente no existen y no existen posibilidades


5 de enfrentar la problemática de forma autónoma, sea por la carencia de herramientas o por la gravedad del asunto; pero lo que queda claro, es que el aparato social no supo prevenir y mucho menos intervenir. Como afirma el artículo, un punto que no se puede obviar es el cuidado del grupo frente a estas situaciones, teniendo que tener en la palestra distintos elementos: La valoración del otro, la capacidad de hablar y escuchar de nuestros problemas, nuestros ideales de militancias, expectativas, desgaste y finalmente las señales de alerta.

Conceptualizar es politizar.– Celia Amorós


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ACTIVISMO Y AUTOCUIDADO O cómo sobrevivir mientras transformamos el mundo. Si bien es posible caer en el egocentrismo al pensar que lo que hacemos no lo puede hacer nadie más, de ninguna manera podemos pensar que estamos en posición de perder activistas, militantes y compañeres. No sólo por el hecho de asumir la correlación de fuerzas existente en nuestras iniciativas versus toda la maquinaria de este sistema asesino, ni por el peligro que pueda suponer tener a un militante incapacitado e irritable para sus labores y con el resto del grupo, sino también por nuestra ética de trabajo. Vamos, tampoco estoy diciendo que tengamos que hacernos cargo de todas las personas que lo estén pasando mal ni abogo por una caridad emocional con cada sujete que pise este miserable mundo, para nada; pero en nuestros círculos cercanos: ¿nos hemos puesto a pensar cómo está el otro?, ¿cuánto sabemos de nuestros compañeres?, ¿sabemos hasta qué punto es posible exigirles? Estas son preguntas a mi parecer mínimas para plantearnos el trabajo organizativo. Para cambiar la sociedad debemos partir cambiando nuestras relaciones.


7 Usualmente, como menciono al principio, hablar de nuestras problemáticas suele ser complejo porque nos hace vulnerables, porque no nos priorizamos y porque nunca nos enseñaron a querernos; así como las lógicas de este sistema, donde prima el individualismo y el exitismo, nos priva de las prácticas de solidaridad y es entonces donde debemos pensar qué vale más, si saber dar cara en una asamblea o tener prácticas de cuidado mutuo, es decir tomar en cuenta y asumir la relevancia de todo lo que ocurre afuera de ésta. A veces terminamos pecando al pretender mostrar una fortaleza que no es tal, creyendo que hacer bien la pega, ser buen estudiante/trabajador/amigue es sinónimo de bienestar y satisfacción; en esos casos también necesitamos descanso y también tenemos problemas. Cuando pensamos en un buen activista, sea en el frente que sea, ¿qué ideas nos vienen a la cabeza?, ¿nos vemos a nosotres mismes en esa imagen?, ¿estamos satisfeches con el trabajo que realizamos?, si no es así, ¿qué nos falta para ello?


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ACTIVISMO Y AUTOCUIDADO O cómo sobrevivir mientras transformamos el mundo. Muchas veces cuando nos sentimos parte de un movimiento, terminamos cayendo en idealismos poco sanos, creyéndonos trabajadores infatigables en pos de la transformación social, construyendo en este proceso una suerte de mitología revolucionaria que poco y nada se acerca a la realidad. Cuando generamos estos imaginarios, perdemos a menudo el carácter humano de nuestras luchas, nuestra biografía pasa a ser un anecdotario de excusas para la revolución y el centro de nuestras acciones deja de ser nosotres mismes. Existe una infinidad de demonios a los que nos tenemos que enfrentar cotidianamente, con una lista de carencias que nos podría asustar el día en que comencemos a revisarla, pero ni haciendo oídos sordos y ni esforzándonos heroicamente estamos avanzando verdaderamente. Nuestro activismo parte de hacernos cargo de nosotres. Para hacer la revolución no necesitamos máquinas que asistan a reuniones, sino corazón, rabia y alegría, y entender que a las finales este sistema que tanto odiamos está férreamente inmerso en nosotres y que no podemos triunfar si es que no asumimos estas


9 condiciones y las tareas que se nos presentan por esto mismo. Buenas noches a todos los oyentes. Lamento haber estado ausente durante estos 5 años. Sentí que era parte de mi deber retomar el programa que hacía antes, porque me equivoqué en muchas cosas que decía. En esa época reconozco que estaba mal, porque estaba muy entusiasmado con el tema de la paz y creía en una forma enfermiza como muchos tantos otros que no estaban enfermos, se iba a lograr la paz en todo el mundo. Pero creía en una forma exagerada; y como vemos se están recagando a tiros en todas partes del mundo. O sea que esa onda del tercer milenio en paz, no funcionó. Lamentablemente habrá revoluciones, restauraciones; pero tenemos la obligación de lograr que cada criatura que viene al mundo, asegurarle el derecho inalienable a ser feliz.

Radio La Colifata. Hablando Al Mundo: La Paz


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En el tema de las expectativas hay que poner cierto énfasis porque este punto implica la capacidad de desgaste que nos proponemos tener y las aptitudes que tiene una organización para generar avances y proyectarse a futuro. Frente a grandes problemas no es siempre lógico las “grandes soluciones”, esto tiene que ver en torno a las capacidades existentes que tiene un equipo así como la profundidad de la lectura que se tenga de una problemática, período o territorio. Como sujetes, tenemos un campo de acción bastante delimitado, y no por querer hacer la revolución la vamos a lograr; recurriendo a la frase del artículo citado anteriormente, “necesitamos recordar que cambiar el mundo es un maratón, no un sprint”. Querer ver los cambios en un futuro cercano, es ingenuo por decir lo menos; no por esto digo que no tengamos necesidades urgentes, pero hay que aterrizar nuestra lucha, tener objetivos realistas y no desanimarnos. Un activismo que no se enfoca, termina siendo un derroche de energía que no suma ni avanza, que cae en el reaccionarismo y la despolitización que muchas veces criticamos del resto. Un buen


11 militante no es aquel que lleva su bandera hasta para ir a almorzar, sino aquel que a la par de ser responsable con sus deberes, cuida a su grupo y cuida de sí mismo, y que por tanto defiende su dignidad y su integridad para seguir luchando y creciendo. Respecto a las señales de alarma, antes de entrar en situaciones más o menos concretas, quisiera preguntar si han sentido que les falta un descanso, si pensamos que a veces la carga es más que suficiente o si el interés ya no es el mismo de antes. Me es complejo hablar sobre cómo apagar un incendio porque en realidad estos no deberían ocurrir; que un ataque de pánico es muchas veces prevenible y que situaciones más graves lo son también. Estas discusiones no sólo responden a problemáticas de carácter psicológico, sino que tienen un profundo carácter social, sobre cómo estamos relacionándonos con los otros, cómo somos capaces de percibir al resto y cómo mantenemos nuestros espacios. Por lo mismo cuando hablamos de autocuidado como “valor” primario en nuestras resistencias, hay que pensar en él en también en nuestras organizaciones, comunidad y espacios, donde es necesario discutir si el concepto de dignidad, aparte de estar integrado en la mayoría de


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nuestros proyectos políticos como parte de nuestro horizonte de lucha, lo está también cuando discutimos los medios para llegar a éste. Dificultades a la hora de tomar decisiones

Incapacidad de mantenerse

concentrado Insomnio y otros problemas para descansar

Tendencia a pensar de una forma cada vez más negativa Pérdida del sentido de lucha y de energía


13 Las militancias no son sinónimo de esclavitud, sino que son la puesta en práctica por parte de cada compañere de su proyecto político, de forma organizada y con proyección en el tiempo. No puedo hacer caso omiso la relación militanciaesclavitud-dignidad. Cuando estuve con una depresión muy profunda pensé (erróneamente por suerte) que el hecho de que no respondiera como militante implicaría que ya no sería útil y que por tanto sería un sujete desechable, ya no me llamarían más porque no era un sujeto necesario. En mi caso no fue así, pero la respuesta ante mi crisis personal fue tardía, esto lo asumo porque no me dejaba ver triste, insatisfecho o desgastado; pero hay casos, como le ha pasado a una amiga muy cercana que terminó prácticamente sola a partir de su salida del partido en el que militaba, lo que me lleva a la mente varias cosas: El utilitarismo partidista, el bullying político y las prácticas de matonaje y abandono que tan aprendidas tenemos en la izquierda. La manipulación, el uso de militantes y compañeres, así como la generación de réditos personales a partir de las militancias es algo que no debemos ignorar en ningún “movimiento” político. Lo peor es que son cosas que en-


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tre la naturalización, la omisión y la popularidad de estas prácticas, terminan siendo muy validadas por la misma comunidad. En el caso de las votaciones para las federaciones, es algo común que te salude el compañere X que le hace la propaganda a Y partido. Convengamos que asumimos la propaganda como parte de la democracia (este convengamos es en términos amplios porque ni yo me lo trago entero), pero existen límites en torno al cómo se busca adhesión a los proyectos políticos y cómo está disociado que la política sólo se termina haciendo en ciertos espacios institucionalizados por las mismas militancias, y la comunidad (en este caso estudiantil) sólo sirve para los votos, por lo que en los carretes semanas previas a las votaciones, veremos al compañere X del partido Y, conversando animosamente con cerveza en mano, con el que nunca se le vio hablar. Dejémoslo en que son coincidencia que curiosamente se dan siempre anterior a los cambios de mando. El bullying político de por sí no existe como término; bus-


15 qué en la web cómo referirme al acoso sistemático que se produce entre militantes en un espacio que comparten cotidianamente y al no salir lo que buscaba, sólo pude hacer referencia a ésto. Los pelambres entre piños existen desde que éstos se han formado, y es recurrente el ensañamiento hacia ciertas figuras (es cosa de ponernos a pensar en fuerzas políticas y organizaciones, y algún rostro nos vendrá a la mente). No vamos a mencionar a nadie acá porque no queremos victimizar a nadie y tampoco nos podemos apropiar de las experiencias de otre sujete, pero en mi caso, me han gritado, menoscabado, ninguneado y un largo etcétera; terminando en algunos casos, haciendo uso de las mismas lógicas para hacerme valer en determinadas instancias. Por otra parte el cotilleo y la persecusión política entre compañeres es algo recurrente: las páginas de confesiones, los comentarios de pasillos, los carretes son epicentro de estas prácticas políticas a mi parecer responden a lógicas derivadas de una falta de entendimiento de las condiciones organizativas e ideológicas que tenemos como comunidad y que son menester reconstruir. En un texto escrito en el año 2014 por Andrea Franulic, describe el rumor como un acto que es parte de aquelles que no tienen un proyecto de vida propio, que responde al peligro Andrea Franulic y Jessica Gamboa. “De aquí no sale: reflexiones sobre el rumor”; Extraído de https://andreafranulic.cl/misoginia/de-aqui-no-sale-reflexiones-sobre-el-rumor/


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que despierta quien sobresale de su círculo al no cubrir con sus labores asignadas en silencio en el caso de las mujeres, y que se relaciona por otra parte con los tópicos de la historiografía tradicional (aquella que cuenta la vida de monarcas, guerras y luchas territoriales), en donde los recursos mayormente utilizados son la mitigación y exageración de los actos así como la descontextualización de éstos, de forma tal que al cambiar la relevancia de ciertos aspectos por otros y al viralizarse entre la comunidad, el rumor termina siendo una suerte de historia oficial de las personas afectadas. Ella propone la problematización del tema, el freno a los rumores, así como el preguntar por las distintas versiones que se cruzan en el chismorreo. En mi caso quisiera agregar que si bien éstas prácticas son recurrentes, no hay que confundir que existen otras que se confunden con el rumor muchas veces por una necesidad de ser políticamente correctos sin entender porqué. A veces es necesario comentar las cosas que nos ocurren, o tener información a la


17 mano; el tema a considerar son los contextos, los fines de la información y los medios; por otro lado considero una vía real, el transparentar el distanciamiento político con X -Y grupo de gente, partido o persona, sea por experiencias fuera de la militancia, la seguridad del espacio de trabajo, etc. No siempre nos podemos ni tenemos que llevar bien, pero hay que saber qué tanto estamos dispuestes a convivir con otros proyectos políticos sin sacrificar el espacio de trabajo, sea involucrando a compañeres o armando rencillas. En lo personal yo opto por negar el saludo, no hablar con la gente que no aguanto, etc. No me expongo; esas personas saben también todas las razones por las que no tengo la disposición de invertir tiempo y espíritu en ellas; así evito reventar espacios y entonces las diferencias políticas se pueden gestionar de formas no violentas.

¿De cuántos “vale te cagai” y “cristobalito” nos hubiésemos ahorrado si fueran otras las prácticas??


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Como estamos viendo, las políticas de cuidado se extienden a otras dimensiones del activismo político. Cuidar nuestros espacios, a nuestra comunidad y a nuestras organizaciones, es cuidarnos a nosotres. En aspectos más prácticos cuando hablamos de generar una política de cuidado en la organización, es primordial hacer de ésta un espacio de seguridad para sus militantes/activistas. Que en tu colectiva puedas hablar ciertos temas sin recibir ataques (que son distintos a las interpelaciones), que se puedan generar otro tipo de relaciones, de compañerismo, etc. En las secretarías de géneros y sexualidades, se deben entender como un primer espacio de seguridad para las estudiantas y para estudiantes no hetero-cis. Sabemos que afuera el mundo seguirá siendo violento, pero tener en cuenta que existen refugios disponibles, es un aspecto intransable que nos permite reunirnos y apoyarnos entre nosotres para luego seguir resistiendo. Generar espacios de reflexión también son medidas nece-


19 sarias, porque al hablar del tema lo hacemos visible, lo politizamos; hay que entender que los almuerzos comunitarios en la facultad no son la única vía para mirarnos las caras, el carrete tampoco lo es. Hay que saber tratar los temas de frente, y si vemos problemas en la comunidad, cambiar sus lógicas partiría como el primer piso de transformación real de un territorio. Me molesta cuando se habla de democratizarlo todo si no democratizamos nuestros propios espacios y nuestra comunidad. Lo personal siempre será político, y como feministas ponemos una especial atención a lo personal, puesto que es lo que el patriarcado nos ha privado históricamente. Politizar nuestros afectos, sexualidad, biografía, sentires, deseos. Cuando planteo el autocuidado, planteo el dejar de autocastigarnos; focalizar nuestras energías, no exponernos innecesariamente. Ser astutes. Cuando discutimos sobre ética activista, yo la sitúo entre el deber y el cuidado, nada más; no es necesario elaborar tanto, es más factible aprender a escucharnos. Finalmente quisiera agregar, que en este mundo salvaje, todas son nuestras luchas; no podemos dejar ninguna atrás, pero 1) Hay que situarnos desde el espacio especí-


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fico en donde las estamos entablando y 2) No podemos estar en todos los lugares, aunque queramos. El feminismo nos entra, nos destruye y nos anima a derribarlo todo, pero no debemos olvidar las urgencias que nos animan a salir todos los días; nuestras pegas tienen un lugar y prioridades.

Proyecto Verde Flúor. De cómo el feminismo me cagó la vida” https://www.youtube.com/watch?v=f6ar-qW-_CE


Enlaces Relacionados

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Primera Vocal: Archivo de textos sobre salud mental y revuelta

primeravocal.org/

La Colifata: la radio de los internos y ex internos del hospital Borda de Buenos Aires y es la primera radio en el mundo en transmitir desde un neuropsiquiátrico.

http://lacolifata.com.ar/ PikaraMagazine: Porque sí y sí, periodismo feminista que nunca te decepcionará.

http://www.pikaramagazine.com/ Erro, J. (2016) “Saldremos de esta: Guía de Salud Mental para el entorno de la persona en Crisis”. Primera Vocal y BibliotecaSocial

Hermanos Quero (BSHQ), Granada.

F

https://www.facebook.com/coletalaplaga


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LlĂŠvale el MISO a tu amiga!!! Y que no le compre a esta machistas.


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NOTAS


CUADERNILLO DE TALLERES N°1 La colectiva feminista “La plaga”, nace este año (2016) a partir de las discusiones que sus miembros han tenido ha partir de la necesidad de disputar otro tipo de universidad, con contenido, organización y trabajo colectivo que transforme las formas de hacer política y nuestros espacios cotidianos de formación y convivencia.


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