REVISTA DEL CRESCO “MANGAS DE CAMISA” Publicación mensual de información de la experiencia del CRESCO.
Director Comunidad del CRESCO Equipo de Elaboración Gustavo A. Murillo sdb P. Félix Serrano Ursúa sdb. Lic. Fabricio Bernard Mario Olmos sdb. P. Luis Timossi sdb. Ir. Luis Amiranda sdb.
Diseño de portada Gustavo A. Murillo, sdb. MEG
I JORNADA DEL SALESIANO COADJUTOR Dirección 20 avenida 13-45 zona 11, Colonia Mirador II. Guatemala, Guatemala
Teléfonos: Tel. (502) 24737295 24737543 Fax: (502) 24737856 E-mail: crescosdb@gmail.com Septiembre 2011
CURATORIUM 2011 Publicación Especial. No. 1. Guatemala. Septiembre 2011.
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INDICE
Página
Mensaje del Director.
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Fundamentos teológicos y pastorales de una profesión laical del hermano coadjutor.
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Realización personal y profesión laical.
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La profesionalidad del salesiano coadjutor y nuestra misión
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Entrevista a Mario Olmos sdb.
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Noticias.
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En esta ocasión nuestra revista En mangas de camisa… es extensa puesto que presentamos los textos de manera integral por la riqueza que presenta cada uno de los expositores que participo Las Jornadas sobre el Salesiano Coadjutor. 2
Mensaje del Director. En Mangas de camisa ha estado ausente por un tiempo de su mesa… pero vuelve para que puedas seguir alimentándote de esta fecunda realidad que es la vocación del Salesiano Coadjutor. Aprovechamos para su relanzamiento un acontecimiento que ha sucedido en nuestra comunidad durante los últimos días del mes de julio: Las Jornadas sobre el Salesiano Coadjutor. La casa del CRESCO quiere ser algo más que un lugar de formación para los Hermanos que viven en ella… Siguiendo el pedido de los Padres Inspectores, reunidos en el Curatorium, intentamos desde nuestras posibilidades que sea también un lugar de reflexión y crecimiento acerca de la identidad del Salesiano Coadjutor. Con la preocupación y empeño del Padre Inspector de Centro América, el padre Alejandro HERNÁNDEZ, hemos convocado también a los Hermanos de la Inspectoría para reflexionar juntos acerca de una dimensión de esta vocación: PROFESIONALIDAD Y MISIÓN SALESIANA. Fue una primera experiencia que, con la ayuda de Dios, esperamos repetir en el futuro. Aquí te presentamos algunas de las ponencias de estas jornadas. Este seminario ha sido sencillo como una semilla, pero también las semillas tienen la vocación del grano de mostaza. Santiago Negrotti Director.-
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FUNDAMENTOS TEOLOGICOS Y PASTORALES DE UNA PROFESIÓN LAICAL DEL HERMANO COADJUTOR. Dr. Félix Javier Serrano Ursúa, sdb
INTRODUDUCCION
Muchos creyentes, al interrogarse sobre determinadas temáticas, se vuelcan a la Biblia o al Magisterio eclesial para encontrar respuestas adecuadas a sus preguntas y esperarían hallar algunos textos bíblicos o del Magisterio directos que satisfagan sus inquietudes. Eso mismo ocurre con los religiosos que buscan en los escritos o actuaciones del Fundador cuestionamientos actuales para responder desde su propio carisma con fidelidad. Lastimosamente muchas veces esa inmersión en las fuentes cristianas o del propio carisma no proporciona los resultados anhelados o dicha búsqueda resulta insatisfactoria porque sus inquietudes no se hayan expresadas en los escritos fuente a los que nos hemos referido. En cierta forma podríamos admitir que dichas personas se encuentran decepcionadas e inciertas sobre su propia actuación porque, según ellas, no tienen referencias claras ni cristianas ni del fundador sobre la manera de obrar. Ese tipo de acercamiento lo podríamos denominar fundamentalista, que sin criticarlo totalmente, ya que en algunos casos puede proporcionar buenos resultados, en la mayoría de las veces no va a ser así, pues tanto los escritos bíblicos/magisteriales como la experiencia de los propios fundadores están enmarcadas en contextos históricos muy diferentes a los nuestros. El trabajo teológico y reflexión de las propias congregaciones, con investigaciones más profundas, coadyuvan a orientar a los religiosos en sus respuestas actuales, siempre nuevas, en fidelidad a sus raíces cristianas y del propio carisma.
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La premisa anterior la considero necesaria tomando en cuenta el tema que se me ha asignado en estas Jornadas del salesiano coadjutor. Los contextos sociales de universo bíblico, transhumante primeramente, sedentario agrario después, y la preindustrialización que le tocó vivir a Don Bosco, ciertamente son situaciones muy diversas a las nuestras, caracterizadas por la globalización, tecnología industrial a gran escala y especialización profesional. No nos metemos a analizar los efectos de estos fenómenos a nivel social, pues esto nos desviaría del tema central que es objeto de estudio.
Nos proponemos, pues, seleccionar un conjunto de principios y criterios, tanto teológicopastorales, como específicos de nuestro carisma que sirvan de orientación para el camino que los salesianos coadjutores han de seguir en la elección de una profesión laical. Desde el conjunto de la fe y del carisma salesiano tratamos de extraer dichos criterios.
Por último, cuando hablamos de “profesión” nos estamos refiriendo a aquellas actividades que suponen una dedicación asidua, constante a ellas; perciben una retribución por su desempeño y por ello constituyen su medio de vida; requieren una preparación específica sea mediante el aprendizaje del oficio sea mediante una preparación y acreditación académica universitaria; llegan a constituir un cuerpo de personas con identidad corporativa”. Es en este sentido que hablamos de profesión en nuestra exposición(1).
PRINCIPIOS TEOLOGICO-PASTORALES
La persona, desde la creación, está llamada a ser partícipe de la obra de transformación del mundo (Gn 1, 28-30). La persona humana, hombre y mujer, es centro de la creación, del cosmos, del mar y de todos sus productos. En cierta manera podemos afirmar que Dios inició la creación y las personas están llamadas a continuarla, son con-creadores con Dios.
1 Cf. HORTA A., Ética general de las profesiones, Desclée De Brouwer, Bilbao 2001,36.
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Dios quiere la realización plena, completa, integral de cada persona. La salvación, la alianza, la participación que nos da en un pueblo, su pueblo, es para poder participar de su vida que es plenitud, felicidad y salvación en todas sus dimensiones. La felicidad humana está íntimamente vinculada a la autenticidad de la persona en su naturaleza, en el en sí que es su origen, consistencia, que tiene su fuente y destino en Dios mismo.
Dios nos llama a ser parte de su pueblo, de la comunidad de Jesucristo, y éste nos invita a ser “sal”, “luz” del mundo. “Brille así su luz para que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en los cielos” Mt 5, 13-16). Más todavía, Jesús no quiere mediocridades e invita a la perfección “Sed perfectos como mi Padre celestial es perfecto” (Mt 5, 48).
La vida cristiana no es una existencia comodona, acomodaticia, de únicamente dejar pasar el tiempo. Es una vida a la que hay que sacarle el mayor rendimiento posible, ha de fructificar al máximo. Recordemos las parábolas del sembrador (Mt 13, 18-23), de los talentos (Mt, 25-14-30) y de la higuera estéril (Lc 13, 6-9). El Señor es exigente, desea que se responda al don de la vida, a los talentos recibidos, a la vocación al amor a la que estamos llamados. Esta parábola no sólo reprocha la no producción con los dones otorgados por el Señor, sino que incluso se castiga arrancando el talento que se dio y que no se hizo fructificar (Mt 25, 24-30)
La realidad social, económica, política, cultural y religiosa, en la que nos toca desarrollar nuestra vocación-misión de consagrados, es sumamente compleja y cada vez más, en los ambientes desarrollados urbanos se requiere mayor especialización. Por ende, la preparación y formación de los consagrados en general debe estar en sintonía con dichos procesos sociales y debe ser cada vez de mayor nivel, calidad y competitividad en los mercados laborales. 6
La sociedad, la educación y los estados están requiriendo y se vuelven cada día más exigentes en la selección de personal especializado para el desarrollo de las actividades tanto académicas como de tiempo libre. La ausencia de ese personal profesional va en detrimento del desempeño de tales funciones e incluso el quedar marginados de determinados puestos laborales.
Las instituciones académicas están actualmente siendo sometidas a procesos de acreditación, lo cual conlleva, como una de las exigencias, el contar con personal profesionalmente competente con las correspondientes titulaciones.
DESDE LA PERSPECTIVA DE LA CONGREGACION SALESIANA
El salesiano coadjutor surgió en la experiencia de Don Bosco por varias circunstancias, unas naturales y otras sobrenaturales: la necesidad de más obreros en la viña del Señor, la escasez de sacerdotes, la complementariedad de funciones entre presbíteros y laicos(2). El coadjutor, en la mentalidad de Don Bosco, es un colaborador evangélico en la salvación de los jóvenes, es un consagrado, sin ninguna distinción entre los socios de la Consagración(3). Ciertamente Don Bosco trata de distanciarse de la idea del lego de las Ordenes antiguas, aunque queda anclado necesariamente en la mentalidad eclesiológica de la época, con singular originalidad al plantear la igualdad de los socios de la Congregación.
La identidad de la vocación del salesiano coadjutor viene a ser definida por las siguientes características(4):
Vocación que se inserta en la vocación cristiana;
2. Cf. El salesiano coadjutor. Historia, identidad, pastoral vocacional y formación, Roma 1989, 44-59. 3. Cf. Ibid. 47. 4. Cf. Ibid. 131-141.
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Vocación que sigue, por su especial llamamiento, un estilo evangélico de vida y de acción;
Vocación religiosa laical;
Vocación al servicio de la misión salesiana;
Vocación salesiana concreta y completa;
Vocación original.
La Congregación salesiana tiene una larga historia en el ejercicio de artes y oficios de parte de los coadjutores. Muchos salesianos han sido verdaderos maestros en sus respectivos campos de actividad: en la casa, en las escuelas, en el tiempo libre, con los antiguos alumnos, como misioneros y en actividades especiales (fundador de sindicato, alcalde, comisario, etc.) (5). La obra de Bianco- Rico sobre el salesiano coadjutor menciona algunas de las actividades de los coadjutores en su desarrollo histórico: “Administradores, arquitectos, contratistas, compositores musicales, editores, periodistas, escultores, pintores… En el pensamiento de Don Bosco, el Salesiano Coadjutor podía ser todo esto y mucho más. Era el hombre para todas las profesiones, porque a través de las más variadas actividades podía directa o indirectamente trabajar – junto con el sacerdote salesiano – por el crecimiento humano y cristiano de la juventud. En realidad, el Salesiano Coadjutor está abierto a todas las profesiones porque es una sola la que cuenta para él <la profesión religiosa>, el esfuerzo por la santidad”(6).
Desde mediados del siglo XX e inicios del siglo XXI asistimos a un proceso de mayores exigencias formativas y cualificaciones, de las que los hermanos coadjutores no han estado ausentes. Hemos conocido a coadjutores verdaderamente competentes y profesionalmente cualificados en el campo de las Ingenierías (mecánica, eléctrica, electrónica, informática), de la educación (profesores universitarios), de la administración (especializados en economía, administración de empresas), de agronomía, del mundo editorial, etc.
5. Cf. BIANCO – E RICO J. A., Salesiano Coadjutor, CCS, Madrid 1984, 65-67
6. Ibid. 80.
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La formación de los salesianos coadjutores ha de tomar en cuenta su propia identidad dentro de la Congregación Salesiana. Hoy distinguimos entre formación inicial, formación específica, formación profesional y formación permanente. Hemos de tener en cuenta, por consiguiente, al hablar de la formación profesional del salesiano coadjutor la interrelación, complementariedad e integralidad que tiene con la formación inicial y específica, además de la necesidad de la continua formación, para que la adquirida no resulte obsoleta.
La reflexión y caminos emprendidos por la Congregación en estos últimos años ha estado más centrada en la formación específica, que trata de cualificar al coadjutor como salesiano misionero de los jóvenes con su especificidad religioso-salesiana-laical. La Congregación Salesiana estableció en las Constituciones (116) y en los Reglamentos (98) algunos criterios que deben seguirse:
Constituciones 116: El artículo constitucional menciona tres ejes o núcleos, tres dimensiones que se han de cuidar en la formación específica del salesiano coadjutor: “conocimiento más profundo del patrimonio espiritual de la Congregación, una adecuada preparación teológica en la línea de la laicidad consagrada, y completa su formación con miras al trabajo educativo-apostólico”. Reglamentos 98 “Los salesianos laicos, en la etapa que completa su formación inicial después del tirocinio, tengan la posibilidad de adquirir una seria formación teológica, pedagógica y salesiana, proporcionada al nivel cultural conseguido. Dedíquense también, según sus aptitudes, a estudios que los preparen profesionalmente con miras a su labor específica”. 9
El artículo distingue entre período complementario de la formación inicial y la formación profesional. La primera debe contener unos contenidos teológicos, pedagógicos y salesianos. La segunda, la profesional, los prepara para el desempeño de su función específica.
En el texto se señala que un criterio que ha de guiar la preparación profesional ha de ser las aptitudes del candidato.
Los documentos posteriores a las Constituciones renovadas de 1984, vienen a repetir sustancialmente los textos de las Constituciones y de los Reglamentos con algunas puntualizaciones, que puede ser útil advertir:
En 1989, Don Egidio Viganó publicó el estudio de profundización sobre el Salesiano Coadjutor, que había sido solicitado por el Capítulo General XXII, y cuya elaboración estuvo a cargo del Dicasterio de Formación(7). En este documento se especifican los contenidos de la formación del hermano coadjutor:
“formación religioso-salesiana que ayude al coadjutor a comprender su originalidad en nuestra Sociedad;
oportuna preparación pedagógica, humanística y salesiana;
suficiente competencia apostólica, mediante una formación teológica y catequística;
educación sociopolítica que disponga a una labor educativa específica, particularmente de cara al mundo del trabajo”(8).
Añadía el mismo documento que en todo esto hay que tomar en cuenta la dimensión laical de la vocación del salesiano coadjutor y las posibilidades concretas de cada uno(9). 7. Cfr. El salesiano coadjutor. Historia, identidad, pastoral vocacional y formación, Roma 1989. 8. Ibid. 206-209. 9. Cf. ibid. 206.
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La Ratio Fundamentalis Institutionis et Studiorum(10), publicada en el año 2000, señala los principios que han de orientar el curriculum formativo de los salesianos coadjutores, que ha de ser serio, flexible y adaptable a las posibilidades concretas del candidato(11): formación filosófica en forma medida y adecuada a su vocación específica;
preparación pedagógica;
elementos pastorales y catequísticos;
educación socio-política, que tiene en cuenta la enseñanza social de la Iglesia y prepara para una acción educativa específica en el mundo;
durante el postnoviciado el salesiano coadjutor puede iniciar o continuar otros estudios técnico-científico o profesionales, sin comprometer la formación anteriormente indicada.
“Hay que hacer lo posible para que los estudios aseguren una competencia que sea, al menos, pareja con la de un laico que ejerce en la sociedad civil la misma profesión”(12).
Otros estudios o encuentros que se han celebrado sobre el salesiano coadjutor no añaden nada a lo que hemos apuntado con anterioridad, probablemente porque son anteriores a los documentos que hemos reportado(13).
10. Cf. La Formación de los salesianos de Don Bosco. Principios y Normas. Ratio Fundamentalis Institucionis et Studiorum , 3ra. ed. Roma 2000. El Dicasterio para la formación ha emprendido un trabajo de revisión y actualización de este documento. En lo que concierne a la formación profesional se sugiere que se haga un discernimiento ya desde el noviciado. Además se pregunta si no sería conveniente iniciar una parte de la formación profesional antes de la formación específica (DIREZIONE OPERE DON BOSCO, Modificaciones en la Ratio sobre el salesiano coadjutor, Roma 15 junio 2010). 11. Cf. Ibid. 292. 12. Ibid. 13. Cf. Congreso Regional Salesianos Coadjutores. Zona Caribe-Pacífico, Bogotá 1974; Atti Convegno mondiale salesiano coadiutore, Roma 75; BOMBLED J., Uma vocacao para o mundo de hoje, Coxipó 1981.
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LA PROFESIONALIDAD DEL SALESIANO LAICO La reflexión anterior nos ayuda a clarificar la temática de la profesionalidad del salesiano coadjutor:
Es una exigencia, derivada del contexto actual y de las mayores exigencias de nuestra vocación-misión con los jóvenes.
Es una llamada cristiana-salesiana a una mayor exigencia de nuestra formación, que ha de contar con nuestros propios talentos y carismas personales.
La formación profesional, además de cualificarnos para el desempeño de tareas o funciones en la vida y misión salesiana y eclesial, es una componente importante de nuestra vida personal, en cuanto contribuye a nuestra propia auto-realización personal en la vida consagrada.
La Congregación, a través de sus documentos, ha indicado que es una componente de la formación del salesiano coadjutor, aunque distingue que no es de todos, sino de aquellos que tengan aptitudes para ella.
La profesionalidad, al mismo tiempo, no debe ser cualquiera, sino una que esté en relación con la propia misión salesiana.
Las inspectorías han de comprometerse más en este otro paso de la formación profesional de los hermanos coadjutores, acompañando a los hermanos y ofreciéndoles las facilidades de recursos y tiempo para que puedan llevarla a cabo.
Finalmente, no hemos de olvidar la necesidad de una formación permanente también en la cualificación profesional, siempre necesaria, pero en los tiempos actuales mucho más.
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REALIZACIÓN PERSONAL Y PROFESION LAICAL Lic. Fabricio Bernard
Definiciones:
Realización personal: Es el proceso mediante el cual uno consigue ser todo lo que en potencia es. La realización personal implica: a) Conocer y contactar con nuestra verdadera identidad, con lo que somos en esencia, con nuestra naturaleza original. ¿Quién soy? B) Vivirnos en plenitud, en todas nuestras facetas, de acuerdo con todo lo que somos. ¿Cuál es mi verdad? Realizarnos como personas es una necesidad vital para el bienestar profundo y crecimiento espiritual. Podemos expresarlo así: “Quiero ser quién sé que puedo ser” Voluntad de sentido:
De acuerdo con la logoterapia, la primera fuerza motivando del hombre es la lucha por encontrarle un sentido a su propia vida. Este sentido es único y específico, en cuanto es uno mismo y uno solo quien ha de encontrarlo; únicamente así el hombre alcanza un fin que satisfaga su propia voluntad de sentido. El hombre es capaz de vivir e incluso de morir por sus ideales y sus valores. Frankl señala los resultados de un estudio estadístico realizado por sociólogos sobre siete mil novecientos cuarenta y ocho estudiantes de cuarenta y ocho colegios de la Universidad John Hopkins. Preguntados sobre qué consideraban “muy importante” en ese momento para sus vidas, un dieciséis por ciento de los estudiantes respondió “ganar un montón de dinero”; un setenta y ocho por ciento dijo que su objetivo principal era “encontrar un sentido y una finalidad para sus vidas” En Francia refería Frankl también se realizó una encuesta de opinión entre miles de personas. Los resultados demostraron que el ochenta y nueve por ciento de la población reconocía que el hombre necesita “algo” por lo qué vivir”. Un sesenta y uno por ciento de los encuestados afirmaban tener algo o alguien en su vida por cuya causa estaba dispuesto incluso a morir. Frankl repitió la encuesta entre los pacientes y el personal de su departamento en el Hospital de Viena y el resultado fue muy parecido. O sea que, la voluntad de sentido, concluye Frankl, para muchas personas es cuestión de hecho, no de fe.
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Sin embargo, Frankl afirma que nosotros no inventamos el sentido de nuestra vida, nosotros lo descubrimos. El hombre está en la libertad para elegir entre aceptar o rechazar una oportunidad que la vida le plantea; o dicho de otra manera, la libertad para completar un determinado sentido o para rechazar ese mismo sentido. En última instancia: “vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a las cuestiones que la existencia nos plantea, cumplir con las obligaciones que la vida nos asigna a cada uno en cada instante particular” El hombre es capaz de malograr su voluntad de sentido, en cuyo caso la logoterapia habla de “Frustración Existencial”. Esta frustración existencial también puede cursar como neurosis y, para este tipo de neurosis la logoterapia a acuñado el término “neurosis noogena” por oposición a la neurosis en el sentido estricto de la palabra; la neurosis psicógena. Este término logoterapéutico denota elementos que anidan el en núcleo “espiritual” de la personalidad humana. Conviene aclara que en el léxico logoterapéutico el término espiritual se encuentra ajeno a cualquier connotación religiosa: describe y define (antropológicamente) la dimensión específicamente humana. Las neurosis noogenas no surgen por conflictos entre impulsos e instintos, sino más bien de problemas existenciales, que podríamos calificar como problemas espirituales. Entre ellos la frustración de la voluntad de sentido, es decir, la frustración del hombre al no encontrar un sentido concreto a su existencia. Frankl señala el siguiente caso: Un diplomático norteamericano de alta graduación acudió a mi consulta en Viena para continuar el tratamiento psicoanalítico comenzado cinco años atrás con un analista de Nueva Cork. En la primera sesión le pregunté qué le indujo a pensar en la necesidad de ser analizado; o de otra forma, cuál fue la causa para iniciar el tratamiento psicoanalítico. El paciente me contesto sentirse insatisfecho con su profesión y, además, tenía serias dificultades para aceptar la política exterior de Norteamérica. El psicoanalista le repetía con insistencia que debía reconciliarse con su padre, pues el gobierno estadounidense, al igual que sus superiores, “no eran otra cosa” que imágenes del padre y, consecuentemente, la insatisfacción que sentía por su trabajo era consecuencia del aborrecimiento que, inconscientemente, albergaba hacia su padre. A lo largo de un tratamiento psicoanalítico de cinco años, el paciente se sentía con mayor predisposición para aceptar esas interpretaciones, aunque al final ya le costaba diferenciar el bosque de la realidad entre la maraña de símbolos e imágenes presentados por el analista. Tras unas pocas entrevistas conmigo, 14
se hizo patente la frustración de su voluntad de sentido en lo referente a su vocación profesional y su añoranza por realizar otro tipo de trabajo. Como no encontró ninguna razón para no abandonar su empleo y dedicarse a otra cosa, así lo hizo, con resultados muy gratificantes. Según la última información, lleva cinco años en su nueva ocupación y está contento. Dudo mucho de que en este caso se tratase de una neurosis y, por lo tanto. Sobraba cualquier psicoterapia o logoterapia, pues aquel hombre no era un paciente en el sentido clínico. De la historia anterior se deduce que no todos los conflictos son necesariamente neuróticos; es más, a veces, es normal y saludable cierta dosis de conflictividad. De la misma forma, el sufrimiento no es siempre un fenómeno patológico; más que interpretarlo en términos de síntoma neurótico, el sufrimiento puede muy bien constituir un logro humano, especialmente cuando nace de la frustración existencial. Niego (refiere Frankl) tajantemente que la búsqueda de un sentido para la propia existencia, o la duda de si realmente existe un sentido, proceda siempre de una enfermedad o sea el resultado de una enfermedad. La frustración existencial no es en sí misma ni patológica ni patogénica. La preocupación, o la desesperación, por encontrarle a la vida un sentido valioso es una angustia espiritual, pero en modo alguno representa una enfermedad. Bien pudiera suceder que si se interpreta la angustia en términos de enfermedad, el psiquiatra se sienta inclinado a enterrar la frustración existencial de su paciente bajo un tratamiento de drogas tranquilizantes. Pero esa no será su misión, todo lo contrario: deberá guiar a ese paciente a través de su crisis existencial, una crisis que seguramente generará ocasiones de desarrollo y crecimiento interior. A Rolf Von Eckartsberg, del Departamento de Relaciones Sociales de la Universidad de Harvard, le debemos una prolongada investigación en corte longitudinal, que se extendió a lo largo de 20 años. Se trata de 100 ex alumnos de Harvard de los cuales, según una comunicación personal de Von Eckarstberg, “25”% informaron con plena espontaneidad haber sufrido una “crisis” en sus vidas relacionada con la pregunta por el sentido de sus vidas. Aunque muchos han tenido éxito en su profesión (la mitad de ellos son activos hombres de negocios) y tienen buenos ingresos, se quejan de que les falta una tarea especian en la vida, una actividad en la que pudieran hacer una contribución única e insustituible. Están buscando una “vocación” y valores personales que los sostengan. Sin embargo, no es la profesión lo que da sentido a nuestra vida sino la forma en que desarrollamos esa profesión. Ahora lo explicamos.
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El sentido del trabajo. Mientras los valores creadores o su realización ocupan el primer plano en la misión de vida del hombre, el campo de su realización concreta coincide, en general, con el del trabajo profesional. El trabajo puede representar, en particular, el espacio en el que la peculiaridad del individuo se enlaza con la comunidad, cobrando con ello su sentido y su valor. Sin embargo, este sentido y este valor corresponden en cada caso, a la obra (como una obra en función de la comunidad), y no a la profesión concreta en cuanto tal. No es, por tanto, una profesión determinada la que da al hombre la posibilidad de realizarse. En ese sentido, podemos decir que ninguna profesión hace al hombre feliz. Es cierto que muchas gentes, sobre todo las gentes neuróticas, afirman que habrían podido cumplir su misión en la vida si hubiesen tenido la suerte de abrazar otra profesión; pero, al expresarse así, tergiversan en realidad el verdadero sentido del trabajo profesional o se engañan a sí mismas. Cuando la profesión que se ejerce no produce en el hombre un sentimiento de satisfacción, no debe culparse de ello a la profesión, sino al hombre mismo. No es la profesión de por sí la que hace a quien la ejerce irremplazable e insustituible; le da, simplemente, la posibilidad de ello. Una paciente nos dijo una vez que la vida carecía de sentido para ella y que no tenía, por tanto, el menor interés en recobrar la salud; la cosa sería muy distinta, añadió, todo me resultaría bello y agradable, si hubiese sabido abrazar una profesión que pudiese realizar la misión de mi vida, por ejemplo, la profesión de médico, de enfermera o de química, para poder ser útil a la humanidad o realizar descubrimientos científicos. Había que hacer comprender a esta enferma que lo importante no es, en modo alguno, la profesión que se ejerce, sino el modo como se la ejerce; que es de nosotros mismos, y no de la profesión concreta en cuanto tal, de quienes depende el que se haga valer en nuestro trabajo ese algo personal y específico que da un carácter único e insustituible a nuestra existencia, y con ello un sentido a la vida. En efecto, ¿qué ocurre realmente con el médico? ¿Qué es lo que presta sentido a sus actos? ¿Es el hecho de obrar conforme a las reglas del arte, el hecho de poner al enfermo, en un caso dado, esta o aquella inyección, de recetarle este o aquel medicamento? No, el arte médico no consiste, ni mucho menos, en proceder ajustándose a las reglas del arte. La profesión médica suministra a la personalidad médica simplemente un marco de posibilidades, de ocasiones para realizar una obra personal por medio de sus actos profesionales. Lo que da un sentido a su trabajo y hace insustituible, en el médico, al hombre, es 16
lo que el médico hace en el ejercicio de su profesión y que trasciende de lo puramente profesional, es lo que en él hay de personal, de humano. En efecto, tanto da que sea él u otro cualquiera de sus colegas quien ponga inyecciones, recete, etc., mientras se limite a proceder “conforme a las reglas del arte” pura y simplemente. Donde comienza de verdad a hacer algo personal, algo en que s insustituible, es allí donde trasciende de los límites de los simples preceptos profesionales. ¿Y
qué es lo que ocurre con el trabajo de la enfermera, tan envidiado por la paciente a que nos referimos? Su trabajo profesional consiste, simplemente, en hervir las jeringas de las inyecciones, en sacar del cuarto de los enfermos sus excrementos, en hacerles la cama y acostarlos, faenas todas ellas útiles, sin duda alguna, pero que, de por sí, difícilmente podrían satisfacer en lo humano a quien las realiza; sin embargo, allí donde una enfermera, más allá de sus deberes más o menos reglamentarios, hace algo verdaderamente personal, encuentra, por ejemplo, palabras de su propia cosecha para consolar al enfermo grave a quien cuida, allí es donde se le abren las posibilidades de dar un sentido personal y propio a lo meramente profesional. Pues bien, estas posibilidades las ofrece toda profesión, siempre que el trabajo sea debidamente comprendido. Llegamos, pues, a la conclusión de que lo que hace de la vida algo insustituible e irremplazable, algo único, algo que sólo se vive una vez, depende del hombre mismo, depende de quien lo haga y de cómo lo haga, no de lo que se haga. Por otra parte, a aquella enferma que tan amargamente se lamentaba de no poder vivir su vida en la profesión que le tocó en suerte, había que hacerle comprender también que tenía además, otro camino para hacer valer, más allá de su vida profesional, el carácter único y lo irremplazable de su existencia, para dar a ésta un sentido: el camino de su vida privada, el camino del amor, como amante y como amada, como esposa y como madre, contenidos de vida en los que debía sentirse insustituible para el esposo y para el hijo. El vínculo natural que existe entre el hombre y su trabajo profesional, como el campo para una posible realización creadora de valores y para el cumplimiento único e insustituible de la propia vida, sufre no pocas veces una desviación por obra de las condiciones de trabajo imperantes. La gente se queja con frecuencia de que tenga que trabajar ocho o más horas al día para su patrono y al servicio de los intereses de éste, ejecutando el mismo movimiento junto a una cadena sin fin, moviendo siempre la misma palanca de la misma máquina, en un trabajo tanto más seguro y más apetecido cuanto más reglamentario y más impersonal. 17
Claro está que, en tales condiciones, no es posible concebir el trabajo sino como medio para un fin, como medio para ganarse el sustento indispensable para vivir. La verdadera vida del hombre, en estos casos, empieza cuando termina el trabajo profesional y comienza el tiempo libre, y el sentido de la vida del hombre obligado a desenvolverse en tales condiciones hay que buscarlo en el modo libre y personal como acierta a moldearla. Sin que debamos olvidar, naturalmente, que hay hombres cuyo trabajo profesional los agota de tal modo que vuelven a su casa, por las tardes, muertos de cansancio, sin saber ni poder hacer otra cosa que tenderse en la cama; los condenados a vivir de este modo sólo pueden modelar su tiempo libre como tiempo de descanso; no es posible hacer nada mejor, nada más racional, que dormir. El propio patrono, el propio empresario no se siente siempre, tampoco, “libre” en su tiempo libre; tampoco él se halla siempre a salvo de las tergiversaciones que el régimen de trabajo imperante introduce en las relaciones naturales entre el trabajo y el hombre. Todos conocemos bien ese tipo absorbido por el afán de acumular dinero y más dinero y a quien el lucro como medio de vida le lleva a perder de vista la vida misma como un fin en sí. Este tipo de hombre posee mucho dinero, dinero que sabe cómo y en qué invertir, pero su vida carece de sentido y finalidad. La vida lucrativa les va matando la vida verdadera; fuera del lucro no hay, para ellos, ninguna otra cosa en la vida, ni el arte, ni siquiera el deporte, y si se entregan al juego es simplemente como adiestramiento, como tensión, o incluso por la relación que esta actividad guarda también con el lucro, en los casinos, en los que la verdadera finalidad del juego es el dinero que se juega. Por otro lado, hay personas que sufren por el desempleo, que no tienen una profesión específica pero que saben encontrar el sentido a sus vidas. Estas personas saben encontrar otras ocupaciones fuera del área puramente profesional. Trabajan, por ejemplo, voluntaria y desinteresadamente en tales o cuales organizaciones, desempeñan funciones puramente honorarias en institutos de educación popular, son colaboradores sin sueldo en clubes juveniles; acuden a escuchar conferencias y conciertos, leen mucho y discuten con otros lo que han leído. Saben emplear racionalmente el tiempo excesivo de que disponen y dan, con ello, una plenitud de contenido a su conciencia, a su tiempo y a su vida. Han comprendido que el sentido de la vida del hombre no se reduce, en modo alguno, al trabajo profesional, que puede quedarse sin trabajo sin que por eso se vea obligado a reconocer que su existencia carece de todo sentido.
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Lo que, por tanto, hace apático al desempleado neurótico, lo que en última instancia provoca y determina la neurosis de la desocupación es la falsa concepción de que lo único que da sentido a la vida es el trabajo profesional. La falsa identificación de dos cosas en rigor distintas, a saber: la profesión y la misión del hombre en la vida, es lo que lleva y tiene necesariamente que llevar al desocupado al doloroso sentimiento de que es un ser inútil y superfluo en el mundo. **un religioso puede sentirse contento con su camino (el sentido de su vida, la llamada de Dios) y a la vez, realizado con su profesión laical ya que esta contribuye a su trabajo pastoral, por ejemplo. Sin embargo, por razones de la obediencia tiene que dejar su puesto (que involucra su profesión) y dedicarse a otra cosa muy diferente, que incluso no le satisfaga. Allí, en ese momento, puede decidir una actitud ante lo nuevo y quizá desagradable, que lo beneficie o una actitud que lo afecte. Comentario: “No importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere algo de nosotros” Víctor Frankl. Bibliografía: 1. El hombre en busca de sentido. Viktor Frankl. Herder, 2004 España. 2. Psicoanálisis y Existencialismo. De la psicoterapia a la logoterapia. Víktor Frankl,
Fondo de Cultura Económica, México 2001 3. La Presencia Ignorada de Dios. Viktor Frankl, Herder Ante el Vacío Existencial. Viktor Frankl. Herder
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LA PROFESIONALIDAD DEL SALESIANO COADJUTOR Y NUESTRA MISIÓN Félix Vallejos sdb La demanda o petición de renovación apostólica en el sentido de mejor preparación integral es una demanda de parte de quienes conformamos el nuevo escenario en la historia que nos toca vivir. Ahí están los jóvenes que también nos interpelan y nos solicitan su atención. También ahí está el Evangelio que nos sigue inspirando en la respuesta a su llamado, al llamado de Cristo. Para abrirnos a la cultura de cada lugar donde nos encontramos o encontraremos es necesario una seria preparación en las herramientas para vivir en el mundo salesiano del trabajo y de su carácter juvenil. Todo esto, sin esperar necesariamente que otro u otros nos lo concedan o respondan a nuestra necesidad. Al fin de cuentas quien necesita es el que pide. A estas alturas relegar la responsabilidad completa a otros no es parte de nuestra madurez vocacional, aunque sea natural que nos demos cuenta de las deficiencias en este campo. Nuestra Sociedad en el mundo contemporáneo(1) “Nuestra vocación nos pide que seamos íntimamente solidarios con el mundo y con su historia. Abiertos a las culturas de los pueblos donde trabajamos, nos esforzamos por comprenderlas y acogemos sus valores, para encarnar en ellas el mensaje evangélico. Las necesidades de los jóvenes y de los ambientes populares, y la voluntad de actuar con la Iglesia y en su nombre, mueven y orientan nuestra acción pastoral por el advenimiento de un mundo más justo y más fraterno en Cristo.” Recordemos también que la misma Ratio del 2000, está en plano de revisión y correspondiente renovación y por eso estamos invitados a entregar nuestra voz, el resultado de nuestras reflexiones y la herencia nuestra a través de una rica y extensa experiencia, pensando y viendo la riqueza valiosa de nuestros hermanos que nos preceden con signos de fe y caminan en la senda a la que han respondido o responden brindando fuerte testimonio de fidelidad y mejor aún en todo caso de felicidad. No estamos exentos también de ejemplos de desilusión y quejas sobre la ingratitud y la poca valoración de la propia persona, cualidades, tiempo, aporte sincero y sencillo. Cosas que es bueno que también las presentemos en línea de ofrecer nuevos caminos para toda la congregación, para que se renueve el elemento laical de nuestra sociedad salesiana. Lo que está en juego es de manera radical nuestra proyección apostólica como salesianos, más allá del campo específico que cada uno de nosotros tenga dentro de la comunidad salesiana. Cada cual tenemos responsabilidades comunes y complementarias y no estamos a expensas sólo de quien las aprecia o no. No es cuestión sólo vocacional en todo caso, sino también de motivo personal, de búsqueda de realización y felicidad personal que tenga en cuenta a hermanos y jóvenes, según ha sido la respuesta a un llamado personal. 1. CC 7
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Responsabilidades comunes y complementarias(2) “Cada uno de nosotros es responsable de la misión común y participa en ella con la riqueza de sus dones y de la característica laical y sacerdotal de la única vocación salesiana. El Salesiano Coadjutor lleva a todos los campos educativos y pastorales el valor propio de su laicidad que de modo específico lo hace testigo del Reino de Dios en el mundo, cercano a los jóvenes y a las realidades del trabajo. (…) La presencia significativa y complementaria de salesianos clérigos y laicos en la comunidad, constituye un elemento esencial de su fisonomía e integración apostólica.” La profesionalidad tiene diversidad de facetas que corresponden a la riqueza que tiene la respuesta específica de la misma. Profesionalidad puede referirse a la instrucción, a la educación, a la socialización, a la realización, al servicio, a la actualización. Ninguna de estas realidades desplaza a la otra sino que todas se pueden tener en cuenta porque no son cosas o elementos a conseguir uno tras otro, sino que son maneras de considerar la gravedad del tema que nos reúne hoy y nos demanda expresar nuestras demandas de renovación. Lo que asistimos ahora nos interpela para buscar caminos nuevos a partir de lo que hemos vivido, nos anima a ofrecer respuestas que tenemos a la mano y creemos que son ofertas nuevas para las nuevas generaciones. Tengamos esa generosidad y sencillez de presentarlas. La profesionalidad concuerda con las necesidades pastorales. Las nuevas “herramientas” para preparación personal, comunitaria y en la congregación responden a nuevos retos del siglo que asistimos pero que nos recuerdan el testimonio de Don Bosco que se hace todo para todos, y quiere enriquecer su persona en tantas facetas de preparación personal el vista de dar algo que sea de bien y provecho para quienes lleva en su corazón. “Don Bosco es ejemplo concreto de un puro y auténtico campesino que se forma in los más variados campos: saltimbanqui, mesero, albañil, carpintero, zapatero, herrero y llega al sacerdocio con la pasión por el trabajo. Inicia su obra entre sus trabajadores, jóvenes aprendices, muchachos de la calle, hijos de nadie. Y sin protestas y escándalos, por sí solo, con nada y pidiendo ayuda, provee lo necesario: enseña a leer y escribir, los coloca en un trabajo, estipulando contratos primitivos que sorprenden al sindicalismo moderno. 2. CC 45
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De trabajos u oficios rudimentarios, él mismo se convierte en maestro de adiestramiento y da inicio a las escuelas profesionales, a la vanguardia del progreso… y entre sus jóvenes trabajadores, suscita, plasma, perfecciona a los técnicos, jefes, maestros de artes para las escuelas del trabajo.” (3) Quizá la propuesta de formación específica se inclina hoy en una visión panorámica, variada y cargada de elementos del saber teológico y del patrimonio de la congregación queriendo preparar en diversidad de campos sin indicar una sola visión o modelo de hermano en nuestra sociedad salesiana. Por eso la sobre señalada impresión de muchas áreas del saber mezcladas en la propuesta de formación de la cual hoy asistimos al prepararnos. Puede ser el intento de incluir a todo tipo de hermano en el campo de la vida que le toca responder, en el campo, apostolado y demandas que lo impulsan a caminar. Competencia en la profesión “Es necesario incrementar en cuanto sea posible, su deber profesional. Esto nace del campo de actividad escolar y se extiende a todo su apostolado, por eso es necesario repetirlo, hoy más que nunca, para cualquier manifestación de nuestras actividades es necesario tener individuos preparados en los sectores teológico, litúrgico, filosófico, pedagógico, científico, técnico, artístico, recreativo, administrativo, etc. No hablamos de colecciones de títulos académicos o de otras especializaciones; tampoco queremos inculcar una egoísta y ambiciosa carrera intelectual que lleva a la propia satisfacción, inútil para el apostolado; no referimos a una preparación adecuada para trabajar con fruto en cualquier campo de acción al que la Providencia los llama.”(4) La realización indica el desarrollo del potencial personal y plenamente. Que tenga gusto por su propia opción, que lo inunde de satisfacción y lo llene que sea capaz de contagiar como si fuese virus, el gusto por la vida y sus opciones y por ello tenga más razones para servir, pueda renovarse porque se puede evaluar a sí mismo y puede entusiasmar en el camino de crecimiento con quienes se cuestionan sobre el futuro de su propia donación en la propia vida y en la respuesta al llamado que descubren. Es mucha insistencia la demanda de cualificación y atención especial a la misión y apostolado desde nuestra preparación personal y comunitaria.
3. Favini, Guido, Salesiani Coadiutori: caratteristiche di una grande vocazione, Torino 1963, página 74 4. Don Ricceri en ACG XIX
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“La finalidad de la formación permanente es hacer de modo que el salesiano viva la vocación con madurez y alegría, con fidelidad creativa y con capacidad de renovación, como respuesta permanente al Señor y a los desafíos de la misión. Tal actitud se expresa en la capacidad de discernimiento y de reflexión; en el compromiso con un camino espiritual constantemente cultivado; en un estilo de vida que sostenga la calidad de la experiencia; y en la búsqueda de cualificación para cumplir la misión con competencia profesional y para animar numerosas fuerzas apostólicas.”(5) El gusto por la vida y en la vida, por lo que hacemos, atraviesa nuestros propios deseos de superación natural y por ello nos descubre caminos de crecimiento en el fundamento de nuestra respuesta como consagrados, como estamos llamados a una vida cristiana y a un envío al campo de apostolado más allá de una asignación de trabajo dentro de las estructuras que hemos conseguido con el tiempo en las diversas comunidades en las que laboramos. Ahora, la valoración de las nuevas situaciones y la importancia y, al mismo tiempo, la gravedad de los cambios de contextos diversos, puede comprenderse en la misma experiencia de la vida en un lugar diverso al propio origen de cada uno. También hace referencia a valores y actitudes a asumir en el campo de nuestra formación, en la fase que nos encontremos para sacar provecho de los gozos, las esperanzas y las crisis que nos hacen atravesar campos difíciles pero que nos forjan en la novedad y dureza de lo diverso, de lo que no se parece a aquello a lo que estoy acostumbrado y que lo reclamo para sentirme mejor y para estar bien. ¿Qué puedo hacer yo mismo para que la cualificación tenga sentido? “La dimensión intelectual de la formación permanente no se limita a acumular conocimientos o a actualizar competencias, (…) ésta le ayuda, sobre todo a crecer en sabiduría para poder vivir con mayor profundidad la propia vida consagrada y para habilitarse a cumplir con la competencia requerida la misión en las diferentes circunstancias y situaciones, y en los diversos roles”.(6) El principal interés en este tema responde a la calidad de nuestra respuesta de personas, hermanos, discípulos y misioneros a los campos donde están los jóvenes que llaman a nuestras vidas con especial atención.
5. FSDB 523 6. FSDB 528
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Especialización y profesionalidad (…) el contexto y los campos en los que trabajamos y los roles que asumimos exigen, con frecuencia, cualificaciones reconocidas oficialmente. Por eso asegurada la formación de base, se hace necesaria una ulterior cualificación y especialización. (…) hoy es particularmente necesario un conocimiento adecuado y una preparación específica para dar calidad a la praxis cotidiana y evitar la improvisación y la superficialidad operativa. La especialización valoriza los dones personales con miras a la acción apostólica y tiene la finalidad de capacitar al Salesiano para un servicio caracterizado por la profesionalidad y la competencia.”(7) Es natural considerar que la congregación a través de los encargados tenga en cuenta las necesidades del crecimiento y preparación personales en vista de la misión pero es bueno saber la buena dosis de responsabilidad se encuentra en la base de nuestro camino de búsqueda de la voluntad porque no estamos eximidos de trabajar por nuestro crecimiento en medio de las oportunidades o amenazas que tenemos ante las experiencias de capacitación y educación. “En la elección de la especialización se deben considerar las aptitudes y propensiones del hermano, aunque el criterio fundamental y prioritario sigue siendo la misión concreta de la Congregación. En tal sentido, la especialización no se programa para lograr finalidades individuales, sino para responder a las exigencias de los proyectos apostólicos.” ¿Qué nos pide Dios a la altura del presente tiempo para continuar no sólo su misión a través de nuestro llamado personal y comunitario, sino también en lo que respecta a lo que quiere seguir creando o construyendo a través de nuestra vocación? “Laicidad con referencia a la creación (…) Una correcta mentalidad laica exige, pues, alto sentido de profesionalidad, nada fácil a menudo. Más en concreto, se interesa por la realidad objetiva de las cosas; se dedica con constancia a conocerlas, aun cuando sean complejas y requieran estudio riguroso, actualizados conocimientos científicos y técnicos y experimentación atenta; es lúcida al describir las situaciones, crítica al valorarlas, realista al programar su mejora, serena al verificar sus resultados –positivos o negativos- y valiente en modificarla; es generosa en la 7. FSDB 143 24
colaboración y aprecia la organización. Tales exigencias son una aportación positiva del proceso de secularización que, con intensidad distinta, ha marcado de sí la época moderna y contemporánea.”(8) Sistemas cada vez más complejos en lo que vivimos demandan más sencillez y profundidad de vida y de opciones, más claridad en nuestras decisiones y más audacia en búsqueda. Realmente nos cuestan por eso las respuestas puntuales y definitivas, nos causan extrañeza pero también nos reclaman atención debida a quienes nos dedicamos. Capacidad para la acción (…) La especialización es insustituible; no se puede evangelizar sólo con la buena voluntad. Sin embargo, sus investigaciones, llenas de atractivo deben favorecer –no hacer perder- la atención al Espíritu. Si las inspiraciones del Espíritu no se armonizan con la organización de nuestro hacer, se alejan de la perspectiva de la santidad, se pierde la sabiduría del corazón, se provocan rupturas en la unidad visible de la misión y se dan motivos serios para las crisis más variadas.”(9) Campos de acción Se trata de actividades y servicios que requieren dotes y preparaciones distintas, pero que no deben limitarse a oficios o profesiones; hay que considerarlos y vivirlos como apostolado, pues en la comunidad apostólica tienen sentido educativo y pastoral, son verdadero testimonio comunitario, están íntimamente unidos entre sí y orientados a actuar los bienes del reino de Dios.”(10) “Los tiempos actuales, y mucho más los futuros, piden un claro apostolado de testimonio. Es necesario, por tanto, redescubrir en toda su amplitud la vocación del Salesiano Coadjutor y lanzar otra vez este apostolado nuevo hacia el mundo nuevo. La creatividad apostólica del Salesiano Coadjutor abrirá ciertamente caminos nuevos a la evangelización, en la línea de la misión salesiana aún sin abandonar los tradicionales, oportunamente renovados.”(11)
8. El Salesiano Coadjutor. Historia, identidad, pastoral vocacional y formación, Roma 1989. Párrafo 88. 9. Ibidem, párrafo 183 10. Ibidem, párrafo 184 11. Congreso Regional Salesianos Coadjutores, zona Caribe Pacífico, Bogotá 1974, página 150.
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ENTREVISTA A MARIO OLMOS SDB
¿Cuál es tu profesión o cualificación personal actual? Profesionalmente me he desarrollado como educador, específicamente en el ámbito de la gestión de la educación superior. Mientras mi cualificación, además de la filosofía, ha sido en el área de sociología. ¿Tu profesión actual concuerda con las exigencias de la misión donde te toca vivir? Entendiendo por profesión, el perfil profesional que he desarrollado como resultado de la formación y de las experiencias de trabajo, está claro que éste concuerda con las exigencias de la misión que he desarrollado en los últimos años, primero como secretario general de la Universidad Don Bosco de El Salvador y ahora en la coordinación general de las IUS. ¿Qué crees que te distingue de los otros “profesionales” o “colegas” en el campo de trabajo juvenil como Salesiano Coadjutor? Obviamente que además de la formación en áreas especializadas y a las experiencias de trabajo, se agrega mi identidad como religioso salesiano, lo cual me permite integrar todas las dimensiones de mi vida personal y social en vistas al desarrollo de la misión. ¿Cómo caracterizas lo propiamente laical de tu vocación en tu actual misión? Más que la relación con un área de trabajo particular, la dimensión laical es una perspectiva, aun modo de ver las cosas que te lleva a valorar positivamente desde la fe todos los aspectos de tu vida: los hechos ordinarios, las relaciones sociales, el trabajo, etc. Esta visión positiva sobre el mundo, que no ignora el mal o el dolor, está basada en la convicción que todo es obra de Dios y que por tanto el mundo debe ser integrado a su proyecto de salvación y puesto al servicio de los demás. Es una característica particular de nuestra congregación, que toca a todos, sacerdotes y coadjutores, como ya nos lo recordara Don Egidio Viganó en su famosa carta. ¿En qué harías consistir tu realización personal con relación a tu proyección profesional? Hoy el éxito en el mundo profesional no se mide sólo por tener un trabajo en el área en la cual realizaste tus estudios. El éxito está asociado a la posibilidad de lograr integrar tu vida personal, tu vida familiar y tu vida de trabajo. Ser un profesional de éxito quiere decir tener la capacidad de desarrollar una actividad que te permita ser tu mismo, poniendo en juego todos tus conocimientos, habilidades, destrezas y todas las características personales que te distinguen. Significa ser innovador, poniendo en relación los conocimientos adquiridos con la finalidad de brindar respuestas a los nuevos problemas que se presentan. Está claro que para nosotros salesianos, la misión juvenil cumple este objetivo de integrar todo lo que somos y podemos hacer. 26
¿Cuáles son las consecuencias de tu realización personal y el encuentro con los jóvenes, especialmente, los más pobres? Mientras nuestra identidad de religiosos salesianos nos ayuda a comprender de manera integrada las distintas dimensiones de nuestra vida, la misión juvenil nos impulsa a alcanzar esta síntesis en la práctica. Por ello el servicio y la atención a las necesidades de los jóvenes, sobre todo los más pobres, no puede ser sino el elemento que nos permite verificar la plena validez de nuestro proyecto personal de vida y de nuestra participación en el proyecto comunitario. ¿Qué relación encuentras entre tu profesión o cualificación personal y las expectativas de la Misión salesiana en tu propia inspectoría? Como ya lo he dicho, debemos distinguir entre profesión y cualificación, pues la primera hace referencia a lo que la persona ha logrado construir a lo largo de su vida como resultado de todas sus experiencias de aprendizaje y de trabajo, mientras la segunda sólo hace referencia a las áreas donde ha recibido formación. En este sentido mi profesión no sólo responde a la misión salesiana de la inspectoría, o de la congregación en el actual momento, sino que se ha desarrollado como consecuencia de la interacción con las necesidades de los ambientes en los cuales me ha tocado trabajar.
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NOTICIAS Reunión del "Curatorium" del CRESCO P. Luis Timossi ARS El 1 y 2 de agosto se desarrolló en Guatemala la reunión del organismo de acompañamiento y gestión (llamado "Curatorium") de la experiencia de formación específica de los hermanos Coadjutores (CRESCO). Estuvieron presentes los dos Regionales: Esteban Ortiz y Natale Vitali, y los Inspectores y/o Delegados de las inspectorías de América que tienen hermanos recorriendo este camino de formación. Hace 4 años que se inició esta etapa formativa del Centro Regional del Salesiano Coadjutor, para todas las Inspectorías de América, poniendo su sede en Guatemala. La experiencia comprende dos años de formación específica en la identidad del salesiano hermano, con un currículo de estudios adecuados a esta finalidad. En el momento se encuentran participando 12 hermanos, de los cuales 5 son del 2º año y 7 del 1º. Hay 4 brasileños, 3 argentinos, 2 bolivianos, 1 peruano, 1 guatemalteco, 1 mexicano, Se trabajó intensamente en un clima de gran fraternidad, sinceridad y sencillez. En algunos momentos del encuentro estuvieron presentes los 12 hermanos y el equipo de formadores integrado por el P. Santiago Negrotti (Director), el P. David (Venezolano), El Hno. Luis (brasileño) y el Hno. Félix (guatemalteco). Los temas propuestos en el orden del día fueron: La evaluación realizada por los jóvenes en formación y la del equipo de formadores; El proyecto de vida comunitario; El informe económico; La revisión del proyecto Formativo; el informe sobre los estudios; El perfil del candidato y del egresado. Se concluyó con algunas orientaciones y recomendaciones para continuar creciendo y afianzando esta novedosa y rica experiencia formativa.
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NOTICIAS Fiesta de la Inspectoría de Centroamérica en CRESCO Una de las riquezas que contamos en la experiencia de CRESCO es pertenecer a distintas inspectorías de América. En el deseo de aprovecharla, a lo largo del año vamos celebrando con una fiesta la cultura y la vida de esas regiones. La manera de celebrar es a través de compartir comida típica preparada por los hermanos que a lo largo de la velada nos van presentando manifestaciones de su cultura. El pasado sábado 27 de agosto compartimos la fiesta de la Inspectoria de Centro América; nuestros hermanos René y Félix nos compartieron videos y fotos de los hermosos lugares que componen esta bella región, luego nos alegraron con sus bailes y cantos típicos, manifestación de esta cultura que al compartirla nos enriquece a todos.
"My Birthday 25..." El domingo 28 en la noche en comunidad celebramos la vida del hermano Anderson (BPA), 25 años de vida. La fiesta fue realizada en la sala de Estar del CRESCO entretenidos por una boquitas, participó toda la comunidad, alegres en torno a nuestro hermano que nos hace sentir el regalo de Dios en su vida. ¡Muchas felicidades Anderson!
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NOTICIAS XII JORNADAS DE FILOSOFIA. Dentro de las actividades de estudio del instituto teológico, lugar donde estudian filosofía los posnovicios de CAM, durante los días 24, 25 y 26 de agosto hemos estado participando de las XII Jornadas de Filosofía. En esta ocasión el tema de las jornadas fue “La ilustración: historia y actualidad”. En dichas jornadas participaron alumnos del Departamento de Filosofía, los hermanos del CRESCO y personas invitadas de diversas instituciones. El lugar donde se han llevado las ponencias ha sido en la UMES (Universidad Mesoamericana). Estas jornadas son una experiencia que ayudan a abrir campo a la reflexión y a las ideas filosóficas en los distintos medios académicos, y favorecer el intercambio entre docentes y estudiantes de filosofía de las distintas universidades del país.
RENOVACIÓN DE NUESTRO HERMANO GUSTAVO (MEG) Un hecho importante dentro de nuestras comunidades, sin duda, es la renovación de votos de nuestros hermanos. El pasado 14 de agosto en la parroquia María Auxiliadora de la Ciudad de Guatemala en la eucaristía de las 7 pm y en compañía de la feligresía, de la comunidad del Teologado y la del CRESCO, nuestro hermano Gustavo Murillo de la Inspectoria de MEG renovó sus votos. La celebración fue presidida por el P. Alejandro Hernández, inspector de CAM. Posteriormente la comunidad del CRESCO festejó con una suculenta cena y una fraternal convivencia la alegría por la renovación de nuestro hermano.
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NOTICIAS Congresso sobre o sistema preventivo e direitos humanos & Caminhada reúne mais de 2000 pessoas em Brasília Ir. Luis Amiranda sdb. De 26 a 28/08 aconteceram em Brasília o Congresso Salesiano sobre o Sistema Preventivo e Direitos Humanos e a Jornada da Juventude Salesiana, também sobre os direitos humanos. Os dois eventos antecederam a Caminhada de Dom Bosco no domingo, 28/08, em um percurso de 18 quilômetros, que contou com a participação de mais de 1200 pessoas. O Congresso, que contou com a participação de aproximadamente 300 educadores de todo o Brasil, foi aberto com uma apresentação de jovens das escolas salesianas da cidade e com a palavra dos seis inspetores salesianos do Brasil, do conselheiro geral para a Região América Cone Sul, P. Natale Vitali, e do diretor executivo da Conferência das Inspetorias do Brasil (CISBRASIL), P. Nivaldo Luiz Pessinatti. O evento contou com palestras e dinâmicas sobre temas como a sociedade civil e os Direitos Humanos, a relação entre o Sistema Preventivo e os Direitos Humanos, as novas práticas educativas no novo cenário midático, os Direitos Humanos no Brasil, a posição da Igreja, e as propostas dos salesianos e da RSE. A Jornada da Juventude Salesiana reuniu em média 350 jovens de todo o país para refletir também sobre o tema Direitos Humanos e teve grande repercussão. As reflexões aconteceram de forma descontraída, lúdica e dinâmica com música, dança e intensa participação da juventude. O encontro se encerrou com um grande musical apresentado para os jovens e educadores congressistas. Responsable de la Publicación: Comunidad CRESCO 20 Avenida 13-45 Zona 11, Col. Mirador II, Ciudad de Guatemala, Guatemala – Centro América Tel. (502) 24737295 - 24737543 Fax: (502) 24737856 e-mail: crescosdb@gmail.com 31