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PORTADA Shirley Varnagy

Varnagy Shirley SIN LÍMITES

POR MARY VILLAROEL SNESHKO EXCELENCIA Y PROFESIONALISMO, SON DOS DE LAS PALABRAS QUE PODRÍAN DEFINIR A ESTA PERIODISTA VENEZOLANA PARA LA QUE NO HAY LÍMITES. SHIRLEY VARNAGY CONQUISTA LO IMPOSIBLE POR UNA SOLA RAZÓN: PASIÓN DESMEDIDA POR LO QUE HACE

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FOTOGRAFÍA TONY IORIO @TONY_IORIO_ART ESTUDIO FRACTUM ART STUDIO @FRACTUM_ARTSTUDIO MAQUILLAJE: GLADYS CLAVIJO @GLADYSCLAVIJOMAKEUP ESTILISMO: CARMEN RAMÍREZ Y ELIO VÁSQUEZ @ELIOVASQUEZ1

EL VERDADERO APELLIDO DE SHIRLEY ES WEISZ. Su familia lo tuvo que cambiar para poder sobrevivir a la Segunda Guerra Mundial. “Mi abuela programa de radio matutino) y su misión es que todo salga lo mejor posible:

vivió una historia muy parecida a Ana Frank. Estuvo oculta, cambiando de un lugar a otro para poder sobrevivir. Fue una mujer muy valiente, mi familia se salvó gracias a ella”.

En su infancia, pasaba todas las tardes hablando con su abuela y escuchando sus historias. Entender todo lo que tuvo que pasar para sobrevivir formó su carácter en lo que hoy conocemos: una mujer fuerte, irreverente y sin miedo a decir lo que piensa.

“Mi abuela siempre me dijo: «El mundo cayó». Eso me acompaña cada día que me toca ir al aire, y es que uno no puede permanecer indolente a la injusticia o a la desgracia ajena, no se puede permanecer ignorante”, comenta.

Desde que descubrió su pasión por el periodismo, Shirley entendió que su misión es ser una voz: “Estudié periodismo para poder darle voz a los que no tienen voz, para ayudar a que la gente esté informada, para que tomen las decisiones correctas e, incluso, para que puedan salvarse”.

“NO ME LLEVO BIEN CON LOS LÍMITES”

Su condición innegociable es poder ser libre de decir lo que considera justo: “Soy una mujer que no se lleva bien con los límites. Siempre he sido muy irreverente y, hasta cierto punto, rebelde. Yo creo que es porque vengo de un pueblo que entendió lo que es perder la libertad y todo lo que cuesta recuperarla”, explica.

Cuando niña, no entendía por qué, si Hungría fue uno de los últimos países que invadió el nazismo, no vieron venir el desastre antes de que sucediera. Y todo tenía una clave: falta de información. “Había censura en la prensa, se tenía ble, eso no soy yo. Yo soy de las que les dice a mis hijos: «Si lo van a hacer, lo van

muy poco conocimiento. Se sabía que habían unos campos de concentración, pero no sabían que era lo que pasaba adentro, realmente eran campos de exterminio”.

Inspirándose en las historias de sus antepasados, entendió que la información tiene el poder de salvar vidas y, desde ahí, comenzó a moldear su carrera.

¿LA EXIGENCIA ES LA CLAVE DEL ÉXITO?

Todo el que la conoce, sabe que Shirley Varnagy es sinónimo de profesionalismo. Su búsqueda de la perfección está inspirada por su modelo a seguir: su padre, un reconocido cardiólogo.

“Una vez le pregunté a uno de sus alumnos cómo era mi papá. Me respondió: «Un electro puede pasar por varias manos, pero cuando llega a manos del doctor, siempre ve algo que no todos ven». Eso me ha acompañado toda la vida”.

Esa visión de buscar siempre más allá, se ha convertido en su mantra profesional: “Como periodista, tienes que tener la capacidad de ver donde todos de sus programas.

Si bien la búsqueda por la excelencia la acompaña cada día de su vida, admite que es muy dura consigo misma: “Soy exigente y también puedo ser injusta conmigo. Yo siento que doy todo mi esfuerzo, pero son pocas las veces que puedo decir que he quedado satisfecha con un programa o con una entrevista. Pasa poco, muy poco”, confiesa.

SU RELACIÓN CON D-OS

Como hebrea, nunca escribe el nombre del creador en un lugar que pueda ser borrado o desechado. Lo hace por respeto, lo escribe “D-os”.

“Mi familia fue despojada de mucho: sus propiedades, su apellido, e incluso, la vida de algunos familiares, pero pese a todo, jamás pudieron contra la fe hebrea. Eso yo lo rescato y lo mantengo siempre presente”.

Todos los días tiene una tradición: al despertarse y antes de grabar, reza el Shemá, una oración tradicional de Israel: “Esa oración todo hebreo la tiene muy presente”, explica.

También la ayuda a lidiar con las complicaciones que puede traer ser periodista: “Esta es una profesión muy compleja, en un país muy complejo. Uno cuando es una figura pública siempre está expuesto a la libre interpretación de los demás”, comenta.

Tiene bajo sus hombros la responsabilidad de despertar a un país (por su “Siempre le pido a D-os que me dé las herramientas para poder salir airosa de cualquier situación compleja y que me haga ser justa y correcta en las palabras que me toca decirle al público”.

Sin embargo, admite que ha tenido altos y bajos en su relación con D-os: “Tengo a veces distancias, a veces cercanías, por las cosas que uno ha tenido que pasar por la vida (…) Soy más liberal que conservadora, pero siempre tengo claro que soy hebrea (…) Tengo cierta forma de apreciar la religión, quizás es un poco más desprendida que otros”, comenta.

SHIRLEY MAMÁ

Noah y Naomi han conquistado el corazón de los más de 900.000 seguidores que tiene Shirley en su cuenta de Instagram. Sus ocurrencias y pasiones han ayudado a mostrar un lado más relajado de la periodista que conocemos.

“Soy una mamá exigente, pero no en donde la disciplina es un rigor infleximiran, algo que no todos ven”, y eso es justamente lo que busca con cada uno

a hacer bien. Y si no se puede, harán siempre el mejor esfuerzo»”.

Su forma de motivarlos es dándole importancia a sus pasiones. No hay límites ni restricciones cuando de sueños se trata. “Yo crecí en un hogar donde me dieron libertad, me permitieron ser. Para mí, eso fue fundamental”.

Si hablamos de lo que pensarán sus hijos en un futuro, responde: “Dirán que su mamá era exigente, pero una exigencia que buscaba encaminarlos hacia la excelencia. La gente me ve como una persona muy seria, pero a mí me encanta bailar, me encanta cantar y así soy con mis hijos, trato de combinar ambas cosas”, comenta.

VENEZUELA RESGUARDA SU HISTORIA

Amante de nuestro país hasta los huesos, se queda porque siente que desde su tribuna aporta para su bienestar: “La vida tiene sentido cuando se tiene significado y propósito. En este momento, en los espacios que tengo, me siento útil para mi país”, explica.

Shirley tiene una relación emocional muy fuerte con Venezuela, porque además de tener a toda su familia aquí, resguarda también su historia personal: “Yo voy en el carro y puedo decir aquí queda mi colegio, aquí comía helado, aquí me di mi primer beso. Hay una cronología de mi vida que está en el país y me cuesta mucho desprenderme”.

No descarta la posibilidad de buscar otras latitudes, pero admite que tendría que ser motivada por alguna propuesta laboral internacional: “No quiero huir de mi país y mucho menos que me echen”, comenta.

Cree fielmente que el estudio y la preparación son la clave para recuperar nuestra nación: “Tenemos un compromiso de reconstruir Venezuela desde todos los ámbitos, pero debemos formarnos para lograrlo. Alguna misión generacional tendremos que nos ha tocado aprender de esta manera tan dura, pero también siento que tenemos la fuerza para lograrlo”.

Comida judía favorita: Varenikes.

Canción tradicional venezolana: Concierto en la Llanura de Juan Vicente Torrealba.

Película que la hizo llorar: Mar Abierto de Pablo Almodóvar y El hijo de Saúl de László Nemes.

Tacones favoritos: Plataformas de Gucci.

Consejo que siempre recuerda: “No permanezcas indolente ante las injusticias”.

La entrevista que no logró: Nelson Mandela, porque murió el día que ella aterrizó en Sudáfrica.

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