BRAULIO M. IGLESIAS PÉREZ ARQUEOLOGÍA INDUSTRIAL 2011 Profs. Fernando Vela y Javier Molina E.T.S.A.M.
Fábrica Massó, Cangas
Braulio M. Iglesias Pérez 7240
ÍNDICE // 01 INTRODUCCIÓN *MAPA // 02 HISTORIA ANTECENTES DESARROLLO DE LA INDUSTRIA CONSERVERA // 03 SOCIAL CONDICIONES LABORALES MUJERES NIÑOS EL CASO DE MASSÓ // 04 TÉCNICAS DE CONSERVACIÓN PREINDUSTRIALES INDUSTRIALES // 05 DESCRIPCIÓN PORMENORIZADA *PLANO DE SITUACIÓN DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD FABRIL DISTRIBUCIÓN GENERAL *PLANO DE EMPLAZAMIENTO FÁBRICA DE CONSERVAS FÁBRICA ORIGINAL, BAÑOS Y COMEDOR GUARDERÍA HOTEL COCHERAS SALAZÓN BALLENERA // 06 BIBLIOGRAFÍA
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01 INTRODUCCIÓN La factoría de Massó en Cangas es uno de los ejemplos más importantes de arqueología industrial en la Ría de Vigo; sin embargo, su estado de conservación es pésimo, peligrando gravemente la estabilidad estructural de muchas de sus construcciones. Paradójicamente, está seleccionada como bien industrial a proteger por el Plan de Patrimonio Industrial del Ministerio de Cultura. El puerto de Vigo, actualmente, está considerado como uno de los más importantes de Europa en lo referido a descargas de pescado y tráfico de mercancías. El citado puerto, fue creado en época romana para dar servicio a una pequeña aldea. A lo largo de los siglos fue incrementando su potencial, hasta llegar a una extensión de unos 20 km en la actualidad, constituyendo uno de los focos estratégicos para la economía gallega: fábrica de Citroën, sede de Pescanova, numerosos astilleros de construcción y mantenimiento de grandes buques, etc. En el año 2010, este puerto representó el 38% de toda la pesca fresca descargada en España, 233.612 toneladas; seguido, a larga distancia, por el puerto de A Coruña con 43.154 toneladas. En este contexto, podemos entender la importancia que pudo tener la fábrica de Massó, situada en el municiArqueología Industrial, 2011 Profs. Fernando Vela, Javier Molina
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pio de Cangas, limítrofe con Vigo al Sur, a través de la ría. La costa gallega fue la región que lideró la actividad pesquera y conservera de España entre el último tercio del siglo XIX y el primero del XX; periodo en el que tuvo lugar el proceso de industrialización del litoral. En Cangas, se desarrolló un proceso productivo que se convirtió en modelo económico; con una influencia fundamental hacia todos sus habitantes, que se identificaban de una u otra manera con esta fábrica. Podemos incluso llegar a decir que Cangas fue Massó durante décadas. Este elemento industrial no es un ejemplo aislado y sin referencias, sino que es un paso más dentro de una serie de factorías de menor entidad, que se fueron implantando en el área de la ría de Vigo: Curbera Hermanos - Vigo (1861), Benigno Barreras – Vigo (1882), Bernardo Alfageme, Antonio Cerqueira, Antonio Alonso, Hijos de J. Barreras, Hijos de Albo, etc.
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02 HISTORIA ANTECEDENTES Época Castreña: la gente del entorno de zonas costeras consumía moluscos ya que se conservan numerosos restos de conchas (ostras, mejillones, lapas, almejas, berberechos, caramujos) y de pescados (merluza, jurel, faneca, maragota, dorada). Durante la época romana continúan desarrollándose técnicas de pesca, se incrementa la comercialización y se introducen técnicas de salazón. En los
pilones,
de
formas cuadradas y rectangulares, permanecían en salmuera diferentes especies de pescados que se destinarían más tarde al consumo local o a los mercados de las ciudades romanas del interior de Galicia. Con la caída del imperio romano en Occidente aumentaron notablemente los ataques a las costas gallegas: hérulos, vándalos, vikingos, sarracenos. La población se intenta proteger desplazándose hacia el interior, el consumo desciende y las técnicas se vuelven más rudimentarias. En los siglos XII y XII comienzan a surgir poblados y ciudades costeras que traerán consigo el aumento del
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consumo de pescado, convirtiéndolo en un artículo de presencia habitual en el abastecimiento y la alimentación de las gentes. A medida que va pasando el tiempo, se van desarrollando nuevas técnicas de conservación de alimentos procedentes del mar; que permanecerán invariables hasta el siglo XVIII y la llegada de los fomentadores catalanes. Entre estos métodos destacan el secado, ahumado, la salazón y, posteriormente, el escabeche. Asimismo, se obtenían el “saín”, grasas de los restos, como cabezas y tripas. Las especies más frecuentes que se encuentran documentadas son la merluza, congrio, pulpo, abadejo y, sobre todo, la sardina. El desarrollo de actividades vinculadas con la pesca, salazón y comercialización de sardinas, que alcanzó su apogeo en el siglo XV, contribuyó al desarrollo urbano de la costa gallega. En muchas villas y ciudades se crearon barrios de pescadores, que progresivamente irán creciendo y se transformarán en importantes núcleos mercantiles. A finales del siglo XVI y en el XVII se produce una caída en las actividades pesqueras, influidas por una posible mengua de los bancos de sardinas y por el impacto de la política bélica de los reyes Austrias. En el siglo XVIII se retoma regresa la actividad pesquera a su importancia de antaño, produciéndose importantes transformaciones tanto en los procesos de pesArqueología Industrial, 2011 Profs. Fernando Vela, Javier Molina
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ca como en los de salazón. Este es el momento de la implantación de la “Matrícula del Mar”, así como del pensamiento ilustrado. Los ilustrados, en respuesta a la gran cantidad de importación de bacalao salado de origen inglés, defendieron como posible sustituto el abadejo salado, que se podía pescar en las costas gallegas. Sin embargo, uno de los procesos de transformación más importantes ocurrió a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, con la llegada de numerosos comerciantes e industriales catalanes, que se fueron asentando en las costas gallegas. Los llamados fomentadores catalanes, primero establecidos de forma temporal y luego de forma permanente, se dedicaron fundamentalmente al negocio de la salazón y comercialización de la sardina. “La emigración a Galicia, a nivel masivo, de mercaderes e industriales de Cataluña – unos 15.000 según ciertas estimativas- durante la segunda mitad del siglo XVIII y primeros lustros del XIX tipifican uno de los acontecimientos más interesantes y peculiares, sin duda, de nuestra historia social y económica. El más valioso grupo de inmigrantes se consagró preferentemente a las tareas de industrializar la pesquería galaica. (...) Hacia 1775 los catalanes ya operaban en la ría de Vigo con Arqueología Industrial, 2011 Profs. Fernando Vela, Javier Molina
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más de mil nasas y varias jábegas, habiendo capturado en la costera del referido año alrededor de 8.000 millares de sardinas (...). Es más, aquellos negociantes incluso compraban para sus fábricas de salazón la sardina y otras clases de pescado a los mercantes de Cangas, Panxón, Baiona y demás puertos vecinos.” “Durante la segunda etapa de este peculiarísimo proceso migratorio (1770-1800) culminó visiblemente el tremendo impacto producido en el ámbito marítimo de Galicia por la presencia del activista catalán. Por lo que respecta a Vigo, esta población llegó a ser la primera base proveedora de pesca salada para el país.” “Por último, consignemos que la penetración catalana en el ámbito vigués prosiguió a un ritmo alcista durante los tres primeros lustros del siglo XIX, alcanzando entonces sus más altos niveles el negocio de la pesca y salazón de la sardina. Casi medio centenar de los componentes del llamado ramo de los catalanes poseían ahora factoría salazonera” Antonio Mejide Pardo, “Contribución de los cata-
lanes al desarrollo de la industria pesquera de Vigo (1750-1815)”. 1969
Los catalanes introdujeron diversas innovaciones que afectaron tanto al proceso de captura del pescado y su salazón, como a la organización del trabajo. Estas innovaciones les permitieron incrementar y controlar la producción y comercialización, fundamentalmente de la sardina. Introdujeron las redes de arrastre, las jábegas y Arqueología Industrial, 2011 Profs. Fernando Vela, Javier Molina
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los bous; que empleaban menos mano de obra y permitían un aumento considerable de las capturas frente a los cercos y traineras tradicionales. En la salazón, desarrollaron la técnica del prensado frente al escochado tradicional de los gallegos. La salazón de la sardina, renovada por los fomentadores catalanes,
se
mantuvo
durante gran parte del siglo XIX como la actividad principal de transformación de la pesca. La materia prima se conseguía mediante pesca con embarcaciones propias o compra a marineros independientes dueños de sus embarcaciones (“patrianos”). En estas industrias también se realizaban otras tareas, como la elaboración de escabeches de pescados (congrio, lenguado, bonito, robaliza, rodaballo, sardina) y mariscos (ostras, vieiras, mejillones). Su destino era el mercado interior castellano, a donde se transportaban en pequeños toneles por los maragatos y bercianos. “Otra circunstancia curiosa se dio en Bueu, donde por fuertes arribos de pesca para salazón, antes del año 1880, se precisaba permanente intercomunicación entre fábricas sin accesos y distanciadas de la misma Empresa. Posiblemente, la primera línea telefónica privada de Arqueología Industrial, 2011 Profs. Fernando Vela, Javier Molina
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larga distancia en Galicia, se montó por técnicos franceses, entonces, para unir las dos fábricas Massó. Otro problema fenomenal en la primera mitad del siglo XVIII era la construcción y estanqueidad de los “lagares” de sardina, cuyos primeros vestigios de hace 1600 años se descubrieron en Nerga, cerca de Cangas. Nuestros maestros canteros se anticiparon al cemento Portland, ideando una argamasa que preparaban con “saín” como una mahonesa casera para unir bien las juntas. Circulaban profusamente monedas de cobre y oro. No se conocían los billetes de Banco. El oro para los pagos siguió recogiéndose en Pontevedra o Vigo avanzado ya el siglo. Protegiendo a su amo le acompañaban uno o dos criados en sus cabalgaduras, porque eran frecuentes los asaltos de los bandoleros. Este episodio indica los riesgos que corrían entonces los llamados oficialmente “fomentadores” para hacer trabajar sus fábricas en lugares muy aislados.” Gaspar Massó García – “Origen y desarrollo de la
industria conservera en Galicia”. (1967) Págs. 27-28
A partir de 1882, el desarrollo de la industria conservera y de venta de pescado fresco, significó la progresiva decadencia de las salazones. En primeras décadas del siglo XX, gran cantidad de ellas fueron cerrando o reconvirtiéndose en conserveras.
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DESARROLLO DE LA INDUSTRIA CONSERVERA El nacimiento de las conservas de pescado como tal se asume a la publicación de “Le libre de tous les ménages,
ou l’art de conserver, pendant
plusieurs
années, toutes les substances animales et végétales“(1810), por parte de Nicolás Appert. En este libro se recogía el procedimiento que había que seguir para lograr una mejor conservación de los alimentos; cociéndolos al baño maría en botes de cristal herméticamente cerrados. Posteriormente, la explicación del fenómeno descubierto por Appert la formuló Pasteur con la esterilización microbiana. A pesar de ello, fue el inglés Peter Durand quien empleó y patentó ese mismo año un envase de hojalata para la conservación de alimentos. La aplicación a la conservación de pescado se le atribuye a Joseph Colin, con la elaboración de las primeras conservas de sardinas (1822). “El naufragio de un velero francés cargado de conservas diversas en frascos y latas, provocó en Vigo extraordinaria expectación, al recogerse parte del cargamento. Este accidente casual, como la manzana de Newton, fue lo que originó la creación en San Fausto de Chapela, de la fábrica de don Victor y Agustín Curbera en 1861, bajo la denominación “Curbera Hermanos”. Arqueología Industrial, 2011 Profs. Fernando Vela, Javier Molina
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Siguió, posteriormente, la instalación de Goday en la Isla de Arosa, en el año 1879 y Massó, que inauguró su fábrica el 14 de julio de 1883 en Bueu, con la colaboración técnica francesa.” Gaspar Massó García – “Origen y desarrollo de la
industria conservera en Galicia”. (1967) Pág. 29
En la década de 1840 ya existe constancia de la existencia de talleres dedicados a la conservación de pescado. Estas primitivas industrias son de pequeño tamaño y están escasamente mecanizadas. Tienen una producción limitada, envasada tanto en recipientes de hojalata como de vidrio, pero muy diversificada (pescado, carnes, legumbres y frutas), destinada fundamentalmente al consumo del mercado colonial y de tripulaciones de barcos. En la década de 1880 comenzó la eclosión de la moderna industria conservera gallega, debido, según Carmona Badía, a la liberalización de las actividades pesqueras, la separación entre actividades pesqueras y transformadores, reducción de los aranceles de importación de hojalata, la mejora del refinado del aceite de oliva español y la entrada en funcionamiento de la comunicación ferroviaria con el resto de España. Las nuevas fábricas de conservas se especializaron en la producción casi en exclusiva de sardinas en lata al estilo de Nantes. La casa Salvador Massó en Bueu fue una de ellas, entre otras como la Juan Goday, Benigno Barreras, Victor Curbera o la Antonio Alonso. Arqueología Industrial, 2011 Profs. Fernando Vela, Javier Molina
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Estas nuevas fábricas se construyeron con todos los avances técnicos de la época: trabajos claramente divididos y pormenorizados (limpieza, emparrillado, cocción, enlatado y empacado), empleo abundante de maquinaria, talleres propios de reparación de maquinaria próximos a las fábricas, fabricación de envases y llaves, etc. “Las primeras fábricas desarrollaban un trabajo manual en el envasado, hasta que sobre 1904 se extendieron las máquinas sertidoras noruegas “Reinerts” a palanca para el cierre de latas, y las primitivas soldadoras francesas circulares para la fabricación de envases “à decollage”. Estas primeras máquinas cuadriplicaban los rendimientos
ma-
nuales y constituyeron
un
notable
progreso.
También
hicieron su aparición pequeñas prensas
“Bliss”
para
troquelado. Sin embargo, la modificación más importante en los envases sucedió en el paso del sistema “à decollage” al de soldadura eléctrica por puntos, en auge hacia 1966. Ello implicaba un cambio en el uso del producto: se pasó a
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la apertura por desgarro, tirando de una argolla; en vez del sistema de apertura mediante llave.” Gaspar Massó García – “Origen y desarrollo de la
industria conservera en Galicia”. (1967)
A partir de la segunda década del siglo XX comienzan a producirse una serie de fluctuaciones en el número de capturas de sardina, la única especie que se trabajaba en las factorías gallegas, que desembocan en una crisis de mercado. Ante la falta de sardinas, los conserveros intentaron ampliar su producción diversificando las especies tratadas: espadín, jurel y anchoas; estableciendo nuevas fábricas en otros puntos de España; o aumentando sus actividades con la construcción de envases, fabricación de llaves, construcción de barcos, etc. En la década de 1930, con la Gran Depresión, se desploman las exportaciones
a mercados extranjeros. Sin
embargo, esto fue compensado con una reorientación de la producción hacia el mercado interno. En estas primeras décadas del siglo, la industria conservera gallega se convirtió en un sector moderno y consolidado, y en la principal actividad industrial de Galicia.
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Con el estallido de la Guerra Civil en 1936 comienza una etapa de estancamiento, fruto de la autarquía que se instaurará con la llegada al poder de Franco. El triunfo rápido de la sublevación militar en Galicia, convirtió a las fábricas de conservas en suministradores de “donativos”, proveyendo de alimentos a las tropas nacionales. Las conservas cedidas por la fábrica de Massó fueron las más numerosas, haciendo un total de 52 cajas (5.739.309 kilos de pescado). La fijación de precios mínimos, la demanda militar y las exportaciones a la Alemania nazi, dieron como resultado unas buenas cifras de producción y beneficios durante la guerra. Sin embargo, a partir de 1939 el establecimiento de un sistema de cupos trajo consigo una fuerte caída de la producción. Durante los años 40 y 50, el sector conservero gallego tuvo que hacerle frente a numerosas dificultades: sistema de cupos, precios inferiores a los de mercado, escasez de materias primas (aceite y hojalata), problemas de divisas. A la vez que se perdían los mercados exteriores, se aseguraba un mínimo nivel de ventas, pero ello impedía un desarrollo fruto de la innovación y la competencia. En los años 50 se produce un repunte muy importante, aunque temporal, de las industrias de salazón; debido a la escasez de materias primas como el aceite o la hojalata; imprescindibles para la industria conservera. Arqueología Industrial, 2011 Profs. Fernando Vela, Javier Molina
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El Plan de Estabilización de 1959 y la entrada de España en los organismos internacionales sentaron las bases de una nueva política económica. Esto significó el final del sistema de cupos, la liberalización de exportaciones e importaciones y regulaciones monetarias; que incitó la recuperación de los mercados exteriores por parte de los industriales conserveros. Gaspar Massó habla ya en 1965 de la concentración de empresarios para mejorar sus opciones en la exportación de alimentos, a través de las “Cartas Sectoriales”. Se plantea también la necesidad de nuevas formas jurídicas y administrativas; así como reformas fiscales que favorezcan este tipo de comercio. Gaspar Massó hace referencia a la necesidad de concentrar o eliminar la cantidad excesiva de establecimientos conserveros. El censo oficial de 1965 era de 441 fábricas de conservas, de las cuales la mayor parte cubren gastos con dificultad. La provincia de Pontevedra era la que reunía más fábricas con dimensión adecuada, que fabricaban anualmente más de 1.000 toneladas. Sin embargo, se experimentan dificultades debido a las políticas arancelarias protectoras de países competidores, que reducen las posibilidades de exportación. El mercado latinoamericano, casi monopolizado por España Arqueología Industrial, 2011 Profs. Fernando Vela, Javier Molina
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antes de 1936, se redujo a la mínima expresión, ante unos derechos arancelarios entre el 150 al 300% del valor del producto. Producción de conservas de pescado en España: 68.264 toneladas, 3.300 mill. Ptas., consumo de 133.000 toneladas de pescado (frente a 202.000 toneladas de pescado de salazones) Exportación de salazones: 45.000 toneladas (1.355 mill. Ptas.) Número de fáfábricas activas Producción (toneladas) Producción (mill. Ptas.) Exportación (toneladas) Exportación (mill. Ptas.)
Materias primas (mill. Ptas.) Mano de obra (nº productores)
Vegetales
Pescados
Salazones
Cárnicas
Totales
734
441
197
462
1.834
486.456
64.341
84.827
52.283
689.907
7.285,5
2.910,7
2.047,2
3.860,3
16.103,7
148.012
20.000
25.174
84,25
193.270,25
2.242,7
1.030
790
15,63
4.078,33
4.951,5
2.283
1.595,3
3.002
11.831,80
49.080
11.463
6.537
11.621
78.701
Además, la industria auxiliar de envases metálicos poseía 154 fábricas, con producción de 1.573 millones de envases con un valor de 1.809 millones de Ptas.; y ocupaban a 8.460 obreros. La industria de subproductos producía 34.652 toneladas de harinas de pescado, con un valor Arqueología Industrial, 2011 Profs. Fernando Vela, Javier Molina
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de 346 millones de Ptas.; 2.297 toneladas de grasas por un importe de 13,8 millones de Ptas. A pesar de consumir 154.477 toneladas de pescado, la fabricación española de harina para piensos era deficitaria. Los años 80 fueron de dificultades y problemas para el sector conservero. Las cifras de producción global disminuyeron, provocadas tanto por un descenso de la demanda interior como por una reducción de las exportaciones. Caben destacar como factores desencadenantes: el síndrome alimentario provocado por la adulteración del aceite de colza (1981), la reducción de capturas asociada a la ampliación a 200 millas de la zona exclusiva de pesca o las facilidades arancelarias de las industrias portuguesa y marroquí.
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03 SOCIAL CONDICIONES LABORALES El proceso de transformación del pescado en las conserveras requiere una mano de obra abundante, barata y sin cualificación; debido a las tareas simples y rutinarias que se realizan (limpieza, transporte, colocación, embutido, empacado, vigilancia de maquinaria). Sólo determinados trabajos requieren una formación específica, como los procesos vinculados con la fabricación de latas, el mantenimiento y reparación de las máquinas o la construcción de barcos. En un principio tiene un fuerte carácter estacional, vinculado al suministro de pescado, sobre todo, con la costera de la sardina. El carácter temporal y la baja cualificación demandada fue lo que motivó que las mujeres constituyeran la principal mano de obra de las fábricas, compaginando los ingresos que les revertía con otras tareas: trabajo doméstico, faenas agrícolas, etc. MUJERES En las salazones, la principal mano de obra era femenina; contratada a jornal y por la temporada de la costera. Realizaban, Arqueología Industrial, 2011 Profs. Fernando Vela, Javier Molina
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en duras condiciones de trabajo, tareas de transporte, limpieza, envaretado y estibado de las sardinas. Si la fábrica disponía de aparejos de pesca propios, las mujeres también se encargaban de la reparación de las redes. Los hombres realizaban trabajos específicos como el prensado o la fabricación de toneles para la sardina.
“Ellas forman la población principal de las fábricas del fomento, donde unas espichan y envarillan la sardina, y la lavan otras, oficios en que alternan, y otras de mayor habilidad están especialmente destinadas a estivarla o acomodarla en cascos o barriles, de altura y cabida varia, en que se exporta. Su salario en la ría de Arousa es el reducido corriente en el país para los jornaleros de este sexo, 50 céntimos de peseta al día.” Joaquín Díaz de Rábago, “La industria de la
pesca en Galicia”.1885 NIÑOS En las fábricas de conservas también trabajan numerosos niños y niñas, contratados con salarios muy bajos, a pesar de la existencia de una legislación específica al respecto que limitaba la edad mínima y las horas semanales dedicadas. “Entre los trabajadores de las fábricas de conservas, los hay y en número bastante crecido, de nueve a Arqueología Industrial, 2011 Profs. Fernando Vela, Javier Molina
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catorce años. Su jornal oscila de sesenta céntimos a una peseta quince céntimos. Como esta edad ofrece pocas garantías de cuidado, los niños se ven constantemente maltratados por sus directores. (...) La mentalidad de la criatura se embota y atrofia de tal forma que adquiere el hábito de la mayoría de los trabajadores de las fábricas que no saben hablar sino a voces destempladas. Aquellos tiernos cerebros que no oyen más que imprecaciones, que no se les habla más que a gritos, que se les asusta, que se les cohíbe, que se les amenaza, que se les pega; de tal forma que se entontecen que al llegar a ser hombre son completas nulidades, son verdaderos rutinarios que ni conciencia tienen de sus hechos, son cosas cuyo criterio se amolda al que los demás le imponen.” José Hervés Hermo, Secretario de la Unión de Trabajadores de las fábricas de conservas, “El trabajo de
los niños en la industria conservera” (1913)
EL CASO DE MASSÓ Son
innumerables
los
avances de este complejo fabril en el campo del bienestar social; hecho desencadenante para que en el año 1943, se le conceda el título de “Empresa
Ejemplar”. Habilita más de 50 viviendas para los obreros, con agua corriente y la mayoría con un pequeño huerto; un hotel para las personas solteras con comedor subvencionado; guardería infantil hasta la edad escolar, atendido Arqueología Industrial, 2011 Profs. Fernando Vela, Javier Molina
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por personal especializado con la visita semanal de un pediatra, y con alimentación de los niños. Durante la lactancia, la madre disponía de tiempo suficiente para dar de mamar a su hijo, mucho antes de que este derecho fuera recogido en los convenios colectivos. También se implantaron aulas escolares para niños y para niñas, servicio de economato donde los productos de la empresa tenían descuento. En el año 1959, le conceden a la empresa Massó Hermanos S.A., el título de
“Empresa Modélica en Seguridad Social”. En el año 1965, Massó incorpora una asistente social en el cuadro de personal, que era de unos 2.300 trabajadores en el total de las fábricas. Esta aportación resolvió numerosos casos de pensiones, enfermedades, problemas familiares, de convivencia, etc.
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04 TÉCNICAS DE CONSERVACIÓN PREINDUSTRIALES Sardinas (tradicional, hasta s.XVIII): La sardina “merchante” (la que se iba a comercializar en los mercados) se preparaba de dos maneras: salada y ahumada. La sardina salada (“sardiña de pila” o “sardiña branca”) se metía 24 horas en salmuera en una gran pila de cantería, llamada lagar, después de escochada (quitarle la cabeza y las tripas, que se empleaban para elaborar grasas); luego, tras un lavado, se iba colocando en los envases – capa de sal, capa de sardina- en disposición radial. Se cubría el envase con un disco de madera de menor diámetro que la boca, que hacía de plancha prensadora, sobre la que se iban dejando bajar, suspendidas de unas cuerdas cuyo largo se iba graduando, pesadas piedras que las iban prensando suavemente. A lo largo del proceso se iban añadiendo más sardinas al envase y sometiéndolas al mismo prensado hasta que no cabían más, mientras se recogía el saín que escurría por unos orificios del fondo. A continuación, se tapaba la barrica, quedando lista para la venta. La sardina ahumada (“arencada”, “arengada” o “de
fume”) tenía otra preparación: se seleccionaba la tardía (diciembre y enero), más magra, y tras el baño en salmuera en el lagar y un ligero prensado, se colgaban ensartadas por las agallas en unas cañas, en el “fumeiro”, una caseta sin chimenea que dejaba entrar por los intersticios del Arqueología Industrial, 2011 Profs. Fernando Vela, Javier Molina
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tejado el oxígeno indispensable para la combustión, sobre un fuego hecho de ramas verdes de laurel, roble, pino, hiedra y cualquiera otra leña que despidiese mucho humo y las aromatizase. Una vez que terminaba el proceso de ahumado, se envasaban en la misma forma que las anteriores. Sin embargo, las sardinas ahumadas podían durar hasta un año y medio sin peligro de estropearse;
al
con-
trario
que
las
saladas, que solo era
aconsejable
conservarlas durante varios meses.
INDUSTRIALES Proceso de salazón de la sardina en fábrica. Primero se mezclaba con sal y agua en los pilones o lagares de la
“chanca” (poza). Después de entre doce y veintidós días, las sardinas se retiraban de los lagares y las mujeres procedían a su clasificación por tamaños,
atravesando
las
entrañas con unas vareArqueología Industrial, 2011 Profs. Fernando Vela, Javier Molina
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tas de metal (vara con un hilo para pescar) o madera de laurel; este proceso se conoce como el “envaretado” y se dejó de aplicar durante el siglo XX. Después de lavarlas, las mujeres colocaban las sardinas saladas en viras, con las cabezas hacia el exterior, en cascos o tabales; proceso de estibado. Una vez llenos, los cascos o tabales se llevaban al “muerto”, donde se prensaban las sardinas para sacarle el saín y conseguir una mejor conservación, proceso lento de duración inferior a 24 horas. Una vez retirados de la prensa, los cascos o tabales se cerraban y se preparaban para su transporte a los mercados. Método Appert de conservación de alimentos (1810). El primer paso es introducir en botellas o botes y en cajas de hojalata o de hierro fundido, las substancias que se desean conservar. A continuación, se deben tapar o soldar los diferentes envases con la mayor precisión posible, pues el éxito de la conservación depende en gran medida de ello. Una vez cerradas, se somete a estas sustancias a la acción del agua hirviendo en baño maría, durante más o menos tiempo según la naturaleza del comestible. Finalmente, se retiran las botellas y botes del baño maría después del tiempo prescrito. Sardinas
enlatadas
(1930). Los procesos asociados a la producción de sardinas envasadas en recipientes de hojalata son: eviscerado Arqueología Industrial, 2011 Profs. Fernando Vela, Javier Molina
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manual, emparrillado, cocción al vapor, empacado manual, aceitado manual o a máquina, cerrado de la lata, esterilización y almacenado. La sardina que llega a la fábrica es esparcida sobre mesas de descabezado, donde se les cortan la cabeza, se extraen las tripas, y se clasifican por tamaños. A continuación, se introducen en tanques con salmuera un tiempo determinado, y se retiran de nuevo a las mesas de trabajo, disponiéndolas esta vez sobre parrillas de alambre estañadas. Después de llenar las parrillas con pescado se hacen pasar por un tanque de limpieza con chorro de agua; se elimina, si procede, la piel y las espinas, y se vuelve a lavar. Seguidamente, las parrillas se colocan en carros de
hierro
abiertos
por
todos los lados, que se introducen en estufas calentadas a vapor de 5 a 15 minutos a 100ºC. Si se pretende obtener una conserva de calidad superior, se sumergen las parrillas en aceite durante dos o tres minutos. A continuación, se ponen a secar en las parrillas utilizando secadores eléctricos; y es llevada a las mesas de enlatar, donde las operarias las introducen dentro de las latas, cortando la cola y parte del “toutiço”. El llenado de aceite con la máquina de aceitar es el siguiente paso del Arqueología Industrial, 2011 Profs. Fernando Vela, Javier Molina
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proceso, a la que son llevadas mediante un transportador automático; seguidamente, se cierran las latas mediante máquinas cerradoras, que colocan automática y herméticamente las tapas, y se introducen en un autoclave para esterilizarlas. Una vez completamente esterilizadas, las latas pasan a otra máquina que las lava y las seca; finalmente, llegando a un almacén donde son revisadas y embaladas. Procesado de la carne de ballena. Inicialmente, la carne era lo único que se aprovechaba para el consumo humano; del resto del animal se extraía un aceite que se utilizaba con libertad en la industria alimentaria (p.ej. producción de margarina). El proceso comenzaba con la arribada de la ballena al muelle de la factoría, remolcada desde el buque por una gamela, pequeña embarcación a remos. Al amanecer comenzaba el despiece total, que fragmentaba un rorcual de quince toneladas hasta convertirlo en miles de compactos y homogéneos
“solomillos”
destinados,
sobre todo, al mercado nipón. Esta fase estaba dirigida por un maestro de corte
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japonés, ayudado por su ergonómico juego de cuchillos y garfios. Procesado del cachalote. De este animal sólo se extraía
el
aceite,
aunque
excepcionalmente, se obtenía también ámbar gris: una concreción formada en el intestino de los cachalotes. Este ámbar se utilizaba para fabricar drogas afrodisíacas en Oriente y perfumes en Occidente.
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CANGAS RODEIRA
PUERTO DE CANGAS
RÍA DE VIGO
O SALGUEIRÓN
CABO BALEA
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05 DESCRIPCIÓN PORMENORIZADA DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD FABRIL El complejo fabril se comienza a construir en el año 1937, como una inversión hacia la diversificación del negocio que había fundado en 1816 Salvador Massó Palau en Bueu, basado en la salazón. En 1931, los hijos de éste, deciden ampliar la firma, formando la sociedad anónima Massó Hermanos S.A., con domicilio en Vigo. El proyecto es del cuñado de los hermanos, el ingeniero Tomás Bolívar Sequeiros, junto con el arquitecto Jacobo Esténs. Finalmente se inaugura en 1941 una macrofábrica, que suma un total de 40.330 m² de superficie cubierta y 180.000 m² de superficie útil total. La actividad principal a la que se dedica la factoría es la de la elaboración de conservas de pescado y marisco, que se complementa con: talleres de fabricación de envases, flota pesquera para abastecimiento de materia prima, talleres de carpintería de ribera, varaderos, talleres de albañilería y pintura, forja y taller mecánico para la construcción de nueva maquinaria y mantenimiento de las instalaciones, cámaras frigoríficas y fábrica de hielo; dando trabajo a más de 1.500 personas entre hombres y mujeres.
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Cuando la fábrica de Cangas empieza su andadura, lo hace con una tecnología muy superior a la de cualquier otra fábrica de conservas en España. Incorpora novedades, todas ellas patentadas por Massó, como mesas circulares con doble carrusel para abastecer a las operarias de latas vacías y materia a empacar, en el transportador superior; y evacuación de latas empacadas por el transportador inferior. Otro avance significativo fue la manera de trasladar el pescado para el eviscerado y posterior salado, se trataba de un sistema de arrastre por corrientes de agua que llevaba los intestinos y las cabezas de las sardinas hasta el depósito de eviscerado. También fue impactante para el momento, el horno de cocción continua de vapor abierto. Durante el transcurso del tiempo, se le dio continuidad a este apartado de investigación y desarrollo de nuevas
técnicas
fabriles. En 1962 se cambió el sistema de recepción de pescado, que llevaba 20 años
aplicándose,
pasando a los tanques
de
salmuera
refrigerada, se abandona el eviscerado manual y se pasa al corte y eviscerado mecánico, recepción en bandejas plásticas que van directamente a los hornos de cocción y,
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de allí mecánicamente a las mesas de empacado, sin intervención de mano de obra. A partir de 1955 se inicia el segundo pilar fundamental de la factoría, la actividad ballenera, que se extenderá hasta el año 1983, anticipando la moratoria de la pesca de ballenas implantada en 1985. La implementación de esta actividad significó la diversificación, una vez más, de las especies abarcadas por Massó; e implicó la construcción de nuevas naves al Sur, en el actual Cabo Balea. Asociados a la fábrica, se edificaron una serie de construcciones auxiliares:
hotel,
vi-
viendas sociales, economato, comedor, escuela y guardería infantil. Además, se fueron adecuando zonas para jardín o bosque, seleccionando e introduciendo especies vegetales procedentes de distintas partes del mundo, así como una laguna artificial de gran valor para la flora y la fauna. A partir de 1980 comienza el declive de la marca Massó, acelerado con el problema de la “colza”, entre otros. Se empiezan a producir retrasos breves en el pago de las nóminas a finales de 1989, agravándose en los años siguientes. En el año 1996, un juez firmó la sentencia de Arqueología Industrial, 2011 Profs. Fernando Vela, Javier Molina
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las últimas rescisiones de contratos por falta de pago. Para hacer frente a sus deudas, la familia Massó tuvo que ceder la fábrica a sus trabajadores, que la malvendieron a la más joven, Frigoríficos del Morrazo, situada en las inmediaciones de la primera. En 2004 se constituye la empresa Residencial Marina Atlántica a la que Frigoríficos del Morrazo cede los terrenos públicos (concesión administrativa) de la antigua fábrica de Massó. Esta concesión, dedicada a fines industriales pesqueros, se encuentra caducada por falta de uso; sin embargo, fue vendida por un millón de euros, lo que hace suponer el origen de un proceso inmobiliario especulativo. Residencial Marina Atlántica obtuvo en 2005 la concesión administrativa para la construcción y explotación del puerto deportivo en O Salgueirón, en los terrenos ocupados por la antigua fábrica. El proyecto se complementa con el desarrollo de un conjunto residencial y terciario diseñado por el estudio Norman Foster. La parte de desarrollo terrestre está englobada dentro del Plan General de Ordenación Urbana de Cangas, mientras que la parte marítima está sujeta a la legislación sectorial específica. El desarrollo residencial se encuentra detenido tras las masivas movilizaciones vecinales que surgieron tras la exposición pública del plan; mientras que el desarrollo del puerto se encuentra inmovilizado por un informe de la Dirección General de Costas, que avala las Arqueología Industrial, 2011 Profs. Fernando Vela, Javier Molina
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tesis defendidas por la cofradía de pescadores, el opositor principal del proyecto. DISTRIBUCIÓN GENERAL La fábrica se situó en un área periférica de la población, distante del núcleo histórico de Cangas. En líneas generales, hoy sigue en una posición periférica, aunque se encuentra inmersa en el tejido urbano. Es por ello, que representa un lugar sensible a posibles operaciones especulativas. El complejo fabril se estructura en dos grandes núcleos, en donde se desempeñan tareas diferentes. En el situado al norte, se ubican la fábrica de conservas, guardería, fábrica original, hotel, viviendas de empleados, cocheras, edificio auxiliar, y la “Casa do Evaristo”. El núcleo sur está formado por el edificio de la ballenera y el de salazón. Existen dos rampas que hacen posible la interacción con el medio marino, una situada frente a la antigua fábrica, y otra localizada entre la ballenera y el edificio anexo a la salazón.
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FÁBRICA ORIGINAL
GUARDERÍA
VIVIENDA DE EMPLEADOS FÁBRICA DE CONSERVAS HOTEL
COCHERAS EDIFICIO AUXILIAR
“CASA DO EVARISTO”
BALLENERA
ANEXO SALAZÓN
SALAZÓN
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FÁBRICA DE CONSERVAS Se trata de la construcción de mayor superficie de todo el complejo, y también la que más presencia tiene, ya que se puede apreciar su silueta desde cualquier punto de la ría; constituyendo pues, un hito de referencia para la ordenación del territorio en que se incluye. Posee una gran chimenea de fábrica de ladrillo en uno de sus laterales y un cruceiro. Está compuesta por cinco naves medianeras, cuatro de ellas formando un único espacio y la quinta adosada a estas. Del cuerpo principal, las dos naves centrales poseen una única planta a doble altura; y las dos extremas, poseen dos plantas, que se abren al espacio común en la altura superior. Del volumen esencialmente horizontal, destaca la torre del reloj, con la inscripción “MASSÓ” en su coronación; que constituye el icono más emblemático del complejo fabril. La estructura es de pilares metálicos, forjados y vigas de hormigón armado, y cubierta soportada mediante cerchas metálicas remachadas. El cerramiento está compuesto por pilastras de hormigón y vanos de vidrio formando retículas de 8x2 vidrios (40x40cm cada uno). La composición sigue el ritmo marcado por las pilastras, cuyos vanos son divididos en dos cuerpos de tres retículas de vidrio cada uno.
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FÁBRICA ORIGINAL, BAÑOS DE MUJERES, COMEDOR Y ECONOMATO Podemos distinguir dos construcciones diferenciadas: la antigua fábrica de salazón en la parte posterior y los baños de mujeres y comedor en la parte delantera. Ambos edificios se encuentran adosados, y a pesar de que son dos ejemplos totalmente diferenciables, es sólo el primero el que se presenta hacia el viario principal; quedando la antigua fábrica alejada hacia el interior. El cuerpo más antiguo posee una estructura de muros de carga de granito en la envolvente y pilares de piedra con capitel en el interior. La zona de oficinas se apoya en vigas metálicas y un pilar central de fundición. Adosado a este se encuentra otro cuerpo más nuevo, cuya estructura es de pilares de hormigón. Las cubiertas se resuelven con cerchas y vigas de madera, las cuales están muy deterioradas, encontrándose carente de cerramiento superior en gran parte del desarrollo y con muchas de ellas totalmente colapsadas. El volumen de baños de mujeres y comedor (actualmente “okupado”) se encuentra adosado a la antigua nave de salazón. Está organizado en dos plantas: en la inferior se sitúan los baños; y la superior, que se extiende en parte por encima del edificio anexo, se encuentra un espacio compartimentado.
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GUARDERÍA Está situada entre la antigua fábrica de salazón y el edificio principal de la nueva fábrica de conservas. La fachada trasera delimita con un talud, debido a la pendiente ascendente en que está enclavada. En un lateral ascienden unas escaleras que conducen a un pequeño jardín. Está organizada en una única planta y cuenta con una fuente ornamental. Un gran zócalo permite la adaptación al nivel de entrada, sobreelevado. La estructura es de hormigón armado, cerramientos de piedra y armaduras de cubierta de madera con acabado de teja.
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HOTEL Está situado en la parte más elevada del conjunto, próxima a las antiguas viviendas de trabajadores. Junto a él se encuentra una pequeña marquesina y varias parcelas de cultivo. Se compone de un volumen único, en forma de C, dividido en tres plantas sobre rasante. Su estructura es de pilares y vigas de hormigón armado, el cerramiento es de fábrica de ladrillo. En su fachada sur se localiza la entrada principal, señalada con un voladizo muy esbelto de hormigón. En la fachada norte destacan una serie de escaleras exteriores, a través de las que se accede a diferentes plantas. Actualmente, se encuentran ocupadas las plantas superiores, de modo que no se ha podido verificar su estado. En planta baja se conserva la disposición de los salones, uno con una pequeña tarima; así como del mostrador de recepción, tras el que se encuentra el logotipo de la empresa pintado en la pared.
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COCHERAS Esta construcción se sitúa al interior, entre el edificio principal y el anexo de la fábrica de conservas. Presenta un volumen único y una sola planta de altura; en uno de los laterales presenta un pequeño cuerpo adosado. Se trata de una pequeña edificación de planta cuadrada de 20 metros de lado, de interior diáfano. Su estructura es de pilares de hormigón, sobre la que descansan tres cerchas metálicas remachadas. Las correas son de madera y el acabado es de teja. Se encuentra carente de gran parte de la cubrición de teja, presentando vegetación interior en las esquinas del muro norte.
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SALAZÓN Está situada en el núcleo sur del complejo, junto a la industria ballenera y la Praia da Congorza. Está compuesta por varios volúmenes relacionados entre sí. Hay diversidad de tipos constructivos en su interior: muros de carga de sillares de granito, pilares de granito, pilares de madera, vigas de madera, pórticos de hormigón armado, etc. Los cerramientos son de piedra o de bloque de hormigón. La nave de mayor tamaño se encuentra en un estado de conservación aceptable, sin embargo, la que se encuentra adosada a ésta por su lado mayor, posee gran parte de su cubierta colapsada. La nave de menor tamaño situada frente al mar, que posee pórticos de hormigón armado y muros testeros de piedra, ha tenido menor suerte y toda su cubierta se encuentra derrumbada; a pesar de ser una de las más interesantes, albergando las pilas de salado.
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BALLENERA Situada junto a la salazón, se encuentra a un nivel inferior de esta. Se trata de una serie de construcciones más tardías, la mayor parte desarrolladas en una única planta, directamente relacionadas con la rampa sur. Parte de la rampa se cubrió recientemente con una estructura de vigas alveolares peraltadas de hormigón armado, sobre pilares del mismo material. En el margen cercano a la costa, se sitúan tres naves con orientación longitudinal noroeste-sureste, en planta baja, detrás de las que se levanta otro cuerpo de dos alturas. Adosado a la nueva nave, se encuentra un cuerpo de tamaño medio y única altura. En el extremo noreste, se ubica una gran bañera para la grasa, y un cuerpo de dos alturas adosado a un segundo volumen de planta baja con una chimenea en un lateral. Los volúmenes originales tienen una estructura de muros de piedra perimetrales y pilares de hormigón al interior. La bañera es una estructura excavada de muros de contención de hormigón armado. La chimenea es de fábrica de ladrillo.
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06 BIBLIOGRAFÍA Gaspar Massó, “Origen y desarrollo de la industria conservera en Galicia”, Vigo – 1967 Ana Romero Masiá y Xosé Alfeirán Rodríguez, “Salgadeiras
e conserveiras de pescado en Galicia: evolución histórica e o traballo das mulleres”, A Coruña – 2000 Roberto Aneiros García, “O deseño gráfico na colección do
Museo Massó”, Vigo – 2007 Álex Aguilar, Moncho Alpuente, Félix Lorrio, “A Factoría
Baleeira Massó” (catálogo de fotografías de Félix Lorrio), Santiago de Compostela - 2006 Anxo Cabada, Fernando Cuñarro Pintos, Xosé Luis Lorenzo "Colón", “Historia fotográfica de Cangas, século XX”, Pontevedra, Cangas – 2003 A OITAVA ILLA, “Estudo de usos públicos e sociais para a recuperación natural e patrimonial do ámbito do Salgueirón.” Elisa Ferreira Priegue “Galicia en el comercio marítimo
medieval” (1988) Francisco Guerra, “Sistema para la conservación del pes-
cado” (1946)
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Primitivo Carbajo, artículo en El País del día 9 mayo de 1995 (edición Galicia), “La decadencia de Massó”. Primitivo Carbajo, artículo en El País del día 10 de enero de 2011 (edición Galicia), “La promotora del puerto de
Massó en Cangas compró terrenos públicos”. David García, artículo en Faro de Vigo del día 6 de marzo de 2010, “Entrevista a Ana María Soto Landeira”. Juan Calvo, artículo en Faro de Vigo del día 16 de febrero de 2010 (edición O Morrazo), “El hotel de Massó o el País
de Nunca Jamás”.
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