El libro de los Misterios LIBRO TERCERO Segunda parte
De árboles y demonios
Cuando la mala suerte o la suerte dudosa toca a tu puerta coloca en el altar una estrella azul, que debe ser cargada en cada luna menguante, para ahuyentar la mala suerte. Puedes pintar una estrella azul, de tu mano le infundirás poder.
Nunca utilices leña de un árbol vivo, porque los dioses desoirán tus plegarias. Tu diosa ha esperado que un árbol se seque para hacer su trono. Tú debes ser más humilde que tu diosa:
En los primeros días, en los muy primeros días, En las primeras noches, en las muy primeras noches, En los primeros años, en los muy primeros años, En los primeros días cuando todo lo necesario fue creado En los primeros días cuando todo lo necesario fue bien nutrido Cuando el pan se horneaba en los santuarios de la tierra, Y era saboreado en los hogares de la tierra, Cuando el cielo se alejó de la tierra, Y la tierra se hubo separado del cielo,
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Y el nombre del hombre fue elegido; Cuando el Dios del Firmamento, An, retiró los cielos, Y el Dios del Aire, Enlil, retiró la tierra, Cuando la Reina del Gran Abajo, Ereshkigal, recibió por heredad el inframundo, Él zarpó; el Padre zarpó, Enki, el Dios de la Sabiduría, zarpó hacia el inframundo. Pequeños guijarros de viento fueron lanzados contra él; Granizos enormes Como embestida de tortugas, Atacaron la quilla del barco de Enki. Las aguas del mar devoraron la proa de su barco como lobos; Las aguas del mar golpearon la popa de su barco como leones. En ese momento, un árbol, un árbol único, un árbol huluppu (tal vez sauce) Fue plantado en las riberas del Eufrates. Un árbol nutrido por las aguas del Eufrates. Se elevó un remolino del viento sur y lo arrancó de sus raíces Y desgarró sus ramas Hasta que se lo llevaron las aguas del Eufrates. Una mujer que obraba con reverencia a la palabra de An, el Dios del Firmamento, Que reverenciaba la palabra de Enlil, el Dios del Aire, Recogió el árbol del río y dijo:
“Yo llevaré este árbol a Uruk. Yo plantaré este árbol en mi jardín sagrado.” Ishtar cuidó del árbol con su mano. Asentó con su pie la tierra alrededor del árbol. Se preguntaba:
“¿Cuánto tiempo pasará hasta que tenga un trono brillante donde sentarme?
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¿Cuánto tiempo pasará hasta que tenga un lecho brillante donde acostarme?”
En los huecos del tiempo se acumulan los Tíndalos, Son larvas viscosas, transparentes, En ellas una maraña de tejido retorcido ahoga y ahorca al mago. La menor traición acarreará un Tíndalo. El mago que es traidor está condenado a ser traicionado. La diosa no dispensa amor al traidor, En los huecos de la traición anidan los Tíndalos, Se mezclan como llamas en un hogar de fuego impío. Lo que roe en tu puerta, en la puerta de tus pesadillas Puede no ser la culpa, Porque la culpa con los días se transforma en Tíndalo. Y se arrastra sobre su vientre deforme, Y deja un camino de desolación putrefacta. Cuando los Tíndalos te pisan los talones no podrás volver.
Más pernicioso que la espada y el fuego es el espíritu del hombre, semejante al de los dioses, cuando no sabe callar su secreto […] ¡Fuera el que pone al descubierto
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su alma y sus dioses! Temerario, quiere expresar lo inexpresable y derrama y prodiga su bien como si fuera agua … Y vivirá como él, y como él morirá en el dolor y la locura quien traicione lo divino, y alterándolo todo ponga en manos de los hombres lo que reina escondido. (Hölderlin. Empédocles. Versos 167-185)
El viento sólo puede ser vencido por el que conoce el viento. El agua sólo puede ser aquietada por el que conoce el agua. No te adentres a ritos que ignoras Pues los dioses olvidarán Un pórtico abierto
Nínive II Una de las tablillas de la biblioteca de Nínive posee la lista de los principales dioses y un número entero asociado a cada uno de ellos. Pero lo advertimos: los Tíndalos se cuelan en los huecos…
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De las tres clases, los Maskim pertenecen a la cifra más elevada, y los utuk a la más baja. El IDPA es la fiebre, toma 3 copas de agua, llena el cáliz tres veces con una pizca muy pequeña de sal. Bebe de a 3 sorbos juntos. Pon entonces sobre tu frente un paño embebido en agua salada del altar, y reclina tu cabeza sobre un sigilo de Shammash pues el señor del sol derrotará al IDPA. Cuando el corazón duele, NAMTAR te posee. Colócate en un lugar ventoso y huele las rosas de la diosa triple.
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Silik-mulu-dug intercede ante su padre el señor de los magos por los hombres. En tus tiempos el hierofante intercederá por los países y los hombres en desgracia. Más cuídate de quienes los dioses eligen para sí. UTUK el engañador produce visiones y locura. Toma agua del cáliz, 3 copas a 3 sorbos. Endulza el agua con miel.
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ALAL entra en el pecho y te ahoga, lo atrae la tristeza. Trata de pararte y di: Yo soy el hijo amado De la Tierra y el cielo estrellado. Barra Alal, esfúmate en la neblina, Por Anu te lo ordeno! Los GIGIM atacan las entrañas. Colócate horizontal, boca abajo, con la cabeza mirando al Oeste, hasta que el demonio se vaya. TELAL te aferra manos y pies para arrastrarte a las zonas de putrefacción. En las tradiciones de muchos pueblos se lo llama LA SUBIDA DEL MUERTO. Una piedra verde, un caracol, fluorita, perlas o nácar lo expulsarán, pero ten cuidado, porque TELAL regresa si estás cerca de los huesos.
URUKU es el vampiro con forma de larva. Altera tu sangre, Te procura sueño excesivo e ira.
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Toma un cuarzo blanco o una piedra gris y utiliza la energía de la gran Madre para confrontarlo. Él ha ido a ti porque tú le has abierto una puerta. ¡Ciérrala!
La defensa ante toda entidad es el pentáculo gris tallado en la roca de Mnar, para hacerla, deberás cruzar con tu ala más allá de la muralla del sueño, llegar a Mnar y tallarla.
Estos demonios también son siete, como los demonios cósmicos, los dioses antiguos. Realiza entonces la plegaria:
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El libro de la Tierra Negra que cuenta los demonios lo ha escrito el caminante de Damasco, y lo ha escondido. El mĂĄs profundo de los poderes consiste en conocer el nombre secreto, que tĂş aĂşn no puedes conocer. Talla o dibuja protectores o sus sigilos Hasta que tengas todos tus poderes.
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Los guardianes de los cuatro pórticos de la tierra Prepara antes de la primera luna llena cuatro lámparas donde colocarás carbón o velas, para los cuatro señores de la tierra. Antes de invocarlos, un día en que la luna esté creciente, dibuja un círculo y en él, la dirección cardinal de cada uno, junto con el poder que representan. Adorna las cuatro lámparas de acuerdo a su poder, el norte, el poder de la sanación, de la tierra, el oeste, el poder de la transmutación, del agua, el sur, el poder de la fuerza imbatible, del fuego, el este, el poder del intelecto, el aire. Vigila los días y recuerda quién eres. Las lámparas pueden ser cuatro cuencos de barro o arcilla, siempre limpios y sin mácula, que guardarás a los ojos del profano. Cuando llegue el momento de tu primer círculo como neofante, sitúa el altar hacia el norte, y ten un cuenco de ofrendas, y un brasero, que puede ser de barro o de un metal que no sea hierro, ambos limpios y sin mácula. Anna kanpa Kia kanpa Cubre tu cabeza en presencia de los cuatro grandes señores. Ofréceles hermosas lámparas, Leche, Miel, Música de flauta y arpa, Poesía. El observador no puede ser llamado aún.
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Prepara las lámparas cuando llegue en el hemisferio de los guardianes de la tierra, el sur, la candelaria, fiesta de luces que se celebra al comenzar agosto.
No ingreses al círculo mágico si algo te ata al mundo mortal: un enojo, un mal recuerdo que debiste desechar, una riña. Que nadie te perturbe el día de ingresar al círculo, pues perturbará también tus labores cotidianas el resto de la luna. Entra al círculo como en una fiesta, y si es invierno o hace frío, hazlo en un lugar abrigado. Vístete con ropa pura y sin manchas. Báñate con agua salada y procura así conseguir como mago el poder de Enki. Como Anacreonte, pide que tu juventud se renueve mientras te preparas: Canosas ya tengo las sienes y blanquecina la cabeza, pasó ya la juventud graciosa, y tengo los dientes viejos; del dulce vivir el tiempo que me queda ya no es mucho. Por eso sollozo a menudo, estoy temeroso del Tártaro.
Luna creciente
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Como Ánite, pide la renovación de tu juventud y tu poder a Hermes Pasajero, da reposo al abrigo de la peña a tus miembros fatigados, ¡tan dulce murmura la brisa entre el verde follaje! Bebe el agua fresca de la fuente. Pues a los caminantes es grato sin duda este respiro en el calor ardiente.
Aquí estoy yo, Hermes, erguido junto al soto bien aireado, en una encrucijada, al lado de la playa blanquecina, brindando un respiro en el camino a los hombres fatigados. Fresco, límpido, a mis pies un venero murmura.
Vigila los días y recuerda quién eres.
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