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¿Rumbo a una generación de holgazanes?

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Salvador Dalí

Salvador Dalí

¿Rumbo a una generación de holgazanes?

Por Eduardo Lopez

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Actualmente se ha vuelto común oír expresiones de forma humorística contra los millennials, tales como su falta de compromiso por conseguir un empleo estable, su necesidad de ser el centro de atención en redes sociales, o bien, por presumir destrezas con la tecnología que generaciones anteriores a la suya sufren y así poder adaptarse en esta sociedad cada vez más volátil con las innovaciones tecnológicas y sus implicaciones sociales. Sin embargo no nos enfocaremos en ello. Hoy trataremos de desentrañar qué tan ciertas podrían ser esas ideas, pues es común pensar de manera negativa sobre lo que se desconoce y esto ha venido ocurriendo desde siempre en toda nuestra existencia.

Los millennials son una generación que comprende a hombres y mujeres nacidos entre la década de los ochenta y los noventa (aún sigue siendo tema de discusión en que fechas cruciales se da inicio y termina dicha generación). Aunque también habrá que incluir a la generación siguiente, que son los postmillennials o centennials que comparten muchas similitudes y frecuentemente son confundidos. No obstante, la diferencia más visible frente a los millennials es la edad, en la cual los centennials rondan en una edad no superior a los 20 años aproximadamente.

De acuerdo con el Foro Económico Mundial, en 2024 se perderán alrededor de 73 millones de empleos relacionados a la contaduría, servicios postales y secretariado, esto debido a la nueva revolución que supone la llegada de la Inteligencia Artificial (IA). Sin embargo se abrirán nuevas oportunidades, pues se estima que 100 millones de empleos relacionados con el campo del marketing digital, tratamiento de datos, diseño de software e IA generen nuevos trabajos.

Dicho esto, se podrá comprender de mejor manera otra de las problemáticas causantes del fenómeno relacionado a los millennials, lo que conocemos con el nombre de ninis, aquellos jóvenes que no estudian ni trabajan y que representan el 20% de la juventud mexicana. Es importante mencionar que la población mexicana está constituida en dos terceras partes por millennials, por lo que ahora no es de extrañar que el auge de nuevos paradigmas de trabajo, como la caída dramática de la televisión en audiencias y la polarización de plataformas streaming tales como Netflix, HBO Go, YouTube, etc., está íntimamente relacionado con esto.

Se puede pensar que estamos ante un cambio radical en nuestra sociedad que se ve amenazada por jóvenes que aparentemente tienen metas alejadas a conseguir un empleo, casarse y tener hijos siguiendo un modelo tradicional de vida impuesto durante décadas, pero lo que realmente estamos viviendo es algo que a lo largo de la historia se ha visto innumerable cantidad de veces y de forma sorpresiva, los estigmas y paradigmas hacia las generaciones más jóvenes los seguimos repitiendo.

Si bien, a parte de a que la población de los que conforman a los ninis se le podría juzgar por su falta de empeño para superarse y salir del cobijo familiar, lo cierto es que en su mayoría son consecuencia de factores mucho más complejos que los dejan en un estado de “improductividad”, pues sólo el 40% de los egresados apenas consiguen un sueldo digno en un área relacionada a lo estudios que realizó, mientras el restante se halla en dificultades por conseguir empleo y dejar de depender de sus padres.

Uno de los principales factores externos que provocan el fenómeno de los ninis son, como lo he mencionado, que millones de empleos desaparecerán porque el trabajo del hombre será reemplazado por máquinas (más en específico por la IA). Otro factor importante es la recesión mundial que ha afectado a los sectores más vulnerables de la sociedad, entre los que se encuentran los jóvenes, eso sumado a la falta de oportunidades de seguir estudiando y conseguir un empleo digno para lograr una autosuficiencia económica.

De hecho, para finales de los noventa, tanto los roles de mamá y papá se fueron alejando del hogar para enfocarse más en conseguir empleos y brindar sustento familiar abandonando la tradicional forma de vida. Así vemos actualmente un reflejo de una profunda crisis en la que nos encontramos inmersos por el modelo económico vigente.

Mucho se dice que los celulares han propiciado a que la sociedad se encuentre mejor comunicada, aunque de manera paradójica la ha aislado más al sólo estar pendiente de lo que ocurre en su pantalla y evitar menos interacciones directas con otros. Resulta que ese mismo fenómeno ha venido ocurriendo, guardando su respectivas proporciones, en diferentes épocas. Llama la atención que cuando apareció por primera vez la radio a nivel comercial las generaciones mayores se quejaban de que las juventudes se aislaban para seguir oyendo a una “caja idiota”. Cuando surgió la televisión esos mismos jóvenes ahora adultos les preocupaba que sus hijos permanecieran mucho tiempo frente a la pantalla de un televisor, pues existía la creencia de que los dejaría ciegos y los volvería idiotas al frenar su imaginación. En la actualidad con la llegada de las redes sociales y gracias al boom del internet y los celulares, ¿ahora qué creen que dicen esos antiguos niños? ¡Exacto! Repiten los mismos prejuicios.

En la década de los setentas muchas de las radionovelas se mudaron al televisor que recién cobraba auge tras la reciente innovación de que ahora era a color. Treinta años después, segmentos emblemáticos de la televisión se han emigrado hacia el internet. ¿En serio hay algo de novedoso en los videos de Exponiendo infieles con lo que se veía antes en televisión con Cheaters?, ¿Acaso la sátira política y el humor de Chumel Torres no les recuerda a Adal Ramones en su mejores días por allá a inicios de los dos mil?

Vale la pena reflexionar si lo que estamos viviendo es algo realmente inédito o simplemente es la readaptación de lo ocurrido con nuestros padres pero con otros nombres y distintos contextos.

Clase de sexualidad, 1929

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