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Análisis sensorial

«Ni yo sabía que sabía cantar», confiesa Emanuela riendo.

Por insistencia de amigos que elogiaban el talento natural, decidieron formar un grupo netamente de música paraguaya. Si bien al principio no fue fácil por el estilo elegido, lograron imponerse, según ellas mismas declaran: «Amamos nuestra cultura y ver que las personas disfrutan, nos anima a seguir por este sendero y posicionar nuestro folclore, nuestra identidad, tanto en el país como fuera de él».

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De esos comienzos ya pasaron nueve años y se muestran agradecidas por el apoyo recibido de sus padres Benjamín y Olga. «Nos acompañan a todos nuestros eventos. Son nuestros pilares».

Suben al escenario con indumentarias confeccionadas por doña Olga y Olga Yovana, la del teclado, acordeón y segunda voz. Sobresalen los detalles de ñandutíes, ya como un sello de marca.

La música para ellas es «todo». Emanuela, quien sufrió un revés en la vida, dice que la música la salvó, la llenó de autoestima «de la gran siete» y le sigue ofreciendo momentos felices según comentó.

Mientras puedan —aseguran— es a todo lo que se quieren dedicar, es decir, llevar emociones a los escenarios donde les toque actuar, impactando en el corazón de sus seguidores con sus voces e instrumentos a través del folclore nacional, tal como lo hicieron en el Salón de Honor. ¡Qué noche la del miércoles!

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