OMAR ANCAN / PEDRO MORA
CONFITERÍA TORRES LA HISTORIA FRENTE A UNA TAZA DE CAFÉ
Universidad de Chile
Edición única, de referencia. Publicación hecha en el marco de “Diseño y Patrimonio”, encargo editorial de Taller de Diseño Grá�co IV de la Universidad de Chile. Diciembre de 2007
Prólogo ólogo logo -Cuando las personas mayores nos hablan de que las cosas ya no son como antes, es porque sienten que todos cambian, menos ellos, y así intentan refugiarse en las cosas que los hacen sentir con más vitalidad, para no tener la angustia de estar ahogándose en el pantano cruel del olvido.Todos sabemos que nada es para siempre, nada permanece igual, cada elemento evoluciona para poder seguir existiendo, debido a eso es que vamos buscando las formas para ir rescatando aquellos elementos que no queremos que mueran; son, sin duda, importantes para la identidad de los pueblos, le dan sentido a la vida, nos recuerdan de donde venimos, el tiempo y la historia dejan sus huellas en ellos, ¿qué es un pueblo sin sus memorias?, a estos elementos los llamamos patrimonio cultural. Un concepto importantísimo si consideramos que la cultura camina de la mano con la existencia del hombre, por que en el fondo es el hombre, es indispensable para su supervivencia, en ella nos reflejamos en los triunfos y fracasos, en lo correcto y en lo errado, y recordamos a los personajes que actuaron de esas formas, no para hacerlo igual, eso jamás podría ocurrir, sino para imitar y ojala superar esas actuaciones y obras, para evolucionar y seguir existiendo. El diseño es un vehículo para el rescate de esos elementos y por cierto para crear nuevos, y en este libro en particular intentaremos hacer eso, trayendo hasta tus sentidos lo que hemos tratado reflejar en estas líneas, siendo testigo de la manutención de las raíces del árbol, aportando con agua fresca y nutrientes necesarios para admirar su majestuosidad.
Porqué el Torres Por curiosidad, simplemente. Cuando en la clase de Taller nos conminaron a hacer el trabajo editorial con el tema de identidad patrimonial se nos abría un abanico gigante de posibilidades, y de ellas estaban las clásicas y las arriesgadas, y cuando digo arriesgadas, me refiero a esas que digieren sólo diseñadores, y no estoy negando la posibilidad de generar algo de calidad de ellas, sino que tal vez sí soy más conservador cuando de patrimonio cultural se trata. Por ello también identifico a aquellos elementos que para el común de la gente han sido un aporte benéfico real y de los cuales nos sentimos orgullosos, y no quiero entrar en juicios valóricos, sino refugiarme en lo que para el conciente colectivo se debe destacar.
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Fue así que intenté convencer a mi partner para abordar una alternativa clásica, el Mítico Torres. Por supuesto había oído hablar de él, en televisión cuando don Julio Martínez antes de comenzar su comentario deportivo en el canal del angelito, hizo un alto para referirse al cierre de un café que jactaba de tener más de un siglo de existencia, y por el cual circularon personajes de renombre de la historia nacional como presidentes de la república, políticos, escritores, periodistas, etc. Siempre ha sido importante para mí el conocer a las personas, y para poder entenderlas en su actuar es necesario verlas en todos los ámbitos, el intelectual, el emocional y lo cotidiano, principalmente éste último es donde creo que más persona humana y corriente se ve.Y qué
mejor lugar público donde el esparcimiento de las personas se hace más íntimo y corriente que un café-bar. ¿Qué es lo que hace que un café como el Torres viva más de cien años?, ¿porqué concurrían los presidentes?, ¿porqué tiene vigencia en la guía turística de Santiago?, ¿porque don Julio Martínez lo lloraba en televisión?, ¿por qué deberíamos visitarlo antes de morirnos?, ¿porqué considerarlo un patrimonio nacional?. Podría recordar todos los cuestionamientos que hice en su minuto y las razones que esbocé a mi compañero para iniciar esta aventura, siendo algunas de ellas la ignorancia de él mismo sobre este Café y lo que significa como testigo y testimonio de la historia de Chile, y llevarlos al menos al conocimiento de un universo de diseñadores cada vez más reacios a la tradición y a lo que signifique antiguo, que por cierto, por una “naturaleza” de estar constantemente “innovando y creando” se alejan de lo para ellos resulta pretérito. No parecen percatarse que el presente no existe, todo es pasado y el futuro será y se escribirá con los conocimientos y el dominio que tengamos sobre el pasado.
Omar Ancán. Estudiante de Diseño Gráfico de la Universidad de Chile
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CAPÍTULO I, 128 años...
128 a単os... deleitando la Historia 10 11
En 1879, en plena época de la Guerra del Paci�co, se inauguró la Con�tería Torres en calle Ahumada con Huérfanos, en el mismo lugar donde años más tarde existió el Café La Novia. El cocinero de este establecimiento fue don José Domingo Torres, mayordomo de una aristocrática familia de Santiago, famoso por su excelente preparación de sus alfajores, dulces, “chilenitos”, betunados, príncipes de manjar blanco y el tradicional “Huevo Moll”. Tan afamadas eran sus mistelas y con�tes que muchas familias solicitaban sus servicios para que personalmente se ocupara de los banquetes.. Inclusive el Circulo Español, que en 1880 se inauguró con gran pompa en una caso de la calle Agustinas, la encargó que le preparar una torta para la ocasión. Grande fue la sorpresa de los socios cuando vieron que la torta representaba la torre de la Giralda de Sevilla con todos sus detalles en azúcar glaseada. El cocinero se hizo rápidamente conocido al punto de que en la familia donde trabajaba, decidieron instalarlo en un lugar propio.
Ahora las piezas de dulcería se exhibían en lujosas vitrinas que rápidamente atrajeron la atención del público, por la novedad de las decoraciones y la alta calidad del servicio ofrecido por el pastelero artista. La con�tería fue un éxito. Por sus salones circulaban las elegantes con sus mejores atuendos -polisón y sombrero de plumas- a comprar pasteles para la hora del té y también los escritores que hacían vida social al amparo del mundillo re�nado que pululaba por los comedores. Entre los primeros poetas que frecuentaron los hermosos salones de la con�tería de calle Ahumada estaban Rubén Darío, recién llegado a Chile, Pedrito Balmaceda Toro, hijo del presidente Balmaceda y el grupo de artistas que los rodeaba, todos ellos de marcada preferencia por la moda y los gustos franceses. Un político y escritor asiduo del Torres fue don Ramón Su-
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bercaseux Vicuña, representante de Chile en Alemania e Italia. Hacía 1888 y teniendo 32 años, participó también con Darío en varias tertulias de Torres. Don Francisco Errazuriz, que fue presidente de Chile en 1896, fue también asiduo concurrente del Torres, frecuentando las tertulias amenísimas que se llevaban a cabo en sus salones. En el lujosos interior, los caballeros bebían café turco y licores �nos; Oporto Dorado, Jerez Old Solera, Cognac Rare Old… licor Benedictina de la Abadía de Fecamp…en tato que los Pijes que volvían con sus enamoradas de opereta Los Mosqueteros Grises, tomaban café y fumaban en boquilla. Toda la con�tería olía a perfumes �nos, a cé�ro oriental, a Ixora de África, a heliotropo blanco y a Resedá…Era una con�tería so�sticada al estilo parisino. No era de extrañar que una damisela santiaguina en una de las mesitas, leyera un libro en francés junto al café.
La Confitería Torres en
EL PALACIO IÑÍGUEZ Más tarde, la con�tería del centro se transado en 1904 a la mansión romántica de los Iñíguez, construida a petición de la familia por los arquitectos Cruz-Montt y Larraín Bravo, en la alameda, casi esquina dieciocho, donde existe hasta en la actualidad. La familia Iñíguez fue la primera en habitar el palacio, aunque anteriormente no vivían en Santiago sino en Valparaíso, ya que allí había llegado don José Domingo Iñíguez, procedente de castilla la Vieja, que fue el primero en llegar a Chile desde España.
Su trabajo en el puerto fue muy productivo, pues pronto llego a tener barcos propios que surcaban todo el Paci�co hasta Panamá. Su Hijo pedro Felipe consolidó la fortuna, creando lazos comerciales con Perú Brasil y Centro América. Compró haciendas en el Sur e integró la política con los negocios como vicepresidente de la Cámara de Diputados. Estas actividades le permitieron prosperar económica mente, de modo que fuese posible mandar a construir el palacio con todos los adelantos de la época y las modas del momento. Sus dos hijos también brillaron en la sociedad santiaguina. Antonio Iñiguez escribió Historia del Periodo Revolucionario en Chile, 1848-1851 , en tanto que Loreto Iñiguez, fue reina de Belleza en 1873. El premio del concurso ideado por Benjamín Vicuña Mackenna, era que se bautizara una calle con el nombre de la ganadora del certamen. Desde entonces, ese tramo del río Mapocho en el barrio de Bella vista, se llama calle y puente Loreto. Era una época afrancesada y el gusto de los santiaguinos se aproximaba al de los elegantes a la ciudad Luz. Por eso, los arquitectos idean el magní�co edi�cio como una copia del Hotel Rambouillet de Paris, en estilo segundo imperio barroco, con su ornamentación exagerada, llena de estatuas, medallones cornucopias, guirnaldas y balaustros. En ese local se celebró el centenario en 1910 debido a que en ese tiempo era el local público más elegante de Santiago. Para ponerlo más a tono, el gobierno sugirió separar el restauran del bar con unos hermosos biombos de madera con espejos que se conservan hasta el día de hoy.
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En esos comedores se ofreció el vermouth de Honor al cuerpo diplomático vigente en celebración del centenario d la independencia, siendo presidente de la prepublica don Emiliano Figueroa Larraín, que o�ciaba de Mandatario a la muerte de Pedro Montt mientras don Ramón Barros Luco, recibía la presidencia. Los Jóvenes iban siempre a la misa dominical de mediodía en la iglesia de San Ignacio o a la salida del Teatro Iris a tomar refrescos, en tanto que las señoras acudían a tomar el té con pasteles, principalmente empolvados y “borrachos” impregnados e Cognac que eran la especialidad del Mítico café. Frecuentada por presidentes, diplomáticos, ministros, embajadores, periodistas poetas, artistas y políticos, la Con�tería Torres vivió sus años de esplendor como punto obligado de reunión, especialmente cuando en ese barrio, circundado por las calles Vergara, Ejército, Dieciocho y Republica, vivían las familias mas enriquecidas de la capital en la industria vitivinícola, o en las minas del salitre y el carbón, mucho antes de producirse el éxodo masivo de la población al sector oriente de la capital. Entre las familias que frecuentaron el Torres podemos encontrar a los Rivas Vicuña, los Cousiño Valdés, los Cousiño Lyón, los Chaigneaux Vicuña, los Cafarrena, y los Undurraga que vivían a la vuelta de la Con�tería. Sentado en una mesa Don Pedro Undurraga hablaba de las viñas y de la calidad de sus vinos. También acudían los Perrot, y los Martínez Baeza que siempre tomaban un aperitivo aquí antes de ir a almorzar al Circulo Español, que estaba junto al negocio.
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Desde sus comienzos fue notorio el éxito de La Con�tería Torres en Santiago, siendo el primer negocio público donde se atrevían a llegar solas las damas, talvez como incipiente latido de liberación femenina del que aun no se hablaba por esos años. Siendo el Torres por esa época el local público más elegante de Santiago, le fue propuesto al presidente Emiliano Figueroa en el año 1910 como el más adecuado para ofrecer el Vermouth de Honor que se acordó darle al Cuerpo Diplomático vigente, en celebración del centenario de la independencia. Don Emiliano después de visitar el lugar para su aprobación, obpara su aprovación, objetó que se pusieran unas tarimas separando el bar del salón propiamente tal, lo cual fue aceptado por el propietario siempre y cuando la Moneda cubriera los gastos. Así fue como se instalaron los biombos con espejos que aun se pueden ver en el local, que fueron ordenados por don Emiliano Figueroa, que o�ciaba por como mandatario por el fallecimiento de don Pedro Montt, mientras don Ramón Barros Luco se recibía de la presidencia.
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HALLAZGO DEL VINO ENTERRADO Que el tiempo se detuvo en el Torres, no cabe duda alguna, fue expresado un periodista muy joven que recién hacia sus primeras armas en el talentoso arte de la crónica literaria y relatora. Torres sorprendió cuando se descubrió un entierro de vinos antiguos al quitar un muro para hacer un escenario donde aparecieron 200 botellas de vino. Avían sido ocultos por esos años por un propietario del local que falleció de un infarto sin alcanzar a exhumar el entierro. El descubrimiento de ese vino, se publico tanto en la prensa como en televisión , al día siguiente, empezó a llegar numeroso publico en demanda del vino tan antiguo, ante lo cual don Bartolomé ordeno no despachar más de una botella por mesa. Una de las mesas estaba ocupada por seis clientes, los que después de consumir la botella pedida, llamaron al patrón para decirle que habían �nado la etiqueta danto fé de la edad y procedencia del vino, ya que uno de los comensales era hijo de don José Tocornal, quien había hecho embotellar ese vino el año 1935.
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Personajes
CAPĂ?TULO II, Personajes...
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don
ARTURO ALESSANDRI PALMA
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Que don Arturo Alessandri fue uno de los personajes que mayores recuerdos dejaron en el legendario Torres no cabe duda alguna que siendo un político de ideas avanzadlas, era repudiado por el sector derechista al que pertenecían la mayoría de los habitúes del Torres. A el se debe la Ley 4054 que protege tanto a la clase trabajadora y que desde su mandato nace el seguro obrero y tantas prerrogativas de la clase trabajadora. No fue entonces raro que él cuando ingresaba al Torres de vez en cuando, algún chusco tratase de molestarlo. Así fue aquella vez en que un uno de los Undurriaga le preguntase: “Usted que emplea muy seguido eso de que “les hablo con el corazón en la mano” cuando se dirige al electorado, esa frase que ha pasado a ser su muletilla, ¿Podría decirme en que mano se pone el corazón cuando habla? A lo que don Arturo respondió dándole un bofetón con su derecha le dijo: “en ésta”.
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Después de su mandato cada tarde iba al Torres a tomar once, y siempre se hacia acompañar de su �el Perro “Ulk” de tanto renombre. “Ulk” era un hermoso Gran Danés que impresionaba solo con su presencia. Solía ocupar la misma silla junto a la mesita de las típicas Reina Ana que aun quedaban en el Torres, cuya ubicación estaba junto a la pared en el gran centro del comedor. En una ocasión unos agricultores decidieron jugarle una mala pasada al perro, para lo cual trajeron otro Gran Danés de un fundo, el que cuando ingreso don Arturo, soltaron con lo cual se armo una feroz pelea de perro que fue un in�erno, ya que tanto las sillas como las mesas volaron dejando desastres por doquier. El dueño del negocio intervino separando a los animales con la manguera del aseo, lo que agrego agua por todas partes. Los causantes de la Broma se llevaron a su perro al auto en que lo habían triado, mientras que a “Ulk” lo atendieron en la farmacia Rojas, la tan antigua vecina del Torres, donde el pobre animal fue curado solícitamente por el propio Señor Rojas, quien le puso curaciones y vendajes al pací�co “Ulk” que recibiera tan injusto castigo por el solo hecho de ser una mascota del hombre que fuera tan discutido presidente de la republica. Don Arturo Alessandri recrimino a los culpables de tan violenta broma diciéndoles: “¡Claro, como que no son capaces ustedes de enfrentar la pelea, se valen de su perro!, ¡Esa es la clase de hombres que son!”. Pero a don Arturo, a pesar de todo, le tenían un respeto �el, que nadie se atrevió nunca a agredirle de hecho. Era un hombre cuyo valor era reconocido tanto por amigos y enemigos. Desde luego el fue la inspiración para toda suerte de chistes y no pocas anécdotas tanto políticas como de Ingenio. No debe olvidarse que la revista Topaze lo tenía como gran inspirador. Siendo don Arturo tan frecuente parroquiano del Torres, sin embargo no deja de ser notorio que su hijo don Jorge, jamás frecuento el negocio, salvo una o dos ocasiones por ineludible compromiso social allá por los lejanos años de su adolescencia.
Son muchos los matrimonios que se �guraron en el Torres cuando en esos aperitivos se compartía tan exquisitamente entre tan distinguidas familias de nuestra alta sociedad chilena. Hoy el viejo torres que un día fue el lugar más elegante de Santiago, ya hacen años que sobrepasó el siglo de vida, pero al igual que esos viejos bergantines, hoy navega con su velamen henchido de viejas tradiciones, talvez con la romántica ilusión de completar el segundo siglo. Joaquín Edwards Bello dedica en algunos de sus libros sentidas referencias al añosos Torres. Un personaje que fue asiduo Habitué del negocio fue Cuevitas, el que a diario se le veía rondar por el Torres en espera del amigo que le invitase al consabido aperitivo infaltable entre los amigos concurrentes. Ese mismo Cuevitas es quien con el tiempo fuera el marques de cuevas dueño del afamado Ballet de resonancia mundial. Este personaje de esmirriada situación económica, llego a Paris solamente con lo puesto, pero a raíz de su afortunado matrimonio, se hizo una considerable fortuna, al que le permitió el ascenso a las alturas sociales de Europa, Incluso le permitió la compra del marquesado adornando el apellido tan venturoso.
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DON JOAQUÍN
“HE IDO AL TORRES ALGUNAS VECES, EL MEJOR TIEMPO ES SEPTIEMBRE CUANDO EL SOL HACE HERVIR LA TIERRA Y EL AIRE TRAE OLOR A NOVIA. A LAS DOCE EL TRAFAGO ESTUDIANTIL LLENA EL PAISAJE, Y YO ME PONGO A RECORDAR, VEO PASAR A LAS QUE HOY SON MARCHITAS, Y ESCUCHO LAS VOCES DE LOS AMIGOS QUE YA NO ESTÁN”. (J. EDWARDS BELLO)
EDWARDS BELLO
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Entre las personas aferradas a la Con�tería Torres, no
se puede olvidar a la famosa soprano Rayén Quitral, la que triunfara ritulante en Europa por los años 3º, ofreciendo recitales en todas las capitales europeas destacando el nombre de Chile en la maravillosa voz de una Mapuche. Rayén después de sus actuaciones, en las que recogió más aplausos que dinero, volvió a su querida tierra donde tuvo que postular a una plaza de profesora de canto en una escuela publica para poder subsistir. La otrora cotizada lumbrera del Belle canto, era frecuente parroquiana del Torres, donde no gastaba su escuálido dinero, ya que siempre era invitada por algunos clientes que la reconocían.
Fueron muchas la ocasiones en que se les oyó cantar alguna aíra de ópera cuando había sentido un calorcillo de más por sus libaciones, aunque jamás se excedió en sus comportamiento. El presidente Frei Montalva le otorgo una pensión de gracia que le permitió mejorar su situación de vida, pudiendo arrendar un departamento en la calle moneda frente a la numeración del Torres, lo que la convirtió en cliente diario del negocio. Incluso se había captado tanto la simpatía de los garzones, que cuando se encontraba indispuesta, pedía por teléfono algún sándwich y bebida, lo que le era llevado de inmediato.
Rayén además de la ocasional sesión de canto, atraía mucho cuando relataba sus viajes por el Viejo Mundo. Frecuentemente era invitada a palacios en los diversos países en los que actuaba.
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Así fue como conoció a Hitler cuando fue invitada por las autoridades del Tercer Reich para que interpretase canciones germanas relacionadas con los Nibelungos, especialmente la epopeya germana que relatas las hazañas de Sigfrido, Gunther y Crimilda, temas de los que Rayén no estaba muy ducha, por lo que cantó os copihues rojos, provocando la ira de Hitler ordenando terminar la velada.
PERICO VERGARA y el Príncipe de Gales Nuestra cantane fue invitada al palacio de Buckingham por el Príncipe de Gales, al que Perico Vergara, amigo del príncipe, recomendó a Rayen para que se le invitase al palacio un día por los años treinta. Fue calurosamente felicitada por la realeza inglesa consagrándose como una notable diva en Londres. Perico Vergara era uno de los virtuales herederos de la famosa Quinta Vergara de Viña del Mar, así como de un pleito que los Vergara le pusieron a la Ciudad Jardín, reclamándole la mitad de los terrenos ocupados por esa urbe, pleito de un monto reclamado tal vez el más elevado de Chile. Perico se gastó su fortuna en Europa viviendo al más alto nivel, lo que le llevó a codearse con el Príncipe heredero del trono británico, con el que compartía las expediciones de caza en que Eduardo de Windsor incursionaba en África. Era frecuente que Perico fuese invitado a tomar té al palacio de Buckingham, residencia de los reyes británicos, dado la amistad que le reunía al 36 37
que fuera Eduardo VIII de Inglaterra. En una de esas visitas, mientras tenían en sus brazos a una pequeña guagua, ésta le humedeció los brazos, por lo que su amigo el Príncipe le dijo empleando un tono entre serio y jocoso “Te nombro en este acto Caballero de los Orines Reales”. EL OCASO DEL HEREDERO DE LA QUINTA VERGARA La broma picaresca resultó profética, ya que esa guagua años después fue la actual Reina Isabel de Gran Bretaña. Estas vivencias de Vergara las relataba él mismo en las tertulias que cada día se formaban en el Torres a eso de las siete de la tarde, tertulias en las que participaba un selecto numero de amigo que Perico tuvo desde los tiempos que frecuentaba el negocio, siendo una persona adinerada. Perico se había dilapidado toda su fortuna en los años en que estuvo en Europa.
Regresó a chile por los años 70 cuando ya no le quedaban más que recuerdos. Llegado a Santiago se cobijo en una residencial de la Calle Dieciocho muy cerca del Torres, donde vivía con su �el amiga La Perica. Esa leal mujer la que habiendo perdido su Lozanía, siempre conservaba la dignidad y decencia heredada desde su cuna. La perica acompaño a su hombre hasta el ultimo día de cuando falleció en esa pieza de pensión, pobre y abandonado. Los últimos días de Perico Vergara fueron de tristeza y necesidad extrema, su �el amiga Perica nunca lo abandonó.
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JJosé osé
CAPÍTULO III, don José...
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Don José Santos Sirviendo a generaciones. Un lunes de noviembre, a media mañana, cuando el rigor del tráfico comenzaba a decaer y las mesas del Torres comenzaban a interactuar con los mozos, nos acercamos a la barra para charlar con don José, un mesero que según los propios dueños es el encargado para dar las entrevistas sobre la historia de la Confitería, pues lleva tantos años en el Torres como en el cuerpo, y en su rostro amable se refleja también el espíritu de la nostalgia y la experiencia que sólo los mayores tienen.
¿Hace cuánto tiempo llegó a trabajar acá? -Yo llegué el año ’58, a los treinta años de edad, cuando era don Bartolomé Alomar el dueño de este lugar… ¿Y cuál es el nombre del dueño actual? -Claudio Soto, actualmente, lleva cuatro años ya. ¿Entonces, hubo algún periodo de transición? ¿Estuvo cerrado el local? -Un año y medio donde estuvieron arreglando. . ¿ Y qué cambios se pueden ver en la infraestructura del lugar? -Aquí (indicando al frente de la barra) antes hubo un biombo, y había una entrada allá y otra acá, que iban hacia las mesas, lo sacaron, y la
barra que es de roble llegaba hasta allá (señalando que la barra se extendía por todo el ancho del local) hasta la puerta de allá (el local tiene dos entradas pero una permanece cerrada) ¿Entonces el local tenía habilitadas ambas puertas? -Sí. Una para la barra y otra para las mesas -Exactamente. ¿Eso explicaría la diferencia entre los pisos? (el local tiene piso de madera y baldosas, cuya separación está más cerca de la barra) -Sí, antes tenía un parqué de madera a cuadritos, el nuevo dueño lo sacó y puso tablitas de esas, pero esto ya existía. (Señalando las baldosas). Lo que es el altillo, antes era más chico y lo agrandaron, ahora caben dieciocho personas.
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¿Es ese el sector de fumadores? No, el local completo es de no fumadores, Pero en algún momento se podía fumar… -Antiguamente sí, pero ahora cuando sacaron la nueva ley, hace poquito, unos cuatro meses, lo cambiaron, por que el local es muy chico y lo dejaron para no fumadores, pero viene bastante público, cincuenta por ciento más que antes. ¿Sí? Si ¡Qué bien!, ¿y el local fue siempre así, chico, o con los cambios que hicieron lo agrandaron? -No, lo agrandaron un poco más, o se ve más amplio, por que antes con el biombo no se veían los comedores. Era como más privado, reducido a la barra y los comedores aparte.
Y cuál es la ventaja, según usted, respecto a lo que existe actualmente. -Se ve más bonito, creo que por eso viene más gente que antes, además las generaciones van cambiando. Durante esa transición usted estuvo en otro lado trabajando o estuvo esperando que el local reabriera -No, porque en ese tiempo decidí no trabajar más, me pagaron los años (de servicio) y me retiré. Pero como al año y medio de eso me llamó don Claudio preguntándome si quería seguir trabajando, y yo como no estaba haciendo nada, bueno, tengo una salud buena, mm, no lo pensé mucho y dije: voy. Así que volví, hace cuarto años que estoy trabajando con él. ¿Y eso fue en razón de conservar las tradiciones?¿O por los clientes? -Mm, yo creo que sí, por los clientes, tradición… por que
aquí yo comencé a atender a los presidentes, Alessandri… ¿Y el tenia alguna mesa o algún rincón favorito? -Eh… sí, tenía una mesa redonda en el fondo que habían traído de la reina Isabel, con unas sillas que también eran de allá… más acá tuve a Menem, cuando era presidente en ese tiempo, a Salvador Allende, a Frei padre e hijo, tuve aquí al actor Antonio Quinn… ¡¿Anthony Quinn?! - Sí, Anthony Quinn, el gran actor de Hollywood, con una señora y una niñita, era muy simpático, por que cuando se vino del hotel los seguía mucho público y cuando los vio en la barra a todos dijo, por qué no vienen para acá, déjenlos entrar, y así, muy amablemente, le dio autógrafos y se sacó fotos con todos, era muy simpático.Además venían embajadores, poetas y escritores.
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¿Y cuál es el público actual, turistas… -Turistas vienen bastante, por que aparece en la guía turística el Café Torres, con el asunto de 1879, y todo eso y sale que aquí se inventó el barros luco, y vienen por la novedad, y por que creo que debe ser el único negocio tan antiguo que va quedando, este es un monumento nacional… Han sabido de más publicaciones sobre la Confitería. -Sí, si han salido bastante. Han venido periodistas… Y gente como nosotros, -Si, bastantes estudiantes, a veces me han llevado a la universidad…siguiendo la pista a personajes que han pasado por aquí como el Padre Hurtado, el poeta Pablo Neruda,…pasaron grandes autoridades por aquí. ¿Y usted los conoció a todos ellos? -No a todos, porque estuvieron mucho antes, pero el publi-
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co se repartía entre embajadores, políticos y los presidentes que habían pasado por aquí y que alcancé a atender. Don Julio Martínez apareció en televisión y en los diarios hablando sobre el cierre del café. -Bueno sí, don Julio venía aquí, y se sentía muy apenado, pzor que el negocio se iba a rematar, a vender, se iba a disolver, por que el dueño don Bartolomé Alomar se murió, y quedó la viuda y sus hijos siendo profesionales y estando en el extranjero, se estuvo arrendando un tiempo hasta que decidieron buscarle un comprador. Entonces, como este caballero se interesó por el negocio, que finalmente es el nuevo dueño, e igualmente tuvo que invertir un gran capital para poder transformarlo. Don Julio mencionaba unas sillas muy antiguas, ¿son las mismas de ahora? No, esas también se fueron con la remodelación, eran pare-
cidas a las que están en el sector de pastelería, pero ya no queda nada. ¿Y el piano? -El piano lleva como cuarenta años aquí, primero el piano estaba en el comedor, el que sabía tocar piano lo tocaba, y después estuvo en el escenario, allí antes hubo una oficina, y cuando echaron abajo la oficina encontraron los vinos enterrados, que el dueño anterior (a don Bartolomé) había enterrado, como el año ’65 echaron abajo la muralla, y esos vinos se lo regalaron a los clientes, pero eran de recuerdos no más, por que no se podían tomar. Que increíble, fue un hallazgo arqueológico. Y cuénteme sobre los grupos musicales o el tipo de espectáculos que ofrecían. Antiguamente había grupos de mariachis, los jueves de mariachis y los viernes y sábados shows de tango y de boleros, con orquestas…
¿Pero allá arriba? (el escenario es muy pequeño para que quepa una orquesta) -Si, era más grande el proscenio. Y ahora, (sobre los espectáculos) - Ahora hay shows los viernes y sábados de tango pero con guitarra. O sea más íntimo. (Mientras don José asienta con la cabeza se percata de la llegada de un cliente y ordena atención inmediata a uno de los mozos que se encuentran cerca, un gesto que tiene un significancia mayor, donde la prestancia y la amabilidad se recompensan). - …y así es la vida del Torres, sigue adelante…
Como todos creemos,… don José, ¿y sobre los cuadros? -Esos cuadros llegaron con la remodelación, los trajo el nuevo dueño, son fotografías del año veinte. ¿Cuántas personas forman el equipo de trabajo? -Aquí garzones somos diez, un chef de cocina y cuatro ayudantes, más una pastelera y otro que trabaja en frío y una señora que hace empanadas, deben trabajar alrededor de veinte personas, ah, también está el barman que trabajó en el Carrera (ex-hotel) ¿Y cuál es la especialidad de la casa? Aquí es el pescado, arroz chilote, como son ellos de Puerto Montt trajeron la receta de allá, arroz con jugo de mariscos y tiene fibra de pescadito arriba. ¿Y en tragos? En tragos es el famoso pisco sour, El eterno pisco sour… El eterno pisco sour… Y en cuanto a pastelería Tenemos las tortas merengue-lúcuma, hojarasca.
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¿Existe alguna receta de don José Domingo Torres que se siga conservando? -No, ya no, es que las generaciones han ido cambiando. ¿Quiere decir que las cosas que antes eran sofisticadas ya no lo son? -Eso, todas las generaciones son distintas. Entonces, ¿cuál era la especialidad cuando usted llegó? -En la pastelería eran las medias lunas, los alfajores, cosas que ya no se ven. Entonces se concluye que lo único que puede conservarse son la gente y los recuerdos que llevan consigo, pues cada nueva generación va consumiendo nuevas cosas y todo nuestro entorno debe mutar con ellos. Eso si. Muchas gracias, don José, por esta entrevista. A usted, y que le vaya bien Gracias.
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Í Índice
ÍNDICE
Don José Santos, sirviendo a generaciones
CAPÍTULO III, don José Perico Vergara y el Príncipe de Gales
Prólogo
Porqué el Torres
CAPÍTULO I, 128 años...
Rayén Quitral 128 años...deleitando la historia Don Joaquín Edwards Bello Don Arturo Alessandri Palma
Presidentes de Chile en el Torres
La Con�tería Torres en el Palacio Iñíguez El Vermouth de centenario del Torres Hallazgo del vino enterrado
CAPÍTULO II, Personajes
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Impreso en Chile Este libro se terminó de imprimir el 4 de diciembre de 2007 en los talleres grá�cos de July, Sargento Aldea 2341, Santiago, sobre papel Couché opaco de 170 grs, tapa dura de 2,5 mm, con tipografías Perpetua std. y Kunstler Script.
Universidad de Chile