Lírica hasta el 39

Page 1

I.E.S. Salmedina Segundo de Bachillerato – La lírica del siglo XX hasta 1939

1

LA LÍRICA DEL SIGLO XX HASTA 1939 NOTA: aquí debéis añadir lo que hemos dado sobre el Modernismo y la Generación del 98 (Rubén Darío y Antonio Machado).

I.- JUAN RAMÓN JIMÉNEZ VIDA:Nació en Moguer (Huelva) en 1881. Quiso dedicarse a la pintura pero su padre le obliga a matricularse en Derecho en la facultad de Sevilla. Apasionado por el arte y, en particular por la poesía, renuncia a sus estudios y se marcha a Madrid a luchar por el Modernismo. La muerte de su padre lo hunde en una profunda depresión y es internado en diversos sanatorios mentales. En 1916 se casa en Nueva York con Zenobia Camprubí. Viven en Madrid hasta el estallido de la guerra, que los empuja al exilio. En 1956 recibe el premio Nobel. Fallece en 1958 en Puerto Rico. Se inicia en la estética modernista (Arias tristes, Sonetos espirituales), para ir fraguando a lo largo de su vida un estilo esencial y propio. El poeta moguereño entiende la escritura como una búsqueda constante de la belleza y de la perfección, de ahí que rescriba permanentemente su obra. Por otra parte, concibe la poesía como una forma de conocimiento, esto es, como un medio para analizar y entender la realidad. El deseo de eternidad es otro de sus temas constantes. Diario de un poeta recién casado o Dios deseado y deseante son algunas de sus obras fundamentales. No podemos encuadrar a Juan Ramón en ninguna generación literaria concreta, puesto que desarrolla una estética muy personal; en sus comienzos se sintió cercano al Modernismo de Rubén Darío pero pronto renuncia a ese estilo en busca de un lenguaje propio. Así, en su obra se da un proceso de depuración que comienza en el Modernismo y finaliza en la poesía pura. Las etapas en que se puede dividir su obra son las siguientes: 1. Época sensitiva (1900-1916): son sus inicios. Se percibe la influencia del Romanticismo y el Simbolismo. Pronto, Juan Ramón Jiménez comienza a depurar su poesía dirigiéndola hacia la búsqueda de la belleza total y la unión con una confusa forma de espiritualidad, cercana al panteísmo. Algunas obras de esta época son Ninfeas, Almas de violeta, Rimas, Arias triste, Soledades, Pastorales, La soledad sonora.. 2. Época intelectual (1916-1936): obras esenciales de esta época son Diario de un poeta recién casado, Eternidades, Piedra y cielo, Poesía y Belleza. El poemario Diario de un poeta recién casado es el inicio de un nuevo camino estético y el primer paso en la consecución de los objetivos del poeta: Juan Ramón adquiere un lenguaje propio, mezcla de prosa y poesía, con sencillez expresiva pero complicado conceptualismo, y consigue desprenderse definitivamente del artificio modernista. El libro es la crónica del viaje que realiza el autor desde España hasta Nueva York para casarse con Zenobia. El poeta, iluminado por fin por cierto optimismo, siente que se acerca el momento en el que se unirá a la eternidad, simbolizada en el mar. La influencia del libro en poetas posteriores es enorme, especialmente en la Generación del 27. Entre otras muchas innovaciones supone la incorporación del verso libre a la poesía castellana. 3. Época suficiente (1936-1958): obras de esta época son En el otro costado; Dios deseado y deseante; Animal de fondo; Tiempo; Espacio. Juan Ramón celebra la creación de un universo poético, siente que su obra vencerá a la muerte y explora las posibilidades del nuevo estilo alcanzado en la etapa anterior. Los poemas se desprenden de la retórica y la métrica, y circulan entre el verso libre y la prosa poética de Espacio.


I.E.S. Salmedina Segundo de Bachillerato – La lírica del siglo XX hasta 1939

2

II.- VANGUARDIA Y GENERACIÓN DEL 27 Desde principios del siglo, los movimientos de Vanguardia comienzan a revolucionar el panorama artístico occidental. Futurismo, Cubismo, Expresionismo, Dadaísmo o Surrealismo, más los hispánicos Creacionismo y Ultraísmo, traerán formas transgresoras y rupturistas. De una síntesis entre la innovación vanguardista y el amor por la tradición surgirá la Generación del 27. Este grupo poético lo forman Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Rafael Alberti, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre. Los poetas del 27 conciben la poesía como un arte capaz de interpretar y renovar la realidad; en consecuencia, se dedican intensamente a su labor, buscando siempre la perfección formal y conceptual. Por eso es Góngora el modelo común, sobre todo en sus comienzos. Emplean tanto formas métricas tradicionales como otras innovadoras, especialmente el verso libre; alternan lo culto y lo popular, la poesía para minorías con la que se dirigen a la inmensa mayoría. Estos autores, por lo general, evolucionan desde una poesía pura, vital e idealista, a una poesía social y comprometida, sobre todo a partir de la llegada de la República. Como tal grupo, presentan una serie de vínculos y afinidades, como el que publiquen en las mismas revistas (sobre todo la Revista de Occidente, dirigida por Ortega y Gasset), convivan en la Residencia de Estudiantes de Madrid y compartan lecturas y amistad. En cambio, no redactan manifiestos ni declaraciones conjuntas, como sucedía frecuentemente en Europa entre los grupos de escritores de vanguardia. En cuanto a su ideología, casi todos defienden a la República, aunque con diferentes matices, desde la militancia comunista de Alberti hasta el desapego de Guillén o Dámaso Alonso. Comparten, eso sí, una visión crítica y progresista de la sociedad, en lucha por la consecución de la plena libertad y combatiendo la moral conservadora. Por lo que respecta a la estética, incorporan los avances vanguardistas (especialmente el surrealismo) sin negar la tradición castellana. Llevan a cabo una profunda renovación de la métrica y el estilo, sin renunciar a la musicalidad. Poco a poco todos acabarán abandonando las formas clásicas en favor del verso libre. Sus referentes principales son Juan Ramón Jiménez, Rubén Darío, Gómez de la Serna y la propia tradición castellana (el romancero y Góngora). En la lírica del 27 se unen, por tanto, renovación y tradición; así, no escribieron contra la literatura anterior ni presumieron de un nuevo estilo carente de ideas. En cuanto a su evolución, podemos distinguir tres etapas: 1. Hasta 1930: es cuando más se nota la influencia de la tradición castellana y la búsqueda de la belleza formal, sobre todo en la búsqueda de la poesía pura. 2. Años inmediatamente anteriores a la Guerra Civil: irrumpe con fuerza el compromiso político, el conflicto libertad-opresión y la defensa de los valores republicanos. Alberti pone sus versos “al servicio de la revolución”, y todos, aunque no con tanta intensidad, sienten que sus versos deben adquirir una función social. 3. Tras la Guerra Civil: el grupo se dispersa, por lo que cada uno de ellos sigue un camino estético diferente. Lorca murió fusilado al comienzo de la guerra; Guillén, Salinas, Alberti, Cernuda, Prados y Altolaguirre tienen que exiliarse; Gerardo Diego, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre permanecen en España. Veamos ahora algunas notas sobre cuatro de estos poetas: Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Rafael Alberti y Luis Cernuda. A estos añadiremos a Miguel Hernández que, si bien no pertenece a esta generación, sí se sintió muy cercano y apegado a ellos.


I.E.S. Salmedina Segundo de Bachillerato – La lírica del siglo XX hasta 1939

3

VICENTE ALEIXANDRE.- Nació en Sevilla y se crió en Málaga, fue premio Nobel en 1977. Sus temas son variados: el amor como impulso erótico que lleva a la destrucción y la naturaleza como fuente de vida. En una primera etapa predomina el surrealismo, con poemas en los que abundan las imágenes oníricas e irracionales y el versolibrismo; el poeta se funde con la naturaleza. Pertenecen a esta etapa libros como Espadas como labios; Sombra del paraíso y La destrucción o el amor. En una segunda etapa abandona el surrealismo y la naturaleza y se centra más en el hombre. De esta etapa son los libros Historia del corazón y Poemas para la consumación.

FEDERICO GARCÍA LORCA.- Tanto en sus poemas como en sus obras de teatro desarrolló el enfrentamiento entre la libertad y la autoridad, origen de una honda frustración. El instinto, la naturaleza y el deseo se oponen a la moral y las convenciones sociales, y de ese conflicto nace la tragedia. Para ejemplificar este duelo, Lorca empleó elementos de la naturaleza (la luna, el monte, el río, el caballo) que, convertidos en símbolos a la manera de Machado, se repiten en toda su poesía, dando lugar a un imaginario y un estilo propios. Desarrolló dos tendencias: por un lado, la vocación popular, que le lleva a dirigir sus versos a la mayoría y a elegir, por tanto, formas estróficas tradicionales,como los romances; por otra parte, la innovación y la vanguardia, que, como resultado de su contacto con el surrealismo en la Residencia de Estudiantes de Madrid, lo conducirán hacia el verso libre y las metáforas visionarias. Estas dos tendencias son apreciables en sus libros: los primeros suponen una fusión de lo tradicional con la vanguardia y la poesía pura. De esta época son sus libros Poema del cante jondo y Romancero gitano, ambas obras de ambientación andaluza con elementos oníricos y mezcla de tradición y surrealismo. Más tarde compone Poeta en Nueva York, obra plenamente surrealista donde nos habla de personajes marginados a través de versos libres y una estética vanguardista. Por último tenemos Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías y los Sonetos del amor oscuro donde aúna amor, erotismo, angustia y trascendencia.

RAFAEL ALBERTI.- Nacido en El Puerto de Santa María (Cádiz), se inicia en la poesía neopopularista con métrica tradicional con sus obras Marinero en tierra y El alba del alhelí. Le sigue una etapa gongorina (Cal y canto) y una etapa surrealista con Sobre los ángeles, el cual constituye un libro único en la producción de Alberti y una de las cumbres españolas del surrealismo. Con la llegada de la República y la Guerra, Alberti hace poesía más comprometida social y políticamente. Son libros de esta época Un fantasma recorre Europa, De un momento a otro, Capital de la gloria. En el exilio no deja de escribir: Entre el clavel y la espada; Roma, peligro para caminantes; Retornos de lo vivo lejano.

LUIS CERNUDA.- Nacido en Sevilla, es el poeta del amor por excelencia. Perfil del aire es su primer libro, donde se deja llevar por la poesía pura. A continuación escribe libros surrealistas, como Un río, un amor; Los placeres prohibidos; Donde habite el olvido. Sus grandes obras son La realidad y el deseo y Ocnos. El primero es el título de su poesía completa; sus temas principales son la soledad y la angustia provocadas por la tensión que se establece entre nuestros deseos y la realidad y el deseo de belleza absoluta; otra de sus características es que pretende llegar a la comunicación mediante el amor. Su poesía del exilio en México está, entre otros, en los libros titulados Con las horas contadas y Desolación de la quimera. Por las características de su poética (renuncia a la rima, a los ritmos marcados, al lenguaje más propiamente poético) es, quizás, el poeta del 27 que más ha influido en las generaciones posteriores.


I.E.S. Salmedina Segundo de Bachillerato – La lírica del siglo XX hasta 1939

4

MIGUEL HERNÁNDEZ.- Estuvo cerca de la Generación del 27 y la Generación del 36 (la que sucedió a la del 27 y que veremos más adelante), pero mantuvo una trayectoria independiente, marcada por su defensa de la República, tanto en su literatura como desde el frente. Su principal aportación son las innovaciones rítmicas y la incorporación de un nuevo léxico poético. En su obra vemos una primera etapa de poesía gongorina en Perito en lunas a la que sigue otra obra de mayor madurez, El rayo que no cesa. Después aparece la poesía comprometida en Poesía en la guerra y Viento del pueblo, en los cuales aún aparece la confianza en la victoria de la República en la guerra. Más tarde, pierde la fe en el hombre en obras como El hombre acecha y Cancionero y romancero de ausencias, escrito ya en la cárcel y donde expresa la derrota, la soledad y la cercanía de la muerte.

III.- TEXTOS

I.-JUAN RAMÓN JIMÉNEZ “ENTRE EL VELO DE LA LLUVIA...” Entre el velo de la lluvia que pone gris el paisaje, pasan las vacas, volviendo de la dulzura del valle. Las tristes esquilas suenan alejadas, y la tarde va cayendo tristemente sin estrellas ni cantares. La campiña se ha quedado fría y sola con sus árboles; por las perdidas veredas hoy no volverá ya nadie. Voy a cerrar mi ventana porque si pierdo en el valle mi corazón, quizás quiera morirse con el paisaje. De Arias tristes “…Y YO ME IRÉ...” ... Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando; y se quedará mi huerto, con su verde árbol, y con su pozo blanco. Todas las tardes, el cielo será azul y plácido; y tocarán, como esta tarde están tocando, las campanas del campanario. Se morirán aquellos que me amaron; y el pueblo se hará nuevo cada año; y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado, mi espíritu errará, nostáljico... Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol verde, sin pozo blanco, sin cielo azul y plácido...

Y se quedarán los pájaros cantando. De Poemas agrestes “NO SÉ SI EL MAR...” No sé si el mar es, hoy -adornado su azul de innumerables espumas-, mi corazón; si mi corazón -hoy adornada su grana de incontables espumas-, es el mar. Entran, salen uno de otro, plenos e infinitos, como dos todos únicos. A veces, me ahoga el mar el corazón, hasta los cielos mismos. Mi corazón ahoga el mar, a veces, hasta los mismos cielos. De Diario de un poeta recién casado


I.E.S. Salmedina Segundo de Bachillerato – La lírica del siglo XX hasta 1939

5

VINO, PRIMERO, PURA con forma suma de conciencia; Vino, primero, pura, que la esencia es lo sumo, vestida de inocencia, es la forma suprema conseguible, y la amé como un niño. y tu esencia está en mí, como mi forma. Luego se fue vistiendo Todos mis moldes, llenos de no sé qué ropajes; estuvieron de ti; pero tú, ahora, y la fui odiando sin saberlo. no tienes molde, estás sin molde; eres la Llegó a ser una reina, gracia fastuosa de tesoros... que no admite sostén, ¡Que iracundia de yel y sin sentido! que no admite corona, ...Mas se fue desnudando. que corona y sostiene siendo ingrave. Y yo le sonreía. Eres la gracia libre, Se quedó con la túnica la gloria del gustar, la eterna simpatía, de su inocencia antigua. el gozo del temblor, la luminaria Creí de nuevo en ella. del clariver, el fondo del amor, Y se quitó la túnica, el horizonte que no quita nada; y apareció desnuda toda... la trasparencia, dios, la trasparencia, ¡Oh pasión de mi vida el uno al fin, dios sólito en lo uno mío, desnuda, mía para siempre! en el mundo que yo por ti y para ti he creado. De Etenidades De Dios deseado y deseante. “INTELIJENCIA, DAME..” Intelijencia, dame el nombre exacto de las cosas! Que mi palabra sea la cosa misma, creada por mi alma nuevamente. Que por mí vayan todos los que no las conocen a las cosas; que por mí vayan todos los que ya las olvian, a las cosas; que por mí vayan todos los mismos que las aman, a las cosas... ¡Intelijencia, dame el nombre esacto, y tuyo, y suyo, y mío, de las cosas! De Eternidades LA TRASPARENCIA, DIOS, LA TRASPARENCIA

Dios del venir, te siento entre mis manos, aquí estás enredado conmigo, en lucha hermosa de amor, lo mismo que un fuego con su aire. No eres mi redentor, ni eres mi ejemplo, ni mi padre, ni mi hijo, ni mi hermano; eres igual y uno, eres distinto y todo; eres dios de lo hermoso conseguido, conciencia mía de lo hermoso. Yo nada tengo que purgar. Toda mi impedimenta no es sino fundación para este hoy en que, al fin, te deseo: porque estás ya a mi lado, en mi eléctrica zona, como está en el amor el amor lleno. Tú, esencia, eres mi conciencia: mi conciencia y la de otro, la de todos,


I.E.S. Salmedina Segundo de Bachillerato – La lírica del siglo XX hasta 1939

II.- VICENTE ALEIXANDRE ADOLESCENCIA Vinieras y te fueras dulcemente, de otro camino a otro camino. Verte, y ya otra vez no verte. Pasar por un puente a otro puente. -El pie breve, la luz vencida alegre-. Muchacho que sería yo mirando aguas abajo la corriente, y en el espejo tu pasaje fluir, desvanecerse. UNIDAD EN ELLA

6

Se querían de noche, cuando los perros hondos laten bajo la tierra y los valles se estiran como lomos arcaicos que se sienten repasados: caricia, seda, mano, luna que llega y toca. Se querían de amor entre la madrugada, entre las duras piedras cerradas de la noche, duras como los cuerpos helados por las horas, duras como los besos de diente a diente solo. Se querían de día, playa que va creciendo, ondas que por los pies acarician los muslos, cuerpos que se levantan de la tierra y flotando... Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos, De Ámbito mar altísimo y joven, intimidad extensa, soledad de lo vivo, horizontes remotos ligados como cuerpos en soledad cantando.

Cuerpo feliz que fluye entre mis manos, rostro amado donde contemplo el mundo, donde graciosos pájaros se copian fugitivos, volando a la región donde nada se olvida. Tu forma externa, diamante o rubí duro, brillo de un sol que entre mis manos deslumbra, cráter que me convoca con su música íntima, con esa

indescifrable llamada de tus dientes. Muero porque me arrojo, porque quiero morir,

porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera

no es mío, sino el caliente aliento

que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo

Deja, deja que mire, teñido de amor, enrojecido el rostro por la púrpurea vida, deja que mire el hondo clamor de tus entrañas donde muero y renuncio a vivir para siempre. Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo, quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente que regando encerrada bellos miembros extremos siente así los hermosos límites de la vida. Este beso en tus labios como una lenta espina, como un mar que voló hecho un espejo, como el brillo de un ala, es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo,

un crepitar de la luz vengadora, luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza, pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo.

SE QUERÍAN Se querían. Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada, labios saliendo de la noche dura, labios partidos, sangre, ¿sangre dónde? Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas, a esa amorosa gema del amarillo nuevo, cuando los rostros giran melancólicamente, giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Amando. Se querían como la luna lúcida, como ese mar redondo que se aplica a ese rostro, dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida, donde los peces rojos van y vienen sin música. Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios, ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas, mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal, metal, música, labio, silencio, vegetal, mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo. De La destrucción o el amor

LOS BESOS No te olvides, temprana, de los besos de un día. De los besos alados que a tu boca llegaron. Un instante pusieron su plumaje encendido sobre el puro dibujo que se rinde entreabierto. Te rozaron los dientes. Tú sentiste su bulto, ten tu boca latiendo su celeste plumaje. Ah, redondo tu labio palpitaba de dicha. ¿Quién no besa esos pájaros cuando llegan, escapan?

Entreabierta tu boca vi tus dientes blanquísimos. Ah, los picos delgados entre labios se hunden. Ah, picaron celestes, mientras dulce sentiste que tu cuerpo ligero, muy ligero, se erguía. ¡Cuán graciosa, cuán fina, cuán esbelta reinabas! Luz o pájaros llegan, besos puros, plumajes. Y oscurecen tu rostro con sus alas calientes, que te rozan, revuelan, mientras ciega tú brillas. No lo olvides. Felices, mira, van, ahora escapan. Mira: vuelan, ascienden, el azul los adopta. Suben altos, dorados. Van calientes, ardiendo. Gimen, cantan, esplenden. En el cielo deliran. De Sombra del paraíso.


I.E.S. Salmedina Segundo de Bachillerato – La lírica del siglo XX hasta 1939

III.- FEDERICO GARCÍA LORCA ALBA Mi corazón oprimido siente junto a la alborada el dolor de sus amores y el sueño de las distancias.

7

sobre la rama. ¡Oh, guitarra! Corazón malherido por cinco espadas.

De Poema del Cante Jondo ROMANCE DE LA PENA NEGRA Las piquetas de los gallos cavan buscando la aurora, La luz de la aurora lleva cuando por el monte oscuro semilleros de nostalgias baja Soledad Montoya. y la tristeza sin ojos Cobre amarillo, su carne, de la médula del alma. huele a caballo y a sombra. Yunques ahumados sus pechos, La gran tumba de la noche gimen canciones redondas. se negro velo levanta Soledad, ¿por quién preguntas para ocultar con el día sin compaña y a estas horas? la inmensa cumbre estrellada. Pregunte por quien pregunte, dime: ¿a ti qué se te importa? ¡Qué haré yo sobre estos campos Vengo a buscar lo que busco, cogiendo nidos y ramas, mi alegría y mi persona. rodeado de la aurora Soledad de mis pesares, y llena de noche el alma! caballo que se desboca, al fin encuentra la mar ¡Qué haré si tienes tus ojos y se lo tragan las olas. muertos a las luces claras No me recuerdes el mar, y no ha de sentir mi carne que la pena negra brota el calor de tus miradas! en las tierras de aceituna bajo el rumor de las hojas. ¿Por qué te perdí por siempre ¡Soledad, qué pena tienes! en aquella tarde clara? ¡Qué pena tan lastimosa! Hoy mi pecho está reseco Lloras zumo de limón como una estrella apagada. De Libro de poemas agrio de espera y de boca. ¡Qué pena tan grande! Corro LA GUITARRA mi casa como una loca, Empieza el llanto mis dos trenzas por el suelo, de la guitarra. de la cocina a la alcoba. Se rompen las copas ¡Qué pena! Me estoy poniendo de la madrugada. de azabache, carne y ropa. Empieza el llanto ¡Ay mis camisas de hilo! de la guitarra. ¡Ay mis muslos de amapola! Es inútil callarla. Soledad: lava tu cuerpo Es imposible con agua de las alondras, callarla. y deja tu corazón Llora monótona en paz, Soledad Montoya. como llora el agua, Por abajo canta el río: como llora el viento volante de cielo y hojas. sobre la nevada. Con flores de calabaza, Es imposible la nueva luz se corona. callarla. ¡Oh pena de los gitanos! Pena limpia y siempre sola. Llora por cosas ¡Oh pena de cauce oculto lejanas. y madrugada remota! Arena del Sur caliente De Romancero Gitano que pide camelias blancas. Llora flecha sin blanco, la tarde sin mañana, y el primer pájaro muerto


I.E.S. Salmedina Segundo de Bachillerato – La lírica del siglo XX hasta 1939

LA AURORA La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno y un huracán de negras palomas que chapotean las aguas podridas. La aurora de Nueva York gime por la inmensas escaleras buscando entre las aristas nardos de angustia dibujada. La aurora llega y nadie la recibe en su boca

porque allí no hay mañana ni esperanza posible.

A veces las monedas en enjambres furiosos taladran y devoran abandonados niños.

8

IV.- RAFAEL ALBERTI EL MAR. LA MAR" El mar. La mar El mar. ¡Sólo la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste del mar? En sueños, la marejada me tira del corazón. Se lo quisiera llevar. Padre, ¿por qué me trajiste acá? De Marinero en tierra

“SI MI VOZ MURIERA EN TIERRA” Si mi voz muriera en tierra, Los primeros que salen comprenden con sus huesos llevadla al nivel del mar que no habrá paraíso ni amores deshojados; y dejadla en la ribera. saben que van al cieno de números y leyes, Llevadla al nivel del mar a los juegos sin arte, a sudores sin fruto. y nombradla capitana de un blanco bajel de guerra. La luz es sepultada por cadenas y ruidos ¡Oh mi voz condecorada en impúdico reto de ciencia sin raíces. con la insignia marinera: Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes como recién salidas de un naufragio de sangre. sobre el corazón un ancla De Poeta en Nueva York y sobre el ancla una estrella y sobre la estrella el viento y sobre el viento la vela! EL POETA DICE LA VERDAD De Marinero en tierra Quiero llorar mi pena y te lo digo PARAÍSO PERDIDO para que tú me quieras y me llores A través de los siglos, en un anochecer de ruiseñores por la nada del mundo, con un puñal, con besos y contigo. yo, sin sueño, buscándote. Tras de mí, imperceptible, Quiero matar al único testigo sin rozarme los hombros, para el asesinato de mis flores mi ángel muerto, vigía. y convertir mi llanto y mis sudores ¿Adónde el Paraíso, en eterno montón de duro trigo. sombra, tú que has estado? Pregunta con silencio. Que no se acabe nunca la madeja Ciudades sin respuesta, del te quiero me quieres, siempre ardida ríos sin habla, cumbres con decrépito sol y luna vieja; sin ecos, mares mudos. Nadie lo sabe. Hombres que lo que no me des y no te pida fijos, de pie, a la orilla será para la muerte, que no deja parada de las tumbas, ni sombra por la carne estremecida. mi ignoran. Aves Tristes, De Sonetos del amor oscuro cantos petrificados, en éxtasis el rumbo, ciegas. No saben nada. Sin sol, vientos antiguos, inertes, en las leguas por andar, levantándose calcinados, cayéndose de espaldas, poco dicen. Diluidos, sin forma, la verdad que en sí ocultan, huyen de mí los cielos.


I.E.S. Salmedina Segundo de Bachillerato – La lírica del siglo XX hasta 1939

9

Ya en el fin de la Tierra BALADAS Y CANCIONES DE LA QUINTA sobre el último filo, DEL MAYOR LOCO resbalando los ojos, Canción 8 muerta en mí la esperanza, Hoy las nubes me trajeron, ese pórtico verde volando, el mapa de España. busco en las negras simas. ¡Qué pequeño sobre el río, ¡Oh boquete de sombras! y qué grande sobre el pasto ¡Hervidero del mundo! la sombra que proyectaba! ¡Qué función de siglos! Se le llenó de caballos Atrás, atrás! ¡Qué espanto la sombra que proyectaba. de tinieblas sin voces! Yo, a caballo, por su sombra ¡Qué perdida mi alma! busqué mi pueblo y mi casa. -Ángel muerto, despierta. Entré en el patio que un día ¿Dónde estás? Ilumina fuera una fuente con agua. con tu rayo el retorno. Aunque no estaba la fuente, Silencio. Más silencio. la fuente siempre sonaba. Inmóviles los pulsos Y el agua que no corría del sinfín de la noche. volvió para darme agua. ¡Paraíso perdido! De Baladas y canciones del Paraná. Perdido por buscarte, yo, sin luz para siempre. LO QUE DEJÉ POR TI De Sobre los ángeles Dejé por ti mis bosques, mi perdida GALOPE arbolela, mis perros desvelados, Las tierras, las tierras, las tierras de España, mis capitales años desterrados las grandes, las solas, desiertas llanuras. hasta casi el invierno de la vida. Galopa, caballo cuatralbo, jinete del pueblo, Dejé un temblor, dejé una sacudida, al sol y a la luna. un resplandor de fuegos no apagados, dejé mi sombra en los desesperados ¡A galopar, ojos sangrantes de la despedida. a galopar, hasta enterrarlos en el mar! Dejé palomas tristes junto a un río, caballos sobre el sol de las arenas, A corazón suenan, resuenan, resuenan dejé de oler la mar, dejé de verte. las tierras de España en las herraduras. Galopa, jinete del pueblo, Dejé por ti todo lo que era mío. caballo cuatralbo, Dame tú, Roma, a cambio de mis penas, caballo de espuma. tanto como dejé para tenerte. De Roma, peligro para caminantes. ¡A galopar, a galopar, V.- LUIS CERNUDA hasta enterrarlos en el mar! III Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie; que es nadie la muerte si va en tu montura. Galopa, caballo cuatralbo, jinete del pueblo que la tierra es tuya.

Desengaño indolente y una calma vacía, como la flor en la sombra, el sueño fiel nos brinda. Los sentidos tan jóvenes frente a un mundo se abren sin goces ni sonrisas, que no amanece nadie.

¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar! El afán, entre muros De De un momento a otro debatiéndose aislado, sin ayer ni mañana yace en un limbo extático.


I.E.S. Salmedina Segundo de Bachillerato – La lírica del siglo XX hasta 1939

La almohada no abre los espacios risueños; dice sólo, voz triste, que alientan allá lejos.

10

como leños perdidos que el mar anega o levanta libremente, con la libertad del amor, la única libertad que me exalta, la única libertad porque muero.

El tiempo en las estrellas. Desterrada la historia. El cuerpo se adormece aguardando su aurora.

Tú justificas mi existencia: si no te conozco, no he vivido; si muero sin conocerte, no muero, porque no De Primeras Poesías he vivido. NO DECÍA PALABRAS De Los placeres prohibidos No decía palabras, TE QUIERO acercaba tan sólo un cuerpo interrogante, Te lo he dicho con el viento, porque ignoraba que el deseo es una pregunta jugueteando como animalillo en la arena. cuya respuesta no existe, O iracundo como órgano tempestuoso. una hoja cuya rama no existe, un mundo cuyo cielo no existe. La angustia se abre paso entre los huesos, remonta por las venas hasta abrirse en la piel, surtidores de sueño hechos carne en interrogación vuelta a las nubes. Un roce al paso, una mirada fugaz entre las sombras, bastan para que el cuerpo se abra en dos, ávido de recibir en sí mismo otro cuerpo que sueñe; mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne, iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo. Aunque sólo sea una esperanza porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie [sabe.

Te lo he dicho con el sol, que dora cuerpos juveniles y sonríe en todas las cosas inocentes. Te lo he dicho con las nubes, frentes melancólicas que sostienen el cielo, tristezas fugitivas. Te lo he dicho con las plantas, leves criaturas transparentes que se cubren de rubor repentino.

Te lo he dicho con el agua, vida luminosa que vela en un fondo de sombra; D e Los placeres prohibidos te lo he dicho con el miedo, te lo he dicho con la alegría, SI EL HOMBRE PUDIERA DECIR con el hastío, con las terribles palabras. Si el hombre pudiera decir lo que ama, si el hombre pudiera levantar su amor por el Pero así no me basta: [cielo más allá de la vida, como una nube en la luz; quiero decírtelo con la muerte; si como muros que se derrumban, más allá del amor, para saludar la verdad erguida en medio, quiero decírtelo con el olvido. pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la De Los placeres prohibidos verdad de su amor, la verdad de sí mismo, que no se llama gloria, fortuna o ambición, “Como los erizos, ya sabéis, los sino amor o deseo, hombres un día sintieron su frío. Y quisieron yo sería aquel que imaginaba; compartirlo. Entonces inventaron el amor. El aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos resultado fue, ya sabéis, como en los erizos. proclama ante los hombres la verdad ignorada, ¿Qué queda de las alegrías y penas del la verdad de su amor verdadero. amor cuando éste desaparece? Nada, o peor Libertad no conozco sino la libertad de estar que nada; queda el recuerdo de un olvido. Y [preso en alguien menos mal cuando no lo punza la sombra de cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío; aquellas espinas; de aquellas espinas, ya alguien por quien me olvido de esta existencia sabéis. [mezquina, Las siguientes páginas son el recuerdo por quien el día y la noche son para mí lo que de un olvido.” [quiera, y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y Palabras introductorias a Donde habite [espíritu el olvido.


I.E.S. Salmedina Segundo de Bachillerato – La lírica del siglo XX hasta 1939

DONDE HABITE EL OLVIDO

11

VI.- MIGUEL HERNÁNDEZ

SONETO 2 ¿No cesará este rayo que me habita el corazón de exasperadas fieras Donde yo sólo sea Memoria de una piedra sepultada entre ortigas y de fraguas coléricas y herreras Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios. donde el metal más fresco se marchita? Donde mi nombre deje ¿No cesará esta terca estalactita Al cuerpo que designa en brazos de los siglos, de cultivar sus duras cabelleras Donde el deseo no exista. como espadas y rígidas hogueras En esa gran región donde el amor, ángel hacia mi corazón que muge y grita? terrible, Este rayo ni cesa ni se agota: No esconda como acero de mí mismo tomó su procedencia En mi pecho su ala, y ejercita en mí mismo sus furores. Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece Esta obstinada piedra de mí brota el tormento. y sobre mí dirige la insistencia Donde habite el olvido, En los vastos jardines sin aurora;

Allí donde termine este afán que exige un [dueño a imagen suya, Sometiendo a otra vida su vida, Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres, Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo; Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo, Disuelto en niebla, ausencia, Ausencia leve como carne de niño.

de sus lluviosos rayos destructores. De El rayo que no cesa ELEGÍA A RAMÓN SIJÉ “En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería.”

Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano. Alimentando lluvias, caracolas y órganos mi dolor sin instrumento, Allá, allá lejos; a las desalentadas amapolas Donde habite el olvido. daré tu corazón por alimento. De Donde habite el olvido Tanto dolor se agrupa en mi costado, PEREGRINO que por doler me duele hasta el aliento. Un manotazo duro, un golpe helado, ¿Volver? Vuelva el que tenga, un hachazo invisible y homicida, tras largos años, tras un largo viaje, un empujón brutal te ha derribado. cansancio del camino y la codicia No hay extensión más grande que mi herida, de su tierra, su casa, sus amigos, lloro mi desventura y sus conjuntos del amor que al regreso fiel le espere. y siento más tu muerte que mi vida. Ando sobre rastrojos de difuntos, Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas, y sin calor de nadie y sin consuelo sino seguir libre adelante, voy de mi corazón a mis asuntos. disponible por siempre, mozo o viejo, Temprano levantó la muerte el vuelo, sin hijo que te busque, como a Ulises, temprano madrugó la madrugada, sin Ítaca que aguarde y sin Penélope. temprano estás rodando por el suelo. No perdono a la muerte enamorada, Sigue, sigue adelante y no regreses, no perdono a la vida desatenta, fiel hasta el fin del camino y tu vida, no perdono a la tierra ni a la nada. no heches de menos un destino más fácil, En mis manos levanto una tormenta tus pies sobre la tierra antes no hollada, de piedras, rayos y hachas estridentes tus ojos frente a lo antes nunca visto. De Desolación de la Quimera sedienta de catástrofes y hambrienta. Quiero escarbar la tierra con los dientes, quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes. Quiero minar la tierra hasta encontrarte y besarte la noble calavera


I.E.S. Salmedina Segundo de Bachillerato – La lírica del siglo XX hasta 1939

12

y desamordazarte y regresarte. con una ambición de muerte Volverás a mi huerto y a mi higuera; despedaza un pan reñido. por los altos andamios de las flores pajareará tu alma colmenera Cada nuevo día es de angelicales ceras y labores. más raíz, menos criatura, Volverás al arrullo de las rejas que escucha bajo sus pies de los enamorados labradores. la voz de la sepultura. Alegrarás la sombra de mis cejas, y tu sangre se irán a cada lado Y como raíz se hunde disputando tu novia y las abejas. en la tierra lentamente Tu corazón, ya terciopelo ajado, para que la tierra inunde llama a un campo de almendras espumosas de paz y panes su frente. mi avariciosa voz de enamorado. A las aladas almas de las rosas Me duele este niño hambriento del almendro de nata te requiero, como una grandiosa espina, que tenemos que hablar de muchas cosas, y su vivir ceniciento compañero del alma, compañero. revuelve mi alma de encina. De El rayo que no cesa Le veo arar los rastrojos, EL NIÑO YUNTERO y devorar un mendrugo, Carne de yugo, ha nacido y declarar con los ojos más humillado que bello, que por qué es carne de yugo. con el cuello perseguido por el yugo para el cuello. Me da su arado en el pecho, y su vida en la garganta, Nace, como la herramienta, y sufro viendo el barbecho a los golpes destinado, tan grande bajo su planta. de una tierra descontenta y un insatisfecho arado. ¿Quién salvará a este chiquillo menor que un grano de avena? Entre estiércol puro y vivo ¿De dónde saldrá el martillo de vacas, trae a la vida verdugo de esta cadena? un alma color de olivo vieja ya y encallecida. Que salga del corazón de los hombres jornaleros, Empieza a vivir, y empieza que antes de ser hombres son a morir de punta a punta y han sido niños yunteros. levantando la corteza De Viento del pueblo de su madre con la yunta. NANAS DE LA CEBOLLA (Dedicadas a su hijo, a raíz de recibir una carta Empieza a sentir, y siente de su mujer, en la que le decía que no comía la vida como una guerra, más que pan y cebolla). y a dar fatigosamente La cebolla es escarcha en los huesos de la tierra. cerrada y pobre: escarcha de tus días Contar sus años no sabe, y de mis noches. y ya sabe que el sudor Hambre y cebolla, es una corona grave hielo negro y escarcha de sal para el labrador. grande y redonda. Trabaja, y mientras trabaja masculinamente serio, se unge de lluvia y se alhaja de carne de cementerio. A fuerza de golpes, fuerte, y a fuerza de sol, bruñido,

En la cuna del hambre mi niño estaba. Con sangre de cebolla se amamantaba. Pero tu sangre, escarchada de azúcar, cebolla y hambre.


I.E.S. Salmedina Segundo de Bachillerato – La lírica del siglo XX hasta 1939

Una mujer morena resuelta en luna se derrama hilo a hilo sobre la cuna. Ríete, niño, que te tragas la luna cuando es preciso. Alondra de mi casa, ríete mucho. Es tu risa en los ojos la luz del mundo. Ríete tanto que en el alma, al oírte, bata el espacio. Tu risa me hace libre, me pone alas. Soledades me quita, cárcel me arranca. Boca que vuela, corazón que en tus labios relampaguea. Es tu risa la espada más victoriosa, vencedor de las flores y las alondras. Rival del sol. Porvenir de mis huesos y de mi amor. La carne aleteante, subido el párpado, el niño como nunca coloreado. ¡Cuánto jilguero se remonta, aletea, desde tu cuerpo! Desperté de ser niño: nunca despiertes. Triste llevo la boca: ríete siempre. Siempre en la cuna, defendiendo la risa pluma por pluma. Ser de vuelo tan alto, tan extendido, que tu carne parece cielo cernido. ¡Si yo pudiera remontarme al origen de tu carrera!

13

Al octavo mes ríes con cinco azahares. Con cinco diminutas ferocidades. Con cinco dientes como cinco jazmines adolescentes. Frontera de los besos serán mañana, cuando en la dentadura sientas un arma. Sientas un fuego correr dientes abajo buscando el centro. Vuela niño en la doble luna del pecho: él, triste de cebolla, tú, satisfecho. No te derrumbes. No sepas lo que pasa ni lo que ocurre. De Cancionero y Romancero de ausencias. CASIDA DEL SEDIENTO Arena del desierto soy: desierto de sed. Oasis es tu boca donde no he de beber. Boca: oasis abierto a todas las arenas del desierto. Húmedo punto en medio de un mundo abrasador, el de tu cuerpo, el tuyo, que nunca es de los dos. Cuerpo: pozo cerrado a quien la sed y el sol han calcinado. De Cancionero y Romancero de ausencias


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.