MARIA Guido Dettoni della Grazia
Mayo el mes de María con los poemas de
Carles Duarte i Montserrat dedicados a las imágenes de MARIA vestidas con maderas y mármoles de todo el mundo difundidas por whatsapp durante el mes de mayo de 2018.
Es y será para mí un placer enviar cada día, durante el mes de mayo, una imagen de la obra MARÍA vestida de diferentes maderas y mármoles de todo el mundo. Hoy comienzo con la que enseña el nacimiento de la obra en cera encontrada entre mis manos el año 1995 y la de la escultura en madera de ébano. Primero de mayo de 2008 - Guido Dettoni della Grazia
MARIA llegando a las manos de todo el mundo.
Carles Duarte i Montserrat, el poeta, inició su presencia en la obra MARIA en 1988 con este poema:
La Madre de Dios según Guido Dettoni della Grazia Los ojos dibujan un camino hacia la luz, más allá del tiempo, hacia el rostro infinito donde Dios se amparó y donde de nuevo queremos encontrarte La madera es un gesto, el trazo que en ella escriben las venas y una ola esculpida, una piel vegetal donde esparce, la tierra, el canto del agua y el latido del color La raíz eleva la sombra y el cielo cálido del día se para en la materia para pronunciar tu nombre Las formas del viento sin reposo interpretan la imagen del sueño Las manos son una estancia donde aprendo a invocarte. Carles Duarte i Montserrat
1998
Ahora en mayo de 2018, al cabo de 20 años, el poeta vuelve inspirado por las imágenes de la misma obra con diferente vestidos.
MARÍA vestida con madera de Amaranto de Mexico.
Pulpa rojiza,
fruta de fuego, iluminado gesto, madera del vino y de la sangre.
MARÍA vestida con madera de Ciprés de Mallorca.
Se alza serena y luminosa, María, pura claridad,
mirada cálida de la esbelta figura que se funde con el cielo.
MARÍA vestida con madera de Padauk de Camerún.
Aroma del sueño,
vestido que se extiende; respira en él el silencio humilde y fecundo de la tierra.
MARÍA vestida con madera de Naranjo de València.
Una María de luz mediterránea,
oleosa, dorada, donde los campos extendidos como olas, perfumados de naranjos bajo un cielo ardiente de azules, se abren al mar.
MARÍA vestida con madera de Muiracatiara de Brasil.
Una María amazónica
de tierra antigua y un vestido listado de agua serena que fluye entre árboles altísimos que se elevan entretejiendo techumbres de ramas y de hojas.
MARÍA vestida con madera de Palorosa de India.
Lleva María túnica de densidades sedosas y en los pliegues se deslizan claridades que los vuelven dorados.
MARÍA vestida con madera de Haya de Francia.
Una lluvia de lágrimas de luz
impregna los bancales sucediéndose, estratos de tiempo, de vida que se funde en el corazón del bosque, en nuestra mirada.
MARÍA vestida con madera de Palisandro de India.
Cielo ardiente del atardecer,
llamas brillantes, serenas que encienden el crepúsculo, piel vertical que, al bajar, sosiega e inunda la mirada.
MARÍA vestida con madera de Limonero de València.
Lienzo de luz que desciende y dibuja la forma del gesto, latido arbolado de madera perfumada, finura de pétalo, lozanía de pulpa, pura claridad que acoge nuestras manos.
MARÍA vestida con madera de Palisandro de Brasil.
Madera rojiza, llama de aurora,
Virgen de tierra, vetas de mármol, savia fecunda, universo de tactos.
MARÍA vestida con madera de Roble de Portugal.
Caen, escritas en la piel, las lágrimas del tiempo,
guardadas en el ámbar de madera.
MARÍA vestida con madera de Palosanto de Argentina.
Venas de savia y tiempo,
vestido del barro de los días que el árbol va tejiendo como una ofrenda de trigo dorado, de colmena de miel, desde tu nombre de luz al infinito.
MARÍA vestida con madera de Plátano de Cataluña.
Brilla un campo de espigas, encendido por el gesto del Sol. En él el viento escribe olas, inclinando sus tallos: yacen entre los dedos del aire, para crear, ilimitado, un sueño.
MARÍA vestida con madera de Pruno de las Dolomitas.
Fluye un río de luz sinuoso
mientras nos abraza y nos contiene. Dice, sin nombres, la tierra fértil. Se precipita sin fin hacia su centro..
MARÍA vestida con madera de Boj de Cataluña.
La densidad del boj, firmeza de la madera humilde, cicatriz en el corazón, herida y vórtice de luz que envuelven venas, y sin embargo la suavidad del cuerpo, que lleva consigo el aliento del viento y el barro de la tierra.
MARÍA vestida con madera sobre mármol.
Sobre el hielo bellísimo de piedra,
con un tejido de antiguas calideces de claridad de cobre viste la túnica, el espíritu, el gesto, el cuerpo de donde surge quiénes somos y lo que perdura.
MARÍA vestida con mármol Anasol de Almería.
Cristales de Luna, océanos de estrellas, regueros, charcos de roca por donde navegan todos los nombres de la luz.
MARÍA vestida con mármol Atlantis de Almería.
Vida guardada, como el ámbar, en la piedra, trama y urdimbre de vasos minerales perlas rojas, telaraña dorada, gesto de fuego, raíz de la llama.
MARÍA vestida con mármol rojo Asiago de Itàlia.
Cincelan el aire, buscan la luz, las manos, carne mineral, sangre de tierra, magma que enciende la roca, piedra engastada en fuego.
MARÍA vestida con mármol amarillo de Siena.
En este cuerpo de mármol resuena un tiempo lejano recluido en la piedra, como en ámbar, como la cera, que guarda, proyectándose en cada trazo, una luz interior.
MARÍA vestida con mármol verde oliva de Almería.
Mar de cristales esmeraldas, abrazos que rasgan. Denso prado en malaquita, lozano de vida antigua, lisura de formas quietas, dureza y suavidad, silencio fecundo.
MARÍA vestida con mármol amarillo de Chiampo, Italia.
María es pan de tierra y agua clara, piel de canela, acariciada por la mano del viento, y alas de luz.
MARÍA vestida con mármol verde Ming de China.
Mar frondoso de vida que renace,
fértil vestido donde la tierra bebe y sacia su sed de ser, impregnado aliento de paisajes lejanos, que los ojos recrean.
MARÍA vestida con mármol rojo Bilbao de Vizcaya.
Mosaico de ceniza y sangre, de herida y fuego, vida que fluye, fecunda y generosa, creciendo, vistiendo con la luz la luz.
MARÍA vestida con mármol verde alga de Almería.
Roca elevada,
cumbre en el cielo, verde en azul, luz de cristales, agua de plata.
MARÍA vestida con mármol de Santa Tecla de Cataluña.
Cuajada arena en la playa del tiempo.
Venas que atraviesan con su trazo bermejo la antigua carne de la piedra, su gesto mineral, esculpido por la luz entre las manos del viento.
MARÍA vestida con Jade de Myanmar (Birmania).
Un mundo ilimitado, un universo en jade, océano de azules y de nubes de cristal esmeralda, la vida sucediendo sin final.
MARÍA vestida con Lapislázuli de Afganistán.
El mar profundo permanece en la piedra. Trazos dorados en corazón y cuello. Bajo la piel del agua, latido mineral donde resuena la voz del origen y los ojos navegan.
MARÍA naciente del mármol.
De claridad y pulcritud de mármol, cuerpo de luz, la llama blanca alzándose, gesto infinito.
El mismo poeta ha traducido al castellano sus poemas escritos en catalán.
edición NESHER EDITIONS Barcelona www.maria.tk info@nesher.org
2018
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