Asteroide Errante numero 2

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Número 2 -SLP. Octubre 2017

EDITORIAL VIOLETA GARCÍA

Como la casa que narra el cuento “Negro Búmerang” del libro “El Teorema de Darwin”, David Ojeda fue un observador crítico a la vez que un relator meticuloso de su tiempo. Podía precisar detalles casi desconocidos sobre su ciudad o adelantarse a los hechos como un augurio. Aunque recientemente comienza a apuntarse la enorme tarea que realizó como formador y promotor de las letras mexicanas contemporáneas (no puede pensarse en el panorama actual sin su intervención, directa o

indirecta), hasta la fecha aún le debemos

como críticos y lectores. Junto con otros coetáneos más famosos, con quienes compartía inquietudes formales, estilísticas e intelectuales, hizo importantes exploraciones en las letras y finalmente llegó a un dominio de ellas con el cuál jugaba para transmitirnos una gran profundidad de ideas y un enorme compromiso social. David Ojeda no creía en abandonar la ciudad que eligió como residencia para buscar la fama. No creía en la presunción de los éxitos ni que los premios fueran un sinónimo de calidad. Creía, en cambio, en el trabajo constante y la corrección. En producir y descentralizar. En la amistad y la generosidad, en la rigurosa enseñanza. Decía que en las letras hay que sufrir pero la vida hay que gozarla. Vivió congruentemente bajo estas premisas: era tan anti solemne en la vida como exigente con la labor literaria. Debido a esta paradoja muchos no lo comprendieron y llegó a convertirse en una figura casi mítica. Uno era el David Ojeda que conocían sus alumnos más constantes, a quienes los trataba como amigos, compartiendo su alegría a pesar de juzgar sus textos con severidad, y otro esa figura omnipotente, inflexible que le atribuían los que no aguantaron, los que no tuvieron compromiso y prefirieron Número dedicado al escritor

DAVID OJEDA

buscar un pretexto para abandonar. En él no iban a encontrar compasión por ello.


Muy probablemente el tiempo se encargará de darle su justo lugar. Mientras tanto, el número 2 de la revista Asteroide errante, producido por la última generación de sus alumnos, está dedicado a él como un pequeño homenaje al hombre que no sólo fue un maestro de letras y de vida, sino esa casa que nos protegió, nos dio los elementos necesarios para abordar nuestro propio estilo y nos vio crecer con exigencia y cariño paternales. Larga vida a David. Su legado está en su obra que sigue vigente y en las enseñanzas que repartió con generosidad, sembrando a lo largo del país dedicación, disciplina y amor por las letras.

LAS CONDICIONES DE LA GUERRA JULIÁN MITRE

Hace 39 años no existían facebook, las pantallas HD ni los teléfonos inteligentes. Es lógico pensar que en casi cuatro décadas el mundo ha cambiado bastante. Por ello resulta sorprendente encontrarse con un libro como Las Condiciones de la Guerra, de David Ojeda (ganador del premio casa de las Américas de 1978 y publicado por primera vez en junio de ese mismo año) cuyos relatos tratan temas por demás actuales, como la desigualdad social, la guerra, la migración y el control que ejerce la tecnología sobre el ser humano. “Más Pequeño que Vietnam” habla de una pareja de universitarios estadounidenses que, a través de una computadora, analizan el asesinato de un canciller por parte de un grupo comunista en un país más pequeño que Vietnam, a la vez que se muestran las diferencias ideológicas entre ambos. En “Las Predicciones de Helen”, la tecnología también sirve como núcleo para la trama: la manipulación que ejerce el gobierno de los Estados Unidos a través de la propaganda sobre los países tercermundistas. La migración en busca del sueño americano y sus consecuencias es abordada en los relatos: “Sobra un cadáver y un recuerdo” y “Un torrente Extraño”. En el primero (que tiene un leve tinte autobiográfico), vemos el desencuentro que sufre un hombre con su hermana, su cuñado y su pequeño sobrino al llegar a visitarlos a su casa. El matrimonio intenta convencer al protagonista de lo bien que viven ahora, mostrándole todas las comodidades que tienen en

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ese lugar, mientras que él desea que sus familiares se den cuenta de

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se entristece al ver como su sobrino ha olvidado el español. En “Un

cómo son explotados por un país que no los quiere, al tiempo que Torrente Extraño” es la hija de un migrante quién cuestiona el modo de vida estadounidense Guanajuato que jamás ha visto.

y quién siente añoranza por un


BUGS BUNNY ACUNADO POR GORILA FÉLIX BARBOSA

La desigualdad social se hace presente en “Baile de Lanceros” cuando un joven de clase media, que monta guardia durante una huelga, es confrontado por la hija de su jefe, y en “Ojos Azules” donde por

Si la vida está en lo cotidiano, no hay nada más tranquilizante que la

azares de la genética la hija de una lavandera nace con ojos azules y

rutina. La vida se refugia, entonces, en el reconocimiento de los

piel blanca, situación que la hace merecedora de las atenciones de la mujer para la cual su madre trabaja, al grado de que esta decide pagar su educación en una escuela privada. Sí el fondo dota a Las Condiciones de la Guerra de un aire de actualidad, la forma no se queda atrás. En varios de los cuentos que integran el libro, David Ojeda hace gala de su genialidad para jugar con el lenguaje y la estructura, dando como resultado un estilo que

patrones que suceden continuos, cíclicos, para llevarnos al umbral de la confianza y desde ahí, operar con toda seguridad, el devenir de los días… hasta que ocurre lo imprevisto, por pequeño e imperceptible que sea. En “Bugs Bunny Acunado por Gorila”, uno de los cuatro cuentos extensos que forman parte del libro: “El Teorema de

rompe con las formas clásicas. En “Pelotita de Ping Pong”, Ojeda

Darwin”, convergen el reconocimiento de lo cotidiano como

logra, a través del ritmo que impone la falta de comas y puntos,

una fuerza que enuncia su poderío frente a un destello sutil

representar de manera genuina, la voz de un niño al que lo mismo le

capaz de marcar la diferencia y hacer temblar lo establecido.

preocupa que los comunistas lancen una bomba en medio de la plaza

“Bugs Bunny acunado por gorila” es un cuento que ofrece

donde festejan un aniversario de la ONU, que lo feo que resulta su

diferentes niveles de lectura, una contundencia narrativa,

uniforme escolar frente al que utilizan en el Instituto Marista. En “Ojos Azules” se manejan dos narraciones que entrelazan una misma historia, mientras que en “Más pequeño que Vietnam”, la narración se diversifica por medio de columnas, haciendo que el lector se encuentre en una sola página con varias historias dentro de un mismo relato. En 2008, cuando cumplía 30 años de haberse publicado, Las

característica, de David Ojeda y la sutileza de un homenaje que el

escritor

potosino

latinoamericana

y

que,

hace

a

la

el

lector

literatura avezado

fantástica

podrá

notar,

particularmente de tintes cortazarianos. En este cuento, Daniel y Marcia son un matrimonio de rutinas bien definidas e inalterables, que le brindan a la relación un

Condiciones de la Guerra se reeditó, pues resultaba imprescindible

carácter sólido y perdurable. Así, ambos establecen el juego de

que tan interesante obra llegara a nuevos lectores, tarea que hoy en

la rutina con precisión de manera que, Daniel “no recordaba

día sigue siendo igual o incluso más necesaria. Desafortunadamente

una sola vez en la que hubiera intercambiado posiciones con su

no es un libro fácil de conseguir, pero quien tenga la suerte de

mujer en la cama”, pero, ve en

encontrarlo puede estar seguro de que su lectura resultará por demás

ella, “la sonrisa de buenos días que le inaugura su mundo

gratificante.

imperturbable”.


Daniel, un notario público joven, despierta en medio de la noche, y se alarma al no encontrar las pantuflas en el sitio acostumbrado, voltea a ver a su pareja que duerme recostada, tapándose con su brazo el rostro, y en el momento en el que ella se acomoda, por un brevísimo instante, él observa que el rostro de Marcia no es el que está habituado a mirar. A la mañana siguiente, Daniel o Boli, como le llama su mujer, recordará lo acontecido y minuciosamente la examinará, a través de las exigencias de la rutina: preparar los niños para ir a la escuela, el momento del desayuno o el beso de despedida, solo para corroborar si es una usurpadora o no. Ella cumplirá con cada punto; salvo que, al despedirse, Marcia untará de más su cuerpo contra el de Boli y le dirá algo que a él, lo dejará con una “turbación ambivalente” y lo hará sentirse “por primera vez, en mucho tiempo, en verdad deseado”. De allí, en adelante, Daniel, enfrentará la disyuntiva de paladear la sensación de una Marcia con fogosidad e iniciativa o bien, encaminarse por el sendero de la duda y mantener la calma “para enfrentar un peligro aún indescifrable”. El encuentro de la aparente falsa Marcia con Daniel hará que éste reconozca el origen de su incomodidad al saber que ella “transgredía costumbres conyugales”, aunque en el fondo sepa que puede conocer la plenitud por primera vez. En “Bugs Bunny acunado por gorila” se aborda un tema aún hoy considerado tabú: el que la mujer exprese de manera abierta lo que sexualmente le apetece, ya sea para poner fin a la monotonía o bien, para refrescar una relación rutinaria, hecho que puede colocarla como una extraña frente al hombre, aunque al final, en este caso, es el hombre quien corre el riesgo de quedar como el verdadero extraño.


CENTAUROS EN EL BAJÍO

más desnuda de su voz. Ojeda incluyó en esta antología los relatos que

JOSUÉ SÁNCHEZ

van desde su primer libro, “Bajo tu peso enorme” (Tierra Adentro)

Leí por primera vez a David Ojeda (San Luis Potosí, 1950) durante la primavera del 2009. Magali Velasco impartía en ese entonces la clase de literatura de frontera en la Facultad de Letras Españolas y nos dio “El hijo del coronel” (Tusquets, 2008) como referencia del maestro potosino. Al principio, nosotros, los alumnos de la clase, no entendimos por qué teníamos que leer a un autor del Bajío cuando el tema de la materia era la narrativa y poesía producida en Ciudad Juárez y Tijuana. La razón se cifraba en la tradición de los talleres literarios que instituyó el INBA entre 1976 y 1977 al interior del país. David Ojeda a la fecha coordina el taller Miguel Donoso Pareja -cuyo nombre es un homenaje al creador de los talleres literarios en provincia- pero también fue el fundador, en 1980, del primer Taller Literario en Ciudad Juárez que contribuyó a la formación literaria de escritores de frontera como el poeta Jorge Humberto Chávez y éste, a su vez, del poeta Édgar Rincón Luna y del poeta y narrador César Silva Márquez. Hay una genealogía de escritores que inició lejos de la capital del país, en el Bajío, y que, después del taller de Ojeda, conocemos hoy como el origen de algunos autores contemporáneos juarenses. Pero el acercamiento al Hijo del coronel no era un preliminar hacia los escritores de frontera sino una experiencia en sí misma. Esta novela me mostró el aliento de una narrativa cuya sintaxis, de tan compleja en cuanto a su uso de figuras retóricas clásicas y variaciones de tonos, registros y enfoques narrativos, se parece a la compresión y diseño de la psique de sus personajes, algunos de ellos dañados por entrenamientos en el Fuerte Sherman en Panamá, el alcoholismo o el rencor. Ese es el David Ojeda maduro, el que se sabe dueño y manipulador de la mesura y el exceso en cada una de sus páginas. En el caso de la selección de cuentos “Políticamente incorrecto” (Taberna Libraria Editores 2013) encontré la versión

publicado en 1978, hasta el último, “Perros de casa”, del año 2010. Pero el potosino en realidad no ofrece una antología guiada por la evolución de un estilo, nada más aburrido, sino que diseñó una selección personal en clave de bestiario de su propia técnica: aquí está el joven Ojeda de “Bajo tu peso enorme”, donde se regodea de la manipulación formal a modo de párrafos empotrados dentro de otros párrafos como correlatos de los discursos narrativos y anécdotas que confluyen en un mismo cuento; allá, en el extremo opuesto desde donde saluda el Ojeda de 50 años, está el autor que opta por la reflexión acerca de la memoria y la escritura en tramas que, sin violentar la disposición de la página, transgreden la linealidad narrativa para proponer digresiones y el análisis casi alquímico de la culpa, la pertenencia a un linaje y el desamor. Dije que “Políticamente incorrecto” de Ojeda está diseñado en clave de bestiario porque, conforme leía los relatos, parecía que contemplaba a un autor cuya intención era domeñar su técnica como si de una fauna híbrida se tratara, centauros, quimeras, animales imposibles que sólo toman forma gracias a la ambición de su escritura. Ojeda practica una especie de realismo psicológico, un sistema narrativo que traduce la incorrección política en implicaciones sobre referencias y temas que parten de la memoria de personajes o de narradores en tercera persona. Algunas veces, parece que leemos cuentos contemplativos y alucinados, como “Frankie”, delirio de un escritor donde los mitos griegos, en forma de monstruos que irrumpen en su departamento, se evidencian como la nomenclatura de la clase burguesa y, al mismo tiempo, implican su crítica en su traducción a nuevos mitos; ejemplo: un Polifemo, una pantalla, que muestra infinitamente a Hugh Hefner nadando con varias playmates. Otras veces, los cuentos se decantan por la introspección y el flujo de conciencia, como en “Pelotita de ping-pong”: paranoia pura de un niño de 8 años mexicano


que teme que explote la bomba atómica mientras lo obligan a acudir a una ceremonia oficial para celebrar el aniversario de la ONU. La cuentística de Ojeda está a medio camino del compromiso político y la historia que conmueve. De manera intermitente, aparecen en sus páginas la revolución mexicana y la meta crítica, en voz de uno de sus narradores, a la visión eurocéntrica de nuestros procesos históricos; están las huelgas y los agachados y orígenes de frases y refranes de la política; hay una investigación extensa del descontento social decantado en conflictos personales, lo que da un sentido de reconocimiento cercano, casi íntimo, en la lucha de clases en el San Luis de la segunda mitad del siglo XX. Del lado de los cuentos que conmueven, está la intención del azar y la belleza ejemplificados en los relatos de “Los testigos de Madigan”, donde se habla de esta mujer a través de confesiones o entrevistas que recuerdan de ella su hermosura desbordada en una involuntaria espiritualidad. Ya sean de uno u otro tipo, los cuentos de Ojeda trazan un espacio común que remite al conjunto de los personajes y que da la sensación de un todo orgánico, la ciudad literaria, ese otro San Luis que existe en la conciencia y la escritura, una poética: “las palabras no son la grafía ni el sonido sino la experiencia que las soporta y las origina (…)”. La manipulación formal al inicio de este libro hace legible la crítica hacia lo legitimado en la escritura, la linealidad; el final de la antología muestra, por otro lado, la crítica más mordaz a la burguesía potosina y su estirpe con la digresión de la memoria de por medio. Entre el peonaje y la pobreza contemplé los rostros de los hombres que conocieron sus orígenes como si de elementos de una heredad secreta se tratara. Por eso, a partir de “Teorema de Darwin”, penúltimo libro de donde se extrae tanto el cuento homónimo como “Negro Bumerang”, la voz de Ojeda tiende a considerar el mundo como una serie de causalidades incontrolables,


KIARA CITLALLI MENDOZA

se percibe el caos y la angustia en las tramas: la de un amante enloquecido y la de un detective -germen de Marcelo Azuara, el militar de El hijo del coronel- que investiga un crimen perpetrado entre la clase política. El último cuento, “El sabueso de los Álvarez”, posee la destreza narrativa para condensar un linaje con la técnica de la mise en abyme y las referencias a los perros mestizos que son testigos de su extinción. A fin de cuentas, encontré en estos relatos la postura

crítica

del

arraigo

y,

aunque

suene

contradictorio,

desdoblamiento que implica hablar de una ciudad, sus familias, su recreación. Después de conocer a David Ojeda como novelista, y antes de conocerlo como cuentista, lo conocí como maestro. Hace unos meses asistí a su taller literario. Lo recuerdo entre la luz del medio día de febrero que se colaba por las persianas y sentado frente a una mesa de madera. Hoy, pienso en uno de sus personajes de “Cuando el espejo mira”, un narrador que hilvana cuatro relatos desde la distorsión de la realidad. Hay un párrafo en el cuento del que intuyo algo de confesión: un David Ojeda que cree en la escritura como un “(…) sentarse frente al escritorio y convocarlas [a las palabras] como tiempo irrecuperable, imágenes ficticias que se apoyan en un recuerdo traicionado dentro de una esfera, realidad y ficción en pugna indefinible: depende sólo del espejo y de los ojos que lo miran. Un lamento es la historia no escrita: fantasmas y silencio.”

Inspirado en el libro “Perros de Casa”

—Si sumimos bien la panza y así, poniendo la cabeza de lado, yo creo que sí cabemos. —Mira, no la tengo que meter tanto, ¡entra rápido que ahí vienen! Nos escondimos detrás del ropero de la abuela, que previamente habíamos recorrido lo más que se pudo. El desafío era permanecer ahí sin que los abuelos ni los tíos se dieran cuenta. Respirar era difícil porque debíamos sumir la panza para caber. Comenzaron a entrar al cuarto las tías, a acomodarse en la cama, el sofá y la silla que el abuelo tenía a modo de buró junto a la cama. También entró la abuela y toda la habitación comenzó a oler a café, a llenarse de voces y risas al mismo tiempo. Ahora sí comienza la misión pensé. Callarse, respirar sin hacer ruido el mayor tiempo posible para que no se dieran cuenta que estábamos ahí. Después de las risas y de ponerse al tanto de cómo les iba en sus negocios, comenzaron a hablar muy bajito. —Todo lo que batalló para tenerla y mira lo que hace −dijo una de las tías. —Sí, y con el dineral que tuvo que pagar por ella, además de hacer el viaje hasta allá con el Jesús en la boca, y luego todos los papeleos. Debería estar agradecida con Celes, tanto navegar y traerla de ese lugar, que hasta las piedras se han de querer comer de tan pobres. —Sí, qué ingrata, lo que pasa es que la consintieron demasiado, y ahora que la quiere meter en cintura pues ya no se puede. —Pero también Juve tiene la culpa, si es él quien no puede, la hubiera dejado que mejor tuviera una, ya había métodos buenos y tenían el

Texto publicado originalmente en http://josuesanchezhdz.blogspot.mx/ el 20 de mayo de 2014.

modo, pero ah no, cómo iba a aceptar que es él quien no puede.


—Eso sí, pero Milagros es un

Ahí las misiones eran más difíciles porque había muchas cajas

problema, desde bebé yo lo

y cosas que hacían ruido, además de que si uno se movía mucho, caía

noté, quería que le dieran todo,

la tierra y todos volteaban para arriba y hacían planes para cazar

era muy chantajista, si no se le

ratones o para subir a ver qué había allá, aunque al final seguían

daba biberón cada dos horas,

platicando y nadie subía a buscar.

se

—Me tuve que traer a la perra de tu hijo −le dijo mi abuelo a mi abuela−. El muy cabrón la compró para pelearla allá arriba y como perdió, la agarró a putazos. Le dije ¡cabrón! ¡Dame ese animal! y todavía me responde “pues si la muy pendeja no hizo nada, ni se defendió siquiera”, ¿tú crees?, este hijo tuyo, a ver cuándo deja de hacer chingaderas. —No digas tantas groserías, si también es tu hijo, pues si tiene buena escuela para los golpes ¿o ya no te acuerdas? ¡Pobre muchacho! ¿Dónde está la perra? —Pinche araña, no se te va una. Allá está en el patio, vas a tener que curarla. La verdad yo no había notado nada raro en mi prima, ¿Qué tiene que la hubieran comprado? a lo mejor de grande yo compraría una, en lugar de acabar panzona, como decían. Las tías no paraban de hablar. Que si el error era de mi tío Juvenal o de mi tía Celestina, que si Mili hacía tal o cual cosa rara, que se la pasaba jugando con la perra y que un día la encontraron durmiendo muy acurrucada en casa de Kiara, murmurando cosas como si la perra la fuera a entender. Que se lleva mejor con ella que con nosotros, tanto que, cuando Kiara la ve, se pone a correr dando vueltas por todo el patio y Mili toda volada. A mí lo me preocupaban eran las ganas de hacer pipí y que me iba a chillar la tripa en cualquier momento pues ya tenía hambre. Volteé a ver a mi primo: él no se rendiría, y yo con ganas de ir al baño, apretándole, aguantando. No iba dejar que me ganara otra vez en la misión. Al fin, mi abuela preguntó qué iban a hacer de cenar, porque ya era hora. Todas salieron enfiladas hacia el comedor. Mi primo y yo intercambiamos una mirada.

echaba

sus

rabietas

y

cuidadito si no le hacías caso cuando quería. —¿Sospechará que es adoptada o por qué andará así? como que no se integra con sus primos. —Ay pues ve tú a saber, yo leí en una revista que aunque una no les diga, lo intuyen, que sienten como que no pertenecen a esa familia, a ese lugar, que andan siempre buscando algo, les entra la duda... Nosotros

escuchamos

todo a detalle, tratando de que no supieran que estábamos ahí, pues

nos

tocaría

un

buen

castigo por andar oyendo las pláticas de los grandes, y peor las del cuarto de los abuelos. Entonces supimos que habían comprado a Mili. Tal como mi tío compró a Kiara, una pitbull que era cómplice de nuestras travesuras. Kiara llegó a su casa porque mi abuelo se la quitó a mi tío cuando lo sorprendió pegándole por perder una pelea. Eso lo supimos espiando desde el tapanco que hacía de ático.

—Empate— dijimos.


Un hombre ¿Joven? ¿Viejo? El secreto genera otros enigmas. La figura

CONTRAPORTADA ISABEL HERNÁNDEZ

lleva una chamarra de mezclilla y pantalón de tela indefinible, zapatos tenis, pelo hirsuto y una giba que pretende pasar desapercibida. Me pregunto qué hace ahí, situado como una gárgola o cuervo sobre el

La fotografía en la portada llamó mi atención. No sé por qué me quedo inmóvil, con los ojos sobre ella. Es una extraña

borde de la cerca. Imagino que su rostro podrá verse en la contraportada, aunque en el fondo espero que no sea así. Tomo el libro entre mis manos. Un escalofrío me corre por

atracción la que hace examinarla con nerviosismo. Sigo con interés sobre la sección de Literatura Universal y abro algunos volúmenes de ensayos, historia… pero no puedo apartar de mi mente la imagen que

sigue atrayéndome hacia aquel libro. No resisto el

impulso y le pregunto a un empleado el costo. —Veintitrés dólares —dice y se va apresurado a atender a otra persona. “La globalización”, pienso. Regreso para a observar de nuevo la fotografía. La novela seguramente tendrá más de trescientas páginas. La portada es el gancho que atrapa. El anzuelo. Esa intriga y atmósfera en suspenso, un clic inmóvil. Una milésima de segundo que, con precisión congela un sin número de interrogantes.

las vértebras. Lo dejo. —¿Se lo envuelvo o quiere una bolsa?— Oigo la voz del vendedor distorsionada—. La Santa de San Luis, de DOA es de nuestras novedades del mes. Excelente narrativa. Busco en mi cartera para ver sí traigo dinero suficiente para hacer la compra. La obra sigue en el mismo lugar y su hipnotismo se contrapone a mis dudas. Siento como si el libro me incitara a llevarlo con un pinchazo de corriente estática. —Sí, la llevo. No la envuelvas. Tengo frente a mí la novela que contiene los semblantes de Monseñor, Juan, Juanjo, Santiago, Emilio, Adelaida, Carmen, Hitler,

Me dedico a examinarla en detalle: se trata de una

Noemí, Gigi, el Espíritu Santo y el de concepción Cabrera… pienso

instantánea muy bien lograda, en contrapicada, que busca el

que Dios es el “cácaro” más inexperto, siempre se le queman los

contraste entre la figura humana con el cielo lleno de nubes

celuloides y hace unas pegazones incoherentes, injustas, y a pesar de

dispuestas a dejarse caer en lluvia gratificante. No logro precisar si

las silbatinas de cinco notas que recibe, no se compone.

se trata de un amanecer o una tarde. Hay, también, una frontera de

Sigue el oficio con los sueños. Los más comunes son los descoloridos,

árboles que el horizonte hace anónimos. Enseguida, una franja de

grises, que sufren un traslape horrendo y te hacen despertar gritando:

zacatal negro-pardo. Ahí creo percibir el nacimiento de un halo

¡Cácaro!

hierático. Enseguida, como una separación sin objeto, una valla de

Anoche me pasó la última cinta: La Santa de DOA, desorden, que me

tablones ¿madera o hierro? ¿Qué perímetro circularán? Los

dejó semiparaplégico.

largueros sujetos a un pilote con clavos. Una escueta visión en un

Estoy a punto de ver –me resisto– la contraportada.

blanco y negro que se adhiere a los ojos. Rehúyo a la imagen

Ahora conozco el rostro del personaje que escudriña ese horizonte

principal, que se encuentra levemente hacia la izquierda: El

estático y que a hurtadillas sonríe en sus adentros a los lectores. Y no

personaje es una incógnita que se escapa a la vista ingenua de la

me parece menos misterioso.

realidad.


EL HIJO DEL CORONEL ROBERTO CARLOS

Lo que no se hace consciente se manifiesta en nuestras vidas como destino. -Carl Gustav Jung

Finalmente se nos presenta un tercer personaje, una mujer transexual que recientemente ha asumido su identidad. Si bien el autor la describe en tercera persona, es ella la que tiene un matiz de emociones más complejo, descrito como producto de un trayecto desde la curiosidad primaria por su sexualidad hasta la completa aceptación. La lucha de los personajes por negar una parte de sí mismos que al final reclama su sitio en la realidad, es uno de los pilares de esta novela, en la que David Ojeda va enlazando las historias hasta llevarnos a la plancha de disección, donde los personajes se ven desprovistos de sus mecanismos de evasión de la realidad y deben reconocer todo lo que se han negado. El personaje transexual no asume en su diálogo una postura de activismo sino que la construcción de la narrativa permite ver sus

En la novela El Hijo del Coronel, encontramos tres historias que

motivaciones. Este libro es una invitación a reconciliarnos con

convergen bajo una premisa: la verdad no puede ser contenida.

nuestros

La mañana del 25 de diciembre, tras sufrir un accidente automovilístico

oportunidad de ser revelados.

con su esposa, el ex militar Marcelo Azuara toma consciencia de que su esposa ha muerto. A partir de entonces Azuara escucha sistemáticamente a una voz que le habla en segunda persona ante su incapacidad de introspección. Aunado a esto, el doctor Carrillo -alcohólico y también temeroso de su propia conciencia - recibe el cadáver para llevar a cabo la autopsia.

secretos

que

siempre

estarán

ahí,

buscando

la


INTERMEZZO Francisco Velázquez La interrupción de la lectura y la ficción insertada en la ficción, son los temas que David Ojeda Álvarez explora en el cuento “Intermezzo”, incluido en el libro “Bajo tu peso enorme” (FETA, 1978), cuya trama tiene que ver con las siete digresiones que hace un lector-personaje al momento de leer un cuento. Éstas tienen que ver con aspectos relacionados con su vida diaria, como abrir la puerta, escuchar música o atender visitas, situaciones comunes que pueden surgir al momento de comenzar una lectura. La primera ocurre casi al arrancar el cuento, cuando el protagonista dice: “Aquí, como siempre que inicio una lectura, me cuesta trabajo concentrarme. Miro el techo blanco con un foco desnudo sostenido por un cordón de los antigüitos, trenzado”. Este acto se mezcla con la ficción que hay dentro de otra ficción: el cuento que lee el lector-protagonista se llama “Intermezzo” y viene en un libro llamado “Bajo tu peso enorme”, donde se narra el viaje que hace un personaje llamado Fritz desde Alemania hacía un país del continente americano. Entonces el protagonista de “Intermezzo” hace una crítica del cuento que lee (Intermezzo): “Pinche güey, sirviéndole muy bien al patrón en todos sentidos porque de chavo ha de haber estado a punto de morirse de hambre y se aferró al primer trabajo que pudo y se lo agradeció al jefe y le valió madres averiguar qué cosa es la plusvalía”. Este segundo nivel de ficción seguramente tiene que ver con la película “Metrópolis” del cineasta alemán Fritz Lang, cuya temática guarda cierto parecido con las opiniones que emite el lectorpersonaje respecto al cuento que está leyendo: “[…] así nos llaman ahora para disfrazar y para hacernos creer que podemos

llegar, como los gringos, que hay oportunidad de ser un obrero gordito viendo televisión a color y tomando cerveza de bote fría mientras los niños juegan en el jardín de la casa y mañana se debe trabajar en la ford motor co. atornillando la misma pieza durante ocho horas […]”. A través de estos recursos literarios, donde están dibujadas las características de cualquier lector contemporáneo que al mismo tiempo que lee, hace otras cosas como navegar en Internet, escuchar música, conversar en redes sociales y platicar físicamente o por teléfono, y del lenguaje utilizado, David Ojeda también da indicios de lo que a la postre sería el estilo literario que lo identificaría en otros libros, el realismo crítico. La estética que utiliza David Ojeda en “Intermezzo” también es visible en “El creciente ruido de la lucha”, otro de los cuentos incluidos en “Bajo tu peso enorme”. Aquí el protagonista-narrador viaja con su novia a Ciudad Juárez, para decirle al padre de ella que pronto se casarán. Durante el trayecto, un anciano que va en el autobús le relata al protagonista, las experiencias que él vivió en esa parte del país durante la época de la revolución mexicana. Es 1975 pero el protagonista imagina que su viaje no es en autobús, sino en tren, y que en el mismo vagón en donde está “viene un hombre que no cesa de escribir; no sé por qué pero imagino que es su crónica para un periódico extranjero”. Entonces, parte de lo que leemos en el cuento corresponde a esa crónica ficticia que el narrador imagina que alguien más escribe en una época pasada. La lectura de ambos cuentos permite conocer las estructuras narrativas utilizadas por David Ojeda en su amplia y diversa obra, que también incluye la novela, el ensayo, la poesía, y la traducción. “Bajo tu peso enorme” fue el primer libro que David Ojeda escribió mientras formaba parte del taller literario que coordinaba el escritor ecuatoriano Miguel Donoso Pareja en San Luis Potosí.


UNA BOMBA BAJO LOS CALZONES CRISTIAN RAMOS

Adaptación del Cuento de David Ojeda

A ese puto banco de grandes vidrieras me gustaría que le pusieran una bomba bajo los calzones, pensé hace mucho tiempo y luego continué inflándome hasta que este día me pincharon tras una noche que fue relativamente tranquila a pesar del sueño, en el cual mamá quemaba el Sears. Sube a la azotea del edificio en el que vivíamos varios años antes del sueño. Yo le digo: ven y mira las llamas altas altas que el viento casi nos trae a la casa. Sube madre y llama a mis hermanos antes que se me termine el sueño y no quede nada que mostrarles de esta atmosfera rojiza de madrugada. La única diversión que tendremos en el edificiofábrica, cuyo dueño nos permite habitar un solo cuartito a cambio de barrer en los patios el polvo para hornear y abrir la puerta cuando tocan los otros comerciantes. El sueño raro se interrumpe, o bien, concluye cuando suenan insistentes los timbrazos en el celular que tengo enchufado a un costado de la cama cargándose; exigiendo que me levante a contestar que bueno, y concretarme a oír las recomendaciones de Ramón de no salir, mientras estoy despabilándome le pregunto por qué, y luego quedo inmóvil y nervioso al escuchar que estallaron tres granadas: una en plaza San Luis, otra en la avenida Carranza y la última en ese puto banco de grandes vidrieras. En seguida me repite Ramón que hay que cuidarse, que no vaya a la facultad. Yo acepto su consejo; de modo maquinal deslizo el dedo en el ícono rojo: fin de la llamada, me echo de vuelta en la cama. Al cobijarme me pregunto en qué momento este pueblo clasista y polvoriento se convirtió en un punto neurálgico de violencia para que los diversos cárteles se peleen la plaza. Saltan a mi mente imágenes sueltas de los diarios físicos y virtuales con las decenas de ahorcados con narco mensajes colgando en diversos puentes, y el bosque de cuerpos acribillados


encontrados con o sin cabezas, en cunetas, ríos, barrancas y ejidos de la entidad.

Poco después sé a través de otro medio que se han hecho algunas detenciones; estoy a punto de cagarme de risa, pero me freno

Ya cuando el calor de la cama nuevamente me envuelve,

al recordar las celdas de la preventiva y al ver esa pinche piara de

comienzo a experimentar por primera vez la desgracia y el terror que

cerdos municipales y estatales ensañándose con Julio, el estudiante del

causan vivir estos tiempos donde se empodera el crimen organizado,

que nunca sé por qué es tan amigo del rector y de otras gentes, y que

en una atractiva posición geográfica que colinda con nueve estados.

junto con Hermilo nos quiso liderar en la huelga de hace meses. Luego

Veo el pánico y lo escucho otra vez con la serie de notificaciones que

recuerdo imágenes de otros casos, como el cráneo de César que

me bombardean cuando tomo nuevamente el celular y veo

encontraron sin rostro y el cuerpo torturado. Y un centenar de fosas

testimonios grabados al instante; algunos usuarios, en sus cuentas de

comunes; y los medios manejando las notas con frivolidad, como si se

facebook y twitter, en tiempo real advierten el terror que están

tratase del enorme arenero de un gato, donde yace encubierta toda la

viviendo; otros notifican que se encuentran bien.

mierda que esconde este país, y la que va saliendo conforme rascan y

Y la amiguita de mi hermano grabando en snapchat –con

rascan los forenses extranjeros. Y las notificaciones siguen y siguen

aires de periodista codiciosa por capturar cualquier momento; como

cuando llega mi hermano palidísimo, describiéndome la explosión del

si se tratara de una partida de pokemón go– cómo salió corriendo de

banco y el llanto de las mujeres y los gritos y los heridos y el polvo

la oficina cuando todo el hotel tembló y cómo algunas personas

levantado y el estupor que yo vi en Gaby, la niña de la escuela de

pasaban gritando que la guerra era gracias a la izquierda, gracias a

monjas que se apretaba la cara y la sacudía sin poder apartar los ojos

los chés, chavistas, castristas, maduristas y amlolievers, y que

del cuerpo de don José, el viejito que cambiaba los cheques con que

malditos socialistas. Me agobio de escucharla y mejor abro el

pagaban las internas y que permanecía como abrazado a los escalones

whatsapp, porque circula un mensaje de voz afirmando que el

del banco, cubierto de vidrios, con la cabeza destapada y con los

gobierno del estado mantiene el control con la ayuda del ejército

zapatos agujereados de tanto caminar para cobrar el dinero de las

nacional –como si resultara extraño ver en los últimos meses la

monjitas. Mi hermano prosigue con su plática mientras yo imagino

cantidad de tanquetas que han invadido las calles y avenidas de la

tantas cosas: Armando constantemente sereno, racionalizando los

ciudad–, y que se nos pide tranquilidad por parte del gobernador.

hechos y encontrándose a Tere por la calle para asegurarle que era obra

Puto viejo cabrón a quien imagino sentado en su pinche despacho,

de la derecha creando grupos de choque y que él veía venir la cacería

muy atento a los informes que le llevan, asegurando al pueblo que

de brujas. Después yo lidio con la abuela que en su alegato deja claro

San Luis es una ciudad tranquila; en tanto que su secretario

que el gobierno es el culpable por la suspensión de todos los

particular duda si debe tener el arremolinamiento de mediocres

programas sociales; yo, haciéndome eco de Armando le respondo que

personajes que hay en la antesala, y que por inercia se observan los

fue el gobierno y los ricos; que la culpa es de los oligarcas: esos señores

unos a otros, tratando de ahuyentar sus temores de que ojalá y no se

que se la pasan dando órdenes desde su despacho con ventanas a un

nos venga un pedo grande encima, pues nos ahogaremos en mierda

panorama de chimeneas, con los trofeos de caza colgados de las

con los acontecimientos; nosotros que estábamos acostumbrados a

paredes: cabezas de leones o de sindicalistas y gafas rotas de

esa política sexenal de apuéstenle a su gallo señores.

normalistas y universitarios.


Y a medida que explico crece mi desesperación de ver a la gente asustada y al niño que quedó muerto en el carro esperando a su mamá. Luego escucho el ruido que no oí y veo las gotas de sangre que sin que yo haya mirado reflejan mi temor rojo rojo a los golpes y al expediente. Con todo, me siento a comer y después salgo al patio para tomar el sol mientras me corto las uñas y cuento chistes al fin de que mi madre no tenga preocupaciones cuando yo guiado por un extraño impulso vaya a preguntar por los amigos y a saludar a la novia; a pesar de que sé que todos notificaron que se encuentran bien. Llego con la acostumbrada pendejez, intentando hablar calmadamente; pero ella no puede permitirme destruirle su casa y su familia con todo su montón de antepasados castilleros cuyos lemas han sido el que no se esfuerza no triunfa el chiste es querer cada quien tiene lo que se merece. Ella me dice que no tenía por qué buscarla para contarle tantas mentiras y tonterías, que bien pude haber permanecido encerradito en mi cuarto, que qué es esto de dar motivos de miedo a mi madre y a ella de paso al andar en la calle investigando la libertad de los amigos, que para qué quiero todas esas aplicaciones en el celular, y que para qué me sirve reafirmarme a mí mismo lo que es vivir sin miedo y que las calles son nuestras, y que ultimadamente a ella nunca le han gustado esos borlotes, además, que si es así es como cuidas nuestros planes. Yo no hago ningún esfuerzo para responder porque después de todo es bonito escucharla; así que la beso larguísimamente, acariciándole la cara para hacerle saber que sí, que sí es verdad lo mucho que te necesito. Después me marcho a casa. En el camino vuelvo a checar las noticias en el celular para buscar la nota dónde se informa ampliamente de cómo un romance fue víctima de tres bombazos, enriquecida con las fotos de algún beso y de la sangre.


ESCRIBEN EN ESTE NÚMERO

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Violeta García Costilla, Ciudad de México (1984), escritora y artista plástica. Licenciada por parte de la Escuela Estatal de Artes Plásticas de San Luis Potosí, generación 2005-2009. Miembro del taller literario “Miguel Donoso Pareja”. Beneficiaria de la beca PECDA San Luis Potosí 2014 en la rama de Cuento de Creadores con trayectoria, y de la beca impartida por el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes en la rama de cuento, Jóvenes creadores en el 2008. Mención honorífica en el Certamen XX de Noviembre 2014, en la categoría de dramaturgia. Ha publicado los libros de cuentos “Relatos Urbanos” (2009) y “Mitología de una Ciudad Enferma” (2011) Cuentos y poemas de su autoría han aparecido en la antología “Lados B.”, editada por Nitro Press en 2015 y en diversas revistas de circulación estatal y nacional. ¤ Julián Mitre. Fue integrante del taller literario “Miguel Donoso Pareja”. Ganador de la segunda edición del Premio Nacional de Cuento Fantástico Amparo Dávila. Cuenta con varios relatos publicados en diferentes revistas impresas y digitales ¤ Juan Félix Barbosa Velázquez es licenciado en Ciencias de la Comunicación y maestro en Historia del Arte Mexicano por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Tiene dos libros de narrativa. Las antíporas de anoche y Antídoto con música de fondo, publicados por el ayuntamiento de la capital y Taberna Libraria Editores, ambos presentados en el Festival Internacional de Letras de San Luis Potosí, en sus ediciones 2008 y 2013. En 1999 obtuvo el Premio Estatal de Periodismo Filomeno Mata por su crónica titulada Baile a ritmo de desarme y en 2012, en el mismo certamen, en la modalidad Francisco Martínez de la Vega por su artículo: La nación de la CH. Actualmente, dirige el programa televisivo de corte cultural: Intermención del Instituto Potosino de Bellas Artes. Es docente de nivel superior y periodista desde hace varios años. Además, es bajista de la banda: Sindicato Único del Ruido. ¤ Josué Sánchez (Córdoba, Veracruz, 1989). Narrador y Maestro en Literatura Hispanoamericana por el Colegio de San Luis. Autor de En el pabellón de las dieciséis cuerdas (mención honorífica en el Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2014; FETA, 2015). Fue becario del Programa Jóvenes Creadores del Fonca durante 2015. Ha publicado cuentos en revistas nacionales como Tierra Adentro y Luvina; reseñas de

libros en la página Hermano Cerdo y ensayos académicos en la Revista de Literatura Mexicana Contemporánea de la Universidad de Texas, El Paso. En 2016, En el pabellón… apareció en la lista de diez libros de cuentos imprescindibles de la revista SinEmbargo; el mismo año, Punto de Partida de la UNAM lo publicó en el dossier Diez narradores (1980-1989). ¤ Citlalli Mendoza Sánchez. Lic. en Psicología en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, recientemente terminó la Maestría en Filosofía de la Cultura por la misma universidad. Ha tomado cursos de narrativa y poesía, así como el Diplomado en Cine y Literatura. Fue integrante del taller Carlos Eduardo Turón en Morelia Mich. y del taller José Donoso Pareja en San Luis Potosí. ¤ J. Isabel Hernández Martínez, Prof. De Educ. Prim., egresado del I.F.C.M. Licenciado en Literatura Infantil, de la Universidad nacional Pedagógica. Ha publicado en el Suplemento Dominical “Entropía”, del periódico Sol de San Luis., así como en “Letras Potosinas”, y en la revista Literaria “Alfa”, que editaba Difusión Cultural de la UASLP. Primer lugar en poesía en los Juegos Florales de Poesía y Cuento en 1975, en la ciudad de Río Verde. Primer lugar en cuento en los XIX Juegos Florales de poesía y cuento, en la ciudad de Fresnillo, Zacatecas, en l975. Primer lugar en el VI Concurso de poesía convocado por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, el 17 de abril de 1986.Autor de la novela: La Deuda, publicada por el Ayuntamiento de San uis Potosí en el 2015. ¤ Roberto Carlos (San Luis Potosí, 1988). Ingeniero en Tecnologías de la información, antiguo editor de fanzines, entusiasta de Google+ y standupero frustrado amante de los chistes malos. Integrante del taller Miguel Donoso pareja. Sus textos han aparecido en diversas publicaciones y sitios web a nivel nacional. ¤ Francisco Javier Velázquez Muñiz (San Luis Potosí, 1984). Estudió Ciencias de la Comunicación. Ha trabajado en una librería y como reportero en un periódico on line y en una estación de radio. Cuentos suyos han aparecido en diversos sitios electrónicos y revistas. ¤ Cristian Ramos San Luís Potosí. 1979. Técnico en comunicación. Ha colaborado en revistas literarias estatales y nacionales, tales como: Alfa,El tonal, Res Nulius, Blasfemia, Exilio, Por amor al arte. Autor del libro de relatos: Antes de la Batalla. Taberna Libraria Editores 2013, publicado dentro de la IX edición del festival Internacional de Letras San Luis.


Ha presentado dicho libro en la XXXIII Feria Internacional del libro del Instituto Politecnico Nacional 2014 en Morelia, así como en la IX edición del festival Internacional de Letras San Luis 2013 y la feria del libro de la Universidad Autónoma San Luis Potosí, extensión Matehuala 2015. ¤ ILUSTRACIONES Martha Franco, 1983. Artista visual inclinada a la gráfica y los libros de artista. Egresada de la escuela Estatal de Artes Plásticas del estado. Seleccionada en 2015 y 2016 en El Libro y la Rosa, muestra de libros de artista del MUAC. Becaria del programa PECDA en 2008 y 2015 con los proyectos MUÑECAS INFLABLES y LAS PERSONAS DE MI VIDA. Seleccionada en la 8° bienal de grabado Alfredo Zalce en 2011. Fue ganadora del certamen Raúl Gamboa, Premios 20 de noviembre, en SLP. Actualmente colabora con el Instituto Potosino de Bellas Artes y dirige El Conejo Blanco, taller de gráfica contemporánea. Pieza: “La Mujer de él”, tinta y marcador sobre papel para ilustrar “Bugs Bunny acunado por Gorila” ¤Israel Montalvo, Ciudad de México, 1981. Es un trazador de pesadillas, las cuales ha manifestado en diversos medios artísticos como la pintura, la música, la narrativa y el arte secuencial. En donde aborda como temáticas centrales la metaficción, el horror en todas sus manifestaciones, y la condición humana.Pieza: “El último día”, acuarela, para ilustrar “Centauros en el Bajío” ¤ Antonio Tercero Mora, 1986. Egresado de la Licenciatura de Artes Plásticas de la Escuela Estatal de Artes Plásticas de San Luis Potosí. Ha trabajado como profesor de artes plásticas y serigrafía en el Instituto Oxford, así como en las Escuelas de Iniciación Artística del Instituto Potosino de Bellas Artes. Actualmente se desempeña como maestro del Taller de serigrafía del IPBA Pieza: “Punzada”, óleo sobre lienzo para ilustrar “Kiara” ¤ Cuitlahuac Mendoza Sánchez, 1992, Uruapan Mich. Egresado de la licenciatura en artes visuales en la UMSNH, Facultad Popular de Bellas Artes, con especialidad de pintura. Ha participado en numerosas exposiciones colectivas y en la Sociedad Novo Mexicana de Estudios Sociales, Filosóficos y Humanísticos ANEFH A.C Ha cursado los diplomados y talleres “Grupo operativo: Discurso y subjetividad sobre las versiones de la sexualidad”, Facultad de Psicología UMSNH ,“Haciendo Arte

con Perspectiva de Género” y “Taller de arte contemporáneo”, talleres “Causa y Efecto” y “Poesía Visual!, impartidos por Felipe Ehrenberg.Pieza: “Hastío”, óleo sobre tela, para ilustrar “El Hijo del Coronel” ¤ Abisaí Martínez, Homie. Licenciado en Artes Plásticas por parte de la Escuela Estatal de Artes Plásticas. San Luis Potosí, México. Docente en el Instituto Potosino de Bellas Arte. Mención honorífica, concurso de mini estampa, centro de difusión cultural Raúl Gamboa, San Luis Potosí, México. A Impartido el talleres de arte urbano en el Instituto Potosino de la Juventud en conjunto con el Instituto Potosino de Bellas Artes, San Luis potosí, México. Con una exposición individual “el barrio mi personaje” en Centro de Difusión Raúl Gamboa, San Luis Potosí, Ha participado en exposiciones colectivas en San Luis Potosí, Zacatecas y Torreón. Pieza: “Retazos heredados”, óleo sobre tela para ilustrar “Intermezzo” ¤ Eduardo Castillo Medina 1982. Es Licenciado en Artes Plásticas, desde el 2005 a la fecha se dedica a la producción de obra artística, en este momento se desarrolla en las disciplinas de la ilustración, dibujo, pintura al oleo y serigrafía. Cuenta con 7 exposiciones individuales y más de 30 exposiciones colectivas. Pieza: “Una loca comezón en los huevos”, mixta sobre papel. para ilustrar “Con una bomba en los calzones” ¤

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David Ojeda nació en San Luis Potosí en 1950. Fue narrador, periodista cultural, traductor, investigador, ensayista, editor y docente en las Universidades de Zacatecas y de San Luis Potosí. Se le considera uno de los más importantes formadores de escritores en México por los talleres que fundó en varias ciudades del país en los últimos 40 años. En su amplia obra destacan los libros de cuento Bajo tu peso enorme, Las condiciones de la guerra, Cuando el espejo mira, El teorema de Darwin y Perros de casa; las novelas El hijo del coronel y La santa de San Luis; las traducciones La ira del águila y La biblia de los sueños,de Sylvia Plath, y Niños en exilio, de James Fenton; el libro de ensayos Entre sierpes y lagartos; las antologías Literatura potosina 400 años y Póquer de ases. Cuatro novelas de la revolución en San Luis Potosí; y el libro La vida del relámpago, Obra Poética de Félix Dauajare. En 2013 apareció su antología de cuentos Políticamente incorrecto y obra suya está traducida al inglés, francés y búlgaro. En Los testigos de Madigan se incluye también lo mejor de su poesía. David fue tutor del Fonca, Premio Nacional Punto de Partida, Premio Manuel José Othón y Premio Latinoamericano de Cuento Casa de las Américas de Cuba. Murió en San Luis Potosí el 9 de octubre de 2016.


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