Opción Marxista Internacional - 2da Edición
Presentación La juventud y el pueblo trabajador se rebelan en varios puntos del planeta. En las últimas semanas han demostrado su valentía en las calles y las plazas de Chile y Ecuador. También en las manifestaciones masivas del Líbano o Irak, en las acciones de los Chalecos Amarillos en Francia y en Hong Kong. Al cierre de esta edición y al compás de esta nueva oleada de luchas, el 21 de noviembre se produjo en Colombia la más apoteósica jornada nacional de protesta y movilización de los últimos treinta años, en contra de los asesinatos de indígenas y luchadores populares, de las reformas económicas laboral y pensional proyectadas por el gobierno de extrema derecha de Iván Duque (Uribismo), que atacan el nivel de vida de jóvenes, trabajadores y amplios sectores de la población. A nivel general, la paciencia está llegando al límite. Decenas de miles en América Latina y el mundo, perdieron el miedo. Inundan las calles y plazas. Se sublevan con furia y hacen retroceder a los gobiernos. Estos espantados, como el de Chile o antes el de Francia, a regañadientes dan concesiones largamente postergadas. Lo hacen en forma apresurada, se disculpan por televisión, vacilan, balbucean. La prensa reseña: “América Latina... está revolucionada”… “La desigualdad es la causa principal del desencanto que sienten los ciudadanos de toda la región frente a un establecimiento político pasmado”. Tras treinta años de prédica incansable sobre las bondades de la democracia, el debate civilizado y la paz, todos los gobiernos, sin distingo, responden a las protestas con represión salvaje. Con la policía y el ejército. Disparan, asesinan, mutilan, violan y llevan presos a cientos, tratando sin éxito de conjurar la rebelión. A pesar de las concesiones, las trampas y la represión, los manifestantes no retroceden y se defienden valientemente con lo que tienen a mano. Todos los poderosos y privilegiados se unen en coro para condenar la violencia de los manifestantes, hablan de sus excesos y llaman a la pacificación. Sin que les dé resultado, recurren al conocido libreto de los infiltrados, los agitadores profesionales y la conspiración, como han hecho siempre los gobiernos de los poderosos, los opresores y explotadores para desprestigiar y combatir la justa rebelión de los de abajo.
Lo que sucede en Santiago de Chile y Ecuador es diferente de lo que ocurre en Hong Kong, Cataluña, Haití, Irak, el Líbano o Irán y se desarrolla desigualmente. Pero tienen en común que todas las protestas constituyen una lucha contra el sistema económico y social imperante, contra las políticas de las potencias imperialistas y sus instituciones el Fondo Monetario Internacional, FMI, el Banco Mundial, BM o la OCDE. Además, en que sus protagonistas padecen vidas precarias, sin seguridad laboral, salarios insuficientes, educación o salud de mala calidad e impagables y con el sentimiento de que su nivel de vida está cada vez más “exprimido”. La rebelión va más allá de reclamar más democracia o poder votar u opinar libremente por las redes sociales, pues eso ya se tiene. No. La profundidad del proceso revela que sus protagonistas han comprobado que con la democracia imperante no se come, no se educa, no hay salud apropiada, no hay vivienda o mejores salarios y la violencia en vez de disminuir, aumenta. Han llegado a la conclusión de que esa democracia no resuelve ninguna necesidad o asunto de fondo. Los jóvenes y trabajadores asalariados, sienten que se les vendió humo. Tienen derecho a sentirse estafados. Después de treinta años de la caída del muro de Berlín, el espejismo se ha esfumado. Ese símbolo supremo de la destrucción de los países conocidos como “socialistas” (realmente, Estados Obreros gobernados por castas burocráticas), y el cual usaron y usan los potentados del mundo para proclamar a los cuatro vientos el fracaso del socialismo y el triunfo del sistema de libre mercado (el capitalismo) y de la democracia (burguesa), como llaves maestras de la prosperidad económica y un mundo de oportunidades para todos, está llegando a su fin. Aquel triunfo del capitalismo como sistema económico y de la democracia electoral como supuestamente inigualables, si bien inicialmente se tradujo en una ola de expansión del capitalismo, que logró la conquista de nuevos territorios y mercados así como convertir en territorio de inversión de sus trasnacionales, destruyendo aquellos países “socialistas” (la URSS, China, Europa Oriental, Cuba, etc.), hace años mostró su agotamiento. Especialmente desde el estallido de la crisis financiera de 2008. Ese triunfo de las potencias capitalistas del mundo, de los años 90`s, significó para los trabajadores y pobres de los países atrasados o de desarrollo intermedio, una cascada de reformas laborales y pensionales profundamente regresivas. Tercerización del empleo, contratos basura, privatización de la sanidad, la educación básica y las universidades, la vivienda, los servicios públicos y muchas otras áreas que se habían conquistado como responsabilidad del Estado. En ese periodo lo importante fueron los intereses de los capitalistas y los inversionistas, independientemente de los que no podían pagar los servicios convertidos en negocio. La privatización se extendió y empobreció a sectores cada vez más grandes de la población. Hasta que llegó el momento en que se acabó la paciencia y ahora salen con furia a protestar. Eso es lo que ha pasado en Chile. Y el hecho de que se encuentre allí el epicentro de la revuelta en América Latina, es muy simbólico.
Movilización en Bogotá el 21N
3
Las políticas implementadas por los dueños de las trasnacionales y las grandes empresas nacionales para tratar de superar la crisis desatada en 2008, han significado agresivos ataques a los países pobres y al nivel de vida y condiciones de trabajo de los jóvenes y los asalariados. Eso es lo que está en la raíz de la actual oleada de rebeldía y protestas.
4
Opción Marxista Internacional - 2da Edición Por eso afirman…“Es decir, la realidad resultó menos prometedora de lo que la gente esperaba…la desigualdad en casi todos lados aumentó y los frutos del esfuerzo recayeron en pocos. Entendimos que los políticos no pueden responder a nuestros problemas porque están presionados por los financieros”. Y hacen un alerta: “se avecina un cambio radical en el sistema político y económico mundial. La fractura entre las élites políticas, las financieras y la población comienza a hacerse insondable”, “…protestan por la rabia profunda y la indignación que les produce un sistema al que no logran adaptarse”. Lamentablemente, mientras se sienten los pasos amenazantes de las masas en lucha y estos analistas alertan a los poderosos acerca del agotamiento de una democracia que ya no garantiza el engaño electoral y la alternancia de sus diferentes partidos, los reformistas insisten tercamente en repetir la misma receta de hace treinta años: dicen que el problema obedece a la falta de democracia y que se necesita “más democracia”, renovar la confianza de la población en los Parlamentos y la urgencia de que los poderosos acepten más y más elecciones. Indígenas marchando contra el Golpe en Bolivia
Así, las revueltas son contra la desigualdad social y la injusticia que se expande. Es contra las políticas económicas y sociales y los políticos y gobiernos que las aplican. Contra la forma de vida de las élites dominantes y su enriquecimiento obsceno, que está destruyendo todo tipo conquistas sociales y está contaminando o agotando los recursos del planeta. En últimas, en contra de cómo está estructurada la sociedad. Así no lo digan o no lo sepan, pues los políticos -de todos los colores- que trabajan para los empresarios y sus medios de comunicación, lo ocultan deliberadamente, se rebelan entonces no solo contra un gobierno que les mintió y es corrupto o contra algunos partidos o parlamentarios. La movilización es contra el sistema social imperante, dominado por un puñado de magnates enriquecidos a costillas del trabajo y las necesidades de la gran mayoría de la población. Es contra el capitalismo y va contra sus raíces. Embrionariamente empieza a salir a flote la urgente necesidad de otra realidad social, para ellos y sus hijos y, que es posible construirla, pues, al menos de momento, los manifestantes tienen la sartén por el mango. Por ello, mientras los jóvenes y trabajadores se colocan con su movilización combativa y decidida en el centro de la escena, los voceros más preclaros de los sectores dominantes en la sociedad, alertan sin poder ocultar su nerviosismo, sobre lo que llaman el “agotamiento de la democracia”. Alarmados, diagnostican que se ha llegado a una desconfianza generalizada en los parlamentarios, en los gobiernos, en sus presidentes y un rechazo general a todos los partidos políticos y demás instituciones de la democracia burguesa “…nuevas generaciones que desconfían del poder, las jerarquías y la tradición” dicen. Desconfianza creciente en el reaseguro más sofisticado y sutil que ha encontrado el capitalismo para seguir dominando y explotando a los trabajadores y los pobres: las instituciones y mecanismos de la democracia burguesa. Analistas han empezado a describir ese proceso. Historiadores como Yuval Noah Harari afirman en su libro 21 lecciones para el siglo XXI, que “el descontento generalizado…tiene que ver con que “la humanidad está perdiendo la fe en el relato liberal que ha dominado la política global en las últimas décadas”2. En castellano sencillo, la juventud y los trabajadores empiezan a desencantarse de las promesas que el sistema capitalista y la globalización, acompañadas de elecciones, libertad individual y en general de “las bondades de la democracia liberal”, traería bienestar y soluciones a las necesidades básica insatisfechas. 5
Así, en Chile, proponen como salida una reforma de la Constitución o una Asamblea Constituyente, pactada en el Parlamento entre las diversas fuerzas, que incluye a los agentes de Piñera. Luego llevar a la población a un Plebiscito, etc. Una cascada de elecciones y votaciones que extiendan por dos años, para diluir la energía de quienes se movilizan en las expectativas electorales y ahogarla en un rio de palabras. Así, ante la debilidad manifiesta de Piñera no proclaman la necesidad de sacarlo del gobierno, sino de un lograr nuevo pacto político y social con ese gobierno autoritario y con el régimen asesino, heredado de la dictadura. Es decir, ante el empuje de las masas en lucha, quieren nuevas alianzas de los de abajo con los representantes políticos de los empresarios nacionales y extranjeros. La paradoja de la situación es tal que a la voluntad desplegada por los sectores en lucha y la capacidad de sacrificio de los trabajadores, los jóvenes y las masas, sus dirigentes reformistas en vez de aprovechar la energía desplegada por los pueblos, para fortalecer, profundizar la lucha y posicionarse mejor frente al gobierno, le oponen la concertación con los gobiernos. Pretenden sacar a los manifestantes de las calles conciliando con el enemigo y encauzar la lucha por canales electorales, llevándola a las urnas con el plebiscito para así evitar que los gobiernos caigan por la acción de las masas. La sorprendente rebelión de trabajadores y jóvenes a la que asistimos, reclama con urgencia, tal como lo señalaron ayer los Chalecos Amarillos y hoy los manifestantes en Chile, el surgimiento de una nueva alternativa política totalmente independiente de las organizaciones sindicales o políticas tradicionales del movimiento de masas, consecuente y democrática en su interior. Las nuevas camadas de luchadores actuales podrían constituir el caldo de cultivo de ese proceso. La presente publicación con sus artículos de análisis y propuestas sobre el proceso con epicentro en Chile y Ecuador, así como el llamado a la resistencia y derrota del golpe de estado reaccionario y pro imperialista en Bolivia, constituye para quienes lo publicamos, nuestra modesta contribución a ese proceso, que cuando cerramos esta edición aún se encuentra en curso y cuyo desenlace ignoramos. Los Editores 22 de noviembre 2019 1 https://www.semana.com/mundo/articulo/protestas-en-el-mundo-que-ocurre-con-la-democracia-y-el-capitalismo/640547 2 Ídem 3
Ídem
6
Opción Marxista Internacional - 2da Edición Por otro lado, a los trabajadores y los pobres de América Latina, que entusiastas presenciamos como las masas chilenas dieron el paso al frente y tomaron la posta para irrumpir abruptamente en la escena de la lucha de clases, con mucha más fuerza que el levantamiento popular ecuatoriano, y avanzar con decisión para acorralar al gobierno. Así, nuevamente, recibimos con alegría los vientos revolucionarios del sur.
LA REVOLUCIÓN CHILENA SACUDE AMÉRICA LATINA Por: Irene Idris
LAS MASAS DESBORDAN AL GOBIERNO DE PIÑERA
En un intento intimidatorio y con el objetivo de aplastar el levantamiento vía la represión, el presidente Piñera le declaró la guerra a las masas insurrectas. Decretó el Estado de Excepción, el Toque de queda y sacó el ejército a las calles de Santiago de Chile y otras ciudades a reforzar la represión de la policía (Carabineros). No acababa de terminar el estallido social en Ecuador cuando la explosión de las masas chilenas sorprendieron, por un lado, a la clase dominante de ese país, al gobierno de Piñera, que días antes describía a Chile como un “oasis”, así como, al imperialismo y a todos los gobiernos de América Latina y el mundo (sin contar a la “izquierda” oportunista y a no pocos escépticos de la lucha de clases). Combativas protestas, iniciadas en Santiago de Chile con la toma masiva por parte de los jóvenes de las estaciones del metro, las cuales abruptamente desembocaron en una insurrección general obrera y popular, con destrucción de algunas estaciones, protestas callejeras, barricadas, saqueos de almacenes de cadena transnacionales como Wall Mart,1 Home Center, aseguradoras de fondos de pensiones (AFP), bancos. Símbolos de un sistema económico, de la desigualdad social, que degrada cada día su nivel de vida, en Santiago de Chile, en el puerto de Valparaíso y otras ciudades importantes del país. También, la furia de los manifestantes se dirigió hacia el periódico El Mercurio, en Valparaíso, uno de los diarios que apoyó la sangrienta dictadura militar de Pinochet y que con ocasión del aniversario del régimen militar pinochetista, el pasado septiembre 2019, publicó bajo el título: "El 11/9/1973 Chile se salvó de ser como es hoy Venezuela". 7
Pero, no hay miedo. Al contrario, la prepotencia del gobierno, de sus ministros, y sus medidas represivas, enfurecieron aún más a las masas, que echaron por tierra la orden presidencial de “asegurar el orden público, asegurar la tranquilidad de los habitantes de la ciudad de Santiago, proteger los bienes tanto públicos como privados”. La insurrección contra el gobierno, su furia y potencia, desbordó completamente la brutal represión y el control militar. Dijo NO a la pretensión del presidente Piñera y el régimen político de aplastar la sublevación para asegurar el orden [capitalista], a nombre de “asegurar la tranquilidad de los habitantes” [burgueses] de las ciudades y “proteger” la propiedad privada de los empresarios; mientras los carabineros y el ejército, hiriendo, violando, torturando, asesinado y encarcelando, tiraban sus tanques y gases lacrimógenos contra los cientos de miles de “habitantes” de la ciudad, trabajadores, clase media y sectores populares, que llenaban las calles con sus protestas. 1
En la Región Metropolitana de Santiago y en las regiones de Valparaíso, Antofagasta, Calama, Concepción, San Antonio y Temuco”.
8
Opción Marxista Internacional - 2da Edición
LA REVOLUCIÓN AVANZA A SALTOS
LA INSURRECCIÓN ACORRALA AL GOBIERNO Y LO OBLIGA A RETROCEDER
La insurrección consiguió en dos o tres días una acelerada respuesta a algunas de sus reivindicaciones. Las que prometen y prometen los políticos burgueses en cada elección, reclaman los oportunistas desde el parlamento y que no llegan a concretarse.
Casi de inmediato, el gobierno de Piñera fue obligado a suspender el alza en la tarifa del metro. De sus iniciales, desubicadas y arrogantes declaraciones; de su guerra contra las masas con la violenta represión pasó a reconocer la realidad. En un nuevo intento fallido por contener el estallido expresó: “Frente a las legítimas necesidades y demandas sociales de la ciudadanía, hemos recibido con humildad y claridad el mensaje que los chilenos nos han entregado… Esta situación de inequidad de abuso que ha significado una expresión genuina y auténtica. Reconozco esta falta de visión y le pido perdón a nuestros compatriotas", y anunció un paquete de concesiones económicas. Ante el temor de que la revolución siga su curso impetuoso, Piñera prefiere “entregar los anillos para no perder los dedos o las manos”. Comportamiento, característico de los poderosos cuando se sienten acorralados por la lucha revolucionaria de las masas. Sin embargo, la respuesta al impuesto “arrepentimiento” de Piñera fue una masiva y contundente marcha de un millón doscientas personas el 25 de octubre en Santiago de Chile que lo obligó, solo 48 horas después, a retirar el ejército de las calles, levantar el toque de queda y que, además, tumbó medio gabinete de gobierno. Por supuesto que el retiro de los milicos de las calles no significó el cese de la brutal represión. Ésta sigue a manos de los Carabineros, que disparan directamente a los ojos de los manifestantes, “al menos 217 personas han sido heridas en los ojos por cuenta de perdigones o balines de goma disparados por carabineros chilenos desde el 18 de octubre, según le indicó a EL TIEMPO el Instituto Nacional de Derechos Humanos de Chile (INDH)”.2 Disparos de bombas lacrimógenas, heridos con arma de fuego y arrollados por tanques militares, torturas, violaciones, violencia sexual, es el saldo que hasta ahora deja la respuesta violenta del gobierno de Piñera .y del régimen político contra los manifestantes desarmados. 3 Sin embargo, ni las concesiones económicas, ni el cambio de gabinete, ni la violenta represión logran sofocar el incendio revolucionario.
Con este método, de la lucha masiva y revolucionaria, el poder de los trabajadores y masas insurrectas está imponiendo los cambios a una velocidad inimaginable. ASI ES LA REVOLUCIÓN. Avanza a saltos. Al cierre de este artículo, el pulso de la lucha directa, favorable a las masas, continúa en las calles y en las fábricas con las huelgas y paros. Aunque, el gobierno de Piñera, la burguesía, y los partidos de izquierda parlamentaria hacen esfuerzos por canalizar el proceso hacia los mecanismos constitucionales de democracia burguesa, cada uno con sus propios intereses, pero con un objetivo en común: evitar la caída revolucionaria de Piñera y con ello, evitar un triunfo rotundo de la revolución. Así como en el pasado, los dirigentes políticos de los trabajadores ayudaron a evitar la caída vía revolucionaria de Pinochet, ahora ayudan a Piñera. 2
Más de 200 chilenos han perdido los ojos por disparos de los carabineros. 16 noviembre 2019. EL TIEMPO.
3
En relación a la violencia sexual en las comisarías, la INDH precisó que "una de las denunciantes relata haber sido puesta boca al suelo sobre la basura y con el arma de servicio, haber sido amenazada con dispararle si se movía, para luego tocar su cuerpo con el fusil y amenazarla con penetrarla con el arma"
9
10
Opción Marxista Internacional - 2da Edición
¡ES UNA REVOLUCIÓN! Asistimos a una sublevación urbana, obrera y popular, de carácter nacional con epicentro en Santiago de Chile. Al unísono estallaron levantamientos con fuerza, contundentemente, en Valparaíso, Concepción, y en las grandes ciudades del país. Una acción independiente de las masas. Insurreccional. Que ninguna dirección tradicional del movimiento de masas previó ni convocó. Una insurrección, que al igual que en Ecuador cambió intempestivamente, en pocos días, la relación de fuerzas entre las clases en ese país. Los de abajo, el polo de la revolución, ha dicho basta. Está a la ofensiva y lleva la batuta. Por su parte, el gobierno, el régimen político, los empresarios, todos los de arriba, los que tienen que perder, el polo de la contrarrevolución, está retrocediendo, maniobrando, tratando de contener el estallido. Así, las masas abrieron una situación revolucionaria en el país. Por un lado, la revolución chilena fortalece la dinámica regional hacia nuevos procesos de masas. Junto con el levantamiento masivo en Ecuador, fortalece el método de la lucha masiva insurreccional, la movilización revolucionaria, como forma de conquistar en pocos días los derechos para los trabajadores y pobres, frente a las marchas pacifistas, el parlamentarismo, las elecciones o las acciones de pequeños grupos, al margen de la acción de masas. Además, muestra los saltos en la conciencia de las masas y en los fenómenos sociales. Revela que los saltos en la conciencia son un proceso colectivo, producido por una base material común: las necesidades, las privaciones y sufrimientos de las masas, la precariedad de sus vidas; además, que la lucha común va conquistando derechos, va contagiando. Se propaga. La lucha y las demandas van escalonando al compás del avance en la conciencia de clase y política tras evidenciar que el poder de la lucha unificada de los trabajadores, clase media y sectores popular logra triunfos.
11
La revolución chilena, se da en el contexto, de la dinámica abierta por los Chalecos Amarillos, en Francia que este mes celebran su primer aniversario de protestas que obligaron al gobierno de Emmanuel Macron a retroceder y eliminar el incremento al precio del combustible. Además, de hacer algunas concesiones económicas a los trabajadores exigidos por este potente movimiento en la segunda potencia de Europa. Del reciente levantamiento de los indígenas, trabajadores y sectores populares en Ecuador que también logró hacer retroceder al gobierno de Lenin Moreno, en su incremento al precio del combustible. De las intensas protestas en Haití; y de otras luchas, diferentes, pero con similares características, como la ola de protestas que agitan nuevamente la región de Medio Oriente, como la rebelión de masas contra el gobierno de Bagdad, que sacude las principales ciudades de Irak, exigiendo servicios básicos, acceso al agua, a la electricidad y al empleo; así como contra la corrupción. Protestas que enfrentan la sangrienta represión de las fuerzas de seguridad del Estado. La sublevación de las masas en Líbano, contra el costo de vida, por empleo y contra la corrupción. Levantamiento que ya obtuvo la dimisión del primer ministro Saad al Hariri y continúan exigiendo la resolución de sus demandas. Y de las poderosas manifestaciones en Irán contra el aumento del precio de la gasolina, precedidas por las sublevaciones en Argelia y Sudán. Igualmente en el marco de las masivas y combativas protestas en Hong Kong. Además de la reciente y triunfante huelga de los trabajadores de la General Motors en USA.
LA REVOLUCIÓN ENFRENTA A UN GOBIERNO AGENTE DE TRUMP
12
Este proceso de lucha directa de las masas en Chile, golpea y debilita al gobierno pro-imperialista y reaccionario de Piñera. Uno de los bastiones del imperialismo y el gobierno Trump en la región al servicio de su ofensiva económica sobre los trabajadores y contra la independencia política de Venezuela. Así, la revolución chilena, de hecho, es un proceso profundamente anti-capitalista y antiimperialista. Producto de la crisis política profunda, tanto del gobierno como del régimen político post dictadura pinochetista, el Presidente Piñera también tuvo que cancelar a Chile como sede de las Cumbres de Cooperación Asia-Pacífico (APEC) a realizarse en Santiago entre el 11 y el 17 de noviembre y la Cumbre sobre cambio climático (COP25). Duro revés para los negocios de las transnacionales.
NO ES EL NEOLIBERALISMO… ¡ES EL CAPITALISMO! Como es conocido, y señalan los distintos analistas de la prensa burguesa, el alza en la tarifa del transporte público fue solo la chispa que prendió la furia contenida y aplazada por años, del descontento de los trabajadores y clase media chilena. El fondo de la furia se refleja en la consigna coreada por las masas “No son 30 pesos, son 30 años”, que expresa el hartazgo de aguantar durante años y años salarios miserables, una salud cara y mala, educación de baja calidad, deudas universitarias que no permiten pagarlas a corto plazo, por los altísimos intereses. Como afirma un manifestante “cuatro años estudiando y 20 años pagando la deuda”. Así como, un sistema de pensión privado con pensiones bajísimas, ideado por el hermano del Presidente, a la par de exorbitantes costos de arriendo, entre otros aspectos.
Opción Marxista Internacional - 2da Edición El proceso de movilización, al luchar no por más democracia, sino contra de la inaguantable desigualdad social, de hecho va no solo contra el “modelo neoliberal” de desarrollo como insisten muchos, desde una óptica demócrata liberal. Va directamente contra las lacras del sistema económico y social. El de producción capitalista–imperialista: bajos salarios, pobreza, endeudamiento, desempleo, mala salud y educación. Va contra un problema estructural del sistema, que se construye en base a la desigualdad social, pues, aunque se trate de ocultar, es algo inherente a este sistema. Objetivamente cuestiona las bases centrales que rigen este modo de producción económico. La insurrección sacó a flote la precaria situación de la clase media y los trabajadores chilenos, que las cifras de crecimiento económico ocultaban. Evidenció, que el crecimiento económico de Chile, país mostrado como “ejemplo” de progreso en la región, ha sido a costa del crecimiento precario de las capas medias y de la miseria de la mayoría de su población. Evidencia una ley: en este sistema (capitalista), siempre, el crecimiento del Producto Interno Bruto, PIB, tanto en Chile como en otras latitudes, es a costa de los más pobres: “La acumulación de la riqueza en un polo es, en consecuencia, al mismo tiempo acumulación de miseria, sufrimiento en el trabajo, esclavitud, ignorancia, brutalidad, degradación mental en el polo opuesto, es decir, en el lado de la clase que produce su producto en la forma de capital”.(Ley marxista de la Tendencia a miseria creciente). En Chile todo está privatizado. Por esa razón, la mayoría de la población tiene que endeudarse para sobrevivir. “La privatización de los derechos en Chile alcanza niveles absurdos, siendo el único país que ha privatizado las fuentes de agua dulce a grandes empresarios mineros y agrícolas, generando graves sequías en poblados del país con duras consecuencias”, reseñan una analista política chilena y un historiador sociólogo chileno.7
Por eso, el sistema de pensiones, la precariedad en la educación y la salud públicas, los bajos salarios y otras cosas más específicas, como la privatización del agua, forman parte del extenso petitorio.
Un informe de la Comisión Económica para América Latina, CEPAL, muestra que, en Chile el 1 por ciento del sector más pudiente se queda con el 25 o el 26 por ciento de la riqueza del país (renta nacional) y el 50 por ciento con el 2 por ciento.
Así, lo expresan algunos manifestantes:
La lamentable situación de los trabajadores y pobres contrasta con los altísimos sueldos de los políticos, la fortuna y ganancias de la oligarquía dominante y del acaudalado Presidente Piñera, que según Forbes ocupa el quinto lugar entre los diez hombres más ricos de Chile. A lo anterior, se suman los escándalos de corrupción en la policía (Pacogate) y el Ejército (Milicogate) y en la Iglesia católica con la estela de pederastia revelada hace años.
"Protesto porque necesitamos una calidad de vida más justa para todos"… "Con nuestro sistema privatizado, la falta de agua encarece los productos y hoy están excesivamente caros… Un kilo de plátanos, por ejemplo, ha subido al doble en los últimos meses"4, dice un joven trabajador. Por su parte, un pensionado, que trabaja como conserje porque su pensión no le alcanza, expresa: "Este es un país de abusos, de abusos contra el pueblo, contra los sueldos, los empleos. Se preocupan más del empresariado que de los empleados, por eso es bueno que sigan las manifestaciones".5 La lucha es fundamentalmente por igualdad social, contra un gobierno elegido mediante los mecanismos de la democracia burguesa, así sea retaceada, aunque combine demandas democráticas contra los vestigios de la dictadura pinochetista y la brutal represión del Gobierno. Aspecto reflejado en el mensaje de texto de la esposa del Presidente quien “expresaba en una frase la más profunda de las razones del estallido social del país: “Vamos a tener que disminuir nuestros privilegios y compartir con los demás”.6 13
Luego de México, Chile es el país más desigual de la OCDE. El ingreso promedio del 10% más rico de la población es 19 veces mayor que el del 10% más pobre. El 53,1% de los trabajadores del país gana menos de 550 US al mes y el 80% de los mayores de 18 años está endeudado, pagando millonarios créditos por estudiar en la universidad y para cubrir necesidades de salud (Fundación Sol). En promedio los aranceles universitarios son de 5.500 US anuales, razón de fuertes movilizaciones sociales en los años 2006, 2011 y 2014.8
4 No vamos a parar. Fernanda Cabal, BBC Mundo 9 de noviembre de 2019. 5 Ídem. 6
Chile un mes bajo fuego. Que cambió y qué puede cambiar? José María del Pino. Clarín. 15-11-2019
7 No son 30 pesos, son 30 años. La Republica. Susana González, cientista política chilena y Pablo Seguel, historiador y sociólogo chileno. 03 Nov 2019. https://larepublica.pe/economia/2019/11/03/crisis-en-chile-no-son-30-pesos-son-30-anos-sebastian-pinera-tarifa-del-metro/ 8
Ídem.
14
En el proceso de lucha revolucionaria, las masas descubren que el lema “Tiempos mejores” de la campaña electoral presidencial de Piñera, era para los empresarios, para la burguesía. Los “Tiempos mejores” solo llegan a los trabajadores, producto de la lucha directa, revolucionaria. Como hoy están demostrando y conquistando el pueblo trabajador, que ha obligado al gobierno a una “Nueva agenda social” dirigida a mejorar en algo los ingresos, pensiones, salud y medicamentos, etc. que hoy hace trámite en el parlamento a velocidad pasmosa.
30 AÑOS DE DEMOCRACIA BURGUESA, Y… ¡NINGÚN CAMBIO DE FONDO!
Opción Marxista Internacional - 2da Edición Las protestas desvelan un profundo sentimiento de frustración de la población que se siente al margen del “desarrollo” capitalista del país de los últimos 30 años.
LA DEUDA ACUMULADA DESDE HACE 30 AÑOS Hace 30 años, el cambio de régimen político de Pinochet, fue pactado por las direcciones políticas y sindicales vía un plebiscito (mecanismo de la democracia burguesa) que la propia dictadura organizó (octubre de 1988). Es así como el régimen “democrático burgués” chileno, surgió producto de una transición controlada desde las alturas, vía un pacto de cúpulas que legitimó ese plebiscito. Se impidió así, el derrocamiento revolucionario de la dictadura de Pinochet que venía gestándose desde 1983. Una situación descrita así por nuestra corriente internacional, en aquel entonces:
Hace 30 años, Chile fue el país pionero y modelo en América Latina para los capitalistas de la región y el FMI en la aplicación de los planes de “apertura económica” es decir de mayor sometimiento a las transnacionales del imperialismo, de ajuste económico o “ajustes estructurales”, privatizaciones, los cuales, no son otra cosa que las contrarreformas: laboral (flexibilidad laboral, intensidad de las jornadas laborales, contratación temporal, etc.), y privatizaciones de la salud, la educación y pensiones infraestructura, comunicaciones, a cargo del Estado. Chile fue modelo de privatizaciones para los capitalistas de la región y el FMI: Así lo describe un artículo de la época: “La ola privatizadora está recorriendo América Latina”. “Chile realizó su proceso de privatización entre 1973 y 1990, período en el que no sólo puso en manos de inversionistas privados las empresas estatales existentes sino los servicios de salud, la educación y la vivienda pública y las telecomunicaciones”.9 El llamado “neoliberalismo” establecido desde la dictadura de Pinochet y que continuó casi intacto bajo los gobiernos del régimen democrático burgués, incluidos los gobiernos del Partido Socialista, de Lagos y Michel Bachelet (apoyados desde fuera o desde dentro por el Partido Comunista y la burocracia sindical). Planes económicos que dinamizaron la economía capitalista chilena mientras simultáneamente fueron agudizando la precariedad de los trabajadores y las masas. Algo resumido en la frase: “los chilenos tienen que pagar por todo”. “En relación a Chile, Cantelmi dijo que “la mitad de la población tiene que endeudarse” y señaló que durante el primer gobierno de Michelle Bachelet “si la familia tenía tres hijos tenía que decidir cuál iba a la Universidad y si el papá o la mamá se enfermaban preferían los viejitos dejarse morir porque si no tenían que hipotecar la casa”.10 Por eso, la consigna “No son treinta pesos, son treinta años” señala la acumulación de la rabia de llevar sobre sus precarias economías y la miseria en sus hogares el peso del crecimiento de la economía capitalista chilena. 15
“El 11 de mayo de 1983, desde las minas de Cobre que están en huelga, la Confederación de Trabajadores del Cobre CTC, llama a una jornada nacional de protesta contra el régimen militar. El llamado moviliza a la mayoría de la población de las grandes ciudades del centro del país…Se produce una explosión social –no prevista por nadie- que cambia la correlación de fuerzas en el país. Se inicia la revolución democrática en Chile. Se abre una situación revolucionaria. Frente al ascenso de masas, el régimen totalitario de Pinochet se ve obligado a retroceder”.11 El Pacto para aquel Plebiscito tramposo organizado por la propia dictadura, hubiera sido imposible solo con el concurso de los partidos burgueses tradicionales. Fue necesario el apoyo activo de los partidos de la “izquierda” chilena (Partido Comunista y Partido Socialista), con su significativo peso e influencia en el movimiento obrero, la juventud y las masas. Se impidió así que la dictadura fuera tirada abajo por una acción insurreccional. El cambio se hizo en cámara lenta. Esa reforma cosmética del régimen político trajo ilusiones a los trabajadores chilenos y clase media en que con la democracia (burguesa) se comería mejor, se lograría salud, mejor educación, vivienda, empleo. En síntesis sus condiciones de vida mejorarían sustancialmente. Así, en relación al régimen político, la continuidad del régimen pinochetista, lo evidencia el mismo gobierno de Piñera, quien estuvo ligado a la dictadura militar de Pinochet. Así como, el ministro del interior Andrés Chadwick, el ministro de obras públicas, la ministra de Medio Ambiente y el ministro de Salud 12. 9 (El Tiempo. Agosto de 1994 https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-196956 10 Entrevista a Cantelmi. 11
Roberto Cruz, Chile, La agonía de Pinochet, Correo internacional # 21, julio 1986. Gonzalo Santelices Cuevas, quien está involucrado en uno de los casos de violaciones a los Derechos Humanos más emblemáticos de la dictadura: la Caravana de la Muerte. El mismo Gonzalo Santelices había declarado ante la justicia: “Los formamos en línea frente a los camiones, que tenían las luces encendidas. Vi que estaba Fernández Larios. Enseguida se sintieron miles de disparos”. Tras recoger los cadáveres masacrados, los cargaron en los mismos camiones. “Los llevamos a la morgue, donde nos estaban esperando”, agregó. 16 12
Opción Marxista Internacional - 2da Edición Ese es el profundo significado de la frase “¡No son treinta pesos, son 30 años!” Esa es la deuda acumulada que están cobrando los trabajadores y las masas chilenas. La revolución para acabar la desigualdad y las injusticias sociales, así como definitivamente con los vestigios de la dictadura pinochetista que siguen en pie. El pacto con Pinochet significó aplazar 30 años la solución de las necesidades de la clase obrera y las masas. Solución que hoy exigen en las calles. La base actual está en la desaceleración de la economía chilena y de la región. Ligado también a los problemas de la crisis económica regional, “… afectada por las tensiones comerciales mundiales, la caída en el precio del cobre (su principal materia prima de exportación) y el aumento de los precios del petróleo (New York Times). Además, la desaceleración de la economía chilena seguirá profundizándose si los trabajadores siguen resistiendo
VACIAR LAS CALLES Y LLENAR LAS URNAS LA TRAMPA DE CAMBIAR LA CONSTITUCIÓN… Y LA CRISIS DE DIRECCIÓN REVOLUCIONARIA Los mercados recibieron alborozados el “Acuerdo por la paz y la nueva Constitución”, pactado por el gobierno de Piñera, los partidos políticos de la clase dominante y la mayoría de las direcciones políticas y sindicales del movimiento obrero y de masas. Así quieren apaciguar las protestas y canalizar la revolución hacia las urnas con un plebiscito en abril 2020 para posteriormente ir a una Asamblea Nacional Constituyente. “La Bolsa de Santiago se disparó y cerró con un alza de 8,09%, el mayor incremento diario en diez años, mientras que el peso chileno se recuperó 3,2%”.13
La recuperación de los mercados financieros refleja el comportamiento de los capitalistas sobre la confianza que tienen en que el “pacto” encauce la situación hacia la “paz social” burguesa, frente a la incertidumbre acerca de la dinámica de la revolución, y sobre qué pasaría con sus negocios, los derechos de propiedad, particularmente sobre los grandes medios de producción, consagrados en la Constitución Política si la revolución derribara al gobierno de Piñera y al régimen político. El Partido Socialista y otros partidos de la izquierda parlamentaria firmaron ese pacto. Por su parte, el Partido Comunista no lo firmó esgrimiendo vicios de forma, por no acordar con el porcentaje del quórum establecido de 2/3 para aprobar cualquier decisión por parte de los miembros que conformarán el organismo encargado de redactar la nueva Constitución, dado que su propuesta de 3/5 no fue aceptada. Pero, sí participará en el plebiscito: “El pacto reunió a gran parte de las fuerzas políticas del país, a excepción del Partido Comunista, que horas después, sin embargo, confirmó que participará en el plebiscito por una nueva Constitución”.14 Estas organizaciones comparten el objetivo común de una salida constitucional y no tumbar a Piñera. Algo revelado por la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Chile en entrevista dada a la revista Semana: “Ahora en el corto plazo creemos que si bien la renuncia de Piñera puede ayudar a calmar las cosas, no resolverá los problemas estructurales. Entonces proponemos una agenda que responda a las necesidades más inmediatas de la gente (educación, salud y pensiones) una mesa nacional para conversar la desmilitarización de Santiago.” Con este “Acuerdo por la paz y la nueva Constitución”, pretenden darle una salida institucional, reformista, al proceso revolucionario, desmontarlo y por esa vía llevar a que el gobierno y el régimen vuelvan a tomar las riendas de la conducción del país. Con este objetivo común, se unificaron los partidos de la burguesía, los reaccionarios y la ultraderecha, y la invaluable colaboración de la coalición de izquierda llamada Frente Amplio. Este objetivo se identifica claramente en la propuesta de Asamblea Nacional Constituyente firmada por profesores de cuatro universidades chilenas: “Por ello, quienes firmamos creemos que la única salida viable consiste en pensar en un nuevo pacto social que fortalezca nuestra institucionalidad democrática y su conexión con los ciudadanos. Para ello, consideramos necesario cambiar totalmente la Constitución Política vigente. En esta columna proponemos un camino institucional para hacerlo y que podría contribuir a encauzar la crisis. En primer lugar, el Presidente y el Congreso Nacional deben acordar una reforma constitucional que mandate al primero a convocar a un plebiscito para poner en marcha una Asamblea Constituyente… Este proceso… contribuye a canalizar el conflicto hacia el cauce institucional”.15 (Subrayado nuestro). 13
Optimismo en el mercado por histórico acuerdo para cambiar la Constitución de Pinochet. El Heraldo. 15 noviembre 2019.
14 15
La pregunta es si la Constituyente en Chile va a cesar la violencia. El Tiempo. 16 noviembre 2019.
Salida institucional a la crisis: académicos de cuatro universidades proponen plebiscito para Asamblea Constituyente.
17
Daniela Accatino, William García, Diego Gil y Guillermo Jiménez, y otros. CIPER. 07-11-2019.
18
Opción Marxista Internacional - 2da Edición
NECESIDAD DE UNA ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE LOS TRABAJADORES, INDEPENDIENTE DE LAS ORGANIZACIONES TRADICIONALES Los trabajadores y pobres necesitamos un partido obrero, revolucionario e internacionalista. Lo evidencia el pacto conciliador para llamar al plebiscito por una “nueva” Constitución, impulsado por las actuales direcciones políticas y sindicales reformistas del movimiento obrero y de masas chileno, que una vez más pretenden conciliar los intereses del pueblo trabajador con los de Piñera y la burguesía chilena.
Hoy nuevamente, como sucedió hace 30 años frente a la dictadura de Pinochet, la izquierda parlamentaria, los reformistas y el Partido Comunista, capitulan a los capitalistas y corren en auxilio de la burguesía y a salvar el sistema capitalista, con la misma fórmula: Plebiscito, ante las necesidades aplazadas de la población, para aplacarlos con elecciones, votaciones, …con más “democracia” Plebiscito negociado con la dictadura militar que evitó que una revolución tumbara a Pinochet. Plebiscito y nueva Constitución política para evitar que la revolución obrera y popular actual derribe a Piñera y destruya los vestigios del régimen político pinochetista. Política recubierta con la ideología de que el más grande logro que podría alcanzar la insurrección es la reforma a la Constitución. Un pacto con el gobierno de Piñera, el régimen político, (militares, carabineros), los empresarios, responsables de la brutal represión de los asesinatos, de los miles de heridos de los cientos de personas que han perdido la vista producto de disparo de perdigones”. De la tortura, de los cientos de presos políticos.
Se requiere una organización política de los trabajadores, independiente de los partidos tradicionales, acorde a las exigencias y necesidades que la lucha revolucionaria de los trabajadores y los pobres reclaman, desde América Latina hasta Medio Oriente y Hong Kong. Ésta es la gran tarea planteada a los trabajadores y las masas desde Francia, con los Chalecos Amarillos que salieron a la lucha independiente de las organizaciones políticas y sindicales tradicionales del movimiento obrero en ese país, pasando por Medio Oriente (Líbano, Irak), hasta América Latina con Ecuador y Chile, en la ruta de superar las tragedias de la humanidad, que no será posible sin superar al mismo tiempo, la crisis de dirección revolucionaria. Desde estas páginas brindamos todo nuestro apoyo a la revolución chilena y a las luchas en Colombia, a la par que rechazamos el golpe de estado reaccionario en Bolivia. 21 de noviembre -2019
LA CRISIS DE DIRECCIÓN REVOLUCIONARIA: LA TRAGEDIA DE LA REVOLUCIÓN CHILENA El gran problema del proceso revolucionario chileno es la crisis de dirección revolucionaria. Es evidente que no existe una dirección en ese país, que canalice la revolución hacia la toma del poder por la clase obrera en unidad con la clase media empobrecida, campesinos y sectores populares. Lo cual no significa que no exista una dirección sindical y política, con mucha experiencia y peso, que está luchando por colocarse al frente del proceso, para dirigirlo, sacarlo de las calles y llevarlo a las urnas, al parlamento, para así quitarle el poder a las masas y que esperen las soluciones institucionales y la reforma de la reaccionaria Constitución política, como lo demuestra el Pacto conciliador que acaban de hacer. 19
20
Opción Marxista Internacional - 2da Edición
Ecuador
El cambio de bando del gobierno se gestó desde que, prácticamente, asumió, en mayo del 2017. Con las últimas medidas, debía terminar de caer en un desfiladero impuesto por el FMI, que no ha podido, históricamente, imponer sus medidas en el Ecuador2.
Cuando las masas hicieron temblar
al gobierno de Moreno Desde Ecuador Por: Sergio Red
El incremento al diésel, de 130 por ciento, incrementó los costos de todos los productos de primera necesidad de la población ecuatoriana, incluido el del pasaje de transporte urbano, que en casi dos décadas no había sido incrementado, producto de las luchas sociales y de acuerdos del influyente gremio del sector que ha pactado subsidios con prácticamente todos los gobiernos. El golpe a la economía proletaria no tuvo una reacción inmediata de la clase afectada. Cuarenta y ocho horas después fue la patronal del transporte la que se paró, enviando buses urbanos, camiones y taxis para bloquear las ciudades. Las sindicales obreras, pequeñas en el Ecuador, apenas alzaban su voz, mientras el aún dormido colectivo indígena empezaba a tomar fuerza. La lucha de clases, el menos en Ecuador, se evidenció en las calles. Aquello sucedió durante la primera quincena de octubre del 2019, una vez que cientos, miles de personas salieron para exigir que el subsidio a las gasolinas, un producto fetiche1 en la economía de este país andino, no se eliminara. El decreto del gobierno liderado por Lenin Moreno el pasado 2 de octubre ordenó que se terminara con el subsidio a las gasolinas extra (la más popular) y diésel, además de una serie de reformas laborales para recortar el sueldo y derechos de los servidores públicos ocasionales (la inmensa mayoría de ese sector) y una serie de medidas para flexibilizar el trabajo. Todo en onda con el acuerdo del régimen con el Fondo Monetario Internacional, firmado en el 2018, que pretendía dar al país un préstamo de más cuatro mil millones de dólares a cambio de que se “ordenaran” las finanzas en el país y se encargara el costo de la crisis a la clase trabajadora. La “mano” del capital transnacional, entonces, evidenció su incidencia en el país, que con la llegada de Moreno empezó un viaje de retorno a las políticas “neoliberales” impulsadas desde hace medio siglo por las entidades que surgieron a partir de los distintos imperialismos, en especial del estadounidense,
21
El paro de transportistas fue sofocado después de una negociación y alza del costo del pasaje urbano e interprovincial de parte del gobierno con la dirigencia de ese sector burgués y pequeño burgués. Lentamente sacaba sus unidades de las vías, pero ya era tarde. La calle ya estaba caliente y a la ciudad de Quito arribaban miles de indígenas, provenientes de las provincias del norte de la capital, cercanas a la frontera con Colombia, y fundamentalmente del centro de la zona andina del país, la de mayor presencia de pueblos originarios. El gremio del volante ya había cedido, pero, con su fuerza de choque, había sido una suerte de trampolín para la protesta social. 1
Ecuador empezó a exportar petróleo en 1972. Desde entonces se ha convertido en el principal producto de exportación del país, de cuyo precio depende la liquidez o iliquidez del estado nacional. El crudo es una de las contadas mercancías que el país exporta, en el marco de la división internacional del trabajo que determina que los capitalismos periféricos produzcan y vendan, básicamente, materias primas al resto del mundo. 2
Las movilizaciones de la clase trabajadora y campesina ecuatorianas detuvieron las políticas del FMI desde los años ochenta. En los noventa impidieron la venta de las empresas estatales, a diferencia del resto de países de América Latina. En 1997, la eliminación del subsidio al gas doméstico aceleró la caída de Abdalá Bucaram. Tres años después, el ‘crack’ bancario y la dolarización enviaron a las masas a las calles para exigir la renuncia de Jamil Mahuad, en medio de una crisis generalizada por un gobierno que privilegiaba los intereses de las patronales. Esos treinta años de movilizaciones fueron los que pusieron, finalmente, a Rafael Correa en la ruta presidencial.
22
Opción Marxista Internacional - 2da Edición
El estallido Como sucedió en las movilizaciones de 1999-2000, y del 2005, que sacaron del Palacio de Carondelet a Mahuad y a Gutiérrez, en ese orden, los indígenas arribaron indignados por unas medidas que los perjudicaban abiertamente, siendo este segmento de la población (alrededor del diez por ciento según el último Censo Nacional del 2010) uno de los más pobres y excluidos, que vive sobre todo en el sector rural y que, paradójicamente, es el que abastece al Ecuador mestizo de frutas y de legumbres.
Esta vez la protesta, además de ser mayor, con más de veinte mil personas, fue más firme y explícitamente anti sistema, con manifestaciones que el statu quo repudió de entrada al entender que se trataba de una reivindicación de masas. A diferencia de otras ciudades, de otros países o realidades, la masa fue recibida con generosidad en Quito, acostumbrada a acoger la inconformidad aborigen en las protestas de inicios de siglo, influenciada por administraciones progresistas, o al menos no tan reaccionarias, de la ciudad: el Municipio, dos universidades privadas y centenares de personas aportaron y colaboraron para que los manifestantes se instalaran en la capital del país, actualmente con unos tres millones de habitantes. En Guayaquil, el fortín empresarial y de la derecha, a donde el presidente fue a refugiarse una vez que vio la magnitud de la protesta, los alaridos de los burgueses y sus corifeos no pararon. Empezó un cuestionamiento abierto al alcalde Jorge Yunda, un médico y empresario de radios de discurso populachero que llegó a la primera administración de la ciudad con el repudio de la aristocracia por su origen campesino e indígena y por ser patrocinado, en un inicio de su carrera política, por el correísmo (las críticas se dirigían al hecho de no reprimir ni cerrar las puertas al movimiento rebelde). En el intermedio entre la ida de los transportistas y la protesta liderada por la Conaie, universitarios de los centros de enseñanza pública tomaron la posta e intentaron tomarse el centro de la ciudad enfrentándose a los cada vez más violentos policías que custodiaban un palacio de gobierno sin presidente ni funcionarios de alto rango. La represión tomó entonces características que no se habían visto en este país andino en medio siglo3, con abundante gas lacrimógeno (se denunció que en muchos caducado y que causaba mayor daño), perdigones y balas, caballería, carros antimotines, tanquetas y una nueva arma por estas tierras: cañones sonoros que aturdían y ensordecían a los inconformes. 23 3
Los indígenas se instalaron en el parque El Arbolito, junto a la Asamblea Nacional, y a escasos kilómetros del Centro Histórico, donde se asienta la sede del Ejecutivo. Ese ha sido su sitio para protestar desde hace veinte años. Fue su campo de batalla y de descanso. Una vez que los transportistas dieron marcha atrás, los indígenas se tomaron la calle e intentaron, en vano, acercarse al Palacio de Gobierno, donde, durante los doce días de las protestas, un grupo nutrido de manifestantes se enfrentó con la policía de manera repetida. Los caminantes de los pueblos originarios, miles, jugaron al gato y al ratón con las fuerzas de represión.
Conmoción nacional, acuerdo y más inconformidad Once muertos, más de mil quinientos heridos y una cifra similar de detenidos fue el saldo conservador de la represión del gobierno de Moreno. Un país paralizado y colapsado por once días de protesta en marco de un estado de excepción y toque de queda desembocó en que el débil régimen negociara y echara al traste el decreto, en una inédita reunión que fue transmitida por televisión, en la cual los líderes indígenas evidenciaron un discurso firme que exigía la derogación de las medidas, frente a la necedad de los burócratas, que indignó al orden establecido y racista de este país andino. Continúa en la página 29 3
La última protesta similar a la que acabamos de ver en Ecuador, al menos en términos de represión, se produjo en 1970, durante el quinto y último período presidencial de José María Velasco Ibarra. Entonces los universitarios lideraron una protesta masiva, que terminó cuando el régimen envío tanques de guerra a los predios de la Universidad Central del Ecuador, cuya autonomía se violó una y otra vez durante las manifestaciones. Ese centro de estudios superiores estuvo cerrada durante casi tres años luego de la represión.
24
Opción Marxista Internacional - 2da Edición
ECUADOR: ALGUNAS LECCIONES DE LA LUCHA Por: Juliana Bosch
Un método que sí da resultados La lucha en Ecuador y su resultado (así como lo que está sucediendo actualmente en Chile) pone de nuevo en evidencia, en primer lugar, la efectividad de un método que parecía haber perdido vigencia y que la burguesía y sus aliados daban por muerto: LA LUCHA DE CLASES DIRECTA. La masividad, contundencia, y decisión de las masas permitió enfrentar la brutal represión del régimen (ejército, policía y francotiradores) y romper el Estado de Emergencia y otras maniobras con las que el gobierno quiso conjurar el levantamiento. Este método, utilizado también por el movimiento de los Chalecos Amarillos en Francia y en otros países como Nicaragua, Hong Kong, Argelia, Sudán, Haití, revela que esta es la manera como los pobres pueden enfrentar con éxito a los ricos y poderosos, y que éstos no son invencibles. También pone de presente que cuando las masas movilizadas pasan a la ofensiva contra el gobierno, pueden rechazar con eficacia la represión y ejercer su derecho a la defensa, recurriendo a lo que tengan a mano para hacerlo.
favorables para los de abajo se logran. Aunque parcial, lo logrado por la insurrección de masas ecuatorianas durante los once días que duró la protesta, echa por tierra toda esta prédica de los sectores reformistas. Si comparamos la combatividad y valentía de las masas ecuatorianas, que enfrentaron la represión del régimen (francotiradores incluidos) para conseguir sus objetivos, es fácil darse cuenta también de la diferencia de este método de lucha con el utilizado por pequeños grupos radicalizados (guerrillas o “encapuchados”), aislados de las masas, que se lanzan de manera individual a realizar acciones ofensivas contra las fuerzas de represión del régimen sin consultar a la mayoría de los sectores en lucha. Partiendo de reconocer que estas acciones son valientes y que expresan odio e indignación por los atropellos de los poderosos, salta a la vista lo estéril de su resultado, ya que en vez de encausar la lucha hacia adelante la desorganizan, dándole argumentos al régimen para aumentar la represión contra las masas, que al no haber sido consultadas, no se encuentran preparadas para recibir el golpe.
En segundo lugar, un aspecto para resaltar de esta lucha es que incorporó elementos de democracia interna. La dirección de la CONAIE, a la hora de negociar con el gobierno las reivindicaciones, lo hizo en directo y por televisión; este hecho nuevo, aunque positivo, no obstante está años luz de los métodos de la democracia obrera. En Ecuador, las bases se limitaron a mirar la negociación por televisión y no pudieron participar de la deliberación ni pudieron votar las decisiones que estaban tomando en ese momento los dirigentes. En cambio, un método que se acerca más a la democracia obrera es la forma como se toman las decisiones importantes dentro del movimiento de los Chalecos Amarillos en Francia, donde éstas se discuten y votan por la mayoría, en amplias asambleas de base.
Ante el ataque a sus condiciones de vida: ¡las masas responden con lucha! Si bien el paquetazo que quería imponer el gobierno no fue derrotado del todo, el intento de los capitalistas que gobiernan el mundo, de meter mano al bolsillo a los trabajadores y los más pobres, en Ecuador sufrió un revés importante gracias a la respuesta combativa de las masas. Como quedó demostrado, esta sublevación no fue solamente contra el gobierno capitalista de Lenin Moreno sino también contra el Fondo Monetario Internacional, organismo de la banca de los más poderosos a nivel mundial, que pretendía dar un nuevo zarpazo al nivel de vida ya precario de los ecuatorianos más pobres. Aquí radica la importancia de este triunfo, que aunque parcial, favorece la lucha de los de abajo y plantea la necesidad de defender las conquistas logradas por los más pobres en países como Venezuela, Cuba y Nicaragua y liberar por completo el continente del yugo imperialista.
Otro aspecto que puso de presente el ejemplo ecuatoriano es la ineficacia del método que desde hace algo más de veinte años vienen pregonando los dirigentes de las organizaciones reformistas (castristas cubanos, estalinistas, chavistas y sus satélites), que a punta de elecciones lograron adormecer a los trabajadores y los pobres. Estos líderes no han hecho más que afirmar que aliándose políticamente con los sectores “democráticos” y “progresistas” de los empresarios capitalistas y confiando en las instituciones y mecanismos de la podrida “democracia electoral” que ellos manejan, así como con la buena gestión de los parlamentarios y los políticos “progresistas” elegidos en las urnas, y recurriendo ocasionalmente a una que otra marcha ritual y pacifista para presionar y pactar algunas migajas (por supuesto sin acorralar o enfrentar con decisión a los de arriba y sin tocar sus intereses) los cambios
La lucha en Ecuador permite evidenciar el avance a saltos en la conciencia de los trabajadores. Es decir, que cuando éstos deciden pelear para evitar que sus necesidades más sentidas y básicas sean atacadas, su respuesta es contundente y pasan a la ofensiva colocando a gobiernos proimperialistas como el de Lenin Moreno, en serios aprietos o a punto de caer. 25
26
Opción Marxista Internacional - 2da Edición La disposición de lucha y arrojo de las masas ecuatorianas evidenció que tanto éstas como los trabajadores no estaban derrotados por la llegada al poder de Lenin Moreno y los demás gobiernos de extrema derecha en América Latina. Se derrumbó así el mito levantado por aquellos que veían estos triunfos electorales como una noche negra que aplastaría a los trabajadores, que la ofensiva económica y política del imperialismo y la extrema derecha avanzaban imparables como una aplanadora por América Latina y que las luchas de los trabajadores inevitablemente se perderían. Lo que evidenciamos recientemente en Ecuador, así como lo que presenciamos en Chile y en otros países (Irak, Líbano, Hong Kong, Francia, Haití, entre otros), demuestra que las batallas decisivas para los de abajo se llevan a cabo en el terreno de la lucha de clases directa y no en las urnas. El golpe de estado reaccionario contra Evo Morales en Bolivia revela, por un lado, que la estrecha relación entre la extrema derecha boliviana y el gobierno de EEUU no fue derrotada durante casi 14 años, de elecciones y reelecciones de Evo. Y, por otro lado, el callejón sin salida al que llevó Morales al país y a las masas pobres al tratar de embellecer el capitalismo y coexistir con la burguesía y el imperialismo sin llevar a fondo su ruptura con los capitalistas nacionales expropiándolos; expresa además su confianza en la OEA y en que la extrema derecha es respetuosa de la Instituciones, así como sus vacilaciones respecto del imperialismo. Un resultado trágico de no atreverse a llevar a fondo una política de ruptura con los capitalistas y de consecuente independencia ante el imperialismo.
Ateniéndonos a Marx, la lucha de clases directa expresa, en últimas, el enfrentamiento entre revolución y contrarrevolución. Si bien es cierto que hasta hace poco en América Latina el polo contrarrevolucionario (el imperialismo, las burguesías nacionales y las direcciones oportunistas) tenía la sartén por el mango, los hechos de Ecuador y Chile muestran que los de abajo empiezan a responder al ataque de los de arriba. El boxeador de la contrarrevolución no las tiene todas consigo y nuestro boxeador, el de la revolución, recibe golpes y algunos bajos pero está en el ring, así tenga un director técnico vendido al contrario. En Ecuador y Chile (así como en Irak, Líbano y otros lugares) está ajustando varios golpes y la pelea no ha terminado, como pregonaban los oportunistas y los escépticos de la lucha de clases, ante el declive de los gobiernos burgueses conocidos como del socialismo del siglo XXI (Ver recuadro El Correismo).
Sobre la importancia de la participación contundente de la clase obrera Aunque es obligado reconocer que la clase obrera en Ecuador participó constantemente en el levantamiento popular, y de manera particular en la huelga que se llevó a cabo el 8 de octubre, al no hacerlo
27
sistemáticamente como clase, con sus organizaciones propias, el paquetazo contra los trabajadores no pudo ser derrotado. Por la negativa se revela la necesidad de la participación de la clase obrera industrial como caudillo de la lucha, con sus organizaciones y métodos (la huelga, la paralización de la producción, etc.) para aportar solidez y dar contundencia al proceso, así como la necesidad de una dirección revolucionaria, completamente independiente y con democracia interna, que contrarreste la influencia de las direcciones oportunistas que inevitablemente tratarán de desviar las luchas a la conciliación y el pacto con el enemigo. Más allá de este hecho particular, lo importante es ver que asistimos a una nueva oleada de luchas directas y masivas, de distintos sectores y en distintos lugares, como respuesta a los ataques económicos y políticos de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), armas con las que los gobiernos capitalistas e imperialistas suelen atacar a los países que dominan, e incluso a otras potencias económicas.
La ausencia de direcciones consecuentes y clasistas Resultó contradictorio ver el arrojo y la valentía con que lucharon las masas ecuatorianas, con el resultado obtenido: la vuelta atrás en el alza en los precios de los combustibles. La derogación del paquetazo pactado por Moreno con el FMI, quedó aplazada. Y aunque la fuerza de la lucha daba para más, este resultado se explica por el papel jugado por quienes dirigieron el proceso insurreccional: la CONAIE, dirección a su vez del movimiento indígena que protagonizó las protestas. Cuando la lucha estaba en la cúspide, y en vez de impulsarla y dirigirla para que fuera conquistando cada vez más reivindicaciones, y por qué no, la caída del gobierno, prefirió pactar una negociación con éste y desactivar el proceso. Confiaron en las promesas de la burguesía en el poder y le tiraron un salvavidas al gobierno acorralado por las masas. Los dirigentes de la CONAIE en ningún momento se propusieron ir hasta las últimas consecuencias ya que esto les pondría en peligro sus privilegios. Pero recurrieron a un lenguaje para aparecer muy radicales y combativos. Esta es la gran encrucijada que enfrenta las luchas en estos momentos. La ausencia de una dirección independiente, clasista y revolucionaria, que oriente a la clase obrera y a sus aliados a la conquista del poder y así darle la vuelta completa a esta sociedad donde unos pocos se aprovechan del trabajo de la mayoría. 28
Opción Marxista Internacional - 2da Edición Torpemente, el gobierno había responsabilizado de las protestas al correísmo aliado con el presidente venezolano Nicolás Maduro, sin ninguna prueba convincente de aquello. El escenario de represión fue complejo para una fuerza policial y armada sobre todo el sábado 12, cuando en Quito prácticamente se paralizó cada calle. En barrios populares los vecinos salieron y pedían la renuncia de Moreno. En los residenciales y de clase media alta hacia arriba confluyeron la protesta y el vandalismo, con decenas de personas tratando de ingresar a conjuntos residenciales; en muchos casos los moradores se organizaron con palos y una que otra arma para rechazar a los invasores. Una cantidad no determinada de lumpen saqueó decenas de locales comerciales en la conservadora Guayaquil, ciudad donde se registraron protestas débiles.
(líderes indígenas asesorados por unos cuantos expertos mestizos), durante la negociación televisada, solicitaron que se revisara, además, una serie de reformas que el régimen planea sobre la precarización del trabajo, que incluye reducción de salarios de trabajadores públicos, del período de vacaciones, entre otras medidas regresivas con respecto a la clase asalariada. El gobierno calló. Pasaron los días y el régimen fue tomando los diálogos con cada vez menos seriedad, enviando a los siguientes a funcionarios de rango menor y dilatando la toma de decisiones. A la semana envió a la Asamblea Nacional un amplio proyecto de reformas tributarias, que, entre sus principales temas, plantea el aumento del impuesto al valor agregado (IVA) del 12 al 15 por ciento, menos impuestos y beneficios para los empresarios, créditos para emprendedores, entre otros puntos. Además empezó una cacería de brujas a escala judicial de los supuestos “autores” de la protesta, que el gobierno responsabilizó, al menos en un inicio, a los opositores correístas. Además de aquellos han sido apresados con cargos de rebelión decenas de personas debido a publicaciones que realizaron en redes sociales. Incluso el régimen denunció penalmente a Jaime Vargas, el presidente de la Conaie, por los daños causados en Quito durante las manifestaciones, a pesar de que mantiene los “diálogos” con ese personaje. Yaku Pérez, prefecto del Azuay y otro de los dirigentes de los pueblos originarios demandados por la toma de la Asamblea Nacional, dijo al respecto que quieren “que negociemos con la pistola en la cabeza”. El ministerio de Defensa ecuatoriano sostuvo, además, que cerca de veinte células terroristas, en el mayor de los casos provenientes de Colombia, asesoraron a los manifestantes y saqueadores. Aquella afirmación se hizo pública sin evidencia sólida alguna.
La movilización, en general, llegó a todas las provincias del país, pero fue potente en la región andina de manera especial. No dejó ver autores intelectuales de manera certera, pero se evidenció en el hartazgo de las masas indígenas especialmente, las cuales habían sido violentamente reprimidas y estigmatizadas durante los diez años del gobierno de Rafael Correa, antecesor de Moreno. En ese régimen, que devino paulatinamente en políticas “neoliberales” durante los últimos años, los indígenas y otros sectores que se movilizaron fueron reprimidos también de manera brutal a mediados del 2015. Antes y después de aquello líderes indígenas fueron apresados, sentenciados e incluso asesinados. Eran constantemente señalados por el gobierno de entonces, que, como el actual, llegó a llamarlos terroristas.
Revancha de clase Una vez que el gobierno de Moreno decidió retirar las medidas, el 13 de octubre, los precios volvieron a bajar. Fue una victoria de la movilización de masas, la movilización de miles de campesinos indígenas, trabajadores y estudiantes. Los representantes de la protesta que participaron en los diálogos 29
30
Opción Marxista Internacional - 2da Edición Los débiles sindicatos de trabajadores anunciaron un paro nacional para el 30 de octubre, paro que ya fue satanizado por el régimen y las fuerzas dominantes a través de los medios de comunicación con el discurso clasemediero de “déjennos trabajar”. Incluso el alcalde de Quito, Yunda, cuestionado por permitir el paso de los indígenas, se allanó a la postura oficial y declaró que no dará el permiso para que los trabajadores se movilicen en la capital. Al final, una nueva paradoja se instala en las tierras de este pequeño país atravesado por la línea equinoccial. Las calles hicieron retroceder a un gobierno represor aunque débil en lo político, pero todavía con suficiente apoyo de las burguesías y el ejército nacionales para obtener una vendetta a escala judicial. Lo que se espera es que las medidas en contra de los trabajadores lleguen, de una u otra manera. Los movimientos indígenas, sobre cuyos líderes se despliega en estos días una campaña de desprestigio, anunciaron que si no se cumple con lo acordado con el gobierno, ellos volverán a movilizarse. Con todo lo que está sucediendo, y si ellos cumplen su palabra, la calle volverá a arder en Ecuador.
Ese conjunto de propuestas de cambios legales, conocidos a escala local como Ley Trole, permitirán una serie de beneficios para las patronales a la hora de contratar y remunerar al trabajador, además de reformas que darán discrecionalidad a la banca privada, evadiendo los controles estatales, entre otras propuestas que vulneran, incluso, la Constitución aprobada en el 2008, que fue estandarte del correísmo. La propuesta pudiera devenir en que la banca adquiera discrecionalidad casi total frente a su gestión y el dinero de los ahorristas, poniendo en riesgo incluso la dolarización que se mantiene en el país desde hace dos décadas. Durante los últimos días del 2019, en el marco de la movilización regional en Bolivia y Chile, los movimientos indígenas, de trabajadores, campesinos y de estudiantes ecuatorianos mantenían más bien una actitud de espera. Con la propuesta económica negociada tras bastidores por una mayoría afín al régimen y la enorme posibilidad de que sea aprobada, la estrategia para la movilización deberá ser estudiada con detenimiento puesto que el gobierno cambió a los principales dirigentes de las fuerzas armadas y de policía con la intención de redoblar la represión y la criminalización de la protesta. Con todo, y a pesar de la enorme inconformidad de la población y la reciente movilización indígena y de trabajadores, el plan de ajuste, con guión del FMI, se mantiene sumamente activo en Ecuador.
El sometimiento El régimen, torpemente, continuó, a las pocas semanas de que terminó el paro nacional, con el boicot del diálogo con el sector indígena, el linchamiento mediático a los líderes de las movilizaciones explicado líneas atrás y con la persecución a los críticos del régimen en general. A la par, entregó un nuevo proyecto, denominado “económico-urgente”, a la Asamblea Nacional, con el que pretende cambiar más de veinte leyes para cristalizar, al fin, el acuerdo con el FMI.
31
32
Opción Marxista Internacional - 2da Edición
El Correísmo
Los heroicos levantamientos populares, las huelgas y estallidos que habían tumbado varios gobiernos burgueses en respuesta a sus pretensiones de aplicar planes económicos hambreadores, fueron los que moldearon el estilo de Correa en el poder quién interpretando este sentir objetivamente antiimperialista, se distanció de la influencia norteamericana en el país; tomando medidas como terminación de la ocupación de la base militar yanqui en Manta, no apoyando la firma del TLC, constituyendo a Ecuador como un país políticamente independiente del imperialismo norteamericano, aunque en aparente paradoja, mantuvo la dolarización de la economía.
Por: Bernard R.
La historia latinoamericana entre los años de 1997 a 2005, fue marcada por los estallidos sociales, movilizaciones masivas y aguerridas luchas del pueblo ecuatoriano, siendo vanguardia los pueblos indígenas. Fueron varios los levantamientos contra los planes de ajuste, denuncias de corrupción de los gobernantes de turno, teniendo como consecuencia el derrocamiento de tres presidentes, Abdalá Bucaram en 1997, Jamil Mahuad en el 2000 y Lucio Gutiérrez en el 2005. Ocho presidentes asumieron el cargo durante este período. Se evidenció así la profunda inestabilidad política del país que tenía como telón de fondo la crisis económica que llevó a estos gobiernos a descargar planes de ajuste orientados por el FMI, sobre los bolsillos de la población, subiendo las tarifas de la electricidad, el gas, más impuestos. Luego, decretarían elevar el precio de los combustibles, el congelamiento de los depósitos bancarios. Lo anterior combinado con una inflación que por períodos superó el 60%, conllevó durante la presidencia de Mahuad a decretar la dolarización de la economía cediendo de esa manera uno de los principales valores burgueses de la soberanía nacional de un país, su moneda.
Correa hizo parte de la oleada de los gobiernos de “izquierda” del Socialismo del Siglo XXI latinoamericanos, que marcaron el inicio de su ascenso durante la primera década del siglo. Junto a Chávez, Kirchner, Lula y Evo, representaron el ascenso de sectores no tradicionales de la burguesía media o baja que levantaron un programa de oposición al imperialismo e hicieron trascendentales concesiones a los trabajadores y las masas pobres; empleo, mejores salarios, educación, salud, vivienda, estatizando algunas empresas, etc. Como aquellos gobiernos “de izquierda”, adoptó una positiva conducta nacionalista y de independencia política respecto del imperialismo, resistió su voracidad y recortó la tajada que acostumbraban llevarse las trasnacionales. Eso le permitió, mientras duró la buena situación de la economía, dar importantes concesiones a los sectores más pobres de la población con alimentos, salud, educación, vivienda, subsidiados y mejores salarios, etc. En su ascenso Correa, así como los otros gobiernos de “izquierda” latinoamericanos, compartieron la necesidad de contar con recursos para dar concesiones a las masas populares y satisfacer en parte sus necesidades más apremiantes para de esta forma constituirse en sectores burgueses dominantes alternativos. La favorable coyuntura económica de principios de siglo marcada por el crecimiento de los precios de las materias primas, en especial el petróleo que llegó a los 150 dólares el barril en el año 2008, combinada con el apoyo y movilización controlada de las masas y trabajadores. Todo lo cual hubiera sido imposible si no hubiera contado con la colaboración de las direcciones oportunistas y estalinistas con peso en las organizaciones sindicales y de masas (CONAIE, MPD, FUT, etc.), quienes al inicio apoyaron su gobierno. Fueron las palancas de apoyo para que Correa lograra una redistribución de la riqueza nacional producida por los trabajadores, que para el caso ecuatoriano significaba principalmente renegociar los dividendos de la renta petrolera, recortando los beneficios de los monopolios petroleros imperialistas. Por tanto, renegociar los contratos petroleros con las transnacionales, nacionalizar varias empresas yankis, eliminar la base militar de Manta, fueron parte de otras medidas importantes para obtener los recursos necesarios y adelantar sus reformas. En el plano político redactó una nueva Constitución a través de una Asamblea Constituyente y creó nuevas instituciones de gobierno y organizaciones sociales o sindicales.
Sobre este panorama de profunda crisis política y social, emergió la figura de Rafael Correa quién con un discurso de corte nacionalista y con apoyo de sectores políticos de la denominada centro izquierda, populistas y académicos fundaron el partido “Alianza PAIS”, haciendo suyas varias de las reivindicaciones sociales y económicas del pueblo ecuatoriano, lo que le permitiría catapultarse a la presidencia en el año 2006 (asumiendo en el 2007) iniciando un nuevo período que tenía como base la ilusión de las masas populares de un gobierno que sabría solucionar sus reclamos e inconformismo frente a la clase política tradicional.
33
34
Opción Marxista Internacional - 2da Edición
La prueba es que hasta que no entró de lleno la crisis económica (alrededor de 2013) y el desplome de los precios del petróleo, la soja, el cobre, el estaño y otras comodities, la burguesía tradicional toleró a esos gobiernos de izquierda, pues con ellos aun podían obtener enormes ganancias. Estaban en época de vacas gordas. El declive y retroceso de esos gobiernos empezó con la llegada de lleno de la crisis y cuando el imperialismo tuvo que reiniciar su ofensiva contra este continente para recuperar el terreno menguado, a raíz también de la crisis económica que le había estallado desde 2008 y la necesidad apremiante de los capitales de sus trasnacionales de ser invertidos bajo condiciones más favorables para incrementarse.
Al mismo tiempo, los capitalistas en Ecuador y demás países se vieron obligados a dar esas concesiones a fin de no perderlo todo, vale decir, para impedir el triunfo de la revolución en esos países. Entonces, esos gobiernos no fueron progresivos en forma absoluta, pues con relación al proceso revolucionario y su avance lo congelaron. Estos gobiernos y en este caso particular Correa, logró desactivar el proceso revolucionario abierto en Ecuador y lo canalizó a través de una verdadera cascada elecciones y otros mecanismos de la democracia burguesa como una Asamblea Nacional Constituyente, hacia la democracia burguesa (Reacción democrática). Es decir, la llegada al poder de Correa así como de sus pares en A. Latina, también representó un mecanismo para aplacar, por vía electoral, los levantamientos y revoluciones protagonizadas por las masas a inicios de los 90s, contra las medidas que los gobiernos burgueses de turno, actuando como agentes del imperialismo y el FMI, descargaron contra ellas para salir de la profunda crisis económica que los afectaba.
Para el año 2013, el gobierno de Correa inició ese ataque contra los trabajadores y las masas. Tomó una serie de medidas económicas que suprimieron conquistas obreras, cerraron o redujeron algunos programas de inversión social, recortaron empleados estatales y en el plano político destruyó las organizaciones sindicales del magisterio (UNE) así como las organizaciones estudiantiles y otras organizaciones sociales. Estas medidas fueron respondidas a través de las protestas de los indígenas y trabajadores confluyendo en un paro nacional convocado por el FUT (Frente Unitario de Trabajadores), para esa época.
Pero desde hace por lo menos 10 años, cuando la crisis económica arreció de nuevo en el continente y esos gobiernos de “izquierda” empezaron a quitar esas conquistas y a descargar medidas contra las masas y los trabajadores, iniciando la erosión del respaldo popular que tenían y allanaqndo el terreno al imperialismo y sus aliados de extrema derecha interna, para su derrota mediante maniobras institucionales reaccionarias (Impeachment), por vía electoral o golpe de estado mediante, como en Bolivia.
35
36
Opción Marxista Internacional - 2da Edición Más adelante con el cambio de gobierno en Ecuador y la llegada de Lenin Moreno a la presidencia (2017) y quién fuera vicepresidente en dos mandatos de Correa, marcó también la entrada de lleno de la crisis económica en América Latina y por tanto la necesidad de un giro en la política económica. A Moreno le tocó administrar el período de las vacas flacas, con un barril de petróleo a menos de 50 dólares y aunque proveniente del mismo partido gobernante de Correa, Alianza PAIS, su giro reaccionario orientado hacia la sumisión completa al FMI y al imperialismo y los sectores burgueses más reaccionarios del país, alimentaron el mito de “la traición al correismo”. Entenderlo de esa manera no pasa de ser una explicación simplista, pues, no se trata de una decisión individual de Moreno, sino que revela las profundas diferencias en la conducta de la burguesía y sus políticos ante la llegada de lleno de la crisis económica capitalista. Los capitalistas asumen una conducta totalmente distinta en época de vacas gordas y otra antagónica o muy distinta, en época de vacas flacas. Estos comportamientos contradictorios se reflejan no solo en el mismo partido gobernante como muestra el correismo con el gobierno de Moreno, sino hasta en los mismos dirigentes de la burguesía que encabezan el régimen de gobierno, y quienes hasta ayer estaban en la oposición, ante la nueva situación, se ponen de acuerdo para aplicar los planes contra los trabajadores y sectores empobrecidos de la población.
Si bien la política de Moreno significó un retroceso de la postura de independencia política que durante algunos años sostuvo el correismo, se limitó a un serio revés pero en el terreno electoral. No una derrota de las masas en el escenario de la lucha de clases directa y abierta, como argumentaron los correistas, chavistas y oportunistas, quienes dijeron incluso que marcaba el inicio de un período de avance inexorable del imperialismo y la extrema derecha en América Latina. Los hechos insurreccionales recientes en el Ecuador son una bofetada a estos análisis que no tienen en cuenta las verdaderas relaciones entre las clases sociales y sus luchas antagónicas, por lo cual, no es sorprendente que los estallidos populares los tomen desprevenidos y sólo atinen a dar explicaciones generales como “es la respuesta a un acumulado de varios años”. El resultado final de la lucha de las masas ecuatorianas y el imperialismo a través de su agente Moreno aún está por definirse. Por el momento, son las masas quienes hicieron retroceder al gobierno y lo obligaron a aplazar las medidas recomendadas por el FMI colocándolo a la defensiva. Que el plan del gobierno sea derrotado en su totalidad y no sea pasado a cuenta gotas, dependerá de cuan atentos estén las masas ecuatorianas de las negociaciones que sus dirigentes han establecido con el gobierno de Moreno y se expresen masivamente en las calles en contra si consideran que los acuerdos no reflejan sus reclamos y sacrificios. También de que este proceso vaya gestando una nueva dirección consecuente y clasista para los trabajadores.
Lenin Moreno cerrando el trato con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI)
37
38
Opción Marxista Internacional - 2da Edición
¡Colombia se suma a la oleada continental de lucha!
La lucha es directamente contra el gobierno Uribista de Duque, ficha clave de Trump y el Imperialismo en la región y de la constante agresión contra nuestros pueblos hermanos.
Al cierre de esta edición y al compás de la nueva oleada de luchas, el 21 de noviembre se produjo en Colombia la más apoteósica jornada nacional de protesta y movilización de los últimos treinta años, en contra de los asesinatos de indígenas y luchadores populares; de las reformas económicas laboral y pensional proyectadas por el gobierno de extrema derecha de Iván Duque (Uribismo), que atacan el nivel de vida de jóvenes, trabajadores y amplios sectores de la población; y contra la corrupción descontrolada en todas las instituciones del Estado. La respuesta de las masas no se quedó en el 21N y continuó con multitudinarias y resonantes concentraciones y marchas al compás de los cacerolazos que se escucharon en las principales capitales del país. Al momento de escribir estas líneas, el proceso continúa tras cinco días de movilización combativa.
Es esta movilización incansable de jóvenes, trabajadores, clase media, indígenas y muchos más, que con el grito de "¡DUQUE FUERA!", “¡Basta Ya!”, muestran el camino para lograr cambios reales. Este es nuestro llamado, a continuar y a organizar la movilización permanente, al compás de las luchas de los trabajadores latinoamericanos.
¡FUERA DUQUE! ¡NO + URIBISMO! ¡CONTINUAR Y PROFUNDIZAR LA JUSTA LUCHA DE LOS TRABAJADORES Y EL PUEBLO! 26/11/19
Como era de esperarse, por el talante del actual gobierno, respondió con una violenta represión a la masiva movilización. Decretó el toque de queda y desplegó a las fuerzas armadas del ejército y la policía contra la población, con el resultado de cientos de detenidos y heridos, y el repudiable asesinato por parte del Esmad, del joven estudiante Dilan Cruz. La responsabilidad de su muerte recae sobre el Gobierno de Duque, su partido y las fuerzas represivas que actúan bajo su mando. La continuidad y beligerancia de la lucha contra el gobierno de Duque, mísero arrodillado al imperialismo, la OCDE y el FMI, es el camino para derrotar sus planes contra las masas trabajadoras y sectores populares. Por eso, aunque en un primer momento algunos directivos sindicales como el de la CGT, Julio Roberto Gómez, desvirtuaron la continuidad de la lucha, valoramos como muy positivo el cambio asumido ante la persistencia de los cacerolazos y el retorno de las masas a las calles, al llamar a un nuevo paro citado para el 27N. Vemos que es un paso en la dirección correcta por parte del Comando de Paro. Pero, consideramos que la situación exige que los dirigentes sindicales, estudiantiles y gremiales (CUT, FECODE, CGT, CTC, etc.), organicen de manera contundente y profundicen las movilizaciones en todo el país, hasta derrotar completamente el paquetazo y que sean castigados los asesinos. Los primeros puntos a tratar en un eventual diálogo con el gobierno deberían ser: el retiro completo de todos los proyectos de ley o políticas que signifiquen un retroceso para los derechos de los trabajadores y las masas; el cese inmediato de la represión, desmonte del ESMAD; y el juicio y castigo de los culpables de los asesinatos. Lo podemos sintetizar en la consigna: derrotar el paquetazo de Duque, base de la convocatoria del Paro Nacional del 21N que generó como respuesta la masiva movilización y la protesta mediante los cacerolazos.
39
Escudo Nacional de Colombia simbolizando los cacerolazos del despertar de los colombianos
40