Del hombre y otras desdichas / Santiago Nasar

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Santiago Nasar

Opalina Cartonera 3


Del hombre y otras desdichas Santiago Nasar Opalina Cartonera 2016 Diagramación a cargo de Juan Canales Diseño por Francisco Escobar Impreso en Valparaíso, Chile por Opalina Cartonera Primera edición

“Colección Ciudad de Los Sueños” Contacto autor: stgoluengo@gmail.com Este libro se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercialSinDerivadas- 3.0 Unported Se permite la reproducción parcial o total de la obra sin fines de lucro y con autorización previa del autor

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Al amor de mi vida‌ Que en algún lugar espera encontrarme.

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I El Ocaso

“A estas alturas, no puedo evitar un suspiro. Días hay en que me domina un sentimiento más negro que la más negra melancolía: el desprecio hacia los hombres.”

Friedrich Nietzsche El Anticristo

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Calígine

Mientras el crepúsculo arde En la orilla y más allá, Mis pupilas encandecen, Pues de negras pesadillas se han fundado ya mis ojos. Traté de sentir la brisa, La regocijante humedad de hojas verdes en el suelo Circundadas en la tierna oscuridad que las prospera. Traté de sentirla, Pero no la recibí. En su lugar, vi enredar el osco pedazo de vigor que ____________________________________conocía En una maraña de filos, de ruedas y de ruidos. Cuando terminaron, No quedó más que un terruño de lamentos, Faunos, que a su estilo, aullaban por las selvas que __________________________________marchaban. Su carnosidad, Bella, pulcra, perfecta y merecida. ¡Que traigan a la dama!, Vanidosa desalmada, A enfrentarse con su diosa Que la espera en primavera.

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Eterna mía, Bañémonos con lo que resta, Con tus espesas mejillas, Con tus arroyos evaporados, Con tus penínsulas desgastadas O con tus cumbres Que tan alto se elevan para no ser conquistadas. Eterna mía, El pavimento ha ocultado tus dedos encogidos, Enjauló tras unos muros a tu espalda que se arrolla, Expulsó de aquí tu rostro cercenando tus mejillas Y propuso que tu nombre se enterrara con tu cuerpo. Vi tu cuerpo arrodillado, Vi tus dedos desollados, Tu cabeza arder en llamas Y tu voz disuelta en toz. Vi tus pechos desgastados, Tus pestañas desmayadas, Vi tus lágrimas desiertas, Tus pupilas derrotadas. ¿Son los pasos de las llamas o es tu olor el que no vuelve? ¿Son tus manos arcilladas o es tu color el que nos cierne? Son tus manos, Son mis manos, Nuestras manos escombradas Y tu olor que aunque declame ya no vuelve. 11


Decir te quiero

Cuán difícil es decir te quiero, Aquí, En condiciones como estas. Difícil es volver de una guerra, Ileso, siendo el mismo que se fue. Difícil es cambiar comida por un poco de esperanza, Madurar, y mientras lo hagas, que no sólo maduren las _______________________________manos que te tocan, Los labios que te hablan y los sueños que te sueñan. Difícil es dejar las cosechas a la estación, Recompensar el agravio con oportunidades, Ser mejor que el pasado que dejas al dormir. Difícil es perecer sin saber que sucedería, No caer cansado después de una jornada, Decapitar relojes en la ausencia de tu boca Y encontrar en ellos la réplica a mis porqués. Difícil es merodear tus orillas Y no encontrar en ellas un gusto a juventud, Codificar tus mejillas Para que el siguiente que las pierda Vacile en salirlas a buscar. 12


Difícil, Difícil es merecernos una siguiente vida, Si la primera fue el preámbulo a la próxima, Qué mal hemos hecho al practicar con los vivos, Lo que ni siquiera a los muertos nos atreveríamos hacer. Imagíname entonces, deteniéndome, Afinando el recoveco acústico de entre mis dientes, Parando en tu oído, Buscando unos cuantos motivos. Motivos que levanten la idea, Que surtan de cimientos las palabras, Que a sudor se atragantan, En un mar que de peces ya no habla. Entonces, así, No te alarmes si no lo digo, Si me atraganto con los motivos, Si te susurro una lengua muerta. Decir te quiero, Entonces, No es siquiera difícil, Es casi imposible.

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Helecho

En la primavera helada, Tus alas, tus llagas, Revoloteando en un charco A plenitud del deshielo. Pasto, colinas, Lluvia ligera, Se abrían paso entre mi piel, Tal cual tú la tuviste ayer. Seda estampada, En pasajes anónimos. Gasa tejida, En promesas de verano. Brinco inmortal Subsume mis piernas Enraíza mis dedos con sus dedos de algodón. Helecho vetusto ¿Volverás en primavera? He cercado aquel sendero Con el beso que te espera. Dame pie para un abrazo A tus frondas maltratadas ¿Por qué no crecen? ¿Qué le has hecho? ¿Qué no hay flores para mí? 14


La Orilla

Yacía al costado un cuerpo sin vida. Centímetros muertos de delgadez austera. Atormentadas sus yagas, Ensangrentados sus pies, Manchada en rojo sus palmas, Fue coronado su rostro. El conjunto era fúnebre a esas horas de la noche Y sus dedos perfumados A nadie parecieron conquistar. A sorbetones los insectos libaban su cuerpo, Sus músculos desgastados y su olor a cemento. La pulcra y nocturna, piel roída, de cartón, Inscribía una oración entre sus huesos y el hedor. Ni su rostro, ni su imagen. Ni su raza, ni su historia. Ni su estado, ni su nombre, Fue razón para mirarlo. La mueca tallada en su rostro carcomido Me hizo temblar las rodillas, Los ojos y las manos. Desparramé herejías al pasto que me oía Y regué entre el improvisado sepulcro, Las mañanas que el caído no podría conocer. 15


¿Sabes cual es aquel salto que jamás me atrevería a dar? ¿Sabes cuan frío se siente estar cerca de la orilla? El cielo se hizo nocturno Y la ceniza, espesa desalmada, Asedió mis pulmones con cuchillos de ponzoña. Los quebrajados azulejos se desasían mientras esperaba mi _____________________________________________vez Y el peso de mis brazos descarnados Me aproximó un poco más, Un poco más al costado, Cenit de la exención. Salté… Que perfecto es respirar mientras se cae.

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El Fuego

Las grietas auguraban la derrota, La derrota de estos versos O del silencio (no sé muy bien). Palpamos el tibio temblar del herido, Dentro de tus cuencas, Dentro de estos besos (ya lo sabré). Exhalaste el doloroso aroma del adiós Y emprendiste la marcha hacia el lugar de la sanción, Tomé tu brazo con violencia (no sé por qué) Y herí tus labios con mi común torpeza (creo que lo sé). Perdón, te pido. No te pido un lago lleno de abundancia, No te pido el eterno transitar de tus fragancias O los astros que a estelas adornan aquellas noches. No te pido las llaves de tu alma, Tampoco las del corazón. No te pido las caricias que necesitan mis manos, Tampoco las risas de las que se han privado mis labios. Perdón, es lo que pido, Escucha, mis motivos. Las velas desplomadas en la cena, Tus manos con carne entre las uñas. Dos libros abiertos gritan en las llamas. Tu historia se ha vuelto una a la ceniza. 17


Vellos erizados, Cuerpos desolados, Historias sin historia, sin amantes para hablar. Lenguas derretidas, El silencio en las esquinas, Manos, que se toman, El fuego, que se acerca.

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Libertad

En los inhóspitos lugares de una tierra azul Las muñecas desiertas de unos cuantos logran respirar. El pasar del tiempo ha puesto la marcha atrás Para devolver lo que es robado con un poco de piedad. No tengo cadenas que pulir No tengo barrotes que lamer No tengo humedad en mis tobillos Ni tampoco el césped creciendo abundante por mis bolsillos. La vida antes tan viva Se sofoca con la llave que hace polvo las cerraduras. Trato de empujar para salir Y sólo me dan ganas de reír. Extraño mis muñecas oxidadas Mi lengua desgastada Mis tobillos sudorosos Y un par de bolsillos gastados y rotos. Pienso unas cien veces que es mejor que vuelva a disparar ¿Qué más da? Unos años más me servirán para reflexionar. No es mi lugar, no es este mi hogar, ¡Manda a quemar viva tu libertad!

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Llorar

Llorar, es amanecer desnudo y sin ti. Llorar, es perder de nuevo y morir. Llorar, es ahogar mis sueños en sábanas blancas, Es ser lazo apretado sobre la garganta. Derramando angustia en lágrimas por dolor, Por ti derrocando felicidades Y ahogando brazos abundantes del amor más iluso. Amor único y despreciado, Amor en luto, Desolado. Ser piano sin notas, Ser libro sin hojas, Llorar es ser cuerpo sin vida, Es ser juego y derrota. Latiendo brevemente mis síntomas decaen. Sanaciones merecidas en picada hacia el suelo.

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Llorar, Es desear la muerte por alguien que jamás moriría por ti. Es derramar segundos al pozo que te clama allí en el fondo. Tu cara me humilla por nombrarme así, Pero teñidos están tus besos en este marco que es mi __________________________espalda, que es vergüenza. Llevar mi nombre escondido bajo suspiros que nunca ___________________________________tuvieron dueño, Y que nunca serán nuestros. Maldición ya fue verte, Maldición es olvidarte. ¡Llorar!, ¡es cantar con sangre en la voz! ¡Llorar!, ¡es morir en vida de amor! ¡Llorar!, es manchar miradas, ojos perdidos al sufrir sin _________________________________________querer, Lo que malo fue al amarte así, Para luego por fin Dormir y querer sonreír. Si forjé mi vida en legiones de venas suicidas, Hoy ya he fracasado, Tratando de escupirlas por ti. Llorar, Ya no quiero volver a llorar. 21


Tu adiós

En la avenida oculta, Bajo el precipicio, Yo, te espero. En los arrabales, Entre la dama que no oye Y el esposo que ha olvidado las palabras que gustaban de _______________________________________escuchar. En la esquina de tus errores, En la esquina de los míos. Te espero entre el sigilo de un ave que caza, Entre el tintineo de un canto asustado. En la premisa que achuran tus labios O en el nervioso relato de un cuento acobardado. Te espero y miro mis manos que enfundan el cielo. Ser círculos rojos entre tus pupilas, Ser rastro y desidia para tus verdades. Mi nombre está seguro en tu boca Y el tuyo, En la mía, se oye mejor. Mis partes son de vidrio, Las tuyas de cartón. Mi ojo te ha seguido sin espacio a que te pierdas. Tu ojo se ha cerrado en mi pecho somnoliento.

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Hay querida loa, ¿Puede el pulcro sepulcro de tus labios Encandilar la llanura donde empasto tus iniciales? Y si no es así, ¿Cómo explicas que el sepelio no sea de mí, Sino de ti? No sea de tus labios si no de tu lengua, No sea de tus besos si no de tu olor, No sea de tu cara si no de tus ojos, Que no sea de tu entrada Si no de tu adiós.

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Rubor nocturno

Sus cabellos escarlata festejaban con el viento, Le decĂ­a a sus mejillas Que rieran con la lluvia, Que su piel, su textura, No se fueran tras su voz. Delicado froto el dedo mientras tiento su belleza, Su silueta, ya no hay duda, Fue esculpida para mĂ­. Esos giros peligrosos, Esos ojos luminosos, Esos belfos quebrajados, De mis labios separados.

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Romántica

No te vayas amor mío, no te vayas Oye mi pálpito ensangrentado y no te alejes. Interrogante y enigmática, Vaporosa, Tan romántica. Escondida entre murmullos Sollozante entre vocales. La brillantez es casi tan obscura a estas horas de la noche, La inmensidad se hace perpetua, Ahora, Ahora que las fronteras se han fundido al fulgor de tu agasajo. Ahora, Ahora que la espuma de tu boca endulza menos que mis labios. Ahora, Ahora que el murmullo de tus piernas serpentinas Devastó nuestra débil y silenciosa institución. Ahora que has hablado Tierna carne colorida Dame un tiempo para un trago De la sed que aflora en ti. Vamos, Seamos eso Eso que puede ser mejor Pero es mejor que no lo sea.

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La sombra de tu nombre

La sombra de tu nombre me vigila desde lo alto Esperando a ver si caigo, De rodillas, Contra el suela. Desea que el cadáver que quede ahí sea sólo mío Que nadie más perezca si soy yo el que aún respira. El sucio y escupido resto de alma que dejaste Inspira adormecido el humo negro del tabaco. Imagina, tan iluso, que de otra forma no te lleves Lo que no alcanzaste a ver Y por eso no quemaste. Tu déspota recuerdo me ha arrebatado todo La ira, el deseo, el descanso, la alegría. Pero no conforme con quitarme hasta el aliento Se empeñó en que tú recuerdo No se fuera Ni dormido. Ahora estrujo los alambres en el débil corazón Que ni por más que pase el tiempo Aún divisa tu belleza. Tu sonrisa delineada Tus mejillas sonrojadas

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Tus pasitos delirantes Y tu cuerpo desafiante.

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Bocanada de miel

La bocanada de miel se perdió entre los dientes maltrechos El tostado y duro pan se rebanó con las manos obscenas Y la madura idea de saltar al día siguiente Que no llegaba Le irritó el carácter Y aguó las babas. Fue escarmiento, Lo que esa noche abundó en sus ojos sin aliento. Sus manos adoloridas, sangrantes y endurecidas Habían humedecido por última vez el camino al cuarto ________________________________________miserable Las franjas carcomidas Que de cada uno de sus dedos salían Se agudizaban en el viaje hacia el improvisado ropero. Partió una hora más tarde Empolvada hasta los ojos con maquillaje Empinando en las alturas una botella de alcohol Preámbulo habitual A la labor que intentaría, cómo otras noches, realizar junto al _____________________________________________farol. Era angustia, Y no sed Lo que intentó extinguir con el líquido a merced. 28


Las ruedas de un coche frenaron a su lado Se aproximó el vidrío un tanto más abajo Tradujo las palabras que desde las sombras venían. La puerta se abrió. Su cuerpo frío avanzó hasta el fondo En aquella noche desconocida. Fueron G R I T O S de ayuda, Los que batieron su mente ante la duda. La mujer, atiborrada de billetes, No desayunó pan tostado, No cenó sobras, No vistió cuero ajustado,

tampoco desayunó tampoco cenó ni maquillaje exagerado

Sólo tendió en la cama lo que quedó de su aspecto

desgastado.

---------------------------------------------------------Cansada espera la muerte D e s e c h a anhela partir. 29


¿Qué habrá de bueno en vivir los nueve infiernos? ¿Qué habrá de noble en cargar con esos cuernos? ¿Qué habrá pensado el destino hacer conmigo? ¿Qué habrá esperado al dejarme sin su abrigo? El tortuoso laberinto La llevó de un lado La congoja La comedia La escondió bajó su nombre La curó como otra herida. Es su llanto la poesía que me inspira día a día El espíritu valiente La corteza del presente.

a otro La desidia La perfidia

La bocanada de miel la disfrutaste entre los dientes. Gustosa abrazaste La entrada de la muerte.

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Regrésame

Las aberraciones más enigmáticas han sucedido por mi cabeza. El delirio de atravesar el tiempo, El espacio, Rajar de lado a lado el paisaje y, Cruzando la espesura de tus ojos, Escudriñar entre tus razones, Desenmarañando los incomprensibles motivos de hacer esto Y no lo otro. Vitalidad que cambia, Que se descompone en enormes fragmentos de ánimo, En enormes pedazos de cielo y niebla. Suspiro infecundo, Hálito melancólico. Las voces se repiten en el murmullo Que escucho al morir desde todas direcciones. El agua recurre a mis ojos para secarse la culpa, Para desprenderse de la miseria en la que han quedado mis lágrimas, Arrodilladas por el peso de tu imagen que, A través de esas enormes pestañas, Me han empujado a quedarme ahí abajo y dormir, De súbito, Entre los quebrajados azulejos.

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El mundo me ha comenzado a ignorar Y la ciudad está molesta conmigo. Lo sé, Pues las calles donde solía dirigir mi paseo Ya no huelen a lo mismo. En sus muros no existe algo donde apoyarme, Donde encontrar un consejo, Una esperanza, Un verso o una broma. Sólo las murallas derruidas vigilan mis movimientos. Quizá siempre fueron eso. Un pedazo de conciencia embellecido al mirar todo con tus ojos. Devuelve los míos amor mío, Regrésame el habla y, de paso, borra todas tus palabras. Devuélveme todo, No te quedes con nada, Que si has elegido marchar, No has querido pensar en guardarlas.

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II Aurora

“Quise creer que podía curar a la gente de aquí con palabras. Ya viste lo que ha sucedido: les gusta su mal…” Jean Paul Sartre Las Moscas

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Antes de dormir

El tiempo no ha pasado en vano Y es mi cabeza, Mi blanca melena, El recuerdo de que aquí, Ya no estás. El tiempo ha pasado, Y al pasar se ha llevado mis ojos, Esos ojos que tantas noches sostuvieron tu recuerdo, Esa vista que de ti, en aquella cama, solía necesitar. El tiempo, Circundado por tus palmas, tus risas, Tu espacio, tus ruidos, Tus bromas, el vigor de tu cuerpo, Tus alegatos enfermizos Y tu torpeza al amar. Tiempo, Aún no te has llevado y no te llevarás Su alma de mis brazos, Aunque débiles no dejen de abrazarla, Ven a mí y entretiene a aquella muerte, Que ha marcado mi lugar para llevarme. ¿Juntos? 34


Más si el tiempo te ha robado de mi vera, Más si el tiempo me ha quitado la sonrisa, Será tuya la tarea al devolverla en plenitud, Yo te extraño Y de la mano, Cantas versos para mí. Si he de ver por última vez, Me encantaría que esa vista Te tuviera a ti por completo. Si he de oler por última vez, Me encantaría que el olor Fuese del licor que empapaba tus labios. Si he de sentir antes de morir, Me encantaría recibir tus cansadas manos Enredadas a mis viejas manos, Aquí, A oscuras, Antes de dormir.

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Como el sexo para la muerte

Su cara empapada en sudor, Sus pechos nadando en calor. Fui testigo del talento para quitarte el vestuario, Fuiste la parte violenta, Mis oídos asediados. Espalda de lino, Muslos de tela intacta, Recorrí a tientas el paraje de hilo blanco, Cubierto en zonas por vellos negros de satín. Poblada estaba la blusa de insinuaciones, Gimiendo a coro las erinias, De rodillas, Lamiendo veloces la juventud de tu garganta. El clima mejora en la habitación, Marcada en instantes de locura y afición. Enmarañada y serpentina Mueves piernas rocinantes. Colorada, carne en sexo remojada, Funde el tacto entre mis huesos, Tiembla rauda de fervor. ¿Quién no ha andado por pastares de uva roja, tentación? ¿Quién no ha visto las orgías de una alzada dionisiaca?

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Piel crecía entre mis uñas Mientras danzaba la dama. Retozábamos desnudos Entre espuma de placer. Escribía "hoy somos uno" Con los hilos de su boca Reventados, no hay cabida, Para el sueño de la muerte. Parpados rojos. Sus labios, sus ojos, Cadenciados entre mis vellos, Dibujaban un pacto de alcohol. -¿Ya es de mañana? Y vestida, Achuras ideas sobre mis manos embarazadas. -¿Qué es lo que ves? Lo mismo de ayer, Las estrategias para guiarlas al anochecer.

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Hablar por ellos

Las luces del mar brillan sobre la colina. Los bosques son verdes y una vez más puedo suspirar. Eres la esperanza de que haya otro día por la mañana Y un día soleado después de un año nublado. Eres como el sueño que nos permite seguir de pie Y como la libertad que pretendo llegar a conocer. Hay veces en que pareces un dibujo sin terminar Y otras, la más bella obra de mis sueños. Hablar por ellos amor mío, habla por ellos. Por los que no dicen, Por los que no hacen, Por los que dormidos sueñan tu figura. Quiere por ellos, ama por ellos. Se la voz que endulza, La miel que suda la espesura. Vi el amanecer con tus ojos, Sentí las calles con tu piel, Me armé de valor con tus hazañas, Y alcé en fonemas mis reclamos, todo gracias a tu voz. Mientras corría un prado en lluvia, Acariciando las madejas, Torcidas y testarudas,

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Que mecĂ­an las velas, los recuerdos, El bosque.

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La vi

He visto su risa brillar, Sus ojos jugar, Sus lágrimas derribadas Y su boca, su boca, Una sonrisa consolidada. He visto su frente encoger, Sus pies tejer mis pies, Sus mejillas escarlata Y sus manos, con mis manos, balancearse en el espacio. He visto como danzan sus dedos por mi espalda, Su piel, su vestido, Su pelo, su olor. Vi la luz que de sus parpados, exagerada, salía, Vi su oído, sus latidos, Sus cabellos, entre mis dedos, cautivos. Disfruté la alborada recostado a su vera, Su pecho descubierto, Su muslo ardiente, su piel tan clara, tan suave, Atuendo que no ve, ni explora las grabas del tiempo. La he visto asustada, Recogida en mis músculos, 40


Refugiada en mis labios, Necesitando de mis brazos. Semilla de virtudes, Gatillo al paraíso, Cimientos de futuro, ¿Otro viaje? ¿Otra espera? ¿Otra huida? ¿Otra bienvenida? La vi y era ella, todo lo que quería mirar.

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Puro

Mira al rio y esconde Las hogazas de pan que no te has comido Guarda el poco talento que mantienes Entre las piedras que se arrastran cansadas de tanto ruido. Se tenas para evadir la soledad, Y benevolente cuando huyas del tumulto. Cobíjate al puente En donde alas, Ya no quedan para volar. Te lo aconsejo anciano No soy para ti. Ni mi aliento podrido te pertenece Ni las yagas abiertas, ni mi risa violenta. Nada porta tu emblema, Nada jamás será tuyo. El viejo aturdido por la cachetada, Miró a la mujer a los ojos y dijo: “eres la caprichosa y sucia mujer de hace unos años. Sueles vestir tu sucia ropa y ocupar tus sucias palabras. Caminas y dejas un rastro tan sucio tras de ti, que ni volcando mi piel a trapos nevados podría limpiarlo. Pero nada de eso te preocupa, sabes que mis pies siempre serán tan blancos que en nada les costará lavar tus sucios pasos, porque es el lugar en donde vivo, el casillero enmohecido entre tus sombras de labriego.” 42


Mientras se besaban, Ella tomó la enorme mano del hombre Y entre la calidez de los labios Pensó infinitas veces: “No soy para ti…pero quédate _______________________________aquí ésta noche”.

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Nos amamos

Nos amamos. Y no de una u otra forma, Sino de todas las formas. Pues para que privarnos de algunas, Si nuestro amor no es de medidas, Un único perfil O un sólo sabor. Nos amamos. Y no de una u otra forma, Sino de todas las formas. Las intentamos todas, Un poco al menos cada día. Y no en tiempos separados, Sino todas a la vez. Pues de que otra forma sería si tú me amas y yo… Y yo no puedo pensar siquiera un no por respuesta. De todas formas, Incluso aquellas para las que aún no hay nombres, Nos amamos.

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Tú sí que lo sabes

El pálpito seco sonó unas tres veces. Tu estomago hambriento preparó la obertura. La lengua espumosa se perdía entre el barro, Y tu voz estropeada insinuaba estar sola. Creí -fue mi error- que conocía el sentido de aquello a lo ____________________________que llamabas hambre. Creí, sin justificación, que mis entrañas no se equivocaban. Alardee, Suponiendo, Que la verdad eran silabas que caían por mí boca. Pero no es así y tu bien sabes, Pues tú lo conoces, Pues tú lo has vivido, Pues si buscan razones, Pues si quieren las pruebas, Sólo deben pararse y mirar hacía el suelo. Recorrer con instiga la carne en tu piel. Es tu cuerpo la pista que nos lleva a reconocer, Que no somos más que buitres encolerizados, Bastardos a tiempo completo, Grises teóricos del dolor. Tú, Mi querido amigo, Has sido el gatillo con el cual me he vuelto a la más 45


retoñal ignorancia Y, al mismo tiempo, la brillantez encubierta que ha dilatado mi oído. Tú, sí que lo sabes mi amigo, tú sí que lo sabes.

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Índice I El Ocaso

9

Calígine

10

Decir te quiero

12

Helecho

13

La Orilla

15

El Fuego

17

La libertad

19

Llorar

20

Tu adiós

22

Rubor nocturno

24

Romántica

25

La sombra de tu nombre

26

Bocanada de miel

28

Regrésame

31

II Aurora

33

Antes de dormir

34

Como el sexo para la muerte

36

Hablar por ellos

38

La vi

40

Puro

42

Nos amamos

44

Tú sí que lo sabes

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Del hombre y otras desdichas Santiago Hernaldo Luengo Fernández se terminó de imprimir en el mes de junio del 2016 en los talleres de editorial Opalina Cartonera

www.opalinacartonera.blogspot.com

Tiraje según demanda

n°_______

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Los libros de la editorial opalina cartonera SON OBJETOS DE ARTE COMPLETAMENTE ARTESANALES - fabricados con nuestras patas delanteras todos hechos con dedicaciรณn, delicadeza y amor

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