LOS ESPACIOS SIMBÓLICOS El espacio urbano está compuesto por una multitud de elementos que configuran una compleja estructura físico- arquitectónica donde se desenvuelven individuos, grupos y comunidades en una también compleja red de interrelaciones y comportamientos. Lynch definía tres características básicas de la imagen ambiental referida el léxico urbano: identidad, estructura y significado. Lynch retomará el tema del significado del espacio, su carácter simbólico y su relación con los procesos de identidad, tanto individual como social. La identidad social se deriva básicamente de la pertenencia o afiliación a determinadas categorías tales como grupos sociales, categorías socio profesionales, grupos étnicos, religiosos, nacionales, etc., con los cuales los sujetos se identifican y que generan un conjunto de auto atribuciones (endogrupales) y heteroatribuciones , que definen los contenidos de esta identidad. La imagen ambiental deja de ser vista únicamente desde una perspectiva funcional para pasar a ser un elemento a considerar en la formación de la identidad, no tan solo del espacio sino de los individuos que están inmersos en el. De igual manera, la identidad social también puede derivarse del sentimiento de pertenencia o afiliación a un entorno concretos significativo, resultando éste una categoría social más de las diversas que utilizamos para definir nuestra identidad social. En la medida en que estamos hablando de entornos urbanos, los límites geográficos definidos por los sujetos que se identifican en base a una determinada categoría urbana pueden resultar un elemento importante en el momento de diferenciarse de otros grupos que ocupan entornos diferentes mientras que, a nivel simbólico, pueden jugar un importante papel en las relaciones que se dan entre los grupos y comunidades. Los espacios vividos se analizan como nuevos elementos que el científico no puede discernir al estar confinado dentro de su propio entrono conceptual. Estos nuevos espacios son de vital importancia para el individuo al ser necesarios para que se produzca la evolución personal, necesaria y positiva del individuo, por lo que éste, deberá aprender a asimilar estos nuevos elementos dentro de su propio espacio conceptual. En el análisis simbólico de la ciudad hay que distinguir dos elementos: el soporte físico de la actividad humana y la propia vida cotidiana. La ciudad es algo vivido en el que el hombre se desarrolla como ser humano que siente y sufre. Según el proceso de simbolización de un espacio podemos hablar de hacer una distinción entre el símbolo y el signo. Mientras el signo puede ser una simple seña entendida no sólo por el entendimiento humano, sino también por los animales, no sucede lo mismo con el símbolo que, a diferencia del signo, sólo puede ser comprendido por el hombre. La diferencia entre ambos es de carácter técnico, el símbolo es en sí una síntesis, un símbolo puede tener varios signos en su construcción. Podríamos decir que el signo es la parte más pequeña del símbolo. Hay un proceso de simbolización del espacio geográfico urbano por el cual ciertos lugares adquieren un determinado significado, cada pueblo tiene su propia imagen, la afiliación a una determinada categoría urbana puede también derivar en un conjunto de auto y heteroatribuciones internas que configuren un carácter especial o distintivo a los miembros asociados a esta categoría, es decir, que doten de un cierto tipo de "personalidad" a los sujetos como característica diferencial respecto a los otros grupos. La capacidad de simbolizar es una de los comportamientos humanos creadores de cultura. Cuando alguien en su ámbito personal vive una experiencia intensa que para el significa algo va a identificar esa vivencia en algún elemento físico que le rodea. (Por ejemplo el castillo de Polvoranca que se encuentra en mi ciudad que es Fuenlabrada en la antigüedad era un iglesia que la utilizaban para dar misas y ahora es como un monumento en ruinas que la gente le llama El Castillo de Polvoranca). 1
Estos espacios simbólicos representan muchas veces un referente social. Por tanto un espacio simbólico urbano será aquel elemento de una determinado estructura urbana capaz de dar significado a los diferentes grupos sociales Los procesos por los cuales un determinado grupo llega a identificarse con su entorno dependen en gran parte de la evolución histórica del grupo y del propio entorno generándose así un sentimiento de continuidad temporal básico para la definición de la identidad social. A mayor intensidad de espacios simbólicos existen mayores raíces en la identidad urbana. Las características de los espacios simbólicos urbanos, un espacio simbólico urbano será aquel elemento de una determinada estructura urbana, entendida como una categoría social, que identifica a un determinado grupo asociado a este entorno, capaz de simbolizar alguna o algunas de las dimensiones relevantes de esta categoría, y que permite a los individuos que configuran el grupo percibirse como iguales en tanto en cuanto se identifican con este espacio así como diferentes de otros grupos en base al propio espacio o a las dimensiones categoriales simbolizadas por éste. Así, determinados espacios pueden tener la propiedad de facilitar procesos de identificación social urbana y pueden llegar a ser símbolos de identidad para el grupo asociado a un determinado entorno urbano. Para que un espacio simbólico pueda ser considerado como tal es condición necesaria que sea percibido por los individuos del grupo como prototípico, es decir, paradigmático o representativo de la categoría urbana sobre la cual se fundamenta la identidad social urbana del grupo. Un espacio simbólico debe ser: significativo que debe tener un determinado número de significados compartidos y comunes que surgen entre los sujetos que se relacionan con un espacio o un elemento de ese espacio. La simbolización de un determinado espacio urbano vendrá determinado por el conjunto de significados socialmente elaborados y compartidos son atribuidos a ese espacio por parte del grupo de individuaos que se definen en base a la categoría urbana que el espacio simbólico representa. También debe ser la imaginabilidad un espacio simbólico urbano ha de contar con unas características físicas/estructurales tales que tengan la capacidad de proporcionar a los sujetos una imagen mental vigorosa, vívidamente identificada y poderosamente estructurada, es decir, ha de tener "imaginabilidad". Desde esta perspectiva, un espacio simbólico urbano puede facilitar la estructuración cognitiva del entorno en el cual se inscribe y orientar la acción de los individuos dentro de este entorno. La plataforma de prácticas sociales en el que un espacio simbólico urbano puede ser también considerado desde cualquiera de las categorías determinantes para la representación y estructuración del "mapa cognitivo" del área geográfica asociada a la categoría social urbana que el espacio simbólico representa, es decir, puede considerado como senda, borde, nodo o mojón. Las posibles distorsiones provocadas por las discrepancias entre el significado simbólico de un determinado espacio y las prácticas sociales características del grupo o comunidad implicadas en él pueden afectar al valor simbólico de este espacio ya que las prácticas sociales se encuentran directamente relacionadas con las determinantes ideológicas de una sociedad. Y por último los factores que pueden potenciar un espacio simbólico (por ejemplo la topografía) son la extensión, dimensión, la riqueza ornamental, la situación de un lugar central de un trayecto clave y una elevación del terreno, todos estos son factores que pueden potenciar los lugares simbólicos. Las funciones de los espacios simbólicos, la primera función es la consolidación o mantenimiento de la identidad social urbana en el que existe una relación íntima entre los espacios simbólicos y la identidad urbana (por ejemplo un barrio que no tenga espacios o mojones no tendrá identidad ya que no tiene espacios simbólicos y por tanto eso producirá una empatía en las personas), las dimensiones sobre las cuales se fundamenta la identidad urbana determinan la atribución de significados a un espacio. la existencia de espacios simbólicos urbanos contribuye a hacer más "saliente" una determinada categoría urbana, es decir, incrementa el sentido de pertenencia categorial 2
de los individuos asociados a ella. A través de los espacios simbólicos urbanos, los sujetos pueden interiorizar los contenidos de las dimensiones categoriales sobre las que se fundamenta la identidad social urbana y así ésta puede mantenerse a través de las diferentes generaciones de individuos de una comunidad. Los procesos que configuran y determinan la identidad social de los individuos y grupos parten, entre otros elementos, del entorno físico donde éstos se ubican y que éste constituye un marco de referencia categorial para la determinación de tal identidad social. Los individuos se apropian de dichos espacios e interiorizan sus significados sociales. La segunda función es el establecimiento de lazos afectivos o emocionales con el propio espacio que esto facilita un sentimiento de familiaridad con el entorno que puede derivar en un sentimiento de seguridad y control ambiental, facilita un sentimiento de familiaridad con el entorno que deriva en un sentimiento de seguridad y control ambiental. Los espacios de una determinada área urbana pueden ser ordenados jerárquicamente en base a su carga simbólica, es decir, a partir de espacios carentes de significado simbólico relevante a nivel social (aunque puedan tener una significación personal), pasando a espacios cuyo significado atañe a un grupo reducido de sujetos (familia, grupo de amigos,...) hasta llegar a espacios con un significado ampliamente reconocido por la mayor parte de sujetos de la comunidad que ocupa el área en la que el lugar en cuestión se inscribe ( por ejemplo la iglesia de mi ciudad Fuenlabrada refuerzan la identidad de las personas que acuden a la misma a los oficios religiosos). La tercera función es la estructuración cognitiva del entorno, La estructuración cognitiva del entorno es una estructura que surge los primeros años de vida con la interiorización de aquellos escenarios cotidianos primordiales (casa, barrio, colegio…), y que va evolucionando con la ampliación de las actividades del individuo en otros escenarios cotidianos (casa, familia, amigos, lugar de trabajo, lugares de ocio…). El espacio puede transformarse o incluso desaparecer físicamente pero el significado simbólico puede mantenerse o ser traspasado a otros espacios. Posiblemente, haya que contemplar y darle más importancia a la forma de aprender de los adultos. Está claro que no aprenden como lo hacen los jóvenes o los niños. La experiencia acumulada a lo largo de la vida, es decir, los continuos aprendizajes que necesariamente han realizado para adaptarse a la sociedad que le ha tocado vivir, han estructurado su mente de una forma tan personal que les diferencia significativamente del resto de cada compañero de aprendizaje, un grupo de adultos que aprende una materia, es más heterogéneo que un grupo infantil o juvenil que aprende esa misma materia. El sujeto ira elaborando cogniciones (la suma de los subconjuntos de la sensación, percepción, recuerdo…). El individuo a partir de sus experiencias directas con los escenarios físicos va elaborando y remodelando, las estructuras cognitivas y afectivas que definen su propia identidad de lugar. Y la última función es los símbolos del poder político o ideológico, la carga simbólica puede ser dictada o determinada desde instancias de poder dominantes, de manera que su significado se orienta hacia un referente político-ideológico o institucional. En segundo lugar, el significado simbólico de un determinado espacio puede ser socialmente elaborado por la propia comunidad, siendo el resultado de una construcción social que opera entre los individuos que configuran esta comunidad o que utilizan este espacio o se relacionan con/en él. Si bien la configuración de un espacio con carga simbólica "a priori" viene determinada por las características políticas e ideológicas de las instancias de poder dominantes, la evolución histórica social y espacial, las características y modos de organización y estructuración social de la comunidad y el tipo de relaciones que ésta establece con el espacio son factores determinantes para la configuración de un espacio simbólico "a posteriori". El último punto es la evolución de los espacios simbólicos, un nuevo hecho espacial puede producir una actuación anterior a un trato significativo y eso nos va a permitir establecer un neoposibilismo simbólico (lo anterior sigue actuando), el paisaje por tanto está ofreciendo unas posibilidades significativas específicas que pueden actuar como un sustrato de nuevas significaciones (un nuevo hecho espacial) que este cambiará totalmente el sentido provocará un cambio radical al remodelarse todo (por ejemplo en el 3
centro de Fuenlabrada al que se le llama la zona del pueblo había un parque con una fuente enorme que cuando yo era pequeña iba a beber y hace unos años la tiraron y construyeron unas tiendas de ropa) al construir esas edificaciones nuevas cambiaron el significado del sitio, le dieron otro sentido, en el que desaparecerán los significados anteriores (el significado simbólico “a priori”) y serán los grupos sociales los que den esa significación (alguien le dará el sentido a algo y se quedará así). "No porque muchas o pocas personas compartan unas determinadas cogniciones son éstas sociales. Si lo son, es por la naturaleza de las mismas y lo mismo puede extenderse al tema del significado social del espacio”.
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