“La memoria en disputa�
Intervenciones urbanas sobre memoria y desmemoria
Cátedra Libre de Estudios Americanistas – FFyL –UBA “1983-2003. Dictadura y democracia. Rupturas y continuidades”
“La memoria en disputa” Trabajo Colectivo Final del Seminario 2015
Marco Teórico Partiendo de la definición de Guy Debord sobre la “sociedad del espectáculo” (1) analizamos algunas intervenciones urbanas que dan cuenta de formas de resistencia popular en el plano de la memoria colectiva. Particularmente la práctica de colocar placas, murales y monolitos en lugares de tránsito masivo recordando a militantes populares asesinados por la represión estatal (dictatorial o democrática) nos invitó a pensar algunas problemáticas sobre las políticas del estado para narrar el pasado y su contrapartida en estrategias populares de memoria. Nos proponemos abrir el debate teórico-político sobre estas experiencias generando un material disparador que pueda ser difundido, apropiado, modificado, completado y discutido en diversos ámbitos dentro y fuera de la universidad; un insumo para la Cátedra Libre de Estudios Americanistas y para toda persona interesada en seguir profundizando el tema. Los casos que tomamos para iniciar estas discusiones son: las placas colocadas por la 1 “La sociedad que reposa sobre la industria moderna no es fortuita o superficialmente espectacular, sino fundamentalmente espectaculista. En el espectáculo, imagen de la economía reinante, el fin no existe el desarrollo lo es todo (…) El espectáculo somete a los hombres vivos en la medida que la economía les ha sometido totalmente. No es más que la economía desarrollándose por sí misma. Es el reflejo fiel de la producción de las cosas y la objetivación infiel de los productores”. Debord Guy. La sociedad del espectáculo. Kolectivo Editorial “Ultimo Recurso”, 2da edición, 2007, Rosario. Pág. 28.
“Coordinadora de Barrios x la Memoria y Justicia”, las placas colocadas en homenaje a Carlos “Petete” Almirón y las señalizaciones urbanas de la “Masacre de Floresta”. Debord sintetiza al espectáculo como “el capital en un grado tal de acumulación que se transforma en imagen” (2) y desde allí conceptualiza su función en la comunicación: separados de sus productos, los trabajadores se distancian no sólo de la forma en la que producen sino también de la comunicación directa entre productores. La acumulación de productos en un segmento de la sociedad implica también la concentración en una visión unitaria del mundo y de la comunicación, que pasan a ser potestad exclusiva de la dirección del sistema, es decir, de la burguesía (3). ¿Cómo comprender entonces las intervenciones que analizamos, reconociendo que constituyen en sí mismas una forma de comunicación? ¿Es posible una intermediación del discurso concentrado y monolítico del capital, en un mundo donde la alienación del proletariado incluye los planos material y simbólico? Raymond Williams al hablar de hegemonía plantea que es preciso atender a aquellas “formas alternativas o directamente opuestas de la política y la cultura4” que siempre están presentes. Se trata de formas que pertenecen a un contexto social, económico y político determinado, que se hacen eco de las condiciones materiales en la que los sujetos reproducen su vida, que implican planos del pasado y que proyectan expectativas de futuro. Es decir, que son históricas. Creemos que es interesante pensar las intervenciones que analizamos en este sentido: 2 Ibídem, Pág. 34. 3 Ibídem, Pág. 32. 4 Williams Raymonds. Marxismo y literatura. Ediciones Península, Barcelona, 1980. Capítulos 6 y 7. Pág. 135.
como prácticas contrahegemónicas que representan un desafío, una resistencia dentro del campo de la cultura (5). Esta afirmación no excluye considerar sus contradicciones al momento de interactuar con formas de representación que son direccionadas o ejercidas desde el estado (es decir desde las clases dominantes) sino por el contrario las incorpora como parte de la acción contrahegemónica. Cambiar el nombre de una avenida, “escrachar” un monumento público o colocar placas de homenaje en las veredas de una ciudad, es también retomar formas de transmisión cultural heredadas e impuestas desde la conformación del estado nacional. Su reapropiación es un acto político que implica una necesaria tensión con la dominación (hay algo que “no se dice”, “se invisibiliza” o se “cuenta de manera incompleta o tergiversada” desde el poder) (6) pero no necesariamente plantea su destrucción. En algunos estos actos casos apuntan a deslegitimar y denunciar la acción estatal, en otros a reponer la voz de “los de abajo”, en otros simplemente a complementar o completar sus funciones de transmisión histórica (7). Un ejemplo de esta tensión es el uso que hace “Barrios x Memoria y Justicia” del marco legal para introducirse en ámbitos educativos estatales y colocar placas. Es interesante pensar en el momento transicional de los 5 “(La hegemonía) no se da de modo pasivo como una forma de dominación. Debe ser continuamente renovada, recreada, defendida y modificada. Así mismo es continuamente resistida, limitada, alterada, desafiada por presiones que de ningún modo le son propias. Por tanto debemos agregar al concepto de hegemonía el de contrahegemonía y de hegemonía alternativa, que son elementos reales y persistentes en la práctica”. Ibídem, Pág. 134. 6 “Hacemos las baldosas, entonces, para contrarrestar todas estas negaciones, que son la esencia misma del terrorismo de Estado. Cada baldosa le da una presencia material a una historia (o más) y se constituye en una “marca” en el espacio urbano. Así, convoca a una memoria colectiva que, lejos de venerar una memoria estéril o estática (de museo), trace un puente entre generaciones distintas y se ponga al servicio del presente y el futuro”. Barrios X la Memoria y Justicia. Baldosas por la Memoria. III, 1RA edición. Instituto espacio para la Memoria, 2013, Pág. 8.
años ´80 y en el período abierto a partir del 2001 como contexto de este tipo de prácticas. Para ello elegimos experiencias que tienen que ver con los asesinados por el estado en dictadura -años 70- y en democracia -rebelión popular de 2001-. Las intervenciones que hablan de los primeros habitualmente son “anónimas”, reponen el nombre del/la desaparecido/a pero no su pertenencia partidaria realizando en los hechos una nueva homogeneización de los “militantes populares”; sus protagonistas hacen eje en la memoria como herramienta del “nunca más” y como vehículo para que “no se repita el terrorismo de estado”. Las que hablan de los segundos, suelen tener una crítica explícita a la continuidad represiva y hacen referencia a la resistencia en la actualidad incorporando una denuncia a los mecanismos represivos de la democracia burguesa. Sin embargo, también reproducen de otras maneras la homogeneización (por ejemplo, “los pibes de Floresta” son retratados con la camiseta de All Boys cuando sólo uno de ellos pertenecía a ese club de fútbol) lo que consideramos que puede ser una manera para lograr, al igual que los primeros, una reapropiación popular más masiva de los que están desaparecidos. Consideramos útil poner en juego las categorías que propone Williams de “residual” y “emergente” en estas prácticas culturales. La utilización de placas o el renombramiento de calles, hacen uso de formas residuales de transmisión de la memoria histórica que eran centrales en otro momento del capitalismo pero no lo son en la ac7 “(…) Intentamos reconstruir historias de vida de los militantes populares detenidos-desaparecidos o asesinados por el terrorismo de Estado, antes y durante la última Dictadura Militar. (…) reconstruimos retazos de la historia, dejamos un mojón de su existencia en el lugar donde vivieron, cursaron estudios, trabajaron, militaron o donde los encontraron las balas de los genocidas y buscamos testimonios de su paso por cada uno de nuestros barrios. Queremos que las veredas por las que transitaron hablen de ellos”. Barrios X la Memoria y Justicia. Baldosas por la Memoria. I, 2da edición. Instituto espacio para la Memoria, 2011, Pág. 9.
tualidad. Pese a esto (y a diferencia de lo “arcaico”) siguen cumpliendo una función social y esto explica porque son intervenidas, reapropiadas o resignificadas por los sectores populares. Los murales callejeros, por otro lado, parecen corresponder más al campo de lo emergente, es decir, prácticas alternativas elaboradas por los oprimidos que se construyen dentro de los límites y formas impuestos por los elementos hegemónicos. En ambos casos, estas prácticas ponen en acción los mecanismos de la hegemonía para legitimarse frente a la iniciativa popular: la cooptación, su incorporación como prácticas estatales, la valoración y divulgación en medios masivos de comunicación, la financiación económica, la incorporación de un marco legal, la estetización de la represión en museos y memoriales, entre otros. En el mismo sentido la lucha contra la represión estatal, de larga data en Argentina, toma distintos caracteres a partir de 2001 por la violencia de los enfrentamientos y sus consecuencias políticas posteriores. Frente a ello la hegemonía ha desplegado distintos mecanismos para limitarla, cooptarla o invisibilizarla. La placa de Petete puesta en Capital Federal (al igual que el resto de las colocadas por el G.A.C en esa zona) fue levantada por el gobierno de la ciudad al ampliar el circuito del “Metrobus” sin ningún miramiento. Debió ser recuperada de los galpones del GCAB y reinstalada. Algo parecido ocurrió en Lanús: durante la remodelación de la estación ferroviaria fueron removidos un monumento al General Belgrano y la placa: el monumento se reinstaló, pero la placa no. Las baldosas colocadas por “Barrios x la memoria” en veredas de la ciudad han sido en algunos casos intervenidas, pintadas o sacadas, obligando al grupo a su reacondicionamiento. La colocación de la placa de los desaparecidos de All Boys fue resistida por los directivos del club y
al momento de su inauguración fue acompañada por un discurso “oficial” que excluía la importancia de la militancia y ponía en primer plano la filiación deportiva, omitiendo el motivo de sus asesinatos; por otro lado, organizaciones afines al gobierno nacional kirchnerista tomaron la iniciativa de realizar un mural dentro de la cancha para recordar a los caídos, apropiándose de la idea de recordarlos que había sido impulsada por vecinos del barrio y militantes sociales del club. No se trata simplemente de la acción violenta o solapada de las clases dominantes frente a la iniciativa popular, sino que también entra en juego lo que Cornelius Castoriadis caracteriza como la “delegación del proletariado en las instituciones”. Los limites políticos que muchos de los protagonistas de estas acciones tienen al momento de construir un relato contrasistémico o francamente revolucionario en sus práctica deben analizarse contemplando la “derrota” de los proyectos revolucionarios de los años ´60 y ´70 y el “ideal democratista” construido fuertemente durante la transición alfonsinista y especialmente reforzado por las clases dominantes a partir del quiebre institucional que representó el 2001. En palabras del mismo autor: “el proletariado no es algo ajeno al capitalismo; nace en la sociedad capitalista, está en ella, participa, la hace funcionar. Ideas, normas, actitudes capitalistas, tienden constantemente a introducirse en el proletariado y, mientras dure la sociedad actual, no dejará de ser así. La situación del proletariado es absolutamente contradictoria, porque al mismo tiempo que es el que hace nacer los elementos de una nueva organización humana y de una nueva cultura, no podrá nunca separarse por completo de la sociedad capitalista en la que vive. La más profunda huella de esa sociedad se manifiesta más en los planos en los que menos se suele pensar:
las costumbres seculares, las evidencias del sentido común burgués que nadie pone en tela de juicio, la inercia, la inhibición de la creatividad y la actividad de los hombres organizada sistemáticamente por la sociedad” (8}. Esto no niega que existan condiciones materiales, políticas y culturales para un cambio radical de la sociedad aún hoy. Lo que implica es reconocernos como sujetos dentro del campo de las ciencias humanas que deben reflexionar sobre los límites y alcances de las prácticas sociales, para poder superarlas creativamente. La territorialidad es un elemento central en los casos que analizamos. El contexto de intervención es urbano: esto determina materialidades y representaciones simbólicas específicas de la vida en ciudad sin las cuales perderían sentido (9). La circulación masiva de mercancías y personas de manera más o menos integrada entre la Capital Federal y el Gran Buenos Aires es una realidad cotidiana (y la mayoría de las veces traumática) para millones de trabajadores/as, que ha sido forzada económica y culturalmente por las clases dominantes. Debe ser analizada y desnaturalizada para comprender cómo viven e intervienen los sujetos en este extenso territorio. Es un espacio específico que configura entre otras prácticas sociales, los 8 Castoriadis Cornelius. La experiencia del movimiento obrero. Vol 2: Proletariado y organización. Barcelona, Tusquets, 1979. Pag. 7. 9 Al respecto Debord señala: “La sociedad que modela todo su entorno ha edificado su técnica especial para trabajar la base concreta de este conjunto de tareas: su territorio mismo. El urbanismo es esta toma de posesión del medio ambiente natural y humano por el capitalismo que, desarrollándose lógicamente como dominación absoluta, puede y debe ahora rehacer la totalidad del espacio como su propio decorado (…) Por primera vez una nueva arquitectura, que en cada época anterior estaba reservada a la satisfacción de las clases dominantes, se encuentra directamente destinada a los pobres. La miseria formal y la extensión gigantesca de esta nueva forma de hábitat proceden conjuntamente de su carácter de masa. La decisión autoritaria, que ordena abstractamente el territorio en territorio de la abstracción, esta evidentemente en el centro de estas condiciones modernas de construcción.” Debord Guy. La sociedad del espectáculo. Kolectivo Editorial “Ultimo Recurso”, 2da edición, 2007, Rosario, Pág. 111, 112.
recorridos de las organizaciones populares, las militancias individuales y las tácticas de la represión estatal. Así lo cuentan los protagonistas de “Barrios X Memoria y Justicia” al verse obligados a expandir la colocación de placas (originalmente pensadas para barrios de Capital Federal) a distintas localidades del conurbano sur y oeste a partir de la demanda de compañeros y familiares de asesinados de los ´70. Del mismo modo lo atestiguan las placas por Petete Almirón: una fue colocada en el centro porteño, lugar permanentemente concurrido para movilizaciones y protestas por organizaciones de todo el área metropolitana, y otra a varios kilómetros de distancia en la ciudad de Lanús, donde transcurría su militancia cotidiana. Por otro lado, en los casos analizados aparece siempre la pertenencia geográfica de los/las militantes asesinados/as (señalando su barrio de crianza, trabajo, estudio o militancia). Los/las protagonistas de estas acciones se proponen incorporarlos/las territorialmente, hacerlos/las parte visible y tangible del espacio habitado para que habiten el espacio de la memoria colectiva. Interpretamos en esto la necesidad de generar una identificación con los/las ausentes que trascienda el vínculo político, familiar o militante, incorporándolos/as al conjunto de la clase trabajadora desde una cercanía simbólica más vivencial (de tal barrio, de tal club de fútbol, de tal colegio, de tal banco, etc.) Es, sobre todo, una forma de resistencia frente al extrañamiento y el olvido de los y las rebeldes que impulsa el estado.
Casos Baldosas x la Memoria
- Grupo entrevistado: Barrio de Almagro. - En actividad desde 2005. - Antecedentes: Asambleas barriales, DD.HH., Asamblea de Liniers. - M贸do de trabajo: investigaci贸n, trabajo con familiares, colaboraci贸n con centros de estudiantes o docentes en escuelas.
Carlos “Petete” Almirón -Militante de CORREPI y CP 29 de Mayo
-Placa realizada por el grupo GAC, 2002
-Placa puesta en la estaci贸n de Lan煤s, que es removida posteriormente durante las remodelaciones.
Masacre de Floresta
“Fue el 29 de diciembre”, “a los pibes los mató un ex policía, estaban mirando la televisión y estaban cagando a palos a un policía, los pibes lo celebraron y los empezó a cagar a tiros ahí mismo, un zafó de pedo”. “A medida que pasó el día, la gente del barrio se fue desayunando que no era un afano, la empleada del kiosko de la estación de servicio declara que no fue un robo”. “Se arma una marcha espontánea a la comisaría y empieza la represión. Tiros, gases, la gente no se fué, se quedó y empezó a caer gente de todos lados (había gente de almagro, de otros barrios, todos tirando piedras)”. “Llegamos a una cuadra de la comisaría”. “Eso duró alrededor de 12 horas” “No eramos todos pendejos, había gente grande, los vecinos que nos dejaban entrar a la casa a tomar agua en la noche”. “Fue por eso, por esa movilización, que juzgaron, fue preso”
“Después hubo un seguimiento, los padres y madres se pusieron las pilas”. “Después todos los 29 de todos los meses del primer año, había marcha. Hasta que lo juzgaron y bajó. Era muy masivo” “Ahora está libre, en prisión domiciliaria en Berazategui”
Aproximaciones a debates que se abren Territorialidad y memoria
Esquina “Los Chicos de Floresta� Dar nombre al territorio. El territorio como hablar y como reconstructor de la memoria solapada.
Apropiaciones estatales “Como se ha procurado que muy poca gente sepa donde encontrar las cosas autenticas allí donde todavía existen, lo falso puede asumir legalmente el nombre de lo verdadero que se ha extinguido.” G. Debord
HomogenizaciĂłn / Particularismos
“Nosotros los clasificamos como militantes populares asesinados por el terrorismo de Estado porque no nos interesa el divisionismo.� Extracto de la entrevista con el grupo Baldosas x la Memoria - Almagro
Residual / Emergente
“Dentro de este complejo proceso [de adaptación], existe verdaderamente una confusión regular entre lo que es localmente residual (como una forma de resistencia a la incorporación) y lo que es generalmente emergente.” R. Williams
Prácticas contrahegemónicas
“(La hegemonía) no se da de modo pasivo como una forma de dominación. Debe ser continuamente renovada, recreada, defendida y modificada. Así mismo es continuamente resistida, limitada, alterada, desafiada por presiones que de ningún modo le son propias. Por tanto debemos agregar al concepto de hegemonía el de contrahegemonía y de hegemonía alternativa, que son elementos reales y persistentes en la práctica” R. Williams
Estetización (estatal)
“El orden territorial no es tan solo la ausencia de desordenes y revueltas, sino principalmente la asignación a cada uno de su lugar en la ciudad/sociedad.” Cuadernos de Negación n°7 2012
Parque de la Memoria. Bs. As.
Museo de la Memoria. Santiago.
Cementerio de Magallanes (Chile)
Bibliografía consultada Barrios X la Memoria y Justicia. Baldosas por la Memoria. I, 2da edición. Instituto espacio para la Memoria, 2011. Barrios X la Memoria y Justicia. Baldosas por la Memoria. III, 1RA edición. Instituto espacio para la Memoria, 2013. Castoriadis Cornelius. La experiencia del movimiento obrero. Vol 2: Proletariado y organización. Barcelona, Tusquets, 1979. Debord Guy. La sociedad del espectáculo. Kolectivo Editorial “Ultimo Recurso”, 2da edición, 2007, Rosario. Williams Raymonds. Marxismo y literatura. Ediciones Península, Barcelona, 1980. Capítulos 6 y 7.
Bibliografía sugerida Grupo de Arte Callejero. GAC. Pensamientos, prácticas, acciones. Tinta Limón, Buenos Aires, 2009. Longoni, Ana y Bruzzone, Gustavo (compiladores). El Siluetazo, 1ra edición. Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2008.
Documentales sugeridos -Fusilados de Floresta. Diego H. Ceballos (2005) ¿ES ESTE, FELI? -Calles de la Memoria. Carmen Guarani; El desencanto Films (2013)
Trabajo colectivo realizado para el Seminario 2015 “1983-2003. Dictadura y democracia. Rupturas y continuidades”, en el marco de la Cátedra Libre de Estudios Americanistas – FFyL –UBA