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Jaime Egüez

El 2022 ha sido, definitivamente, un año de prueba para todo un país que lo inició con la misma esperanza que demanda ser empresario, apostando al todo sin dudar.

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En una evaluación, tranquera para afuera de la gestión del Club, vimos que el país estaba preparado para impulsarse con todos sus motores económicos en la restauración de una economía que venía dando muestras de levantar cabeza y conseguir que podamos enfrentar las enormes reestructuraciones que habíamos hecho en 2020 y 2021. Pero llegó lo peor, lo inesperado y una durísima sequía produjo una de las peores cosechas de soja en décadas.

Fue como perder un motor entero en pleno ascenso, y ahí apareció la garra empresarial, la creatividad de tantos emprendedores y un firme impulso de políticas de gobierno para, de alguna manera, sostener los niveles de empleabilidad que estaban en curso. A esto se le sumó el inicio de una guerra que, aunque en territorio europeo, afectó enormemente la provisión de insumos estratégicos para la producción del agro, como los fertilizantes, mayoritariamente producidos en Ucrania. El precio del combustible comenzó su carrera ascendente, generando una inflación importada en nuestra economía, lo que provocó la reacción del Banco Central para poder contenerla a un costo bastante importante en cuanto a la expansión del consumo y el crédito.

No ha sido fácil encontrar el punto de equilibrio en cuanto a ajustar el consumo o aumentar las tasas, lo que ocasionó el aumento de las tasas para tomar, no solo inversiones, sino toda la matriz de crédito.

Tampoco ha sido fácil contener el dólar y tener una posibilidad en su fluctuación. Cerramos el año con un dólar muy alto para las previsiones, lo que acabó impactando en toda la cadena de mercaderías importadas. Aun así, el complejo maquila, el complejo construcciones y el de servicio al igual que el de la carne, mantuvieron su ritmo ascendente, lo que permitió, de alguna manera, que tengamos un cierre de año con un empate técnico a cero en cuando al crecimiento del PIB. Creo que fue un año de aprendizaje para muchos de nosotros, lo que potenció la innovación y la creatividad. Un punto positivo es la continua y sostenida llegada de inversores en varias áreas, como la industrial y la de construcciones, de

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