
3 minute read
Houser: El desafío de diseñar viviendas para vivir mejor
from AEV Revista N° 31
En las últimas décadas, el ritmo de vida se ha intensificado y vuelto más dinámico. Los cambios son constantes, todo parece efímero y nada resulta definitivo. En este contexto, elementos vitales para el desarrollo de cada persona, como es el caso de la vivienda, deben acompañar estos avatares, bajo el riesgo de quedar obsoletos. De allí la importancia de pensar en productos accesibles, inteligentes y sobre todo flexibles, capaces de adaptarse al crecimiento personal y profesional de quien lo habite, luminosos, espaciosos, modernos y conectados al entorno propio que lo rodea. Y todo eso tiene que ver con un buen diseño. “No vendemos simples departamentos, desarrollamos oportunidades para tu vida”, aseguran desde Houser, y agregan: “Hacemos diseños más humanos”.
Houser nació en el 2001, respondiendo a la creciente demanda de diseñar viviendas unifamiliares en countries y barrios cerrados. “Nuestro nombre deriva de esa primera experiencia: hacedores de casas, habiendo construido más de 80 y diseñado más de 100”, comenta Horacio Cutifani, uno de los directores de la desarrolladora a la AEV Revista. Arquitecto de profesión, y formado en una escuela vanguardista, se asoció con Rosana Grande, también arquitecta pero con un perfil muy distinto, resultado de haber tenido como docente a Manuel Fernández de Luco. “Éramos el día y la noche, porque incluso ella cursaba a la mañana y yo a la tarde. Cada tan

Relacionarse con el entorno
Houser Dorrego se destaca por su flexibilidad ocupacional, pudiendo cada unidad reconvertirse en consultorio, oficina, departamento o estudio. La firma trabaja mucho aprovechando al máximo la iluminación natural, y por eso maximizó las superficies vidriadas, que van de piso a techo y de pared a pared, ya sea tanto al frente como al contrafrente del edificio, con idéntica categoría en ambas orientaciones. El otro gran material utilizado en este caso es el hormigón. “Ahí trabajamos con balcones aleatorios, un criterio que en Houser Alumni repetimos con la medianera. Más allá de que en general siempre hacemos cosas distintas, hay cuestiones que funcionan bien en un lugar y las trasladamos adaptadas a otros”, manifiesta Cutifani. Este último emprendimiento mencionado se ubica frente al ingreso de la Facultad de Medicina, a metros del Mercado del Patio y de la Terminal de Ómnibus, por eso fue pensado principalmente para estudiantes y docentes de la facultad. Dispone de dos niveles de cocheras, y un local comercial en planta baja, diez pisos altos de departamentos de uno y dos ambientes, y terraza con parrilleros para eventos en simultáneo. “Cuando hacés una casa, te agarrás de los parámetros de las viviendas linderas. En cambio, cuando construís un edificio, vos le tirás muchos parámetros a los vecinos. Por eso a la hora de diferenciarte, tenés que tener mucho cuidado con lo que hacés porque si rompe demasiado la estructura, corrés el riesgo de que los vecinos no quieran estar al lado tuyo y se vayan”, grafica el director de Houser. Es por eso que resulta clave tirar lazos con el entorno, más allá de las limitaciones de poder hacerlo solo a través de la fachada, las medianeras, el hall de ingreso y algunos pocos elementos más. En Alumni esto pudo trabajarse a través de la altura, aprovechando vecinos linderos más bajos, se diseñaron aberturas en sus frentes y medianeras con el fin de obtener, por un lado, atípicas visuales laterales del entorno universitario, y por el otro, ofrecer espacios interiores con un alto grado de iluminación natural. Otro caso en el que se logró este concepto fue en Houser Alvear, un edificio de usos mixtos en el corazón de Pichincha, donde conviven cocheras subterráneas, locales comerciales en planta baja y unidades habitacionales en sus tres pisos altos. Este desarrollo premium destaca por su impron