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SIN ESCALAS Adícora Un pueblo mágico

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Harrison Ford

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EL DESTINO DE MODA PARA HACER KITESURF, PERO ESTE PUEBLO COSTERO AL NORESTE DE LA PENÍNSULA DE PARAGUANÁ TIENE MUCHÍSIMO MÁS QUE OFRECER Y ES UN SITIO ESPECTACULAR PARA LAS VACACIONES DE VERANO

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Es un lugar que está dotado de grandiosas bondades… no sólo la belleza de su naturaleza sino, sobre todo, la calidez de su gente, nos dice Luis Lascuráin, quien fue nuestro guía para descubrir este maravilloso destino.

DESARROLLO Y AUGE TURÍSTICO

Luis conoció Adícora en el año 2017 por invitación de un amigo y, aunque en un primer momento dudó, porque en el mapa se veía como una gran tierra marrón, igual decidió ir. Su primera travesía duró casi seis horas y media y, al llegar al pueblo mágico, como ahora lo llama, se encontró con un paraíso y se enamoró de su gente, que es cálida, amigable y empática: “Su gente lo es todo. Te atienden sin esperar nada a cambio, ni propina, ni te están pidiendo todo el día dinero o comida, lo hacen por placer, por tratarte bien”, comenta con gran emoción.

Adícora comenzó con el deporte del viento, el windsurf, en el 2007. Los vientos de la zona son ideales para hacer todo deporte de vela. Luego vino el kitesurf y eso atrajo a más gente: “El desarrollo importante vino en el 2018, cuando se comienzan a construir las casas y los hoteles que ahora vemos. Antes era un pueblo que vivía de la gente que venía del Palito, de la refinería de Punto Fijo… era un paseo de fin de semana. Y también del comercio de Aruba y Curazao, que está en 15 minutos en avión; incluso, se puede ir en kite a Aruba”, comenta Luis.

Comodidad Y Buena Atenci N

Hay varias opciones de hospedaje en Adícora para todo tipo de gustos y planes. La mayoría de las opciones están muy nuevas y, aunque Luis ya tiene hasta su propia posada para recibirlos, también nos dio otras recomendaciones.

Esta casa llegó a la vida de Luis gracias a Puchito y Franklin, a quien llama hermanos adicorenses: “Los invité a mi casa en Caracas para hablar un poquito de todo lo que estaba pasando en Adícora y qué se podía hacer. Me dijeron que su tío estaba vendiendo una casa y les dije: ‘Vámonos de vuelta a Adícora, la voy a comprar’. En el 2019, comencé a remodelarla”.

Upata significa “mi tierra” en lengua indígena y, aunque fue duro construir en pandemia, lograron crear un nicho de amor y despeje que puede albergar a 12 personas distribuidas en cinco habitaciones (cuatro matrimoniales y una con litera). La formación del equipo está en manos de Luis: “Te atienden desde la piscina y hasta la orilla de la playa con un toldo que colocamos. Tenemos un chef, que yo diría que no le caben las estrellas en su uniforme de lo bueno que es, y su especialidad obviamente es todo el tema de mar y te lo lleva hasta la orilla de la playa si quieres. El trato hacia los huéspedes no tiene precio”, destaca Luis. Si quieres conocer más de su posada, chequea su perfil en Instagram @upata_

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