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Cuidados poscovid-19 y ante el invierno

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Magia de voces

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Aún existen muchas inquietudes en torno al covid-19 y una de ellas es qué pasa o cómo debo cuidar mi cuerpo después de haber tenido la enfermedad.

En la prestigiosa revista científica The BMJ se publicó un papel científico que detalla a qué deberían estar atentos los pacientes que tuvieron coronavirus. Aunque no existen guías prácticas o de manejo definitivas, debido a que aún hay mucho por aprender de esta enfermedad, este documento brinda valiosa información sobre el tema.

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Qué es el covid-19 posagudo

El covid-19 posagudo o prolongado parece ser una enfermedad multisistémica, que a veces ocurre después de una enfermedad aguda relativamente leve. El tratamiento clínico requiere una perspectiva integral del paciente. El seguimiento de estos pacientes puede dividirse en aquellos que puedan tener un cuadro clínico inespecífico, a menudo dominado por fatiga y disnea; y aquellos con secuelas graves, que incluyen complicaciones respiratorias, tromboembólicas, cardiovasculares y/o neurológicas.

Los especialistas que elaboraron la investigación identifican al covid-19 posagudo como aquel que se extiende más allá de las tres semanas, desde el inicio de los primeros síntomas, y, covid-19 crónico, cuya duración supera las 12 semanas.

Aproximadamente el 10% de los pacientes que dieron positivo en la prueba del virus del SARS-CoV-2 permanecen enfermos más allá de las tres semanas y, una proporción menor, durante meses.

Esto se basa en el Estudio de síntomas de covid del Reino Unido, en el que las personas ingresan sus síntomas en curso en una aplicación de celular. Un estudio reciente de Estados Unidos encontró que solo el 65% de las personas habían regresado a su nivel de salud anterior entre 14 y 21 días después de una prueba positiva.

Qué reveló la investigación

• El tratamiento del covid-19 después de las primeras tres semanas se basa actualmente en pruebas limitadas. • Aproximadamente el 10% de las personas experimentan una enfermedad prolongada después del covid-19. • Muchos de estos pacientes se recuperan espontáneamente (aunque lentamente) con apoyo holístico, descanso, tratamiento sintomático y aumento gradual de la actividad. • La oximetría de pulso en el hogar puede ser útil para controlar la disnea, nombre que se le da en la medicina a la dificultad para respirar. • Las indicaciones para la evaluación de un especialista incluyen preocupación clínica junto con síntomas respiratorios, cardiacos o neurológicos que son nuevos, persistentes o progresivos. • Con relación a la prolongación de la enfermedad, no se sabe. Podría corresponder a la viremia persistente, debido a una respuesta de anticuerpos débil o ausente, recaída o reinfección, reacciones inflamatorias y otras reacciones inmunes aún en investigación. • Los síntomas posagudos del covid-19 varían ampliamente. Incluso el llamado covid-19 leve puede estar asociado con síntomas a largo plazo, más comúnmente tos, fiebre baja y fatiga, todos los cuales pueden recaer

y remitir. Otros síntomas incluyen dificultad para respirar, dolor de pecho, dolores de cabeza, dificultades neurocognitivas, dolores musculares y debilidad, malestar gastrointestinal, erupciones cutáneas, enfermedades tromboembólicas y depresión, y otras enfermedades mentales.

Qué exámenes debe realizarse un paciente luego del covid-19

Aún no existe consenso entre la comunidad científica. Pero algunas sociedades científicas sugieren: • Los análisis de sangre deben solicitarse de forma selectiva y para indicaciones clínicas específicas después de una historia y un examen cuidadosos; es posible que el paciente no necesite ninguno. Debe excluirse la anemia en el paciente con dificultad para respirar. La linfopenia, número más bajo que lo normal de linfocitos, es una característica del covid-19 agudo y grave. • Los biomarcadores elevados pueden incluir proteína C reactiva (por ejemplo, infección aguda), recuento de glóbulos blancos (infección o respuesta inflamatoria), péptidos natriuréticos (por ejemplo, insuficiencia cardiaca), ferritina (inflamación y estado protrombínico continuo), troponina (síndrome coronario agudo o miocarditis) y dímero D (enfermedad tromboembólica). Las pruebas de troponina y dímero D pueden ser falsamente positivas, pero un resultado negativo puede reducir la incertidumbre clínica. Es probable que la investigación adicional perfeccione las indicaciones y la interpretación de las pruebas de diagnóstico y monitoreo en el seguimiento del covid-19. • Para los pacientes que no fueron admitidos en cuidados intensivos, la guía de la British Thoracic Society sobre el seguimiento de los pacientes con covid-19 que tuvieron una enfermedad respiratoria significativa propuso un seguimiento comunitario con una radiografía de tórax a las 12 semanas y la derivación para pacientes nuevos, persistentes o síntomas progresivos. • Para aquellos con evidencia de daño pulmonar (como lecturas anormales persistentes de la radiografía de tórax y del oxímetro), se recomienda la derivación a un servicio respiratorio; la derivación temprana posterior a rehabilitación pulmonar probablemente ayude a la recuperación.

Si ya tuvo covid-19, su médico podría trabajar junto a un experto en enfermedades infecciosas para determinar si deberá realizarse una prueba de detección antes de volver a estar cerca de otras personas o volver a su rutina diaria.

Pacientes con síntomas inespecíficos

- La fiebre. Se trata sintomáticamente con paracetamol o antiinflamatorios no esteroideos. - Tos. La British Thoracic Society define la tos crónica como aquella que persiste más allá de las ocho semanas. Hasta ese momento, y a menos que existan signos de sobreinfección u otras complicaciones, la tos parece tratarse mejor con simples ejercicios de control de la respiración. - Falta de aliento. Es común un cierto grado de disnea después del covid-19 agudo. La disnea grave, que es poco común en pacientes que no fueron hospitalizados, puede requerir una derivación urgente. La disnea tiende a mejorar con ejercicios de respiración, los oxímetros de pulso pueden ser extremadamente útiles para evaluar y monitorear los síntomas respiratorios después del covid-19. (*)

(*) Uso de oximetría de pulso en covid-19

posagudo: La hipoxia puede reflejar una alteración de la difusión del oxígeno y es una característica reconocida del covid-19. Puede ser asintomática (la denominada hipoxia silenciosa) o sintomática (que refleja un aumento del trabajo respiratorio o una patología secundaria como una neumonía bacteriana o un tromboembolismo). La automonitorización de las saturaciones de oxígeno durante tres a cinco días puede ser útil para evaluar y tranquilizar a los pacientes con disnea persistente en la fase posaguda, especialmente aquellos en los que las saturaciones iniciales son normales y no se encuentra ninguna otra causa de disnea en una evaluación exhaustiva.

- Cansancio, fatigabilidad. La naturaleza profunda y prolongada de la fatiga en algunos pacientes posagudos con covid-19 comparte características con el síndrome de fatiga crónica descrito después de otras infecciones graves. No hay evidencia de investigación publicada sobre la eficacia de ninguno de los fármacos o intervenciones no farmacológicas sobre la fatiga después del covid-19. Existe mucho debate y controversia sobre el papel del ejercicio gradual en la fatiga crónica en general y en el covid-19 en particular. La comprensión, el apoyo y la tranquilidad del médico de atención primaria son un componente crucial del tratamiento.

Pacientes con secuelas o complicaciones. Evaluación y tratamiento cardiopulmonar

Cerca del 20% de los pacientes ingresados con covid-19 tienen una afectación cardiaca clínicamente significativa; la afectación oculta puede ser incluso más frecuente. Las complicaciones cardiopulmonares incluyen miocarditis, pericarditis, infarto de miocardio, arritmias y embolia pulmonar; pueden presentarse varias semanas después del covid-19 agudo. Son más frecuentes en pacientes con enfermedad cardiovascular preexistente, pero también se han descrito en pacientes jóvenes previamente activos. - Dolor en el pecho. El dolor en el pecho es común en el covid-19 posagudo. La prioridad clínica es separar los dolores musculoesqueléticos y otros dolores torácicos inespecíficos de las afecciones cardiovasculares graves. La evaluación clínica del paciente con covid-19 posagudo con dolor torácico debe seguir principios similares a los de cualquier dolor torácico: una historia clínica cuidadosa, teniendo en cuenta el historial médico anterior y los factores de riesgo, un examen físico, respaldado según lo indicado por las investigaciones. Cuando el diagnóstico es incierto o el paciente se encuentra gravemente enfermo, es posible que se necesite una derivación urgente a cardiología para evaluaciones e investigaciones especializadas (incluidas la ecocardiografía, la tomografía computarizada del tórax o la resonancia magnética cardiaca). - Tromboembolismo. La covid-19 es un estado inflamatorio e hipercoagulable, con un mayor riesgo de eventos tromboembólicos. Muchos pacientes hospitalizados reciben anticoagulación profiláctica. Las recomendaciones de anticoagulación después del alta varían, pero los pacientes de mayor riesgo suelen ser dados de alta del hospital con 10 días de tromboprofilaxis prolongada. Si el paciente fue diagnosticado con un episodio trombótico, la anticoagulación y la investigación así como el seguimiento adicional deben seguir las pautas estándares. No se sabe cuánto tiempo los pacientes permanecen hipercoagulables después del covid-19 agudo. - Disfunción ventricular. La disfunción sistólica del ventrículo izquierdo y la insuficiencia cardiaca después de covid-19 pueden tratarse de acuerdo con las pautas estándares. Se debe evitar el ejercicio cardiovascular intenso durante tres meses en todos los pacientes después de miocarditis o pericarditis; se recomienda a los atletas que tomen

de tres a seis meses de descanso completo del entrenamiento cardiovascular seguido de un seguimiento especializado, con el regreso al deporte guiado por el estado funcional, los biomarcadores, la ausencia de arritmias y la evidencia de una función sistólica ventricular izquierda normal. - Secuelas neurológicas. Se han descrito accidentes cerebrovasculares isquémicos, convulsiones, encefalitis y neuropatías craneales después del covid-19, pero todos parecen ser raros. Un paciente con sospecha de estas complicaciones graves debe ser derivado a un neurólogo. Los síntomas neurológicos no específicos comunes, que parecen coincidir con la fatiga y la falta de aire, incluyen dolores de cabeza, mareos y embotamiento cognitivo (niebla mental). Hasta que aparezca una guía basada en la evidencia sobre cómo manejar o cuándo referir tales síntomas, se recomienda el manejo de apoyo y el seguimiento de los síntomas en atención primaria. - El paciente mayor. La covid-19 tiende a afectar más severamente a pacientes mayores. Los que sobreviven tienen un alto riesgo de sarcopenia, desnutrición, depresión y delirio. El dolor crónico poscovid-19 puede afectar a pacientes de cualquier edad, pero parece ser más común en los ancianos. Los síntomas físicos se suman al impacto psicosocial de la interrupción del acceso a la atención médica (como los arreglos para obtener medicamentos regulares), las rutinas personales básicas (como caminar a las tiendas locales), las interacciones sociales (como reunirse con amigos) y redes de apoyo profesional. El apoyo debe personalizarse con las aportaciones del equipo multiprofesional (por ejemplo, médico de cabecera, enfermera de distrito, trabajador social, equipos de rehabilitación y terapeuta ocupacional según sea necesario).

Consejos para protegerse del covid-19 en invierno

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada persona sufre tres resfriados al año; entonces, ¿qué podemos hacer para intentar ser la excepción?

1. Lavarse las manos con más fre-

cuencia. Es importante recordar que los resfríos y la gripe se contagian por contacto directo, por lo que lavarse las manos con frecuencia y secarlas bien son claves para evitar la difusión de gérmenes.

2. No tocarse la cara con las ma-

nos. Sobre todo, fuera de casa, dado que las mucosas de la nariz y la boca, así como los ojos, son muy sensibles al contagio.

3. Optimizar el sistema inmuno-

lógico. El sistema inmunológico, compuesto por una red compleja de células, órganos y tejidos, es el encargado de defender al organismo ante las infecciones, como las bacterias y los virus. Si se piensa en el bienestar del cuerpo —en estar fuertes, en no enfermarse y tener una vida plena— habrá que acordarse siempre del sistema inmune para implementar hábitos saludables diarios que ayuden a potenciar la barrera protectora.

4. Prestar atención a lo que se

come. La alimentación es la aliada número 1 para alejarse de los resfríos. En la dieta diaria no deben faltar vitaminas, como la A, B o la C, o minerales, como el cobre, el hierro o el zinc. 5. Evitar el estrés. Los nervios y la ansiedad juegan en contra del organismo, debilitando el sistema inmune. Es una tarea difícil pero necesaria, por lo que se debe prestar especial atención a esto, alejar el estrés del día a día y encontrar espacios de distensión. 6. Dormir bien. Dormir repara los daños celulares sufridos durante el día, por lo que el descanso nocturno ayudará al sistema inmune a recuperarse y aumentar sus fuerzas. Lo recomendable es seguir pautas correctas de sueño, evitar trasnochar demasiado y llevar un ritmo de sueño de entre seis y ocho horas diarias. 7. Ventilar la casa. Aunque haga frío, es clave que el aire corra y se renueve tanto al comienzo del día como al final, porque mantendrá los gérmenes fuera de nuestra casa.

8. Evitar los espacios cerrados y

concurridos. De ser posible, evitar los lugares en los que haya mucha gente debido a las altas posibilidades de contagio. 9. No automedicarse. Usar antibióticos solo en caso de que el médico los recete. Mientras tanto, descansar, alimentarse bien y beber mucha agua para aplacar los síntomas. 10. Tener presente el calendario de vacunación. Ayuda a prevenir enfermedades estacionales que aparecen en invierno (influenza, neumonía, entre otras).

Muchas de las acciones que se deben hacer para prevenir el contagio o enfermarse este invierno dependen de nosotros mismos y de cómo cuidemos nuestra barrera de defensas. Una alimentación balanceada, buenos hábitos de higiene y mantener óptimo el sistema inmune pueden proteger la salud y la de todos los que queremos.

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