Cambio de Sistemas & Poder de los Padres EL CAMBIO DE SISTEMAS ES LA ÚNICA ESTRATEGIA DE SALIDA DE LA FILANTROPÍA EN EDUCACIÓN: Y EL PODER DE LOS PADRES ES LO QUE CAMBIARÁ LOS SISTEMAS P O R A L E X CO RTE Z
“El cambio de sistemas es la única estratégica de salida de la filantropía en educación: Y el poder de los padres es lo que cambiará los sistemas.”
– Alex Cortez, New Profit
Introducción La filantropía nunca transformará los sistemas de educación hasta que transforme sus propias relaciones con los padres1 y las comunidades, y los apoye luego en el ejercicio de su innato poder para cambiar las políticas, prácticas y los recursos que fluyen en educación. Esto requerirá que conquistemos nuestros propios prejuicios, reconociendo el límite de nuestro poder y renunciando a controlar nuestro plan de cambio. Si estamos dispuestos a escucharlos, los padres y las comunidades nos enseñarán cómo hacerlo. La filantropía ha sido un agente poderoso de cambio en Estados Unidos. El dinero de la filantropía ha sido crucial para catalizar aspiraciones en innovaciones reales, e innovaciones exitosas en prácticas capaces de expandirse a gran escala. Sin embargo, la filantropía en educación generalmente ha operado bajo una premisa fundamentalmente errónea. Específicamente, la mayor parte de la filantropía en educación sigue una teoría de cambio basada en un Campo de Sueños, como la conocida línea de la película: “Si lo construyen, vendrán”. Esta teoría presume que si los reformadores y filántropos de la educación tienen buenas intenciones de abordar la desigualdad y están obteniendo buenos resultados, entonces eso es todo lo que hace falta para que otros los sigan. Desgraciadamente, esta teoría sigue sin lograr cambio a nivel de sistemas porque tiene dos problemas: 1. Primero, los sistemas de educación son sistemas políticos. Los sistemas de educación representan una red compleja de intereses y poder, cientos de millones de dólares de gastos anuales y millones de trabajos, y generalmente involucran diferencias de valores sobre el rol de la educación pública en la sociedad y la democracia. Simplemente tener buenas 1. Uso ‘padre’ para referirme a cualquier familiar o miembro de la comunidad que es responsable de la educación y el futuro del niño. Published Fall 2020
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intenciones y lograr buenos resultados no crea un cambio amplio y generalizado si ese cambio no requiere alterar el statu quo de poder, intereses y creencias de un sistema. Los sistemas son muy buenos en organizarse para preservar su statu quo. 2. Segundo, los esfuerzos para cambiar sistemas de educación generalmente no representan ni responden a los padres y las comunidades que están tratando de ayudar. Las metas de estos esfuerzos generalmente son establecidas por gente privilegiada en posiciones de poder –generalmente blancos como yo-- y reflejan sus propios valores. En contraste, esos esfuerzos generalmente marginan y enajenan a las mismas comunidades que intentan beneficiar, predominantemente comunidades afroamericanas y Latinx, imponiéndoles un plan y esencialmente quitándoles sus derechos de la misma forma que hoy lo hacen los actuales sistemas de educación de bajo rendimiento. La filantropía en educación nunca creará el nivel de cambio al que aspira ni podrá retirarse con éxito (por ej., lograr cambios que duren más allá de su intervención) sin invertir significativamente en alterar primero las estructuras existentes de poder en los sistemas de educación y construir en su lugar una infraestructura de poder de padres y comunidades. Sin embargo, para superar el problema #1, la filantropía en educación primero debe responder a sus propios prejuicios raciales y de clase hacia las comunidades –y en particular los padres—en el problema #2. El éxito no se mide con la forma en la que nosotros en filantropía invitamos a los padres a NUESTROS debates. En cambio, es la inversión y el esfuerzo que tenemos que hacer para generar confianza y credibilidad para que los padres nos inviten a SUS debates y contribuir a un plan local de cambio en sus comunidades. Además, generar esa confianza también significa reconocer dónde nos hemos equivocado y perdido la confianza de la comunidad con esfuerzos bien intencionados del pasado. La crisis del COVID-19 y los más recientes actos públicos de opresión sistémica están creando concientización sobre las desigualdades y el racismo estructural que han existido durante tanto tiempo no sólo en los sistemas de educación de Estados Unidos sino también más ampliamente en nuestros sistemas sociales en general. La transición al aprendizaje a distancia está cambiando las relaciones –y el poder—entre los padres y las escuelas y está agitando viejas suposiciones
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sobre los sistemas escolares. Los sistemas de educación cambiarán INEVITABLEMENTE como resultado de estas crisis --¿pero cómo nos aseguramos de que estos cambios sean para mejor, a gran escala y duraderos? La filantropía en educación puede mejorar su apoyo para una transformación efectiva, justa y duradera en los sistemas de educación si cambia su modelo mental sobre el rol que los padres y las comunidades juegan en crear esos cambios. La filantropía debe entonces apoyarlos en el ejercicio de su poder para establecer metas y prioridades y liderar el cambio, y seguir luego como dueño y protector de ese cambio mucho después de terminada su intervención. Este cambio en la filantropía en educación comienza con tres pasos: Paso A: Reconocer y entender los dos problemas inherentes en el Campo de Sueños
como teoría de cambio.
Paso B: Ceder poder a los padres y las comunidades para controlar las prioridades
en la creación de cambios.
Paso C: Pedir, recibir y escuchar las ideas de los padres que establecerán los ‘términos y condiciones’ bajos los cuales podremos ganar un rol de
confianza en sus debates para contribuir al plan de su comunidad.
Hacer esto nunca ha sido más importante que ahora. Estos son tiempos alarmantes e inciertos. Nosotros en filantropía queremos ayudar y tener un impacto en medio de tanto dolor y daño sistémico. Estas buenas intenciones hacen muy fácil que caigamos en nuestros viejos hábitos filantrópicos –nuestra memoria de acción. Pero desgraciadamente, nuestro hábito filantrópico más común tiende a ser el de salvador –y generalmente salvadores blancos—hacia comunidades étnicas que son víctimas de desigualdades en educación. Si actuamos así, no sólo repetiremos nuestros viejos errores sino que, por lo que está en juego, podemos llegar a magnificarlos. Algunos pueden responder que con la “urgencia de ahora” no podemos darnos el lujo de desacelerar nuestro trabajo para hacer participar a los padres y las comunidades. Yo diría que en realidad no le llevaría a la filantropía mucho tiempo preguntarles a las comunidades lo que valoran y necesitan. Simplemente escuchar nos resulta realmente difícil. Escuchar requiere mucho trabajo y práctica constante porque hay que dejar de lado la suposición de que nuestro plan es el plan correcto para las comunidades. No es fácil salir de este Campo de Sueños– especialmente si no se puede ver que uno está en él. Lo sé porque he pasado mucho tiempo parado en él. Algunos días todavía lo estoy.
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Paso A: Reconocer y entender los dos problemas inherentes en el Campo de Sueños como teoría de cambio. Como se advierte en la introducción, en gran parte la filantropía en educación y la reforma educativa han operado bajo el Campo de Sueños como nuestra teoría de cambio, lo cual ha sido consistentemente insuficiente para lograr sus metas a causa de dos problemas intrínsecos. Problema #1 de la Teoría de Cambio: Los sistemas de educación son sistemas políticos. En este momento, un filántropo en educación apasionado puede financiar la creación de dos escuelas por año con la esperanza de que sean escuelas de alto rendimiento. Con suerte, las condiciones políticas y legislativas pueden permitir esto por una década (y eso de ninguna manera es una certeza en muchas comunidades). Después de 10 años, ese filántropo habrá creado 20 escuelas educando a miles de estudiantes –supuestamente muy bien—lo cual es un acto increíble de beneficio social para los estudiantes y como ejemplos establecidos por las escuelas. ¿Pero qué pasa después si ese filántropo se retira? ¿Qué pasa si cambia de estrategia? 2 ¿Qué pasa si se acaban los fondos? La experiencia indica que en general es muy poco probable que las innovaciones introducidas en esas 20 escuelas de alto rendimiento sigan implementándose en más escuelas sin el continuo apoyo filantrópico. Muy probablemente haya una oposición bien organizada y con suficientes recursos para seguir el crecimiento de esas escuelas dentro del sistema existente, y esa oposición hasta puede que se organice para debilitar esas primeras 20 escuelas. Puede que haya excepciones a lo largo de los ~13,6003 distritos electorales en el país, pero esas son sólo eso: excepciones. Los resultados que se logran en los estudiantes alterando el statu quo de poder, y los intereses y valores del sistema no logran implementarse a mayor escala porque aquellos en control de los sistemas son muy efectivos en preservar su statu quo. Finalmente, aún si el filántropo se compromete a financiar la creación de otras 20 escuelas, puede que las condiciones políticas y legislativas están dispuestas tan efectivamente en su contra que se ha vuelto imposible crear más escuelas para financiar.
2. ‘Strategic refreshing’ in philanthropy usually happens every 3-5 years. 10 years is optimistic. 3. National Center For Education Statistics, nces.ed.gov, Table 214.10, School Year 2015/16 4. National Center For Education Statistics, nces.ed.gov, Table 216.20, School Year 2016/17 Published Fall 2020
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Es tentador contrarrestar esto mirando a ejemplos de innovaciones educativas que dependen más de un ‘mercado consumidor’ a nivel del maestro o la escuela para una implementación más amplia –y estas innovaciones que crean valor definitivamente existen. Pero en base a lo que conozco, ninguna ha logrado una implementación significativa en más de una fracción pequeña de aproximadamente ~98,0004 escuelas públicas en EE.UU. Y nuevamente, aún esos tipos de innovaciones educativas –independientemente de si se concentran en currículos, desarrollo profesional, uso de data/evaluaciones, etc.—pueden enfrentar la oposición del statu quo que en definitiva controla la gran mayoría de las decisiones del sistema, las cuales no se tomarán sólo en base a los resultados a los que esas innovaciones apuntan. Esto de ninguna manera descuenta la importancia del apoyo filantrópico para lograr nuevas innovaciones en educación y expandir las existentes. Lo que sostengo es que esto solo no va a lograr la escala de cambio que la filantropía busca. En New Profit hemos dedicado más de 20 años a financiar emprendedores sociales excepcionales en educación, y estamos en camino de aprender cómo mejorar nuestro apoyo al cambio de sistemas como filántropos, siguiendo el trabajo de vanguardia de FSG y las Seis Condiciones de Cambio de Sistemas5 que mantuvo los problemas sociales en su lugar (ver abajo). En la parte de arriba de esta pirámide invertida hay condiciones estructurales –políticas, prácticas y flujos de recursos. En términos del flujo de recursos,
Seis Condiciones del Cambio de Sistemas
en 2016/17 EE.UU. invirtió $7,39 mil millones en educación K-126 para educar a 50.7 millones de estudiantes7 en el desarrollo de
PÓLIZA
Cambio Estructural
PRÁCTICAS
FLUJOS DE RECURSO
(explícito)
conocimientos y aptitudes para prosperar en la vida. Esto no incluye los gastos en escuelas privadas
y
parroquiales
Cambio Relacional
RELACIONES & CONEXIONES
DINÁMICA PODER
(semi-explícito)
pero
incluye escuelas chárter (que son escuelas públicas).
Cambio Transformativo
MODELOS MENTALES
(implícito)
Además, la filantropía invierte aproximadamente
$1.8
mil
millones anuales en educación K-12. Esta es una cifra impactante. Pero es sólo un 0.24% del total 5. FSG.org, Waters of Systems Change, John Kania, Mark Kramer, Peter Senge. June, 2018 6. National Center For Education Statistics, nces.ed.gov, Fastfacts/Expenditures, School Year 2016/17 7. National Center For Education Statistics, nces.ed.gov, The Condition of Education / Public School Enrollment, School Year 2016/17 8. 2012 Data. Bellwether Education Partners, https://thelearninglandscape.org/philanthropy-in-k-12-education/9 9. www.the74million.org, Notes From the Field: If You Want Great Schools, First Work With Parents to Create ‘Actionable Demand,’ May, 2017
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del gasto público en K-12, y no llevará a cambios a nivel de sistema si en su mayoría se concentra en financiar innovaciones educativas en lugar de cambiar mentalidades y establecer relaciones y poder dentro de las comunidades para poder exigir y lograr cambios en políticas, prácticas y flujos de recursos. Como John King, ex Secretario de Educación y actual Presidente y CEO de Education Trust lo ha observado antes9, “Estamos invirtiendo algo así como un 98% de nuestra filantropía nacional en oferta, y 2% en demanda en el mejor de los casos, y no estamos viendo cambios esenciales de igualdad de sistemas lo suficientemente rápido”.
“Estamos invirtiendo algo así como un 98%de nuestra filantropía nacional en oferta, y 2% en demanda en el mejor de los casos, y no estamos viendo cambios esenciales de igualdad de sistemas lo suficientemente rápido” - John King, Presidente y CEO of Education Trust
No quiero implicar que el dinero solo resuelve la desigualdad en la educación, sea dinero público o filantrópico. Sin embargo, la forma como asignamos el dinero a los modelos, currículos, servicios, programaciones de escuelas, etc. –y los valores subyacentes que guían esas decisiones-- revela toda la diferencia entre un sistema de educación con igualdad y alto desempeño y uno que no funciona. Aquellos que tienen poder en los sistemas de educación toman decisiones sobre las políticas y las prácticas que determinan esos flujos de recursos. Sin embargo, muy pocas iniciativas filantrópicas se concentran en cambiar el poder dentro de los sistemas educativos. 10 Primero, es un trabajo realmente complicado. Es confuso y desconcertante. Requiere concentrarse en el poder y ser muy abierto desde el punto de vista político. El trabajo de financiar cambios en los sistemas no tiene la pureza y simplicidad relativa de financiar innovaciones educativas y ver a los maestros enseñando y los estudiantes aprendiendo. Requiere ‘fortaleza’ de quien financia tanto en su voluntad de emprender este duro trabajo, como en el tiempo para hacerlo y completarlo. No es una maratón ni una corrida, sino más bien un compromiso a caminar 10,000 pasos todos los días durante mucho tiempo.
10. While political giving or formally indorsing a candidate or piece of legislation are outside the realm of 501(c)3 work, there is still a significant amount nonprofits and philanthropies can do within the structure of a 501(c)3. Further, nonprofits and philanthropies CAN choose to run and/or fund 501(c)4 organizations.
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La filantropía invierte aún menos dinero en apoyar a los padres y las comunidades –que son los más cercanos a la desigualdad en la educación— para crear y ejercitar su poder natural y asegurar que sus valores determinen las políticas y la práctica. En este momento, los padres generalmente no son bienvenidos “en la sala donde las cosas ocurren” para influenciar las decisiones. Generalmente ni se los invita al edificio. El COVID-19 sólo agrava este problema ya que esos edificios están literalmente cerrados, mientras las personas en posiciones de autoridad siguen tomando decisiones trascendentales sobre la educación. Como lo observa Dawn Foye, líder de Citizen Schools in Boston: “Mi madre dice que si no eres parte del montón, no eres parte del juego. Los padres no están en el juego. Estamos a un costado y queremos saber cómo entrar” Problema #2 de la Teoría de Cambio: Los esfuerzos para transformar los sistemas educativos generalmente fallan en su tarea de representar y responder a los padres y las comunidades que están tratando de ayudar. La filantropía en educación –y más ampliamente la reforma educativa—no tendrá éxito en superar los obstáculos políticos y de poder que existen para el cambio de sistemas si primero no reconoce que debe confrontar y responder a sus propios prejuicios (implícitos y explícitos) en torno a los padres y las comunidades. O para ser más directo: Mucha de la reforma educativa se manifiesta como un esfuerzo blanco bien intencionado fuera del trabajo misionario. Las comunidades étnicas advertirán que no hace falta ser blanco para ser bien intencionado fuera de la misión, pero luego también nos recuerdan que muchos reformadores de la educación lo son. Las iniciativas educativas generalmente desestiman a los padres, asumiendo que si los padres fueran parte de la solución ya hubieran solucionado el problema. Las iniciativas educativas generalmente también excluyen a los padres porque asumen que los padres no tienen el conocimiento que tienen los filántropos y profesionales. Sin embargo la simple realidad es que los padres saben mucho porque conocen su comunidad más que cualquiera. Ellos SON la comunidad. Nostros no lo somos.
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Los padres conocen los muchos valores inherentes a su comunidad, y también saben cuáles son los desafíos que sus comunidades enfrentan (tampoco necesitan que les recordemos cuáles son sus desafíos ni que los definamos en base a ellos). Los padres tienen la experiencia vivida de dónde algunos esfuerzos educativos anteriores han progresado, se han suspendido y/o han fallado. Los padres saben mejor que nadie el contexto en el cual viven y educan a sus hijos. Más importante aún, los padres conocen a sus hijos mejor que nadie. Conocen sus sueños, sus miedos, sus aptitudes y sus necesidades. Las reformas educativas que excluyen a los padres no sólo están tratando de resolver un rompecabezas sin ver todas las piezas; también están excluyendo a la misma gente que debería estar definiendo la imagen del rompecabezas. Matt Hammer, Fundador y CEO de Innovate Public Schools, siempre dijo: “Tenemos esta creencia inflexible en la capacidad infinita de cada niño para aprender, crecer, crear, ser brillante y liderar. Debemos tener la misma creencia en sus padres”. La pregunta que se deben hacer a sí mismos los filántropos en educación y también sus beneficiarios, antes de pensar en cualquier problema que perciban en la educación o proponer una solución educativa, es: “¿Qué rol creemos que juegan los padres y las comunidades en generar cambios?”. La mayoría de las organizaciones no se hace esta pregunta –lo cual es una respuesta en sí misma. Cuando las organizaciones tratan deliberadamente de responder la pregunta, generalmente hacen incómodamente explícitos sus fuertes creencias –generalmente apenas ocultándose debajo de la superficie—sobre las comunidades que sufren desigualdades o las comunidades étnicas, reflejando los prejuicios de raza y clase que constituyen la base de las luchas de igualdad, diversidad e inclusión en el sector de la educación. Independientemente de lo difícil que sea hacerlo, toda organización debería hacerse esta pregunta y reflexionar sobre su respuesta –especialmente si ésta no incluye a los padres e idealmente a los padres líderes como socios igualitarios para establecer metas y generar el cambio.
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Deberíamos abordar nuestro trabajo en base al viejo proverbio de organización: “Nada sobre nosotros, sin nosotros, es para nosotros”, y ser un apoyo –no un obstáculo—para que los padres y las comunidades ejerzan su poder. Esto requiere no sólo que enfrentemos nuestros propios prejuicios, sino también nuestra relación con el poder.
Paso B: Ceder poder a los padres y las comunidades para controlar las prioridades en la creación de cambios. Yo defino poder como “la capacidad de establecer un plan y promover acciones para avanzarlo”. Los filántropos y profesionales de la educación se ponen muy nerviosos sobre lo que significa que los padres y las comunidades verdaderamente ejerciten su poder. ¿Quiere decir que estos filántropos y profesionales tienen que renunciar al poder? ¿O compartir el poder? ¿O transferir el poder? Por mucho tiempo he tratado de responder esta pregunta. ¡No puede tratarse de que renunciemos al poder porque necesitamos todo el poder que podamos tener para superar inmensos desafíos sociales! Además, yo con toda seguridad sólo estaba usando mi poder para bien y por lo tanto debería maximizarlo! ¿Y quién quiere renunciar a esa valorización e identidad personal que viene con tener poder? Pero me estaba engañando a mí mismo. Si la respuesta es SÍ –como filántropos y profesionales de la educación tenemos que dar un paso atrás y renunciar a parte de nuestro poder. Pero ceder parte de nuestro poder no quiere decir que seamos pasivos y no tengamos ningún poder. Como un líder activista advierte, “hay que dar un paso atrás pero también hay que dar un paso adelante”. El poder no tiene que ser algo fijo –y en realidad el poder se vuelve un verdadero impedimento para lograr cambios sociales si lo pensamos como un juego de suma cero. Cuando nosotros, como filántropos y profesionales de la educación, cedemos parte del poder e invertimos en el poder de los padres/comunidades, creo que en última instancia veremos un aumento neto de poder. Luego tenemos la oportunidad de combinar nuestro poder colectivo para lograr cambios sistémicos.
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“Como filántropos y reformadores de la educación, tenemos que dar un paso atrás y renunciar a parte de nuestro poder. Pero ceder parte de nuestro poder no quiere decir que seamos pasivos y no tengamos ningún poder. Sin embargo, definitivamente tendremos que renunciar a ejercer nuestro poder para controlar el plan”
Sin embargo, DEFINITIVAMENTE tendremos que renunciar a nuestro poder para controlar el plan. Esto quizá sea lo más importante que podemos hacer como filántropos porque cuando ejercemos nuestro poder para establecer el plan, lo que realmente estamos haciendo es imponer nuestro plan a otros –e imponer un plan es una forma de opresión. Renunciar al control de establecer un plan no es fácil. I En la reforma educativa no es inusual oír el refrán, “necesitamos que los padres ejerciten su poder en educación para lograr ‘X’!”, (X refiriéndose a la meta que el presentador ha establecido). Sin embargo, si realmente creemos que el cambio de sistemas sólo va a ocurrir cuando los padres ejerzan su poder, entonces debemos confiar que ejercerán su poder para definir y ejecutar el plan que refleja lo que realmente es importante para ellos y su comunidad. Esto no quiere decir que como reformadores de la educación tengamos que dejar de tener un plan. Es totalmente legítimo que nosotros también tengamos un plan basado en nuestros valores y nuestra visión de un sistema educativo y una gran enseñanza. Pero si somos sinceros sobre los padres como agentes de cambio en sus comunidades, entonces no podemos asumir que nuestro plan es su plan –y generalmente eso es lo que hacemos. Como personas bien intencionadas de afuera con recursos e interés en la educación, generalmente no preguntamos cuál es el plan de una comunidad y lo que esa comunidad valora. Decidimos el plan para ellos en base a nuestros valores. Esta idea de renunciar al control del plan puede poner incómodos a algunos. Pero vale la pena reflexionar: ¿No sienten lo mismo las comunidades que estamos comprometidos a ayudar cuando se ven excluidas de la elaboración del plan y las metas? Ninguna relación exitosa y duradera
tiene un solo lado –pero en este momento gran parte de la reforma educativa es así.
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Maya Martin Cadogan, Fundadora y Directora Ejecutiva de la organización Padres Amplificando sus Voces en Educación (PAVE por sus siglas en inglés), con base en DC, por mucho tiempo me ha dicho, “si los que aportan fondos a la educación se pueden relajar y dejar de controlar el plan, descubrirán que lo que los padres y las comunidades quieren generalmente está alineado a lo que ellos quieren para crear igualdad en la educación a largo plazo; y los padres y las comunidades generalmente tienen las soluciones más innovadoras para lograrlo”. ¿Pero qué pasa si los padres y las comunidades quieren algo distinto al plan que los filántropos tienen para ellos? ¡Eso debería ser una gran advertencia para nosotros sobre nuestro plan! Como mínimo, significa que no hemos logrado entender un plan comunitario ni hemos tenido éxito comunicándonos con ellos. En el peor escenario posible, significa que estamos imponiendo nuestros valores a la gente que decimos que queremos ayudar. Tampoco importa si lo que nosotros queremos y lo que quieren los padres/comunidades resulta ser lo mismo si les estamos imponiendo el plan sin recibir primero su acuerdo de que ese es el plan para el que quieren nuestro apoyo. El ritmo y las prioridades de un plan de cambio tienen que ser liderados por los padres/comunidades y seguidas filantrópicamente. Dando un paso atrás en el ejercicio de nuestro control sobre el plan también significa dar un paso atrás en el control de lo que medimos. Esto no quiere decir subestimar la importancia de la medición. En cambio, significa un cambio en quién decide lo que se mide como la base para definir y evaluar el éxito del cambio. Como la autora y líder política mejicana Laura Esquivel escribió, “el que controla la información, el que controla el significado, adquiere poder”. La medición es un acto de poder. Medimos lo que valoramos, y entonces lo que medimos refleja nuestros valores. Si estamos imponiendo medidas de éxito a las comunidades, esencialmente también les estamos imponiendo nuestros valores y nuestro plan. Hay comunidades que han sido consumidas y dañadas por intentos de reforma educativa en el pasado que han usado la medición como un arma sin su participación.
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Como parte de ceder control del plan, la filantropía en educación también tiene que ceder control sobre cómo se miden el progreso y el éxito. Nuevamente, esto no es abandonar la importancia de una medición rigurosa. Simplemente reconoce que los padres y las comunidades deberían ser integrales en definir lo que se mide para evaluar el éxito de los esfuerzos en su comunidad –y también cómo se usan luego esas mediciones. Por último, si realmente queremos honrar el poder de una comunidad para definir su plan, entonces nosotros en educación tenemos que estar dispuestos a responder a los planes diseñados por las comunidades en temas adyacentes a nuestra conveniente definición filantrópica de un ‘sistema educativo’. En la reforma educativa, temenos el privilegio de crear nuestra propia definición compartimentada de sistemas –sistemas escolares. Pero así no es cómo las comunidades experimentan los sistemas. Las comunidades experimentan un ecosistema de múltiples sistemas –a veces opresivos e inefectivos—que se superponen y se afectan mutuamente. Si queremos ser de servicio a la justicia social, entonces también debemos responder a esa realidad y al plan de una comunidad más allá de nuestra limitada definición de educación –sea seguridad, seguridad alimentaria, vivienda, salud, derechos y protecciones de inmigración, oportunidades económicas y/o hablar de racismo sistémico y opresión en nuestras políticas sociales y estructuras cívicas. El COVID-19 nunca mostró tan claramente cómo estos sistemas tienen que trabajar coordinadamente (incluyendo permitir educación efectiva), y cómo a veces fracasan o directamente no funcionan. Es conveniente para nosotros querer simplificar, pero como en las palabras de Lauryn Hill, a veces “todo es todo”. A los padres siempre les importará la educación –pero no es lo único que les importa sobre la sobrevivencia y salud de sus comunidades, y por eso no puede ser lo único que nos interese, aún si esto complica nuestro trabajo. Como lo advertí al comienzo de este ensayo, la clave para la filantropía no es cómo invitar a los padres a nuestros debates, sino cómo establecer relaciones creíbles y de confianza para que los padres y las comunidades nos inviten a nosotros a participar de SUS debates y contribuir al plan de cambio en sus comunidades. ¿Cómo hacemos esto? Como siempre, empezamos escuchándolos.
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Paso C: Pedir, recibir y escuchar las ideas de los padres que establecerán los ‘términos y condiciones’ bajos los cuales podremos ganar un rol de confianza en sus debates para contribuir al plan de su comunidad. ¿Entonces qué debemos hacer los de afuera con nuestros recursos, buenas intenciones e interés en la educación para ganarnos un lugar de confianza en los debates de una comunidad? A fines de 2019 y principios de 2020, tuve la buena oportunidad de escuchar y aprender de padres líderes locales en Washington D.C. y San Francisco y Redwood City, en California. Aún antes del COVID-19, había habido un gran entusiasmo en la filantropía en educación sobre la programación socio emocional y el niño entero. Estaba preocupado de que aquellos financiando este este trabajo corriéramos el riesgo de replicar el Campo de Sueños como teoría de cambio. Muchos otros invirtiendo en este trabajo compartieron esa preocupación y se preguntan, “¿cómo abordamos esto de otra manera?” La respuesta empezó con pedirles a los padres sus ideas y su guía en las comunidades que queríamos ayudar. Estos increíbles padres líderes, luchando activamente
por
compartieron
su
sus
comunidades,
experiencia
con
la
reforma educativa, sus perspectivas sobre la programación del niño entero y –para propósito de este ensayo—sus respuestas a la pregunta, "¿qué ‘términos y condiciones’ tienen que estar dispuestas a seguir las personas de afuera con buenas intenciones recursos para ganarse un lugar de confianza en los debates?”
Estas son las lecciones clave –y en algunos casos duras— con las que estos padres nos bendijeron: 1. Todo empieza con establecer relaciones de confianza. Tenemos que estar dispuestos a invertir nuestro tiempo, energía y esfuerzo para establecer relaciones con las comunidades. Establecer relaciones no se puede ver como el costo de hacer negocios para apoyar cambios de sistema –éste ES el negocio.
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Nuestro punto de partida es resolver ciertos problemas profundos. Las comunidades que buscamos ayudar tienen una historia multigeneracional de mentiras y decepciones, después de haber sido despojadas de sus derechos y marginadas. A veces parece que los esfuerzos de reforma de educación de las últimas décadas se han movido en círculos. Es importante que entendamos que así es como probablemente nos ven de afuera. Por lo tanto, está en nosotros generar credibilidad. Y tenemos que recordar que, como lo advirtió un padre, “nosotros [la comunidad] no les debemos nada”. Como se mencionó anteriormente, nunca seremos invitados a una comunidad como socios confiables si venimos imponiendo un plan (aún si éste es similar al plan de una comunidad). El activismo comunitario enseña que el primer paso para establecer relaciones de confianza es dejar de lado el plan propio y escuchar al otro para aprender. Escuchar verdaderamente requiere oír algunas verdades duras. Como dijo un padre líder sobre muchos esfuerzos externos bien intencionados: “Ustedes no saben quiénes somos; Ustedes no entienden nuestra historia; Ustedes no entienden lo que es importante para nosotros; Ustedes no entienden lo que nos hace distintos; Ustedes no nos preguntan qué queremos; Entonces por qué deberíamos confiar en ustedes?”
Como otro padre aconsejó, “estén preparados para aprender y no enseñar”. Otro padre agregó, “dense cuenta de que son invitados”. Y otro padre dijo, “dejen su privilegio en la puerta”. En última instancia, como lo señaló un padre, “Uno no se puede asociar con alguien a quien no ve como socio igualitario”.
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Establecer relaciones requiere ser vulnerable y compartir nuestro ‘por qué’ personal – ¿Por qué estamos aquí, por qué estamos haciendo este trabajo, y por qué nos importa esta comunidad? Yo advertí que en mis conversaciones iniciales yo quería compartir quién era yo y qué quería hacer… pero eso solo no genera confianza. Sólo empecé a generar confianza cuando dije por qué venía a sus debates y cuáles eran mis motivaciones en este trabajo. Hay que prepararse para reconocer dolor y circunstancias de vida, pero NO hay que hacerlo sobre nuestras propias circunstancias de vida ni tratar de encontrar equivalencias. Esto no es sobre nosotros. La mayoría de nosotros no ha caminado ni una milla en los zapatos de estas comunidades. Sin embargo, si invertimos en establecer relaciones de confianza, puede que nos inviten a seguir sus pasos y hasta caminar a su lado. Esto también se trata de cambiar nuestra mentalidad sobre las comunidades antes de pedirles a ellas que cambien su mentalidad sobre nosotros. Como lo observaron los padres, las personas de afuera, con sus buenas intenciones: Insultan continuamente a la comunidad describiéndola en base a lo que los de afuera ven como sus deficiencias y sin describir a las comunidades en base a su valor. • Tienen que entender que toda comunidad que buscan ayudar tiene “orgullo en sí misma y sus orígenes”. • Deben aprender lo que una comunidad “ama de sí misma” antes de poder ayudar. Creo que temenos que ir más allá y no sólo entender las cosas que la comunidad ama sobre sí misma• –tenemos que invertir tiempo para estar en una comunidad y entenderla para poder amar esas cosas nosotros mismos. Y lleva tiempo. Como lo pidió un padre, “tómense el tiempo de conocerme a mí y a mi familia”. Pero los padres responderán bien a la sinceridad. Un padre prometió lo siguiente: “denme honestidad, compromiso e interés –denme esto y yo puedo acordar con ustedes en todo lo demás”. Es sólo con esta inversión en nosotros mismos, y esta humildad, que podemos esperar ganar
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un lugar en los debates de una comunidad para ser parte del apoyo a su plan de educación. 2. Compartir lo que sabemos, reconocer que tenemos que aprender de los padres y usar nuestra información para ser responsables frente a la comunidad. Como un padre me lo recordó, “Nadie conoce a nuestros hijos más que nosotros…pero si hay algunas cosas sobre educación que debemos saber, está en ustedes hacérnoslo saber”. Los padres están hambrientos de información, y la mayoría de los sistemas educativos no ofrecen información clara, oportuna y factible sobre sus hijos, la escuela y el sistema escolar. Como dijo un padre, “dígannos la verdad, aunque sea dura”. Nos corresponde a nosotros compartir lo que sabemos con los padres –y también nos corresponde PREGUNTARLES lo que quieren saber. Cuando compartimos información con los padres, ellos después nos devolverán. Los padres saben muchas cosas que nosotros no podemos saber sin ellos, porque ellos son en última instancia los expertos de sus comunidades. Además, si bien valoran la información cuantitativa, los padres también quieren que las personas de afuera reconozcan que
las
historias
de
los
padres/
comunidades son poderosas, que las historias importan y que las historias en última instancia también son una forma de información crítica. Los padres dijeron que, tal como los distritos escolares o las organizaciones sin fines de lucro que reciben fondos tienen que reportar sus resultados a los filántropos que aportan el dinero, estos filántropos también deberían requerir que quienes reciben fondos reporten sus resultados públicamente en las comunidades que están ayudando como condición del financiamiento. Los padres también dijeron que la filantropía debería reportar directamente a las comunidades los resultados de su financiamiento para ser responsable frente a ellas. 3. Eliminar todos los obstáculos para la participación de los padres en esfuerzos de reforma educativa con los filántropos, los que reciben los fondos y las personas en posiciones de autoridad formal en los sistemas de educación. Los padres saben lo que es sentirse bienvenidos y valorados. Esto se manifiesta en el lugar donde se realiza un evento, cuándo se realiza y si se les notifica (y cuándo se les notifica).
11. www.the74million.org, ‘In the Room Where It Happens’ — Parents Assuming Formal Authority to Drive Change, May, 2019 Published Fall 2020
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Hacer esto con éxito significa reconocer y respetar las comunidades y las restricciones de los padres –para luego abordarlas. Significa (a) realizar eventos en lugares accesibles para los padres –saber esto puede requerir eventos múltiples para incluir a los padres en distintos lugares; (b) realizar eventos a horas accesibles para los padres que trabajan –saber esto también puede requerir eventos múltiples para incluir a los padres cuando estén disponibles; (c) realizar evento cerca de donde hay transporte público y ofrecer parking gratuito; (d) ofrecer cuidado de niños; (e) proveer comida (de comerciantes comunitarios locales); (f) contratar traductores o realizar juntas en varios idiomas; y (g) cuando haya un pedido significativo para los padres, compensarlos por su tiempo y su aporte. 4. Apoyar a los padres y las comunidades para que formen su propia infraestructura de poder y puedan promover políticas, prácticas y flujos de recursos educativos en su comunidad. 11
Tenemos que apoyar a los padres para que asuman posiciones de autoridad formal y para que establezcan planes y lideren iniciativas en sus comunidades. La representación importa. El liderazgo importa. Estar donde las cosas ocurren importa –e idealmente estar sentado a la cabecera. Como lo pidió un padre, “Inviertan en nosotros para que podamos liderar.” Esto también significa financiar grupos de organización de padres que se han ganado la confianza y credibilidad de los padres y las comunidades y que pueden ayudar a aquellos de afuera con sus buenas intenciones y recursos a aprender lo que es un plan de educación liderado por padres y cómo podemos ganarnos un rol como aliados para apoyarlo. Los padres en estos tres debates hablaron de la confianza que tienen en sus organizadores comunitarios y la forma como su participación como padres con estas organizaciones les ha permitido tener más poder como individuos, como comunidad y como líderes de su comunidad.
12. www.the74million.org, An Infrastructure of Parent Power — The Magnificent 7, May 201f 13. www.the74million.org, Case Study: An ‘Education Return on Investment’ in Funding Parent Power (or When Spending $1 Drives $44 in Proficiency), December 2017 Published Fall 2020
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Conclusion Esto es mucho (también, gracias por leer hasta este punto). En teoría, parece una premisa directa: para transformar sistemas de educación, tenemos que estar dispuestos a cambiar nuestra mentalidad sobre los padres y las comunidades. Pero en la práctica, cambiar de mentalidad puede ser difícil. Requiere que reflexionemos sobre nuestros errores del pasado y sus causas. Requiere cuestionar nuestros propios prejuicios. Sólo cuando hayamos entendido cómo establecer relaciones con los padres y las comunidades y cómo apoyarlos en la creación de su propia infraestructura de poder podremos ver cambios sistémicos en políticas, prácticas y flujos de recursos que resulten en los sistemas de educación efectivos e igualitarios que soñamos. Es un trabajo duro, necesario – o quizá debería decir es “trabajando duro, necesariamente”, ya que tenemos que seguir haciéndolo en nuestro servicio a las comunidades. Además, cada vez que queramos ayudar a una nueva comunidad y establecer relaciones con ellas no podemos depender sólo de la lista de arriba. Cada vez tenemos que empezar preguntándole a toda nueva comunidad sobre sus términos y condiciones para luego recibir y escuchar sus ideas y la guía que responda a sus necesidades específicas. Si podemos recibir sus ideas, es un regalo de ellos a nosotros. Es una oportunidad para nosotros para lograr la transformación que queremos porque la transformación que queremos se define por la transformación que las comunidades quieren. La buena noticia es que cuando la filantropía actúa con éxito ayudando a padres y comunidades a formar su infraestructura de poder12 –que luego define políticas, prácticas y flujos de recursos— se puede lograr una significativa rentabilidad en la inversión (ROI en inglés) en términos de educación y, en última instancia, en términos económicos. En New Profit tratamos de avanzar aún más reclutando a nuevos padres por primera vez para que tengan un rol formal, con compensación, en la selección de nuestra próxima ronda de beneficiarios en educación. Abordamos esto con entusiasmo e inquietud. Sabemos que es un punto de partida pero no un punto final mientras mejoramos en nuestro esfuerzo para lograr un impacto inclusivo, renunciar a nuestros hábitos de poder sin dejar de honrar nuestra misión, y en última instancia explorar cómo podemos ser más transformadores en la democratización
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de nuestro trabajo filantrópico con las comunidades que aspiramos a ayudar. Sabemos que no podemos tener éxito en esta visión y también preservar nuestro control histórico. Si la filantropía sigue ignorando el poder y la determinación de los padres y las comunidades que decimos que queremos ayudar, no lograremos cumplir nuestros objetivos. Seguiremos perpetuando sistemas desiguales y de bajo rendimiento y encontrándonos a nosotros mismos sin salida. Plantaremos otro Campo de Sueños, pero no cosecharemos una nueva realidad. O
podemos
cambiar
nuestra
mentalidad y redefinir el propósito de la filantropía. Podemos decidir que la filantropía no se refiere a cómo usamos los recursos para avanzar nuestra visión y nuestros valores para el cambio. En cambio, podemos decidir crear un sector filantrópico cuyo propósito sea usar recursos en servicio a la visión y los valores de cambio de una comunidad, un sector que apoye a las comunidades como agentes de su propio cambio, y un sector que reconozca que el poder de una comunidad es lo que sostendrá el cambio a largo plazo. Podemos seguir invirtiendo en el Campo de Sueños, o podemos cambiar quiénes son los jugadores más vulnerables en el campo.
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