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2.1.1. A nivel internacional

Seguimiento de puntos calientes o zonas de acumulación:

En base a los estudios de dispersión de los escapes en cada localidad, en los alrededores de cada instalación se determinarían áreas de la costa susceptibles de ser destino de peces escapados, una vez que éstos dejan de estar presentes en las inmediaciones de la instalación. Si no se conocen o la instalación es de nueva implantación, es necesario definir estos puntos, ya sea mediante entrevistas a pescadores o escapes experimentales. El seguimiento de la presencia y abundancia de peces escapados en estas áreas se activaría como medida de control del plan de vigilancia ambiental. En caso de detectarse altas abundancias de peces escapados fuera de las inmediaciones de la instalación, se consideraría redirigir las acciones de recaptura hacia estas áreas mediante pesca profesional y/o pesca deportiva.

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Seguimiento de áreas marinas protegidas y hábitats prioritarios:

Dentro de los planes de gestión y conservación se debería contemplar la realización de censos visuales o control de la pesca permitida en estas localidades para evaluar la existencia de escapes. En caso de que se constate una presencia constante de escapes, puede ser necesario incluir una serie de medidas extraordinarias para su eliminación, como permitir pesca submarina de forma puntual y siempre bajo control (acciones de erradicación).

Buceador realizando censos visuales de peces, herramienta recomendada como medida de control de cara a la detección de peces escapados en hábitats prioritarios o puntos calientes de acumulación, con el fin de adaptar la gestión de los escapes y las acciones de recaptura asociadas a cada caso en particular.

Colaboración con asociaciones de pescadores deportivos:

La recaptura de peces escapados por parte de estos colectivos no queda registrada, como ocurre en el caso de la pesca profesional, constituyendo una limitación sobre el seguimiento de los escapes en el medio natural. La información sobre la captura y observación de peces escapados por parte de pescadores deportivos puede ser muy importante, ya que arrojaría luz sobre su distribución y dispersión. Es importante fomentar la colaboración con estas asociaciones, actuando como núcleos de educación desde donde se informe a los socios de los potenciales efectos socioeconómicos, ecológicos y sanitarios de los peces escapados. Una sociedad informada es pieza clave para el avance hacia una acuicultura sostenible.

6- RECOMENDACIONES

En primer lugar, es prioritario el desarrollo de medidas reguladoras que establezcan un marco legal para gestionar los eventos de escapes de la manera más económica, rápida y efectiva posible. Dentro de estas regulaciones deberá contemplarse la definición de escape masivo en cuanto a cantidad de peces se refiere, para que se active el plan de contingencia.

Es fundamental que acuicultores, cofradías de pescadores y administración, lleguen a acuerdos sobre la conveniencia y efectividad de las acciones de recaptura a llevar a cabo dentro de un futuro plan de contingencia contra escapes, de forma que llegado el punto, no haya conflictos en su ejecución y se realice de la forma más rápida posible.

A la hora de informar a la administración sobre un escape, es imprescindible que se declare si los peces están bajo tratamiento veterinario, o lo han estado recientemente, para ser retirados de la cadena de consumo por cuestiones de salud pública.

En base a los estudios de comportamiento de los peces escapados y desde un marco de gestión adaptativa, la administración debería contemplar la posibilidad de llevar a cabo acciones de recaptura durante períodos preestablecidos en zonas vedadas, como son aguas reservadas al baño, zonas portuarias o reservas marinas. En algunos casos, como en el escape de juveniles, el arte empleado (en el caso de morunas) o la talla de los peces (inferior a la talla mínima) pueden ser ilegales, debiéndose expedir permisos específicos que autoricen estas actividades de recaptura. En cualquier caso estas acciones tendrán carácter excepcional y estarán supervisadas por la administración pública, especialmente en lo referente a captura de especies no objetivo y a evitar conflictos en la zona afectada entre diferentes colectivos implicados.

De cara a la mitigación de escapes, se recomienda el uso de la caña como arte de recaptura dentro de áreas marinas protegidas o en zonas portuarias, dada la posibilidad de devolver vivos los individuos que no sean escapados y los posibles conflictos surgidos del empleo de otros artes en estas zonas. La pesca submarina es una actividad altamente selectiva, por lo que es una opción a considerar, de cara a recapturar peces escapados dentro de áreas marinas protegidas, siempre bajo control y por personal autorizado. Hay que tener en cuenta que la identificación visual de un individuo como escapado o salvaje puede tener cierto grado de dificultad, especialmente en el caso de las lubinas. En este sentido el principio de precaución debe imperar para no capturar individuos de poblaciones salvajes.

En cuanto a la mejora de los planes de contingencia y mitigación, se deberían realizar más estudios sobre las acciones de recaptura llevadas a cabo por los pescadores locales, con el fin de determinar áreas de acumulación y artes de pesca que las optimicen. Entre los factores a tener en cuenta se encuentran: la especie escapada, tiempo transcurrido desde el escape, período del año, la magnitud del escape, la talla de los individuos escapados, captura incidental, características del medio (profundidad, distancia a costa y tipo de fondo), presencia de áreas marinas protegidas o hábitats prioritarios, entre otros.

Se debe incentivar la siembra de líneas de peces estériles que eviten su hibridación con las poblaciones salvajes o el establecimiento de poblaciones asilvestradas a largo plazo.

De cara al seguimiento y trazabilidad de los peces escapados en el medio, sería recomendable el marcaje de un porcentaje de los individuos sembrados, evaluando qué tipo de marcaje es más conveniente; bien externo o interno.

Por último, es necesaria la implementación de un sistema de sanciones en caso de que los responsables de los escapes no cumplan la normativa, además de un sistema de incentivos para su cumplimiento

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