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Breve historia del arte Vanguardista
from Arte Vanguardista - Nigromante Agosto 2017
by Nigromante. Revista de la DCSyH, Facultad de Ingeniería, UNAM.
Breve Historia del arte Vanguardista
Por Jorge Kuri
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El término de Vanguardia sugiere dos acepciones, la primera, cargada fuertemente con un contenido militar, nos habla de que la vanguardia es una posición adelantada sobre otras posiciones en un conflicto armado. La segunda hace referencia a un individuo o grupo que va adelantado sobre los demás y ello lo coloca por encima del resto: la vanguardia a menudo es un sinónimo de élite. Desde estas dos analogías, el movimiento artístico vanguardista representa tanto un frente armado, con las mil y un posibilidades que ofrece el arte, así como un punto referencial que habrá de guiar toda una tradición de “ismos” (cubismo, impresionismo, surrealismo, abstraccionismo, etc.) de largo aliento que se extiende de manera fecunda durante la segunda mitad del siglo XIX hasta la fecha.
El primer grupo de vanguardia tiene lugar desde el año 1850 hasta 1918, el cual tiene mucha importancia puesto que marca la transición hacia la modernidad, y se caracteriza por que el arte creado en este periodo refleja, quizás por vez primera, los sentimientos reales del artista y no los intereses de terceros. Un factor que detonó la euforia y la actividad artística como actividad independiente, autónoma y conectada con una postura política de protesta frente al status quo, fue la aparición del Manifiesto Comunista, el cual se considera un documento histórico porque sirvió como marco referencial para la acción de las clases oprimidas. De ahí que pronto se generan también manifiestos artísticos que dejaron muy clara la postura de los artistas frente a la nueva época y las coyunturas que se les presentaban, estos documentos fueron verdaderas declaraciones sobre cómo afrontar los retos que las sociedades y los artistas tenían frente a sí, tales como la guerra, el rapaz fantasma del capitalismo, la persistencia de las tradiciones arcaicas, la complicada geometría política y la incertidumbre sobre el futuro.
La vanguardia se comprende por todo un complejo de diversas disciplinas artísticas, que pueden ir desde la literatura, la escultura, la arquitectura, la pintura, la cinematografía, y distintas variantes no tan representativas pero finalmente existentes, como por ejemplo el art land, o el body Paint que llevaron a sus exponentes a explorar pliegues hasta entonces desconocidos y que fuera de los marcos de interpretación vanguardistas, hubieran sido tomados como invasiones bárbaras al nicho inmaculado del arte tolerado.
Una forma sencilla de entender a las vanguardias sería imaginar una serie de círculos concéntricos dentro de los cuales encontraremos que en los círculos interiores, que son los más pequeños, se encontraron en el arte nuevas formas de afrontar la realidad y de abordar sus problemas inmediatos, así como la posibilidad de gritar su descontento desde las trincheras creativas.
En ese sentido, el arte de vanguardia es al mismo tiempo un movimiento de choque, así como un símbolo que representó un cambio paradigmático de cuentran los artistas consagrados o “rockstars”, los círculos medios son aceptados socialmente pero finalmente son masificados, y para concluir tenemos a los círculos externos que son los menos tolerados y llamados con razón excéntricos. Es vital mencionar que la vanguardia, así como cualquier otro complejo artístico, surge en un contexto específico y con acciones e ideologías concretas que se van moldeando conforme a los ritmos de los procesos sociales, políticos y económicos. En este caso, la vanguardia se erigió como oposición directa frente a lo que actualmente llamamos mainstream, o circuito artístico socialmente aceptado. La vanguardia se contrapone a los periodos de crisis, como la guerra y a los periodos de transición definidos por las reconfiguraciones políticas de la postguerra. Los exponentes de la corriente vanguardista entender y percibir el mundo. A cada expresión resguardada bajo el manto de la caridad vanguardista (me refiero a la de no seguir las reglas y los cánones) encontraremos que subyacen relaciones asimétricas de poder desde donde se definen las reglas del juego que han de guiar la producción intelectual. No obstante dentro de estas relaciones de dominación, los grupos oprimidos reaccionaron y rompieron los consensos y las ataduras, volviéndose con ello visibles, primero como grupo subversivo, y después como un auténtico complejo artístico-ideológico que lo definió y le otorgó los suficientes elementos identitarios como para no necesitar referenciarse con otras corrientes artísticas. Es así que en esa autosuficiencia se puede notar lo fecundo que es el movimiento y lo sólido que es su esquema ideológico.
Las formas en las que la vanguardia produjo su arte, se diferenció de otras por una serie de técnicas “novedosas” que rompían con las tradicionales, se generaron nuevos ritmos, nuevas combinaciones de colores, se optó por la saturación o minimización de elementos, se buscó que la producción saliera del taller al aire libre, se exploró el erotismo, la ficción, se sustituyó lo figurativo por obras con cada vez más niveles de abstracción, se rompió con las simetrías y proporciones de las representaciones fieles de la naturaleza. Se puso en el lugar de la tradición, una nueva forma de representar el mundo donde la ficción y la sinrazón permitieron señalar cosas que la instaurada tradición artística no permitía ver. las obras de aquellos que no fueron aceptados en los salones y museos consagrados, abriendo de esta manera el espacio para los artistas y sus “excentricidades”. Esta ruptura de paradigmas artísticos, más que permitir la creación de una estética definida de la vanguardia, nos invita a pensarla más bien como una actitud frente al arte, donde la experimentación y la constante negación de lo establecido puede llevar a la realización de obras con técnicas y planteamientos insospechados, es decir, lo único predecible en las obras de vanguardia es la ausencia de una estética uniforme.
Hoy en día muchas esferas, dentro de las cuales la artística no es la excepción, están atravesadas por fuertes intereses económicos que han minado la forma y el sentido con los que se produce el arte, es decir, la dimensión artística es vista ahora como un producto y es a través del consumo de estos productos que las personas se distinguen entre sí. En este contexto, el arte en general, es cada vez más cuestionada por su otrora capacidad de ser un arma de acción para propiciar cambios en la realidad. Por ello queda abierta la interrogante hoy en día, sobre el papel de las vanguardias, dicho de otra forma: ¿Son las vanguardias la solución a un mundo lleno de vértigo político, incertidumbre económica, y deterioro social? ¿o son solamente un síntoma de nuestros tiempos?
Para responder estas interrogantes, a lo largo de este número podremos apreciar algunas de las corrientes, comúnmente conocidas como “ismos” y conoceremos cuáles son sus principales características así como sus principales representantes y depende del lector juzgar su validez a la luz de los retos a los que nos enfrentamos como miembros de la sociedad.
Así mismo, los recintos, instituciones o sujetos que decidían que era arte o que no, fueron desestimados por la vanguardia, lo que derivó en la creación de formas alternativas de inclusión de sus mismas obras para poder ser visibles y presentarlas ante un público. El caso que catapultó este hecho fue la creación de los Salones de Rechazados, los cuales eran espacios subalternos de exposición de