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La música es poderosa
En el Día Internacional de la Música se conmemora todo el arte y la historia musical existente alrededor del mundo, sin importar su género. Esta fecha, 1 de octubre, fue establecida por el Consejo Internacional de Música, en el año de 1975, gracias a Yehudi Menuhim, violinista y presidente del Consejo. Pero la entidad encargada de dar un impulso a la celebración fue la Sociedad Internacional de Educación Musical, en 1980.
El objetivo principal de este día no es solo recalcar acerca de las bondades e importancia del arte musical alrededor del mundo, sino también promover la paz y la amistad de las naciones a través de la unión que transmite la música.
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Es bien sabido que la música es una forma de arte universal que traspasa barreras y que puede unir poblaciones bajo un mismo propósito. La música es sentimiento, es expresión, es arte, es pensamiento, es imaginación, es movimiento, es cálculo, es salud, es socialización, es identidad… La música ¡es vida! A través de ella y con ella conocemos y entendemos el pasado para construir un presente y un futuro mejores. De ahí que la celebración tome cada vez más fuerza.
En estos tiempos de pandemia, ayudó a sobrellevar la crisis sanitaria. Inclusive, varios estudios demostraron que escuchar melodías o ejecutar un instrumento aliviaron la carga psicológica de la covid-19, proporcionando tres beneficios difíciles de lograr en meses de confinamiento y crisis mundial: placer, desahogo de emociones negativas y conexión con uno mismo.
Fue y sigue siendo una herramienta universal para la obtención de metas relacionadas con el bienestar. Es por eso que en el Club Centenario vivimos con intensidad las propuestas culturales; entre ellas, Viernes de Bohemia, Miércoles Culturales, Piano Bar o los conciertos organizados en la Pizzería, para devolver la alegría al alma y hacer más llevadera está pandemia que, poco a poco, está llegando a su término, además de impulsar, como fin primordial, la cultura en todas sus formas.
Definitivamente hacer música no es solamente tocar o cantar, es también escuchar, es unión entre las personas, es social, es potenciadora de emociones, sensaciones y recuerdos; puede ser de cualquier cultura, idioma o país, aun así, ella es capaz de cambiar el ánimo en las personas, alegrarlas y hacerles bailar. ¡Tiene esa magia! Y es grato ver a los socios interactuando socialmente o bailando con alegría al son de sus músicas preferidas o simplemente escuchando, cantando y gozando. Estos comportamientos —según estudios realizados— son claves para la salud mental, ya que ayudan al cerebro a aprender, lo que finalmente redunda en satisfacción.
En conclusión, ¡es poderosa y genera energía!