Familias palestinas refugiadas en
LÍBANO Promoción para la convivencia pacífica Fomento de la construcción de la paz entre población palestina y libanesa a través del acceso al empleo y a la vivienda digna, así como el apoyo a iniciativas de convivencia entre niños y jóvenes palestinos y libaneses, en los campos y asentamientos de refugiados en Líbano
Guía de Sensibilización
ONG RESCATE Internacional es una asociación española, apolítica y laica, que trabaja desde 1960 a favor de las personas refugiadas y desplazadas, con especial atención a las más vulnerables, los/as niños/as y mujeres. Desde 1996, RESCATE desarrolla Proyectos de Cooperación al Desarrollo en países que sufren o han sufrido conflictos, con el objetivo de reconstruir las vidas de las poblaciones civiles de forma sostenible.
Fotografías: ONG RESCATE Diseño: www.masgrafica.com Impresión: GRÁFICAS ZAMART Deposito Legal: M-35030-2014
ONG RESCATE Internacional Sede Central. C/ Luchana 36. 4º dcha. Madrid 28010. España Tel. 91 447 28 72 www.ongrescate.org rescate@ongrescate.org Diciembre 2014
“El contenido de esta publicación es responsabilidad exclusiva de ONG RESCATE Internacional y no refleja necesariamente la opinión de la AECID”
Índice Introducción
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Líbano
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Famillia palestinas refugiadas en Líbano
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ONG RESCATE en Líbano: convivencia pacífica
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ONG RESCATE en Líbano: LA CONVIVENCIA PACÍFICA DESDE DIFERENTES ENFOQUES
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• Conocer la realidad del otro a través de la ficción literaria: la Guerra civil libanesa y los refugiados palestinos Victoria Khraiche Ruiz-Zorrilla, investigadora de literatura palestina
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• La convivencia pacífica en Líbano: avances y retos Fernando Mazarro Ciarán, coordinador de proyectos de RESCATE en Líbano y Siria
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• Personas como nosotros Rosa Meneses, reportera del diario El Mundo, especializada en Oriente Medio y Norte de África
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• El papel de las ONG en Líbano Cristina Bermejo, coordinadora de Cooperación Internacional de ONG RESCATE.
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• Traducción: comunicación, concienciación, conciliación. La traducción literaria como puente entre culturas Ana Iriarte, traductora e intérprete de árabe
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Conclusiones
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“Es importante seguir trabajando intensamente con el fin de apoyar a las nuevas generaciones de refugiados/as para superar las dificultades del país y aunar fuerzas, porque los niños/as de hoy son los hombres y mujeres del mañana.” NIBAL KHREIWISH Graduada en el campo de refugiados de Burj Shemali
Introducción
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os 34 días que duró la Guerra de Líbano en 2006 provocaron miles de muertos, heridos y personas
desplazadas o sin hogar. Los bombardeos de las aldeas y ciudades, especialmente en el sur del país, provocaron el desplazamiento de casi un millón de libaneses y una verdadera crisis huma-
nitaria. Crisis acrecentada aún más por la destrucción masiva de las infraestructuras y la situación en la que se quedaron las personas palestinas refugiadas en los campos del país. Con el fin de la guerra, Líbano se centró en la reconstrucción del país a través de la creación de oportunidades de empleo y en ofrecer ayuda humanitaria para la población afectada en el sur del país. Gracias a la financiación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), RESCATE lleva trabajando desde 2007 en la reconstrucción de Líbano a través de la creación de oportunidades de empleo. Desde 2010, ONG RESCATE, con el apoyo de la AECID, y junto a socios locales han desarrollado en tres zonas de Líbano (Sur del país, Beirut y el Valle de la Bekaa, al este del país) un convenio (conjunto de proyectos) entre 2010 y 2014 con el objetivo de fomentar la convivencia pacífica entre la población refugiada palestina y la población libanesa. Lograr una convivencia pacífica a través de la mejora de las capacidades y acceso al empleo de la población palestina y libanesa, de la impartición de cursos de formación profesional, de la capacitación y la rehabilitación de infraestructuras, y de programas juveniles sobre resolución de conflictos, negociación y movilización comunitaria. RESCATE publica esta guía “Familias palestinas refugiadas en Líbano: promoción de la convivencia pacífica” como parte de la línea de sensibilización del convenido AECID-RESCATE para Líbano con el objetivo de incidir en la sociedad civil española sobre la importancia de visibilizar la especial situación de vulnerabilidad de la población refugiada palestina en los campos y “asentamientos” de Líbano, por su falta de recursos, y las oportunidades surgidas a través del trabajo de la cooperación española. RESCATE busca promover entre la ciudadanía el apoyo a las acciones de la cooperación española en el país, desde el enfoque de la ciudadanía global y del fortalecimiento de los Derechos Humanos para todos/as, en concreto de los DESC (Derechos económicos, sociales y culturales) como vía para evitar desigualdades y conflictos.
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FAMILIAS PALESTINAS REFUGIADAS EN LÍBANO: PROMOCIÓN DE LA CONVIVENCIA PACÍFICA
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LĂbano
LÍBANO
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íbano es un país de Oriente Próximo situado en la costa oriental del Mediterráneo, en las coordenadas 33°50’ N 35°50’ E, con una extensión de 10.453 kilómetros cuadrados. Líbano limita al sur con Israel, al norte y al este con Siria y que da en el oeste al Mar Mediterráneo.
El país es una república parlamentaria. Está dividido en ocho gobernaciones que a su vez se dividen en distritos. En total son 25 distritos. El poder ejecutivo se concentra en el presidente de la República Libanesa y el primer ministro nombrado por decreto presidencial después de varias consultas con miembros del Parlamento. El poder legislativo lo ejerce el Parlamento formado por 128 diputados elegidos cada cuatro años por sufragio universal y que representan a los distritos. El presidente de la República, el primer ministro y el presidente del Parlamento pertenecen a diferentes religiones con el fin de englobar la diversidad cultural y religiosa del país: el primero tiene que ser cristiano maronita, el segundo, suní, y el tercero, chií. La lengua oficial es el árabe aunque también se usa el francés especialmente en las esferas de la cultura y de la educación. Asimismo, entre los jóvenes la lengua más usada es el inglés. En un porcentaje muy inferior está el armenio, que lo habla el 4 por ciento de la población ya que hay una minoría de origen armenio que vive en el país, e incluso el español pero solo lo usa el 1 por ciento de la población. En lo referente a la religión, en el Líbano conviven dos: la musulmana y la cristiana. La mayoría de la población es musulmana, puesto que representan el 54 por ciento. De los que el 39 por ciento son chiitas, sunitas (15 por ciento) y un 1 por ciento representado por los alauitas. Según datos del Ministerio de Exteriores español, la población de Líbano en 2014 es de 4,2 millones de habitantes y más de 455.000 personas palestinas viven refugiadas en campos del país. Entre enero y febrero de este año se calcula que además han llegado 1.300.000 refugiados sirios y 500.000 palestinos provenientes de Siria. La densidad poblacional media es de 358 habitantes por kilómetro cuadrado. Con respeto al Índice de Desarrollo Humano (IDH), este indicador se sitúa en 0,745 y la posición 72 de 186 países, según el Informe de Desarrollo Humano 2013 elaborado por el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo). Líbano es uno de los países firmantes de la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
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Historia
Para hablar de la Historia del Líbano hay que remontarse a la época de los fenicios puesto que fueron ellos los que ocuparon buena parte del territorio actual del país. Desde ese momento, sobre FAMILIAS PALESTINAS REFUGIADAS EN LÍBANO: PROMOCIÓN DE LA CONVIVENCIA PACÍFICA
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LÍBANO
el 3000 a.C han conquistado la zona los imperios griego, romano, bizantino, árabe, los cruzados y los mamelucos. El Imperio Otomano dominó el territorio desde 1516 durante 400 años. Tras la Primera Guerra Mundial, se produce la desintegración del Imperio Otomano y tienen lugar los Acuerdos Sykes-Picot para dividir la zona entre Francia y Gran Bretaña. El 1 de septiembre de 1920 se proclama el Gran Líbano por el general Gouraud, comandante de las fuerzas francesas. El 23 de mayo de 1926 se proclama la República Libanesa, se redacta una Constitución que fue aprobada por el Parlamento y se nombra al primer presidente del país, Charles Debbas. Líbano se independiza definitivamente de Francia en 1943 con lo que se redactó una nueva Constitución, se eliminaron las referencias a una autoridad francesa y se estableció un pacto vigente actualmente por el que el presidente de la República sería maronita, el presidente del Parlamento, musulmán chiita, y el primer ministro, musulmán sunita. Por entonces Líbano se consolidó como un país próspero gracias a un alto nivel de educación y mano de obra cualificada y fue un país beneficiado además por la riqueza derivada del petróleo de los países vecinos. Sin embargo, se produjeron varias guerras civiles y no fue hasta el pacto de Taëf en 1989 cuando Líbano se consolidó como un país libre, independiente y soberano con una democracia parlamentaria. Este pacto puso fin a un periodo conflictivo que se venía viviendo en Líbano desde 1975 y fue apoyado por la comunidad internacional y los países árabes. El jefe del Estado es el presidente de la República. Tiene que ser maronita y es elegido por mayoría simple por los miembros de la Asamblea Nacional o Parlamento por un período de seis años. Puede presidir el Consejo de Ministros pero no tiene derecho a voto y se encarga de ratificar los nombramientos. El primer ministro preside el Consejo de Ministros, se designa a propuesta del presidente de la República después de consultar al Parlamento y es la Asamblea Nacional quien refrenda a la persona elegida. Tiene que ser musulmán sunita. 8
FAMILIAS PALESTINAS REFUGIADAS EN LÍBANO: PROMOCIÓN DE LA CONVIVENCIA PACÍFICA
LÍBANO
El Parlamento o Asamblea Nacional es unicameral y está integrado por 128 diputados, que se eligen mediante un sistema mayoritario por un período de cuatro años renovables. La Constitución libanesa establece que el 50 por ciento de los miembros del Parlamento sean musulmanes y el otro 50 por ciento, cristianos. El presidente del Parlamento debe ser musulmán chiita. El sistema electoral se basa en el sufragio universal directo a partir de los 21 años y mayoritario de listas abiertas. Los votantes deben ejercer su derecho al voto en su lugar de origen, en vez de en el lugar de residencia.
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Economía
La economía libanesa ha sido desde sus inicios una de las más prósperas de toda la zona de Oriente Medio. No obstante, esa situación cambió cuando el país vivió la guerra civil entre 1975 y 1990, puesto que tuvo consecuencias en la economía del país, redujo a la mitad la producción nacional e hizo que Líbano dejase de ser el centro financiero de la región. Cuando acabó el conflicto y se consiguió una estabilidad política, todos los esfuerzos se centraron en la reconstrucción. Una vez se logró recomponer el país, la economía libanesa comenzó a crecer de nuevo con una de las tasas más elevadas del mundo. De esta forma, Líbano recuperó su situación de polo de crecimiento de la zona. Asimismo, la reconstrucción de infraestructuras y monumentos comenzó a atraer al turismo, que ha ido aumentando cada año. La economía libanesa se basa esencialmente en el sector servicios y tiene una fuerte tradición comercial del laissez-faire (doctrina económica que expresa que la intervención del Estado en la economía y los negocios debe ser mínima o nula). Los pilares principales son el turismo y la banca, mientras que la aportación de la agricultura y la industria al PIB del país es escasa. En concreto, el sector servicios representa las tres cuartas partes de la economía del Líbano, un 75,7 por ciento según datos del PIB del año 2010. Por tanto, existe una gran diferencia con respecto al segundo motor de la economía que es la construcción y que supone el 13,3 por ciento del PIB. Los últimos sectores generadores de riqueza son la industria, con un 7,5 por ciento, y la agricultura y la ganadería que suponen el 4,9 por ciento. Entre 2007 y 2010, el país ha vivido un período de bonanza económica y ha registrado una tasa media anual de crecimiento mayor del 7 por ciento. La tendencia cambia a partir de 2011 como consecuencia de la inestabilidad en la zona y los conflictos armados que se producen en las proximidades de Líbano, especialmente la guerra en Siria. Debido a la inestabilidad interna, las consecuencias en el turismo y los intercambios comerciales, la economía del país ha sufrido un deterioro neto o un decrecimiento del PIB, que del 1,5 por ciento de aumento en 2011 ha pasado a tan solo un incremento del 0,6 por ciento en el año 2012.
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FAMILIAS PALESTINAS REFUGIADAS EN LÍBANO: PROMOCIÓN DE LA CONVIVENCIA PACÍFICA
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Familias palestinas refugiadas en
LĂbano
FAMILIAS REFUGIADAS PALESTINAS EN LÍBANO
“Después de mi graduación tuve la oportunidad de trabajar y con ello confiar más en mí misma, convirtiéndome en una persona independiente.” LAILA MOUSA Graduada en los cursos de formación profesional que RESCATE imparte en el campo de refugiados Burj Shemali
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l 15 de mayo de 1948, tras la creación del Estado de Israel y como consecuencia de la guerra árabe-israelí, miles de palestinos tuvieron que huir, emprender el éxodo y perder sus hogares y tierras. A partir de entonces más de 700.000 personas pasaron a ser refugiadas de Palestina. En la actualidad, más de 5 millones de palestinos son refugiados, aproximadamente una tercera parte de la población refugiada del mundo. En Líbano hay alrededor de 455.000 personas palestinas refugiadas, según los datos de 2011 de la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados Palestinos en Oriente Próximo (UNRWA), de los cuales el 62% viven en campos de refugiados y el 38% en gatherings (asentamientos no oficiales que se encuentran próximos a los campos de refugiados pero que no forman parte de ellos). Se calcula que la población palestina refugiada en Líbano ha pasado de 100.000 en 1949 (tras la guerra árabe-israelí) a más de 450.000 en la actualidad. Una de las principales consecuencias de este aumento es un hacinamiento endémico que se agudiza cada año. FAMILIAS PALESTINAS REFUGIADAS EN LÍBANO: PROMOCIÓN DE LA CONVIVENCIA PACÍFICA
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FAMILIAS REFUGIADAS PALESTINAS EN LÍBANO
Los refugiados en los campos se asientan sobre únicamente 1.134 dunums de tierra (1 dunum equivale a 1000 m2, es decir, en los campos conviven 145 personas por cada mil metros cuadrados). Este elevado índice de densidad poblacional es la razón por la cual se han creado subcampos adyacentes a los auténticos campos nominales. Las condiciones de movilidad de las personas refugiadas ahí son prácticamente nulas a no ser que, eminentemente agricultores, se trasladen a las áreas aledañas a granjas y cultivos, donde son empleados. La obligatoriedad de vivir dentro de estos campos, unidos a la falta de sintonía entre los refugiados palestinos y la población libanesa por proceder de distintas poblaciones sin homogeneidad sociocultural o relaciones de parentesco, ha impedido un desarrollo social dentro del campo. En Líbano existen 12 campos de refugiados creados entre 1948, tras la derrota del ejército árabe al que se había unido Líbano contra Israel, y 1963. Los campos albergan entre 5.000 personas aproximadamente hasta cerca de 48.000 personas (como el campo de El Hilweh cerca de la ciudad de Sidón). La situación de pobreza es una constante en estos campos. El 67% de las personas refugiadas palestinas subsisten con menos de 6 dólares al día y alrededor de un 7% de la población lo hacen con menos de 2,17 dólares. Los campos más afectados por la pobreza se encuentran en el Sur de Líbano
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FAMILIAS REFUGIADAS PALESTINAS EN LÍBANO
(la mayoría de los residentes en los campos de El Buss, Burj Shemali y Rashidieh viven en situación de extrema pobreza). La población refugiada palestina que representa aproximadamente el 10% de la población libanesa, sin embargo, no tienen acceso a muchos de los servicios públicos básicos. Muchas personas refugiadas no están registradas y se encuentran indocumentadas. Entre otros aspectos por los que se ven afectados, estas personas no tienen derecho a constar en un registro y a tener un nombre y una nacionalidad, se les impide disfrutar plenamente de sus derechos humanos, incluido el derecho a la educación, y ven restringida su libertad de circulación por miedo a ser detenidas. Todos estos hechos dificultan el acceso a un trabajo y, por lo tanto, lograr mejoras en sus condiciones de vida. Además, al no ser reconocido el pueblo palestino como ciudadanos de ningún Estado, tampoco tienen acceso a los mismos derechos que posee una persona extranjera como es el acceso al empleo. La UNRWA señala que el 56% de la población refugiada palestina se encuentran en situación de desempleo. En la actualidad, como consecuencia de los terribles enfrentamientos que están sucediendo en Siria, están llegando a los campos de refugiados libaneses cientos de miles de personas huyendo del conflicto.
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LÍBANO
ONG RESCATE en Líbano Convivencia pacífica “El trabajo con RESCATE es importante, porque beneficia a la comunidad local, y surgió para satisfacer sus necesidades.” WISAL JISHI Supervisor del centro del Burj el Barajneh.
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ONG RESCATE EN LÍBANO: CONVIVENCIA PACÍFICA
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NG RESCATE Internacional comenzó a trabajar en Líbano en 2007 tras la Guerra de Julio, o también conocida Segunda Guerra de Líbano, iniciada el 12 de Julio de 2006 y finalizada el 14 de Agosto de ese mismo año al entrar en vigor la Resolución 1.701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Los 34 días de guerra dejaron miles de muertos, heridos y personas desplazadas o sin hogar. Se estima que el número de familias que se quedaron sin casa ascendió a 38.750. Los bombardeos de las aldeas y ciudades, especialmente en el sur del país, provocaron el desplazamiento de casi un millón de libaneses y una verdadera crisis humanitaria; crisis acrecentada aún más por la destrucción masiva de las infraestructuras. El alto el fuego permitió que las personas regresaran a su hogar, los cuales estaban destruidos total o parcialmente, incluso inundado de minas y bombas sin explotar. Entre la población más afectada está la de los campamentos de refugiados. Entonces RESCATE se centró, con la financiación del Ayuntamiento de Madrid y de la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (AECID), en la reconstrucción del Líbano a través de la creación de oportunidades de empleo y en ofrecer ayuda humanitaria para la población afectada en el sur del país. Tras este trabajo, ONG RESCATE, a través de la financiación de la AECID, junto con contrapartes locales han desarrollado un conjunto de proyectos (convenio) entre 2010 y 2014 con el objetivo de fomentar la convivencia pacífica entre la población refugiada palestina y la población libanesa. RESCATE trabaja en Líbano en 9 campos de refugiados (en el país, en total, existen 12) y gatherings. De las 9 localizaciones donde RESCATE y las contrapartes locales trabajan, 6 son campos de refugiados y 3 gatherings. De los campos, dos (Shatila y Burj Barajneh) se encuentran en Beirut (la capital de Líbano), otro (Wavel) en la región del Valle de la Bekaa que es frontera con Siria, y tres campos en la región del Sur de Líbano (El Buss, Burj Shemali y Rashidieh). Los tres gatherings (Saadnayel, Bar Elias y Taelbeya) se encuentran en el Valle de Bekaa.
En cada uno de los campos de refugiados, AECID y RESCATE desarrollan diferentes acciones con el objetivo de fomentar la convivencia pacífica entre la población refugiada palestina y la población libanesa a través de la reducción de tensiones relacionadas con el acceso al empleo y a la vivienda digna, prestando especial atención a la infancia y la juventud. Para lograr ese objetivo principal se han desarrollado una serie de proyectos y actividades que han propiciado: • La mejora de las capacidades y acceso al empleo de la población palestina y libanesa en los campos de refugiados y las localidades cercanas a través de la impartición de cursos de calidad de formación profesional en ámbitos relacionados con la construcción, la rehabilitación de infraestructuras y otros. Del mismo modo, se les ha dado apoyo técnico y legal sobre cómo iniciar negocios propios. • A través de la capacitación, la rehabilitación de infraestructuras, espacios públicos y la provisión de vivienda digna mediante prácticas remuneradas en empresas de construcción. • Programas juveniles sobre resolución de conflictos, negociación y movilización comunitaria para
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crear campañas y actividades de trabajo conjunto entre infancia y juventud libanesa y palestina tanto de campos y zonas libanesas aledañas, así como en asentamientos de población palestina. Todas estas acciones han beneficiado a más de 18.000 personas directamente y en torno a 17.000 personas indirectamente. El convenio que lleva por título “Fomento de la construcción de la paz entre población palestina y libanesa a través del acceso al empleo y a la vivienda digna, así como el apoyo a iniciativas de convivencia entre niños y jóvenes palestinos y libaneses, en los campos y asentamientos de refugiados en Líbano” cuenta con el apoyo de cuatro entidades locales especializadas con las que se trabaja conjuntamente: • Arab Resource Centre for Popular Arts (ARC-PA): desarrollan programas de enseñanza activa y expresión creativa dirigida a la juventud, tanto libanesa como palestina, para crear un contexto de trabajo post-conflicto basado en la construcción conjunta de la paz. • Asociación NAJDEH: proveen a mujeres e infancia palestina de los instrumentos necesarios para hacer frente a su situación de marginación, ayudándoles a jugar un rol participativo en los procesos de toma de decisiones de sus comunidades mediante apoyo y asistencia social, formación profesional y educación popular. • National Association for Vocational Training and Social Services (NAVTSS): trabajan con jóvenes de entre 15 y 25 años a través de programas de formación profesional y cursos orientativos, además de talleres formativo-ocupacionales (como son los de rehabilitación de infraestructuras). • National Institution of Social Care & Vocational Training (NISCVT): atienden actuaciones culturales, sociales, educativas y sanitarias. A través de sus diversos programas se trata de sensibilizar a la población en cuestiones de género, Derechos Humanos, necesidades de la infancia, la juventud y la mujer y, también, realiza orientaciones socio-laborales para mejorar la situación socioeconómica familiar.
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ONG RESCATE EN LÍBANO: CONVIVENCIA PACÍFICA
EN LOS CAMPOS Y ASENTAMIENTOS “Un gran valor añadido es que la entidad diseñó el trabajo en base a las necesidades y demandas de las personas refugiadas; también lo es el hecho de contar con un representante de RESCATE que sirve de apoyo técnico en la ejecución del proyecto. Por ello, existe un gran impacto tangible del trabajo de la entidad y su apoyo a las personas refugiadas de origen palestino en Líbano con el fin de proporcionarles habilidades profesionales que les permiten obtener un trabajo y fuente de ingresos mensual. Esto asegura el derecho del colectivo a la obtención de una profesión y un trabajo, y con ello les salva de una situación de pobreza así como mejora sus condiciones socio-económicas diarias.” LEILA EL ALI. Directora de la Asociación NAJDEH.
n En Shatila y Burj el Barajneh (ubicados en Beirut) En Shatila y Burj el Barajneh, RESCATE ha trabajado la mejora de las capacidades y acceso al empleo a través de la realización de cursos de formación profesional. En el campo de Shatila no se ha desarrollado directamente ninguna actividad ya que carece de las instalaciones necesarias. Los residentes de este campo acudían a los cursos de formación profesional que la contra parte local NAVTSS imparte en su centro del campo de Burj el Barajneh. La formación que se lleva a cabo en Burj el Barajneh es de electricidad industrial, refrigeración, trabajos en aluminio, alicatado, decoración, peluquería, fotografía y edición. Toda la formación tiene como objetivo el fortalecimiento de la sociedad civil, hombres y mujeres, tanto palestina como libanesa. Así mismo, estos cursos de formación profesional se complementan con programas juveniles y campañas de sensibilización que potencian la participación conjunta de la población libanesa y palestina, y fomentan los valores de tolerancia, solidaridad e integración social. En los campos de Shatila y Burja el Barajneh se imparten talleres de liderazgo comunitario, trabajo en equipo y técnicas de comunicación, pensamiento crítico, cultura participativa, prevención y resolución de conflictos.
n En Wavel, Saadnayel y Taelbeya (ubicados en el Valle de la Bekaa) Parte principal del trabajo que RESCATE junto con la contra parte local NAVTSS, y gracias a la financiación de la AECID, ha realizado en el Valle de Bekaa es la rehabilitación de viviendas. Desde el inicio del trabajo en 2011, se han reconstruido 106 viviendas en los gatherings de Saadnayel y Taelbeya. FAMILIAS PALESTINAS REFUGIADAS EN LÍBANO: PROMOCIÓN DE LA CONVIVENCIA PACÍFICA
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Además, en el asentamiento de Saadnayel se ha terminado un parque público de uso común para que las personas mayores puedan descansar cómodamente y los niños tanto palestinos como libaneses puedan compartir sus juegos y facilitar el inicio de buenas relaciones de convivencia. En el campo de Wavel se han realizado cursos de formación profesional (secretaría médica, pintura, fontanería y enfermería) para facilitar el acceso al mercado laboral con plenas garantías de integración. Para el fomento de la convivencia pacífica entre poblaciones en el Valle de Bekaa se han realizado actividades de género, resolución de conflictos y comunicación. En estos talleres y cursos participan personas palestinas, libanesas y sirias.
n El Buss, Burj Shemali y Rashidieh (en el Sur de Líbano) “Creo que si aprendes una profesión, garantizas tu futuro. Como mujer así lo apoyo, porque creo en la participación del colectivo en el mercado de trabajo como vía para superar las dificultades socio-económicas. Por lo tanto mi mensaje para la población española es para que sigan apoyando la educación de las mujeres, ya que somos miembros activos de la comunidad.” ZOBAYDA AL HASAN. Graduada en el Campo de El Buss.
“Gracias a este proyecto, pude graduarme en formación profesional, lo que fue una clara mejora a nivel personal. Tras esto, me matriculé en la universidad y empecé a trabajar. Por tanto, mi situación económica también ha mejorado.” NIBAL KHREIWISH. Graduada de los cursos de formación impartidos en Burj Shemali.
Uno de los mayores problemas que se existe en estos campos de refugiados es la falta de empleo. Por ese motivo, tanto en Rashidieh, Burj El Shemali, El Buss, RESCATE junto con tres socios locales desarrollan e imparten programas de formación profesional en peluquería, fotografía y edición, contabilidad, informática y contabilidad. Además, en los tres campos se desarrollan programas juveniles y campañas de sensibilización con el objetivo de establecer lazos de participación conjunta entre la población libanesa y palestina. Estos programas fomentan los valores de tolerancia, solidaridad e inclusión social con el fin de promover una convivencia pacífica entre ambas poblaciones. En Rashidieh, el más grande de los tres con una población de 28.000 personas, se ha llevado a cabo la rehabilitación de viviendas.
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LÍBANO
La convivencia
pacífica desde diferentes enfoques Abordar la realidad de las personas refugiadas en Líbano desde diferentes enfoques como la cultura, los medios de comunicación, la traducción o desde el prisma del trabajo realizado en materia de cooperación al desarrollo a lo largo de los años. Eso es lo que han hecho cinco personas que han colaborado con esta publicación, escribiendo sobre la convivencia pacífica desde sus puntos de vista. Utilizando la traducción como vía de conocimiento y expresión, Victoria Kraiche y Ana Iriarte escriben sobre la realidad libanesa y los refugiados palestinos a través la ficción literaria y cómo la traducción literaria es una gran aliada en la construcción de una paz duradera y sostenible entre culturas. Apelando nuevamente a la literatura, Fernando Mazarro, mediante un cuento, relata los avances y los retos que se han logrado y aún quedan por realizar en los campos de refugiados con su experiencia como coordinador de proyectos de RESCATE en Líbano. Rosa Meneses, reportera del diario El Mundo, especializada en Oriente Medio y Norte de África, explica la importancia y el poder que tienen los Medios de Comunicación para visibilizar conflictos y situaciones que en ocasiones parecen olvidados o ”normalizados” como la realidad de las personas refugiadas en Líbano. Además, Cristina Bermejo, coordinadora de cooperación internacional de ONG RESCATE Internacional, explica el papel que tienen las ONG en Líbano y su trabaja con la población refugiada. FAMILIAS PALESTINAS REFUGIADAS EN LÍBANO: PROMOCIÓN DE LA CONVIVENCIA PACÍFICA
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LA CONVIVENCIA PACÍFICA DESDE DIFERENTES ENFOQUES
Conocer la realidad del otro a través de la ficción literaria: la Guerra civil libanesa y los refugiados palestinos VICTORIA KHRAICHE RUIZ-ZORRILLA Investigadora de literatura palestina
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l Líbano albergaba en el año 2009 algo más de 460.000 refugiados palestinos, cifra que según los datos de la UNRWA se ha visto incrementada desde el año 2011 debido al conflicto en la vecina Siria al menos en 52.000 refugiados palestinos provenientes de este país1. El número de habitantes con nacionalidad libanesa residentes en Líbano oscila entre los 4,2 millones y los 4,8. Vemos pues, que no se trata de un país de gran población y que, por lo tanto, la proporción de refugiados palestinos es muy significativa. Esto explica la importancia de la comunidad palestina en el devenir histórico y el tejido social del país, y por ende, en su producción cultural y literaria2. Tras la Guerra de julio, en verano de 2006, se decidió aumentar hasta los 15.000 efectivos la entidad de la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en el Líbano, (UNIFIL, en sus siglas en inglés), constituida en 1978. España participó desde el principio en la misión y envió un contingente de 1.100 militares. Desde entonces, el interés general de los españoles por esa región es mayor y han aumentado las relaciones culturales entre ambos países. En este marco, la traducción literaria se ha visto privilegiada. Aunque todavía no son muchas las novelas contemporáneas libanesas publicadas en español, el lector ya puede acceder al menos a algunas muy representativas que le ayuden a comprender la particular idiosincrasia del país, escritas tanto por autores libaneses como por palestinos o incluso sirios. En todas las que vamos a comentar aquí brevemente se trata en mayor o menor medida la situación de la comunidad palestina en el Líbano, especialmente durante los años sesenta, setenta y ochenta. Abordar a través de la ficción literaria el Líbano de esas décadas de conflicto, pero asimismo de apogeo cultural, nos ayuda a entender la situación del pueblo palestino en el Líbano de hoy.
1. Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo, «En Siria, Naciones Unidas se enfrenta a la Emergencia Humanitaria más grave de su historia», <http://www.unrwa.es/que-hacemos/emergencias/siria>, consulta: 1/10/2014. 2. No existen cifras oficiales porque el último censo se llevó a cabo en 1932 y en base a este se realiza el reparto parlamentario de corte confesional.
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Sin embargo, para comprender debidamente estas obras, conviene tomar conciencia de las causas que han convertido a los palestinos en el inaudito ejemplo de una comunidad de refugiados anclada en dicho estatuto desde hace más de cincuenta años.
Las diásporas palestinas La Nakba o «El desastre» –como la historiografía árabe designa la proclamación del Estado de Israel en 1948–, supone el mayor trauma colectivo de la nación palestina y tal vez de la nación árabe en su conjunto. La diáspora palestina y las primeras mediadas israelíes de judaización transformaron por completo la sociedad palestina y las sociedades de los países vecinos receptores de refugiados. Desde finales de 1947 a principios de 1949, entre 750.000 y 900.000 palestinos se vieron desplazados, es decir, de un 55% a un 65% del total de la población palestina en ese tiempo3. De estos, más de la mitad abandonaron Palestina antes de la retirada de los británicos el 14 de mayo de 1948, debido en gran medida al Plan Dalet4. La primera en abandonar la Palestina del Mandato fue la elite económica y social del país, compuesta de 70.000 palestinos aproximadamente5. Estos vinieron a sumarse a los 150.000 que habían dejado el país o habían sido desplazados dentro de sus fronteras durante la era del Mandato británico, entre 1922 y 1947, y especialmente durante la Revolución popular palestina de los años treinta6. Cuando la Guerra de 1948 comenzó, más del 85% de la población indígena de Palestina que vivía en el espacio geográfico que más tarde pasaría a formar parte del Estado de Israel tuvo que abandonar sus casas y tierras. La mayor parte buscó refugio en aquellos territorios de Palestina que no se encontraban bajo el control de las fuerzas israelíes7. Tras producirse la declaración unilateral del Estado de Israel, coincidente con la retirada de los últimos militares británicos, los ejércitos regulares árabes, integrados por las tropas de Irak, Jordania, Líbano, Egipto, Siria y Arabia Saudí, y voluntarios provenientes de estos y otros países árabes, entraron en Pa-
3. Las Naciones Unidas fijan en unos 750.000 el número de refugiados palestinos desplazados entre 1947 y 1949 (United Nations Conciliation Commission for Palestine, Final Report of the United Nations Economic Survey Mission for the Middle East, I (A/AC.25/6), 28-12-1949, (New York: United Nations Publicatios) pág. 18 [disponible en línea] United Nations Information System for the question of Palestine (UNISPAL) <http://domino.un.org/pdfs/AAC256Part1.pdf >, consulta 1/ 10/ 2014. Sobre las diferentes estimaciones basadas en fuentes diversas, véase: BADIL Resource Center, Survey of Palestinians Refugees and Internally Displaced Persons 2008-2009, ed. Ingrid Jaradat Gassner (Bethlehem, 2009) págs. 34-35 4. Ilan Pappé, A history of Modern Palestine. One Land, Two Peoples (Cambridge University Press: Cambridge, 2004) versión española: Historia de la Palestina Moderna. Un territorio, dos pueblos, trad. Beatriz Mariño (Akkal: Madrid, 2007), pág.197. Tras la Revuelta palestina del año 1936, la Haganah puso en marcha el Plan Dalet, cuyo objetivo era controlar la totalidad del territorio asignado al estado judío en la resolución del reparto y ocupar numerosas zonas asignadas al estado árabe en la misma, que los sionistas consideraban vitales para la defensa del futuro estado judío. 5. Ibíd., pág. 187 6. BADIL Resource Center, Survey of Palestinians Refugees and Internally Displaced Persons 2008-2009, ed. Ingrid Jaradat Gassner (Bethlehem, 2009), pág. 34 7. Ibíd., pág.10
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lestina. En ese momento se dio comienzo a la Primera guerra arabo-israelí, como aparece generalmente en las fuentes occidentales; a la Guerra de la independencia, según las fuentes sionistas; o a la Guerra de 1948, según la historiografía árabe. Mientras que al margen de las fronteras que la Resolución 181 había propuesto para el Estado judío se desenvolvía una guerra convencional, dentro de las mismas se desarrolló una situación de extremada violencia, que autores como el historiador israelí Ilan Pappé definen como verdadera limpieza étnica8. Las fuerzas sionistas destrozaron y despoblaron el territorio que iba cayendo en su poder, presionando mediante la violencia a la población civil para que abandonara sus hogares y posesiones. Seguidamente, un comité oficial fue valorando las tierras y los bienes abandonados9. Desde agosto de 1948, las excavadoras israelíes demolieron aproximadamente quinientas aldeas, una superficie total de diecisiete mil kilómetros cuadrados, para construir nuevos asentamientos judíos o convertir el terreno en cultivable10. La Palestina urbana también sufrió drásticos cambios a merced de las campañas de judaización. Los barrios árabes de las ciudades fueron destruidos o repoblados con inmigrantes judíos provenientes de países árabes, mientras que las ciudades íntegramente árabes recibieron un trato desigual11. De esta manera, a comienzos de 1949, de los 850.000 palestinos que habitaban los territorios asignados por las Naciones Unidas al Estado de Israel, se vieron reducidos a tan sólo 160.000, que pasarían a representar la minoría palestina del interior12. Israel había salido triunfante de la contienda y bajo su dominio efectivo había quedado además el 68% de los territorios que constituían la Palestina del Mandato, que abarcaban áreas que la Resolución 181 de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas asignaba al Estado árabe13. Durante la primera mitad de ese año, Israel firmó diversos armisticios con los países que habían participado en el conflicto, a excepción de Iraq, y pasó incluso a formar parte de la ONU. Entre tanto, los 750.000 refugiados oficiales que contabilizó la ONU se repartieron por los campamentos que asistía la UNRWA en Gaza y Cisjordania, entonces bajo tutela egipcia y jordana respectivamente, y entre los países vecinos, principalmente Siria y Líbano14. Dicha agencia sustituyó las tiendas negras que 8. Es el caso de la polémica obra de Ilan Pappé, The Ethnic Cleansing of Palestine (Oxford: Oneworld Publications Limited, 2006); versión española: La limpieza étnica de Palestina, trad. Luis A. Noriega Hederich (Barcelona: Editorial Crítica, 2008). 9. Exactamente, fueron destruidas y despobladas 500 aldeas con sus tierras cultivables, un total de 17.000 km . BADIL Resource Center, Survey…, pág. 11 ; véase también : Ilan Pappé, Historia… , pág.195 10. En BADIL Resource…, pág.11 11. Por ejemplo, los habitantes de Lodd, Ramla y Majdal fueron expulsados de forma violenta, en cambio, las ciudades de Cafarnaúm y Nazaret quedaron intactas, pero se vieron afectadas por el flujo de los desplazados que buscaban refugio en ellas. Véase: ibíd., pág.197 12. Ibíd., pág. 196 13. United Nations General Assembly, «Resolution 181 (II) [Future government of Palestine] », (A/RES/181(II)), 29 November 1947 [disponible en línea] United Nations Information System for the question of Palestine (UNISPAL), <http://unispal.un.org/unispal.nsf/9a798adbf322aff38525617b006d88d7/7f0af2bd897689b785256c330061d253?OpenDocument>, consulta 1/10/2014
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los organismos humanitarios habían proporcionado a los refugiados palestinos para poder sobrellevar el invierno de 1948 por chabolas de materiales perecederos como el adobe, que reflejaban la esperanza de los habitantes por volver a sus hogares, tal y como la Resolución 194 les había prometido poder hacer en diciembre de 1948.15 Por otro lado, los más de 150.000 palestinos que habían quedado bajo el dominio israelí en el interior sufrieron las consecuencias del gobierno militar sionista que se les impuso oficialmente desde 1949 hasta 1966 y las políticas gubernamentales de transferencia y expropiación de tierras16. Desgraciadamente, la de 1948 no fue la única diáspora palestina. En 1967, a causa de la Guerra de los Seis Días, con la que Israel ocupó los Altos del Golán en Siria, Gaza, Cisjordania y la Península del Sinaí, alrededor de 450.000 palestinos fueron desplazados, muchos de ellos por segunda vez. La inmensa mayoría se dirigió a Jordania y prácticamente el resto a Egipto. Con el dominio de los Territorios Ocupados, Israel se hizo con el control de toda la Palestina Histórica y desarrolló un gobierno sobre los palestinos que combina hasta nuestros días colonización y segregación racial. Los conflictos bélicos puntuales no han sido el único motivo por el cual los palestinos se han visto y se ven obligados a abandonar sus hogares. La situación asfixiante en la que se encuentran debido al control de movimiento que impone la ocupación ha hecho que muchos hayan buscado refugio en países del Golfo y también en países europeos, en los que han solicitado asilo. Sus condiciones en los países árabes vecinos son dispares y se puede decir que, al menos hasta antes del conflicto sirio, el país donde gozan de menos derechos es Líbano.
Guerra, literatura y paz La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) fijó su base de operaciones en Líbano entre los años 1970 y 1982. La participación activa de los palestinos en la Guerra civil libanesa (1975-1990) hace que su presencia haya sido y sea visceralmente mejor o peor bienvenida, según las simpatías ideológicas de cada cual. 14. Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo Unidas (UNRWA) fue creada en enero de 1949 bajo la presión de empresarios estadounidenses con la idea de que, como el plan Marshall hacía en Europa, se promoviese en Oriente Próximo un cierto nivel de vida que frenase la expansión soviética. Véase: ibíd., pág. 202 15. United Nations General Assembly, «Resolution 194 (III) [Palestine - Progress Report of the United Nations Mediator]», (A/RES/194 [III]), 11 December 1948, [disponible en línea] United Nations Information System for the question of Palestine (UNISPAL), <http://unispal.un.org/unispal.nsf/9a798adbf322aff38525617b006d88d7/c758572b78d1cd0085256bcf0077e51a?OpenDocument>, consulta 1/10/2014. 16. Ilan Pappé, Historia…, págs. 201-208. Para la situación de los palestinos del interior, véase: BADIL Resource Center, Survey… op. cit., págs.13-15; también las obras especializadas de Ilan Pappé, The Forgotten Palestinians. A History od the Palestinians in Israel (New Haven Conn.: Yale University Press, 2011) y de Camille Mansour (ed.), Les palestiniens de l’intérior (Washington, D.C.: Institute for Palestine Studies, 1989).
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Con el pretexto de querer acabar con la resistencia palestina, Israel invadió Líbano en 1978, ocupando el país hasta el río Litani, que dio nombre a la operación. Poco después se retiró estableciendo en el sur hasta el año 2000 lo que denominó una «zona de seguridad», sirviéndose del apoyo de la milicia libanesa Ejército Libre del Sur. En 1982, emprendió una nueva ofensiva y cercó la ciudad de Beirut durante el verano, hasta que logró expulsar en septiembre a la OLP del Líbano. Durante el sitio de Beirut y la posterior Guerra de los Campamentos (1985-1986) entre la milicia libanesa Amal, apoyada por Siria, y los palestinos y sus aliados libaneses, se arrasó el 57% de los hogares de los ocho campamentos palestinos de las regiones de Beirut, Sidón y Tiro; otro 36% fueron dañados mediante los bombardeos, la artillería o las excavadoras. La violencia afectó al 90% de los habitantes de esos campamentos, 200.000 palestinos fueron desplazados y 30.000 perdieron sus vidas en el conflicto17. Durante la contienda, la población civil palestina fue blanco de diversos grupos. Una de las agresiones más sangrientas y crueles tuvo lugar en los campamentos de Sabra y Chatila, cuando las falanges cristianas, apoyadas logísticamente por el Ejército israelí en una operación dirigida por Ariel Sharon, acabaron con la vida de 2400 personas, -mujeres, niños y ancianos en su mayoría-, entre el 16 y el 18 de septiembre de 1982, dos días después del asesinato, hasta hoy sin autoría probada, del presidente libanés Bashir Gemagel y docenas de milicianos falangistas. El escritor francés Jean Genet, que entonces se encontraba en Beirut y visitó el campamento de Chatila inmediatamente después de lo sucedido, ofrece su escalofriante testimonio en el ensayo Cuatro horas en Chatila, traducido al castellano por Antonio Martínez Castro, prologado por Pedro Martínez Montávez y acompañado de un texto de Juan Goytisolo18. El cerco de Beirut durante el verano de 1982 es asimismo el momento en el que transcurre el poderoso monólogo interior de inspiración autobiográfica escrito en prosa por el máximo poeta palestino contemporáneo, Mahmud Darwish. Se trata de Memoria para el olvido, traducida al español por Manuel C. Feria García. Mahmud Darwish, nació en Palestina en 1942 y tuvo que exiliarse junto con su familia al Líbano en 1948, pero poco después volvió a Galilea clandestinamente. En la década de los sesenta fue encarcelado varias veces debido a su activismo y finalmente, en 1970, abandonó Israel para viajar por diversos países e instalarse por último en Beirut hasta 1982, donde comenzó a colaborar estrechamente con la OLP y se convirtió en miembro de su Comité Ejecutivo. En 1982 abandonó Líbano al igual que el resto de los dirigentes. Memoria para el olvido es la memoria de un turbio y al mismo tiempo lúcido día próximo a su evacuación de Beirut19.
17. En BADIL Resource…, pág. 30 18. Jean Genet «Quatre heures à Chatila», L’Ennemi déclaré, Textes et entretiens. OEuvres Complètes, tome VI (Paris: Gallimard, 1991), versión española: Cuatro horas en Chatila, trad. Antonio Martínez Castro (Madrid: Comité de Solidaridad con la Causa Árabe, 2002). Las aportaciones por la adquisición de esta traducción estaban destinadas a sufragar gastos del proceso contra Ariel Sharon por las matanzas de Sabra y Chatila ante los tribunales de Bélgica. 19. Mahmud Darwish: Dakira lil-nisyan, 1987, versión española: Memoria para el olvido, trad. Manuel C. Feria García (Guadarrama: Ediciones de Oriente y del Mediterráneo, 1997)
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Elias Khoury es otro gran autor, libanés en este caso, que militó activamente en la OLP y que asimismo elige la técnica del monólogo interior para escribir una de las grandes obras sobre la lucha de la resistencia palestina en Líbano, La Cueva del Sol, traducida al castellano por Jaume Ferrer Carmona. En torno a la historia de un mítico guerrillero, Abu Sálim, postrado en coma en la cama de la clínica del campamento de Chatila, su hijo adoptivo, Jalil, entrelaza armoniosamente acontecimientos históricos, anécdotas y personajes del pasado y del presente, mediante un monólogo interior que recrea con un realismo onírico el éxodo palestino de Israel hacia Líbano, las operaciones de la resistencia, la vida del campamento y las visitas clandestinas de Abu Sálim al otro lado de la frontera israelí para encontrarse con su mujer en la Cueva del Sol. Esta es sin duda una de las grandes obras sobre los refugiados palestinos en Líbano20. Por otro lado, sin ocupar el tema palestino toda la atención, como es el caso de las tres obras mencionadas anteriormente, nos encontramos con algunas novelas traducidas al castellano que destacan por ofrecer una imagen de la sociedad libanesa durante la guerra civil en toda su complejidad, y que por lo tanto aluden de alguna manera a la presencia palestina y su papel en el momento histórico. Es el caso de Yalo y El viaje del pequeño Ghandi, también de Elias Khoury, y de las obras de dos importantes voces femeninas: Beirut 75, de la siria afincada antes en Beirut y hoy en París Ghada Samman; y El labrador de Aguas, Mi señor y mi amor y La luz de la pasión, de la libanesa, también residente en Francia, Huda Barakat. Yalo, de Elias Khoury, traducida también por Jaume Ferrer Carmona, nos permite asomarnos a unas desagradables dependencias policiales durante la guerra a través de un rico personaje que a fuerza de golpes y vejaciones reformula su «confesión de los hechos» día tras día, y nos sumerge en la vida marginal beirutí. Se trata de un personaje al que el lector desprecia, pero también perdona en un ejercicio de compasión y de valoración de los derechos humanos21. El Beirut más popular y callejero es asimismo protagonista de El viaje del pequeño Ghandi, traducida por Mª Luz Comendador. De nuevo, la novela de Khoury se genera a partir de diversas historias entrelazadas, que dibujan la complicada sociedad libanesa de la época del conflicto. El personaje motor es un limpiabotas, el pequeño Ghandi, hallado muerto en la calle en septiembre de 1982 por Alice, una antigua prostituta amiga suya22. Ghada Samman escribe en 1974 su premonitoria obra Beirut 75, traducida por José Miguel Puerta Vílchez23. Como en las obras de Khoury, la variedad de historias y personajes conexos se encarga de ofrecer 20. Elias Khoury, Bab al-Shams, 1998, versión española: La Cueva del Sol, trad. Jaume Ferrer Carmona (Madrid: Alfaguara, Santillana Ediciones Generales, 2009) 21. Elias Khoury, Yalo, 2002, versión española: Yalo, trad. Jaume Ferrer Carmona (Madrid: Alfaguara, Santillana Ediciones Generales, 2011) 22. Elias Khoury, Rihla Ghandi al-Sagir, 1989, versión española: El viaje del pequeño Ghandi, trad. Mª Luz Comendador (Barcelona: Icaria, 2009) 23. Ghada Samman, Beirut 75, 1974, versión española: Beirut 75, trad. José Miguel Puerta Vílchez (Madrid: Agencia Española de Cooperación Internacional, 1999)
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la caleidoscópica imagen de una Beirut en pleno apogeo cultural y hedonista, dueña de una violencia latente que terminará por estallar. Ghada Sammán, declarada feminista, al igual que Huda Barakat, aborda en esta obra importantes temas como la corrupción política, el tribalismo y la libertad sexual de la mujer, cuyo precio pagará su principal protagonista, Yasmina. Tanto ella como otro de los personajes principales, Farah, llegan a Beirut desde Damasco en busca de libertad y prosperidad, y terminan siendo engullidos por el talante autodestructivo que Samman le confiere a esta ciudad. En Beirut 75, la autora pone de relieve la ambigüedad y esquizofrenia de la ciudad, en la que la modernidad no parece ser sinónimo de progresismo; y en la que todos los habitantes parecen estar siendo explotados de una manera u otra24. La novela Beirut 75 resultó en el momento de su publicación muy innovadora en cuanto a los temas tratados y la técnica narrativa empleada. Respecto a Huda Barakat, encontramos en castellano tres de sus obras. La primera que se publicó en español fue La luz de la pasión, traducida por Milagros Nuin25. En ella, la autora explora la mente enferma de un hombre internado en un psiquiátrico para a través de sus recuerdos alterados y alucinados sumergir de nuevo al lector en el caos y la violencia de la guerra. En el año 2007, se publica traducida por Anna Gil Bardají El labrador de aguas26. Con ella Barakat había ganado el Premio Naguib Mahfouz de las letras árabes casi una década antes. La novela cuenta la historia de Nicolás, protagonista principal y narrador, un comerciante de telas que se ve obligado a vivir en el sótano de su tienda en plena línea verde, destruida después de que su apartamento fuera saqueado y ocupado también. Atrapado, se entretiene rememorando el pasado histórico que explica el origen de las telas preciosas que el sótano ha logrado proteger del fuego y su vida pasada en el hogar familiar junto a su madre, una antigua cantante frustrada, y Shamsa, la sirvienta y amante kurda. Durante la noche, Nicolás vaga por las calles, en tierra de nadie, en busca de alimento y temiendo ser atacado por las manadas de perros callejeros. La tercera y última novela de Huda Barakat trasladada al castellano es Mi señor y mi amor, traducida por Jaume Ferrer Carmona 27. En esta ocasión, la historia es narrada por dos voces, la de Wadie, el protagonista masculino, y la de su mujer Samia, que viene a matizar la historia contada por su esposo. Durante la primera parte de la obra, Wadie relata su infancia y adolescencia, cómo abandona el colegio para convertirse en un miliciano sediento de sangre que se ve obligado finalmente a escapar acompañado de su mujer a Chipre. En la segunda parte, Samia toma el relevo y nos revela la participación de
24. Encontramos traducida al español otra obra de la autora, La luna cuadrada, una colección de relatos en los que realidad y fantasía se funden en las vivencias y memorias de sus protagonistas, todos ellos libaneses y sirios expatriados: Ghada Samman, al-Qamar al murabbaa, 1994, versión española: La luna cuadrada (Granada: Comares, 2007) 25. Huda Barakat, Ahl al-hawa, 1993, versión española: La luz de la pasión, trad. Milagros Nuin (Barcelona: Seix Barral, 2000) 26. Huda Barakat, Harith al miyah, 1998, versión española: El labrador de aguas, trad. Anna Gil Bardají (Barcelona: Balacqva, 2007) 27. Huda Barakat, Sayyidi wa habibi, 2004, versión española: Mi señor y mi amor, trad. Jaume Ferrer Carmona (Barcelona: La Otra Orilla, 2008)
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su marido en negocios de tráfico de armas y cómo ella se ha convertido sin que él lo sepa en camarera, y presumiblemente prostituta, de un night-club chipriota. En esta y en casi todas las novelas de las que hemos hablado, el hedonismo, la corrupción y la violencia aparecen como componentes importantes de la ciudad de Beirut durante la guerra. Asimismo, sin dogmatismos, suele presentarse una galería de personajes de diferentes condiciones y posturas ideológicas, víctimas y verdugos a un mismo tiempo, que invitan a una reflexión tolerante sobre la moralidad y la culpa. Tal vez de esta manera, la ficción literaria pueda purgar a los lectores del Líbano de los demonios que las prácticamente inexistentes campañas de reconciliación nacional y de recuperación de la memoria histórica habrían podido remover para curar heridas de manera definitiva. La literatura, en este sentido, cumple una función pacificadora, del mismo modo que la traducción cumple su función de mediación: de ahí la importancia extrema de promover ambas.
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La convivencia pacífica en Líbano: avances y retos FERNANDO MAZARRO CIARÁN Coordinador de proyectos de RESCATE en Líbano y Siria
¿
Cómo iniciar un cuento? Porque este relato, en definitiva, no es sino un cuento: La breve narración de una aventura (esta vez no es de ficción) con final feliz. Ya estoy adelantando el epílogo y ni siquiera he enunciado el prólogo. Veamos… ¿Erase una vez? No, demasiado obvio y trillado.
¿En un lugar de…? Me suena de algo… ¡Ya lo tengo! En fin, qué se le va a hacer, un poco manido tal vez, pero que ni pintado: “Había una vez un país”… Había una vez un país llamado Líbano que recordaba bastante a las matryoshkas, esas muñecas rusas que en su interior contienen otra muñequita más pequeña y dentro de ésta otra más y otra y otra… Líbano contenía al menos 19 países, tantos como confesiones religiones albergaba: Sunníes, chiitas, maronitas, drusos, coptos, ortodoxos (aquí nunca serás Bassam o Fatme o Sero, ni siquiera –generalizando– serás ciudadano libanés; aquí –primeramente y ante todo– serás sunní o chiita u ortodoxo)… Eso, sin contar los países que por nacionalidades también integraba. De éstos, nos vamos a quedar con el que más nos interesa: Palestina, el país sin límites porque no le dejan existir, el país de las personas refugiadas, de la más absoluta desesperanza y, al mismo tiempo, de la más brillante esperanza, el país de los que no tienen país. De estos/as apátridas forzosos/as, de esos “sin nombre”, Líbano acoge más de medio millón. Ahora más cerca de los 750.000 que de los 500.000, si contamos a las personas palestinas que han huido – una vez más- de esa Siria devastada por la sinrazón de la guerra. Pero, si estamos hablando de un cuento, necesitamos los personajes. En este caso, tenemos princesa y príncipe. La princesa, supongamos, se llama Nour. Tiene 22 años. Está divorciada y tiene a su cargo a dos niños, uno de 3 años y el mayor, con 5 (háganse una idea de la edad a la que fue madre). Si ya con el estigma del divorcio en una sociedad tan tradicional, familiar y conservadora como la palestina no fuera suficiente, añade a su vida que ha de cuidar de su padre, de 91 años, refugiado desde la Nakba del 48, enfermo. Viven en el Campo de Burj el Shemali, un auténtico gueto (en Líbano se asientan 12 campos de refugiados/as) a las afueras de Tiro donde se hacinan más de 150.000 personas palestinas, en una casa –por llamarla de alguna manera- que se reduce a una habitación con un ventanuco donde estas cuatro personas duermen, cocinan, comen… 28
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Nuestro príncipe bien se podría llamar Mohammed. El chaval tiene 23 años y es el mayor de seis hermanos. Su padre murió durante los bombardeos israelíes de Julio de 2006 y desde entonces él es el responsable de llevar el dinero a casa. Los trabajos no es que abunden en Líbano para un ciudadano libanés, así que mucho menos para un palestino, que –encima- tiene vetadas 54 profesiones, con el riesgo de ser detenido si llega a ejercerlas. Y él, para colmo, abandonó el colegio con 11 años, cegado por las promesas de liberación y futuro. Pues resulta, como ha de ser en todo cuento que se precie, que Nour y Mohammed no se conocen. Ni, posiblemente, se hubieran conocido de no ser porque ella se detuvo en uno de los grifos colectivos que aprovisionan de agua a los residentes de Burj el Shemali y mientras llenaba su bidón y vigilaba a su pequeño se entretuvo en leer un poster pegado en la pared. Y Mohammed estaba malgastando su tiempo y su exiguo dinero en uno de los lúgubres billares (mejor estar allí que en la destartalada casa donde su madre no paraba de quejarse e imprecarle a todas horas) donde se reunía con sus amigos y uno de los voluntarios de ¿NAVTSS? ¿NISCVT? ¿ARC-PA? ¿NAJDEH? El acrónimo o el nombre es lo de menos, digamos únicamente que se trataba de una de las cuatro asociaciones palestinas con las que la ONG española RESCATE trabaja en el Programa financiado por la AECID cuyo objetivo es acompañar y apoyar a la juventud palestina en su camino hacia un futuro mejor: Una oferta de cursos de formación profesional (secretaría, informática, fotografía, peluquería, enfermería, contabilidad, albañilería, fontanería, electricidad… ¿Una oportunidad? ¿Y gratis? Cada uno por su lado estaba desconcertado: La vida había enseñado a ambos que nada da nada a cambio de nada (y mucho menos, ilusión). Pero… ¿Qué perdían por probar? A fin de cuentas, no tenían nada que perder (ya habían recibido tantos varapalos en sus respectivas vidas que enfrentarse a un nuevo jarro de agua fría les era, como mínimo, indiferente). Ciertamente, desde que había comenzado la guerra en la vecina Siria, en marzo de 2011, y la llegada masiva de refugiados/as, la situación de los/as palestinos/as establecidos en las fronteras libanesas era muy delicada… Por no decir crítica. Además, Mohammed había escuchado al Voluntario comentar que, al igual que se impartían los cursos de formación profesional y diversos talleres socio-sanitarios, había posibilidad de obtener un contrato laboral gracias al servicio de búsqueda de empleo que gestionaban las 4 organizaciones locales implicadas en el proyecto. Además, se podría finalizar tus prácticas laborales para las personas que cursaran materias técnicas (Albañilería, Fontanería, Alicatado, Electricidad o Pintura) rehabilitando su propia vivienda. Muchos interrogantes se le presentaban a un ya escaldado “perro viejo” como él (“¿Por probar? El no ya lo llevo de antemano”). Las mismas dudas que se le presentaban a una Nour carente de toda esperanza (y mucho menos, de expectativas): ¿Te enseñan una profesión? ¿Y te buscan un trabajo? Imposible. FAMILIAS PALESTINAS REFUGIADAS EN LÍBANO: PROMOCIÓN DE LA CONVIVENCIA PACÍFICA
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“En mi vida no hay más luz que la de mi nombre –pensó amargamente (Nour significaba precisamente “Luz”)–. Pero… ¿Por probar?”. El mayor problema, se dijo, era pensar a quién encargar el cuidado de sus pequeños y de su padre mientras ella estaba asistiendo a las clases. De este modo, sin conocerse, sin coincidir, sin ni siquiera haberse visto antes, dos personas iban en pos de su destino, un destino que –por azares de la vida- estaba condenado irremisiblemente a entrelazarse. Nada más llegar al centro ubicado en el campo, Nour ya quiso darse la vuelta: La cola para matricularse salía del edificio y casi llegaba a la esquina. Iba a ser imposible obtener una plaza, así que –resignada ante su fracaso- valoró si no era mejor irse por donde había venido y dejar de soñar con quimeras. Pero algo dentro de ella, una voz desde su corazón, la ordenó quedarse y esperar su turno: Tenía las mismas posibilidades que el resto de sus compañeras, allí plantadas acunando bebés y sosteniendo bidones de agua mientras charlaban animadamente unas con otras. Por el acento reconoció a iraquíes, sirias, incluso alguna libanesa, aunque la mayoría eran palestinas. Mujeres en su misma –o peor- situación. Compañeras de infortunio y amigas de la mala suerte materializada en haber nacido en un campo de refugiados en vez de en Inglaterra, Francia o en esa España que veía representada en aquel cartel que colgaba a la entrada del centro por una gran C roja que rodeaba un círculo amarillo y bajo la que se podía leer “Cooperación Española”… Mohammed lo había tenido más fácil: Tras llegar a casa apestando a alcohol y tabaco (lo único aún barato en los campos), su madre se había puesto hecha una furia y, para no oírla más, había decidido irse y pasar la noche en el soportal del centro de formación. Dormir allí le había asegurado ser el primero para solicitar una plaza de admisión en el curso de electricista (de hecho, ya había hecho algunos pinitos con su padre, más que nada chapuzas, y era un mundo que le atraía). No tendría ningún problema en obtener los documentos que la trabajadora social le solicitaba: Estatus de refugiado otorgado por el ACNUR, partida de nacimiento –el papel era claro, conciso y convincente: Nacido en el Campo de Burj el Shemali el… de Junio de 1988 Nacionalidad: XXX, documento de viudedad de su madre, ingresos… ¿Qué ingresos? Había trabajado de limpiabotas, de mecánico, de expendedor ambulante de café, de repartidor de narguiles, de… Todo por menos de 20.000 libras al mes (apenas 10 euros) y todo para que su madre y hermanos no murieran de hambre (y aun así, habían tenido que acudir a la clínica blanca y azul de la UNRWA, pues el menor de 5 años tenía síntomas de desnutrición). El tema del reacondicionamiento de su hogar se había mostrado más complejo: Recibiría una visita de un/a trabajador/a social que evaluaría la vivienda y los daños que adolecía, consultando con técnicos de la UNRWA y comprobando si la familia de Mohammed se encontraba en alguna lista de ayuda de la Agencia. Estudiarían (nuevamente) los ingresos familiares, analizarían las condiciones de la familia y, en conclusión, decidirían acometer la obra o la rechazarían. 30
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Lo que no terminaba de entender era por qué una gente que no conocía de nada, que venía de un país lejano como España llegaba a este lugar olvidado a ¿Ayudarles? No, el extranjero que se encontraba sentado en la mesa junto al Trabajador Social que le hizo la entrevista, únicamente había abierto la boca para comentarle ante su insistencia de qué se le iba a proporcionar: “No estamos aquí para pescar por ti, sino para enseñarte a pescar”. Aún no sabía, ni lo sabría hasta el día de su graduación, que la recompensa final –aparte de un oficio y un empleo- era suministrarle un kit de trabajo completo para comenzar de manera independiente a ejercer su especialidad. Tras casi dos horas de espera, le llegó el turno a una nerviosa Nour. Llevaba demasiado tiempo fuera de casa y la vecina, aunque voluntariosa distaba mucho de ser paciente con sus dos niños pequeños y con el niño grande en que se había convertido su anciano padre. Respondió a las preguntas sin levantar siquiera la vista del guiñapo en que estaba convirtiendo el borde de su hiyab. Con una vocecilla prácticamente inaudible, apenas un susurro, convencida como estaba que aquel milagro no llevaba su nombre. Ella llevaba todos sus papeles siempre consigo, por eso, ante cada requerimiento, ella sacaba el documento correcto, lo que facilitó mucho los trámites. Se fue como llegó, con una educada sonrisa y sin alzar –cabizbaja- aquellos preciosos ojos grises más allá del borde de la mesa, sumida en sus pensamientos y en el pesimismo de quien albergaba la certeza de no ser la elegida… Los días pasaron y la probabilidad se iba materializando dolorosamente en realidad, en una realidad que seguía y seguiría existiendo entre pañales, biberones y cacerolas: ¿Quién era ella para merecer una oportunidad? Se repetía incesantemente, una y mil veces, tratando de auto-convencerse. Pero cuando regresó al centro de formación, mero trámite pues, la verdad, le pillaba de camino, y buscó su nombre en la lista de admitidos allí estaba. Tuvo que leerlo un par de FAMILIAS PALESTINAS REFUGIADAS EN LÍBANO: PROMOCIÓN DE LA CONVIVENCIA PACÍFICA
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veces más, pues no terminaba de creérselo: La habían seleccionado para estudiar ofimática, el curso que había solicitado. Empezaba en tres días y debía darse prisa y dejar todo atado en casa (el que una prima suya adolescente no viviera demasiado lejos de ella iba a facilitar mucho las cosas). Para Mohammed todo fue diferente. Ni más fácil ni más difícil, solamente diferente. En ese portal en el que durmió bajo las escaleras, entre cucarachas y basura, se dio cuenta de que tenía que salir de esa insoportable situación, escapar. Por su familia y por él mismo. Dejar esa botella de Arak barato que se había convertido en su amigo inseparable y esos 3 paquetes de cigarrillos diarios que consumía compulsivamente, inspirando y expirando cada segundo de su triste y lamentable vida. Debía dejar de autocompadecerse y luchar, pues –decididamente- no es valiente aquél que caía seis veces, sino el que se levantaba siete. Y él era valiente. Y –en la medida de sus posibilidades- quería ser ganador. Se sabía ganador. Esa motivación fue la que le movió durante los meses que duraron las clases (curiosamente, compartiendo llave inglesa y alicates con jóvenes sirios y libaneses como él, con sus mismas inquietudes y problemas y anhelos, a quienes aprendió a respetar y a estimar, cayendo por fin aquella venda que tanto le había tenido cegado tras fanático adoctrinamiento: “El que no es como tú es tu enemigo y, como a tal, has de odiar y combatir”1) y durante todos los trabajos de rehabilitación de su vivienda, mientras sus ojos se encontraban con los ojos -agradecidos y llenos de orgullo- de su madre. Los cursos se ubicaban en las salas equipadas ad hoc para cada especialidad: Una inmensa sala llena de pupitres con ordenadores albergaba el curso de informática y el de contabilidad; un auténtico salón de belleza en miniatura era en realidad el aula de peluquería y cosmética. Las habitaciones del piso superior estaban destinadas a los cursos de fontanería, pintura, electricidad, alicatado y albañilería. La Coordinadora de cada centro de formación iba presentado al claustro formador y, tras pasar lista, iba asignando al alumnado a su respectiva Aula. Nour esbozaba una sonrisa de incredulidad y expectación. No podía creerse que estuviera allí, sentada frente a la pantalla de aquel ordenador, esperando comenzar con las lecciones. Aquel momento de la verdad había llegado por fin. Era su punto de partida, su comenzar desde cero. Su nueva oportunidad. En los descansos era sencillo cruzarse con los chicos de los cursos técnicos, pues todos solían frecuentar la pequeña tienda donde preparaban los manushes y los shawarma del desayuno. Un día, en la precipitación por ser atendidos y entre el gentío, al darse la vuelta un chico había empujado a Nour, haciendo que su manushe acabara esparcido por el suelo. El chico se deshizo en disculpas y le invitó a compartir el suyo (no pudo invitarla porque carecía de dinero suficiente). Hablaron poco, pero tampoco hacía mucha falta. Al día siguiente, Nour no tuvo que preocuparse por ir a buscar su desayuno: Ya se lo traía
1. Los Talleres de Resolución de Conflictos, Construcción de la Paz y Apoyo Psicosocial impartidos por RESCATE y sus Contrapartes contribuyeron a romper aquellos nocivos estereotipos.
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Mohammed. Esta vez sí que hablaron (tanto que casi pierden la clase). Y la siguiente y la siguiente… Y así, juntos, uno al lado del otro, fueron dejando de lado tanto a los lamentos como al conformismo que había guiado hasta entonces sus vidas. Hoy, Nour trabaja de administrativa en el Hospital del campo de refugiados de El Buss gestionado por la UNRWA. Mohammed abrió con otros dos compañeros de curso un taller de electricidad en Burj el Shemali. Ahora, su próxima meta es ahorrar lo suficiente para poder casarse. Yo, únicamente puedo añadir que ojalá este cuento tenga un final feliz al estilo de “Y vivieron felices por siempre jamás”. Como dicen por aquí, INSHALLAH. Aquella oportunidad brindada por RESCATE significaba que aún importaban, que el mundo no se había olvidado de ellos: “En mi vida, sólo he tenido ayer. Nunca he tenido un hoy… Ahora tengo un mañana”, comentaba Nour. …Y sí, en efecto (casi se me olvida), como todo buen cuento que se precie (no, no creo que este relato sea de calidad –eso lo ha de juzgar el lector-; tan sólo creo que es sincero y escrito con el corazón), éste tiene una moraleja, por supuesto: simplemente, hay que aprender a vivir a través de la alegría de
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los demás.
Entre 2011 y 2014, RESCATE –con la financiación de la AECID- ha estado (y continúa) enseñando a pescar: Ha impartido formación profesional a más de 2.000 personas, en su gran mayoría mujeres, a través de más de 50 cursos, obteniendo un acceso al empleo de cerca del 85% de los estudiantes graduados. Así mismo, se han efectuado más de 300 actividades de Construcción de la Paz –entre talleres y eventos- y se han rehabilitado 106 viviendas de familias palestinas con escasos recursos en Tiro, Sayda y Valle de la Beka´a. Pero esto sólo es una gota en un vasto océano: En cuatro años de permanencia y trabajo en Líbano, se ha transformado perceptiblemente la imagen del palestino en la sociedad libanesa, posibilitando su participación, el acceso a un trabajo en numerosas ocasiones vetado y asegurando una estabilidad socio-económica a medio/largo plazo del beneficiario/a y sus familias. No obstante, aún queda mucho, muchísimo por hacer para que el mañana les pertenezca totalmente. Yo, en mi modesta opinión, sólo puedo decir, sólo quiero decir que no se ha de pensar en qué puedes hacer por ellos, sino en qué pueden hacer ellos por ti: Cada día, estas personas que (mal) viven en el umbral de la pobreza nos están enseñando –en El Líbano, en Siria, en Jordania, en Colombia, en Etiopía, en Angola… En cada uno de los lugares donde RESCATE está presente y también en los que no está- que no es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita.
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Personas como nosotros ROSA MENESES Reportera del diario El Mundo, especializada en Oriente Medio y Norte de África
A
lo largo de mi carrera profesional he cubierto varios conflictos armados y he informado sobre la situación de las personas refugiadas en diversas partes de Oriente Medio y el norte de África. He dedicado reportajes a los olvidados refugiados palestinos en el Líbano –muchos de ellos pri-
vados incluso de documentos de identidad–, a los saharauis en Tinduf, a los habitantes de Tawargha –exiliados por la fuerza de su ciudad y dispersados en varios campos de refugiados por toda Libia–, a los libaneses que perdieron sus casas en los bombardeos israelíes del verano de 2006 y tuvieron que buscar cobijo en parques, centros comerciales, escuelas o incluso en los campos de refugiados palestinos, a los desheredados de Gaza y Cisjordania, mil veces refugiados en su propia tierra, a los que escaparon de la violencia en Libia por la frontera tunecina de Ras Ajdir y sólo tenían una manta para cubrirse del frío febrero porque les habían robado por el camino, a los que huían de la guerra de Siria y se instalaban en la desnudez de un campo de olivos de la frontera turca o en Zaatari, en lo que era un gran espacio vacío en Jordania que ha acabado convirtiéndose en la tercera ciudad del país… Durante este tiempo he contado sus historias y he recogido sus anhelos. Todos tienen un hilo en común: la voluntad de ayudarse unos a otros en medio de la tragedia y la esperanza de recuperar, un día, siendo mejores, la vida que la guerra les truncó. Como reportera siempre he sentido la responsabilidad de contar de forma sensible y respetuosa el drama al que han sido abocados estos civiles. Y, sobre todo, de intentar presentar su situación lo más cercana posible al lector. Porque ellos me han enseñado que son personas normales a los que la vida les ha jugado una mala pasada, que lo que les pasa a ellos podría pasarnos a cualquiera de nosotros y en sus historias está el ejemplo de dignidad y solidaridad del que todos debemos tomar nota si nos vemos un día en una situación parecida. Recuerdo especialmente a Steven Efosa Ero, un chico de 26 años originario de Nigeria, futbolista profesional, que un día decidió emigrar a Europa para realizarse como jugador pero quedó atrapado en Libia. Le conocí en Campo Choucha, donde Naciones Unidas y otras organizaciones humanitarias asistían a los refugiados del conflicto libio de 2011. Pese a haber llegado allí como un refugiado más, pronto destacó por su fuerza vital y su optimismo, que contagiaba al resto de sus compañeros de miseria. Se convirtió en una referencia para todos. En aquel erial, Steven utilizó el deporte como fuente de motivación para superar el obstáculo por el que
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atravesaban. Decía que todas aquellas personas –en su mayoría jóvenes africanos que habían ido a Libia a trabajar y se habían visto atrapados en la guerra– tenían un talento que había quedado escondido al llegar a Libia pero que entonces había llegado para ellos la oportunidad de sacarlo a la luz. “Cuando llegué a este campamento, conocí a personas con problemas similares a los míos. Por eso creo que todo en la vida se trata de cambio. Ahora tenemos la oportunidad de ser lo que queremos ser. Tenemos la oportunidad de cambiar nuestras vidas”, me contó. Aunque las vidas de las personas refugiadas parecen suspendidas en ese instante en el tiempo en que todo se torció, no están anclados para siempre en esa situación. Tienen un pasado, pero sobre todo, un futuro. Un porvenir que también hay que alimentar y cuidar. En febrero de 2014 visité Zaatari (Jordania), el mayor campo de refugiados sirios. Allí, tras meses luchando por sobrevivir, muchos sirios han empezado a poner en marcha iniciativas sociales para mejorar la situación en el campamento e incluso han surgido cientos de emprendedores que han desarrollado pequeños negocios. Como Steven, han visto una oportunidad en medio de un drástico cambio. Zaatari es un ensayo de lo que será la futura sociedad siria de posguerra. Es el ejemplo de que los refugiados no son personas estáticas e incapaces de evolucionar, sino que forman comunidades vivas y ávidas de desarrollarse. En las escuelas del campamento, los niños me decían que querían ser médicos, pilotos, futbolistas o profesores. Como cualquier niño de cualquier ciudad del mundo. Para ellos, algo tan pequeño como poder tener luz para estudiar cuando ya ha caído el sol es muy importante. Para mí, escribir sobre estos niños que quieren dejar atrás la guerra para pensar en cómo reconstruir su país cuando sean mayores es abrirles una ventana al mundo para que sus sueños sean un poco más reales cada día. Los medios de comunicación tienen el poder de hacernos llegar los anhelos de estas personas y reclamar para ellos un lugar en el mundo. Pero necesitamos que ejerzan ese poder, hagan bandera de ello y no tomen a la ligera su papel. En primer lugar, los medios de comunicación son empresas y funcionan como tales, pero en mi opinión nunca deben olvidar su vocación de servicio público. Por ello, los medios y los reporteros que cubrimos conflictos somos muy importantes en la primera etapa de una crisis: somos los primeros en visibilizar sus orígenes y detectar su posible evolución. Este papel de ‘luz roja’, de llamada de atención, de centinela, debe mantenerse en el tiempo y acompañar las diferentes fases de una crisis, con especial atención también a las situaciones de post conflicto y a los procesos de reconstrucción y transición. Tenemos una parte de responsabilidad a la hora de concienciar a la comunidad internacional y a las autoridades sobre la situación de las personas que viven bajo un conflicto, para que se tomen decisiones políticas que les protejan y que mejoren sus vidas. En este sentido, trabajar conjuntamente con las agencias y organizaciones humanitarias internacionales es esencial. Creo que una de las labores más importantes que podemos realizar los periodistas es humanizar los conflictos. Ponerles cara. Visibilizar a sus víctimas más allá de un número. Reclamar para ellas la atención de los lectores, de los poderes públicos, de las instituciones. Que no se les olvide ni se les margine. Que nadie piense FAMILIAS PALESTINAS REFUGIADAS EN LÍBANO: PROMOCIÓN DE LA CONVIVENCIA PACÍFICA
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que es “normal” que vivan esas circunstancias por habitar determinados países o pertenecer a un determinado pueblo. Son personas como nosotros. Durante la guerra del Líbano de 2006, el primer conflicto que cubrí como enviada especial, los refugiados del Beirut Mall me enseñaron una de las mejores lecciones de mi vida. En el párking de este centro comercial del sur de la capital libanesa habían encontrado techo más de 1.400 personas que habían perdido sus casas en los bombardeos israelíes. Entre ellos había médicos, profesores, amas de casa, empresarios, agricultores, panaderos, estudiantes, ingenieros, jóvenes desempleados, ancianos, bebés… Ricos y pobres. Todos se habían quedado sin nada. Habían perdido sus seres queridos y sus bienes. Allí, todos eran iguales en el sufrimiento, la guerra los había puesto en el mismo sitio. En cada plaza de aparcamiento había una familia con sus pocos enseres, cuidando unos de otros, ayudándose. Mientras hablaba con ellos para recoger sus historias, un hombre me dijo algo que jamás olvido cuando informo desde el terreno sobre la situación de los refugiados, sea donde sea: “Usted también podría verse en esta situación. No piense que estas personas son gente ignorante o pobre sólo porque están aquí y ahora”. Desde entonces siempre tengo presente que los refugiados no son distintos de nosotros. La única diferencia es que a ellos les ha tocado vivir la tragedia de un conflicto. Imagino cómo me adaptaría a la nueva situación si las bombas me arrebataran mi familia, mi casa, mi trabajo. Y trato de ponerme en su lugar e intentar comunicar al mundo sus mensajes. Aunque la guerra les haya arrebatado muchas cosas, siguen siendo las personas que querían ser. Les debemos eso, tratarles como a iguales y vernos reflejados en ellos. Por eso, yo seguiré intentando contar sus historias. En una escuela de Sidón, aquel verano de 2006, conocí a una niña de cabello pelirrojo y carita llena de pecas llamada Angie. Tenía 14 años y había huido con sus padres de la localidad de Ain al Baal, tras diez días soportando los bombardeos. Angie quería ser periodista cuando fuera mayor, “para denunciar las injusticias”, me dijo. Espero que lo haya conseguido.
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El papel de las ONG en Líbano CRISTINA BERMEJO Coordinadora de Cooperación Internacional de ONG RESCATE
E
n el contexto libanés intervienen ONG tanto libanesas como ONG Internacionales. Las Organizaciones de la Sociedad Civil (u ONG) son un pilar importante en el que se apoyan el progreso y el desarrollo humano del país. El sector de las ONG en Líbano es uno de los más dinámicos dentro
del Mundo Árabe. Los sectores de trabajo de las ONG libanesas son bastante diversos. Una ONG puede ser una asociación o comité en un pueblo o pequeña ciudad creado para trabajar en un tema concreto como por ejemplo un proyecto generador de ingresos. También puede ser una organización especializada en un tema específico como la violencia contra las mujeres o la protección del medioambiente o atender a un grupo determinado de población como niños o discapacitados. El trabajo de estas últimas organizaciones puede ir desde el ámbito de lo local hasta lo nacional y lo regional en el ámbito de Oriente Medio. Aproximadamente existen unas 6.000 ONG registradas en el Ministerio de Asuntos Sociales del Líbano, con lo cual se deduce que su papel es muy relevante dentro del país. Esta proliferación de ONG se debe a que estas han dado cobertura durante mucho tiempo a los servicios sociales básicos que no ha podido ni puede prestar el Gobierno, sobre todo durante la guerra civil, el periodo de la postguerra y en la actualidad con la crisis de los refugiados primero palestinos y ahora sirios. Durante la guerra civil y en los periodos de crisis con la afluencia masiva de refugiados las ONG son los principales y en algunas zonas los únicos proveedores de servicios para la población tanto libanesa como refugiada, proviniendo sus fondos para tal efecto de la cooperación internacional. Las ONG libanesas tienen pues un papel preponderante en los sectores de la salud y la educación especialmente en las áreas rurales y son también muy activas en el apoyo a iniciativas juveniles, culturales y artísticas y medioambientales. Dada la diversidad social y religiosa que existe en Líbano las ONG que trabajan en el país son también muy heterogéneas. Muchas ONG empezaron a trabajar durante la guerra prestando ayuda humanitaria a la población y durante la posguerra se transformaron en ONG de Desarrollo. Existen también Fundaciones religiosas y ONG creadas por destacados políticos o partidos políticos. En general puede afirmarse que las ONG afiliadas a partidos políticos juegan un importante papel en la prestación de servicios so-
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ciales y tienen capacidad para negociar con el gobierno sobre las políticas sociales a desarrollar en sus zonas o áreas geográficas de trabajo. También se constituyeron ONG para dar respuesta a los diversos flujos migratorios y atender las necesidades de este sector de la población llegada a Líbano: los refugiados armenios y especialmente los refugiados palestinos. En un principio surgieron como organizaciones comunitarias con el fin de proveer servicios a la población refugiada y aliviar las presiones que su llegada produjo sobre la población libanesa pero con el tiempo, con la problemática de los refugiados palestinos sin resolver durante más de 50 años, se institucionalizaron como ONG. Las ONG que atienden a los refugiados palestinos les prestan servicios sociales no cubiertos por la UNRWA. La mayoría de las guarderías, centros de salud, ambulatorios, centros sociales, centros de atención a discapacitados o de rehabilitación, centros de Formación Profesional en los campamentos y asentamientos de refugiados palestinos son gestionados por ONG. Algunas están muy especializadas dedicándose por ejemplo a la atención a la mujer o a la salud medioambiental sobre todo en los asentamientos, donde las condiciones de vida de la población son bastante precarias. Otras organizaciones también se dedican a la preservación de la herencia cultural palestina y organizan eventos artísticos y culturales. Recientemente algunas ONG han empezado a trabajar en la defensa de los derechos civiles de los refugiados palestinos en Líbano, convirtiéndose en un enlace importante entre el Gobierno libanés y la comunidad palestina residente en el país.
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En general el papel de las ONG que atienden a los refugiados palestinos y algunas de ellas también a los sirios en la actualidad, es de prestadoras de servicios sociales básicos y de Ayuda Humanitaria en el caso de la atención a los refugiados sirios. Las primeras ONG Internacionales comenzaron a trabajar en Líbano a principios de los años 70. Su papel ha consistido en la provisión de servicios sociales básicos para los grupos sociales más desfavorecidos, promoción de la participación democrática de la población, el fortalecimiento de la sociedad civil y la defensa de sus derechos y libertades y en general han apoyado y apoyan el desarrollo del país. Actualmente también tienen un papel preponderante en la prestación de Ayuda de Emergencia y Humanitaria a los refugiados sirios cuyo número, según datos del ACNUR, alcanza casi el millón de personas en el país. Las ONG internacionales gestionan grandes cantidades de fondos provenientes de los Gobiernos de sus respectivos países, el sistema de Naciones Unidas y las grandes redes a las que pertenecen, ejerciendo por tanto un papel importante a nivel social dentro del Líbano. En un principio estas organizaciones solo atendían a la población libanesa pero en los años 80 a raíz de acontecimientos acaecidos durante la guerra civil comenzaron a atender también a la población refugiada palestina prestándoles ayuda de emergencia. Con motivo de la crisis del Sur del Líbano en 2006 y la del campamento de Nahr al Bared en 2007 nuevas ONG internacionales entraron a trabajar en el país. Su principal característica es que su intención de permanencia se limitaría al periodo de prestación de ayuda humanitaria y la reconstrucción pero dada la volátil situación que se vive en el país la mayoría ha permanecido hasta la actualidad trabajando principalmente en asociación con ONG nacionales o lo-
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cales libanesas.
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Traducción: comunicación, concienciación, conciliación La traducción literaria como puente entre culturas ANA IRIARTE Traductora e intérprete de árabe
1. EXPRESAR EN UNA LENGUA LO QUE ESTÁ ESCRITO O SE HA EXPRESADO EN OTRA. 2. CONVERTIR, MUDAR, TROCAR. 3. EXPLICAR, INTERPRETAR.
T
res frases. Tres nociones. Tres acepciones que la Real Academia de la Lengua decide otorgar a la entrada en su diccionario del verbo “traducir” para que aquellos que ignoran dicho concepto escojan una de ellas, la que les resulte más adecuada para un contexto en cuestión. Sin embargo,
¿se trata de nociones independientes o más bien complementarias? La primera de ellas nos parece una definición realmente acertada. El proceso de traducción consiste, efectivamente, en descifrar significados que van más allá de la literalidad de las palabras para luego transmitir lo que la lengua original expresa, en tanto que ideas, conceptos, sensaciones o sentimientos. Las lenguas por definición nacen, evolucionan y mueren en condiciones muy concretas, al abrigo de civilizaciones marcadas inevitablemente por las particularidades geográficas, climáticas y demográficas de su entorno, que determinarán su desarrollo y finalmente, su historia. Cada lengua se convierte en compañera inseparable de su pueblo y lleva, por tanto, su sello distintivo grabado a fuego, por lo que será capaz de expresar a la perfección su idiosincrasia, y de portar el estandarte de su civilización más allá de las fronteras físicas de su territorio. Quizá sea por eso que la palabra “traducir” encuentre su origen en el vocablo latino traducere, que literalmente significa “hacer pasar de un lugar a otro”. Con esta noción de traducción, más cercana a la de transmisión, sospechamos que las últimas dos acepciones de “traducir” (convertir, mudar, trocar, explicar e interpretar) puedan tratarse de posibles estrategias de traducción que escogerá el traductor en su papel de transmisor y comunicador intercultural. Desde tiempos inmemoriales, cada cultura manifiesta su particular forma de percibir y sentir el mundo a través del arte. Por este motivo, es nuestro deseo centrar este artículo en la traducción literaria, pues, ¿qué es literatura sino arte expresado a través de una lengua? Arte que emana de la libertad del 40
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hombre, que es expresión directa de su humanidad, y que no conoce fronteras más que las de la lengua en la que se encuentra recluido. En palabras del escritor libanés Jalil Yubrán:”El pensamiento es un ave del espacio que, en una jaula de palabras, puede abrir sus alas, más no puede volar”1. Ese es el principal y único cometido del traductor literario: romper la jaula de palabras de la lengua origen para capturar el mensaje que encierra y construir para éste una segunda jaula en la lengua meta. En consecuencia, si la literatura no tiene límites (más allá de los que la lengua impone) tampoco deberá tenerlos la traducción literaria, ni las estrategias disponibles al alcance del traductor, cuya misión será un reflejo de la del autor original: expresar, transmitir y hacer llegar pensamientos y emociones de manera artística. Como traductora árabe-español, considero que un excelente dominio de las lenguas meta y origen no representa sino los cimientos de la formación del traductor literario que le proporcionarán el oxígeno necesario para sumergirse en las dos culturas, y empaparse de ellas. En este sentido, la literatura árabe representa uno de los mejores y más fieles testimonios sociológicos y culturales del mundo árabe; la puerta por la que adentrarnos al pensamiento, al sentir y al modus vivendi de este pueblo. Solo este profundo entendimiento, acompañado de una sensibilidad artística, completarán la formación del traductor literario. A fin de cuentas, traducir no es tanto hablar o escribir una lengua como vivirla y sentirla. Por eso, traduzcamos.
«Ensalcemos la figura del traductor por servirnos de puente con la gran familia de la humanidad; por desvelarnos los secretos que, cubiertos por los enigmas de la lengua, se esconden en lo profundo de grandes mentes y almas; por sacarnos del lodo de nuestro limitado y diminuto charco, y llevarnos a un océano con vistas al mundo en todo su esplendor, para que vivamos así, según las ideas, esperanzas, dichas y miserias de ese mundo. Por todo esto, traduzcamos»2
Tal y como afirma el literato libanés Mijail Nuayma, la traducción literaria tiene el potencial de ser un excelente medio de concienciación y de conciliación entre culturas. No obstante, es también una de las especialidades más complejas de traducción debido a los problemas concretos que plantean los textos literarios, tales como la importancia de la forma, el contenido estético del mensaje o la presencia de abundantes referencias culturales sin una equivalencia absoluta en la cultura de llegada o culture-
1. Gibrán Khalil Gibrán. El profeta, 1ª edición, Editorial Andrés Bello, 2001, Barcelona. P. 73. 2. Fragmento del artículo titulado “ ” incluido en la obra de Mijail Nuayma “
“ 9ª edición, Nawfal, 1971, Beirut.
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mas3. Todos estos elementos intrínsecos de la literatura no siempre soportan bien el viaje interlingüístico e intercultural que implica el proceso de traducción, de aquí la importancia del buen criterio del traductor literario, que tendrá que hacer lo inimaginable para preservar, en la medida de lo posible, el equilibrio entre literalidad y libertad, forma y contenido y fidelidad y belleza. Nadie tiene la receta perfecta. No existen normas universales. De un mismo texto literario pueden surgir infinitas traducciones, cuya calidad dependerá de la formación lingüística y cultural del traductor, y por supuesto, de su sensibilidad y buen juicio. Todo traductor se verá obligado en su toma de decisiones a sacrificar u omitir elementos, sin embargo, no debe olvidar que también dispone de innumerables herramientas que le permitirán crear, añadir y modificar para, en último término, compensar las posibles pérdidas que en algún momento haya podido sufrir la traducción. Ilustremos esta reflexión con un ejemplo práctico: En la traducción de un relato corto del escritor libanés Mijail Nuayma que se centra en la descripción de un personaje típico de la vida rural libanesa nos encontramos con la expresión idiomática ”
”. Esta expresión, que literalmente significa «lleva la escalera en horizontal» se
utiliza para describir a alguien que gusta de complicar las cosas sin necesidad. Al advertir que las imágenes de esta expresión pueden resultar extrañas e incluso incomprensibles para el lector español, decidimos buscar un equivalente semántico: «le gustaba complicarse la vida». Sin embargo, con esta traducción se pierde el tono popular que la expresión tiene en árabe, por eso, más adelante decidimos compensar con otras expresiones populares en fragmentos del original como “
“
(literalmente «la iglesia se inundó de fieles») que podían perfectamente haberse traducido de forma literal, y nos tomamos la licencia de introducir la expresión popular «en la iglesia no cabía un alfiler». Si nuestro objetivo es crear una traducción fiel y justa, que refleje una cultura concreta, es esencial que el traductor literario mantenga una actitud pacificadora, esto es, tratar de no reforzar los posibles estereotipos negativos que una cultura pueda tener de la otra y centrar sus esfuerzos en encontrar los puntos donde esas dos culturas confluyan. Siempre con un objetivo conciliador, evitando crear malentendidos o retratar una imagen engañosa de la cultura en cuestión. Un buen ejemplo podría ser la traducción de muchas frases populares árabes que a pesar de tener un significado literal religioso, son usadas continuamente con tanta habitualidad y por un porcentaje tan grande y variado de los hablantes, que han perdido su sentido religioso y se han convertido en elementos orales y de cortesía. En ocasiones, estas frases tan comunes y familiares se traducen de forma literal, y el resultado
3. El traductólogo Hans-Josef Vermeer define culturema como “el fenómeno social de una cultura A que es considerado relevante por los miembros de esta cultura y que, cuando se compara con un fenómeno social correspondiente en la cultura B, se encuentra que es específico de la cultura A”.
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LA CONVIVENCIA PACÍFICA DESDE DIFERENTES ENFOQUES
es un texto plagado de Dioses, alabanzas y bendiciones que dan lugar a repeticiones casi molestas y sin demasiado sentido. En nuestra opinión, sería conveniente traducir expresiones como “
”
(literalmente “si Dios quiere”) por un simple “ojalá” (arabismo que se acerca mucho más a la intención y al uso del original), o “
” (literalmente “que Dios esté contigo”) por un simple “adiós”,
o incluso omitir frases como “
” (literalmente “el nombre de Dios”), que se usan de forma casi ri-
tual y automática para alejar el mal de ojo. De esta forma, el traductor no contribuirá, por ejemplo, a los prejuicios de aquellos que asocian al mundo árabe con el extremismo religioso. Hoy, pretendemos analizar el poder conciliador de la traducción literaria y su capacidad de crear lazos entre dos pueblos concretos: el libanés y el palestino. La historia decidió que su relación actual haya sido la de anfitrión y refugiado. El por qué de aquel desenlace y el análisis de los acontecimientos históricos que la propiciaron, variarán dependiendo de quién los cuente y de cómo los haya vivido. Dejando cualquier tipo de inclinación o creencia política a un lado, consideramos que el único método efectivo de conciliación entre estos dos pueblos reside en la búsqueda de elementos comunes, de puntos de unión históricos o culturales. Y ya que hemos hablado de literatura, analizaremos la figura del gran poeta palestino Mahmud Darwish (1941-2008) que en nuestra opinión, representa un magnífico punto de encuentro entre estos dos pueblos. Mahmud Darwish nació en el año 1941 en la aldea palestina de Al-Birwa, que fue destruida por el ejército israelí en 1948. Ahí comenzó una vida de exilio que pasó entre Líbano, Rusia, Egipto, París, Túnez, Jordania y Palestina. Conocido como el poeta de la resistencia, Darwish trabajó activamente –a través de sus escritos y su intensa actividad política– en contra de la ocupación de Palestina, motivo que le llevó a la cárcel en numerosas ocasiones. En 1971 el poeta decidió trasladar su residencia a Beirut, donde residió once años, hasta que la invasión israelí del Líbano de 1982 le obligó a emigrar de nuevo. En su libro Memoria para el olvido (1995) el poeta recoge su experiencia durante el mes de agosto de 1982 en el Beirut sitiado y expone cuestiones como el papel del intelectual en tiempos de guerra, las tensiones entre la expresión poética y la política, o la relación entre memoria e historia. Haciendo uso de un complejo y brillante juego de imágenes, Darwish nos acerca a su vida cotidiana y la expone como crónica del exilio palestino, del sentimiento de inestabilidad de una vida que se tambalea entre la patria y un exilio que se transforma continuamente. En Memoria para el olvido, Beirut es para Darwish el centro de ese exilio que retrata de forma casi obsesiva, sin llegar a comprender su naturaleza: “Por más que intento comprender Beirut, lo único que consigo es ser más ignorante de mi mismo. ¿Es una ciudad o una máscara? ¿Es exilio o es canto? Tan pronto termina como parece empezar de nuevo y viceversa”4. A lo largo de la obra, el poeta expresa su profundo amor por la ciudad que considera “la cuna de miles 4. Darwish, Mahmoud. Memoria para el olvido. Trad. Manuel Feria García. 2ª edición, Ediciones del oriente y del mediterráneo, 2002, Madrid. P 96.
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de nosotros que no conocimos otra”5 y le dedica un canto a su vida cotidiana, “al olor de las verduras y a los gritos de los vendedores, al bullicio armado del bar, a los cortes de agua y a los problemas con el ascensor”6 a los que se acostumbró durante los diez años que vivió en ella. Diez años en los que afirma haberse sentido vivo: “Aquí, no he muerto. Hace diez años que vivo aquí. Nunca había vivido diez años en un mismo sitio”7. De hecho, al sospechar que tendrá que abandonar la ciudad, el poeta parece ver en Beirut un hogar, un centro en el que las nociones de patria y exilio convergen, y afirma que “marcharse de Beirut es un poco como ser expulsados del Paraíso o arrojados al exilio”8. Ciertamente, la identidad palestina de Mahmud Darwish y sus vivencias personales definen en cierta forma la óptica desde la que analiza la realidad que le rodea. Sin embargo, su condición de refugiado en Beirut no le impide empatizar con los libaneses ni inhabilita su capacidad de comprender la situación por la que pasaba ese pueblo tras la llegada de refugiados como él. Así, afirma: “No comprendimos el Líbano. Nunca llegamos a comprenderlo. Nunca comprenderemos el Líbano. Jamás llegaremos a comprenderlo… Solo vimos nuestra imagen reflejada en la superficie de las piedras: fantasía que rehace el mundo a su medida, más que por falaz, por necesitar un suelo en que el espejismo pudiera poner los pies”9. De esta forma el autor reconoce la dificultad de la situación y los posibles errores cometidos por muchos árabes —entre los que incluye a los palestinos— que, encandilados por su aroma a libertad, proyectaron en Líbano y en su capital sus esperanzas de un mundo nuevo. El lamento de Darwish es un lamento compartido por muchos palestinos, libaneses y árabes en general: “¿Por qué ha de ser el Líbano una patria incompatible con Palestina?”10. La experiencia beirutí de Mahmud Darwish demuestra que el entendimiento entre culturas nace de la empatía. Por eso, cualquier intento conciliador debe partir de experiencias y sentimientos comunes, a través de los cuales dos pueblos puedan sentirse identificados entre sí a nivel humano, y en consecuencia, comprendan que solo halla respeto y consideración quien gesta en su interior estos mismos sentimientos. Por todo esto, una traducción que se enorgullece de ser puente entre culturas debe ser imparcial y respetuosa, huir de prejuicios e ideas preconcebidas, y mostrar lealtad tan solo al mensaje que ha de transmitir. Una traducción conciliadora debe ser ante todo una traducción inteligente, en la que el papel del traductor no se limite a la transmisión lingüística y cultural del mensaje. En ella, el traductor, que se supone conocedor de ambas culturas perseguirá la concienciación de su lector, en cuyo interior intentará sembrar las simientes del respeto y la empatía para con la cultura origen.
5. Darwish, M. Memoria para el olvido. P 140. 6. Darwish, M. Memoria para el olvido. P 189. 7. Darwish, M. Memoria para el olvido. P 189. 8. Darwish, M. Memoria para el olvido. P 166. 9. Darwish, M. Memoria para el olvido. P 47. 10. Darwish, M. Memoria para el olvido. P 101.
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A riesgo de parecer atrevidos, nos gustaría lanzar una propuesta de traducción conciliadora entre libaneses y palestinos. Nuestro proyecto, requeriría un trabajo conjunto de traducción, edición y publicación y consistiría en intentar seleccionar temas concretos que han tratado tanto autores palestinos como libaneses e ilustrarlos con textos conocidos de dos grandes autores de ambos países, proponiendo una traducción temática comparada, que recalque un mismo sentir centrado en lo humano, y le otorgue al lector inexperto en esos temas una sensación de hermandad, de empatía y compresión para con ambos pueblos. Algunos de estos temas centrales podrían ser el patriotismo, la alienación, el hastío o el exilio. Por ejemplo, para tratar la cuestión de la identidad, podríamos escoger por un lado el poema de Mahmud Darwish “
” (Carné de identidad) y el famoso “
” (Vuestro Líbano y
el mío) del grandísimo literato libanés Jalil Yubrán. O para el tema del patriotismo y la nostalgia a la patria, optaríamos el poema”
“ (A mi madre), de Darwish y lo compararíamos con “
” (Oh,
hijos de mi patria) de Yubrán. Ambos textos se traducirían de nuevo, esta vez con un objetivo diferente: el de mostrar paralelismos y similitudes entre la obra de dos escritores que pusieron su pluma al servicio de una misma misión, la de transmitir un sentimiento concreto. Además cada tema iría acompañado de una introducción que contextualizara ambos textos para asegurar la comprensión del lector no especializado. El resultado sería una obra que expone dos culturas, dos historias y dos formas de sentir de forma paralela a través de una traducción que ponga de manifiesto la condición humana de los escritores por encima de sus ideologías políticas o de sus creencias religiosas. Nos gustaría aclarar que la anterior propuesta no es más que una posible aplicación práctica de lo expuesto en el presente artículo. Las posibilidades conciliadoras de la traducción son infinitas e inimaginables y solo estarán sujetas a los límites que el traductor quiera imponerle. Hoy, esperamos que la traducción, ese arte milenario que ha pasado desapercibido a lo largo de tantos siglos, siga haciéndose visible y contando con traductores que trabajen activa y voluntariamente en la construcción de puentes interculturales, divulgando con sus plumas un mensaje de respeto y fraternidad entre todas las culturas
•
del mundo.
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Conclusiones
CONCLUSIONES
“Lo que más me gustó del proyecto que RESCATE está ejecutando son los cursos de formación profesional. Yo personalmente me beneficié del curso de fotografía, lo que me ha dado la oportunidad de tener nuevas experiencias y ganar mi sustento.” MANAR ABD RAZIK . Beneficiario de los proyectos realizados en el campo de refugiados de Burj Barajneh.
“Además ha empoderado a las personas beneficiarias, mejorando sus habilidades profesionales y favoreciendo así sus oportunidades de empleo. Sobre todo en mujeres, que ahora han tomado conciencia de sus dificultades y retos (…) Me gustaría lanzar un mensaje que mueva a la solidaridad ciudadana y permita seguir trabajando en proyectos como los que se están ejecutando, donde se acerca a la población más desfavorecida el acceso a sus Derechos Humanos en situación de igualdad.” AMINA BISHER. Coordinadora de proyectos en campo de refugiados.
“Yo recomendaría a España seguir apoyando este tipo de programas con el fin de continuar con el desarrollo integral de las generaciones más jóvenes de refugiados/as palestinos/as, asegurando así sus oportunidades de empleo futuras.” LAILA MOUSA. Graduada en los cursos que RESCATE ha impartido en Burj Shemali.
R
ESCATE trabaja desde 2010 en Líbano con el fin de fomentar la convivencia pacífica entre población refugiada palestina, población libanesa y desde 2011, inicio del conflicto sirio, población refugiada siria.
Esta guía de sensibilización, “Familias palestinas refugiadas en Líbano: promoción de la convivencia pacífica”, realizada en el marco del convenio de cooperación entre ONG RESCATE y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) titulado “Fomento de la construcción de la paz entre población palestina y libanesa a través del acceso al empleo y a la vivienda digna, así como el apoyo a iniciativas de convivencia entre niños y jóvenes palestinos y libaneses, en los campos y asentamientos de refugiados en Líbano”, intenta mostrar la situación de vulnerabilidad de la población refugiada palestina en los campos y “asentamientos” de Líbano, por su falta de recursos, y las oportunidades surgidas a través del trabajo de la cooperación española. FAMILIAS PALESTINAS REFUGIADAS EN LÍBANO: PROMOCIÓN DE LA CONVIVENCIA PACÍFICA
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CONCLUSIONES
RESCATE comienza a trabajar en Líbano en 2007, tras la Segunda Guerra de Líbano que dejó a miles de personas sin hogar miles de muertos, heridos y personas desplazadas o sin hogar, en la reconstrucción del país a través de la creación de oportunidades de empleo y ofreciendo ayuda humanitaria para la población afectada en el sur del país. Tras esa esos años de trabajo a favor de la población refugiada palestina y la población libanesa en situación vulnerable, en 2010 se firma el convenio de trabajo conjunto entre la AECID, RESCATE y asociaciones locales para: • Mejorar de las capacidades y acceso al empleo de la población palestina y libanesa en los campos de refugiados a través de cursos de formación profesional. • Rehabilitar infraestructuras, espacios públicos y viviendas. • Llevar a cabo programas juveniles sobre resolución de conflictos, negociación y movilización comunitaria. Más de 18.000 personas de 9 campos de refugiados, repartidos entre el sur, este y centro de Líbano, han visto mejorada su calidad de vida a través de las actuaciones de este convenio. En cuatro años de permanencia y trabajo en Líbano, se ha transformado perceptiblemente la imagen de las personas palestinas en la sociedad libanesa, posibilitando su participación, el acceso a un trabajo en numerosas ocasiones vetado y asegurando una estabilidad socio-económica a medio/largo plazo del beneficiario/a y sus familias. Como forma de acercar a la población española la realidad de las personas refugiadas en Líbano y la necesidad de su implicación en los procesos de construcción de una convivencia pacífica entre distintas poblaciones, RESCATE propone con esta guía algunos de los enfoques que permiten que así sea, como son la cultura, los medios de comunicación, la traducción literaria o la experiencia de trabajo realizado en materia de cooperación al desarrollo a través de las personas que se dedican personal y profesionalmente su día a día a ello. Por supuesto, son muchos más los mecanismos que pueden favorecer lograr un respeto mutuo entre pueblos víctimas de conflictos, lo que aquí se propone es una muestra de algunos. Es indispensable dar voz y tener presente siempre a las personas que sufren los conflictos y luchan cada día por una vida mejor. “Ahora tengo una profesión que es “mi arma” para el futuro”. ZEINAB BANJAK. Refugiada palestina, graduada en el campo de refugiados de El Buss en Líbano.
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