Ruinas que Emergen
La madrugada del 10 de noviembre de 1985, el terraplén que protegía la villa, situada a 550 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires, se desmoronó por la acción de la sudestada. El lago empezó a avanzar sobre las calles. Algunos levantaron unas paredes de 50 cm en las aberturas de las puertas para evitar que entrara el agua. Todavía se ven esos pequeños e inútiles muros. "Un viento como el de hoy reventó el terraplén. El agua tardó 16 días hasta que tapó todo. Después apenas se veían los techos más altos", cuenta Novak...
“Tuve una vez un gran amor
que derribó mi casa, agrietó mis puentes y me hizo perder el equilibrio.
Después vinieron las réplicas:
amoríos de baja intensidad
que ni siquiera
me hicieron temblar...”
" La tierra se queja y su llanto es despiadado, cubre los montes y serpentea horadando todo a su paso, devastando y desolando hasta que la pĂŠrdida arranca dolor, el dolor se vuelve odio, y el odio pena. . ."
"Mientras pueda andar, me quedo -dice Novak. En la ciudad qué voy a hacer. Sentarme atrás del televisor. Acá hacho leña; tengo los recuerdos y los animales." Pablo Novak, , 87 años, único habitante de Epecuen.
Ingreso 2016 - Fotoperiodismo Vanina Coria