felipe casta単o vicente bastidas
DEJEMOS DE LADO EL PROTOCOLO. HOY MUCHOS DE USTEDES ESTÁN AQUÍ PARA CONOCER LO QUE UN PAR DE DISEÑADORES GRÁFICOS ESTÁN HACIENDO EN TALLER VIII.
Vicente es mi compañero y mi nombre es Felipe, ambos decidimos trabajar juntos para desarrollar un proyecto en donde identificaríamos un problema susceptible a ser abordado por y desde el diseño en el contexto local (Popayán). Nuestro abordaje desde la idea del proyecto como producción simbólica, donde generaríamos un discurso visual a partir de la investigación. Ya hemos trabajos juntos en talleres anteriores y creo que nos entendemos. A él le gusta la diagramación, le interesa la tipografía, también la ilustración —en eso coincidimos— tiene un enfoque medio tradicional pero no se cierra a nuevas alternativas. Ha demostrado en oportunidades interés por la interactividad y le gusta cacharrear en la parte web y medios digitales. Por mi parte que les digo… Me perfilo como ilustrador, un escritor empírico que le gusta abordar temáticas de calle, jugar con la parte psicológica de quienes siguen mi trabajo; Ilustraciones y escritos “místicos” como dirían algunos compañeros, en otras palabras, escarbar en la sociedad y sacar a la luz aquello que muchos quieren ignorar. El motivo por el cual estoy hablando desde mi percepción, es porque Vicente es un poco tímido para las letras; por el contrario, yo me siento muy a gusto escribiendo, pero eso no quiere decir que el trabajo me lo haya cargado yo solo, esto fue trabajo en equipo.
PARTAMOS DESDE CERO. Era martes, a eso de las diez de la mañana en la Facultad de Artes, en el famoso, célebre y temido salón 124. Preguntas sobre temas escuetos rondaban en las cabezas presentes en el sitio, mientras se escuchaba a Javier García y Rafael Sarmiento dar a conocer el programa de la clase. Ellos son profesores; colegas, directores de clase, o como quieran llamarlos. Lo cierto es que después de ese día —y de salir con un interrogante como cara— comenzamos a trabajar en conjunto para llegar a lo que hoy lleva por nombre Náufragos de la noche. Desde el inicio existió un interés por abordar como proyecto, la percepción de un lugar en la ciudad como inseguro, encontrar desde el diseño la manera de representar como son vistos determinados espacios, teniendo en cuenta la forma en que los vivimos y como algunas personas nos los muestran con sus anécdotas haciendo alusión a la inseguridad en dichos lugares. “Chente”, como es conocido mi colega Vicente, días después me propuso ir a dar una caminata por las galerías, las plazas de mercado, luego de haber acordado y socializado ante el grupo en otra oportunidad, que nos interesaría trabajar sobre estos espacios. El motivo por el cual llegamos a ellos, es porque encontramos en las galerías una dicotomía que podría ser tomada como caso de estudio, por ser percibido como un lugar inseguro para muchos habitantes de la ciudad, pero a su vez utilizado masivamente como punto de encuentro para intercambios sociales, económicos y culturales. Con una idea en la cabeza, maleta en la espalda y temas de conversación en torno al miedo y la inseguridad en la ciudad, fuimos en busca de argumentos para materializar nuestro trabajo. Al llegar a la galería de la trece, empecé a encontrar cosas interesantes. Los objetos, la disposición de las cosas, los olores, las calles y los intercambios que se daban en el sitio, quedaban plasmados en mis retinas, hacían aparecer en mí, y entre nosotros, cosas que producían sensaciones de incomodidad… cosas extrañas que también se reflejaban en los rostros de algunas personas.
No solo era cosa mía, Chente también estaba un poco inquieto, hablamos sobre dichas percepciones repetidamente, luego de un silencio. Vicente, continuaba diciendo: — Quizá es la hora marica, o la galería, yo casi no vengo por acá, mi mamá si suele hacerlo, pero a mí, esta puta calle me da miedo. Sonreíamos y avanzábamos mientras las miradas se perdían entre tanta cosa. — Es que esta como tardecito y esto por aquí es medio caliente según lo que me han dicho. ¿aquí abajo no es que queda el Alfonso López? Me pregunto Vicente… Sí claro, aquí enfrente; le señalé con la cabeza. — mmmmmmm……ponele. Pero ¿sabes qué se me ocurre? Podemos hablar con personas de la galería, saber qué les genera miedo. También podemos hablar con la policía a ver si hay algún registro… no sé; pilla, ahí hay una cámara, eso puede servir… igual vamos y miramos qué podemos ir haciendo. Decidimos hacer algo de fotografía, una que otra pregunta a los vendedores y comprar algunos mamoncillos para caminar hacia la facu. Así concluimos ese día.
NECESITÁBAMOS UN PLAN DE TRABAJO ALGO MEJOR ESTRUCTURADO, UN QUÉ, UN POR QUÉ Y PARA QUÉ, QUE EXPLICARÍA LO QUE ESTÁBAMOS HACIENDO. Sería prudente para ustedes, que deje en claro de qué les estoy hablando: Queríamos estudiar en especial las galerías, ver cómo la inseguridad y el miedo resignifican los espacios. Es decir, encontrar el por qué nos sentimos tan intranquilos y vulnerables en esos lugares, o por qué algunos objetos, elementos, o la misma hora, hacen que sintamos algún tipo de amenaza hacia nosotros al estar en ellos. Así, la idea era empezar a proponer —como diseñadores que somos— una manera de crear un discurso comunicativo visual que represente dichas sensaciones y transformaciones.
No sé si suene un poco complejo, pero les aseguro que a medida que lean estas líneas, sé que me van a ir entendiendo. Con el transcurrir del tiempo, luego de unas cuantas asesorías, largas caminatas haciendo encuestas y tomatas de polas callejeras, el panorama parecía estar mejorando. Ya teníamos fuentes determinantes de consulta: La policía, un diario amarillista, ¡bien amarillista!, comerciantes de las galerías y un gremio de taxistas; que nos podrían proporcionar información con datos significativos para profundizar y avanzar en la investigación. Mientras me ocupaba de hacer algunas averiguaciones para contactar con un viejo taxista amigo mío, Vicente en su casa, se encargaría de dar algunos pequeños ajustes a los objetivos que ya nos habíamos planteado, nada serio, trabajo de pintura que llamamos. Quedamos que a eso de las ocho de la noche, yo me conectaría a mi página de Facebook para descargar el archivo, y al mismo tiempo, seguir discutiendo temas para el próximo paso a seguir en el proyecto. Cuando lo hice, el archivo en mi pantalla contenía lo siguiente: Objetivo general: Generar material gráfico que evidencie la resignificacion de un espacio en la ciudad de Popayán, por la inseguridad que refleja y representa. Objetivos específicos: - Identificar los elementos simbólicos que generan la idea de inseguridad en un lugar, y lo resignifican. - Registrar experiencias de los taxistas en estos lugares a partir de los relatos. - Construir un concepto que logre articular y sintetizar los elementos simbólicos y los relatos recogidos durante la investigación. - Diseñar estrategias de comunicación que permitan visualizar este concepto.
Leía esto y al mismo tiempo hablaba con Chente sobre referentes, un posible estado del arte, no sé; algo que ampliara un poco nuestra mirada sobre este tema de investigación. Para fortuna nuestra, días atrás, en una de esas búsquedas medio informales que suele hacer uno en Internet, habíamos dado con un artículo que hablaba de algo parecido. Al retomarlo, empezamos a investigar sobre ello y su autora Rossana Reguillo. Una mujer mexicana, doctora en investigación y autora de varios libros sobre construcción simbólica de la ciudad, con un campo de conocimiento bastante amplio en culturas urbanas, vida cotidiana y subjetividades. Encontramos en su trabajo, un apoyo importante para dar cimientos firmes al proyecto. Especialmente en apreciaciones tales como: “El miedo es una experiencia individualmente experimentada, socialmente construida y culturalmente compartida”. (Reguillo, 2000, “Los Laberintos del Miedo. Un recorrido para fin de siglo”, p.189) “Es la sociedad la que construye las nociones de riesgo, amenaza, peligro y generan unos modos de respuesta estandarizados” (Reguillo, 2000, “Los Laberintos del Miedo. Un recorrido para fin de siglo”, p. 65) “La violencia urbana asociada a los espacios; temporalidades y horarios, donde se despliega su rostro de la muerte”. (Reguillo, La (percepción) de la inseguridad: localizaciones y criaturas) Apreciaciones que contribuyeron a ampliar nuestra mirada en relación a como se construyen los miedos en las ciudades teniendo en cuenta tres campos de sentido: como lo es el horario, el territorio y la desconfianza por el lugar ante la pérdida de un ente controlador. A esto se le sumaban factores anteriormente consultados. El diario amarillista. Fuente que reafirmaba la idea de Reguillo sobre los medios de comunicación como dispositivos amplificadores de violencia, con estrategias simplificadoras y retóricas que estigmatizaban los lugares.
En una dimensión más apresurada o intuitiva, asociábamos con Chente la ruptura del orden social en la ciudad, con agentes aceleradores como: la rumba, el alcohol, las drogas y el sexo. Temas destacados y reiterativos a lo largo de la investigación. Todo esto, al igual que una selección de libros consultados, en donde destacamos autores como: Susana Rotker y su planteamiento sobre las “Ciudadanías del miedo”. Omar Rincón con aquella invitación, “Apagá la tele, viví la ciudad”, Jesús Martin Barbero con “Los laberintos urbanos del miedo” y un artículo que leí en la revista Entreartes de la universidad del valle, donde el señor Jeremy Bentham hablaba acerca del “panóptico”, y su infl uencia en la actual sociedad de control. No sólo porque nos gustaran estos autores, y mucho menos por tener algunos un nombre reconocido; no, sino porque encontramos en ellos, una luces reveladoras para ampliar nuestra mirada y direccionar hacia donde, apuntaría todo esto. 3 No sé si estén cansados. O por el contrario les llené la cabeza de curiosidad para conocer más sobre estos autores; pero déjenme decirles que aquí comienza la parte entretenida, la que más me gusta: hablar en profundidad de una parte del proyecto,
LO QUE LLAMAMOS TRABAJO DE CAMPO. Acordamos ir a visitar nuevamente las galerías, pero no como lo habíamos hecho anteriormente, se trataba de conocerla desde sus entrañas, desde los ojos de la noche. Como ya lo he dicho, un espacio muta, se resignifica y en esto el horario jugaba un papel determinante. Queríamos vivir esa faceta, ver qué otro tipo de intercambios se llevaban a cabo en horas de la noche en estos sitios. ¿Recuerdan que estuve averiguando por mi amigo el taxista?; bueno, sería él y su vehículo quienes nos acompañarían en este viaje.
A eso de las 12:35 am, subimos al carro de mi amigo; una grabadora de voz, un celular con cámara y una agendita que siempre tiene a mano Vicente, era lo único que nos acompañaba, Y bueno: Andrés Zabala; un compañero de Universidad que quiso ir por curiosear. Mientras rodábamos rumbo a la galería del barrio Bolívar, nos sentíamos inseguros a pesar de estar en el taxi. Pero eso fue poco para lo que sentimos estando en el sitio. Había que tener nervios de acero; lo que se dibujaba ante nosotros era algo impactante, para Javier Salazar (el taxista), era algo gracioso ver nuestras caras, incluso llegó casi a medio detenerse en lo profundo de la galería, replicando que si lo hacía, seríamos abordados por el grupo, o por uno de los sujetos que estaban en medio de las sombras para ofrecer algún tipo vicio, o preguntarnos qué se requería. Para mí no fue nada gracioso, así que decidimos dejar el sitio con lo que teníamos. Fuimos en busca de otra galería, en la Esmeralda. Ya teníamos datos sobre ella pero nada sobre movimientos nocturnos. Recuerdo una frase muy célebre de Salazar en el camino: “como taxista no le temo mucho a la Esmeralda, pero como peatón déjelo quieto, toca estar con cuatro ojos y en la juega papá” Era curioso escuchar esas palabras. ¿Qué hacía pensar a Javier diferente?, ¿por qué decía que en ese espacio prevalecía el instinto de conservación? Estas preguntas quedaron en mi cabeza. Incluso en la charla se llegó a preguntar sobre los barrios que él consideraba peligrosos. Curiosamente,los que mencionaba coincidían con barrios que registraban múltiples asesinatos encontrados en el archivo del diario amarillista, y que a su vez, eran señalados con puntos rojos en los datos estadísticos brindados por la policía. Nos mirábamos y afirmábamos en silencio con Vicente mientras Zabala encendía un cigarrillo. 4 Después de hacer el recorrido en el taxi; fuimos hasta el lavadero, por “la calle del bostezo”. Esta queda sobre la calle 5A barrio Valencia, diagonal a la galería la esmeralda.
Era hora de hablar con los compañeros taxistas de mi amigo. En eso no entraré en detalle, pero luego de hacerlo, escuchamos a Javier desde el taxi llamándonos: — ¡Hey! muchachos, vamos a darnos una vuelta caminando; para que se den cuenta que a pie no es lo mismo. — Vamos dijo Chente. No sé si fue pregunta o lo estaba afirmando; pero el gesto en la cara de Zabala fue lo que me retó a ir con ellos. Risas venían desde la caseta de comidas hacia Salazar mientras sacaba un machete de la parte baja del asiento. Ahí se respondieron mis preguntas; las que me había hecho al interior del vehículo. Con ese machete —o elemento simbólico como le llamamos en el proyecto— estaríamos seguros durante el recorrido.
Noté que éramos observados detenidamente por una especie de grupos o nichos callejeros, estaban atrincherados en las esquinas y tenían como una especie de mensajeros; son una organización completa, intuía en mi cabeza. Por un momento no supe quien representaba una amenaza para el otro, ellos también estaban a la defensiva. La incertidumbre que sembramos en ellos y la preocupación por el acto ajeno se percibía en sus miradas, caminaban paralelamente y en el mismo sentido desde la otra acera. Supongo que al igual que nosotros estaban llenos de preguntas, pero no fue solo eso lo que nos evocaba desconfianza, los muros, las calles y su mal estado, los cerros de basura, la prostitución, y el comercio de sustancias alucinógenas incrementaban esa percepción de miedo que teníamos hacia esta galería, para nosotros la noche representaba el surgimiento de otras ciudades en estos espacios. ¿Se preguntarán si fue algo escalofriante? Bueno, yo se los respondo: lo fue, y mucho. Mientras llegamos a la estación de gasolina, en ese lugar bien iluminado me sentí un poco tranquilo. La experiencia, aunque peligrosa, fue enriquecedora; con eso despejamos muchas dudas para seguir avanzando en el proyecto.
¿Qué se haría con toda esa información que teníamos en el cerebro y en las manos? No era algo fácil, se requería de muchas horas de trabajo para proponer algo acorde y coherente a los requerimientos del taller, el cual tenía como objetivos: Identificar un problema susceptible a ser abordado desde el diseño, generar estrategias comunicativas que respondieran al problema de diseño, desarrollar estrategias de avaluación que permitieran hacer una reflexión del mismo y generar una memoria que dé cuenta del proceso de diseño. Así que después de haber confrontado los datos estadísticos de la policía, las formas de representación y teatralización en las noticias del diario amarillista sobre los lugares , los relatos del gremio de taxistas y los comerciantes con sus percepciones , el materia bibliográfico con sus diferentes posturas frente a la resignificacion de los lugares y nuestra experiencia etnográfica, llegamos a la conclusión de: Que toda la ciudad es insegura, que no era apropiado dar a conocer el proceso de trasformación de un solo lugar en el proyecto; que si bien los objetos o elementos simbólicos pertenecientes a un espacio generaban percepciones de vulnerabilidad ante quienes lo visitaban o habitaban, también existen aquellos que se sienten a gusto en estos lugares. Lo que menos buscaríamos entonces, sería caer en hacer algún tipo de señalamiento a un lugar determinado, nuestro proyecto se enfocaría en encontrar todas esas percepciones que generan un estado de paranoia frente a una ciudad que se trasforma con el trascurrir de las horas y en los flujos de sus habitantes.
INICIARON LAS IDEAS A partir de este momento, nos dimos a la tarea de desarrollar un discurso visual que permitiera contar lo que hasta el momento habíamos encontrado a lo largo de la investigación en relación a la inseguridad y la resignificacion de los espacios en la ciudad.
Planteamos que podríamos hacer un tipo de instalación que expusiera los elementos simbólicos, los recursos tomados del diario amarillista, los relatos, y los datos estadísticos de la policía. Todo esto teniendo en cuenta que hasta este momento nuestro público objetivo eran usuarios de la galería y comerciantes de la misma. Pero esta posibilidad fue descartada. Consideramos que de esta manera no se estaba proponiendo algo acorde a nuestros perfiles e intereses como diseñadores (ilustración y narración) y que se podía correr el riesgo de convertirse en algo descriptivo y pasajero sin causar mayor impacto en ese público hipotético. Después de un largo tiempo buscando soluciones y horas de trabajo u horas creativas como se les llama, surgió la idea de realizar un comic, porque considerábamos que mediante este tipo de narrativas podríamos crear una historia a partir de diversos relatos, implementando los elementos simbólicos como detonantes claves en una situación para un personaje en estado de paranoia que se enfrenta a un hecho sobre una ciudad que se trasforma. En estudios sobre el comic a lo largo de las clases, y de unas cuantas consultas virtuales con personajes como Julián Velásquez Osorio — ilustrador, especialista en Estudios Culturales, y conocedor de este medio—notamos que no sería apropiado irnos por el comic, por ser una publicación de “relatos cortos” y con otras perspectivas. Si no, que la investigación y todo el trabajo desarrollado durante el proyecto, podrían apostarle a algo “grande”, algo más extenso y con un carácter más fuerte, que pusiera a prueba nuestros perfiles e intereses como diseñadores, de acuerdo a nuestros gustos personales. Fue así que se condenso todo el proceso en una novela gráfica, que tendría como soporte el medio digital, ya que nos permite crear formas de narrativa diferentes, implementando planos sonoros e incluso audiovisuales que pueden darle mayor carácter a la novela. Por otro lado este medio tiene la característica de permitirnos divulgar nuestra producción con mayor facilidad y a su vez generar vínculos con otras proyectos afines a la novela, enfocándola hacia un nuevo público, que estaría dirigido a personas consumidoras de novelas gráficas y relatos visuales contemporáneos sobre medios digitales.
ASÍ QUE DECIDIMOS, A PARTIR DE ESTE PUNTO, EMPEZAR A DARLE FORMA A UN SOLO CONCEPTO. ¿Cómo lograríamos dar a conocer la incertidumbre que sentimos al encontrarnos perdidos? ¿Esa idea de sentirse atrapado y escupido en un espacio? Ese estado de paranoia que generan los objetos (elementos simbólicos) resignificando los espacios y haciendo sentirnos disipados, solos y vulnerables. Luego de una lluvia de palabras se llegó a un solo concepto. El naufragio. ¿Pero qué es un naufragio? Es irse a pique, perder el horizonte; hallarse perdido en medio de la nada. Qué mejor que esta palabra para representar de manera metafórica lo que estábamos buscando. Fue así entonces como llegamos a ese nombre. A aquel que mencioné en un principio:
naúfragos de la noche Este sería un trabajo que argumentaría cómo la memoria, incluso la de carácter individual, se construye sobre la base de las narraciones, las cuales crean imaginarios, adoptando y adaptando formas para generar posibles discursos, que se transforman experiencias de vida. Después de probar muchas formas para representar este concepto, finalmente decidimos armar las palabras Náufragos de la Noche con los diferentes caracteres que son utilizados en los titulares del diario amarillista. Titulares que visualmente tiene una carga impactante y usan expresiones fuertes remitiéndonos al leguaje utilizado comúnmente en las calles y hacen que la noticia se sienta como un hecho propio del diario vivir. Con esta composición, queríamos hacer alusión al diario. Con los retazos evocaríamos ese rompimiento mental que se genera cuando experimentamos un estado de paranoia en un espacio, y a su vez, los relatos y formas objetuales que conformaron el concepto de naufragio.
Pero no era suficiente, necesitábamos darle un mayor carácter, impregnarle esa esencia de lo que realmente implica naufragar, ese estar confundido, en constante movimiento, sumergido sin hallar tierra firme. Decidimos que la imagen no fuera algo estático, por el contrario, generara la sensación de que se está moviendo. Pueden ver el resultado en la portada de este libro.
AHORA TENÍAMOS A CARGO LA PARTE ESTRATÉGICA. El cómo articularíamos la propuesta a medios existentes que trabajan en torno a estos temas, o grupos que desearan apoyar este tipo de iniciativas. Para la promoción inicial, habíamos propuesto un cartel expectativa; este cartel contenía una imagen construida en tipografía con el nombre de la novela y una pequeña frase y dos enlaces (Facebook y blog) que engancharía al lector a buscar sobre qué se trataría. Consideramos que para su divulgación, era coherente articularlo a modo de inserto en Rizoma, una revista independiente que surge de tierras caleñas (proyectosic.com/rizoma) Por el formato y medio que maneja, pero principalmente por su concepto: narrativas contemporáneas sobre lo urbano y la esquizofrenia del autor. También teniendo en cuenta que es una revista que se distribuye gratuitamente en universidades y espacios donde se promueve y difunde la creación artística contemporánea y por lo tanto su público son universitarios y personas interesadas en nuevas narrativas y propuestas visuales alternativas. El inserto estaba pensado y diseñado para que además de cumplir su función de expectativa dentro de la revista, fuera conservado como afiche para el cuarto, la oficina, o donde se quisiera. Y no es que haya olvidado hablarles de Vicente. Para nada, es solo que estaba esperando el momento para contares sobre él y su relación con los dos enlaces de blog y Facebook presentes en el cartel de expectativa.
No sé si este siendo lo suficientemente claro hasta el momento. Igual, les seguiré contando. Otra de las apuestas que tengo, es explicarles qué función cumpliría el mencionado blog en todo esto. Es un espacio que funciona como bitácora de todo el proyecto, en donde se exponen procesos, documentos, relatos e información relacionada, dividida en tres secciones: sobre náufragos de la noche, prólogo y una bitácora del náufrago; con entradas que direccionan a los referentes y blogs relacionados sobre el tema. La intención era construir una documentación que el lector pueda y quiera disfrutar, ver, sentir, —que se acercara al proyecto—no sólo con la mirada de quien lee, sino también de quien lo escribe, encontrando un compendio de gráfica, música, relatos, noticias, blogs relacionados y una serie de cosas que aportaron a la construcción de la novela. Nos dimos a la tarea de ponernos en contacto con grupos que habíamos identificado en la red con aproximación temática a la propuesta de nuestra novela gráfica, enviándoles un correo electrónico con una descripción detallada del proyecto, preguntándoles si estarían dispuestos a participar desde sus páginas de Facebook y otras plataformas, con la publicación de la campaña expectativa que estábamos adelantando para la novela.
Sonó mi teléfono mientras escribía un fragmento para la construcción de este documento, fue una de esas llamadas que recibes a menudo, pero esta, fue bastante significativa, era un representante de la revista, la astilla en el ojo facebook.com/revistalaastillaenelojo es un proyecto investigativo de comunicación y periodismo sobre temas de ciudad, comandado por jóvenes Pereiranos en donde se busca promover talentos e incentivar el pensamiento crítico hacia la misma. Después de un corto saludo, me informó que recibieron nuestro correo, que les parecía un proyecto interesante y que el motivo de la llamada era para informarme que contábamos con un espacio en la siguiente edición de la revista para promocionar la campaña expectativa de la novela.
Sé que ustedes han notado a lo largo de este documento que no he hablado detalladamente sobre la novela, quizá se pregunten en qué estado se encuentra, cómo va su desarrollo gráfico o la parte narrativa, entre muchas otras cosas que pueden surgirle a un lector como preguntas. Así que les explicare pasó a paso las razones por las cuales no lo he hecho hasta el momento. Decidimos que a lo largo de taller, desarrollaríamos únicamente para nuestro proyecto, la creación del concepto y la estrategia de comunicación para la novela, realizando un teaser promocional como entrega para cumplir con los requerimientos del taller. El teaser es una animación de 30 segundos utilizada en nuestro proyecto como anticipo de la novela gráfica, ofrecerá sólo información fragmentaria, siendo la manera más apropiada para el lanzamiento del producto, tiene la intención de enganchar al espectador con lo que pronto publicaremos en la página de Facebook y blog del proyecto, pero esto no quiere decir que no habrá novela. NO, por el contrario, después de esto, será un proyecto a mediano plazo que contará con un equipo de trabajo ya conformado y dirigido por nosotros para continuar su desarrollo. En este equipo se encuentra un selecto grupo de ilustradores, tanto de nuestra academia como personal independiente, también la colaboración de una estudiante del departamento de literatura, quien al conocer el proyecto, aceptó hacer parte del equipo de trabajo para desarrollar Náufragos de la noche Creo que ya he hablado demasiado y no sé si se están aburriendo, pero aún me queda algo por decirles: Quizá este documento no sea el más completo, el más puntual dando detalles de todo lo que hicimos, pero es para que puedan acercarse a nuestro proyecto. No me queda más que agradecerles por venir a compartir con nosotros este espacio, por dedicar el tiempo necesario a leer este documento y por honrarnos con su presencia en nuestra entrega final de taller ocho.
policía Nos interesaba conocer reportes de inseguridad sobre las galerías desde cifras estadísticas y registros audiovisuales en estas zonas que archivaban este ente de control en la ciudad, con esto acercarnos a un diagnóstico general de seguridad en estos espacios con el fin de identificar: horarios, tipos de inseguridad y cantidad y cualidad de los delitos.
diario amarillista (extra) Podríamos tomar este tipo de publicaciones para llegar analizar cómo los medios de comunicación amarillistas son promotores de imaginarios de inseguridad en la ciudad, estigmatizando los lugares por la forma en que teatralizan los hechos, partiendo del tratamiento de la imagen y el lenguaje con que presenta la noticia.
comerciantes de las galerías Desde sus ópticas podríamos conocer la percepción de estos espacios no solo desde la mirada externa, sino también, saber cuáles son su punto de vista y experiencias en torno a la inseguridad de su habitad y la forma en que contrarrestan estos hechos.
gremio de taxistas Esta fuente nos proporcionaría los relatos, anécdotas y experiencias como observadores al moverse sobre estos lugares las 24 horas del día. Transitando en su taxi sobre las calles payanesas a altas horas de la noche. Para nosotros son conocedores de otro mundo, un mundo que deseábamos ver con nuestros propios ojos. Sus vehículos cuentan con unas licencias impresionantes y una memoria envidiable, pueden atravesar el espacio más recóndito y peligroso en el paisaje urbano incluso siendo bienvenidos, y recordar anécdotas desde las más escalofriantes, hasta las más absurdas de la vida.
3
susana rotker Permitió teorizar sobre las vivencias cotidianas, la forma en que un sujeto habita un lugar y su ciudad, el cómo asume una postura de desconfianza hacia los otros, pasando a un estado mental de victima en potencia.
omar rincón Aportó a nuestro proyecto exponiendo en sus ideas sobre las diferentes formas de contar los miedos en las ciudades y reafirmando que las fuentes consultadas hasta el momento estaban contenidas en tres categorizaciones que él hace en su ensayo Ciudad cifra (policías), ciudad medios (diario amarillista) y ciudad cotidiana (gremio de taxistas y comerciantes de las galerías ).
jesús martin barbero Justifica nuestra decisión de abordar el diario amarillista como medio que refuerza los imaginarios de miedo hacia determinados lugares, como han generado un estado de angustia e incertidumbre en las personas frente al otro.
4