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PreOcUPación POr UnO MisMO
Considerarse el centro del mundo, sentirse más importante que los demás, pensar constantemente en sí mismo y creer que las opiniones o intereses propios están por encima de los pensamientos ajenos son algunos de los rasgos que caracterizan a quien practican el egocentrismo. Individuos que se autoproclaman especiales y superiores a los demás, cuya arrogancia les acarrea problemas en sus relaciones sociales. La mente es maravillosa. com mis compañeros de trabajo. Mi único propósito era que hablasen bien de mí, y en eso centré todos mis esfuerzos. No me gustaba cuando no me tomaban en cuenta, cuando alguien me rechazaba, me sustituía o prefería a otra persona. Siempre pensaba que yo era mejor que todos. Un día comencé a sentirme mal, experimentando síntomas físicos que los médicos no podían diagnosticar. De repente, mis piernas temblaban, mi corazón se aceleraba, sentía mucha inquietud y el miedo y la ansiedad me invadían constantemente. Por las noches no podía dormir y dejé de comer, entre otros síntomas. Las visitas a los médicos se hicieron cada vez más frecuentes debido a mis síntomas, pero a pesar de tomar todos los medicamentos recetados, no lograba sentirme bien. Llegué al punto de tener que dejar de trabajar. Fue por recomendación de uno de los médicos que supe del Movimiento Buena Voluntad 24 horas de Neuróticos Anónimos. Me dijeron que nabvoaxaca Movimiento-Buena-Voluntad-24-Horas-de-Neuróticos-Anónimos-Oaxaca
B. V. El Bajío
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Lázaro Cárdenas 125, Col. Centro, TEL: 951 5 13 38 03
PÁGINA WEB:www.neuroticosanonimosbv.org.mx
CORREO ELECTRÓNICO: neuroticosanonimosbvoax@hotmail.com mi problema era emocional y que los grupos de autoayuda eran una buena opción para descubrir la raíz de mi malestar.
Mi estado de salud también afectaba a mi familia, ya que se preocupaban por mí y el hecho de atenderme y llevarme a las consultas alteraba su vida cotidiana.
Ante la urgente necesidad de sentirme bien, decidí darle una oportunidad al grupo del Movimiento y fui recibido con mucha atención. Allí pude escuchar las experiencias de otras personas con las que me identifiqué y poco a poco los síntomas fueron disminuyendo hasta desaparecer. La terapia me devolvió la tranquilidad y pude regresar al trabajo. Hoy en día reconozco que el preocuparme demasiado por llamar la atención me causó mucho sufrimiento. Ahora estoy aprendiendo la importancia de poner al servicio de los demás mis capacidades y entender que vale la pena vivir una vida más plena y tranquila.