Resúmenes de fe cristiana Estos textos breves, preparados por profesores de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, quieren ser una exposición sintética de las enseñanzas de la Iglesia La fuente principal es el Catecismo de la Iglesia Católica. Además estos resúmenes «tienen un particular punto de referencia en la predicación de San Josemaría, maestro de espiritualidad laical e inspirador de una teología para la existencia cotidiana», según José Manuel Martín, editor de este conjunto de artículos sobre la fe cristiana. Tema 1. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31685"La existencia de Dios ¿Existe Dios? Es la gran cuestión que cada persona se hace. Porque si Dios existe, todo cambia: la vida, el amor, la amistad, el dolor... Este texto doctrinal afronta la pregunta más importante. Tema 2. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31717"La Revelación Dios se ha revelado como Ser personal, a través de una historia de salvación, creando y educando a un pueblo para que fuese custodio de su Palabra y para preparar en él la Encarnación de Jesucristo. Tema 3. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=32173"La fe sobrenatural La virtud de la fe es una virtud sobrenatural que capacita al hombre a asentir firmemente a todo lo que Dios ha revelado. Tema 4. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31719"La naturaleza de Dios y su obrar Ante la Palabra de Dios que se revela sólo cabe la adoración y el agradecimiento; el hombre cae de rodillas ante un Dios que siendo trascendente es interior intimo meo. Tema 5. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31720"La Santísima Trinidad Es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Los cristianos son bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Tema 6. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31721"La Creación
La doctrina de la Creación constituye la primera respuesta a los interrogantes fundamentales sobre nuestro origen y nuestro fin. Tema 7. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31722"La elevación sobrenatural y el pecado original Al crear al hombre, Dios lo constituyó en un estado de santidad y justicia; pero nuestros primeros padres se rebelaron contra el Creador y perdieron gran parte de los dones recibidos, transmitiendo a las generaciones posteriores una naturaleza caída y alejada de Dios, que Cristo ha redimido. Tema 8. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31723"Jesucristo, Dios y Hombre verdadero Jesucristo asumió la naturaleza humana sin dejar de ser Dios: es verdadero Dios y verdadero hombre. Tema 9. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31724"La Encarnación Es la demostración por excelencia del Amor de Dios hacia los hombres, pues la Segunda Persona de la Santísima Trinidad —Dios— se hace partícipe de la naturaleza humana en unidad de persona. Tema 10. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31725"La Pasión y Muerte en la Cruz Jesús murió por nuestros pecados (cfr. Rm 4,25) para librarnos de ellos y rescatarnos para la vida divina. Tema 11. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31726"Resurrección, Ascensión y Segunda venida de Jesucristo La Resurrección de Cristo es verdad fundamental de nuestra fe como dice San Pablo (cfr. 1 Co 15, 13-14). Con este hecho, Dios inauguró la vida del mundo futuro y la puso a disposición de los hombres. Tema 12. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31728"Creo en el Espíritu Santo. Creo en la Santa Iglesia católica El Espíritu Santo une íntimamente a los fieles con Cristo de modo que forman un solo cuerpo, la Iglesia, donde existe una diversidad de miembros y funciones. Tema 13. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31774"Creo en la Comunión de los santos y en el perdón de los pecados La Iglesia es communio sanctorum: comunidad de todos los que han recibido la gracia regeneradora del Espíritu por la que son hijos de Dios y hermanos de Jesucristo.
Tema 14. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31775"Historia de la Iglesia La Iglesia continúa y desarrolla en la Historia la misión de Cristo, impulsada por el Espíritu Santo. En la historia de la Iglesia se da un entrelazamiento entre lo divino y lo humano. Tema 15. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31776"La Iglesia y el Estado La salvación realizada por Cristo, y consiguientemente la misión de la Iglesia, se dirige al hombre en su integridad, y por tanto como persona que vive en sociedad. Tema 16. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=35832"Creo en la resurrección de la carne y en la vida eterna Esta verdad afirma la plenitud de inmortalidad a la que está destinado el hombre; constituye por tanto un recuerdo de la dignidad de la persona, especialmente de su cuerpo. Tema 17. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31778"La liturgia y los sacramentos en general La liturgia cristiana es esencialmente actio Dei que nos une a Jesús a través del Espíritu (cfr. Ex. Ap. Sacramentum caritatis, n. 37). Tema 18. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31848"El bautismo y la confirmación El bautismo otorga al cristiano la justificación. Con la confirmación se completa el patrimonio bautismal con los dones sobrenaturales de la madurez cristiana. Tema 19. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31849"La Eucaristía (1) La Eucaristía es el memorial de la Pascua de Cristo, la actualización de su único sacrificio, en la liturgia de la Iglesia. Tema 20. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31850"La Eucaristía (2) La Santa Misa es sacrificio en un sentido propio y singular porque representa (= hace presente), en el hoy de la celebración litúrgica de la Iglesia, el único sacrificio de nuestra redención, porque es su memorial y aplica su fruto. Tema 21. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31851"La Eucaristía (3) La fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía ha llevado a la Iglesia a tributar culto de latría al Santísimo Sacramento, tanto durante la liturgia de la Misa, como fuera de su celebración.
Tema 22. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31852"La penitencia (1) Cristo instituyó el sacramento de la Penitencia ofreciéndonos una nueva posibilidad de convertirnos y de recuperar, después del Bautismo, la gracia de la justificación. Tema 23. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31875"La penitencia (2) Cristo confió el ministerio de la reconciliación a sus Apóstoles que lo transmitieron a sus colaboradores. Los sacerdotes pueden perdonar los pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Tema 24. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31876"La unción de los enfermos Para un cristiano la enfermedad y la muerte pueden y deben ser medios para santificarse y redimir con Cristo; a esto ayuda la Unción de los enfermos. "http://www.opusdei.es/art.php?p=31884"El pecado personal El pecado es una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna. Es una ofensa a Dios, que lesiona la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Tema 31. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31885"El DecáloTema 24 (2). HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31877"Orden sagrado Mediante el sacramento del orden se confiere una participación al sacerdocio de Cristo-Cabeza. El sacerdocio ministerial se distingue esencialmente del sacerdocio común de los fieles. Tema 25. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=40125"El matrimonio La íntima comunidad de vida y amor conyugal entre hombre y mujer es sagrada, y está estructurada según leyes establecidas por el Creador, que no dependen del arbitrio humano. Tema 26. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31879"La libertad, la ley y la conciencia Dios ha querido la libertad para que el hombre busque sin coacciones a su Creador y Redentor. Tema 27. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31880"La moralidad de los actos humanos El obrar es moralmente bueno cuando las elecciones libres están conformes con el verdadero bien del hombre. Tema 28. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31881"La gracia y las virtudes
La gracia es la fuente de la obra de santificación; sana y eleva la naturaleza haciéndonos capaces de obrar como hijos de Dios. Tema 29. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31882"La persona y la sociedad Para la persona humana la vida social no es algo accesorio, sino que deriva de la sociabilidad: la persona crece y realiza su vocación sólo en unión con los demás. Tema 30. HYPERLINK go. El primer mandamiento Jesucristo ha enseñado que para salvarse es necesario cumplir los mandamientos, que expresan la sustancia de la ley moral natural. El primer mandamiento es doble: el amor a Dios y el amor al prójimo por amor a Dios. Tema 32. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31886"El segundo y el tercer mandamiento del Decálogo El segundo mandamiento de la Ley de Dios prescribe respetar el nombre del Señor, mientras que el tercero manda santificar las fiestas. Tema 33. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31887"El cuarto mandamiento del Decálogo: honrar padre y madre El cuarto mandamiento se dirige expresamente a los hijos en sus relaciones con sus padres. Pero, se refiere también a otras relaciones de parentesco, educativas, laborales, etc. Tema 34. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31888"El quinto mandamiento del Decálogo La vida humana es sagrada, porque es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador. Tema 35. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31889"El sexto mandamiento del Decálogo Dios es amor, y su amor es fecundo. De esta fecundidad ha querido que participe la persona humana, asociando la generación a un específico acto de amor entre un hombre y una mujer. Tema 36. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31890"El séptimo mandamiento del Decálogo El séptimo mandamiento prohíbe tomar o retener lo que es del prójimo injustamente y perjudicar al prójimo en sus bienes. Tema 37. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31892"El mandamiento del Decálogo
octavo
Con la gracia de Cristo el cristiano puede hacer que su vida esté gobernada por la verdad. Tema 38. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31893"El noveno y el décimo mandamientos del Decálogo Estos dos mandamientos ayudan a vivir la santa pureza (el noveno) y el desprendimiento de los bienes materiales (el décimo) en los pensamientos y deseos. Tema 39. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31894"La oración La oración es necesaria para la vida espiritual: es la respiración que permite que la vida del espíritu se desarrolle, y actualiza la fe en la presencia de Dios y de su amor. Tema 40. HYPERLINK "http://www.opusdei.es/art.php?p=31895"Padre nuestro, que estás en el Cielo Con el Padre Nuestro, Jesucristo nos enseña a dirigirnos a Dios como Padre. Es la oración filial por excelencia. Publicado por HYPERLINK "http://www.blogger.com/profile/15030738234860038685"JOQUIVESA en HYPERLINK "http://joquivesa.blogspot.com/2012/03/resumenes-de-fe-cristiana-estostextos.html"03:04 HYPERLINK "http://joquivesa.blogspot.com/2012/03/resumenes-defe-cristiana-estos-textos.html#comment-form"0 comentarios
ABRAZARNOS AL CRISTO QUE, EN LA PASCUA, MUERE Y RESUCITA POR NOSOTROS Pedro Mendoza
(CUARESMA 2º, CICLO B)
"Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros? El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el
que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y que intercede por nosotros?". Rom 8,31b-34 Comentario La primera parte del cap. 8 de la carta a los Romanos concluye con un llamamiento de san Pablo a los fieles para que sean conscientes de su nueva dignidad de hijos de Dios poniendo delante la promesa de que los que ahora "padecemos" "seremos glorificados" en el futuro (v.17). Con ello apunta ya el tema que domina la parte siguiente del cap. 8, a saber: la esperanza futura de los cristianos (vv.18-30). Como señala el Apóstol, la promesa cristiana del futuro tiene su fundamento en Dios y en su acción liberadora por medio de la muerte y resurrección de Jesús. A continuación de esta segunda parte del cap. 8 prorrumpe el Apóstol en una especie de himno al amor de Dios que se ha manifestado en Cristo Jesús (vv.31-39). De la primera parte de este himno está tomada la lectura de este domingo. En este himno de júbilo y exaltación al amor de Dios en Cristo Jesús, san Pablo declara que para la humanidad ha sido obtenida la victoria de todas las realidades que se contraponen a ella. Y lo hace remontándose a la causa primera de todo cuanto Cristo ha hecho por ella: el amor que procede de Dios. Por este motivo, como afirmará en la segunda parte de este himno (vv.35-39), tiene la certeza de que ninguna creatura nunca podrá separar de Dios a los cristianos justificados, pues su unión con Él está totalmente firme y asegurada, gracias a este amor. El tono de este pasaje recuerda el de las aulas tribunales. Pero a diferencia de la sombra de incertidumbre que acompaña los procesos judiciales, aquí resplandece la garantía de la obtención de un veredicto favorable, pues el abogado defensor ante los eventuales acusadores es Dios mismo. Así san Pablo lo afirma con contundencia desde el inicio, con una certeza que proviene de la fe y de la esperanza: "¡Dios está por nosotros!". Es un grito de júbilo ante la realidad de un Dios que toma la iniciativa del plan de salvación. A nuestro favor, en nuestra defensa está por tanto ese mismo Dios que no dudó en ofrecer a su mismo Hijo para realizar la redención del género humano: "lo entregó por todos nosotros" (v.32). Ahora bien, el grito de gozo que brota de la certeza de la presencia amorosa y benéfica de Dios en nuestra vida de creyentes en Cristo no necesariamente niega los "sufrimientos del tiempo presente" (v.18) y las exigencias de una vida en esperanza. De hecho ambas cosas no se excluyen. Pues el que nosotros amemos
a Dios y respondamos así a la llamada que nos ha dirigido, no se puede concebir y menos llevar a efecto sin Dios, sin el Dios que precisamente se ha manifestado como un "Dios por nosotros" y que por amor ha entregado a su Hijo por todos nosotros. Por otra parte, conviene recordar que el "Dios por nosotros" de este grito de victoria es el Dios de quienes esperan con paciencia (v.25). Cuando san Pablo interpela con una pregunta retórica a quienes pretendieran asumir el papel de acusadores contra los "elegidos de Dios", ya conoce la respuesta, que es nula. El único que tendría el derecho de hacerlo, Dios, es quien realiza lo contrario, ofreciéndoles la salvación. Sus "elegidos" han obtenido de hecho la salvación, han recibido el "espíritu de adopción" (v.15) y ahora son "hijos de Dios", disponen de la promesa de la gloria futura. A ellos Dios se "lo dará también todo" en el Cristo muerto y resucitado por ellos. Con otra pregunta retórica, san Pablo plantea la cuestión de la posibilidad de ser condenados por el juez, en quien esta vez reclama a Cristo Jesús. De nuevo su respuesta no puede ser sino negativa. Ha sido Cristo quien ha sumido la forma humana "en vistas del pecado" (8,3), quien ha sacrificado a sí mismo en la muerte por nosotros (4,25), quien ha resucitado e intercede por nosotros ante el Padre (8,33). El Apóstol coloca en Cristo el fundamento de nuestra certeza sobre la salvación, la obra justificante de Dios, que supera la acción destructora del pecado. Ante esta pregunta el interlocutor que podría intentar formular una querella condenatoria permanece en silencio. Pero san Pablo rompe ese silencio con el grito de "¡Jesucristo!", quien con su vida ha puesto punto final a la palabra condenación. Y es éste un grito de socorro, la llamada al redentor frente a la acusación condenatoria del enemigo de la salvación. Jesucristo, es decir, el que ha muerto por nosotros, el que ha resucitado, está sentado a la derecha de Dios e intercede en favor nuestro. Jesucristo no es, por ende, un pasado, sino el presente y el futuro para nosotros. Aplicación Abrazarnos al Cristo que, en la Pascua, muere y resucita por nosotros. La liturgia de este segundo domingo de Cuaresma está estratégicamente colocada como una etapa fundamental de la preparación a la celebración del misterio pascual. Toda ella nos recuerda los dos elementos esenciales de la Pascua: el
sacrificio y la resurrección. La primera lectura nos presenta el sacrificio de Abrahán; luego la segunda lectura nos habla del sacrificio de Cristo. Finalmente, el Evangelio con el relato de la transfiguración nos presenta la contraparte de este misterio pascual, mostrándonos por anticipado la glorificación de Cristo que se realiza con su resurrección. La primera lectura, tomada del libro del Génesis (22,1-9a.10-13.15-18), nos refiere el episodio en que Dios pone a prueba la fe de Abrahán, pidiéndole sacrificar a su hijo en holocausto. Pero el relato insiste más que en el sacrificio de la víctima, en el del patriarca que debe llevar a cumplimiento tal mandato: se trata de su único hijo predilecto. Abrahán responde con total docilidad y confianza en Dios que es fiel y que no le abandonará en esa prueba tanto sufrida: "Dios proveerá..." (v.8). Dios por medio del Ángel detiene la mano de Abrahán a punto de sacrificar a su hijo y alaba su fe y lo colma de bendiciones. Dios también en nuestras vidas nos invita a abrazar el sacrificio en diverso modo, demostrando así que nuestra fe y amor a Él son auténticas. Nunca desconfiemos de Dios por más duras y difíciles que sean las pruebas que su amor nos invite a abrazar. Sólo así alcanzaremos todas las bendiciones que Él ha unido al sufrimiento redentor. Ante el sacrificio de Cristo, recordado en la segunda lectura, y prefigurado en el de Abrahán, el evangelista pone como contraparte el anuncio del evento de glorificación que lo acompañará con su resurrección. Para ello se sirve del relato de la transfiguración (Mc 9,2-10), que es una glorificación anticipada que tiene lugar previamente al sacrificio de Cristo. De este modo todo el misterio pascual (pasión, muerte y resurrección) de Cristo adquiere nueva luz y sentido: es el mismo Hijo de Dios quien lo lleva a cumplimiento. Incrementemos nuestra fe en Él para descubrir que quien sufre y quien resucita en la Pascua no es un hombre cualquiera sino el mismo Hijo de Dios, quien se encarnó para salvarnos. En la segunda lectura (Rom 8,31b-34), san Pablo muestra el sacrificio que Dios mismo ha hecho por nosotros: "no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien lo entregó por todos nosotros". Estas palabras, a la luz del sacrificio de Abrahán, hacen resplandecer hasta dónde llegó el sacrificio abrazado por Dios Padre, en la realización del misterio pascual. Cristo se sacrificó, en completa adhesión a esa misma generosidad del Padre, que entregó a su propio Hijo. Esta extraordinaria generosidad de Dios nos debe llenar de confianza y de gratitud. Como dirá el
Apóstol poco más adelante: nada ni nadie nos puede separar de Cristo que así nos ha amado (vv.38-39). Conscientes de todo lo que implica este sacrificio de amor, abracémonos al Cristo que, en la Pascua, muere y resucita por nosotros. Publicado por HYPERLINK "http://www.blogger.com/profile/15030738234860038685"JOQUIVESA en HYPERLINK "http://joquivesa.blogspot.com/2012/03/abrazarnos-al-cristo-que-en-lapascua.html"02:53 HYPERLINK "http://joquivesa.blogspot.com/2012/03/abrazarnos-alcristo-que-en-la-pascua.html#comment-form"0 comentarios
LOS VALORES DE LA CUARESMA: DE CORAZÓN
SINCERIDAD
Monseñor Juan del Río Martín Las llamadas coloquialmente “virtudes domésticas” son aquellos valores que muchas veces se dan por supuestos y que en otras ocasiones están un tanto arrinconados. Sin embargo, sin ellos la convivencia familiar, social y religiosa se hace imposible. Benedicto XVI en múltiples ocasiones ha insistido en la necesidad de la sinceridad en la vida cristiana, porque “solo la conversión es posible desde la sinceridad, desde el examen de conciencia sincero y arrepentido”. Por eso mismo, viene bien que en este tiempo de Cuaresma nos examinemos de cómo andamos en la sinceridad, porque sin ella no infundimos confianza a los demás, no creamos un clima de cordialidad y familiaridad a nuestro alrededor. Decimos que una persona es sincera cuando tiene aprecio por la verdad y sus acciones están marcadas por el amor (cf. Rom 12,9). No es casual que en una sociedad donde no se valora el “esplendor de la verdad” y la misma caridad se ha cosificado, la sinceridad con Dios, con uno mismo y con los demás, sea un “bien escaso”. Parece prevalecer más la mentira, la artificialidad, el fingimiento etc., que la rectitud de intención en lo que pensamos, hablamos y hacemos, de tal manera que como diría Maugham: “en tiempos de hipocresía cualquier sinceridad parece cinismo”. Pero la necedad de los farsantes es creer que aquello que se habla en secreto no será descubierto (cf. Lc 12,2-3), y ahí tenemos el dicho
popular: “Antes se coge al mentiroso que al cojo”. Así pues, terminadas las ferias de las vanidades de este mundo pasajero, sólo quedará de la persona su claridad sencilla y sus obras edificadas en el amor. Ahora bien, conseguir un corazón sincero supone: la renuncia a la mentira y medias verdades; la constancia del empeño de cada día por mantener la verdad en la caridad; y la prudencia que nos libera de confundir la sinceridad con la ingenuidad inconsciente. La sinceridad con uno mismo se asienta en el conocimiento de las cualidades y defectos de cada uno. Ello motiva un doble sentimiento, por un lado de gratitud por los dones recibido del Altísimo, por otro de aceptación y superación de los defectos propios de la naturaleza humana y aquellos procedentes de los errores personales. El saber situarse en el espejo de uno mismo, sin extremismos de ningún tipo, demanda una buena dosis de humildad. Para la persona creyente, la sinceridad con Dios reside en la toma de conciencia de su dependencia radical con Aquel que le ha dado el ser y lo sostiene. De igual forma, el no creyente, si quiere ser sincero consigo mismo, tendrá que preguntarse alguna vez: “¿Qué tienes que no lo hayas recibido?, ¿de qué te jactas, como si no lo hubieses recibido?” (1Cor 4,7). Hay todo un mundo que nos precede y del cual no podemos prescindir, por ello también somos seres dependientes de los otros, en cuanto: vida, ambiente, cultura y tantas otras cosas que nos vienen dadas. Si aceptamos esa dependencia directa e indirecta, llegaremos a ser sinceros con Dios, con los demás y nos habremos encontrado a nosotros mismos. La sinceridad tiene un rostro que refleja sencillez, naturalidad, franqueza. La persona sincera no se enreda ni se complica por dentro, no busca lo aparatoso en lo exterior, sino que hace de lo ordinario de cada momento algo extraordinario tocado por la bondad de su corazón. El reverso de este semblante es la afectación, el glamour, la pedantería, la jactancia que tanto nos aleja de los demás y crea un envolvente vacío existencial. La raíz de la falta de sinceridad se halla en la soberbia. A aquel que cree que todo lo puede conseguir por sus muchas cualidades y esfuerzos, le será muy difícil reconocer el misterio en su vida y a la vez descubrir lo positivo que poseen los demás. Esa ceguera le hace perder objetividad ante su propia historia, la culpa de sus fallos siempre la tendrán los demás, será incapaz de someterse a la verdad,
de valorar el amor y la amistad. Por eso, el soberbio intentará desplazar a Dios, ignorar a sus semejantes y sus labios no proferirán una palabra veraz. Publicado por HYPERLINK "http://www.blogger.com/profile/15030738234860038685"JOQUIVESA en HYPERLINK "http://joquivesa.blogspot.com/2012/03/los-valores-de-la-cuaresmasinceridad.html"02:49 HYPERLINK "http://joquivesa.blogspot.com/2012/03/los-valoresde-la-cuaresma-sinceridad.html#comment-form"0 comentarios
jueves 1 de marzo de 2012
Nota de los Obispos Andaluces Ante las Elecciones a su Parlamento 1. Con motivo de las elecciones convocadas en la Comunidad autónoma de Andalucía para el próximo día 25 de marzo, los Obispos de las diócesis de Andalucía queremos llamar la atención sobre la importancia de participar responsablemente en ellas. Con esa participación se cumple el deber moral que todo ciudadano tiene en la búsqueda y afianzamiento del bien común de la sociedad en todo momento, pero particularmente en las situaciones de especial dificultad como ahora sucede. La delicada situación en la que vivimos, a causa de la crisis, que es de significado y de sentido de la vida, además de ser una crisis económica y financiera, exige de todos, electores y elegidos, una gran altura de miras más allá de los intereses de partido, sin escatimar esfuerzos que abran un camino de progreso y esperanza para las nuevas generaciones. 2. Al ofrecer estas orientaciones, en cumplimiento de nuestro deber como pastores del pueblo de Dios, deseamos prestar un servicio a los católicos y a cuantos quieran escucharnos, sin otra pretensión que ofrecer elementos morales de juicio a la hora de decidir el voto, del cual depende la consecución del bien común de la sociedad, fundado en los derechos fundamentales de las personas y grupos sociales. El ejercicio del voto es un derecho y un deber de cada ciudadano en una sociedad democrática. A este respecto, el Vaticano II afirma: "Todos los ciudadanos tienen el derecho y al mismo tiempo el deber de votar con libertad para promover el bien común" (GS 75). Por ser un acto del cual depende el modelo
de gobierno que ha de dirigir y orientar la vida personal, familiar y social de los ciudadanos,pedimos a todos la participación responsable, eligiendo a los candidatos que, a su juicio, puedan afrontar y resolver mejor los problemas actuales de nuestra sociedad. 3. La importancia de la acción política, que debe estar orientada al establecimiento posible del progreso moral y del bienestar de la sociedad, permite esperar de los elegidos la competencia que requieren las actuales circunstancias; así como un alto sentido del deber en el ejercicio del poder político, que sólo puede desempeñarse con responsabilidad ética. Competencia y responsabilidad moral son factores que generan la necesaria confianza de los ciudadanos en quienes han de desempeñar las funciones de gobierno. Consideramos necesario tener presente algunos principios de la doctrina social de la Iglesia. 4. El derecho inviolable a la vida humana. Es necesario discernir en los programas de los partidosla garantía del derecho a la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural. Esto significa el rechazo al aborto, a la eutanasia, y al abandono de los ancianos, sin olvidar el apoyo a las mujeres que viven la espera de un hijo en situaciones difíciles. 5. La necesaria protección legal y económica del matrimonio como institución social, fundado enla unión estable de un varón y una mujer, y de la familia como ámbito natural de la crianza y educación de los hijos. Esto supone la promoción del trabajo y de la vivienda, así como la puesta en práctica de un programa de inserción laboral de los jóvenes en la sociedad, de especial urgencia en la situación social actual de crisis económica. 6. La tutela del derecho general a la educación, realizada al amparo legal de la libertad de enseñanza; y del derecho a la educación religiosa según las propias convicciones morales y religiosas de los padres, prevista en la Constitución. Hoy es particularmente necesario promover una educación que valore el aprendizaje y la formación humana mediante el esfuerzo y la disciplina, que promueva la búsqueda y el conocimiento de la verdad, así como los valores morales en los que se funda una vida honrada y la convivencia pacífica, y las virtudes que la hacen posible. 7. La defensa y la ayuda a los sectores más débiles de nuestra sociedad, entre los que se encuentran quienes carecen de trabajo, los jóvenes y los emigrantes. Urge promover las condiciones que hagan posible la productividad, la creación de nuevos puestos de trabajo sin soslayar el sentido de la justicia y de la solidaridad en la contratación laboral. Del mismo modo, es urgente la promoción de una opinión pública y una legislación respetuosa con la dignidad de los emigrantes.
8. El momento histórico nos pide a todos construir una vida social más justa y pacífica. Frente a la mentalidad tan extendida del derecho a la dádiva y de la subvención, se hace necesario promover la estima del trabajo y del sacrificio como medio justo de crecimiento personal y colectivo para el logro del bienestar. Frente a la corrupción y la mentira, urge promover la honradez, el respeto a la ley y la fidelidad a la palabra dada. Frente al consumismo desmedido, es preciso potenciar el sentido de la realidad y de la austeridad. Frente a la fragmentación y confrontación social, se ha de promover el valor humano y social de la reconciliación, el diálogo y la amistad entre las personas, aun cuando no compartan la misma concepción del ordenamiento social. 9. Finalmente, no podemos olvidar que a la hora de emitir el voto, sólo se hace posible la edificación de una sociedad más justa y pacífica actuando con inteligencia, libertad y responsabilidad. En nuestra oración a Dios, nuestro Señor, encomendamos a todas nuestras familias y comunidades eclesiales que eleven preces al Señor, para que las próximas elecciones contribuyan al bien de nuestra sociedad, fundado en la verdad, la justicia, la libertad y la paz. Así lo pedimos cada día invocando a la Virgen María, Reina de la Paz. Publicado por HYPERLINK "http://www.blogger.com/profile/15030738234860038685"JOQUIVESA en HYPERLINK "http://joquivesa.blogspot.com/2012/03/nota-de-los-obispos-andaluces-antelas.html"04:12 HYPERLINK "http://joquivesa.blogspot.com/2012/03/nota-de-los-obisposandaluces-ante-las.html#comment-form"0 comentarios
miércoles 29 de febrero de 2012
¿Por qué ayunar? Benedicto XVI «Ayunar es bueno para el bienestar físico, pero para los creyentes es, en primer lugar, una “terapia” para curar todo lo que les impide conformarse a la voluntad de Dios»
El Papa se plantea el porqué de una tradición de la cuaresma: “¿qué valor y qué sentido tiene para nosotros, los cristianos, privarnos de algo que en sí mismo sería bueno y útil para nuestro sustento?” Una de las tres "prácticas penitenciales" Al comenzar la Cuaresma, un tiempo que constituye un camino de preparación espiritual más intenso, la Liturgia nos vuelve a proponer tres prácticas penitenciales a las que la tradición bíblica cristiana confiere un gran valor —la oración, el ayuno y la limosna— para disponernos a celebrar mejor la Pascua y, de este modo, hacer experiencia del poder de Dios que, como escucharemos en la Vigilia pascual, “ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los poderosos” (Pregón pascual). En mi acostumbrado Mensaje cuaresmal, este año deseo detenerme a reflexionar especialmente sobre el valor y el sentido del ayuno. En efecto, la Cuaresma nos recuerda los cuarenta días de ayuno que el Señor vivió en el desierto antes de emprender su misión pública. Leemos en el Evangelio: “Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre” (Mt 4,1-2). Al igual que Moisés antes de recibir las Tablas de la Ley (cfr.Ex 34, 8), o que Elías antes de encontrar al Señor en el monte Horeb (cfr. 1R 19,8), Jesús orando y ayunando se preparó a su misión, cuyo inicio fue un duro enfrentamiento con el tentador. También se ayunaba en el Paraíso Podemos preguntarnos qué valor y qué sentido tiene para nosotros, los cristianos, privarnos de algo que en sí mismo sería bueno y útil para nuestro sustento. Las Sagradas Escrituras y toda la tradición cristiana enseñan que el ayuno es una gran ayuda para evitar el pecado y todo lo que induce a él. Por esto, en la historia de la salvación encontramos en más de una ocasión la invitación a ayunar. Ya en las primeras páginas de la Sagrada Escritura el Señor impone al hombre que se abstenga de consumir el fruto prohibido: “De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio” (Gn 2, 16-17). Comentando la orden divina, San Basilio observa que “el ayuno ya existía en el paraíso”, y “la primera orden en este sentido fue dada a Adán”. Por lo tanto, concluye: “El ‘no debes comer’ es, pues, la ley del ayuno y de la abstinencia” (cfr. Sermo de jejunio: PG 31, 163, 98). Puesto que el pecado y sus consecuencias nos oprimen a todos, el ayuno se nos ofrece como un medio para recuperar la amistad con el Señor. Es lo que hizo Esdras antes de su viaje de vuelta
desde el exilio a la Tierra Prometida, invitando al pueblo reunido a ayunar “para humillarnos —dijo— delante de nuestro Dios” (8,21). El Todopoderoso escuchó su oración y aseguró su favor y su protección. Lo mismo hicieron los habitantes de Nínive que, sensibles al llamamiento de Jonás a que se arrepintieran, proclamaron, como testimonio de su sinceridad, un ayuno diciendo: “A ver si Dios se arrepiente y se compadece, se aplaca el ardor de su ira y no perecemos” (3,9). También en esa ocasión Dios vio sus obras y les perdonó. Enseñanzas de Jesús y los primeros cristianos En el Nuevo Testamento, Jesús indica la razón profunda del ayuno, estigmatizando la actitud de los fariseos, que observaban escrupulosamente las prescripciones que imponía la ley, pero su corazón estaba lejos de Dios. El verdadero ayuno, repite en otra ocasión el divino Maestro, consiste más bien en cumplir la voluntad del Padre celestial, que “ve en lo secreto y te recompensará” (Mt 6,18). Él mismo nos da ejemplo al responder a Satanás, al término de los 40 días pasados en el desierto, que “no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4). El verdadero ayuno, por consiguiente, tiene como finalidad comer el “alimento verdadero”, que es hacer la voluntad del Padre (cfr. Jn 4,34). Si, por lo tanto, Adán desobedeció la orden del Señor de “no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal”, con el ayuno el creyente desea someterse humildemente a Dios, confiando en su bondad y misericordia. La práctica del ayuno está muy presente en la primera comunidad cristiana (cfr. Hch 13,3; 14,22; 27,21; 2Co 6,5). También los Padres de la Iglesia hablan de la fuerza del ayuno, capaz de frenar el pecado, reprimir los deseos del “viejo Adán” y abrir en el corazón del creyente el camino hacia Dios. El ayuno es, además, una práctica recurrente y recomendada por los santos de todas las épocas. Escribe San Pedro Crisólogo: “El ayuno es el alma de la oración, y la misericordia es la vida del ayuno. Por tanto, quien ora, que ayune; quien ayuna, que se compadezca; que preste oídos a quien le suplica aquel que, al suplicar, desea que se le oiga, pues Dios presta oído a quien no cierra los suyos al que le súplica” (Sermo 43: PL 52, 320, 332). Ayuno y cuidado del cuerpo En nuestros días, parece que la práctica del ayuno ha perdido un poco su valor espiritual y ha adquirido más bien, en una cultura marcada por la búsqueda del bienestar material, el valor de una medida terapéutica para el cuidado del propio cuerpo. Está claro que ayunar es bueno para el
bienestar físico, pero para los creyentes es, en primer lugar, una “terapia” para curar todo lo que les impide conformarse a la voluntad de Dios. En la Constitución apostólica Pænitemini de 1966, el Siervo de Dios Pablo VI identificaba la necesidad de colocar el ayuno en el contexto de la llamada a todo cristiano a no “vivir para sí mismo, sino para aquél que lo amó y se entregó por él y a vivir también para los hermanos” (cfr. Cap. I). La Cuaresma podría ser una buena ocasión para retomar las normas contenidas en la citada Constitución apostólica, valorizando el significado auténtico y perenne de esta antigua práctica penitencial, que puede ayudarnos a mortificar nuestro egoísmo y a abrir el corazón al amor de Dios y del prójimo, primer y sumo mandamiento de la nueva ley y compendio de todo el Evangelio (cfr. Mt 22,34-40). El verdadero beneficio del ayuno La práctica fiel del ayuno contribuye, además, a dar unidad a la persona, cuerpo y alma, ayudándola a evitar el pecado y a acrecer la intimidad con el Señor. San Agustín, que conocía bien sus propias inclinaciones negativas y las definía “retorcidísima y enredadísima complicación de nudos” (Confesiones, II, 10.18), en su tratado La utilidad del ayuno, escribía: “Yo sufro, es verdad, para que Él me perdone; yo me castigo para que Él me socorra, para que yo sea agradable a sus ojos, para gustar su dulzura” (Sermo 400, 3, 3: PL 40, 708). Privarse del alimento material que nutre el cuerpo facilita una disposición interior a escuchar a Cristo y a nutrirse de su palabra de salvación. Con el ayuno y la oración Le permitimos que venga a saciar el hambre más profunda que experimentamos en lo íntimo de nuestro corazón: el hambre y la sed de Dios. Al mismo tiempo, el ayuno nos ayuda a tomar conciencia de la situación en la que viven muchos de nuestros hermanos. En su Primera carta San Juan nos pone en guardia: “Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?” (3,17). Ayunar por voluntad propia nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano, que se inclina y socorre al hermano que sufre (cfr. Enc. Deus caritas est, 15). Al escoger libremente privarnos de algo para ayudar a los demás, demostramos concretamente que el prójimo que pasa dificultades no nos es extraño. Precisamente para mantener viva esta actitud de acogida y atención hacia los hermanos, animo a las parroquias y demás comunidades a intensificar durante la Cuaresma la práctica del ayuno personal y comunitario, cuidando asimismo la escucha de la Palabra de Dios, la oración y la limosna. Este fue, desde el principio, el estilo de la comunidad cristiana, en la que se hacían colectas especiales (cfr. 2Co 8-9; Rm 15, 25-
27), y se invitaba a los fieles a dar a los pobres lo que, gracias al ayuno, se había recogido (cfr. Didascalia Ap., V, 20,18). También hoy hay que redescubrir esta práctica y promoverla, especialmente durante el tiempo litúrgico cuaresmal. Lo que he dicho muestra con gran claridad que el ayuno representa una práctica ascética importante, un arma espiritual para luchar contra cualquier posible apego desordenado a nosotros mismos. Privarnos por voluntad propia del placer del alimento y de otros bienes materiales, ayuda al discípulo de Cristo a controlar los apetitos de la naturaleza debilitada por el pecado original, cuyos efectos negativos afectan a toda la personalidad humana. Oportunamente, un antiguo himno litúrgico cuaresmal exhorta: “Utamur ergo parcius, / verbis, cibis et potibus, / somno, iocis et arctius / perstemus in custodia – Usemos de manera más sobria las palabras, los alimentos y bebidas, el sueño y los juegos, y permanezcamos vigilantes, con mayor atención”. Queridos hermanos y hermanas, bien mirado el ayuno tiene como último fin ayudarnos a cada uno de nosotros, como escribía el Siervo de Dios el Papa Juan Pablo II, a hacer don total de uno mismo a Dios (cfr. Enc. Veritatis Splendor, 21). Por lo tanto, que en cada familia y comunidad cristiana se valore la Cuaresma para alejar todo lo que distrae el espíritu y para intensificar lo que alimenta el alma y la abre al amor de Dios y del prójimo. Pienso, especialmente, en un mayor empeño en la oración, en la lectio divina, en el Sacramento de la Reconciliación y en la activa participación en la Eucaristía, sobre todo en la Santa Misa dominical. Con esta disposición interior entremos en el clima penitencial de la Cuaresma. Que nos acompañe la Beata Virgen María, Causa nostræ laetitiæ, y nos sostenga en el esfuerzo por liberar nuestro corazón de la esclavitud del pecado para que se convierta cada vez más en “tabernáculo viviente de Dios”. Con este deseo, asegurando mis oraciones para que cada creyente y cada comunidad eclesial recorra un provechoso itinerario cuaresmal, os imparto de corazón a todos la Bendición Apostólica. Publicado por HYPERLINK "http://www.blogger.com/profile/15030738234860038685"JOQUIVESA en HYPERLINK "http://joquivesa.blogspot.com/2012/02/por-que-ayunar-benedicto-xvi-ayunares.html"03:49 HYPERLINK "http://joquivesa.blogspot.com/2012/02/por-que-ayunarbenedicto-xvi-ayunar-es.html#comment-form"0 comentarios
martes 28 de febrero de 2012
Sencillez y rectitud de las intenciones Ramiro Pellitero
Lo que hace poderosa a la persona es servir con sencillez al otro, abandonando las propias defensas y abriéndose a lo que influye desde la personalidad, renunciando a someter la voluntad del otro Un dicho de la antigua China dice: “Cuanto menos intenciones tenga alguien, más poderoso es”. Esto, según Guardini, no se refiere al objetivo que, lógicamente, debe tener toda acción. «Pero es algo diferente cuando quien actúa no se dirige simplemente a la otra persona ni al asunto, sino que se refiere a sí mismo, quiere cobrar valor, y busca ventajas». Lo que, efectivamente, es muy común. En las relaciones con las personas En las relaciones con las personas, lo ideal —continúa Guardini en su Ética para nuestro tiempo— sería dirigirnos a ellas con sencilla disponibilidad, sin buscar producir cierta impresión, ser envidiado, salir adelante. Pero, por el contrario —añade—, cuántas veces se alaba para ser alabado, se sirve para ser servido; y con ello se toma al otro no por lo que es sino por lo que nos aporta. Y cuando nosotros vemos esto en otros, nos hace cautos, precavidos, recelosos. Impide la libre comunicación, que es condición para la autenticidad de las relaciones humanas. Naturalmente, observa este autor, dependemos de los demás en nuestras relaciones; así que no sólo es correcto sino necesario tratar de conseguir algo de ellas. Pero esto no debe estropear los encuentros entre las personas, donde la actitud no debe quedar determinada por otra finalidad u otra intención que estar con esa persona y centrarse en la conversación o en la diversión, o en lo que sea. «Sólo a partir de eso se hace posible lo grandioso humano: la auténtica amistad, el auténtico amor, la clara camaradería en el trabajo, la limpia ayuda en la necesidad». Eso es lo que hace poderosa a la persona: servir con sencillez al otro, abandonando las propias defensas y abriéndose a lo que influye desde la personalidad, renunciando a someter la voluntad del otro. Por tanto, lo que importa más es «la autenticidad de la vida misma, de la verdad del pensamiento, de la limpieza de la voluntad de obrar, de la
pureza de la disposición de ánimo». Con otras palabras —diríamos por nuestra parte—, se trata de la rectitud de intención, y del rechazo a las “segundas intenciones”. Rectitud de las intenciones en el trabajo Algo similar tendría que suceder en nuestra relación con el trabajo. Guardini pone el contraejemplo del estudiante que, con frecuencia sólo trabaja con vistas al examen. Claro que eso es su derecho, pero no puede determinarlo todo. Trabajar bien tiene que ver con la sencilla actitud de servir. Sirve, dice nuestro autor, quien «hace el trabajo que es importante en cada ocasión y en el momento. Está entregado a él interiormente, y lo hace tal como quiere ser hecho. Vive en él y con él, sin segundas intenciones ni miradas laterales». Y esto, señala, es hoy una actitud que parece ir escaseando. «Las personas que hagan sus cosas en pura entrega, porque son valiosas, porque son bellas, parecen ser raras». La acción suele desviarse por la intención del provecho o del éxito, y así se estropea. En cambio, servir a lo que hacemos es lo que nos libera y produce no sólo el mejor resultado de la obra, sino a la vez la alegría de una tarea creativa, que enriquece también interiormente. Rechazar el "yo falso" y dejar crecer el "yo verdadero" Así, prosigue Guardini, se «abre el camino a la última autenticidad del hombre, esto es, el altruismo». Consiste en rechazar el “falso yo” (el “para mí” omnipresente que busca disfrutar, implantar y dominar), y dejar que viva el yo verdadero, el que corresponde a la verdad de la persona. Este yo verdadero «no mira a sí mismo, pero está ahí. También se percibe, pero en la conciencia de una libertad, de una apertura, de una indestructibilidad, que vienen de dentro». Es lo que los maestros de la vida interior llaman el desprendimiento: ser capaz de estar ahí “sin acentuarse”. Y así se puede llegar a ser poderoso sin esforzarse, a no tener codicia ni miedo, a irradiar. Es lo que consigue el santo: «En torno a él, las cosas entran en su verdad y su orden». Abrirse a Dios y a sus intenciones Por este camino se abre también la persona a lo esencial, a Dios. Y ella misma, al hacerse permeable a Dios, se convierte en puerta por la
que «irrumpe en el mundo el poder de Dios, y puede establecer verdad, orden y paz». Pero, se pregunta Guardini, ¿acaso Dios no tiene sus “intenciones”, sus planes con los que gobierna el mundo en lo que llamamos su “providencia” (su propia agenda, como se dice ahora)? Cierto, responde. Pero eso no tiene que ver con “intenciones” que transcurran al margen de lo auténtico, sino con la sabiduría. Y la sabiduría lleva a todas las criaturas, según su condición (a la persona, respetando su libertad) hacia su perfección y en relación con las demás. Así se va construyendo un tapiz que nosotros sólo vemos por el reverso, como en un amasijo de hilos y colores. Pero un día, al fin del tiempo, en el juicio, veremos las figuras y los porqués. Por eso, cabría concluir, la autenticidad del cristianismo subraya la rectitud de la intención en todo: en las relaciones con los demás, en el trabajo y especialmente en relación a Dios. Cuando se actúa sólo “cara a Dios” se va consiguiendo la sencillez y la rectitud de la intención. Se busca servir a su gloria, es decir, que su amor se manifieste en todo lo que hacemos. Y nada más. Publicado por HYPERLINK "http://www.blogger.com/profile/15030738234860038685"JOQUIVESA en HYPERLINK "http://joquivesa.blogspot.com/2012/02/sencillez-y-rectitud-de-lasintenciones.html"03:52 HYPERLINK "http://joquivesa.blogspot.com/2012/02/sencillez-yrectitud-de-las-intenciones.html#comment-form"0 comentarios