RITUAL DE LA CONSAGRACIÓN TOTAL SUGERENCIAS PRÁCTICAS Hemos hecho nuestra preparación cuidadosa, ha llegado el momento de hacer nuestra consagración. Inspirándonos en San Luis de Montfort, le ofrecemos las siguientes sugerencias:
1. Elija para hacer su consagración un día de fiesta solemne de la Virgen María (8 de diciembre, 25 de marzo...). 2. La víspera del día elegido, puede hacer su confesión general. 3. Como tema de su meditación para el día de la consagración, el más apropiado es el de "consagración". Puede utilizar los textos de las lecturas bíblicas indicadas –más adelante– para la misa de consagración. 4. Participe activamente en la celebración eucarística. 5. Comulgue siguiendo el método indicado por San Luis de Montfort en su tratado de la Verdadera Devoción (266ss). 6. Recite lenta y fervorosamente la fórmula de consagración, fírmela –anotando la fecha– para patentizar la seriedad del compromiso cristiano renovado. 7. Ofrezca a María una ofrenda significativa: vgr. un ayuno, una mortificación, una limosna... 8. Lleve consigo una cadena o cadenilla y una medalla... que le recuerde en todas partes su compromiso con Jesucristo. 9. Renueve con frecuencia su consagración con esta fórmula u otra semejante: «Soy todo tuyo, oh María, y cuanto tengo es tuyo». 10. Únase cada día a María y a todos los consagrados al Señor por medio de María recitando el "Magnificat", cántico de alabanza de Nuestra Señora. -1-
RITUAL DE LA CONSAGRACION Sugerencias pastorales * Es importante no improvisar esta celebración. * Es más provechoso acompañarla con algunos signos o gestos simbólicos que hagan más tangible el sentido de la consagración, Vgr. renovación de las promesas bautismales, la procesión introductoria..., y que iluminen lo que significa la presencia de María en la renovación de nuestro compromiso bautismal con Jesucristo. * En este sentido ofrecemos el esquema de una paraliturgia procesional que puede preceder a la celebración de la Sagrada Eucaristía. * La recitación de la fórmula de consagración puede hacerse también en pequeños grupos, si el número de consagrados es grande o inclusive individualmente (si son pocos) ante una imagen de María adornada oportunamente para este fin. * La fórmula escrita a mano –o impresa– una vez firmada, puede colocarse a los pies de la imagen de María o entregarse al celebrante – quien la colocará sobre el altar– al momento del ofertorio. * La liturgia de la palabra –que gira en torno al tema de la alianza– debe insistir en sacar y proponer frutos concretos y efectivos de renovación cristiana, según lo más conveniente a los diferentes grupos, como programa a realizar personal o comunitariamente y a someter de tiempo en tiempo a evaluación conveniente. * Los textos bíblicos ofrecidos, el contenido y sugerencias pueden utilizarse en paraliturgias durante las cuales se emita o renueve la consagración total, si no es posible la celebración eucarística.
A. PARALITURGIA PROCESIONAL Elementos a preparar En el lugar conveniente para iniciar la procesión, se deben tener listos: el Evangelio, la cruz, la imagen de María, un cirio encendido, el agua a bendecir. Para una catequesis conveniente sobre el significado de estos elementos, ver en las últimas páginas de la segunda parte (En la práctica misionera del Padre de Montfort).
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Ritos Bendición del agua. (Congregados en el lugar adecuado para iniciar la procesión, el celebrante puede hacer una corta catequesis y dar comienzo a la ceremonia con la bendición del agua):
V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. Oremos: Oh Dios, que te has servido del agua para significar la gracia del Bautismo. Oh Dios, cuyo Hijo, al ser bautizado en el Jordán, fue ungido por el Espíritu Santo; colgado de la cruz, vertió de su costado agua junto con la sangre; y, después de su resurrección, envió a sus apóstoles: «Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos...» Mira ahora a tu Iglesia en oración y haz que el agua de esta fuente reciba, por el Espíritu Santo, la gracia de tu Unigénito, para que a su contacto, el hombre creado a tu imagen y semejanza y limpio en el bautismo, muera al pecado y renueve su compromiso contigo en Jesús por el Espíritu Santo. Te pedimos, Señor, que al renovar nuestro compromiso vital por Jesucristo, resucitemos con El a la plenitud de la vida conforme al Evangelio y en unión con María, con su ejemplo y protección, avancemos por las sendas de la santidad y lleguemos a la perfecta madurez en Jesucristo. Que vive y reina contigo... Amén. (Quien preside puede asperjar a los participantes en la ceremonia con el agua que acaba de bendecir).
Procesión. (El sentido de nuestra procesión es el de nuestro peregrinar cristiano en seguimiento de Jesucristo). * Va adelante la cruz. Le siguen: la imagen de María, los portadores del Evangelio, del cirio encendido y del agua bendita, el celebrante principal y los demás participantes en forma ordenada. * Se puede cantar: Pueblo de reyes... o rezar algunas decenas del Rosario, como -3-
participación en los misterios de Cristo. * En la puerta del templo, todos se detienen. El crucífero se coloca en el centro, vuelto hacia los fieles que van en procesión, teniendo a su derecha la imagen de Nuestra Señora y a su izquierda el Evangelio.
Los participantes van pasando de dos en dos (o en pequeños grupos, si son muy numerosos) y:
Delante de la Cruz recitan con voz clara la siguiente fórmula:
Renuncio para siempre a lo mundano, al pecado, al demonio y a mis pecados.
Pasan luego ante el Evangelio y recitan la fórmula siguiente:
Creo firmemente en todas las verdades del Santo Evangelio de Jesucristo.
La procesión prosigue ordenada hacia la Pila Bautismal ante la cual –de dos en dos, como antes– recitan estas palabras:
Prometo –con la gracia de Dios que no me faltará– guardar los mandamientos de Dios y de la Iglesia aceptados el día de mi bautismo. (Y se santiguan con el agua bendita).
Ahora continúa la procesión hacia el altar mayor, cantando o recitando el CREDO. Quien lleva el Evangelio puede también, levantando el Libro Sagrado en tres ocasiones sucesivas y mostrándolo a los participantes, proclamar (o cantar) por tres veces y cada vez en tono más elevado:
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¡Este es el Evangelio de Jesucristo! Y todos responden: ¡Sea alabado Jesucristo! en el tiempo y la eternidad.
Llegados al altar, se coloca la cruz en el centro del presbiterio. A su derecha, estará la imagen de Nuestra Señora. Ante esta van pasando los participantes y de dos en dos recitan la fórmula siguiente de consagración:
Me consagro totalmente a Jesucristo, por tus manos, oh María, para vivir mi compromiso con El todos los días de mi vida. Besan el pie de la imagen de María y pasan a ocupar un lugar conveniente para participar en la celebración de la Sagrada Eucaristía. * Si a continuación se celebra la Santa Misa, ésta se inicia en la oración colecta. Después de la homilía –tema: la consagración total– se puede hacer o renovar la consagración comunitariamente con la fórmula preparada, que será firmada por cada participante cuando este la hace por primera vez.
B. CELEBRACION EUCARISTICA (Si no se ha hecho la procesión anterior se puede iniciar con el canto de entrada):
Comentario: Nos hemos reunido como Pueblo de Dios para realizar un acto solemne y comprometedor: renovar, con clara conciencia nuestra consagración de cristianos por manos de María a Jesucristo y a nuestros hermanos. Consagrados básicamente al Señor desde nuestro bautismo, hechos hijos adoptivos de Dios, María se ha convertido en Madre nuestra. El Papa Juan Pablo II, renovando el gesto de otros predecesores suyos y nuestros mismos pastores nos han consagrado a Ella y por Ella a Jesús. Hoy sentimos la necesidad de reflexionar a la luz de la Palabra de -5-
Dios y dentro de esta celebración de nuestra vida pascual de consagración a Jesucristo, para dar una respuesta total al Señor, a ejemplo de María y bajo su protección. Acto Penitencial Reconozcamos ahora que somos pecadores, que hemos roto muchas veces nuestro compromiso con el Señor y con nuestros hermanos y pidamos, por intercesión de la Virgen María, ser más fieles que en el pasado a las exigencias de nuestro bautismo. – No hemos mantenido la fidelidad que te juramos en nuestro bautismo, hemos quebrantado la alianza contigo: SEÑOR, TEN PIEDAD. – No nos hemos guiado por el ejemplo de María y, por ello, no hemos sabido vivir nuestra consagración total a Cristo y a su obra: CRISTO, TEN PIEDAD. – Hemos descuidado el amor y servicio a nuestros hermanos, no hemos hecho de nuestra vida un don para ellos, no hemos sabido irradiar en el mundo el mensaje de salvación: SEÑOR, TEN PIEDAD. Oración colecta Oh Dios y Padre nuestro, confirma el propósito de estos hijos tuyos y haz que la gracia del bautismo produzca en ellos frutos de plenitud, mediante una vida consagrada a la edificación de tu Reino. Por J.N.S. Amén. Liturgia de la Palabra Comentario: El tema central de nuestras lecturas de hoy es el de la alianza que hace de nosotros un pueblo consagrado al Señor. María es la Mujer consagrada, la que ha vivido perfectamente esa alianza con Dios. Y nos invita a realizarnos también nosotros, mediante una obediencia incondicional a Jesucristo, su Hijo. Primera lectura: La alianza de Israel con Dios: Ex 19,3-8. Salmo responsorial. T(odos): PROTEGE A TU PUEBLO, SEÑOR. -6-
Dad gracias al Señor, invocad su nombre, dad a conocer sus hazañas a los pueblos, cantadle al son de instrumentos, hablad de sus maravillas; gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor. T: PROTEGE A TU PUEBLO, SEÑOR. Recurrid al Señor y a su poder, y buscad continuamente su rostro. Recordad las maravillas que hizo: sus prodigios, las sentencias de su boca; estirpe de Abraham, tu siervo, hijos de Jacob, su elegido. T: PROTEGE A TU PUEBLO, SEÑOR. El Señor es Dios, Él gobierna toda la tierra: se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada por mil generaciones, de la alianza con Abraham, del juramento hecho a Isaac, confirmada como ley para Jacob, como alianza eterna para Israel. T: PROTEGE A TU PUEBLO, SEÑOR. Segunda lectura: Los cristianos, pueblo consagrado: 1 Pe 2,4-5.910. Aleluya. Aleluya. Ofreced vuestra propia existencia como sacrificio vivo, consagrado, agradable a Dios. Aleluya. Evangelio. María invita a renovar y vivir la alianza con Dios en Jesucristo: Jn 2,1-12. Sugerencias para reflexión en torno al tema: * Cada uno de nosotros busca dar sentido a su existencia, hacer de ella algo útil; triunfar en ella. Evitando reducirla a fragmentos carentes de sentido. Necesitamos valores fundamentales para vincular a ellos nuestro ser y hacer. Buscamos felicidad, salvación, encontrarnos en comunidad de amor con Dios para siempre. * Dios mismo responde a estas inquietudes, ofreciéndonos su alianza... En el Sinaí había sellado una alianza con el pueblo de Israel, transformándolo en una comunidad consagrada a su servicio, guiada -7-
por la ley y depositaria de su promesa universal de salvación. Esa comunidad debía hacer presente en la historia del reino de Dios y difundirlo por toda la tierra. * La respuesta del pueblo es unánime: «Haremos todo lo que nos dice el Señor» (Ex 19,8; 24,3.7). Sin embargo, Israel fue infiel a la alianza (Jr 22,9; 31,32). Pero Dios no permitió que su designio salvífico quedara condenado al fracaso. Promete una alianza nueva, gratuita, eterna, en el Espíritu (Jr 31,31-34; Ez 36,26-28). * Esa promesa la estamos viviendo. Jesús ha puesto en marcha su nueva alianza, eterna y gratuita, mediante su vida, su mensaje, su sacrificio redentor, su resurrección y el envío del Espíritu Santo (Lc 22,20; 1 Cor 11,25; Ef 8,16; Rom 8,4-9). * El bautismo nos introduce en la alianza sellada con la sangre de Cristo, nos transforma en Pueblo de Dios, sacerdocio regio, nación consagrada (1 Pe 2,9), nos inserta en Cristo y nos da participación en su carácter y misión sacerdotal, profética y real (LG 10-12). La respuesta a esta alianza de Jesús es la FE como opción fundamental, don total a Cristo aceptación de su Evangelio en toda su integridad y en plena disponibilidad al Espíritu. * En el Evangelio aparece María como la Mujer «totalmente consagrada a Cristo y a su obra» (LG 56). Es el modelo perfecto de la respuesta a la alianza propuesta por Dios: en la Anunciación el Espíritu ha anticipado en Ella su efusión desbordada, capacitada para dar su SI de absoluta disponibilidad al proyecto del Padre. Era la respuesta que Dios había aguardado inútilmente del pueblo israelítico. Más aún María aparece como la primera en aceptar la alianza nueva: «hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38) y mediadora de la alianza con Cristo: «hagan lo que El les diga» (Jn 2,5). Palabras que constituyen el eco de la fórmula de alianza del antiguo Testamento (ver LG 57; MC 57). Para que podamos responder a este testamento de María, Jesús nos envía el Espíritu Santo, que en Pentecostés nos vincula a la alianza nueva y definitiva. * Con frecuencia nos hemos consagrado a Jesucristo: cada año en la noche de Pascua, renovamos solemnemente las promesas de nuestro bautismo, de renuncia al pecado y de fe en Jesucristo. En cada eucaristía, volvemos a renovar en la sangre del Señor nuestra alianza con Dios. * Hoy queremos, con más clara conciencia, renovar nuestro compromiso para siempre, interponiendo la intercesión, solicitud maternal y la fidelidad de María. Esto significa poner en manos de la -8-
Madre de la Iglesia toda nuestra vida, a fin de ser fieles al Señor y vivir según las exigencias de nuestro bautismo. Es un momento de gracia excepcional que Dios nos concede: tratemos de acogerlo como oportunidad sin precedentes para decidirnos definitivamente por el Señor, y por su reino, en el mundo. Somos, en cierta forma, responsables de la consolidación y el avance del Reino de Dios por un apostolado que irradie al mundo la salvación de Dios, hecha realidad en Jesucristo para cuantos le buscan con sincero corazón. Acto de consagración (Puede utilizarse la fórmula "clásica" en la Familia Monfortiana, escrita por Montfort que insiste tanto en el aspecto comunitario, más acorde con las actitudes de hoy en el pueblo cristiano). C(elebrante): Iluminados por la Palabra de Dios, renovemos ahora nuestra consagración al Señor, por manos de María Madre de Dios y Madre nuestra. Queremos así expresar nuestra disponibilidad total a los planes de Dios, siguiendo el ejemplo y guía de María. Es un acto que nos compromete a vivir según las exigencias del Evangelio en el mundo. Reconociéndote, oh María, por Madre nuestra y para ser más fieles cada día a tu acción maternal que nos ayuda a vivir como hijos de Dios. T(odos): ¡OH MARIA, A TI NOS CONSAGRAMOS! C: Para que sostenidos por ti, podamos consagrarnos más generosamente a Jesucristo y vivir en forma más comprometida con El y con nuestros hermanos. T: ¡OH MARIA, A TI NOS CONSAGRAMOS! C: Digamos juntos: T: Acepta, oh Madre, nuestra consagración, y ayúdanos a ser fieles a Jesús. Contigo, Hija y Servidora del Padre, queremos responder SI a la voluntad divina, todos los días de nuestra vida. Por ti, Madre y primera discípula de Jesús, seguiremos siempre los caminos del Evangelio. Conducidos por ti, Esposa y Santuario del Espíritu Santo, difundiremos alegría, fraternidad, servicio y amor a todos. Oh María, vuelve tus ojos misericordiosos a esta comunidad de hijos tuyos y a todo el género humano consagrado a tu Corazón Inmaculado para seguir al Señor a donde quiera que vaya. Tú que vives ahora en la gloria de Dios brinda al hombre de hoy, -9-
atormentado por tantas inquietudes, la victoria de la comunión sobre la soledad, de la paz sobre el odio y la violencia. Míranos aquí presentes. Acompáñanos por los senderos de la vida y después de nuestro peregrinar por el desierto, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Acto de consagración personal a Jesús por María (Oración a Jesús:) 1. ¡Oh Jesús! Sabiduría eterna y encarnada, te adoro en la gloria del Padre, durante la eternidad, y en el seno virginal de María, en el tiempo de tu Encarnación. Te agradezco que hayas venido al mundo –hombre entre los hombres y servidor del Padre– para librarme de la esclavitud del pecado. Te alabo y glorifico porque has vivido en obediencia amorosa a María, para hacerme fiel discípulo tuyo. 2. Desgraciadamente, no he guardado las promesas y compromisos de mi bautismo, no soy digno de llamarme hijo de Dios. Por ello, acudo a la misericordiosa intercesión de tu Madre, esperando obtener por su ayuda el perdón de mis pecados y una continua unión contigo, Sabiduría encarnada. (Oración a María:) 3. Te saludo, pues, oh María Inmaculada, templo viviente de Dios: en ti ha puesto su morada la Sabiduría eterna, para recibir la adoración de los ángeles y de los hombres. Te saludo, oh Reina del cielo y de la tierra; a ti están sometidas todas las criaturas. Te saludo, refugio seguro de los pecadores, -10-
todos experimentan tu gran misericordia. Acepta los anhelos que tengo de la divina Sabiduría y mi consagración total. (Consagración:) 4. Consciente de mi vocación cristiana, renuevo hoy, en tus manos, mis compromisos bautismales. Renuncio a Satanás, a sus seducciones y a sus obras y me consagro a Jesucristo para llevar mi cruz con El, en la fidelidad de cada día a la voluntad del Padre. En presencia de toda la Iglesia, te reconozco ahora por mi Madre y Soberana. Te ofrezco y consagro mi persona, mi vida y el valor de mis buenas acciones pasadas, presentes y futuras. Dispón de mí y de cuanto me pertenece para la mayor gloria de Dios en el tiempo y la eternidad. (Súplica final:) 5. Madre del Señor, acepta mi oblación y preséntala a tu Hijo; si El me redimió con su colaboración, debe también ahora recibir de tu mano el don total de mí mismo. Que yo viva plenamente esta consagración para prolongar en mí la amorosa obediencia de tu Hijo y dar respuesta vital a la misión que Dios te ha confiado en la historia de la salvación. Madre de misericordia, alcánzame la verdadera sabiduría de Dios y hazme plenamente disponible -11-
a tu acción maternal. Oh Virgen fiel, haz de mí un auténtico discípulo de tu Hijo, la Sabiduría encarnada. Contigo, madre y modelo de mi vida, llegaré a la perfecta madurez de Jesucristo, en la tierra, y a la gloria del cielo. Amén. Yo ..................................................................................... El día ......... de ............................................. de ............... (Si no se pronuncia aquí el acto de CONSAGRACION, se puede recitar las siguientes PRECES COMUNITARIAS): Te damos gracias, Padre infinitamente bueno, por habernos dado a María como Madre y Modelo de vida cristiana: guiándonos en su compañía y bajo su protección por los senderos de la santidad. T: ¡OH SEÑOR, ESCUCHA Y TEN PIEDAD! C: Tú que quisiste que María estuviera siempre atenta a tu Palabra y fuera humilde esclava tuya: haz que vivamos siempre atentos a tu Palabra de vida. T: ¡OH SEÑOR, ESCUCHA Y TEN PIEDAD! C: Tú que concediste a María el privilegio de ser Madre de tu Hijo por obra del Espíritu Santo: concédenos, por su intercesión, ser dóciles seguidores de tu Espíritu. T: ¡OH SEÑOR, ESCUCHA Y TEN PIEDAD! C: Tú que concediste a María permanecer firme junto a la cruz de tu Hijo y la alegraste con el gozo de la restauración del Señor: consuélanos en nuestras penas y reaviva nuestra esperanza, mediante su intercesión. T: ¡OH SEÑOR, ESCUCHA Y TEN PIEDAD! C: Escucha, Señor, nuestra plegaria, por intercesión de la Virgen María, y danos la verdadera paz, a fin de que podamos dedicarnos con gozo a tu servicio toda la vida y llegar a la plena felicidad de tu Reino. -12-
Por J.N.S. Amén. Ofertorio Oración sobre las ofrendas Acepta, Señor, misericordioso los dones de esta comunidad cristiana y, por el poder de tu Espíritu que actúa en este sacramento, haz que la multitud de los creyentes exprese con su vida, más y mejor cada vez, su dignidad de estirpe elegida, sacerdocio regio, nación consagrada y pueblo redimido por ti. Que vives y reinas... Amén. Prefacio Realmente es justo y necesario, darte gracias y ensalzarte, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Jesucristo Señor nuestro. El, hombre nuevo, nacido de la Virgen María –humilde sierva a ti consagrada–, con su vida de obediencia hasta la muerte se ofreció por nosotros en sacrificio perfecto y agradable a ti y consagró al servicio de tu Reino a todos sus seguidores prometiéndoles un tesoro inestimable en el cielo. Por este regalo de tu amor, unidos a todos los ángeles y santos, cantamos exultantes el himno de gloria. Antífona de comunión Aquí tenéis a mi madre y mis hermanos –dice el Señor–: el que cumple la voluntad de mi Padre, -13-
ése es mi hermano y hermana y madre. (Mc 3,35) Canto de comunión: Pueblo de reyes... Oración después de la comunión La comunión en tus santos misterios, Señor, sea fuente de gozo para tu pueblo y confirme en la consagración total a estos siervos tuyos, para que, cumpliendo fielmente sus compromisos de vida, te sirvan con libertad de verdaderos hijos. Por J.N.S. Amén. Bendición final * Que Dios, inspirador de los santos propósitos, los ilumine y reconforte, por intercesión de la Virgen María, a fin de que cumplan fielmente sus promesas bautismales. T: Amén. * Que el Señor les conceda caminar gozosamente junto con María en pos de Jesús, dedicados al servicio de sus hermanos. T: Amén. * Que el amor de Dios haga de ustedes una verdadera familia, consagrada a María y reunida en el nombre del Señor y que sea signo viviente de la caridad de Cristo. T: Amén. * Y que sobre cuantos han participado en esta celebración eucarística descienda la bendición de Dios Omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo. T: Amén.
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