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Dependiendo de las características de la tecnología y de cómo se use, y de cómo se distribuya la riqueza y otros beneficios que genera, la tecnología puede ayudar a reducir la desigualdad o puede empeorarla.
Los investigadores hablan de dos tipos de desigualdad relacionadas con la distribución tecnológica: la desigualdad vertical y la horizontal. La desigualdad vertical se refiere a la desigualdad en el ingreso general entre individuos, en tanto la desigualdad horizontal mide la desigualdad entre grupos en base a factores como raza, sexo, religión y edad. La tecnología puede acrecentar ambos tipos de desigualdad de diversas maneras. Por ejemplo, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación crearon innovaciones que economizan tiempo y unos cuantos empleos en el campo de la informática altamente especializados, pero El impacto de la tecnología sobre la desigualdad horizontal es particularmente pernicioso porque tal desigualdad persiste mientras el país como un todo se hace más rico. En un estudio, investigadores de Estados Unidos indagaron si los niños de las minorías recibían un nuevo tratamiento para el asma en la misma proporción que otros niños. El estudio reveló que el ritmo de adopción de este tratamiento entre los niños de las minorías era más lento, y que el de los niños como un todo era más bajo que para los adultos. Esta nueva medicina no se difundió equitativamente, y ello aumento la desigualdad horizontal. Recientemente, algunos investigadores han estudiado los impactos de la nanotecnología en la pobreza. La nanotecnología es una tecnología emergente que utiliza materia de 0 a 100 nanómetros de tamaño en la creación de nuevos productos. Muchos creyeron que sería útil para familias ricas y pobres por igual en la creación de células solares, filtros de agua y medicinas más económicos. Sin embargo, los científicos comprobaron que la tecnología no ha tenido un gran impacto en la pobreza porque las nanotecnologías se orientan hacia la solución de los problemas de los países desarrollados, y no se avienen al contexto social de los países en desarrollo. Por ejemplo, la mayor parte de la investigación y el desarrollo de las aplicaciones de la nanotecnología
en el terreno de la medicina se concentran en enfermedades como el cáncer y el mal de Alzheimer. Más de 10 veces menos publicaciones sobre nanotecnología se dedican a enfermedades que afectan a la población infantil pobre, como infecciones neonatales y enfermedades diarreicas, pese al hecho de que las enfermedades infantiles causan más muertes que el cáncer y el mal de Alzheimer. El uso de internet y nuevas tecnologías han cambiado el estilo de vida de la mayoría de las personas. Hoy en día, adultos y niños manejan las redes sociales de manera casi innata. El problema es que el uso inadecuado de estas tecnologías puede provocar serios daños en el desarrollo cognitivo de los niños. Gracias a internet se puede acceder a valiosa información de manera rápida y en cualquier parte de mundo, siendo una herramienta de trabajo necesaria para nuestro crecimiento como personas. Según el pediatra de Clínica Dávila, Dr. Gustavo Valderrama “ las principales ventajas de la exposición tecnológica de los niños son la integración al mundo tecnológico, el aumento del desarrollo intelectual simbólico y numérico, el aumento de la expresión comunicacional escrita y la adquisición temprana de pensamiento crítico discriminativo, entre otras”. Sin embargo, debido a la fácil accesibilidad a estas tecnologías, es vital que los padres supervisen a sus hijos, ya que un mal uso de Internet puede provocar riesgos en el crecimiento y en la formación de los niños. El Dr. Valderrama explica que “el exceso de tecnología incurre en la idea de lo rápido, fácil y divertido, que socialmente y a largo plazo puede desencadenar síntomas sociales como distracción, irrespeto, impaciencia, búsqueda de la gratificación espontánea sin esfuerzo, egoísmo y consumismo extremo”. Los tiempos exagerados asignados al uso de tecnología restan tiempo a otras actividades que el desarrollo de los niños requiere. Algunos ejemplos son la disminución de las horas de sueño, que son necesarias para la generación de hormonas de crecimiento; la disminución de tiempo dedicado al deporte, que es una actividad imprescindible para el desarrollo cardiovascular, pulmonar, inmunológico y músculo esquelético, además de ser fundamental para prevenir la obesidad infantil; la falta de contacto directo entre las personas, que genera aislamiento de los niños en sí mismos y una desadaptación social, etc ¿Cuáles son los signos de la adicción a la tecnología? Cuando pasan todo su tiempo libre frente a la computadora o los videojuegos. Cuando dejan de comer con tal de continuar jugando. Cuando frecuentemente están cansados y llegan a quedarse dormidos en la escuela. Cuando no cumplen con sus tareas. Cuando sus calificaciones han bajado significativamente. Cuando empiezan a mentir sobre el tiempo que pasan usando la computadora, el teléfono o los videojuegos.
Cuando prefieren estas actividades a pasar tiempo con sus amigos o involucrarse en deportes. Cuando se muestran irritables e impacientes cuando no están jugando. Cuando presentan problemas físicos relacionados con la falta de ejercicio y otros por el uso excesivo de la computadora, como resequedad en los ojos y dolor en la espalda. Cuando la escuela y su contenido les parece aburrido, poco interesante y motivador. Cuando se percibe malhumorado o agresivo una vez se le restringe el computador, la tableta o el celular. ¿Qué se debe hacer? Examinar cuáles son sus hábitos para ver la televisión, usar la computadora y los teléfonos. Mantener la televisión y la computadora en un área separada, no en su cuarto. Prohibir el acceso a la televisión o al internet no resuelve el problema, se recomienda crear un horario para utilizarlos, establecer límites, establecer reglas y tareas que deben cumplir para poder jugar en la computadora, mirar un programa de televisión o utilizar el teléfono y dejar muy claro las reglas de su uso. En caso de ser dos o más niños la utilidad para establecer horarios de uso para cada uno de ellos, también les enseña a compartir y respetar el derecho de los demás al uso de un bien común y a compartir. Fomentar el hábito y el gusto por la lectura, existen millones de libros y cuentos de todos los temas, se recomienda encontrar aquél que lo motive, le interese y que le provoque gusto de utilizar su tiempo leyendo, aprendiendo cosas nuevas y que favorezca las habilidades básicas y necesarias para la vida. Planear actividades juntas como familia, al aire libre como: hacer un día de campo, dar un paseo en bicicleta, ir a un museo, o cualquier actividad que les llame la atención. Establecer horarios “sin tecnología”, como la hora de la comida. Enseñar a los niños que los juegos que vienen en presentación tecnológica: el ajedrez, el Scrabble, las damas chinas o el sudoku, también se pueden jugar en su forma física, como un juego de mesa y en el que pueden participar varias personas. Explicar el por qué de estas reglas, no recurrir a la imposición. Delimitar tiempo de uso de la tecnología, con la aplicación de normas y límites, dando prioridad y respetando las actividades de su funcionamiento diario básico. Fomentar el uso de tecnologías en grupo y no de manera solitaria; de preferencia, que el uso de estas tecnologías sea más de tipo educativo.
Muchos hijos “prohíben” a sus padres que supervisen sus chatas redes sociales porque, según ellos, estarían “violando su intimidad”. Este argumento carece de lógica si se tiene en cuenta que, a esas edades, los niños pueden ser víctimas altamente potenciales de acoso, engaños o fraudes en internet. A partir de los 14 años se deben establecer normas muy claras de uso y las respectivas sanciones que se aplicarán en caso de incumplimiento. Los hijos son libres de utilizarlos, pero conociendo los riesgos y peligros de hacerlo y sus limitaciones.