PARTICIPACIÓN
DE
LOS
JÓVENES
EN
POLÍTICA
Y
EL
RELEVO
GENERACIONAL Aldo Alexey Cortez Pérez* Introducción En con el presente ensayo no se pretende elaborar una investigación sobre el funcionamiento de los partidos políticos ni mucho menos de la democracia en El Salvador, sino más bien un pequeño análisis sobre la real apertura que tienen los partidos hacia los jóvenes que buscan participar en los procesos de toma de decisión. A partir de las sentencias de inconstitucionalidad resueltas por la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y acatadas por los partidos políticos en Asamblea Legislativa por medio de reformas al Código Electoral y la aprobación de la Ley de Partidos Políticos, suponemos que la reforma al sistema político y electoral son de beneficio para la ciudadanía. Estas reformas se venían postergando desde 1994 y a partir de 2012 se han comenzado a evidenciar con el llamado voto por rostro y ahora listas abiertas y desbloqueadas, candidaturas independientes hasta llegar a la conformación de Consejos Municipales Plurales (CMP) con estas reformas se espera que se abran más espacios de participación para la ciudadanía. La Ley de Partidos Políticos asigna una cuota de participación del 30% para mujeres, articulo 37, en cuanto a los jóvenes el articulo 22 literal H expresa que se regulará en los estatutos la participación de jóvenes y mujeres para cargos de dirección interna y de elección popular, la misma ley imposibilita conocer financiadores. Reformas que por supuesto no han sido del agrado de los dirigentes de los partidos políticos, según ellos es un ataque hacia los partidos. Participación de la juventud durante el conflicto armado La guerra civil por la que atravesó El Salvador desde 1979 hasta 1992 tuvo a la raíz, las injusticias de la estructura económica imperante en El Salvador y el cierre de espacios de participación política y electoral, lo que llevó de la organización y
movilización de masas a la creación de grupos armados clandestinos. La lucha política en contra de la estructura imperante se extendió hasta la academia, siendo la Universidad de El Salvador (UES) uno de los semilleros más importantes en la inclusión de líderes guerrilleros y generación de pensamiento. Existían en
la
Universidad una serie de organizaciones o frentes políticos estudiantiles que definieron claramente su correspondencia con organizaciones revolucionarias de masas, entre las que se encontraban: UR-19 con el BPR. FUERSA con el FAPU. LPU con las LP-28. Ligas para la Liberación (LL) con el Movimiento de Liberación Popular (MLP). Frente de Acción Universitario (FAU) con la Unión Democrática Nacionalista (UDN). (Quesada y Martínez, 2008: 71). La juventud después de 1992 Con la firma de los Acuerdos de Paz el 16 de enero de 1992 entre el FMLN y Gobierno de El Salvador, representado en ese momento por el ex presidente Alfredo Cristiani, se puso fin a la lucha armada política entre la guerrilla y las fuerzas de seguridad existente hasta entonces. El fin de la lucha armada trajo consigo también el fin del trabajo político del FMLN para insertarse en la contienda electoral cómo partido político formal. A partir de 1992 comenzó un periodo en el cual comenzaron a gestarse las pandillas que si bien en ese momento no tenían el nivel de letalidad que ahora ostentan si se reconoce que “algunos estudios reconocen que el recrudecimiento de la violencia y el aparecimiento de las maras están ligados a problemas estructurales e históricos que determinan condiciones sociales conflictiva, la falta de oportunidades que tuvieron los y las jóvenes frente a problemas urbanos como el desempleo, la explotación del trabajo infantil, la violencia urbana y civil, la deportación de muchos jóvenes que habían emigrado a Estados Unidos y la desintegración familiar.” (FESPAD, 2009: 138) La desidia por las juventudes salvadoreñas afectó en gran manera a toda una generación, que a la fecha sigue siendo víctima y victimario. Durante los últimos dos gobiernos (Saca y Funes) las apuestas a mejorar la calidad de vida y desarrollar a la juventud fueron parte importante en los discurso y de ello surgen algunas instituciones y
políticas que en cierta medida son de provecho para los jóvenes, sin embargo los problemas de la estructura no se han solventado y siguen latentes a la fecha. Durante los últimos diez años ha habido un boom en perfilar a jóvenes cómo candidatos a cargos dirección interna y de elección popular. Algunos partidos han reformado sus estatutos para asegurar participación en los procesos de selección interna de jóvenes y mujeres en sus planillas de candidatos, sin embargo a pesar de que existen ordenamientos internos, los candidatos a cargos de elección popular, dirección interna y nombramientos de segundo grado responden en algunos casaos a pago de favores y padrinazgos políticos. La participación de jóvenes en política ha tenido un aumento significativo, desde el emblemático decreto 743 emitido por A.L y sancionado por el ex presidente Mauricio Funes en el año 2011, con el objetivo de callar a los cuatro magistrados de la Sala de lo Constitucional. Un grupo de jóvenes universitarios se manifestaron pacíficamente frente a Casa Presidencial (CAPRES) como protesta por el referido decreto, a partir del hecho algunos jóvenes comenzaron a organizarse y a vigilar el comportamiento de los políticos y a exigir mejoras en las condiciones de vida del sector. El relevo generacional en la política “Si consideramos que los jóvenes son agentes de cambio y que portan nuevas ideas y valores como generación en cuanto a su posición social e histórica, esto es, contextualizada en las transformaciones estructurales y culturales nacionales e internacionales, en las reformas y cambio de ideología y prácticas políticas, es obvio que hay un reemplazo generacional en marcha.” (Fernández, 2003: 159) Los políticos y jóvenes organizados han comenzado a hablar de relevo generacional suponiendo que entendemos lo mismo cuando hablamos de reemplazo y cambio generacional, aunque semánticamente no lo es. ¿Qué entendemos por relevo generacional? Y relevo generacional ¿Para qué?
El relevo generacional no sólo debe darse en la política, sino también puede alcanzar otros espacios cómo los académicos, empresariales, gremiales, sindicales y culturales, por mencionar algunos. En un foro organizado por el Observatorio de Comunicación Política de la UCA, referido al relevo generacional, algunos de los participantes fueron jóvenes candidatos a diputados a A.L y al PARLACEN expresaban que con la participación de los jóvenes en los cargos de elección popular, nuevas ideas y actitudes es la forma por medio de la cual se refleja el relevo generacional en el ámbito político. La “apertura de espacios” dentro los partidos también es señalada como muestra de ese relevo generacional. Las característica que podemos encontrar en el relevo generacional desde una experiencia personal son los siguientes: la preparación académica, liderazgo dentro del partido o dentro de organizaciones de la sociedad civil, conciencia y capacidad de analizar la realidad y generar propuestas innovadoras e inclusivas y sobre todo debe tener autonomía para impregnar la mística propia de trabajo y generar las sinergias que pueden llevar al joven ser más receptivo que el mismo partido. En la medida que se cumplan estos requisitos podemos entonces hablar de un genuino relevo generacional en la política.
El relevo generacional incompleto. Nos encontramos ahora con una situación en la que los partidos políticos no abren espacios a jóvenes líderes con autonomía ni muchos menos con esa capacidad de analizar la realidad, sino más bien seleccionan o abren sus espacios a jóvenes que puedan costearse sus propias campañas, que se identifique con los principios e ideología del partido y sobre todo que sean obediente. En algunos casos pasan por alto la pertenencia orgánica del joven y se decantan por el capital económico que el candidato pueda aportar.
Ser obediente no es necesariamente practicar la disciplina partidaria, sino más bien, dejar a un lado la conciencia, la crítica y el análisis de la realidad, de la estructura, no hacer política y comenzar hacer trabajo electoral. Aceptar como realidad, como único camino y verdad lo que el partido y sus dirigentes expresan. “El denominado reemplazo generacional en política sería, o es, un cambio de percepciones, opiniones y comportamientos políticos del electorado fruto del cambio del electorado mismo, con la incorporación de nuevas generaciones a la arena política a través de sus actitudes, participación y votación.” (Fernández 2001: 41 cita a Becerra, 1996). Por lo tanto en la medida que los partidos se abran a la incorporación de jóvenes con liderazgos dentro del partido así como de la sociedad civil, respetando su autonomía, y animando a los votantes y militantes a elegir a los jóvenes estaríamos encaminándonos hacia el relevo generacional. A partir de lo anterior inferimos que los espacios que se abren en los partidos no generan el relevo generacional. “En la actualidad, la política genera apatía y desafección en la mayor parte de la población y en especial en lo jóvenes (…) la juventud de principios de siglo veintiuno también da muestras de su necesidad de cuestionar, incidir e influir en aquellos aspectos en que la política les afecta directamente”. (Debate, Dialogo y Democracia, 2014:10)
Por
tanto
la
organización de los jóvenes demuestra el interés que existe de participar en política, de generar cambios y la reprobación a las actitudes de los políticos es totalmente válida, mientras que la condena de los partidos y los jóvenes que hacen política electorera dentro de estos, hacia los jóvenes que se manifiestan en contra de la clase política es totalmente errada. A modo de conclusión considero que no existe apertura real hacia los jóvenes dentro de los partidos políticos, que la actividad partidaria y electoral sustituyen al trabajo político que se debería hacer desde los partidos, la disciplina partidaria es impuesta como
un dogma de fe, en donde se debe creer y aceptar lo que
expresen los lideres sin analizar el mensaje ni las actitudes, se restringe la
autonomía que es fundamental cuando se habla de relevo generacional porque se trata de generar nuevas actitudes, nuevos discursos, renovar las estructuras del partido, por consiguiente, hacer política.
Bibliografía Censura Cero, Global Shapers - Hub San Salvador, Juventudes Socialdemócratas de El Salvador, Xpressate, FES. (2014) Consensos y disensos en el liderazgo juvenil salvadoreño. Debate, Dialogo y Democracia. El Salvador. Fernández, A.M (2001) El cambio y la juventud. Casa del tiempo Nº 86: 40-45. México. Fernández, A.M (2003) Cultura política y jóvenes en el umbral del nuevo milenio. México. IFE. IMJ. FESPAD (2009) La difícil herencia para la construcción de un nuevo país. El Salvador 2007/2008. El Salvador. FESPAD. Quezada R. y Martínez H (2008). 25 años de estudio y lucha. Una cronología del movimiento estudiantil. El Salvador: Editorial Universitaria. Ley de Partidos Políticos. *El Autor es estudiante de Ciencias Jurídicas en la Universidad de El Salvador. Actualmente pertenece al Consejo Coordinador de Agentes de Cambio de la Fundación Ebert y a las Juventudes Socialdemócratas de El Salvador. Participa en la Mesa de Dialogo de juventudes con el Gobierno.